Welcome To Drama Academy - Yuliss

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 385

Capítulo 1: Academia de la costa oeste:

“Bella, llama si necesitas algo ¿de acuerdo?” mi padre, Charlie, dijo por la
milésima vez antes de entregarme mi mochila y equipaje.
“Papá, estaré bien…” le aseguré cansada de repetirlo una y otra vez.
“Buena suerte pequeña” dijo abrazándome “Espero que conozcas grandes
amigos”
“Hasta pronto” Lo despedí y suspiré en alivio tan pronto como su BMW se perdió
de vista. Estaba enferma de la falsa y alegre cara que me forzaba a poner por el
bien de Charlie. Tomé un profundo suspiro y me di vuelta para enfrentar mi
nueva escuela, East Coast Academy, la casa de los Bulldogs. Huh. Perfecto.
Mi padre, Charlie, es un productor de películas. Él vivía en Hollywood mientras yo
vivía en Nueva York con mi madre. Ellos han estado divorciados desde que era
pequeña y ambos se volvieron a casar como un año después de eso. El esposo de
mi madre, Phil, es un tipo muy simpático. No es una figura paterna en sí sino que
es más como un amigo, lo que por supuesto no me desagrada para nada.
La nueva esposa de Charlie (sí, se volvió a divorciar) ES un problema. Cree que
necesita andar cuidando de mí y meter su nariz en cada uno de mis asuntos.
Estoy constantemente recordándole que ya tengo una madre, una verdadera,
una que realmente se preocupa por mí y no sólo finge delante de mi padre.
Quizás no estaría tan molesta si no fuera tan sólo diez años mayor que yo, digo,
vamos ¿De verdad esperan que llame a alguien que podría ser mi hermana,
“mamá”?
Mi primera impresión del campus es que era muy luminoso… moderno. Habían
chicos jugando football, otro jugaban con freesbies… las chicas simplemente se
sentaban en sillas de playa para broncearse. De hecho, esto no se veía para nada
como una escuela, parecía un hotel o un club. Se escuchaban carcajadas y
algunas risas algo tontas… justo mi tipo, pensé sarcásticamente.
Cuando fui a la oficina de la administración había una muchacha bastante guapa,
Roxanne, decía su etiqueta, sentada de frente y tipiando. Huh, realmente espero
que no todos luzcan como ella porque entonces definitivamente no encajaría.
“Umm… ¿disculpe? Soy Isabella Swan… Soy nueva aquí”
Levantó la mirada de su escritorio con una gran sonrisa.
“Hola cariño, bienvenida a nuestra academia… Aquí tienes tu horario y un mapa
de la escuela…” Me entregó un montón de papeles para llenar. Tan pronto como
terminé me apresuré a salir de la oficina. Esto es por lo que odio transferirme a
otra escuela, papeleo, agh.
Como East Coast Academy es un internado somos asignados a dormitorios. El
mío estaba muy cerca de mi aula de clases, o al menos eso era lo que parecía
según el mapa.
Cuando entré en la sala común de nuestros dormitorios hubo muchas miradas no
muy discretas y bastante gente apuntándome.
“Ha…nueva” una chica con largo cabello negro sonrió con suficiencia mientras sus
amigas comenzaban a reírse, traté de ignorarlas y me dirigí al elevador.
Mi habitación estaba en el segundo piso. Habitación 204… habitación 205… Oh,
aquí está, habitación 206. Tomé un profundo suspiro y abrí la puerta, ya había
alguien allí. Por supuesto, mi compañera de cuarto.

“Hola” me dijo alegre y emocionada “¡Tú debes ser Isabella¡Yo soy Alice!” me
abrazó como si fuésemos amigas de toda la vida. Alice era muy bonita, tenía
cabello negro, brillante y corto; era delgada al extremo. Era bastante más baja
que yo, pero aún así se veía llena de energía.
“Hola Alice” sonreí “Por favor llámame Bella...” dije tímidamente. Alice se rió.
“¡Dios mío! Aquí estoy abrazándote cuando seguramente estás muerta de
cansancio ¡déjame ayudarte con tus maletas!” me las quitó como si no pesaran
nada y las puso encima de mi cama, que era la más cercana a la ventana.
“Gracias Alice…”
“Lo siento… debo estar asustándote con mi entusiasmo ¡es que estaba tan feliz
por tener una compañera de cuarto¡Tengo un presentimiento de que seremos
grandes amigas!” chilló mientras me tomaba las manos con emoción.
“¡Yo también Alice! Eres la persona más simpática que he conocido en todo el día”
Reí mientras ella hacía lo mismo.
“Déjame ayudarte a desempacar” se ofreció.
“Umm… no tienes que hacerlo…debes tener algo más interesante que hacer un
domingo por la tarde”
“¡No! está bien… mi novio está en práctica de basketball… además, recuerdo mi
primer día aquí, me tomó toda una semana instalarme” dijo con una mueca. Alice
había decorado todo el lugar con posters, portarretratos… la habitación era
increíble.
“Oh… si quieres poner algo o no te gustan estas cosas siéntete libre de sacarlas…
esta habitación es tan tuya como mía… no querría que te sintieras incómoda en
ella” sonrió como pidiendo perdón.
“¡No Alice¡La habitación se ve increíble! Mejor que mi vieja habitación en casa”
sonreí divertida y ella pareció complacida.
“Bueno, desempaquemos entonces” aplaudió mientras yo abría mis maletas.
Tengo un presentimiento de que nos llevaremos bien.

Hablamos mientras desempacábamos, descubrí que ella también era de Nueva


York junto con el resto de su familia.
“¿Alice?” hubo un golpe en la puerta, una bella chica rubia entró. Era muy bonita;
parecía una modelo de trajes de baño en vez de una típica estudiante de
secundaria. Su rubio cabello era largo y ondulado y sus ojos eran de un azul
claro. Tenía todas las curvas en el lugar correcto, me hacía sentir mal sólo verla.
“Hablando de familia” Alice murmuró. “Bella, me gustaría que conocieras a mi
mejor amiga, Rosalie. Es la novia de mi hermano”
Antes de que pudiera decir algo Rosalie sonrió y estrechó mi mano.
“Encantada de conocerte Bella, Alice estaba muy emocionada de tener una
compañera nueva…” puso los ojos en blanco.
“Encantada de conocerte también Rosalie” le sonreí de vuelta.
“Rosalie es una senior y vive en la habitación de al lado” Alice explicó.
“¿No compartes la habitación?” pregunté.
“No…” se rió entre dientes.
“Necesita la privacidad con Emmet” Alice le dio un codazo y yo me reí. Rosalie se
veía algo avergonzada.
“¿Así que quieren ir a cenar o qué?”
Alice y yo no nos dimos cuenta de que ya eran las 6:30.
“Perdón, te mantuve trabajando mucho tiempo” me disculpé.
“No, no te preocupes, ni siquiera tenía hambre” sonrió ampliamente.
“Vengan, vamos a Hal’s” Rosalie sugirió. “Jasper y Emmet ya están allí, los vi salir
de la práctica hace un rato”

Resultó que no había una cafetería en la escuela. Había distintos tipos de tiendas
y restaurantes. Era como una mini ciudad. Cuando llegamos a Hal’s vi a dos
chicos muy guapos sentados afuera esperando en una mesa. Nos llamaron y de
repente me di cuenta. Emmet y Jasper.
“¡Hey!” nos saludaron y nos sentamos en la mesa.
“¡Tú debes ser Bella!” dijo el más grande y musculoso. Tenía el cabello negro y
ondulado y bíceps que daban miedo. Aún así no era intimidante, era muy
simpático. “Yo soy Emmet” sonrió mientras estiraba su mano.
“Y yo soy Jasper” dijo el otro, sonriendo. Me estrechó la mano y le dio un pequeño
beso a Alice. Jasper era muy distinto a Emmet; tenía el cabello rubio y ojos
azules, como Rosalie.
“Somos gemelos” Rosalie explicó al ver como los estudiaba con una risa.
“Oh…” dije tímidamente. Entonces noté la similitud entre los cuatro, eran todos
increíblemente guapos. No eran como las estrellas de las películas que usan
ropas y maquillaje para enfatizar su “look”, ellos podrían usar estropajos y aún
así verse perfectos.
“¿Y qué quieren comer?” preguntó Emmet. “¡Me muero de hambre! El entrenador
nos hizo correr veinte vueltas en la práctica de hoy”
“No sé tu, pero la pizza extra grande me suena muy bien” le respondió Jasper.
Alice y Rosalie decidieron comer spaghetti y en cuanto a mí decidí pedir una pizza
personal de piña.
“Volveré enseguida con su orden” dijo la mesera mientras desparecía hacia la
cocina.
“¿Así que cómo va tu primer día?” me preguntó Emmet.
“Hasta ahora va muy bien” me encogí de hombros.
“Pues miren quien está allí” Alice gruñó mientras todos nos dábamos vuelta para
ver a un chico de cabello color bronce, con sus brazos alrededor de chicas
guapas, riendo.
Era hermoso. Era más guapo que cualquier actor o modelo que hubiese visto. Me
observó mientras pasaba y me encontré perdida en su mirada. Sus ojos eran
provocativos y hermosos, tal y como el resto de él.
“Esas chicas son unas idiotas ¿no pueden ver que está jugando con ellas?” Jasper
suspiró.
“Lo saben, simplemente quieren alardear de su noche con “Edward Cullen”…”
Rosalie dijo molesta. No me atreví a preguntar por el chico atractivo, todos se
veían obviamente frustrados de que el chico existiera.
“Aquí están sus bebidas” una diferente mesera vino con cinco bebidas y me sacó
de mi tren de pensamientos. Rosalie y Alice dijeron algo sobre un examen de la
próxima semana, yo sólo comí tranquilamente y escuché. No podía evitar pensar
en el hermoso chico que había visto hace un rato.
Capítulo dos: ¿Amigos o enemigos?
¡Beep, Beep! Suspiré ante el sonido de la alarma la mañana siguiente, traté de
ignorarlo.
“¿Bella?” Alice estaba tirando de mis sabanas.
Bostecé, “Está bien, estoy despierta” dije somnolienta y me dirigí al baño. Me
lavé los dientes y fui hacia el clóset para ver qué usar. Decidí usar mis jeans Levis
y mi polerón con gorro American Eagle que mi mamá me había comprado antes
de venir a California. No soy una fan de grandes marcas, pero mi mamá eliminó
toda mi ropa antigua porque quería renovar mi clóset antes de que viniera.
Comparamos nuestros horarios y resultó que no tenía ninguna clase con los
Cullens, nada.
“Dios ¿qué está mal con esta escuela?” Dijo Alice frustrada.
“Oh bueno, por lo menos todavía puedo verte después de clases y en el
almuerzo” traté de animarla.
“Sí… tienes razón, deberíamos irnos” dijo decepcionada.
Alice caminó conmigo dándome un pequeño tour del campus. Pasamos por la
piscina, el campo de basketball y un letrero que decía “Callejón de Bowling –
GIRE A LA DERECHA” ¿Es en serio esto una escuela? Alice y yo tomamos un
sándwich y un jugo de naranja para comer en el camino porque estábamos algo
atrasadas.
“Te encaminaría a tu clase pero la mía está hacia allá y voy a llegar tarde…” me
dijo pidiéndome disculpas.
“No te preocupes, la podré encontrar… Gracias Alice” Sonreí.
“¡Te guardaré un asiento en el almuerzo!” me dijo y se fue corriendo. Realmente
espero no meterla en problemas. Empujé la puerta del edificio y busqué mi
primera clase, Matemáticas. En mi camino a clase vi al chico guapo de ayer
besándose con otra chica. Tenía sus manos en la cintura de la chica mientras ella
tenía las suyas alrededor del cuello de él. Sólo verlos me hizo sentir enferma ¿No
pueden hacerlo en un clóset?

Cuando entré en la sala muchas chicas me miraban ferozmente y los chicos


murmuraban. Me senté al final y traté de poner atención en el libro.
El primer periodo fue completamente aburrido. Nunca fui una fan de ecuaciones
y raíces cuadradas. El timbre sonó y me lancé fuera de la sala, esperando que el
próximo periodo fuera tan tranquilo como éste, sin introducciones.
No me fijé hacía donde iba y choqué con algo duro mientras miraba el mapa. Me
caí de trasero. Demonios. Eso duele.
“Qué demo…” dijo la voz, furiosa. Miré hacia arriba, me froté la frente y lo vi a él,
viéndome directamente a mí muy sorprendido.
“Perdón” me disculpé mientras trataba pararme. Me ayudó a levantar mis libros
y me dio una sonrisa soñadora.
“No, fue mi culpa, no estaba poniendo atención hacia donde iba…” me ofreció su
mano para levantarme, la tomé y me entregó mis libros.
“Gracias” dije.
“Soy Edward Cullen” me extendió su mano de nuevo, deslumbrándome con su
sonrisa.
“Bella Swan” Dije sin aliento, una vez más capturada en su mirada. Me recordé
librarme de eso.
“¿Tienes algún problema en encontrar tu siguiente clase?” preguntó
generosamente.
“No… creo que sé donde está” dije educadamente.
“¡Hey, Edward!” Uno de los muchachos del grupo lo llamó desde el final del
pasillo. Se dio vuelta y todo el grupo lo saludó con la mano. Las chicas chillaban
como si se hubiesen ganado un millón de dólares. Todos los miraban como si
fuera… no sé ¿Dios?
“Umm… creo que te veré por ahí” sonrió torcidamente.
“Claro…” y desapareció. Suspiré. Mi primer encuentro con Edward Cullen y me
caigo en el trasero. Qué impresionante. No pude evitar pensar en sus ojos
provocativos, su sonrisa que quita el aliento… eran tan soñadores.
Inmediatamente saqué ese pensamiento de mi cabeza. ¿El es un playboy,
recuerdas?

Tenía gimnasia en el segundo periodo. Teníamos que jugar basketball, chicos


versus chicas. Siempre he sido una gran fan del basketball y amaba jugar el
juego. Algunas chicas se sentaron diciendo que dañaría sus “preciosas uñas”, así
que dos chicos se unieron a nuestro equipo para ayudarnos.
El juego empezó con el equipo de los chicos anotando un punto. No quería ir por
el balón, no quería que pensaran que me estaba luciendo. En realidad no eran tan
buenos, les tomó tres oportunidades anotar en la canasta.
“¡Sí, en tu cara!” sonrieron con suficiencia hacia mí y mis compañeros de equipo
y se felicitaron ente sí.
“Creo que las chicas son demasiado frágiles para jugar al balón con los chicos”
dijo molestando un chico con cabello rubio y con puntas. Está bien, eso lo hace.
¡BEEP! No fue una sorpresa que su equipo obtuviera el balón.
“¡Derek!” El chico que tenía el balón trató de pasárselo al chico al lado
mío.Hmm… no esta vez.
Antes de que si quiera tuviese una oportunidad para atrapar el balón, me lancé
hacia él y me dirigí hacia el otro lado de la cancha. Las chicas de mi equipo
estaban animándome. Corrí y pasé a bastantes chicos que trataban de
bloquearme pero nunca tuvieron la oportunidad de tocar el balón. Como estaba
diciendo, no eran BUENOS. Los dos chicos en nuestro equipo, Chad y Lucas, eran
sin duda de ayuda. Nos pasamos el balón ida y vuelta hasta que estuvimos a unos
centímetros de la canasta. Chad me pasó el balón y los chicos del otro equipo me
rodearon. ¡Tira Bella! Y lo hice.
“¡Sí, lo hiciste!” Las chicas se abrazaban entre sí. Anoté.
“Wow, la chica nueva es muy buena” dijeron los chicos de nuestro equipo.
El otro equipo se burló nerviosamente “Simplemente tuvo suerte” Dijo un chico
con serios problemas faciales.
El juego terminó, estábamos dos puntos atrás. Las chicas en nuestro equipo
estaban complacidas. Sin embargo, las chicas que se habían sentado no estaban
muy contentas con mi actuación. Una chica delgada, alta y rubia se acercó hacía
mí sonriendo con suficiencia. Estaba usando unos shorts cortos al extremo, unos
chicos silbaron mientras se acercaba a mí.
“Bueno, diría que estás orgullosa de ti… Soy Lauren y éstas son mis amigas,
Jessica y Kelsey” Sonrió no muy amistosamente. Me dio escalofríos. Era del tipo
porrista.
“Hola” las saludé de vuelta secamente. Jessica y Kelsey se dieron una mirada
sucia.
“Así que… ¿ejercitas mucho?” sonrió y frunció el ceño mientras el grupo detrás de
ella estallaba en carcajadas.
“Eso no es realmente tu asunto” dije. Se veía sorprendida ante mi tono. Hubo un
sonido que parecía un “OH” en el fondo.
“Haber nueva, sólo mantente fuera de mi camino y no tendremos problemas”
dijo a través de sus dientes.
“Con gusto” dije de vuelta seria. Se sacudió su cabello con la mano y se fue
enojada.
Los chicos y las chicas me estaban mirando con ojos bien abiertos y curiosos.
“¿Qué?” Me encogí de hombros.
“Nadie. Nunca. Le ha hablado. Así” dijo un chico, todos estaban con la boca
abierta.
Me di la vuelta y fui al camarín para prepararme para la próxima clase. Suspiré,
suena como que me acabo de involucrar con “Las Intocables”.
Capítulo tres: Vida amorosa de Shakespeare
La mañana pasó rápido, ya estaba en el cuarto periodo. Una clase más y llegaba
el almuerzo, lo que significa estar con Alice, Rosalie, Jasper y Emmet. Sólo los he
conocido por un día y ya los he añadido a mi lista de mejores amigos, no es que
lleve una.
Llegué temprano a la clase de Literatura, había sólo seis chicos cuando entré en
la sala. La profesora me dijo que tomara un asiento atrás y así lo hice. Estaba
hojeando el libro de Literatura tratando de ignorar las miradas. Fue ahí cuando
escuché su voz aterciopelada.
“Así que…”
Miré hacia arriba y vi a ningún otro que al perfecto Edward Cullen, sonriéndome
brillantemente. Se inclinó y puso su brazo en mi escritorio y tomó la silla frente a
mí. Perfecto… ¿tengo una clase con él? Sentí que me sonrojaba, recordando el
pequeño accidente de esta mañana. Estaba cerca de mí. Tan cerca como para ver
todas sus perfectas facciones. Tan cerca como para ver sus increíbles ojos
verde-esmeralda, sus largas pestañas, tan cerca como para oler su atractivo
aroma. Detente Bella.
“Gran actuación en el gimnasio” se acercó más y ya estaba casi sin aliento. “Muy
asombrosa por lo que he escuchado” sonrió torcidamente, como si supiera
exactamente lo que estaba pensando.
“No… estoy segura de que escuchaste mal…” Murmuré y miré hacia mi libro. Se
rió ahogadamente.
“No tuvimos oportunidad de hablar esta mañana… Eres de Nueva York ¿verdad?”
Preguntó todavía sonriendo de oreja a oreja.
“Sí…espera ¿Cómo sabes eso?” Estaba segura que sólo se lo había contado a
Alice.
“Digamos que tengo mis conexiones” se rio por lo bajo.
“Te debe ser difícil acostumbrarte a California… ¿qué te parece la escuela hasta
ahora?” preguntó, jugando con uno de mis lápices.
“Bueno, es mi primer día… así que creo que no puedo responder esa pregunta
ahora. Pero hasta ahora bien” Me encogí de hombros.
“Sí… porque me has conocido a mí” bromeó.
“Quisieras” Me burlé.
“Sí, realmente quiero…” sonrió, mirándome directo a los ojos. No me di cuenta de
que nos estábamos acercando más, cuando el timbre sonó ambos nos fuimos
hacia atrás.
"Te veré después de clase Bella Swan” susurró y me dedicó una última sonrisa
torcida antes de volver a su asiento, el cual estaba en la tercera fila.
“Okay chicos, hoy vamos a leer y aprender más sobre William Shakespeare, Oh…
antes de partir, me gustaría darle la bienvenida a una nueva estudiante de
nuestra clase, Isabella Swan…”
“Es Bella, Swan” Edward la corrigió. La profesora le dio una mirada molesta.
“Gracias, Sr. Cullen, adivino que tuvo la oportunidad de conocer a la señorita
Swan” sus ojos se estrecharon. Algunas chicas se dieron vuelta para mirarme,
todas parecían a punto de lanzarse contra mí en cualquier segundo.
“Oh sí, lo hice…” Edward suspiró, sonriendo con suficiencia otra vez. Los chicos le
daban la mano o le decían “buen trabajo” mientras las chicas tiraban miradas que
podrían haber matado a alguien hacia mí. Se dio vuelta y moduló sin hablar un
“hey” hacia mí mientras yo me molestaba un poco, odiaba ser el centro de
atención de la clase.
“Okay… además de Edward” pausó para mirarlo, poniendo sus ojos en blanco
mientras él se encogía de hombros “Realmente espero que todos la ayuden por
aquí ¿está claro?”
“Sí señorita Coughman” la clase respondió, riéndose por lo bajo.
Luego la clase empezó, gracias al cielo por eso. La profesora de literatura era
entretenida, nos dio muchos datos interesantes acerca del hombre, además de
sus obras.
“A través de los siglos, lectores han señalado los sonetos de Shakespeare como
una muestra de su amor por hombres jóvenes…” dijo la señorita Coughman
mientras todos en nuestra clase fruncían el seño.
“Oh Dios, eso lo haría tan…” dijo una chica con chaqueta roja mientras torcía sus
labios en forma de disgusto.
“¿Gay?” Cody, un chico de mi clase de gimnasia, terminó por ella. La srta.
Coughman lo miró.
“No había terminado… Como estaba diciendo, todos tienen distintas opiniones.
Otros leen los mismos pasajes como la expresión de una intensa amistad en vez
de amor sexual…” terminó orgullosamente.
“Sí, como sea… todavía creo que el tipo es gay… digo, si es que tenía una vida
amorosa ¿por qué pasó la mayoría de su vida escribiendo obras y poemas?”
Edward preguntó, sonriendo con suficiencia mientras ponía sus manos en el aire.
“Si quiere criticar al Sr. Shakespeare, le sugiero que lo haga fuera de mi clase” la
profesora dijo ferozmente.
“Pero profesora ¿qué pasó con lo de diferentes opiniones? Preguntó. La profesora
se puso roja completamente sin palabras. A su rescate el timbre sonó.
“Está bien… mañana continuaremos aprendiendo sobre el mayor poeta inglés…
Su tarea para esta noche es buscar información en la Internet sobre él” Estaba
juntando mis cosas cuando escuché la conversación.
“En cuanto a usted. Sr. Cullen” sonrió oscuramente hacia él “Estaré esperando un
ensayo de mil palabras en mi escritorio mañana” sonrió “ESCRITO A MANO”
“¿¡Qué?! Pero si no hice nada, además, escribir no es lo mío profesora” se quejó.
“Lo veré en mi escritorio mañana Sr. Cullen”
Edward me cerró un ojo antes de salir de la sala mientras yo ponía mis ojos en
blanco. Sentí que sólo lo hacía para torturarme.

Me dirigí al patio de comida, así lo llamaba. No podía ver a Alice y su familia y


entonces escuché a alguien gritando mi nombre.
“¡Bella, estamos aquí!” Rosalie me dio la bienvenida, mientras besaba a Emmet.
“Oh por favor, no se preocupen por nosotros” Emmet rió.
“Esto es parte de nuestra rutina diaria” Jasper bromeó también y rió. Rosalie y
Alice los miraron ferozmente y sus sonrisas desaparecieron.
“Está bien… no más bromas, lo entendemos” miraron nerviosamente a sus
novias.
“Gracias” Alice sonrió.
“Así que ¿cómo estuvo la clase, hablaste con alguien?” Alice me sonrió. Les conté
sobre mi encuentro con Lauren y su grupo.
“Dios… tú eres seria” Rosalie me miró sin creerlo.
“Bueno ¿por qué todos le temen tanto?” pregunté confundida.
“Ella cree que es la reina de la academia, siendo la jefa de las porristas” Emmet
resopló.
“Todos los chicos se imaginan enamorados de ella, sólo porque fue la reina de la
graduación, y las chicas piensan que la única forma de ganar popularidad es
admirarla, quedarse a su lado…” dijo Jasper disgustado.
“El año pasado nos ofreció a Rosalie y a mí un puesto en el equipo de porristas,
la rechazamos, por supuesto. Digo ¿nos ves como el tipo porrista?” Alice rió entre
dientes mientras Rosalie hacía un sonido de asco.
“Dijo que tenía sentido que entráramos, ya que Jasper y Emmet estaban en el
equipo de basketball… pero no me puedo imaginar sosteniendo dos pompones
animando con Lauren y su grupo” Alice se estremeció.
“¡Vamos Bulldogs!” dijo Emmet en una voz aguda para hacernos reír.
“En fin, se puso furiosa… diciendo que éramos desagradecidas y toda esa
basura… ¿sabes qué hizo? Imprimió volantes diciendo que Rosalie y yo tuvimos
sexo con Jasper y Emmet en los camarines, como si fuéramos tan bajas ¡cómo si
fuéramos ELLA!” gruñó a través de sus dientes, casi se puede ver humo saliendo
de su cabeza.
“Qué zorra” murmuré.
“Gracias al cielo alcanzamos a vengarnos de ella antes de que pusiera los
volantes… teníamos una foto de ella sin maquillaje cuando despertó una mañana,
lucía horrible, así que la amenazamos” Rosalie dijo oscuramente.
“Ah… buenos tiempos, buenos tiempos” Emmet sonrió “Pero no me metería con
ella, es un total demonio”
“¿Disfrutando?” Una voz vino desde atrás y me asustó. Me di vuelta y vi a la
criatura-dios sonriendo.
Capítulo cuatro: Problema
“Hablando de demonios” Rosalie murmuró mientras tomaba un sorbo de su
limonada.
“Ouch, eso es duro Rose” Edward pretendió lucir herido. Rosalie lo ignoró.
“¿Qué quieres Edward?” Preguntó Alice molesta poniendo sus ojos en blanco.
“Cálmate, sólo quería decirle hola a Bella” sonrió con suficiencia “Y avisarles a
Jasper y Emmet que el entrenador decidió posponer la práctica de hoy”
“Entendido” Dijo Emmet dándole una gran mordida a su sándwich.
“¿Sr. Cullen?” un profesor lo llamó desde atrás, se veía furioso.
“Oh dios… ¿qué hiciste esta vez?” Alice se rió. Edward apuntó a un Ford rojo
estacionado a unos pocos metros en el estacionamiento. Estaba lleno de huevos.
“¿Tú hiciste eso?” Preguntó Rosalie indignada.
“No… no fui yo… Casey lo hizo y él lo sabe, el viejo sólo quiero acusarme a mí”
hizo un puchero. Se veía tan adorable cuando estaba molesto.
“¿Y por qué ella le tiraría huevos a su auto?” Emmet levantó sus cejas.
Tragó saliva como si fuera culpable “Tenía una cita con ella esa noche… La llamé
y le dije que no podría ir porque Florence me había castigado por faltar a una
clase…Se enojó y dijo “Nadie trata a Edward de esa forma”… lo próximo que supe
es que Florence me dio miradas asesinas toda la mañana” terminó
inocentemente. No pude evitar reírme.
“¿Pero como iba a saber que tenía algo que ver contigo?” Pregunté.
“Es tan obvio que eres nueva Bella” Emmet se rió “Esta no es la primera vez que
algo como esto pasa” Todos se rieron, excepto Edward.
“¡¿Edward Cullen?!” El hombre estaba furioso ahora.
“Tranquilízate hombre, ya voy” murmuró mientras caminaba hacia al profesor
con un tremendo ego.
“Cualquier cosa que vaya a decir, no fui yo…” Le escuché decir al profesor antes
de que sus voces empezaran a desvanecerse.
“Claro… y las dos torres gemelas no se derrumbaron” El Sr. Florence le dio una
mirada incrédula “Sígame a la oficina del director Sr. Cullen”
“¿Ven? La popularidad es muy peligrosa” Dijo Jasper bromeando. Nos reímos
mucho.
“No sabía que ustedes le hablaban” dije honestamente.
“Desafortunadamente tenemos que hacerlo…” Rosalie suspiró mientras yo le
daba una mirada confusa.
“Verás Bella, Edward es mi hermano” Alice sonrió mientras yo la observaba con
mi boca abierta.
“Wow… ¿qué… dijiste?”
“Edward es nuestro hermano, difícil de creer ¿huh?” Alice repitió guiñándome un
ojo “Realmente es nuestro primo, pero nuestros padres lo adoptaron cuando
teníamos siete… sus padres fallecieron” explicó.
“Oh…” no podía pensar en algo que decir ¿Edward Cullen estaba relacionado con
Alice y Emmet? Entonces me di cuenta de algo. Alice Cullen. Edward Cullen. Claro
que estaban relacionados.
“¿Bella, estás bien?” Rosalie preguntó moviendo su mano enfrente de mis ojos.
“Quizás deberíamos tirarle agua o abofetearla” Emmet sugirió mientras Jasper le
pegaba un codazo.
“No… estoy bien” murmuré.
“¿Algo mal?" Preguntó Alice.
“Es que es difícil de creer…digo, pensé que no les agradaba” dije tímidamente.
“No, Edward es un tipo genial” dijo Jasper honestamente.
“Es sólo su trato con las chicas lo que nos frustra” Rosalie suspiró.
“Pero debajo de todo eso” Alice dijo.
“Todos amamos a nuestro hermanito” Emmet terminó.
“¿Y saben qué pienso?” Alice sonrió.
“¿Qué?” pregunté mientras tomaba un sorbo de mi bebida.
“Creo que le gustas” terminó orgullosamente mientras yo escupía mi bebida.
Emmet me dio palmadas en la espalda mientras tocía, cuando pude hablar de
nuevo dije “Nunca, y repito ¡NUNCA digas eso de nuevo Alice!” ¿Por qué
demonios pensaría ella que yo le puedo gustar? El puede tener a cualquier chica
de esta escuela ¡es imposible!
“Oh ¡vamos Bella! Es tan inusual en él que esté interesando en alguien… Me llamó
esta mañana para preguntarme sobre ti en cuanto el primer periodo terminó” se
rió. Por eso sabía de donde venía. Podía sentir como me sonrojaba mientras
todos me veían.
“Mejor nos vamos a clase” Jasper vio su reloj.
“Sí… ¿qué tienes ahora Bella?” Rosalie me preguntó.
“Biología.”
Emmet se rió fuertemente “Más poder para ti… esa clase fue aburridísima cuando
la tomamos el año pasado”

Emmet tenía razón. Biología era aburrida. El Sr. González pasó toda la hora
hablando de teoría celular. Esa no era la peor parte, Lauren Mallory estaba en la
clase también. Cuando entré, casi quedo boquiabierta porque parecía como que
fuera a morderme. Afortunadamente se sentó en una de las mesas del frente
mientras yo me senté atrás, como siempre. El asiento al lado mío estaba vacío,
pero se ocuparía mañana porque el estudiante se encontraba ausente hoy. Al
menos eso es lo que el profesor me dijo.
Cuando la clase terminó, escuché un gran ruido sordo en mi mesa. Era una
huesuda y pálida mano con largas uñas rojas la que hizo el ruido. Ni siquiera
necesité mirar arriba para saber quien era la dueña de la mano.
“Lauren” la saludé fríamente.
“Eres increíble Swan. Te dije que no te metieras conmigo hoy en gimnasia ¿no?”
me gruñó.
“¿De qué demonios hablas?”
“Oh, no actúes inocente conmigo… Eres inteligente, te daré eso. Si crees que
adular a su familia te da una ventaja, estás equivocada” rugió.
“¡¿Qué?!”
“Jessica me dijo que estuviste coqueteando con Edward en el cuarto periodo,
zorra. Déjame decirte algo, más te vale que te alejes de él. Él es mío ¿me
escuchas¡Él es mío! Éste es sólo tu primer día y ya te estás enamorando de
Edward Cullen” me soltó enojada y luego se burló.
Me reí secamente “Primero que todo, no tenía la menor idea de que Alice estaba
relacionada a él, me acabo de enterar hace media hora. Segundo, no estaba
coqueteando con él, él fue el quien se acercó a mí. Y tercero¡NO ME ESTOY
ENAMORANDO DE EDWARD CULLEN!” le solté feroz y fuertemente, mientras
toda la sala se llenaba de caras de asombro. Pensaría que no tienen nada mejor
que hacer que ver una pelea entre chicas.
“Simplemente mantente lejos de él. Si alguna vez te veo hablándole, las pagarás
¡Desearás nunca haber nacido!” me gritó.
“Tengo mejores cosas que hacer que escuchar tu estúpido y pequeño enojo. Si
me disculpas, tengo una clase a la que asistir” Me dirigí hacia la puerta
dramáticamente, dejando a Lauren con los ojos completamente abiertos.
“La chica nueva es interesante” escuché que un chico le decía a su amigo
mientras pasaba.
“No… ¡está buenísima!” su amigo le contestó.
“Zorra” murmuré para mis adentros. Eso es lo que Lauren era, un total dolor en
el trasero. Fue entonces cuando escuché un gran grito desde la sala de Biología.
“¡Gah, Swan!”
Capítulo cinco: ¡Idiota!
Por suerte no tenía clases con las intocables. Algunos chicos se me acercaron y
algunos de ellos incluso me invitaron a salir, pero los rechacé educadamente. No
me había dado cuenta de lo somnolienta que estaba hasta que llegué a los
dormitorios. Tomé una corta siesta y cuando desperté eran las 4:30.
Decidí ir a trotar alrededor del campus, era mejor que estar sentada sola en los
dormitorios con ninguna tarea que hacer. Me puse una polera y unos pantalones
de gimnasia, me tomé el cabello en una coleta y salí de los dormitorios. Alice no
había vuelto, supuse que estaba haciendo algo con Jasper ya que la práctica
había sido cancelada.
Pasé por la cancha de basketball y vi a bastantes chicos jugando entre sí, quería
jugar… pero luego me recordé que ya había causado mucho drama por un día.
“Hey…” trotando al lado mío vi a Edward Cullen con unos shorts negros y una
polera roja que resaltaba sus músculos. Se veía increíblemente guapo.Bella ¡para
maldición!
“Hola”
“¿Qué estás haciendo?” preguntó divertido.
“Por lo que parece, diría que estoy trotando” respondí sarcásticamente. Me dio
una mirada…
“¡¿Qué?!”
“Nada, es que simplemente no había visto chicas trotando por el campus”
“Huh” murmuré.
“¿Te importa si troto contigo?” preguntó educadamente.
“Como gustes” me encogí de hombros y el soltó una risa ahogada.
Muchas personas nos vieron o nos tiraron miradas asesinas mientras
pasábamos. Creo que pueden adivinar cual de las dos estaban haciendo las
chicas.
“¡Edward!” una chica linda con largo cabello rubio se acercó a él y lo abrazó.
“¿Un minuto por favor?” sonrió pidiendo perdón.
“Claro, esperaré allí…” puse mis ojos en blanco.
Seguí trotando, paré cuando estuve a unos metros de ellos y me incliné para
recobrar mi aliento. Desafortunadamente todavía los podía oír. Esto iba a ser
interesante.
“Hola Brianna ¿qué pasa?”
“Umm, es Breesa” la chica murmuró. Tosí para esconder mi risa. Qué patético. Ni
siquiera recordaba su nombre.
“Claro, lo siento” Edward frunció el ceño.
“En fin, me estaba preguntando…” dijo coquetamente mientras ponía sus brazos
alrededor de él “quizás… ¿quisieras ir al cine esta noche?”
“Sí, claro…”
“Genial ¿me recoges a las seis?” preguntó sonriendo ampliamente.
“Claro” Edward asintió con la cabeza y la chica le dio un beso en la mejilla.
“¡Nos vemos!” se despidió.
Se reunió conmigo con una gigante sonrisa “Gracias por esperar… perdón por lo
que acaba de pasar” dijo otra vez disculpándose.
“No hay problema” dije con una mueca de dolor fingida.
“¿Qué es tan divertido?” Preguntó curioso.
“Nada, en serio nada” dije sonriendo con suficiencia. Me miró sospechosamente
mientras yo sonreía tímidamente. Se rindió.
“¿Continuamos?” me dio su sonrisa torcida.
Me burlé “¿Estás bromeando? Eso fue sólo un calentamiento Cullen”
“Creo que te subestimé, Swan” me bromeó. Puse mis ojos en blanco.

Me preguntó sobre mi vida mientras trotábamos, acerca de mi familia, mis


amigos en Nueva York… esperaba que se aburriera después de las primeras
preguntas, pero no lo hizo. Continuó preguntándome preguntas que jamás me
había imaginado respondiendo antes.
“¿Cuál es tu banda favorita?” preguntó, con una sonrisa brillante mientras el sol
se empezaba a poner.
“Linkin Park, The Red Jumpsuit Apparatus… Son muchas” respondí
encogiéndome de hombros.
“¿En serio? Esas son mis favoritas también…” murmuró para sí mismo, creo que
no quería que escuchara, habló en voz baja.
“Así que… ¿cómo reaccionó tu novio cuando le dijiste que venías para acá?”
preguntó casualmente, mirándome directo a los ojos de la nada.
“Umm... en realidad no tengo un novio” admití tímidamente. Odiaba preguntas
como éstas, especialmente cuando la persona que te las pregunta es Edward
Cullen. Levantó sus cejas ¿le parecería divertido?
Y entonces su celular sonó.
This is why I'm hot
This is why I’m hot
This is why, this is why, this is why I’m hot.
“Buen ringtone” dije sarcásticamente y me reí.
“Gracias” dijo haciendo una mueca y contestando el celular.
“Hola... hola Chels¿en serio¡estás bromeando! Claro… te recojo a las seis, nos
vemos…” cerró el celular y sonó de nuevo.
“¿Hola?” pausó “¿Quién es?” frunció el ceño “¡Oh! Bria, digo Breesa, mm, acerca
de nuestra cita, escucha, estoy muy enfermo…” pretendió toser “Creo que estoy
con gripe… así que creo que tendré que cancelar… no querría contagiarte” No
podía creer lo que escuchaba.
“Sí… quizás la próxima vez… lo espero…” cerró el celular. Esa chica estaba siendo
muy estúpida. Edward estaba completamente bien hace media hora ¿cómo
demonios puede creerle?
Sin pensar, di un pisotón en el suelo y me dirigí hacia mi dormitorio. Imbécil.

“¿Bella, qué sucede?” me tomó mi brazo mientras yo lo sacudía con fuerza.


“Aléjate, me disgustas”
“¿Qué, qué hice?” preguntó inocentemente y me dio vuelta para verlo a la cara.
“¿Quieres decir que NO SABES? Edward, tenías una cita con esa chica Breesa. Le
mentiste diciéndole que estás enfermo cuando en realidad vas a salir con otra
chica. Puede ser tonta, comprándote tu estúpido acto, pero es todavía una chica.
Una chica con sentimientos ¡Le podrías haber dicho la verdad, es mejor que
mentir!”
“Se enojaría conmigo… además ¿Qué pasaría si decidiera salir con ella la próxima
vez?”
Realmente, y lo digo en serio, quería abofetear esa cara hermosa de él. Nunca
antes me había sentido tan enojada. Apreté mis puños esperando no hacer algo
apresurado.
“No puedo creerte” sacudí mi cabeza lentamente, sorprendida.
“¿Por qué te importaría, estás celosa?” me sonrió con suficiencia. No podía creer
que encontrara esto gracioso o divertido.
“No, no estoy celosa” dije despectivamente “¿Por qué me importaría? Pues
porque soy una chica, simplemente no me gusta la forma en que tratas a mis
iguales” le solté enojadísima.
Ambos fruncimos el ceño bajo las luces de la calle.
“¿Sabes qué Edward? Estoy agradecida de haberme encontrado contigo esta
tarde… porque ahora puedo ver como eres perfectamente. Un sabelotodo
ególatra, que cree que es el centro del universo… que no le importan los
sentimientos de los demás excepto los de él. Gracias por dejarme ver la verdad,
el verdadero tú” me dirigí a la puerta y lo vi viéndome sin palabras.
Lauren y Edward en un día. Dios ¿qué he hecho? Acabo de meterme con el Rey y
la reina de East Coast Academy.
Capítulo seis: Callado ¿no?
Cuando volví a mi habitación Alice ya estaba allí. Todavía no podía creer lo que
acaba de pasar… acababa de gritarle a “ÉL” Edward Cullen.
“¡Hey Bella!” dijo de forma optimista.
“Hola Alice” sonreí lo más convincente que podía.
“Ordené pizza si quieres”
“Gracias, estoy agotada” colapsé en mi cama.
“¿Dónde fuiste?” me preguntó acercándose a mi cama, sentándose detrás de mí.
“Sólo fui a trotar alrededor del campus”
“¿Estás bien? Te ves algo distraída” levantó su ceja.
“Sí… sólo estoy cansada…”sutil Bella…nunca fui una buena mentirosa.
“Escúpelo Bella, no nací ayer” me sonrió ampliamente.
Tomé un profundo suspiro y empecé. “Estaba trotando y entonces tu hermano,
Edward” dije despectivamente “vino y decidió trotar conmigo. Entonces
estábamos trotando y una chica…” le dije lo que pasó, empezando desde el
principio y claro, la parte en que me enojé muchísimo. Estaría sorprendida si me
entendiera, porque estaba hablando tan rápido que las oraciones me salían como
si estuvieran pegadas.
Después de mi desahogo, Alice me estaba viendo con una expresión rarísima y
estalló en una risa histérica. Fruncí el seño ¿qué es tan gracioso?
“¡Perdón Bella! Es que nunca… nunca había visto a alguien tan enojado con
Edward además de mí y de Rosalie… es bueno ver a otra chica dándole la cara”
me explicó, riéndose tan fuerte que casi se cayó de la cama. No pude evitar
reírme con ella.
Hubo un golpe en la puerta “Servicio de entrega… ¿Srta. Cullen?”
“Voy” saltó de la cama y agarró su cartera.
“Serían 45 dólares con 50 centavos…”
Cuando Alice se dio vuelta tenía dos pilas de pizzas más un montón de
acompañamientos.
“Dios Alice… ¿cuánto ordenaste? Es suficiente para alimentar a cuatro personas”
le bromeé todavía sorprendida.
“¿Qué puedo decir? Tengo una adicción a la pizza” se rió ahogadamente.

La mañana siguiente fue mejor y peor. Estaba algo nerviosa antes de entrar al
cuarto periodo. Sabía perfectamente por qué. Porque lo tenía con él. Me
preguntaba porque estaba actuando así, no había hecho nada malo.
Cuando entré a Literatura era una vez más una de las primeras allí. Traté de
poner atención a las notas que había tomado ayer, pero mis pensamientos no
podían evitar preguntar por él. Odiaba eso. Me dije a mí misma que era sólo uno
de esos chicos que no les importaba nada acerca de los demás, sólo su ego y
orgullo.
Entró en el salón cuando el timbre sonó y tomó su asiento habitual al frente de la
clase. No me miró en ningún momento, se sentó calladamente y se apoyó en el
respaldo de la silla.
La profesora empezó la clase. No me podía concentrar, eso era extraño.
Usualmente era de las estudiantes que ponen atención a los profesores.
“Callado el día de hoy, Sr. Cullen” la sonrió con suficiencia. Me estremecí y
levanté mi cabeza para ver lo que estaba haciendo.
La ignoró y posó su mirada en su libro. ¿Estaba actuando así por mi culpa, o era
algo más? Quizás esa chica Chelsea lo dejó plantado… resoplé ante esto. Como si
eso fuera a pasar, nadie en esta academia dejaría plantado a “Edward Cullen”.
Estoy segura de que trataría de llegar a su cita aunque estuviera en su lecho de
muerte.
“¿Srta. Gray?”
“Umm… ¿los sonetos?” dijo una chica de cabello negro azabache.
“¡Correcto! Mañana tengo una sorpresa planeada para cada uno de ustedes”
sonrió ampliamente y nosotros gruñimos.
“¡No me den esa mirada pesimista” lo AMARÁN” chilló. Justo entonces el timbre
sonó y todos salimos corriendo hacia la puerta. Edward fue el primero en
precipitarse a la puerta; se apresuró sin siquiera ver a nadie.
“¿Qué le pasa a Cullen?” dijo un chico que Edward empujó accidentalmente.
“No lo sé ¿Por qué me preguntas a mí? respondió el otro chico, ambos curiosos.
Suspiré. Quizás sí tenía algo que ver con este extraño comportamiento. No
debería molestarme… digo, no he hecho nada malo.

Cuando me dirigí a almorzar, no sabía si debía sentarme con los Cullen y Los
Hale. Todos eran muy simpáticos, pero no quería que pensaran que los estaba
forzando a estar conmigo.
“¡Hey Bella!” Rosalie y Emmet me empezaron a llamar con unas sonrisas
gigantes y me invitaron a ir a su mesa, que estaba en frente de “Juicy Fruity” una
tienda de smoothies. Supongo que no estaban cansados de mí todavía.
“Hola chicos ¿dónde están Alice y Jasper?”
“Jasper está buscando su almuerzo y Alice el postre” Rosalie dijo como si fuera
obvio. Me dijo que me sentara al lado de ella y me preguntó acerca de mis clases.
Antes de que siquiera tuviera la oportunidad de empezar Alice me interrumpió.
“¡He vuelto! Admítanlo, les he salvado la vida, miren toda la comida que he
traído” dijo Alice, orgullosa y entusiasmada mientras se sentaba a mi lado.
Emmet puso los ojos en blanco.
“Quizás la próxima vez deberíamos tomar dos mesas en vez de una… por las
compras de Alice, no hay manera de que nuestros almuerzos alcancen en sólo
una mesa pequeñita” Emmet bromeó mientras Alice le sacaba la lengua.
“Bueno ¡a comer!” todos sacaron algo de la bolsa mientras yo sólo me sentaba
ahí, dudando.
“¡Vamos Bella! Saca lo que quieras” Alice me animó.
“Alice… realmente me siento mal por todo esto” me mordí el labio mientras todos
me miraban con ojos curiosos.
“¿A qué te refieres Bella?”
“Ya me has comprado la cena anoche…no se siente bien que pagues por mi
almuerzo de nuevo” dije algo avergonzada.
“Oh Bella” Alice sonrió y me dio un abrazo. “No te preocupes por eso tonta, eres
mi amiga ¡una de las mejores!” estaba tan emocionada por sus palabras. Sólo la
conozco hace dos días y ya me estaba tratando como si fuera una de sus amigas
de toda la vida.
“Gracias Alice. Eso significa mucho ¿Por qué no los invito yo a todos mañana? Me
sentiré algo mejor” supliqué.
“Ahh… gracias por la oferta… pero... no, gracias” se rió oscuramente.
“Claramente no la conoces bastante bien” Jasper murmuró mientras Emmet
escondía una risa. Alice puso los ojos en blanco.
“Oh ¿Qué pasó hoy en Literatura? Tienes esa clase con Edward ¿no?” me
preguntó como si acabase de acordarse de algo importante. Gruñí.
“No pasó nada. No nos hablamos ni nos miramos…” murmuré. Alice me dijo que
me diera vuelta. Lo hice y vi a Edward sentado con sus amigos sólo a unos metros
de nosotros. No estaba siendo como siempre, estaba sentado comiendo tranquila
y calladamente, sin bromear o reírse con sus amigos. Unas pocas chicas se le
acercaron, una rubia puso sus brazos alrededor de él y le susurró algo en los
oídos. Le dio una media sonrisa y entonces, de repente, toda la furia volvió a mí.
“¿Por qué te importaría, estás celosa?” su voz aterciopelada de anoche volvió a
mi mente mientras le gritaba de vuelta, diciéndole que se callara. No estaba
celosa. Simplemente estaba enojada con él por ser un imbécil con las chicas.
“Emmet ¿te importaría decirle a ese hermano tuyo que mantenga a su fan club en
orden? Algunas de esas chicas me rodearon esta mañana antes de ir a clase y me
pidieron su número” Rosalie dijo disgustada.
“Claro bebé, haré eso” Emmet se rió tan fuerte que Edward miró en nuestra
dirección. Nuestros ojos se encontraron por un segundo y entonces retiramos la
mirada inmediatamente. Emmet, Jasper, Rosalie y Alice se rieron
ahogadamente.
“Bueno, eso fue interesante…” Alice le dijo a Rosalie con una sonrisa.
Capítulo siete: ¿Compañero de laboratorio? ¡Dios no!
¡Demonios, iba a tarde a Biología! Entré unos segundos después de la campana,
todos ya estaban sentados. No fue técnicamente mi culpa, simplemente
perdimos el sentido del tiempo durante el almuerzo.
“Gracias por unirse Isabella” dijo el profesor en un tono aburrido, obviamente
sarcástico cuando entré en el salón.
“Lo siento” estaba un poco avergonzada…
“Perdedora” Lauren murmuró debajo de su aliento con una sonrisa maléfica.
Gruñí.
Fui rápidamente a mi asiento, encontrando el que estaba al lado mío ocupado.
Esto ha de ser una broma…
“¿Por… por qué… por qué… te estás… sentando aquí?” tartamudeé, sorprendida.
“Es el asiento que me asignaron” Edward respondió fríamente, como si no me
diera cuenta de lo obvio. Entonces lo noté. Estaba ausente ayer porque se metió
en problemas con el director. Él era el chico ausente. No me di cuenta de lo obvio.
“No… no… no” me reí nerviosamente “esto no puede ser cierto porque a mí me
asignaron sentarmeaquí ayer” dije apuntando el asiento al lado de él. En su
rostro apareció una expresión de terror.
“¿Hay algún problema?” el profesor ahora estaba frustrado y molesto.
“Sí… ¿puedo sentarme allá?” apunté a la mesa vacía detrás de él.
“No, me temo que no. Le asigné sentarse al lado de Edward, no allá” dijo
tercamente ¿estaba destinado a hacer mi vida miserable?
“¿Por qué me tengo que sentar al lado de Cullen?” de todos los asientos libres en
las otras mesas. Mi voz sonó chillona, cuando había intentado que sonara fuete y
demandante.
“Porque ustedes dos son los únicos sin un compañero de laboratorio” Genial
¿Cómo me voy a salir de ésta? Piensa rápido Bella, tu vida depende de esto.
“Bueno ¿puedo ser compañera de otra persona?” ¿No puede sentir el tono de
desesperación? Podía ver a algunas chicas viéndome como si estuviera loca.
Seguramente estaban muriéndosepor ser las compañeras de Edward.
“Estaría encantada de cambiar con ella” Lauren se ofreció con una sonrisa
gigante. Terrorífico.Tiré una rápida mirada a su compañero, un chico con
frenillos, problemas de acné, de estructura gruesa y con lentes. Me saludó con la
mano y me dio una sonrisa algo avergonzado… y luego estornudó ruidosamente.
Oh dios… eso era asqueroso.
El Sr. González la ignoró “Srta. Swan, no aprecio que haya llegado tarde y que
interrumpa mi clase, se sentará donde le fue asignado, punto¿está claro?”
“Sí señor” suspiré, derrotada. No era la única decepcionada. Lauren no estaba
complacida, dio un largo “Humph”.
Obligada tiré mis libros en la mesa y moví mi silla lo más lejos que pude de él, él
hizo lo mismo. Sé que suena algo infantil, pero no lo pude evitar.
“Ustedes dos están actuando como si tuvieran dos años. Por favor compórtense
para poder continuar con mi clase” sacudió su cabeza, resignado. No nos
movimos ni una pulgada, murmuramos un “bueno” en unísono. El profesor
continuó con su clase, algo de genética. Podía sentirme haciendo puchero.
“Mira, no estoy exactamente emocionado por esto, pero no hay nada que
podamos hacer desafortunadamente, así que ¿la solución?, venimos a clase, nos
sentamos, cuando suene la campana, nos vamos. Una clase… no es gran
problema ¿está bien?” dijo bajo su aliento, lo suficientemente fuerte para que yo
lo escuchara y no el profesor. Podía darme cuenta que no estaba feliz con este
arreglo, pero de nuevo¿quién lo estaría?
Asentí con mi cabeza, tenía razón… una clase, podía soportarlo.

“Las funciones y formas biológicas son creadas y transmitidas a las siguientes


generaciones a través de los genes, los cuales son las unidades primarias de la
herencia…” la voz del Sr. González era tan aburrida, bostecé cuando sus palabras
me llegaron. Me habría quedado dormida de no ser por mis pensamientos sobre
estar sentada al lado del “Sr. Perfecto” ¿Cómo no me di cuenta que Edward era el
que se tenía que sentar al lado mío? Claro, no estuvo aquí, pero podría haber
adivinado. Estúpida, estúpida, estúpida.
No me permití verlo en toda la clase. Me forcé a sólo ver hacia delante,
pretendiendo no aceptar que él estaba allí. Pero no podía. Él me hacía difícil el
concentrarme. En vez de pensar sobre la clase, mis pensamientos se iban a otra
cosa. Eventualmente, todos me devolvían a él. Demonios. Odiaba que tuviera
esta clase de efecto en mí… pero la pregunta es… ¿POR QUÉ?
Lauren me dio miradas asesinas durante toda la clase. Pero sin embargo le movía
las pestañas a Edward cuando él miraba en su dirección. Personalmente, pensé
que era lo más repugnante y disturbador que mis ojos hubiesen visto en mis
diecisiete años de vida.
El profesor nos entregó hojas de trabajo para escribir. Edward se vio forzado a
pasarme una, ya que era el que estaba más cerca de mí. Nuestras manos se
tocaron por un momento muy breve, los dos las movimos incómodos. Me
sorprendió el calor de su mano, era suave, lisa… perfecta… suspiré. Estaba
pensando todas las cosas buenas de él, eso estaba mal.
Miré el reloj y empecé a contar los minutos para que la clase terminara. Nunca
antes había estado tan aliviada de escuchar el timbre sonar. Mis cosas ya las
había arreglado, así que salí de la sala lo más rápido que pude. No me importó lo
estúpida que me veía, mientras más lejos de él, mejor.
“¡Swan, Cullen! Necesito hablar con ustedes” cerré mis ojos. Estúpido Sr.
González. Algunas chicas se rieron por lo bajo mientras entraba de nuevo en la
sala. Edward tenía los brazos cruzados frente a su pecho, molesto.

“¡Hombre! Apúrate, o llegaremos tarde a nuestra próxima clase. Y tengo a


Florence…” lo oí murmurarse para sí mismo.
“Está bien… me imagino que los dos tienen una mínima idea de lo que les voy a
decir” el profesor nos miró a través de sus gruesos lentes. Edward y yo nos
encogimos de hombros, los dos molestos cuando nos dimos cuenta que lo
hicimos al mismo tiempo.
“Siéntense” dijo el profesor mientras movía dos sillas en frente de su escritorio.
“No gracias… preferiría estar de pie” Edward dijo fríamente mientras el profesor
lo miraba.
“Dije tome asiento, Sr. Cullen” dijo con un tono amenazante.
“Ok, dios…” Edward murmuró y se sentó al lado mío.
“Así que… estoy seguro de que saben porque los llamé aquí, no es por razones
académicas sino por su comportamiento en clases… quiero dejarlo claro. No
quiero ninguna de estas actitudes durante mi clase. Sea lo que sea que pasó
entre ustedes, será olvidado durante Biología. Quiero que trabajen juntos en el
futuro para los proyectos, y no quiero escuchar ninguna queja ¿me han
entendido?”
“Sí señor” suspiramos.
“Pueden irse” nos echó mientras yo corría a mi próxima clase. Genial. Ahora
tengo a un profesor vigilándome. Glorioso.
“Hey Chloe¿escuchaste que la nueva compañera de laboratorio de Edward es la
chica nueva?” escuché a una chica murmurar a su amiga en el pasillo mientras
pasaba. La chica nueva tiene un nombre.
“¡Dios! Esto es tan injusto… seguramente chantajeó al profesor para que le diera
ese asiento… ¿recuerdas lo que dijo Lauren acerca de que era una zorra?” Chloe
le dijo de vuelta, disgustada. Parece que Lauren ha estado ocupada. Pero
realmente no me podría importar menos, porque se veían como una de las
“quiero ser como Lauren”… ya saben, cabello rubio, maquillaje grueso, preppy,
malvadas... seguramente creerían todo lo que Lauren les dijera.
El último timbre sonó y estaba muy contenta de saber que podría ir a los
dormitorios a relajarme.
“¡Bella!” una voz familiar me llamó desde atrás. Me di vuelta para ver a Jasper y
Emmet corriendo hacia mí.
“Hola chicos” los saludé, sorprendida. Usualmente sólo los veo en el almuerzo o
en la noche, nunca entre clases.
“Nos dejaron ir temprano del gimnasio y te vimos caminando por aquí” Jasper
explicó.
“Oh… que suerte la tuya” reí no muy bien.
“Parece que alguien está teniendo un mal día” Emmet se rió ahogadamente.
“No mal, el peor” agregué mientras se reían.
“¡Me encantaría escuchar sobre ello! Oh demonios, mejor nos separamos ¿le
dirías a Rosalie y Alice que estaremos en práctica esta tarde?” Emmet me
preguntó.
“Claro, les diré cuando las vea…”
“Gracias¡nos vemos!” se despidieron con la mano y desparecieron de mi vista.

“¡Alice, Rosalie, han vuelto temprano!” las vi acostadas en el sillón leyendo unas
revistas de moda cuando entré.
“¡Oh, hola Bella!” tiraron sus revistas en la mesa y me dejaron espacio en el
sillón.
“Me encontré con Jasper y Emmet hace un rato… querían que les dijera que
estarán en la práctica”
“¡Dios! el entrenador siempre hace al equipo practicar, no deja que ninguno falte,
excepto al capitán” dijo Rosalie agregándole un tono sarcástico a la última
palabra.
“¿Tiene permiso especial?” suspiré, ya sabía la respuesta.
“Sí” Alice puso los ojos en blanco “Si crees que eso es todo, estás TAN
equivocada. Él también tiene una habitación propia para él solo, y demonios, ni
siquiera es un senior. Pero no… “nuestro capitán” necesita su espacio para
planear su plan maestro” Alice citó al entrenador y sacudió su cabeza con
disgusto. Era tan difícil pensar que Alice y Edward fueran parientes.
“No entiendo al hombre. Casi todos los profesores de esta academia odian a
Edward, en especial Florence…” Rosalie rió ahogadamente mientras yo sonreía
“pero por alguna razón, a ese hombre le agrada Edward, sólo porque es el mejor
jugador del equipo” Rosalie puso los ojos en blanco.
“Probablemente le pegaron en la cabeza con una pelota de basketball” murmuré
más para mí misma.
“Definitivamente” Alice respondió riéndose.
“Hablando del capitán, no creerán mi suerte” suspiré cuando la realidad volvió.
“¿Huh?” dijeron en unísono.
“Adivinen quien es mi compañero de laboratorio” fingí entusiasmo.
“¡Estás bromeando! No puede ser¿Edward?” Alice sonrió de oreja a oreja
encontrándolo divertido.
“Lo sé¿cuánta suerte tengo?” dije sarcásticamente. Las chicas lo encontraron
divertidísimo. Les dije lo que el Sr. González dijo y me vieron desahogarme. Era
tan extraño… sólo las conocía desde hace dos días y podía decirles todo como si
supiera que estarían allí para mí. Estoy muy agradecida por haberlas conocido.
“Simplemente ten la esperanza de que no tendrás que hacer proyectos con él…”
Rosalie dijo poniendo sus ojos en blanco.
“Pero conociendo a González, no creo que eso sea posible” Alice tragó saliva
nerviosa.
“Eso es lo que me temía…” murmuré.
Capítulo ocho: Minifaldas y maquillaje

“¿Estás... ocupada esta noche?” Sonrió cuando dio un paso hacia delante.
“Estaba pensando que... quizás podríamos hacer algo juntos” Edward movió sus
labios seductoramente.

Mi corazón se desbocó. ¡Di algo Bella!

“Tengo deberes que hacer...” Mentí patéticamente.

“Los deberes pueden esperar ¿no crees?” Se inclinó hacia mí y pude sentir su
respiración en mi cara; me entraron escalofríos por todo el cuerpo.

Antes de que pudiera contestar, una voz me interrumpió.

“¡Bella! ¡Despierta! ¡Son las siete y cuarto de la mañana y vamos a llegar tarde...
Otra vez!” Alice me sacudió por los hombros. La miré, pasmada; ¡Todo había sido
un SUEÑO! ¿He soñado con... Edward Cullen? ¡Pero qué te pasa!, piensas en él y
ahora ¿sueñas con él?¿qué te está pasando?

Moví la cabeza con fuerza, intentando olvidar todo sobre Edward Cullen hoy. ¡Mi
pelo era un desastre! Cogí mi peine del cajón y cepillé las partes enredadas.
Cuando salí del cuarto de baño me encontré un conjunto de ropa sobre la cama.

“¡Ey! ¡Buscando por tu armario encontré una camiseta monísima marrón que
hace juego con una de tus faldas! ¡Póntelo Bella, vas a estar realmente guapa!”
Alice sonrió, sus ojos brillaban con un eco de esperanza. Dudé. Normalmente no
llevaba faldas a clase... pero ¿Por qué no? Nadie sabe eso aquí e incluso, quizás
disfrutaría llevándolas.

“Está bien Alice, me lo pondré” Acepté.

“¡Bien! ¡Hazme caso Bella, puedes confiar en mí en esto!” Chilló y entro al baño.
Me cambié rápidamente, “¡Te esperaré fuera Al!”

“¡Vale!”

Andamos hasta el ascensor, se estaba cerrando por lo que tuvimos que correr.

“¡Espera!” Alice y yo presionamos "open" urgentemente.

“¡Ding!” Se abrió, pero encontramos a la última persona que queríamos ver, de


espaldas a nosotras, mirándose al espejo. Detrás de ella, estaban Jessica Stanley
y Kelsey Lakers, sus seguidoras.

“¡Dios chicas! ¡Pensé que tenía algo raro!” Chilló Lauren.

“Ah... hem” Tosió Jessica y Lauren por fin nos vio. Levantó su cabeza y nos dirigió
una sonrisa falsa.

“Bien... ¿Quién tenemos aquí? A la perdedora y a la quiero ser animadora” dijo


sarcásticamente cuando Kelsey y Jessica nos dedicaban un arrogante “ohhh…”

Alice y yo la ignoramos y gracias a Dios alcanzamos la primera planta, pero no


nos dejó irnos aún cuando ya habíamos salido del ascensor.

“¿Intentando parecer guapa, Swan? Porque tú sabes que las minifaldas no son
muy de ti” dijo con una enfermiza voz dulce.

“Tú estás celosa Lauren, porque ella parece más hermosa que tú” Alice soltó,
satisfecha de su respuesta.

Lauren pretendió ser graciosa. “Agh… No me hagas reír, aunque se pusiera


mucho maquillaje, parecería fea aún”

“Al menos yo no necesito maquillaje para mostrarme en público” Solté cuando


Alice se reía escandalosamente. Seguimos andando hasta alejarnos de ellas.

“¡Pagareis por esto! ¡Zorras!” Lauren gritó desde el final de la sala, Alice y yo nos
sonreímos mutuamente. Los otros chicos nos miraban curiosos, continuamos
muy orgullosas de nosotras.

“Excelente trabajo hermanita” Alice sonrió.


“Gracias…Hermanita” Dije cuando nos dábamos un pequeño abrazo. Nos
despedimos y caminamos hacia nuestra primera clase.

Los chicos en mi clase de gimnasia parecían que aceptaban el hecho de que


jugara al baloncesto. Ryan, ese estirado del primer día, actualmente me
pregunta si quiero jugar.

Cuando me fui al vestuario, saqué de mi taquilla mi camiseta. Encontrándomela


no de una sola pieza. Por el centro estaba rasgada y pintada de rojo. Lauren. Esa
zorra.

“¿Qué le paso a tu camiseta Bella?” Kelsey fingió inocentemente cuando el resto


de las chicas reían histéricamente. Gruñí. No puedo dejar que me hagan…pero
¿Qué haría yo sin mi ropa de gimnasia?

Lauren entró.

“Oh, ¿Qué ha ocurrido? ¿Quién en su sano juicio ha podido hacer esto?” Jadeó y
rió “Qué mal…ahora no podrás ponerte una camiseta…puedes pedirme una
prestada, ¿no estás agradecida de que te la deje?” Sonrió y saco de su taquilla
una alfombra, y digo alfombra porque era lo que parecía, aunque era una
camiseta de al menos talla XL, marrón, vieja y gastada, no es que estuviera en
mejor forma que la mía.

“No gracias, paso” Fruncí el ceño.

“Lo que puedes ponerte es…o esta,” sonrió “ o aquella.” Señaló mi antigua
camiseta.

Se rieron fuertemente y emocionadas se fueron al gimnasio. Miré con alivio,


pero…¿Qué me pondría? El entrenador me dejo muy claro en mi primer día que
restaba puntos si no estábamos vestidos para Educación Física. Oh bueno…no
dolería.

“Umm… perdona, ¿Bella?” una voz tímida golpeó mi hombro. La chica tenía un
pelo marrón y largo. Ella parecía nerviosa de lo que iba a decir.

“Hola…” Nunca había oído su nombre ni había hablado con ella. Era una de esas
chicas que se reservaban para ellas.

“Tengo una camiseta de más, por si tú necesitas una,” dijo calladamente. Sonreí.

“¿De verdad? ¡Eso es genial! ¡Muchas gracias!” Me devolvió la sonrisa y me


tendió la camiseta. Me la puse, estaba más apretada y ajustada que las mías pero
serviría.
“Gracias otra vez…” Me paré.

“Ángela” Dijo.

“Gracias Ángela...” Andamos hacia el gimnasio juntas; Lauren no parecía muy


complacida cuando me vio con la camiseta nueva. El entrenador me llamó la
atención.

“¡Swan!”

“¡Aquí!”

“¿Dónde conseguiste la camiseta?” La cara de Lauren se volvió blanca.

“Contactos, Lauren” Caminé hasta el la canasta, ella soltó cuando me giré “¡Éste
no es el final! ¿Me has oído? ¡No es el final!” Rodé mis ojos. Lauren...

El juego terminó, ganando nuestro equipo, y por supuesto, yo era la única chica,
otra vez.

“¡Bien Swan!” Cody chocó los cinco.

“No está mal, nueva” Ryan sonrió arrogantemente.

“Gracias...ya lo sabía...” Dije alegremente.

Cuando llegué a Lengua, averigüe que la sorpresa era un examen sorpresa, de


tres páginas. Fruncí el ceño. Odiaba los exámenes, no importaba si fuera fácil o
difícil. Gemí.

“Dejad de parecer niños pequeños y empezad” La profesora dijo con una enorme
sonrisa en la cara.

¿Cuando nació William Shakespeare? Maldición... ¿Cómo se supone que


debería recordar esto?

¿Primera obra de William Shakespeare? Bien... ¡yo sé esta! ¡Enrique VI, primera
parte! Escribí en el papel...Miré a los demás chicos de la clase. Todos fruncían los
ceños, excepto los empollones que realmente disfrutaban de aquello. Jessica
Stanley hacía mohines y decía cosas tan bajas que no llegaba a oír.

La clase era un rollo, al menos lo que duró el examen. “Está bien chicos,
¡levanten las cabezas por favor!” Anunció la profesora.

La mayoría de nosotros hizo lo que nos ordenó, excepto Edward, bufé, ¿Es
demasiado bueno para recibir instrucciones?
“Señor Cullen” Siguió la señora Caughman.

“Lo siento” se disculpó, sinceramente.

“Desde que estamos estudiando a William Shakespeare, ¡Nuestro colegio ha


ofrecido la oportunidad de hacer una obra! Emocionante ¿verdad? ¡La audición es
mañana! No es voluntario por lo que todos debéis estar en la audición”

Comenzó un murmullo que inundó toda la clase.

“He elegido la perfecta obra para nosotros, ¡Romeo y Julieta!, ¡la mejor historia
de amor de todos los tiempos!” La profesora nos dijo emocionada.

“¿Qué? ¡No!” Los chicos agitaban sus cabezas rápidamente mientras algunas
chicas los miraban entretenidas.

“Yo seré Julieta si Edward es Romeo” Una chica rubia movió sus labios. Sus
amigas sonrieron y miraban en la dirección de Edward quien tenía una expresión
de indiferencia.

“¡Oh! Vosotros no seréis la única clase que os presentareis a hacer esta obra,
tendré audiciones de todas las clases que tenga y yo elegiré los mejores para
todos los personajes, así que, ¡Comienza la competición! ¡Buena suerte a todos!”
La señora Caughman añadió cuando las chicas estaban hablando entre ellas
sobre quién haría los papeles importantes.

“¿Cómo será la audición?” Jessica preguntó.

“Leeréis unas líneas que os daré mañana y yo elegiré los personajes...” Sonrió.

El timbré sonó. “¡Entregad los exámenes si los habéis hecho!”

Era la hora de biología, Lauren me puso la zancadilla ocasionando mi caída.

“Ooops” Dijo, una sonrisa malvada apareció en su rostro e hice como si nada
hubiera ocurrido. Ya se la devolvería más tarde. Me senté al lado de Edward y me
lo encontré mirando pasmado a través de la ventana. ¿Algo para evitar el
contacto visual conmigo eh? El resto de día pasó y no hablé con Edward, estaba
bien de que así fuera.

“¿Si?” Contesté mi teléfono cuando escuché que sonaba.

“¡Bella! Voy a estar en la habitación de Jasper reordenando su ropa, no volveré


hasta tarde...¡Oh! ¿Vas a ir al partido de esta noche? Rosalie y yo vamos para ver
jugar a Emmet y a Jasper, ¿Quieres venir? ¡Será divertido!” Sonó muy
entusiasmada.

“¡Allí estaré!”
“¡Bien! Yo sabía que te gustaba el baloncesto, y un poco de espíritu deportivo no
te vendrá mal, ¡dame las gracias luego! ¡Nos vemos!”

“¡Pero...!” Antes de que pudiera protestar, me colgó dejándome escuchando el


tono de colgar. Gracias Alice...

Me encontré con un conjunto de East Coast Bulldogs colgado de mi armario, con


una nota. ¡Esta chica nunca iba a cambiar!

¡Te veré en el partido!

En realidad es muy considerada, tenía mucho tiempo libre antes del partido por
lo que me decidí a leer el libro de texto de biología para hacerme olvidar todo lo
que había perdido por ÉL.

Mi móvil sonó otra vez “¿Si?”

“¿Bella? Soy Rosalie”

“¡Hola Rose! ¿Qué pasa?”

“¿Te dijo Alice que te dejó la entrada en tu cama? ”

Busqué rápidamente por allí y encontré un trozo de papel encima de la cama.

“Ahh, ¡no hace falta que lo hagáis todo!” dije cuando ella rió.

“Demasiado tarde... ¡Te veremos esta noche!¡Te guardaremos un sitio!”

“Gracias Rose”

Me dormí en mitad de mi lección de biología. Me levanté y me di cuenta de que


era la hora del partido. Recogí mi pelo en una cola de caballo con una gomilla azul
y amarilla a conjunto con mi atuendo. Cogí las llaves y metí mi móvil en el bolsillo
y cerré la puerta detrás de mí. Para mi sorpresa, vi a alguien apoyado contra la
pared de enfrente de nuestra habitación cuando salí.
¡Oh Dios...! Era él. Edward Cullen.

“¡Ey...!”

Capítulo nueve: ¿Demasiado tarde para disculparse?

“Umm… Alice no está aquí,” Solté pasmada. Él llevaba su uniforme de


baloncesto, unos pantalones cortos; un jersey azul con letras amarillas y un gran
"16", exponiendo sus perfectos músculos que tenía en los brazos. Sentí la
urgencia de tocarlo, de sentir la perfecta textura de su piel...

“Lo sé... No vine por ella,” dijo con voz aterciopelada, pareciendo bastante
nervioso cuando se despegó de la pared. Lo miré, y me encontré perdida en sus
ojos verde esmeralda. ¿Estaban llenos de dolor, tristeza, arrepentimiento?

“¿Bella?” dijo suavemente. “Me...me gustaría disculparme” Respiró


profundamente y dio un paso hacia mí. Millones de preguntas me venían a la
mente, pidiendo a gritos respuestas...Él continuó.

“Tenías razón...Soy un idiota, o lo que sea que me quieras llamar. Estuvo mal
mentir y quitarme a esa chica de encima...Me he dado cuenta que he sido
egoísta, y completamente injusto. Intentaré comportarme mejor ahora. Siento
no haberme dado cuenta antes, siento ser el más idiota de la Tierra...” inspiró
hondo después de su largo discurso y terminó con un susurro, la más sincera
disculpa...“Lo siento...”

Sonrió disculpándose de nuevo y corrió hacia el ascensor. Podía sentir mi


mandíbula abierta, me quede tras que él se fuera, inmóvil, como un zombi.
¿Había hecho las paces?¿Estaba soñando despierta?¿Edward Cullen...
Disculpándose?

Me quedé congelada y me recordé que tenía que moverme si quería ver el


partido. Caminé agitadamente al gimnasio, mi mente estaba llena de confusión y
arrepentimiento...Debí decir algo en vez de actuar ante él como una completa
imbécil. El gimnasio Meyer, tengo que admitir que es bastante grande. Estaba
decorado con cintas y pancartas. Parecía muy animado.

Me paré, palomitas y perritos serían mi cena hoy. Cogí mi entrada, y entré al


gimnasio con mi comida. Miré alrededor para ver a mis amigos, y vi a Rosalie y a
Alice moviendo sus manos indicándome que estaban ahí. El gimnasio estaba muy
bien equipado, parecía como un mini partido de la NBA. Me quedé admirándolo
primero, pero después me recordé que este colegio no era NORMAL. Nada de eso
debería sorprenderme.

“¡Bella! ¡Estás genial!” Rosalie me miró, sonriendo, asintiendo con la cabeza.

“Todo es trabajo de Alice” Reí.

“Por supuesto” Alice saltó. Vi a Lauren, Jessica y a Kelsey, a lo lejos con el resto
de “Seguidoras Lauren” animando escandalosamente con falsas sonrisas en sus
caras. Llevaban puesto lo que todas las animadoras llevan, mini faldas,
camisetas ajustadas y tennis, solamente sus faldas eran más cortas que las que
se ven en la televisión. Putas.

“East Coast Academy


Ganaremos en tu nombre en el juego
Si no quieres acabar herido
Entonces salid de aquí”

Saltaron con sus pompones, dando palmas emocionadas, como si hubieran


hecho la mejor hazaña en todo el planeta. Eso fue lo más tonto que había
escuchado para animar.

“Putas” Rosalie comentó, haciendo muecas de asco.

“Dímelo a mi…” Alice afirmó cuando hice un ruido gracioso. Miré alrededor y leí
las pancartas en un intento de olvidar a las fastidiosas animadoras.

“¡East Coast Bulldogs! Campeonato del Estado de Sunflower!”


“¡Os queremos Bulldogs! ¡Ellos mandan en nuestro colegio!”

Miré. Alice me dio un codazo, “El partido va a empezar…” La banda empezó a


sonar, y el comentarista anunció el comienzo.

“¡Vamos Bulldogs! ¿Preparados para jugar?”


“¡Sí!” Todos gritamos lo más fuerte que pudimos.
“He dicho… ¿Estáis preparados?” Puso el micro hacia nosotros, pero
sinceramente, no creo que nos hiciera falta.
“¡¡Sí!!” Gritamos una vez más, ya con impaciencia.
“Allá vamos entonces… ¡Aquí vienen!” La banda empezó a tocar cuando los
jugadores salieron. Esperaba ver a Edward el primero, siendo capitán, pero
delante vi a algunos chicos voluminosos corriendo junto a la mascota del equipo,
un Bulldog con la misma camiseta de baloncesto. Los demás los seguían, la
muchedumbre animaba y aplaudía, nosotras hicimos lo mismo también cuando
vimos a Jasper y a Emmett.
“¡Vamos Jasper! ¡Vamos Emmett! ¡Podéis con ellos!” Gritamos fuertemente
cuando Jasper y Emmett nos dieron un guiño. Yo sabía que ellos no nos podían
oír, con otros cientos de chicos más gritando, pero nos vieron.
Entonces al final, pero no el último, el “capitán” apareció, parecía que estaba sin
aliento, cuando levantó la mano y saludó a todo el mundo exhibiendo una gran
sonrisa.
“¡Ahh! ¡Edward, Edward! ¡Te queremos!” Su club de fans gritó loco, todas ellas
saltando de la emoción. Oh dios… Los tíos lanzaban sus puños al aire,
animándolo. Vi carteles y pancartas en la grada…

“¡Amamos a Edward Cullen!”


“¡Te queremos Edward!”
“¡Guíanos a la victoria! ¡Otra vez!”
“¡Vamos numero 16! ¡Te queremos!”

Algunas rubias llevaban sus camisetas, seis de ellas, llevaban, cada una, una
letra de su nombre, enseñando sus espaldas para que él lo pudiera ver.

“¡Edward mira aquí!” gritaron y siguieron enseñando su nombre una vez más,
Alice, Rose y yo no pudimos evitar reírnos al ver tal estúpida acción.

“¡Edward!¡Edward!¡Edward!” La grada continuaba gritando su nombre, me


quedé pasmada ante la gran entrada del capitán.

“¿Qué es esto?¿Su Pep Rally?” Reí cuando Rosalie se dio cuenta del significado
de mis palabras.

“Lo sé...Desearía que terminaran ganando el partido ya...” Ella dijo alegremente.

“¿Ves lo que quería decir con que él es el rey del colegio?” Alice me miró.

“Lo sé ahora...”

Cada jugador fue cogiendo su campo y empezaron a calentar, excepto Edward,


quien estaba metido en una profunda conversación con el entrenador. Esa fue la
primera vez que vi a Jasper y a Emmett jugar, y ellos eran buenos...pensé que no
debería sorprenderme.

“¡Beep!” El resultado era 0-0, el otro equipo andaba por el gimnasio, con sonrisas
de satisfacción. Edward asintió al entrenador y se unió al resto de sus
compañeros. Ambos equipos se apiñaron en diferentes círculos, y la grada se
calló en los minutos así.

“¡Uno!¡Dos!¡Tres!¡BULLDOGS!” Levantaron sus manos al aire y corrieron hasta


llegar cada uno a su posición, tan pronto como se separaron, la gente volvía a
gritar otra vez.

Ambos capitanes se dirigieron hacia la pantalla, nosotras incluso podíamos oír lo


que se decían el uno al otro.

“Nosotros vamos a ganar la copa este año Cullen” el otro capitán dijo
socarronamente.

“Lo que tu quisieras” Edward le devolvió una sonrisa burlona.

“Estáte atento, crío” Amenazó, enseñando sus dientes. Pasase lo que pasase,
aunque el otro parecía temible, Edward ni siquiera retrocedió.

“Tú también... abejorro” Edward empezó a reírse cuando todas nosotras también
reíamos. El chico grande estaba furioso, dio un paso adelante con intención de
darle un puñetazo a Edward, pero su entrenador lo paró.

“Denzel” dijo cuando Edward se rió por lo bajo.

“Siempre hay tiempo después del partido Cullen” gruñó Denzel

“Seguro... Seguro... Denzel” Edward se encogió de hombros, sin mostrar ni un


poco de pánico en su cara, no podía evitar reír.

“¡Beep!” Con eso, el partido comenzó, el balón tenía que ser lanzado, para dar
comienzo. Jasper caminó hacia el centro del campo, representando a los
Bulldogs, y el otro equipo mandó a uno voluminoso, de pelo negro.

El árbitro lanzó el balón hacia arriba y Jasper saltó a por ella... ¡Sí! ¡Lo hizo! Pasó
el balón a Mitchell, que fue a la canasta, ¡Mierda! Uno del otro equipo le quitó la
bola pero...¡No importa! Edward recuperó el balón y tiró desde la línea de tres
puntos...

“¡Tres puntos! ¡Buen trabajo Edward!” Rosalie gritó con una gran sonrisa, yo
choqué los cinco con Alice que se la veía muy emocionada.

“¡Edward! ¡Edward! ¡Edward!” Gritaba todo el mundo.

Nuestro equipo seguía encestando, pero el otro equipo también, aunque ellos
iban por detrás de nosotros siempre. Emmett jugaba en el centro, por ser el más
grande del equipo, por lo que los jugadores más bajos del otro equipo se sentían
intimidados cuando le pasaban el balón.

Tengo que admitirlo, Edward es un gran jugador. La manera en que salta y tira es
realmente impresionante. Parece un gato en el campo, rápido y veloz. Adiviné
que su reputación como mejor jugador del colegio no era mentira...era incluso el
capitán. Hizo muchos triples desde detrás de la línea, y sus movimientos eran
perfectos, él nunca perdía, sabía cómo aterrizaría el balón en la red. Él jugó tanto
como de defensa, como tirando a canasta incluso sin cansarse. Parecía que
estaba en perfecto estado. Todos lo animábamos, y sí, Alice, Rose y yo, también.

Emmett y Jasper eran realmente buenos también; Emmett era genial en defensa,
y Jasper lo era robando la posesión del balón. Al siguiente tiempo, que yo miré a
la pantalla ellos estaban a 25 puntos por encima. A Las Abejas no les gustaba
mucho aquello, parecían enfadados.

Emmett estaba corriendo guiando la pelota, pero estaba demasiado cerrado para
encanastar.

“¡Beep!” El árbitro pitó falta ya que había un jugador en el suelo.

“¿¡Que!?” Emmett se dirigió al árbitro. “¡Se cayó el solo!¡Yo no lo empujé!”


Incluso nosotras lo oímos de lo fuerte que gritó.
“¡Sí!¡Mentirosos!” Todos lo apoyaban, dejando a los del otro equipo con caras
feas, era bastante obvio que el jugador había mentido sobre su caída. Emmett no
estaba incluso al lado de él cuando un silbido sonó. Fue cuando el capitán se
acercó.

“Emmett, deja que tiren los lanzamientos libres, no los necesitamos” Edward
puso la mano en el hombro de su hermano.

“Pero...”

“Em” Habló con mucha autoridad.

“Sí, tienes razón” finalizó Emmett pero miró al chico con una mirada asesina de
todas maneras.

Encestó el tiro libre. Rosalie estaba reclamando, defendiendo a Emmett. Edward


no miró a nadie más cuando encestó, debía mostrarse muy cauto.

Edward terminó el partido con un excelente mate, ¡Ganamos!, las animadoras


estaban saltando moviendo sus pompones de arriba a abajo...la grada se volvió
loca, por supuesto cuando los jugadores alzaron a Edward en sus hombros
mientras que se reían.

“¡Te quermos Edward!”


“¡Tu rompes Edward!”
Fue sus club de fans... Lauren exponía sus brazos alrededor de él cuando se bajó
de la pirámide humana, y fue a besarlo. Para mi sorpresa, la apartó y se fue para
los vestuarios. ¡La cara que se le quedó a Lauren valía la pena verla! Después de
quince minutos para animarlos, los jugadores se fueron del gimnasio con sus
amigos. La mayoría de la audiencia se fue también, dejando el gimnasio medio
vacío. Rosalie y Alice fueron a buscar a Emmett y a Jasper, les pregunté que si
me disculpaban un momento y les di la enhorabuena a los chicos. Ellos
sospechaban cuando les dije que iba a reunirme con ellos después pero me
dejaron ir de todas formas, figurándose que después hablaría con ellos.
Bella...tienes que hacerlo...¡Debes! Ve a verlo... Estaba parada enfrente de la
puerta del vestuario de chicos. Sabes que está ahí... Con una profunda
respiración abrí la puerta.
Estaba solo en el vestuario, poniendo algo en su taquilla y sentándose en el
banco para atarse los zapatos. Me di cuenta de que se cambió con ropa de diario.
No me oyó, por lo que cerré la puerta detrás de mí.
“Buen partido, capitán” Sonreí, se sobresaltó cuando escuchó mi voz y se levantó
del banco, me devolvió la sonrisa cuando vio que se trataba de mí...
“Gracias...” Estaba sudado y con las mejillas rojas por el partido. Su pelo estaba
desordenado y húmedo, pero se veía increíblemente guapo. Puse mis manos en
los bolsillos y empecé.
“Edward... Perdona por no decir nada antes cuando viniste, estaba en estado de
shock, pero fue muy maleducado por mi parte, debería haber dicho algo...”
“No te preocupes por eso, yo era el idiota y el burro, ¿recuerdas?” Miró hacia
abajo, avergonzado, y me dedicó una media sonrisa.
“Las cosas que dije el otro día estaban fuera de lugar... No debería haberte
llamado nada, no importaba lo enfadada que estuviera... Pensé que debería
disculparme por eso” Dije suavemente, aunque no tuve intención de que así
fuese. El viene, pero yo tengo que ser agradable.
“No hace falta, está bien. Sobre todo...” replicó.
Nos quedamos en silencio mirándonos, mis manos estaban sudando en mis
bolsillos.
“¿Hablabas en serio?” pregunté, rompiendo el silencio.
“¿Sobre qué?”
“¿Sobre el comportamiento?” Le recordé y una sonrisa se dibujó en su rostro.
“Sí... Intentaré comportarme mejor” me contestó.
“¿Ves? Hay esperanza en ti después de todo... Eso es bueno...” Reí y él se unió.
“¿Bella?”
“¿Si?”
“Gracias por gritarme el otro día, y hacerme recapacitar...” Su voz era seria, pero
hizo que me sintiera un poco culpable. Odiaba que la gente tuviera esos efectos
en mí.
“De nada, es un placer ayudarte” Chisteé y se rió musicalmente.
“Mejor me voy... y ¿Edward?” Me miró curioso.
“Necesitas ambientadores aquí, no te ofendas, pero es verdad” solté, él se rió.
“Lo tendré en cuenta...”
Me giré y fui a abrir la puerta. Él me paró.
“¿Bella?”
“¿Si?” ¿Me giré complacida?, él sonrió.
“Gracias... Ah, y estas realmente preciosa esta noche” Sonrió tortuosamente.
Me sonrojé “De nada...” Salí de la habitación y me encontré sofocada. Podía oír
algo...oí una risa muy baja...su risa venía de dentro del vestuario. Era música
para mis oídos, no pude evitar sonreír. Una pequeña voz en mi cabeza me
advirtió, No tantas esperanzas Bella, sigue siendo Edward.

Capítulo diez: Es mi turno ahora

Había muy poca gente saliendo del gimnasio cuando dejé atrás los vestuarios. Mi
corazón aún latía desbocadamente y estaba segura de que mi cara seguía de un
color rojizo. Las chicas estaban preparadas para emboscarme cuando entré en mi
habitación.
“¿Dónde fuiste?” Alice me dio una sonrisa radiante cuando Rosalie me miraba,
impaciente.

“¡Vamos Bella! Cuéntanoslo todo” Dijo con los ojos completamente abiertos.
Estaba un poco incómoda ante tanta atención, pero entonces me recordé a mí
misma que solo eran Rosalie y Alice. Respiré profundamente sabiendo que
aquello me tomaría tiempo.

“Está bien... Terminé de arreglarme para ir al partido, salí afuera y vi a Edward


esperando a alguien. Primero pensé que se encontraba aquí por Alice, pero el dijo
que no. Dijo que quería hablar conmigo y se disculpó por ser un idiota el otro día
y dijo también que iba a intentar comportarse mejor ahora” Me paré, y cogí aire.

“¿Él se disculpó?” Preguntó Alice, con los ojos más abiertos que nunca. Asentí
lentamente.

“¡Demonios, bien!” Esas fueron las dos primeras palabras que Alice y Rosalie
soltaron al unísono. Las miré, preguntándome por sus reacciones.

“Le dijimos infinidad de veces que estaba equivocado, pero nada, nunca nos
escuchaba, ¡No creí que no nos escuchara! y ¡tú eres su hermana!, cuando Bella
le gritó, de repente, ¿se disculpa? Tu hermano babea Alice” La cara de Rosalie se
arrugó.

“Ya se lo había dicho...” Murmuró Alice.

“Pero... ¿Qué le dijiste?” Preguntó interesada Rosalie.

“Nada... Por eso fui al vestuario de chicos después del partido; pensé que debería
haber dicho algo... Estaba allí... y hablamos...” Me encogí de hombros, deseando
que no les diera la menor importancia.

“Ehhh... ¿Fuiste allí?” me miraron completamente impresionadas por el hecho.

“No os preocupéis, le aconsejé ambientadores” Bromeé.

“Hombre... Yo todavía no puedo creer que se haya disculpado...” Dijo Alice,


escandalizada.

“Lo sé...”

“¿Cómo pasó? ¿Qué le dijiste?”

“Le dije que no debería haberle llamado de esa forma... quiero decir, que apenas
lo conozco y ya le estoy gritando; pensé que se lo merecía, ¿Cómo pasó? Bien, al
menos no terminamos peleándonos, sin golpes si es lo que te estás preguntando”
Sonreí.
“¿Lo perdonaste?” Preguntó Rosalie suavemente.

“Por supuesto que no, lo hizo mal, y lo volverá a hacer. Pero le he dado una
pequeña tregua, viendo si es capaz de abandonar su ego y disculparse. Después
del partido, Lauren se abalanzó sobre él, y ¿adivinen qué? La apartó, ¡Deberíais
haber visto su cara! ¿Lo visteis? Al menos, lo está intentando...” pregunté cuando
negaron con la cabeza, pero felices de que Lauren haya sido rechazada. Me
sonrojé al ser la única que lo había visto.

“Esto es demasiado sobrenatural Bella, No sé... Edward nunca pide disculpas,


especialmente por algo así de serio. ¿Y hoy en el almuerzo? ¿Lo recuerdas?
Tienes un gran efecto sobre él” Alice sonrió dando saltitos.
“Estás sacando más conclusiones de lo que es en realidad,” Farfullé cuando
Rosalie se rió.
“¿Seguro?”
“Completamente” Les aseguré. Yo era otra chica más en su clase...
“Bueno, yo me vuelvo a mi habitación, ya es medianoche...” Rosalie bostezó.
“Buenas noches, Rose” Alice y yo dijimos.
“Buenas noches chicas, nos vemos por la mañana” Cerró la puerta.
Nos cambiamos, nos pusimos nuestros pijamas y nos deseamos buenas noches.
Recé por no tener otro sueño sobre él.

A la mañana siguiente, me levanté muy temprano. No supe por qué, pero


después de haber hablado con Edward mi corazón se sentía... más iluminado. Y
por alguna razón, yo estaba de mejor humor. ¿Por qué tenía tanto efecto sobre
mí? Esa era una pregunta que me hacía constantemente.
Me dirigí a mi primera clase, y de coincidencia me encontré a Edward en la
puerta. Ambos entramos en clase.
“Tú primero” dijimos al unísono, ambos dimos un paso hacia delante. Reímos al
ver que los dos estábamos parados en la puerta.
“Vale… Damas primero” se rió para sí mismo cuando puso su brazo imitando a un
caballero.
“Gracias” sonreí.
La primera y segunda clase fueron aburridas como siempre. Me dirigí feliz a mi
tercera clase, porque venía preparada. Llevaba una camiseta extra en la mochila.
“Hola Ángela” la saludé con una sonrisa. Parecía sorprendida.
“Oh hola Bella” dijo tímidamente.
Lauren entró, con sus amigas por supuesto, y nos miró a mí y a Ángela.
“¿Algo en tus ojos, Lauren?” bromeé. Ángela parecía asustada, ya que se puso
tensa un poco.
“Cállate, zorra” gruñó. Lo dejaría pasar; murmurando cosas por lo bajo.
Cuando salí, vi a un montón de gente sentada en las gradas y en la cancha.
“¿Rose?” ahogué un grito cuando la vi en lo alto de la grada moviendo su mano
hacia mí. Ángela estaba hablando con Lisa, una muchacha más bien callada de la
clase de biología, así que no me sentí mal en dejarla.
“¡Hey!” bajó la grada corriendo y me abrazó.
“¿qué estás haciendo aquí?”
“Nuestras clases son todas aquí hoy. El tejado de nuestro gimnasio se ha
derrumbado, así que tenemos que dar clase aquí. ¡No puedo creer que estés en
esta clase!” chilló.
“No sabía que tuvieras Educación física a tercera hora…” dije, feliz.
“Tengo, pero con otro profesor. Normalmente nos vamos al otro gimnasio”
sonrió. Dos entrenadores, ambos con un silbido, nos pidieron silencio.
“Nuestro gimnasio está reparándose, así que pedí que compartierais el gimnasio
con mis estudiantes. Mis estudiantes, pedí que os comportaríais…” un hombre
voluminoso, de mediana edad instruyó a la clase de Rose.
“Podréis tener hora libre” nuestro entrenador sonrió cuando todos nos
animamos.
Los chicos cogieron los balones de baloncesto y las chicas se sentaron y
hablaban. No quería irme a jugar y dejar a Rose sola, así que me senté con ella.
“¿Cuándo tiene Alice E.F?” pregunté.
“Después del almuerzo. Tiene la clase con Emmett y Jasper” contestó, podría
decir que ella quería estar en esa clase.
“qué suerte que tienen…” suspiró.
“Sí… voy a coger algo de beber en la máquina de bebidas… ¿Quieres algo?”
“No gracias… ve” sonreí.
“¡Vale! Ahora vuelvo” salió de las gradas y se encaminó hacia la máquina.
“hey…” alguien me pegó en el hombro.
“¡Ah!” grité, girándome para encontrar a Edward, sonriendo.
“Eh…no sabía que tuvieras tantas ganas de verme” bromeó
“Hiciste exactamente lo contrario… ¡Demonios, me asustaste! ¿De dónde has
salido? No te vi” fruncí el ceño cuando sonrió.
“Eso tendrás que averiguarlo tú… soy un misterio” me envió otra de sus sonrisas.
“Lo que sí es un misterio es cómo puedes llegar enfadar tanto a la gente”
murmuré, pensé que no me había oído.
“Bien, te lo diré. Estaba en la oficina principal”
“¿Problemas con el coche otra vez?” chisteé.
“Nop…sólo quería felicitarme por la victoria de ayer por la noche, y me preguntó
si necesitaba algo para practicar…”
“Am…” dije, pretendiendo no estar interesada. No me di cuenta lo cerca que
estaba sentado a mi lado, intenté no reaccionar exageradamente por el hecho.
“¿Y qué quieres Edward?” no quería ser ruda, pero todo esto era sospechoso.
“¿No puedo hablar con mi compañera de clase?” preguntó inocentemente cuando
lo miré sin ningún indicio de humor.
“Vale, me has pillado… Quería algo” admitió con una sonrisa. Lo miré cautelosa
con el ceño fruncido…
“Un partido” terminó triunfante.
“¿Perdón?” repetí.
“Un juego. Uno contra uno. He oído como de buena eres por mis amigos, y estoy
curioso. ¿Y bien?” se levantó de la grada y esperó a que respondiera. Ahora todos
estaban mirando en nuestra dirección, incluso los que estaban jugando al
baloncesto, se pararon y nos miraban con ojos cautelosos. Lauren dio un alto
grito ahogado, y pude verla hiperventilando cuando vio a Edward hablando
conmigo.
“No gracias” me reí para mí. Todo el gimnasio estaba en silencio.
“¡Oh vamos!”
“¿No están las mujeres por debajo de ti, Capitán?” bromeé alzando una ceja. Él
se rió.
“Para ti haré una excepción” dijo, sonriéndome torcidamente. Perdí mi
respiración. Tuve que decirme a mí misma de respirar. Quité la vista de sus ojos,
eran demasiado peligrosos. Ni de coña iba a dejar que mi mente se quedara en
blanco otra vez ¿Qué era lo que este estaba planeando?
“¡Vamos Bella! Sólo es un uno contra uno, sin compromisos. Te lo juro.” Puso su
mano en su corazón y me miró, sincero.
Suspiré, no me iba a dejar ir. Se olió una rápida victoria porque lo vi por el rabillo
del ojo que sus labios se doblaron.
“Si encuentro algo raro con esto, eres hombre muerto Edward Cullen” intenté
hablar lo más amenazadoramente posible. Sonrió y me tendió la mano para
ayudarme a salir de las gradas.
Sus manos estaban cálidas, y el latir de mi corazón se aceleró cuando nuestras
pieles estuvieron en contacto. Deseé que no se diera cuenta de ello. Los tipos de
la cancha no siguieron al ver que nos dirigíamos a los aros. Cuando me di la
vuelta, todos, y digo todos, estaban sentados en la grada, con los ojos bien
abiertos. Algunos de ellos estaban sonriendo, otros mirando. Lauren y sus
amigas estaban echando chispas, podía ver sus bocas moverse, murmurando
algo. Tragué saliva, el centro de atención. Perfecto. Gracias Edward.
“No te pongas nerviosa… pretende que sólo sea entre tú y yo, nadie más” Edward
susurró.
“Gracias, eso ayuda” sonreí sarcásticamente. Me devolvió la sonrisa.
“¡Hey Rick!” llamó a un muchacho que estaba sentado en primera fila y tenía un
balón en las manos. Rick le mandó el balón a Edward y este empezó a regatearlo.
“Jamie, árbitro…” instruyó a uno de sus amigos.
“¡Vale!” le levantó el pulgar a Edward.
“El primero que alcance los 20 puntos…. Damas primero” sonrió torcidamente
mientras me daba el balón.
“Si insistes” se necesitan dos para jugar al juego de la educación.
“¡Vamos chica nueva!” unos pocos muchachos de mi clase silbaron, yo rodé mis
ojos.
“Espero que se caiga” Dijo Lauren a propósito para que lo escuchara. Me tuve que
controlar para no hacerle un corte de manga.
“¡Bella! ¡No pierdas contra Edward!” podría reconocer esa voz en cualquier sitio.
Levanté la mirada y vi a Rosalie guiñándome un ojo, tomando un trago de su
Mountain Dew. Sonreí.
Respira hondo…
“Cuando quieras, Swan” sonrió Edward,
Con ello, fui a canasta. Intenté driblarlo con la pelota, pero se interpuso en mi
camino con los brazos abiertos. Me escapé por debajo de su brazo. Y Pareció
sorprendido ante ello. Metí en canasta, y escuché a Rose y a otros chicos animar.
Edward estaba sonriendo…
“Buen tiro Swan” asintió.
“Gracias capitán” dije secamente.
Cogió la pelota y me la pasó. Otra vez. No nací ayer, ni de coña iba a usar la
misma estrategia dos veces. Intenté alrededor de él, pero me quitó el balón e
hizo un espectacular tiro circular.
“wow…” ahogué un grito, no sorprendida de que hiciera eso, sorprendida de que
lo efectuara en nuestro juego. Sabía que era difícil hacer ese tiro, me llevó años
y aún no me sale bien.
“gracias, no era nada…” rodó sus ojos y rió.
“Tan arrogante como siempre, ya veo” dije constatando un hecho. Se rió otra
vez.
El juego continuó, y no podía oír nada que viniera de la grada. Sólo podía oír sus
risas, sus palabras, solo podía verlo a él. Era como si estuviéramos en nuestra
propia burbuja. Sé cómo de cursi debe sonar, pero era verdad. Durante nuestro
juego, no podía ver u oír nada que no fuera Edward.
Nuestros brazos se tocaron brevemente algunas veces, y mi corazón aceleraba.
Una vez, mi cabeza incluso tocó su pecho, y estaba segura de que mi cara se
volvió probablemente roja. Menos mal que nadie se dio cuenta de ello, ya que
estaba roja de correr. El resultado continuaba sin cambios. 19-19.
Agarramos la pelota y la pusimos en juego. Drible…drible…Intenté ver su punto
débil, sin estar segura de que lo tuviera. ¿Oh a quien le importa? ¡Ve a la canasta!
Y lo hice. Corrí a mi máxima velocidad y él intentó bloquearme. Sólo interpuso
sus brazo a medio camino en vez de subirlos hasta arriba, y habría cogido el
balón, y hubiera perdido. Lo sabía. Pero no lo hizo.
Estúpido. Arrogante. Egocéntrico. ¡Idiota! ¡Me dejó ganar!
Rosalie estaba animando a puro pulmón “¡Wooo! ¡Vamos Bella! ¡Sí! ¡Demonios
sí!” la gente estaba aplaudiendo, excepto las animadoras, que parecían muy
enfadadas.
No me di cuenta de cuánto tiempo estuve jugando, hasta que el entrenador silbó.
“¡Vale! ¡id a cambiaros!” dijo cuando todos gemíamos. Corrí hasta los vestuarios,
dejando a un muy confuso Edward con los demás de la clase. Tomaría una ducha,
así no apestaría.
“¿Bella? ¿Estás bien?” escuché a Rose decir detrás de las cortinas.
“Lo estaré tan pronto como le pegue un puñetazo a un tipo cuyo nombre empieza
por E y termina en N” rechiné los dientes mientras me ponía la camiseta. Rosalie
rió.
“¿qué pasa? ¡Ganaste!”
“No exactamente…” la contradije.
“¿Qué quieres decir?”
“¡Que esa pequeña comadreja me dejó ganar a propósito!” gruñí.
“¿En serio? ¿Cómo se ha atrevido?”
“¡Lo sé! ¿Te importa Rose?” abrí las cortinas.
“Por supuesto que no… Tómate tu tiempo” me guiñó y se fue. Ella sabía
perfectamente qué era lo que iba a hacer. Iba a tener una charla con mi querido
amigo Edward. Cogí mi bolso y salí al gimnasio.
Lo encontré ya cambiado, bebiendo agua de su botella. Sus ojos estaban
cerrados, por lo que no me vio. Lo miré con los brazos cruzados en mi pecho. Tan
pronto como abrió los ojos, se bañó en agua, sobresaltado. Se lo merecía.
“¿Quién te crees que eres?” dije intentando calmarme.
Me miró “¿Alguien al que has ganado?”
“¡Si quería que me lo pusieras fácil, te lo hubiera pedido!” dije con fiereza.
“¿De qué estás hablando?” preguntó, pretendiendo ser inocente.
Guárdate eso para quien te crea. Te vi jugar a noche… me hubieras ganado
fácilmente si hubieras querido. Pudiste bloquear muchos de los disparos que
hice, pero no lo hiciste. Especialmente el último disparo. ¡Era muy alcanzable!
¿Así que qué? ¿no soy lo suficientemente buena para que me tomes en serio?” le
solté enfadada cuando frunció el ceño, pero una sonrisa se trazó en sus labios.
“Vale… lo admito. No estaba jugando lo mejor que sabía ahí fuera, pero tengo
una razón. Estaba curioso de lo que me habían dicho mis amigos. Quería ver “tu
juego” Bella, si hubiera bloqueado tus tiros, no hubiera podido verlo. Ellos
estaban equivocados. No eres “buena”, como ellos te pusieron, ¡Eres increíble!
Sinceramente, eres una buena jugadora Bella” dijo sonriendo, y mirándome a los
ojos. Si pensaba que me iba a deslumbrar y que funcionaría, estaba muy
equivocado.
“¿haciéndome la pelota?” pregunté secamente. Él rió.
“quizás…” dijo aún riendo “pero todo lo que te dije lo sentía, lo siento si te he
molestado. Si te digo la verdad, me pillaste con la forma de moverte y de tirar
que tienes… A veces me olvidé que estaba jugando contigo… viendo que eras lo
suficientemente buena” dijo suavemente, sin ningún indicio de humor. Parecía
sincero, como si estuviera diciendo la verdad. Pero no iba a perdonarlo. Me calmé
un poco, pero la urgencia de abofetearle todavía estaba ahí. Nos miramos el uno
al otro por unos segundos, y él rompió el silencio.
“¿Así que estás enfadada conmigo otra vez?” me preguntó con una enorme
sonrisa. Vuelve al señor que hace enfadar.
“¿Tú qué crees?” dije sarcástica
“¿En serio? ¿Por qué? ¿Por yo perder?” preguntó intentando mantener una cara
seria. Me burlé y me giré para darle la espalda. Era una bonita forma de decirlo,
Cullen.
“A todo esto, no me has dado tiempo de felicitarte, está dentro de las normas
estrechar la mano de tu oponente al final del partido.” Bromeó y me tendió la
mano.
Se la aparté “Qué le den a las normas entonces” dijo Edward y continuó
sonriendo. Como deseaba borrar esa sonrisa de su cara. Se estaba divirtiendo
demasiado.
Caminé alejándome de él. No lo soportaba más. No me sorprendería que
terminara en la oficina principal por su culpa.
“Oh, de todas maneras, ¡Felicidades!” gritó desde atrás.
“¡Vete al infierno Edward!” dije sin mirarlo.
“¡Gracias!” bromeó. Idiota.

Capítulo once: La que mata a Romeo

Estúpido Edward. Estúpido. Estúpido. Estúpido. Estaba segura que mi cabeza


estaba echando humo cuando iba de camino a ELA (N/T: No tengo ni idea del
nombre completo xD). OH no, ¡ELA! ¡Él está en esa clase también! ¡Maldición!
¿No soy afortunada?
Menos mal que estuve la primera en la clase. Saqué mi libro, Sentido y
Sensibilidad, y empecé a leerlo. Unos pocos chicos entraron en la clase, incluido
Edward.
El timbre sonó, y la profesora prácticamente entró corriendo al aula.
“Hoy…es el día del casting de nuestra maravillosa obra, Romeo y Julieta del
grandioso escritor de teatro, ¡William Shakespeare!” alzó sus manos al aire de
manera dramática. Puse los ojos en blanco, aquí vamos otra vez con
Shakespeare.
“¡Ahora! ¡Se hará el casting de los principales personajes! ¡Así que quiero a los
chicos en el lado derecho, y las chicas en el izquierdo!” dio palmadas cuando nos
levantamos de nuestros pupitres, moviéndonos lentamente hacia la otra parte de
la habitación. Jessica me mandó una mueca de desprecio, cuando yo le mandé
una sonrisa de suficiencia. Hoy iba a ser uno de esos días.
La señora Caughman nos dio el guión. Algunos chicos lo miraron con la boca
abierta.
“¡Tío! ¿Cómo te lees esta cosa?” un atleta rubio le tendió el guión a Edward. Tony,
creo, murmuró para él.
Le di un vistazo rápido a mi guión, no quería fanfarronear, pero he leído esta obra
por más de tres veces. De hecho, casi me lo sé de memoria.
“¡Vale chicos! ¡Primero Romeo y Julieta! Y sí, como he dicho antes, ¡todos
vosotros haréis el casting de esas partes! Ahora, empezaremos con… Señor
Watson, empezaremos contigo, y entonces tendremos a la señorita Smith
leyendo la parte de Julieta…” sonrió cuando el chico pareció asustado.
“Primer acto, quinta escena. Empieza con ‘Si con mi mano’ y termina en ‘un
tierno beso tan rudo contacto’.” Le indicó cuando el chico buscó la página
nervioso.
“Si con… con mi mano, por demás indigna pr-profano este santo relicario, he aquí
la gentil expiación: Mis la… labios, como dos ruborosos pe… peregrinos, están
prontos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contaaacto.”
El muchacho se volvió rojo “Gracias señor Watson…” la profesora sonrió cuando
le indicó a la chica más cercana a ella, Andrea Smith para que leyera.
Escuchamos un alto chillido.
“¡El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto! ¡El palmero sólo ha de
besar manos de santo!”
“Gr… gracias Andrea…” Mis oídos se dañaron gravemente. ¿Qué pensaba que era
esto? ¿Opera?
Continuamos leyendo. Los chicos parecían muy nerviosos; estaban mirando al
reloj, deseando que esta pesadilla terminara. Las chicas se estaban esforzando
mucho, por si elegían a Edward. Sí. Cómo si él quisiera hacer esto.
“¿Señor Cullen?” la profesora estaba ceñuda ahora, pero Edward no parecía para
nada asustado. Estaba apoyado en la mesa, perfectamente calmado. Las chicas
chillaron, y él se rió para sí.
“Si con mi mano, por demás indigna profano este santo relicario, he aquí la gentil
expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos, están
prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto.”
No se lo estaba leyendo del guión, ya lo había memorizado. Habló fluidamente
con su perfecta y aterciopelada voz. Las chicas ahogaron un grito, incluso yo
estaba impresionada. De hecho, habló como si fuera un actor, quizás mejor.
Estaba calmado cuando soltó las líneas; los chicos estaban sorprendidos de que
su capitán leyera Shakespeare. Suspiré. Aparentemente, no era tan sólo bueno
en baloncesto… ¿también Shakespeare? Me sorprende más a cada día que pasa.
No estoy segura si a mal o a bien…
“Gracias Señor Cullen” La señora Caughman estaba impresionada. Sonrió y tomó
varias notas debajo del nombre de Edward.
“¿No es perfecto?” Ronroneó Jessica cuando las otras se unieron a ella. Edward
sonrió y apartó la mirada de ellas.
“Wow tío, eso ha sido… profundo” Jamie dijo con los ojos abiertos.
“¿Jamie? Eso es lo que ponía en el guión, yo no escribí eso, lo sabes” Edward rió
cuando le dio una colleja a su amigo “¡Ow!”
“Vale… ¿Señorita Stanley?” Jessica se levantó, cuando vio que era la que iba
detrás de Edward en el casting. Le guiñó y le dijo “Hey” asquerosa “Ejem…
¡Atención por favor!” gritó para llamar la atención de todos desde que después de
la actuación de Edward se pusieran a hablar. Rodé los ojos. Háblame de
dramatismo.
Cogió una profunda respiración y empezó con el discurso con una equivocada y
muy puesta voz.
“El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El plamero sólo ha de
besar manos de santo.”
“Es Palmero” la profesora la corrigió. ¿Plamero? ¿Se puede saber qué es eso?
“Sí… cómo sea,” dijo despectivamente cuando le dio a Edward otro guiño y se fue
a su sitio, confidente. Edward tosió para esconder una risa, vi a otra gente reírse
por lo bajo por su actuación. Jessica se movió el pelo estiradamente y pensó que
estaban impresionados.
“Señorita Stanley, gracias…” La señorita Caughman frunció el ceño cuando
Jessica sonreía ampliamente.
“¡Parece que voy a ser Julieta!” dijo de manera optimista a sus amigas cuando
estas le mandaban unas sonrisas no muy convincentes.
“Seguro Jess” se rieron entre dientes nerviosas.
“Por encima de mi cadáver” escuché a la profesora decirse para ella, tuve que
reírme.
Muchos chicos y chicas leyeron, y yo esperé en silencio, mirando al vacío.
“…están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto…”
“Gracias Señor Houston. Siguiente, Isabella” la profesora sonrió cálidamente.
Miré hacia atrás para encontrarme que no había nadie detrás de mí. Era la última.
Abrí mi guión rápidamente por la página, deseando que no se descubriera el
hecho de que no estaba escuchando.
“El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de
besar manos de santo.”
No lo estaba intentando realmente. Quiero decir, que no quería ser Julieta para
nada; de hecho, no quería estar en la obra. Lo que me sorprendió a mi fue que
todo el mundo estaba mirándome con caras en shock por alguna razón. Edward
estaba sonriendo torcidamente, sus ojos me miraban.
“Bueno gracias, Señorita Swan” la profesora sonrió otra vez y miró hacia sus
papeles otra vez.
“Afortunadamente, sois los últimos que tenéis el casting, mi clase de las tardes
está haciendo otra obra, Hamlet, también del magnífico Shakespeare, porque el
director quiere hacer dos obras. ¿Así que adivinen qué? ¡Puedo elegir a los
personajes hoy ya que sois mi última clase! ¿No sois afortunados chicos?” dijo
emocionadamente cuando todos gemimos. “Ahora, si volvéis a vuestros sitios,
¡Tengo un anunciamiento que hacer!”
Caminé lentamente hasta mi sitio. ¡Maldita sea! ¡Quedan 7 minutos de clase
todavía!
“Como sabéis, ha sido una muy difícil decisión para mí. Hay muchas promesas
como actores y actrices, pero tengo que elegir lo mejor de lo mejor. Así que…
¡tambores por favor!” Cierto. Una muy difícil decisión, ¿Entonces por qué ha
tardado un segundo en elegir?
Algunos alumnos golpearon las mesas como modo de tambores para satisfacer a
la profesora.
“Nuestro Romeo este año será… ¡el Señor Edward Cullen!”
Las chicas estaban gritando felices cuando los chicos lo felicitaban. Edward solo
soltó una risa entre dientes, y miró hacia su regazo.
“¡Eso ya lo sabíamos!” la gente chillaba y las chicas movían sus pestañas.
“¡Déjame ser Julieta por favor! ¡Déjame ser Julieta por favor!” las chicas
murmuraban con las manos cogidas por debajo de las mesas. Yo sabía que ellas
querían estar en la obra porque él estaría en ella. Obviamente, si actuaran como
Romeo una pandilla de cretinos, sé que harían todo lo posible por destrozar la
obra, y no es que lo pudieran hacer mucho peor…
“Nuestra Julieta de este año, lo que también es una sorpresa… también de esta
clase” la profesora murmuró cuando Jessica gritaba “¡Sí! ¡Soy yo!”
La señora Caughman la ignoró y continuó “¡Nuestra Julieta será la señorita
Isabella Swan!” Isabella Swan… ¡whoa! ¡Espera un minuto! ¿Ha dicho mi
nombre?
“¿¡Qué!?” Jessica y yo chillamos al unísono, su cara cayó cuando la mía se
quedaba en shock.
“La señorita Swan fue la mejor Julieta de todas. Ella es Julieta.” La profesora dijo
lentamente para que Jessica lo entendiera.
Estaba hiperventilando ahora. No. No. No. No. No.
“¿Qué pasa, señorita Swan?” la profesora me preguntó, confusa.
“No puedo hacer la obra…Yo… um” tartamudeé sin ideas.
“¡Sin excusas! Edward y tú vendréis después del colegio hoy para trabajar
algunas líneas juntos…”
“¡De ninguna manera!” chillé cuando vi a Edward sonriendo triunfante, sus
manos estaban detrás de su cabeza.
“¿Perdone?” la profesora parecía furiosa.
“Lo siento. ¡Pero no puedo hacer la obra! ¡Tiene que cambiarme por cualquier
otro! ¡No soy su Julieta! Y a parte, ¡No voy a hacer la obra con él!” señalé a
Edward.
“Señorita Swan, así va a ser como si le gusta o como si no” me miró con
desaprobación.
“¿No puedo ser quién mata a Romeo por algún cambio? Seguramente al director
no le importará que le añadamos un personaje extra a la obra” rogué cuando
escuché a Edward reír.
“¿Qué es tan divertido Cullen?” me giré hasta él ácidamente.
“¿qué te pasa Bella? ¿Asustada por tener miedo escénico?” dijo bromeando.
“Quizás si Romeo no fuese como un idiota, lo consideraría. Pero desde que
Edward es uno, me temo que es imposible” dije secamente.
“O quizás si Julieta no fuese tan cabezota, y nunca pensara en los propósitos de
las otras personas no estaríamos discutiendo ahora mismo.” Contestó
ácidamente. ¡Sabihondo, sabelotodo!
“¡Al menos yo no miento ni digo cosas falsas para tener las cosas como quiera!”
me levanté de mi asiento y empujé a la mesa sin pensarlo. Aún estaba enfadada
por el incidente del gimnasio.
“¿Ves? ¡Siempre eliges cosas tan personales! ¡No fue nada! ¡Y no mentí! ¡Y
tampoco hice nada falso!” carraspeó sus dientes y se puso de pie también.
“Puede que no sea nada para ti, pero para mí, ¡fue un insulto!”
“¡suficiente! ¡Sentaos en vuestras sillas! ¡No toleraré esto en mis clases! ¡Sin
almuerzo, los dos! ¡Por molestar en mi clase!”
“¿¡Qué!?” ambos exclamamos, indignados. Oh mierda. ¡Al unísono!
“¿Eso significa que no tenemos por qué ser Romeo y Julieta?” Edward preguntó,
esperanzado.
“Suerte por vosotros, os voy a dar otra oportunidad. Quiero que encontréis fuera
la forma de trabajar uno con el otro, sin estar todo el día discutiendo. Si la
fastidiáis, ya podéis estar dando un beso de despedida a vuestro semestre.
Cielos…” respiró.
Edward y yo nos miramos el uno al otro y nos giramos “¡Ding!” el timbre sonó y
lo chicos parecían decepcionados de que el drama terminara. Jessica hizo un
mohín después de darme una agradable y larga mirada, y salió de la habitación
enfurruñada. Edward y yo nos intentamos escaquear de la habitación cuando la
profesora no estaba mirando; quizás estaba bromeando, o asustándonos con
todo eso de lo del director…
“¿Edward? ¿Bella? Venid aquí” La señora Caughman nos llamó desde su mesa.
“¡Maldición!” ambos murmuramos bajo nuestra respiración, menos mal que ella
no nos escuchó.
“Aquí está el papel para el castigo” nos lo dio cuando nosotros gemimos.
“Espero que consigáis trabajar juntos, porque aparentemente, tenéis la misma
actitud en la clase del señor González, ¿Estoy en lo cierto?” ella alzó sus cejas y
yo miré hacia mis pies. No dijimos nada y esperamos a que nos diera permiso
para irnos. Tan pronto como lo hizo, me fui hacia las tiendas de comida para
coger algo para la hora de castigo, que empezaba en 5 minutos. Vi “Tienda del
colegio” algún tipo de supermercado, y compré mantequilla de cacahuete y un
sándwich, un bote de limonada, y me dirigí hacia el aula de castigados. El aula de
las consecuencias.
No me sorprendí de verlo ya allí comiéndose un sándwich de jamón y queso. Él
era el único en la habitación ya que el profesor aún no había llegado.
Desafortunadamente, sólo había una silla a su lado. O esa o la silla del profesor,
que no creo que le gustara encontrarse a un alumno sentado en su silla. Así que
no tenía elección. Comí en silencio y esperé. ¿Habían pasado como cuánto? ¿10
minutos? Y no había señales del profesor. Terminé el almuerzo rápidamente y
miré a un punto en el vacío. Parecía como si hubiera estado haciendo muchas
cosas hoy. Entonces me percaté de que me estaba mirando.
“¡Qué!”
“Nada…”
Después de tres segundos de silencio, no podía sostenerlo más.
“Esto es todo por tu culpa. Ya sabes, yo nunca, pero nunca, he tenido un castigo,
¡y tú! Tú tienes que permitirme pasar por esa experiencia antes de salir de un
instituto ¿no?” le regañé.
“¿Mi culpa? Tú eres la única que ha empezado esto.” Soltó.
“¿Qué? ¿Esperas que me olvide de lo que paso en el gimnasio? Sin almuerzo es
como tú sueles estar, ¿pero adivina qué? ¡No es cómo me gusta pasar mi tiempo
del almuerzo! ¡Mi perfecto expediente! ¡Arruinado por ti!” escupí señalándolo con
el dedo en mi última palabra. Las palabras salieron de mi boca, sin haber
pensado cómo de ridículas sonaban.
No miramos fijamente el uno al otro por un largo minuto, y ambos nos echamos
a reír.
“¡Oh dios mío! Deberías… deberías haberte visto la cara cuando dijiste… ‘Mi
perfecto expediente’” dijo, riendo, con sus puños golpeando la tabla de la mesa.
“¡Calla!” dije entre mis risas tontas, sosteniendo mi estómago y golpeando su
brazo al mismo tiempo. Sabía que había exagerado con lo de ‘Perfecto
expediente’, pero no lo pude evitar. Mi estómago me dolía mucho, ¡Y estaba
teniendo problemas para respirar! No reímos a carcajadas un largo tiempo y
finalmente nos calmamos.
“Vale… no más risas, supuestamente estoy enfadado contigo” me recordé a mí
misma y crucé los brazos enfrente de mi pecho, poniendo un mohín ligeramente.
“¿Estás segura?” dijo tentándome, y parecía difícil para él mantener una cara
recta…
“Si, por supuesto” dije severamente. Me miró con una sonrisa mona.
“Realmente lo siento por lo que hice. ¿Hay alguna forma de que me perdones?”
suplicó suavemente.
“Nop, eso es lo que hay por ser un completo idiota” giré mi cabeza hacia otro
lado e intenté no reírme por su expresión mona. Parecía pensativo por un
momento, y luego una sonrisa apareció en su rostro.
“¿Y tampoco si te muestro y te enseño el tiro circular?” Mi corazón dio un golpazo.
¿El tiro circular? ¿Iba en serio? Lo miré sospechosamente y pareció complacido
de que esas palabras me estuvieran tentando. ¿Mis opciones? Una, podía ignorar
la tentaciñon y estar enfadada con él por el resto del curso, quitando Ela y
Biología que era mi compañero. ¿Opción dos? Podía aceptar su oferta, dándole
otra oportunidad, aprender cómo se hace el tiro con el que había soñado desde
que tenía ocho años… y caerle bien a la profesora, y no es que me preocupara. Me
vio pensando, así que presionó algo más…
“Te lo enseñaré después del colegio, o cuando tú quieras. Con tu habilidad en el
baloncesto y mi técnica, lo aprenderás en apenas tiempo. Por supuesto él tiene
que echarse flores… Sonrió y esperó a mi respuesta. Lo pensé por un largo
tiempo. Y él me miraba intensamente.
“Vale… bien. Pero” me pausé y vi como si cara se alumbraba y caía ligeramente.
“No significa que te haya perdonado completamente. Voy a hacerlo para sacarme
el graduado, no por ti, grábatelo, ¿Entendiste?”
“Sí” dijo y sonrió ampliamente. La puerta se abrió, y una profesora, guapa, en
sus treinta años entró.
“¡Lo siento, llego tarde! Agh… ¡Reuniones!” rodó sus ojos “Espero que se hayan
comportado” no pude evitar darme cuenta de que ese comentario iba dirigido a
Edward.
“Sí lo hicimos” Edward y yo contestamos juntos, riendo.
Iba a decir algo más pero el timbre la interrumpió.
“¡Sois libres para iros! Oh, y ¿Edward? Por favor, mantente alejado de los
problemas” dijo, guiñándome. Me reí cuando Edward puso los ojos en blanco.
“sí señorita” rió.
Caminamos fuera de la habitación conmigo detrás de él. Él echó su bolsa de
basura en la papelera y esperó a que hiciera lo mismo.
“Y…” dijo cuando vio que había terminado, y caminaba hacia él.
“Y…” imité, con mis manos en los bolsillos de la chaqueta.
“¿Dónde lo dejamos?” preguntó casual.
Suspiré y dejé de andar. Hizo lo mismo y esperó pacientemente a mi lado
“Supongo que esto es una tregua”
“Vale… por la obra de teatro y por la clase de Biología” añadió con un
asentimiento, sonriendo.
“Exacto” sonreí también, complacida de que me hubiera captado las palabras.
“Entonces… ¿tregua?” sostuvo su mano, sus ojos miraban los míos con
sinceridad.
“Tregua” por ahora. Estreché su mano y el puso una brillante sonrisa.
Capítulo doce: ¡Jimmy Choos es igual a problemas!
La gente nos observaba curiosamente cuando caminábamos juntos hacia
Biología. No era que lo hubiéramos planeado ni nada, ambos teníamos esa clase
después así que no nos dejaba otra elección. Tres clases (Incluyendo almuerzo)
con Edward Cullen... Era como un sueño hecho realidad. No. Si sólo ellos los
supieran...
Muchas chicas rodeaban el asiento de Edward cuando entramos a la clase. Me
miró pidiendo que lo disculpara, dándome una mirada “¿Qué?
Yo-no-los-he-invitado”. Puse los ojos en blanco y me senté en mi asiento,
sacando mi novela para leer.
“¡Hola Edward!” chillaron cuando Edward se dirigía a su asiento.
“Hola chicas” les devolvió el saludo, no prestando mucha atención.
De repente las chicas se volvieron a sus sitios nerviosamente. Estaba confusa al
principio, pero entonces vi el motivo de sus retiradas. Lauren Mallory. Las miraba
con una mirada “Cómo-te-atreves-a-hablar-con-mi-Edward” y por supuesto,
mandándome un gruñido. Se giró dulcemente a Edward.
“Hola guapísimo” dijo, sonriendo asquerosamente.
“Lauren” dijo sin emoción, y ¿Había imaginado esa mueca?
“y... ¿Qué hiciste anoche?” preguntó, poniendo lo que se supone que era una
sonrisa seductora.
“Estaba en el partido, ¿Recuerdas? Estabas allí” le recordó. Yo intenté esconder la
risa. ¡No era capaz ni incluso recordar las cosas de la noche pasada!
“Oh dios mío, tienes razón” se golpeó su propia frente.
“¿Qué haces esta noche?” preguntó, batiendo sus pestañas otra vez, Edward le
contestó:
“Ummm…” tartamudeó nerviosamente “Deberes, sí, deberes” dijo, satisfecho de
su respuesta.
“Oh vamos” rodó sus ojos y rió entre dientes “Buena Edward, ambos sabemos
que tú no haces deberes” lo dijo como si pareciera una palabra fea.
“Está bien, me has pillado… tengo que mmm…ir a una reunión de estudiantes”
dijo, riendo nerviosamente.
“Oh” su cara decayó, decepcionada “Quizás en otro momento…” murmuró.
Edward no dijo nada pero se rió otra vez nervioso. El señor González entró
dándole a Lauren una desaprobadora mirada.
“Señorita Mallory, estoy seguro que escuchó el timbre. Por favor vaya a su sitio.”
Le dijo a Lauren mientras esta murmuró “maldito viejo”
“Adiós Edward” se despidió con la mano y saqué mi pie a propósito cuando ella
estaba pasando. Se tropezó y dio un grito ahogado.
“¡Señor como-te-llames! ¡Esta zorra de aquí ha intentado hacerme caer a
propósito!” chilló, señalándome con esa cosa a la que ella llamaba dedo.
“¿De qué estás hablando? ¡Tú eres la que ha caído en mi pie! ¡Ahora gracias a tu
Jimmy Choos, mi pie estará hinchado para el resto de la semana!” mentí,
chillándole.
“¿Qué me estás llamando? ¿Gorda?” me chilló cuando Edward se tocaba la
cabeza intentando esconder su risa.
“Nunca dije que lo fueras” canté con una sonrisa. Me frunció el ceño y volvió con
sus ataques.
“¡Ella estaba totalmente intentando matarme! Ayer, o fue el otro día” se paró
pasa pensar…Iba a decirle que no pensara mucho con el cerebro que tenía, pero
decidí callarme “Intenté hacerle caer, y ¡ahora me la está devolviendo!
¡Castíguela o suspéndala!”
El profesor la miró con una mirada divertida…
“¡Ooops!” se tapó su boca, arrepentida de lo que había dicho.
“Quiero decir… quiero decir…” tartamudeó. Dio un gruñido y se fue a su sitio. Que
tonta. Edward me dijo “Buen trabajo” y me imaginé que tenía una enorme y
triunfal sonrisa en la cara. Se la iba a devolver de una manera o de otra.
“Vale... después de terminar nuestra pequeña discusión” miró a Lauren “Es la
hora de la clase” admito que nunca me gustaba el Señor González, pero después
de nuestro incidente, estoy empezando a pensar que es un profesor guay. Allí en
Nueva York los profesores eran MUY estrictos y anticuados... si esto lo
hubiéramos hecho allí en casa, Lauren y yo seguramente habríamos terminado
castigadas, no importa quien empezara la discusión. Pero a mí me gusta estar en
el lado bueno del profesor en vez de llamarlo Como-te-llames.
“Abran los libros por la página 120” dijo una vez que ya estábamos en silencio.
“¿Señor González?” levanté la vista y vi que Edward había levantado la mano.
“¿si?”
“Dejé mi libro en la habitación...” dijo inocentemente mientras se pasaba su
mano por el pelo.
“Puede compartirlo conmigo Señor González” salió voluntariamente.
“Gracias por su oferta señorita Mallory... Pero no creo que vaya a mover al señor
Cullen a la otra parte de la habitación. Buebo, si a Isabella no le importa
compartirlo ¿Por qué no lee con ella?” sugirió. Vale, los pensamientos positivos
sobre él se esfumaron en el preciso momento en que esas palabras salieron de su
boca.
“Umm...” iba a contestar no cuando Edward me levantó las cejas recordándome
nuestra tregua.
“Claro, no me importa” suspiré y rodé los ojos cuando deslicé mi silla hacia la
derecha.
“Gracias” dijo Edward optimista, y acercó su silla a la mía. Lauren gruñó.
El señor González nos exlicó el paso de la evolución cuando yo tomaba apuntes,
para tener mi mente ocupada. Sin embargo, no era de ayuda. Podía sentir su
respiración en mi piel y sentí escalofríos por mi columna cuando respiraba. Me
dije a mí misma que ignorara el hecho de que estuviera a pocos centímetros de
mí, pero no me funcionó.
“¿Podrías por favor no hacer eso?” le chillé calladamente cuando me di cuenta de
que estaba leyendo por encima de mi hombro.
“Lo siento, bonita letra a todo esto...” comentó con una enorme expresión de
suficiencia. Lo miré, y el sacudió su cabeza inocentemente.
“En serio, es muy ceñida”
“Gracias” dije secamente cuando volví mi atención hacia el profesor. Edward
continuó mirándome durante la clase, y bajaba la mirada hacia el libro haciendo
como si estuviera escuchando cuando el profesor miraba en nuestra dirección.
Me ayudó cuando toco el timbre. Me siguió hasta fuera de la puerta,
“Gracias por compartir el libro” dijo humorístico, sonriendo.
“De nada” me mordí el labio antes de que dijera algo de lo que después pudiera
arrepentirme.
“La última clase que tienes conmigo hoy, apuesto a que te sientes aliviada…”
sonrió.
“No tienes ni idea. Gimnasia, inglés, Castigo, y Biología… alivio se queda corto”
sonreí, parecía complacido de que no estuviera siendo el cien por cien seria.
“Bueno, pues disfruta el resto del día sin mí” movió su mano y los dedos. Me tuve
que reír ante ello, con una sonrisa torcida que quita la respiración, desapareció
entre la gente hacia los pasillos.
Cuando iba de camino a mi clase de francés, pasé el servicio y de repente, una
mano me agarró.
“¿Qué…?” iba a decir mierda cuando caí al suelo y no pude terminar la frase. En
frente de mí, vi un par de piernas flacas con Jimmy Choos en ellas. Sabía
inmediatamente de quien se trataba. Lauren.
“Qué raro verte aquí Bella” dijo con una enfermiza sonrisa.
Me enderecé y me puse de pie con la ayuda del lavabo. La mire… ¿¡A ella qué le
importaba!?
“Podría decir lo mismo de ti. Así que ¿Qué quieres?”
Su cara se arrugó “Eres una zorra ¿Lo sabías? ¿Cómo te atreves a interpretar a
Julieta cuando Edward es Romeo? ¡Tú sabías perfectamente que yo quería ese
maldito papel!” tensó sus puños.
“¿Las noticias vuelan no? Lo primero de todo, yo no quería exactamente
participar en la obra. Quiero decir, quién en su sano juicio querría hacer la obra
con Cullen? Oh sí, por culpa de la estúpida obra, ¡acabé castigada!” le escupí
furiosa cuando ella bufaba.
“No me importa, abandona ahora” dijo con sus ojos mortíferos. Dos pueden jugar
a este juego. Yo ya sabía de miradas mortíferas en Nueva York. Y nadie quería
entrometerse en mi camino entonces.
“No voy a abandonar, necesito mi graduado, y además, no quiero hacer algo que
tú quieras que haga” dije, dándole la misma sonrisa arrogante que me ella y sus
amigas me dieron.
“¡Tú… tú… tú!” tartamudeó, sudando. Intenté no reírme ante el pobre intento de
llamarme.
“¿Muda? Porque, ¡yo estoy asombrada!” imité una expresión de shock, y puse
una mano en mi boca para parecer sorprendida.
“Lo voy a decir otra vez, Swan. Abandona la obra, o te lamentarás…” gruñó a
través de sus dientes, temblorosos de la furia.
“Lo tendré en cuenta, Mallory. Sinceramente puedo quitarle importancia a todas
las cosas que me hagas” me crucé de brazos. Eso hizo que se enfureciera más.
“No digas que no te he advertido. Y no te sorprendas mañana cuando seas
llamada por la profesora y te diga que estás fuera de la obra. Mi madre está en el
comité, y todos los profesores la escuchan, o si no se los hará pagar.” Alzó su
cabeza con orgullo. Así que por eso es tan arrogante. Su madre está en el
comité… como si eso importara.
“Gracias por la advertencia” dije sarcásticamente. Lo que ella no sabía, es que si
hacía que me quitaran de la obra me estaría haciendo un gran favor.
“Ah, a todo esto, antes de chillarme a mí, deberías ir a hablar con tu amiga
Jessica, estuvo pegada a todas horas en Inglés a Edward, ¡Y pensaba que
conseguiría el papel! ¡Que desconsiderada en no pensar en ti!” sonreí cuando ella
abrió sus ojos como platos del asombro y gruñó. Aparentemente, Jessica no
contaba con Lauren en esto.
“¡Cállate! ¡Mentirosa! ¡Zorra!” chilló.
“Compruébalo tú misma, yo no era la única que estaba allí, de hecho, le puedes
preguntar a tu preciado Edward. Me tengo que ir. Estuvo bien quedar contigo en
el… Baño. Lo tenemos que volver a hacer pronto. Adiós ummm… ¿cómo es la
palabra que tú has usado? ¡Zorra! Sí eso, ¡Adiós zorra!” le guiñé y le cerré la
puerta de un portazo cuando me fui. No podía dejar de reír cuando me dirigía a mi
siguiente clase.
Escuché un alto grito proveniente del baño. La gente lo miraba curiosa,
probablemente preguntándose de quién es ese familiar grito. Le ha tomado
tiempo el comprender como está la situación. Imbécil.

Cuando volvimos a los dormitorios, vi a Alice, Jasper, Rosalie y Emmett


tumbados en el sofá y besándose.
“¡Joder chicos! ¿No podéis iros a una habitación o algo?” fruncí el ceño y ellos
apartaron sus cabezas.
“Técnicamente, estamos en una habitación” Emmett señaló cuando Rosalie saltó
de su regazo.
“¿Dónde estabas Bella? ¡No te hemos visto en todo el día!” sonó Alice preocupada
cuando caminó hacia mí para darme un abrazo.
“Créelo o no, tuve castigo sin almuerzo” puse una mueca de horror ante la
palabra.
Ahogaron un grito “¡No!”
“¿Hey es verdad que has jugado un uno-contra-uno contra mi hermano
pequeño?” preguntó Emmett emocionado. Le di una mirada a Rosalie…
“Yo no se lo dije. Fue toda la escuela” dijo inocentemente. Gemí, justo lo que
necesitaba.
Alice parecía enfadada “Vale Bella, empieza por el principio y cuéntanoslo todo”
“Bueno, hoy en el gimnasio… la clase de Edward se unió a la nuestra desde que
les pasó algo. Vino hacia mí y me dijo que quería jugar un uno-contra-uno
conmigo. No me hubiera dejado sola, así que accedí. Y al final, ¡me dejó ganar!”
“¡No!” había horror y furia en el rostro de Alice.
“¡Lo sé! ¡Estaba súper enfadada! Después en la cuarta hora, hicimos el
casting-gracias a Dios que tú tienes inglés después del almuerzo Alice- y de todo
el mundo, la profesora nos cogió a Edward y a mí para hacer ¡Romeo y Julieta! Yo
me enfadé y Edward se burló. La furia se hizo dueña de mí cuando me acordé de
lo del gimnasio, me perdí en el temperamento, y le grité. De todas formas,
estuvimos discutiendo y la profesora se enfadó… lo siguiente fue que estábamos
castigados”
“¡Espera! ¿Tú y Edward vais a interpretar Romeo y Julieta?” los ojos de Alice
estaban brillando débilmente.
“¿Por qué estás tan emocionada?” le fruncí el ceño. Ella chilló y dio palmadas con
las manos. Rosalie se veía feliz también, vi como una amplia sonrisa se hacía
paso en sus labios.
“Bueno, nosotros normalmente no vamos a las obras de teatro, pero haremos
una excepción este año, desde que Edward y tú estáis en ella” ella me guiñó
cuando yo gemí.
Jasper se estaba riendo “¡He oído sobre ello Bella! ¡Va a estar todo el campus!
Escuché algunas estudiantes de último curso hablar sobre ello… chicas” rodó sus
ojos cuando Alice le golpeó.
“¿Y no me lo dijiste?” le dijo, desaprobadoramente. Emmett estaba haciendo
sonidos de ‘Ohh’ de fondo.
“Cariño, no estaba seguro. Además, ¿No ha sido mejor oírlo de Bella?” preguntó,
sonriendo inocentemente.
“Yo sabía que si tú habías estado castigada era por algo relacionado con Edward”
dijo Emmett yo lo miré y le pegué una colleja. Los demás se rieron.
“¿Y cómo acabó?” preguntó Rosalie
“¿Acortar la larga historia? Seguimos gritándonos un rato más… y después
acabamos riéndonos. Al final hicimos una tregua” dije rápidamente, deseando
que no le hubieran prestado mucha atención a ello. Y estaba equivocada con ello,
porque eso jamás ocurriría. Todos se rieron.
“Aquí estaba pensando que hiciste las paces con él ayer, ja ja, te enfadas con él
otra vez hoy, y luego lo arregláis otra vez… ¡oh dios mío! ¡Esto es muy confuso!”
Jasper estaba tumbado en el sofá riéndose a más no poder. Sus palabras fueron
difíciles de entender.
“¡Ohh! ¡Eso quiere decir que tenéis que besaros en escena! ¡Será divertido de
ver!” Emmett sonreía ampliamente cuando le di otra colleja.
“¡Calla! Si estabas anhelando hacerlo, ¿Por qué no lo besas tú?” le devolví
poniendo un mohín. Me abrazó,
“¡Oh vamos! ¡Si tú sabes que sólo estoy bromeando! Además, ¿por qué querría
besarlo a él cuando tengo a Rosalie?” dijo plantándole un beso en los labios.
“Te juro Bella, que Edward y tú sois imanes, primero compañeros de laboratorio,
y ¿ahora esto? Es el destino, chica.” Dijo Alice de forma divertida cuando yo puse
los ojos en blanco.
“No Alice, se llama mala suerte” la corregí. Me crucé de brazos y me incliné hacia
el sofá, esperando a que acabaran de reírse. Eventualmente, parecía que iban a
parar.
“Lo siento… prometo no hacer más comentarios fuera de lugar durante toda la
noche” sonrió Emmett.
“Esto… ¿Chicos quieres oír sobre Lauren o no?” pregunté casual, deseando que
eso hiciera que quitara de sus cabezas el tema Edward.
“¡OOH! ¡Sí! ¡Espero que sea bueno!” los ojos de Rosalie brillaban de la emoción
cuando lo dijo.
“Oh… lo es” dije con una oscura risita. Y la historia comienza…
Capítulo trece: ¡Hola señora Capuleto y Montesco!
Odio el sonido del despertador, especialmente cuando me despierta cuando
estoy en medio de un buen sueño. ¡Maldita sea! ¡Lauren estaba a punto de ser
expulsada! Pero seguramente se guarda cosas interesantes para cuando está por
aquí.
“¡Hey Bella! He comprado algunos donuts y café mientras estabas durmiendo”
dijo Alice, apoyando sus codos en mi cama.
“¡Oh Dios mío! ¡Gracias Alice! ¡Eres la mejor compañera de cuarto en la historia
de las compañeras de cuarto!” chillé.
“Lo sé” rodó sus ojos y me guiñó.
“¡Despierta dormilona!” Rosalie me pegó juguetonamente cuando entró en la
habitación.
“Vale, estoy despierta. ¡Necesito café!” me reí tontamente y salté hasta el baño.
Desayunamos en nuestra pequeña mesa del salón. Me esperaron a que me
cambiara y después salimos de los dormitorios.
Perfecto, tenían el casting para el resto de personajes, ayer, después del colegio.
Los papeles para Romeo y Julieta estaban puestos a la entrada del pasillo
principal. Cuando fui hacia allí, había un montón de gente por alrededor. Decidí
volver cuando esta gente se hubiera ido, en el caso de que la profesora cambiara
de idea de que yo fuera Julieta.
“Hey Bella” una suave voz vino desde atrás.
Me giré para ver a Edward detrás de mí, también leyendo la lista.
“Hola” sonreí. Devolvimos la atención al papel.
Casting Romeo y Julieta 2008
Romeo Montesco… Edward Cullen
Julieta Capuleto… Isabella Swan
Fray Lorenzo… Jamie Petersen
Mercutio… Adam Rathbones
Ama… Ángela Weber
Teobaldo… Tyler Crowley
Capuleto… Eric Yorkie
Señora Capuleto… Jessica Stanley
Montesco… Henry Gerald
Señora Montesco… Lauren Mallory
Paris… Mike Newton
Benvolio… Ben Cheney
Escala… Brian Ways
Fray Juan… Jackson Myers
Baltasar… George Hyde
Sansón y Gregorio… Mitchell Garcia y Daniel Houston
Abraham… John Lincoln
Boticario… Hayden Norman
Pedro… Sean Frost
Esa era la lista entera. Suspiré; creo que la profesora no ha cambiado de idea. Así
que ¿Jessica ha terminado como mi madre en la obra? Apuesto a que está
enfadada. Y Lauren la de Edward… qué sorpresa debe ser para ella. Bromearé
sobre eso después. Estaba encantada de que Ángela fuera el Ama. Ella parecía lo
suficiente cuidadosa y amable; imagina a Lauren o sus amigas con ese papel… Me
estremecí ante el pensamiento. Aquellos eran los únicos que conocía en la obra,
oh sí, y Jamie, el árbitro de mi juego ayer con Edward. El resto de nombres no me
eran familiares. Pero estaba segura de que Alice me los diría cuando volvamos a
las habitaciones.
“Oh Dios mío” sus ojos estaban abiertos como platos cuando él señaló el nombre
de Lauren. Me reí.
“Buena suerte con tu madre” bromeé cuando él puso los ojos en blanco.
“Gracias… ¡Agh! ¿Mike Newton? ¡Maldita sea! ¡Odio a ese tipo!” gruñó cuando
leyó el resto de la lista.
“¿Quién es?” pregunté, curiosa.
Se burló “Oh… Es un tipo que lleva escrito en la frente, PERDEDOR”
“Gracias por la presentación…” murmuré.
“¡Oh bien! Al menos voy a ganarlo en la obra” destacó una sonrisa muy animada.
Hablemos de inmadurez.
“qué afortunado…” rodé mis ojos.
“No, afortunada tú, por no tener clases con él” murmuró.
Más gente empezó a llegar “Mejor nos vamos o vamos a conseguir otro día con
castigo” dije, rodando mis ojos al pronunciar la palabra castigo.
Se rió entre dientes, “Realmente, los castigos no son tan malos desde que tú me
acompañas” se echó para atrás y me apartó el pelo de la cara. Mi respiración se
estaba volviendo irregular, y mi corazón se aceleró incontrolablemente. Se debió
haber dado cuenta, lo escuché dar otra pequeña risita.
“Supongo que te veré después Bella” sonrió torcidamente y empecé a andar
hasta mi primera clase. ¿Qué me pasaba? ¿Un pequeño roce y ya me daba
mariposas? Juro que Edward Cullen es la criatura más peligrosa viva. Pero no
estoy por él. Él es Edward Cullen. De ninguna manera.

El resto del día pasó rápido. Me encontré con mis amigos en el almuerzo, y
hablamos de la obra.
“¡Deberías haber visto la cara de Lauren cuando vio que actuaba como la madre
de Edward!” Jasper y Emmett chocaron los cinco. Ellos estuvieron al lado de ella
cuando miró las listas y chilló.
“¡Oh Dios mío! Si ella flirtea en escena con él, ¡Saldrá súper mal!” Rose exclamó,
trayéndonos otra vez una bandada de risas.
Los anuncios comenzaron y nos interrumpieron,
“¡Atención a todos los alumnos que participen en la obra de Romeo y Julieta este
año! Mañana después de las clases, ¡habrá un ensayo en el auditorio! ¡Todo el
casting será esperado allí! Empezaremos inmediatamente después del colegio,
¡así que no os entretengáis por el campus! ¡A la señora Caughman le gustaría que
todos participarais en la primera escena para memorizar todas vuestras frases
para los primeros cinco actos esta noche!”
“¡Tío! Tiene que perderse el entrenamiento, ¿otra vez? ¿Y por una razón en esta
vez?” Emmett señaló con su dedo miserablemente.
“No lo envidiaría. Quiero decir, tiene que tratar con todo su club de fans de
chicas…” me reí entre dientes, animándolo.
“Sí… es verdad” Emmett y Jasper suspiraron.
Los de último curso tienen un examen que preparar para mañana, así que tienen
que trabajar duro esta noche. Revisé mis e-mails en mi portátil mientras Alice
leía sus revistas de ropa. Había uno de mi madre,
Hola cariño,
¿Cómo van las cosas? ¿Te gusta el campus? ¿Los profesores? ¿Los chicos?
¿Alguno se ha metido contigo? Juro por Dios…
Los padres de Phil vinieron de visita, y tuve una oportunidad de conocer a mi
pequeño sobrino, Frankie, ¡que sólo tiene 2 añitos! ¡Es adorable! ¡Espero
escucharte pronto! ¡Llámame si necesitas algo!
P.D. ¿Sales con alguien?
Muchos besos y abrazos, Mamá.
Rodé los ojos. Mi madre estaba preocupada. Está muy abierta a mis relaciones
con los demás. No me daba la típica charla sobre chicos, por eso siempre hablaba
con ella sobre ese tipo de cosas cuando vivía con ella. Era más que mi madre, ella
era mi mejor amiga.
Mamá, ¡Respira!
Estoy bien, perfecta de hecho. He hecho muy buenos amigos. Mi compañera de
cuarto, Alice, es una chica realmente dulce. Así que su amiga, Rosalie, vive al
lado. Quedamos todos los días, y por supuesto, con sus novios, Jasper y Emmett,
los cuales son muy agradables. Vamos a hacer una obra, Romeo y Julieta. Estoy
en ella, desafortunadamente. El insti es genial, los chicos son amables también.
Y no. ¡NO TENGO NOVIO!
Con amor, Bella.
Después de contestar a mi madre, tuve que memorizar mis frases para la obra.
Gracias a Dios yo ya me había leído la obra unas veinte veces, así que no sería
tan duro. Alice y yo pedimos comida china para cenar, y no me di cuenta cómo de
hambrienta estaba. Alice tuvo que hacer su ensayo para clase de Historia, así que
estuvo ocupada también. Eso era bueno; no iba a ser mucha compañía desde que
tenía que estudiar.
Vi a Edward en Lengua la siguiente mañana. Nos saludamos mutuamente con un
‘hola’, probablemente recordándonos a nosotros mismos comportarnos hoy. El
almuerzo fue divertidísimo; ¡Emmett y Jasper tuvieron una mini lucha de comida!
Sin embargo, no duró mucho desde que Emmett accidentalmente tiró un trozo de
pan a la camiseta de Rosalie, que él pensaba tirar a Jasper. Rose estaba
enfadada; Emmett estalló en disculpas; pensando en maneras de que le
perdonara.
Él no estaba allí para Biología. Para mi desgracia, perdí mi concentración,
preguntándome qué estaba haciendo. ¿Se fue? ¿O está metido en algún lío?
Sacudí la cabeza, ¿Por qué me importaría a mí? No me importaba que no
estuviera allí. No debería preocuparme. Me guardé de decirme aquello, hubiera
sido de ayuda si escuchara la clase.
Después del colegio, me dirigí hacia el auditorio como la profesora nos dijo.
¿Estaba intentando ser una buena chica, o simplemente quería una excusa para
ver si él estaba ahí? La primera, sin duda.
Sorprendentemente, él estaba ahí. Me saludó con la mano, y sin pensar, caminé
hacia él y le solté “¿Dónde estabas?” le urgí, debí haber sonado desesperada.
“¿Estamos ansiosos?” se rió para sí.
“En tus sueños…” puse los ojos en blanco “Bueno, déjame adivinar, ¿Oficina
principal?” alcé las cejas.
Suspiró derrotado “Sí… Pero” se pausó y puso las manos en el aire, pareciendo
totalemente inocente “No fue mi culpa. Algunas chicas se enfadaron porque no
eran Julieta y pintaron ‘Odio a la señora Caughman’ en las paredes… ¡El hombre
mayor me culpó a mí!” Caramba, me pregunto por qué… me reí divertida.
A estas alturas, había montones de chicas entrando al auditorio. Tuve un fuerte
presentimiento de que estaban allí para ver a Edward.
“¿No deberías saludar a tu club de fans?” bromeé con él cuando sonrió.
“Qué graciosa, Bella…”
“¡Ah! ¿Qué es todo eso? Vosotras chicas no formáis parte de la obra” La señora
Caughman ahogó un grito cuando entró en el escenario.
“¡Oh vamos, profe! ¡Queremos ver! ¡Oh! ¡Hola Edward!” una chica de pelo oscuro
le saludó con la mano, sonriendo enormemente. Él sonrió sin ninguna excusa,
cuando sus fans dieron un alto chillido.
“¡No! ¡Es eso! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!” gritó para que se fueran, ellas gruñeron
descontentas y finalmente salieron. Escuché una tira de ‘Adiós Edward’ y después
todo silencioso. Por un segundo. Luego Lauren y Jessica entraron a través de las
puertas dramaticalmente, moviendo sus traseros como si estuvieran jugando al
hula-hoop. No pude creer que esa era su forma de intentar ser ‘sexy’.
“¡Señorita Mallory, Señorita Stanley! Si no estáis puntuales, no continuaréis
estando en la obra” les regañó cuando ellas rodaron sus ojos.
“Oh, relájate; vendremos temprano la próxima vez… “Lauren murmuró cuando
Jessica bufó. Las dos guiñaron a Edward y le dieron una cuestionable seductora
sonrisa, que hizo aparecer una mirada de miedo en su rostro. Era graciosísimo.
Este ensayo había merecido la pena.
Lauren intentó pisarme el pie cuando pasó. Sin éxito, fui yo la que le puso la
zancadilla y ella se cayó a la alfombra. Ahogó un grito fuertemente cuando vio
que había acabado en el suelo a causa de mis dedos. Me reí por lo bajo… Y la hice
enfurecer; pude casi ver el humo saliendo de su cabeza. Antes de que ella
pudiera hacer una merecida venganza, la profesora interrumpió,
“¡Hoy! ¡Vamos a empezar con la primera escena! ¡Todos los personajes de la
primera escena un paso adelante! En ese día, espero que recordéis todas
vuestras frases, así que en el caso de que os olvidarais de las frases, ¡habrá
diálogos escritos en cartulinas proporcionadas por vosotros! Por supuesto, aún
así tendréis que memorizar la mayoría de ellas; ¡no puedo teneros mirando a la
cartulina en la escena de la lucha en frente de todo el colegio! ¡Ahora, poned los
guiones aparte! ¡Se supone que las memorizasteis anoche!” Después de si
discurso, algunos de los estudiantes gruñeron rudamente.
Edward gruñó “Aquí se están quejando cuando ellos tienen un montón de frases
menos que nosotros”
“Sé lo que quieres decir” murmuré, no bastante segura de si me oyó.
“¡Oh parad de gruñir como un puñado de bebés! Tenemos trabajo que hacer, así
que ¡Vamos! ¡Mitchell, Daniel! ¡Sois los primeros! ¡Moveros chicos! ¡Vamos!” dijo
alegremente. Me eché para atrás, ya que no estaba en esa escena, y esperé a mi
parte.
Empezó con Mitchell y Daniel como Sansón y Gregorio. La parte con Jessica fue
graciosísima; ¡estaba luchando duramente con las palabras! ¡No sabía incluso
cómo la señora Caughman la ha elegido de entre toda la gente para hacer de la
señora Capuleto! Quizás decidió pasar la obra a una comedia… Edward entró
cerca del final de la escena; apreciativos ánimos vinieron de todas las chicas.
Terminaron lentamente, gracias a las inhabilidades de Jessica al pronunciar las
palabras. La segunda escena fue un poquito mejor, y finalmente vi al ‘Mike
Newton’ que Edward detesta.
Mike tenía pelo rubio que caía en picos en su cara de bebé. No era exactamente
como me lo había esperado. Edward dejó salir un gruñido cuando este salió al
escenario. Otra vez, ¡INMADURO!
Durante la escena con Edward y Ben, la profesora me dijo que me preparara,
porque era la siguiente. Vi a Ángela por primera vez desde que el ensayo
empezó, y la saludé. Me devolvió el saludo entusiasta, sonriendo.
Janice, una chica encargada en el cambio de escenas nos indicó que subiéramos
a escena. Incluyendo la señora Capuleto, la señorita
‘¡No-puedo-leer-esta-palabra!’ Esto nos va a llevar tiempo. Jessica miró a
Ángela, le dije que ignorara a Jessica y que sólo mantuviera su mente en las
frases. Ángela sonrió apreciadamente, escuché como respiraba profundamente y
caminaba hasta donde ella supuestamente está.
“Señora, aquí estoy. Dime qué sucede.” leí, intentando evitar el contacto visual
con Jessica o podría soltar algo que no perteneciera para nada a la obra.
“Sucede que… Ama, déjanos a solas un rato. .. Pero no, quédate. Deseo que
oigas nuestra conversación. Mi hija está en una edad decisiva.” Jessica frunció el
ceño, terminando de leer la cartulina que Janice estaba sosteniendo enfrente.
Ya habíamos estado allí por una hora y media, ensayando, gracias a dios, había
solo un acto por hoy. Tragué saliva, la parte donde Romeo se encuentra a Julieta.
Genial. Mi corazón estaba revoloteando, sabiendo que la escena conmigo y con
Edward estaba por venir. Teobaldo o Tyler Crowley se fue del escenario, lo que
significaba que tenía que salir.
“Si con mi mano, por demás indigna profano este santo relicario, he aquí la gentil
expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos, están
prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto.”
Las líneas que leímos para el casting. Me miró a los ojos y yo estaba segura de
que estaba ruborizada. ¡Él lo único que está haciendo es hacer su parte de la
obra, ahora necesitas hacer la tuya en vez de quedarte mirándolo y ruborizada
como una completa idiota! Me recordé a mi misma respirar, o no pasar a escena
no hubiera quedado demasiado bien.
“El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de
besar manos de santo.”
Leí, ya sabiéndome las líneas como él. Mi corazón estaba latiendo más rápido
cada segundo; debe haber sido tan alto… ¡qué vergüenza!
“¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el romero?”
Su voz era muy suave, dulce… como la miel; pensé que iba a derretirme en ella.
Me dio una animada sonrisa, empujándome a que continuara.
“Los labios del peregrino son para rezar.”
Cuando acabamos todos los diálogos entre Romeo y Julieta de este acto, todo el
mundo estaba animando, ¿Las malvadas gemelas? Bueno, Lauren y Jessica se
levantaron para decirle a la señora Caughman cómo de mal había hecho mi
trabajo.
“¡Señorita! ¿Escuchó la forma en que leyó? ¡Es muy aburrido y apagado! ¡Alguien
como ella seguramente traerá la ruina a nuestra actuación! Suerte que tiene
usted, ¡yo estoy dispuesta a aceptar su posición!” Lauren dijo, siguiendo a la
señora Caughman.
“¡Sí señorita! ¡Ella totalmente desastró la escena! Quiero decir, ¡la manera en
que lee era asquerosa! Leía totalmente equivocada” escupió Jessica disgustada.
Me mordí el labio para intentar no reírme, al escuchar sus palabras ‘totalmente
equivocada…’ quería ir hasta ella y decir “¿Eh? ¡Así es cómo tú actúas idiota!”
“¡Señorita Stanley! Para alguien que no puede pronunciar Palmeras, creo que tú
opinión no nos interesa” le devolvió la profesora, impaciente. Ella ahogó un grito.
“¡Mi madre oirá sobre esto! ¡Solamente usted no es capaz de verme que estaba
hecha para ese papel!” Jessica la amenazó fieramente cuando Lauren la
empujaba y le clavaba las uñas. Así que La madre de Jessica también estaba en
el comité. Qué coincidencia.
“¿Perdona? ¿Tú estás hecha para el papel? ¡Ni lo sueñes! ¡Tú eres igual de mala
que Swan! ¡Yo estoy hecha para ese papel, zorra!” Lauren chilló y chasqueó los
dedos cuando dijo perdona. Jessica se disculpó con un murmullo y Lauren fue la
líder, otra vez.
“¡Mi madre y mi abogado oirán sobre esto!” dijo echando humo y se fue hasta la
puerta.
“¡Por supuesto señorita Mallory! ¡Haga lo que quiera!” la señorita Caughman le
devolvió, no molestándose en su amenaza.
“¿Señor Cullen? ¿Señorita Swan? Estoy segura de que sois conscientes de que la
escena del beso es en este acto” dijo sonriendo cuando Edward y yo tragamos
saliva. Jamie, Adam, y George estaban haciendo ‘ohh’ y sonidos de besos.
“¡Callad!” Edward y yo les gritamos, mirándonos, ambos estábamos rojos.
“¿En serio que tenemos que hacerlo?” pregunté, escandalizada cuando me volví
hacia la profesora.
“Por supuesto. Sin el beso, esto no sería Romeo y Julieta” dijo orgullosamente.
“De ninguna manera” Edward y yo dijimos para su enfado; ella murmuró algo
sobre nosotros siendo infantiles y nos dijo que creciéramos.
“Hablaré con vosotros dos cuando llegue a una conclusión… ¡y necesitaréis
practicar el uno con el otro en privado este fin de semana ya que sois los que
lideráis esta obra!” dijo dándonos una mirada de
‘ni-se-os-ocurra-estropear-la-obra’.
“Bien… ¡Todos habéis hecho un gran trabajo hoy! Excepto por mmm… no
importa” sacudió su cabeza cuando se rió por lo bajo, obviamente hablando de
Lauren y Jessica. “¡El lunes que viene! ¡A la misma hora, y en el mismo lugar!
¡Empezaremos con la escena dos! ¡Memorizad el guión! ¡Coged vuestras cosas y
podéis marcharos!” ¡Gracias a Dios era viernes por la noche! Primera semana de
colegio, ¡Terminada!
“¡Finalmente!” Jamie puso sus brazos al aire dramaticalmente. Algunos de los
otros estaban murmurando algo de malgastar su tiempo viniendo aquí hoy
cuando no habían hecho nada.

Caminé hacia la esquina para coger mi maleta “Hola Isabella” me la estaba


poniendo en la espalda cuando escuché una voz desde atrás. Me giré para ver a
Mike Newon, sonriendo cálidamente hacia mí.
“Es Bella” lo corregí.
“Soy Mike” estrechamos las manos, él aún estaba sonriendo “Has hecho un gran
trabajo hoy”
“Gracias” le devolví la sonrisa “Tú también lo hiciste…”
“Escucha. ¿Quieres salir esta noche?” preguntó, cambiando de tema. Estana en
shock, ¿he conocido a este tipo desde hace dos segundos y ya me estaba
preguntando por salir? Parecía un buen tío, pero no de los que yo considero
buenos para salir.
“hey Bella” una voz aterciopelada vino desde atrás. Nunca antes había estado tan
encantada de escuchar la voz de Edward, ahora como mi salvador.
“Cullen” Dijo Mike entre dientes cuando Edward le devolvió “Newton” Ambos
esperaron a que yo dijera algo, así que lo hice.
“Umm… No gracias. Ya he hecho mis planes con algunos amigos” Rechacé Tan
educadamente como pude, deseando que quizás hubiera pillado la indirecta. No
pude evitar notar que su mirada se volvía hacia Edward.
“Oh… a la próxima entonces” fruncióel ceño y pareció muy decepcionado, como si
estuviera apostando a que diría que sí. No dije nada, sabiendo que ni en un millón
de años diría que sí a alguien como él. Caminó hacia sus amigos, mirando a
Edward desde allí.
“Chiflado” Edward murmuró para él, una oscura mirada apareció en sus ojos
cuando miró en la dirección de Mike.
“Gracias por salvarme” dije apreciativamente con una sincera sonrisa.
“No hay problema… Si te molesta otra vez, házmelo saber. Estaré encantado de
ayudar” el debe realmente de odiar a Mike.
“Gracias… claro…” murmuré. Nos miramos el uno al otro incómodamente;
tampoco ninguno de nosotros sabía qué decir.
“hey… ¿Te importaría si te acompaño a tu habitación? Necesito pedirle algo a
Alice” sonrió cogiendo aire, comiéndome con los ojos. Aún parecía molesto por
algo, pero no quería presionar.
“Ummm…umm.. cl-claro” mi voz estaba agitada. No pude imaginar cómo de
estúpida debí de haber sonado. Aclaré mi garganta, y juro que lo vi sonreír. Así
que iba a volver a mi cuarto con Edward Cullen, como si todas las chicas no
tuvieran suficientes razones para odiarme ya. Sólo le va a pedir algo a Alice, no
hay ninguna intención especial… ¿Estaba… Decepcionada? No, no podría
estarlo.
Capítulo catorce: Sólo amigos
Me sostuvo la puerta cuando dejamos el auditorio. Tenía que admitirlo, era todo
un caballero cuando no era el arrogante y molesto de siempre. El cielo estaba
entre un color morado y naranja, y el sol se estaba poniendo. Era absolutamente
precioso.
“Hey, ¿Qué dices si jugamos a las 20 preguntas?” sugirió con una sonrisa.
“No está tan lejos mi dormitorio, dudo que lleguemos a las veinte” sonreí.
“Entonces tendré las respuestas que pueda, ¿Te apuntas?” preguntó cuando yo
tragué saliva. Debió haber notado mi expresión nerviosa porque rápidamente
añadió “Nada demasiado personal, claro”
“Una condición, nos turnaremos para hacer preguntas. No pensarás que vas a ser
el único en tener respuestas ¿No?” arqueé mi ceja y el rió.
“Está bien. Hecho.”
“Vale. ¡Comienzan las preguntas!” dije sarcástica.
“Hmm…” tenía un dedo debajo de la barbilla, pensando con una sonrisa burlesca
“¡Ah! ¿Cuál es tu nombre central?”
Estaba aliviada; esta era lo suficientemente fácil “Marie”
“Marie” murmuró, distraído.
“¿Y el tuyo?”
“Anthony” su cara se arrugó cuando yo intenté no reírme; no por el nombre, sino
por su expresión.
“No es tan malo, te pega” dije, intentando hacer que se sintiera mejor.
“¿Si?” su rostro se arrugó otra vez, escandalizado.
“Bueno, no. Sólo lo dije para que te sintieras mejor” sonreí.
“Eh… gracias” rodó sus ojos y pensó la siguiente pregunta.
“Siguiente pregunta” las comisuras de sus labios se curvaron y sus ojos se
entrecerraron, lo que me preocupó “¿Alguna vez te has colado por alguien?”
Gemí “¡Pensé que no eran preguntas demasiado personales!” odiaba las
preguntas como esa. ¡Y él lo sabía! No iba a decir nada, pero el pareció muy
decepcionado… Suspiré.
“Estuve coladita por uno llamado Hayden en octavo grado. Nunca he hablado con
él, y dudo que incluso supiera que existía. De todas formas, se mudó dos
semanas después de empezar el colegio. Fin de la historia. Sé que suena muy
patético” murmuré cuando él sacudió su cabeza.
“¡No! No era… de verdad” me aseguró “Y… este Hayden era guapo o qué?” dijo
humorístico cuando le di una mirada fija. Me estaba tomando el pelo.
“Realmente ni recuerdo cómo era” dije fríamente, frustrada con él por preguntar.
Se rió, sabía que ya no diría más del tema.
“Vale ¡Tengo una! ¿Recuerdas que el lunes tuviste una llamada de esta Chelsea?
¿Saliste realmente con ella esa noche o quedaste con otra?” había estado
pensando esa pregunta durante toda la noche. Además, me preguntó algo
personal, sólo es justo que se la devuelva.
“Sí… salí con ella. Sólo fuimos a cenar, le dije que no me sentía bien para ir a ver
una peli” su cara de repente se ceñó “Aún estaba enfadado por lo que me dijiste,
así que me volví a mi habitación y… pensé en todo…” estaba sorprendida de que
él estuviera teniendo tanta confianza conmigo. Su mirada estuvo de repente en
sus pies, me sentí un poco mal, así que intenté disculparme.
“Lo siento, no quise… sólo era curiosidad” dije arrepentida cuando me dio una
sonrisa.
“Lo sé. No te preocupes, estoy en deuda contigo. Apuesto a que Alice y Rosalie te
dieron la lata con ‘Aléjate de Edward el gilipollas’ en tu primer día ¿Eh?” miró
hacia el cielo.
“No… Me dijeron que eras un chico encantador. Sólo que tus modales con las
chicas son lo que ellas no soportan” dejé caer cuando él me volvió a mirar.
“¿De verdad?” sus labios se presentaron en una línea.
“Sip” sonreí asegurándoselo y él pareció aliviado.
“Y… ¿Tú qué piensas?” susurró, una media sonrisa asomaba por sus labios.
Decidí torturarlo un poquito.
“Hmm…” lo imité, me puse el dedo debajo del mentón “Bueno, tus formas con las
chicas realmente me enfadan” me pausé y lo escuché reírse para sí ligeramente
“pero cuando me caes bien, es cuando no eres arrogante y molesto” añadí
rápidamente.
“¿De verdad? Porque muchas gracias por el cumplido” sonrió
“¿Te gustaría una tanda de aplausos?” rodé mis ojos. Pasamos el campo de
baloncesto y vimos algunos chicos jugando, chicos nuevos quizás. Entonces
recordé su promesa de ayer.
“Aún me debes enseñarme el tiro si quieres que la tregua siga en pie” le recordé,
sonriendo.
“¡Es verdad! Lo olvidé ¿Te viene bien mañana a las 8:00? Así no habrá nadie en
el campo, menos nosotros dos” sugirió.
“Suena bien” estábamos en la entrada de los dormitorios. Me sostuvo la puerta
una vez más, y nos encaminamos hacia el ascensor. Algunas chicas me miraron
rudamente con una cara que decía ‘qué-hace-esta-con-él’. Sin embargo, Edward
no pareció notarlo o importarle esas miradas.
Entablamos pequeñas conversaciones, y eso me despejó de las miradas.
Alice ya había llegado, vi una ligera luz y música hip-hop proveniente de nuestra
habitación.
“Hola Alice” la saludé cuando vi a Edward dudar en la puerta. Levantó la cara de
la revista ‘Glamurosa’, apagó la música y sonrió.
“¡Oh Hola Bella!” se congeló cuando lo vio “ ¿Edward?” Alice preguntó pasmada
“¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí?”
“Encantado de verte yo también hermanita” dijo con una mueca.
“¿No ibas a pedirle algo?” le recordé
Su cara de repente se tensó “Cierto… Yo…mmm…” tartamuedeó cuando Alice y
yo lo observábamos sospechosamente “Necesito preguntarte…ummm ¡Oh! ¡Los
deberes de geografía! ¿Qué página eran?” su cara brilló.
“Página doscientos ochenta y cinco” Alice alzó su ceja “Creo que lo terminaste en
clase…”
“¿Sí?” se rió nervioso “Mi fallo entonces. Gracias. Os veo después” sonrió y salió
corriendo hacia el ascensor. Vale. Extrañiiisimo. Tan pronto como la puerta
estuvo cerrada, alice literalmente me empujó y me sentó en el sofá.
“Vale… Esto ha sido muy divertido” se rió. La miré, no encontrando ninguna
gracia de ello.
“¿Qué?” pregunté, liada.
“¡Incluso ni vino con una buena mentira! Y pensé que esa era su especialidad”
dijo, aún riéndose, y sacudiendo su cabeza.
“¿Mentir sobre qué?”
“¡Bella! ¿Estás ciega? Era demasiado obvio que quería acompañarte aquí”
constató, como si me estuviera perdiendo lo obvio. Me sonrojé.
“Ni de coña. Dijo que te quería pedir algo. Te preguntó por los deberes” negué,
avergonzada.
“Eres demasiado crédula… Bien, si no me crees…” rodó sus ojos “¿De qué
hablasteis por el camino?”
“Jugamos a las veinte preguntas, aunque sólo llegamos a preguntar dos” fruncí el
ceño cuando ella me incitó a continuar.
“¿te pidió salir?” sus ojos estaban brillando, ¿Estaba incluso, ya sabes, no
emocionada?
“¡No Alice! ¡No algo como eso!” gemí y escondí mi rostro en la almohada.
“¿Has hecho planes con él para este finde?” su expresión era cauta, estaba
intentando lo mejor de ella para que no me enfadara.
“sí… se supone que me va a ayudar con el baloncesto mañana, para cubrir su
parte del trato ¡Pero no es una cita!” chillé cuando ella parecía ligeramente
decepcionada.
“¡Oh a él le gustas! ¡Es obvio!” Iba a protestar, pero me interrumpió “Vale ¿Lo has
visto con chicas últimamente?”
“No…” murmuré calladamente “pero eso no significa nada. Sólo tengo dos clases
con él, ¿Cómo lo sabría? No lo persigo” La última frase me hizo sentir ligeramente
culpable. Claro que no era una acosadora, pero estaba constantemente
observándolo, cuando estaba en la habitación. Pero ni en un millón de años
admitiría eso delante de Alice.
Aguantó una risa “Confía en mí. Si Edward es el Edward que yo conozco, se
hubiera estado liando con una chica nueva a cada hora. Como mucho, la misma
chica para todo el día. Eso es lo máximo. Pero para estos últimos 4 días, no lo he
visto besándose o saliendo con nadie” dijo orgullosamente. Mi cara se volvió roja,
y me sentí como si me estuviera recorriendo toda la habitación.
“aún sigue sin significar nada Alice. Somos amigos, tampoco eso, o nada.
Depende de cuánto dure la tregua ¿Lo pillas?” le dije.
“Claro Bella” rodó sus ojos, no muy convencida.
Decidí cambiar de tema “¿Dónde está el resto del grupo?”
“Jasper está haciendo algo para el entrenador, Rosalie y Emmett están haciendo
Dios sabe qué” puso los ojos en blanco.
“suficiente… imágenes mentales horribles” me entró un escalofrío y ambas nos
reímos tontamente.
“¡Vamos! Vamos a coger algo para comer ¡Viernes noche! ¡Demonios sí!”
chillamos, cogimos nuestras chaquetas y salimos volando de la habitación.

Le pregunté a Alice que qué le apetecía comer, sorprendentemente, a ambas nos


apetecía comida italiana.
“Vale. Tenemos que ir a John’s Pasta, es el mejor restaurante por los
alrededores…” exclamó.
“¡Claro! ¡Suena genial!” ella llamó a Jasper para ver si se había ido, y al final
estaba. Rosalie y Emmett estaban en su habitación, y se iban a venir con
nosotros.
Cuando caminé hacia el restaurante, estaba impresionada. Parecía muy
extravagante, definitivamente nada barato. Era un sitio similar al que me había
llevado mi madre por mi noveno cumpleaños, pero no era el mismo nombre.
Me pregunté cómo los estudiantes pordrían permitirse esto; pero esto es
California… y un internado. Pero… ¡aún así! ¿Un extravagante restaurante
italiano en un Campus? ¡Este colegio estaba maldito!
“Pediremos por ellos. Estoy hambrienta…” comentó cuando el camarero vino
para tomarnos nota.
“¿Bella? ¿Qué quieres?”
“Ummm… Pollo Alfredo suena bien” le devolví el menú al camarero. Alice pidió
dos espaguetis con pollo y con una ensalada italiana, y una pizza súper de
tomate.
“¿Bebidas?” preguntó el camarero, sonriéndonos.
“Agua por favor” dije cuando Alice pidió 4 coca colas.
“Volveré con lo que han pedido” nos dio un asentimiento y desapareció.
Como dijeron, Rose, Emmett y Jasper entraron. Emmett y Jasper estaban
delante agarrados del brazo, dejando atrás a Rose, poniendo una mueca.
“¡Hola chicos!” los saludamos; Alice y jasper se besaron en los labios.
“No delante de la gente Jasper” Emmett pretendió estar horrorizado cuando
Jasper le pegó en el brazo.
Le pregunté a Rose y a los chicos sobre sus exámenes, y todos fruncieron el ceño.
“Tío, creo que lo he suspendido” Emmett sacudió su cabeza.
“Era difícil, muy difícil…” dijo Rose, seria.
“¿Y tú Jazz?” sonrió Alice.
“era muy difícil…” murmuró cuando terminamos por él.
“Pero lo pasarás con una buenísima nota” me reí tontamente cuando Rosalie y
Emmett lo miraron serios.
“Empollón” Emmett imitó la voz de una chica, haciéndonos a todos reír muy alto.
Jasper gruñó cuando Rosalie le recordó a su hermano que estaban en un
restaurante.
“espera a que lleguemos a casa, Emmy” Dijo Jasper cuando Emmett lo
escuchaba perfectamente.
“Claro… claro… Me voy a dormir al cuarto de Rosalie” las comisuras de sus labios
se curvaron
“¿Y tienes que compartirla?” Alice alzó su ceja y yo me reí. Fue entonces cuando
me percaté de él.
Estaba en una de las mesas con sus amigos, Jamie, Ryan, y Cody. Parecía como
si estuvieran haciendo chistes o algo, porque estaban riéndose… todos. Una
camarera vino con 4 menús, poniéndose enfrente de ellos. Tenía cabello negro,
como el que tenía Alice, solo que el de ella era largo. Vi como ella se colocaba el
pelo detrás de la oreja nerviosamente, sonriéndoles e invitándolos. No pude
evitar darme cuenta de que su mirada solamente estaba en Edward, aunque él
parecía no muy interesado en ella. Jamie, por otro lado, parecía que estaba
flirteando con ella. Las mejillas de ellas se volvieron rojas cuando Edward le dijo
qué quería para comer.
Alzó la vista, y antes de que la apartara, dijo un ‘Hola’ con una enorme sonrisa en
su cara. Le devolví la sonrisa, mirando a otro lado por la vergüenza. Me dije a mí
misma no mirar más a su mesa en toda la noche. Como si Alice no hubiese tenido
suficiente con lo que bromear.
El camarero vino con nuestras bebidas y una cesta con el pan. Los chicos estaban
siendo todos unos caballeros insistiendo en que las damas deberían coger
primero el pan. No era como “no, tu primero…” con todo ese rollo. Sino que, cogí
un pedazo de pan y me lo llevé a la boca. Te dije que estaba hambrienta. Jasper
y Emmett nos vieron con una expresión divertida, como ‘¿No habéis comido hoy?’
Nos los comimos todos, así que los chicos tuvieron que pedir otra cesta, Nosotras
nos disculpamos, pero ellos se rieron. Una pareja se sentó en la mesa de al lado.
Reconocí a la chica como una de mi clase de geografía, pero no recuerdo el
nombre. Pero la escuché susurrar cuando ella se pensaba que no estábamos
mirando.
“¡Miradla! Es su primera semana aquí, y ya está con los Cullen y Hales. Ellos
nunca dejan a nadie más en su grupo, me pregunto por qué la dejaron a ella…”
hablando de nosotros en su cita. Dios, ese chico debe estar muy aburrido.
El camarero vino con nuestra comida, a la misma vez, Alice y yo estábamos
cogiendo el tenedor antes de que el camarero depositara los platos en la mesa.
“de verdad ¿Qué han comido para el almuerzo? ¿Aire?” Jasper nos miraba curioso
cuando Alice y yo solo nos encogíamos de hombros.
“Aparentemente una cesta entera de pan no era suficiente para el aperitivo”
Emmett murmuró y nosotras nos reímos, aún masticando la comida. Era obvio
quién tenía la pizza, y quién tenía la ensalada. Emmett se zampó la pizza en 5
minutos, y le pidió al camarero el menú de los postres. Rosalie se estaba
comiendo su ensalada lentamente, diciendo que necesitaba perder peso. ¿En qué
estaba pensando? Ella tiene la figura por la que cualquier chica moriría por tener,
¿Y quería perder peso?
“¿Alguien quiere algo?” Emmett preguntó generosamente.
“Helado de Chocolate con nata por encima” dijo Alice con la boca llena.
“¿Bella?”
“Estoy bien. Llena”
“Vale ¿Jasper?”
“Lo mismo que Alice”
“¿Rosalie?”
Le dio una mirada malévola “Si no puedo comer algo como una ensalada, ¿tú
crees que podría comer algo de postre?”
Emmett se disculpó “Lo siento cariño”
“¿Qué vas a pedir, Emmett?” pregunté, curiosa. Una gran sonrisa juguetona
apareciño por su rostro.
“Tarta de chocolate con caramelo por encima” dijo feliz cuando las chicas y yo
nos reíamos una vez más.
“¡Camarero!” lo llamó con la mano.

Se comieron el postre, mientras que yo los observaba, gimiendo. Yo estaba llena,


y verlos comer, mi estómago se volvía incómodo. Escuché más risas de la mesa
de Edward. Inmediatamente, me giré sin mi propio consentimiento. ¡Maldita sea
Bella! ¡Ahora nunca quitarás la mirada! Jamie tenía espaguetis en la nariz;
parecía un payaso, uno muy desastrado. Edward, infantilmente, echó agua a su
cara, haciendo que la cara de Jamie se arrugara. Unos segundos después, un
hombre con traje, el director, vino y les dijo a los chicos que se estuvieran
quietos. Se disculparon, y se rieron cuando el hombre se fue.
De repente, su mirada se puso en mí cuando se dio cuenta de que lo estaba
mirando. Me sonrojé e intenté apartar la mirada; pero su mirada me sostuvo.
Nos miramos el uno al otro, él ignorando a sus amigos mientras desastraban más
la mesa, no demasiado alto esta vez. Sonrió ligeramente, y me encontré a mí
misma perdida en sus ojos, intensos.
“¿Hola? ¡Tierra llamando a Bella!” Alice meneó su mano enfrente de mi cara para
llamar mi atención.
“Oh… Lo siento ¿Qué?” sacudí la cabeza, volviendo mi mirada hacia mis amigos.
Emmett se rió “Nos estábamos preguntando si había cambiado de opinión con
respecto al postre, están buenísimos”
“No gracias. Estoy llena, muy llena” sonreí, rozando mi estómago.
“Estabas como ida, ¿Te llamamos cuantas veces? ¿Cinco?” Rió Rosalie, divertida
por mi expresión.
“Lo siento” murmuré cuando se rieron una vez más.
“¿A qué estabas mirando?” Alice preguntó sospechosamente cuando se giró.
Cuando ella vio a Edward, su confusa expresión se volvió a una sonrisa. Aún
estaba mirándome, tan pronto como se dio cuenta de la mirada de Alice, miró a
su regazo. Ella me miró a mí cuidadosamente, y me dio un guiño.
“Claro, sólo sois amigos” susurró en mi oído sarcásticamente, sonriendo. La
miré, estaba segura de que mis mejillas estaban tan rojas como la camarera las
tenía antes. Oh dios.

Capítulo quince: ¡Ay Ay Capitán!


Después de cenar, fuimos a la habitación de Jasper y Emmett y observamos a los
chicos jugar a videojuegos. Su habitación parecía un mini apartamento, dos
dormitorios y dos cuartos de baño. Suerte que tienen, su habitación fue renovada
el año pasado, por eso es más extravagante.
Miré al reloj, ya eran las once y media, media hora hasta medianoche. Alice no se
preocupó por el toque de queda, ya que en East Coast Academy, no teníamos
asesores en los dormitorios. Lo que sí teníamos eran líderes, que se hacían
responsables en caso de incendios o terremotos. Dijo que la escuela confiaba en
que nosotros seríamos responsables, y nos dejaban total privacidad y espacio.
Me encantaba la libertad. Como yo digo, esto se parecía más a la vida en una
universidad que en un instituto. ¡Vamos Bulldogs!
Decidí irme a dormir. Estaba empezando a bostezar, medio dormida en el sofá.
Los chicos estaban tan energéticos como siempre, con los ojos puestos fijos en el
videojuego. Rosalie y Alice dormirían fuera hoy. Alice debió haberse disculpado
como unas veinte veces, diciendo que se sentía culpable por dejarme sola en la
habitación. Rose sugirió que quizás Alice podría quedarse conmigo mientras ella
se quedaba con Emmett esta noche, y mañana, ella se quedaría conmigo
mientras Alice dormiría con Jasper. Me habían tocado unas grandes amigas que
son capaces de dar sus noches por mí, una chica a la que conocía hace 6 días. Les
agradecí por ser tan dulces, pero les dije que no se preocuparan, que se
quedaran con ellos.
“¿Estás segura?” preguntaron Rose y Alice, perdí la cuenta de cuantas veces me
habían hecho la misma pregunta.
“Sí chicas. ¡Estaré bien!”
“¿Por qué no te acompaño a tu cuarto? Es un poco tarde” Emmett se levantó y se
ofreció para mi sorpresa.
“Sí, deja que Emmett te acompañe. Me sentiré mejor si sé que tu camino de
vuelta es seguro.” Pidió Rose.
Asentí “Vale, gracias Emmett…”
“Para eso están los amigos. No tienes por qué agradecérmelo.” Rodó sus ojos.
Las chicas me abrazaron y me dijeron que mañana teníamos que salir. Rose dijo
de ir a la piscina por la mañana, pero Alice le dijo que tenía una ‘cita’ con Edward.
Gemí una vez más “¡No es una cita! ¡Solamente me va a ayudar con la técnica de
baloncesto!” las chicas rieron, y eso captó la atención de Jasper. Levantó la vista
de su videojuego y nos miró, curioso.
“¿¡Bella está saliendo con Edward!?”
“¡AGH!” me golpeé la frente y lo expliqué una vez más a Jasper.
“¡No Jazz! ¡No estoy saliendo con él! Me va a ayudar con el baloncesto ¡ESO ES
TODO!” casi le grité, todos los encontraron divertido; escuché un boom de risas
junto con algunas risitas.
“Lo siento Bella” dijo Jasper cuando yo ponía un mohín.
“Desde que Bella no está disponible por la mañana,” Rosalie me dio una sonrisa
juguetona, “Vamos de compras por la tarde. Bella aún no ha visto el centro
comercial del Campus.”
“¡Buena idea! Necesito una nueva camiseta para el próximo partido” chilló Alice.
Los chicos parecieron horrorizados; es verdad, ¡Ellos tendrían que llevar las
bolsas!
“Claro chicos… ¡suena genial!” dijimos nuestras despedidas y Emmett me esperó
paciente fuera de la habitación.
“No tienes por qué hacer esto Emmett, soy perfectamente capaz de llegar a mi
habitación sola, de verdad” sonreí.
“¡Nah! Está bien. De hecho, quiero hablar contigo sobre algo… sobre Edward”
Nunca había visto a Emmett tan serio antes. Me pregunto que tendrá que
decirme. No sabía por qué, pero la mención de su nombre me hizo ponerme
nerviosa. “Primero de todo, ¿Qué sientes por él?”
Me mordí el labio “Umm… supongo que es un buen tipo cuando no es un idiota”
dije, muy cuidadosa de que no pudiera sacar dobles intenciones como Alice.
Estábamos fuera de sus dormitorios ya, y me alegré de haber aceptado que me
acompañara, estaba todo un poco solitario.
“¿Eso es todo?” alzó su ceja, pegándome con el codo ligeramente. Al menos para
Emmett, era ligeramente.
“sí papa” bromeé, sonriendo. Sus preguntas me recordaron a Charlie, cuando me
preguntó si salía con alguien en el colegio. Se rió, y su risa hizo eco en todo el
campus., le recordé que bajara la voz ya que era un poco tarde. No estaría bien
despertar a unos de los Administradores en su oficina.
“¿te gusta?”
Suspiré “¡No! ¡No me gusta! No estoy segura siquiera si somos amigos” le dije,
cansada de que nadie me creyera.
“Eso es porque él quiere ser algo más que amigos…” lo escuché murmurar bajo
su respiración, pretendiendo que yo no lo escuchara. Lo miré.
“¿Bella? Todo lo que estoy diciendo es… que si te dieras cuenta de que tú le
gustas, le dieras una oportunidad. Ha cambiado a mejor desde que te conoció.
Edward es mi hermano, lo conozco mejor que nadie. Es la primera vez que lo veo
llevar a cabo algo tan a pecho. Sé lo que te dijimos de él el primer día, creo que
no te dimos una muy buena impresión de él” se rió.
“No. Él no me dio una buena impresión” lo corregí “Y eso no importa de todas
formas; no me gusta él de esa manera…” murmuré.
“Claro, claro… sólo quería hacértelo saber” sonrió Emmett.
“Gracias… supongo” puse mis ojos en blanco. Ya estábamos aquí, y le agradecí
una vez más el haberme acompañado.
“¡Adiós Emmett!”
“¡Adiós Bella! ¡Duerme bien! Ah, ¡Asegúrate de que vas vestida perfectamente
para la sesión privada con Edward mañana!” bromeó, le di un golpe fuerte en el
brazo, que hizo que dijera un ‘¡Oww!’ Ese era el Emmett al que estaba
acostumbrada.
“¡Sólo piensa en lo que te he dicho!” gritó antes de que cerrara la puerta de
entrada detrás de mí.
Me tumbé en la cama y miré al techo. ¿Por qué estaban tan seguros todos los
Cullen de que yo le gustaba a él? ¿Por qué yo le gustaría? Era un promedio, yo no
era nadie especial. Lo que me sorprendió fue… que incluso Emmett, El Señor de
las Bromas esté de acuerdo con esa locura. Me rehusé de pensar más sobre el
tema, y decidí dormir ya que me tendría que levantar temprano la siguiente
mañana.
Me levanté la siguiente mañana muy petulante. Mi primera clase del Tiro Circular
(N/T: lo que pone es Circus Shot, podría ser tiro de circo, pero no me
quedaba bien…o bien podía ser tiro del caos o tiro caótico… pero
aunque quizás no tenga nada que ver, quedaba mejor Tiro Circular xD),
y posiblemente mi última, era muy emocionante. Me cogí una cola de caballo,
deseando que cuando acabara la clase estuviera en las mismas condiciones y no
con unos pelos de loca. Busqué en mi armario algo apropiado para llevar. Al final,
encontré una camiseta verde de los American Eagle que iba genial con el verde
de mis pantalones de Abercombrie (N/T: es una marca deportiva). Cogí mis
tenis y prácticamente salí volando de la habitación.
Él ya estaba allí, calentando, esperándome. Su camiseta sin mangas azul se le
pegaba a su perfecto cuerpo y enfatizando todos los músculos, y esos pantalones
cortos dejaban ver sus musculosas y bronceadas piernas. Su pelo desordenado
estaba brillando debajo del sol. Su piel destellaba ligeramente por los rayos de
luz. Mi corazón vibró cuando lo vi. Las palabras de Emmett anoche hicieron que
tuviera los nervios a flor de piel. Genial Tragué saliva. Como si no estuviera ya
nerviosa a su alrededor. Gracias Emmett.
Sonrió cuando me vio venir. Pensé que escuché un grito ahogado, pero no estaba
segura. Su boca se abrió un poco, pero después de unos pocos segundos, sacudió
la cabeza y sonrió.
“Piensa rápido” dijo petulante y me pasó el balón. Intenté tirar desde donde
estaba, que era un poco más atrás de la línea de tres puntos. Con éxito, la entré
en canasta. Mi ‘entrenador’ me dio una mirada evaluadora. Gracias a Dios no me
he avergonzado a mí misma.
“Buena, Swan” asintió, mirándome a los ojos y sonriendo.
“Gracias, Entrenador” dije, de broma. Él se rió y le devolví el balón. Estaba
fanfarroneando un poco, sólo un poco.
“¿Buena noche de sueño?” dijo sacando conversación.
“No de las mejores que he tenido” admití. ¡Gracias a ti! Pero no dije eso.
“¿Por qué? ¿Nerviosa por nuestra sesión privada?” bromeó, enfatizando la
palabra ‘privada’. Estúpido lector de mentes.
“¿Me vas a pasar el balón?” dije enfadada. Él se rió para sí.
Calentamos un poco jugando entre nosotros. Si esto contaba como un partido,
me ganó y superó con un montón de distintos tiros espectaculares. Yo estaba
jadeando un poco, veinte minutos después.
“Vale. ¿Lista para empezar?” preguntó, con una sonrisa brillante.
“¡Sip! Enséñame el movimiento ¡entrenador!” chillé un poco, y me reí de mi
entusiasmo.
“Realmente no es tan difícil como parece” rodó sus ojos cuando yo bufé. “Creo
que el verdadero truco está en hacer tiros resistentes, o incluso hacer tiros
tontos, tiros que a nadie se le ocurriría hacer en un partido, y quizás puedes
encontrar una posición en donde ningún otro tiro podría ser efectuado y lanzarla
allí. Aquí.” Dijo pasándome el balón. “Voy a intentar bloquearte, ¿Vale? Y tú”
sonrió “intentarás meter la pelota en la canasta. No te lo voy a poner fácil, todo
sabemos lo que ocurrió la última vez” le entró un escalofrío cuando me reí al
hacer memoria.
Estaba encima de mí, y quiero decir encima de mí. Intenté pasarlo por encima,
pero él era más alto que yo y sus brazos estaban en posición. La izquierda y la
derecha tampoco funcionarían, él sabía exactamente qué es lo que haría. Me
escapé por debajo de su brazo, no pude pasarlo incluso si me pegaba más al
suelo. La única manera…
Me puse de espaldas a él. Retorcí mu cuerpo un poco, curvando mi cintura y me
incliné hacia de manera que podía ver la canasta. Mi cabeza estaba enfrente de
su cuerpo ahora, aunque para mi visión estaba debajo. Lancé el balón con una
mano hacia el aro. Fue en una dirección que nunca pude haber imaginado, fui
hacia la derecha y corriendo cogí el balón y lo lancé hacia el aro. Ambos nos
giramos a ver si lo había conseguido, pero no. Me quedé a varios centímetros.
Me aplaudió. “Eso estuvo bien. Un poco más torcido y controlado tu cuerpo y lo
hubieras conseguido” me volvió a pasar el balón y me dio otro intento.
Esta vez, el balón salió disparado hacia la parte izquierda de la canasta. Gruñí
ante mi poca puntería.
“Dijiste que no era difícil. Estabas en lo cierto, no era difícil para ti” frustrada
conmigo misma por no poder meter la pelota en el aro. Se rió. De repente estuvo
de pie detrás de mí y sus manos estaban en las mías, sosteniendo el balón con
las mías. Jadeé silenciosamente y el tacto de su piel hizo que mi corazón se
acelerara al extremo. Podía sentir su respiración en mi cuello, que mandó
escalofríos por todo mi cuerpo. Estaba sin respiración.
“Yo creo que tu problema es” susurró “que tus tiros siempre están un poco
desviados hacia la izquierda, porque no lanzas la pelota con la derecha lo
suficientemente lejos. Inténtalo otra vez.” Antes de que tuviera oportunidad de
responder, él saltó y con su mano empujó la mía y el balón…sólo, voló. El tiro era
el doble de fuerte de los que yo solía hacer; era más fuerte, rápido, y directo.
Salió disparado hacia el aro, lo rodeó tres veces y cayó dentro con un whoop. Me
giré hacia él, impresionada.
Él se encogió de hombros y me pasó el balón una vez más. “El tiro circular
cambia, ésta es sólo una forma. Con diferentes posiciones, puedes lanzar
distintos tiros. Inténtalo otra vez.”
Levantó sus brazos para bloquearme, sabía que no me podría ir por debajo esta
vez… era un sinsentido si él sabía que era lo que iba a hacer. Me fui por el lado
izquierdo y lancé el balón con mucha más fuerza de la que podía manejar. Parecía
mareado de como lo lancé. Estaba muy segura de que no entraría, pero para mi
sorpresa, como si fueran imanes, fue dentro del aro, aún girando cuando cayó.
¡Yo literalmente grité! ¡No me importó que hubiera sonado como todas esas otras
chicas… pero lo hice! ¡Hice el tiro circular!
“¡Oh Dios mío! ¡Oh dios mío! ¡Lo hice!” lo abracé, riendo. Nuestras pieles se
tocaron ya que ninguno de los dos llevábamos mangas. Me tomó un segundo
darme cuenta de lo que había hecho. Mis brazos se helaron a cada uno de los mis
lados, y me quedé mirándole como una imbécil. ¿Qué acabas de hacer, Bella
Swan?
“Lo siento…” me disculpé tímidamente y sonrojándome.
Se rió suavemente “No te preocupes. No sabía que te hacía tan feliz que te
saliera…” eso me hizo sonrojar más aún. “¿Quieres descansar un poco? Pareces
un poco cansada” dijo, preocupado. Sí, por ti. No lo dije. Le dije ‘claro’.
Nos sentamos a la sombra de un árbol cerca del campo. Bebí mucha agua y él
también. Se estaba levantando viento fuera, la temperatura era perfecta. Me
incliné hacia el árbol. Estaba cansada, cogiendo respiraciones mientras él parecía
que sólo había calentado.
“¿Cuándo fue la primera vez que empezaste a jugar al baloncesto?” pregunté.
Se mordió el labio y empezó a pensar “umm… Mi padre siempre me colgaba
canastas de plástico en mi cuarto cuando era pequeño… si eso cuenta, desde que
tenía edad suficiente para andar. Diría que con cinco años, que fue cuando
contacté con el verdadero baloncesto. También fue cuando empecé a ir a campos
de baloncesto.” Terminó sonriendo.
“Oh…” cinco, no me extraña.
“¿Tú?”
“Jugaba con mis primos cuando tenía siete. Ellos tenían once entonces, todos
jugaban en la Liga Junior. Yo no conocía las reglas por entonces, simplemente lo
hacía por diversión. Pero en el colegio, me uní al equipo para hacer algo después
de clases. Supongo que ahí fue cuando averigüe que me encantaba el
baloncesto.” Realmente nunca había hablando tanto sobre mi niñez con alguien,
bueno, quizás porque nadie preguntaba. Lo miré, esperando encontrar una
expresión aburrida, pero parecía divertido.
“Es una pena que no haya equipo femenino en nuestro instituto” comentó
silenciosamente.
“¿Por qué no lo ponen?”
“Bella… las chicas aquí, bueno, tú has visto. Lo único más parecido al deporte que
hacen es ser animadora. Piensan que el baloncesto es un deporte que hacen los
chicos. Y su trabajo es animarnos. Por eso es por lo que estaba tan… sorprendido
cuando escuché sobre ti jugando. No todos los días una chica bonita en East
Coast Academy juega al baloncesto” sonrió, sin ningún ápice de broma.
Me reí y sacudí la cabeza “Sólo me estás siguiendo la corriente. No soy tan
buena…”
“Sí, sí que lo eres. De verdad” me dijo, asegurándomelo “No me sorprendería si
ganaras a alguno de los de mi equipo en un uno contra uno” me rehusé de
discutir más, encontraría otra manera de persuadirme.
“Pero nunca llegaré a ganar al Capitán ¿Verdad?” le pegué un codazo
juguetonamente. Él rió.
“Por supuesto que no. Podrías ganar a cualquiera de mis compañeros ¿Pero yo?
Tienes un largo camino que recorrer, Swan” bromeó cuando me reí también.
“Seguimos, ¿Capitán?” sonreí y le pasé el balón fuertemente cuando me levanté.
Sin ningún esfuerzo, cogió la pelota con una mano. Gruñí, enfadada, cuando lo
encontré a él riéndose.
Empezamos jugando un uno contra uno otra vez, y ¡Maldición! ¡Era bueno! Nunca
antes me había enfrentado a un oponente tan fuerte. Jugamos por unos veinte
minutos, tampoco estuvimos pendientes del resultado, se sabía claramente. Él
ganó, por supuesto, y por goleada.
Escuché a alguien aplaudir, y no era Edward.
“¡Whoa Tío! ¡Eso estuvo genial! Te dije que la chica nueva era buena” Jamie me
guiñó un ojo y le pegó en la espalda como saludo.
“¿Cuánto tiempo llevas aquí?” preguntó Edward, frunciendo el ceño a su amigo.
“y a todo esto, la chica nueva tiene nombre” le dije secamente antes de que
Jamie tuviera ocasión de responder. Él me miró ligeramente y se le veía
arrepentido.
“Lo siento… Bella ¿Verdad?” me dio una sonrisa débil y miró a su amigo nervioso,
el cual asintió con la cabeza.
“Gracias por usar mi nombre real” dije, escuchando otra risa de Edward.
Abrí la botella de agua y bebí otro sorbo.
“y… ¿Qué estabais haciendo vosotros dos aquí? ¿No tenías bastante en el
gimnasio no?” me volvió a guiñar un ojo.
Edward respondió “Le estaba enseñando a bella uno de mis infames tiros” puse
los ojos en blanco.
“Parecía que estabais jugando en vez de estar enseñándote” dijo
sospechosamente.
“Estábamos practicando, y entonces decidimos acabar nuestra sesión con un
pequeño juego”
“Y ¿Quién ganó?” preguntó Jamie curioso.
“Edward…” murmuré frustrada, y ambos se rieron ante mi respuesta.
“Vamos Bella, ambos sabemos que es talento natural en los chicos vencer a las
chicas en baloncesto. Y yo soy el Capitán, tiene sentido que te gane” dijo
juguetonamente con una sonrisa.
“¿Qué dijiste?” dije furiosa. Estaba en shock de que él hubiera dicho algo así.
“Estaba de broma Bella. Sabes que no quería decir eso” Edward rió, cogiendo mi
mano pidiendo mi perdón. Parecía sincero, pero no me lo iba a tragar.
Enfadada, le eché todo el agua de mi botella en la cara. Jamie pegó un grito
ahogado que fue seguido por una risa histérica.
“qué demonios…” Edward estaba jadenando, enfadado cuando yo miraba a su
mojada camiseta cara y pelo. Se veía mono incluso así. Maldición.
“¡Eso también era un broma! ¡Idiota!” contesté, satisfecha de mi actuación. Cogí
mi mochila y salí de la cancha con una sonrisa triunfal en la cara. Nadie me
humilla así, ¡Ni tú Edward! Gruñí ante su nombre.
“Tío, esa chica es una diabla” escuché a Jamie susurrar a Edward cuando me iba
“Si no le vas a pedir salir tú, lo voy a hacer yo” se rió una vez más, y juro que
escuché a Edward gruñir.

Capítulo dieciséis: Los buenos contra las Bimbos

Cuando dejé el campo de baloncesto, ya eran las 11:15. Tres horas idas en esto.
Aún estaba orgullosa de lo que había hecho. Después de todo, no todos los días
un tío hace algo que te moleste y tu casualmente, tienes una botella de agua en
tu mano con cantidad suficiente para tirársela a la cara y mojarlo. Era un genio.

Haces que me ponga caliente


Haces que me quiera arrojar a ti

Es tan ridículo

Apenas puedo parar

Difícilmente puedo respirar

Me haces querer gritar

En la pantalla ponía el número de Rosalie. Descolgué.

“Hey Rose ¿Qué pasa?”

“¡Bella! ¿Aún estás con Edward?” Rosalie me saludó entusiasmadamente.

“Nop” gracias a Dios.

“¡Eso es genial! Vamos a ir al restaurante chino Lin para comer ¿Quieres venir?
Después, ¡Vamos de compras!” Me pude imaginar la imagen de ella dando
saltitos ante sus palabras.

“Claro Rose, ¡Estoy allí en un segundo! Bueno, después de que me cambie y me


dé una ducha… no creo que me apreciarais si aparezco por allí sudando” dije, y la
oí reír en el teléfono.

“Claro claro, ¡Alice y yo llevamos Abercrombies! Puedes ponerte los tuyos y así
seremos ¡El trío Abercrombie!” chilló cuando me reí al escuchar el nombre.

“Claro, seremos ‘el trío Abercrombie’” me reí, rodando los ojos.

“Estás poniendo los ojos en blanco ¿Verdad?”

“Maldición… eres buena Rose”

“Confía en mí. Te conozco lo suficiente como para escuchar tus expresiones” dijo
orgullosa “¡Vale! ¡Te tengo que dejar ya! ¡Alice me está dando la lata con cual
camiseta llevar! ¡Te veo luego Bella!” escuché a Alice chillar de fondo.

“¡Adiós, Rose!” cerré el móvil y corrí hasta mi habitación. Después me tomé una
ducha. Mucho mejor.

El agua se sentía muy cálida en mi piel. Después de secar mi pelo, seguí las
instrucciones de Rose y me puse mi polo Abercrombie negro con unos vaqueros.
Con mis tenis Nike y mi cartera, dejé la habitación y empecé a caminar hasta el
restaurante.
“¡Bella!” los vi saludarme con la mano enfrente del Lin. Reímos cuando vimos
nuestros conjuntos. Les devolví el saludo y caminamos juntas agarradas por el
brazo.

“Creía que Emmett y Jasper iban a venir” les dije.

Alice sonrió “Sí, los hacemos venir para que lleven las bolsas. Rosalie y yo
pensamos que sería más cómodo confesar si sólo somos nosotras tres” me guiñó
un ojo y le dije que no había nada que confesar. Nos sentamos en una mesa, y ya
estaban preparadas para bombardearme con preguntas después de pedir.

“Vale chica, ¡Suelta! ¿Cómo fue todo con Edward?” preguntó Alice con ojos
impacientes. No pude evitar reír cuando la imagen de Edward se vino a mi mente.
Mis amigas esperaron a que mis carcajadas cesaran impacientemente…

“¡Bella! ¡Nos estás matando! ¡Di algo!” Rosalie suplicó, o pidió, mejor dicho.

“Me enseñó el Tiro Circular. Pero no terminó bien porque hizo un comentario rudo
sobre las mujeres, lo que en su defensa era ‘una broma’, así que yo” me pausé y
exhalé aire “yo le eché agua en la cara. Tío, estaba empapado. Su camiseta, su
pelo, su cara” empecé a reírme otra vez, solo que ahora no era yo sola. Rosalie y
Alice estaban a carcajadas, golpeando la mesa hasta que la gente del restaurante
nos miraba molestos y confusos.

Alice se recuperó “Apuesto a que no le gustó”

“Apuestas bien” me reí.

“¡Bella! ¡Eres brillante! ¡Te queremos!” me abrazaron y empezamos a reír otra


vez, sólo que ahora no tan alto o si no nos echarían del restaurante.

“Emmett y Jasper van a estar muy enfadados por haberse perdido esto” Rosalie
dijo orgullosamente.

“Arroz frito con pollo” la chica volvió con nuestra comida y bebidas. Dios mío, día
genial. Supongo que el baloncesto hace que pierdas energía.

Después del almuerzo, las chicas me arrastraron hasta el centro comercial.


Estaba al norte del campus ¡Y era enorme! Mi boca se abrió.

“Cuidado con las moscas Bella” Rosalie me dijo de broma pegándome un codazo.
Les dije que se callaran y las seguí.

La primera tienda que decidimos visitar fue Fitch. Tenían algunas chaquetas
fantásticas y nosotras, bueno, Rosalie y Alice, no pudieron resistirse a
comprarlas, Me forzaron a llevarme una de color turquesa, diciendo que se veía
perfecta en mí. Suspiré y me dejé convencer. No tenía sentido discutir cuando se
venía de compras con ellas. Tenían la mayoría de marcas aquí, Banana Republic,
American Eagle, Abercrombie, Aeropostale… Pasamos toda la tarde en el centro
comercial, y me compré muchas cosas. Renee estarña contenta, siempre me dice
que me compre cosas.

“¡Tío! ¡No creo que pueda llevar todas estas bolsas hasta el dormitorio!” gimió.
Alice sonrió radiantemente y cogió su móvil.

“¡Jazz! ¡Estamos en el centro comercial! ¿Podéis Emmett y tú hacernos un


pequeño favor?” su voz era dulce sabía que Jasper no podría resistirse a eso.

“¡Bien! ¿Cómo lo supiste?” se rió cuando Rosalie y yo nos sonreímos la una a la


otra.

Cerró su teléfono móvil “Hecho” enseñó sus dientes.

Nos sentamos allí y esperamos a que vinieran los chicos. Ya casi eran las 5:30 y
ellas empezaron a discutir sobre dónde iríamos a cenar esta noche.

“Me siento como un cerdo. Parece que todo lo que hemos estado haciendo es
comer, comprar y ¡comer!” me reí cuando ellas sonrieron.

“Esto es vida, amiga mía”

Jasper y Emmett llegaron a los dos minutos en nuestro rescate. Se ofrecieron a


llevar mis bolsas también; estaba muy agradecida. Dijeron que la mía era ligera
en comparación con las de Alice y Rosalie. Se ganaron, por supuesto, una mirada
de sus novias.

Decidimos coger algo de comer en los puestos de comida y comer en cualquier


lado antes que entrar a un extravagante restaurante. Rosalie dijo que ella
pagaba, como recompensa por los chicos. Unas pocas mesas más para abajo,
Edward Cullen estaba sentado sólo en su mesa. Sus ojos se toparon con los míos
sin una sonrisa, y cogió un trozo de comida con su tenedor con fiereza sin
siquiera bajar la mirada. No estaba feliz, eso era fácil decirlo.

“Perdonadme chicos” le dije a Alice y Jasper y me devolvieron una mirada


curiosa, preguntándose probablemente qué le tendría que decir a él. Estaba
segura de que ya estaba sonriendo enormemente, lo que pasó esta mañana
seguía siendo humorístico para mí.

“Hola Edward” le sonreí y me senté en la silla enfrente de él. Levantó la mirada y


me saludó fríamente.

“Hey Bella”

Intenté no reír, pero se veía tan mono cuando se enfadaba… ¡Maldita sea Bella!
¡Para! Esperé a que dijera algo pero no lo hizo. Miró abajo a su plato, u cogió otra
pieza de cerdo duramente. Me reí.
“¡Vamos! No estás enfadado conmigo ¿no?” sin pensar, Alcancé su mano con la
mía. Finalmente me miró, sin ninguna expresión.

“Pues no sé. No siempre un tío se empapa de agua porque una chica a la que
estaba enseñando le tira esa agua a la cara” su tono era sarcástico y eso me
enfadó un poco.

“Te olvidas de un detalle importante. Tú eras el que empezaste todo con el


comentario discriminatorio” le solté duramente.

Suspiró y su expresión se suavizó “Dije que estaba de broma. ¡Y tú no tenías por


qué mojarme!” se enfadó.

“Bueno, no fue divertido. Para nada. Y si tú crees que he venido a disculparme,


estás muy equivocado, Cullen. No me arrepiento de haberte echado agua a la
cara porque te lo merecías” sentí la urgencia de sacarle la lengua.

Ambos nos quedamos en silencio por un minuto, el habló primero.

“¿Qué tal si yo me disculpo primero por hacer un chiste?” ofreció.

“Bien. Tú primero” sonrió.

“Disculpa por haber dicho ese estúpido comentario. Fue irracional y


absolutamente fuera de nombre” me miró a los ojos sinceramente y alzó una
ceja, probablemente preguntándose cuando iba a empezar con mi disculpa.
Estudié su rostro por un minuto, sólo para asegurarme de que era verdad esa
sinceridad en sus palabras. No risas ni rastro de humor en su cara…

Suspiré “Disculpa por haberte tirado agua a la cara. Totalmente te lo merecías,


pero aún así no me dio derecho a hacerlo. También lo siento por haberte llamado
idiota…” iba a decir más pero me tapó la boca con su mano.

“Vale… lo he pillado, gracias” se rió nervioso.

“¿Estás seguro de que no quieres oír el resto?” bromeé cuando quitó la mano.

“Muy seguro” asintió y sonrió con esa sonrisa torcida.

“¿No hay mal rollo entonces? ¿O debería la tregua terminar aquí?” le pregunté,
nerviosa por saber cuál de las dos escogería.

“No hay mal rollo” sonrió. Luego se empezó a reír.

“¿Qué?” pregunté curiosa.


“Nada. Sólo que usualmente, tú eres la que guardas rencor. Sienta bien tener un
cambio” sonrió cuando rodé mis ojos.

“Eres patético”

“¿Puedo decirte algo?” susurró dulcemente, inclinándose hacia mí un poco.

“Supongo…” tragué saliva. Por favor que no oiga los latidos del corazón.

“realmente no estaba enfadado contigo, sólo quería ver qué hacías” admitió con
una sonrisa cuando yo hiperventilaba.

“Tú… tú…” estaba sin respiración. Este… ¡ugh!

“No debería haber dicho eso, ahora, tú estás enfadada conmigo” se rió cuando yo
ponía un mohín.

“Vete a la mierda Edward”

“Tú sabes que no quieres decir eso realmente. Te importo, Bella, por eso has
venido aquí” dijo arrogantemente, deslumbrándome con sus ojos.

Gruñí “Piensa lo que te dé la gana. No es verdad de todas formas…”

Parecía divertido “¿Qué puedo hacer para ganarme tu perdón?” lo miré


cuidadosamente y vi una enorme galleta Great American de chocolate blanco en
su plato, aún sin tocar.

“Te lo ganarás si partes la galleta por la mitad y la compartes” sonreí. Asintió y rió
otra vez… Partió la galleta y me la tendió.

“¿De verdad no hay resentimientos?” sus ojos eran suaves y su voz también.

“Sin resentimientos” sonreí y rompí la galleta para llevarme un trozo a la boca.


Estaba buena.

“No es justo. Por una vez, pensé que te iba a poder guardar rencor, al menos en
intención. Ahora, de repente, pierdo la mitad de mi postre” bromeó “eres algo
Bella”

“Sólo es parte de mi talento” contesté juguetonamente. Reímos y mordió su


galleta.

“¿Aún estás con lo de los ensayos?” preguntó casual.

“Umm… sí ¿Cuándo?”
“¿Mañana por la tarde?”

“Claro…” asentí.

“¿Y dónde y a qué hora?” preguntó.

“¿Te importaría venir a mi habitación? ¿Sobre las dos?” realmente no quería


actuar delante de todo el mundo en una biblioteca.

“Para nada. A las dos entonces” sonrió.

“Vale, te veo mañana” me levanté de la silla, e iba a volver a mi mesa.

“hey ¿Bella?” llamó.

“¿Sí?” me di la vuelta.

“Realmente era un broma. Iba en serio cuando dije que jugabas mejor que
algunos chicos del equipo” sonrió significadoramente.

Me giré para por si acaso vio mi sonrojo “Gracias”

Cuando caminé de vuelta a la mesa, Rosalie y Emmett volvieron con la comida.


Jasper debió de haberles dicho algo, todo se volvieron en mi dirección con unas
enormes sonrisas.

“¿Qué pasa con esas caras sonrientes? Chicos de verdad que me estáis sacando
de quicio” dije lentamente después de que me sentara. Ellos recuperaron
rápidamente la compostura.

“Oh nada, Bella” Alice le dio un guió a Rose.

“¿quién quiere fritos?” Jasper cambió de tema y fue seguido por una bandada de
‘oh yo’. Después de cenar, me ofrecí a ir por helados. Parecían muy ansiosos por
que dejara la mesa

“Ya vuelvo” murmuré.

Había una larga cola en la tienda de helados. Me llevó 15 minutos hasta que
conseguí lo que quería. En mi camino de vuelta, vi a los Cullens y a los Hales
hablando animadamente y en secretitos porque tenían sus cabezas pegadas en
un círculo.

“¡Qué vuelve! ¡Qué vuelve!” Jasper gritó a los demás. Todos levantaron las
cabezas, pareciendo perfectamente normal. Bueno, no hubiera sido sospechoso
si Emmett no hubiera empezado a silbar…
“¡Mira Jasper! ¿No es hoy un día encantador? Gran temperatura” dijo
nerviosamente cuando Rosalie le dio una colleja. Era realmente obvio, obvio que
habían estado hablando de mí cuando me fui. Quiero decir, ¿Emmett y el tiempo?
No. Tendría que ser idiota para tragarme eso.

“Aquí están los helados” me miraron cuidadosamente cuando todos lo


agradecieron.

“De nada” dije sospechosamente y tomé un poco. Emmett empezó a tararear, lo


que me hizo perder los nervios.

“¿Qué pasa?” pregunté enfadada.

“Así que tú y Edward…” empezó, sonriendo. Se giraron hacia él para mirarlo, y vi


que su mesa ahora estaba llena con sus amigos.

“¡Vale! ¡No importa lo que he dicho!” dije rápidamente, y todos se empezaron a


reír.

Después de cenar, fuimos a ver una película en el campus. El cine era


encantador, las alfombras eran realmente nuevas y tenían pantallas enormes.
Elegimos una comedia, y era incluso más gracioso si la veías con Jasper y
Emmett. Compramos cuatro paquetes de palomitas y cuatro refrescos, ya que
Rosalie sólo bebía agua. Sé lo que mamá diría si estuviera aquí “la comida basura
no es buena para tu salud” Pero era sábado, lo que significa diversión, relajación
y comida basura, por supuesto.

En la mitad de la peli, empecé a sentir palomitas en mi hombro. Al principio lo


ignoré, quiero decir ¿Qué posibilidades hay de que me estén tirando palomitas?
Quizás fue un accidente. Decidí pretender como si nada hubiera pasado, pero
entonces ocurrió algo que no pude ignorar. ¡Me habían tirado barritas de
caramelo! Vale. Eso no pudo ser un accidente. Me giré para ver quién en su sano
juicio había hecho algo como eso, vi a las plástico o a las zorras, Lauren, Jessica
y Kelsey, sentadas tres filas más arriba. Se chocaron los 5 y me sonrieron. Por
supuesto, eran ellas. ¿Quién más podría hacerlo?

Me saludaron con la mano estúpidamente cuando me giré. Alice notó mi


distracción y le susurró a Jasper, Emmett y Rose que las zorras estaban detrás.
Emmett se giró y gruñó, sus dientes brillaban en la oscuridad cuando Jasper les
hizo un corte de manga. Parecieron Intimidadas ya que no sentimos ninguna
palomita más por el resto de la noche. Adoro a mis amigos.

Después de la película, caminamos hacia la salida relucientemente, sabiendo que


las veríamos. Estábamos en lo cierto. Estaban esperando fuera del cine,
sonriéndonos.

“Bueno, si son la perdedora y sus amigos” Lauren rió con su molesta voz cuando
Rosalie, Alice y yo le dimos una sonrisa sarcástica.
“Bueno, si son el trío de zorras.” Emmett contestó, sonriendo también. La cara de
Lauren cayó y luego se giró para mirarme “Y Bella, ¿Disfrutaste las palomitas?
Eran con sabor a caramelo” Me tanteó cuando la miré con una fea mirada.

“¿Cuántos años tienes? ¿Cuatro?” le solté cuando me sacó la lengua


infantilmente.

“¿Sabes qué? ¿Por qué no os vais a la tienda de Bimbos y compráis tres


camisetas que pongan “tonta, más tonta, la más tonta” va perfecto con vuestras
personalidades” soltó Emmett y estallamos en risas.

Kelsey gruñó “Como… Todas sabemos que a nosotras no nos gustan tener esa
clase de camisetas” dijo orgullosa cuando nosotros reímos a carcajadas otra vez.

“¡Kelsey!” Lauren le gritó “fue un insulto” le dijo. Supongo que sabéis para quién
era la camiseta que dijera “la más tonta”. Kelsey parecía blanca por un minuto,
luego entrelazó los dedos al darse cuenta de lo que pasaba.

“¿Cómo te atreves a insultarnos?”

“Deja a hablar a Lauren, Kels” Jessica habló por primera vez.

“La verdad es que nosotros no queremos hablar. No como vosotras, tenemos una
vida, la cual preferimos no perder con una panda de tontas. Nunca se sabe si
vuestra estupidez es contagiosa. Vamos chicos, salgamos de aquí” dijo Jasper
fríamente cuando ellas daban gritos ahogados. Las miradas que tenían eran muy
graciosas.

“Pagareis por esto” ellas chillaron.

“Oh… Hablando de venganza, ¿Cómo fue la charla de vuestras madres con la


señora Caughman? Estoy segura de que dijiste que en dos días estaría fuera de
la obra, y aquí sigo. Y lo estaba anhelando” tenté a Lauren cuando su cara se
volvió roja de la vergüenza.

“Te echarán de la obra, Swan” gruñó mi nombre cuando yo reí.

“Como he dicho, lo estoy anhelando” le di un sonrisa y nos fuimos. Era una gran
victoria. Mis amigos chillaron cuando ya no nos escuchaban y nos
cumplimentamos unos a otros por nuestras intervenciones.

“Creo que me dijisteis que todos los chicos del insti estaban enamorados de ella
¿Cómo puede seguir sin salir con nadie?” pregunté curiosa, de repente, recordé
lo que me dijeron la semana pasada. Para mi sorpresa se rieron.

“Bueno, lo están. Pero Lauren aquí no está interesada en ninguno de ellos, ella
sólo quiere a su Edward” Alice rodó los ojos cuando yo reí. Me preguntaron si
quería ir a la habitación de Emmett y Jasper otra vez; educadamente lo rechacé
y les dije que estaba agotada, había sido un largo día.

“De verdad que no puedes estar cansada” Emmett frunció el ceño.

“Bueno, lo estarías si te hubieras levantado a las 7 de la mañana” bostecé.

“¿Quién en el mundo se levanta a las 7 de la mañana un sábado?” Jasper rió


cuando Emmett se carcajeó.

“aparentemente Bella desde que tenía su ‘gran cita’ con Edward” le di una mirada
enfadada, Emmett pareció ligeramente asustado y se disculpó rápidamente.

“Broma, Bella, tú me conoces, el gran bromista” sus brazos me rodearon y me


abrazó.

“Sólo para con los comentarios de Edward” le dije seria cuando me soltó.

“Claro claro…” sonrió, guiñándome.

“Recuérdame no estar en el bando equivocado Bella” bromeó Alice cuando todos


reímos.

“¿Estás segura de que no quieres venir?” preguntó Rose cuando estábamos


enfrente de los dormitorios.

“Sí, gracias chicas por la oferta, pero realmente estoy cansadísima” dije
sonriendo y le di un abrazo, y por supuesto a Alice también.

“¡Te veo mañana, compi!”

“¡Oh! ¡No te olvides las bolsas!” Emmett y Jasper me alargaron dos bolsas con
una gran B escrita en ellas.

“Gracias chicos” los abracé también. Nos dijimos adiós y ellos continuaron su
camino hacia sus cuartos.

Después de darme una cálida ducha, me tiré a la cama y apagué la luz. En unos
cuantos segundos después me quedé dormida ¿Quién sabía que el baloncesto te
deja tan agotada?

Capítulo diecisiete: Metido en el momento


Me levanté muy temprano la siguiente mañana, a las nueve. Bueno, al menos era
temprano para mí. Me cepillé los dientes, y cogí mi guión para nuestro ensayo
personal y una taza de café que puse en mi mesita de noche. Va a venir esta
tarde… Mi corazón se desbocó y una parte de mí estaba emocionada. Vale. Quizás
toda parte de mí estaba emocionada.
Para el almuerzo, pedí una pizza personalizada para que me la trajeran. Me
pregunto a qué hora se acostarían Alice, Rose, Em y Jazz ayer; no me extrañaría
que me los encontrara en su habitación roncando. El sol había salido hoy, decidí
abrir las cortinas, para dejar entrar la luz del sol en la habitación.
Mi estómago gruñó, ¿Es que siempre tenía hambre? En mi rescate, el chico de la
pizza pegó en mi puerta.
“Tengo un pedido para Bella Swan…” su voz me sonaba asquerosamente familiar.
Abrí la puerta, y vi a Edward Cullen, sosteniendo dos cajas de pizzas medianas en
sus brazos, sonriendo.
“¿Edward?” dije, sorprendida.
“Hey Bella, ¿Qué tal tu noche?” preguntó educadamente.
“Umm… bien… ¿Qué estás haciendo aquí?” fui directa al grano.
Se rió tontamente “Quería disculparme por lo que hice ayer. Iba a pedir una pizza
para mí en Figaro, y escuché a uno de los empleados murmurar tu nombre en el
teléfono mientras apuntaba algo. Así que le dije que cancelara tu pedido que te
llevaría yo mismo la pizza. Entre tú y yo, creo que está un poco colado por ti” me
dio un codazo juguetonamente cuando yo me sonrojé “¿Así que me vas a echar
o me darás el placer de acompañarte en el almuerzo?” sus ojos eran suaves y
cálidos. Era imposible rechazarle algo.
“Entra” sonreí y me quité de en medio para que el pudiera pasar.
“Gracias” dijo cuando le dije que pusiera la pizza en la mesa del final “¡oh mierda!
¡Olvidé comprar bebidas!” se golpeó la frente y frunció el ceño.
“Iré a por algunas a la máquina” me levanté del sofá, pero él me volvió a sentar.
“¡No, no! Quédate dónde estás, yo iré. ¿Qué quieres?”
“Mountain Dew está bien” dije, sorprendida por su entusiasmo.
“Pues entonces Mountain Dew. Ya vuelvo.” Me guiñó y salió corriendo de la
habitación. Un minuto después, volvió con dos latas de gaseosa. Me pasó una a
mí, y se lo agradecí.
Se sentó a mi lado, y me cortó un trozo de pizza…
“¿Piña?” arqueé mi ceja cuando me di cuenta de que había elegido el ingrediente
que quería.
Se rió “Le pregunté qué fue lo que pediste. Debo decir que eran muy discretos
con todo eso de la privacidad del consumidor. Pero lo convencí de alguna
manera, Quiero decir ¡Vamos! ¿Esperaban que te asesinara sólo sabiendo los
ingredientes de la pizza que ibas a tener?” sacudió su cabeza cuando me reí. Me
pasó un trozo de pizza, y le di un mordisco.
“Buena elección” comentó cuando le dio otro mordisco a la suya.
Sonreí “Estás hablando con una experta en comida”
“Por eso es porque te llevas tan bien con Alice y Emmett ¿eh? Comidadictos.”
Bromeó, y me reí.
“En parte” me encogí de hombros y di un sorbo a mi gasesosa. Levanté los pies
del suelo y me senté con las piernas cruzadas en el sofá. Gracias a dios nuestro
sofá era lo bastante grande para que se sentaran cuatro Emmetts, de esa manera
no tocaría a Edward. Ahí fue cuando me di cuenta de que no me había cambiado
de ropa esta mañana, aún estaba llevando la camiseta y los pantaloncitos que
llevé para la cama ayer.
“¡Oh!” di un grito ahogado cuando él me miraba curiosamente.
“¿Qué pasa, Bella?”
“Yo… uh… no importa” me sonrojé y vi una maliciosa sonrisa en su cara. ¿Puedes
avergonzarte más de otra forma? Suspiré, lo hecho, hecho está. Gracias a Dios
que no tenía del Bugs Bunny ni de PJ, o habría sido muy humillante.
“Espera” le dije cuando fui a coger unos cuantos CDs.
“¿Qué estás haciendo?” preguntó.
“No puedo comer pizza sin música. Es raro” dije sinceramente y le escuché reír
para sí suavemente desde atrás. Cuando empezaron a sonar, me di cuenta de
que era el CD que estaba escuchando hace dos días, de The Red Jumpsuit
Apparatus. Volví a mi sitio y cogí otro trozo de pizza.
“En serio, no nos vamos a terminar esto” dije, mirando a la caja de la pizza que
aún estaba sin tocar.
“Lo haremos, Bella, con dos adictos a la pizza, esto no es nada” soltó.
Su mirada fue hacia el libro que estaba leyendo antes, esta mañana, que estaba
sobre la mesa.
“La venganza del Conde de Montecristo” leyó, sonando confundido “No sabía que
a las chicas os gustaran esta clase de libros” murmuró para sí mismo.
“Bueno, nosotras, las chicas, lo hacemos” dije sarcásticamente cuando me
miraba, disculpándose.
“¡Lo siento! Tema discriminatorio no intencionado” alzó sus manos al aire, como
si se entregara. Rodé mis ojos e iba a coger el libro y ponerlo en la estantería
cuando, para mi desconcierto, elevó mi mentón con su dedo.
“De verdad, Bella. Es un buen libro, uno de mis favoritos. Estaba… impresionado
de que lo leyeras, eso es todo. Me atraes más y más cada vez que hablo
contigo” sonrió y yo aún estaba nadando en pensamientos por el hecho de que
me estaba tocando. Mi corazón se aceleró… mis rodillas se debilitaron, y creía
que me iba a caer.
“Vale…” murmuré, sonriendo ligeramente cuando quitó la mano con una enorme
sonrisa. Seventeen Ain’t So Sweet (N/T: Los diecisiete no son tan dulces)
empezó a sonar… mi canción favorita; él de mientras estaba imitando tocar la
batería con dos lápices.
“Esta canción es genial” dijo cuando yo sonreía.
“Por supuesto que lo es. Es de The Red Jumpsuit Apparatus. Todas sus canciones
son geniales” contesté sonrientemente.
“Verdad” me devolvió la sonrisa. Hablamos de nuestras bandas favoritas y
nuestros actores y actrices menos favoritos mientras comíamos.
Sorprendentemente, teníamos muchos de ellos en común.
“Esa Paris Hilton es una falsa” rodó sus ojos.
“Es fácil saber en quién se ha inspirado Lauren” me reí y él se unió a mí.
Su risa era ligera y sonaba como una campana… ¿Por qué sonaban tan perfectos
todos los Cullens?
Después de comer me ayudó a deshacerme de las sobras, y estuvo en lo cierto.
Nos terminamos las pizzas. Tío, estaba llena. Me puse un poco nervioda cuando
su mirada me siguió por toda la habitación; deseé que no me cayera o hiciera
algo vergonzoso.
“Probablemente deberíamos ensayar, como dijo la profesora” le dije cuando él
asintió.
“Sí. Tengo el guión aquí” sonrió y se sacó de su bolsillo trasero del pantalón el
diminuto folleto “Sólo vamos a ensayar las escenas de Romeo y Julieta ¿no?”
preguntó.
“Sí. Digo que nos saltemos la primera escena, estoy MUY cansada de ella después
de escuchar a todos los de la clase recitarla en clase” dije, él se rió.
“Por supuesto, empecemos con la segunda escena entonces”
Fuimos a la página y nos sentamos en una cómoda posición en el sofá.
“Ya sabes, no te veía muy de Shakespeare” le dije, sonriendo.
“¿Perdona?” preguntó, su cara era confundida.
“No sabía que leías esta clase de cosas. Es difícil de imaginarte leyendo antiguas
obras y poesía” dije sinceramente, él se rió.
“¿Qué es lo que se supone que tengo que leer entonces? ¿Revistas del Playboy?”
preguntó sarcásticamente.
Sí, estuve a punto de decir, pero decidí no hacerlo. Playboy, qué irónico.
“Admite que la popularidad y Shakespeare no congenian exactamente, ni van en
la misma página” le dije, sonriendo.
“Verdad. ¿Empezamos o vamos a seguir discutiendo sobre mi material de
lectura?” sonrió.
“Claro…” me reí para mí misma y me aclaré la garganta para ponerme seria.
Era un gran actor, diré. Empezamos en el Acto 2, Escena 2. Mi corazón estaba
latiendo rápidamente todo el tiempo, porque en vez de mirar a su guión, sus ojos
estaban sobre los míos. Decía las palabras perfectamente e impecablemente, y
su dulce y acaramelada voz… ¡Maldita sea Bella! ¡Para de hacer que suene tan
genial!
“Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche
apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste
ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás
para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el
seno del aire.”
Respiré profundamente,
“¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu
nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una
Capuleto.”

Él sonrió, y continuó leyendo sus líneas. Ninguna vez necesitó mirar el guión, casi
se lo sabía mejor que yo. A veces, sentía la necesidad de mirar el folleto, porque
sus ojos me hacían olvidar todas las cosas que tenía en la mente. A las cuatro,
decidimos terminar. Después de dos horas leyendo la obra, finalmente
terminamos todas las partes de Romeo y Julieta.

“¿Cómo lo hiciste?” susurré.

“¿El qué?”

“Memorizar todas las líneas así. Sólo necesitabas un rápido vistazo entre las
escenas.”

“No sé. Había leído esta obra una enorme cantidad de veces… y” paró, “cuando
estoy mirándote a los ojos, las líneas no necesitaban memorizarse. Simplemente
venían solas” susurró dulcemente. Luego se fue inclinando hacia mí en el sofá
lentamente, y mi corazón se estaba acelerando al extremo. ¡Nunca antes había
estado así! Me helé; mi cuerpo estaba temblando y sacudiéndose ligeramente
cuando su rostro estaba a pocos centímetros del mío. Se rió suavemente, y sentí
su respiración en mi piel. Sus rasgos eran perfectos, sus pestañas, sus ojos… se
inclinó más… Oh Dios mío…

“¿Bella?” habían llamado a la puerta y la abrieron, lo que nos hizo a Edward y a


mí dar un salto… Y ahí estaba, Alice, con sus ojos abiertos como platos y
sorprendida.

“¡Oh Dios mío! ¡Lo siento!” la mano de Alice estaba en su boca, sus ojos
danzaban entre nosotros.

“Está bien Alice, yo ya me iba” Edward aclaró su garganta, avergonzado “te veré
después, Bella” me sonrió con su sonrisa torcida.

“Sí… hasta luego” sonó muy chillón y con una tonalidad demasiado alta para
pasar por mi voz normal. Con otra suave risa, cerró la puerta detrás de él,
dejándonos a Alice y a mí solas en la habitación.

“Oh Dios mío…” Chilló Alice, sosteniendo mi mano “¡Lo siento mucho Bella! ¡No lo
sabía! No contestabas a tu teléfono móvil, y me preocupé. Después de ¡Cuatro o
cinco llamadas! Decidí ir a ver y la puerta no estaba cerrada con pestillo. ¡Y ahí
estabais!” narró Alice, emocionadamente. Miré a mi cama vacía y recordé. Dejé
mi móvil en el cuarto de baño, mientras me estaba peinando. Me pregunto por
qué no lo escuché. No podías oírlo aunque estuviera en tono normal, porque
estabas prestando demasiada atención a Edward, una voz en mi cabeza me tentó
cuando le dije que se callara.
“No te preocupes, no interrumpiste nada” le aseguré cuando me miraba.

“Claro. No interrumpí nada” rodó sus ojos, sarcástica “¿Cómo explicas el hecho
de que vosotros dos estabais cara a cara, dentro de la distancia de beso?”

No dije nada. Me abrazó y chilló algo más “No íbamos a besarnos, Alice” le dije
severamente cuando me liberó de su abrazo.

“Claro… claro… Sé lo que vi” me guiñó, aún emocionada “Espera, ¿Qué estaba
haciendo él aquí?”

“Teníamos que ensayar para la obra, una orden de la profesora. Me trajo pizzas,
como disculpa por lo que hizo ayer” le dije, deseando que no hiciera de eso nada
del otro mundo. Sus ojos estaban con un brillo especial…

“¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! ¡Espera a que se lo cuente a Rose!”

“¡No!” chillé con horror.

“¡Pero Bella!” me miró con su cara de cordero degollado.

“Por favor Alice, no digas nada” pedí, suplicando.

Pareció decepcionada, con un suspiro, dijo “Bueno, Bella”

“Gracias. Además, no iba a ocurrir nada. Incluso si tú no hubieras entrado. De


verdad.” Le dije muy seriamente.

Se rió “Claro claro” no estaba convencida. Genial.

Mi corazón estaba aún latiendo incontrolablemente por toda la tarde de antes.


Alice y yo nos quedamos en el apartamento ya que Jasper tenía que terminar sus
deberes y Rosalie y Emmett estaban liándose en algún lado, el cual no tenía
intención de averiguar. Pero todos prometimos encontrarnos a las siete en el
patio para cenar. Alice y yo esperamos, leyendo algunas revistas de moda y
escuchando hip hop, mayormente Rihanna. Cuando Umbrella empezó,
comenzamos a saltar en la cama, sacudiendo las cabezas locamente. Cada una
de nosotras cogió un peine como si fuera un micrófono. Dios, estábamos
hiperactivas. Nos calmamos cuando la canción terminó y se cambió por We ride.

“¡Eso fue muy divertido!” Le choqué los cinco.

“¡Diablos, sí! ¡Esto es a lo que yo llamo Un Día De Chicas!” se rió y me abrazó.


Cuando era la hora de encontrarnos con Jasper, Emmett y Rose, le dije que me
esperara, así me podría cambiar.
Alice y yo caminamos hacia el patio entusiasmadamente. Ella estaba ansiosa de
ver a Jasper, pero ¿A quién estaba yo ansiosa por ver? Mi corazón empezó a
desbocarse otra vez, para mi consternación. Quizás iba a verlo a él en el patio.
NADA BUENO.

Todos estaban ya allí, Emmett, Jasper y Rosalie. Ya nos habían pedido nuestra
comida, con por supuesto, mi gaseosa preferida, Mountain Dew.

“Gracias chicos” les sonreímos y ellos nos las devolvieron.

“Te ves un poco ruborizada, Bella… ¿Qué ha ocurrido?” Rosalie alzó su ceja; le di
una mirada asesina a Alice.

“¡Yo no he dicho nada!” me dijo.

“Umm… ¿Lo estoy? Bueno, nada en especial ha ocurrido” me reí nerviosamente


cuando Rose frunció el ceño. ¿¡Por qué eliges ahora ser perceptiva Rosalie!? Alice
tosió falsamente, sonriendo, y le di una patada por debajo de la mesa.

“¡A comer! ¡La comida se está enfriando!” les dije, Emmett, Jasper y Rosalie le
dieron una mirada confusa a Alice, yo sólo me encogí de hombros.

“Hola, familia y amigos” una voz aterciopelada me asustó desde atrás. Me


atraganté con un trozo de pollo. Edward puso una silla de la otra mesa y se sentó
entre Alice y yo mientras ponía su bandeja de comida en la mesa. Me miró con
una expresión divertida.

“¿Qué estás haciendo aquí?” Ya no tenía hambre. Mi estómago estaba lleno, lleno
de mariposas.

“¿No puedo sentarme con mi querida familia y mi compañera de clase? Me hieres


¡Bella! Normalmente, es Rosalie la que hace esa clase de comentarios” puso su
mano en el corazón, con una expresión de shock. Rodé los ojos.

“En serio hermano, ¿Qué pasa?” preguntó Emmett sospechosamente.

“Nada. Sólo quería estar con mi familia, eso es todo” sonrió Edward, dando un
mordisco a su hamburguesa. Rosalie rió cuando un grupo de chicas caminó a
nuestro lado y le guiñaron a Edward.

“Eww… he perdido el apetito” dijo Rosalie, disgustada, cuando tiró su tenedor al


plato. Emmett y Jasper rieron, Alice se rió tontamente y me guiñó, con sus ojos
más alegres que nunca, mirándonos a Edward y a mí.

Cogí otro trozo de pollo, y lo metí en mi boca. Comiendo mantendré mi mente


fuera de él. Pensé. Sí claro. Mi corazón estaba latiendo fuertemente, y mis
piernas estaban tambaleándose, un poco. Odiaba eso. No es que en realidad
fuera a besarte, me recordé a mí misma para calmarme y relajarme.
“Y… ¿Qué tenéis pensado hacer?” preguntó conversacionalmente. Ellos se
encogieron de hombros.

“Nada realmente, sólo liarla por ahí” contestó Jasper.

“¡Oh! ¿Te envió un e-mail papá anoche? Mamá quiere saber cuándo es la obra…
ella quiere estar aquí” Emmett dijo.

La cara de Edward se volvió verde.

“¿Les hablaste sobre la obra?”

Emmett sonrió maliciosamente y asintió.

“¿Por qué? ¿Tu honorable ego está preocupado por algo como actuar?” le
provoqué y giró su cabeza para mirarme.

“Qué graciosa Bella” me devolvió.

“Ya sabes, yo siempre he querido ver todo eso de ‘Edward contra Bella’ en
acción” Jasper susurró a Rosalie, la cual sonrió.

“¡Oh mierda!” el tono de Edward eraalerta y de repente se levantó de la silla y se


metió debajo de la mesa.

Todos giramos nuestras cabezas para ver qué era lo que iba mal, y al instante,
vimos a la tonta, tontísima, y más tonta caminando. La misma rutina, Lauren
delante, llevando su bolso Gucci y Kelsey y Jessica detrás de ella una a cada lado,
siguiéndola como perritos. Sus labios soltaron un gruñido cuando me vio, yo le
sonreí y miré a mi gaseosa para beber un sorbo de ella.

“¿Se han ido?” susurró Edward.

“Sí…” le devolví el susurro intentando no reírme.

“¿De qué iba todo eso?” Emmett se rió cuando Edward se volvió a sentar en la
silla.

“No quería que ella viniera a hablar conmigo” le entró un repelús, con sus ojos
llenos de horror “Me asusta, e irrita, también”

De todas las cosas por las que Edward Cullen podría tener miedo, y estaba
asustado de Lauren Mallory. Me reí de lo que dijo.

“¿Quieres saber cómo las llamamos? El trío Bimbo” Emmett sonrió cuando el
resto de nosotros nos reíamos.
“Buena, Em” Edward extendió su puño para que chocara con el de Emmett.

“¡Gracias tío!”

Era difícil de imaginar a Edward y los Cullens como antes. Pero contra más
tiempo paso con ellos, la más obvia poca cantidad de ADN que comparten,
aparece. Hablaron sobre su casa e infancia, y Emmett contó algunas historias
vergonzosas de Edward, y él se las devolvía, causando que Emmett se volviera
rojo. Yo siempre pensé que había una barrera imaginaria entre Edward y su
familia, pero esta noche… No podía sentirla. Parecían tan… cercanos, ¡Tan
normales!

“Vale. Una vez, cuando tenía ocho años, nuestra madre nos pidió que hiciéramos
algo para merendar mientras ella iba al supermercado. Decidimos hacer Galletas
de Chocolate, ya que era lo más fácil. Y en la receta, ponía que necesitábamos
tres tazas de harina. Le dije a Edward que lo cogiera del sótano, que estaba
verdaderamente cerca de la cocina. Después de unos quince minutos de espera,
me preocupé. ¡Los pensamientos del monstruo del sótano incluso vinieron a mi
cabeza! Bueno, fui a buscarlo, pero no estaba en el sótano. Me entró el pánico,
así que lo busqué por toda la casa. Cuando fui a su cuarto, lo vi en la ventana,
inclinándose para abajo. Yo estaba como ¿Qué está haciendo ahí? Así que decidí
regañarlo por estar jugando y yo de mientras, preocupado. Iba a gritarle cuando
¡Lo vi coger las flores del jardín de mama! Le pregunté qué era lo que estaba
haciendo, y me dijo que yo le dije ¡Qué cogiera algunas flores!” terminó, sus ojos
tenían un pequeño amago de mucha risa. Todos reímos por una buena cantidad
de tiempo.

(N/T: Y vosotros os quedareis… ¿eing? Veréis, todo tiene su


explicación; Harina en inglés se dice Flour, y Flor en ingles se dice
Flower, el chiste está en que Edward era tan pequeñito que confundía
esas dos palabras ya que la pronunciación era parecida. ¿No es mono?
Je je je)

“Cuando mamá volvió, regañó a Emmett por no cuidarme bien ni a mí ni a su


jardín. Emmett estaba muy enfadado conmigo, ¡Me dejó sin poder entrar a su
cuarto una semana!” Edward dijo, sonrientemente.

“Ah, aquellos eran buenos tiempos” sacudió la cabeza Alice, sonriendo.

“De tanto reír, tengo hambre otra vez. ¿Alguien quiere un helado?” Jasper
preguntó, aún con dificultad por la risa.

“¡Buena idea Jasper! Yo realmente podría comérmelos sin problemas” Emmett se


frotó el estómago, lamiéndose los labios.

“Iré a por ellos ¿Qué sabor queréis?” pregunté, separando mi silla un poco de la
mesa.
“Fresa Sundae, ¡Por favor!” Alice gritó.

“Tiramisú” sonrió Jasper.

“Creo que ya sabes lo que quiero, Bella” Emmett me guiñó.

Suspiré “Déjame adivinar, ¿Chocolate?”

“Eres una crack, Bella” Emmett se rió cuando me giraba hacia Rosalie,

“¿Rose?”

“Paso…” dijo miserablemente.

“¿Edward?” me giré hacia él, mi corazón se aceleró un poco cuando dije su


nombre.

“Café, por favor” su tono era perfectamente educado.

“Vale… ya vuelvo” me levanté de la mesa, pero un brazo me lo impidió.

“Espera. Voy contigo” Edward me sonrió cálidamente. No pude evitar darme


cuenta que los ojos de nuestros amigos danzaban entre nosotros. Alice estaba
sonriendo enormemente, Emmett le dio un codazo a Jasper y le susurró algo al
oído, Rosalie me guiñó, ¿y yo? Yo hice lo que mejor se me daba, me ruboricé.
Deseé que Edward no se diera cuenta de lo que su familia o mis amigos estaban
haciendo, y no lo hizo, porque aún tenía los ojos en mí. Háblame de vergüenza.

Nos levantamos y caminamos hacia el puesto de Haagen-Dazs. Me dio pequeños


temas de conversación, sobre los chicos de nuestras clases, sobre su familia…
pero no mencionó nada sobre lo que pasó esta tarde. Quizás debería estar
aliviada porque después de todo, nada iba a ocurrir.

“Hola… ¿Puedo tomar su pedido?” un guapo camarero nos preguntó cuando


alcanzamos el puesto. Él sonrió cálidamente y quizás era yo, ¿Pero Edward miró
fijamente al tipo?

“Sí… Me gustaría unos helados de Fresa Sundae, Chocolate, Tiramisú, Café y


Crème Bulee” le dije.

“Son veintiuno, con sesenta y ocho” deprisa, se inclinó y me susurró “Para ti,
serán veinte”

Le devolví la sonrisa “gracias” Edward rodó sus ojos y gruñó. Iba a preguntarle
que dónde estaba el problema, ¿qué le había hecho el camarero a él? Pero decidí
dejarlo pasar. Decidimos esperar en la caseta. Era muy intenso, ambos
estábamos sin temas de conversación.
“¿Bella?” dudó “Escucha… siento lo de esta tarde…” dijo nerviosamente, sus
manos sudaban “Estaba metido en el momento, no sé qué me pasó… lo siento…”
dijo, me mordí el labio y sonreí. Era una monada verlo nervioso.

Saqué la mano para pararlo “No te preocupes por eso. Lo pillo. De verdad.
Estabas metido en el momento, y no significó nada” le dije, dándole una pequeña
y tranquilizadora sonrisa.

“Sí…” parecía un poco abatido cuando lo murmuró, ¿O lo imaginé yo? Nos


sentamos en silencio, escuchando las canciones de Elvis cantadas por A-Teens
que la tienda estaba poniendo.

Los sabios hombres dicen, sólo los tontos se apresuran…

Pero no puedo evitar enamorarme de ti

Brilla, digo… ¿sería un pecado?

No puedo evitar enamorarme de ti…

Caminé de vuelta hacia el mostrador cuando vi nuestro pedido salir. Edward


estaba detrás de mí, sacando su cartera.

“no… yo tengo” le dije, frunciendo el ceño. Él sonrió.

“Está bien. Yo pagaré” El camarero parecía un poco infeliz, aunque Edward


pagara, me dio el ticket a mí.

“Gracias” le sonreí antes de irnos. El tío no dijo nada más, sólo me dio una gran
sonrisa. Le di el ticket a Edward, pero unos segundos después, lo escuché reír y
me lo devolvió.

“Qué…” Iba a preguntarle qué estaba haciendo, pero me cortó al darle la vuelta al
recibo y enseñarme lo que había escrito en él.

Lucas Truman

506 – 243 – 2485

Llámame cuando sea.

Así que por eso es por lo que se estaba riendo. Sonreí y lo tiré a la papelera que
pasamos.

“¿No interesada?” alzó sus cejas, aún sonriendo.


“En los helados, sí. El chaval, no” sonreí. Ambos reímos, y fue cuando escuché a
algunas chicas hablar cuando pasamos por al lado.

“¡Ugh! ¿Ya está otra vez con la chica nueva?” murmuró, escandalizada.

“Qué afortunada” la otra chica no sonaba envidiosa; de hecho, sonaba enfadada,


lo bastante enfadada como para cortarme la cabeza. Como si ya no tuviera
suficientes problemas con la gente de este colegio. Suspiré. Afortunada de
verdad.

Capítulo dieciocho: Que te mojen no está tan mal

Alice y yo nos quedamos despiertas hasta muy tarde hablando, no nos dimos ni
cuenta de que eran las dos de la madrugada. Cuando el despertador sonó,
nuestras ambas reacciones fueron arrojar las almohadas hacia el sonido para
poder dormir más. Unos pocos minutos después, nos salimos de la cama con un
quejido… Lunes, qué forma tan agradable de empezar la semana.

“Estamos horribles, Bella” dijo Alice, bostezando.

“sí, lo estamos… Mejor nos damos prisa o nos llevaremos una buena regañina de
los profesores” le dije, desperezándome. La dejé a ella usar el cuarto de baño
primero, no tenía tiempo suficiente para tomar una ducha y no estaba nada feliz
con esa idea. Cuando salió del baño, sin embargo, parecía la Alice que conocía.
Su lustroso pelo, sus labios brillantes, parecía como Alice.

“Genial” le indiqué con el pulgar hacia arriba, caminando hacia el baño.

“¡Gracias! ¡No te preocupes sobre con lo que vas a ponerte! ¡Lo tengo
escondido!” chilló cuando cerré la puerta detrás de mí. Me cepillé los dientes y me
lavé la cara tres veces, eso debería despertarme. Me peiné e hice desaparecer
todos los enredos, el reflejo en el espejo se parecía a mí; excepto por todas las
oscuras ojeras que había bajo mis ojos.

Cuando salí, Alice estaba llevando un monísimo top con la palabra ‘ángel’ en el
con unos vaqueros. Muy California. Miré hacia el montón de ropa que ella me
estaba señalando emocionadamente en la cama, un polo azul oscuro Aeropostal
con una falda corta.

“Perfecta combinación. Gracias Ali” dije sonrientemente.

“No hay de qué, no hay de qué. Sólo admítelo, soy la reina de la moda” bromeó
cuando me reía de ella. Me puse mis converse blanca, y ambas salimos pitando
con nuestras mochilas deseando no llegar tarde.

“¡Hasta luego Bella!” nos despedimos con la mano enfrente del edificio de clases.
Los pasillos estaban vacíos cuando entré, excepto por el conserje que me estaba
mirando fijamente porque estaba corriendo por su limpio suelo.
“¡Lo siento!” le grité y corrí hacia matemáticas, él sacudió la cabeza en vano.
Suspiré de alivio cuando estuve enfrente de la clase. Entonces el timbre sonó,
causando que diera un bote.

“¡Mierda!” abrí la puerta y encontré a todos los estudiantes y la profesora


mirándome. Luego me ignoró y volvió a su explicación. Los estudiantes se rieron
por lo bajo y murmuraron algo inteligible a sus compañeros. Me senté y preparé
la libreta para la aburrida clase.

El entrenador nos hizo correr fuera del gimnasio. Vi a Rosalie y a su clase


practicando en el campo de béisbol unos metros más allá.

“Muévete, Swan” Lauren me sacudió intencionadamente, provocando que diera


un traspié. Kelsey y Jessica sonrieron; rodé mis ojos e imité sus risas de pito. Sus
pantalones cortos eran los más cortos. Ya sabes, todas esas cosas de putillas que
ves en la tele. Sus camisetas eran demasiado cortas también; pensarías de ellas
que son estríper de esas de los clubes de striptease.

“Vale. ¡Quiero que corráis 1,5 kilómetros cada uno de vosotros! ¡No haremos otra
cosa si alguien de vosotros no lo hace! ¿Me he explicado bien?” nos bramó

“¡Sí señor!” Él silbó y comenzamos a correr. Todas las chicas lo estuvimos


intentando excepto por el Trío Bimbo. Ellas se quejaban al entrenador, diciendo
que se habían torcido el tobillo o que tenían retortijones de estómago. Era obvio
que él no se lo tragaba. “¡Moveos chicas! ¡O serán 3 kilómetros!” escupió
molesto.

Maldijeron por lo bajo y empezaron a trotar, o más bien, andar. Después de una
vuelta, yo iba en cabeza con Ryan y algunos otros chicos. Miré hacia atrás y vi a
Ángela saludarme con la mano cálidamente unos metros atrás y le devolví el
saludo entusiasmadamente.

En 7 minutos, terminamos. Los primeros de la clase. Después de seis minutos o


así, más gente iba llegando. Ángela era una de ellas y le dije ‘buen trabajo’ y me
sonrió, aún sin respiración. Las únicas que quedaban y a las que estábamos eran
las Bimbos.

“¡Moveos chicas! ¡Este lugar es para la gente joven, no para abuelitas!” le bramó
una vez más, y las escuché gruñir fuertemente.

“¡Entrenador! ¡El viento estropeará mi rostro!” chilló Lauren; así que por eso era
por lo que no corrían. Porque dañaría su cuerpo. ¿Nunca habían oído que hacer
ejercicio es bueno para la salud? Supongo que no.

Unos minutos después, aunque parecieron horas, finalmente terminaron.


“No has tenido aquí esperando, Lauren” me burlé de ella. Algunos chicos rieron,
y ellas los miraron, lo que hizo que se callaran inmediatamente.

“¡Necesito agua!” gritó Lauren fuertemente de repente. Rodé mis ojos. Era la
reina del drama.

“Hay una fuente allí” sugirió Cody, señalando al lado izquierdo del campo. Lauren
parecía asqueada.

“Ewww… esas son para gente pobre. Yo no bebo de fuentes” dijo, frunciendo el
ceño.

El entrenador escuchó su comentario y se giró “Señorita Mallory, no volverá al


gimnasio hasta el final de la clase. Si no va a beber agua de la fuente, por favor
mantenga esa boca suya cerrada” ordenó. Qué reto para Lauren.

“¿¡Qué!? ¡Mister! ¡El agua había estado contaminada con una banda de cretinos
e idiotas! ¡No beberé de la misma fuente que ellos!” dijo como si él hubiera
sugerido que bebiera de una alcantarilla.

“Entonces, no beba agua” la miró fríamente diciendo con su acento inglés. Ella
gruñó enfadada y caminó hacia las gradas y se sentó con las manos cruzadas
delante de su pecho. No había duda de que estaba maldiciendo con sus perritos
falderos Bimbo.

“¡El resto de vosotros! ¡Ya que estamos aquí fuera, y aún tenemos ocho minutos,
podéis jugar al fútbol (N/T: Soccer)!” dijo y nos echó el balón.

“¡Toma ya!” Ryan chocó con su amigo los cinco “Esto… Swan, ¿Eres buena en
fútbol?”

Sonreí “Soy aceptable, no buena, pero sé lo que supuestamente tengo que hacer
con el balón…”

Era verdad, no era tan buena en fútbol como en el baloncesto. Terminé en el


equipo de Cody, ¡Y ganamos de 3 goles! Después del partido, corrimos hacia los
vestuarios para cambiarnos. No había mucho tiempo para ducharnos, así que lo
hice rápido y salí pitando del gimnasio con mi mochila.

El timbre sonó cuando me estaba poniendo la camiseta, así que estaba rezando
que no llegara tarde otra vez a mi siguiente clase. Corrí hacia la 4º hora, gracias
a Dios aún tenía dos minutos antes de que empezara. Me senté en la silla para
recuperar el aliento. Dos veces había corrido hoy para no llegar tarde a mis
clases.

“Hola” dijo una suave, dulce y aterciopelada voz. Mi cabeza se alzó y vi a Edward
Cullen sonriéndome.
“Hola” le devolví la sonrisa.

“Te vi en el gimnasio” dijo casual, haciendo girar mi libro con su dedo.

“¿Sí?”

“Muy buena en fútbol también, podría añadir” se rió tontamente cuando rodé mis
ojos.

“¿No tienes otra cosa mejor que hacer que verme en mi clase de gimnasia?”
bromeé cuando en su rostro apareció una enorme sonrisa.

“Realmente no. Era muy interesante verte jugar…” su tono era ligero; alguien
estaba de buen humor hoy. La señora Caughman entró y nos sonrió cálidamente
cuando nos vio.

“¡Bella! ¡Edward! ¡Ambos estáis aquí! Perfecto… venid un momento, necesito


hablar con vosotros” nos hizo un gesto para que nos acercáramos hacia su mesas
y nosotros nos miramos el uno al otro y nos encogimos de hombros.

“He decidido que hagáis dos escenas con beso en la obra. La primera será justo
después de que Romeo, o debería decir Edward” me guiñó un ojo y me sonrojé
“dice: Pues oídme serena mientras mis labios rezan, y los vuestros me purifican.”
Movió sus manos en el aire dramáticamente, unos cuantos chicos de la clase se
rieron por lo bajo. “La segunda sin embargo, será en la escena del balcón. Sé que
no está escrito, pero pensé en los mejores efectos y el beso debería ser incluido”
el timbre sonó en nuestro rescate. No era la única que se tornó roja, Edward
parecía ligeramente ruborizado también cuando caminábamos de vuelta a
nuestros sitios.

Jamie empezó a hacer ruiditos de besos cuando pasábamos. Edward y yo


cogimos un libro y empezamos a golpearlo tan fuerte como pudimos.

“¡Ya está tío! ¡Estoy de broma! Joder, pensaba que Romeo y Julieta
supuestamente demuestran paz, ¡No tanta violencia!” frunció el ceño, frotándose
donde le habíamos golpeado.

“Si vuelves a hacerlo otra vez, me alegraría volver a pegarte hasta morir” le
amenacé malvadamente cuando Edward miraba a Jamie fijamente enseñándole
que no estábamos bromeando.

“No te sorprendas si terminas andando con una sola pierna para el final de la
clase, tío” Edward le gruñó y Jamie inmediatamente rodó sus ojos.

“Vale, vale… Joder” murmuró una vez más, tan pronto como nos giramos, estaba
sonriendo otra vez, susurrándole algo a su compañero. Decidí ignorarlo ya que la
profesora nos estaba mirando intensamente, aunque no comentaba nada.
Supongo que estará contenta de que su Romeo y Julieta finalmente hayan
conseguido todo eso de congeniar con el otro.

El día pasó muy rápido. Después de encontrarme con Alice, me fui al auditorio y
vi unas pocas chicas que ya habían llegado al ensayo. Las Bimbos, bueno solo la
tonta y tontísima, ya que Kesley no estaba en la obra, estaban allí para mi
sorpresa, cada una de ellas sonriendo maliciosamente cuando pasé por su lado.
Ángela me saludó, y la vi hablando con Ben Cheney animadamente. Su cara
parecía ligeramente ruborizada.

“Hola Bella” dijo Mike entusiasmadamente cuando tartamudeaba un poco debido


a la torpeza.

“Hola Mike” dije secamente, más educadamente que entusiasmadamente. En el


momento justo, Edward entró por las puertas. Sonrió cuando me vio y no pude
evitar devolverle la sonrisa. Después de dejar sus libros en el suelo, vino hacia mí
y sonrió cuando vio a Mike.

“Hola Bella” sonrió.

“Hola Edward” debí haber sonado muy emocionada, porque Mike pareció
decepcionado de verme saludar a Edward más felizmente que a él.

“Supongo que te veré luego Bella” murmuró y se fue. Edward y yo nos reímos por
lo bajo cuando lo hizo.

“Tío, ese chaval es irritante” dijo sacudiendo la cabeza sin remedio.

“¡Hola Edward!” lauren corrió hacia él y puso sus brazos alrededor de sus
hombros. Su cara estaba blanca, pero la saludó educadamente de todas formas.

“Lauren ¿Qué hay?” dijo en un tono aburrido, su cara sin expresión.

“No mucho. ¡Sólo estoy emocionada por nuestro partido mañana! ¿Recuerdas la
última vez que jugamos contra los Kangaroos (N/T: Canguros)? ¡Fuimos a su
escuela! ¡Les pateaste el trasero!” le guiñó cuando él sonrió un poco.

“No vamos a jugar contra los Kangaroos mañana, Lauren. Jugamos contra los
Wolves (N/T: Lobos)” dijo naturalmente cuando dio un paso hacia atrás
alejándose de ella. Me mordí el labio, esto era demasiado divertido.

“Oh…” frunció el ceño.

“¡Recoged chicos! ¡Y vosotras chicas tenéis que iros de aquí!” La señora


Caughman les gritó a algunas fans de Edward que estaban metiendo las cabezas
para verlo. Él suspiró ofendido.
“Bien, ¿supongo que Edward y tú habéis estado ensayando ese fin de semana?”
La señora Caughman nos arqueó las cejas cuando formamos un medio círculo
alrededor de ella en el escenario.

“Sí señora” Edward se rió cuando Jamie silbaba. Me sonrojé, y Lauren gruñó muy
fuerte y dio un zapatazo en el suelo.

“Genial. ¿Tenéis las frases memorizadas?” preguntó y asentimos.

“¡Maravilloso! ¡Maravilloso! Sabía que había una razón por la cual os escogí”
bromeó cuando el resto de estudiantes se reían.

“¿Por qué no empezamos por la escena dos? ¡Y RECUERDO haberos dicho al resto
de vosotros que memorizarais vuestras frases para hoy el viernes pasado! ¡Sin
guiones!” dio palmaditas “¡Vamos! ¡A trabajar!” todos se quejaron cuando
Edward rodó sus ojos y murmuró algo como ‘quejicas’ por lo bajo.

Cuando iba a ponerme al lado de Romeo y Benvolio para subir al escenario, me


tropecé con algo, y estaba segura de que me iba a dar con el suelo en la cara al
caer. Oh Dios… Cerré los ojos y esperé el golpe. Sólo que, no caí…

Sentí dos brazos fuertes alrededor de mi cintura, manteniéndome a medio metro


del suelo. Di un grito ahogado, y escuché una preocupada voz llamándome.

“¿Bella? ¿Estás bien?”

Levanté la vista y vi a Edward frunciéndome el ceño, casi asustado. Me giré para


ver qué había sido con lo que me había tropezado. Una cuerda, con el pie de
Lauren sujetándola. La miré, y ella al instante soltó la cuerda, pretendiendo que
nada de esto había tenido que ver con ella. Su cara no era de satisfacción cuando
vio a todo el mundo correr hacia aquí para ver si estaba bien, y lo más importante
de todo, ver los brazos de Edward alrededor de mi cintura protectoramente. Su
plan falló, y pude ver a través de sus ojos lo que ella esperaba que sucediera. Por
ejemplo, que cayera al suelo y me rompiera cada simple hueso de mi cuerpo.

“Estoy bien Edward” murmuré cuando él me ayudó a volver a ponerme en pie.

“¿Te has torcido algo?” preguntó.

“No, estoy absolutamente bien. Gracias” le dije sinceramente cuando él me


devolvió un pequeño,

“No hay problema”

“si estás bien, ¿Por qué no continuamos con la obra?” la profesora nos sonrió y yo
asentí. Edward fue al escenario con una última mirada en mi dirección.
“Estoy bien” le aseguré y le regalé una sonrisa. Gracias…

La profesora nos cumplimentó a Edward y a mí después de que termináramos la


escena sin necesidad de mirar los guiones. Los chicos nos miraban asombrados,
y sus bocas se abrieron cuando finalizamos. Lauren parecía un poco sorprendida
al principio, pero rápidamente sacudió su cabeza para reemplazarla por una
ceñuda y gruñía.

“¡Wow tío! ¡Vosotros dos sois impresionantes!” Jamie nos dijo sonando
impresionado. Me sonrojé y se lo agradecí.

“¡A eso es lo que yo llamo actuar!” la señora Caughman suspiró y nos dio unos
golpecitos a Edward y a mí en el hombro sonrientemente “¡Espero que el resto de
vosotros aprenda algo de Edward y bella!”

Edward me sonrió y guiñó. Después de la escena cuatro, Ángela y yo subimos


para prepararnos.

“¿Por qué tal baraúnda? Vamos ¿Qué dice Romeo?” recité. Mis pensamientos se
refería a Edward cuando decía Romeo ¡Maldita sea! ¿Qué me ha pasado al
meterme tanto en la obra?

“¿Habéis alcanzado el permiso para ir hoy a confesaros?”

“Sí”

“Bien, id a la celda de Fray Lorenzo, donde un hombre aguarda para haceros su


mujer. Sí, la bullidora sangre os sube a las mejillas. Corred a la iglesia; yo voy por
otro lado en busca de una escala, por la cual vuestro amante, tan pronto como
oscurezca subirá al nido de su tórtola. Yo soy la bestia de carga, la que se fatiga
por vuestro placer; mas, a poco tardar, esta noche, llevareis vos el peso. En
marcha, yo voy a comer; vos, deprisa a la celda” Ángela sonó ligeramente
nerviosa cuando acabó su última frase.

“¡Corramos a la dicha suprema! Fiel ama, adiós” Ángela y yo nos regalamos la


una a la otra animadas sonrisas, y la seguí hacia la salida del escenario. Luego,
sentí agua que me echaban desde afuera. ¿¡Qué demonios!?

“¡Ugh!” ahogué un grito en un volumen alto ¡Estaba mojada! Flipada, alcé la vista
y vi un cubo colgado y atado a una cuerda. Juro que vi a alguien salir detrás de las
cortinas. Lauren se rió tontamente y Jessica, también. ¡Zorras! ¡Por eso es
porque habían estado más temprano! Los otros chicos murmuraban “Oh Dios
mío” por lo bajo.

“¿Qué significa esto?” la señora Caughman chilló cuando el resto de estudiantes


la miraban una vez más impresionados “¿Quién lo hizo?” me miró a mí
frenéticamente y el escenario ahora estaba mojado y húmedo.
Nadie respondió y Lauren solo se encogió de hombros. Todo el mundo me miraba
con los ojos como platos, viendo el agua chorrear por mi camiseta. ¡Quería gritar!
¡Quería decirle a todo el mundo que ella hizo todo este malvado y traicionero
plan! Pero quizás eso era lo que ella quería; atención. Se alegraría de saber que
en verdad me había enfadado… así que no dije nada.

“¿Cariño? ¿Por qué no vuelves y te cambias?” la señora Caughman me sonrió a


modo de disculpa “De acuerdo con todo esta… travesura; ¡El ensayo no
continuará hoy! ¡Mike, coge una fregona y limpia el suelo! ¡Señorita Mallory!
¡Señorita Stanley! ¿Puedo hablar con vosotras?” gritó, frustrada y molesta. Así
que la profesora sabía que habían sido ellas. Eso me animó un poquito. Sus caras
se arrugaron, y se encogieron de hombros inocentemente. ¿Pensaban que la
profesora era tan estúpida como ellas? Caminé silenciosamente hacia coger mis
osas y salir del auditorio ¡No podía creer que me odiara tanto! No era popular en
Nueva York, pero me llevaba bien con las animadoras. Todo lo que sabía era que
mi vida se había tornado a peor cuando vine a California. Odiaba a Lauren Mallory
con cada fibra de mi ser. No había palabras para describir mi odio hacia ella.

“¡Bella! ¡Espera!” Oh Dios mío, Por favor permíteme estar imaginando esa
aterciopelada voz. Pero no lo estaba. Edward Cullen estaba corriendo hacia mí,
con una preocupada mirada eb su rostro. ¿Podría volverse esto más
embarazoso? Mi camiseta dejaba ver a través de ella debido a que estaba
completamente mojada.

“¿Estás bien?” preguntó pensativamente, esperé a la risa pero nunca llegó.

“sí, Edward, estoy bien” le dije con un suspiro. Para mi sorpresa, cogió su
chaqueta y la puso sobre mis hombros.

“No… está bien, no tengo frío…” intenté decir, pero las palabras me fallaron
cuando el viento sopló. Mi voz temblaba.

“Bella, cógela. Está refrescando fuera, no me gustaría que enfermaras o algo”


dijo severamente, sus manos estaban en mis hombros para asegurarse de que
no me la quitaba y se la devolvía.

“Gracias” por ayudarme por segunda vez “Pero voy a empaparte la chaqueta…”

“Sobreviviré, puedo ir sin chaqueta” dijo, y mi rostro se volvió rojo escarlata.


¿Por qué siempre te ruborizas por todo lo que diga?

“La señora Caughman sabe que fueron ellas. Tienen castigos en los recreos y
después de clase por una semana. Y ellos encontraron a la 3º chica que lo estaba
haciendo todo. Kelsey ¿no?” me dijo, sabía que vi a alguien allí.

Asentí “Sí… esa es ella. No se qué demonios tienen contra mí, pero si piensan que
voy a abandonar la obra por esto, están muy equivocadas, porque no me he roto
todavía” mi tono era agresivo. Edward sonrió.
“esa es la Bella que yo conozco…” dijo, seguido por su risa musical.

Estaba muy agradecida de que me diera la chaqueta. Tenía razón, se estaba


levantando viento fuera. Se la iba a dar cuando alcanzamos los dormitorios, pero
él me paró con su mano al ponerla en mi hombro otra vez.

“Déjatela… aún hay aire acondicionado en la entrada y en los pasillos” me


recordó.

“Edward…”

“Déjatela Bella” me sonrió y se lo agradecí.

“Te la traeré al colegio mañana, te lo prometo”

“Claro…” sus ojos esmeralda estaban puestos en los míos otra vez, me ruboricé.

“umm… gracias por todo, mejor me voy y me cambio” mi voz sonaba un poco
agitada. Tenía que romper la mirada; no quería soltar algo embarazoso o hacer
algo estúpido, como desvanecer.

“de nada, te veré luego” sonrió con su sonrisa torcida que te quita la respiración
y se giró para irse a su dormitorio. Santo Dios… lo miré sonrientemente cuando
se fue como una completa imbécil, y mi corazón, estaba definitivamente
derretido otra vez.

“¿umm, Bella?” se giró y me llamó con una maliciosa sonrisa en sus labios. Me
cogió con la guardia baja, y accidentalmente di un grito ahogado, para mi
desgracia.

“¿sí?” él debió haber pensado que estaba loca, aún mirándolo en vez de entrar
dentro estando en mi condición.

“Déjame decirte que tengo algunas sorpresas planeadas para Lauren para
nuestro próximo ensayo” se rió maliciosamente cuando lo miré alarmada. Oh
Dios mío. Tenía al rey de las travesuras en venganza para mí. No sabía si debería
estar aliviada o asustada.

“No te preocupes, nada grande, pero sólo lo suficiente para avergonzarlas”


sonrió, leyéndome el pensamiento, y empezó a andar otra vez. Había casi
merecido la pena empaparse, me reí de mí misma por pensar tan patéticamente.

Capítulo diecinueve: Acosadores

Después de darme una ducha, para quitarme toda la porquería de Lauren, sequé
mi pelo y me tiré a la cama. Mis ojos miraban al techo. Hice mis deberes de
biología y pensé en leer Cumbres Borrascosas, pero justo cuando iba a abrir el
libro, mi móvil sonó.

“¿hola?” dije al número desconocido.

“Bella, soy papá…”

“¡Hola papá! ¿Móvil nuevo?”

“Sí, cariño. Siento no haber llamado antes, estaba en Japón en una reunión y la
hora nunca era buena…” dijo con arrepentimiento.

“No te preocupes, entiendo lo ocupado que puedas estar”

“¿Y cómo van las cosas? ¿Nuevos amigos?” Charlie nunca era muy hablador, pero
estaba haciendo un esfuerzo en sacar conversación.

“Muchos nuevos amigos. Mi compañera de cuarto, Alice, es un encanto. Ella es


una de mis mejores amigas junto con su novio, Jasper, su mejor amiga Rosalie,
y el novio de Rosalie, Emmett, que a la vez es el hermano mayor de Alice. Algo
complicado” me reí.

“sí” podía imaginármelo arañándose la cabeza “Y… ¿Te estás viendo con
alguien?” sonó nervioso.

Gemí. Esta no era la conversación que querría tener con mi padre “¡No papá!
¿Habéis hablado mamá y tú sobre esto? ¡Porque me preguntasteis exactamente
la misma pregunta!”

“Lo siento Bells, sólo me pareció que como padre debería saber con quién está
saliendo mi hija”

“Bueno FBI, no estoy saliendo con nadie” puse una mueca. Charlie y Renee no
eran de la clase de padres que lo fliparían si me estuviera viendo con alguien.
Siempre dicen que respetarían mi decisión, y que confían lo suficiente en mí para
hacer lo que quiera. Pero eso no era algo que quisiera discutir con ellos. Quiero
decir, después de todo, ellos son mis padres.

“Huh, eh ¿Te gustaría hablar con Carmen?” preguntó.

“No gracias” rechacé rápidamente, lo que lo molestó un poco.

“Isabella, Carmen te echa de menos terriblemente. Le encantaría hablar contigo”


mi padre dijo desaprobadoramente. Sí, cuando el infierno se congele entero.
Nunca me gustó Carmen. Se metía en mis asuntos, y me hablaba como si fuera
una niña en vez de una adolescente, casi adulta. Y siempre me mete en líos con
Charlie, sugiriendo cosas estúpidas que no consideraría hacerlas ni en un billón
de años, como unirme a “Las chicas Scout”, y luego va a mi padre y se queja de
que no respeto su decisión, ¡Ugh!

“¿Eh, papá? ¿Papá? Teléfono… desconecta… ya… hablamos… próxima vez” era
buena engañando en cosas como esta; cerré el móvil y sonreí ante mi
resplandor. J aja, no he hablado con Carmen. No he hablado con Carmen… Me
sentía como si estuviera haciendo uno de esos bailes hula-hula.

Miré a la chaqueta de Edward, que estaba tirada desordenadamente por mi


mesa. Me levanté y fui a coger una percha para colgarla, pero cuando la cogí,
paré y no podía devolverla. Oh Dios mío… ¡Olía maravillosamente! Tenía una
agradable esencia; demasiado agradable para ser una colonia. Cerré los ojos y
aspiré, inhalando el olor que derretía corazones… Estás siendo muuuuuy
patética, Bella. Me gruñí a mí misma y la devolví a la silla. Me reí de mí misma por
ser tan extremadamente absurda y volví a la cama para leer una revista o algo.
Lo que sea que me lo quitara de la cabeza.

Alice volvió sobre las 5, y le conté todo lo que había ocurrido, excepto la parte
donde Edward me acompañaba a casa, en el caso de que ella sacara grandes
conclusiones de ello otra vez. Sería como ella, emocionada más de lo normal por
algo sin significado. Pero tan perceptiva como siempre, los ojos de Alice viajaron
hasta la chaqueta de Edward después de que vagara por toda la habitación. Me
preguntó sospechosamente de dónde la había sacado, y no tuve más remedio
que contarle la verdad. Como esperé, estaba chillando emocionadamente como
si hubiera ganado un viaje a Hawái.

No podía dormir bien esa noche. Alice estaba dormida tres segundos después de
que estuviera en contacto con la cama, pero yo estuve dando vueltas en la cama
dos horas. Ya eran las 1 de la madrugada cuando miré el reloj, ¡y aún no podía
dormirme! ¡Maldición, no quería tener ojeras bajo mis ojos mañana! Gemí ¿Por
qué no puedo dormir? ¿Por qué no puedo dormir? Sentí como si hubiera algo en
mi cabeza, manteniéndome despierta, pero no sabía el qué. Cerré los ojos y me
forcé a mí misma a pensar “Duerme…. Duerme” repetidamente y nada más. Pero
era un sinsentido, ni siquiera ayudaba un poco. Me gruñí por ser tan complicada.

Con un suspiro, salté de la cama y caminé hacia la silla en la oscuridad. Sentí la


tela de la chaqueta de Edward, la cogí y me la llevé conmigo a la cama. No me
importó lo estúpida y ridícula que estaba siendo. Me metí bajo las sábanas otra
vez y abracé fuerte su chaqueta como si de una almohada se tratara. Di un soplo,
y pude casi escuchar su risa cuando estaba oliendo la esencia de su chaqueta.
Como si fuera mágica, el malestar desapareció y al instante me sentí
adormecida. Cerré los ojos, y vi su sonrisa torcida en mi mente. No pude evitar
devolverle la sonrisa, y esa fue la última cosa que vi antes de vagar por el mundo
de los sueños.

La siguiente mañana, me levanté antes que Alice para poner la chaqueta otra vez
en la silla, sólo por si acaso ella sospechara otra vez. Hice mis tareas mañaneras
rutinarias y encontré a una adormecida Alice murmurar mi nombre “Bella…” dijo
“¿Qué hora es? Estás levantada muy temprano”

“Arriba Ali, ya son las 7” la sacudí cuando bostezó otra vez.

“¿Has tenido un sueño bonito?” adiviné por la gran sonrisa que asomaba por sus
labios.

“Sí” suspiró soñolienta.

“Si envuelve a Jasper de un modo inapropiado, no quiero escucharlo” la advertí


rápidamente y ella se rió tontamente.

“Fría Bella… Sí, soñé con él, pero no estábamos haciendo nada. Ganamos un
coche, ¡Un Porche amarillo para ser exactos! ¡Oh! ¿Mencioné que era amarillo?”
Chilló cuando puse mis ojos en blanco.

“Sólo como un millón de veces, Alice” bromeé

“Voy a conseguir uno de esos…” me guiñó “¡Era impresionante! ¡La velocidad, te


digo!” después de que ambas nos vistiéramos y desayunáramos en el
Starbucks(N/T: Cafetería muy famosa, que ponen unos cafés…. Pfff xD),
caminamos hacia nuestras clases y ¿adivinan a quién me encontré por el camino?
Edward Cullen, apoyado casualmente contra la pared de la entrada del edificio
esperando a alguien. Una sonrisa se iluminó en su rostro cuando me vio, ¿Podría
él posiblemente estar esperándome a mí? Sí, claro…

“hey Bella” me saludó animadamente cuando caminé hacia él.

“Hola, Edward; gracias otra vez por la chaqueta” se la tendí, devolviéndole la


sonrisa.

“No hay problema ¿Cómo fue tu noche?” preguntó alocadamente.

“Buena” Gracias a tu chaqueta, casi le digo “¿Y la tuya?”

“Placentera” sonrió, como si estuviera disfrutando de algún chiste privado.


Caminó a mi lado, y la gente estaba empezando a mirar. Fuimos a la izquierda
cuando entramos al edificio.

“Esto… ¿Teníamos deberes de biología ayer?” preguntó, sacando pequeños


temas de conversación. Era imposible sentirse incómoda cuando estaba con
Edward; siempre tenía conversación de algo. Por supuesto, mi corazón era
completamente otra historia.

“Sí, teníamos que buscar información sobre la membrana plasmática en internet”


“Mierda…” lo escuché murmurar y me reí.

“No te preocupes, yo tampoco lo he hecho. Me vino a la cabeza hace un


momento” dije sinceramente y se rió. Estábamos en la puerta de la clase de
Matemáticas.

“¡Mierda! Mejor me voy… o voy a volver a estar castigado, otra vez” murmuró
cuando vio al profesor mirarlo desaprobadoramente.

“¿no tenías clase aquí?” pregunté, confusa.

“No… mi clase está en la parte derecha del edificio” sonrió

“¿Entonces por qué viniste hasta aquí?” mi tono sonó casi desaprobador.

“quizás sólo quería acompañar a una chica bonita a su primera clase” bromeó “ya
sabes, para asegurarme de que llega allí segura, sin ninguna amenaza de las
Bimbos” por alguna razón, cuando la palabra bimbo salió de sus labios, me hizo
reír muy fuerte.

“¿Así que lo que estás diciendo es que eres mi caballero de brillante armadura?”
arqueé mis cejas y le sonreí. Él dio un paso al frente hacia mí.

“quizás” susurró con una torcida sonrisa. Sus ojos… eran la cosa más suave que
había visto nunca. Me miraban con diversión, y mi corazón se aceleró. Maldición,
creía que iba a hiperventilar.

“Lo siento” escuché gritar tímidamente a una chica cuando nos pasó y
accidentalmente le dio a Edward en un brazo.

“No hay problema” sonrió “te veo luego, Bella” ladeó su cabeza y me regaló un
guiño.

“Lo que tú digas, acosador” le grité chistosamente cuando comenzó a andar. Se


paró y se dio la vuelta para encararme con una enorme sonrisa engreída.

“¿acosador?” sonrió, sus ojos juguetones.

“Sí… acosador” le confirmé y me mordí el labio para aguantar mi risa.

“¿esa es tu definición de acosador? Creo que eso es preocupación, muchas


gracias” me hizo una reverencia y me reí.

“Estaba bromeando. Vete a clase, Edward” le puse los ojos en blanco con una
sonrisa.
“Sí, señora” se rió y entré en la clase, riendo. Era extraño como mi corazón podía
desbocarse cuando hablaba con él; pero cuando estaba con él, era yo, no era
nadie más que yo y estaba cómoda con ello. Pero no me estoy enamorando de él,
somos amigos, me dije a mí misma.

No ensayamos esa tarde ya que había partido. El colegio estaba una vez más
decorado con cintas amarillas y azules por todos lados, parecía realmente
animado. Vi muchas chicas llevando bolsas de compra de la tienda de suvenires,
nunca había ido allí antes así que decidí echar un vistazo. Cuando entré a la
tienda, vi muchas camisetas de los Bulldogs, pompones y carteles en la pared.
Pero eso no fue lo que llamó mi atención. Al final de la tienda, donde había un
grupo de chicas, era la sección de camisetas y carteles con el nombre de Edward
y ¡Su número de jersey! Y Dios mío, qué precios, ¡Cada una de las camisetas
costaba de 20 a 30 dólares! Y aún así estaban allí, ¡Cogiendo un buen montón de
ellas como si fueran gratis! Estaba demasiado impresionada para decir nada, así
que sólo las miraba con ojos como platos, y la boca abierta.

¡Esto era vergonzoso! ¡Nunca antes había visto tantas chicas locas por los chicos
en una tienda! El resto de la tienda estaba muy vacía; unos pocos estudiantes allí
y aquí pero los demás llenaban la sección “Edward”. Cogí la nueva camiseta de
los Bulldogs que estaba recomendada en el mostrador… No me sentí como si
estuviera gastando dinero, pero supuse que estaba muy flipada por el hecho de
que pudieran estar así de locas por Edward; sentí la necesidad de coger una
camiseta normal para demostrar que yo no era una de ellas. Además, Alice diría
algo como ‘No se lleva la misma camiseta más de dos veces”… Mis razones eran
más que suficientes. Aquellas chicas avergonzaban a nuestro género, me sentí
avergonzada de saber que ambas compartíamos los cromosomas X.

These are headstrong crazy days

When you’re mind’s made up and the music plays…

(N/T: Se trata de una canción que tiene de melodía en el móvil, no es


relevante)

“¡Hola Alice!” la saludé animadamente.

“¡Bella! ¿Dónde estás?”

“Acabo de salir de la tienda de suvenires. ¡Adivina qué! ¡Me compré una


camiseta!”

“¡¿En serio?! ¡Estoy muy orgullosa de ti! Sabía que estaba dejando en ti una
buena influencia” me bromeó cuando me reí tontamente “Bueno, nos vemos en
el patio para cenar, ¿vale? Estamos de camino…”

“Por supuesto, ¡os veo allí!” después de cambiarme la camiseta y ponerme la que
había comprado, corrí hasta el patio.
Tomamos Fajitas de Pollo para cenar. Una de las cosas por las que me gustaba
este colegio era, que tenían gran variedad de comida para elegir. Los chicos se
fueron temprano ya que tenían que prepararse en el gimnasio. Nosotras nos
sentamos allí y hablamos hasta que era la hora de irse al partido.

Cogimos buenos sitios. No eran demasiado cerca, ni eran demasiado lejos para
ver el partido tampoco. Dejamos a Rosalie para pillar el mejor sitio.

“¡Podrás ser bueno en fútbol,

Podrás ser bueno en despistar,

Pero cuando se trata de baloncesto,

Podrías también echarte atrás!”

Las animadoras repetían lo mismo, y saltaban emocionadas con sus pompones.


Mucha gente estaba empezando a llegar, incluyendo el otro equipo, que estaba
entrando con sus jerséis negros. Wow. Son todos muy… ¡GRANDES! Me di cuenta
de que muchos de ellos eran americanos nativos por sus rasgos faciales, me daba
que este juego no iba a ser tan fácil como el pasado.

“Este partido es muy intenso. The Wolves son muy buenos, aunque nunca nos
han ganado estuvieron cerca el año pasado” Alice me susurró al oído. Asentí, ella
continuó.

“¡No te preocupes! Ellos podrán tener más músculos, pero nosotros tenemos la
habilidad y las mentes” sonrió muy segura y me hizo relajarme un poco. El club
de fans de Edward estaba empezando a elevar sus pancartas. Estaban gritando a
coro su nombre, y ¡aún quedaban diez minutos para empezar!

“¡Vamos Edward! ¡Vamos! ¡Vamos Edward! ¡Edward!”

Chillaban alocadamente cuando el equipo por fin salió de los vestuarios. El otro
equipo parecía molesto y ligeramente contrariado por las fans; serían demasiado
ruidosas para nuestros oponentes. Nosotras animábamos fuertemente cuando
vimos a Emmett y Jasper salir. Ellos miraron a través de toda la gente y para
nuestra sorpresa, ¡Nos vieron y saludaron con la mano!

Cuando vi a Edward salir corriendo el último de todos, no pude evitar sonreír.


Estaba hablando con Jamie, que estaba gruñéndole al otro equipo. ¿Eran estos
dos colegios rivales o qué? Porque tampoco el equipo contrario parecía muy
contento al vernos. Después de mirarse intensamente entre ellos, Edward
interrumpió la mirada entre su compañero y el otro equipo.

Lo admito, tiene todo el rol de capitán. No pude evitar darme cuenta del respeto
y admiración que sus compañeros de equipo le profesaban. No importa lo alto
que estuviera chillando su club de fans, nunca miraba en su dirección. El
gimnasio se silenció cuando el otro capitán caminó hacia él para hablar; lo vi y
escuché a través de la pantalla y los altavoces.

“Cuánto tiempo sin verte, Black” Edward lo saludó ácidamente.

“Sí, a ti también, Cullen” los tonos de los chicos estaban llenos de reproche.

“Espero que no creáis que vais a ganarnos otra vez este año, porque estamos
nuevos y mejorados” sonrió maliciosamente.

Edward asintió “Nosotros hemos estado practicando, también. Y por supuesto,


nuestras habilidades han superado a las del año pasado” terminó
confidencialmente “Puede que gane el mejor equipo” extendió su mano y el otro
tipo se la cogió, aún se miraban intensamente el uno al otro.

“Buena suerte” el chico sonrió.

“Gracias, pero no necesitamos la suerte para ganar” le devolvió la sonrisa cuando


la cara del otro chico se fruncía.

“No seas chulo, Cullen, ya veremos” gruñó y el timbre sonó. El partido


empezaba, y yo estaba tan emocionada y nerviosa como los jugadores.

Nuestro equipo se llevó el balón, y Emmett marcó la primera canasta con un


salto. Rosalie, Alice y yo nos abrazamos las unas a las otras y chillamos. ¡Qué
manera tan genial de empezar un partido! El otro equipo parecía bastante
molesto; su capitán estaba gruñéndoles por no bloquear a Emmett. Eso me hizo
estar un poco enfadada; sentía la urgencia de ir hasta el capitán y decirle que se
relajara. Era solo un juego.

Edward chocó el puño con Emmett cuando pasó por su lado, ambos se sonrieron
tímidamente.

“Un paso al lado ¡Preparados!

Estamos entrando en calor,

Estamos en camino de ganar,

¡No nos conforma perder!”

Nuestro equipo estaba muy unido y estaba muy impresionada con su trabajo en
equipo. ¡Ya estaban a seis puntos por delante y el partido apenas acababa de
empezar! Rosalie dijo que Emmett, Jasper y el resto del equipo había entrenado
especialmente duro para este partido ya que los Wolves quedaron los segundos
el año pasado. Edward hizo un espectacular mate, nosotras lo animábamos.
“¡Bien! ¡Ese es mi hermano!” chilló Alice fuertemente cuando el gimnasio coreaba
su nombre.

“¡Edward! ¡Edward! ¡Edward! ¡¡Edward!!”

“¡Te queremos Edward! ¡Te queremos!” Rosalie dio arcadas después de escuchar
algunas chicas sentadas detrás de nosotras declarar su amor por él.

“¡Por favor! ¡Mantened vuestros pensamientos para vosotras! ¡Esto es un partido


de baloncesto, no una reunión de su club de fans!” les chilló cuando ellas
finalmente la llevaron a su límite. Las chicas parecían ligeramente contrariadas,
pero aún estaban sosteniendo enormes carteles al aire con su nombre y
corazones rojos. Alice y yo lo encontramos muy gracioso.

Dentro del juego, nos habían ido alcanzando poco a poco, y eso me hizo estar
extremadamente nerviosa. Durante el medio tiempo, nuestro equipo estaba
ganando, pero no pude evitar preocuparme. Los Wolves estaban sólo a 8 puntos
de nosotros. Pero Edward no parecía muy asustado. Estaba inexpresivo, y era
difícil saber lo que estaba pensando. Sus compañeros de equipo parecían
ligeramente nerviosos cuando el equipo contrario parecía feliz y confidente.

“Vamos a ganar este año” el capitán sonrió y su cara volvió a salir en las
pantallas.

“Estaría más impresionado si fueras capaz de decir eso al final del partido”
Edward le devolvió fríamente cuando todos le seguimos con una tanda de ¡Síes!
La actitud arrogante y sobresalida del otro equipo estaba empezando a
enfadarme. Y yo pensaba que Edward era arrogante. Comparado con ellos, era
más bien un santo.

El juego continuó, con ambos equipos ganando puntos. La cara de Edward no


había cambiado, aún normal y completamente inexpresiva. Al final de los 15
minutos de partido, fue cuando el partido se puso serio.

Edward saltó hacia el balón agresivamente y con mucha gracia cuando fue
lanzada por el otro equipo; eso nos deslumbró a todos con emoción. Cogió la
pelota y corrió directo hacia el aro. No paró ni una vez, no importaba cuántos
oponentes hubiera, se deslizó bruscamente a través de ellos, haciéndoles fruncir
el ceño. Milagrosamente, la pelota fue directamente hacia el aro desde la línea de
tres puntos. ¡Alice y yo nos abrazamos la una a la otra y chillamos! Así que por
eso es por lo que estaba tan normal antes, ¡Estaba fingiendo y aguantándose! No
podía entender por qué lo hizo así, pero supongo que lo sospecho desde el
principio. Edward era mucho mejor que el Edward que había estado jugando
durante la primera mitad del partido, aunque él jugara bien, pero no estaba
siendo como él, el prodigio del baloncesto.

Las caras del otro equipo cayeron y sus mandíbulas se abrieron cuando Edward
continuó haciendo tiros prodigiosos. En cinco minutos, habían hecho más de 50
puntos con la ayuda de sus compañeros. Estaba sonriendo tan enormemente que
mi cara estaba empezando a dolerme, ¡Pero no me importó! Quedaban segundos
para el final del partido, y mi corazón estaba latiendo rápidamente, emocionado
por el sonido del timbre.

“¡BEEP BEEP!” todos animábamos cuando vimos el panel con los resultados.
Durante los últimos 15 minutos de juego, Edward había marcado más de 38
puntos, ¡dejándonos con 31 puntos por delante! ¡Rosalie, Alice y yo estábamos
demasiado felices para decir nada! Simplemente levantamos las manos y
saltamos emocionadas.

“¡La victoria va para… Los Bulldogs!” el anunciador dijo cuando todas chillábamos
fuertemente. Edward y sus compañeros se chocaron los cinco unos a otros
felizmente y las animadoras estaban chillando de felicidad. ¡El gimnasio se volvió
loco! El suelo estaba prácticamente templando de todas las risas y chillidos. El
otro equipo volvió a su banquillo decepcionado; su entrenador no estaña
contento con su actuación. Rosalie, Alice y yo bajamos corriendo para felicitar a
los chicos. Con algunos codazos y empujones, finalmente conseguimos llegar
hasta Emmett y Jasper. Las parejas se besaron, y yo aparté la mirada. Ver a mis
mejores amigas liarse no estaba exactamente en mi lista de prioridades.

Después de su sesión de morreos, abracé a ambos “¡Enhorabuena! ¡Estuvisteis


fantásticos!”

“¡Gracias!” se rieron. Los vi hablar con Rosalie y Alice animadamente sobre el


partido, y me hizo feliz ver lo felices que estaban juntos.

“¿Qué? ¿No hay felicitaciones para mí? La voz de Edward vino desde detrás y me
asustó. Con un corto grito ahogado, me giré y lo vi sonriéndome enormemente.
Probablemente estaba aún motivada por toda la emoción, lo abracé con una
enorme sonrisa.

“¡Estuviste impresionante ahí! ¡Ni la palabra impresionante incluso le llega!”


exclamé sin reservas cuando me reía.

“Ya sabes, intenté hacerlo lo mejor que pude. En realidad no eran buenos” me
bromeó y sonrió.

“Hablando de hacerlo lo mejor que pudiste, ¿Por qué te estabas conteniendo?


Podrías haberles ganado totalmente desde el principio del partido, y
definitivamente haber conseguido más puntos” le pregunté sospechosa. Para mi
sorpresa, se rió.

“¿Te diste cuenta? Perceptiva ¿eh?” tanteó, sonriendo torcidamente cuando yo


puse mis ojos en blanco.

“En el equipo, no contigo… así que no te pongas chulo” sonreí, devolviéndole la


broma y esperé a su explicación.
“Digamos que no soy muy fan de los Wolves. Siempre me enfadan con su actitud
arrogante, y sólo quería darles en la cara un poco. Y pensé, joder, ¿Por qué no
darles esperanzas y quitárselas de repente cuando ya habían dado todo lo que
podían? Sería más tortuoso para ellos que si los ganaba desde el principio.
Apuesto a que se están sitiendo estúpidos ahora mismo, pensando que estaban
ganando el partido yeso” se rió maliciosamente cuando le sonreí.

“Diabólico plan…” Me di golpecitos en la sien sonrientemente “pero me gusta,


genio” le di un puñetazo juguetón en el hombro. Se rió.

“Gracias” las animadoras estaban obviamente buscando a Edward, sus sonrisas


se volvieron en una mueca cuando nos vieron juntos. Nos observaban unos
metros allá.

“Felicitaciones por ganar el partido, Cullen” una voz ronca gruñó desde mi
espalda. Me giré y vi al capitán del otro equipo pareciendo realmente enfadado.

“Gracias, Black. Sonó casi sincero” Le devolvió Edward; un duro, tono burlón
sonó en su voz. Era fácil de sentir la intensidad y el odio que se tenían el uno al
otro, me sentí incómoda estando allí de pie entre los dos. No era tan alto como
Edward, unos pocos centímetros más bajo, pero muy musculoso. Era bastante
guapo, aunque no tanto como Edward. Nadie sería nunca la mitad de guapo que
Edward, pensé para mí en vano. Rápidamente deseché ese pensamiento de mi
cabeza. Suficientes elogios a Edward, me gruñí a mí misma silenciosamente. La
cara del chaval se suavizó cuando se dio cuenta de mi presencia.

“Bueno… bueno… bueno… ¿Quién es esta chica bonita de aquí?” me sonrió, sus
ojos danzaban por todo mi cuerpo, como si me evaluara. Edward rechinó los
dientes.

Podría decir que Edward no quería realmente hacer las presentaciones, pero las
hizo de todas formas, a regañadientes “esta es Bella. Bella, este es…”

“Jacob. Jacob Black” le interrumpió, ofreciéndole la mano. La cogí y apretó mi


mano un poco más de lo que me gustaría. Edward gruñó silenciosamente, sus
brazos estaban cruzados enfrente de su pecho.

“Encantada de conocerte” le sonreí educadamente.

“Yo también. Así que, ¿Eres nueva aquí? Porque no te había visto nunca antes, y
eres demasiado bonita para no haberme dado cuenta” dijo, regalándome su
flirtuosa sonrisa.

“Bueno, hay cientos de estudiantes en esta escuela… sería normal que no me


hubieras visto. Pero considérate afortunado, soy nueva” le sonreí tímidamente.
“¡Jacob!” su compañero le gritó, probablemente por estar socializando con el
equipo contrario. Tío, ¿Qué pasaba con ese colegio? ¿No se toman los partidos
demasiado en serio?

“¡ya!” les gritó “¿Bella? Escucha, quizás… umm… ¿Podemos mantener el


contacto? Aquí tienes mi número” escribió rápidamente en un papel que tenía en
el bolsillo y me sonrió cuando me lo dio “llámame cuando quieras, y espero verte
pronto” cogió mi mano y la besó, dándome un guiño. Sus miradas se volvieron
hacia Edward…

“Te veo en el torneo, Cullen” la enemistad volvió a su voz, su mandíbula se tensó


cuando dijo el nombre de Edward.

“Sí, sólo sal de aquí, Black” le contestó Edward, su tono estaba lleno de odio
también. Jacob caminó hacia sus compañeros, y el entrenador le dio a Edward
una mirada fría y dura antes de salir del gimnasio. A ellos en verdad les faltaba
espíritu deportivo.

Edward gruñó y sacudió su mano furiosamente “¿Quieres que lo tire a la basura


por ti? Puedo coger algo para desinfectarte el veneno de tu mano” sonó muy
asqueado, su cara estaba fruncida y decidí jugar con él un poquito.

“¿Qué te hace pensar que no estaba interesada?” le miré molesta. Su cuerpo se


tensó, y su rostro se volvió pálido.

“Yo… uh…” tartamudeó. Me mordí el labio y no pude contener más mi risa.

“Relájate. Estaba de broma” le aseguré, aún riendo cuando él suspiró de alivio


“Las oportunidades de que salga con él serían tan pocas como las que saliera con
Mike…” puse los ojos en blanco.

“me alegro” susurró y dio un paso hacia mí, alcanzando su taquilla justo detrás
de mi oreja. Mi corazón se desbocó como siempre lo hace cuando me toca…
intenté modular mi voz, pero se había cogido en la garganta.

“¡¡Edward!!” reconocería ese chillido en cualquier parte. Lauren dio un jadeó


cuando me vio estando tan cerca de él.

Él suspiró “¿Qué pasa?”

“Vamos a hacer la foto del grupo, nos quieren ya” lloriqueó. Quieres decir que tú
lo quieres ya, casi le solté.

“Dame un minuto” le dijo cuando retrocedió enfurruñado. Sus ojos aún no habían
dejado los míos. Le di una animada sonrisa.

“¡Bueno ve! ¿A qué estás esperando? No pueden no tener a su capitán en la foto”


dije con un gesto de horror cuando él puso los ojos en blanco.
Deliberó y suspiró “Supongo que no” dijo, alejándose, aún de frente a mí
“Después… acosadora” sonrió torcidamente cuando gruñí ante su chiste.

“¿Acosadora?” le repetí, escandalizada.

“Me estabas prestando demasiada atención durante el partido” se rio y arqueó


sus cejas.

“Por favor…no te eches flores” gruñí, aunque la mitad de lo que dijo era verdad.
Le estaba prestando mucha atención, pero nunca lo admitiría.

Se rió “Claro, te veré mañana, Bella” se despidió y desapareció entre la multitud.

Era ridículo como esa pequeña frase hizo que mi corazón diera un vuelco. Estaba
segura de que estaba ruborizada. Suspiré cuando salí del gimnasio para buscar a
mis amigos cuando mis piernas empezaron a funcionar otra vez.

Capítulo 20: Siempre tienes lo que te mereces

Cuando caminaba hacia la clase la mañana siguiente, la gente estaba


mirándome, susurrando y señalándome. Y no entendía exactamente por qué, es
decir, ya no era técnicamente la nueva chica más, y ser Julieta eran noticias
antiguas… así que, ¿Qué pueden tener posiblemente contra mí?

Estaba sacando mis libros, esperando que sonara el timbre cuando llegué a mi
primera clase. Luego, vi a una chica caminando hacia mí, frunciendo el ceño.

“Hola, Bella, ¿verdad?” preguntó la chica.

“Sí… ¿Puedo ayudarte?”

“Soy Rachelle. Escucha, sólo quiero confirmar algo. ¿Estás saliendo con Edward
Cullen?” preguntó, ceñuda de nuevo.

No podía dar crédito a mis oídos “¡Por supuesto que no! ¿Por qué piensas eso?”
¿Estaba intentando ser graciosa? ¿Yo? ¿Saliendo con Edward?

“Bueno, unas cuantas de nosotras te vimos caminando hacia los dormitorios con
él hace dos días con su chaqueta puesta… y te vimos abrazarlo y hablando con él
anoche” dijo amargamente.

Suspiré “Somos amigos. De verdad. Y la razón por la que tuviera la chaqueta


puesta era porque cierta imbécil me empapó, y Edward me la ofreció ya que
hacía frío, así que ahora puedes volver, y decirle al resto del colegio, que no hay
absolutamente nada entre Edward Cullen y yo”
La chica parecía ligeramente sorprendida por mi respuesta; se mordió el labio y
volvió con sus amigas, que estaban apiñadas alrededor de su pupitre. Aunque yo
seriamente dudaba que fuera necesario que ella repitiera lo que le había dicho,
porque estaba segura de que mi volumen de voz era lo bastante alto para que
toda la gente de la clase lo oyera. Estaba molesta; ¿Qué pasaba con toda la gente
pensando que había algo entre Edward y yo? ¿No pueden un chico y una chica ser
amigos?

En biología, me topé con Lauren en la entrada de la clase. Ella empezó a reírse


tontamente cuando me vio y entramos a la clase juntas, desafortunadamente.

“Así que, Bella, ¿Disfrutaste el ensayo?” quería cortarle la cabeza y rajarle la


garganta. Eso me sorprendió; yo nunca fui tan violenta en el pasado, y a parte de
hacer nada, tampoco expresaba mi furia, les seguía la corriente.

“Sí, Lauren. Gracias por la ducha ¿Cómo supiste que estaba muriéndome por
conseguir algo que me quitara todo el calor?” le sonreí enfermizamente cuando
su cara decayó, impresionada y hecha un lío por mi respuesta “a todo esto, ¿Qué
tal el castigo?”

“Zorra” me escupió enfadada.

“Como si tú no lo fueras” contesté ácidamente cuando gruñía y volvía a su


asiento. Edward nos miró con una expresión divertida; tosió y rápidamente se
recompuso. Juro que lo vi sonriendo.

“¡Edward! ¡Fuimos al partido anoche! ¡Estuviste absolutamente genial!” unas


pocas de su club de fans le dijeron cuando entraban a la clase y empezaron a
felicitarlo, pestañeando. Él contestó con una educado ‘gracias’, y pretendió
trabajar con alguna tarea. Lauren golpeó su pupitre y gruñó al club de fans. Las
chicas volvieron a sus asientos después de que Lauren les echara una mirada
mortal.

“Ey, Edward” dijo en su alta voz cuando caminaba hacia él.

“Lauren” sonrió Edward.

“No te vi después de la sesión de fotos ¿Dónde estabas?”

“Fuera con algunos amigos” dijo simplemente cuando la mirada de Lauren se


topó con la mía, curiosa.

“Anoche, los Kangaroos quedaron totalmente hechos polvo. Quiero decir, ¡No
pudieron incluso tirar a canasta!” dijo orgullosamente, poniendo los ojos en
blanco como si tuviera diez años de experiencia en ello.

“¿Quieres decir los Wolves?” dijo Edward muy lentamente, como si ella fuera
mentalmente retrasada.
“¡Oh Dios mío, eres tan listo! ¡Ja ja ja!” se rió a carcajadas y golpeó el hombro de
Edward juguetonamente cuando él se giró hacia mí, gesticulándome con la boca
“ayuda” con una mueca. Me reí entre dientes silenciosamente cuando escuchaba
el resto de la conversación.

“Tío, que calor hace aquí” guiñó a Edward y empezó a quitarse la chaqueta. Sus
manos estaban persistentes en su pecho cuando se le erizaron. Parecía como una
puta, llevando un top demasiado bajo y demasiado apretado para el colegio, con
la palabra ‘sexy’ delante. Exactamente lo contrario a ti… Se inclinó hacia Edward
exponiendo gran parte de su pecho.

Edward no pareció para nada interesado, sólo miraba hacia su hoja de trabajo
(A.K.A) (N/T: A.K.A del Inglés Also Known As, También conocido como,
Empleado para indicar los alias por los que se conoce a una
determinada persona, cuadro, evento, etc.) para disuadir a su club de fans
y le dijo muy fríamente.

“¿Lauren? Tengo trabajo que hacer. Así que, si me disculpas…”

Lauren lo miró como si hubiera perdido la cabeza. Decepcionada, se volvió a


poner la chaqueta y volvió a su asiento haciendo un mohín.

“Puedes desvestirte para mí cuando quieras, Lauren” escuché decir a su


compañero, sonriendo flirtuosamente. ¡Eww! ¡Matadme por favor!

“¡Ugh! Lo que sea perdedor” dijo, asqueada y puso la silla lo más lejos de la de él.
Edward y yo reíamos, eh, al menos los cretinos la encontraban atractiva. Debería
sentirse confortada en eso.

“¿Trabajo de física?” leí por encima del hombro de Edward.

“Dije lo primero que tenía” se encogió de hombros, sonriendo. Me di cuenta de


que su letra era muy, muy elegante. Ya sabes, del tipo que ves en las pelis
antiguas, perfectamente cuidada. No parecía del tipo de chicos de tener buena
letra, pero ¿quién era yo para juzgarlo en eso? Él tampoco parecía del tipo de los
que les gustaran Shakespeare. Me di cuenta de que el trabajo era del año
pasado, y no pude evitar reírme. ¿Ordenaba este chico su carpeta alguna vez? ¿O
deberíamos estar agradecidos de que incluso llevara una?

Vale, quizás estaba un poco emocionada y nerviosa por el ensayo de hoy.


Después de todo, tenía a Edward de mi parte, y eso no es que pusiera
exactamente a una chica calmada.

Dolor, sin amor

Dolor, no puedo tener el bastante

Dolor, me gusta
Porque prefiero sentir dolor a no sentir nada

“¿Alice?” alcé mis cejas cuando respondí el teléfono. ¿Qué pasó con el tono del
móvil?

“¿Bella?” respondió una afónica voz, seguida de una desagradable tos.

“¡Oh Dios mío, Alice! ¿Qué ha pasado?”

“No lo sé. Estaba bien, pero después de comer, empecé a sentirme mareada, así
que fui a la enfermera. Me miró la temperatura y dijo que tenía fiebre. ¡Y ahora
estoy empezando a perder la voz de toser tanto!” sollozó secamente cuando
escuché la voz suave de Jasper por detrás.

“Cálmate Alice… estarás bien en unos pocos días”

“Perdona la histeria. Sólo que odio cuando estoy enferma. De todas formas, sólo
te llamaba para decirte que me voy a quedar en la habitación de Jasper, ¿vale?
Así podré abrazarlo y él sabe cómo cuidarme” dijo, tosiendo, la escuché maldecir.

“Sí… mejórate ¿vale?”

“Gracias” se sorbió la nariz y colgamos. ¡Pobre Alice! Podía imaginar por qué
estaba tan histérica. Quiero decir, si no mejora, no podrá ir de compras. Qué
pesadilla debe ser para ella.

Caminé nerviosamente hacia el auditorio. Lauren no estaba allí todavía, y


tampoco Jessica. La señora Caughman estaba revisando los cubos y esas cosas
para que no se repitiera lo del lunes. Vi a Edward viniendo de las cortinas,
hablando con Melinda, la que llevaba los carteles con las frases.

“Hola Bella” me saludó sonrientemente.

“Edward” sonreí, sospechosamente.

Escuchamos algunos tacones sonar en el suelo, y ambos inmediatamente


supimos que eran Lauren y Jessica. Es decir, ¿Quién en el mundo llevaría tacones
altos al colegio? La sonrisa de Edward se hizo más amplia, tragué saliva. Dios,
esto no puede ser bueno.

El ensayo empezó; sin nada muy anormal… aunque mi alivio cesó en la escena
cinco.

Edward y yo entramos en escena junto con Jessica y Ángela. Edward parecía que
estuviera intentando muy difícilmente recuperar la compostura; me regaló un
guió y empezó a sonreír enormemente otra vez. Edward y yo subimos las
escaleras para la escena de la ventana, las frases me salieron más naturales esta
vez. Aunque la palabra amor estaba atrancada en la garganta un poco. Sólo es
una obra… ¡Para de ser una completa idiota!

Después de que Ángela viniera para advertirnos de la señora Capuleto, Edward


bajó su mirada y se fue de escena, sonriendo. Aquí viene Jessica.

“¡Eh! ¿Qué tal va, Julieta?” bramó, sus ojos estaban fijos en las frases que
Melinda estaba sosteniendo.

“No estoy bien, señora”

“¿Siempre llorando la muerte de vuestro primo? ¡Qué! ¿Pretendes quitarle el


polvo de la tumba con tus lágrimas? Aunque lo alcanzaras, no podrías retornarle
la vida. Basta pues; un dolor moderado prueba gran sentimiento; un dolor
excesivo, al contrario, anuncia siempre cierta falta de juicio”

“Dejadme llorar aún la pérdida tan sensible”

“Haciéndolo, sentirás la pérdida, sin sentir a tu lado al amigo por quien lloras

De hecho, ¿Por qué no lloras por mí? Por ser la más putilla y tonta del colegio”

Oh Dios Mío. El auditorio se tornó callado, todos la mirábamos, completamente


sin saber qué decir, con las bocas abiertas. Ella pareció confusa al principio,
después de unos pocos segundos, finalmente pilló lo que pasaba.

“¡Ah!” ahogó un grito, cubriendo su boca cuando el auditorio estaba ahora lleno
de risas. Las lágrimas caían por mis mejillas, estaba riéndome tanto que me caí
al suelo.

“¡Gente! ¿Quién… hizo esto?” la señora Caughman intentó mantener una cara
recta y seria, pero no lo consiguió porque se estaba riendo tan fuerte como
nosotros. Miré hacia los carteles que Melinda estaba sujetando. Y vi unas frases
pegadas a la originales. Los ojos de Edward se encontraron con los míos después
de chocar los cinco con Melinda, le sonreí y asentí con la cabeza en aprobación
por su actuación.

“¡Gah!” chilló cuando salió del auditorio. Unos cuantos chicos estaban rudamente
señalándola, riéndose. La señora Caughman miró sospechosamente a Edward, y
eso me preocupó. Pero para mi sorpresa, actuó como si nada hubiera ocurrido y
nos dijo que volviéramos al ensayo. Gracias a Dios no le tuvo rencor.

Lauren parecía ligeramente pálida; probablemente preguntándose lo que le


ocurriría a ella. Afortunadamente para ella, no tenía ninguna frase en esta
escena. Y debió haberse dado cuenta de ello, ya que la vi sonriendo ligeramente.
Terminamos el acto entero felizmente. Todo el mundo aún estaba riéndose de lo
que había ocurrido, aunque nadie tenía idea de quién lo había hecho. Algo captó
mi atención por sorpresa.

“Hola Lauren” Edward sonrió seductoramente cuando caminaba hacia ella.


Rápidamente se levantó de su silla, pareciendo sorprendida por su entusiasmo,
tartamudeó un poco, pero rápidamente se aclaró la garganta para devolverle el
flirteo.

“Edward…” pestañeó asquerosamente. Para mi sorpresa, él la rodeó con su brazo


ligeramente y la puso en su espalda. Sentí algo extraño en mi estómago, algo
desconocido. Alguien tiene un pequeño monstruito verde colgado en la espalda
llamado Señor Celos… ¡Maldición! ¡Cállate!

“Qué mal que no hayas tenido que decir ninguna frase hoy. Tienes talento
natural” dijo, bromeando sarcásticamente, pero supongo que ella era demasiado
estúpida como para darse cuenta de ello.

“Lo sé. Lo dije a mis padres que quizás pueda ser una actriz algún día. Ya sabes,
ya que soy tan buena actuando” dijo arrogante, completamente tragándoselo.
Edward sonrió un poco, pero supongo que ella no lo vio porque estaba demasiado
ocupada desvistiéndolo en su mente.

“¿Así que… quieres salir esta noche?” ella preguntó, obteniendo su oportunidad.

“Ehh… no puedo, tengo umm… que estudiar para un examen. Quizás otro día.
Estuvo genial hablar contigo” sonrió y se alejó de una muy decepcionada Lauren.

Lauren caminó hacia la puerta malhumoradamente, y luego la habitación estaba


llena de histéricas risas. En la parte de atrás de su camiseta había un trozo de
papel con las palabras ‘La líder de las Bimbos- Lauren Mallory’ pegadas en la
espalda, y en sus pantalones, había una pintada roja en su trasero, ¡Haciéndola
parecer como si hubiera tenido un accidente! Miré a la silla donde había estado
sentada, era un silla roja de plástico, no me pregunto que no vio la pintura antes
de sentarse.

“¿Qué?” Se giró hacia nosotros, confundida. No sabía de lo que nos estábamos


riendo. Nosotros sacudimos nuestras cabezas, intentando duramente no reír.
Con un encogimiento de hombros, salió del auditorio. Edward y yo salimos por la
puerta a escondidas detrás de ella, viendo más estudiantes reírse de ella cuando
iba pasando por delante de ellos. Nos chocamos los cinco.

“Gracias. Eso estuvo brillante” le dije de todo corazón.

“De nada. Ya sabes, verdaderamente disfruto haciendo esto” sonrió.

“Apostaría a que sí…” murmuré.


“¡Oh Dios mío! ¿Viste eso?” unos pocos chicos estuvieron hablando
animadamente de lo que había ocurrido con Jessica y Lauren. Edward y yo
decidimos salir del gimnasio antes de que alguien se diera cuenta de que
teníamos algo que ver con ello.

Empezamos a reírnos otra vez tan pronto como salimos del gimnasio.

“¿Por qué lo hiciste?” le pregunté muy suavemente cuando ambos nos


calmamos. No entendía por qué haría todo eso por mí. Quiero decir, ¿Quién era
yo? Sólo otra chica más de su clase.

“No lo sé… sólo quería, supongo” se encogió de hombros, ¿ligeramente


avergonzado? Bajé la mirada para esconder mi sonrisa. Gracias a Dios yo no
estaba en el lado malo.

“¡Oh! Mejor me voy a la habitación de Jasper” miré el reloj, murmurando para mí


misma.

“¿Algo va mal?” preguntó, pensativo como siempre.

“Alice ha pillado un mal resfriado. Sólo quería ver como está”

“¿Puedo ir contigo?”

“Por supuesto” sonreí. Caminamos rápidamente hacia el dormitorio de Jasper,


encontrando a una muy enferma casi verde Alice en la cama.

“¡Por Dios! ¡Alice! ¡Te ves terrible!” exclamé, sentándome en el filo de su cama.

“Gracias, Bella” dijo sarcásticamente.

“Lo siento, no quería decir eso…” dije arrepentida.

“No te preocupes, estoy fatal” rodó sus ojos, tosiendo.

“¿Cómo estás, hermanita?” Edward se sentó en la otra parte de la cama.

“Un poquito mejor que hace un rato” suspiró. Luego sus ojos de repente
destellaban de nuevo cuando nos vio a nosotros a cada lado de su cama.

“¿Habéis venido vosotros dos juntos?” jadeó felizmente.

“Sí… Bella me dijo que estabas malita” Edward asintió cuando Alice chilló.

“No te atrevas, Alice Cullen” la amenacé antes de que saltara con algo de Edward
y mío. Edward tenía una confusa expresión en su rostro, arqueó las cejas.
“¿Me estoy perdiendo algo?”

“Son cosas de chicas” Alice le guiñó cuando Jasper se rió suavemente desde
atrás.

“Ya sabes, creo que Alice es mucho mejor de lo que pensamos” dije hoscamente
rechinando los dientes.

“Sólo estoy jugando contigo Bella, relájate” rodó sus ojos cuando le asentí para
mostrarle que estaba perdonada. La puerta se abrió, y Emmett y Rosalie
entraron.

“Bueno, ¡Todo el mundo está aquí!” Emmett se rió para sí “Hey hermanita
pequeña, ¿cómo estás?”

“Mejor” tosió.

“Te he comprado sopa de pollo, petición de Jasper” Rosalie le sonrió.

“Gracias. Chicos deberíais iros a comer, se está haciendo tarde…” dijo


sorbiéndose la nariz.

“En verdad, Emmett y yo acabamos de pedir algo para llevar. Grandes exámenes
para los Seniors (N/T: Como ya expliqué anteriormente, el sistema
educativo de EEUU es distinto al nuestro, Seniors se refiere a los
estudiantes de último curso. Justo antes de la universidad) mañana”
suspiró Rosalie cuando Jasper asintió en comprensión.

“Qué asco ser seniors, todo lo que hacemos son exámenes, exámenes y ¡más
exámenes!” gimió Emmett. Edward se rió.

“Qué pesadilla debe ser para ti, Em. Estudiar…” imitó un escalofrío y rió cuando
Emmett le miró furiosamente.

“Yo no estaría riendo. Tú vas a ser senior el año que viene. La misma rutina para
ti” dijo ácidamente cuando Edward se callaba. Entonces sus ojos se iluminaron
“¿Por qué no coges algo para comer con Edward, Bella? No seremos mucha
compañía” sugirió Emmett, guiñando intencionadamente. Escuché a Alice dar
palmadas en su cama, exclamando y tosiendo al mismo tiempo…

“¡Qué genial idea, hermano mayor!”

“¡Chicos! Soy perfectamente capaz de alimentarme por mí misma, gracias a


todos” gruñí, un poco ofendida cuando escuché la risa aterciopelada de Edward.

“¿Por qué no la dejamos descansar? Parece cansada” sugirió Edward.


“Mejórate Alice” me incliné para darle un rápido abrazo.

“Gracias Bella” sonrió. Emmett, Rosalie, Edward y yo abandonamos la habitación


para dejarla descansar. Rosalie y Emmett volvieron a la habitación de Emmett,
para ‘estudiar’ supuestamente después de despedirse de nosotros.

“Esto… ¿Quieres coger algo para comer juntos?” preguntó casual.

“No tienes por qué hacerlo, lo voy a repetir una vez más. Soy perfectamente
capaz de comer sola” rodé los ojos e iba a caminar hacia el ascensor.

Él me hizo girar para encararle “¿Qué pasa si quiero hacerlo?” susurró,


inclinándose hacia mí, descargando el poder de sus ojos sobre mí. Maldita sea
¿Cómo lo hace? ¿Conseguir todo lo que quiere? Después de ser deslumbrada por
sus impresionantes ojos, desistí.

“Bien. Vamos. Estoy hambrienta” suspiré vencida y lo escuché reír para sí muy
suavemente a mi lado.

“Y… ¿Qué te apetece?” preguntó, metiendo las manos en los bolsillos cuando
salimos del edificio.

“No sé. Lo que sea menos ensalada” me encogí de hombros.

“¿No eres vegetariana, eh?” bromeó.

“Nop. No hoy. Soy carnívora” dije de broma cuando escuché más de su risa
musical. Entonces me di cuenta de que me estaba mirando otra vez.

“¿Qué?”

“Nada. Me gustan las chicas con gran apetito” me miró a los ojos cuando yo bajé
los míos, apartando la mirada, un poco avergonzada.

Pedimos hamburguesas en Clark’s. Iba a pagar por mi comida, pero él me paró.

“Yo lo pago” dijo, sonriendo.

“Ni de coña. Yo pago lo mío” insistí tercamente, rechazando el dejarle pagar mi


comida.

“Bella, siete pavos, uf, un robo” suspiró.

“Exactamente”

¿Pero él escuchaba? No. Me sacó de la tienda, sonriendo, finalmente me dejó ir


cuando alcanzamos la mesa en el patio.
“¡Eres tan cabezota!” me quejé y le gruñí cuando me senté.

“Ya somos dos” se rió, dándome mi bebida y hamburguesa.

“Come” me ordenó cuando le di un mordisco a la hamburguesa, sin sonreír.


Aunque este estado no me duraría mucho, él diría algo gracioso y me haría reír…

“Y, ¿Cómo se te ocurrieron esas ideas?” pregunté, dando un sorbo a mi gaseosa.

“Bueno, siempre nos estamos quejando de cómo tarda Jessica en leer las frases
¿verdad? Así que pensé que mientras estábamos esperando, ¿Por qué no hacerlo
un poco más interesante? Y para Lauren, bueno, he de decir que el comentario de
Emmett de las Bimbos me inspiró” se rió cuando yo lo hice también “su cara fue
muy graciosa. Es decir, en verdad pensaba que estaba flirteando con ella, ¡ugh!”
puso una cara de asco cuando sacudí mi cabeza.

“Eres muy cruel. Pero ya que es Lauren, no voy a decir nada” sonrió tímidamente.

“Eh… dime, ¿Qué quiso decir Alice cuando dijo que eran cosas de chicas?”
preguntó, como quien no quiere la cosa.

Me sonrojé, y el calor se apoderó de todo mi cuerpo.

“Nada…” escondí mi cara en las manos.

“Vamos ¿Tienes un secreto que compartir?” bromeó, rogándome con sus ojos
esmeralda.

“Déjalo ir. Hay una razón por la que son cosas de chicas” suspiré.

“Lo averiguaré” dijo fanfarronamente.

“Alice no te dirá nada” dije, aunque no tan confidente como él.

“Ya lo veremos” sonrió, completamente seguro de que iba a ganar. Después de


cenar, decidimos coger algo de postre ¿Por qué no estaba sorprendida?
Terminamos enfrente del Haagen-dazs otra vez.

“¿Puedo ayudarles?” el mismo dependiente que la última vez. Escuché a Edward


reír por lo bajo.

“¿Bella?” Edward preguntó, medio sonriendo.

“Vainilla” dije.

“Vale. Uno de vainilla y otro chocolate chip” dijo, sacando su cartera. No quería
discutir más, era un sinsentido.
“Siete con cincuenta…” el dependiente dijo, muy aburrido.

“¿No hay descuento hoy?” sonrió Edward cuando le golpeé juguetonamente y le


dije,

“Sé amable”

Lucas parecía avergonzado, no dijo nada y nos dio lo que pedimos.

“Gracias” le dije después de dejar el local, dándole a Edward una mirada.

“No hay problema, volved pronto” sonrió Lucas.

Cuando salimos de la tienda, Edward silbó,

“Parece que alguien está un poco triste de que no lo llamaras” se rió tontamente
y yo inmediatamente sabía que se estaba refiriendo al chico de hace un
momento. Ahora íbamos caminando hacia la parte sur del campus, la parte con
menos gente. Lo que era bueno; no podía soportar las miradas, aunque estaba
segura de que el tema VIP de hoy eran Lauren u Jessica. Y nunca les robaría el
foco de atención mis grandes amigas, sí… enorme sarcasmo ahí.

“No tenías por qué hacer eso” le dije, regañándolo. Lamió su helado y se encogió
de hombros. Luego golpeé su brazo intencionadamente, llenándole la nariz de
helado.

“¡¿Qué demonios?!” dijo, indignado cuando empecé a correr, riendo.

Después de limpiar su nariz, empezó a perseguirme.

“¡Ven aquí, Swan! ¡Mira lo que se siente!” chilló detrás de mí cuando yo chillé.
Debimos haber parecido verdaderamente estúpidos, persiguiéndonos el uno al
otro con los cucuruchos del helado en las manos. Sólo era cuestión de segundos
para que me pillara. Estúpido atlético, capitán de baloncesto.

“Te tengo” susurró cuando puso su brazo a mi alrededor por la espalda


juguetonamente. Al instante olvidé cómo respirar cuando me di cuenta de lo
cerca que estábamos. Pude sentir su respiración en mi cuello, enviando
escalofríos por todo mi cuerpo. Y el calor de su pecho… esperaba que no sintiera
los latidos alocados de mi corazón. Se inclinó, riendo cuando yo jadeé.

De repente, ¡los aspersores saltaron! “¡¡Ah!!” ambos chillamos por la sorpresa;


aunque el mío fue como el de un medio gato ahogado en comparación con el suyo
aterciopelado y perfecto.

“¿Qué demonios?”
Ambos reímos cuando el conserje sacudió la cabeza sin remedio hacia nosotros
desde el camino.

“¿Es que vosotros nunca leéis las normas?” señaló a un cartel naranja que decía
‘No pisar el césped después de las 9:00pm’ Edward y yo nos miramos con
culpabilidad el uno al otro y yo me mordí el labio. Vi mover la cabeza del conserje
una vez más, murmurando algo ininteligible. Después de disculparnos,
rápidamente nos salimos del césped.

“Somos muy patéticos” Edward se rió una vez que llegamos al camino

“Dímelo a mí” dije, un poco sin respiración. Edward parecía un modelo para una
marca de champú, su pelo castaño cobrizo dorado mojado, brillando como
diamantes. En su cara brillaba una sonrisa que quitaba la respiración bajo la luz
de las farolas, tanto quitaba la respiración que casi mi corazón deja de latir.

“Deberíamos entrar si no queremos terminar con una pulmonía mañana” sugerí,


quitando la visa de él, mis mejillas se tornaron acaloradas.

“Seguro que no querríamos eso, tenemos que ver la reacción de Lauren mañana”
me guiñó cuando yo me reí tontamente. Caminamos de vuelta a los dormitorios
haciéndonos bromas el uno al otro en todo el camino. Me contó algo sobe los
encuentros que tuvo con los profesores en el pasado, y todos eran muy
graciosos.

“Bueno, gracias por la cena” le dije cuando estábamos en la entrada de mi


dormitorio. Estaba un poco decepcionada de decirle adiós, lo tenía que admitir.

“De nada. Gracias por conseguir que nos mojásemos” sonrió, bromeando.

Me reí “De nada. Hasta mañana”

“Claro, y ¿Bella? Me alegro de que lo hiciéramos” dijo, sonriendo con su torcida


sonrisa y se perdió de vista cuando cerré la puerta, conteniendo la respiración
¿Era normal en una chica reaccionar así por su amigo?

Capítulo veintiuno: Nunca apuestes contra Alice

Mi corazón estaba latiendo extrañamente cuando volví a la habitación. Después


de recoger mi pijama, me fui agitadamente hacia el cuarto de baño y me senté en
la bañera para darme un cálido baño. Pensé que quizás eso calmaría mis nervios,
pero no lo hizo. No completamente.

Me tumbé en la cama e intenté aclarar mi cabeza después de un largo y cómodo


baño. Intenté no pensar en lo que él estaría haciendo ahora mismo, pero mi
cabeza jugaba conmigo. Mis pensamientos, todos se dirigían hacia él finalmente,
su risa, su rostro, su hermosa sonrisa torcida…
Me preguntaba si esto era normal. Para una chica que pensaba demasiado en un
chico que esta categorizado en la categoría de amigo, si aún seguían con la
tregua, sí. No entendía por qué mi corazón se aceleraba cada vez que me miraba
o me hablaba. Lo que más me molestaba era lo mucho y lo frecuente que
pensaba en él. Cada noche antes de ir a dormir, su cara sería la última cosa que
veía… Y yo sabía que estaba ansiosa por ir al colegio por la mañana, sabiendo que
lo vería al menos en dos de mis clases.

Me congelé; ¿Me gustaba Edward Cullen?

Era muy patético ¿A quién estaba tomando el pelo? Quizás estaba pasando
demasiado tiempo alrededor de Alice; lo que ella asumió sobre Edward y yo
estaba empezando a crecer en mi cabeza, lo que no era bueno. Me dije a mí
misma que no podría gustarme posiblemente de esa manera. Quiero decir, él es,
después de todo, Edward. Yo no me enamoraba de tipos como él. No podía.

Encendí la tele y vi que estaban echando la peli de El Conde De Monte Cristo en


HBO (N/T: Supongo que será una cadena televisiva o un programa).
Quizás esta película me lo quite de la cabeza. Al principio decidí verla, pero
entonces rápidamente recordé que el protagonista se llamaba Edmund, y era
muy parecido. Frustrada, apagué la tele y puse el equipo de música.

Porque tú estás en todos sitios para mí

Y cuando cierro los ojos todo lo que veo es a ti

Tú eres todo lo que yo conozco

Y eso me hace creer

Que no estoy sola

Que no estoy sola

Gemí y rápidamente cambié el CD. Realmente no podía soportar esas pesadas


canciones de amor ahora, aunque Michelle Branch era una de mis favoritas. Me
frustré una vez más cuando pensé en cómo no podía siquiera ver una película o
escuchar un CD sin tener miedo de estar recordándolo a él.

A la siguiente mañana, llamé a Jasper a su móvil, figurándome que ya estaría


despierto. Le pregunté cómo estaba Alice, y gracias a Dios ya podría ir al colegio
mañana.

“Sí… está aquí peleando por el teléfono, espera Bella” Jasper se rió y pude
imaginármela arrancándole el teléfono de las manos.

“¡Buenos días Bella!” sonó mucho mejor, aunque su voz aún estaba un poco
ronca.
“¡Hey Alice! ¿Cómo vas?”

“Muchísimo mejor. Creo que podré volver al colegio mañana. Hey ¿Te importaría
traerme los deberes que manden mis profesores? Sólo para no tener un montón
de trabajo acumulado mañana”

“Claro, no hay problema. Iré a la habitación de Jasper después de clase, ¿vale?”


ella me lo agradeció y colgamos. Me preparé para ir al colegio y por primera vez,
caminé hacia la clase sola.

No vi a Lauren en el gimnasio. Quizás aún estaba tan avergonzada por lo que


ocurrió, pero se lo merecía… La gente aún estaba cotilleando sobre el incidente
Bimbo. Después de todo, todos los días no se ponía en su lugar a la Reinita y sus
seguidoras. Jessica se dejó ver a cuarta hora. Actuó como si nada hubiera
pasado, y fue a flirtear con Edward descaradamente una vez más.

“Esa camisa te queda muy sexy… ¿Dónde la compraste?” sonrió seductoramente


cuando jugaba con un botón del polo de Edward.

“¿Jessica? Chicos como Edward no salen con putillas como tú” se rió Jamie,
citando sus palabras de ayer. Dio un grito ahogado, y volvió a su asiento,
genialmente perpleja y avergonzada. Edward elevó sus cejas a su amigo, que
sólo se encogió de hombros y le dio una mirada inocente.

“¿Qué? Siempre la odié. Zorra total” murmuró “Ella no está tan buena siquiera,
comparada con sus amigas”

Edward se rió y sacudió su cabeza lentamente, encontrando la respuesta de


Jamie graciosa. Miré a Jessica, que tenía el rostro escondido en las manos,
frunciendo el ceño. El timbre sonó, y todos volvieron a sus asientos.

La profesora quería que escribiéramos una redacción basada en lo que


pensábamos de la famosa cita de Eleanor Roosevelt, El futuro pertenece a
aquellos que creen en la belleza de sus sueños. Después de escribir el primer
párrafo, interrumpieron la clase.

“¿Señora Caughman?”

“¿Sí?”

“¿Puede mandar por favor a Isabella Swan a la oficina? Al señor Robinson le


gustaría hablar con ella” me congelé. ¿El señor Robinson? ¿No era el… el…
director? ¿Qué demonios? Nunca había sido llamada a la oficina del director antes
en mi vida. De hecho, incluso dudaba que él o ella supiera que iba al colegio, ya
que había cientos de niños en mi antigua escuela de Nueva York.

“Claro. Ya va de camino” la señora Caughman contestó, y me llamó a su mesa.


Me dio el pase, y pude oír a las chicas murmurando a mi espalda.
“¿Señora Caughman?” vi a Edward levantar la mano.

“¿Sí?”

“¿Puedo ir al baño?”

Suspiró “Rápido”

Se lo agradeció y se levantó de su silla. Salimos juntos de la clase.

“¿Qué estás haciendo?” le preguntó cuando me di cuenta de que estaba detrás de


mí en vez de ir al lado contrario al baño de chicos.

“Voy contigo” dijo como si fuera obvio.

“No lo entiendo… ¿Por qué me han llamado?” le pregunté, confusa cuando me dio
una mirada arrepentida.

“Es mi culpa, en verdad… No te preocupes, yo me haré cargo” me aseguró y


antes de que pudiera lanzar otra pregunta, empezó a caminar.

“Edward…”

“Shh… Confía en mí Bella” dijo, sus ojos pensativos. Llegamos al frente del
edificio de administración. Adiviné que la oficina del director estaba allí.

“¿Puedo ayudaros?” la misma secretaria bonita de la última vez. Nos dio una
cálida sonrisa.

“Fui llamada hace un momento” dije, con mi voz un poquito frenética.

“Oh…sí ¿Y tú señor Cullen?” su tono era sospechoso.

“Me dijeron que viniera con ella” mintió, pero habló con tanta autoridad, que fue
imposible dudar.

“Uh…” tartamudeó y deliberó por un momento. Al final suspiró, después de que


Edward la deslumbrara con el increíble poder de sus ojos.

“Bien. Pero no quiero problemas, ¿Me has entendido?”

“Por supuesto” sonrió, mostrándole los dientes cuando la secretaria nos dijo que
la siguiéramos hasta la habitación. La oficina era grande. Mucho más grande que
una en Nueva York, y definitivamente mucho más cuidada. Había muchos
trabajadores, metiendo sus narices en los papeles del trabajo cuando íbamos
pasando.
“¿No estás nada nervioso?” le susurré.

Se rió “No realmente. La oficina del director es como mi segunda casa” se encogió
de hombros. Verdad. Quiero decir, él se metía en líos muy a menudo.

“¿Señor Robinson?” ella pegó a la puerta.

“Entre” una ronca voz respondió desde el otro lado de la puerta. Entramos y
vimos a un hombre de mediana edad sentado en una silla de cuero. Nos miró más
como un hombre de negocios que como director.

“Señorita Swan, ¿Cierto?” el hombre no era amistoso o sonriente. Su cara era


muy profesional, dándome una mirada de “Sin jueguecitos” “Y señor Cullen. No
recuerdo haberle llamado”

“Hey Frank ¿Qué pasa hombre?” dijo Edward, como si estuviera saludando a un
viejo amigo.

“Es señor Robinson para ti” le corrigió, molesto.

“Claro Rob” Edward sonrió y se sentó en la silla de enfrente del director. El señor
Robinson respiró hondo y lo ignoró.

“Tome asiento, señorita Swan” dijo, señalando a una de las sillas enfrente de él
que estaba al lado de Edward “Y tú, fuera” ordenó.

“Vamos, a Bella no le importa” dijo Edward. El señor Robinsón suspiró y giró su


atención hacia mí.

“Asumo que sabes por qué estás aquí” dijo, mirándome a los ojos.

“En realidad señor, no…” dije tímidamente, confusa.

“Recibí una llamada esta mañana de la señora Mallory” empezó cuando de


repente todo se me hizo más claro “Dijo que su hija estaba muy enfadada ayer,
molestada por ti. Pintura roja, un papel pegado a la espalda… ¿Le importaría
explicarse?” Sí, olvidó la parte en que ella fue la que empezó la guerra.

Antes incluso de que tuviera oportunidad de abrir mi boca, Edward interrumpió,

“En verdad señor, eso fue culpa mía. Yo lo hice…”

“No…” di un grito ahogado, perpleja cuando él levantó su mano.

“Gracias Bella, por intentar cubrirme… pero está bien” me sonrió. Estaba muda,
¿Por qué lo estaba haciendo?
El director se rió secamente. “No lo entiendo. La señora Mallory claramente dijo
que su hija estaba segura de que fue la señorita Swan. ¿Por qué tú harías algo
como esto?”

“Bueno, Frank” dijo Edward, sonriendo.

“Señor Robinson” le corrigió una vez más.

Edward suspiró “Bien. Señor Robinson, ¿No sabía que Lauren también está con
toda la culpa? Ella destrozó nuestro ensayo e hizo algo realmente estúpido y sólo
pensé que sería justo si se lo devolvía… ¿No puede entender eso?”

“Desafortunadamente, señor Cullen, no puedo. No puedo entender por qué el


supuesto modelo de este colegio está siempre metido en líos. No puedo entender
por qué todas las veces que hay travesuras en este colegio, todas están
conectadas con usted, de una forma u otra. ¡Y no empecemos con las chicas!”
rodó sus ojos. “¿No puede actuar como un junior por una vez? ¿Por el bien de
este colegio y por el bien del equipo?” sonó más desesperado que enfadado.

Escuchar el discurso me hizo sentirme enfermizamente culpable. Edward me


ayudó, y aquí estaba, sentado, culpado, ¡Por mi culpa!

“¿Señor Robinson? Yo fui la que lo hizo” dije, rogando que me creyera.

“Buen intento, señorita Swan. No me sorprende ver a otra chica cubriendo a


Edward… es obvio que Edward fue el cerebrito detrás de todo. Bueno Edward…
¿Deberíamos ir a otro día de castigo? ¿O te gustaría el servicio del Campus? Oh,
ya es libre para irse, señorita Swan”

“Pero…”

“Está bien, Bella, vuelve a clase” dijo Edward, dándome una leve sonrisa. Me helé
y miré su perfecto rostro… sin pistas de lo que yo debería hacer.

“Vaya, señorita Swan” el señor Robinson me apresuró cuando yo caminaba


lentamente hacia la puerta con un pellizco en el estómago.

Jessica tenía una gran y tonta sonrisa en su cara cuando entré en clase. Los
estudiantes levantaron sus cabezas de sus trabajos cuando se dieron cuenta de
mi presencia. Ahí iban los susurros otra vez.

“¿Ha visto al señor Cullen cuando ha vuelto?” la señora Caughman preguntó


sospechosamente cuando la sensación en mi estómago me hirió incluso más por
la mención de su nombre.

“Sí” gruñí culpablemente “Lo llamaron de la oficina…”


“Oh… vale” entonces volví a mi asiento para continuar con mi redacción, mi
cabeza solo estaba llena de lo que había ocurrido antes. No escribí ni una sola
palabra en toda la clase, así que lo llevé como deberes.

Cuando el timbre sonó, corrí para la puerta y estaba desesperada por encontrar
a Edward. Y lo vi, sentado en una mesa con algunos de sus amigos. Respiré
hondo antes de andar hacia él.

“Hey ¿Edward? ¿Puedo hablar contigo un segundo?” Mi cara debió haber estado
molesta, todos sus amigos me miraron ceñudos en confusión y le dieron una
mirada interrogadora.

“Claro Bella” Edward sonrió y se levantó de su silla. Caminamos hacia un sitio


menos lleno.

“Edward… yo…”

“Bella, ya sé lo que vas a decir” puso su dedo en mi labio “Está bien. Yo lo hice,
además, estoy acostumbrado a los castigos”

“¡Pero tú lo hiciste por mí! Es injusto que tú estés en líos mientras amí no me
pasa nada malo” exclamé, frustrándome.

“Bella, tú no me pediste que lo hiciera. Yo lo hice porque quería; eso tiene


perfectamente sentido de que yo esté en líos. Por favor, no es gran cosa. Un día
de castigo, no es nada diferente para mi…” paró “¿Estás satisfecha con lo que les
pasó a Jessica y Lauren?” preguntó, sus ojos miraban a los míos.

“Sí… pero…”

“Eso es todo lo que necesitaba oír. Siempre y cuando eso te haga feliz, nada más
importa…” dijo dulcemente, su dedo acariciando mi mejilla cuando yo me
ruboricé y me rogaba que no me pusiera a hiperventilar. Lo miré a los ojos,
deseando encontrar alguna explicación detrás de sus palabras, pero no vi nada
más que un par de ojos esmeralda mirándome con sinceridad.

“No me hace feliz sabiendo que estás en problemas” susurré cuando él sonrió.

“Al menos yo sólo tengo un día… Lauren y Jessica tienen una semana entera… No
te preocupes por mí, ¿Vale, Bella? Mereció la pena” se rió cuando yo suspiré.

“Lo siento” susurré cuando él sonrió una vez más, con ojos suaves.

“No te disculpes… no has hecho nada malo”

“¡Edward! ¡¡Vamos!!” uno de sus amigos lo llamó.


“Tengo que irme. Tenemos que reunirnos con el entrenador” dijo disculpándose
cuando asentí en comprensión.

“¿Edward?”

“¿Sí?” se giró para sonreírme.

“Gracias” le dije de todo corazón.

“De nada. Te veré por ahí Bella” se rió y se fue corriendo, dejando mi corazón
completamente abrumado.

No podía dejar de preguntarme porqué haría todo eso por mí. ¿Era normal en él
hacer algo así? Me fui con Rose y Emmett en el almuerzo. Jasper volvió a su
habitación para llevarle algo a Alice de comer, así que sólo éramos tres en la
mesa.

“Tierra llamando a Bella ¡Estás ida hoy!” se rió Emmett cuando Rosalie me
miraba con una curiosa expresión.

“Lo siento chicas… tengo muchas cosas en la cabeza” dijo sinceramente cuando
compartieron una mirada “¿Qué?”

“Nada” sacudieron sus cabezas y Emmett me guiñó, modulando con la boca un


“lo sabemos” Me ruboricé y rápidamente bajé la mirada a mi bandeja.

Edward no estuvo ahí para la quinta hora. Un chico del equipo vino a decirle al
profesor que todo el equipo tenía una reunión de emergencia y necesitaban ser
excusados de clase para el resto de la tarde. Sentí mi rostro decaer cuando vi el
asiento vacío a mi lado… quizás estaba un poco decepcionada.

Incluso con lo del incidente de la pintura, Lauren aún estaba descaradamente


dirigiendo a otras chicas para que le trajeran agua. Me miró cuando me vio.

“Así que, Swan, ¿Tuviste una llamada inesperada del director a… cuarta hora?”
sonrió

“Sólo ¿Cuántos años tienes Lauren? ¿Acusándome?” le salté

“¡Ag! No le des la vuelta a todo esto, tú, pequeña gilipollas. Tú sabes que te lo
merecías” gruñó “¿y qué clase de castigo conseguiste?”

“Ninguno” murmuré y bajé la mirada. Aunque tienes al hombre del que estás
enamorada metido en problemas…

“¿¡Qué!?” chilló.
“No tuve ningún castigo porque Edward tuvo que ser el héroe” murmuré cuando
ella empezó a mirarme con ojos como platos.

“Whoa. ¿Me estás diciendo que Edward es el que está en problemas?” dio un grito
ahogado y su respiración se volvió irregular “¡Tú pequeña zorra! ¿Cómo te
atreviste a culpar al dulce Edward? ¿Cómo te atreves? Tú eres la que se suponía
que debía estar castigada, ¡Maldita sea! ¿Cómo lo hiciste? Arruinaste mis
pantalones levi’s favoritos, ¡maldición! ¡Maldición! ¡Maldición!” dio un zapatazo y
casi pude ver salir humo de su cara. No sabía qué decir, sino era para decirle que
Edward fue el que lo planeó todo, me alejé silenciosamente cuando ella gruñía.
Prefiero dejarle creer que yo lo hice en vez de meter a Edward en más mierda. Un
poco demasiado tarde para pensar en eso ahora, ¿no? Una voz en mi cabeza se
rió amargamente.

“¡No te vayas, tú pequeña sabandija!” gritó desde atrás cuando me sentí culpable
una vez más. Lo que ella había dicho era medio cierto, estaba siendo una
sabandija, dejando a Edward cargarse con toda la culpa aunque él me hubiera
asegurado que yo no había hecho nada mal. Pero él lo hizo por mí ¿Cómo podía
ser eso justo?

El ensayo fue cancelado hoy ya que la señora Caughman tenía algo después de
clase. Caminé directa al cuarto de Jasper después de recoger el trabajo para
Alice, y la vi mucho mejor en su sofá, radiante.

“¡Bella!”

“Hola Alice, pareces mucho mejor, estoy feliz por ti” sonreí y le di los deberes.

“Gracias… ¿Qué te pasa? Pareces… rara” preguntó, preocupada, cuando le dije


sobre lo que había ocurrido con Lauren y Jessica, empezando desde el principio.
Se sentó ahí pacientemente y escuchó mi historia, cuando acabé, la vi sonreír.

“¿Y por eso es por lo que estás preocupada?” suspiró, sonriendo.

“sí… bueno, no preocupada, sino atentamente culpable” admití cuando ella se rió
tontamente.

“Bella, está bien. Edward se consigue castigos todo el tiempo. Es como una rutina
diaria para él.” Rodó sus ojos “No me sorprendería verlo terminar con un castigo
por cualquier otra cosa si esto no hubiera ocurrido…”

Suspiré después de escuchar esas palabras. Hablar con ella me había hecho
sentirme un poquito mejor, pero creo que ella aún no había pillado la clave del
asunto. No quería que nadie se metiera en líos por mí.

“Ya sabes, no es muy natural en Edward ser tan maduro y caballero en esta clase
de cosas. Normalmente, él no da una mierda por eso del drama” dijo cuando yo
me ruborizaba “Él siente algo por ti Bella. ¿Por qué más se metería en problemas
por venganza?”

Esas palabras se hundieron cuando la miré con horror “¡Él no siente nada por mí
Alice!” medio grité cuando ella sonrió.

“Sí… eso explicaría por qué vosotros dos estáis tan increíblemente juntitos” dijo
sarcásticamente.

“Pero somos amigos, sólo como tú y yo somos amigas” le dije, dándole una
mirada que decía “estás muy equivocada”

“Claro Bella. Supongo que ya lo verás a mi manera algún día…” suspiró. Entonces
de repente su cara relucía cuando se acordó de algo “Eh, ¿Sabías que va a haber
un baile este sábado? Es algo anual como el baile del comienzo del semestre, ya
sabes, para nosotros los juniors ¡será muy divertido!” dijo, emocionada.

“No… en verdad no lo sabía” murmuré. No me fijé de nada en las paredes hoy, ya


que mi mente estaba nublada de pensamientos.

“¡Tenemos que ir! Quiero decir, ¡Conseguiremos vestidos!” chilló cuando yo me


reía tontamente.

“Claro Ali, iremos…”

Me abrazó y empezó a hablar excitadamente sobre el del año pasado. Como


quién tuvo el peor vestido o el peor peinado. Después de dos horas hablando,
ledije que estaba un poco cansada y que iba a echarme una siesta. Dijo que ella
tenía que empezar con sus deberes de todas formas, así que me fui. Antes de
salir de la habitación, vi a alguien entrando. Edward.

“Hola Bella” me saludó entusiasmadamente cuando nos encontramos en la


puerta.

“Hey Edward” sonreí, montones de preocupaciones desaparecieron cuando él


entró en el edificio.

“¿Visitando a Alice?” preguntó educadamente.

“Sí… está mucho mejor”

“Eso es genial…”

Entonces recordé algo “¿Acabas de venir del castigo?”


“Uh sí… no te preocupes, fue totalmente guay. Jamie estaba allí y prácticamente
nos sentamos y hablamos todo el tiempo ya que el profesor vino en el último
minuto” sonrió y me sentí al instante aliviada. Al menos no fue tan horrible.

“Eso es bueno… ¡Quiero decir! No bueno, pero al menos no fue… ¡Agh!” me gruñí
por tartamudear cosas sin sentido y él se rió tontamente.

“¿Ves? Te dije que no te preocuparas, de hecho, fue incluso divertido. Y gracias a


ti me salté el entrenamiento por una buena razón” bromeó cuando yo me reí.

“Vale… ¿Puedo decirte gracias una última vez?” lo miré a los ojos, manteniendo
mi voz suave.

Suspiró “Es completamente innecesario, pero si eso te hace sentir mejor ¿Por
qué no?”

Sonreí “Gracias Edward, Lo aprecio… todo”

“Muchas, muchas de nadas” me devolvió la sonrisa, deslumbrándome con sus


ojos cuando yo me ponía nerviosa. Era demasiado guapo para su propio bien. No
me di cuenta de que estábamos bloqueando la puerta hasta que Jasper tuvo que
pasar.

“¡Ops! Lo siento chicos” dijo después de golearnos accidentalmente en la puerta.

“Hey Jasper. Está bien” lo saludamos y rápidamente se fue a su habitación.

“Bueno, mejor me voy…”

“Oh, vale, hasta luego” me sonrió y le di una de esas gratas sonrisas antes de
salir.

Abrí la pierta y di un paso. Hacía un poco de viento fuera, soplando fuertemente.

“¿Bella?” lo escuché correr hacia mí cuando empecé a caminar por el campus.

“¿Sí?” intenté mantener una voz regular, determinada a no dejarle ver qué efecto
producía en mí.

“La cosa de chicas, ahora la entiendo” sonrió torcidamente cuando lo miraba con
los ojos como platos. Ha…ha dicho…

“¿Ali… Alice te lo dijo?” pregunté, escandalizada.

“La forcé a decírmelo. No me mires así, ¡Tenía curiosidad!” elevó sus manos al
aire, pareciendo totalmente inocente. Rápidamente me ruboricé, imaginándome
lo que él posiblemente pensaba de eso.
“No deberías haberlo hecho” murmuré cuando él se rió.

“Y ya sabes, no deberías apostar nunca contra Alice” dejó caer, susurrándome al


oído. Con una última risa, volvió a los dormitorios.

Capítulo veintidós: Confesiones

El resto de la semana, Lauren y Jessica estuvieron ligeramente silenciosas y


menos molestas. ¡Incluso fueron a disculparse ante Edward! Podría decir que
Edward estaba intentando difícilmente no reír cuando le dijeron lo malvada que
yo era, metiéndolo a él en problemas. Pero justo cuando estaban menos
molestas, no significaba que estuvieran del todo simpáticas conmigo. Aún
lanzaban comentarios a todas horas y me daban miradas fulminantes cuando
pasaba por su lado. Algunas cosas nunca cambiaban.

Los ensayos finalmente se volvieron normales; o en nuestro caso, anormales ya


que no había nada de drama ni agua involucrados. La señora Caughman había
estado aliviada; finalmente estábamos haciendo lo que se suponía que teníamos
que haber estado haciendo desde el principio.

Todo el mundo estaba muy emocionado por el baile; había posters y esas cosas
colgadas en las paredes, tentándonos a ir. Podía oír a los alumnos hablar de ello
en los pasillos, en la clase… Tío, debe ser un gran evento para todo el instituto.
Caminé hacia casa junto a Alice y Rosalie, ya que Emmett y Jasper tenían
entrenamiento de baloncesto ese día. Estuvimos hablando animadamente sobre
lo que iban a ponerse y decidimos si deberían dejarse el pelo listo o rizado. Vaya,
ya habían comprado los vestidos en verano ya que sabían que este baile iba a
celebrarse.

Alice ahogó un grito “¿Quieres decir que no has traído ningún vestido?” me miró
con verdadero horror cuando Rosalie imitaba su expresión.

“Bueno, no sabía que necesitaría ningún vestido. Quiero decir, por el amor de
Dios, ¡Esto es un colegio!” dije inocentemente cuando me miraban en plan, ¿Y?
“Pero no os preocupéis chicas. Llevaré unos vaqueros y una camiseta decentes.
Si de verdad estoy tan vergonzosa, podéis fingir que no me conocéis, ni tenéis
relación conmigo o lo que sea” bromeé, y ambas se rieron. Alice pareció
pensativa por un minuto, pero no me atreví a preguntar.

Jasper y Emmett dijeron que estaban esperando la comida, lo que causó que
Rose y Alice les gruñeran. Entonces rápidamente añadieron por supuesto, que su
principal propósito era ver a sus novias en preciosos vestidos. Eso me hizo reír,
tendríais que haber visto cómo les rogaban que les creyeran.

Rosalie y Alice no durmieron con sus chicos en toda esa semana con la excusa de
que necesitaban tener suficientes horas de sueño para el baile. Cuando me
levanté a la siguiente mañana, escuché a Alice tararear animadamente,
sosteniendo una blanca y elegante caja en sus manos.
“Hey Alice” murmuré, frotándome los ojos cuando ella tiró la caja hacia el
armario.

“¡Bella!” se rió nerviosa, “Hola, buenos días”

“¿Qué es eso?” señalé sospechosamente al armario al mismo tiempo que ella me


daba otra mirada nerviosa.

“Vale… pero tienes que prometerme que no vas a sobreactuar, ¿vale? Es sólo un
pequeño regalo.”

Le fruncí el ceño; ¿De qué estaba hablando? “Vale… no lo haré, lo prometo” se


deslizó alegremente hacia el armario y sacó la caja. La sostuvo en frente de ella
cuidadosamente…

Era un maravilloso vestido marrón con estampados del color azul agua por abajo.
Parecía muy cómodo, y muy primaveral. ¡Lo amé inmediatamente! No era
demasiado revelador, corto o formal… era perfecto. Lo miré sobrecogida
mientras que en la cara de Alice se formaba una gran sonrisa feliz.

“¿Y bien?” preguntó, esperando mi respuesta, mordiéndose los labios. Corrí a


abrazarla, y no me di cuenta siquiera de que había lágrimas por mis mejillas.

“¡No arrugues el vestido!” Chilló cuando me reía. Nadie había hecho nada
parecido por mí antes. Parecía divertida con mi reacción.

“¿Bella? ¿Estás bien?”

Hablé con voz ronca “Sí Alice… ¡Es perfecto! No sé qué decir…”

“Un simple ‘¡Oh Dios mío! Alice, eres la mejor’ serviría” bromeó cuando me reí
tontamente.

“¡Muchísimas gracias! ¿Dónde lo conseguiste en tan poco tiempo? ¡Te debió


haber costado una fortuna! Te lo pagaré, lo juro” estaba hablando tan rápido que
Alice tuvo que hacerme ralentizar, se rió.

“Eh Bella, primero de todo, lo conseguí con la ayuda de una amiga, que trabaja
en una tienda de moda. Le pedí que se asegurara de que el vestido llegara esta
mañana. Y no. No me lo vas a pagar. ¿No me has oído? ¡Es un regalo!” dijo,
ligeramente insultada cuando la miré, preparada para protestar.

“¡Pero!”

“No hay peros jovencita” dijo poniendo sus manos en las caderas. Me dio una
tozuda mirada, la que tenía siempre que hablaba de ropa.
“Sí mamá” sonreí cuando ella se reía tontamente.

“Bien. ¡Creo que te quedará perfecto! Y ahora, adivina ¿qué? ¡Oficialmente


podemos atravesar la puerta del salón juntas! Y pensar que ibas a llevar unos
vaqueros” tembló “Agh”

Me reí y la abracé de nuevo “¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!”

“De nadas. He estado preocupada para nada. ¡Pensé que ibas a armar un
escándalo! Vi el vestido en la nueva tienda Glamorous, así que llamé a Carmelita
para ver si habría alguna forma de que me ayudara a conseguir vestido, y
afortunadamente, lo cogió en el último minuto” explicó cuando yo le contestaba
con un suave ‘ahhh’

“Bueno, iba a montar un numerito, pero no pude resistirme a la belleza del


vestido” bromeé cuando ella se reía tontamente. Me mostró un par de zapatos,
que eran unas sandalias con tacones altos doradas, que cogió para que
conjuntaran con el vestido, y por supuesto, eran preciosos también. Empezó a
decirme qué debería hacerme en el pelo, pero entonces llegó a la conclusión que
ella tendría que hacerlo por mí.

Ya estaba con mi vestido, y me quedaba perfecto. Rosalie vino sobre las cuatro y
media ya que el baile era a las seis. Parecía una modelo del Runway, llevando un
vestido dorado, sin nada negro, que mostraba sus largas y geniales piernas. Mi
autoestima decayó inmediatamente al estar en la misma habitación que ella. Ya
podría imaginarme a los chicos del instituto mirarla con ojos como platos.
Emmett va a tener una gran tarea intentando dispersarlos.

“¡Hola chicas!” nos saludó sonrientemente, posando para burlarse de nosotras.


Silbé y Rose se rió.

“¡Rosalie! ¡Te ves impresionante, chica!” gritó Alice y la abrazó.

“¡Eh cuidado! ¡No me arrugues el vestido!” chilló, su cara estaba llena de terror;
me reí al pensar que Alice había dicho exactamente lo mismo antes.

“Parece que Emmett va a tener un gran papel esta noche” me burlé cuando ella
se rió y rodó sus ojos.

“Qué bien que hayas venido. Me voy a cambiar, ayuda a Bella con el pelo” la
instruyó y corrió hacia su closet. Rosalie me puso enfrente de un espejo y me
sentó para poder estudiarme.

“Mmm..ja…mm…Ajá!” se dio unos golpecitos en la sien y sonrió “¡Espera aquí


Bella!” Cómo si tuviera otra alternativa. Volvió con rulos y cepillos profesionales,
y eso me asustó un poquito.
“¡Cierra los ojos! No me gusta que la gente vea su reflejo mientras trabajo”
ordenó. Suspiré e hice lo que me dijo. Alice volvió unos minutos después,
cogiendo mis pendientes, supongo, ya que sentí algo frío en mis orejas. Unos
minutos después, terminaron.

“Vale… ya puedes abrir tus ojos” Anunció Rosalie orgullosa cuando los abría
lentamente. Me miré a mí misma en el espejo, y ahogué un grito. Me dieron los
pendientes y collar a juego y mi cabello estaba caído con ligeros rizos;
maravillosamente brillante y suave.

“Guau” dije en tres sílabas, mi boca estaba abierta.

“Admítelo, estas preciosa” se rió Rosalie cuando yo ponía los ojos en blanco.
¿Quién está siendo tonta ahora?

Las tres nos quedamos de pie delante del espejo observándonos. Vale, lo
admito… quizás lucía bien, con la ayuda de Rosalie y Alice por supuesto. Alice
estaba bonita en su diminuto y rosa vestido. Su pelo negro azabache estaba
radiante; estaba perfecta ahí de pie con sus tacones rosas. Suspiramos con
apreciación al unísono, y tan pronto como nos fijamos en ello, nos reímos.

Eran las seis menos cuarto, y nos encontraríamos con los chicos a las 6:20 ya que
a Alice y Rosalie les gustaba estar tarde, ‘a la moda’. Pensé que era un poco
tonto, pero ¿Quién era yo para juzgar eso?

“Gracias chicas, por hacer esto” chillé y las abracé fuertemente antes de
abandonar la habitación “¡Ups!” rápidamente recordé lo de arrugar los vestidos y
deshice el abrazo, totalmente horrorizada. Ambas rieron.

“Parece que estamos dejando algo Rose-Alice sobre ti Bella, estamos orgullosas”
Rose hizo como si se limpiara las lágrimas cuando yo me reí por lo bajo.

“Todo lo que sabemos es que cierto hermano mío estará babeando a tu alrededor
esta noche” juro que escuché a Alice decir para sí. Quizás estaba equivocada.

El salón era enorme. Jasper y Emmett nos encontraron en la puerta, y tal y como
esperábamos, se quedaron sin respiración cuando nos vieron. Ellos lucían muy
bien, Jasper en una camisa abotonada blanca y Emmett en una azul. Sonó
música Hip-hop y rap, y ya había personas bailando. Los estudiantes miraban en
nuestra dirección cuando íbamos pasando; Emmett sonreía como un idiota y
empujó a Rose hasta la pista de baile, dejando a algunos chicos, envidiosos.
Entonces fue cuando me percaté de él.

No estaba bailando. Estaba echado casualmente contra una mesa, hablando con
algunos amigos. Vi a muchas chicas mirándolo desde unos metros más allá, pero
¿Quizás muy tímidas para pedirle bailar? ¿O ya habían sido rechazadas? Sus ojos
se toparon con los míos y me sonrió torcidamente. Inhaló lentamente,
gesticulando un ‘hola’ que le respondí con una sonrisa. ¿Quitaba Edward Cullen la
respiración? No pude evitar reírme.

Llevaba una camisa negra abotonada, con las mangas remangadas por los
hombros, con unos vaqueros negros. Tenía los tres primeros botones de su
camisa abiertos, exponiendo gran parte de su pecho. Su pelo estaba
desordenado y desaliñado… de la forma en que me gustaba ¿De dónde demonios
ha venido? Y con su maravillosa sonrisa torcida que quitaba la respiración, todo
lo que pude pensar fue… Whoa. Estaba… buenísimo. Tragué saliva y me recordé
a mí misma de respirar.

“¡Guau Bella! ¡Estás despampanante!” una voz vino desde atrás, y no era la que
yo quería escuchar. Mike me sonrió y puso su brazo alrededor de mi cintura,
incomodándome increíblemente. Los aparté rápidamente, y le di unas educadas
gracias. Esperanzadamente, cogería la indirecta. Parecía decepcionado, pero me
preguntó si quería bailar de todas formas. Antes de que pudiera responderle,
alguien vino en mi rescate.

“Lo siento, Newton. Bella prometió bailar conmigo” Edward dijo desde atrás, me
giré para verlo guiñar un ojo.

“¿Es eso verdad?” Mike se rascó la cabeza, sonando sorprendido. Asentí sin
palabras y Mike se alejó.

“Bastardo” escuché a Edward murmurar para sí, rechinando los dientes. Me reí y
le dije agradecida a mi salvador…

“Gracias Romeo…”

“No hay problema. Ese tipo debería haber cogido la indirecta ya” dijo, lleno de
disgusto cuando yo sonreí, concordando con él.

Bajó la mirada hacia mí, y me sentí absurdamente tímida.

“Guau” dijo, sin respiración otra vez “Estás preciosa esta noche, Bella…” me
sonrojé. Por alguna razón cuando Mike me hizo el cumplido, quería suicidarme y
meterme bajo tierra… y sólo morir. Pero cuando Edward lo hace, aunque sea sólo
un pequeño cumplido, hacía mi corazón palpitar.

“Gracias… tu tampoco estás mal” le sonreí y me devolvió una traviesa sonrisa.

“Ya me lo habían dicho” sonrió arrogantemente y le pegué en el brazo


juguetonamente. Rodó sus ojos y se rió; no pude evitar unirme a él. Vi a Alice y
Rosalie bailar con Jasper y Emmett en la pista de baile, completamente
disfrutando. Los ojos de Alice brillaron con luz trémula cuando me vio de pie al
lado de Edward; le dijo algo a Jasper, haciéndolo girar hacia nosotros y
sonreírnos. Después de un extraño contacto visual con ellos, mi mirada volvió a
Edward, el que me estaba quemando con la mirada.
“Uh… ¿Bella? ¿Te gustaría bailar?” la voz aterciopelada de Edward sonó como
miel derretida, miré a sus ojos y me encontré sin palabras.

“uhh… sí, claro” completamente sin aliento. Me ofreció su brazo y me llevó hasta
la pista de baile. Una nueva canción sonó, algo que solía bailar con Alice.

Damas y caballeros

La chica más guapa en el mundo entero

Os trae

Frankie J

Y Mannie F-f-f-fresh

Un montón de chicas se nos quedaron embobadas conforme íbamos pasando por


su lado, probablemente pensando qué demonios hacía Edward conmigo; no las
culpaba, estaba sorprendida de que me hubiera pedido bailar también. Quiero
decir, él podría haber bailado con cualquiera de esta habitación, pero él me lo
preguntó a mí de entre toda la gente..

Todo el mundo sabe que cuando entro al club

Las chicas me ven y me quieren demostrar su amor

Con las cadenas puestas y las gafas de sol

Llevando zapatos diseñados, que vendí un millón

Sonreí cuando alcanzamos finalmente la pista de baile. Empezó a moverse a


ritmo de la música y yo lo imité. Me sonrió, y era tan irresistible que era imposible
no devolvérsela. Entonces naturalmente mis caderas empezaron a balancearse
con la música, y sus manos se posaron suavemente en mi cintura. Tan pronto
como eso ocurriera, sentí una corriente eléctrica a través de nosotros. Era
estática, y me estaba acercando más a él. Sentí mi corazón acelerarse por la
cercanía de su rostro.

He estado por todo el mundo

Y he visto muchas chicas

Pero ninguna puede compararse

Porque no puedo apartar mis ojos de esa chica


Recorrí mi pelo con la mano y las estiré dejándolas sueltas en el aire, rozando mis
caderas contra su cuerpo dulcemente. Él se rió, lo que era música para mis oídos
por supuesto, y sentí sus manos en mi cintura de nuevo. Nunca antes me había
sentido cómoda bailando con un chico, pero esta noche… me sentía… ¡Libre!
Como si no hubiera nada que no pudiera hacer. Sus ojos se toparon con los míos
le sonreí cálidamente y me devolvió otra sonrisa que me quitó la respiración.

Edward era un gran bailarín. Su cuerpo se movía perfectamente compenetrado


con la música, como si estuviera haciendo el videoclip para el cantante. Ambos
nos movíamos fluidamente con la música, y yo no tenía que hacer ningún
esfuerzo ya que él me guiaba. La canción terminó, y escuché un silbido desde
atrás. Ni siquiera me volví para saber que era Jamie. Los ojos de Edward se
encontraron con los míos y nos estuvimos mirando el uno al otro por no sé cuánto
tiempo. Empezó a sonar otra canción, una antigua que yo nunca la catalogaría en
mi lista de música.

Se aclaró la garganta y su rostro se volvió rojo “Umm… ¿Quieres… algo para


beber?” intenté no reírme, pero era divertido verlo tartamudear.

“Sí, claro” respondí rápidamente. Caminamos hacia la mesa donde él estaba


hace unos momentos y me pasó un vaso y se apoyó casualmente a mi lado,
sonriendo.

“Gracias…”

Me lo bebí todo de un buche, y lo escuché reír a mi lado.

“¿Sedienta?” sonrió mientras me miraba.

“Tan sedienta como tú” le dije ácidamente, mirando su vaso vacío. Pareció
impresionado con mi respuesta; tenía esa mona y tonta sonrisa en su rostro. Me
miró, una vez más me estaba empezando a sentir tímida. Esperaba que él no lo
notara, todos sabríamos lo que eso significaba. Otra gloriosa razón para hacerlo
más chulo.

Entonces vi a Lauren Mallory dándonos una malvada sonrisa. Caminó hacia


nosotros, sacudiendo sus caderas locamente, lo que en su diccionario significaría
seductoramente. Llevaba un vestido muy, muy corto que pasaría por una
camiseta. Su pelo rubio estaba recogido desordenadamente en un moño con
ganchillos sobresaliendo de él. Llevaba muchísimo maquillaje, incluso estaba
cubierta con una capa de purpurina “¡Edward!” lo saludó y le dio un beso en la
mejilla “¡Has venido!” dijo como si él fuera suyo, como si ella fuera la huésped.

“Por supuesto” sonó realmente muy incómodo y lo vi estremecerse un poco. Se


giró hacia mí.

“Y Bella, ¿Disfrutando?”
“Sí, gracias” si ella iba a ser educada, yo también.

“¡Hey, tengo una gran idea!” gritó y le guiñó a Edward cuando la canción terminó.
Dio palmadas para captar la atención de todos.

“¡Vale chicos! ¿Por qué no jugamos a verdad o atrevimiento?” anunció, y los


murmullos comenzaron por toda la habitación. Casi todos los estudiantes
empezaron a hacer un círculo a nuestro alrededor, y por supuesto, Kelsey y
Jessica estaban a cada lado de Lauren. Era difícil perder a Emmett y Jasper, que
estaban al final con toda la multitud, que nos miraban curiosos. Tragué saliva.
¿Qué tenía esta zorra en mente?

“Kels, ¿Por qué no empiezas primero?” Lauren sonrió a su amiga, la cual le


devolvió otra sonrisa.

“Hmm… Marissa ¿Verdad o atrevimiento?”

“Atrevimiento” gruñó, como si ella se estuviera perdiendo lo obvio.

“Vale… te reto a… ¡ofrecerle al señor Gunner un baile pegado!” dijo


emocionadamente cuando la chica se encogió de hombros y caminó hacia el
profesor, con perfecta facilidad. No pudimos escuchar la conversación debido a la
música. Vimos como los ojos del profesor la miraban, sorprendido, y algunos
chicos estaban gritando de alegría. Sabía que siempre había odiado este juego.
Era estúpido. Marissa volvió con una gran sonrisa en su rostro,

“Misión cumplida. Me dijo que fuera a buscar ayuda” se rió cuando otras
estudiantes se rieron con ella. No pensaba que fuera divertido en lo más
mínismo. Absolutamente no encontraba nada de humor en la situación.

“Siguiente. ¡Lauren! Te reto… te reto a… ¡Quitarte el vestido!” Oh, qué grosero.


¿Hablaba en serio? Lauren sonrió y se quitó el vestido obedientemente, pero
gracias a Dios no estaba desnuda. Llevaba una camiseta y unos shorts debajo.

“Siempre vengo preparada” dijo orgullosamente cuando unos pocos chicos


gimotearon. Edward puso sus ojos en blanco y susurró algo que no llegué a
escuchar.

“Mi turno” sonrió cuando su rostro estaba centrado en mi cara, como una
serpiente acechando a su presa “Bella… te reto a besar a Edward” el DJ bajó el
volumen de la música, así que nuestra conversación era lo bastante alta como
para que se enterara toda la habitación.

Me helé. Y mis labios se abrieron para dejar salir un ligero grito ahogado. ¿Ha
dicho…? Vi a Edward tensarse, con los ojos abiertos como platos pero su rostro
era difícil de leer. La miré como si ella estuviera loca y recibí una burlona y
malvada sonrisa en respuesta. Me forcé a mí misma a respirar hondo y de
repente me volví temblorosa. Tenía un problema. Ella dio una dura y seca risa,
“Siempre supe que lo tuyo eran todo habladurías, pero eso es lo que tú eres, una
gallina. Una cobarde.” Me escupió, seguido de un gruñido. Jessica y Kelsey se
rieron como si fuera un chiste, y la sala entera estaba en silencio. Sentí la furia
crecer por mi cuerpo ¿Era su propósito en la vida, torturarme? ¡Nunca antes me
había sentido tan enfadada! Quería pegarle ¡ y encerrarla en un cuarto y nunca
más dejarla salir!

“Gallina” me dijo y me dedicó una mueca desdeñosa. No podía soportarlo más.

Agarré a Edward por el cuello y lo besé con fuerza.

Mis labios se movieron confusos y agitados contra los de él, y un extraño


sentimiento me cautivó. Me sentía como si… como si no quisiera romper el beso
a pesar de todas las miradas que tenía a la espalda. Escuché jadeos y murmullos
de toda la habitación. Rompí el beso y escuché a Edward respirar irregularmente,
su rostro estaba lleno de sorpresa. No podía mirarlo a los ojos, estaba demasiado
avergonzada como para hacerlo. Mi cuerpo estaba temblando y la sangre hervía
bajo mi piel. ¿Qué había hecho? Sólo por probar que Lauren estaba equivocada,
¡he besado a Edward Cullen en frente de todo el maldito colegio! Las lágrimas se
acumularon en mis ojos y me nublaron la visión.

La mano de Lauren se puso en su boca, como si estuviera impresionada, y


rápidamente recuperó la compostura y su rostro se llenó de furia.

“¿Sabes lo que todo el mundo ha soñado desde que empezaste aquí? ¡Tú yéndote
y desapareciendo! Me dijiste que no te gustaba Edward para nada, ¿pero sabes
qué? ¡Eres una mentirosa! Era muy obvio por la mirada de tus ojos que a ti te
gustaba más que como a un amigo, ¡tu puta zorra! ¿Creías que no me iba a dar
cuenta? Mierda, ¡tú has estado por él desde que llegaste aquí! Déjame aclararte
algo, no te queremos aquí, odiamos todo sobre ti. Así que sabes qué, sólo
empaqueta y vete a Nueva York, porque no soportamos a Bella Swan en East
Coast Academy ¡Te odiamos!” me soltó, con sus ojos llenos de furia y odio
cuando me encontré lágrimas saliendo y corriendo por mis mejillas. Sin pensar,
salí de la habitación para escapar de la realidad.

No sabía adónde podría ir, así que fui al único lugar que pude pensar- la cancha
de baloncesto. Estaba vacío, gracias a Dios, así que me senté en un banco del
parque y me cubrí el rostro con las manos y dejé que un suave sollozo saliera.

Sabía que lo que había dicho Lauren no era el motivo principal de mi histeria.
Sabía que estaba histérica porque finalmente admití mis propios sentimientos,
los sentimientos que he estado intentando alejar desde que lo conocí a él…

Me gustaba Edward Cullen.

Mi corazón latió con fuerza cuando lo dije en mi mente. Me gustaba, mucho, no


como amigo, pero desde el principio he estado intentando apartarlo. Una parte
de mí se negaba a la atracción que Edward me producía cuando recordaba la
calidez y suavidad de sus labios…

“Lauren fue una zorra” una voz suave dijo desde atrás. Rápidamente me limpié
todas las lágrimas, intentando esconder el hecho de que estaba llorando. Gracias
a Dios que Rosalie puso maquillaje resistente al agua… Pero con mis hinchado y
rojos ojos y constante hipo, era inútil. Tendría que estar completamente ciego
para no darse cuenta.

“Ya he tenido suficiente con Lauren esta noche, Edward, no sé si puedo soportar
algo más de ti” croé, y me encontré llorosa otra vez. No sabía por qué estaba
siendo tan fría con él. Quizás estaba esperando que se riera de mí, o que me
dijera lo estúpida que era al haberlo besado enfrente de toda esa gente. Pero
Edward nunca haría eso, lo sabía.

“Siento que pienses eso de mí” lo escuché caminar hacia mí lentamente, pero no
pude levantar la cabeza para enfrentarlo. Entonces, para mi total sorpresa se
agachó enfrente de mí y me levantó el mentón con un dedo.

“Bella” respiró, mirándome a los ojos con los suyos verdes “Estoy cansado de
esconder cómo me siento. Te lo voy a decir porque ya no puedo retenerlo más…”
deliberó cuando me encontré congelada otra vez.

“Me gustas mucho Bella. Desde que empezaste aquí, sabía que había algo
diferente en ti que tenía mi constante atención. No sólo tu belleza, sino algo más.
Está bien si tú no sientes lo mismo, sólo quería sacar a la luz eso que tenía
guardado dentro de mí. Me gustas, Bella, de verdad me gustas.” Dijo sin ningún
ápice de humor en su voz cuando lo miré con la boca abierta.

Me quedé agitada, y pensé que sería más fácil para mí si apartaba la vista de sus
ojos ya que éstos siempre me hacían perder el hilo de pensamientos. Me sostuve
en mis brazos para no caerme. Podía sentir su mirada en mi espalda, lo que me
puso más nerviosa. Cerré mis ojos.

“Me gustas Edward” dije, mi voz temblorosa cuando sentí una lágrima caer por
mi mejilla cuando alzaba la vista hacia la luna.

“Una parte de mí siempre supo que desde el principio me gustabas, pero me los
estaba negando a mí misma. No quería ser como esas otras chicas, Edward. Me
dije a mí misma que no me gustaras, pero era imposible no hacerlo… quiero
decir, tenemos el mismo gusto en música, libros…” dejé caer muy lentamente
mientras lo miraba, y me lo encontré mirándome estupefacto y boquiabierto.
Nuestros ojos se encontraron, y lo vi avanzando hacia mí, sonriendo ligeramente.
Se paró cuando quedaban unos centímetros. Su frente tocó la mía dulcemente.

“¿De verdad?” el frío que desplegaba de su respiración tocaba mi piel. Asentí con
la cabeza sin decir palabra, admirando la perfecta estructura de sus rasgos.
Suspiró en éxtasis, y nuestros ojos se miraban otra vez. Mi corazón estaba
debocado todo el tiempo, por la cercanía de nuestros rostros.

“¿Y ahora qué?” pregunté inocentemente, doblando mis labios. Cogió mis manos
y se las llevó a los labios para besarlas.

“Sé que no confías en mí completamente todavía, después de mi historial con las


chicas… pero te lo demostraré, y esperaré hasta que me aceptes plenamente”
susurró sinceramente cuando sonreía.

“Vale, eso me gustaría mucho”

“Y tú no eres una de esas chicas, Bella, nunca lo serás. Siempre serás algo más;
siempre significarás para mí más que cualquiera de las otras” su voz sólo era un
susurro.

Sonrió e inclinó la cabeza un poquito. No me pude mover, y no quería moverme.


Sostuvo mi cabeza con sus manos, y sus labios se posaron sobre los mío
dulcemente, como si tuviera miedo de que estuviera yendo demasiado lejos.
Entonces, le devolví el beso para mostrarle que no. El beso era divino, y si eso
fuera un sueño, deseaba que al menos recordara la última parte. Cerré mis ojos
para prolongar el momento. Era perfecto, y todos los pensamientos de Lauren y
toda esa mierda desaparecieron.

Tuvimos que separarnos para respirar. Lo vi sonriendo felizmente; besé su


mejilla y descansé mi cabeza en su pecho, rodeando su cuerpo con mis brazos y
él me acariciaba el pelo suavemente.

“Siento hacer esperado tanto para decírtelo” susurró, y pude escuchar la


sinceridad detrás de sus palabras “Tenía miedo del… rechazo, quiero decir, no
estoy acostumbrado a ello. No estoy acostumbrado a… ir detrás de alguien en vez
de que ellas vengan a mí.”

Tuve que reírme ante eso, lo que dijo era verdad. Estaba segura que toda chica
del instituto estaba pillada por él.

“y yo lamento no haberme dado cuenta antes” le devolví. Lo escuché reír


suavemente, y mi felicidad creció haciéndome sonreír.

“Esto… ¿Volvemos al baile?” preguntó. Alcé mi cabeza para mirarlo, con los ojos
llenos de felicidad y cuidado.

“Claro” le di una sonrisa. Besó mi pelo dulcemente, teniendo un brazo alrededor


de mi cintura y empezamos a andar hacia el salón. Este baile no ha estado tan
mal después de todo. Suspiré contenta bajo sus brazos.
Capítulo veintitrés: La razón eres tú

Caminamos felizmente de vuelta al salón juntos, agarrados de la mano,


sonriendo. Alice y Rosalie jadearon cuando nos vieron entrar, abrazándose;
Emmett y jasper sólo nos sonrieron, dándose codazos el uno al otro.

Edward me guió una vez más hacia la pista de baile, y estaban reproduciendo ‘If
I open up my heart to you’ (N/A: Si te abro mi corazón) de Amanda Pérez,
una de mis más favoritas. Apoyó su frente contra la mía, y puso sus brazos
alrededor de mi cintura a la misma vez que yo rodeaba con los míos su cuello.
Sabía cómo debíamos parecer, como una pareja de esas que salen en las
películas románticas, bailando lento.

Sus ojos miraban los míos en todo el baile entero, como si yo no fuera lo tímida
suficiente para empezar. Mi corazón estaba latiendo incontrolablemente todo el
tiempo, era ridículo y avergonzante al mismo tiempo. Entonces algo me vino; He
besado a Edward Cullen… Él me besó… y ahora estoy bailando con él, con los
brazos a su alrededor ¿Podría ser esta noche mucho mejor? Suspiré de
satisfacción.

“¿Cómo te sientes?” preguntó, su voz era solamente un murmullo aunque lleno


de preocupación, malinterpretando el suspiro que de felicidad como angustioso.

“Jubilosa, feliz, perfecta… elige el que quieras” le sonreí cuando me besó en la


frente y se rió,

“Me alegro. Ya sabes, esta es la mejor noche de mi vida a pesar de toda esa
mierda que ha pasado con Lauren hace un momento” sonrió. Le sonreí y
descansé mi cabeza en su pecho, respirando el aroma de su cuerpo con el que
siempre he soñado.

“Es tan difícil de creer que alguien tan guapa como tú sea real… que esté aquí
conmigo” susurró en mi oído, tomándome por sorpresa.

“Yo creo que es al revés” le devolví el susurro y eché para atrás la cabza para
mirar a sus increíbles atractivos ojos. Estaban resplandeciendo trémulamente
bajo la luz; era difícil de creer que alguien tan hermoso como él fuera real. Se
inclinó para besarme en los labios otra vez. Cerré los ojos y me permití olvidar
todo a mi alrededor que no concerniera a Edward, era fácil. Nunca pensaba en
nada más cuando estoy con él. Sus labios se movían delicadamente contra los
míos, estaba en mi propio cielo personal.

Abrí los ojos cuando la canción terminó, y vi a mis amigos, los cuatro,
levantándome el pulgar hacia arriba. Edward y yo nos reímos, y Emmett susurró
algo a Rosalie, que hizo que se ganara una colleja. Iba a tener una charla con mi
queridísimo, hermano mayor como mejor amigo más tarde.
“Umm… ¿Me perdonas un momento Bella?” preguntó Edward, su tono era tan
educado como siempre.

“Claro” le sonreí y lo vi deslizarse entre otras parejas. Desapareció entre la


multitud, y entonces mis amigos se acercaron a mí, Alice y Rosalie me abrazaron
fuertemente.

“¡Bella! ¡No tienes idea de lo enfadadas que estábamos!” exclamó Alice,


preocupada.

“Estaba a nada de saltar encima de Lauren delante de toda esa gente, y confía en
mí, no hubiese sido bonito” Emmett rodó sus ojos cuando Jasper intervino.

“Pensamos que te gustaría solucionar esto tú misma… así que retrocedimos.


Créeme, fue increíblemente difícil.” Sonrió cuando yo me reí entre dientes.

“¡Gracias chicos! Pero ya estoy bien” sonreí, mis pensamientos rondaban hacia
Edward.

“Íbamos a correr detrás de ti, pero cierto hermano de Emmett nos ganó” sonrió
Rosalie cuando yo me ruborizaba.

Entonces el DJ habló por el micrófono “¡Damas y caballeros! Tenemos una


petición especial de nuestro hombre, ¡Edward Cullen! ¡Así que, le dejo a él
terminar! ¡wooo!” hubo gran cantidad de gritos animadores delante de la tarima,
y escuché a Emmett y Jasper silbar.

Edward caminó hacia le micrófono, “Esta cancion va dedicada a la chica más


impresionante que he conocido nunca, Bella, esto es para ti” Edward me sonrió
torcidamente y yo me sonrojé cuando un par de ojos se centraron en mí entre
toda la gente. Oh Dios mío…

Entonces, la batería empezó a sonar suavemente de fondo y escuché la


aterciopelada voz de Edward cantar,

No soy una persona perfecta

Hay muchas cosas que ojalá no las hubiera hecho

Pero continúo aprendiendo

Que nunca quise hacerte toda esas cosas

Y te tengo que decir antes de irme

Que quiero que sepas


Entonces, toda la gente empezó a dar palmadas a ritmo de la música, algunos
alzaron los brazos de un lado a otro en el aire, con los ojos cerrados, disfrutando
de la música…

Que he encontrado una razón para mí

Para cambiar como solía ser

Una razón por la que volver a empezar de nuevo

Y la razón eres tú

Lamento haberte hecho daño

Es algo con lo que debo vivir todos los días

Y todo el dolor que te he hecho pasar

Deseo poder tirarlo lejos

Y ser el único que limpie tus lágrimas

Esto es por qué necesito que escuches,

Que he encontrado una razón para mí

Para cambiar como solía ser

Una razón por la que volver a empezar de nuevo

Y esa razón eres tú

No sabía qué decir. Estaba tan metida en la voz de Edward, que me encontré a mí
misma sin ser consciente de las demás personas de mi alrededor. La voz de
Edward era perfecta, si no lo hubieras visto en la tarima, pensarías que los
Hoobastank estaban dando un pequeño concierto en nuestra escuela. Incluso
aunque su voz fuera distinta a la del cantante principal, pero era tan bueno…
quizás mejor. Todo lo que sabía era que nunca más escucharía la versión original.
Sus ojos no se apartaron de los míos mientras él cantaba; tenía una suave
sonrisa en sus labios y sentí las lágrimas en mis mejillas. ¡Maldita sea Bella!
¿Tienes que llorar dos veces delante de todo el colegio esta noche?

He encontrado una razón para mí


Para cambiar como solía ser

Una razón por la que empezar de nuevo

Y esa razón eres tú

Entonces, para mi sorpresa, se bajó del pequeño escenario con el foco de luz
siguiéndolo. La gente le dejaba pasar conforme iba caminando, y oh Dios mío…
¡estaba caminando hacia mí! Me recordé a mí misma de respirar y no
hiperventilar.

He encontrado una razón por la que mostrar

Un lado de mi que no conoces

Una razón por la que hago todo

Entonces se paró entrente de mí y cogió mi mano con una de las suyas ya que la
otra estaba ocupada con el micro,

Y esa razón eres tú…

La canción terminó, y todo el mundo estaba aplaudiendo y chillando tan fuerte


¡que era una locura! Avancé hacia él y le rodeé el cuello con mis brazos, con las
lágrimas cayendo,

“Gracias, eso fue maravilloso…” mi voz se quebró, y mucha gente estaba


gritando ‘ohh’, incluyendo a Rosalie y Alice cuyas voces se transformaron en un
grito después. Tan pronto como estuve de vuelta al suelo, plantó sus brazos
alrededor de mi cintura y me dio un suave beso en la frente. Los estudiantes
animaban y animaban, ¡había incluso aplausos de los profesores! No me di
cuenta hasta mucho más tarde de que el foco de luz estaba puesto hacia
nosotros, lo que me causó sonrojarme aún más. Edward cogió nuestra mano
entrelazada e hizo una reverencia hacia la multitud, que volvió a aplaudir de
nuevo. Las chicas me miraban envidiosamente, aunque algunas no con tanto
odio como antes, y por el rabillo del ojo, vi a Lauren literalmente echando humo,
increíblemente celosa. Sonreí, esto era demasiado buen para ser cierto.

“¡Aplaudamos una vez más por esa magnífica actuación!” el DJ dijo cuando la
multitud gritaba y animaba aún más fuerte. Edward se lo agradeció, y sabía que
este era el mayor acontecimiento en este baile anual. Y pensar que yo soy parte
de él…

“¿Quieres bailar más? O…” preguntó, dejándome la decisión a mí enteramente.


Los otros estudiantes volvieron a la pista de baile y bailaron la canción de Sean
Kingston ‘Take you there’. Estaba aliviada de saber que era libre de toda
atención. Lauren nos estaba mirando desde lejos, sentada con sus manos
apoyadas en la mesa, enfurruñada y enfadada.
“Preferiría estar a solas contigo si no te importa” me puse de puntillas y le susurré
al oído, o que hizo que se riera musicalmente.

“Vayámonos fuera entonces” sonrió con su imfame sonrisa torcida que tanto
adoraba y me cogió de la mano; volamos afuera de la habitación.

La luna estaba brillando mucho afuera, era absolutamente hermoso. Estábamos


meciendo nuestras manos entrelazadas, y luego, se las acercaría y besaría. Yo
estaba segura de que estaba sonriendo todo el tiempo, y él también.

Decidimos ir a mi habitación ya que se estaba levantando demasiado viento para


mi vestido sin mangas. Edward agarró la puerta cuando llegamos como todo un
caballero e hizo una reverncia hacia mí educadamente con una gran sonrisa en su
hermoso rostro.

“Después de ti, milady” sonrió.

“Gracias” reí para mis adentros. ¡Era tan fácil estar con él! Siempre diría las cosas
correctas para hacerme reír, para animarme… Rápidamente me di cuenta de que
antes de que nos admitiéramos nuestros sentimientos el uno al otro, todas las
veces que lo veía, hacía que ese fuera mi día. Suspiré, ¿Cómo pude ser tan
tozuda y ciega?

Cuando alcanzamos la habitación, me puse un poquito nerviosa ya que me di


cuenta de que iba a estar sola. En mi habitación. Con Edward Cullen. No es que
no lo hubiera hecho antes, pero esta vez era diferente. Intenté mantenerme
serena, para meter bien la llave en la cerradura en vez de dejarlas caer.

“¿Te importa si me ducho muy rápido?” le pregunté después de encender las


luces.

“Por supuesto que no, tómate tu tiempo” me deslumbró con una sonrisa que me
dejó colapsada en el sofá. Fui a mi armario y me metí en el cuarto de baño con la
ropa.

Estuvo bien que el agua no tardara una enternidad en calentarse. Puse mi pelo en
un moño para prevenir de que se mojara ya que me lo había lavado esta mañana.
Me encontré a mí misma haciendo algo que nunca antes había hecho cuando
sentía el agua cálida sobre mi piel; estaba tarareando. Me duché rápidamente y
salté afuerda de las cortinas para ponerme la ropa. No quería malgastar nada de
mi tiempo con él en caso de que fuera un sueño. Me miré en el espejo y vi a un
extraña devolviéndome una mirada feliz. Entonces la imagen de Edward
sonriendo me vino a la mente, recordándome de que él aún estaba en la
habitación, esperándome.
Respiré profundamente y lentamente salí del cuarto de baño. Lo vi leyendo un
libro, gratamente concentrado. Su cabeza se levantó cuando se dio cuenta de
que había vuelto, me dedicó una torcida sonrisa.

“Muy guapa” sonrió y asintió apreciativamente. Rodé mis ojos; estaba llevando
un par de pantalones cortos azul marino que me compré el mes pasado en
Abercrombie con una camiseta pegada y blanca sin mangas. “No, quiero decir,
que se ve muy bien en ti” dijo sonrientemente y me invitó a que me sentara a su
lado en el sofá extendiendo sus brazos.

“Gracias”

Suspiré felizmente y coloqué mi mejilla contra su bien-elaborado pecho. Mantuve


los ojos cerrados y pude sentir su corazón latir y su respiración en mi cuello. Nada
podía ser mejor. Entonces lo escuché apagar las luces. Se tumbó y me besó en el
pelo.

“Mucho mejor” me susurró al oído y mis ojos se abrieron de repente. Sólo había
una leve luz viniendo de la luna ya que las cortinas estaban cerradas. A pesar de
la oscuridad, aún podía ver al chico perfecto que estaba a mi lado, sonriendo.

“Cierto” llevé mi cara hacia su lóbulo cuando le devolví el susurro. Dos pueden
jugar a este juego… lo escuché repsirar irregularmente; estaba genial saber que
él estaba también, afctado por mi presencia. Me baj´hasta su pecho y volví a
recostarme contra él, orgullosa de mí misma.

“¿Qué libro estabas leyendo?” le pregunté curiosamente mientras él se reía entre


dientes.

“Algo que dejaste en la mesa ‘Orgullo y prejuicio’. Aunque nunca entendí por qué
a las chicas les gusta tanto. Me acuerdo cuando vi la película, y no era tan buena,
para ser honestos” dijo sinceramenre. “Sin ninguna ofensa. En serio”
rápidamente añadió y me reí.

“Nada. Y tienes razón, la película no tiene ni punto de comparación con el libro”


sonreí “Ya sabes…” rápidamente cerré la boca, arrepintiéndome de lo que iba a
decir.

“¿Qué?”

“No importa, olvida que lo he dicho” le dije.

“Bella… ¿por favor?” respiró y se acercó tanto que nuestras narices casi se
tocaban.

No es justo. Él es imposible de resistir, ¿O es que era solamente yo? Continuó


rozando su nariz contra la mía, así que desistí.
“Bien. Iba a decir… que me recuerdas un montón al protagonista, El señor Darcy”
dije mis paabras silenciosamente. Gruñí, ¿Compararlo con un personaje ficticio?
¿Puedes ser más absurda?

Se rió “Sí, ¿No era el rico, orgulloso y guapo? Porque estoy sorprendido, gracias”
bromeó y yo me reí tontamente. Vi sus dientes brillar en la oscuridad, sabía que
estaba sonriendo.

“Sí. Creo que en algunos puntos vosotros dos sois parecidos. Bueno, ya sabemos
que los dos sois muy guapos y detestablemente arrogantes” le di un codazo
juguetonamente y él se rió “Pero creo que la gran similitud es que reamente sois
dulces una vez que se os conoce de verdad. Ya sabes.”

No dijo nada, y pensé que mis palabras lo habían molestado. Alcé la mirada
preocupadamente y vi que tenía sus ojos cerrados.

“No fui siempre así, ¿sabes?” su ronco susurro rompió el silencio; rocé su rostro
suavemente con mis dedos “No fui siempre un idiota…” pude sentirme
sosteniendo la respiración. Lo que sea que estuviera a punto de decir debe haber
sido muy difícil para él. Respiró hondo,

“Mis padres murieron cuando tenía siente años. Recuerdo el día muy claramente.
Mi padre, Edward Cullen, era un abogado. Estaba siempre muy ocupado así que
apenas me dedicaba tiempo a mí. En el 19 de junio, mi padre tenía que atender
una reunión en Washington D.C. con mi madre, que lo estaba acompañando.
Me enfadé con ellos porque se iban a perder mi fiesta de cumpleaños, que
supuestamente se iba a dar al día siguiente. Aunque se habían disculpado
muchísimas veces, yo fui un esúpido. Yo no quería sólo a mis amigos y sirvientes
en mi fiesta, yo los quería a ellos. Antes de que abandonaran la casa, me encerré
en mi cuarto y me negué a abrir la puerta. Les grité, diciéndole que los odiaba a
ambos” susurró, sus ojos estaban aún cerrados. Yo estaba sin habla.

“Unas pocas horas después de que se fueran, Gregory, mayordomo que había
estado cuidando de mí desde que era un niño, pegó en mi puerta y me dijo que
tenía malas noticias. El avión en el que iban mis padres se estrelló antes de
aterrizar, y ningún pasajero sobrevivió…” su voz se quebró y pude sentir su dolor.

“Edward…” susurré. Escondió su rostro en mi pelo; quería muchísimo levantar la


cabeza y decirle algo que le hicera sentir mucho mejor.

“Me mudé con el hermano menor de mi padre, Carlisle, y su esposa, Esme. Me


trataron como si fuera otro hijo más, y mis nuevos hermanos estaban siempre
bien conmigo. Pero aún así, no quería compartir esa compañía de ellos. Nunca le
he hablado a nadie de la muerte de mis padres. No lloré una vez. No quería que
nadie se apenara por mí y me dieran miradas de disculpa, no podía soportarlo.
Luego, en nuestro primer año, freshmen, vinimos aquí.” Suspiró.
“Las chicas estaban inmediatamente detrás de mí, pidiéndome salir… flirteando.
Pero yo no estaba realmente interesado en ninguna de ellas… No podría hablar
con ellas como estoy hablando contigo” dijo suavemente.

“Así que las usé como parte de mi disfraz; no quería que nadie me viera
deprimido, el yo real, quería que esa parte se quedara borrada. Así que empecé
a salir con ellas, me convertí… ¿Cómo me llamabas antes? Un playboy…” Se
medio rió y me acarició la mano.

“Pero ninguna de ellas se convirtió en algo más que un juego, un entretenimiento


para mantener mi cabeza fuera del oscuro pasado, o en este caso, mis líos
convenientes. Sabía que eso no me daba una excusa y sabía lo mal que sonaba,
pero no estaba pensando. Fui egoísta, Bella. No creía en el amor, no creía que eso
me pasara a mí. Sabía que estaba mal tratar a las chicas así, pero no me importó
ya que pensé que a ellas no les importaba. Y me funcionó; nadie de aquí sintió
lástima de mí, los chicos me envidiaban, y las chicas querían salir conmigo. Cogí
alivio en ello; pensé que era lo que yo quería, lo que necesitaba. Pero
sinceramente, eso no significa nada para mí ahora. Toda la mierda de la
popularidad, realmente no me importa” murmuró, tocándose el pelo.

“Y entonces te conocí” sonrió y elevó mi cara con su dedo índice para


encontrarme con la de él “Tengo que admitirlo, cuando te vi la primera vez esa
noche que estabas cenando con mis hermanos, todo lo que pensé fue ‘vaya chica
más bonita’ y nada más. Era una atracción física, ya que no había tenido la
oportunidad de hablar contigo. El segundo día, cuando me lancé hacia ti en el
pasillo, al instante supe que eras diferente al resto de las demás con sólo una
pequeña conversación. Así que llamé a Alice para averiguar más de ti” se pausó.

“Creéme, ella estaba prácticamente torutándome. ¿Te gusta ella, Edward? Ella
no es como tus fans, no la vayas a liar con ella” imitó el mismo tono chillón, era
gracioso y me hizo romper en risas.

“Y entonces cuando los días pasaron, mis sentimientos por ti se hicieron más
fuertes. Tú continuabas impresionándome con tu habilidad de jugar al
baloncesto, tu ingenio volvió hacia mí… Cuando me chiaste aquella noche, volví a
mi habitación y pensé en todo. Me molestó, sabiendo que tu estabas enfadada
conmigo, y extrañamente, quería hacer las paces contigo. Ahí fue la primera vez
que me di cuenta de cuánto me gustabas. Y entonces no podía apartar los ojos de
ti. Tenías mi constante atención, y cuando no te veía, me encontraba
preguntándome qué estarías haciendo en ese momento” suspiró “ Vaya primra
impresión que te di, ¿eh?” besó mi pelo y yo sonreí.

“También es igual que yo” dije suavemente “me sentía tan rara, estando
enfadada contigo. Al siguiente día cuando te vi, me molesté al saber que no
íbamos a hablar…” sonreí tímidamente “Lo admitiré, esa noche no me diste tu
mejor impresión. Pero la segunda y la tercera” me incliné y toqué su mandíbula
con mis labios “No fueron tan malas” susurré y lo escuché reír.
“Gracias. Por compartir todo eso. Sé que debe haber sido difícil… y significa
mucho para mí saber que melo has contado de entre toda la gente… ni siquiera a
tus hermanos, ni familia, sino a mí. Una chica que has conocido hace dos
semanas…” agarré su mano fuertemente; una humedad se estaban empezando
a formar en mis ojos.

“De nadas. Me siento mejor ahora, al hablar con alguien sobre esto.” Dijo aún
sonriendo “Incluso aunque sólo te conozca de hace dos semanas, parece como
que te conozco de toda la vida, me siento seguro de abrirme a ti, de decírtelo
todo, Bella” susurró. Nos quedamos el uno en los brazos del otro mirando por la
ventana. Me sentía bien en sus brazos. Me hacía sentir protegida, contenta.

“Me alegro de haber venido al baile. O me llevaría mucho más tiempo admitir mi
sentimientos por ti” susurré. Luego llevé mi mano hacia su rostro para tocar su
nariz. Mi mano estaba agitada y mis ojos cerrados, como si apreciara el
momento.

“Te habría dicho cómo me sentía antes, pero tenía miedo de que no estuvieras
interesada… De verdad que siento mucho lo que ha pasado esta noche con
Lauren. Te lo debería haber dicho antes, y tú no hubieras tenido que pasar por
todo eso” despotricó de forma arrepentida. Puse un dedo sobre sus labios para
pararlo,

“No es tu culpa. Y no importa, esto,” cogí nuestras manos “Esto importa” le


sonreí, y él alegremente me la devolvió. Su otra mano estaba haciendo circulitos
en m espalda, se sentía divino. Podría estar así para siempre, en sus brazos…
sosteniendo su mano…

“Debería irme, es tarde” susurró. Miré al reloj, eran las una y media de la
madrugada. Habían pasado horas, las que parecían minutos. Me sentí
ligeramente decepcionada por el hecho de que se tenía que ir, pero entonces me
recordé a mí misma que mañana lo volvería a ver.

“Vale” besé su mejilla y me bajé de su regazo. Me guió hasta la cama y me metió


dentro, dándome un casto beso en los labios.

“Buenas noches, Bella” dijo suavemente en mi oído.

“Buenas noches Edward” le devolví y sonreí. Besó mi frente y cerró la puerta


silenciosamente detrás de él. No cabía duda de que esta noche soñaría con él,
suspiré y me escondí entre las sábanas, deseándo dormirme.

Y la razón eres tú…

Capítulo veinticuatro: Los jugadores All Star


“¡Buenos día niña amorosa!” una animada voz me despertó de un sueño
profundo. Me froté los ojos y vi dos figuras borrosas sentadas en la cama,
sonriendo.

“hey chicas… ¿Qué hacéis despiertas tan temprano?” murmuré, un poco molesta,
bostezando. Mis ojos se estaban cerrando de nuevo… era difícil hablar para mí.

“¡Tienes que contarnos todo de anoche!” chilló Alice, y la sentí botando en mi


cama.

“Es demasiado temprano” gemí. Miré a mi despertador y vi que no era muy


temprano, eran las 8:48. Quizás me quedé hasta muy tarde anoche.

“¡Vamos, levanta, Bella!” ordenó Rosalie, aplaudiendo cerca de mi cara. Murmuré


algo inteligible; les di la espalda y escondí mi cara en la almohada, determinada
a dormir un poco más.

“Vamos, Bella, levántate…” Cantó Alice, impacientándose.

“Más tarde” gruñí somnolienta. Entonces sentí una cachetada en mi trasero.

“¡Au!” grité; estaba empezando a escocer ahora. Salté de la cama y lo froté


suavemente, esto dejará un moretón. Alice estaba ahí, riéndose y señalando a
Rose, la cual soltó un ‘ups’.

Rosalie me miró de forma arrepentida “Lo siento Bella, una chica tiene que hacer
lo que tiene que hacer” se rió tontamente “¿Fue un demasiado fuerte? Bueno,
míralo por el lado positivo, estás despierta”

“Sí, un poquito demasiado fuerte” dije sarcástica. Me dedicó una mirada


inocente, como de ‘No es mi culpa’ y se encogió de hombros.

“Vale, no me he levantado a las 8 de la mañana para nada. ¡Cuéntanos de


anoche!” dijo Rose ansiosamente, empujándome a la cama, y sacudiendo mis
hombros violentamente. Tío, ¡era fuerte! ¡Estaba empezando a marearme de
todo el meneo!

“¿Puedo tener un momentito para lavarme los dientes y la cara?”

Suspiraron y rodaron los ojos “Un minuto. Si tardas más que eso, entraré”
amenazó Alice.

Deambulé adormecida hasta el baño y eché agua a mi rostro al menos cinco


veces para cerciorarme de que estaba absolutamente despierta. Después de
cepillar mis dientes, volví para ver a Alice y Rosalie sentadas en mi cama con las
piernas cruzadas, sus ojos brillaban de la emoción.
“Vale, ¡suéltalo!” chilló Alice y agarró mi mano fuertemente.

Suspiré y empecé por la parte donde Edward me siguió hasta el campo de


baloncesto. Chillaron y gritaron en sus sitios, como si estuvieran escuchando la
historia más emocionante del mundo. Me preguntaron adónde fuimos después de
que cantara; les dije que vinimos aquí, a la habitación. No le dije de nuestra
intensa conversación; eso era privado. Algo que debería quedar entre Edward y
yo.

Rosalie suspiró “Eso fue muy dulce, ¿sabes? Lleva mucho tiempo para un tío
cantar delante de todo el colegio para probar cuánto le gustas. Deberías haber
visto a las otras chicas; todas estaban volviéndose a enamorar de él otra vez”

“Y tiene una magnífica voz” añadí sonrientemente. Ellas concordaron y me


bombardearon con más preguntas.

“¿Y de qué hablasteis?” preguntó Alice curiosa.

“De muchas cosas” dije tímidamente “Como libros… amigos… familia” nunca me
había preocupado en sacar conversación cuando estaba con Edward. La
conversación salía natural. Y aquí vienen los gritos…

“¡Oh Dios mío! ¡Tú y Edward!” Alice dejó salir un gritito con voz de pito y me
abrazó. Para mi sorpresa, me gustó. Cuando dijeron, ‘tú y Edward’, mi corazón se
desbocaba con el mero sonido.

“No es nada oficial, no te emociones demasiado” le dije, completamente


avergonzada. Ella gruñó,

“Al menos vosotros dos al fin admitisteis cómo os sentíais el uno con el otro. Es
decir, era muy aparente” rodó sus ojos y sonrió traviesamente.

“¿Era realmente tan obvio?” dije, ruborizándome furiosamente.

“Oh sí… con todo eso del flirteo sin timideces, ¿cómo no podría serlo?” Rosalie
dejó salir una risa seca y me codeó.

“¡No flirteé con él!” protesté sinceramente.

Rosalie rodó sus ojos “Podrías no haberte dado cuenta de ello, pero era flirteo
total desde el punto de vista de una 3º persona.” Asintió y Alice se le unió.

Antes de que lo supiera, me estaba cogiendo de las manos, saltando arriba y


abajo en mi cama grande.

“¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío!” estaba tan afectada por su entusiasmo que hasta
yo estaba gritando. Ah, ¿Cómo hice para conseguir a las mejores amigas que
pude tener y a un chico que parecía el mismísimo Adonis? Nos colapsamos en mi
cama, cada una de nosotras respirando por todos los saltos. Yo estaba en el
medio, con Rosalie a la derecha y Alice al otro lado.

“¿Besa bien?” Preguntó Rose como quien no quiere la cosa, escondiendo su cara
en sus manos. Alice y yo la miramos extrañadas; puso sus manos en alto y dijo
culpablemente “¿Qué? Sólo me preguntaba…”

Me reí “Sí, besa bien. Es decir, tiene mucha práctica, si sabéis lo que quiero decir”
les guiñé y Rose se rió,

“Supongo que eso va de familia. Emmett también besa muy bien… siempre sabe
dónde tocar…y…” dijo soñadoramente, pero fue interrumpida por Alice.

“¡Ehh! ¡Suficiente charla sobre la experiencia de mis hermanos al besar!” se


escalofrió Alice.

“Sí, como si tú no nos dijeras nada de Jasper” me burlé cuando se volvió roja
“Gracias a Dios no es mi hermano”

“¿Hasta qué hora se quedó?” Alice preguntó, cambiando de tema.

Me encogí de hombros “Las una y media”

“Hombre, estabais ocupados…” Dijo Rosalie haciéndome volverme más roja aún.

“No es así” murmuré cuando me dieron un no convincente “claro”. Sabía que no


me creerían si le dijera que sólo hablamos; después de todo, el Edward que ellas
conocían era el playboy del instituto. Ellas no conocerían al real, el Edward del
interior tanto así.

Les pregunté qué pasó después de que Edward y yo nos fuéramos. Y ellas
supieron exactamente a quien me refería. Para mi sorpresa, empezaron a reírse
histéricamente.

“Tío, Lauren estaba muy enfadada. ¡Su cara estaba literalmente roja! Y no mucho
después de que os fuerais, ella salió a trompicones también. Sólo que no tan
agraciadamente, Jamie accidentalmente sacó su pie, y ella tropezó. Y confía en
mí; no fue una vista bonita…” sabía que no debería reírme de alguien al tropezar,
pero era Lauren. Así que pensé que tenía permiso.

“Vale chicas, hay un domingo soleado esperándonos fuera para disfrutarlo.


¡Vayamos a absorber el sol! ¡Cámbiate Bella, y vayamos a algún lado!” anunció
Alice animadamente. Les pregunté dónde estaban Jasper y Emmett; “aún
dormidos” fue la respuesta. Parece que ellos estuvieron más ocupados que
nosotros anoche.
Después de ponerme una camiseta y unos pantalones, caminamos agarradas del
brazo fuera de la habitación. Criticaron los vestidos de Jessica y Lauren de
anoche, diciendo que eran demasiado hinchados y engordaban sus caderas. Eso
me hizo reír; me alegraba de que ellas me llenaran la cabeza con todas las cosas
que me perdí ya que estaba pre-ocupada.

“Oh sí… y ellas estaban como…” Alice estaba en medio de la frase cuando abrimos
la puerta. Para nuestra sorpresa cierto chico de pelo bronceado estaba sentado
en la entrada.

“Hola, Bella” sonrió cálidamente “Alice, Rose…”

“Hola” dije, respirando irregularmente y estaba segura de que mi cara estaba


iluminada con una gran sonrisa. Escuché a Alice y Rosalie reír a mi lado.

“Bueno, nosotras vamos…mmm a despertar a Emmett y Jasper ¡Pasadlo bien!”


Rosalie cogió a Alice por su manga y rápidamente desaparecieron.

“¡Quiero escuchar lo que se dicen el uno al otro!” escuché a Alice quejarse, su


cabeza aún estaba en nuestra dirección.

“Dales algo de privacidad” Rosalie gruñó y la arrastró con más fuerza. Edward y
yo nos reímos y rodamos los ojos.

Dio un paso hacia mí y me dio un pequeño beso en la frente, con sus manos en
mis mejillas.

“¿Cómo estás?” le pregunté, preocupada; y supo que me refería a la


conversación de anoche. No quería que se arrepintiera de que me hubiera dicho
todas esas cosas. Estuvo genial saber más sobre su vida, su niñez… todo sobre él
me interesaba.

“Estoy bien. Siento haberme desahogado así contigo” sonrió serenamente y


arrepentido.

“Edward, no tienes que disculparte. Puedes confiar en mí ¿sabes? Si tú alguna


vez quieres hablar, siempre estaré aquí para ti” lo miré a los ojos para dejarle
saber que iba en serio, y sus profundo, ojos verdes me devolvieron la mirada,
ilegibles.

“Gracias” me puso en sus brazos y me abrazó contra su pecho por un minuto.


Suspiró de alivio cuando me soltó, sus ojos no estaban tristes, sino… iluminados.

“¿Y cómo estuvo tu noche?” preguntó, sonriendo torcidamente. Cerré mis brazos
a su alrededor y sonreí.

“Larga” admití. Se rió suavemente.


“Para mí también. ¿Tenías algo planeado con las chicas? Es inusual verlas tan
temprano despiertas”

“En verdad, fue inesperado. Me levantaron violentamente y me pidieron detalles


de lo de anoche. Lo siguiente que sé, es que íbamos a salir” me encogí de
hombros y él sonrió.

“Déjame adivinar, ¿De compras?”

“¿Realmente tengo que responder a eso? Conoces a Alice mejor que yo” suspiró.

“Bueno, pues mal por ellas. Tú te vienes conmigo hoy” sonrió.

“S-suena bien para mí” ¿Podía estar más avergonzada? Gemí en mi cabeza. Se
rió ante mi respuesta; ¡quería pegarme en la cabeza!

No tenía idea de a dónde íbamos, sólo estábamos caminando por ahí,


bromeándonos.

“Yo di todo el discurso ayer, ahora te toca a ti. ¿Te importa si te hago preguntas?”
preguntó, sonriendo.

“Adelante” dije confidente. No tenía nada que ocultar.

Empezó con cosas simples, como los cumpleaños de mi infancia, mascotas… le


dije cómo no podía cuidar de un animal por más de dos semanas sin que se me
murieran. Se rió y sacudió su cabeza.

Paramos en el campo de baloncesto donde escuchamos música y vimos a Jamie


y a un par de chicos jugar. Nos saludó con la mano con una sonrisa; le
devolvimos el saludo y le sonreímos. Sus ojos danzaban entre ambos, le levantó
los pulgares a Edward y le gesticuló algo al otro chico, cuyo nombre no sabía.

“Hey Edward, hey Bella” Jamie siempre estaba animado; me recordaba un


montón a Emmett. Era fácil ser amiga suya, siempre estando tan simpático y
alegre.

“Hola Jamie…” Edward me presentó a los otros chicos que no conocía. Ya conocía
a Jamie y Cody, los otros cuatro eran Adam, Sean, Dylan y Sam. Me dijeron hola
y yo los saludé. Todos parecieron muy simpáticos; no me sostenían las miradas
contra mí como las otras chicas.

“¿Y, jugadores All Stars, queréis jugar?” preguntó Cody, sonriendo.

Me reí ante el comentario. Me giré hacia Edward y sonrió “Cuenta con nosotros”
“¿Y Bella, has jugado alguna vez al baloncesto de calle? (N/T: Streetball)”
preguntó Sam, sonriente.

“Sí. Es como el baloncesto excepto por todas esas pavadas, ¿verdad?” bromeé.
Todos se rieron, Edward incluido.

“Tío, te he conocido hace dos minutos y ya me gustas” dijo Sean con humor, yo
sonreí.

“Whoa. No podemos ponerlos en el mismo equipo, es decir, el partido estaría


ganado ya” dijo Adam, como si estuviera diciendo lo obvio. Lo miré, un poco
confusa.

“Sí, Edward nos contó sobre ti y el baloncesto. Oímos que eres buena” Sean me
dedicó una sonrisa.

“Ella juega bien chicos, deberéis estar en guardia; no es tan frágil e inocente
como parece” Jamie me guiñó y Edward se rió entre dientes.

“¿Vamos a continuar hablando? ¿O vamos a empezar a patear traseros?”

“El primero que llegue a 15 puntos” Dylan habló por primera vez con esa voz
profunda.

Compartía equipo con Dylan, Sean y Jamie. Edward me regaló una sonrisa y se
unió a sus compañeros. Su equipo se llevó el balón, y ¿Por qué no me sorprendí
ver que se lo pasaban a Edward? Él tiró rápidamente y el balón cayó en el aro
hasta que entró. Se chocaron los cinco, y sonrió.

“Vale… no podemos dejar que siga tirando a canasta” murmuré y los chicos
asintieron silenciosamente a mi lado, concordando. Me pasaron el balón a mí, e
intenté pasarlos. Edward me estaba bloqueando también; sonreí al pensar que
esto no sería fácil para mí. Se lo pasé a Cody, y él lo pasó a Jamie, el cual estaba
abierto en el campo. Pero pronto vino Adam tras de él y no tuvo más remedio que
pasármelo a mí.

“¡Bella!” salté por el balón y pensé algún modo para deshacerme de los tres
chicos que estaban enfrente de mí. Edward estaba esperándome bajo el aro, lo
que me dio una idea.

Fui por debajo, y como esperé, no se lo estaban esperando. Ahogaron un grito, y


Dylan dejó salir un “maldición”. Hice el tiro Circular que Edward me enseñó, y
entró.

“Te he enseñado bien” Edward me sonrió y alargó su puño hacia mí. Me reí y los
otros chicos me miraban con las bocas abiertas.
“¿Acaba de…?” Sean frunció el ceño cuando las cejas de Adam se arqueaban en
confusión.

“Te dije que era buena” se rió entre dientes Cody.

“Bueno… maldita sea” esa fue la respuesta de los demás. Edward, Jamie y Cody
rieron, sacudiendo sus cabezas.

El juego continuó, ambos equipos ganando puntos. Se mantuvieron amables sin


provocaciones grandes.

“Tío, jugáis como chicas” Jamie se rió de Adam y Sam, que estaban cogiendo
respiración, con las manos en las rodillas. Me aclaré la garganta.

“Ah ellos…” les di una mirada que hizo que un surco de sudor bajara por mi
mejilla.

“¡Oh joder! Lo siento Bella, estoy acostumbrado a decir eso… un hábito…. Tú


sabes cómo son las cosas en el campo, no volverá a ocurrir. Lo juro por todos mis
posters de la NBA” alzó una mano y me miró de forma arrepentida, y luego a
Edward. Rodé mis ojos y decidí ignorar eso.

Mostró algunos movimientos brillantes y llevó el balón a la canasta.

“¡Oh canción perfecta!” Dylan exclamó y comenzó a cantar una canción. Se metió
demasiado en la música y Sean le gruñó,

“Tío, ¿estás cantando o jugando?”

Nos dijo lo siento y volvió al juego.

Cuando fue el turno de tirar para Edward, quizás accidentalmente yo le empujé


por la espalda y lo vi estremecerse. Me reí por lo bajo silenciosamente, y lo vi
tirar agitadamente.

Lo perdió.

Jamie pensó que Edward lo había echado a perder y fue felizmente corriendo
hacia el balón, haciendo un salto. Edward frunció el ceño y miró al aro mientras
nuestro equipo lo animaba, pero rápidamente se recompuso tres segundos
después.

El tiro estuvo cerca, pero aún así lo perdió.

“Gran juego, chicos, estoy muerto” Jamie colapsó en el suelo, respirando


fuertemente. Eran cerca de las doce, lo que significaba hora del almuerzo, así
que lo dejamos así.
Fui a las máquinas vendedoras cercanas para conseguir agua; escuché los pasos
de alguien y vi a Edward reflejado en el vaso.

“Hola, gran juego” le sonreí y besé su mejilla.

“Gracias, tú también” sonrió y cogió una botella de agua para él. Nos sentamos
en el banco y me bebí la botella entera de un solo buche. Desde lo lejos, vimos a
Jamie golpeando a Cody con el balón y los otros chicos se estaban riendo, aunque
no muy escandalosamente ya que estaban cansados.

“¿Y, has quedado con alguien esta tarde?” preguntó casual, golpeando una
pequeña piedra con su pie.

“No que yo sepa” sonreí.

“¿Entonces considerarías el almorzar conmigo?” sonrió torcidamente.

“¿Qué tenías en mente?”

“Estaba pensando que quizás podríamos pedir pizza e irnos a tu habitación” su


voz era muy atrayente.

Sonreí “Claro, pero realmente debería ducharme antes”

Asintió en comprensión “Vale, yo necesito una también… Entonces, ¿Te veo en tu


habitación dentro de media hora? ¿O necesitas más tiempo?”

“Treinta minutos son suficientes” contesté simplemente, rodando los ojos.

“Genial”

Iba a levantarme y dirigirme a mi habitación. Pero de repente, un par de brazos


me empujaron contra él. Mi espalda lo tocaba… me preguntaba lo que tendría
que decir.

“No tan rápido mi pequeña tramposa…” susurró.

“¿Qué?” pregunté inocentemente. Se inclinó hacia mí y me susurró en esa cálida


voz suya en el oído.

“¿Crees que no sé lo que hiciste? No juegas limpio Bella, haciéndome perder el


tiro” su voz no era intencionadamente seductora, no podía respirar. Esto es lo
que obtienes por hacer trampas con él desde el principio. Mi corazón estaba
derretido, y apenas me podía quedar de pie… y pensar que no estaba mirándolo
a la cara…
“No tengo ni idea de lo que estás hablando” mentí tímidamente, con mi voz
dudosa al final.

Se rió encantadoramente “Seguro que no. Te veo dentro de un ratito, guapa”


susurró y me besó en la mejilla. Respiré irregularmente y caminé de vuelta a los
dormitorios agitadamente. Maldición. ¿Por qué tiene que ser tan encantador?

Mi rostro estaba ruborizado cuando me miré en el espejo del cuarto de baño, sin
estar segura de si era por el juego, o por la sesión de nerviosismo con Edward
hace un rato. Mis mejillas estaban de color rosa y mi pelo era un total desastre.

Nota mental: Jamás jugar al baloncesto con vaqueros nunca más.

Me giré hacia el agua y entré en la bañera de agua fría. Ah, fría, agua fría, justo
lo que necesitaba. Envolví una toalla alrededor de mi pecho y salí del baño.
Genial. ¡No tenía ni idea de que ponerme!

Después de indagar en mi armario, finalmente decidí qué ponerme. Como fuera


hacía sol, decidí que tendría que llevar algo al estilo ‘Verano en California’.
Encontré una camiseta amarilla sin mangas que Alice me dio la semana pasada y
un par de pantalones piratas que me llegaban subidos hasta la rodilla. Me lo puse
y me sequé el pelo. No estaba completamente seco aún, pero no quería
malgastar más tiempo en mi pelo, así que lo cepillé y salí corriendo de allí. Hubo
un ruido en la puerta.

“¿Bella?”

“¡Entra, la puerta está abierta!” grité poniendo el cepillo en el tocador. Salí para
verlo tan impresionante como siempre. Llevaba un polo era sin mangas también,
excepto por que tenía rayas verde lima. No llevaba su usual look de vaqueros;
llevaba un par de shorts color kaki y un cinturón aflojado alrededor. Me gustaba;
llevaba algo casual, como yo. Se adelanto para abrazarme.

Él fue el primero en romper el silencio “Te ves impresionante, Bella… tan


atractiva, incluso tu olor es irresistible.” Susurró encantador en mi oreja. Me
sonrojé y le devolví el susurro.

“Es definitivamente lo contrario esta vez” respiré su aroma y olía tan


maravillosamente como antes. ¿Cuál fue la palabra que él usó? Irresistible.
Entonces lo escuché reír.

“¿Qué?” pude escuchar la histeria en mi voz. Tenía miedo de que me hubiera


olvidado de ponerme algo importante como los calcetines o el sujetador.

“Conjuntamos” dijo simplemente. Sonreí.

No pasó mucho hasta que llegó la pizza. Había pedido platos separados, como
hermano y hermana, pensé. Estaba jugando con mi pelo con su otra mano
mientras hablaba por teléfono. Parecía tan fácil para él estar conmigo como lo
era para mí el estar con él.

"Terminado" me guiñó el ojo y me dio un ligero beso en los labios.

"Ey, ¿te importa que te haga una pregunta?"

"Por supuesto que no, dispara" parecía interesado en lo que iba a preguntar.

"Cuéntame sobre tu primera cita" No sabía por qué le había preguntado eso tan
inesperadamente. Pero, siempre he sido curiosa. El de repente parecía... no
estoy segura, ¿avergonzado?

"No vas a creerme" susurró mientras me estremecía

"Pruébame"

“Vale… la verdad es, realmente no me acuerdo con quién estaba o qué hice en mi
primera cita. Todo lo que recuerdo es que estaba en mi octavo grado.” Su cabeza
cayó cuando lo miré, completamente sorprendida. Nos miramos el uno al otro,
sin sonreír o hablar… aunque esa parte no duró mucho, ya que empecé a reírme.

“¡No es en serio!”

“Te lo dije, no me creerías” murmuró, frustrado. Eso trajo otra tanda de risas

“Jaja, qué gracia. Ahora, Doña señora Pantalones-elegantes cuéntame sobre tu


primer beso” dijo, cuando yo me congelé. No era nada placentero de recordar.

Me fui por las ramas “¿Qué está haciendo que tardemos tanto con la comida?”
pregunté patéticamente, cambiando de tema. Con otros chicos, eso podría haber
funcionado, pero con Edward, era inútil.

“¿Intentando distraerme?” sonrió.

“¿Funciona?” suspiré.

"Nop. Vamos, Bella; cuéntame sobre tu primer beso. A menos que, ya sabes... es
privado, algo que no quieres compartir" alzó una ceja

Me reí, "No es nada de eso. Fue en una fiesta de cumpleaños en mi primer año,
y estábamos jugando a rueda-la-botella-, lo sé, llámanos críos," rodé los ojos. "Y
algún idiota la giró y acabo hacia mí. El no tenía oportunidad. Pero no hemos
vuelto a hablar desde aquello, ¿sabes? Fue volver al usual ignorarse
mutuamente en el pasillo, en Literatura..."
"Entonces el tío es un idiota. Si hubiese tenido la oportunidad de haberte besado
entonces, no te habría dejado ir" alcanzó mi mano y empezó a deslumbrarme con
sus ojos de nuevo. Entonces la atmósfera se volvió de repente más intensa. El
primer año de instituto parecía tan lejano de ahora, dios, no podía recordar nada
que no tuvieses que ver con Edward.

La llamada en la puerta hizo que los dos saltásemos de la sorpresa.

“Yo voy” me mostró su brillante sonrisa y caminó hacia la puerta. Cuando volvió,
no se sentó en el mismo sitio donde estábamos sentados en el sofá; se puso
contra la cortina enfrente de mí lo que estaba perfectamente bien. Es decir,
¿cuántas chicas pueden tener la atractiva vista de su cara mientras comen?
Había mucha comida, pero sabiendo lo de la otra vez, podríamos terminarlo. No
había problema.

Lo terminamos rápidamente. Como esperé, lo habíamos terminado todo.

“¿Hey Bella, cuál es tu número? Preguntó, sacando su móvil. Lo alcancé y se lo


marqué rápidamente. Su móvil era el último modelo Motorola, había tantos
botones, que le di a algo que no sabía qué era. Entonces, para mi sorpresa, una
imagen sobre mí apareció en la pantalla con un bip. Ahogué un grito.

“¿Qué es eso?”

Se rió nerviosamente y miró a la pantalla que estaba ahora en mi mano “La tomé
cuando estábamos el otro día en el ensayo. No pude evitarlo, era el perfecto
ángulo desde ahí… Y parecía impresionante, tú estabas sonriendo, tan guapa
como siempre… espero que no pienses que soy un acosador obsesivo o algo” se
rió, avergonzado.

Me sonrojé. Estaba ruborizada por el hecho de que tenía una foto mía en su
móvil, no era que iba a admitirlo delante de él.

“No… no pienso eso…” dije tímidamente, tragando saliva. Se rió suavemente.

“Así que…ahora no solo tengo una foto tuya sino que tengo tu número también”
me susurró en una voz soñadora que envió escalofríos debajo de mi cuello. “Y no
te preocupes, no se lo daré a ninguno de tus admiradores” bromeó.

“Bien” me reí, encontrándolo gracioso cuando dijo admiradores. Entonces


lentamente se inclinó hacia mí. Deliberó cuando su rostro estuvo a unos pocos
centímetros del mío, probablemente no quería ir más allá o algo. Mi corazón
estaba latiendo locamente; estaba petrificada como una estatua, con mi espalda
completamente recta y mis manos obedientes en mi regazo. Sus labios tocaron
los míos en el más suave y dulce roce. Sin siquiera pensarlo, mis brazos dudaron
en sus hombros y le devolví el beso.

“¡Whoa! ¡Rosalie! ¡Mira esto!”


Capítulo veinticinco: ¡No otra interrupción!

Salté del regazo de Edward con un grito ahogado. ¡Ahí estaban, de pie
mirándonos con unas enormes sonrisas, Emmett, Rosalie, Alice y Jasper! Edward
y yo rápidamente nos levantamos avergonzados, manteniendo un pequeño
espacio entre nosotros.

“Dios, ¿No estabais vosotros dos liándoos?” Jasper se rió entre dientes y yo me
volví completamente roja.

“hey, chicos” los saludó Edward con una sonrisa nerviosa. Emmett me asustó con
una fuerte, y alta risa.

“¿Por qué no estoy sorprendido de encontraros a los dos liándoos en la habitación


de Bella Y Alice? Parece que os lo tomáis en serio, ¿eh?” se burló, codeando a
Edward. Me ruboricé, pero vi a Edward reír, completamente sereno ante la broma
de su hermano.

“Dales un respiro, Emmett. Al menos dale a Bella un respiro. Ya está tan roja
como el Motorola” Rosalie rodó sus ojos cuando yo le di un sarcástico gracias.
Gran comparación, Rose.

Edward me ayudó a tirar todas las sobras de la mesa y luego nos unimos a
nuestros amigos en su conversación. Rosalie, Alice y yo nos acoplamos en el
sofá, ya que las chicas dijeron que estaban doloridas de las compras, así que los
chicos tuvieron que sentarse en el suelo.

“¿Qué hicisteis vosotros?” Preguntó Alice, era imposible que no se interesara.


Emmett se rió entre dientes,

“Bueno, hermanita, creo que tuvimos una gran vista de lo que estaban
haciendo…” Edward le echó una mirada a la vez que yo bajaba la mía,
volviéndome todavía más roja que antes.

“Jugamos con Jamie y otros esta mañana, y luego pedimos pizza para almorzar”
Edward contestó simplemente, dándole una colleja a Emmett por algo que le
había dicho a Jasper.

Entonces una canción sonó y Emmett empezó a cantar a la vez Party up in here
de DMX. Lo admito, Emmett rapeando es la cosa más graciosa que había visto en
mi vida.

Todos me vais a hacer actuar como un TONTO

Aquí, aquí

Todos vais a hacer que pierda el frío


Aquí, aquí

Emmett empezó a mover las caderas, llevando un bote de crema solar a modo de
micrófono. Entonces Jasper y Edward se unieron para bailar estúpidamente,
nosotras, las chicas, estábamos riéndonos a carcajadas. Emmett les golpeó con
su pie en el trasero, que hizo que Edward y Jasper lo golpearan en el hombro y en
la cabeza. No creo que me haya reído tanto en mi vida.

“Vale… me estoy muriendo aquí” dije dificultosamente, con lágrimas cubriendo


mis ojos. Las chicas no estaban en mejor forma que yo; ellas estaban en el suelo,
golpeándolo con sus puños. La canción terminó, y los chicos nos hicieron una
reverencia y se dieron los unos a los otros golpes en los hombros.

“Creo que deberíamos ir a Broadway” Bromeó Jasper a la vez que todos nos
reíamos más. Los chicos fueron a la mini-nevera y se cogieron algo para beber.
Volvieron con refrescos para nosotras, también.

Alice inhaló profundamente “Vale, creo que ahora puedo respirar” dijo, cerrando
los ojos.

“Chicos sois idiotas” Dijo Rosalie sacudiendo su cabeza vanamente.

“Muchas gracias cariño” Emmett la besó en la mejilla y sonrió.

“Ya sabes Rosalie, que no me siento ofendido para nada ya que me llamas esos
todas las veces que me ves en los pasillos o en Educación Física.” Edward se rió
tontamente mientras Rosalie ponía los ojos en blanco.

“¿Qué hacemos, después de haber terminado el baile-loco?” pregunté.

“¿Chicas, sois buenas con las cartas?” sonrió Emmett con los ojos brillándole de
la emoción. Oh Dios…

Después de la larga tarde y noche, ya era hora de despedir a los chicos y preparar
las cosas para el instituto mañana. Edward me dio un ligero beso en los labios
antes de irse, suspiré y lo abracé como despedida.

Alice y yo apagamos las luces una vez que ambas nos ducháramos.

“¿Bella?”

“¿Hmm?”

“¿Cuánto te gusta Edward?” preguntó, pude escuchar una sonrisa en su voz.


“Mucho” admití con un suspiro.

Se rió para sí “Él se siente igual, también, ¿sabes? Él de verdad le gustas. Bella”
deliberó.

“Con Edward nunca era hablar o agarrarse de la mano con las otras chicas, sólo
eran besos. Pero de la forma en que te habla… La manera de mirarte, es
totalmente diferente a la del Edward que nosotros conocimos. No quiero
interferir, pero sólo quería decirte que… quizás…Oh” gimió.

“¿Qué estoy diciendo? No estoy siendo coherente, ¿verdad? Vale… Sólo quiero
decir que nunca lo he visto sintiendo esto por nadie. Sé que no es oficial ni nada,
pero dale una oportunidad para que lo sea. Él es mi hermano, Bella, y tú mi mejor
amiga; os quiero a ambos hasta la muerte. Me alegra que ambos os hagáis
felices”

“Gracias Alice” suspiré y le dije buenas noches.

Respiré; ¿Estaba preparada para aceptar a Edward? ¿Pensaba ya mi corazón que


era de fiar? Él me había dejado claro que no estaba interesado en nadie más. Y ya
había visto los cambios que había hecho por mí; ya no estaba tonteando con las
chicas… y se abrió a mí. ¿Pero estaba preparada? ¿Estaba preparada para confiar
en él?

Decidí dejar atrás esos pensamientos y dormir. Ojalá fuera tan sencillo como
sonaba.

A la siguiente mañana, Alice y yo nos despertamos a tiempo y nos vestimos para


la escuela. Por primera vez, estaba preocupada por lo que me pondría, y eso
realmente estúpido porque sabía que estaba preocupada por mi vestuario por él.
Me dije a mí misma de terminar con la preocupación y terminé con una falda y un
polo casual.

Rosalie bajó con algo del Dunkin Donuts y algunos Espressos. Nuestra
salvadora… Cuando dejé la habitación, de repente me sentí extraña. Iba a ver a
Edward. Una enorme parte de mí estaba emocionada una pequeña parte estaba
nerviosa.

Por el camino, no me podía concentrar para nada en lo que Rosalie o Alice


estuvieran diciendo. Sabía que estaba en mi mundo, y me dije a mí misma que
estaba siendo absurda. Rosalie se rió para sí cuando me vio girar la cabeza,
buscando a alguien, o en mi caso, a él. Y vi a Edward.

Lo encontré echado casualmente contra la entrada del establecimiento. Joder,


¿estaba siempre tan temprano? Me sonrió, y era una sonrisa que no pude hacer
otra cosa que devolvérsela. Caminé lentamente hacia él y me paré exactamente
cuando estuve a un pie de distancia.
“Hola” sonreí, insegura de qué decir. A pesar de todo lo que habíamos pasado en
estos dos últimos días, era un poco raro. Mis manos estaban jugando con mi
mochila; lo debió haber encontrado gracioso; lo vi doblando sus labios. Entonces,
dio unos pocos pasos hacia mí dudoso, y cogió ambas manos mías que estaban a
cada lado de mi cuerpo, y las entrelazó con las de él. Se sentía bien… Alargaría
ese momento por más tiempo del que admitiría.

“Hola” me devolvió susurrando, mirándome directo a los ojos. Las mismas


palabras que yo había dicho, pero cuando las palabras salieron de su boca, sonó
irresistiblemente atractivo. Incluso cuando he pasado los últimos dos días con él,
su perfección era todavía algo a lo que no me acostumbraba. Estábamos perdidos
en los ojos del otro; hasta que sonó el timbre.

Estaba llena de felicidad; me encontré a mí misma trabajando con más ánimo en


clase, más ansiosa por el timbre. Por primera vez, estaba esperando a la cuarta
hora, y sabía que era por Edward. Qué ridículo sonaba.

Los chicos de mi clase me trataban de diferente forma desde que pasó lo del
baile. Me sonreían cuando se cruzaban conmigo en los pasillos, algunos venían
hacia mí y me hablaban sobre el tiempo. Y confía en mí; la última vez que tuve
esa conversación fue cuando me mudé por primera vez con mi padre, Charlie.
Habla de extrañezas.

Los que tenían más coraje me pedían salir. Eso me enfadaba un poco, ya que
nunca había dado tantas negativas. Eric Yorkey y Tyler Crowley eran los más
persistentes. Incluso cuando les había dicho que no iba a estar disponible
durante las próximas dos semanas, deseando que pillaran la indirecta,
continuaron preguntándome si estaría disponible la semana siguiente. Cuando
gemía, parecían no entender mi frustración. Rápidamente me excusaba para ir a
la siguiente clase, evitándolos en el pasillo.

No estaba contenta ni alegre de toda la atención. De hecho, lo encontraba


molesto. Sabía que ellos me pedían salir porque sabían lo que Edward, la
celebridad legendaria del colegio, sentía por mí, no porque realmente yo les
gustara. Algunas veces quería decirles que me dejaran en paz en vez de darles la
negativa educadamente, pero no quería parecer borde o ser otra Lauren, Dios
sabe que con una es suficiente.

Caminé hacia el gimnasio, y estaba muy contenta por el hecho de que tendría la
siguiente clase con él. Intenté mantener mis emociones bajo control; él no
debería tener tanto efecto en mí. Sólo era un chico, un chico.

Cuando entré a los vestuarios, mi rostro decayó. Las tres Bimbos estaban allí,
con los brazos cruzados, mirándome, esperándome. Lauren sonrió
malvadamente cuando me vio, se acercó furiosamente, y yo intenté mantener un
rostro indescifrable.
“Me sorprende que hayas tenido los ovarios de presentarte” me provocó cuando
Jessica y Kelsey la apoyaban con un “hmm” de pito. Puse los ojos en blanco y me
reí sin gracia.

“¿Por qué no lo haría? Después de todo, no soy la que se llamó líder de las Bimbos
y la más puta del colegio” le solté; agradeciéndole a Edward por dentro por todos
esos brillantes planes. La cara de Lauren empalideció y Jessica abrió su boca,
pensando en algo para devolverme. Por supuesto, con su cerebro, le llevó un
rato.

La gente empezó a llegar ahora; aunque ninguno tenía las ganas de pasarnos y
llegar hasta su taquilla. Estábamos en medio de los vestuarios, mirándonos la
una a la otra. Las otras chicas formaban un círculo alrededor nuestra, disfrutando
la escena.

“Me siento tan mal por ti… quiero decir, pensar que Edward está de verdad
interesado” sus labios se curvaron en una sonrisa provocadora.

Mi rostro se endureció “Deja a Edward fuera de esto” la advertí. Era


probablemente verdad que ella me odiara por el hecho de que Edward me
prestaba mucha más atención a mí que a ella desde el principio, pero tenía el
presentimiento que no era por eso. En mi primer día de colegio, cuando apenas
había hablado con Edward, ya sabía que me odiaba por la forma en que me
miraba.

Lauren gruñó “Eres tan estúpida, Swan, que vas a cometer el mismo error que tu
madre, tú patética y enfermiza zorra” Jessica y Kelsey curvaron las cejas y se
rieron fuertemente, golpeando las taquillas dramáticamente. Así que van a jugar
a ese juego.

“Bueno, Lauren, al menos yo no miro al chico que me gusta como si fuera una
pieza de carne” le devolví, recordando la mirada hambrienta que siempre tenía
cuando miraba a Edward. “Tú puta asquerosa…” añadí fieramente, con una
triunfal sonrisa. Sus ojos se abrieron como platos, y sus labios estaban
temblando, y parecía como si estuviera a punto de romper la vena de la sien.

“Di eso otra vez, y te rajaré cada centímetro de piel de ese cuerpo tuyo…” gritó.

“En verdad, estaba a un paso de ti. Estaba pensando en darte un puñetazo en la


cara antes, pero probablemente tendrás que volver a operarte la nariz, otra vez.”
Enfaticé la última palabra, y ahora había murmullos entre la multitud.

“Ahora si me perdonas, necesito cambiarme” le di una sonrisa antes de que


tuviera oportunidad de contestar y la quité de mi camino cuando iba hacia mi
taquilla. Me cogió del hombro y me giró a la fuerza para que quedara de frente a
ella, clavándome las uñas.
“No he terminado contigo, tú robadora de novios” me soltó, su respiración se
volvió alta y captable. ¿Ahora robadora de novios? ¡Espera a que oiga eso,
Edward!

“Bueno, estoy enferma de ver tu cara” le quité la mano de mi hombro “Y he


desayunado. Prefiero que se quede dentro a vomitarlo, gracias” dije ácidamente.

Lauren gritó enfadada y sus manos se sacudían furiosamente en el aire, con su


cara tan roja como un tomate. Salió sin gracia del vestuario con sus secuaces
detrás, gritando en todo el camino. Las otras chicas estaban emocionadas,
aplaudiendo. Sabía que mi trabajo estaba hecho, al menor por hoy.

“¡Eso estuvo genial bella! ¡Ya es hora de que alguien ponga en su sitio a esas!”
Ángela me abrazó.

“Bueno, las chicas tienen que hacer lo que las chicas tienen que hacer.” Dije,
citando a Rosalie ayer. Tienes que quererla.

Cuando salí del vestuario, debí parecer muy feliz y demasiado emocionada.
Algunas chicas me golpearon en el hombro y me felicitaron por el gran trabajo,
sus ojos eran… apreciadores.

“Hey Bella” Cody corrió hacia mí, saludándome entusiasmadamente. Estaba


alegre de que los amigos de Edward parecieran que me aceptan. Cuando vi a
Sean, Adam, Dylan, o Sam en los pasillos siempre me sonreían y me decían
“¿Qué pasa?” Jamie y Cody eran siempre los más abiertos, así que era usual en
nosotros en saludarnos cada vez que nos veíamos. Era fácil estar con Edward y
su grupo, y éramos amigos… colegas… como sea que quieras llamarlo.

“Hola Cody…” le sonreí.

“¿Qué hiciste? Tienes una enorme sonrisa en la cara” se rió, frunciendo el ceño
sospechosamente.

“Oh, sólo el aplastamiento de una zorra”

Para mi decepción, Edward no estaba allí para el cuarto periodo. Mi corazón se


hundió un poquito, entonces me recordé lo ridícula que estaba siendo. Jessica no
estaba allí tampoco; probablemente confortando a Lauren en algún lugar, y no es
que me interesara. El timbre por fin sonó, puse los libros y libretas en la mochila
y caminé hacia el comedor.

Me encontré con Alice y los seniors en la entrada del edificio. ¿Dónde estaba él?
¿Iba a estar aquí para el almuerzo? Emmett se estaba quejando de un examen
que su profesor de Matemáticas ha puesto, pero como yo estaba mirando a los
alrededores, levantando la cabeza por encima de sus hombros, su conversación
se quedó en un segundo plano.

“El examen que tuvimos en Lengua era difícil también, ¿No Bella? Yuju… ¿Bella?
¡Bella!” Alice exclamó con voz alta, llamando mi atención. ¿Qué estás buscando?”
preguntó, preocupada.

Rápidamente volví mi cara hacia ella.

“Oh nada…” mentí.

“Creo que la pregunta debería ser a quién estabas buscando” se rió entre dientes,
Jasper.

“¿Chicos tenéis alguna idea de dónde está?” preguntó Emmett con las manos
detrás de la cabeza cuando caminábamos.

“No estaba buscando a nadie, de verdad” dije sin sinceridad, ellos me regalaron
una mirada sarcástica que me decían que no se tragaban mi patética mentira.

“No… estuvo en Educación Física” Rosalie dijo pensativamente, ignorando mi


comentario previo.

Cogimos Fajitas Mexicanas de Guadalupe’s. Vi un chico de pelo color bronce unos


metros más allá, y animada, pensé que era Edward por un momento.. Pero
cuando el chico se giró, vi que era otro chico de las clases senior. Mis amigos
notaron mi preocupación.

“Claro. No estabas buscando a nadie” Emmett se rió y sacudió su cabeza cuando


yo tomaba un sorbo de mi bebida, pretendiendo no escucharlo. Les pregunté
sobre el partido de mañana, y me dijeron que iba a ser un juega fuera de casa.

“No será emocionante de ver. Esos tíos son tan débiles como una gamba”
Emmett dijo.

“Quizá hayan mejorado este año. Nunca es bueno tener la guardia baja” Jasper
era el más sensitivo, aunque estaba segura que Edward hubiera dicho lo mismo
si hubiera estado aquí.

“El año pasado, ¡totalmente les pateamos el trasero! ¿Cómo se llamaban a ellos
mismos? ¿Los todopoderosos limas? Parecen más Lisiados (N/T: Es un juego
de palabras Limas, Lame-os)” Emmett continuó diciendo. Rosalie rodó sus
ojos y sonrió a su novio, que estaba tragándose su coca-cola.

“¡Beep, beep!” me asusté por el pitido de mi móvil. Miré a la pantalla, y decía que
tenía un mensaje de texto.
Para: Bella

De: Edward

Hey, siento mucho haberme perdido el almuerzo.

Sonreí, mi corazón se iluminó cuando vi su nombre en la pantalla.

“¿Quién es?” Rosalie preguntó curiosa, leyendo por encima de mi hombro. Se rió
cuando vio el nombre.

“¿El chico amado, no?” se burló cuando lo miré juguetonamente antes de


contestar.

Para: Edward

De: Bella

No te preocupes por eso. ¿Te veré en el quinto periodo?

¿Sonaba un tanto ansiosa y desesperada? Pero era demasiado tarde ya que ya


había presionado el botón de “enviar”.

Para: Bella

De: Edward

Sí… No me perdería la oportunidad de sentarme al lado de la más hermosa chica


del campus en Biología por nada del mundo.

Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro; estaba siendo increíblemente dulce.

Para: Edward

De: Bella

xD. Vale, ¡te veo luego!

Cerré mi teléfono y vi a mis amigos mirándome con humor.

“¿Qué?” pregunté inocentemente.

“¡Chicos sois tan monos! ¿Mandando mensajitos?” Alice dijo dulcemente.

“Ojalá mi novio me mandara mensajes” dijo Rosalie resentida, mirando a


Emmett.
Emmett dio una nerviosa risa “Pero yo te llamo, nena. ¡Es mucho más rápido!”

“Pero Emmett” Rosalie dijo en un tono quejica intencionado “Es mucho más
romántico así. ¿No lo sabías?” dijo, agarrando si manga, aunque su mirada de
ruego se cambió por una mortal.

“Muchas gracias Edward” escuché murmurar a Emmett infelizmente. Con eso,


tuve que reírme.

Estaba la primera en clase de Biología. La clase estaba oscura, así que encendí
las luces. Entonces antes de tener oportunidad de hacerlo, de repente, sentí un
par de brazos rodear mi cintura.

Jadeé “¡Oh!” cuando me di cuenta de que era Edward, me relajé aunque mi


corazón aún estaba latiendo rápidamente. “¡Edward! ¡Me asustaste!” estaba
apenas centímetros de su rostro cuando me giré para encararlo. Se rió y me di
cuenta de cuánto había echado de menos eso.

“Lo siento, quería darte una sorpresa, pero estabas aquí antes que yo” sonrió “El
entrenador se iba pronto hoy, y quería hablar conmigo por eso del partido de
mañana para que se lo dijera a los otros del equipo”

“Está bien… Sé lo importante que eres para el colegio” sonreí.

“de todas las clases de las que pudo sacarme, cogió una que tenía contigo…”
murmuró rozando con su nariz mi cuello “Te he echado de menos…”

Madre mía… ¿Por qué siempre sonaba tan encantador? Su voz siempre derretía
mi corazón; ¡me hacía olvidar hasta mi propio nombre! Sucumbí a su seducción
e intervine,

“Yo también te he echado de menos Edward…” susurré alargando la frase y lo


besé pasionalmente en los labios. Profundizó el beso en vez de seguir con el
ligero beso que siempre nos dábamos, sus manos estaban ahora en mis caderas.
Me elevó del suelo y me sentó en la mesa de laboratorio. Mis brazos estaban
rodeando su cuello, atrayéndolo más cerca de mí al a vez que él tenía una mano
en la parte trasera de mi camiseta y la otra en mi rostro. Lentamente movió sus
labios hasta el cuello, enviando dulces y delicados besos por todo el camino. La
suavidad de sus besos me hizo perder el aliento, y pareció complacido con mi
reacción.

Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Nunca antes me había sentido


así. Estaba respirando más y más duramente a cada segundo. No me importó
que estuviéramos liándonos en medio de la clase de Biología; no quería
separarme. Pero demasiado pronto, fuimos interrumpidos.
Las luces se encendieron, y en frente de nosotros, congelados en la puerta, había
algunos alumnos en shock, mirándonos con las mandíbulas abiertas. Y el Señor
González. Oh Dios mío. ¡Por favor no me digas que el profesor me ha visto
liándome con un chico conmigo sentada en la mesa de laboratorio! Edward y yo
rápidamente nos soltamos para nuestra vergüenza. Me bajé de la mesa,
volviéndome más roja que nunca, y aclaré mi garganta.

El profesor pretendió como que nada había pasado, probablemente pretendiendo


que los demás no armaran mucho escándalo de ello, y escribió en la pizarra la
lección de hoy. Vi a Edward que también estaba avergonzado, me conforté con
ello ya que no estaba sola. Fuimos rápidamente hacia nuestros asientos, escondí
mi rostro entre mi pelo para prevenir que nadie me viera ruborizada. Lauren
entró unos segundos más tarde, y algunas chicas le contaron lo que había
pasado. Sus ojos saltaban con furia, su cuerpo estaba incluso temblando. Otra
vez.

Durante toda la clase, los estudiantes nos miraban de reojo. Mi corazón aún
estaba latiendo por lo que había pasado un momento antes, así que sus miradas
no ayudaban para nada. Edward me vio tensarme, alcanzó mi mano bajo la mesa
y la apretó, y lo admito, me relajé bajo si tacto.

Planeamos salir casuales de la clase cuando terminara, pero que el profesor no


dijera nada antes, no significaba que fuera idiota.

“Bella, Edward…” nos llamó hacia su mesa. Intercambiamos una mirada y


caminamos hacia allí lentamente.

“¿Qué pasa, Señor González?” Edward extendió su puño, pero lo bajó al ver que
el Señor González no hizo movimiento alguno por devolverlo. Sonrió y se llevó la
mano al bolsillo.

“Como ambos sois conscientes, no me gusta esa clase de comportamiento en mi


clase…” dejó caer mirándonos por encima de sus gafas.

Suspiramos “Sí, Señor González, no volverá a ocurrir”

Asintió y nos dejó ir.

“¡Edward, lo siento mucho! No tengo ni idea de lo que me pasó…” estaba soltando


cuando salimos de la clase, supe cómo de estúpida debí haber parecido y sonado.

“Bella para… está bien” se rió divertido “Y espero que estuvieras bromando allí
dentro porque ciertamente quiero que eso vuelva a ocurrir pronto” dijo en mi
oído, otra irresistible atracción. Me guiñó,

“¡Te veré después de clase!” Oh genial, ensayo. Genial.

Capítulo veintiséis: Bump Set SPike!


Edward me estaba esperando fuera de la clase cuando la última hora terminó.
Decidí divertirme un poco a su costa. Salí de la clase como normalmente, como si
no lo hubiera visto, y no pasó mucho tiempo hasta oír una aterciopelada voz
llamándome.

“¿Bella? ¡Bella!” corrió hacia mí, sus manos me cogieron de la muñeca.

“¡Oh hola Edward!” le sonreí cálidamente.

“¿No me viste?” sonó frustrado y divertido al mismo tiempo.

“Sí” respondí en un tono casual, mirando a mis uñas. Lo escuché suspirar


molesto,

“¿Entonces por qué seguiste caminando?”

“No sabía que me estuvieras esperando a mí. Por lo que yo sé, podrías haber
estado esperando a otra.” Dije sin emoción y lo vi relajarse, sus labios se
curvaron en una ligera sonrisa.

“No lo estaba…” comenzó pero lo corté rápidamente.

“Lo sé… Sólo quería ver tu reacción…” no pude suprimir la risa que había estado
intentando esconder. Parecía un poco impaciente, y me preocupé un poquito.
¿Había llegado demasiado lejos con la broma?

“¿Estás enfadado?” intenté esconder el miedo detrás de mis palabras

“Un poco” su tono era frío. Me mordí el labio; estaba tan mono cuando se
frustraba…

Me puse de puntillas y lo besé suavemente en los labios “¿Aún estás enfadado?”

Se rió entre dientes “No estaba enfadado desde el principio. Sólo quería ver tu
reacción.” Me imitó, sonriendo locamente. Gruñí en incredulidad.

“¿Cómo puede ser justo que siempre me ganes en mi propio juego?”

“Mmm… supongo que no lo es” se encogió de hombros y se dobló hacia mi rostro


de nuevo. Antes de que sus labios tocaran los míos, lo paré.

“Mejor nos vamos… por si no te acordabas; aún tenemos un ensayo


esperándonos” le recordé.

Suspiró “¡Bien! ¡Vamos y ensayemos!” me reí ante su falso entusiasmo. La gente


nos miraba con curiosidad cuando pasábamos a su lado, ya estaba casi
acostumbrada a la atención, después de todo el día de miradas y caras
embobadas, tú también lo estarías.

La señora Caughman ya estaba allí, instruyendo a los otros niños para empezar.
Ya estábamos acercándonos a la fecha de la obra, la que no estaba muy lejana.
Ángela estaba hablando animadamente con Ben Cheney, sonreí; nunca la había
visto sonreír tan ampliamente antes. La saludé con la mano y ella me lo devolvió,
un poquito avergonzada.

“¡Edward! ¡Bella! ¡Ahí estáis!” la señora Caughman vino hacia nosotros con
emoción “Como sabéis, no estamos acercando al gran día. Así que en vez de ir
saltándonos las escenas del beso como siempre, quiero que las hagáis y veré lo
bien que sale”

“Eso no es problema señora Caughman. Estoy preparado en cualquier


momento.” Sonrió Edward, mirándome con un guiño. Me ruboricé… genial. Ahora
teníamos que besarnos delante de todo el casting.

“Lo juro, no entiendo a los adolescentes de hoy en día. Hace dos semanas, ambos
estabais tirándoos de los pelos y diciéndome que quitáramos el beso… teníais
problemas incluso estando en la obra juntos. Y ahora… no importa, chicos con
mente como la tuya nunca cesarán de sorprenderme.” Murmuró volviendo atrás
del escenario. Edward y yo nos reímos tontamente.

“He escuchado que has ganado a alguien hoy después de E.F.” preguntó casual.

“¿Quién te dijo eso?” sonreí.

“Cody”

“Chicos, vosotros cotilleais más que nosotras las chicas. Nada se te pasa ¿eh?”

“Nada que te concierna a ti se me pasa” parafraseó, arqueando su ceja.

“Bueno, si te refieres al incidente con Lauren, has escuchado bien” sonreí


orgullosa, y le conté sobre lo que me había dicho Lauren de ‘ladrona de novios’.
Como esperaba, se estuvo a riendo a carcajadas.

“Hablando de la zorra” sonrió torcidamente, mirando por encima de mi hombro.


Me giré; Lauren estaba entrando, con sus pasos fuertes y altos, con Jessica en
silencio detrás de ella. Les sonreí mordazmente y ella esbozó una “p” con la boca
cuando Edward no estaba mirando.

“Hola Bella… ¿Cómo estás?” cierto rubio caminaba hacia nosotros, con las manos
en los bolsillos, intentando actuar como si fuera guay. El pelo de Mike estaba
distinto. En vez de tenerlo bien peinado de frente como antes, ahora estaba
desordenado y despeinado; era obvio ver de quién se había inspirado. Pero la
perfección de Edward era algo que no se podía copiar tan fácilmente. La única
palabra que salía de mi mente mientras me hablaba era ‘patético’.

“Hola Mike” Sin embargo, lo saludé. Podía sentir los ojos de Edward rodar a mi
lado, molesto por su presencia.

“Escucha… me estaba preguntando… quizás… umm… ¿Te-gustaría-salir?” sus


palabras salieron atropelladas “Podemos ir a ver una peli o algo”

“Err…” No era un completo shock, pero me sorprendió un poco que me lo hubiera


pedido delante de Edward, aunque no estamos juntos ni nada. “Yo…”

“No está interesada, Newton. En vez de estar constantemente rogándole para


que salga contigo, déjala en paz de una maldita vez. Ahora, vuelve con tus
pequeños amigos allí.” Señaló al grupo con el que Mike se juntaba normalmente,
y ¿por qué no estaba sorprendida de ver a Eric y a Tyler siendo dos de ellos? “Y
diles que paren de flirtear con ella y de seguirla. No está interesada.” Edward dijo
con mucha amenaza, sus ojos estaban llenos de disgusto consternación.

Pero desvergonzadamente, Mike gruñó.

“¿Y quién coño eres tú? ¿Su altavoz? No es que seas su novio o algo” se rió
secamente. Cosa equivocada para hacer.

Los puños de Edward se tensaron fuertemente hasta que parecieron bolas. Sus
ojos estaban de repente oscuros y peligrosos; parecía preparado para saltar
encima de Mike en cualquier momento. Sabíamos que Mike lo había pillado esta
vez. Lo miró amenazadoramente, intimidaba.

“¿Edward? Creo que la señora Caughman nos está llamando.” Alcancé su mano y
sentí cómo su mano se relajaba. Por supuesto era una mentira, pero funcionó
muy bien ya que Mike se lo tragó.

“¡Hazme saber qué piensas de mi oferta, Bella!” gritó mientras conducía a


Edward detrás del escenario. Juro que lo oí gruñir al escuchar las palabras de
Mike, pero no estaba segura. Alcé la mirada para encararlo, sosteniendo su
rostro con ambas manos cando nos escondimos detrás de las cortinas.

“¿Estás bien?” susurré.

“Sí” exhaló. “Siento haberme puesto celoso allí, perdí ¿no? Es sólo que… que ese
bastardo es verdaderamente persistente. No es un buen tipo y el mero
pensamiento tuyo estando con él… Es inimaginable.” Soltó a través de los
rechinos de sus dientes. Lo rodeé con mis brazos para calmarlo.

“Está bien, no te preocupes por mí. Si pude manejar a Lauren, puedo manejarlo
a también” le sonreí y me sonrió de vuelta en vano.
“De verdad que siento haber perdido los nervios” susurró, ahora calmado.

“¿De verdad estabas celoso?” le pregunté curiosa.

Se rió “Por supuesto que lo estaba. El odiarlo era una cosa… pero los celos, eran
algo que nunca había experimentado antes. Pero me comportaré ahora mejor. Lo
prometo.”

Le sonreí “Vale”

El ensayo fue bien. Fue incluso divertido ya que nos habíamos librado de los
pesados. Lo pasamos genial viendo a los chicos luchar con las espadas de
madera, y nos reímos un rato. La señora Caughman nos dijo que había añadido
un beso al final de la escena del balcón antes de que Edward y yo subiéramos al
escenario. No parecía nervioso para nada, sólo dijo “genial” mientras yo, por otro
lado, me volvía más roja que nunca.

Perdí el hilo de pensamientos mientras él leía. La manera en que me miraba… la


manera en que sonríe… era poderosamente distrayente. Tragué.

“¿Y qué quisiera yo sino que lo fueras? Aunque recelo que mis caricias habían de
matarte. ¡Adiós, adiós! Triste es la ausencia y tan dulce la despedida, que no sé
cómo arrancarme de los hierros de esta ventana.”

Sus ojos eran cautivadores, me preguntaba si la gente podía decir que yo


prácticamente me derretía por él en el escenario. Su suave voz continuó.

“¡Qué el sueño descanse en tus dulces ojos y la paz en tu alma! ¡Ojalá fuera yo el
sueño, ojalá fuera yo la paz en que se duerme tu belleza! De aquí voy a la celda
donde mora mi piadoso confesor, para pedirle ayuda y consejo en este trance.”

Mi corazón se aceleró ahora. Esa era la última frase de la escena, lo que


significaba… el beso. Se inclinó lentamente y rozó sus labios contra los míos muy
lentamente. Esperé que se separara de mí rápido, pero en vez de eso, se agarró
a mi cara más fuerte y sus labios se movían más urgentes que antes contra los
míos. Olvidando que estábamos en escena, sonreí contenta con mis ojos
cerrados y le devolví el beso.

Cuando escuché a la gente silbar y animar, me aparté, finalmente acordándome


de que estábamos en escena y había una profesora que nos estaba evaluando
con una cantidad de estudiantes. Mis mejillas estaban encendidas, aunque
Edward parecía estar sereno.

“Joder, no sabía que el beso supuestamente fuera así de largo” Adam rodó sus
ojos y sonrió. Jamie se rió,
“Ya ves, si hubiera sabido que podría besar a una chica así en escena, habría
intentado más duramente conseguir el papel de Romeo” se burló
juguetonamente.

Edward y yo sonreímos; los otros estudiantes se rieron dulcemente, aún


mirándonos impresionados e incrédulos. Lauren estaba que echaba humo,
enviándome al quinto nivel del infierno. La señora Caughman corrió hacia
nosotros con una enorme sonrisa.

“¡Bravo! ¡Bravo!” dio palmadas con las manos “¡Sabía que había química entre
vosotros dos! ¡Estuvo genial!” nos abrazó, tomándonos a ambos por sorpresa.
Los ojos de Edward e abrieron más al igual que los míos. Nunca había sudo
forzada a abrazar a un profesor antes. “Vale, ¡Ya casi es la hora! ¡No hay ensayo
mañana por el partido! ¡Repasen sus frases! ¡Gran trabajo todos!”

Los estudiantes aún estaban hablando de “el beso” que había ocurrido hace unos
momentos. Jamie y otros chicos estaban burlándose de Edward mientras yo
recogía mis cosas de la esquina.

“Swan es muy afortunada. Ojalá yo hubiera sido besada por Edward en escena”
escuché por encima decir a una chica pesadamente.

“Apuesto a que están juntos. Quiero decir, ¿Has visto la manera en que él la
mira?” la otra chica dijo, sonando decepcionada.

Sonreí; se sentía genial el ser envidiada. Aunque la segunda chica se equivocó,


no estábamos juntos.

Me helé, ¿parecía que estuviéramos juntos? Quiero decir, ¿Cómo una pareja?
¿Era de verdad tan obvio que me trataba a mí de diferente manera que a las
demás chicas que incluso las otras chicas pueden verlo?

“¿Lista para irnos?” una aterciopelada voz sonó desde atrás.

“Claro” sonreí cuando me ofreció su mano y la cogí sin dudar. No había charlas ni
agarramientso de manos con las otras chicas…

Edward estaba esperando fuera del edificio de los dormitorios a la mañana


siguiente. Cumplimentó mi camiseta diciendo que pegaba con mis ojos mientras
que yo intentaba sacar a luz lo bien que estaba él con una simple camiseta de
equipo. Rosalie y Alice caminaban con nosotros; iban en una profunda
conversación discutiendo de si las camisetas Abercrombie eran mejores que las
de American Eagle. Edward y yo caminamos detrás de ellas e intentamos ver
como acabaría. De vez en cuando se nos escapaban algunas risas por lo bajo,
pero estaban tan sumidas en el tema que ni se dieron cuenta.
Debe ser mi día de suerte. Después de que nos cambiáramos, el entrenador nos
dijo que jugaríamos al Voleibol hoy, y todo el mundo estaba obligado a jugar
porque era parte del semestre.

“Si quisiera dañar mis brazos lo haría golpeándome con un martillo” gruñó
Lauren mirando a sus uñas por la millonésima vez.

“Si juegas de la manera correcta no te harás daño” le contestó Cody.

“¿Quién ha preguntado tu opinión?” le devolvió, mirándolo.

“¿Quién ha dicho que estaba hablando contigo?” contestó Cody, sonriendo.


Parece que mi enemistad con Lauren se está propagando hasta él.

Fuimos divididos en 4 equipos, tres chicas y tres chicos en cada uno. Nuestro
equipo y el de Lauren eran los primeros mientras que los otros dos equipos
jugarían el próximo día.

“Como ya sabes, estuve en el equipo de Voleibol en el colegio, y cuando llegué


aquí, me ofrecieron ser la capitana, pero lo rechacé” alardeó, diciendo
triunfalmente como si hubiera hecho algo impresionantemente importante. Ya
claro. Hace un momento estabas hablando de golpearte los brazos.

“Genial para ti, gracias por el aviso.” Rodé mis ojos. Tomé mi posición delante a
la izquierda, y para mi gran irritación ella hizo lo mismo.

Heather sacó hacia el otro equipo,

“¡Mía!” Jamie, que estaba en el centro, atrás, dijo y golpeó el balón por encima de
la red.

“¡La tengo! ¡La tengo!” Jessica gritó corriendo desde atrás con las manos puestas
en posición. Insatisfactoriamente, tropezó con sus propios cordones de los
zapatos y cayó, golpeándose la cara contra el suelo. Regla numero uno: Las
manos libres mientras corres ¿eh?

Una risa salió de todos nosotros; su cara estaba roja, y su nariz… Dios, ¿De
verdad estaba un poquito torcida?

“¡Maldición! ¡Callad! ¡Todos vosotros!” dijo, con sus mejillas tornándose de un


color rojizo.

“Gran comienzo para nosotros Jessica” soltó Keith “Ya sabes, tienes a esa gente
en tu equipo que se llaman compañeros de equipo.” Le dio una burlesca sonrisa.

Le gruñó y giró la cabeza. Me reí, y también mis compañeros. Lauren rechinó los
dientes.
“No te pongas chula, Swan… No estarás en mejor forma cuando acabe contigo”
me amenazó con una enfermiza dulce sonrisa.

“Ya veremos” dije simplemente. Era nuestro turno para sacar; Ángela dio un
paso hacia delante, golpeando la pelota. Afortunadamente la pelota cayó por
encima de la red, pero Caleb la trajo de vuelta, y Keith la puso perfecta para mí.
Salté, la golpeé con la más fuerza que pude por encima de la red. ¡Punto!

“2-0” el entrenador chifló y le señaló a Ángela para que continuara. Lauren me


frunció el ceño, como en plan ‘¿ella juega?’

“Vamos Ángela, ¡puedes hacerlo!” la animamos. Respiró hondo pero


desafortunadamente esta vez, no pasó por encima. Lauren se rió y le murmuró
algo maleducado a su compañera.

“está bien, buen intento” Ben Cheney la golpeó en el hombro, y la vi ruborizarse.


El equipo de Lauren rotó y ahora era el turno de Jessica para sacar. Más poder
para ella.

Balanceó la pelota varias veces, intentando actuar como una profesional. Unos
diez segundos más tarde, estuvimos cansados de esperar.

“¡Tía! ¿Vas a sacar?” Keith dijo impaciente.

Gruñó y pasó la mano por encima de su cabeza para golpear la pelota.

El balón no pasó la red. En vez de eso, escuchamos un grito. Aterrizó en el trasero


de Lauren para después caer al suelo.

“¡Tú estúpida, y torpe!” le gritó, lanzándole el balón a la cara,

“¡Lo siento mucho!” dijo Jessica, asustada de la mortífera Lauren, que la seguía
mirando intensamente.

“¡Rotación!” el entrenador dijo, interrumpiendo así la pelea. Genial, ahora estaba


delante y en medio con Lauren. Genial…. No.

“De verdad Swan, yo creo que deberías ceñirte al baloncesto, no te ofendas, pero
eres penosa en esto” dijo enfatizando ‘penosa’. Lo dije la que ha tocado la pelota
una vez desde que el partido empezó. Decidí ignorarla, ya lo arreglaría más
tarde.

Era ahora el turno de Keith para sacar. ¡Finalmente! ¡Un buen saque! Jesse, un
chaval del otro equipo la golpeó y salió disparada preciosamente por el aire,
esperando a que uno de nosotros la golpeara. Por supuesto, yo fui a por mi
oportunidad.
Salté y la golpeé tan fuerte como pude hacia el otro lado, dando en la cabeza de
Lauren. Ella ni siquiera estaba prestando atención al principio, estaba con la
cabeza girada, hablando con Caleb sobre mi “falta de aptitudes”. Sus ojos
echaban humo, seguido de un grito y una serie de infamias.

“Swan…. Tú p….” el entrenador pegó un silbido para que no se atreviera a decir


nada más, ella gruñó.

“¡Mister! ¡Ella ha golpeado la pelota hacia mi cabeza a propósito! ¿No debería


suspender por eso?”

“Señorita Mallory, en verdad, ella no ha roto ninguna regla. Ella golpeó por
encima de la red y tú por otra parte,” le dio una mirada desaprobadora “Deberías
haber estado prestando atención. Además, yo estoy seguro de que fue un
accidente, no es así, ¿señorita Swan?”

“Por supuesto que lo fue” le sonreí a Lauren “Siento si te lastimé, Lauren. Mis
disculpas”

“No estaba herida” escupió rápidamente.

“Genial. Entonces no veo donde hay problema. Continúen” dijo el entrenador


haciendo un gesto con la mano. El juego continuó.

Gracias a Keith, continuamos ganando puntos conmigo aún en el centro del


campo. Esta vez Lauren no me quitó ojo, golpeando la pelota hacia mí,
imitándome. Por supuesto yo fui la que lo empezó, así que yo seré la que lo
termine. Si ella pensaba que podría vencerme en Voleibol sólo copiando mi
técnica, es mucho más tonta de lo que pensaba.

“¡La tengo!” saltó y golpeó la pelota hacia mí. Con una sonrisa, la despejé y Ben
la golpeó por la red. Su equipo gimió cuando vio que íbamos ocho puntos por
delante.

Era bueno que hoy el día estuviera de mi parte. Antes de terminar el partido, la
cabeza de Lauren colisionó con la pelota tres veces más gracias a mí. Ella gritó
cada vez, y todo el mundo lo encontró graciosísimo. Ganamos el partido.
Después de que nos cambiáramos de ropa, caminé con Ángela, la que me estaba
diciendo lo que haríamos en Biología hoy. Entonces, sentí que algo golpeaba
contra mi cabeza.

“¿Qué demonios?” me giré para ver a Lauren, de pie ahí con los brazos cruzados
en su pecho, de pie al lado del carro de voleibol, sonriendo oscuramente.

“Ups” dijo, fingiendo un grito ahogado “Puedes perdonarme ¿no? Los accidentes
ocurren”
“Por supuesto que te perdono…” le sonreí y me giré “O… ¡Quizás no!” con ello me
agaché para coger la pelota y se la lancé enfadadamente hacia ella. Ella gritó
fuertemente una vez más, sacando más balones del carro y me los lanzaba. Cogí
el otro carro que estaba en una esquina cercana a mí, y lancé otras pelotas hacia
ella también.

“¡Zorra!”

“¡Puta!” contesté, lanzando una hacia la cadera antes de que se levantara del
suelo algunas pelotas ya que el carro estaba vacío.

“¡Chicas! ¡Chicas!” el entrenador vino corriendo hacia nosotras. “Me voy a mi


oficina a beberme un café ¡y miren lo que hicieron!” dijo abriendo los brazos y
regañándonos.

Había pelotas por todos lados, y los demás nos miraban como si hubiéramos
perdido la cabeza. Intenté imaginarme lo que habían visto, a mí y a Lauren
lanzándonos pelotas alocadamente, insultándonos mutuamente. Dios… era muy
infantil.

“¡A la oficina del director! ¡Ahora!” ordenó.

El señor Robinson no estaba contento, eso era muy fácil de decir.

“¿Chicas queréis ser expulsadas de E.F?” preguntó, incrédulo.

“No…” murmuramos.

“No quiero nada así otra vez, ¿Lo habéis entendido? Esto es un colegio, y estáis
aquí para vuestra educación y para mejorar sus estudios académicos. Ahora
Señorita Swan, he escuchado de sus profesores que lo está llevando muy bien,
con sobresalientes, así que dejaré pasar esto… y en cambio a ti Señorita Mallory,
su suficiente debe ser subido al notable si quiere seguir en el equipo de
animadoras.” Dijo a través de sus gafas.

“Sí, señor” dijo silenciosamente.

“¡A clase! ¡Las dos!” nos gritó y las dos salimos pitando por la puerta. Ella me
empujó a propósito para pasar ella por la puerta; gruñí y decidí dejar esta pasar.
En frente del mostrador de recepción, vi a Edward sentado en uno de los sofás,
con el ceño fruncido. Lauren gritó y corrió hacia él.

“¡Edward! ¡Qué bien que viniste a verme! Estoy perfectamente bien, excepto por
esta torcedura de tobillo” se remangó el pantalón para enseñárselo, pero Edward
la ignoró como si fuera invisible y caminó hacia mí rápidamente. La cara de
Lauren cayó, cerró los puños y nos miró furiosa unos metros allá.
“¿Estás bien?” sus ojos estaban llenos de preocupación.

“Estoy genial” Le sonreí. Suspiró y me puso contra su pecho.

“Escuché hace un rato que te metiste en una pelea en el gimnasio. Supongo que
las chicas exageraron un poquito, dijeron que te rompiste una pierna.” Explicó,
riéndose.

“Lauren no es tan buena”

Me guió afuera de la puerta sin lanzar ninguna mirada a Lauren cuando pasamos
a su lado.

“Déjame saberlo todo bien. ¿Estabais jugando al voleibol?”

“Sí” sonreí “Acabé enferma de que me provocara, así que tuve que hacer algo…”
le conté toda la historia y se rió cuando le dije que Lauren fue golpeada por la
pelota varias veces en el partido y cómo Jessica hizo para golpear a Lauren en el
culo cuando sacó.

“Recuérdame que nunca esté en el bando contrario al tuyo”, se rió mirándome


con humor.

“No te preocupes, no creo que lo estés nunca.”

Capítulo veintisiete: Las grandes chicas no lloran

Puesto que los chicos estaban fuera por el juego de esta noche, Alice, Rosalie y yo
pedimos comida china y estábamos teniendo una “charla de chicas” mientras nos
pintábamos las uñas la una a la otra. Era una hora de camino por lo que la
escuela no le permitió ir a otros estudiantes, o Alice, Rosalie y yo habríamos
estado allí, animándolos a todo pulmón. Admito; era divertido hacer las cosas de
chicas. Nunca hice nada como esto cuanto era pequeña, ya que realmente no
tenía ningunos amigos que fueran lo bastante cercanos a mí como para abrir mi
corazón.

A las nueve en punto recibí una llamada de Edward en medio de She’s the
Man,(Ella es el chico) diciendo que ganaron y estaban en camino a casa. Eso se
sintió bien, recibir su llamada y que compartiera su alegría conmigo. Es decir, él
estaba en el bus con un grupo de otros amigos, pero me llamó a mí.

“Entonces, ¿cuál fue el resultado final?”

“Perdieron por 40 puntos…” se rió y yo me uní a él.

“Hombre… pensé que Emmett estaba bromeando cuando dijo que eran malos.
Por primera vez en la vida, le atinó a algo,” bromeó, sonriendo.
“Edward… ven al asiento de atrás conmigo,” ronroneó una voz desde el otro lado
de la línea. Y no sólo cualquier voz, la voz de ella. De repente, sentí esta
incomodidad en mi estómago y me di cuenta que estaba conteniendo mi
respiración.

“Claro. Cuando el infierno se congele,” murmuró él. “¿Bella? ¿Sigues ahí?”

“Si, claro.”

“Bueno, mejor te dejo ir. Tengo que ir a encargarme de algo entre Dylan y Jaime
antes que los puños se involucren,” gruñó.

Me reí ente dientes, “Ve a hacer tus cosas, Capitán. Te veré mañana”

“Buenas noches” Cerré de golpe mi móvil. ¿De verdad estaba celosa? No es como
si él fuera realmente a ceder ante Lauren. Me dije a mi misma que estaba siendo
tonta; tal vez Lauren sabía que él estaba al teléfono conmigo de modo que hizo
eso como venganza para enfadarme por lo que hice en el gimnasio.

Aún si algo pasó entre ellos, eso no debería molestarme. Él era libre de salir con
quien quiera que quisiera, es decir, no es como si fuera mi novio o algo. Pero
sabía desde el fondo de mi corazón que Edward no haría eso, sabía que él no lo
haría.

Mis pensamientos divagaron hacia esta mañana cuando pensó que estaba
lastimada. Estaba sinceramente conmovida por la preocupación que llenaba sus
ojos y cuan aliviado pareció cuando vio que yo estaba bien. Me hizo sonreír; verlo
en mi cabeza mientras repetía las escenas.

“¿Bella? ¿Qué estás haciendo?” Preguntó Rosalie, sus ojos alejándose con
dificultad de la pantalla de TV.

“¡Oh, nada!” Sonreí y me uní a mis amigas en el resto de la película.

Cuando entré al edificio la mañana siguiente la gente comenzaba a reírse de mí


cuando los pasaba. ¿Qué diablos está pasando? Miré hacia abajo; estaba usando
zapatos, pantalones, y no estaban mal combinados. No entendía porqué, hasta
que vi el gran afiche de mí colgando en la pared.

La foto estaba trabajada en photoshop, y parecía como la que estaba… ¡la que
estaba en el móvil de Edward! Excepto que en la imagen yo estaba usando un
bikini con la palabra “prostituta” en él, y sobre mi cabeza había una pancarta en
letras doradas que decía “vagabunda del 2008 - ¡no perteneces aquí!”

Justo como esperaba, vi a Lauren rodeada por un grupo de chicas estiradas,


riéndose a pulmón batiente a unos pocos metros.
“¿Te gusta?” Preguntó, caminando hacia mí con sus aprendices siguiéndola.
Arranqué el afiche de la pared y lo rompí en pedazos, tirándolas al piso con furia.

Respiré profundamente y me dije a misma que me calmara. No haría un gran lío


de esto; porque eso sería lo que ella quería. Pero no pude evitar que mis mejillas
se comenzaran a calentar, no pude evitar el deseo de darle un puño en la cara. ¿Y
de todas formas, cómo consiguió ella la foto? Era exactamente como la que había
en el móvil de Edward. A menos… ¿él le dio la foto? ¿Era sólo una coincidencia
que él no estuviera aquí? Pero… eso era imposible. ¿De verdad me haría él eso a
mí? No… ¡no lo haría! Cerré mis ojos e inhalé una vez más. No podía llorar… no lo
haría. Caminé en silencio a mi primera clase con pasos vaciantes.

“¡Mírenla! ¡Demasiado asustada para dar cualquier respuesta! ¿No les dije que
era una cobarde?” Se rió Lauren tras de mí, y se le unieron muchas otras
personas. Ahora estaban aplaudiendo, disfrutando de mi miseria. Quería morir.

Fue aún peor en mates. Estaban pasando notas entre ellos, sonriendo con
suficiencia en mi dirección. Cuando me pidieron resolver una ecuación, el chico
sentado a mi lado me pasó una nota por debajo, la leí por encima… “perra de
Nueva York,”

Despedacé el papel dentro de mi puño, lo cual causó más risillas. Si yo era una
puta, ¿qué haría eso ser a Lauren? ¿Una prostituta? Al menos yo no me lo estaba
tirando a como ella. Él. No me tuve fuerzas para pensar su nombre.

“¿Señorita Swan?”

“OH… cinco raíz cuadrada de siete,” me senté y escondí mi rostro en mi cabello,


mi cabeza cayendo sobre mi mano como apoyo. Todo lo que podía pensar era…
¿cómo pudo ella? ¿Cómo pudo él?

Alice me dio un fuerte abrazo cuando nos encontramos en el pasillo. Me jaló


dentro del baño de damas, reconfortándome.

“Ese maldita, juro que... voy a hacerle un daño grave a su rostro…” dijo entre
dientes cuando terminó de escucharme despotricar.

“Alice, gracias. Pero está bien. ¿No me vengues, vale?”

Ella se veía perpleja, “Bella... ¿vas a dejarla escaparse como si nada con esto?”

Asentí. “No quiero causar más problemas. Ya terminé con el drama. Estoy
cansada de él.”

“¿Estás segura?”

“¿Cuál es el punto? Se la cobramos, y luego ella empieza algo nuevo... Vamos a


dejarla pasar, ¿vale?” Sonreí en vano.
Ella dudó, “si eso es lo que quieres...”

Asentí débilmente. “Lo es.”

Sonrió con satisfacción, y no era una sonrisa de felicidad, “si alguna vez cambias
de opinión…”

“Serás la primera en saber,” le aseguré. Me deseó buena suerte y fuimos en


caminos separados hacia nuestra próxima clase.

No quería ir a educación física, quería faltar. Pero por la buena estudiante que
era, no podía forzarme a hacerlo. El vestuario todavía estaba bastante vacío
cuando entré. Gracias a dios ella no estaba aquí todavía, sólo estaban Ángela,
Heather y Jasmine.

“Bella… ¿estás bien?” Preguntó Ángela, dándome un pequeño abrazo.

“Seh, eso creo…”

Heather y Jasmine no sabían que hacer, por lo que pusieron sus manos
suavemente sobre mi espalda, dándome unas palmaditas. Entonces de la nada,
escuché a alguien aplaudiendo.

“¡Bueno, bueno, bueno! ¡Habría pensado que ya estabas en el siguiente vuelo de


regreso a la gran manzana!” Dijo Lauren, con Jessica y Kelsey riéndose. “¿Y qué?
¿Ustedes chicas están de su lado ahora?” Les dio a Ángela, Heather y Jasmine
una amenazante mirada. Las otras dos chicas dieron un paso lejos de mí de
inmediato, asustadas. A excepción de Ángela, quien aún estaba parada a mi lado.

“Por supuesto que lo estoy,” dijo lealmente, nunca antes la había visto hablarle
alto a Lauren. Y sabía que ello debía haberle tomado mucho coraje; su rostro
estaba levemente sonrosado, y sus manos estaban temblando un poco.

“Como quieras. Capta esto, Weber, las personas que no están de mi lado siempre
terminan yendo hacia abajo,” ella le sonrió y fue hacia su casillero.

Hoy no jugábamos, lo cual era bueno. Después que el entrenador tomó lista,
nosotros, los estudiantes que jugamos ayer, tomamos asiento sobre la banca.

“Oye Bella, escuchamos,” se me acercó Cody con Sean, tomando asiento a mi


lado.

“Fantástico,” dije sarcásticamente.

Ellos se rieron suavemente, no queriendo enojarme. Cody lanzó su brazo


alrededor de mi hombro, “sólo para que sepas, estamos completamente de tu
lado. Esa perra puede irse directo al infierno por todo lo que me importa,” dijo,
intercambiando una expresión de vómito con Sean.

“Gracias chicos,” me reí; reconociendo aquella mirada de disgusto que se


pasaron el uno al otro.

“De nada. Ella siempre nos ha tratado como sus esclavos en el pasado… Sostén
esto por mi, sostén aquello por mí…” imitó él, “como si nos importaran un
demonio sus uñas. Pero con Edward pone esta voz dulce y chillona… ¡agh!”

Edward…

Sean sonrió, “anímate. Sólo imagínate a Lauren siendo golpeada en su culo de


nuevo por un balón de volley…” fue diciendo. Cody y yo nos reímos, recordando
lo que pasó el día anterior. Esos chicos sabían como hacerme reír; y fue gracias
a ellos que deportes pasó mejor de lo que esperaba.

Antes de entrar al salón de clase de artes choqué contra Edward en el corredor.


Se veía tan perfecto como siempre, aunque parecía preocupado por algo. Mi
corazón latió vacío, todavía no estaba lista para verlo… con todas estas
confusiones.

“Hola,” sonrió débilmente.

“Hola…” mascullé y me pregunté si fue audible.

“Escuché sobre lo que pasó esta mañana, lamento no haber estado allí,” me
acercó hacia su pecho de manera protectora, y eso me causó un poco más de
dolor. Lo alejé de un empujón, pero no habría tenido éxito sin su ayuda. Me miró
con una expresión herida.

“¿Qué está mal?”

“Nada”

Me miró fijamente para leer mi rostro, y no pasó mucho hasta que la


comprensión lo golpeara.

“¿Crees que yo le di la imagen?” Susurró, sus ojos estaban llenos de dolor y algo
de lo que no estaba segura, ¿frustración?

“Ya no se lo que pienso, Edward…” susurré en respuesta. Él suspiró y estiró su


mano buscando una de las mías, hizo una mueca de dolor cuando vio que yo la
retiraba en vez de aceptarla.

Quise creerle muchísimo, ¿pero cómo pudo hacerlo ella de cualquier otra forma?
Si él no se la dio, ¿cómo podría ella haber conseguido la misma foto?
“Bella, no tengo idea de cómo ella consiguió esa fotografía. ¡Lo juro! ¡Yo nunca te
haría eso a ti, no lo haría! No se como la consiguió… en serio, no sé…” pasó su
mano por su cabello, frunciendo sus labios.

“Supongo que es sólo una coincidencia que desaparecieras esta mañana,” dije
con frialdad, luego lamentándolo de inmediato. ¿De qué servía discutir?
Solamente terminaría más triste en mi interior. Él respiró profundamente y me
miró a los ojos, hablando claramente.

“Algo malo pasó entre Jamie y Dylan anoche en el bus, se metieron en una pelea
enorme y ambos se lastimaron. Estuvo bastante malo; sus padres fueron citados
aquí a la escuela. Esta mañana me dijeron, junto con Emmett y mitad del equipo
que presenció la pelea, que fuera a la oficina y les contáramos lo que vimos. El
entrenador todavía está pasando apuros en si sacarlos del equipo o no…” se
detuvo, y de repente, su cuerpo se congeló.

“Espera… ¡la pelea! ¡Eso es!” golpeó su frente, luego me agarró por el hombro,
asombrándome por su repentino movimiento.

“¡Bella! ¿Recuerdas cuando te estaba hablando anoche y corté pronto? ¡Tuve que
ir a dividir la pelea entre los chicos, por lo que no tuve la oportunidad de poner el
móvil de regreso en mi bolsillo! Debo haberlo dejado sobre el sofá, ¡y Lauren
estaba sentada detrás de mí!” golpeó la pared con su tenso puño.

“¡Demonios! ¡Ella debe haber visto y enviado la foto a su móvil por su cuenta! No
me lo puedo creer…” aporreó la pared con su puño, más duro esta vez.

Me congelé por un momento; entonces todo se me aclaró. Edward no le envió la


foto. Él no sabía. Su explicación tenía sentido, y entre más comenzaba a pensar
en ello, más encajaba con la personalidad de Lauren. Una ola de alivio pasó a
través de mí, Edward no me traicionó. ¿Qué rayos estaba pensando?

Di un paso adelante y lancé mis brazos a su alrededor, cerrando mis ojos. Él se


agarró de mi cintura con fuerza, como si temiera que yo fuera a alejarlo de
nuevo.

“¿Me crees, Bella?” Susurró, su tono lleno de remordimiento.

“¡Si! Lamento haber dudado de ti. Créeme, nunca quise... pero no podía pensar
en ninguna otra forma de que eso pasara…” Me sentía tan estúpida ahora, y eso
me hizo intensamente culpable cuando levanté la mirada hacia sus ojos color
esmeralda, hacia sus sinceros ojos. No noté que tenía lágrimas en mis ojos hasta
que él las limpió con sus dedos.

Se rió entre dientes, “está bien. Yo también habría dudado de mí. Lo siento, en
serio,” entonces su sonrisa desapareció, y sus ojos estaban furiosos ahora, “y
Lauren va a pagar…”
“¡No!” Casi grité. Él me dirigió una mirada confusa. “No empieces nada, ¿vale?
Voy a dejar toda estaba basura de Lauren justo ahora. Ella me dejará en paz con
el tiempo. Estoy bien, de verdad.”

“¿Estás segura?” Me miró como si hubiera perdido la cabeza. Me reí.

“Estoy segura. Y ella se enojará y se fastidiará más viéndome ignorarla.”

Él suspiró, “Si eso es lo que quieres. Diablos… estaba esperando tener un poco de
diversión con ella,” murmuró, sus pensamientos volando hacia algún lugar más.
¿En serio planeó algo en esos 60 segundos? Decidí cambiar el tema.

“¿Y cómo están Jamie y Dylan?”

Edward suspiró, “están bien. Hicieron las paces estaba mañana y se disculparon
entre sí. En todo caso, estaba peleando por algo estúpido; por quines eran los
jugadores All-star de la NBA el año pasado. Fue tonto; comenzaron a provocarse
entre ellos y se convirtió en una pelea. Aunque Dylan recibió el peor daño; su
brazo se partió, por lo que puede que no sea capaz de jugar baloncesto en el
siguiente par de meses. Está realmente enojado por ello.”

“Ouch. Eso apesta,” dije, frunciendo el ceño con simpatía.

“Aja… apesta,” hizo una mueca, y luego el timbre sonó. “Date prisa, vamos a
clase,” sonrió, rozando mi mano con las yemas de sus dedos y su roce me hizo
cosquillas. Me di cuenta de cuánto extrañé eso.

“Vale,” sonreí de regreso. Lo sabía. Sabía que él no lo haría.

La Sra. Caughman aún no estaba allí cuando llegamos. Pocos segundos después,
ella finalmente regresó, con cara de disculpa.

“Lo siento… tuve que hacerme cargo de algo en la oficina. Abran la página 465 y
oh… antes que lo olvide, para aquellos de ustedes en la obra, no estaré ahí para
el ensayo de hoy. Tenemos una reunión para todas las facultades…” antes que
ella pudiera terminar su frase, Adam interrumpió con emoción.

“¡Fantástico! ¿Escucharon eso? Es decir,” se detuvo cuidadosamente y


rápidamente amplió después de recibir una mirada de la Sra. Caughman, “¡que
lamentable! Que pena no tener ensayo. Estoy tan desilusionado,” dijo de plano,
y hubo risas saliendo de todos lados del cuarto.

“Estoy realmente complacida que te sientas así, “¡por lo cual es que conseguí un
sustituto!” Nos sonrió.

Los ojos de Adam se abrieron de par en par y su rostro decayó. La Sra. C. en


broma.
“Estaba bromeando. Pero apreciaría si estudiaran sus guiones esta noche para
refrescar la memoria,” dijo con seriedad.

“Claro,” todos asentimos; si claro.

El resto de la tarde pasó mucho más rápido que la mañana. Por supuesto,
algunas chicas malaleche aún se reirían de mí en los pasillos, pero la risa se
calmó un poco. Encontré a Edward en el frente del edificio cuando la escuela
terminó, y fui recibida por una sonrisa torcida.

“Hola,” dijo animado.

“Hola,” sonreí, mi humor inmediatamente iluminado por su presencia.

“Una tarde libre. Ha pasado un buen rato desde que he tenido una de esas,” rodó
sus ojos, “¿y qué estás haciendo con tu libertad?”

“Voy a estudiar para el examen de historia mañana.”

“Estudiar, ¿eh? Suena interesante,” dijo como arrullando de forma tentadora,


atrayéndome dentro de sus brazos, sus frente contra la mía. Respiré; y solté una
risilla.

“Estoy segura que mi idea de estudiar es muy diferente de la tuya…”

“Eso lo veremos, ¿no?” Me guiñó el ojo y me dio un pequeño beso en las mejillas.
Por primera vez; anhelé leer historia.

Esperó pacientemente mientras yo escarbaba mi maleta en busca de mi llave


para abrir la puerta. Alice no estaba allí, probablemente con Jasper en su
apartamento. Era absurdo como mi corazón se aceleraría cada vez que me daba
cuenta que estaba sola en un cuarto con él cuando él parecía estar a gusto,
encontrando nada para estar nervioso sobre esta situación.

“Entonces… ¿realmente vas a estudiar?” Preguntó, levantando su ceja como para


molestarme. No realmente, preferiría tener una ronda de besos contigo mejor…
Pero no diría eso, además, de verdad necesitaba hacer algo de estudio.

“Pero claro. Sabes cuan importante es mi educación para mí,” dije, manteniendo
un tono profesional, como uno de esos vendedores que ves en TV.

“¡Está bien! Pongámonos a eso entonces…”

Saqué mi libro de historia y él sacó el suyo, sentándose en la silla frente a mí.


Suspiré y traté de meter mi nariz en el libro; necesitaba una A mañana.
Concéntrate. Ignora a ese chico divino sentándose a 30 centímetros de ti…
Pero no obstante, perdí mi concentración cuando lo sentí mirándome embobado,
pasando las páginas rápida y alocadamente sin prestar una onza de atención a su
libro. Me reí.

“¿Qué estás haciendo?”

“Estudiando,” dijo él, como si fuera la cosa más obvia. Todavía me estaba
mirando con una enorme sonrisa satisfactoria sobre su hermoso rostro.

Sacudí mi cabeza y me reí de nuevo, “bueno, tengo sed. ¿Te gustaría tomar
algo?”

“Seguro. Coca estaría bien,” sonrió mientras yo me levantaba de mi silla para


conseguir algunas bebidas de la mini-nevera.

Antes que yo la alcanzara, sentí sus brazos alrededor de mi cintura, acercándome


a él, “¿Bella?” Su aliento estaba sobre mi cuello, y su voz era tan suave y gentil
como siempre.

“¿Si?” Me reí.

“Se mi novia,” susurró, atrapándome completamente fuera de base. Mi corazón


se aceleró y puede sentir el golpeteo de mi pulso. Bueno, eso fue una sorpresa.
Me giré para mirarlo a la cara, y sus brazos siguieron cerrados seguramente a mi
alrededor. Nuestros rostros estaban casi tocándose; él esperó pacientemente por
mi respuesta.

“Yo…uh…” mi respiración era irregular, quería decir algo, lo que fuera, pero las
palabras no salían. A la larga, algo finalmente escapó de mi boca cuando mi
cerebro comenzó a funcionar de nuevo.

“Vale…” mi susurro tembló, y mi corazón todavía estaba haciendo el pequeño


baile de brinquitos dentro de mi pecho.

“¿En serio?” Su rostro se iluminó en una amplia sonrisa torcida.

Lancé mis brazos alrededor de su cuello y sonreí, “si. Me encantaría ser tu novia,”
dije con gran felicidad, y él se inclinó más cerca para besarme completamente en
los labios. Un novio…

Capítulo veintiocho: Alardeo

Me sentí como si todo mi cuerpo estuviera quemándose, llameando con un calor


fiero mientras me besaba. Mi corazón estaba por salir de mi pecho de tanto
palpitar, me pregunto si él lo notó. Su impaciencia me recordó al beso que
intercambiamos en la clase de Biología días atrás. ¿O había sido ayer? Mi
cabeza estaba tan llena de él; cada vez que lo miraba, seria como un nuevo día
para mí.

“Quería preguntarte desde hace muchísimo tiempo… pero no quise que salieras
huyendo. Pero ayer, cuando Mike dijo esas palabras para apartarme, de que no
fuera tu novio… Sabía que no podía esperar más. Tu eres la chica para mi, Bella,
ahora se que no quiero a nadie que no seas tú,” susurró, acariciando mi mejilla
con su mano. Su voz estaba derritiéndome; sin mencionar sus ojos…

“Bien, me alegra que lo hicieras,” dije cuando finalmente tuve la fuerza para
hablar. Pareció complacido con mi respuesta, crispando la esquina de sus labios
hasta hacer una mueca.

“OK… esto va a sonar muy controversial,” rió entre dientes nerviosamente,


tomando mi mano en la suya.

“Pero nunca había tenido novia antes, es difícil de creer. Entonces, no estoy
exactamente seguro de como va todo esto.” Reí ante la inocencia de su
expresión, “Estoy segura que lo harás genial, así como haces todo lo demás.”

Me paré de puntillas para besarlo de nuevo, y deseoso me correspondió. Con sus


manos viajando de arriba hacia abajo sobre mi espalda.

Su toque me hizo temblar de primero, pero era un temblor de la emoción que


sentía.

Tire de el hacia el sofá sin dejar de besarlo. Cada vez que nos separábamos para
sentir nuestros alientos, nuestros labios automáticamente se buscaban cada
uno, segundos después. Como si fueran magnéticamente atraídos.

Mi respiración comenzaba a ser inestable y ruidosa, jadeaba mientras el movía


sus labios por el hueco de la base de mi garganta

“Mi novia,” susurró y rozó mi cuello. Reí nerviosamente y anudé su cabello una
vez más para cerrar la pequeña parte de espacio entre nosotros.

Sus manos se movieron hacia mi cintura, acariciando ligeramente la parte de


mi piel que sobresalía suavemente, presionando continuamente sus labios sobre
los míos.

No quise moverme; y me pareció que él tampoco.

Mis dedos temblaron al desabrochar la camisa azul marino que vestía. Debajo
tenia una camisa blanca sin mangas, me robó el aliento. Se saco la camisa y la
lanzo sobre mi cama. Sus ojos traspasaron de nuevo los míos con una
deslumbrante sonrisa.
Respiraba sin aliento mientras admiraba esos increíbles bíceps suyos. Comencé a
recorrer con la punta de mis dedos cada parte de sus brazos, musculosos y
corpulentos. Apreciaba como es que alguien tan, imponentemente atractivo
podía ser real.

Cerró sus ojos y se sentó mientras yo corría mi dedo a lo largo de su brazo. Su


respiración era pesada y caliente, como si también le faltara el aliento.

“Muy impresionante,” noté, y sus ojos encajaron una risa.

“No sabes que bien se siente,” murmuro contento. Sonreí y me acomode entre
sus brazos; Estaba completamente satisfecho con mi actual posición. Nos
quedamos en absoluto silencio; jugó con uno de los filamentos de mi cabello
mientras yo hundía mi cara en su pecho, aspirando cada olor de su esencia.

“Me tengo que ir,” susurró, bajando su mano de mi cabeza, y frotando mi


espalda.

“No…” murmuré egoístamente; ¿habrá escuchado la gran decepción en mi voz?


Se rió entre dientes.

“Tu sabes cuanto desearía estar aquí contigo por siempre. Pero la reunión del
colegio ya terminó, y el entrenador me quiere allí para la practica de hoy,”
susurró.

Suspire, “Ok. Tendré que hacerme a la idea de que no te puedo amarrar por
siempre.” Se rió.

“Te veré después, esta noche,” me aseguró besando mi cabello.

“Entonces ya sal,” le dije juguetonamente. Aparte mi cara de su pecho y me


levante de su regazo.

Camino hacia mi cama y levantó su camisa, dejándola desabrochada. Coloco


rápidamente su mochila sobre su hombro, y camino hacia mí dándome
apasionadamente un beso sobre los labios.

“Te veré después… novia,” me guiñó y se fue activamente fuera de la habitación.


Me quede ahí, inmóvil, tocando el lugar donde él me acababa de besar.

Alrededor de diez minutos, Alice llegó junto con Rosalie, quien no parecía del
todo feliz.

“Es injusto, ¿Por qué tienen que practicar ahora? ¿Y después de la reunión del
colegio? El entrenador es un insensato. Ni siquiera la Sra. C, la adicta al juego,
¡pospuso el ensayo!

Rosalie comenzó a maldecir entre alientos e hizo pucheros.


“Bien, ni siquiera vamos a recordar esto después de que los chicos ganen en su
próximo juego por goleada,” dije, mi frase sonó mas a pregunta que a un hecho.
Entonces repentinamente, pensé en algo para animarlas.

“Ok… chicas tienen que prometer que no gritaran ni se asustaran, ¿de


acuerdo?” A mis costados, movía mis manos inquietamente, esperando alguna
respuesta del cielo.

Me miraron curiosamente, después sus expresiones fueron horrorizadas.

“¡Oh por Dios! ¿Alguien esta herido? ¡Edward! ¿Él esta bien?” chillaron, saltando
fuera de sus asientos. Reí.

“Relájense, son buenas noticias,” les asegure dejándolas respirar. Se sentaron y


esperaron pacientemente a que continuara, “Ok. Recuerden su promesa,” Les
recordé ser cuidadosas y tome largo rato, respire profundamente, “Edward me
pidió… hace rato, ser su novia.”

Rieron felizmente y me envolvieron en un abrazo.

“¡Oh por Dios! ¡Es grandioso!” Creo que escuche algunos huesos de mi espalda
tronar.

“¡Espera!” se paralizó Alice y me miró fijamente con ojos destellantes, “Dijiste


que “si”, ¿cierto?”
Me reí. “Claro que si, Alice. ¿Por qué diría que no?
Soltó un suspiro de alivio, “Fiuuu. Lo siento, tenia que comprobarlo.” Rosalie
palmeó su espalda y la llamó tontamente. Alice le lanzó una almohada, y antes de
que lo pensara ya habían comenzado una pelea de almohadas.

“¡Toma esto!” dijo Rosalie, lanzando una almohada detrás de Alice. Alice gritó;
y lanzó una almohada en mi cabeza.

“No pienses que te quedaras ahí sentada, ¡mirándonos pelear!”

Me burlé y le lancé de vuelta la almohada; Rió y subió una revista para cubrirse.
Rosalie comenzó a perseguirla. Cuando la pelea término, mi cabello era un gran
desastre. Estaba todo parado en los lugares inadecuados; me veía como si
hubiera caminado afuera con un huracán encima de mí.

“Ok… ya es suficiente de tanto ejercicio,” jadeó Rosalie. “Por un año”


Alice y yo reímos por lo que acababa de decir, seguía siendo cansado hablar.

“Es genial que ustedes dos estén juntos,” dijo Alice, aparentemente contenta. “Y
por el tiempo, también. No hay razón para no hacerlo oficial,” vi que torno sus
ojos, no supe porqué.

“¿A qué te refieres?”

“Nos referimos a que ustedes ya estaban actuando como una pareja,” dijo
Rosalie, sonriendo así como subía su ceja.
Mis mejillas se sonrojaron. “No estábamos.”

“Lindo. Poniéndose a la defensiva, debo agregar,” Alice río entre dientes


golpeando chistosamente sus sienes. “Dejame ver… se encuentran todos los días
frente al edificio… te espera después de la escuela para acompañarte al ensayo…
te llama o te escribe cuando él no esta no contigo… Oh si, mi error. Totalmente no
son una pareja.” Su sarcasmo fue realmente pesado cuando dijo la última frase.
Me sonrojé; desesperada por cambiar el tema.

Alrededor de las seis y media, los chicos salieron de su práctica y nos encontraron
en el jardín. Arreglé mi cabello y lo cepillé para acomodar los enredos que
conseguí en la lucha de almohadas. Soy decente, pensé para mi misma. Mi cara
se encendió cuando recordé que volvería a ver a Edward de nuevo.
Los chicos nos sonrieron cuando los miramos metros atrás. Emmett se inclinó al
oído de Edward para susurrarle algo. Edward le lanzo una mirada sucia y
murmuró algo detrás de el. Jasper río, rodando sus ojos hacia sus mejores
amigos.

“¿Siendo un idiota otra vez, Emmett? Espera, ando mal. ¿Siendo tu mismo otra
vez, Emmett?” Alice reafirmo antes de sentarse junto a Jasper, haciendo
muecas. Emmett la ignoro indignado, y después giro hacia mí sonriendo
satisfecho.
“Así que… ¿Qué hicieron esta tarde antes de la practica, chicos?” emitió,
arqueando sus cejas hacia Edward y a mi.
“Nada.” Ambos reímos e intercambiamos miradas.
Emmett rió, “Oh Si. Nada. Eso es el porque de que Edward llegara con el
cabello todo desordenado y la camisa mal abrochada.
Edward miro a lo lejos, ocultado su tonta sonrisa mientras que todos reíamos.
Después el tomo mi mano sobre la mesa, sosteniéndola firmemente con la suya.
El calor de su mano se sentía grandioso; Mire arriba hacia sus ojos, y me
deslumbro con esos increíbles ojos suyos. Eran tan imponentes. Mi corazón latía
fuertemente; era imposible acostumbrarse a su perfección. ¡Sin defectos!
Jasper rió entre dientes, “así que finalmente ustedes dos están juntos. Y por el
tiempo, digo, de cualquier manera, ya ustedes estaban actuando como una
pareja.”

Ahora ya estaba molesta, “Ok… ¿Por qué siguen diciendo eso? Tu novia,” le lancé
una mirada a Alice, quien se agito con una risita, “dijo la misma cosa hace rato.”

“¡Porque es la maldita verdad! ¡Ah!, y recuerdo, chicos, que antes ustedes ni


siquiera admitían lo que sentían por cada uno, siempre lo hacían de lo más lindo,
¿ligar sin vergüenza alguna? Emmett sonrío tontamente, moviendo el labio en un
‘aww’.

“No lo hicimos,” protestó Edward.

“Y ambos de ustedes se niegan obstinadamente. Están hechos el uno para el


otro,” bromeo Rosalie. Mi cara se ruborizo; Estaban teniendo la forma y también
mucho tiempo para tomarnos el pelo.

“¿Terminaron de molestar? ¿Podemos ir finalmente por algo de comer, ahora?”


Edward pregunto un poco irritado.

“Ah, aun no he terminado, esperen unos segundos mas, por favor,” Emmett rió
fuertemente y con gran humor mientras Edward y yo lo mirábamos perplejos.
“Ok… Ok… estaba bromeando,” murmuro inocentemente.
“Gracias,” le dije sarcásticamente, rodando mis ojos.

-
-
Ordenamos lasaña, excepto Rosalie, quien pidió una ensalada Italiana. Comenzó
a vernos fijamente mientras comíamos, observando atentamente cada plato de
nuestra comida. Me hizo sentir culpable, mirándome con esos ojos
envidiablemente suyos.
Lance mi tenedor y la mire frustrada, “Mira Rosalie, esto se esta hiendo a lo
ridículo. Tienes un cuerpo tan perfecto, ¡que tú no necesitas dietas tan
horrendas!
“De todos modos, ¿Por qué comes vegetales?” Emmett le pregunto
inocentemente. Edward y Jasper gimieron, tan frustrados como con su lentitud.

“Porque subió una libra la ultima vez que se peso,” Alice respondió por ella,
rodando sus ojos.

Emmett envolvió sus brazos alrededor de su cintura, “Nena, te ves


excesivamente bien así como tu eres. No necesitas ninguna dieta,” le sonrío a
ella. Rosalie miro abajo hacia su plato.
“Miren chicos, estoy bien… ¿de acuerdo? Si quiero esta dieta, voy a lograrla. De
todos modos, los vegetales son saludables”, se encogió, tomando un pequeño y
elegante trozo de su lechuga. No dijimos mas sobre el tema; nadie podía hacerla
cambiar de opinión cuando estaba determinada en hacer algo.

Después de la cena, Edward rápidamente se excuso y dijo que tenía que ir por
algo. No quise presionar desde que puso esa sonrisa apaga en su rostro.
“Ya vuelvo,” beso mi cabello y salio apurado dentro de la tienda.
Regreso con un bolsa llena de caramelos, arrojándolos sobre la mesa. Alice y yo
gritamos; ha pasado tanto tiempo desde que no tenía un chocolate.

“Hombre. ¡Eres genial!” Jasper lo jaló en un abrazo amigable, golpeando su


puño. Edward rió entre dientes y vio fijamente a Rosalie, cuyo rostro se estaba
tornando un poco pálido.

“Ok… ¡que nadie toque los Hersheys y nadie saldrá herido!,” amenazo
Emmett, desenvolviendo uno antes de deshacerlo dentro de su boca. Edward
cogió un Twix y le dio una gran mordida.
“Hmm… ¿no es este lo mejor? Digo, disfrutando el sabor tan lechoso y
chocolatazo… absolutamente delicioso.” Lamió sus labios y cerros sus ojos en
apreciación. No pude ayudar pero note que su comentario estaba haciendo que
Rosalie se rindiera, quien tenia los labios puestos y sus ojos enclaustrados en la
barra de chocolate.
Alice y yo nos conteníamos mientras mirábamos la estrategia y el plan del juego
de Edward.
Edward dio otra mordida al chocolate, exagerando nuevamente sus
movimientos, “Mmm… Definitivamente es refrescante. Ha pasado tanto tiempo
que no comía un chocolate, ¿No estas de acuerdo, Bella?”

“Oh si. Es delicioso,” sonreí y saboree el caramelo.

“Edward trago la mordida de chocolate, “¿Sabes que? Creo que voy a tomar
otro mas,” dijo claro y lentamente. Este comentario, claro, seguía siendo directo
a Rosalie, quien estaba tornándose más pálida cada minuto. Sus manos estaban
sujetando los lados de la silla. “El ultimo Twix,” señalo.
Al estar apunto de desenvolver el Twix que tomo, todo sucedió muy rápido,
Rosalie se levanto y lo arrebato ferozmente de las manos de Edward. Lo abrió
rápidamente con sus dedos y le dio una gran mordida, masticándolo
rápidamente.

“Mmm… mmm!!” sus ojos estaban cerrados mientras continuaba disfrutando su


momento.

“Yo iba a comerme eso, Rosalie,” se burlo Edward.

Todos reímos; sus mejillas se tornaban a un color rosáceo que a menudo


aparecía en mi rostro.

“¿Qué paso con la dieta de mi querida hermana?” Bromeo Jasper.

Trago Rosalie, “Fuera dieta,” Se rió Emmett y coloco sus grandes manos sobre
los delicados hombros de Rosalie.
“Esa es mi chica.”

“Es bueno tenerte de vuelta, Rosalie,” dijo Alice vertiginosamente.

Incline mi cabeza hacia Edward, quien tenía su grande y orgullosa sonrisa sobre
su cara, completamente adulado consigo mismo.

“Ese fue un gran plan” susurre mientras los otros estaban riéndose por las cuatro
envolturas de Hershey frente a Emmett. Edward rió.

“Gracias.”

Edward me encontró enfrente del edifico como siempre en la mañana. Usaba


una camisa café con sus jeans descoloridos, simple pero impresionante. Me
unió con él en un apasionado beso, colocando sus manos dentro de mis jeans a la
cintura. No muy dispuesta, lo separe de mí y lo jale hacia la esquina del edificio,
donde estuviéramos fuera de ojos humanos. Lo bese de nuevo, colocando mis
manos en sus amplios hombros.

“OK, ¿Qué fue eso?” pregunto, mirándome confuso cuando nos separamos.

“Ese fue un beso,” le respondí sonriendo.


“Si. ¿Pero por que movernos antes de besarnos?

Suspire. “Es muy pronto, Edward…”

Frunció el ceño y descontento me espero a que continuara, “Para besarnos de esa


forma… enfrente de todos. No quiero alardear,” murmure.

“Pero yo si quiero”.

“Se que quieres, pero…”

Me interrumpió. “¿Sabes que tarde o temprano todos descubrirán que lo nuestro


ya es oficial?”

“Lo se. Y lo descubrirán tranquilamente por ellos mismos… es que no quiero


sonrojarme enfrente de sus caras,” sonreí disimuladamente, viéndolo a los ojos
y esperando a que me entendiera.
Acaricio mi mejilla y suspiro después de acomodar un mechón de mi cabello que
caí sobre mi rostro, “sabes, eres demasiado agradable al tratar de cuidarte,”
murmuro suavemente y me sonrío de vuelta., “pero pienso que es una parte de
tu encanto.”

Le hice una mueca. Al final, decidimos mantener nuestra relación en lo más


mínimo, por ahora.

“Así que, ¿Qué significa eso? ¿No podremos hacer nada a menos de que estemos
solos?” bromeo, “Y la próxima vez que quiera besarte durante la escuela, ¿Te
tendré que mandar un mensaje y citarte en el closet del conserje? Buena idea,
Bella,” Oh si… definitivamente ahora estaba bromeando, Gire mis ojos.
“No quise decir que no nos besáramos. Solo dije que no de esa forma.”

“Ah, ¿te refieres a esto?,” el susurro y se inclino para besarme de nuevo,


enterrando sus manos en mis bolsillos, reí.

“Detente. Si tratas de hacerme cambiar de opinión sobre este plan, no va a


funcionar. Nunca subestimes las palabras de una chica,” dije arrogantemente,
pensé en lo mas profundo cuando estuve en la grieta del borde.

“Trataba de solo imaginar que es lo que no debo de hacer,” rió simplonamente


mientras que con la mirada le di a entender “seguro”.
La campana sonó; beso mi mejilla y se fue a su primera clase.

“Eso es permitido, ¿cierto?,” pregunto.

“Es genial,” me pare de puntillas y bese sus labios.

Me sentía a la deriva en clases. Era a menudo que mi mente vagara en su


encantadora sonrisa… el profesor me lanzo una mirada, con un “¿Por qué sonríes
ampliamente?” Se veía escrito en su rostro. Trate de no pensar en el; ¡perdería
mi concentración!

Lauren estuvo ausente el día de hoy, probablemente atendiendo la conferencia


de las Bimbo, me dije con gran humor cuando ella no apareció en la clase
mientras tomaba lista el maestro.

Jugué al baloncesto con Cody y Sean, en realidad no jugamos con las reglas,
solo bromeando alrededor y ensuciándonos cada uno. Ángela duro todo el rato
hablando con Ben Cheney sobre la banca.; parecía muy feliz y alegre con esa
gran sonrisa sobre su cara. No quise fijarme mucho; sabía que torpe me sentía
cuando otros se fijaban en Edward y en mí.

Cuando salí de gimnasia, me saludo un guapísimo chico de ojos esmeralda. Me


sonrío al reclinarse en mí. Descansando, apoyado con su espalda y una de sus
piernas sobre la pared. Escuche a varias chicas suspirar vehemente cuando
pasaron cerca de el, supe como se sentían.

“Oye… ¿Cómo estas aquí tan temprano?”

“Bueno, Soy un corredor muy rápido,” hizo una mueca. Reí y sacudí mi cabeza.
“Olvida lo que pregunte.” Acerco su rostro cerca del mío, pero lo detuve cuando
estuvo una pulgada cerca del mío. Me sentí casi decepcionada al ver que no me
besaba. Leyó mi rostro y frunció los labios, como si estuviera cuidándose de no
reír.

“En lo mas mínimo, ¿recuerdas?”

Lo mire en blanco, y recordé el estupido acuerdo en que lo forcé tomar esta


mañana.
Gire alrededor y vi a varias chicas riéndole a Edward y agitando su dedos
sensualmente. “Tu te lo ganaste, tu lo mereces”.

“Claro,” murmure, volteando con una gran frustración dentro de mi mientras


caminaba a Ingles con el aun lado d mi.
Sonrío todo el camino divertido, lo que me irrito más. En lo mas mínimo,
pensándola bien ya no era una idea tan brillante. ¿A quien le importa si las chicas
de esta escuela me odiaban más? Talvez ¿debería de decirle que olvide lo que le
dije esta mañana? Ten fuerza Bella. Así que no te besó. Gran cosa.

El cuarto periodo fue… interesante. Edward se voltearía y me miraría mientras la


profesora no nos ponía atención. O mientras ella nos diera la espalda,
escribiendo en el pizarrón blanco. Me daría una sonrisa, que incrementaría mi
ritmo cardiaco.

La chica sentada a un lado mío, Michelle, pensó que el la estaba mirando; agarro
su espejo y se acomodo el cabello. Era hilarante.

“¡Sr. Cullen! Voltéese y ponga atención,” lo regaño la profesora cuando


finalmente lo pilló. Suspiro y obedeció de mala gana, apoyando su codo en la
mesa mientras yo reía. Cuando la profesora giro nuevamente y puso su atención
en el pizarrón, Edward torció un poco su rostro para sonreírme. No se resistía,
¿cierto? No me importaba; era divertido y adulador al mismo tiempo tener a un
chico tan grandioso que se fijara en ti. Le sonreí de vuelta, y solo eso fue motivo
para que moviera sus labios en una larga sonrisa.
“¡Edward Cullen! ¡Deje de mirar a Bella!” La profesora golpeo graciosamente
su rostro con su libro de texto que estaba sobre el escritorio cuanto atrapo de
nuevo a Edward.

“De acuerdo… de acuerdo…” levantando sus manos como si se estuviera


rindiendo, me reí silenciosamente cuando mire a Michelle mas frustrada que
nunca.

“Tiene suerte de ser un excelente estudiante, si no hubiera tenido que


responderme varias preguntas por su falta de concentración ahora mismo…”
murmuro. Edward le hizo muecas, como si el fuera a decir “no puedo evitar ser
listo” riendo satisfactoriamente.

¿Escuche correctamente? ¿Excelente estudiante? ¿Como es posible que tuviera


tiempo para los estudios con tanta cosa? ¿Los ensayos, los juegos de baloncesto,
y su increíble vida social? Y no se ve tampoco como el tipo de me quedo en mi
habitación. Tampoco he tenido problemas en mantener mis calificaciones altas
con todo este problema del drama de Lauren y con el tiempo que paso jugando…
Su vida era el doble de ocupada comparada con la mía… pero el…

Me forcé a mi misma en detenerme. El y yo… éramos completamente


incomparables. El se excedía en todo; Yo era un cacahuate en contraste con el.
Pero del todo seguía. No podía ayudar pero me sentía impresionada; primero, un
prodigio en el basketball, un romántico como Shakespeare, ¿ahora un
excelente estudiante? ¿Había algo en lo que no fuera bueno? Era sorprendente,
demasiado sorprendente.

Después de que la clase terminara, Edward casualmente estaba esperándome


en mi escritorio para que recogiera mis cosas. Michelle apuñalo sus manos muy
molesta y salio del salón. Parecía que estaba obteniendo demasiado el día de
hoy.

Edward pasó sus manos sobre mi espalda mientras ponía mis hojas dentro de la
mochila, pero rápidamente las regreso a sus costados cuando termine. Las
partes donde me toco seguían cubiertas de plumas. Sabía que no podría más.

“¿Estas usando psicología inversa?” Le pregunte incrédula, frunciendo el seño.

Se rió. “No estoy haciendo nada” mintió, su expresión no era creíble.

Junte mi cuerpo con el de el y el lo bese ferozmente en los labios, ignorando que


habría chicos que aun no se iban, probablemente ya estaría absorbiendo este
momento.

“Pensé que dijiste…”

“Olvida todo lo que dije esta mañana, no me importa lo que otros piensen… este
espacio entre nosotros me esta matando,” lo admití, un poco avergonzada, “Y
contigo recordándome eso, fui yo la que salio con toda esa estupida idea,
sinceramente es una tortura. Cada vez que me presionabas…”

“Soy muy bueno. ¿Verdad?” susurro entre risas. Después me empujo sobre su
pecho, duro y calido pecho.

“Ok… lo admito, no estaba jugando limpio.”

“Tramposo,” murmure. Beso mi nariz y me reí.


“Entonces… ¿no tienes hambre?”

“¡Me estoy muriendo de hambre!”

“Muy bien, vayamos pues a comer.” Tomados de la mano, caminamos hacia la


cafetería.

Después de estar tanto tiempo dentro del edificio, era refrescante sentir y ver el
sol que era tan calido.

“Quédense aquí, ¡señoritas! Regresaremos con la comida,” nos guiño Emmett.


Los tres se fueron al pasillo dejando en la mesa a mis dos amigas y a mí.

“¡Pues sigo sin creer que dejaras a Lauren en paz! Esa rata merece algo,” Rosalie
dijo indignada, dándome la misma mirada que recibí ayer de Edward. Primero, no
sabia lo que ella estaba diciendo, después se me hecho encima ayer, muy
distante.

“Bien, la voy a dejar en paz y espero que ella haga lo mismo. Me enferma que no
lo deje pasar, y que comience de nuevo… Estoy esperando a que todo esto
termine,” me encogí. Suspiraron.

“Estas siendo muy madura en esto. Si esto me pasara ami, ya la estaría


mandando al infierno ahora mismo,” murmuro Rosalie, tronándose los nudillos.
Estaba pensando mal, si yo fuera madura, hubiera pensado mejor antes de
golpearla por detrás con la pelota de volleyball.

Entonces, repentinamente. Oí algunos gritos de asombro y varias


exclamaciones. Volteamos y vimos a mucha gente, a mucha, formando un gran
circulo enfrente de la tienda donde Edward, Emmett y Jasper se suponían que
traerían nuestra comida.

“¿Qué es lo que pasa?” pregunto Alice.

“No lo se…” Nos levantamos de nuestros asientos, y corrimos rápidamente


entre la multitud para tener una mejor vista.

“¡Bastardo!,” esa voz… asombrada empuje a todos los que estaban sobre mi
camino y vi a Edward, sosteniendo a Mike del cuello de su camisa, dándole un
fuerte golpe en la cara. Mike gimió en agonía, tratando de patear a Edward con su
pie, pero le fue un fracaso.

Edward lo lanzo sobre el piso, y se agacho para darle algunos golpes mas en el
estomago. Emmett y Jasper trataron de detener a Edward sosteniéndolo por los
hombros, pero se sacudió ferozmente dándole a Mike con vigor otro gran golpe
en la quijada.

“¡Basta!” grite, corriendo hacia Edward, y quitándolo de encima de Mike. Sus ojos
eran asesinos, como si estuviera listo para arrancarle a alguien la cabeza.
Emmett y Jasper lo sostenían de los brazos, consiguiendo levantarlo del piso.

Su expresión era mortal; respiraba irregularmente, sin voltear y sin mirar a


alguien más.

Estaba furioso, sus ojos eran oscuros y peligrosos. Acechando a Mike, como un
depredador y su presa.

“¡No te vuelvas atrever a hablar de ella de esa manera!”, le gritó a Mike, quien
era ayudado por Eric y Tayler. Los pasos de Mike eran inestables, continuaba
haciendo muecas de dolor.

“No dije nada.” Respondió Mike, sobandose la quijada.

Edward gruñó, “¡Y una mierda!” exhaló. “Si tu vuelves, si vuelves a hablar de ella
de esa forma tan inapropiada, haré de tus días en esta escuela tu infierno
personal. ¿Me entiendes?

“Oye, Mike, ¡vayámonos de aquí! ¡Edward se ve que esta listo para asesinar a
alguien!” escuche que Eric le murmuró nerviosamente, sudando cada vez que
miraba la cara venenosa de Edward. Mike apuñaló sus manos y se fue
cobardemente con sus amigos, alejándose lo más posible de nosotros.

“¿Qué fue todo eso?” escuche que alguien le murmuraba a su amigo.

“Tengo una conjetura,” el otro chico me hecho un vistazo, y sus otros amigos
rápidamente cabecearon.

“Ah…”
Capítulo veintinueve: Sólo pruébatelo
La muchedumbre borró cualquier marca de furia en el rostro de Edward. Lo
seguí silenciosamente asustada de hacer algún comentario. Se sentó bajo un
árbol frente a una charca artificial, debajo del puente. Cogió una roca, la lanzó
despidiendo agua al exterior. Esperé unos minutos hasta que se calmase.

“¿Estás bien?” le pregunté silenciosamente, con la voz rasposa. Aclaré mi


garganta.

Respiró profundamente ‘’ lo siento. Rompí mi promesa’’

Una brisa tranquila pasó carca, él continuó ‘’oí por casualidad a Mi…él’’ escupió
enfadado su nombre ‘’ estaban hablando sobre ti. Hablando de lo impresionante
que estarías con unos trajes de baño que vieron en una revista anoche… De lo
mucho mejor que estarías sin ropa’’. Gruñó y apretó sus puños.

‘’ Perdí el control. No pensé y le di un puñetazo. Creo que sabía que estaría


escuchando y lo dijeron sólo para enfadarme, salí fuera de mí… pero no pude
evitarlo. Y sus amigos no es que ayudaran riéndose de los comentarios que
hacían’’. Su voz era baja y colérica.

Conseguí arrodillarme y cogí su cara con mis manos, besé su nariz…su frente. ‘’
Es un idiota. No te culpo. Pero me hubiera gustado que me lo hubieras dicho
primero, así le hubiera pegado un tortazo en la cara.”

Se rió ‘’ hubiera sido una escena agradable de presenciar’’, pero sus ojos aun se
nublaban de tristeza.

“¿Crees que te echará la culpa a ti?’’ Le pregunté y por mi cuerpo paso una ola de
cólera al pensar que Mike pueda meter a Edward en algún problema.

‘’No’’. La contestación de Edward era asombrosamente confidente y tranquila. Le


miré desconcertada.

“Él no. No es estúpido.” Resopló. ‘’ Sabe que si intenta meterme en algún


problema, yo le pegaría’’. No entro en muchas explicaciones. No le pedí que
siguiera, ya que sabía cuánto le enfadaba hablar sobre Mike.

‘’Edward relájate’’. Y le besé la mejilla. El suspiró

‘’gracias. Lo necesitaba’’

Vi a Mike por la tarde en el vestíbulo. Parecía un fantasma al verme; estaba


asustado por algo que probablemente le sucedería. Le sonreí; quizá es esto es lo
que es sentir tener un novio, que alguien se pegue por ti, para protegerte.
Aunque Edward antes no hizo nada de eso, él era diferente.

No ensayamos, sino que por el contrario, estuvimos probándonos los trajes, que
para mi horror, el mío era el más grande. Parecía que no era la única horrorizada
por los trajes, escuchaba a los otros chicos murmurar con terror. Edward notó mi
expresión y me agarró la mano mostrándome una sonrisa.

Lauren se mostró con Jessica, luciendo tan blancas y rubias como siempre. Si,
podría no haber venido a la escuela. Pero decidió de alguna manera que tenía que
aparecer en el ensayo. La señora C tosió para conseguir nuestra atención.

‘’Tengo un amigo cercano que es diseñador de trajes de Los Ángeles y va a venir


a ayudarnos a seleccionar los trajes.A todos. Esta es Elaine Marion.” Señaló a
una señora hermosa que estaba al lado de ella, y estaría cerca de los 40. Llevaba
unos pantalones cortos con unos tacones altos. Ella nos sonrió de una forma
profesional, todo negocio.

‘’Vale, ahora quiero que todos los chicos se vayan allá con Paul’’. Indicó a un
chico rubio con el pelo de punta. ‘’ El nos ayudará a seleccionar a los chicos. En
cuanto a vosotras venid conmigo’’.

Poco dispuesta, me solté de la mano de Edward y la seguí detrás de las cortinas


junto con las otras chicas. Esperaba encontrarme con trajes feos y viejos, pero
para mi sorpresa delante de nosotras había vestidos elegantes colgados en
perchas y todos de distintas formas y colores.

‘’Ahora se como los jóvenes de hoy en día tenéis estas cosas en contra de las
cosas anticuadas. Y creedme, lo he vivido -rodó los ojos- así que…en vez de
torturaros llevando esos incómodos vestidos sin estilo, voy a traer unos vestidos
exquisitos, femeninos que tienen un tacto que parece viejo, pero a la vez
moderno’’ cogió un vestido azul y las chicas que habían detrás mías parecían
encantadas.

‘’Este por ejemplo…podéis sentir que es antiguo y elegante, pero también puede
ser…glamuroso’’ nos deslumbró con una brillante sonrisa.

‘’Recordad chicas, la moda vieja no es fea. Equilibramos la cantidad correcta de


modernidad para hacer un bonito estilo a la hora de mirar’’. Entonces giro su
mirada hacia mi ‘’encanto, ¿estás haciendo de Julieta?’’ me dijo mientras me
miraba asombrada.

‘’Sí señora’’ le conteste cortésmente, preguntándome como lo sabía. Como si


hubiera leído mi mente, se rio entre dientes.
‘’Pareces el tipo de Julieta. He seleccionado algunos trajes que pienso que te
quedarían perfectos. Acompáñame y te los mostrare’’.

Lauren y Jessica no parecían contentas por toda la tención que me ponían. Ellas
gruñeron y las miré incrédula, estando así de feliz decidí ignorarlas. Elaine me
llevo a sitio de los trajes largos y me dio uno de ellos, diciéndome

‘’Pensaba en éste para la obra’’ exhibió un exquisito vestido rojo que solo Rosalie
usaría. Era moderno y pasado de moda al mismo tiempo con la parte inferior del
vestido elegante que cubría hasta las piernas… vale… admito que me gustó y que
podría imaginarme a alguien llevándolo en la obra.

Alguien, pero no yo.

‘’¿ Qué opinas?’’ me pidió aun con esa cara tan expectante.

‘’Es maravilloso. No estoy segura de si me pegará.” Le dije avergonzada, ella


escéptica me dijo suavemente. ‘’Eso es porque tiene que probárselo,
convencerse de que le estará bien,y por supuesto que estará genial con él. He
estado haciendo esto desde hace mucho tiempo y mi juicio nunca me han
fallado’’ Me guiñó.

Me ruboricé y doblé el delicado vestido en mi brazo después de que ella me lo


diera. Ella me dijo de ir a los vestuarios situados en la parte posterior del
escenario. Respiré y caminé nerviosa hacia mi condena.

Primero desabroché el vestido, después me deslicé en él. Esto no tiene


remedio…caminé con el vestido y luego tiré de él hasta el final para arriba
atrapando algo de mi pelo en el proceso.

‘’Ouch’’. Me queje y maldije silenciosamente. Ese es el porqué de por qué nunca


me divierte probarme ropa.

‘’¿ Ya estas querida?’’. Oí a Eleaine llamarme en la distancia.

‘’Sí’’ dije cogiendo mi ropa. Tomé una respiración larga y profunda y abrí la
puerta con menos valor aun. Ella estaba allí sonriéndome con satisfacción. Una
expresión-Alice quise decir. Sabía que si ella hubiera estad aquí se habría llevado
perfectamente con Eleaine.

‘’¡ Estas maravillosa, cielo! Ven y mírate en el espejo’’. Ella me arrastró a un


espejo de cuerpo entero con el nombre de la empresa grabado a través de él.
Pensaron en todo, adiviné que no era broma cuando la señora C dijo que eran
profesionales.
Todo fue muy bien, cuando finalmente tuve fuerza suficiente para mirar al
espejo. El final del vestido estaba sobre mis pies; al menos no rozaba el suelo, ya
que tengo algunos problemas de equilibrio cuando estoy nerviosa. Al menos no
me caería.

‘’¡ Maravillosa, maravillosa, ahora tengo una máscara preciosa que va con el
vestido…’’ entonces ella me dejo delante del espejo.

‘’¿Sra. Marion?’’ oí una voz aterciopelada que atrajo mi atención y me giré. Vi a


Edward entrar a los bastidores desde detrás de las cortinas. ‘’ Paul quería
preguntarle…’’ entonces se quedo literalmente congelado cuando me vio.

Sus labios se entreabrieron y sus ojos se ensancharon de la sorpresa y sacudió su


cabeza unos segundos más tarde. Llevaba una camisa antigua de color crema
con tres de los botones desabrochados y unos pantalones negros mas apretados
de lo que él estaba acostumbrado. Debo decir que esos trajes le quedaban
asombrosamente bien. Era difícil de imaginar a alguien más retratando a Romeo
en este momento; ni a un Leonardo Dicaprio, celebridad que me encanto cuando
le vi por primera vez en la película de Titanic

‘’uh, uh…wow’’ tartamudeó jadeando aun con los ojos abiertos. Me ruboricé y
fruncí mis labios al mismo tiempo. Era tan insólito verlo mudo, y no digamos
tartamudeando.

‘’¡ huhg, no está en el armario!, esta quizá en el otro. ¡Ahora vuelvo!’’. Eleaine
dijo exasperada mientras que Edward y yo nos mirábamos a los ojos
intensamente sin hacerle caso. A ella pareció no importarle; ella anduvo
rápidamente al otro lado de las cortinas mientras que Edward dio varios pasos
hacia mí.

Ahora era yo la que estaba nerviosa con aquel chico inhumanamente hermoso y
a unos pasos de mi cara. Mi corazón empezó a palpitar con fuerza. Mi cara estaría
probablemente igual de roja que el vestido. No pude evitar mirar a su pecho
expuesto. Ante eso tome todo mi autocontrol para no extender mi mano y
posarlas sobre él.

‘’ Estás impresionante. No, impresionante no es la palabra correcta para tanta


hermosura, estas…’’, dijo susurrándome y cogiéndome firmemente por la cintura
cautivando mis ojos con los suyos tan encantadores. Respiraba con tanta fuerza
que podía sentir cada latido de mi corazón. Tengo que aprender a no ponerme en
ridículo delante de él, aunque él sea involuntariamente irresistible.
‘’ te pareces bastante al mismo Romeo. Nunca pensé que te presentarías a las
pruebas de los trajes’’. Falsifique un estremecimiento. Estiro las comisuras de sus
labios.

‘’bueno la señora C me amenazó con ponerme leotardos si no la acompañaba


hoy’’.

Me reí ‘’ estoy segura que los leotardos te quedarían también bien. Pienso que si
llevaras una manta también te quedaría bien.

Rodó sus ojos como si no me creyese ‘’ todavía prefiero no llevar aquellas medias
como pantalones, muchas gracias. Si quisiese ser bailarina hubiera ido a una
escuela de bellas artes’’ Esto me llegó aún más, trate de imaginármelo con unos
pantalones ajustados, pero el todavía se veía… caliente.

‘’¿ Ya te he dicho lo increíblemente hermosa que estás?’’ puso sus labios en mi


oído y las manos sobre la parte expuesta de los hombros y cuello.

‘’Umm..’’ antes de que tuviese la posibilidad de decir algo mas sus labios se
estrellaron contra los míos con entusiasmo, pero sosteniéndome con cuidado con
sus manos suaves, mientras que yo coloque mis manos delante de su pecho.

‘’¡ lo encontré! Como dije esto pegará con el vestido’’. Eleaine surgió de detrás de
las cortinas y se nos quedo mirando atontadamente.

‘’ bien, voy a fingir que no vi nada…’ oí su refunfuño y luego se rió de nosotros. ‘’


Encontré la máscara. Y encontré la suya también señor Romeo. ¿Necesita usted
algo?’’ Preguntó recordando que Edward había venido por una razón.

‘’ oh, no’’ dijo rápidamente, despreocupado.

Eleaine me dio una máscara roja, brillante que tenia plumas escarlatas que
sobresalían de un lado. Si hubiera algo que tuviese que considerar fuera de
moda, hubiera dicho la máscara. Debo decir que Eleaine tenía razón; la máscara
hacia juego con el vestido que llevaba.

La de Edward era de plata, brillante bajo la luz. Este también hizo juego con su
traje. Se inspeccionó.

‘’ podría haber sido peor’’ me dijo al oído cuando Eleaine no prestaba atención.
Estaba de acuerdo con él.

La Sra C. nos sonrió ampliamente cuando nos vio forzadamente a probarnos las
máscaras. ‘’Fabuloso, estáis los dos fabulosos’’ sus manos agarraron a Edward y
yo rápidamente me quité la máscara por la vergüenza. Entonces para mi
sorpresa vi a Lauren detrás de las cortinas echando una ojeada. No dijo nada, ni
estallo ni intento rasgar mi cara. No mientras que estuviera Edward allí.

‘’ Bien…ustedes dos ya pueden cambiarse’’ dijo Eleaine para nuestro alivio.

‘’gracias’’, suspiramos los dos completamente agradecidos. Edward beso mi


mano y se marcho a su camerino.

‘’Le dije que había química entre ellos dos’’. Oí a la señora C decirle orgullosa a su
amigo, aunque no lo hizo demasiado alto, no quiso que la escuchara. Sonreí y
volví a mi camerino. Entonces note que Lauren todavía miraba a escondidas
detrás de las cortinas con unos ojos furiosos, pero al mismo tiempo… envidiosos.
Nuestros ojos se encontraron y en un segundo desapareció rápidamente de
detrás de las cortinas.

Cuando acabé nuevamente de cambiarme, tan pronto como abrí la puerta vi a un


chico rubio inclinarse dentro del camerino con su pierna apoyada contra la pared.
Era fácil de ver de dónde se había inspirado pero había enorme diferencia entre él
y Edward. Cuando Edward se apoyaba a la pared de la misma manera, él se
veía… bueno… como Edward. Lo que se traducía a… buenísimo. Pero cuando Mike
se apoyaba contra la pared no podía siquiera mirarlo dos veces, o quizás era
porque aun estaba enfadada por lo que sucedió en el almuerzo con Edward.

Al principio no le hice caso oponiéndome al deseo que tenia por golpearle entre la
ingle. Puse cara de enfadada y me largué cuando él comenzó a seguirme.

‘’ Hola Bella’’. Dijo Mike sin ningún rastro de culpabilidad.

‘’Hey’’ dije fría sin mirarle a la cara. Cogí mi vestido y estaba a punto de salir
cuando el abrió sus brazos y me paró.

‘’¿ Estas enfadada conmigo o algo?’’ se rio entre dientes.

‘’Huhg. No estoy segura. Fuiste diciendo cosas sobre mí, y forzaste a mi novio a
pelearse contigo. No. Definitivamente no estoy enfadada’’. Dije muy enfadada,
a él pareció darle una sacudida eléctrica, pero volvió a recomponerse
rápidamente.

‘’¿ novio? Esto va en serio’’ se reía. ‘’ escucha, no sé qué te diría Cullen pero no
dije nada sobre ti. Está buscando cualquier cosa para pegarse conmigo.”

‘’¿ Me estás diciendo que me mintió?’’.

‘’ Él no es exactamente la persona más digna en la que poder confiar’’


‘’ Él es mil veces más digno de confianza que tu y si piensas que voy creer en lo
que me has dicho, estas equivocado.’’ Le contesté ferozmente.

‘’¿ No sabes que está jugando contigo? Edward Cullen nunca sale en serio con
una chica, juega con ellas, y las trata como la basura. Te estoy advirtiendo;
déjale antes de que lo haga él’’.

No podía creer lo que oía de ese individuo, ese que había estado hablando mal de
mí, y que casi consigue que le golpee en la tripa. ‘’Mira Mike’’ dije su nombre con
repugnancia ‘’ tú no sabes nada sobre mi ni de Edward, así que no te metas en lo
que no te concierne o no lo pararé cuando Edward quiera darle una paliza. Oh y
yo tengo un consejo para ti, no pierdas tiempo conmigo. Tienes a muchas chicas
detrás, pídale salir a Lauren’’. Se lo dije con una sonrisa, a lo que el frunció el
ceño, confuso.

Después de la cena, caminamos hacia nuestra habitación hasta las 9.30. Edward
me dio un dulce beso en los labios antes de irse, haciendo que mis rodillas se
debilitasen. Nuestros labios se movían lentamente y con cada otro me perdía en
sus brazos que envolvían mi cintura. Entonces Emmett separó a Edward con esas
manos tan fuertes que tiene agarrándolo por el cuello, rompiendo así nuestro
beso.

‘’ Vale. Necesitamos irnos. Sé que vosotros dos sois los Shakespeare de nuestra
escuela, pero estoy seguro que Romeo y Julieta no se dicen adiós con un beso tan
largo. Y créanme, puesto que he visto la película como cien veces con Rosalie’’
dijo rodando sus ojos y arrastrando a Edward hacia la puerta. Edward estuvo
hablando de lo poco que le importaba su negocio mientras que Jasper iba
relajadamente detrás de ellos riéndose.

‘’ Adiós chicas’’ oí decir a Emmett cuando cerró la puerta.

‘’ Adiós Em’’ reímos nerviosamente y Rosalie estaba decidida a recuperar su sitio.

Después Alice llegó y estuvimos dibujando las cortinas y comprobamos si las


puertas estaban bloqueadas antes de irnos a la cama, generalmente rutina.

‘’ ¿Bella?’’ dijo Alice cuando estábamos a punto de meternos en la cama.

‘’ ¿ Si Alice?’’

Me abraza. ‘’ Gracias’’

‘’Err… De nada ¿pero qué me estas agradeciendo?’’


Empezó a reírse y me cogió del brazo para que me sentara con ella en la cama.
‘’ por traer a Edward más cerca de nosotros de lo que lo ha estado nunca. Estos
últimos días hemos estado pasando más tiempo con él que antes’’.

‘’ Que bien. Estoy contenta’’ le sonreí sinceramente. Ella me abrazo una vez más
y nos dimos las buenas noches metiéndonos en nuestras cómodas camas. No
tarde mucho en quedarme dormida.

Al día siguiente, el ensayo fue cancelado porque anunciaron iba a hacer una
reunión del Consejo estudiantil. Suspire con coraje cuando pensé que Edward
estaría ocupado.

Los más mayores tenían una orientación para saber el que estudiar después de la
escuela. Así que Alice y yo volvimos a nuestra habitación. Me conto que Kelsey le
pregunto por Edward ya que iban a la misma clase de arte.

“Yo estaba en plan “Oh si. Definitivamente”’’. Te lo juro y vi que la sangre


desaparecía de su cara, dejando ver su palidez. De repente dejo caer su libro al
suelo aterrizando a los pies del Sr. Raymond. Él no estaba muy contento puesto
que pensaba que lo hizo a propósito y tenias que haber visto de que manera le
pedía perdón para que la creyera’’.

‘’ tengo que decir, y fuera de tonterías que el gusto de Kelsey es el mejor’’ me reí
‘’ pienso que no es su culpa ser una estúpida y carecer de opinión. ¿Piensas que
hizo los amigos incorrectos?’’

‘’ si, pero sigue siendo una perra’’. Alice se encogió.

Estudiamos para la prueba de Biología un par de horas. Alice compró galletas de


chocolate y de fresa, además de patatas, para tener nuestras bocas ocupadas
mientras estudiábamos.

‘’¿ porque tenemos que estudiar la disección? Es que no me gusta abrir a las
pobres criaturas.’’ Mientras que me dijo esto giro la pagina a una con una rana
con el estómago abierto. Hice una mueca; entonces mi teléfono empezó a sonar.
En el móvil salía ‘’papa’’ y eso era inusualmente raro puesto que estoy en
contacto con Charlie mediante E-mails. Nunca podemos tener una conversación
de más de dos minutos.

‘’ Hey, papa’’ dije poniendo todo el entusiasmo que podía.

‘’¡ Bella!’’ su voz era urgente ‘’escucha cariño, no quisiera alarmarte o cualquier
cosa, pero…umm, pero ha habido un accidente’’ su voz era reservada y podía
detectar los nervios detrás de su voz tranquila. Mi mano temblaba pero espere a
que continuara.
‘’ Renee ha tenido un accidente de coche. Acabo de recibir una llamada de Phil, un
coche le golpeo mientras que conducía…’’

‘’ ¡oh no! ¿Pero está bien?’’ chille.

‘’ No se cielo, ahora está en el hospital inconsciente. Pero estará bien. Ella es una
buena persona’’ entonces la voz de Charlie disminuyo y caí mi teléfono. Mi
madre. Inconsciente. En el hospital.

‘’¿ Bella?’’ Alice corrió hacia mí y recogió el móvil. ‘’¿ qué ha sucedido?’’

Mis labios temblaban y mi cuerpo entero se sacudía con miedo, cuando Alice me
entrego el móvil. Un sollozo se me escapo y después corrí, corrí tan rápidamente
del cuarto como me fuera posible. Mi madre. Golpeada por un coche.
Inconsciente en el hospital.

Capitulo treinta: De pie

Afuera estaba lloviendo, no era que me importara mucho, ya que yo ya me encontraba


mojada por mis lágrimas. Las palabras que Charlie me había dicho venían a mí como un
diluvio. Dios… desearía que esto fuera una pesadilla. No sabia a donde iba, solo corría
por los alrededores del campus sin ninguna dirección, luchando con todas mis fuerzas
contra la lluvia y el viento. Mi madre. Estaba inconciente. En el hospital. Incluso si me
fuera en el primer vuelo de regreso a New York, no lograría llegar a tiempo. Este
pensamiento me hizo sollozar aun más fuerte.

Mi cuerpo entero seguía temblando. No porque tuviera frío, ya que lo tenía entumecido
de pies a cabeza, sino porque estaba asustada. Mi madre ha sido la persona más cercana
a mí desde que nací. Ella era mi mejor amiga, mi pared… pero ahora, con ella en el
hospital, sin saber si ella ya había despertado o no, estaba mas asustada de lo que nunca
antes había estado.

“¡Maldita sea!” grite exasperada, poniendo mis manos atrás de mi cabeza. Empecé a
sollozar de nuevo, pensando en que había hecho, o que había hecho mi madre, la
persona más amable y cuidadosa que existía, para merecer esto. Las lágrimas caían
rápido por mis mejillas como si mis ojos fueran una fuente, mis rodillas estaban débiles
y no tenía ningún tipo de fuerza en el cuerpo.

“¡¿Bella?! ¡¿Bella?!” una voz preocupada y desesperada gritaba mi nombre “¡¿Bella?!”


Me colapsé; me deje caer sobre mis rodillas, mis dedos se extendieron sobre el fango.
Continué sollozando; no podía detener las lágrimas, no importa cuanto haya intentado
no ponerme así delante de Edward. El corrió rápidamente a mi lado, sosteniéndome con
sus brazos mientras tiraba la sombrilla que traía.

“mi mama… ella esta…” intente explicarle mientras sofocaba los sollozos y el llanto. El me
levanto, mientras yo sollozaba de nuevo contra su pecho, como si la lluvia no lo hubiese
mojado suficiente todavía. Todo ese tiempo el me abrazo muy fuerte sin decir nada.

“vayamos a un lugar mas seco. Esto se va a convertir pronto en una tormenta, y tú te vas
a enfermar. Estoy muy seguro que esa seria la ultima cosa que tu madre desearía que
hicieras. Vamos a mi cuarto, esta cerca” dijo tranquilamente con sus manos en mis
caderas, guiándome a su dormitorio ya que yo seguía un poco temblorosa. La luz de un
relámpago nos ilumino seguido por su horrible sonido, Edward recogió la sombrilla y la
cerro, ya que no servia de mucho, considerando que ya nos encontrábamos empapados
por la lluvia.

Mi respiración aun era entrecortada, y había estado llorando por tanto tiempo que hasta
me costaba respirar. Estaba de pie junto a Edward en silencio mientras el intentaba abrir
la puerta de su habitación, el y yo estábamos temblando ya que hacia mucho frío gracias
al aire acondicionado que había en los pasillos. Cuando por fin la abrió fui a sentarme a
su sofá mientras el fue directamente a su closet a buscar algo.

“ten, ¿Por qué no te pones esto?” me tendió una de sus playeras “talvez te
apetezca tomar una ducha”.

“si, eso seria agradable gracias” mi voz sonaba ronca. Si no fuera por el hecho de
que yo aun seguía muy molesta por lo que le había pasado a mi mama, sabia que
ahora estaría muy avergonzada.
“bueno, todo esta en el baño. Hay toallas extras en el gabinete” dijo
amablemente mientras yo asentía con mi cabeza. Tome la camiseta y me fui
directo al baño mientras silenciosamente lloraba.

Deje que el agua corriera; estaba lo suficientemente caliente como para


calentarme, pero no tanto como para quemarme. En el momento en que volví a
estar sola volví a derrumbarme. Imagine el peor escenario en mi mente; lo vi. A
mi madre con sus ojos cerrados tranquilamente mientras yo lloraba a su lado… vi
el funeral, y me vi a mi misma tirada en el piso sollozando. ¡Demonios Bella!
¡Para ya! Me regañe a mi misma con una lágrima cayendo por mi mejilla. Esto
todavía no se acaba. Todavía no. Ella estará bien. Y no pasara mucho tiempo
antes de que vayamos de compras juntas otra vez. Trate desesperadamente de
calmarme; pero ¿Cómo esperas que eso funcione cuando tu madre no da señales
de recuperarse?

Salí de la ducha y abrí el gabinete como Edward dijo. Tome una de las toallas más
largas que había y me seque. Tome la playera que él me prestó, que era lo
suficientemente larga para ser un vestido, y me la puse sobre mi ropa interior
mojada. Puse mi ropa sucia en una esquina y regrese a la habitación. El ya se
había cambiando y puesto ropa seca mientras yo me bañaba. Su pelo aun estaba
mojado, pero despeinado y rebelde como siempre.

“toma, algo de beber” dijo, dándome una taza con chocolate caliente.

“gracias”, me senté a un lado de él y puse la taza sobre la mesita, tome mis


piernas y me mecí sobre mi misma durante un rato. Cerré mis ojos y me incline
hacia atrás, rezando en silencio por mi madre. Dios mío, se que ha pasado un
rato desde la última vez que hable contigo. Pero por favor… por favor has que mi
mama pase esto. Por favor no la dejes morir- por favor déjala estar bien. No me
importa si tomas años de mi vida, pero por favor haz que sobreviva. Para mi
desgracia una, lagrima volvió a salir, Edward la limpio con su dedo, y beso mi
cabello sin decir ni una sola palabra. Tomo mi mano, y yo apreté tan fuerte la
suya que pensé que se iba a romper. Gracias al cielo él era fuerte.
El viento soplaba tan fuerte que las ventanas temblaban, parecía que se fueran a
romper en cualquier minuto. Edward tenía razón; se estaba convirtiendo en una
tormenta haya afuera. Una muy fuerte, se podría decir. Aparte del molesto ruido
del viento y la lluvia golpeando la ventana, todo el cuarto estaba en silencio.

El sonido de mi móvil rompió aquel cómodo silencio. No recordaba el haberlo


traído conmigo, y después de haber sido mojado por la lluvia, era un milagro que
aun siguiera funcionando. Corrí hacia el baño, ya que estaba en mis jeans. Lo
cogí y conteste.

“¿diga?”, conteste sin aliento. Escuche a mi padre del otro lado de la línea.

“¡Bella!, cariño, Phil acaba de llamar para darme muy buenas noticias. Tu madre
esta despierta, y ella va a estar bien, excepto por algunos huesos rotos… pero
ella va a sobrevivir…”

Sentí que mi corazón se detenía. Jadee lentamente hiperventilando, “oh dios


mío… ¡¡¡oh dios mío!!! Gracias a dios”.

“bueno, estaba pensando que tal vez podríamos ir a visitarla por algunos días,
solo para asegurarnos de que está bien ¿Qué dices?”

“si papa. Eso me encantaría” dije con mi un tono de voz cariñoso

“perfecto. Mañana iré a recogerte en la mañana. El canal del tiempo dice que con
suerte la tormenta habrá desaparecido para mañana en la mañana, pero ya
veremos, mantente en contacto”

“claro. Gracias papa”


Regrese a la habitación lentamente, aun procesando lo que acababa de pasar,
“ella va a estar bien” grazne.

Edward sonrió y me dio un abrazo “eso es genial”. Comencé a llorar de nuevo,


pero esta vez… era de felicidad. Mi mama va a vivir, y la voy a ver. Edward nos
sentó a los dos y me dejo arruinar su camisa con mis lágrimas.

“¿como sabias donde estaba?” pregunte entre sollozos observando sus ojos con
los míos que ya estaban hinchados y rojos.

“Alice me llamo” dijo revolviendo mi cabello. Al instante algo me pego, sentí que
me quería matar a mí misma.

“oh, mierda, ¡Edward! Soy tan estúpida! ¡Aquí estoy llorando por mi mama,
olvidando completamente de lo que le paso a tus padres! ¡Oh dios, ahora me
siento más estúpida trayéndolo al tema!” grazne, enojada conmigo misma por
ser tan insensible.

“no te preocupes por eso. Se como te sientes… yo también estaría asustado, de


perder a alguien a quien amo…” su voz era un suave murmullo. Cerré mi boca y
pensé en diferentes maneras de decirle que tan mal me sentía, pero justo cuando
lo iba a hacer su móvil sonó, y el contesto.

“hola… si, ella está aquí. Ok… espera” rodo sus ojos y me dio el teléfono. “Alice
quiere hablar contigo”.

“hola Alice” dije torpemente por teléfono.

“¡Bella! ¡Me asustaste horriblemente! ¡No sabía qué hacer, así que llame a
Edward! Dios, ¿entonces todo está bien? ¿Que sucedió? Y porque no contestas tu
móvil, ¡suena ocupado!”
“Alice, cálmate… por favor. Estoy bien ahora… recibí una llamada de mi papa
hace rato; mi mama estuvo en un accidente. Pero ella va a estar bien. Siento
haberte asustado. No pensé bien las cosas… estaba asustada” dije
avergonzándome.

Ella suspiro “ok… eso es genial. Ahora déjame hablar con Edward”, dijo con tono
demandante, parecía mi madre. Le regrese a Edward su celular.

“si… si… ¡ya lo sé! Claro que no,¡ Alice! ¡No la voy a dejar caminar con esta
tormenta! ¿Estás loca? ¡Claro que no!” escuche que decía, impaciente, mientras
caminaba por la habitación. “ella quiere hablar de nuevo contigo”. Edward me
extendió el móvil con una mueca.

Reí entre dientes “¿Alice?”

“escucha Bella. Quédate con Edward hoy ¿ok? Se está poniendo muy feo haya
afuera, y en caso que no hayas escuchado, las clases de mañana fueron
canceladas”

“ok. Siento haberte asustado” me disculpe de nuevo.

“está bien. Me alegra que Edward te haya encontrado. Bueno, te dejo.


Probablemente estas exhausta.”

“ok… espera, ¿estás sola?”

“no, Jasper está conmigo. Emmet y Rosalie están en su cuarto. Regresaron unos
minutos después de que te fuiste del cuarto corriendo, completamente
empapados, me imagino” pude notar que ella sonreía desde el otro lado de la
línea.
“ok. Solo era por saber… bueno, gracias de nuevo” dije y colgué el teléfono.

Edward estaba recargado contra la pared con las manos en los bolcillos, “así
que… ¿tienes hambre?” pregunto.

“uh…” estaba a punto de mentirle pero mi estomago gruño, y se rio entre dientes.

“iré a buscar algo de comer” me guiño, saco sus llaves del escritorio y salió por la
puerta. Me levante del sillón y camine por la habitación, examinándola por
primera vez, ya que la primera vez que había venido estaba pensando en mi
mama. Era limpia y ordenada, ciertamente no era lo que yo esperaba. Había
libros y Cd´s ordenadamente categorizados en los estantes, en el lado oeste de
la habitación, una televisión de plasma sobre un estante lleno de Dvd’s y un
poster de la NBA colgado sobre su escritorio. El sillón donde yo estaba sentada
estaba forrado de cuero negro, y combinaba con la habitación perfectamente, era
de un estilo moderno y minimalista.

Conclusión: era muy hotel cinco estrellas.

Tenía un porta retrato en la mesita de al lado de su cama. Era una foto de él y yo,
tomada por Alice por supuesto, los dos sonreíamos tomados de la mano en el
patio. Me senté en el borde de su cama y tome la foto en mis manos. ¿Quién lo
diría, yo, Bella Swan, se conseguiría alguien tan increíble y atractivo como
Edward de novio cuando llegue aquí? Incluso ahora, sigo teniendo problemas
creyendo esto.

“no había mucho de donde escoger. Traje todos los M&MS y doritos de la
maquina” dijo Edward con expresión avergonzada, aventó la comida chatarra en
la mesa, tomo dos latas de coca cola del mini refrigerador. Me pare rápido de su
cama, poniendo la foto de nuevo en su lugar.

“¿tienes frío?” pregunto tan lindo y caballeroso como siempre.


“no, estoy bien”

Abrió una bolsa de papas mientras yo recargaba mi cabeza sobre su pecho.


Prendió la TV, y la primera escena que vimos fue la de un auto volando por el aire
y estampándose contra un árbol en el canal de las noticias. Tendría que empezar
a poner más atención a las noticias. Había una tormenta horrible, y yo apenas me
había enterado. Y ahí estaba yo corriendo hacia ella, me estremecí de horror
cuando intente de imaginar que habría pasado si Edward no me hubiese
encontrado. Edward apago la televisión y dijo con mucha preocupación.

“¿estas bien?”, pregunto, sus ojos estudiaban ansiosos mi cara.

“si. Yo solo hum… me imaginaba que hubiese pasado si tu no me hubieras


encontrado.” Murmure.

“sabes, me asustaste” susurro “estaba tan preocupado cuando Alice me dijo que
habías salido corriendo hacia la lluvia. Ella no tenía idea de que había sucedido,
pero me dijo que tú estabas llorando. Estaba tan asustado de no poder
encontrarte, y que tu estuvieras escondida en algún lugar del campus”.

Enterré mi cara en su pecho, “Edward, lo siento” me sentí terrible; quería


golpearme a mi misma por hacer que se preocupara, por hacer que Alice se
preocupara. Yo no merecía tan buenos amigos. Algo se estrello contra la ventana
haciéndome saltar en sus brazos.

“está bien… todo va a estar bien ahora” decía suavemente, poniendo sus brazos
alrededor mío de manera sobre protectora. Desearía poder creerle así de fácil;
aunque sabía que mi madre sobreviviría, ella estaba muy débil para hablar por
teléfono. Y sabia que no estaría realmente tranquila hasta que no pudiera
escuchar su voz.

“Así que… ¿por cuánto tiempo te irás?” pregunto casualmente.


“Charlie, mi papa, dijo que me recogería mañana. Probablemente me quede por
un par de días, para asegurarme de que mama está bien…” me detuve
”¿Edward?”

“¿si, Bella?”

“gracias” dije, mientras veía sinceramente sus ojos ”si no fuere por ti yo estaría
aun afuera quien sabe dónde. Gracias” susurre y puse mis manos alrededor de su
cuello.

“no hay de qué. Siempre estaré aquí para ti. Recuérdalo” me susurro. Era
imposible dudar de su sinceridad. Mis ojos se rozaron de nuevo, pero estaba
determinada a no llorar enfrente de el de nuevo. Hoy ya lo había hecho
demasiadas veces.

El resto de la velada Edward me tuvo entre sus brazos, con música suave de
fondo y una luz tenue. Trajo una manta al sofá para mí, para que no tuviera frio.
Dulce y caballeroso, como era siempre. La atmosfera era muy romántica y
pacífica, así que nos quedamos en el sofá por quien sabe cuanto tiempo.

“¿en que piensas?” susurro sacándome de mis pensamientos.

“en nada” mentí, no quería preocuparlo. El ya tenía suficiente, y yo no iba a


hacerlo enojar de nuevo. Pero como el era un excelente lector de mentes, no se
lo creyó. El me conocía demasiado bien.

“ella va a estar bien Bella. ¿No es eso lo que tu papa dijo?”

“ya sé, yo solo… no me sentiré bien hasta que no la vea” confesé ”se que eso
suena un poco paranoico”.
“no” dijo rápidamente “tu te preocupas por tu mama, es perfectamente normal.”
Dijo mientras acariciaba mi mejilla. Luego me pregunto mas por mi mama; le dije
que era lo que solíamos hacer juntas cuando yo era más joven, como podía
hablar de todo con ella. Para mi sorpresa me sentí mucho mejor después de
decirle a Edward todas esas cosas, yo pensé que me iba a sentir deprimida, pero
fue todo lo contrario. Me escucho paciententemente, no había en su rostro ni una
pizca de aburrimiento.

“ella parece muy dulce” comento, mientras jugaba con mi cabello.

“lo es” dije, sintiéndome bien porque mañana la volvería a ver. Bostece; aunque
era muy temprano, las 9:30 de la noche, o eso decía en el reloj digital de Edward
que estaba colgado de una pared.

“¿sueño?” rio entre dientes “deberías de ir a la cama, tuviste un día muy duro”
dijo cariñosamente mientras juntaba sus dedos con los míos.

“sabes, la tormenta no es realmente un problema. No es tan malo” dije, otro


relámpago cayo, provocando que la ventana temblara, probando que yo estaba
equivocada. Proseguí como si nada hubiese pasado “puedo caminar a casa”.

Edward rodo sus ojos hacia mi “muy graciosa”. Hizo mi sonrisa preferida en todo
el mundo, esa que me hacia olvidar todo lo que estaba diciendo hace algunos
segundos. Me tomo un momento regresar al presente.

“puedes tomar la cama, yo tomare el sofá” me sonrió brillantemente. Sacudí mi


cabeza para tomar atención.

“no… yo tomare el sofá. Es suficientemente malo que este de intrusa, como para
también quitarte tu cama!” proteste. Me callo con uno de sus dedos.
“bella no te pongas difícil por favor” susurro, acercándose a mi “ ¿realmente
crees que yo te haría dormir en el sofá?, enserio, ¿que tipo de novio seria?” una
sonrisa burlona apareció en su cara “toma la cama…¿ ok? Déjame ganarte solo
por esta noche”.

¿Porque siempre me tenía que ganar? “siempre consigues lo que quieres” sonreí.

Sonrió ligeramente y me levanto del piso con sus musculosos brazos,


cargándome como si no pesara nada. Pase uno de mis brazos alrededor de su
cuello, estudiando su cara y admirando su impresionante belleza mientras me
llevaba por la habitación. Me tendió dulcemente en su cómoda cama, haciendo a
un lado las sabanas para después volverme a cubrir con ellas. Recostó mi cabeza
suavemente sobre su almohada.

“buenas noches Bella” beso mi frente y camino alrededor de la cama para tomar
la otra almohada. Me senté apoyándome con los brazos. Solo supéralo Bella…
¿qué era lo peor que él podía hacerme? ¿Rechazarme?.

“Edward…” me mordí el labio nerviosamente y suspire “la cama es demasiado


grande para los dos; no tienes porque quedarte en el sofá…” murmure.

Sus cejas perfectas se arquearon. Como si no estuviera seguro de haber


escuchado lo que le dije. “¿estas segura?” asentí con mi cabeza dándole una
brillante sonrisa para que fuera mas creíble. Se sentó a un lado mío y susurro en
mi oído.

“¿es esto lo que realmente deseas?”

“si, es lo que realmente deseo” no lo dudaba. Me sonroje y espere que no hubiese


parecido muy desesperada. Metió su cuerpo debajo de las cobijas, igual que yo,
uno de sus brazos me rodeo. Me acerque más a él para que mi mejilla quedara
apoyada en su pecho, mientras escuchaba como inhalaba y exhalaba.
“descansa un poco Bella” susurro suavemente, con el mismo tono pacifico me
dijo “buenas noches”.

“buenas noches… Edward…” y la noche cerro mis ojos antes de darme cuenta.

Capítulo treinta y uno: Es bueno verte

Había pájaros trinando fuera de la ventana la mañana siguiente cuando me


desperté; el sol había salido de detrás de las grisáceas nubes, haciendo que el
exterior se viese brillante y cálido. Como California.

Me desperecé. Cuando lo hice, mis dedos estaban aún aferrados a la parte


delantera de la camisa de Edward. Avergonzada, le solté y murmuré una
disculpa.

Edward me deslumbró con sus asombrosos y bellos ojos verde esmeralda. Le


devolví la sonrisa automáticamente.

“Buenos días”.

“Buenos días... realmente lo siento”. Fruncí mis labios.

Se rió entre dientes; y esa era la cosa más maravillosa para oír por la mañana.

“Está bien. Entonces... ¿dormiste bien?” Pregunto acariciándome la cara con


sus dedos. Como si fuese posible no dormir bien contigo a mi lado, quería
contestar; sin embargo, “Si. Lo hice, gracias. ¿Y tu?”.
Me acercó hacia él, mientras su mejilla descansaba sobre mi cabello. “Estaba
demasiado emocionado...quiero decir, ¿a qué tipo de tío no le gustaría que la
chica mas guapa del campus pasase la noche con él?”.

Me reí. “espero no ser una decepción, porque he oído que la gente es


realmente aburrida cuando está durmiendo”.Me burlé.

“Al parecer tú no” Se rió entre dientes y se inclinó a susurrarme al oído


“Hablas en sueños”.

Mi cara se encogió con horror. Por un segundo, pensé que me iba a desmayar.
Qué conveniente que ya estuviese en una cama.

“¡No!” Grité. Pero era cierto, por supuesto. Sabía por mi madre que decía
cosas en mis sueños, pero la mayor parte no tenían sentido. Miré fijamente a
Edward, completamente aterrorizada, “¿Qué dije?”.

“Relájate Bella” Se rió. “Te preocupas por tu madre”. Acarició mi cabello muy
suavemente, pero no era esa parte la que me asustaba. Continué presionando.

“¿Alguna otra cosa?”.

Me miró a los ojos, y su mirada se suavizó, “Dijiste mi nombre”.

Yo suspiré, “¿Mucho?”.

“Te puedo asegurar que fue en torno a un centenar” Dijo con humor. Le di un
codazo en el estómago y se rió. Entonces sus pensamientos parecían estar en
otro sitio.

“¿Edward?”.

“¿Hmm?” Su mirada se dirigió de nuevo hacia mí.


“Si...” Sonrió y besó mi cabello, “Nunca he estado mejor”.

Nos levantamos de la cama y realizamos nuestras necesidades matinales.


Después de salir del baño con los dientes cepillados, Edward me envolvió con sus
brazos y me hizo girar hasta quedar frente a él.

“¿Sabes, nunca tengo la oportunidad de decirte lo mucho que me gusta que


uses mi ropa. Deberías hacerlo más a menudo, te ves hermosa” Dijo
seductoramente. Puse mis ojos en blanco, pero el sacudió la cabeza,

“En serio”.

“Como quieras, Edward. Hey, no se me ocurría otra cosa que ponerme para el
camino de vuelta a mi habitación. Ya sabes, mi ropa esta...”

“¿Empapada y con barro?” terminó él, arqueando sus cejas.

“Exacto, gracias” Dije sarcásticamente.

Se rió. “Voy a llamar a Alice para que traiga algo más”.

“Alice al rescate” murmuré bajo mi respiración, “O podría caminar de vuelta


sólo con esto, ya que dijiste que me veía bien” Señale mi cuerpo con mis manos
de arriba abajo, bromeando sobre sus palabras. Me miró por un segundo,

“De ninguna manera”.

“Así que me veo mal, ¿eh?”.

Él rió, “No es eso. Es sólo que... no sé si podré controlarme si veo a los chicos
mirarte lujuriosamente mientras caminas. Digo, Técnicamente no estás usando
pantalones, y la camiseta se transparenta al sol. Te lo juro, cualquier silbido, y
me abalanzo sobre ellos”Dijo amenazante mientras que le miraba asombrada.

“Caray,.. Me estoy yendo por las ramas. Y se que no debería culparles porque
no puedan mantener las manos para si mismos, porque yo tengo este mismo
problema” Sonrió con suficiencia, mientras recorría con sus manos mis costados.
“Voy a llamar a Alice”

Besó mi frente y fue hacia su escritorio para coger su teléfono. Yo me reí y me


deje caer hacia atrás sobre la cama.

Media hora más tarde, Alice llegó con mi ropa, o al menos pensé que sería mi
antigua ropa, con Emmett, Jasper y Rosalie siguiéndola.

Todos ellos tuvieron su oportunidad para abrazarme, “Lo siento, Lo


escuchamos”
“No pasa nada. Ella va a estar bien.”

Se acomodaron en la alfombra y en el sofá como si ya hubiesen estado aquí


millones de veces.

“Te ves bien, Bella. Siempre supe que las camisas de Edward te irían bien”
Emmett bromeó antes de sentarse. Yo le eché una mirada asesina.

“Alice, pensé que Edward te dijo que me trajeses algo de mi ropa”.

“Esas son tus ropas” Contestó tímidamente.

“¿Y por qué tienen la etiqueta del precio?”.

“bueno, ahora son tuyas” Me transmitió. Yo suspiré, debí haberlo sabido.

Fui al baño para cambiarme, entonces se hizo un silencio repentino en el


salón, excepto por unos cuantos murmullos ininteligibles. Inspiré profundamente
y me uní a mis compañeros en el salón. Ellos actuaron como si hubiesen tenido
una conversación banal.

“Parece que hoy han cancelado las clases por nada, que no me estoy
quejando...” Dijo Rosalie mirando por la ventana.

“Un fin de semana de tres días” Jasper asintió con aprobación.

Emmett se levantó del sofá y fue a la cocina para tirar algo a la papelera.

“Wow, ¡Mira toda esta comida basura!, ¿Eso fue lo único que cenasteis ayer?”
Preguntó emocionado y con envidia “¡La máquina del dormitorio de las chicas
estaba vacía! ¿Tíos, fuisteis muy afortunados!”.

“Hey, ¿Tíos, habéis tenido la oportunidad de ver el campus? Está realmente


hecho un desastre, los árboles... las tiendas...

“Ummm... ¿Alice?, Si no podía volver a mi habitación, ¿qué te hace pensar


que me iría a dar un paseo por el campus con la camisa de Edward?” Me reí entre
dientes.

“Buen punto. Bueno, ahora estás vestida, ¡Vamos!” Ella agarró su bolso y me
arrastro hacia fuera de la puerta.

Por la tarde, Charlie llamó para decir que me pasaría a recoger a las cinco y
media, por lo que podríamos cenar juntos en el avión. No era la idea más
emocionante pero me figuraba que era el mejor plan que tenía para pasar más
tiempo conmigo.

Alice tenía razón sobre la escuela, no estaba totalmente en ruinas, pero era
un lío. Había árboles caídos por todas partes, mesas dadas la vuelta... era
desastroso. Pero la escuela había prometido que las cosas volverían a la
normalidad antes del inicio de la próxima semana.

“Te vamos a extrañar, aunque sólo se trate de un par de días. Llama si


necesitas algo, ¿de acuerdo? Sé que vas a llamar a Edward si tienes algún tipo de
emergencia, pero estoy aquí para ti” Alice me abrazó fuertemente después de
terminar de empacar mi ropa y estar a punto de dejar la habitación.

“Gracias, Alice”.

El resto también me abrazó,

“Nos tienes a todos en la marcación rápida. Y... hey, si algún tipo te intenta
algo contigo, estaré allí tan rápido de lo que puedo decir mi nombre”, dijo
Emmett, guiñándome un ojo.

“Ten un buen vuelo Bella, y sólo.... relájate, no te estreses” Jasper me sonrió.

“Voy a omitir el discurso” dijo Rosalie sonriendo con suficiencia “Te echaré de
menos, amiga”.

“¡Yo también os echaré de menos! Nos vemos en unos días” Les despedí y salí
de la habitación.

Edward tomó mi equipaje y lo arrojó sobre su hombro, como si no pesase


“¿Preparada?”

“Si, gracias”.

Le dije a mi papá que me gustaría encontrarme con el enfrente de la


administración. Edward y yo nos sentamos en las escaleras, esperando. Era
divertido pensar cómo hace tres semanas mi papá me dejo en este mismo lugar,
sólo que la última ves que puse el pié aquí no conocía a nadie. Era una extraña en
la escuela. Pero ahora tenía los cuatro mejores amigos y el novio que todo el
mundo soñaba con tener. Tres semanas, eso fue el tiempo que tomó para que
todo diese un cambio drástico.

Estaba inquieta con la mano de Edward entre las mías, agarrándolo tan fuerte
como podía. Cada vez que pasaba un coche, apretaba la malo mas fuerte,
pensando que podía ser Charlie. Edward notó mi tensión, arqueó una ceja y sus
labios se movieron, divertidos.
“Lo siento” me disculpé “El pensamiento de ver a mi madre era bonito... pero
ahora que realmente la voy a ver... estoy nerviosa. No se si podré soportarlo, al
verla con los tubos y las intravenosas...” Me recliné sobre su hombro.

“Está bien, confía en mí. Ambas os sentiréis mejor después de veros”


Murmuró.

“Eso espero”.

Un reluciente BMW negro se detuvo unos segundos mas tarde. Sabía que era
Charlie. Edward me tranquilizo con su mano y me ayudó a levantarme.

“Esto es todo”, Exhalé.

Mi papá llevaba unas gafas de sol, pero se las quitó rápidamente en cuanto
salió del coche. Él sonrió, pero frunció un poco el ceño en cuanto vio a Edward en
pie junto a mí. Sin embargo, recuperó la compostura mientras caminaba hacia
nosotros.

“Hey papá” Sonreí.

“Es bueno verte, Bells” Me abrazó, y era el ‘torpe-abrazo-de-oso’ que estaba


acostumbrada a recibir de él.

“Papá, éste es...”

“Edward Cullen, señor, Encantado de conocerle” Edward extendió su mano,


tomando por sorpresa a Charlie.

“Encantado de conocerte también” Dijo, evaluándole, y aceptando el apretón


de manos. Charlie abrió la puerta del maletero, y estaba por cogerle las maletas
a Edward cuando éste le dijo que ya las tenía él.

Después de poner el equipaje en su lugar, Charlie nos miró y sonrió, “Bueno,


voy a firmar tu salida en la administración. ¡Vuelvo en un segundo!”.

Ahora sólo éramos Edward y yo, uno frente al otro en la parte trasera del
coche. Miré sus ojos verdes, y estos se llenaron de preocupación e inquietud.

“Vas a estar bien” dijo, mas para sí mismo que para mí. Se acercó un paso
más y envolvió mi cintura ligeramente con uno de sus brazos mientras que yo
reposaba mi cabeza sobre su pecho.

“Edward, gracias. No se que habría hecho sin ti” dije agradeciéndole, sonreí
después de darle un beso en el pecho. Él sonrió de vuelta,

“De nadas. Espero que las cosas vayan bien, y yo voy a estar aquí cuando
regreses” Eso fue el sello de la promesa.
Alguien aclaró su garganta a unos pocos metros, mi padre estaba ahí parado
torpemente, observándonos.

“Emm... Bells, necesitamos irnos o perderemos el vuelo. Estaré esperando en


el coche.”

Edward me dio un fuerte abrazo, “supongo que esto es un adiós”, esas


palabras me afectaron más de lo que deberían. Respiré el aroma de su cuello,
metiéndolo en mi cabeza para los días que iba a estar sin él.

“Por mucho que me gustaría que te quedases más, dudo que a tu padre le
guste que le hagamos esperar más.” Él sonrió abiertamente. Tenía razón. Miré a
mi padre, quien estaba comprobando su reloj con nerviosismo.

“Ten un buen vuelo. Recuerda, si necesitas algo, estoy aquí. Siempre”.


Susurró dándome un delicado beso en la frente. Asentí y le di las gracias, así
firmemente su mano por última vez entre la mía y caminé hacia el coche.

“¿Todo listo?” Preguntó Charlie.

“Todo listo”, le dije, cerrando de un portazo al entrar. Despedí a Edward con


la mano mientras mi padre salía de la plaza de aparcamiento. Desde el espejo
retrovisor le vi devolverme la despedida. Un par de días. No es tanto. La Bella
Swan que sabía vivir sin un chico en su vida. Y sobrevivió, por no hablar que esto
sólo va a ser por unos días. Pero no soy quien solía ser. Y sin duda fui antes de
conocer a Edward Cullen. Voy a echarle de menos. Mucho.

El coche estaba agradablemente silencioso. Hablamos un poco de la


escuela...mis amigos, y por supuesto, esto llevó a Edward.

“Así que.... ese chico, Edward, ¿es tu novio?” Preguntó tratando de jugar frío.

“Sí... lo es.” Tragué, mientras me volvía rojo escarlata. No quería que Charlie
supiese sobre Edward, pero siendo una adolescente, discutir con la persona que
estás saliendo con tu padre no es lo que más interesa.

“Parece un buen tipo. Muy educado.” Añadió pensativamente, como si


admitiese una debilidad.

Sonreí,”Lo es, papá”.

“Tiene buena presencia también. ¿Eso fue lo que te llamó de él?” Bromeó.

“Sí, es muy guapo, pero es más que eso” Rodé mis ojos. “Es muy amable y
comprensivo. Sabe lo que estoy pensando.”
“Está bien... sólo ten cuidado, ¿vale? Sé que probablemente es un buen
tipo...”

“Él es un buen chico” Le interrumpí defendiendo a Edward con todo mi


corazón.

“Está bien... pero como tu padre, tengo que ser exigente y cuidadoso con el
novio de mi hija” suspiró “No hagas nada de lo que puedas arrepentirte más tarde
¿de acuerdo?”.

“Claro papá” Suspiré yo también. Edward había sido más que un caballero las
últimas semanas, siempre pendiente de mis necesidades... dándome su hombro
para llorar cuando me entristecía... si Charlie conociese a Edward, olvidaría todas
sus preocupaciones.

Charlie revolvió mi pelo con su mano. “Mi niña está creciendo realmente.
Estaba pensando... que antes de que te dejase en la academia, no mostraste
interés en ningún chico. Tres semanas después, ¡BAM! Ella me presenta a su
novio...” Murmuró agitando la cabeza.

“Prométeme algo, Bella”.

“¿Qué pasa, papá?”.

“Prométeme que la próxima vez que te vea no llevarás un anillo de boda,


diciéndome que te has casado”.

Me tomó el pelo y se rió. Unos segundo más tarde, empecé a reír también.

Nos tomó media hora llegar al aeropuerto. Charlie había comprado billetes de
primera clase, cosa totalmente innecesaria. Después de la cena, dormí todo el
camino a Nueva York hasta que él sacudió mis hombros para despertarme.

El hospital estaba muy cerca del aeropuerto JFK. La enfermera nos llevó a la
habitación #605, y nos sonrió deseándonos buena suerte. Respiré
profundamente y abrí la puerta...

“¡Mamá!” Jadee y corrí a su cama derramando lágrimas al verla tumbada


débil con cicatrices en sus mejillas y tubos de plástico por todo su cuerpo.

“Bella, que bueno verte cariño”, ella me sonrió débilmente y cogió mi mano
mientras me sentaba en la silla de plástico de al lado de su cama.

“¿Cómo te va, Renee?” Preguntó Charlie, tan preocupado como yo.


“Mucho mejor, Charlie. Gracias. Es muy amable por tu parte venir con Bella”.

“No seas ridícula. Por supuesto que habría venido” se burló un poco,
haciéndose el ofendido.

“¿Estás bien, mamá? Es decir, ¿estas lastimada?” Le pregunté.

Ella soltó una risita y sacudió su cabeza. “No cariño. Estoy un poco agotada
por todos los medicamentos que me han puesto. Sigo diciendo que estoy bien,
¿pero ellos escuchan? ¡No!”.

“No seas tan difícil, Renee. Ellos están haciendo su trabajo” Escuché la risa de
Phil, quien entraba por la puerta. “Hola Bella, Charlie”, dijo, amigablemente,
mientras intercambiaba un apretón de manos con mi papá.

“Hey Phil” Le saludé, sonriendo ligeramente. Mi mamá trato de sentarse, y la


miré frenéticamente y ella sonrió,

“Está bien. El médico me dijo que estaba permitido. Me aseguró y yo suspiré


de alivio. Miré a Phil y él asintió con aprobación.

Papá preguntó que si el hospital se hacía cargo de todas sus necesidades y


que cómo aguantaba el dolor. Ella dijo que lo estaba haciendo ‘genial’ por
supuesto, el entusiasmo usual de Renee. Durante el interrogatorio, me excusé
rápidamente y decidí llamar a Edward para que supiese que llegué bien, mientras
que dejaba que los adultos tuviesen unas palabras entre ellos. Después de tres
tonos, el cogió, “¿Bella?”.

Escuchar su voz hizo a mi corazón calentarse. “¡Edward!, Ella está bien...


estoy en el hospital ahora mismo, ¡y está lo suficientemente bien para sentarse!”
Gorjeé feliz al teléfono, y le oí suspirar de alivio.

“Eso es estupendo, Bella. Me preocupaba que no fueses a reaccionar bien en


el hospital, pero estoy contento de que sea al revés. Espero que se mejore” Dijo
sinceramente, como si desease suerte a un viejo amigo. Le agradecí y le pedí
disculpas por tener que cortar una llamada tan breve. Me dijo que era entendible
que quisiera ir con mi madre, como el caballero que siempre es.

“Realmente te extraño” Susurré, mirando a través de la ventana, desde la que


se veían los coches pasar veloces por la carretera.

Él suspiró. “No tanto como yo. Relájate, ¿vale? No te estreses por nada” Dijo
pensativo. Asentí con la cabeza y, a continuación, me di cuenta de que no podía
ver mi gesto, por lo que se lo dije por teléfono.

“Claro. Lo haré. Y tú tienes que hacer lo mismo y dejar de preocuparte por mí,
¿de acuerdo?”.
Él se rió entre dientes, “Lo haré lo mejor que pueda. Voy a dejarte ir a ver a tu
madre ahora; nos vemos en unos días”.

Los hombres no sintieron sospecha o curiosidad por mi llamada. Mi mamá, sin


embargo, arqueó sus cejas y sonrió. Phil inventó una excusa para dejarnos a mi
madre y a mí solas para hablar. Él se ofreció a llevar a mi padre a una tienda de
donuts cercana, lo que fue totalmente obvio. Digo, ¿qué clase de hombre sale
con donuts cuando su esposa o ex-esposa está en el hospital? Pero sin embargo,
aprecié el haberlo pensado.

Se puede pensar que es raro, Charlie y Phil siendo ‘superamigos’, pero


realmente se llevan bien. No hubo incomodidad entre ellos, a pesar de... ya
sabes, mi papá es el ex de mi mama después de todo. Hubo momentos en los que
Charlie pasaba por nuestra casa a cenar durante sus viajes de negocios. Durante
la noche, hablaba más con Phil que conmigo. Ambos son aficionados del béisbol,
comienzan rápidamente una conversación sobre los equipos americanos de
béisbol Los Yankees o cualquier otro.

“Te ves más alta ahora, y son sólo algunos meses desde la última vez que te
vi” Dijo mi mamá, apretando mi mano fuertemente para alguien que acaba de
tener un accidente.

“Eso es porque estás tumbada, mamá, es natural sintiese más pequeños en


comparación con los demás”, murmuré suavemente, manteniendo mi tono tan
amable como me era posible. Ella se rió y acarició mi cabeza.

“Bueno muchachita, cuéntame sobre ti . Tus amigos, tu vida” exigió, con los
ojos llenos de preguntas. Le di algunos detalles sobre Alice, Rosalie, Emmett,
Jasper, y por supuesto, Edward. Le expliqué las confusas relaciones que tienen
entre ellos, ya que seguramente por mail no lo habría comprendido. Quiero decir,
ni siquiera yo misma podía entender lo que había escrito.

Tal y como esperaba, ella captó que había algo diferente con Edward de lo que
había con los otros nombres que había mencionado. Quizá porque me sonrojaba,
o porque ella era una buena lectora de mentes. No la conté que estaba saliendo
con él, pero mi madre es una mujer inteligente.

“Entonces... ¿con quién estabas hablando por teléfono?” Preguntó de forma


casual, como si realmente no quisiese. Pero en el fondo yo sabía que ella se
estaba muriendo por tener más información.

Me figuré que no debería mentirle porque tarde o temprano, se terminaría


enterando por otras personas.

“Oh, emm... Edward. Le llamé yo para decirle que había llegado bien.” Dije
tímidamente, inclinando mi cabeza para que no se diese cuenta de que enrojecí.
Ella sonrió enormemente, “¿Y estás saliendo con Edward?”.

“Algo así. Bueno, sí” Admití finalmente. La sonrisa de su rostro se amplió, lo


juro, tanto que sus labios podrían haberse rasgado.

“¡Eso es maravilloso, cariño! Entonces cuéntame de él” Dijo emocionada.

“Está en el equipo de baloncesto, es el capitán, en realidad” Me reí entre


dientes “actúa conmigo, de Romeo”.

“¡Qué adorable! ¡Romeo y Julieta!” Suspiró alegremente.

Le sonreí abiertamente y continué, “Realmente es... perfecto en todos los


sentidos. Tenemos muchos intereses en común, y me tiene pillada”.

Mi mamá se recostó sobre mi hombro “Es tan bueno saberlo, Bella. Me alegro
de que finalmente hayas encontrado a alguien. Estaba un poco preocupada, tal
ves mi divorcio con Charlie te hubiese complicado las cosas... solía pensar que
quizá estuvieses insegura y que esa fuese la razón para que no trajeses a nadie
a casa” Su cara era solemne.

“Mamá,” dije rápidamente “eso es porque no había conocido aún a Edward.


Los chicos de Nueva York, no sé... no eran mi tipo. Pero con Edward, podemos
hablar de todo. Y puedo contar con él porque siempre está ahí para mí...” Una
imagen de la sonrisa torcida de Edward apareció en mi mente, “Además de que
es increíblemente guapo...” Añadí para aclarar mi estado de ánimo.

Mi mamá se rió, “Charlie dice que es muy amable y de buena presencia. Estoy
dolida de que hablases con él en primer lugar”, bromeó.

Yo gemí, “¿Te contó eso? Dios, si solo estuve al teléfono alrededor de...
¿cuánto? ¿Cinco segundos?”.

“Fue lo suficiente para ver el brillo de tu cara cada vez que pronuncias su
nombre. Y te juro que tenías la sonrisa más grande en la cara que te haya visto
antes”. Ella sonrió son suficiencia.

Uno pensaría que estábamos hablando en casa en vez de en el hospital por el


rumbo de nuestra conversación. Decidí cambiar de tema, después de todo, había
estado tomando las pequeñas decisiones sin importancia mientras que mi madre
era la que necesitaba hablarlas.

“Así que... ¿cuándo saldrás del hospital?”

Ella suspiró, “los médicos quieren asegurarse de que me estoy recuperando


bien, por lo que quieren que me quede por lo menos una semana. Pero no te
preocupes, Phil cogió una semana para estar conmigo, por lo que tengo
compañía”.
“Oh... vale...” Entonces escuché el eco de las voces de mi padre y mi
padrastro en el pasillo.

“Papá, Los tíos sois muy escandalosos. Es un hospital, ¿recuerdas? Les


silencié cuando entraron en la habitación. Un poco demasiado tarde, lo sé.

“Oops” dijo, sonriendo. “Entonces, señoritas, ¿tuvisteis una buena charla?”

Mamá apretó mi mano, “Oh sí. Una muy buena” ella me guiñó el ojo.

“Bueno, mejor ponerse en marcha. Queremos que descanses. Volveremos


mañana”, dijo Charlie mientras me levantaba de mi silla, besando suavemente a
mi mamá en la mejilla.

“Te quiero, mamá”.

“Yo también te quiero, pequeña. Nos vemos mañana”.

Papá nos llevó al hotel Sheraton, no muy lejos del hospital en un


monovolumen alquilado. Era demasiado elegante, pero no me quejo. Digo, ¿una
suite de dos habitaciones? Eso me conviene.

Después de tomar un baño caliente de burbujas, le deseé buenas noches a mi


papá y regresé a mi habitación. Miré al teléfono que había al lado de mi cama, y
por alguna extraña razón mi corazón estaba bailando. ¿Estaría despierto él
también? Me pregunté. Entonces, un pitido me hizo caer de la cama por sorpresa.
Busqué mi móvil en el suelo y abrí la tapa...

Para: Bella

De: Edward

Buenas noches, hermosa...

Fue muy dulce por parte de Edward que hiciese una cosa así. Después de que
clické el botón de respuesta, llegó otro mensaje.

Diviértete soñando conmigo esta noche.

Me reí. Oh, sí. Eso fue tan Edward.


Capítulo treinta y dos: Reunión

Volví al hospital al día siguiente, y el siguiente para decir adiós.

“Cuídate, cariño” mi madre me abrazó y me besó en la mejilla.

Mi padre le dio un apretón antes de irnos “Mejórate, Renee”

“Gracias, Charlie, de verdad.” Miró con aprecio a su antiguo amor y acariciando


mi mano al mismo tiempo “Me alegro de que vinieras, es bueno verte”

Phil se adelantó y me abrazó, y estrechó la mano con Charlie “Chicos, tened un


buen vuelo”

“¡Adiós mamá! ¡Adiós Phil!”

Me sentía un poco triste cuando cerré la puerta detrás de mí. Quién sabía cuando
iba a volver a ver otra vez a mi madre, pero el pensamiento que me recordó que
tenía otra familia esperándome, allí en la Academia, me hizo sentir mucho más
feliz.

Al principio, Charlie reservó el último vuelo que supuestamente nos llevaría de


vuelta a California a las 9:48 pm. Pero mi madre le dijo que cogiéramos un vuelo
más temprano para que así no tuviera que perderme las clases el lunes. Por
supuesto, yo no les dije a mis amigos que llegaría hasta el lunes por la
tarde-noche, ya que hay otra media hora más de carretera hasta la Academia.
Pero me figuré que una sorpresa nunca podría dañar a nadie ¿no?

Cuando embarqué en el avión, sentía mi corazón más ligero que antes, después
de ver a mi madre y saber que se estaba recuperando bien. Mi padre y yo
caminamos hacia su BMW después de desembarcar y recoger nuestro equipaje.
Estaba aparcado en el parking del aeropuerto mientras estuvimos fuera.

“Bueno, ciertamente estuvo bien volver a ver a Renee. Debería decir que no bajo
las mejores circunstancias, pero una visita agradable, es lo mismo” dijo Charlie
relajado una vez que nos alejábamos del aeropuerto en coche, rompiendo el
silencio.

“Sí” contesté, estando totalmente de acuerdo con él.

“¿Estas ansiosa por llegar a la Academia?” preguntó.

Lo consideré por un momento. “Sí, eso creo” una sonrisa se expandió por mi
rostro.

“Bien”
Luego, el resto del camino fue tranquilo, lo que era totalmente esperado. Charlie
fue lo bastante bueno como para dejarme manejar a mí las emisoras de la radio,
elegí la de música clásica y lo vi por el rabillo del ojo aliviarse de que no fuera a
poner esa música pop de ahora a un volumen súper alto.

El guardia nos abrió la puerta cuando paramos enfrente de la entrada de la


Academia. Miré a mi alrededor para ver todo el entorno familiar y me percaté de
que la mayoría del campus había sido limpiado. Los árboles estaban podados y
los edificios estaban tan limpios como antes. Vi a algunos chicos jugar al fútbol en
la hierba, y chicas hablar animadamente mientras caminaban por los caminos
con amigas.

Era el amanecer; el precioso color del cielo era una mezcla entre rojo y naranja.
Mi padre me firmó los papeles en la oficina y sacó mis maletas del maletero
después de rellenar los formularios.

“¿Quieres que te lleve las maletas a tu habitación?” se ofreció, aunque miraba


nervioso hacia su reloj. Escuché de pasada que estaba hablando con Carmen por
el teléfono hace un rato, prometiéndole que estaría en casa para las ocho y ya
eran casi las seis.

“No papá, yo las cojo. No son tan pesadas” le sonreí.

“Vale entonces. Sé buena, Bella”

“¿No lo soy siempre?” puse mi cara inocente como estuviera dolida por incluso
haber sacado eso a la luz. Se rió y me abrazó. Después de nuestras tonterías, se
fue.

Llevé mis maletas a través de todo el campus hasta mi dormitorio. Me encontré


con varias personas por los pasillos que me saludaron y se fueron “Hey ¿dónde
fuiste?” les dije que estaba de visita a la familia, lo que era totalmente verdad.

Estaba un poco asfixiada cuando llegué a la entrada del edificio. Gracias a Dios
que teníamos ascensores en este colegio. No creo que hubiera disfrutado el
cargar todo el camino de escaleras con unas maletas detrás de mí.

“¡Jasper! ¿Has visto mi…?” Alice se paró al escuchar el sonido de mis llaves. Abrí
la puerta.

“¡Hey compi, hey novio de compi!” los saludé burlonamente cuando ella lanzó sus
brazos por encima de mi cuerpo.

“¡Bella! ¡Pensábamos que no volverías hasta hoy por la noche!” olvidando que
tenía una pesada (vale, al menos para mí) maleta en mi mano, Alice me abrazó
más tiempo del que hubiera deseado.
“Umm ¿Alice? Creo que Bella se está muriendo” dijo Jasper de broma desde el
sofá, sus labios formaron una sonrisa. Alice dio un grito ahogado y dejó caer sus
brazos al mismo tiempo que yo soltaba mis maletas en el suelo con un fuerte
golpe.

“Lo siento” se rió tontamente.

“No hay problema” me reí y le di otro abrazo, a Jasper también. Me preguntaron


todo sobre mi madre, y les dije cómo iba con todas las distracciones que tenía en
la cabeza.

“¿Dónde está… umm?”

“¿Buscando al novio querido? Oí que iba a practicar algunos tiros” contestó


Jasper sonriendo. Me torné roja, avergonzada.

“Ve a ello, amiga” Alice me guiñó y me movió hacia la puerta, dándole a Jasper
una mirada llena de significado. Había que querer a mis amigos.

Prácticamente corrí hacia el campo de baloncesto donde siempre solíamos ir.


Nuestro campo de baloncesto. No había muchos chicos por los caminos,
considerando que era la hora de cenar, así que el campo estaba vacío, a
excepción de Edward, el cual estaba ahí tal y como Jasper había dicho.

Lo observé desde unos metros más allá cuando saltó con gracia hacia el aro para
tirar un tiro desde atrás de la línea de tiro libre. No entró; rodeó el aro y cayó
afuera. Me sorprendió ya que Edward nunca fallaba ningún tiro. Quiero decir, es
Edward Cullen.

Llevaba una camiseta negra con unos pantalones cortos azul marino. La línea de
sus músculos era perfectamente visible bajo su los rayos naranjas del cielo, y
cuando empezó a botar otra vez el balón, observé que falló de nuevo otro tiro.
Vale… eso era totalmente inesperado.

“¿Perdiendo facultades, Capitán?” caminé silenciosamente hacia él, y no se


percató de mi presencia hasta que estuve a su espalda. Se heló y se giró con una
mirada incrédula, pero sonriendo,

“¿Bella?”

Corrí hacia él y me tiré a sus brazos; me cogió y empezó a darme círculos, feliz.

“Pero pensé…” sacudió su cabeza.

Me reí “Cambio de planes”


No dijo nada más porque sus labios chocaron contra los míos, besándome con
fiereza y entusiasmo. Me di cuenta de cómo debíamos de parecer a ojos de otros
besándonos bajo el atardecer, en los brazos del otro… era como en las escenas de
las pelis, sin duda. Sólo que el protagonista de mi película estaba mucho más
bueno que el de las otras.

“Te eché de menos” le susurré cuando nos separamos.

Sus ojos esmeraldas brillaban de felicidad. “Yo diría que ‘echar de menos’ se
queda corto para mí”

Alcancé su rostro de nuevo y lo traje más cerca del mío de nuevo “Enséñame lo
mucho que me has echado de menos entonces” dije, esperando que tuviera la
suficiente seducción que buscaba. Aparentemente la tuvo porque los labios de
Edward empezaron a moverse contra los míos con la misma urgencia que lo
hicieron en nuestro último beso. Estaba completamente perdida en nuestra
sesión de besos.

“Y…” dije; sin respiración y recuperándome de sus besos “¿Me puedes decir cómo
fallaste esos tiros?”

Se rió, era música para mis oídos, y sonrió “Sólo perdí la concentración”

“¿eh?” sonreí y cogí la pelota del suelo que él había lanzado hace un momento
para abrazarme e hice un rápido tiro a canasta “aún lo tengo”

Cogió el balón y comenzó a driblarla, sonriendo “Sólo estaba de broma antes. Ya


sabes… aún sigo siendo mejor” bromeó tímidamente, haciendo otro tiro desde la
línea de tres puntos. Sólo que esta vez, entró. “¡Y encesta!” dijo triunfal.

Puse los ojos en blanco “Lo que sea, Edward”

“¿Estabas dudando mi habilidad en el baloncesto?” su tono era de burla y ligero.

Me encogí de hombros “Eso lo dices tú, no yo”

“Voy a hacer que te arrepientas de incluso haber pensado eso” se rió a la vez que
me despeinaba y yo gritaba.

“¡Ah! ¡Para!”

Para mi desconsuelo, él continuó riendo y desordenándome el pelo. Yo hice lo que


se me daba mejor, correr, gritando por el camino. Pero no pasó mucho hasta que
me volvió a pillar y empecé a reírme con él. Nos miramos el uno al otro a los ojos
por un momento, una sonrisa se extendió por ambos rostros.

“Es genial tenerte de vuelta” dijo finalmente, sonriéndome genuinamente.


“Es bueno estar en casa” contesté alegre y me puse de puntillas para besarlo otra
vez.

Se estaba poniendo oscuro afuera, las luces del campo de baloncesto se


encendieron automáticamente, cuando íbamos a irnos.

“Y… ¿Tienes hambre? ¿O estás aún cansada por el cambio de hora?”

“Como si estuviera alguna vez demasiado cansada para la comida” bromeé,


rodando mis ojos.

Sus labios se curvaron “Mis disculpas. Has sonado como Emmett, a todo esto.”
Se rió mientras yo gruñía y le pegaba juguetonamente en el hombro.
Compararme con Emmett era definitivamente un insulto.

“Estoy seguro de que Alice y Rosalie no me querrán mucho después de esto pero,
quiero pasar la noche a solas contigo, si te parece bien” dijo, mirándome a los
ojos y sonriéndome con esa sonrisa torcida. La sonrisa que hacía derretirse a las
chicas de cualquier edad. Incluida yo.

“Por supuesto que me parece bien. Prefiero pasar mi primera noche de vuelta a
California con mi novio también” dije dulcemente, devolviéndole la sonrisa.

Sonrió “Perfecto”

Pedimos algo para llevar y nos sentamos en la hierba a disfrutar de nuestra cena.
Era como un picnic, y realmente no había casi nadie ya que elegimos el sitio
menos lleno de gente del campus. Enfrente de nosotros había un lago artificial, el
mismo sitio donde hablamos después de todo el incidente de Mike; y parecía
incluso más bonito de noche, con el brillo de la luna reflejado en el agua. Era
absolutamente romántico.

“Por tu madre, por sobrevivir, y por ti, por volver” sonrió Edward.

“Salud”

No estábamos tomando vino ni nada, ya que ambos éramos menores de edad,


pero Mountain Dew iba bien.

“Dios mío, esto está muy bueno” dije, mi voz sonaba casi en un murmullo
después de darle un bocado a la hamburguesa ya que no lo había tragado
todavía. Tragué “No sabes lo que comí en Nueva York. Mi padre es fan del
marisco” puse una mueca de horror recordando esa ostra que Charlie pidió
anoche. Podía jurar que eso estaba aún vivo.
Se rió “Así que de todas las cosas que podías echar de menos ¿Echaste de menos
la hamburguesa?” su tono era incrédulo ahora.

“Y tú” añadí “Por supuesto, tu vas después de la hamburguesa” bromeé.

“Gracias por herir mi ego. Mi novia me pone en el segundo lugar de la lista, y voy
detrás de un trozo de carne con verduras. Estoy herido, Bella, de verdad” fingió
una mirada herida pero fue rápidamente reemplazada por una ingeniosa sonrisa
que vino de repente a su rostro “y… ¿Has dado con algún dependiente de
hamburguesería mientras estabas allí? Ya sabes, ellos prácticamente trabajan
con hamburguesas las 24 horas al día, y los 7 días de la semana.”

“Cállate” le lancé una patata y al instante me arrepentí, ya que sólo me quedaban


tres. Dos con esta. Se rió y siguió sacando cosas de la bolsa que nos había dado
el empleado con nuestro pedido. Nuestro postre de helado de chocolate, estaba
derretido

“Debería haber pedido hielo” murmuró.

Me encogí de hombros “Bueno, sólo piensa que al menos ahorramos agua”

Dejó un espacio entre nosotros con una sonrisa petulante “No sabía que fueras
tan medio ambientalista”

“Hay muchas cosas que no conoces de mí” susurré sonrientemente, echándome


contra él. Miró a mis dedos que estaban recorriendo su brazo suavemente.

“Esas cosas… ¿las conoceré en un futuro?” sonrió.

“Hmm” quité mi mano “Quizás” dije, frunciendo los labios para esconder mi
sonrisa.

En medio de nuestro postre de chocolate, o debería decir de nuestra mezcla de


chocolate, un conserje, el mismo que nos avisó tarde de los aspersores
regadores del césped, apareció. Nos miró, sin sonreír.

“Desde la última vez que miré, no regáis el césped los Domingos por la noche”
dijo Edward defensivamente. El hombre forzó una sonrisa.

“Relájate. Sólo estoy aquí para dejar las cosas listas para mañana” con eso, se
fue.

Me reí, y el rostro de Edward se volvió un poco rosa.

“Suficiente risa a mi costa. Ya sabes que te salvé la otra vez de que te mojaras”
gruñó.
“La última vez no estuvo nada mal” le recordé. Pensó en ello y sonrió

“Verdad”

Nos tumbamos en el césped y miramos a la preciosa noche que había enfrente de


nosotros después de haber terminado toda la comida. La luna no estaba clara,
estaba nublosa, pero de una manera romántica y bonita. La noche era perfecta,
el tiempo no era pesado y había ligeras brisas que chocaban contra mi piel
dulcemente.

Entonces un halo de luz salió disparado en el cielo. Antes de que tuviera


oportunidad de exclamarlo, ya había desaparecido en la oscuridad.

“¡Oh dios mío! ¿Viste eso? ¡Una estrella fugaz!” grité señalándolo. Sabía que
probablemente estaba sonando como una tonta… pero en Nueva York los únicos
objetos brillantes que veías en el cielo eran los aviones.

“¿Pediste un deseo?” preguntó, echando la cabeza hacia mí con una cálida


sonrisa. Era absurdo, quiero decir, había pasado toda la tarde con él, pero su
sonrisa aún me enviaba esa sensación de mariposas en mi estómago. Este chico
era irreal, tumbado gloriosamente ahí en el césped como un Dios Griego con las
manos detrás de la cabeza. Después de admirar su inhumana y cautivadora
belleza, sonreí.

“No” dije sin dudar “No necesito un deseo. Tengo todo lo que necesito justo aquí”

“Ya somos dos” susurró mientras sus labios chocaban suavemente contra los
míos.

Capitulo treinta y tres: ¿Enamorada o no?

Posters, posters y posters. Había posters colgados en todo el campus con listones
azules y amarillos, recordándonos que había un partido esta noche. Como si
nadie lo supiera… o sea, ¡vamos! Nadie se pierde los partidos, no a menos que
estén en su cama muriéndose.

No volví a ver a Edward después de biología el martes. Desapareció justo


después de la escuela junto con el resto del equipo de baloncesto. Por lo que
escuche, todo el equipo iba a ir a cenar a quien sabe donde con el entrenador,
para “unirse”. O sea no es como si lo necesitaran.

“¿Qué vamos a llevar para el partido?” Rosalie pregunto mientras se miraba las
uñas, examinándolas bajo la luz del sol.

“Humm… odio romper tu burbuja, pero todavía tenemos horas para decidirlo
señorita” dije burlándome.
Alice bufo burlonamente, “Quieres decir… ¿solo horas? ¡Tenemos que alistarnos
desde ahora en ese caso!”.

Bufe y rodé los ojos a mis dos mejores amigas. Podían ser algunas veces tan
obsesionadas.

“Ok… vamos a enfocarnos en algo mas importante. ¿Qué vamos a cenar?” dije
cuando sentí que mi estomago empezaba a gruñir.

“¿Chicas? ¡¡¡Vamos a comer algo!!!” Rosalie dijo muy entusiasta. Yo sabía que
había una razón por las cual éramos amigas.

Comimos comida china y nos regresamos a nuestro cuarto para arreglarnos. Me


puse un top sin mangas, azul marino por supuesto, con Bulldogs escrito
enfrente. Después de que nos pusiéramos cada una de nosotras un poco de brillo
labial, salimos emocionadas de nuestra habitación. No sé que nos sucedía; toda
la escuela estaba alegre el martes por el partido.

Escuchamos el eco de la música que venía del gimnasio cuando íbamos


caminando hacia él. Había suvenires en los puestos, como banderas con el
nombre de Bulldogs o camisetas con el número de Edward. Puedes imaginar
que fila para comprar suvenires era la que tenía más chicas, no es muy
complicado.

“Hey, ahí está el club de fans” Alice murmuro, apuntando a un grupo de chicas de
segundo y de primer año que sostenían posters con el nombre de Edward. Oh si,
¿mencione que estaba rodeado de grandes y rojos corazones?

“Mira, parece que Bella tiene algo de competencia”, Rosalie bromeo, dándome un
suave golpe en el hombro. Le saque la lengua como una niña.

Tomamos nuestros asientos en el frente del gimnasio. Todavía quedaba tiempo


para que empezara el partido, así que decidí ir al baño. Estarías sorprendida si
supieras que es lo que te pueden hacer dos botellas de agua de fresa.

“Ahorita regreso” les dije a mis amigas “necesito ir al baño”.

“Oh” dijo Rosalie “¿Quieres que te acompañe?”

“No, está bien…”

“Ok, si alguna de las zorras te ataca, sabes nuestro teléfono celular…” dijo Alice
con una sonrisa.

Me carcajee, “Creo que sobreviviré, Alice”


Me fui al baño y me hice cargo de mis necesidades. Cuando salí del cubículo, vi
a Ángela enfrente del espejo, cepillándose el pelo.

“Hola Bella” me dijo con una sonrisa, un poco sorprendida cuando me vio por el
reflejo del espejo.

“Hola Ángela” le sonreí de vuelta “Nunca te había visto antes en los juegos de
baloncesto”

Se sonrojo, y digo seriamente sonrojo “Bueno si. Me quedaba en mi cuarto y me


preparaba para los exámenes, pero Ben me convenció de venir”.

“¿Ben Cheney? ¡Eso es genial, Ángela! ¡El es un buen chico!”

Suspiro, “Lo es. O sea digo, es que es tan… lindo. Y es tímido igual que yo, así
que nos llevamos bien” dijo mientras me lavaba las manos.

“Bueno, te vas a divertir esta noche” le asegure con confianza, tirando el papel
con el que me había secado las manos al cesto de basura.

“Si, me parece que sí”.

Salimos del baño juntas, y nos dijimos adiós ya que ella tenía que regresar con
su cita. Cuando abrí la puerta que me llevaba al lado opuesto del gimnasio,
estaba más que sorprendida de ver quien estaba del otro lado de la puerta, con
su equipo que estaba calentando para el juego.

“¿Edward?” pregunte atónita.

El sonrió, “Hola…” y dio un paso hacia mí, “vi que no estabas con Rosalie y Alice,
así que imagine que estarías en el baño…” luego me tomo entre sus brazos y me
abrazo, “Yo solo tenía que verte antes del partido”.

Sonreí con mi cara enterrada en su pecho. ¿Podría ser el más dulce? Cuando me
separe de él, me encontré perdida de nuevo… en sus perfectos e hipnóticos ojos
verdes.

“Bueno, buena suerte en el partido. No es que la necesiten” asegure. Luego para


mi sorpresa, mi voz salía de los altavoces. Mire hacia arriba impresionada y nos
vi a Edward y a mí, con nuestras miradas confundidas, en la pantalla gigante que
estaba frente a nosotros, la que mostraba el partido.

“Oh Dios mío” murmure cuando vi que todos los pares de ojos que estaban en
el gimnasio nos veían a Edward y a mí en la pantalla gigante y luego a nosotros
en persona, una y otra vez… como si decidieran cual era el que tenia mejor vista.
“Uh… mejor me voy”, dije dando un paso hacia donde estaban mis amigas
sentadas. Inesperadamente, Edward me tomo de la cintura y me giro para darme
un beso apasionado en los labios. El Gimnasio estallo en “Awes”, pero tenía
demasiado en mi cabeza como para que me importara. En todo en lo que podía
pensar en ese momento era en lo dulce que eran sus labios…

“BEEEP!!!” el silbato sonó, ya era la hora del partido. Despegue mis labios de los
suyos y le di un beso en la mejilla antes de irme.

“Búscame después del partido” murmure.

El asintió y me sonrió, después corrió hacia sus compañeros mientras yo


caminaba hacia mi lugar, sonrojándome todo el camino de regreso, debo admitir.
Había muchos murmullos cuando iba pasando hacia mi asiento, pero no estaba
pensando realmente en ellos ya que mi corazón aun seguía agitado por el beso de
Edward.

“¡Oh Dios mío! ¿Por qué es tan afortunada? Solo ha estado aquí ¿por cuánto
tiempo? ¿Tres semanas? Y ya tiene a Edward Cullen de rodillas enfrente de ella.
¡Hablando de injusticia!” escuche que una chica sentada detrás de nosotros
decía, envidiosamente.

“Swan es afortunada. O sea, amigo, ¡vamos! Edward es… ¡tan sexy!” escuche
que alguien más decía, de otra dirección. Rosalie y Alice me levantaron las cejas,
como si dijeran, “explícanos”; pero por suerte para mi, el juego comenzó en ese
instante.

“¡¡Whoo!! ¡Vamos Edward! ¡Vamos Bulldogs!” esas chicas, quien quiera que
sean, parecía que se habían recuperado rápidamente cuando el partido comenzó.
Nuestro equipo tenía primero el balón, y el primer punto se consiguió en
segundos, gracias a nuestro capitán. No podía prestar mucha atención al partido
en sí, pero sabía perfectamente que mis ojos estaban en Edward todo el
tiempo, con mi corazón palpitando rápidamente dentro de mi pecho.

“¡SI!” Alice choco las manos conmigo y con Rosalie cuando Jasper anoto pasando
a un chico del otro equipo.
Baloncesto es lo que hacemos

Y animamos solo para ti.

Sacúdelo arriba y sacúdelo lento,

Al aro el balón ira.

Jasper y Jamie chocaron los puños cuando llegaron al otro lado de la cancha,
parecían felices pero cansados a la vez.

Los aros están abiertos

La malla está caliente,

Así que vengan Bulldogs,

¡Hagan ese tiro!.

Cody le paso el balón a Edward tan pronto como este fue lanzado. Edward, como
un fantasma, corrió hacia el lado opuesto de la cancha sin que se le atravesara
ningún chico del otro equipo y anoto con un excelente tiro. Los del otro equipo se
veían desconcertados, con un gran signo de interrogación en la cara. Sin
embargo, el capitán, que se veía como un universitario y se veía que tenía más
experiencia que los de su equipo, se acerco a Edward con aire amenazante y con
una sonrisa burlona en su cara, Edward se giro en dirección a sus compañeros y
les dio una mirada no-muy-alegre. Esto no es bueno…

Después de que volvieron a sacar, ninguno de los dos capitanes parecía tener su
vista en el balón, sino que, tenían la vista fija entre ellos.

“¡Hey!” Emmet le paso el balón a Edward, quien estaba abierto cuando por fin
cruzo la defensiva del otro equipo, y corrió entre ellos, haciéndose camino para
poder llegar hasta el aro. Solo que esta vez, lo bloquearon.

Los chicos más grandes del otro equipo, dos de ellos, prácticamente se le
echaron encima a Edward y al balón, tomándolo por sorpresa. O sea, imagina
esto: estas a punto de anotar, pero estos chicos saltan en tu espalda para
bloquearte. Yo grite, junto con el resto del gimnasio, mientras me paraba de mi
asiento.

“¡Edward!” chille, y me di cuenta que no estaba sola, ya que todos hacían lo


mismo. El réferi soplo el silbato y alguien lo ayudo a quitarle de encima esos dos
chicos a Edward.
“tío, ¿estás bien?” Emmet le pregunto, seguido por todo el equipo. “¿Qué
demonios te pasa?” se giro y le gruño a uno de los chicos del otro equipo que le
había caído encima a Edward. Ellos le gruñeron de regreso, mientras seguían
viendo a Edward en el piso.

“Hijos de su puta madre… esos… esos…” Rosalie gruño entre dientes. Alice los
miraba con enojo, silenciosamente intentando contenerse.

“¡¡Boo!! ¡¡Boo!!”

Esos chicos cometieron un gigante, gigante error. O sea, saltar sobre alguien
que es malo está bien, ¿pero saltar sobre Edward? Eso es simplemente un
suicidio. Ellos estarían asesinados por el club de fans de Edward para cuando el
juego terminara. Edward carraspeo,

“Humm… regresemos al juego. No hubo daños”, se encogió de hombros. No


podía creer lo que escuchaban mis oídos. Lo acababan de golpear y ¿él quería
regresar al juego como si nada hubiera pasado? Vi a sus compañeros mirándolo
con admiración, yo también lo hice.

Alice aplaudió y todos los demás la siguieron. Todo el gimnasio apoyaba a


Edward y abucheaba al equipo contrario. Los dos idiotas que se le aventaron a
Edward eran a los que más ofendían. Después de eso ganamos el juego sin
ningún problema, ni una sola interrupción.

Victoria Victoria

Ese es nuestro llanto

Victoria Victoria

Ese es nuestro rezo

Lanza esa V

Apunta esa I

Pasa esa C-T-O-R-I-A

“Felicitaciones, ¡Bulldogs! ¡Una vez más ganaron! ¡Ahora chicas, este viernes es
nuestro evento Anual de caridad Bulldog! ¡Así que tengan ese dinero preparado!”
el locutor dijo con mucho entusiasmo.

“¿Evento de caridad?” repetí.

“Oh, lo sentimos Bella, ¡es que muchas veces olvidamos que eres nueva!” Rosalie
dijo con una sonrisa.
“Es una tradición, y se ha hecho todos los años desde que la escuela fue fundada.
Los del equipo de baloncesto son subastados, y si compras a alguno tienes que
pasar la noche con él”. Alice me explico.

“¡Ustedes chicas tienen muchas tradiciones en esta escuela!” murmure. De


repente, escuche una ola de silbidos que nos llegaba de todos lados.

“¡Oh mi dios! ¿Escucharon? ¡La subasta! ¡Yo voy a ganar esa oferta! O sea, ¿se
imaginan? ¡Tener una noche especial con Edward!” por el rabillo de mi ojo vi a
unas chicas saltando en las gradas, fantaseando.

“Pobre de Edward” cuchicheo Rosalie “Por cierto, ¿no deberías ir a rescatar a


cierto chico que se hace llamar tu novio de las garras de sus fans?”

Bufe “Adiós chicas”

Como lo suponía, estaba rodeado por un puñado de personas. Me detuve con mis
brazos cruzados alejada de la gente, sonriendo. Y unos segundos después, me
vio con una mirada que decía que el ya me había visto también.

“Discúlpenme chicas” dijo caballerosamente, mientras hacía a un lado a unas


chicas que lo estaban rodeando y se acercaba a mí.

“Buen partido, Cullen” le dije sonriendo.

El refunfuño “¿Eso es todo lo que obtengo? ¿Buen partido? Debo decir que estoy
decepcionado”

Me acerque a él y levante la cabeza para poder sentir su aliento contra mi cara,


“¿Entonces que esperabas?” rodeé su cuello con mis brazos y murmure. Sin darle
tiempo de decir nada mas, jale su cara hacia mí y lo bese, a pesar de que casi
todos nos observaban no me importo.

Estaba un poco agitado cuando nos despegamos, “Algo como esto”, sonrió, sus
dientes blancos centellearon bajo las luces del gimnasio.

Alguien carraspeo. Rápidamente lo reconocí como el capitán del otro equipo,


tenía la cara avergonzada “Felicitaciones. Fue un buen partido”.

“Estuvo reñido” Edward dijo con modestia.

“Yo… uh… necesito disculparme por mis compañeros. Estoy más que
avergonzado por lo que sucedió”.

“Hey, no hay culpa sin sangre” Edward sonrió.


“Gracias. Y realmente lo siento” el chico volvió a aclarar su garganta y su cara se
torno roja.

“No hay problema chico” se dieron la mano; el chico me dio un rápido vistazo y
se fue con los de su equipo.

“Estaba segura de que lo último que te pediría seria perdón” dije parándome
frente a él.

Hizo una mueca “¡No todos los capitanes de baloncesto somos unos idiotas!”

“Ya sabía eso” lo abrace, mirándolo directamente a los ojos. Se agacho otra vez,
y volví a sentir esos dulces labios en mi boca.

“¡Hey Cap!” Cody grito, corriendo hacia nosotros “El periódico quiere sacarnos
unas fotos. ¿Vienes?”

“Dame un segundo” murmuro, mirándolo molesto.

Cody rodo los ojos; “Tan pronto como termines con tus cursilerías…” murmuro y
se fue.

“Vete” le dije.

“podría faltar…” sugirió suavemente, sus cejas se levantaron y sus manos- Que
estaban en mis caderas- empezaron a acercarme hacia él.

“Claro. Como si ellos no se pudieran dar cuenta de que el Señor Súper estrella no
está en la foto” dije sarcásticamente.

Suspiro “Bueno. Ya voy, ya voy…”

Me carcajee “Buen chico.”

Alice, Rosalie y yo decidimos vernos con los chicos afuera del gimnasio, ya que
estaba muy lleno y muy ruidoso dentro del edificio.

“Lo juro, otro minuto en esa… jungla, y quedaría sorda para toda mi vida” Dijo
Alice meneando su cabeza.

“Nah, Alice, los chillidos que haces al comprar nos dejan eternamente sordas a
Rose y a mí, estos sonidos no son nada comparado con eso” Rosalie se rio,
mientras que Alice me daba una mirada asesina.
“¿Se divirtieron chicas?” Una voz chillona demasiado nasal pregunto con una
sonrisita que iba con su tono. Lauren cruzo los brazos sobre su pecho, luciendo
orgullosa en su traje de animadora cuando la vimos en la salida del gimnasio.

“Ah, sí, fue muy divertido…” Dijo Alice, sarcásticamente. Lauren bufo y volteo a
verme.

“¿Qué tipo de novia” dijo mofándose “eres? No estás ni siquiera utilizando el


numero de su camiseta”

“Yo apoyo a todo el equipo, no solo a Edward” replique, dándole una mirada
asesina.

Rodo sus ojos “Como sea. Necesito hablar contigo” dijo, mirando en la dirección
de mis amigas “A solas”.

“Bueno, nos vemos luego Bella” Rosalie dijo rápidamente “no puedo estar otro
minuto viendo esta… esta cosa” apunto a Lauren, obviamente disgustada. Trate
de retener una carcajada cuando Lauren puso cara de impresión por el
comentario de Rosalie.

“Solo lárgate de aquí, Perra” Lauren dijo cuando Rosalie estaba lo bastante lejos
para no escucharla gallina….

“Así que, ¿qué quieres? ¿Solo viniste a criticar mi guardarropa?” pregunte


irritada.

“Estoy aquí para advertirte” dijo, con su cara seria, pero emocionada.

“¿Advertirme?” quería reírme pero me controle.

“Si. Advertirte antes de que hagas el ridículo” dijo con una mueca burlona.

“¿De qué demonios estás hablando?”

“Escucha. La capitana de las animadoras, o sea yo” dijo lentamente mientras


ponía una mano en su pecho.

“si, no estoy estúpida” la corte, impaciente.

Sonrió levemente “Ahora escúchame muy bien. Siempre desde que la academia
fue fundada, la capitana de las animadoras y el capitán del equipo de baloncesto
han sido la pareja de la escuela. Ha sido de esta manera todos los años, y no
habrá excepción en este” me toco con uno de sus dedos y continuo, “Sabes que
Edward y yo terminaremos juntos al final. Es solo cuestión de tiempo… para que
él se dé cuenta de que estamos hechos el uno para el otro. Capitana de
animadoras, capitán de baloncesto. ¿Entiendes? Así que te sugiero que te hagas
a un lado ya, antes de que te avergüences a ti misma enfrente de toda la maldita
escuela”.

“Lauren” puse todo mi esfuerzo para mantener una expresión de paz, “Edward
tuvo más de dos años para preguntarte si querías salir con él antes de que yo
llegara”.

Puso una expresión de nerviosismo “Como quieras Swan. ¿No quieres mi


consejo? Está bien. Solo que no vayas corriendo a tu mami cuando salgas herida,
porque eso es lo que va a suceder. Edward y yo terminaremos juntos; estoy
segura de eso” acerco su cara a tres centímetros de la mía con la comisura de sus
labios hacia arriba. “Y si no me crees sobre lo de las parejas de capitanes y
capitanas puedes comprobarlo en el anuario”.

“No… te creo… dios… mira la hora, me quedaría a platicar; pero tengo cosas más
importantes que hacer, como pasar el tiempo con mi novio” le sonreí.

“Estas cometiendo un gran error” sus ojos eran oscuros y fríos. Nunca la había
visto tan furiosa antes. Pero yo no me iba a echar para atrás.

“Entonces será un error que aceptare…” le dije muy calmada. Por el rabillo del ojo
vi a Edward caminando hacia nosotros con el ceño fruncido.

“¿Hay algún problema aquí?” se paro detrás de mí y le mando una mirada hostil
a Lauren, quien aun me observaba a mí.

Lauren le dio una sonrisa muy fingida “Ninguno. Para nada” luego ella se fue.

Cuando por fin se fue, Edward me observo con una expresión no muy feliz “¿te
estaba molestando?”

“No. Solo estábamos teniendo una linda platica” sonreí, intentando subirle el
ánimo.

Edward me dio una mirada de incredulidad y rodo los ojos hacia mí. Tal vez esa
no era la mejor manera de ponerlo; ya que los dos sabíamos que las
probabilidades de que eso pasara eran las mismas de que Emmett no comiera.

Bese sus labios, “Confía en mí. Todo está bien.”

Se encogió de hombros, “Si tu lo dices. Me lo dirás, ¿cierto? ¿Si ella te molesta?”


me miro profundamente en los ojos advirtiéndome de que se daría cuenta si yo le
mentía.

“Por supuesto. Así que…. ¿Tienes hambre? ¿O el entrenador si os alimento bien?”


Hizo una mueca “solo nos dio una hamburguesa y un plato de ensalada. Pero no
nos dio Soda” bufo. “Dijo que no necesitábamos azúcar hasta después del juego
así que tuvimos que tomar agua. A decir verdad, me estoy muriendo de hambre”.

Le sonreí “Si quieres ir por algo de comer, yo te acompaño”

“Gracias” paso uno de sus brazos por mis hombros y me pregunto cómo había
estado mi tarde y mi noche desde que él no había estado conmigo, mientras
caminábamos hacia la pizzería más cercana. El se comporto como un caballero,
escuchándome educadamente. Aun tenía ese problema a veces; como cuando él
me observa, mi corazón se acelera y empiezo a balbucear cosas incoherentes,
gracias a los nervios. Pero a él parece no importarle; todo el tiempo, me observo
con una expresión divertida y sonriéndome.

Me acompaño de regreso a mi cuarto y me dio un rápido beso antes de irse.

“Te veré mañana ¿de acuerdo?” dijo mientras me besaba el cuello.

“Claro. Mañana” dije con mi temblorosa voz.

Se rio y se fue. Puse mala cara; parecía que sabia lo ansiosa que estaba por tener
una sesión intensa de besos. Y solo se tuvo que ir para tentarme. Como si no
pudiese ver la desesperación en mi cara.

Se fue directo a su habitación; podría jurar que vi sus labios curvarse en una
sonrisa antes de irse. Le tomo un poco de tiempo a mi corazón poder volver a latir
normalmente. La luz en mi habitación estaba prendida, así que supuse que Alice
ya estaba de vuelta. ¿Qué hora era? ¿Demasiado tarde? Sentí como si no hubiese
pasado más de 25 minutos con Edward; pero mire mi reloj y eran las diez
menos diez.

“¡ya llegaste!” Alice sonrió cuando entre a la habitación.

“Hola Alice. ¿Te la pasaste bien con Jasper?”

Ella se carcajeo “Yo debería preguntarte lo mismo. A donde fuiste con mi


hermano, ¿jovencita? Ve y tomate una ducha, es tarde” dijo con tono
demandante pero con una sonrisa.

“Si mama” murmure y rodé mis ojos.

Mientras que el agua fría recorría mi cuerpo, pensé en lo sobre protector que se
había comportado Edward cuando vio que Lauren me estaba molestando. Esto
me hizo sonreír, el ver cuánto se preocupaba por mí.

Y lo mucho que yo me preocupaba por él.


Rápidamente pensé en aquellas dos noches que tuve que pasar en New York con
mi mama. Aunque nos estuvimos mandando mensajes de texto toda la noche,
quería ver su cara… quería sentir su piel… sentir sus cálidos y suaves labios en los
míos. Yo sabía que mis sentimientos por el eran más fuertes cada día, y me
asusto un poco darme cuenta de que ya no podía estar sin él.

Alice estaba sentada en su cama cuando salí del baño, viendo una repetición del
programa One Three Hill. Pero lo apago cuando me vio.

“Ya lo había visto” dijo, mientras se volteaba hacia mi “Hey ¿que sucede?”

Yo trague “¿Puedo hablar contigo Alice? Realmente necesito la opinión de una


chica respecto a esto”

Se levanto de su cama rápidamente y se sentó emocionada en la mía, con las


piernas cruzadas frente a mí. “Por supuesto. Escupe el problema Bella”.

Di un largo y profundo suspiro “Tu sabes cómo me siento respecto a Edward. Me


gusta, demasiado. Pero ahora… siento que es algo más que un simple romance…”
dije nerviosa con un tono de inquietud “Sabes que, olvida lo que te acabo de
decir. Esto es ridículo”.

“Estas enamorada de Edward” sonrío, su tono era dulce y sincero. Mi corazón


latió mas fuerte al pronunciar esa palabra; mi estomago se lleno de mariposas.
Quiero decir, vamos… ¿AMOR?

“Pero, eso es imposible, ¿cierto? O sea, no lo conozco desde hace tanto tiempo
como para sentir eso” aunque sienta que lo conozco desde siempre… me asuste
por la voz de mi interior que me lo decía.

“No es imposible Bella” dijo suavemente “de hecho esperaba para traerlo al
tema, pero me imagine que te debería dejar darte cuenta a ti sola. Estas
enamorada de Edward; al menos eso es lo que yo pienso. Pero claro, confía en
tus propios sentimientos en este caso. Yo no te puedo decir que es lo que debes
de sentir, o como te deberías de sentir. Solo tú puedes…” sonrío.

“¿Por qué lo dices Alice?, ¿qué es lo que te hace pensar que estoy enamorada de
él?” Susurre.

Ella sonrío “Esa clase de cosas son obvias. Ustedes dos hablan como si hubiesen
olvidado de que el mundo gira alrededor de ustedes. Y la manera en que se
miran… como se sonríen cada uno, más de lo que lo hicieron en todo el día
mientras estuvieron separados… si eso no es amor, entonces ¿qué es?”

Empecé a reflexionar sobre todo esto. Ahora que lo pienso, me pregunto cuantas
veces he ignorado a mis amigos en presencia de Edward. Ellos siempre me
molestaban con que tenían que llamarme más de tres veces para obtener mi
atención. Y como sonrío y me río más cuando estoy cerca de él…cómo él me podía
calmar tan fácilmente abrazándome cuando me sentía insegura y enojada…
cómo su dulce voz era lo único que yo quería escuchar por las mañanas al
despertarme… cómo él era la última imagen que yo veía antes de dormirme.

Alice tenía razón. Como siempre.

Yo estaba enamorada de Edward.

“Oh… Dios…” deje escapar un suspiro muy largo.

Alice sonrío “Como supuse…. ¿Bueno porque no te duermes ya? Es muy tarde.”

“Si” respondí, aun sin aliento. Alice se bajó de mi cama y se fue a la suya, no sin
antes apagar las luces. En algunas situaciones, era como la hermana mayor que
nunca tuve. Siempre me daba los mejores consejos, me ayudaba en todo y
siempre estaba ahí cuando necesitaba hablar con alguien.

“Hey ¿Alice?” La llame en la oscuridad.

“¿SI?”

“¿Me harías un favor?”

“Claro. ¿Qué es?”

“¿Podrías… Humm… no decirle a Edward nada de la conversación que hemos


tenido?”

Ella se carcajeo y dijo con tono de promesa “No te preocupes. Este será nuestro
pequeño y sucio secreto.”

“Gracias”

Capítulo treinta y cuatro: ¡Subasta de gente!

Se que debí haberle dicho al siguiente día, pero no lo hice.

Aunque tuve una razón bastante buena para no hacerlo. No iba a confesar mi
amor por él en frente de un salón de clases lleno de estudiantes o en el pasillo,
con todo el mundo pudiendo escuchar nuestra conversación. Excusas, lo se. Vale,
lo admito. Yo se cual era la verdadera razón: mi falta de coraje. Cada vez que lo
veía, en vez de decir las palabras que había estado practicando en mi cabeza,
inventaba alguna excusa lamentable. Lo cual era totalmente patético de mi
parte.
Caminé hacia el almuerzo con Edward después del cuarto período, nos sentamos
en medio de uno de los grandes cotilleos de Emmett, sobre -no tendría por qué
sorprenderme- sí mismo.

“¡Y entonces BUM! Mientras estaba montando mi bici, este tipo me golpeó por
detrás con una motocicleta. Yo lo acusé, y él se bajó de su moto y ¡trató de darme
un puño! Y el tipo estaba como en sus veintes más o menos, ¿pero saben qué?
¡Yo me lo bajé! ¡Lo tiré al suelo y lo dejé sangrando ahí!” él estaba moviendo sus
manos en el aire todo emocionado. Jasper resopló, atorándose con su Pepsi.

“Nah, Emmett, lo que yo recuerdo es que tú te caíste al suelo por el primer puño
del tipo, pero te levantaste y trataste de embestirlo de nuevo. Sin embargo, él te
lanzó hacia su motocicleta accidentalmente, y tú le diste un puño mientras
estaba gritando, ¡mi bebe!” Se rió Jasper. Todos nos le unimos a él mientras
Emmett se ponía rojo como un tomate.

“Pero fue un puñetazo muy masculino, ¿cierto Emmett?” Dijo Rosalie


dulcemente, jalando su brazo mientras venía a su rescate.

Esto hizo que Emmett se animara, “gracias Rosalie. Te amo,” y besó sus labios.

Te amo… Pasé saliva. Alice se rió de mí después de ver mi expresión y yo la pateé


por debajo de la mese, sonrojándome. Gracias al cielo Edward todavía se estaba
riendo de lo que pasó, sin notarnos a Alice y a mí.

Viernes. El día que había estado temiendo. La “subaste de gente”. De modo


sorprendente, las chicas no iban a pujar por Jasper o Emmett.

“Desperdicio de dinero,” dijeron, “cuando podemos tenerlos simplemente


gratis.” Sonaban tan seguras de sí mismas; tan convencidas de que Jasper y
Emmett no iban a divertirse sin ellas. Desearía poder ser más como ellas; tener
más fe en mi relación con Edward. Supongo que era natural para ellas estar más
seguras de su relación desde que habían estado saliendo con Jasper y Emmett
por más tiempo. Y no es que yo no confiara en Edward, lo hacía.

Pero de todas formas…

“¿Qué hace usualmente la gente durante la noche?” Pregunté como si fuera la


gran cosa.

“Totalmente aburrido. Vemos una película, salimos… eso es todo,” Emmett se


encogió de hombros. “Al menos aburrido para nosotros los chicos. Pero se que las
chicas se la pasan de lujo. Es decir, ¡están saliendo conmigo, por el amor de
Dios!,” dijo él, suspirando de modo arrogante mientras Rosalie le daba un
golpazo a su cabeza.
“¿Puedes al menos intentar no sonar como Edward? En serio, con uno es
bastante malo,” lo regañó.

“Auch, Rosalie. ¿Qué te he hecho yo?” Se rió Edward.

“Sin ofender, Edward,” agregó ella rápidamente, riendo.

“Oh si, no faltaba más,” respondió él de modo sarcástico mientras rodaba sus
ojos.

Vale. Película. Eso no sonaba tan malo. Pero, ¿y si la chica termina recostándose
contra el hombro de Edward al final? Temblé ante la imagen en mi cabeza,
rogando secretamente que no resultara así.

“¿Y tú qué, Bella? No vas a pujar por Edward, ¿o si?” Preguntó Jasper.

Decidí jugármela tranquila, “de ninguna manera. Edward es costosito, ¿o no?”

Ellos se rieron, Edward incluido. Me sorprendió como pude hacer una broma en
un momento como este. Entonces él le dio un apretón a mi mano.

“Esta noche va a ser un asco. Estaré pensando en lo que voy a hacer contigo
mañana mientras veo alguna estúpida película de chicas con quienquiera que
gane la puja,” Edward se inclinó y susurró en mi oído. Sonreí; palabras sencillas,
pero me trajeron tanto consuelo. Durante el resto del día traté de no dejar que
los pensamientos me molestaran demasiado. De todas formas, no había uso en
hacer un lío de ello, ¿qué bien haría?

La subasta de gente comenzó a las siete en punto. El anunciador era Dylan, ya


que no iba a participar en ella. Música a todo volumen estaba sonando a través de
los parlantes sobre el escenario, estimulando la atmósfera.

And the base keep runnin' runnin', and runnin' runnin'

Aunque Alice, Rosalie y yo no íbamos a pujar, estábamos curiosas por ver quien
ganaba. Nos quedamos en el fondo, de modo que resultáramos pisoteadas
cuando las chicas corrieran al escenario a reclamar sus premios.

“¡Hey chavos y chavas! Bienvenidos a la subasta de gente de este año. Si, yo se


que todos ustedes están decepcionados de ver que yo, en vez de estar disponible
para la puja, soy el anunciador. Pero no teman, ¡Dylan todavía está aquí!”

La multitud reaccionó bien a su entusiasmo. Alice, Rosalie y yo sacudimos la


cabeza, riéndonos de sus bobadas.
El Entrenador aclaró su garganta, “empieza de una vez, ¿quieres?” Me di cuenta
que era la primera vez que lo había escuchado hablar. Su voz era profunda,
profunda y ronca.

“Lo siento. Sólo estaba asegurándome que la gente supiera de mi grandeza, eso
es todo. Como sea ¡este año tenemos once jugadores de los Bulldogs para la
subasta! Déjenme explicar las reglas para las recién llegadas. A: Manténgalo
amigable. Sólo porque pagaron por ellos no quiere decir que sean sus esclavos.
B: Nada de acoso sexual…”

Antes de que él pudiera continuar, el Entrenador le gruñó, “¡Dylan!”

“¿Qué? Se eso por experiencia,” masculló él en el micrófono, “Y C: no vengan


rogando por un reembolso, porque eso no pasará. En todo caso, tienen hasta la
media noche con ellos. Así que decídanse chicas, antes de lanzar el dinero dentro
nuestros bolsillos. Quiero decir,” agregó rápidamente, después de notar al
Entrenador mirándolo mal de nuevo, “el bolsillo de la escuela”.

Rosalie, Alice y yo ahogamos una carcajada. Murmullos de emoción estaban


saliendo de la multitud de nuevo, demasiado ansiosos para que la subasta
empezara de una vez.

“¡Está bien! ¿Están listas?” Dylan sostuvo el micrófono hacia ellas.

“¡Si!” Gritaron enérgicamente.

“¡Fantástico! ¡Entonces empecemos! Como nuestro primer soltero,” hizo algunos


ruidos de tambor con su boca, “tenemos al #3, ¡Jamie Peterson!” En el momento
preciso, Jamie salió caminando, viéndose totalmente relajado. Levantó una
mano en el aire y luego silbó con la otra.

“Vale, Jamie aquí es uno de los chicos más graciosos de nuestro equipo. Él es un
total e indefenso ingenuo….” Dijo Dylan en broma.

“¡HEY!” Gritó Jamie.

“Bromeando hermano. Como estaba diciendo, mi amigo es un chico bastante


tranquilo. Entonces… ¿escucho cincuenta?”

“¡Cincuenta!” Escuché gritar a una chica.

“Vamos, gente. Esto es para nuestra escuela. ¿Escucho un setenta?”

“¡Setenta por aquí!” Una chica sacudió su mano.


“Obviamente ustedes nunca lo han visto bailar. ¡Créanme, el dinero vale la pena
si lo que quieren es reírse un poco!” Dylan le dio un codazo a Jamie quien le hizo
una mueca.

“¡Ochenta y cinco!” Gritó otra chica.

“¡Vale! Ochenta y cinco a la una, a las dos… ¡vendido!” Dylan anunció mientras
los otros aplaudían y silbaban. “¡Paga el dinero por allá y él será tuyo!” Apuntó a
una pequeña mesa junto al escenario, donde la Srta. Loughiln, la secretaria,
estaba sentada.

La chica pasó caminando tímidamente a través de la multitud y fue hacia la mesa,


tal y como le dijeron. Se veía como una de esas chicas calmadas, tipo Ángela, que
había tenido una enorme y secreta traga por Jamie durante mucho tiempo. Debe
haberle tomado bastante coraje hacer algo como esto.

Emmett y Jasper también recibieron ofertas altas. Ambos se las arreglaron para
pasar de los doscientos dólares. Alice y Rosalie chocaron los cinco.

“Esos son nuestros novios,” dijo Alice con orgullo, completamente fresca sobre
todo el asunto.

“Entonces… ¿comenzamos el espionaje?” Preguntó Rosalie, sonriendo con


suficiencia.

“¡Chicas!” Grité, burlándome.

“Bromeando, Bella. Tenemos cosas más constructivas que hacer. Ahora que ellos
no están alrededor podemos hacer comentarios sobre los sensuales modelos y
estrellas de TV,” Alice me guiñó el ojo. Yo me reí entre dientes, por un segundo
pensé que estaban hablando en serio sobre lo del espionaje.

Al final sólo quedaba un jugador que no había sido subastado. Y no cualquier


jugador, sino el capitán mismo. Respiré profundamente, aquí va…

“Por último, pero no por eso menos… definitivamente no menos,” Dylan se rió
entre dientes, “tenemos al #16…” fue interrumpido por las chicas gritando.

“¡Edward! ¡Edward! Edward!”

Dylan suspiró en el micrófono, “no se necesitan presentaciones, ¿cierto? Pero


para hacerlo oficial, ¡el #16, Edward Cullen… capitán de los Bulldogs de la
Academia de la Costa Este!”

Viéndose tan divino y despampanante como siempre, Edward salió de detrás de


las cortinas por entre la nube de humo blanco con sus manos metidas
galantemente en sus bolsillos. Las chicas estaban gritando a todo pulmón; mis
amigas y yo nos estremecimos por el dolor en nuestros oídos.
“Es estúpido comenzar con unos veinte. Debería empezar de una con
doscientos,” murmuró Dylan.

“¡Doscientos!” Un grupo de chicas gritó, todas moviendo sus manos


frenéticamente en el aire.

“Cielos. Eso fue rápido. ¿Qué es doscientos más cincuenta?”

“¡Doscientos cincuenta! ¡Doscientos cincuenta aquí!”

“¡Doscientos setenta y cinco!”

“¡Trescientos!”

“¡Trescientos veinticinco!”

De pronto el anfitrión ya no fue necesitado. Las chicas comenzaron a correr


ofertas por su cuenta, dejando a Edward sobre el escenario viéndose incómodo y
mortificado.

“¡Trescientos cincuenta!”

“¡Quinientos dólares!” Una voz gritó fuerte desde atrás. Conocía esa voz… esa
molesta y enfermiza voz. De repente todo estaba en silencio, todos se dieron la
vuelta para ver quien se saltó del número tres al cinco, y no estábamos hablando
de unidades o decenas sobre la mesa de valores del lugar. Esto era en cientos.
Lauren estaba satisfecha con la atención que estaba recibiendo. Sonrió mientras
sacudía las tarjetas de crédito en sus manos, presumiendo.

Las otras chicas murmuraron con discreción, todavía demasiado intimidadas por
Lauren para hablar frente a ella en persona.

Rosalie rodó sus ojos, “es tan típico de ella hacer un gran entrada.”

Lauren caminó hacia Dylan con una sonrisa, al mismo tiempo que empujaba a las
chicas y las quitaba de su camino.

“Entonces… ¿dónde reclamo mi premio?”

De repente, había esta furia en mi interior que nunca antes había experimentado.
Había celos, había rabia. Sin pensarlo dos veces…

“¡Quinientos veinticinco!” Solté con fuerza.

Lauren se congeló en medio de las escaleras después de pisar el escenario. Todos


tenían sus ojos fijos sobre mí también, sorprendidos. Una sonrisa torcida
apareció sobre el hermoso rostro de Edward. ¡Genial! ¡Estaba sonriendo
satisfecho!

“¡Bella! ¿Estás loca?” Siseó Rosalie, dándome un codazo. ¿Loca? OH si.


Definitivamente.

Lauren soltó una risa malvada, “Bien. Cinco cincuenta.”

“Cinco setenta y cinco,” dije. ¡Demonios, Bella! ¿Qué estás haciendo?

“Setecientos dólares,” dijo cada palabra lentamente, pronunciándolas entre


dientes. Hubo un fuerte grito sofocado proveniente de la multitud y el rostro de
Edward quedó sin emoción alguna rápidamente.

Mi corazón se hundió; ¿qué estaba pensando? Yo no podía ir más alto que eso.
¿Setecientos verdes? Aún si yo ofreciera más, ella no iba a ceder. ¿Y cuan alto
íbamos a llegar? ¿Mil? ¿Dos mil? Quizás ella podía costearse eso, pero yo no
podía. Una sonrisa burlona jugó por su cara cuando vio mi silencio.

“¿Bella?” Dylan llamó suavemente por el micrófono.

Sacudí mi cabeza sin decir otra palabra. Perdí.

Dylan aclaró su garganta, “entonces, supongo que vendido… a Lauren, por


setecientos dólares,” tartamudeó, frunciendo el ceño.

No hubo silbidos o aplausos, sólo… murmullos. Las otras chicas todavía estaban
demasiado aturdidas para decir nada más, y Edward se veía casi decepcionado,
parado allí tan inmóvil como una estatua. Lauren se deslizó hacia le mesa de
pagos alegremente, dejando caer sus tarjetas sobre esta, apurando a la
secretaria. Vi a Dylan dándole una palmada al hombro de Edward, deseándole
buena suerte. Vi a Edward sacudiendo su cabeza sin poder hacer nada,
horrorizado.

“Bueno, damas, gracias a todas por participar en la Subasta de Jugadores de los


Bulldogs de este año. Apreciamos su dinero y su participación. Al dinero se le
dará un buen uso. Volveremos a pintar los edificios más viejos; agregaremos
algunas pantallas planas más a las salas de estudiantes; y por supuesto,
daremos algunas fiestas más, ¡eso es seguro!”

Las chicas gritaron de alegría, recuperándose del incidente que ocurrió un


momento atrás.

Mientras Dylan fue hablando, Lauren todavía seguía en la mesa, pero su rostro ya
no se veía tan animado. Estaba tan blanco como su camisa mientras escarbaba
frenéticamente a través su bolso, buscando algo. Entonces, la Srta. Loughlin se
acercó al escenario para susurrar algo en el oído de Dylan.
“Um… veo…” dijo él mientras movía su cabeza. “Bueno, debido a ciertos
problemas, Lauren no estará pasando la noche con Edward después de todo. Él
es subastado a la siguiente postora más alta, Bella Swan.”

Alice jadeó y me empujó hacia el escenario. Yo todavía estaba mirando a Dylan


con los ojos bien abiertos, completamente contrariada por lo que él acaba de
decir. Estoy imaginando cosas. ¿Cuáles son las posibilidades de que las tarjetas
de crédito de Lauren no estén funcionando? Pensé.

“¡Ve niña!” Me apremió.

Aparentemente las posibilidades eran enormes. Con inseguros y lentos pasos,


caminé hacia la mesa y vi a Lauren parada allí, echando humo, no notando mi
presencia. Al principio, debo agregar.

“¡AGH! ¡No me lo creo! ¡Revise otra vez! ¡No pueden no estar trabajando! ¡Papi
acaba de conseguírmelas todas hace dos meses! ¡Está estúpida jodida máquina!
¡Estúpida jodida escuela!” Gritó, tirándole las tarjetas de nuevo a la señorita,
“¡revise de nuevo!” Chilló. La Srta. Loughlin se veía frustrada.

“Jovencita, no use ese tono conmigo. Ya le dije, todas sus tarjetas han sido
rechazadas. Si usted quiere quejarse, discuta esto con su padre. ¡Ahora quítese
del camino para que la siguiente persona pueda pagar!

La Señorita Loughlin generalmente era muy paciente y amable, pero nadie tenía
la paciencia cuando se trataba de Lauren. Lauren la miró con el ceño fruncido y
soltó otro chillido, tirando su mano coléricamente al aire y pasando la otra
furiosamente por entre su cabello. Era chistoso de ver, pero nadie se atrevió a
reírse.

“Pero…pero…” lágrimas estaban comenzando a formarse dentro sus ojos; casi


sentí lástima por ella en el momento. Pero entonces salió corriendo, después de
maldecirme con algunas palabras no tan delicadas. Me sentí estúpida por siquiera
tenerle lástima en primer lugar.

“Es bueno verte de nuevo, Bella. Bueno, si tengo los números correctos, son
quinientos setenta y cinco, ¿cierto?” La Señorita Loughlin sonrió.

“Seh,” le largué la tarjeta de crédito y esperé pacientemente.

Mientras ésta pasaba por la máquina, pensé en cuánto tiempo había estado
ahorrando todo ese dinero. Era de todos los veranos que cuidé niños y que
trabajé en el último par años… Y te lo gastaste todo en una noche, sólo porque
estabas celosa. Dios. ¿Qué estaba pensando? Demasiado tarde para arrepentirse
ahora.

“Aquí corazón... si sólo te puedo hacer firmar esto...” ella me largó el recibo.
Recibí la tarjeta de crédito de regreso y suspiré antes de ponerla de regreso
dentro de mi cartera. Así se hace, Bella. Quinientos setenta y cinco verdes. Idos.
Cuando me volví a dar la vuelta, encontré a Adonis parado casualmente ahí, con
sus brazos cruzados frente a su pecho, su pierna doblada contra el tablón de
madera del escenario, sonriendo con aire de suficiencia.

“¿Lista para reclamar su compra, Señorita Swan?” Levantó su ceja.

Lo miré con los ojos casi cerrados, ya sabiendo lo que se venía, “no empieces. Por
favor.”

Él se rió de nuevo, encontrando cada parte de esto cómica y divertida.

“Mis labios están sellados,” entonces lanzó su brazo alrededor de mi hombro.

Caminamos de regreso a su cuarto para alejarnos del insoportable calor. Él


mantuvo su promesa durante todo el camino al no mencionar ni una sola palabra
de lo que pasó; en su lugar, sonrió. Cuando entramos a su cuarto, me pasó una
Coca y tomó asiento junto a mí con gran ceremonia.

“Así que… ¿se me permite hablar ahora?” Preguntó mientras arrojaba uno de sus
brazos sobre el sofá.

Me reí, “Seh. Gracias por la Coca-Cola a propósito.”

“No hay problema,” dijo sonriendo. Me miró fijamente, no de forma intensa, pero
si lo suficiente para hacer sentir cohibida. Mis mejillas se estaban volviendo de un
rosa intenso.

“Lo siento, Edward.”

Sonó tan sorprendido que casi se atoró con su bebida. Ubicó la lata de Coca-Cola
sobre la mesa,

“¿Lo sientes? ¿Por qué cosa?

“Por actuar como una de esas novias celosas en TV. Sinceramente, no se que me
pasó. Cuando las otras chicas pujaron por ti, no estaba feliz, pero al menos no
estaba furiosa por ello. Pero cuando Lauren llegó, esta parte de mí… no lo se, esta
parte de mí simplemente quería pasar mis brazos a tu alrededor y decirle que se
perdiera. Que tú eras mío… Dios, me siento como una tonta,” Gemí mientras
miraba fijamente sus hombros, demasiado apenada para mirarlo a los ojos.

“Bella,” él me acercó a su pecho, “no tienes que disculparte. Deja de ser tan
absurda,” murmuró dentro de mi cabello.
“No tienes idea cuan contento estaba de verte pujar. No me malentiendas, no
estoy encantado con que hayas pagado casi seiscientos dólares, pero… verte
celosa, esa parte fue un poco divertida,” se burló y yo le di un codazo en el
estómago.

“Oye, deberías estar agradeciéndome… te acabé de salvar del ataque de una


bimbo,” le saqué la lengua de modo infantil. Él se rió y besó mi frente.

“Estás en lo cierto. Gracias, por salvarme de Lauren.”

“De nada… y realmente lo siento,” mordí mi labio.

“Deja de disculparte,” dijo con una risa frustrada, tratando de mantenerse serio,
“además, eres terriblemente linda cuando estás celosa. Me gustaría ver más a
menudo eso,” sonrió burlonamente y tocó mi nariz con la yema de sus dedos. Yo
me sonrojé, por supuesto.

“Entonces… ¿qué quieres hacer ahora?” Sonrió él, “no quiero que vayas
diciéndole a todo el mundo no hice mi parte. Después de todo, pagaste
quinientos setenta y cinco dólares por esto.”

“No se lo que quiero hacer,” me encogí.

“Bueno, hasta que te decidas,” sonrió, sus labios levantándose en una sonrisa.
Justo entonces, supe lo que yo quería hacer. OH, definitivamente sabía lo que
quería hacer.

Me incliné más cerca de él, “¿bésame?” Susurré.

“Eso, estaría más que feliz de hacerlo,” se rió entre dientes.

Su boca estaba sobre la mía, moviéndose gentil y lentamente cuando nuestros


labios se juntaron. Él no me besó con tanta fiereza como esperé que lo hiciera.
Entonces, en el medio de ello, se alejó y puso su mano sobre mi hombro derecho.
Sus ojos estaban fijados intensamente sobre los míos; no había rastro de humor.

“Bella,” susurró, “te amo.”

Mi corazón dejó de latir.

Te amo… su suave y gentil voz resonó en mis oídos. Él me ama… esto no era una
alucinación, esto… era real. No vayas a hiperventilar, Isabella Swan. No. Vayas.
A. Hiperventilar.

Él debió haber tomado mi silencio de la forma equivocada, antes que yo pudiera


decir cualquier cosa; él empezó a hablar de nuevo con una débil sonrisa.
“Entiendo si no te sientes de la misma forma aún, está totalmente bien. Nada va
a cambiar entre nosotros, y no tienes que decirlo de regreso hasta que estés
lista. No te sientas presionada…” su voz era tan delicada… tan gentil mientras
trazaba mi pulgar con sus largos dedos. Sin dejarlo terminar, acerqué su rostro
hacia el mío y lo besé.

“Te amo, Edward, te amo. He estado tratando de decírtelo hace un par de días,
pero nunca encontraba el momento indicado y siempre terminaba
acobardándome al final…” Miré dentro de sus ojos, dentro de esos verdes y
profundos ojos que me atrajeron desde el momento en que lo conocí. Tan pronto
como pronuncié las palabras, sus ojos estaban llenos con una mezcla de
diferentes clases de emociones. Había sorpresa, desconcierto, satisfacción,
alegría…

Él acunó mi mejilla con su mano, “ahora tú eres la cosa más importante en mi


vida, Bella. La más importante para mí jamás,” dijo, su voz serena y con el tono
de una voz que promete. Suspiré contenta y recosté mi mejilla contra su duro
pecho.

“Conocerte fue lo mejor que jamás me ha pasado, Edward,” susurré. Ambos nos
recostamos contra el sofá de cuero, yo aún acomodada cómodamente contra él.

“Me pregunto si debería decirte esto,” masculló él suavemente.

“Dime, ¿por favor?” Supliqué patéticamente.

“La semana pasada, cuando te quedaste a dormir, ¿recuerdas cuando me


preguntaste qué habías dicho en tu sueño, que yo te dije que solamente dijiste mi
nombre?”

“Sieh, ¿qué con eso?”

“Mentí,” se rió entre dientes, “dijiste… dijiste que me amabas después de


mascullar mi nombre. Claro, no estabas conciente cuando lo dijiste, pero
escuchar esas palabras saliendo de tus labios… fue el segundo momento más
feliz de mi vida. Pero no te conté nada porque no quería que las cosas se pusieran
incómodas entre nosotros, yo nunca querría eso.”

Cuando asimilé las palabras que él dijo, todo lo que pude pensar era en cuan
descerebrada había sido. Yo. Era. Una. Idiota. ¿Cómo pude haber sido tan lenta?
Incluso mi corazón...incluso éste supo que yo estaba enamorada de él antes que
yo supiera. De verdad, pero de verdad que tenía mucho que aprender cuando se
trataba de estas cosas. Espera. ¿Dijo segundo?

“¿Cuál es el momento más feliz de tu vida entonces?” Pregunté de pronto,


curiosa.
Sus verdes ojos se suavizaron, “cuando dijiste que me amabas hace un rato.
Escucharlo en tu sueño fue increíble... pero escucharte decirlo en persona fue
increíblemente reconfortante. Cambiaría cualquier cosa en el mundo por eso.”

“Te amo,” lo dije de nuevo, mi mano sobre su mejilla, “mucho, pero mucho.”

“Yo también. Tanto,” entonces chocó sus labios contra los míos de nuevo. Esta
vez no tan gentilmente como la última. El beso no se sintió como ningún otro
beso que habíamos compartido antes.

“¿Bella?” Susurró él, su aliento cosquilleando contra mi brazo, enviándome


escalofríos por la espina.

“¿Si?” Respondí en esta temblorosa y agitada voz.

Él recostó su mejilla contra mi cabello, “pasa la noche aquí conmigo. No


regreses,” susurró, abrazando mi cuerpo más cerca del suyo. Como si yo fuera a
negarme…

“Lo haré. No hay lugar donde preferiría estar,” sonreí y estiré mi mano para
enredar mis dedos en su cabello, besándolo intensamente con mi pecho
presionado contra el suyo. Amo las subastas de gente. Por supuesto, a excepción
de la parte en que Rosalie, Alice, Jasper y Emmett iban totalmente a molestarme
por ello más tarde. Pero en el momento, no me importó. Nada de eso importaba.
Porque aquí estaba yo, recostada sobre el más increíble y perfecto chico que
jamás existió. Y él me amaba.

Capítulo treinta y cinco: ¡Toma el sol!

Estaba haciendo frío cuando desperté la mañana siguiente. Subí más la sábana a
mi cuerpo y me estiré. Edward estaba acostado junto a mí con su pecho subiendo
y bajando visiblemente bajo las sábanas, aún dormido. Se veía tan inocente con
su mejilla presionada contra la almohada blanca; uno de sus brazos sobre su
estómago mientras el otro estaba ubicado bajo su cabeza. Sonreí ante la imagen;
la última vez me quedé a dormir él se despertó primero, por lo que no tuve la
oportunidad de ver como se veía cuando no estaba despierto. Mi
–extremadamente guapo- novio también se veía extremadamente guapo cuando
estaba dormido.

No pude evitarlo. Estiré mi mano y toqué su cabello con el más ligero de los roces
que me las pude arreglar para usar. Él se estiró y abrió sus verdes ojos… oops…

“Perdón, ¿te desperté?” Susurré.

“Buenos días para ti también, Bella Durmiente,” sonrió, estirándose. “No, era
hora de despertarme de todas formas.” Sus ojos estaban al mismo nivel que los
míos y soltó una de sus sonrisas torcidas. La corriente del aire acondicionado me
hizo temblar y eso no pasó inadvertido para él.
“¿Frío?” Se rió entre dientes, cepillando mi cabello con sus largos dedos.

“Un poco,” admití tímidamente. “¿Te importa si me acurruco contra ti?”

Él se rió; y créanme, fue el sonido más divino que se pueda escuchar en la


mañana. Yo simplemente le sonreí como una imbécil, derritiéndome por su
belleza. Finalmente, recordando lo que le había pedido, me deslicé rápidamente
para acercármele más. Él pasó sus fuertes y largos brazos alrededor de mi
cintura con firmeza; presioné mi mejilla contra su pecho mientras el presionaba
la suya contra mi cabello. Cerré mis ojos para disfrutar del encantador momento.

“Pensé que estaba soñando cuando desperté esta mañana y te encontré junto a
mí,” susurró, su voz involuntariamente seductora.

Solté unas risitas; era como si estuviera leyendo mi mente.

“¿Estás bromeando? Eso era lo que yo estaba pensando.”

“Hmm…” le dio unos golpecitos a su cabeza, “las grandes mentes piensan igual.”

Me reí, y no era nada melodioso comparado con su risa.

“Creo que estoy en un sueño. Sabes, desde que te conocí, todas esas cosas que
pasaron entre nosotros… creo que me estoy inventando todo esto…” sonreí con
tranquilidad.

“Jum. Aparentemente estamos atascados en el mismo sueño. No que me esté


quejando, porque anoche fue la mejor noche de mi vida. Primero, me dijiste que
me amabas… y luego… bueno, tu sabes el resto,” me sonrió ampliamente. Me
sonrojé ante su comentario; él se rió entre dientes y me abrazó con más fuerza.

Cerró sus ojos y se inclinó para besarme; pasé mis brazos a su alrededor y me
permití derretirme en él y en su cuerpo.

And yeah, yeah, yeah


I'm a lot to handle,
If you don't know trouble,
I'm a hell of a scandal, me,
I'm a scene, I'm a drama queen,
I'm the best damn thing that your eyes have ever seen!

Refunfuñamos; al principio, tratamos de ignorarlo. Pero no sonaba como si fuera


a dejar de timbrar pronto, por lo que no tuve elección más que contestarlo.

“Buenos días, Alice. ¿Cómo puedo ayudarte?” Dije cortésmente, escondiendo


todo rastro de fastidio.
“¡Hola! ¿Qué pasa con ese tono como de negocios? Como sea, Rosalie y yo vamos
a ir a la piscina con los chicos esta tarde. ¿Os apuntáis Edward y tú?”

“¿La piscina?” Repetí mientras Edward comenzaba a seguir la forma de mi


clavícula con sus dedos, como si ya no estuviera lo suficiente ahogada. Alice se
rió; probablemente por la tembladera de mi voz.

“Si, Señorita Julieta. ¿Vienen?”

“Umm… seguro.”

“¡Genial! Bueno, nos encontramos allí a las dos. Eso les deja suficiente tiempo
para seguir haciendo cualquier clase de actividad que tu y Edward estén haciendo
en su cuarto justo ahora…” cantó ella.

Me sonrojé de un tono escarlata, “¡Alice!”

“¡Adiocitos!” Colgó con la misma voz cantarina.

Edward estaba jugando con mi cabello, “Así que… ¿qué quería?”

“Que vayamos a nadar con ellos esta tarde. Más o menos le dije que si, tú sabes,
ya que realmente no teníamos opción. Conoces a tu hermana, ella no acepta un
no por respuesta.”

Sus labios se elevaron en una sonrisa traviesa, “nadar... y eso implica que estés
en tu traje de baño…” se rió entre dientes, “definitivamente tenemos que ir.”

Le rodé mis ojos, “tal vez sólo quieres echarle un ojo a las alocadas chichas
rubias,” dije, bromeando.

“Esa es la cosa más absurda que jamás he escuchado. Sabes que las otras chicas
no me causan ningún interés en absoluto,” dijo suavemente, besando mi frente.

“Lo se,” sonreí ampliamente.

“Entonces... ¿nos levantamos o nos quedamos en la cama un poquitico más?”


Preguntó sugestivamente. Nos miramos el uno al otro y respondimos al unísono:

“Quedémonos en la cama.”

“¿Edward?” Murmuré.

“¿Si?”

Sonreí, “los quinientos setenta y cinco dólares valieron totalmente la pena.”


Se estaba acercando el medio día; Edward ordenó comida italiana mientras yo
me dirigía a la ducha. Cuando volví a salir, Edward estaba usando una camiseta,
arreglando la mesa.

“¡Vaya! Esto se ve bueno,” sonreí, sentándome con las piernas cruzadas sobre el
sofá, sosteniendo el cubierto que él me dio.

“Sólo me toma como tres minutos cocinar todo esto,” bromeó, sonriendo con
suficiencia.

“Jah. ¿Y desde cuando coleccionas cajas grasosas de Pastaio?” Levanté mi ceja.


Él rodó los ojos y sonrió,

“Simplemente come y sígueme el juego, Bella.”

Después del almuerzo regresé a mi cuarto para ponerme el traje de baño.


Edward dijo que pasaría por mi cuarto después que tomara una ducha,
dejándome con más que suficiente tiempo para volverme loca por el hecho que
iba a estar usando un bikini frente a él.

Cogí el bikini negro de tiras que empaqué conmigo desde Nueva York. Busqué
algunos pareos para usar mientras íbamos para allá, es decir, ¿a ver? De ninguna
manera voy a caminar a través del campus en un conjunto de baño. No podía
recordar la última vez que fui a la piscina. Sinceramente, no tenía ni idea si la
gente recogía su cabello o lo dejaba suelto. Rosalie sabría, ella tenía el cabello
largo como yo… pero no contestó cuando traté de llamarla.

Al final decidí recogerlo en una cola de caballo. Agarré una toalla y la metí en mi
maleta. Me puse un par de shorts color caki y una bata de playa roja que encontré
en mi closet. Me senté en mi cama y esperé. Sobre mi mesa de noche, una copia
de Lo que el viento se llevó estaba simplemente tendida ahí, gritando mí nombre
para que la abriera. Con un suspiro, la cogí y comencé a leer desde donde la dejé
para matar el tiempo hasta que Edward viniera.

Estaba tan metida en la historia que ni siquiera escuché a Edward llegando.

“Umm… ¿Bella? ¿Hola?” Entró Edward, mirándome con una expresión divertida,
“toqué, pero supongo que no escuchaste… y entonces la puerta estaba abierta
por lo que entré.”

“Oh, estaba leyendo. No fue mi intención,” dije a modo de disculpa mientras


cerraba el libro de golpe.

“¿Lista para irnos?”

“Claro,” me puse las sandalias y pasé mi brazo por el suyo. Él llevaba una
camisa color verde lima sobre su bañador azul, y debo decir, esta resaltaba sus
ojos.
“¿Qué estás mirando tan fijamente?” Preguntó, notando mi mirada sobre él.

“Nada,” escondí una sonrisa. Por el rabillo de mi ojo, vi que él también estaba
sonriendo.

“¡Edward! ¡Bella!” Nuestros amigos nos hicieron señas desde donde estaban
sentados. La piscina estaba en el exterior y era un enorme rectángulo con
jacuzzis al lado. Tú sabes, la clase de piscina que esperas ver en un hotel en esas
películas de verano. Había palmeras rodeando la piscina, haciéndola ver toda
tropical.

Emmett y Jasper estaban sentados sobre la silla plástica, sin camisa, mientras
Rosalie y Alice estaban acostadas sobre las toallones con sus esculturales
cuerpos, todos usando gafas. Por supuesto, todos se veían guapísimos en sus
trajes de baño, Rosalie usando un bikini azul y Alice uno color lila.

“Hola tío,” los chicos extendieron los puños mientras las chicas sonrieron, “¿se
divirtieron?”

Mi cara se volvió rosada, y sabía que no era por el calor.

“Oh si, ¿entonces Bella de verdad pagó casi 600 dólares por ti? Porque sabes, de
verdad no vales tanto.”

“Emmett, le prometimos a las chicas que no íbamos a preguntar sobre eso,” siseó
Jasper.

Rosalie miró rayado a Emmett, “es trabajo mío y de Alice curiosear. Ustedes
chicos arrinconen a Edward cuando estén completamente solos.”

“Trato,” Emmett rió nervioso, examinando el agua, “entonces… ¿le caemos a la


piscina o qué?

“Tú sabes, Bella, para poder hacer eso tienes que quitarte los shorts y la bata,” se
rió Alice.

Suspiré, “lo se.”

Edward removió su camisa y la tiró sobre la silla; algunas chicas chiflaron desde
lejos y se rieron tontamente. Pude entender por qué; Edward se veía totalmente
deslumbrante bajo la radiante luz del sol con su cuerpo desnudo. Si decías que se
veía como uno de los modelos masculinos que estaba trabajando para una
compañía de trajes de baño, eso sería quedarse corto.

“¿Bella?” Llamó suavemente, sonriendo.


“Bueno, no me los voy a quitar con todos ustedes mirándome fijamente,” dije
vergonzosamente. Rosalie tomó la mano de Emmett y Alice la de Jasper.

“¡Nos veremos en la piscina!”

“¿Yo también me tengo que ir? ¿O se me permite quedarme?” Sonrió Edward


engreído, su mano cruzada frente a su pecho para enfatizar la perfecta
estructura de sus abdominales.

“Puedes quedarte,” dije con timidez. Él se acercó, y su sombra bloqueó el sol que
se reflejaba sobre mi rostro.

Desabotoné mis pantalones y los tiré sobre la silla, como Edward, y me quité la
bata deslizándola por mis hombros. Él besó mi cuello,

“Realmente te sienta bien. Te vez sensacionalmente impresionante.” Pasó sus


brazos alrededor de mi desnudo estómago y susurró en mi oído con su sedosa
voz.

Me sonrojé, “gracias.”

Los otros ya estaban en la piscina, salpicando agua alrededor.

“¡Oigan!” Dijo Emmett con optimismo, “¡ustedes combinan!”

No me di cuanta de eso hasta que Emmett lo señaló. Era cierto; mi bikini negro
iba con sus bañadores de oscuro azul marino.

“Totalmente coincidencial,” sonrió Edward. Entonces saltó dentro de la piscina y


me jaló con él, tomándome por sorpresa.

“¡Edward!” Grité, escupiendo agua, “¡no estaba lista!”

“Qué lástima. Ahora estás toda mojada,” se rió y se hundió en el agua y nadó
lejos. Le hice una mueca y él comenzó a reírse de nuevo.

Emmett vino a mi lado, con todo el considerable movimiento de agua tenía que
ser Emmett, “Bella, deberías haber visto tu cara cuando te jaló. ¡Fue
comiquísima!”

“¡Cállate, Emmett!” Le salpiqué agua a su cara.

“Vale, ¿qué dices si me vengo por ti?” Me guiñó el ojo.

Los ojos de Jasper brillaron, “¿Dijiste venganza? ¡Cuenta conmigo!” Entonces se


alejaron animadamente, cantando el nombre de Edward mientras lo golpeaban
con uno de esos flotadores de niños que tomaron prestado de uno de los de
primer año.

“¡Tío! ¡Eso no es justo! ¡Es dos contra uno!” Se quejó Edward mientras se hundía
y salpicaba agua hacia las caras de Jasper y Emmett.

“¡Aquí, Bella, toma uno de estos y disfruta y disfruta el show!” Alice me lanzó un
flotador que era lo suficiente grande para sentarse en él. Las chicas y yo flotamos
de modo relajante sobre el agua, viendo a los chicos haciendo el ridículo.

“Esto es vida,” suspiró Rosalie.

“Sipo,” Alice y yo nos reímos.

Cerramos nuestros ojos y nos pusimos nuestras gafas de sol para disfrutar del
pacífico calor. A una distancia, escuché algunas canciones de rap sonando, y por
supuesto, montones de risitas y carcajadas de los otros que estaban en el
jacuzzi. Luego, de la nada, escuché a Rosalie gritar. Mis ojos se abrieron de golpe
y entonces encontré la razón de su histeria.

Ella estaba sacándose el agua de los oídos y escupiendo el cloro que se metió en
su boca. Su expresión se veía asesina.

“Estás muerto, Emmett Cullen,” pronunció cada palabra con tanto veneno que
incluso me asustó a mí.

“¿Oye, Emmett está trabado o algo?” La preguntó Jasper a Edward, quien estaba
parado detrás de mí, mirando. “No sabía que era suicida.”

“Yo tampoco,” murmuró Edward, incrédulo.

“¡Rosie, bebe, anímate y diviértete un poco!” Dijo Emmett de modo entusiasta,


tratando de disimular el miedo.

Rosalie le sonrió con milicia mientras hacía chasquear sus nudillos, “yo te
mostraré diversión.” Lo siguiente que supe es que Emmett se salió de la piscina
y empezó a correr.

“Tío, Emmett es tan idiota. Él mejor que nadie sabía de meterse con mi hermana
de ese modo,” se rió Jasper, sacudiendo su cabeza.

“Ese es Emmett,” Alice se rió por lo bajo.

“¿Y… quieres unirte a mi en el jacuzzi?” Preguntó Edward con dulzura, su mirada


girando hacia el jacuzzi que fue dejado vacío por algunos de último año.
“Seguro,” sonreí y me bajé del flotador. Él tomó mi mano y nos metimos en el
jacuzzi.

“Dios, está caliente aquí,” dijo en voz baja.

“Hay una razón por la que lo llaman hot tub y no cold tub, Edward.” Me burlé.
(NT. Es un juego de palabras entre frío y caliente, hot tub es jacuzzi, pero no hay
ninguna es español para cold tub, es más, eso no existe xD)

“Gracias,” me lanzó una mirada sarcástica.

Se acercó más a mí, “¿te he dicho cuan hermosa te ves?” Dijo, sus labios tocando
mi oído.

“Si, eso creo…” respondí con una sonrisa. Entonces sus manos estaban sobre mi
espalda, atrayéndome a un beso.

“¡Whew! ¿Está caliente aquí o qué? OH, espera un minuto; son sólo Bella y
Edward en una intensa sesión de besuqueo,” se rió Alice, metiéndose en el
jacuzzi con Jasper. “Disculpen la interrupción, chicos.”

Edward bufó, “Ustedes saben que realmente no lo dicen en serio. O de otra forma
no habrían interrumpido en primer lugar.”

Alice sonrió ampliamente, “me conoces demasiado bien, mi querido hermano.”

“¿Y qué, Emmett sigue todavía en una pieza?” Pregunté en broma.

“Bueno, lo escuché gritando hace un rato. Supongo que esos eran signos de que
estaba vivo,” bromeó Jasper. Entonces Rosalie y Emmett aparecieron finalmente
de nuevo, caminando hacia nosotros.

“¿Lo solucionaron?” Preguntó Edward, rodando sus ojos.

“Por supuesto hermanito. Soy un conciliador natural,” Emmett sonrió con orgullo.
Rosalie lo miró mal, de modo que agregó rápidamente, “pero definitivamente no
podría haberlo hecho sin el súper misericordioso y amable corazón de Rose.”

“Gracias, Emmett,” le sonrió ella sarcásticamente y tomó el asiento junto a mí.


“¿Y entonces qué deberíamos hacer esta noche?”

“Nu se. Podemos ir al cine o algo,” Jasper se encogió de hombros.

“¡Agh! Estoy tan cansada de ir a los teatros. Es decir, no podemos ni siquiera


criticar sin molestar a los otros,” dijo Alice, enojada.
“No te olvides que cada vez que vemos una película de horror terminamos
siempre casi sacados del teatro porque Emmett se la pasa riéndose en las partes
asustadizas,” agregó Edward pensativamente. Jasper y Alice hicieron una
mueca, recordado la última vez.

“No pueden culparme. Algunas de esas películas son real, realmente patéticas,”
protestó Emmett.

“¡Entonces alquilemos una!” Sugerí.

Ellos asintieron de acuerdo.

“¡Veamos una de terror!” Dijo Emmett, moviendo su dedo. Definitivamente


estaba haciendo eso para fastidiarnos a nosotras las chicas. Él sabía cuanto
despreciábamos los filmes de miedo porque siempre terminábamos teniendo
pesadillas, no importa cuan malas fueran estas.

“Seguro, y nosotras las chicas hablaremos sobre como se ven de sensuales los
actores cuando están haciendo sus roles de héroe,” Alice les tomó el pelo
ingeniosamente. La cara de Emmett cambió de colores; Jasper y Edward lo
miraron que se lo comían.

“¿Saben qué? ¿Por qué no nos quedamos con romance o comedia?” Se rió
nervioso.

Nos reímos y asentimos. Edward, Emmett y Jasper parecieron relajados. Asumo


que escuchar a sus chicas haciéndole cumplidos a algún actor no era
exactamente la cosa que más les gustara hacer.

“Lástima, sabes…quizás si me asustaba realmente, me habría sostenido de tu


camisa muy fuerte,” le susurré a Edward cuando los otros estaban hablando
sobre las opciones para la película.

“Las chicas son crueles. Especialmente tú,” se rió él ente dientes, sacudiendo su
cabeza.

Me reí tontamente, “bueno, muchas gracias por tu cumplido.”

Capítulo treinta y seis: El dijo ella dijo

Ya habían pasado dos meses desde que empecé a estudiar en East Coast
Academy. Con la obra estrenándose este domingo, la Sra. Caughman estaba más
nerviosa y tensa que nunca. Yo estaba muy asustada también, ya que yo no era
exactamente Miss Brodway, si saben a lo que me refiero. La ultima vez que había
actuado algo frente toda la clase, fue en… oh si, en el jardín de niños. Y esta vez
ni siquiera sería frente a toda la clase, sería la escuela entera. Esto iba hacer pan
comido.
Mentira.

Y no me sentía mal por mí exactamente. De hecho, estaba mas preocupada por


Edward. Él tenía encima la obra, como yo, pero también tenía un torneo de
baloncesto la semana siguiente. El torneo de baloncesto, el torneo para el cual
todo el equipo había estado entrenando. Los juegos anteriores habían sido solo
calentamientos para este. Este era el importante. Y ya saben como era East
Coast Academy cuando se trataba del baloncesto; habían ganado el Campeonato
cada año en el pasado, y este año, dependía de Edward guiar a sus compañeros
de equipo para mantener la tradición. Muchísima presión, si me preguntan.

Ya se había disculpado numerosas veces por pasar menos tiempo conmigo y por
no poder acompañarme a mi cuarto después de terminar los ensayos, y por ir a
la práctica de baloncesto por otras dos horas. Yo de verdad no sabía de donde
sacaba tanta energía; porque la mayoría de las veces después de los ensayos, mi
cuerpo estaba atontado de la cabeza a los pies. Mi garganta estaba tan seca que
creerías que acababa de cruzar un desierto.

Pero no se había quejado por su apretada agenda, ni una vez.

“Gente, por favor repasen sus líneas cuando lleguen a casa. ¡La presentación
será en dos días! ¡Por favor, por favor memoricen sus líneas! ¡Padres, maestros,
estudiantes, y el director estarán ahí! ¡Buena suerte a todos!”

Era viernes, y era el último de nuestros ensayos. Cuando el reloj marcó las cinco
en punto, mucho de nosotros dejamos salir un desesperado suspiro de alivio.
Alivio de que terminaran los ensayos, para siempre, pero horror porque íbamos
actuar frente toda la escuela este domingo. Justo cuando estaba por recoger mi
mochila, mi voz favorita en todo el mundo me llamo por mi nombre.

“¡Edward! ¿Por qué no te estas yendo a la practica de baloncesto?”

Se río por lo bajo y puso sus brazos alrededor de mis hombros, “Preocupada por
deshacerte de mi, ¿eh? Estoy dolido”

Puse los ojos en blanco, “Sabes que no quise decir eso. ¿Qué pasa, enserio?”

Tomó mi barbilla y luego puso ambas manos alrededor de mi cintura,

“El entrenador nos dejo la tarde libre. Pero claro, a cambio, tenemos que
levantarnos temprano en la mañana para compensarlo. Para estar entrenando
hasta en la tarde. Y no se si recuerdes esto… pero,” buscó mi mano y la tomó
firmemente en la suya, “Mañana será nuestro aniversario de dos meses, si
cuentas desde el día del baile. Así que quería hacer algo especial mañana por la
noche, solo nosotros dos,” sonrió angelicalmente, “Parece como si no tuviera
suficiente tiempo para estar solos últimamente.”
Mis ojos brillaron; arroje mis brazos alrededor de su cuello y besé sus labios,
“¡Edward! ¡Eso suena genial!”

Su sonrisa se ensancho más y estaba por besarme otra vez hasta que vimos a
Jamie caminando hacía nosotros. Jamie, quien obviamente no sabía que estaba
interrumpiendo algo, gimió.

“¡Gracias a Dios que esto por fin se termina! Hemos estado practicando esto por
tanto tiempo ¡Que soñé con Romeo y Julieta ayer por la noche! ¿Puedes creerlo?
Y esa no es la peor parte. Soñé que era el personaje de Jessica Stanley, Sra.
Capuleto, quiero decir, ¡Por favor! ¿Una mujer?” exclamo Jamie. Nosotros, claro,
nos burlamos.

“Si, tu y Eric Yorkie serian una gran pareja,” Edward bromeó, y yo rompí a
carcajadas.

Jamie nos miró feo, “Oh si. Ja ja. Solo porque obtuviste el papel protagónico
junto con la chica de tus sueños, Edward,” dijo desdeñosamente, “No significa
que el resto de nosotros tengamos la misma buena suerte que tú. Quiero decir,
mírame, soy un fraile. ¿Debo besar a una chica en el escenario? No,” Bufó.

“Lo siento mucho, Jamie,” Edward sonrió burlón, sin parecer que lo sentía en lo
absoluto.

“Si, si… como sea. Mi vida apesta,” suspiró. “Bueno, debo irme. Oh por cierto,
capitán, si fuera tú, no iría por ese camino.” Apunto con la cabeza las puertas
delanteras del auditorio, “Ahí un montón de chicas afuera esperando para
desearte suerte”, dijo con una risita.

Edward hizo una mueca y se estremeció, “Gracias por el aviso. Te debo una, J.”

“Me debes una de por vida,” el rió, “Hasta luego hombre. Te veo después, Bella”
se despidió con la mano y se alejo caminando.

Edward tomo mi mano, “¿Lista para irte?”

“Sip” sonreí.

Hacia el mismo calor que hacia antes de que saliéramos del auditorio. Le dije a
Edward que lo vería en su habitación después de pasar a mi cuarto y tomar los
CDs que él había dejado. Dijo que mientras tanto se bañaría para refrescarse del
agobiante calor.

Edward me enseño de unas bandas que de verdad disfrutaba. Algunas de ellas


nunca las había escuchado antes, pero las ame de inmediato después de
escuchar las recomendaciones de Edward. Aprendíamos mucho uno del otro;
fuera en música o de novelas. También nos ayudábamos mutuamente en cosas
de la escuela. Estudiábamos juntos después de la escuela cada vez había un
examen. Si, besarnos y hablar no era las únicas cosas que hacíamos; las otras
chicas encontraron eso completamente increíble, que estudiábamos juntos. El se
estaba convirtiendo en el más perfecto mejor amigo/novio que cualquiera
pudiera desear. A los padres les molesta que sus hijos tengan citas porque les
preocupa que talvez eso haga que bajen sus notas. Bueno, claramente, eso no se
aplicaba en nuestro caso ya que Edward y yo nos manteníamos como los mejores
del curso.

Como fuera, saque los CDs de mi estéreo y los puse en sus cajas. Las noches del
viernes eran usualmente noches de películas para nosotros desde que le insistí
en que debíamos relajarnos, que el debía de alejarse de los ensayos y las
practicas de baloncesto. Y tal como el hombre terco que era, siempre me decía
que me preocupaba mucho. Pero cedió al final, así que los viernes por la noche,
nos relajábamos.

Fue pura mala suerte. Cuando estaba por tomar el elevador para subir al cuarto
de Edward, la puerta se abrió para revelar uno de mis menos favoritos chicos de
esta escuela, Mike Newton.

“Hey Bella,” dijo alegre.

Hice una mueca y me dirigí hacia las escaleras, pero tuvo el descaro de
tomarme de la muñeca. De repente su mano se sacudió por la mía después de
que la arrojara lejos.

“Hey, mantén tus manos para ti,” Cody lo miro con furia y le dio un golpe en el
pecho.

“Mira amigo, solo quiero hablar con ella,” rió rodando sus ojos.

La expresión de Cody no se relajo, “Escucha tu, amigo. Bella dejo muy claro que
no quiere hablar contigo. No mereces hablar con ella. Rayos, ni siquiera mereces
respirar en la misma habitación que ella. Solo porque Edward no esta aquí para
romperte el cuello en este momento, no significa que no pueda hacerle el favor.
Y cuando el escuche de esto, sabes que estarán para un segundo round,” crujió
sus nudillos después de terminar su largo discurso, “Ahora piérdete, fenómeno.”

Mike rió, “Como sea.”

Cody le gruñó y se giro hacia mi con una expresión de disgusto, “Lo juro, ese tipo
se vuelve mas raro cada vez que lo veo.”

“Probablemente se cayo de cabeza varias veces cuando era bebé,” sonreí


ampliamente. El se rió.

“Gracias Cody, por ahorrarme el esfuerzo de gritarle para que me dejara en paz,”
le sonreí agradecida.
“No hay problema. Es nuestra responsabilidad cuidar a la chica de nuestro
capitán. El equipo entero esta contigo,” me sonrió, “Oh si. Buena suerte este
domingo. Tu y Edward van a estar en el escenario, ¿cierto?”

Suspire, “Desafortunadamente.”

“Bueno, ¡rómpete una pierna!” Sacudió mi hombro en broma, “No literalmente…


pero ya sabes…”

“Si, gracias…” el elevador volvió a abrirse, y oprimí para el tercer piso después de
agradecerle a Cody por última vez. Me miré en el espejo y me reí. ¿Desde cuando
me importa como me veo? La puerta se abrió, y camine hacia el cuarto de
Edward-que estaba hasta el final del pasillo, donde estaban todas las
habitaciones individuales. Estaba a punto de tocar, pero me paralice cuando
escuche que no estaba solo.

“Edward, ¡Por favor! Ella nunca se va a enterar de esto… no le voy a decir”

“¡Maldición!¡Lárgate de mi cama!”

“¡Edward! ¡No veo cual es el problema! ¡Tu y yo nos sentimos atraídos!”

“Una mierda nos sentimos. Mira Lauren, no me gustas de ese modo. Ni siquiera
me gustas como amiga. La única chica que me gustará, la única chica que voy a
amar es Bella. Y no tú. Ahora vete o llamare a seguridad. Voy a decírtelo otra vez,
saca tu trasero de mi cama y ¡quédate afuera!”

La puerta se abrió, dejándome frente a un sorprendido Edward al otro lado de la


puerta, sujetando a Lauren para sacarla. Por el aspecto que tenía, él acababa de
salir de la ducha ya que estaba usando solo un par de shorts, sin playera. Su
cabello húmedo estaba goteando, y también había una toalla en su hombro.

“Bella,” respiró, con los ojos muy abiertos. Su intensa mirada estaba sobre mi, y
yo solo estaba parada ahí, paralizada en la entrada, “Te juro, esto no es lo que
parece.”

Una voz femenina soltó una risita, “Esto es exactamente lo que parece.”

Lauren estaba medio acostada en la cama de Edward, con su mano detrás de su


cabeza, intentando mostrar más de su escote. Como si su ropa no fuera lo
suficientemente de zorra. Las cejas de Edward de repente se curvaron con ira y
disgusto.

“¿Sabes que? Si quieres ser una perra o una zorra, esta bien. Pero hazlo en otra
parte,” dijo ácidamente, sus ojos tan fríos como piedras, “Ahora, mejor te largas
de mi cama, o te juro, no me hago responsable a lo que le sea que le pase a tu
cara,” Edward le bramó con ira. Lauren sonrió con satisfacción.
“Claro, Edward. Llámame si alguna vez quieres diversión verdadera,” se encogió
de hombros y salto fuera de la cama. “Y ahora puedo ver porque las chicas de
esta escuela están totalmente enamoradas de ti. Te ves mas sexy sin playera.” y
le guiño un ojo.

“¡Lárgate!” le gritamos al mismo tiempo, apuntando con el dedo hacía los


elevadores. Nos dio una última enfermiza sonrisa dulce y balanceando su trasero
mientras caminaba hacia el final del pasillo. Edward se mofó y volvió su cabeza
lejos de ella, asqueado. Entonces respiró profundamente y volvió su mirada a mis
ojos,

“Bella…”

No me había dado cuenta que había tenido mis manos apretadas a mis lados todo
el tiempo hasta que las solté cuando Lauren desapareció. Mi respiración estaba
irregular.

“¿Por favor podemos hablar?” me preguntó suavemente. Sus ojos


estaban…asustados.

Todavía estaba en estado de shock como para decir algo. Después de unos
segundos, asentí. Mantuvo la puerta abierta y la cerró detrás de él. Lo vi pasar su
mano por su cabello, frustrado y nervioso. Me senté en la orilla de su cama, ya
que estaba mas cerca que el sofá.

Se arrodillo frente a mi en una sola rodilla, “Por favor déjame explicarte. No tenía
idea… ni idea de que ella estaba en mi cuarto. Ella debió meterse mientras me
estaba bañando. Cuando salí del baño, ella estaba acostada en mi cama. Le grité
que se fuera… pero ella no lo hacía. Entonces tu llegaste…” cerró los ojos pero los
abrió otra vez,

“Tienes que creerme. Sabes que odio a Lauren mas que a nadie en el mundo,
talvez mas que Newton, si eso es posible. Yo nunca te lastimaría así. Nunca
consideraría lastimarte así…”

Sus ojos estaban llenos de miedo, de irritación. Abrí mi boca lentamente para
hablar,

“Te creo, Edward…”

“Puedo entenderte si tu no… quiero decir, no tengo ninguna razón para forzarte a
que me creas…espera,” se detuvo con un ceño, “¿Qué dijiste?”

Solté una risa débil, “Dije que te creo. Te escuche gritándole al otro lado de la
puerta. Solo estaba… en shock. Pensé que te había olvidado, de verdad lo pensé,
por lo que dijo la última vez”
“¿Qué dijo?” pregunto, frunciendo el ceño. Eso me recordó que el nunca supo lo
que ella me dijo esa noche en el partido de baloncesto.

“Ella eh… me dijo que no deberíamos estar juntos. Dijo que ella era mejor para ti,
ya que ustedes dos son capitanes y todo eso. Entonces ella me advirtió que te
tendría al final… y yo pensé que lo había olvidado después de dos meses de paz.
No tenía idea de que ella tenía guardado esto en su cabeza… yo estaba…en
blanco hace un rato, estaba confundida. Pero no dude de ti, Edward. Ni por un
segundo.”

Para mi sorpresa, de repente me dio un abrazo rompe-huesos.

“Gracias. Dios… no tienes idea de lo preocupado que estaba. Tenía tanto miedo
de que malinterpretaras todo… no puedo perderte, te amo. Por favor grábate
eso” susurró, lo sujeté mas fuerte.

“Lo haré. Yo también te amo” le susurre. Cuando nos separamos, sus ojos
estaban llenos de pasión.

“Bella, la próxima vez que ella te llegue a molestar con algo así o te amenace, me
tendrás que decir, ¿ok? Y yo me ocupare de eso.”

“Está bien. Lo prometo.”

“Entonces… ¿Estamos bien?” preguntó sonriendo.

“Definitivamente,” entonces yo sonreí, “Lauren va a estar tan decepcionada.”

“Podrás decirlo otra vez. ¿No sientes que cada vez que intenta separarnos, solo
hace que nos acerquemos mas?” pregunto, levantándose del piso y sentándose a
lado mió en la orilla de su cama.

Sonreí, “Si. Y si no fuera por ella, nunca hubiéramos estado juntos tan rápido,
todo gracias a nuestra testarudez.”

Se rió de eso, “De verdad estamos hechos el uno para el otro.” Su voz llena de
sinceridad y gratitud. Lo rodee con mis dedos.

“No me agradezcas. Les ganaste, Edward.”

Vimos ‘¿Dónde están las rubias?’ esa noche, imaginando que necesitábamos
reírnos para relajarnos. Me quede dormida en el sofá, así que Edward tuvo que
llevarme a su cama.

Bostece y abrí los ojos cuando sentí la cama, “¿Edward?”

Me tranquilizó, “Estoy aquí, Bella. Estas cansada. Descansa un poco,” plantó un


beso en mi frente, “Te amo.”
“Yo también te amo,” bostece otra vez; él sonrió, “Buenas noches.”

Cuando me desperté la mañana siguiente, Edward estaba por ponerse su


playera. Me sonrió cuando me vio mirándolo, y se puso a un lado mío.

“Buenos días,” se arrodillo en el suelo, sus ojos al mismo nivel que los míos.

“Hola,” intente levantarme, pero no me dejo.

“Quédate en la cama, todavía te ves muy cansada. Bueno, tengo que ir a la


práctica. Puedes tomar lo que sea que necesites mientras no estoy, ¿De
acuerdo?” dijo dulcemente, besando mis dedos.

“Ok. Te veo después,” dije adormilada, con voz ronca.

“Adiós amor,” Beso mi cabeza y se puso su mochila del gimnasio por los
hombros. Con un guiño, cerró la puerta al salir. Me fijé en el reloj; eran las siete
y media de la mañana. Así que decidí dormir un par de horas más, solo para no
estar agotada en la noche, otra vez.

Tomé prestado el portátil de Edward y mande un e-mail a mis padres para


decirles como me iba. Mi papá quería saber cuando comenzaría la obra,
insistiendo que tenía que estar ahí. Mi mamá, por supuesto, estaba exultante de
alegría por la obra, pero ella estando en Nueva York, no era posible que pudiera
venir.

“Le pedí a Charlie que me lo grabara,” me dijo por teléfono, “Así que aun así
podré verte.”

Le di un “Genial” sin mucho entusiasmo, no estaba muy contenta con el todo este
asunto de grabar las cosas. Quiero decir, si lo arruinaba, estaría grabado, una
evidencia de mi total vergüenza.

Regrese a mi cuarto para cambiarme a algo más apropiado para un restaurante.


Rosalie y Alice estaban ahí, leyendo el nuevo ejemplar de Glamorous.

“Hola chicas,” las salude.

“¡Hey! ¿Así que ya decidiste que vas a usar en la noche? Por que estamos aquí
para ayudar,” dijeron emocionadas, cerrando de golpe sus revistas.

“¿Cómo supieron eso?” levante mi ceja.

Alice soltó una risita, “Nada se nos pasa. Especialmente cuando tiene que ver con
ropa.”

“Puedes llamarnos policía de la moda, si quieres” bromeó Rosalie.


No quería escoger algo que fuera demasiado, así que me puse un top púrpura
flojo, con los hombros descubiertos que iba con una ligera falda blanca. Rosalie y
Alice habían ordenado el conjunto para mi hace unas semana cuando estábamos
“de compras por Internet”, alegando que yo necesitaba faldas y vestidos para las
citas de noche o futuros eventos. Aunque les dije que estaría bien con un par de
jeans.

“No hago esto por ti, Bella,” me dijo Alice ese día, “Lo hago por mi hermano.
Imagina que feliz se pondrá cuando te vea en ese vestido, viéndote más hermosa
que de costumbre. Tú amas a Edward ¿no? Bueno, hazlo por él.”

¿Qué se supone que iba a decir? Y sabia que no había oportunidad de ganar
cuando mi oponente era Alice. Así que me rendí. Las dejé que me escogieran
alguna ropa mientras me concentraba en mi examen de historia. Y ni siquiera se
molestaron en preguntarme por mi talla, ya que ya lo sabían por las últimas
veces que íbamos de compras.

Además las compras por Internet tenían una gran ventaja: no tenía que
probarme la ropa.

Como sea, Alice y Rosalie aprobaron mi ropa –ya que ellas fueron las que me la
compraron en primer lugar- e insistieron en que tenían que hacer algo con mi
cabello. Cuando les dije que todavía teníamos unas horas, se vieron
decepcionadas.

Edward llamó a las cinco para decirme que acababa de salir de la práctica. Dijo
que me vería frente a las puertas a las seis para nuestra cita. Le pregunté a Alice
si sabía a donde iríamos ya que Edward se mostraba muy misterioso, pero ella
solo sonrió y me dijo “es-un-secreto.”

Las chicas también iban a ir a algún lado con sus novios. Cena y películas,
dijeron.

“¡Te ves preciosa!” Rosalie asintió orgullosa después de ponerme el maquillaje.

“Gracias,” les di un abrazo, “Ustedes son lo mejor.”

Sonrieron, “Lo sabemos. ¡Diviértete, Bella!”

Me dirigí a la puerta con mi bolso.

Edward ya estaba en la puerta cuando llegué al edificio. Estaba ahí parado


guapísimo con una playera azul oscuro, recibiéndome con una sonrisa que me
deslumbro.

“La forma en que te ves me ha dejado sin aliento,” susurró, sus labios tocando mi
cabello.
Me sonroje, “Gracias. Tu también te ves muy bien.” Estaba por besarme, pero
Alice surgió por la ventana del cuarto y nos gritó,

“¡No te metas con su lip-gloss, Edward!”

Edward rodó los ojos a su hermana y murmuro en mi oído, “Esta bien. Hay mucho
tiempo para besarnos después,” me sonrió. Mi corazón daba saltos como loco en
mi pecho.

Él sacó su mano y yo se la tome sin dudar,

“¿A dónde vamos a ir, exactamente?”

Me sonrió misteriosamente, “Ya veras.”

Pensé que iríamos a la sección de los restaurantes, pero en vez de eso, me llevo
a la dirección opuesta. Nos detuvimos frente al Winston Hall, el edificio donde se
hacían todas las fiestas y bailes.

“Edward… que…”

“Shhh…” puso su dedo sobre mis labios. “Solo confía en mi, ¿esta bien?”
ronroneo. Caminamos por el pasillo oscuro y nos detuvimos frente a una puerta
que reconocí como el salón donde se daban los bailes. Abrió la puerta con una
sonrisa, todavía sujetando mi mano en la suya…
“¡Oh Edward!” ahogué un grito.

Capítulo treinta y siete: Tú y yo

El salón de baile estaba transformado en un encantador sitio romántico con velas


aromatizadas iluminando el ambiente. Había pétalos de rosa desperdigados
sobre la alfombra roja, que llegaba hasta el centro del recinto, donde había una
mesa para dos con un mantel de seda a juego y un ramo de hermosas rosas en
un elegante jarrón.

Oh, el jarrón no era el único lugar donde había rosas. ¿Mencioné que
absolutamente todo el salón estaba repleto de primorosos ramos de rosas rojas
y frescas? Debía haber, por lo menos, una docena. Era… ¡una locura! Con un
suave reflector iluminando únicamente la mesa… parecía una escena tomada de
un cuento de hadas.

“Edward… esto es…” tartamudeé, estupefacta. Él soltó una risita ahogada.

“Ven, nos espera una cena,” tomó mi mano y me llevó hasta la mesa.

“Gracias,” le dije cuando corrió la silla para mí.


“Para ti, lo que sea,” replicó lacónicamente mientras se sentaba frente a mí. Se
escuchaba una suave música de fondo que reconocí como Claro de Luna.

“¿Cómo… cómo te las ingeniaste para hacer todo esto?” susurré, echando otra
mirada a mi alrededor. “Pensaba que el salón de baile estaba reservado
únicamente para los eventos escolares.”

Edward esbozó una sonrisa burlona.

“Te sorprenderías de cuántas cosas puedes hacer siendo el presidente del cuerpo
de estudiantes,” aseguró, un tanto avergonzado. Rodé los ojos, y le devolví la
sonrisa.

“Y bueno, ¿tienes hambre?” Y en ese mismo momento Dylan apareció por la


puerta empujando un carrito repleto de comida hasta nosotros.

“Tiene que ser una broma. ¿¡Dylan!?” Exclamé, pasmada. Dylan llevaba puesto
un uniforme, pero estaba demasiado oscuro como para permitirme ver el
logotipo.

“¿Qué hay, Bella?” Saludó con un guiño.

“¿Qué… qué estás haciendo aquí?”

“Bueno… ahora estoy trabajando en Buca Di Beppo. Necesitaba el dinero extra


para los boletos de un juego que quiero ver, y no son muy baratos que digamos;
si sabes a lo que me refiero,” contestó mientras depositaba los platos frente a
nosotros. “Sé que odian tener público, así que estaré fuera de su camino…”
agregó; y haciendo una inclinación, volvió a salir por la misma puerta.

Me giré hacia Edward y lo vi sonreír y encogerse de hombros, “Me habías dicho


que te gustaba la comida de ese lugar la última vez que fuimos, así que decidí
que era la mejor opción para esta noche. Llamé a Dylan para hacer los arreglos
y para ver si podía encargarse de traer la comida hasta aquí.”

Mis ojos destellaron de adoración por él, “Bueno, gracias. Todo esto es increíble,”
y extendí la mano buscando la suya. Él bajó la mirada, levemente azorado.

“Comencemos a comer.”

La cena estuvo deliciosa, por supuesto. Sabía que había una razón por la cual
Buca Di Beppo era uno de mis restaurantes preferidos. Edward ordenó todos mis
platillos favoritos, así que ya estaba completamente llena antes de que
pudiéramos comernos todo aquello.

Después de la comida, Edward me llevó hasta la pista de baile y bailamos juntos


a un ritmo lento. Sus manos se enredaron alrededor de mi cintura y las mías
envolvieron su cuello casi como un acto reflejo. Esta situación me hizo recordar
un montón de viejos recuerdos de baile, aunque únicamente los agradables.

“¿En qué piensas?”

“Todo esto tuvo que haberte costado una fortuna. Sabes que no necesito nada de
esto… la cena, las flores… y hablando de eso, ¿una docena? ¿Te volviste loco?”
Exclamé.

Él sonrió. “Dos docenas, para ser exactos. Un ramo de rosas por cada mes que
estuvimos juntos,” rió entre dientes “Y ya sé que no necesitas nada de esto. Esa
es la cuestión. A diferencia de otras chicas, a ti no te interesan las citas de lujo o
las flores caras,” agregó, acariciando mi mejilla, “Pero hago esto porque quiero
hacerlo. Te amo, y quiero que esta noche sea especial.”

“Todas las noches que paso contigo son especiales para mi,” murmuré.

“Bien. Entonces quiero que sea aún más especial,” replicó, besando la parte
superior de mi cabeza.

Continuamos dando vueltas alrededor de aquella atmósfera celestial, sus ojos


clavados en los míos, deslumbrándome mientras yo memorizaba sus facciones.
Sus labios se posaron sobre los míos suavemente y luego comenzaron un
recorrido de ida y vuelta por todo mi rostro.

De pronto se separó de mí con un suspiro; y me miró fijamente con una sonrisa.

“¿Edward?”

“¿Sí, amor?”

“¿Cuándo te diste cuenta de que estabas enamorado de mí?” Pregunté, mirando


mis pies. Me había sonrojado; esperaba que tal vez el hecho de bajar la mirada
pudiera ocultar la vergüenza que me provocaba haber dicho eso.

Esbozó una sonrisa torcida y entrecerró un poco los ojos. “El día en que tu padre
te llamó por el accidente de tu madre.”

“Y ¿cómo supiste que era amor?” susurré.

Dejamos de bailar. “Me mató ver cuán triste estabas, Bella. En ese momento me
di cuenta de que era más, mucho más que un simple enamoramiento de
secundaria. Además,” buscó mi mano y la apoyó sobre su corazón, “¿Sientes
cómo late cuando estoy contigo? Así fue como lo supe.” Sus ojos brillaban con
tanta intensidad sobre los míos que no podía apartar la mirada. Dejé escapar una
risita ahogada y envolví mis brazos alrededor de su cintura con fuerza para
enterrar el rostro en su pecho y que no pudiera ver las lágrimas rodando por mis
mejillas.
“¿Estás llorando?” Murmuró en tono que sonaba divertido.

“No,” respondí en un débil sollozo.

“Bella,” suspiró, “¿Qué voy a hacer contigo?”

“Lo siento,” levanté la cabeza, limpiándome las lágrimas con el dorso de la mano.
“Es sólo que estoy muy sensible últimamente. No te preocupes, no estoy en mi
período premenstrual… ni nada por el estilo.”

Edward se rió; y ese sonido era para mí como una nana. No sé cuánto tiempo
más estuvimos así, sólo bailando tranquilamente. Hizo algunas bromas mientras
bailábamos, y yo respondía dándole un golpe o un pisotón. Pero así era como nos
tratábamos siempre, y se sentía maravillosamente cómodo pasar tiempo juntos.
Al final de la velada volvimos caminando hacia mi habitación. Él había puesto su
chaqueta sobre mis hombros; el mismo gesto dulce que tenía conmigo desde que
habíamos comenzado a salir.

“Entonces… ¿vas a pasar aquí la noche?” Pregunté cuando llegamos junto a la


puerta. Por favor di que sí… por favor di que sí…

“No lo sé,” una sonrisa burlona se dibujó sobre sus labios, “¿Quieres que me
quede?” susurró, apartándome el cabello de la cara.

“¿Sabes que esa es una pregunta estúpida, verdad?”

Rió entre dientes, “Entonces, supongo que me quedo. Y, Bella, ¿me harías un
favor?”

“Lo que sea, Edward,” aseguré con honestidad.

“Bueno… tú sabes que esas flores que ordené tenían que quedarse en algún
lugar, ¿cierto? Quiero decir, no podría dejarlas en el salón de baile para siempre,”
sonrió, ahora con cierto aire de suficiencia.

“Cierto…” repliqué, mirándolo con suspicacia.

“Sólo prométeme que no vas a gritar cuando veas las dos docenas de ramos de
rosas en tu habitación.”

En un primer momento me horroricé, y supuse que Edward lo había visto en mi


rostro, porque se echó a reír. Luego no pude más que unirme a sus risas.

“Está bien. Te lo prometo. Oh, y, gracias…” envolví mis brazos alrededor de él y


lo besé.

Cuando entramos a mi cuarto y encendí las luces, creí que iba a desmayarme.
Estaba completamente cubierto de rosas: en los estantes, junto a la cama, en mi
escritorio… apenas había espacio para caminar alrededor de ellas. ¿Había tantas
en el salón de baile? ¿O sólo era mi impresión porque mi habitación era más
pequeña?

“¡Respira, Bella!” Edward me miraba ansioso, sosteniéndome con una mano por
la espalda. Saqué el aire de mis pulmones y volví a respirar profundamente.

“Esto… son muchas flores,” dije, despacio.

Él suspiró y luego sonrió, orgulloso de sí mismo.

“Y bueno, ¿te vas a quedar ahí toda la noche? ¿O te decides a entrar de una vez?”
Bromeó.

“¿Estás seguro de que hay suficiente espacio para los dos ahí dentro?”

“Vamos a ver…” Y me tomó fuertemente por la cintura, empujándome hacia la


cama y haciéndome cosquillas. Chillé e intenté apartarlo a patadas, pero él era
mucho más fuerte y me tenía apresada. Mi cama se tambaleaba bajo nuestro
peso, chirriando cada vez que yo intentaba apartar mi cuerpo del suyo.

“¡Edward!” jadeé, sofocada por la risa. “¡Detente!”

“¿Lo ves? Te dije que habría espacio suficiente.”

“Ya… ya basta… ¡te creo!” Reí tontamente cuando empezó a hacerme cosquillas
otra vez en el estómago. Finalmente me liberó, y me regaló una deslumbrante
sonrisa.

“Vale.”

Me senté, haciendo un mohín. “No es justo, tú juegas sucio.”

Edward me acarició la mejilla con el dorso de la mano, “En el amor y en la guerra


todo vale,” expresó, con una sonrisa. Le lancé una mirada furiosa, en broma, y él
frunció el ceño.

“Bueno, si me permites, voy a tomar una ducha,” anuncié, saltando de la cama


en dirección al ropero.

“Aquí te espero.”

Con una última mirada, convenciéndome de que esta criatura divina realmente
estaba conmigo en mi habitación y no era sólo producto de una alucinación, me
metí en el baño dando saltitos como una niña pequeña.
-

Me aseguré de que mi cabello y mi cuerpo olieran bien antes de dejar el cuarto de


baño. Me puse mi pijama habitual, una camiseta lisa al cuerpo y un par de shorts
de gimnasia; y me sequé el cabello, sabiendo que más tarde estaría acurrucada
con Edward. No quería molestarlo con el cabello húmedo.

Edward todavía estaba sentado en mi cama cuando salí, cambiando los canales
de la televisión.

“Hey,” dijo, abriendo los brazos para recibirme. Me uní a él en la cama y me


acurruqué contra su pecho.

“Hola.”

“Hueles fantástico. Se me hace difícil resistirme a las ganas de besarte,” dijo, sus
labios moviéndose sobre mi cabello.

“Entonces, no te resistas,” le desafié, sonriendo. “Oh, mira… están dando Romeo


y Julieta,” señalé, mirando la televisión. Edward compuso una sonrisa torcida.
“Qué ironía estar viendo en televisión una obra que tenemos que representar
mañana.”

Eso me hizo gemir, “Lo que me recuerda… nos vamos a meter en un lío mañana,
cuando la señora C. sepa que no estudiamos los diálogos.”

“No nos hace falta estudiarlos, tú y yo ya los sabemos de memoria,” aseguró.

“Sí, pero… ¿qué tal si me pongo nerviosa en el escenario y olvido todas mis
líneas? Seré el hazmerreír de ECA…” a estas alturas ya estaba vociferando.

“Bella, estarás bien,” dijo, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos,


“Confía en mí.”

“Vale,” suspiré y di un vistazo a mi alrededor. “Sabes, las flores a nuestro


alrededor no están nada mal. De hecho, hacen el cuarto más bonito,” admití.

“¿De verdad?” Sonrió.

“Pero no vuelvas a hacer nunca algo como esto. Hablo en serio,” advertí, y
Edward se rió. “Sí, señora.”

A la mañana siguiente me desperté por el sonido de unas voces. Al principio,


pensé que eran producto de mi imaginación, pero luego comenzaron a resultar
familiares. Traté de ignorarlas, pero fracasé estrepitosamente.
“¡Hombre, mira todas esas rosas! ¡Qué locura!”

“Sabes, Em, por mucho que deteste admitirlo… cuando se trata de impresionar a
una chica, Edward te supera con creces. Quiero decir, ¿cuándo fue la última vez
que me enviaste flores por nuestro aniversario?”

“Te he enviado flores, Rose, ¿recuerdas? ¿En octavo grado?”

A continuación se escuchó un bufido.

“Sí, arrancadas del jardín del vecino. Muy romántico.”

Comencé a removerme en la cama, ya lo suficientemente consciente como para


reconocer a las personas que estaban hablando. Oí claramente un siseo de
Jasper.

“Cállense, ustedes dos. Se está despertando.”

Abrí los ojos lentamente, un poco cegada al principio por la claridad del cuarto.
Cuando pude acostumbrarme a la luz, lancé un chillido.

El rostro de Emmett estaba a sólo unas pulgadas del mío, mirándome con
curiosidad con los ojos muy abiertos, y sonriendo locamente como un idiota; todo
al mismo tiempo.

“Lo siento, Bella, ¿te asusté?” se rió disimuladamente.

Estaba respirando irregularmente, con el corazón bombeándome a toda


velocidad a causa de la sorpresa. “No, Emmett. Todas las mañanas me despierto
con una práctica vocal,” repliqué, frunciendo el ceño mientras me sentaba.

Él se me quedó mirando con una sonrisa traviesa, pensativo. “¿De verdad? ¿Es
útil gritar para eso?”

Jasper le pegó un codazo. “Está siendo sarcástica, idiota,” y la comprensión llegó


hasta el rostro de Emmet. “Oh,” fue todo lo que dijo.

Edward por fin comenzaba a despertarse. Se frotó un poco los ojos y los abrió
apenas, un poco cegado por la luz del día. “¿Bella?” Pensé que debía estar
durmiendo muy profundamente hasta ese momento. Cuando por fin abrió los
ojos completamente, se sentó y miró a los demás, entre confundido y frustrado.
“¿Qué demonios están haciendo todos ustedes aquí?”

Al menos reaccionó mejor que yo. “Bueno, yo sólo venía a recoger algo de ropa.
Pensé que ustedes iban a dormir en tu habitación, Edward, así que los chicos me
siguieron y entraron también,” explicó Alice con aparente inocencia.
Emmett resopló, “No trates de echarnos la culpa, hermanita. Si mal no recuerdo,
fuiste tú la primera que dijo ‘¡Oh, chicos, miren esto! ¡Están acurrucados
durmiendo juntos! ¡Son tan tiernos…!’” su imitación de Alice era perfecta, pero a
ella la exasperó.

“Gracias, Emmett,” masculló Alice, mirándolo con rabia, “Te odio.”

“Vale,” Edward frunció el entrecejo, “¿Por qué Bella estaba gritando?”

“¿De verdad necesitas preguntar?” Rosalie miró fijamente a Emmett, que todavía
estaba arrodillado junto a la cama.

“Ya me imagino,” Edward puso los ojos en blanco. “Bueno, ¿ya tienes tus cosas,
Alice?”

Ella sonrió, “Sip. Justo aquí.”

“Genial. Ahora ¡lárguense! Tenemos que vestirnos,” demandó Edward en tono


irritado.

Les escuché murmurar entre dientes mientras se dirigían hacia la puerta. Y pude
oír claramente a Emmett rugir desde el pasillo, “Lo único que puedo decir es…
¡gracias a Dios no estaban desnudos…! ¡Ouch! ¡Eso duele! ¡Para!”

“Juro que Emmett me quitó algunos años de vida con ese susto. Qué linda
manera de empezar la mañana, ¿eh?” Murmuré.

“Oh, sí, la mejor manera de despertar,” replicó Edward con sarcasmo, y luego se
metió en el baño mientras yo me cambiaba en un par de jeans y una camiseta.

“Hey, ustedes dos, ¿ya terminaron, o se tomarán todo el día ahí dentro?” Alice
nos apremiaba desde el otro lado de la puerta, golpeándola con los nudillos, “¡Me
estoy muriendo de hambre!” Con un suspiro, Edward me llevó hasta la puerta.

“Imposible tener algo de privacidad,” murmuró.

La obra empezaba a las siete en punto, pero Edward y yo, junto con los demás
actores, teníamos que estar a las seis para ponernos nuestro vestuario y
preparar la escenografía. Alice y los demás nos desearon suerte, que era
justamente lo que yo necesitaba.

Fuimos hasta el auditorio, y cuando llegamos vimos que casi todo el equipo ya
estaba allí. Casualmente, Lauren llegó unos segundos después que nosotros.
Edward esbozó una maliciosa sonrisa torcida. “Vamos a divertirnos un poco con
ella.”

Antes de que pudiera contestar, me presionó contra la pared, atrapando mi


rostro entre sus manos y besándome profundamente. Luego de ese largo beso
nos separamos para ver la reacción de Lauren, cuya cara no tenía precio. Nos
miraba boquiabierta con la mandíbula tensa, confundida e impactada. Edward y
yo nos sonreímos con satisfacción el uno al otro, impresionados por nuestro
propio trabajo.

“¿Cómo… cómo?” articuló con voz estrangulada cuando Edward tomó mi mano
para llevarme hasta ella, que parecía demasiado conmocionada como para
moverse.

“No seas tan ingenua. ¿En verdad creíste que romperíamos por culpa de alguien
tan patético como tú?” le gruñó.

Lauren dio un paso hacia atrás, como si intentara mimetizarse con la pared que
tenía justo detrás. “No lo entiendo,” dijo, sin fuerza y con el rostro pálido, “Hice
todo lo que pude para que se separaran…”

“Bueno, pues no nos separamos,” espetó Edward ácidamente, de repente sin una
nota de humor en el tono de su voz, “Y considera esto una advertencia: si te
metas con Bella, yo me meto contigo. Si la jodes a ella, yo voy a joderte a ti.” A
cada palabra su tono se volvía más feroz, y el agarre de su mano en la mía se
hacía más hermético, protector. Levanté la vista y vi sus ojos fríos como el hielo,
muy diferente a las suaves y gentiles expresiones que yo solía ver en él.

“Será mejor que no vuelvas a molestarla. Ya hemos tenido que soportarte


demasiado. ¿Lo pillas?”

“Vale…” respondió Lauren con la voz cortada y los ojos anegados en lágrimas.
Puedo decir que estaba tratando con todas sus fuerzas de retenerlas, pero no lo
consiguió. Algunas lágrimas rodaron por sus mejillas, aunque se las limpió
inmediatamente.

La expresión de Edward no se ablandó. Ella no le provocaba ningún tipo de


compasión. “Vamos, Bella. La señora Caughman nos llama.” Con una última
mirada desdeñosa a Lauren, Edward enredó sus brazos alrededor de mi cintura y
me arrastró lejos de ella.

“¿No crees… que tal vez fuimos un poquito rudos con ella?” pregunté en voz baja.
Edward me miró con incredulidad. “Bella… Lauren se comportó contigo como una
perra desde que llegaste aquí ¿y tú le tienes compasión?”

“Edward… ya sé cómo es ella. Pero realmente le gustas…”

“Lástima, porque ya hay alguien en mi corazón,” respondió, sonriendo


débilmente. Me sonrojé y puse una mano sobre la suya. Caminamos juntos hasta
la intersección de los vestidores de los hombres y las mujeres. Los demás ya
estaban comenzando a vestirse. Incluso vi a algunas mujeres abriéndose paso
entre nosotros llevando montones de maquillaje. Tragué saliva, y Edward me
besó la mejilla, “Te veré luego. Buena suerte con… err… eso.” Echó una mirada al
vestidor con una sonrisa compasiva y luego se dirigió a su propio camarín.

“Muchas gracias, Edward…” murmuré mientras abría la puerta de la sala. El


vestidor de las chicas parecía como un pequeño salón de belleza, con todos esos
espejos, las sillas y el olor a productos para el cabello flotando en el aire. La
señora Caughman estaba allí, vestida más formalmente de lo que jamás la había
visto.

“Ahí estás, Bella. Estaba a punto de enviar a alguien por ti,” ella llevaba puesto
un traje marrón y el cabello rubio recogido en un broche, y estaba sonriéndome
alegremente. “Vístete y encuéntrate con nosotros afuera.”

El vestido rojo que había visto hacía ya más de un mes estaba colgado junto con
las otras ropas de Julieta. Recogí el otro vestido para mi primera escena y me
dirigí a la parte posterior del salón, donde estaban los cambiadores individuales.
Las otras chicas se veían nerviosas y entusiasmadas al mismo tiempo,
ensayando las líneas entre ellas.

Esto es una pesadilla… Cerré la puerta detrás de mí y comencé a cambiarme de


ropa. No tuve problemas con los cierres esta vez –gracias a Dios- así que no me
tomó mucho tiempo. Cuando salí, divisé a Ángela, y sentí cómo el alivio me
atravesaba el cuerpo. Por fin una cara amistosa… pensé.

No es que las otras chicas fueran malas, ni nada por el estilo. Es sólo que yo no
les gustaba a ellas, especialmente a las animadoras que alentaban ruidosamente
a Edward en los partidos de baloncesto. Pero algunas de ellas eran amables; me
saludaban cuando nos encontrábamos en los baños o cuando nos tocaba
sentarnos juntas en clase. Ni falta que hace mencionar que las más hostiles
solían ser Lauren y su pandilla.

Por otro lado, me había vuelto muy cercana a los amigos de Edward. Jamie, Cody
y Dylan pasaban mucho tiempo con nosotros, e incluso a veces nos sentábamos
juntos a la hora del almuerzo. Era algo triste tener que reconocer que tenía más
amigos hombres que mujeres, aunque por otro lado, estaba muy agradecida de
tener a Rosalie y a Alice.

“¡Bella! ¡Te ves preciosa!” Ángela salió de los vestidores vistiendo un largo
vestido marrón oscuro que le llegaba más allá de las rodillas. Era sencillo, pero a
ella le quedaba muy bien.

“Gracias Ang, tú también te ves muy bien…”

“¿Estás nerviosa?” preguntó.

“Muy, muy nerviosa,” admití.


“Dense prisa, señoritas…” la señora C. golpeó la puerta, y supe que había llegado
el momento de salir. Miré el reloj y comprobé que faltaban veinte minutos para
las siete.

“Vamos a terminar con esto,” suspiré, “¿Lista, Ang?”

“No… pero estaré justo detrás de ti.”

Me reí, ella tenía razón. Definitivamente no estábamos listas para esto.

Edward no estaba por ningún lado cuando salí. Me senté en una de las sillas junto
a las bambalinas mientras Ángela hablaba con Ben. Enterré la cara entre las
manos y me hundí en la silla, algo desesperada. ¿Qué demonios estaba pensando
cuando me comprometí a hacer esto? Debería haberme negado a hacerlo.

“¿Bella? ¿Estás bien?” preguntó la señora C., preocupada.

“Estoy bien,” mentí, aunque no soné convincente. Ella me regaló una sonrisa
piadosa antes de volverse hacia los camerinos. Inspiré y exhalé profundamente
tratando de calmarme…, pero no funcionó.

“Hey.”

Una palmadita cariñosa en mi hombro me sobresaltó. Pero el dueño de la mano


la dejó allí con familiaridad. La reconocí en seguida. “Edward…,” suspiré aliviada.

“Lo siento,” se disculpó, tomando asiento en la silla vacía junto a mí, “Jamie tuvo
un problema con su vestuario. Se le atascó el cabello en la cremallera, así que
todos nosotros tuvimos que ayudarlo a liberarle la cabeza. Es un milagro que no
se rompiera la tela,” sonrió.

Traté de imaginarme la situación y me reí, porque la imagen de Jamie con la


cabeza atascada en una prenda me resultaba divertida y ridícula. A pesar de que
hacía sólo un instante estaba preocupada por mi propia cabeza; la presencia de
Edward me reconfortó más de lo que podía esperar.

“Bueno, chicos, tenemos cinco minutos antes de empezar. ¡Vengan todos aquí y
prepárense!”

Edward me ayudó a ponerme de pie y juntos nos acercamos hasta donde estaban
ya los demás, detrás de las bambalinas. Lauren estaba enfurruñada en una
esquina lejos de nosotros, junto a su fiel seguidora Jessica. Una turba de
aplausos recibió a la señora Caughman cuando caminó hasta el centro del
escenario.
“Es todo un honor tenerlos aquí reunidos esta noche. Estos chicos han estado
trabajando muy duro para hacer esta presentación según la tradición de la
Academia de la Costa Este…”

Los otros estudiantes estaban murmurando entre sí mientras yo estaba ocupada


haciendo muecas. ¿Es que acaso era la única que sentía mariposas en el
estómago?

“No puedo hacer esto, Edward…” susurré.

“Bella, vas a estar bien. No te preocupes,” él me dio una hermosa sonrisa,


tomando mi mano entre las suyas.

Sacudí la cabeza, “No puedo hacerlo con toda esta gente mirándome,” murmuré
como la perfecta cobarde que era.

Edward me soltó la mano y puso las suyas firmemente a cada lado de mi rostro.
Hasta entonces no me había dado cuenta de que estaba literalmente temblando.

“Bella,” su aliento me golpeó el rostro, “Bella, no pienses en eso mientras


estamos en el escenario. Simplemente concéntrate en mí,” sus pulgares
acariciaban mis mejillas. “Y en ti. Nadie más. Sólo seremos nosotros dos, ¿está
bien?”

Asentí con la cabeza con aprehensión. Sólo esperaba que fuera tan fácil como él
lo hacía parecer.

“Ahora… estoy orgullosa de presentar nuestra producción de este año… Romeo y


Julieta.” Se escuchó otra ronda de aplausos que a mí me golpeó con fuerza.

“Bien, chicos… Tienen que actuar la primera escena justo allí adelante,” señaló
Janet, indicando la abertura de las cortinas que se usaba para cubrir la entrada
del otro lado del escenario, “Los demás, sólo relájense hasta que les llegue su
turno. Les haré una señal cuando sea el momento.”

Al principio me aferré más fuerte a la mano de Edward, pero al final tuve que
dejarlo ir, de mala gana. Él le dio un apretón a mis mejillas antes de dejarme ir.
“Recuerda…, mírame a los ojos, Bella. Sólo tú y yo,” susurró.

“Vale,” respondí, también en susurros, con una última sonrisa.

Me besó la mejilla y siguió a Daniel y Mitchell para esperar el momento en que la


obra empezara.

La señora C. salió de detrás de las cortinas y dijo en una voz entusiasta: “¡Bueno
chicos, ¡el espectáculo va a comenzar!”
Capítulo treinta y ocho: Bajo del foco

Todos nosotros llevábamos micrófonos ese día, las voces de Daniel y


Mitchell eran perfectamente audibles, incluso desde detrás del escenario. Tyler
y Ben venían a continuación, y Ben no se fue sin antes darle una dulce mirada a
Ángela. Ella sonrió de vuelta, tímidamente, sus mejillas tornándose rojas. Eran
una linda pareja.

Después de la primera escena, Jessica y Eric fueron a otra parte del escenario,
seguidos por Lauren y poco después por Henry. La voz le temblaba a Lauren al
hablar; me pregunté si era porque estaba nerviosa o porque aún estaba furiosa
por lo que paso antes de la obra.

Finalmente, la voz de Edward se oyó por los altavoces. Su voz era tan irresistible
y aterciopelada como siempre. Podía imaginar al público femenino solo
mirándolo a él con adoración. De hecho, estaba segura de que la mitad del
cuerpo estudiantil había venido solamente por él y no por la obra.

- Por qué, entonces, ¡oh tempestuoso amor!, ¡oh adorado odio! ¡Oh, cualquier
cosa, de nada primeramente creado! ¡Oh pesada ligereza! ¡Vanidad severa!
¡Deformado caos de bien parecidas formas! ¡Pluma encaminada! brillante humo,
frío fuego, ¡enferma salud! Sueño despierto, ¡aquello no es lo que es! Esta
sensación de amor yo, que no siento amor en esto. ¿No os reís?

Había una pantalla en los camerinos que nos mostraba que estaba pasando en el
otro lado de la cortina. Las chicas que se hallaban a mí alrededor suspiraron y se
apoyaron en otras como si estuvieran teniendo problemas respiratorios ya que
miraban a la pantalla con sus ojos pegados a Edward. Como era de esperar, él
recitó sus líneas con perfecta fluidez. Edward tenía razón; él no
necesitaba prepararse para ello.

“Hey Bella,” Jamie saludó nervioso, agachándose a mi lado.

“Jamie ¿Estas bien?” pregunté, palmeando su espalda.

“Sí. Hazme un favor, mira y asegúrate que no me falta ningún cabello” dijo sin
aliento. Inspeccioné su cabello y sonreí.

“Estás bien, Jamie.”

“Menos mal. Gracias. Los chicos solo lo empeoraron, sabes. Contra más trataban
de ayudar, más lo enredaban.” Hizo una mueca “Dolió.”

Me mordí el labio para ocultar la risa, pues no era amable reír.

“¡Bella! Te toca” dijo Janet, pareciendo profesional con un portapapeles en las


manos.
“Buena suerte” dijo Jamie chasqueando la lengua.

Ángela, Jessica y yo éramos las únicas en esta escena. Ángela y yo nos


sonreímos, y para nuestro asombro, Jessica no comentó nada hiriente antes de ir
a escena.

Paré en la cortina antes de caminar por ella. Con un largo y profundo suspiro,
empecé a caminar hacia mi pesadilla.

La Señora Caughman estaba sentada en la primera fila, al lado del rector. Quite
mis ojos del público y me recordé a mí misma de concentrarme.

“Matrimonio, de ese ‘matrimonio’ es que he venido a hablar. Decidme hija mía,


¿Cómo consideras el matrimonio?”

Jessica había mejorado bastante este mes. Al menos era capaz de pronunciar
bien las palabras y de hecho a veces aceleraba su ritmo al hablar. Por supuesto,
a veces la necesidad de golpearla por alargar nuestros ensayos seguía ahí, pero
no era tan fuerte como antes.

“Es un honor con el que no sueño” mi voz era sorprendentemente tranquila.

“¡Un honor! No fuera yo vuestra nana, diría que no has aprendido nada.”

“Bien, pensad en casarse ahora; más jóvenes que tú, aquí en Verona, damas de
alta estima ya son madres: según mis cuentas, ya era tu madre mucho antes de
esta edad. Eres ahora una doncella, así que en breve: El valiente Paris te solicita
por su amor.” Dijo Jessica mientras una imagen de Mike aparecía en mi cabeza.
No era exactamente placentero.

“Ves, niña, busca felices noches para felices días.”

Tan pronto como Ángela terminó la última línea, las luces se apagaron y la gente
empezó a moverse para la próxima escena. La piel de Edward y la mía se tocaron
brevemente cuando nos topamos en la oscuridad. Sabía que era él ya que nadie
más podía oler o hacerme sentir tan bien.

Me devolví a los camerinos para ponerme el vestido rojo del baile de mascaras.
La habitación estaba vacía ya que las demás chicas que actuaban como extras
se habían puesto sus trajes mientras yo estaba en escena. Pasé las manos por mi
cabello después de ponerme el vestido, pensando en como hace un par de meses
estaba diciéndome que todavía había mucho tiempo para la obra; pero ahora,
estaba pasando realmente.
“¿Bella? ¿Bella? ¡Apúrate!” Janet golpeo la puerta, y se asomó “Oh bueno, estás
lista. Entras en dos minutos.”

“Ok” Suspiré. Me coloqué la máscara y la seguí.

La escena del baile de las mascaras había iniciado, y Julieta aparece en la mitad
de esta. Espere detrás de las cortinas, con los dedos cruzados. La voz de Edward
hacia eco en el auditorio mientras hablaba con Tyler. Al fondo, los extras
hablaban y reían entre sí, siguiendo las instrucciones.

“¡Bien Bella! ¡Ve!” Siseó Janet, apuntando al escenario. Camine pausadamente a


través de las cortinas y trate de mezclarme con la escena. Podía sentir las
miradas de la gente en mi espalda.

“¿Quién es esa dama? ¿Querrá enriquecer la mano de aquél caballero?” dijo.


Aunque estaba espalda a Edward, podía sentir su mirada fija en mí.

El chico que actuaba como sirviente respondió: “No lo sé, Señor.”

Luego entraron Tyler con Henry -quien supuestamente era mi padre-, que recitó
sus líneas con dificultad, mientras miraba frenéticamente a la chica con los
libretos quien le vocalizaba las palabras. Afortunadamente, se recupero rápido
después de eso.

Ahora, iba mi escena con Edward. Tragué en seco. A pesar que las chicas del
fondo aun charlaban, me sentía tan nerviosa como un pavo en acción de gracias.

Estaba increíblemente impresionante. Tenía que admitirlo, no todos los chicos


lucían bien con pantalones ajustados, pero Edward era la excepción. Su camisa
blanca estaba reducida a un nivel lo suficientemente bajo como para revelar
parte de sus abdominales, y su no tan ajustado pantalón negro iban muy bien
con su mascara y su camisa. Sus ojos se fijaron en los míos y sus labios se
abrieron. Pareció aturdido por un segundo o dos, pero se recompuso
rápidamente y sus labios se curvaron en una sonrisa. Caminó hacia mí, a paso
lento.

“Si con mi mano, por demás indigna profano este santo relicario, he aquí la
gentil expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos,
están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto.” citó. Sus ojos
eran tan suaves como para fundir la miel, y eso me recordó uno de nuestros
primeros ensayos.

“El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de


besar manos de santo.”
Dio un paso más cerca y sonrió, “¿Y no tiene labios el santo lo mismo que el
romero?”

“Los labios del peregrino son para rezar,” Sonreí de vuelta. Mi corazón
martillando dentro de mi pecho; Trate de olvidar que estaba frente cientos de
personas que miraban todos mis movimientos. O como algunos de ellos,
esperando que me equivocara.

“¡Oh, qué santa! Truequen pues de oficio mis manos y mis labios. Rece el labio y
concededme lo que pido.”

“El santo oye con serenidad las súplicas,” Incline mi cabeza hacia él. No era parte
de las instrucciones que la Señora C me había dado, pero era solo…. Una
respuesta voluntaria de mi cuerpo.

Se inclinó más cerca y suspiro en el micrófono. “Pues oídme serena mientras


mis labios rezan, y los vuestros me purifican.”

Entonces me besó. Sus manos atraparon mi cara gentilmente cuando rozó sus
labios contra los míos. Era un beso rápido, pero yo anhelaba que se prolongara
más. Él era mucho mejor actuando; al menos controlaba sus emociones. Mi
hombro al descubierto se estremeció cuando el lo tocó; el vestido era sin
mangas, pero sabia que no fue el frío lo que me hizo tiritar.

Mis ojos se abrieron cuando se apartó, “En mis labios queda la marca de vuestro
pecado,” dije sin aliento.

“¿Del pecado de mis labios? Ellos se arrepentirán con otro beso” se inclinó hacia
abajo y estuvo apunto de besarme nuevamente.

“Besáis muy santamente,” dije pagada de mi misma, imitando la expresión que


el hace cuando se burla de mi por algo. Edward recogió su cabeza y levanto una
ceja hacia mí. Casi olvide que supuestamente estábamos actuando.

“Vuestra madre desea deciros una palabra,” Angela apareció por la espalda de
él. Le sonreí a Edward y camine fuera del escenario.

Empujaron las escaleras hacia el centro del escenario tan pronto como las luces
se apagaron. Subí por ellas rápidamente haciendo parecer que estaba en un
patio. La señora Caughman cambió un poco la escena. En vez de que Romeo le
hablara a Julieta desde abajo, quería que el subiera al patio. Edward se empujaba
a sí mismo hasta el árbol y pasó su pie sobra la madera que se suponía iba a ser
la valla del patio. En un parpadeo el estaba frente a mí.

“Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche
apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste
ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás
para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el
seno del aire.” murmuró.

De repente, una ola de nerviosismo me atravesó. No la sentí en nuestra escena


de las mascaras, pero ahora, estaba endemoniadamente afuera. Seguro. En la
última escena tuve que hablar frente a las mismas personas. Pero ahora… solo
éramos Edward y yo en el escenario. En un muerto silencio.

Sentí como mis manos se agitaban. Abrí mi boca, pero ninguna palabra salio de
ella. Escuche como mi respiración salía por los altavoces. Hablando de
vergüenza. Cada tictac del reloj se escuchaba por el silencio; mis labios
entreabiertos. Los ojos de Edward miraron fijamente los míos mientras yo miraba
atrás de el frenéticamente.

“Todo va bien...” articulo con la boca.

“Solo piensa en mí y en ti. Nadie más. Solamente nosotros dos…” Sus palabras
surgieron en mi cabeza antes de que iniciara la escena. Me regañe a mi misma;
no practiqué todo este tiempo para salir con este lío a todo el mundo. Yo era
mucho mejor que esto. Al instante, me sentí un poco más valiente. Edward esta
conmigo; no estoy sola. Pensé en como se sintieron sus labios al juntarse con los
míos hace un momento… como se sintieron sus brazos en mi cintura la noche
pasada cuando estábamos bailando…

“¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu
nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una
Capuleto. ”

Sonrió cuando se dio cuenta que me recobré, “¿Continuaré oyéndola, o le hablo


ahora?”

“¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco!


¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que
pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que
llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra
denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría
sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y
a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera! "

Cuando termine de decir mis líneas, tomó mi mejilla y me besó nuevamente. Eso
fue… inesperado. No era parte de la obra. Pero fue solo un breve beso en los
labios; fue como si tratase de torturarme. Continuo citando la obra:

“Te tomo la palabra. Llámame sólo "amor mío" y seré nuevamente bautizado.
¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!”
“¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis
secretos?” Me estiré para poner mi mano en su mejilla.

No volví a equivocarme en la noche. Me enfoqué en Edward, y solo Edward. Me


daba alentadoras y secretas sonrisas que eran sólo para mí, y entonces mi parte
saldría como si fuese una actriz consumada.

Aunque odie admitirlo, Lauren y Jessica lo hicieron sorprendentemente bien para


ser Lauren y Jessica. Mucho mejor que en los ensayos. De hecho dijeron todas
las palabras correctamente, a pesar de que no había mucha emoción en sus
rostros. Pero mejoraron; y estaba segura de que eso era un alivio para la Sra.
Caughman. Probablemente habían practicado sus líneas ese fin de semana; no se
atreverían a hacer el ridículo frente a toda la escuela. Apariencia e imagen era
todo para ellas.

La escena de la pelea entre Mike y Edward fue interesante de ver. Edward de


hecho miraba mal a Mike todo el tiempo, y supe que no necesitaba actuar para
nada. Cuando recitó sus líneas lo hizo entre dientes, y le clavó la espada a Mike
mucho más fuerte de lo necesario. Mike tampoco se quedaba atrás. Al principio
escupía las palabras tan furiosamente como Edward, sólo que él empezó a sudar
frío al final cuando casi se tropieza con la utilería. Algunas risas escaparon de la
audiencia cuando gritó poco masculinamente. Casi esperaba que Emmett y
Jasper se levantaran de sus sitios y empezaran a celebrar.

Al final de la obra fuimos, todos fuimos a dar la venia a la audiencia. La multitud


estaba frenética. Muchos estaban de pie, aplaudiendo, al tiempo que la Señora C.
agradecía con orgullo.

“¡Muchas gracias a todos por estar aquí esta noche! Espero que hallan disfrutado
del show, por favor vuelvan nuevamente la próxima semana para la otra obra
con mi otra clase 'Hamlet'...”

Cuando la Señora C. estaba hablando, Edward cogio mi mano y la besó. Las


personas que estaban mirando -la mayoría padres y madres- rieron en silencio
cuando mi cara era más roja que nunca. Algunos estudiantes silbaron, y vi como
algunas chicas celebraban por los signos de Edward, gritando y sonriendo
enormemente al mismo tiempo. Emmett, Alice, Rosalie y Jasper nos saludaban
desde la mitad del pasillo. Sentados al lado de Alice se encontraba una pareja
muy atractiva.

No encontré a mi papá ya que había mucha gente al rededor. Pero sobre todo,
imaginaba y estaba preparada para su reacción después de vernos a Edward y a
mí besándonos. Obviamente, era por la obra, pero así son los papás. Ellos tenían
que exagerar todo.

Nos inclinamos por última vez y salimos al backstage para cambiarnos a nuestras
ropas. Edward pasó su brazo por mis hombros mientras hacíamos nuestro
recorrido al camerino,

“Buen trabajo.”

“Gracias. Pero tu estuviste mejor,” le sonreí abiertamente.

“No pude haber hecho eso sin ti. A decir verdad, si tu no hubieses estado, nunca
hubiera considerado hacer esto”, dijo casualmente. Pare de camine y lo encaré.

“¿Qué?”

Rió, “Bueno, vi como eras con los clásicos. Entonces calculé que tal vez te podría
gustar Shakespeare. Pensé que podría ser la oportunidad perfecta para
impresionarte. Por supuesto, no considere hacerlo realmente; solo trataba de
impresionarte, como dije. Pero después que recibiste el papel de Julieta,” se
encogió de hombros, “Me dije que tenía que ser Romeo para estar cerca tuyo.”

“¿Tratabas de impresionarme?” pregunté halagada con la idea de que esta


maravillosa criatura quisiera impresionarme. A mí.

“¿Es muy difícil de creer?” rió en silencio. Asentí con la cabeza.

“No te ves a ti misma con claridad" murmuró. Rodé mis ojos.

“Te veo fuera” me besó en la mejilla.

Edward estaba inclinado contra uno de los pilares cuando terminé de cambiarme.
Tenía unos jeans y un polo negro. Los otros estudiantes nos decían el excelente
trabajo que hicimos cuando nos encontrábamos, y respondíamos con un
agradecimiento amable y tratamos de ir a la salida del backstage. Dije tratamos
porque del otro lado del auditorio, una avalancha de personas vertiginosas
esperaban a Edward para llenarlo de elogios.

Suspiró y frunció los labios.

“¡Edward, Oh por dios, estuviste imponente” una chica gritó con sus manos en las
mejillas.
“Gracias, discúlpenos señoritas” trató de avanzar fuera de la multitud.

“¡Lo hiciste genial, Edward!” algunos de ellos estaban gritando. A pesar de que el
auditorio estaba lleno de la habladuría de padres, profesores y otros estudiantes,
los gritos eran lo suficientemente altos para que la gente se volteara y nos
mirara.

“Oh Dios” Edward hizo una mueca ante tanta atención.

“¿Bella?” Escuche la voz de papá atrás de mí, lejos de la multitud. Volteé y lo vi


saludándome con sus brazos alrededor de Carmen, caminando hacia nosotros
mientras atravesábamos el mar de alegres chicas.

“¡Papá!” Le saludé, “Hola Carmen.” Traté de ocultar la renuencia en mi voz. Mi


papá me abrazó.

“Lo hiciste bien, Bells. ¿Quien iba a pensar que tenías eso en ti?”

Sonreí, “Yo tampoco lo sabia”.

Carmen vestía como Carmen. Usaba un vestido azul sin mangas, y su cabello
rubio fresa recogido en perfectos y pequeños rizos. Estaba fuera de lugar, con las
manos a los lados.

“Que gusto verte de nuevo, Edward. Ella es mi esposa, Carmen.” Suspire con
alivio cuando mi padre dijo bien su nombre. En el teléfono, se refería a Edward
como "Edwin" o "Edmund".

“Que bueno verles también, Señor y Señora Swan,” Respondió Edward


cordialmente, mientras apretaba las manos de cada uno. Señora Swan... solo el
sonido me ponía enferma.

“¡Buena obra!” sonrió, “Lucías muy hermosa, Bella.”

“Gracias.” No me gustaba cuando me felicitaba. Solo lo decía para ganar mi


confianza; y yo era muy difícil de manipular.

“Bueno, nosotros mejor nos vamos. Tengo un vuelo a Florida en dos horas y
media,” mi padre me acaricio el hombro, “Cuídala, Edward”

“Lo hare, señor” dijo Edward con sinceridad. Le deseé suerte a Charlie y fuimos
en busca de nuestros amigos.

Entonces vi a Emmett saludándonos a unas pocas filas atrás, de nuevo con la


hermosa pareja que noté hacía poco, junto Rosalie, Jasper y Alice. Nos sonreían,
y vi a Alice decir algo al oído de la mujer. Soltaron una risita a medida que nos
acercábamos.
La hermosa mujer tenía una cara amable, en forma de corazón. Tenía el cabello
de un marrón oscuro caramelo, y un cuerpo delgado. El hombre junto a ella
también era guapo. Era rubio, y tenía una sonrisa de estrella de película en su
rostro.

“Bella, déjame presentarte a mis padres. Mamá, papá… esta es Bella. Bella, mis
padres,” Edward hizo una rápida introducción. Intente que la sorpresa no se viera
en mi rostro. Se veían tan jóvenes. Por sus treinta y muchos, máximo, y sin
embargo… sus hijos ya eran adolescentes, pronto adultos.

La madre de Edward me abrazó “Es bueno conocerte al fin, Bella. Hemos


escuchado cosas maravillosas de ti” dijo, riendo, “Oh lo siento cariño. Tiendo a
adelantarme. Es sólo que hemos oído tanto de ti por nuestros niños que
sentíamos que ya te conocimos” me sonrió cálidamente.

“Es bueno conocerle, Señora Cullen,” dije tímidamente.

“Dime Esme, querida”.

El doctor Cullen extendió su mano, “Que placer conocerte, Bella,”

La cogí con una sonrisa, “Lo mismo, Dr. Cullen.” Edward me había dicho que su
padre era medico cirujano, por lo que lo llame por su título. Él rió,

“Solo Carlisle. No es necesario ser formal.”

Sonreí abiertamente, “Carlisle”.

“¡Lo hicieron increíble, chicos!” Emmett chocó las cinco y nos atrapó a Edward y
a mí en un abrazo aplasta huesos. Alice y Rosalie estaban emocionadas por el
vestido rojo que use, mientras que Jasper solo estaba ahí, sonriéndonos en
silencio, como es él habitualmente.

“Hey, ¿quien se apunta para un helado?” preguntó Alice súbitamente. “¡Esto


amerita una celebración! Mamá y Papá rara vez vienen al campus”

Reímos ante su entusiasmo mientras la seguíamos por la puerta. Caminamos al


Haaged Dazs en grupos, Edward y Emmett con su padre, Rasalie, Jasper y Alice,
y Esme y yo. No fue incómodo como creí que sería el conocer a los padres de mi
novio. Ambos eran del tipo de personas con las que era fácil conversar.

“Así que, Bella, oí a Alice decir que te habías mudado de Nueva York” dijo Esme.

“Si, vivía ahí con mi madre.”

“¿Para ti es difícil vivir en California? Yo me mude cuando tenía tu edad y no fue


fácil” sonrió.
“Fue mucho más fácil de lo que pensaba. Sus hijos son muy amigables, ellos
hicieron que la secundaria fuera soportable”, reí silenciosamente. “Me aceptaron
de inmediato. Soy muy afortunada al tenerlos como amigos.”

Rió. “No sabes la forma en que se han encariñado contigo. En todos los correos,
las llamadas… te mencionan en cada uno de ellos. Edward especialmente,” miro
a su hijo con una sonrisa, viendo como el y Emmett bromeaban con su marido,
por delante de nosotras.

Sentí como mis mejillas enrojecían mientras continuaba,

“Estoy tan alegre de que te haya encontrado, cariño. Edward luce mucho más
feliz ahora, hay como un brillo que irradia de su sonrisa. Estoy segura que sabes
de los verdaderos padres de Edward…” dijo gravemente.

“Si sé.” Murmuré.

“Desde que murieron, Edward no era aquel chiquillo que sonreía y jugaba todo el
tiempo. El no se sinceraba con nadie, ni siquiera con Carlisle o con migo.
Tratamos con consejeros, terapeutas… pero nada funcionó. Mejoró cuando llego
acá y empezó a jugar en el equipo de la universidad. Pero aun no estaba bien,”
Esme suspiró, “No era feliz interiormente. Era casi como si tratara de mostrarse
feliz para hacer a todo el mundo feliz.”

“Suena a algo que Edward haría. El es tan considerado…” dije suavemente,


“Realmente aprecia todo lo que han hecho por él,” sonreí.

“Carlisle y yo lo amamos demasiado, mucho. Es un brillante y talentoso joven.


Cualquiera se sentiría orgulloso de llamarlo hijo,” sonrió.

Edward volteo hacia nosotras, sonriendo.

“¿Estas divirtiendo a Bella diciéndole cosas malas de mí, mamá?” bromeó.

“Si estuviéramos hablando cosas malas de ti, no hallaríamos que hacer mañana
en la mañana,” Esme bromeó de vuelta. Edward rodó sus ojos y puso uno de sus
brazos en mi cintura. Su madre nos miró mientras me sonrojaba de vergüenza
bajo los brazos de Edward. Con una amorosa sonrisa, apuro el paso para unirse
a su hija.

“¿Buena platica?” preguntó casualmente.

“Muy buena. Tus padres son tan amables,” dije con envidia. Su sonrisa creció
mientras se acercaba más.

“Les gustas, ¿sabes?” susurró.


“Son amables, como dije.”

Rió silenciosamente. “¿No es lo mismo?”

Rodé mis ojos.

“¡Hola Edward! ¡Hiciste un buen trabajo allí! ¡Estuviste genial!” Una chica de las
animadoras, Cristal –creo que ese era su nombre-, dijo emocionada cuándo ella
y otras animadores pasaron al lado. Su vista se dirigió al brazo de Edward, “Tu
también, Bella.” Añadió de mala gana.

“Gracias” respondimos. Le sonrió a Edward, camino con sus amigas hacía otra
dirección, chismoseando, sin duda. Envolví firmemente mis brazos alrededor de
la cintura de Edward mientras caminábamos, escuche como reía.

“¿Te sientes territorial?”

“Tal vez...” admití tranquila. Rió nuevamente y beso la parte superior de mi


mano,

“Es agradable no ser el que esta celoso por una vez,” suspiró.

“No tienes por qué ser el celoso”

“¿Bromeas? ¿No has visto donde están las miradas de los chicos cuando pasas
por algún sitio?

“Lo dice el hombre número uno. En la parte superior de la lista de los Bulldog que
están buenos,” murmuré. El frunció el ceño,

“¿La lista de los Bulldog que están buenos? ¿Qué diablos es eso?”

“Ah cierto, tu no sabes de eso... Solo es la estúpida lista que las animadoras
hicieron. Esta escrita en la pared del baño de las chicas. Y honestamente, ¿Estás
celoso? Tengo que tratar con el hecho que todas las niñas de la escuela te
desean. A veces siento como si esperaran a que te deje para que me releven.”

Rió, “No es nuestra culpa que ambos seamos irresistiblemente atractivos, ¿No?,”

Me burlé, “Arrogante.”

Me atrajo más cerca, “Tal vez sea arrogante…”

“¿Tal vez?” repetí resoplando desdeñosamente.

“Vale,” sonrió avergonzadamente, “Soy arrogante. Pero me amas,” terminó con


orgullo.
“No es como si pudiera hacer algo con eso,” Murmuré en su camisa.

“¿Que?”

“No es como si pudiera hacer algo con eso,” dije un poquito más alto.

“Lo siento Bella, mis oídos no están funcionando bien por las chicas que chillaban
hace poco. ¿Qué es lo que no puedes hacer?” se burló, sonriendo con
satisfacción.

“Dije que no puedo hacer nada respecto a que este enamorada de ti”
prácticamente grité. Lo lamente al instante.

Emmett, con el resto de los Cullen y los Hales se congelaron y se voltearon a


mirarnos, confusos. Edward y yo también paramos, empecé a tartamudear como
una imbécil tratando de dar una explicación.

“Yo...eh...”

Mi corta oración fue interrumpida por la explosiva risa de Emmett. Segundos


después, los otros rieron con él, aunque no groseramente. Oculte mi cara en el
pecho de Edward.

“Muchas gracias” murmuré. Sentí como Edward se agitaba cuando reía


tranquilamente.

“¿Ves mamá? ¿Papá? ¿Que les dije de aquellos dos con sus peleas diarias y sus
coqueteos?” Emmett rió nuevamente. Edward fulmino a su hermano con la
mirada mientras que Esme le pegaba en el hombro,

“Te enseñe a ser un caballero, Emmett Cullen.”

“Lo siento mamá,”

Todos regresaron a sus conversaciones, tratando de calmar mi vergüenza. Pero


aún arrojaban astutas miradas a nuestra dirección de vez en cuando; Esme y
Carlisle, especialmente. A menudo los encontraban susurrando mientras nos
miraban por el rabillo del ojo, sonriendo.

Suspiré, “Solo cuando pensé que no podía avergonzarme más, Emmett me


mostró que estaba equivocada.”

Edward rió, “Así esa la vida, Bella.”

Capítulo treinta y nueve: ¿Autobús para la élite?


Con la obra fuera del camino, me sentía como si una enorme carga saliera de mi
pecho. Al fin pude respirar tranquila. Apenas pude ver a Edward después del
domingo. Justo después de la escuela, él, Jasper y Emmett fueron a practicar al
gimnasio. Así que durante las horas de clases, almuerzo y cena, aprecié aún más
mi tiempo con él.

Decidí correr en la tarde. Cuando iba saliendo del cuarto, por fin encontré mi
chqueta. No me di cuenta de que probablemente la dejé en el vestidor desde la
última vez que recuerdo haber estado ahí. Con esta señal de mi falta de habilidad
para buscar cosas, corrí al gimnasio y caminé en silencio, tanto como pude, hasta
los vestidores. No quería interrumpir su práctica, especialmente con el partido
tan cerca.

No estaba ahí. Me imagine que estaría en los objetos perdidos y encontrados.

Llamé a la puerta del entrenador.

-¿Disculpe? ¿Entrenador Reynolds?-Estaba abierta, pero aún así me detuve.

-¿Si?-Se asomó sobre un montón de documentos.

-Umm… dejé mi chaqueta en los vestidores… y me preguntaba si alguien la trajo


aquí

-La caja de objetos perdidos está allí. Si no está ahí busca en la oficina-me dijo y
sus ojos se pegaron de nuevo al papel. Me sentí mal por interrumpirlo en un
momento como este, pero la chaqueta era importante para mí. Me la había dado
mi madre antes de venir a California.

Abrí la caja y alcancé a ver la tela amarilla. Suspiré aliviada.

-Gracias-dije antes de salir. Estaba tan concentrado en lo que sea que estuviera
haciendo que dudo que me haya escuchado.

Cuando volví al gimnasio los chicos se estaban matando a entrenar. Había


algunas chicas sentadas hasta arriba en las gradas viendo a los chicos practicar.
Me quedé en una esquina y miré; no quería llamar la atención y distraer a
Edward. Sólo me quedaré un momento… y luego me iré, me dije a mí misma.

-Tres más chicos-dijo Edward, un poco autoritario, cuando se agachaba para


tocar la línea de juego. Las chicas de la gradas rieron como tontas cuando los
chicos gimieron en protesta.

-¡Bien! ¡Recuperan el aliento, tomen la pelota y comiencen a disparar!-les ordenó


y corrió por la línea de jugadores. Sus mejillas sonrosadas, como el resto del
equipo tenían gotas de sudor corriendo por sus caras. Hizo un tiro fuerte desde la
línea de tiro libre, y comenzó a hacer tiros desde diferentes ángulos. El equipo se
dividió y lo imitó.
Edward caminó alrededor del gimnasio ayudando a sus compañeros con
cualquier problema que tuvieran.

-Trabaja más en las muñecas, Cody… inténtalo así-le dijo-Gran tiro, Jasper. Tú
también Jamie…

-Edward ¿puedo traer un poco de agua?-jadeó Conner, sus piernas estabas


débiles.

-Claro hombre. Te ves horrible. ¿Cómo está la pierna?-Edward le preguntó con el


ceño fruncido.

-Está bien. Un poco lastimada, no es gran cosa-Se encogió de hombros e hizo


una mueca de dolor.

-Como digas. Tráete un poco de agua; siéntate cinco minutos, ¿entendido? No


quiero que estropees tu recuperación.

-Gracias hermano-Conner golpeó su puño con Edward y caminó cojeando hacia


el banco, se vació una botella de agua-¡Ah!-hizo levemente al terminar, y luego
me vio. Sonrió salvaje.

-¡Hey Capitán!-canturreó-¡tu novia está aquí!

Todos los miembros del equipo giraron veloces sus ojos en mi dirección y
sonrieron cuando me ruboricé con vergüenza. He aquí una razón por la que
estaba en la esquina. Era para prevenir que algo así sucediera.

Algunos silbaron y codearon a Edward, quién les ordenó que se callaran.

-¡Ve tonto! ¿A qué esperas? ¿A una invitación?-Dylan lo regañó dándole un


codazo en el estómago.

Edward le dio un zape y corrió hacia mí con una brillante sonrisa.

-¡Hey!

-Hola. No pretendía interrumpir la práctica. Sólo vine por mi chaqueta-se la


mostré como prueba de que no pretendía hacer eso-Hummm… creo que ya me
voy-le dije muy avergonzada.

-Espera-me tomó de la muñeca-Puedes estar aquí si lo deseas. No interrumpes


nada. Pero si es aburrido…

-No es aburrido. Pienso que es algo interesante para ver-sonreí.


-¡Bien! Entonces quédate. Nadie piensa que estás fisgoneando-sonrío de
vuelta-Todo depende de ti.

-Está bien-me senté en las gradas.

Sonrió y se inclinó para besarme en los labios.

-Genial. Tengo que volver a trabajar. Nos vemos luego.

Sonreí tras el viéndolo trotar de vuelta con su equipo. Ellos no se la hicieron fácil,
le hacían caras de besos y le chiflaban. Edward rodó los ojos y les golpeó en los
hombros.

-Correcto. El show terminó. Ahora concéntrense en la práctica.

Saltó y arrojó la pelota al aro. Un tiro perfecto. Las chicas chillaron


entusiasmadas cuando los chicos comenzaron a empujarlo por “presumir delante
de su novia”.

-¡Hey! ¡El entrenador ahí viene!-siseó Jamie. Dejaron a un lado las risas y
comenzaron a driblear y hacer tiros como lo hicieron todo el rato. Aguanté una
sonrisa; como los buenos actores.

-¿Encontró su chaqueta?-dijo una voz grave a lado de mí. Jadeé completamente


asustada y vi al entrenador parado junto a mí, sus ojos fijos en su equipo.

-Ehh si, umm… yo sólo…-tartamudeé.

-¿Usted se lastimó el tobillo y “de alguna manera” cayó en el banco, viendo a


Cullen y el resto del equipo jugar?-dijo con una sonrisa burlona.

Sorprendida de que él bromeara sobre esto, decidí seguirle el juego.

-Si entrenador. Bueno, mi tobillo ya está mejor. Gracias por mostrarme la caja de
objetos perdidos-Me paré del banco y caminé hacia la puerta. Edward me miró
atento por el rabillo del ojo, simulando un ángulo de tiro. Le guiñé un ojo antes de
escurrirme por la puerta y alcancé a verlo esconder una sonrisa.

-¡Bella! ¡Apúrate a despertar y córrele a cambiarte! ¡El autobús sale en cuarenta


minutos!-Alice gritó con su tono de voz irritado.

-Está bien… está bien... ¡Cálmate Alice!-rodé mis ojos.

Rosalie se dejó caer, se sentó muy relajada en el sofá.


-No puedo creer que quieras ir a la biblioteca en sábado. Digo, casi todos ni
siquiera quisiéramos ir entre semana en días de clase, y tú ¿vas los fines de
semana?

-¡Mi proyecto es el lunes!-protesté.

-¡Hello! Disculpa, pero déjame decirte que existe un día antes del lunes llamado
domingo-se burló Rosalie y me lanzó un cojín del sofá.

-Tú sabes cómo odio hacer tareas al último minuto-murmuré tirándole de vuelta
el cojín.

-Bien chicas ¡Silbando y aplaudiendo! ¡Más movimiento y menos plática!


¡Apúrate Bella! ¡Ponte tu camisa del equipo y yo te ayudo con tu cabello! Rápido,
rápido ¡Nos vamos!-Alice aplaudió y posó sus manos en sus caderas,
observándome con sus penetrantes ojos.

-Si mama-me burlé y salté al baño.

Después de un rato, ya tenía el suficiente espíritu para salir del cuarto. Alice
peinó mi cabello en una coleta alta con un listón azul que compró en la tienda.
Vestíamos la misma blusa de equipo azul, pero Alice las modificó para darles más
estilo y un look diferente. Con jeans ajustados y tenis, tomamos nuestras
bolsas y caminamos hacia la puerta.

Había varios autobuses en el estacionamiento con las puertas abiertas, listo para
cargar estudiantes. La vista de ellos me dejó ciega, o sea, todos ellos eran
amarillos y la luz del sol reflejada sobre ellos no era exactamente muy
favorecedora para los ojos.

-¿Qué autobús está asignado para nosotras?-pregunté mirando alrededor.

-podemos ir en cualquiera. Menos en el de la élite, es para animadoras y


jugadores solamente-Rosalie rodó sus ojos apuntando su dedo hacia un autobús
estacionado lejos del resto, más cerca del gimnasio.

-¡Vallamos a desearle suerte a los chicos antes de entrar al autobús! Tal vez no
tengamos tiempo antes del juego-sugirió Alice.

-¡Buena idea!-Rosalie y yo sonreímos. Cómo si los hubiéramos invocado, el


equipo salió por las puertas del gimnasio en sus uniformes y maletas del equipo
en sus hombros. Localice a Edward, venía con Jasper y Emmett al frente de todos
y les saludamos.

-¡Oigan!-les gritamos.

-¿Qué pasó señoritas? Demonios Rose, luces muy sexy en esa camisa-Emmet
lamió sus labios. Jasper le hizo un sonido de asco.
-Realmente te ves muy bonita-me dijo Edward y tomó mi mano.

-Gracias-Me puse de puntillas y lo besé suave en los labios-¿Nervioso?

-Rayos, si-suspiró Edward.

-Yo digo que solo somos tu y yo, pero realmente no estaré ahí jugando
contigo…-sonreí-Lo harás genial, te lo prometo-le di un abrazo.

-Gracias-sonrió-en verdad espero que así sea.

-¡Muy bien estudiantes! ¡Siéntense en el autobús! ¡Nos vamos!-gritaron los


conductores aplaudiendo-¡Vamos!

-Suena a que nos tenemos que ir-besé a Edward en las mejillas. Me giré y cuando
avancé unos tres pasos él me envolvió en sus brazos desde atrás.

-¿A dónde cree que va, hermosa chica?-su voz de terciopelo sonó en mi oído y
sentí como su aliento chocó en mi piel. Aún cuando ya llevábamos juntos un
tiempo, su hermosa, atractiva voz, aún era capaz de disparar lejos mi pulso y mi
respiración. Sus palabras me derritieron, tomó toda mi fuerza poder contestar.

-Voy a mi autobús-le dije confundida, con mi corazón golpeando dentro de mi


pecho.

-Estás yendo en la dirección equivocada, hermosa. Éste-me giró-es tu autobús.

-¿Ehh?-Rosalie, Alice y yo fruncimos el ceño.

Los chicos rieron bajito cuando Rosalie golpeó su pie con molestia. Emmet
decidió hacerle de chico bueno al explicar.

-Bueno, ustedes saben que sacamos algunos jugadores antes de comenzar la


temporada. Así que hay asientos extras. Así que rápidamente, mi pequeño
hermano aquí presente-despeinó a Edward quién lo fulminó con la mirada e
intentó arreglarlo rápido con sus manos; me reí. Edward y Emmett eran muy
graciosos juntos-le pregunto a Reynolds si podíamos invitar a alguien a sentarse
con nosotros en el autobús, y él dijo que sí.

-¡Oh!-dijimos sorprendidas.

-Eso fue lindo de tu parte-dijo Rosalie.

-Os lo digo, ahora es un lindo chico. Ustedes simplemente no pueden ni quieren


sacar su lado malo-Jasper se encogió de hombros.
-Vamos, aparté un lugar para nosotros en el autobús-susurró Edward
seductoramente en mi oído mi corazón comenzó a palpitar muy rápido que
resultó un poco vergonzoso. Él tomó mi mano y empujó mi espalda hacia el
autobús. Sus manos se movieron hacia abajo a los bolsillos de mis jeans y las
metió en ellos.

-Oh vamos chicos, en serio es suficiente con el PDA. ¡Vámonos!-se quejó Emmet.
Cuando lo tiramos fuera alcancé a verlo rodar sus ojos.

Me reí y tomé la mano de Edward.

Los jugadores habían tomado sus asientos mientras nosotros hablábamos.


Efectivamente, Edward, Jasper y Emmett eran los últimos en entrar al autobús.
Las animadoras aún no llegaban, así que aún no se llenaba el autobús. Edward
me llevó al fondo y nos sentamos. Cómo ya había jugadores ahí sentados,
Emmett y Rosalie se sentaron frente a nosotros y Jasper y Alice a su lado.

-¿Porqué nadie se sienta aquí?-pregunté mientras dejaba mi bolso en el suelo.

Emmett se giró hacia nosotros y me sonrió.

-¿Bromeas? Edward siempre se sienta en la última fila. Eso es porque se convirtió


en su asiento, desde entonces nadie ha intentado quitárselo-dijo rodando sus
ojos-Tú bebé grandote.

-No soy un bebé, Emmett. Soy inteligente. Éste asiento es el más alejado de las
animadoras-golpeó su cabeza engreído.

-Demonios-Emmett le dio una mirada irritada y murmuró por lo bajo.

-Hablando del rey de roma-resopló Rosalie disgustada.

El escuadrón caminó por el pasillo, sus escandalosas, frívolas voces llenaron el


pequeño espacio. Lauren fue la primera en entrar. Se detuvo y se colocó en una
realmente muy desagradable pose que alzó su falda más de lo debido. Algunos
silbaron.

-Protector solar, Kelsey ¡Apúrate!-demandó. Frenéticamente, Kelsey se lo


entregó. Seriamente pensaría que es una reina o algo parecido por la forma en
que las otras animadoras la trataban. Tras pasar sus manos por sus piernas,
lentamente, podría decir, se paró y caminó con el mismo repugnante, balanceo
de caderas por el pasillo.

-¡Te ves sexy, Lauren!-comentó un chico.

Sonrió satisfecha.
-Dime algo que no sepa ¡Jessica! ¿Qué demonios?-gritó cuando vio a Jessica con
los chicos de la primera fila hablando con ellos.

-Putilla-tosió alguien. Jessica se puso furiosa.

-¿Disculpa? ¿Qué acabas de decir?-le escupió al chico y lo empujó. El chico se


paró y le empujó la espalda-¡No me toques!-lo empujó de nuevo.

-¿Qué vas a hacer al respecto?

-¡Suficiente! Sepárense los dos, Jess eres una cualquiera-gritó Lauren-¡Ahora


mueve tu trasero hacia acá! Mis revistas están en tu bolsa.

La cara de Jessica se volvió de un brillante rojo y los demás rieron por lo bajo.
Edward, Emmett, Jasper, Rosalie, Alice y yo no encontramos nada gracioso en
ésta situación después de todo. Honestamente, me sentí mal por Jessica. Claro,
seguramente era una cualquiera. Pero viniendo de su mejor amiga frente a todo
el autobús…eso era muy cruel.

-¿Qué clase de amiga eres tú, Lauren?-le espeté enojada. Las risas y murmullos
se detuvieron. El autobús estaba de pronto en completo silencio.

Ella no me había reconocido al principio, pero siguió el sonido de mi voz y se giró


para verme. Sus ojos se achicaron y frunció el seño.

-Este autobus es sólo para jugadores y animadoras, Swan. Tú y tu pequeña


amiga tienen que irse afuera-chasqueó la lengua.

-Ellas tienen permiso-le dijo Dylan presuntuoso.

Ella tosió.

-Este es el autobús de la élite. ¡Ellas no pertenecen a la élite!

Edward se tensó y habló por primera vez.

-¡Iugh! ¿El autobús de la élite? No te adules tú misma, Mallory. Si éste es el


autobús de la élite, tú no deberías estar aquí.

Algunos chicos rieron, pero nadie se atrevió a hablar por el ambiente tan tenso.
La cara de Lauren se ruborizó cuando Emmett se giró y le extendió el puño a su
hermano. Pero Edward no lo golpeó.

-Si tienes algún problema porque ellas están en el autobús, entonces ¿por qué no
te vas?-le sugirió Jamie. Se oyeron murmullos por todas partes de acuerdo con
él. Pero todos se callaron cuando vimos al entrenador Reynolds salir del
gimnasio. Miró sospechoso al entrar al autobús.
-¿Hay algún problema aquí?-su voz grave hizo eco en el silencio.

-¡Entrenador! Ellas están en el autobús equivocado-dijo Lauren apuntando hacia


nosotras.

-Este año tenemos algunos asientos extras. Yo dí el permiso-le dijo-Ahora


siéntese señorita Mallory.

Lauren echó humo y resopló haciendo un puchero. Le lanzó a Jessica-quién se


sentó dos filas detrás de ella junto a la ventana-una mirada sucia y tomó asiento
junto a Kelsey. El conductor arrancó el autobús y pidió cerrar las ventanas para
poner el aire acondicionado.

No me di cuenta de que Edward tenía las manos hechas puños. Corrí mi mano por
su musculoso brazo y abrió sus puños.

-¿Estás bien?-susurré. Sus ojos eran fáciles de leer; estaba enojado, estaba
frustrado.

-Seh-susurró- ¡Waj! ¿El autobús de la élite? ¡Es la cosa más ridícula que he oído
nunca!-siseó.

-Es Lauren. ¿Qué esperabas?-bromeé intentando aligerar el ambiente.

Él suspiró de nuevo a regañadientes.

-Cierto.

Golpeé mis manos.

-Bien. No dejes que te afecte antes del gran partido. ¡Se supone que hoy debe ser
emocionante!

-¿Piensas que es un presagio? ¿Tener que hablar de ella antes del


torneo?-preguntó con el ceño fruncido. Me reí y presioné mis labios en los suyos.
Me respondió el beso, confundido pero dispuesto al mismo tiempo. Cuando me
alejé aún tenía la expresión perpleja.

-¿Por qué me besaste tan de repente? No lamento que lo hagas. Amo cuando
haces eso, pero…-tartamudeó y luego se golpeó en la frente-Bien hecho,
Cullen-dijo para sí mismo.

Estaba muy divertida viéndolo enrollarse con las palabras. Me reí.

-Intentaba distraerte. ¿Funcionó?-mordí mi labio.


-Puedes apostarlo-puso una sonrisa tonta y se inclinó a besarme de nuevo. Pero
ahora puse mi mano frente a mi cara así que besó mis dedos. Abrió sus ojos
confundido.

-El entrenador no estará feliz si te ve liándote con alguien antes del gran juego.
Hago esto por tu bien.

-Gracias por ser tan considerada-dijo sarcástico. Me reí con él.

-ASí que… ¿cuando salgamos del autobús?-susurró dulcemente en mi oído,


enrollando mi cabellos con su dedo.

-Está bien-Sonreí y puse mis audífonos en mi Ipod y él hizo lo mismo. El resto del
camino, estuve sentada muy cómoda en los brazos del hombre que amo con mi
rostro presionado contra su pecho. Edward tenía razón; este era el mejor asiento
del autobús.

Capítulo cuarenta: ¡En ello para ganar!

“¿Bella? Bella, cariño, ya estamos”


“Lo siento, ¿me dormí?” Abrí los ojos para encontrarme aún en los brazos de
Edward. Algunos de los asientos enfrente de nosotros estaban vacíos, incluyendo
el de Rosalie y Emmett. Los otros que se habían ido estaban bajando sus
mochilas y metiendo cosas en ellas.

“Está bien. En verdad me ha distraído de pensar en el partido” se rió “Dices cosas


muy graciosas mientras duermes ‘Tú, Emmett, ¡idiota!’” me imitó a la perfección
y se rió.

Me volví de un brillante rojo. Entonces caí en algo.

“¡Oh Dios mío! ¡Me quedé dormida en frente de Emmett!” empecé comprobando
mis zapatos, mi ropa, mi pelo… Gracias a dios todo estaba aún en su sitio. Me
acordaba de la última vez…

“¿Bella?” Edward dobló sus labios debido a la risa “¿Qué estás haciendo?”

“Intentando ver si he perdido algo”

“He tenido mis brazos y ojos en ti todo el tiempo. Estabas extremadamente


segura” sonrió.

“Bueno” arqueé la ceja “Supongo que se lo tengo que agradecer a mi cuidadoso


y fuerte protector ¿no?” dije sugerente, levantando la cabeza. Él sabía lo que iba
a hacer después; se inclinó y me besó completamente en los labios. Fue un beso
largo, no profundo, pero lo suficiente para hacer volar a mi corazón. Suspiré
satisfecha cuando nos separamos.

“Eh… ¿ya estás despierta?” sonrió.


“Mayormente” sonreí y entrelacé mi dedo con su mano “¿Dónde han ido Emmett
y Rosalie?”

En ese momento me di cuenta de que Alice y Jasper todavía estaban en el


autobús. Habían estado muy callados.

“Emmett tenía que mear. Fue el primero en bajarse. Le advertí sobre el


Gatorade, ¡pero no me escuchó! Rosalie fue al servicio a retocarse el maquillaje”
Alice dijo sonriente.

“Nos habéis visto a Edward y a mí…” dejé caer disculpándome.

“Sí, no nos perdimos vuestra sesión de besos” Alice contestó sarcástica.

Me ruboricé mientras Edward, por otro lado, estaba haciendo lo contrario. Sonrió
“Nadie dijo que tuvieras que mirar”

“Tienes que estar de broma, Edward. ¿Cómo podíamos no verlo? Intentamos


apartar la mirada, entonces acabamos viéndolo a través del reflejo de las
ventanas, si mirábamos de frente ¡lo veríamos por el espejo!” protestó Alice.

“Lo siento mucho” dije culpablemente. Sabía lo extraño que debía ser ver a tu
mejor amigo, en este caso, hermano, besarse con su otra mejor amiga. Créeme,
lo sé- tenemos el ejemplo de Rosalie y Emmett.

“Y en serio tío, voy a tener que estar de acuerdo con Emmett con eso del PDA”
bromeó Jasper mientras se unía a la risa de Alice.

“¿Habéis terminado?” Edward preguntó, molesto.

“Bien, ¡salgamos de aquí!” dijo Alice animadamente.

El lugar era increíblemente enorme. Era al menos tres o cuatro veces más grande
que el gimnasio de la ECA. A pesar de que aún teníamos una hora hasta que
empezara el primer partido, el sitio estaba ya lleno de gente, estudiantes y
padres, llevando los colores de su escuela para apoyarlos. De lo que había
escuchado de Edward en el autobús, había seis equipos compitiendo contra los
otros hoy. Los mejores en el distrito.

“Hay mucha gente” murmuré

“Oh, sí, pero está bien. Tenemos muchas camisetas azules para animar a los
Bulldogs” dijo Alice alegremente.

“Edward, mejor nos vamos. No tengo muchas ganas de que nos griten por llegar
tarde” dijo Jasper dándole una mirada significativa.

“¡Buena suerte!” gritamos por encima del altavoz mientras se alejaban.

Nos despidieron con la mano y nos guiñaron.

“¿te parecen nerviosos?” Preguntó Alice, incrédula.


“No realmente” contesté, sonriendo.

“Son demasiado confiados para su propio bien, creo que se les está pegando de
Edward” se burló.

Suspiré, si ella supiera. Edward podría parecer relajado, pero solo estaba
poniendo esa cara por sus compañeros, su escuela. Sabía que había muchísimo
estrés debajo sólo por esa mirada que tiene en los ojos, pero siempre lo escondía
bajo esa sonrisa para que no supieran realmente como se sentía, para que nos
ahorráramos el preocuparnos por él. Ese era el típico comportamiento de
Edward. Sólo deseaba que hubiera algo que pudiera hace por el, lo que sea.

“¿Edward?” lo llamé fuertemente. Jasper y él se pararon donde estaba mientras


corría hacia ellos.

“Sé lo importante que es este día para ti, pero por favor no te fuerces demasiado”
le rogué.

Me sonrió y tocó mi mejilla con el revés de su mano “Gracias, Bella. Te amo”


entonces continuaron caminando a la vez que Alice me alcanzaba.

“¿Qué fue todo eso?” preguntó curiosa.

“Sólo… quería asegurarme que se lo toma con calma” sonreí, viendo la espalda
de su figura. Alice me golpeó en el hombro,

“Estará bien. Vamos, busquemos a Rosalie. Necesito ir al baño”

Pretendí ahogar un grito de horror.

“¡El segundo Emmett!”

Me golpeó el brazo juguetonamente “¡Cállate, Bella!”

“Sólo estaba bromeando, Alice. Tu sabes que eres mi mejor amiga, ¿verdad
compi?” la abracé.

“Por supuesto. Pff, te quiero a morir” me apretujó. Nos sonreímos la una a la otra
mientras buscábamos los servicios de señoras.

Me quedé fuera y esperé a que saliera mientras ella se hacía cargo de sus
necesidades. La puerta se abrió, y esperé que fuera Alice la que saliera.

“Eso fue rápido…” me paré cuando vi que no era Alice. Definitivamente no era
Alice.

Jessica sonrió incómodamente. “Hola Bella”

“Hey…” estaba completamente impresionada. Esta era la primera vez que ella se
refería a mí con mi primer nombre.

Se miró a los pies “Escucha… sólo que te quería agradecer por apoyarme en el
autobús. Nadie había hecho eso por mí. Gracias”
“No hay problema. Lo hubiera hecho por cualquiera. Estoy segura de que tú lo
hubieras hecho también” intenté animarla, pero ella sacudió su cabeza en
remordimiento.

“No. No lo habría hecho. No soy tan valiente como tú. Y sólo quería que supieras
que he terminado de ser el perrito faldero de Lauren. Sé que la gente piensa que
soy tonta, dejando a Lauren que me maneje… pero realmente pensaba que era
mi amiga. Y lo que dijiste esta mañana hizo que abriera los ojos. La verdad es…”
suspiró.

“No sé cómo voy a encajar sin ella. Era fácil estando a su lado; la gente me ve
como una animadora, una de las populares y la mejor amiga de Lauren Mallory.
Y hoy… me di cuenta… que no quiero ser reconocida como su esclava, quiero ser
reconocida como yo”

Este fue probablemente el discurso más largo que he escuchado de ella. Siempre
era Lauren la que hablaba.

Puse mi mano en su hombro “Encajarás. Yo lo hice. Y no soy una animadora o


amiga de Lauren.” Sonreí.

“Pero yo no soy como tú Bella. Desde que llegaste aquí, todo el mundo te quiere.
Los Cullens, los Hales… todo el equipo de baloncesto. Es decir, ¿Has visto como te
defienden? Eso es algo que nunca le ocurrirá a Lauren. ¿Y quieres saber por qué
te odia tanto? ¿Además del hecho de que estés saliendo con el chico mas guapo
de todo el colegio?”

La miré.

“Es porque está amenazada. Está asustada de que tú ocupes su lugar. Tú eres la
única popular en la historia de ECA que no es animadora.” Sonrió.

“Bueno, puedes decirle que no estoy interesada en ser la cabecilla de las


animadoras. Nunca sería capaz de hacer la voltereta lateral” me reí. Se unió a mí.

“Estoy muy arrepentida por haber sido tan zorra contigo en el pasado. Pero no
voy a ser esa chica nunca más, lo prometo” dijo sinceramente.

“Seguro. Todo el mundo va a querer a la nueva Jessica, incluida yo” sonreí.


Sentía lo que decía, todo el mundo se merecía una segunda oportunidad.

“Gracias, por todo, te veo por ahí” se despidió y corrió hacia los vestuarios. Tan
pronto como se alejó, Alice dio un paso sonrientemente.

“Te ha tomado bastante” bromeé.

Sonrió “Oh, estaba escuchando en la puerta”

“Por supuesto que lo estabas. Y… ¿Lo escuchaste todo claramente? ¿O tengo que
repetirte toda la conversación?” le pregunté burlona.
“Suficientemente claro. Pero, Oh dios mío. ¿Jessica Stanley?” exclamó “¿Estás
segura que no estaba tocada o algo? ¡Espera a que Rose y los demás escuchen
esto!”

“Bueno, las personas cambian, Alice…” Sabía de alguien que sería una gran
prueba para esa afirmación. Pareció pensativa por un minuto, y me pregunté si
sus pensamientos volaron hacia Edward al igual que los míos.

“Supongo que tienes razón” murmuró sonrientemente

Rosalie nos saludó desde la grada cuando la vimos. Nos traía a ambas un vaso de
limonada y nos guió a nuestros asientos. Estaban geniales, no muy lejos ni a la
esquina… y casualmente, estábamos en el centro de la grada azul.

“He guardado dos asientos para mis padres” dijo Alice cuando le pregunté por
qué ponía el bolso en el asiento de su lado. Rosalie dijo que sus padres no podían
venir ya que estaban en Europa.

“Damas y caballeros, bienvenidos al torneo anual de baloncesto en el estado de


California. Cada año, invitamos a los mejores equipos del estado. Y estamos muy
orgullosos de anunciar que esos equipos elegidos son…”

Mientras el comentarista hablaba por el altavoz, vimos a Carlisle y Esme subir las
escaleras.

“¡Es genial veros de nuevo niñas!” Esme nos abrazó y nos dio un beso en la
mejilla a las tres.

“Es bueno verte a ti también Esme, Carlisle”

“¿Cuándo empieza el partido?” preguntó Carlisle, con su voz cálida y alegre como
siempre.

“En veinte minutos o así…” contestó Alice “Tío, realmente espero que vuelvan a
ganar el torneo”

“Cariño, y aunque no ganen, seguirán siendo los ganadores.” Dijo Esme


maternalmente.

“Oh cielo, tu sabes que quieres que el equipo gane tanto como lo hace Alice” se
rió Carlisle. Esme lo miró y se giró hacia la multitud.

Hablamos mientras esperábamos a que empezara el torneo. El gimnasio estaba


sin ningún asiento vacío a la vista. Los posters y carteles parecían que no
cesaban de animar.

“¡Vale señoras y señores! ¡Inaugurando el torneo este año son los Crawford High
Yellowjackets y los Beaumont High Huskies!”

Vimos al equipo salir con un brillante y rojo jersey, y el otro con jerséis verdes
desde la dirección contraria. El partido terminó rápidamente; Beaumont ganó y
avanzamos hacia la siguiente ronda. El siguiente partido era entre Buena Vista
Academy y Richmond High. Me estaba poniendo ansiosa de ver a nuestro equipo
jugar, pero me recordé a mí misma ser paciente.

En todo el partido, estaba prestando atención a medias. Estaba pensando en lo


que estarían haciendo Edward y sus compañeros ¿Estaban ellos tan nerviosos
como nosotros? ¿O estaban relajados como antes?

“¡Jasper es el siguiente!” Alice gritó cuando el partido acabó.

“Y Emmett” los ojos de Rosalie parpadearon emocionadamente cuando dijo el


nombre de su amado.

“Y Edward” grité a la vez que me imaginaba su gloriosa sonrisa en mi mente.

“¡Ahora os presentamos a los campeones de estado del año pasado… East Coast
Academy Bulldogs!”

Los Bulldogs salieron de los vestuarios y corrieron rápidamente hacia el campo.


Se veían muy enérgicos, muy emocionados, y muy… felices. Su animada actitud
y su entusiasmo brillaron en sus sonrisas y en las caras de las caras de los fans.
Rosalie, Alice y yo animábamos a todo pulmón y aplaudimos hasta que nuestras
manos nos dolían. Los otros empezaron a corear el nombre de nuestra escuela y
nosotras nos unimos con toda la energía que podíamos aportar.

“¡ECA! ¡ECA! ¡ECA!”

Los ánimos del otro equipo sonaban a nada comparados con los nuestros. O al
menos eso fue lo que a mí me sonó. Las animadoras de ambos equipos estaban
compitiendo también, haciendo esa variedad de piruetas y movimientos para
animar. Estar con la multitud era como una tonificante experiencia. No creo que
haya estado tan entusiasmada y activa en mi vida; podía sentir mi corazón latir
fuertemente contra mi pecho.

El sonido de los altavoces bajó de manera que los ánimos y gritos bajaron el
volumen un poquito mientras los jugadores tomaban sus posiciones. Alice,
Rosalie y yo nos apretamos las manos las unas a las otras.

“Definitivamente vamos a ganar esto” dijo Rosalie asegurada “Y el torneo


también”

Me acuerdo de ver a Edward y al otro capitán saltar a por la pelota y el resto


estaba expectante. Ambos equipos trabajaban rápido y era difícil saber qué
equipo tenía el balón. Emmett nos sorprendió empezando a hacer muchos
remates al principio del juego mientras Edward hacía numerosos tiros de tres
puntos. Para la mitad del partido, íbamos ganando de veinte.

El resto de la tarde fue muy rápida. Vimos a nuestra escuela jugar y avanzar en
el torneo ganando todos los partidos.

“Lo estamos haciendo genial” grité por encima de los ánimos del partido previo.

“¿Qué?” Alice me gritó de vuelta.


Cogí aire “¡LO ESTAMOS HACIENDO GENIAL!”

“¡SÍ!”

Cuando los ánimos bajaron de volumen un poco, Alice me recordó que había
otros equipos jugando en el otro gimnasio. Me había olvidado de eso totalmente.
Había pasado mucho tiempo desde que había estado en un torneo de baloncesto.

Rosalie sugirió de ir a ver a los equipos ganadores al otro gimnasio al ver que aún
quedaban nueve minutos para que comenzara el último partido de hoy. Carlisle y
Esme nos dijeron que ellos mirarían nuestras cosas y que no nos despistáramos
ya que esto estaba lleno de muchísima gente y nos costaría encontrar nuestros
asientos.

Los Wolves, al igual que los Bulldogs, tenían que ganar un solo partido más para
ir a la final.

“Oh no… esto es como una repetición del año pasado” gimió Rosalie.

“¿Qué?”

Alice tragó “Sabes que ECA y Horizon High llegaron a la final los años pasados
¿Verdad? Incluso aunque nosotros ganáramos el torneo, ellos solo se quedaron a
nueve puntos. Fue un partido muy reñido y Jasper dice que tienen unos
jugadores geniales este años… eso me preocupa”

Miramos hacia el tablón hasta que Rosalie nos recordó que mejor volviéramos. Lo
hicimos justo a tiempo. Esme nos tendió a cada una un vaso de Coca Cola; estaba
genial, la cafeína normalmente me calmaba.

Vimos como el balón se pasaba de jugadores a jugadores con la camiseta azul.


Edward empezó el partido con un tiro circular que trajo varios gritos de impresión
entre los espectadores. Jasper asintió en la dirección de Edward con una sonrisa
y comenzaron a comunicarse sin hablarse, sólo leyéndose las expresiones
faciales. No podía ver la cara de Edward ya que estaba de espaldas a nosotros,
pero Jasper volvió a asentir y salió disparado detrás del balón.

Un tío alto del otro equipo iba a entrar a nuestra parte del campo. Jasper saltó en
el momento exacto en el que el jugador iba a tirar. Él prácticamente enroscó el
balón y se lo pasó a Cody, el cual estaba esperando el balón a mitad de campo.
Depsues Cody se lo pasó a Jamie y la pelota fue en círculos por los bordes.
Edward le dio un golpe en el hombro y cogió el balón. Cuando iba a dirigirse hacia
la canasta, este tipo alto del otro equipo le cargó en el hombro.

“¡Cabrón!”

Edward se quedó detrás de la línea e hizo tres tiros libres sin esfuerzo; el partido
continuó. Emmett y Dylan eran increíbles en defensa, el otro equipo tenía
problemas en quitárselos de encima. Al final, ganamos de goleada cuando
Edward acabó con un increíble remate. Alice y yo nos abrazamos mutuamente
felices y alegres. Los gritos de las animadoras apenas eran audibles debido a la
multitud. El coro de ECA volvió de nuevo mientras el otro equipo desplomaba los
hombros en derrota. Sobre escuché que esta era la primera vez que los Sharks
llegaban tan lejos, pero tenían otra oportunidad para el tercer lugar.

“¡Victoria para la East Coast Academy Bulldogs! Este es nuestro último partido
por hoy, y mañana por la mañana, veremos que nuestro equipo es el primero,
segundo o tercero. ¿Quién ganará el titulo del estado? Vengan con nosotros a la
una en punto mañana por la tarde en este gimnasio. Tengan una maravillosa
tarde, señoras y señores. ¡Mucha suerte a todos!”

Las chicas y yo nos encaminamos hasta los chicos, los cuales tenían unas
enormes sonrisas en la cara. Arrojé mis brazos alrededor de Edward y lo besé en
los labios. Se rió y me devolvió el beso entusiasmadamente mientras hundía sus
manos en los bolsillos traseros de mi pantalón.

“¡Eso fue genial!” exclamé cuando nos separamos.

“¿El partido o el beso?” dijo bromeando, sus ojos deslumbrantes.

“Ambos…” sonreí y bajé su rostro de nuevo hacia el mío.

Abracé a Emmett y Jasper y los felicité por el gran trabajo que habían hecho.
Esme y Carlisle finalmente se deshicieron de la multitud y vinieron a felicitar a los
chicos.

“Todos los hicisteis impresionantemente” dijo Esme orgullosa, abrazándolos y


dándoles un beso en las mejillas a cada uno.

“Por supuesto que lo hicimos impresionantemente. Me tienen a mí en el equipo”


Emmett bromeó y todos nos reímos, rodando los ojos.

“¿Qué te enseñan en esta escuela hijo?” Carlisle sacudió su cabeza.

Después de que Edward, Jasper y Emmett se cambiaran y cogieran sus cosas de


los vestuarios, nos montamos en el autobús y nos dirigimos al hotel donde nos
quedábamos.

“¿Quién es tu compañero de cuarto?” le pregunté a Edward cuando entrábamos


de la mano hacia el lobby. Algunas de las animadoras les preguntaban a los
jugadores si les llevaban el equipaje. Era ridículo, se iban a quedar una noche
aquí y llevaban más de una bolsa. Dylan contestó “Que te follen” y las dejó
completamente con la mirada en shock. Por supuesto los chicos menos
populares, los que no estaban en el equipo, cogieron esta como una oportunidad
única. Fueron corriendo hacia ellas para ver quien llevaba cual. Patético.

“Jasper duerme con Emmett, Cody con Dylan, así que yo me quedo con Jamie…”
rodó sus ojos “Pero tú sabes, puedes volver a ser asignada. Pasa la noche
conmigo, ¿compañera?” susurró dulcemente en mi oído mientras sus manos se
posaban en mi cintura. Respiré irregularmente mientras sus labios viajaban
hasta mi cuello.
“Hueles muy bien” susurró,

“¡Otra vez con el PDA!” Emmett arrojó sus brazos dramáticamente. E ruboricé
cuando vi muchos pares de ojos mirando en nuestra dirección con curiosidad.
Edward se rió suavemente y me dijo que ignorara a Emmett.

“Habitación 602” Edward leyó cuando consiguió las llaves. Emmett, Jasper,
Rosalie y Alice habían desaparecido así que cogimos el ascensor solos con
algunos chicos que no conocía. Edward insertó la tarjeta cuando llegamos a la
habitación. Dejó caer mi bolsa en el suelo sin mirar.

“Me gusta esta cama” sonrió

“A mí también” me reí suavemente.

Se inclinó hacia mí y me empezó a besar. Levanté las manos y comencé a tocar


su cabello. Entonces, escuché un clik en la puerta y la voz de Jamie se escuchó
emocionada en la habitación.

“¡Genial Edward! ¡Somos compañeros de habitación!”

Escuché un golpe en el suelo y vi que había soltado su maleta a los pies de


Edward-

Edward sonrió reluctante y le tiró la bolsa a Jamie “Adiós Jamie”

“¿¡Qué!?” la voz de Jamie me recordó a la de los niños que discuten con sus
padres paa conseguir caramelos. “¡Oh hola Bella! ¡No te había visto con Edward
encima de ti! ¿Qué pasa?”

Edward se bajó de la cama y comenzó a empujar a Jamie fuera de la habitación


“Eso es. Fuera”

“¿Pero dónde voy a dormir?” dijo.

“Pide una cuna en recepción o algo” Edward sugirió, abriendo la puerta.

“¿Qué pasa si no ofrecen cunas?”

“No te preocupes, estoy seguro de que tienen aquí”

Suprimí una risa. Eran graciosísimos. Era como si hubiera pedido el servicio de
entretenimiento. Decidí sentarme y echarme contra la pared para disfrutar del
show.

“¡Pero no me gustan las cunas!” contestó Jamie infantilmente.

“Bueno, siempre hay bañeras. Adiós Jamie” Edward cerró la puerta en la cara de
Jamie y aún pude escuchar sus protestas en el pasillo.

“Joder” Edward soltó cuando volvía a entrar. Se pasó la mano por su pelo,
frustrado, y murmuró “¿Qué necesita hacer un tío para tener un poco de paz y
tranquilidad por aquí?”
Me reí tontamente y le señalé el espacio vacío que había a mi lado. Se sentó y se
echó contra el cabezal de madera. Incliné mi cabeza hacia su hombro y jugué con
sus largos dedos.

“Jugaste realmente bien hoy” dije sacando conversación.

Sus labios se torcieron en una sonrisa torcida “¿Sí?”

“Sí” sonreí.

“Y… ¿Tendré mi recompensa por jugar bien?” preguntó sugerentemente,


doblando sus dedos sobre los míos.

“Por supuesto” incliné mi cabeza y posé mis labios contra los suyos. Se rió y me
respondió impacientemente. Pero como siempre, fuimos interrumpidos.

“¡Tío! ¡Tenéis una pedazo de vista!”

Emmett entro corriendo y prácticamente voló hacia la ventana. A pesar de


nuestros fruncidos hacia él, se sentó cómodamente en el sofá después de
comprobar nuestra vista. Edward gruñó.

“¿Qué pasa con toda la gente interrumpiendo en nuestra habitación?” preguntó,


lanzando los brazos al aire dramáticamente. “¿Cómo sabéis en qué habitación
estábamos? ¿Cómo habéis entrado?”

Emmett rió tímidamente “Bueno, lo escuché de Dylan, que lo escucho de Cody, el


cual lo escuchó de Jamie, al cual tú echaste. Algo estaba colgado en la puerta y
estaba abierta. Que conveniente ¿verdad?”

Edward se estaba impacientando “¿Y por qué estás aquí?”

“Oh sí, me olvidé mi propósito totalmente cuando vi la vista” sonrió otra vez
“Mamá y Papá quieren que cenemos con ellos. Por supuesto Bella debería venir
también”

“Yo me debería quedar aquí… suena como una comida familiar y no quiero ser
una intrusa” dije incómodamente.

Emmett se rió “¿Estás de coña? ¡Mis padres te adoran! Probablemente te


adoptarían si pudieran. De hecho te quieren más a ti de lo que probablemente me
quieren a mí” bromeó.

Edward se rió “Vamos Bella. Contra antes se vaya Emmett de aquí, mejor. No
queremos que se quede atado a nuestra habitación”

“Verdad. ¡Esta habitación mola! Al menos tenéis la vista a la ciudad. Nosotros


tenemos la vista de los viejos bañarse en la piscina.” Dijo mientras caminaba
hacia la puerta “No una vista muy atractiva”

Me reí y golpeé su hombro juguetonamente.


“¡Eres muy grosero, Emmett!”

Rosalie estaba esperando al final del pasillo, en frente de los ascensores.

“¿Qué hizo, Bella?” sonrió cuando nos vio venir.

“Estaba haciendo comentarios sobre la vista de la gente mayor en la piscina”


Contestó Edward sonrientemente.

La cara de Rosalie se retorció de disgusto “Tiene razón. Hace un rato, dos


parejas, de unos sesenta o cincuenta, besándose. Era asqueroso.

Me reí “¡Rosalie!”

“Ya sabes, me puedo imaginar a Edward haciendo eso en sus últimas” se burló
Emmett, dándole un codazo a su hermano.

La cara de Edward se volvió oscura y asesina. “Mejor corre, Emmett”

“Oh, mierda”

Capítulo cuarenta y uno: Enfrentamiento

Cuando abrí los ojos la siguiente mañana, Edward me estaba sonriéndome con
una hermosa y arrebatadora sonrisa, con su cabeza apoyada en su mano. La
simple vista de él hacía a mi corazón volar. Era como si estuviera mirando a un
Dios Griego, el cual también estaba devolviéndome la mirada. Se rió suavemente
mientras lo miraba como una imbécil. Un sonrojo cubrió mi rostro.

“Buenos días” dije finalmente, deseando que no se diera cuenta de mi agitada


voz.

“Buenos días” besó mi cabeza, aún sonriendo “¿Dormiste bien?”

“Muy bien. ¿Y tú?”

Se rió “Contigo en mis brazos ¿Cómo no podría?”

Suspiré relajadamente y escondí mi rostro en su pecho mientras él me acercaba


más a él con la ayuda de un solo brazo. Me hacía círculos en la espalda; era muy
calmante. Me encantaba el modo en que olía, el modo en que su aterciopelada
voz sonaba… me encantaba todo sobre él.

“¿Qué estás pensando?” susurró, presionando mi pelo con sus labios. Iba a
decirle la verdad, pero no quería que pensara que estaba obsesionada o algo. Así
que dije la primera cosa que se me vino a la cabeza.

“¿Es verdad que en este sitio hay buffet gratis para desayunar?”

Edward se rió. Ah, su risa musical y perfecta…


“Sí, Bella. ¿Debo pensar que tienes hambre?”

“Quizás” admití para mi vergüenza.

Se rió otra vez, divertido.

“Yo también tengo hambre. Vistámonos” Justo cuando iba a bajarse de la cama,
su teléfono móvil sonó. Respondió mientras yo le estudiaba el rostro; se volvió de
una clara sonrisa, en mi opinión, a un ceñido.

“Sí. Estaré allí mismo”

Cerró su móvil y empezó a ponerse una camiseta nueva, con su rostro alarmado.

“Edward… ¿Qué pasa?” pregunté.

“Emmett no me lo ha dicho, pero sonaba muy urgente. Era algo relacionado con
el comedor… mejor bajemos lo más rápido que podamos.”

“Claro. Déjame que me vista…” me vestí muy rápido y me dirigí a la puerta junto
con Edward. Cuando el ascensor se abrió, corrimos hacia donde estaba el buffet
y vimos a un montón de gente rodear la fuente de chocolate. Cuando nos
acercamos, nos dimos cuenta de que era Conner. Estaba en el suelo,
agarrándose el tobillo; estaba sangrando. Oh no… sangre.

“Edward está aquí” escuché a alguien decir. Aclararon el paso para que pudiera
pasar.

“Papá está consiguiendo algo para que deje de sangrar” dijo Emmett “Gracias a
dios que tenemos un doctor por aquí”

Edward suspiró en desaprobación cuando miró abajo hacia su compañero.


“Conner, por favor, dime que no te has sobrepasado a ti mismo. Te dije que te lo
tomaras con calma”

“Lo siento. Yo sólo no quería retrasar al equipo… sé que he perdido mucha


práctica por culpa de la pierna y hoy es realmente importante… lo siento…”

Entonces Carlisle se adentró en el círculo con el entrenador detrás de él. Examinó


su tobillo, y lo vendó después de suministrarle alguna medicina.

“Lo siento pero no vas a jugar hoy. Empeorará si lo haces” Carlisle tenía a dos
muchachos llevando a Conner a una mesa y lo dejó para ir a buscar algunos
calmantes. El entrenador se fue a una esquina para llamar a sus padres, dejando
a todos los demás con caras expectantes mirándose unos a los otros.

“Esto es malo” suspiró Cody “Milo y Ralph se fueron esta mañana temprano
porque tenían una emergencia familiar. Sus suegros murieron o algo así. Dalton,
Travis y Brandon no están siquiera aquí ya que estaban suspendidos. El brazo de
Dylan no está bien porque ese tío lo empujó ayer y cayó al suelo durante el
partido así que su herida se volvió a abrir. Y ahora Conner no puede jugar, esto
es malo.”
Tenía razón; ahora que miraba alrededor; habían perdido a cinco jugadores. Por
eso es porque habían sitios extra en el autobús, finalmente me di cuenta.

Los otros chicos fruncieron el ceño y empezaron a murmurar cosas los unos a los
otros. Edward respiró hondo antes de comenzar a hablar,

“Vale… pero aún tenemos cinco jugadores. La única manera de que esto marche
bien es si esos cinco juegan todo el partido.”

Jamie interrumpió “Cody no puede jugar tanto rato, ¿recuerdas? Tiene asma y se
le olvidó traer el inhalador”

Emmett gimió “Tío, esto cada vez va a mejor y mejor. ¡Hoy no tenemos nada de
suerte!”

“O…” Jasper habló por primera vez. “Podemos coger a alguien para que juegue
mientras Cody recupera aire”

“Sí” dijo Cody, molesto” ¿Pero quién?”

Todos se miraron los unos a los otros sin palabras. Y de repente, el rostro de
Jamie se iluminó con una brillante sonrisa después de mirarme “Ya sé- ¡Bella!”

Todos los chicos se giraron para mirarme, sorprendidos. Jamie continuó


hablando.

“Es decir, ella ha jugado innumerables de veces con nosotros. Conoce el juego, y
es buena. ¡No puedo creer que no lo pensara antes!”

Sonrisas lentamente se iban apoderando de los rostros. Edward parecía


pensativo, pero su rostro, también, estaba sonriente.

“Oh Dios mío Jamie… ¡Eres un genio! Te besaría, pero no eres una chica y
definitivamente ¡no eres mi tipo!” se rió Emmett, abrazándolo. Jamie sonrió
tímidamente al resto del equipo, el cual estaba chocándole los puños.

“Bueno Bella ¿Qué dices?” Me preguntó Edward, con los ojos emocionados de al
menos darme la oportunidad de elegir.

Me quedé petrificada y comencé a toser “¿Vais en serio chicos?”

“Claro. Cody y tú os turnaréis en cada cuarto…” dejó caer Edward.

“Y será una total sorpresa para los Wolves” Dylan añadió sonriente. Los otros
chicos estuvieron de acuerdo entusiasmadamente, todos los trazos de
preocupación abandonaron sus rostros.

“No sé… no he jugado un partido de verdad desde octavo grado” murmuré


deliberadamente.

Jasper puso sus manos en mis hombros “Bella… has estado en cada uno de los
partidos que hemos jugado”
“Y todos te hemos visto jugar. Contigo y con Edward en el equipo, ¡seremos
imparables!” Cody me animó.

“Pero…”

“Bella” Dylan me miró directamente a los ojos. “Tú eres nuestra última y única
esperanza de ganar este torneo. Tú eres la única lo suficiente buena como para
dar el papel en el equipo.”

“¡Sí Bella! ¡Creemos en ti!” Jamie dijo fielmente. Edward rodeó con su brazo mi
hombro,

“Chicos… chicos… no la forcéis a hacerlo. Dejadla que decida ella”

Era tan caballeroso. Estudié los rostros que me rodeaban; me había vuelto el
centro de atención. Sus inocentes y grandes ojos estaban llenos de mucha
esperanza… no podía fallarles a mis amigos. Me reservé los ojos de Edward para
el final; me dio una animadora sonrisa, aún dejándome a mí la decisión. Una
enorme parte de mí quería jugar. Amaba el baloncesto, y sabía que no tendría
otra oportunidad como esta. Pero no quería decepcionarlos al no jugar como ellos
esperaban. Me dije a mí misma que lo tenía que intentar; por mis amigos. Por
Edward.

“Vale… contad conmigo en el equipo” sonreí tímidamente.

Tener a siete jugadores de baloncesto musculosos abrazándote al mismo tiempo


podía ser realmente sofocante. Emmett estaba prácticamente aplastándome con
su fuerte agarre.

“¿Cuál es el plan?” el entrenador dijo, confuso ante la imagen que tenía enfrente
de él. Los chicos me dejaron ir para poder anunciar las noticias.

“¡Entrenador! ¡Entrenador! ¡Tuvimos una brillante idea! ¡Adivine quién ocupará


el lugar de Conner!”

“No tengo tiempo para juego, Señor Peterson” dijo, irritado.

“¡Bella!” Emmett, Cody y Dylan dijeron los tres orgullosos, al unísono.

De repente las enormes sonrisas desaparecieron al ver que la cara del


entrenador Reynols aun estaba sin ninguna expresión. Me mordí el labio;
estábamos muy convencidos de que iba a estar de acuerdo con ello. ¿Confiaba en
mí lo suficiente como para dejarme jugar un partido de final para el torneo? Al
final, el entrenador habló con su voz profunda.

“Dele la camiseta más pequeña que encuentre, Cullen”

“¡Sí señor!” dijo burlonamente Edward

Los chicos me animaron y abrazaron otra vez. Edward sonrió y plantó un suave
beso en mi mejilla. Era muy halagador ver que todos creían en mí y lo felices que
se veían al saber que iba a jugar con ellos.
“Ahora sí que vamos a patear traseros” Dylan se rió confidentemente antes de
que nos fuéramos de nuestras mesas.

“Demonios, sí” se rió Emmett.

Después del caos que causamos en el restaurante, Edward me llevó hasta el


autobús y puso el pesado equipaje en el maletero donde estaban las demás
maletas. Dijo que siempre llevaban jerséis extras con ellos en caso de que
alguien la estropeé o algo. Me tendió una con el número quince, con una sonrisa
arrepentida.

“Esta es la más pequeña que tenemos”

Era ridículamente enorme en mí. Cuando me la probé en el cuarto de baño, mi


sujetador era visible desde los lados y mis brazos estaban completamente
sueltos.

“¿Bella?” la melodiosa voz de Rosalie cantó cuando la escuché entrar en nuestra


habitación. Pegó en la puerta del baño. “Te he traído una camiseta interior. ¿La
necesitas?”

Abrí la puerta con apreciación “¡Rosalie! ¡Muchísimas gracias!”

Se rió “Eso pensé. Mejor date prisa; ya se están preparando para salir. Edward
tenía que estar pendiente de todo así que me llamó. Alice nos está esperando en
la entrada” me explicó mientras me ponía la negra y apretada camiseta sin
mangas y el jersey por encima de ella. Rápidamente me recogí el pelo en una
cola de caballo.

“¿Dónde están mis cosas?” pregunté cuando vi la habitación vacía.

“Edward las cogió. ¡Vamos!” agarró y mano y salimos disparadas hacia fuera de
la habitación.

Corrimos hacia la entrada para encontrarnos con que la mayoría de los


estudiantes estaban ya en el parking. Parecía como que teníamos que correr hoy
mucho.

“Genial Bella” Alice omitió una risa cuando caminamos hacia ella “Muy a lo
Bulldog”

“No soy buena con eso de la moda e incluso yo sé que estoy muy graciosa”
Ambas sonrieron y nos dirigimos hacia el autobús.

“¡Tía! ¡Aun no me creo que vayas a jugar con ellos!” exclamó Alice “¡Mola!”

Los chicos y las animadoras estaban cargando sus cosas en el autobús; el


conductor les dijo que dejaran los equipajes fuera, ya que sería más conveniente
moverlos cuando estén intentando guardarlos debajo de sus asientos. Los chicos
estallaron en risas cuando me vieron,
“¡Genial!”

“Bienvenida al equipo, ¡compañera!” me guiñó Dylan.

Me ruboricé y miré abajo, a mis pies, ignorando las miradas de las animadoras.
Entonces sentí como los brazos de Edward envolvían mi cintura desde atrás.

“Me gusta” me halagó, en verdad sonando sincero.

“Te quiero por intentar que me sienta mejor, pero no tienes porqué mentir” le
sonreí.

Sonrió “Es en serio. Creo que te ves… sexy con eso” murmuró seductoramente en
mi oído.

Me reí “¿Sexy?” tenía muchos adjetivos para describir como me quedaba este
jersey y Sexy no era uno de ellos. Asintió con la cabeza y sonrió maliciosamente,

“Muy sexy” dijo “Y gracias por hacer esto. Significa mucho para ellos. Para mí”

Antes de que pudiera decir de nadas, una brisa me hizo tener un escalofrío. No
era muy inteligente por mi parte llevar una camiseta sin mangas en medio
Noviembre, aunque no tenía otra opción. No estaba hecha como los chicos del
equipo. Edward lo captó y me frotó el brazo con su mano.

“Estás helada…” murmuró. Corrió hacia el autobús y volvió con una chaqueta de
cuero azul que siempre llevaba a todos los partidos.

“Aquí…” puso su chaqueta por encima de mí mientras encogía mis brazos dentro
de las demasiado largas mangas. Su preocupación y atención me hacía
preguntarme que había hecho para merecer a alguien tan atento y maravilloso
como él. Siempre me ponía a mí por delante de él. Siempre cuidándome…
Levanté la mirada hacia él con sinceridad y gratitud.

“Gracias” recé para que mi voz no se quebrara en medio de las sílabas. Mis ojos
se estaban volviendo llorosos, pero probablemente él pensara que se debía al
viento.

Sonrió y tocó mi mejilla “Me gusta que tengas mi nombre en ti. Es más fácil
reclamarte así como mía…”

Me confundió un poco al principio. Pero recordé que la chaqueta tenía su número


y su apellido en ella alrededor de la imagen de la mascota. Una amplia sonrisa
apareció en mis labios cuando me di cuenta de que tenía Cullen escrito en mi
espalda.

“¿Qué es lo que tarda tanto?” Rosalie estaba moviéndose de un lado a otro,


impaciente.

“Tienen problemas al meter las maletas debajo de los asientos. Aparentemente,


algunas de las animadoras compraron algunos suvenires en la entrada antes de
que nos fuéramos esta mañana. Como si sus maletas no fueran grandes y
enormes de primera hora…” Edward rodó los ojos enviando miradas irritadas en
dirección Lauren.

Lauren no se dio cuenta ya que estaba en una conversación muy profunda con
Crystal, la cual había tomado el puesto de Jessica de ser su fiel esclava. Jessica,
por otra parte, estaba tan alejada de Lauren como podía. Me sonrió débilmente
cuando me pilló mirándola y le devolví la sonrisa.

Alice tragó saliva “Umm… culpable”

Edward suspiró “Debí habérmelo esperado”

Durante todo el trayecto allí, me senté silenciosamente y me eché contra el


pecho de Edward. Estaba demasiado nerviosa para hablar. Edward debió adivinar
cómo me sentía; me hacía círculos en la espalda a modo de calmarme y sostuvo
mi mano en la suya. Aprecié el confort.

Cuando llegamos, había muchísimos reporteros esperando a la entrada del


gimnasio, hablando rápidamente por el micrófono. Edward rodeó con su brazo
mis hombros e intentó que se me viera lo menos posible mientras los
pasábamos; el resto del equipo nos rodeaba, siendo nosotros dos el centro. Ya
que estaba llevando el mismo jersey y pantalones, y los otros eran casi 10
centímetros más altos que yo, no se percataron de mi presencia. Eso estaba
genial; me entró un escalofrío nada más pensar qué podrían decir los reporteros
si se enteraran que una chica va a jugar con la ECA este año.

El vestuario de chicos… genial, pensé para mí misma sarcásticamente, cuando


me di cuenta de adónde nos dirigíamos. Nos saludaron no otros que los Wolves
en la puerta antes de entrar, lo que me hizo fruncir el ceño. Reconocí al capitán
ligón, Jacob, de la última vez. Había al menos siete de ellos, allí de pie con los
brazos cruzados. Edward me dejó ir y se adelantó para enfrentarlo.

“¿Ya estáis perdiendo?” dijo burlonamente.

Jacob gruñó. “Lo que quisieras… He oído sobre tus jugadores, debe de ser
horrible, como vuestro equipo” soltó “Déjame ver… tres de ellos suspendidos,
dos de ellos se han ido, y otros dos heridos. Estaba esperando más de vosotros
chicos… será una victoria fácil” silbó. Entonces su ceja se arqueó cuando se dio
cuenta de mi presencia al final; empezó a reírse.

“¡Oh Dios mío! Por favor díganme que no es lo que estoy viendo. ¿Tenéis a una
chica sustituyendo a los chicos de vuestro equipo? ¿No hay otros jugadores de
baloncesto en ese colegio tan rico, pijo e internado al que vais?”

Sus compañeros empezaron a reírse histéricamente. Groseros, inmaduros,


predispuestos bebés.

“¿Qué pasa con las chicas?” pregunté mientras me fui acercando al lado de
Edward y lo miré a los ojos. Jacob sonrió, realmente pareciendo sincero,
“No te lo tomes a mal, cariño. Sólo digo… que chicas guapas como tú no deberían
involucrarse en temas serios como este. No sé si mi corazón podrá soportar si
uno de mis compañeros accidentalmente te golpea y daña tu hermoso y pequeño
rostro” alcanzó mi mejilla y la acarició. Rápidamente lo aparté.

Edward gruñó “Tócala una vez más y me aseguraré de que seas tú el que se dañe
la cara”

“Muy sobre-protector, ¿no? ¿Debo tomarlo como que estáis juntos? Qué monos”
se burló “Ya sabes Bella. Siempre pensé que lo harías mejor. Quizás con alguien
como yo” me guiñó, sonriendo.

Edward dio un paso hacia delante, con los puños apretados y listo para darle un
puñetazo a Jacob en la cara; lo rodeé con mis brazos mientras Emmett lo retenía
por la espalda.

“No merece la pena” Dijo Jasper calmadamente “Déjalo ir, Edward”

Entonces escuchamos a alguien aclararse la garganta detrás de nosotros.

“Chicos, vosotros no tenéis nada que hacer aquí.” El entrenador Reynolds dijo,
con su voz llena de autoridad. Jacob no apartó la mirada de Edward, tampoco
borró esa sonrisa de sorna de su cara.

“Oh, ya habíamos acabado, entrenador. Solamente os estábamos deseando


suerte, porque la vais a necesitar. A todo esto, Cullen, creo que deberías saberlo.
Tenemos nueve jugadores en el equipo. Nueve buenos jugadores” enfatizó “Fui
estúpido al estar deseando este partido. Ya huelo la victoria en el aire” se rió.

“Fuera de aquí” el entrenador dijo furiosamente.

“Encantado. Nos vemos en la cancha” Jacob sonrió y me guiñó. “Y


definitivamente estaré viendo más de vosotros” entonces se dieron la vuelta y se
fueron, riéndose.

“Todos vosotros. A los vestuarios… ¡AHORA!” gritó el entrenador. Seguimos sus


instrucciones obedientemente y cogí un asiento en el banco cuando entramos.
Estaba entre Edward y Dylan el cual estaba moviéndose nerviosamente con sus
compañeros.

“Quiero que sepáis que estoy muy orgulloso de vosotros al jugar las finales. Sé
que todos vosotros tenéis deseos de ganar – y yo también. Pero quiero que
recordéis que ganemos o perdamos, sois los ganadores. No son los resultados de
un panel los que dicen lo que sois, es lo que va dentro de vosotros…”

Era interesante ver lo atentos que estaban los chicos a sus palabras. Nunca
prestaban esa atención en clase.

“Entrenador, ¿Y qué pasa conmigo? ¿Y Conner?” preguntó Dylan.


“Vosotros dos os podéis sentar en el banquillo, sed parte del equipo, y parecer
guapos como las jovencitas deberían…” bromeó. Nos reímos; me gustaba como
el entrenador Reynolds no metía presión al equipo sino que les animaba.

“Una gran forma de expresarlo, entrenador” Dylan murmuró infeliz.

El entrenador continuó en un tono más ligero “Ahora… salid de aquí, jugad un


buen partido, y patead a esos Wolves. ¡No hemos venido aquí para perder contra
ellos!”

“¡Sí!” los chicos alzaron los puños y gritaron. Todos salieron de los vestuarios en
una fila de a uno, ansiosos y emocionados.

“Bella” me paró antes de que fuera a salir.

“¿Sí entrenador?”

“No dejes que los oponentes te intimiden. El baloncesto no va definido al sexo,


sino por el amor hacia él. Los chicos creen en ti, así que yo también…”

“¿Entrenador? Realmente aprecio que me deje jugar. Pero no lo entiendo


realmente…”

“Te vi jugando una vez con Edward por la noche antes de dejar el campus. Y
había escuchado muchos halagos de ti de tu profesor de gimnasia; estaba muy
impresionado. Sólo hazlo lo mejor que puedas” sonrió.

“Gracias” corrí y me encontré a mi equipo esperándome en el pasillo.

“¡Aww! ¿Me habéis esperado?” dije, conmocionada, con la mano en el corazón


burlonamente.

Ellos sonrieron “Por supuesto. No vamos a dejar que salieras sola. Además,
Edward nos dijo que lo hiciéramos”

Me reí mientras Edward apartaba la mirada, avergonzado. Corrimos hacia la


cancha y escuchamos una tronada de aplausos y ensordecedores ánimos. Alcé la
mirada hasta la multitud y sentí mi corazón latir más fuerte a cada segundo;
nunca había jugado enfrente de toda esta cantidad de gente.

“¡ECA! ¡ECA! ¡ECA! ¡ECA!” el canto empezó inmediatamente. El equipo


contrario vio lo que estaban haciendo y empezaron a gritar ‘¡Horizon Wolves!
¡Horizon Wolves!’

Los Wolves intimidaban con esos tamaños enormes y esas fieras expresiones.
Hicieron mucho ruido con los pies cuando salieron al campo, sus ojos lanzaban
miradas oscuras en nuestra dirección. Ambos equipos nos colocamos en dos
círculos. Los ánimos no cesaron, así que fue difícil escuchar lo que el entrenador
nos decía.

“Vale… Cody, tu jugarás el primer cuarto. Bella te sustituirá en el segundo, y así


sucesivamente. Bien, para todos vosotros; quiero ver rapidez. Id detrás del
balón, mantened los ojos en la canasta. Y no, repito, no os metáis en una pelea
con el otro equipo. Ahora, Bulldogs a la de tres…”

Extendimos los brazos “¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Bulldogs!”

Intenté escuchar lo que el comentarista estaba diciendo por el micrófono. Podía


oír varios murmullos confusos por toda la estancia, mirándome con pura
curiosidad. Entonces, finalmente, la espantosa espera terminó. El pito sonó en
toda la cancha y me senté en el banquillo al lado de Conner, el cual me levantó
los dedos pulgares. El segundo pitido se escuchó, y el partido comenzó.

Edward y Jacob saltaron a por la pelota. Edward fue un segundo más rápido que
Jacob, así que nuestro equipo tuvo la ventaja de poder encanastar los primeros.
Si pensaba que los partidos que jugaron ayer eran difíciles, tío, estaba
equivocada. Este partido era increíblemente nervioso e intenso. Casi se podía ver
la tensión entre los dos equipos. Todos eran muy rápidos; en un minuto estaban
ahí, al otro minuto estaban en la otra parte contraria.

Edward era como un guepardo cuando corría, viajando de atrás a adelante en el


campo, llevando el balón con una mano. Su cara se endureció desde que el
partido empezó, y tenía la mirada en su rostro de “nada puede pararme”. Edward
encanastó una de tres puntos desde el córner, observé con emoción como el
balón entraba dentro del aro limpiamente, sin tocar los bordes.

Los Wolves eran buenos también. Se mantenían con nosotros, sólo un par de
puntos por debajo. Parecía que Jacob les había dicho a sus compañeros que sería
el único cubriendo a Edward. Fijaron sus miradas en los demás beligerantemente
mientras Jacob jugaba de defensa. El otro equipo hacía también muy buenos
tiros; habían mejorado desde la última vez que habíamos jugado con ellos. Alice
estaba en lo cierto al estar nerviosa.

El primer cuarto, terminó; los Bulldogs estaban liderando por siete puntos. Los
chicos se bebieron de un trago botellas de agua y se secaron el sudor con las
toallas del banquillo. Observaba silenciosamente como el reloj hacía tic-tac;
estaba llena de un sudor frío.

“¿Bella? ¿Estás bien? Estás pálida” Edward me dijo, con la voz llena de
preocupación.

“Sí… sólo estoy histérica. Dame un segundo” Respiré. Emmett me golpeó en la


espalda.

“Escuché que golpeando normalmente hace recuperar a la gente de un estado de


shock…” dijo sabiamente.

“No le vas a golpear, Emmett” Edward soltó impacientemente.

“Estoy bien. De verdad.” Intenté forzar una sonrisa. Jasper me miró


empáticamente.
“Está bien. Yo estaba igual en mi primer partido. Todo mejora cuando sueltas los
pies en la cancha, créeme.”

Ya era la hora de continuar con el partido. Dylan y Conner me desearon suerte y


me levanté tímidamente con los dedos cruzados. Murmullos se escucharon desde
la multitud cuando ocupé el lugar de Cody; inspiré profundamente y recé en no
humillar a mi equipo.

Esta vez, el otro equipo obtuvo el balón primero. Fui horrorosa en los dos
primeros minutos del partido; la multitud y el otro equipo me intimidaban y
estaba absolutamente horrorizada y sin ideas de lo que hacer. Mi mente se quedó
en blanco. Este tipo del otro equipo me lanzó una sonrisa de burla mientras los
bloqueaba. Las palabras de Jacob de repente me volvieron agresiva- Chicas
guapas como tú no deberían involucrarse en asuntos serios como este. Iba a
demostrar que estaba equivocado. Le enseñaría lo absurdo que era al discriminar
la habilidad de alguien en baloncesto solo por su sexo.

Corrí hacia el balón y pillé a la persona que dribleaba por sorpresa. Había tenido
el ojo puesto en Emmett, ya que era el jugador más corpulento del equipo, así
que esperaba que él fuera quien lo cubriera. Le cogí el balón y lo lancé a Edward.
Dos chicos del equipo contrario rápidamente se fueron hacia él, pero Edward
siempre estaba un paso adelantado. Él me volvió a lanzar el balón, cuando
estaba un poco más atrás de la línea de tres puntos. Jamie y Jasper estaban bien
resguardados en ese momento; Emmett estaba intentando abrirse, pero uno de
los Wolves estaba enfrente de él, rehusándolo a ello. Así que lancé la bola… ¡y
encanasté!

Estoy segura que tomé a mucha gente por sorpresa ya que había escuchado
algunas exclamaciones de la multitud. Incluso yo me había pillado por sorpresa.
Los Wolves gruñeron incrédulos.

“Lo siento Jacob. Estar sentada en el banquillo no es realmente mi trabajo.”


Sonreí. Edward guiñó en mi dirección mientras Jacob gruñó.

“Parece que te he subestimado”

Le sonreí y volví alegremente a mi posición para que el partido continuara. Pasé


el balón a Jamie esta vez, pero Jacob saltó y agarró el balón antes de que Jamie
pudiera. Corrió hacia la otra parte del campo para poder tirar. Chasqueó la
lengua y sonrió en mi dirección lo que me hizo sentir incómoda; finalmente se
alejó.

Ahora íbamos dos puntosa por debajo; pero eso sólo duró durante cinco
segundos. Hice otro tiro desde el córner y Edward terminó el medio partido con
uno de sus infames tiros circulares. Era bueno ir por delante; nos daba más
confianza. Tuvimos diez minutos de descanso por ser la mitad del partido; corrí
hacia el banquillo y me bebí media botella de golpe. ¿Quién sabía que el
baloncesto podría ser tan cansino?
“Eso fue genial, Bella…” Edward me dijo dulcemente, moviéndome la cola de
caballo.

Me reí y se lo agradecí.

“¡Tío! ¡Estuviste completamente genial ahí! ¿Viste la cara del tipo ese cuando le
arrebataste el balón? ¡Fue súper gracioso!” Dylan exclamó, con los ojos llenos de
emoción.

“Tío, van a perder” Conner se rió maliciosamente. Cody chocó su puño con el
mío.

“Hacemos buen equipo tu y yo”

Sonreí. Descansamos en el banquillo por unos minutos. Edward estaba


pensativo; parecía que estuviera calculando algo, pero no pregunté. El
entrenador nos llamó antes de que la segunda mitad empezara.

“Vale… todos lo estáis haciendo genial. Manteneos así, y la victoria es nuestra…”

“A Por todas a la de tres” sonrió Edward. Todos sonreímos y gritamos.

“¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡A por todas!”

Emmett lanzó sus increíbles músculos al aire y cogió la pelota, interrumpiendo un


pase de Jacob hacia uno de sus compañeros. Se lo lanzó a Edward, el cual hizo un
espectacular salto desde el lado para tirar.

“¿Cómo ha sido? Jugar el partido, quiero decir” Dylan me preguntó.

“Fue muy divertido. Mucha presión al principio, pero pareció que todo
desapareció cuando toqué el balón.” Me encogí de hombros. “Lamento que no
puedas jugar, Dylan. Debe ser muy duro para ti estar sentado aquí el último
partido.”

Sonrió. “Está bien. Ya tuve mi tiempo ayer. Me siento muy emocionado solo
viéndolo…”

En medio del tercer cuarto, el entrenador me mandó a sustituir a Cody ya que


parecía sin aire y sus mejillas estaban en un color rosado poco natural. Cody me
miró de forma arrepentida antes de sentarse en el banquillo; le sonreí y asentí
con entendimiento. El otro equipo gruñó cuando me vio entrar al campo. Algunos
de ellos se rieron y sacudieron la cabeza. Aquellas eran las personas a las que yo
necesitaba darles su merecido; aquellos que pensaban que las chicas deberían
estar llevando minifaldas y moviendo sus pompones para animarlos.

El partido continuó. Edward me pasó a mí el balón pero cuando iba a correr hacia
el aro Jacob sonrió y movió sus brazos para bloquearme.

“Veamos lo que tienes, hermosa” dijo, con su voz burlona.


Miré a alguien nerviosamente a quien pudiera pasar el balón, pero ninguno de
ellos estaba abierto. Sería una tontería saltar; Jacob me podría parar con una
sola mano sin ningún esfuerzo. Sólo había una elección para situaciones como
esta – el tiro circular.

¿Qué pasa si lo pierdo? La verdad era que no había utilizado el tiro circular por no
sé cuánto tiempo. Solo era necesario cuando se jugaba con jugadores más altos
que tú como Edward, pero Edward había estado practicando muchísimo y yo sólo
los cuarenta minutos en el gimnasio todos los días, con Ryan y todos los demás
compañeros. Pero no lo necesitaba cuando estaba jugando con ellos; no eran
mucho más altos que yo.

No es que tuviera otra elección. Quitando la de saltar e intentar lanzar el balón sin
que Jacob lo cogiera. Contorsioné mi cuerpo, doblé mi cintura y lancé el balón por
debajo de sus brazos; fue bueno que no estuviera muy alejada de la canasta.
Observé, mis nudillos estaban cerrados fuertemente mientras el balón salía
disparado en una forma poco familiar. Voló hacia el lado izquierdo primero, y
pensé que lo iba a perder como la vez esa en la lección privada con Edward. Pero
para mi sorpresa, y la de todo el mundo, golpeó en la canasta y entró dentro del
aro justo a tiempo para que terminara el tercer cuarto.

“¿Acaba de…?” escuché a uno de los Wolves murmurar.

Al principio hubo murmullos en la audiencia. Pero eso fue sólo por un corto
periodo de tiempo hasta que se escucharon los altos y animados gritos de
nuestra escuela. Me encantaba esta sensación. La sensación que siente cuando
consigues algo que tu pensabas que no irías a conseguir. Y sentir a la multitud
gritar… era increíble.

“Sabes cómo hacer el tiro circular.” Dijo Jacob calmadamente, todos los trazos de
humor se esfumaron.

Me encogí de hombros.

“Eso fue suerte, Bella, eso fue suerte…” murmuró.

Edward me alcanzó y me chocó los cinco, riendo.

“¡Buen tiro, compañera!”

“Aprendí del mejor” le di una pista. Se rió después de desordenar mi pelo y


llevarme al banquillo para tomar un trago de agua.

“¡Tío! ¡Eso fue genial! ¡Pensé que Edward era el único en hacer el tiro circular en
nuestra escuela!” Conner dijo cuando salimos del campo para descansar un
minuto. “¿Visteis al balón? ¡Estaba loco!”

“Estás emocionado hoy, eh Conner” Dylan se rió “Y normalmente lo es Jamie”

El minuto de descanso fue demasiado corto. Después de beber tres tragos de


agua, el cuarto final del partido comenzó. Me puse muy nerviosa; esto era. Me
dije a mí misma que tenía que hacerlo lo mejor que pudiera sin importar lo que
sea; han llegado muy lejos, y no los iba a decepcionar. Pensé en los padres, los
estudiantes en las gradas, animando. Mis compañeros, Edward…

Hizo muchísimos tiros desde el córner- uno de los más difíciles en mi opinión- y
recibió una gran reacción de la multitud. Era impresionante como parecía tener
todos los ángulos bien y el balón salía disparado hacia el aro, y entraba sin
siquiera tocarlo. Jamie se veía cansado comparado con los otros; pero siguió
lleno de determinación en sus ojos azules.

Jasper me pasó el balón y lo llevé hasta la otra parte del campo después de
deslizarme entre esos guardias del Horizon. Lo pasé a Jamie, el cual estaba al
lado del aro, y marcó con un simple salto. Me dije a mí misma que tenía que
ignorar el reloj; no tenía tiempo para distracciones y miedos. Jacob estaba
gritando a sus compañeros por no haberlo cubierto; la atmósfera para lo Wolves
era terrible.

Los Wolves seguían igual para mi preocupación. Observé nerviosamente los


resultados de ambos equipos subir. Edward y Jasper tiraron varios excelentes
tiros de tres puntos que nos hizo ponernos en cabeza, pero cuando pensamos
que estábamos a salvo, los Wolves me sorprendieron con otro espectacular tiro
de ellos.

Intentaba alejarme del tipo que supuestamente tenía que cubrirme. Era más de
10 centímetros más alto que yo, así que dejé los saltos. Jaspe estaba buscando a
alguien que estuviera abierto para pasarle el balón ya que estaba demasiado
lejos de la canasta. Miré a la figura del enorme tipo que tenía enfrente de mí y
una idea me vino a la cabeza mientras movía los brazos en el aire. Señalé a la
apertura de sus piernas; Jasper sonrió y lo lanzó por debajo del tipo para que yo
pudiera cogerlo.

“¡Sí!” grité y me dirigí hacia el aro. Hice un tiro desde un lado y escuché gritos de
la audiencia y mis compañeros.

Unos segundos después estaba intentando parar el balón cuando fue pasado de
Jacob a uno de sus compañeros. Me lancé a por el balón sin cuidado alguno,
pensando en que sería lo suficientemente rápida, y colisioné con un enorme tipo
del otro equipo que también estaba yendo a por el balón desde la dirección
contraria. Nuestras cabezas chocaron la una contra la otra con un fuerte Bang y
ambos caímos al suelo, con él encima de mí. Él prácticamente aterrizó sobre mi
pierna izquierda. Sentí un dolor intenso en la rodilla cuando intentó levantarse.

“¡Falta!” el árbitro gritó después de pitar. El entrenador miró ansiosamente en mi


dirección mientras Edward corría rápidamente hacia mi lado.

“¿Bella? ¿Estás bien?” sus ojos eran frenéticos cuando se arrodilló para
examinarme la rodilla. No se atrevió a tocármela, pero parecía que quería.

“Estoy bien” hice una mueca cuando intenté levantarme. No tuve éxito, al final,
terminé en el suelo- qué vergonzoso.
“No te muevas…” me instruyó.

Entonces dos tipos del centro médico me ayudaron y me llevaron a la oficina. Era
una luminosa habitación con una pequeña cama en el centro; había posters
colgados en las cuatro paredes. Buscaron si había alguna herida en la cabeza y
luego examinaron mi rodilla. Al final, la enfermera vendó mi cabeza ya que decía
que tenía un pequeño corte y me dio algo para mi pierna casi pierna rota. Me
preguntó cómo me sentía; le dije que estaba perfectamente bien y que
realmente tenía ganas de ver lo que quedaba de partido muy rápidamente, casi
grosera. Dudó al principio; pero después de leer mi rostro, me escoltó hasta el
banquillo con un suspiro.

Conner y Dylan me preguntaron si estaba bien; les dije que no era para tanto.
Sólo parecía peor por las vendas. Vi a Edward echarme algunas miradas desde el
rabillo de sus ojos.

Los chicos estaban haciendo un gran trabajo. Quizás estaba imaginándomelo,


pero Edward pareció más motivado y agresivo cuando continuó con el partido. Y
de alguna manera… ¿frustrado?

Se deshacía de todos los que le bloqueaban tan rápida y fieramente que hizo el
partido mucho más intenso de lo que ya era. El entrenador de los Wolves estaba
gritando furioso a su equipo por dejar a Edward encanastar tanto. Su equipo
parecía irritado. No los culpaba; yo no estaba siquiera en su equipo y estaba
empezando a sacarme de quicio.. Los Wolves estaban ahora por detrás con unos
buenos 13 puntos. Con menos de un minuto de partido que quedaba, Los Wolves
se estaban poniendo más nerviosos y ansiosos cuando el reloj avanzaba.

“Lo siento Jacob. Parece que aún vamos a ganar este año…”

El balón salió volando impresionantemente hacia dentro del aro cuando el último
pitido sonó. Había terminado.

Capítulo cuarenta y dos: Dulce victoria

El balón aterrizó en el aro y la multitud se volvió loca.

Las animadoras saltaban arriba y debajo de felicidad; las gradas estaban de pie,
abrazándose los unos a los otros mientras gritaban animadamente por nuestra
victoria. Algunos de los estudiantes levantaron las manos y chiflaron. Sus altos y
locos gritos de ánimos se escuchaban en medio de toda la locura mientras en la
parte contraria del gimnasio, Jacob y sus compañeros de equipo se hundían
débilmente en el suelo de rodillas, con los ojos muy abiertos cuando aceptaron su
derrota. Miraba a Edward, no con odio… sino con envidia. Su entrenador lanzaba
los brazos al aire dramáticamente mientras sacudía la cabeza con furia.

“No puedo creerlo… ¡otra derrota!” gritaba mientras daba zapatazos en el suelo.
Las animadoras y los jugadores de baloncesto corrían para encontrarse con su
capitán prodigio el cual, para su sorpresa y confusión, estaba alejándose hacia la
dirección contraria. Dylan corrió para unirse a sus compañeros mientras Conner
cojeando seguía detrás, pero todos pararon a mitad de camino cuando vieron que
Edward se acercaba al banco más cercano y vacío en vez de celebrar con sus
compañeros la maravillosa victoria.

“¿Capitán?” Llamó Dylan, rascándose la cabeza. “¿A dónde vas?” Preguntó


cuando Edward pasó por su lado.

Edward pareció no oírle. Jamie, junto con el resto del equipo y las animadoras, se
encogieron de hombros y siguieron a Edward con brillantes sonrisas plasmadas
en sus rostros. Ninguno de ellos parecía saber hacia dónde los estaba dirigiendo
Edward, pero tampoco parecía importarles. Sólo lo comprendieron cuando lo
vieron acercarse a mí y detenerse a un metro de distancia. Jamie pareció
desconcertado, y estuvo a punto de acercarse otro paso hacia Edward para
preguntarle a Edward qué estaba haciendo cuando Emmett lo retuvo
extendiendo su enorme brazo. Le susurró algo al oído, y vi a Jamie asentir con
aprehensión.

La mirada de Edward era indescifrable. Le sonreí, pero él no me sonrió de vuelta.


Entonces me di cuenta de que él no había sonreído ni una sola vez desde que
ganaron el juego. Dio otro paso hacia mí, y antes de que pudiera decir nada, me
estrechó entre sus brazos.

“Bella, lo siento tanto.”

Fruncí el ceño, “¿Por qué te estás disculpando, Edward?”

Me soltó, y desvió la vista de mi frente fruncida hacia mi pierna con una mirada
apesadumbrada. Se puso en cuclillas y me acarició la mejilla.

“No debería haber permitido esto. ¿Qué estaba pensando al dejarte jugar contra
estos tipos que te doblan en tamaño? Lo siento tanto…, se supone que debía
protegerte, y sin embargo.... Mírate. Estás toda vendada, estás herida…,” su voz
estaba llena de remordimiento. Mi corazón se encogió por la culpa que cubría su
precioso rostro.

“Edward,” murmuré, apartando su mano de mi mejilla para tomarla firmemente


entre las mías. “Detente. Estás siendo absurdo…,” susurré. “Yo quise jugar
Edward. Quería hacerlo. Y no me arrepiento de haberlo hecho, ni un poquito.
Estas lesiones no significan nada,” me encogí de hombros con una sonrisa. “Por
favor, no te tortures innecesariamente. No es tu culpa; no es la culpa de nadie.”

“Lo sé,” suspiró. “Es que quisiera…, hubiera querido estar ahí contigo para
prevenirte antes de que pasara esto. Me sentí impotente al verte en el suelo
encogiéndote de dolor y sabiendo que no había nada que yo pudiera hacer. Odié
verte lastimada. No me importa cuán tonta sea la herida…, detesto esto” dijo
gravemente con los labios apretados.

“Estoy perfectamente,” susurré. “No te preocupes.”

Me llevé su mano a los labios y la besé. Él me sonrió de vuelta. “¿Sabes lo


increíble que eres, Isabella Marie Swan?” Y ahí estaba otra vez su deslumbrante
sonrisa torcida, mi favorita.

Sonreí con picardía. “Por supuesto que lo sé. ¿Por qué más podría ser que me
ames?” Bromeé, tratando de levantar su ánimo decaído. Edward rió
sinceramente, transformando completamente su expresión seria y preocupada.
“¿Sería inapropiado si te beso ahora mismo?”

“Bésame,” susurré.

Se rió entre dientes y presionó sus labios sobre los míos. No hay nada en el
mundo que pueda compararse con estos delicados, pero espectaculares besos.
Tomó mi rostro entre sus manos con suavidad, teniendo cuidado de no tocar las
abultadas vendas de mi pierna con su cuerpo y entrelazando mis dedos con los
suyos.

“Te amo,” suspiró cuando nos separamos, descansando su frente sobre la mía.
Su rostro estaba todavía un poco agitado por el juego y sus mejillas estaban
teñidas de un ligero tinte rosado; se veía adorable.

“Yo te amo más,” dije, en un tono aún más bajo que el suyo. Sonrió de vuelta y
afianzó su agarre sobre mis dedos.

Habíamos olvidado a la audiencia que estaba observándonos, hasta el momento


en que escuchamos un montón de “aww” que venían desde detrás de Edward. Él
miró por encima de su hombro y los dos vimos las sonrisas de nuestros
compañeros de equipo, de pie a unos pocos metros de nosotros. Las animadoras
parecían envidiosas, pero ninguna de ellas destilaba maldad. Excepto Lauren,
por supuesto. Me di cuenta de que incluso otros estudiantes y sus padres nos
miraban absortos desde sus asientos. Capté el rostro de Alice en todo el gentío,
levantando sus pulgares. Reí entre dientes.

Edward se puso de pie y sonrió a todos ellos, “Un día de estos vamos a cobrarles
entrada, ¿saben?”

Nuestros compañeros soltaron una carcajada y comenzaron a acercarse. Se las


arreglaron para darse un abrazo grupal y dejarme a mí en el centro. Se sentía
genial formar parte de este círculo.

Emmett desordenó mi cabello. “Lo hiciste genial, Bella. Si necesitas que le patee
el trasero a ese tipo, solo tienes que pedírmelo.”
“Umm…. No, gracias. Creo que pasaré…,” tragué saliva.

Él se rió en voz alta como si yo hubiera hecho un comentario divertidísimo.

“¡Hey! ¡Aún no hicimos la danza de la victoria!” Exclamó Jamie de pronto.

“¿Qué danza de la victoria?” Preguntó Edward incrédulo.

Dylan se rió entre dientes y le dio a Jasper y Emmett una mirada significativa. “La
danza de la victoria.”

A continuación todo sucedió tan rápido que no supe cómo pasó. Edward estaba
frente a mí, y lo siguiente que vi fue a Edward siendo levantado del suelo para ir
a parar en los hombros de Emmett y Jasper. Me reí por la cara de sorpresa de
Edward.

“¿Qué es esto?”

“¡La danza de la victoria! ¿Es que no conoces la tradición de la Academia de la


Costa Este?” Jamie le sonrió inocentemente y luego se giró para hacerme un
guiño cómplice.

“¿Desde cuándo esto es una tradición?” Bufó Edward.

“¡Desde ahora!” Declaró Emmett riéndose fuertemente mientras el resto del


equipo los seguía hacia el centro de la cancha, cantando las siglas ECA en un tono
de triunfo. No tomó mucho hasta que las fans hicieron lo mismo.

“¡Victoria, Victoria!
¡Ese es nuestro canto!
¡Victoria, Victoria!
¡Ese es nuestro rezo!
¡Lanza esa V,
dame esa I,
forma esa C-T-O-R-I-A!

Yo me podría haber puesto de pie sobre el banco, pero mi pierna aún estaba en
mal estado y no quería arruinar el momento de los Bulldogs cayéndome. Otra
razón para no mantenerme paralizada era la deslumbrante sonrisa de Edward. El
aire se me atoró en la garganta cuando me fijé en su expresión llena de júbilo,
siendo sostenido en los anchos hombros de Jasper y Emmett con todos los otros
chicos y las animadoras a su alrededor. Se veía…, como una deidad. Los niños
más pequeños lo miraban con admiración, como si fuera un héroe. El cuerpo
entero de estudiantes estaba entonando su nombre a lo largo de toda la
escuela…. La atmósfera era extremadamente alegre.

Por los intercomunicadores anunciaron que había llegado la hora de presentar los
trofeos. Toda la muchedumbre de espectadores se sentó y el equipo volvió a las
gradas para sentarse también. Edward pasó un brazo por mis hombros y tomó mi
mano entre la suya. Me guiñó el ojo y yo me ruboricé. Era imposible escapar de
su belleza.

No pude apartar la vista de él incluso cuando él se giró para mirar a la cancha. Él


me captó observándolo con la boca abierta por el rabillo del ojo y sonrió con
altanería. Rápidamente desvié la vista hacia otro lado, avergonzada.

Un hombre vestido elegantemente de negro, asumí que sería el director de


atletismo, caminó hacia el centro de la cancha de baloncesto con un micrófono en
la mano. Dos hombres más le acercaron una mesa y dejaron el trofeo con
delicadeza encima del mantel rojo. Todo el gimnasio permanecía en silencio, y
pude notar que todos estaban esperando con ansias a que hablara mientras
probaba el sonido del micrófono. Antes de empezar a hablar dio una mirada a
todo el lugar.

“Buenas tardes, damas y caballeros. Como la mayoría de ustedes ya saben, he


sido el director deportivo de este distrito por años. Y este año, debo decir, se
llevó a cabo uno de los mejores torneos que vi en mi vida,” sonrió. “Incluso
estando simplemente sentado aquí mirando, pude sentir la determinación de
estos chicos por ganar la competencia. Y aún más importante, pude sentir su
amor por el juego. He visto muchos equipos espectaculares aquí hoy. Ganadores
o no, debemos agradecerles por el esfuerzo que han puesto todos ellos sobre la
cancha. Deben estar orgullosos de sí mismos, todos ustedes. Ahora…, el
momento que todos estaban esperando. Llegó la hora de presentar a los
ganadores del Torneo de Baloncesto 2008…. En el tercer puesto, tenemos a un
nuevo equipo que ha entrado por primera vez en el muro de la fama: ¡Lincoln
High Huskies!”

Los Huskies gritaron felizmente y corrieron alrededor del gimnasio mientras sus
seguidores los alentaban por su gran hazaña. Algunos fotógrafos sacaron varias
tomas del equipo sosteniendo la copa, y el resto del gimnasio esperó
impacientemente por el siguiente anuncio.

“En segundo lugar, tenemos a nuestro feroces luchadores de Horizon Wolves!”

Los Wolves no se veían satisfechos. Ninguno de ellos pareció entusiasmado


mientras se dirigían a recoger la copa. El entrenador tampoco estaba sonriendo;
en vez de eso, miraba a su equipo con disgusto. Mi furia volvió a salir a flote
cuando recordé en lo sobre exigente que era este tipo. Los Bulldogs eran muy
afortunados de tener al entrenador Reynolds. Comparado con el de ellos,
Reynolds era un santo.

Jacob tomó la copa con una sonrisa renuente a la cámara. La multitud comenzó
a silbar y su sonrisa se hizo un poquito más amplia. Edward lo alentó igual que
todos nosotros. Ya no había tensión. Ahora todos veían a los Wolves de otra
manera, ya no como enemigos, sino como camaradas. Me pregunté si los Wolves
actuarían igual con nosotros si la situación hubiera sido exactamente contraria.
Me pregunté también si ellos se mostrarían tan comprensivos con la Academia de
la Costa Este. La mirada de Jacob se encontró brevemente con la de Edward.
Sonrió indiferente, con la misma sonrisa que compuso para la cámara, y luego le
dio unas palmaditas en el hombro a uno de sus compañeros.

“Finalmente, es hora de anunciar al ganador de esta competencia. Estos


muchachos…, y este año, también esta muchacha,” envió una mirada en mi
dirección y sonrió. “Continuaron sorprendiéndonos con su excelente actuación. Al
principio, y estoy seguro de que a todos ustedes les pasó lo mismo, casi me da un
ataque al corazón al ver que estaban jugando sólo con la mitad del equipo. Y aún
así se las arreglaron para obtener el título del estado con su espléndido juego.
Damas y caballeros, les doy el título del último año, y por muchos años más…,”
dijo, provocando que la audiencia sonriera de oreja a oreja. “¡Los Bulldogs de la
Academia de la Costa Este!”

Los gritos provinieron de manera abrupta desde la sobreexcitada audiencia.


Edward me ayudó a ponerme de pie y me empujó levemente hacia el centro del
gimnasio para recibir nuestro espectacular trofeo de oro. El resto del equipo llegó
antes que nosotros, saltando arriba y abajo con entusiasmo, golpeándose unos a
otros en el pecho con los puños, todos sonriendo, por supuesto. Edward tuvo que
soltar mi mano para sostener la enorme y radiante copa de manos del director.
Los flashes nos cegaron a todos cuando nos amontonamos para una fotografía
grupal.

Se sentía indescriptiblemente satisfactorio. Me sentí tan orgullosa, no de mí


misma, sino del equipo entero. Definitivamente merecían este premio. Ellos
hicieron ver que ganar fue fácil por su esfuerzo y sus habilidades, pero yo sabía
que habían trabajado muchísimo para esto; que el juego les había costado
sangre, sudor y lágrimas.

Edward soltó el trofeo para que nuestros compañeros tuvieran la oportunidad de


sostenerlo. Emmett lo sostuvo fuertemente por encima de su cabeza, gritando
estruendosamente por encima del eco de los fanáticos, que retumbaban otra vez
por todo el gimnasio, haciendo que la atmósfera de entusiasmo se elevara con
sus chillidos.

“¡Vamos Bulldogs!”

“ECA… ¡Los número uno para siempre!”

“¡Te amamos, Edward!”

Edward sonrió y rodó los ojos al escuchar este último. Yo le di un codazo juguetón
con una sonrisa divertida.

“Felicitaciones, Capitán,” le dije sin perder la sonrisa.


Con los ojos tan eufóricos como antes, se inclinó un poco para besar mis mejillas.
Yo le sonreí con admiración. Sin detenerme a pensarlo, olvidando
completamente mi pierna herida; salté sobre él y enrollé los brazos alrededor de
su cuello para darle un beso apasionado. El volumen de los chillidos aumentó
junto con los silbidos. No me importó que hubiera cientos, posiblemente miles de
personas mirando. No me importó nada, porque no había nada que quisiera más
en ese momento que compartir la dulce victoria con el hombre que amaba.

Cuando por fin nos separamos vi cintas blancas y azules volando por todos lados
en el aire. Las porristas se nos habían unido en la cancha, tan emocionadas como
nosotros. Uno pensaría que los fanáticos perderían los pulmones por gritar tanto,
y sin embargo continuaron chillando. De todos modos yo no podía siquiera tener
una visión clara de todo eso porque estaba demasiado ocupada sintiendo los
labios de Edward sobre los míos.

Fue entonces cuando la audiencia saltó de sus asientos para venir a felicitar a los
jugadores. Alice y Rosalie besaron a Emmett y Jasper profundamente, ignorando
todo lo demás a su alrededor. Era difícil no perderse en ese tumulto de gente,
pero Edward sostuvo mi mano fuertemente entre las suyas todo el tiempo para
asegurarse de que nos manteníamos juntos. Al final logramos encontrarnos con
los padres de Edward. Esme le dio a su hijo un apretado abrazo y luego sus
brazos me rodearon a mí.

“¡Bella! ¿Estás muy herida, corazón?”

“No…, no es para tanto. En este mismo instante no puedo sentir ningún dolor.”

Emmett, Jasper, Rosalie y Alice se nos unieron.

Rosalie se rió, “Casi le das a Esme un ataque al corazón. Te veías medio muerta
debajo de ese gigante.”

“Bueno, sigo viva,” sonreí.

“¿No es genial? Tenemos a la mayor parte del equipo justo aquí.” Nos recordó
Emmett con una sonrisa jocosa.

Carlisle nos sonrió afectuosamente. “Estoy muy orgulloso de todos ustedes.


Dieron un juego espectacular.”

“Estoy muy feliz por ustedes cuatro. Prometí que no iba a llorar…, pero mis niños
están creciendo tanto,” los ojos de Esme se llenaron de lágrimas cuando volvió a
abrazar a Emmett y a Edward. Ellos se rodaron los ojos el uno al otro en broma,
dando suaves golpecitos a Esme en la espalda y diciendo “Está bien, ma.”

Después de saludar a los padres de Edward, recogimos nuestras cosas del los
casilleros sin volver cambiarnos en nuestras ropas habituales. Era un honor estar
vestidos con nuestros jerseys deportivos; ninguno sintió deseos de quitárselo.
Dejé mi cabello suelto sobre uno de mis hombros y traté de peinármelo un poco
con los dedos. Lamentaba no tener un cepillo a mano en ese momento.

Unos brazos me rodearon por la cintura. “¿Lista?” Edward respiró en mi cuello.

“Lista,” susurré sin aliento.

Edward se rió. Se veía muy relajado ahora. Era como si la enorme carga que
había estado llevando sobre la espalda se hubiera ido para siempre. Tomó mi
mano y salimos de la zona de los casilleros con una multitud a chicos animados
detrás. Todos ellos venían hablando del juego aún. El último tiro… la última
campanada…

“¿Cómo está tu pierna?” Me preguntó Edward cuando salimos al aire libre y el frío
me golpeó en la cara. Él me había puesto su chaqueta para mantenerme
calentita.

“No me duele,” le aseguré. Cuando estábamos a punto de subir al bus,


escuchamos una voz ronca a nuestras espaldas.

“Cul… ¡Edward!”

Era una voz familiar. Los dos nos giramos al mismo tiempo, e hicimos el mismo
gesto de alarma cuando vimos a Jacob apoyado contra uno de las farolas de la
calle con el rostro ilegible.

Compuso una sonrisa amistosa cuando comenzó a caminar hacia nosotros con
una mano extendida. “Felicitaciones. Dieron un excelente juego.”

Edward sacudió la cabeza con modestia. “Ustedes también dieron una increíble
actuación ahí dentro.”

Jacob ensanchó su sonrisa. “Lo hicimos, ¿cierto?” Su tono era bromista, parecía
sincero. Entonces suspiró. “Pero ustedes fueron mejores. Eran menores en
número…, y aún así se las arreglaron para darnos una buena sacudida. Con un
sustituto inesperado,” Jacob me sonrió tímidamente. “Estuviste increíble, Bella.
En serio. Siento mucho mi… comportamiento anterior. Estaba realmente muy
nervioso por el juego…, y la verdad es que los nervios sacan lo peor de mí,”
siguió, aparentemente sereno. “Generalmente me comporto mejor que eso.”

“No te preocupes, Jacob,” dije.

“Eres afortunado, ¿sabes, Cul… digo, Edward? El año próximo te van a llover
oportunidades para la universidad…” Jacob suspiró con envidia.

“En realidad, no voy a jugar baloncesto en la universidad…,” la voz de Edward


sonó casual e indiferente. Jacob y yo lo miramos sorprendidos, los dos con la
boca abierta.
“¿Qué?”

El rostro de Edward se mantenía sereno. “No voy a jugar en la universidad. Mi


último año en la academia va a ser mi último año como jugador de baloncesto…”

“¡Jacob!” Siseó su entrenador con enojo cuando lo vio hablando con nosotros.
“¡Nos vamos de aquí!”

Edward lo miró con disgusto, “¿Cuál es el problema de ese tipo? Deberían hablar
con el comité de la escuela o algo.”

“Seh. Está empezando a sacarme de quicio también a mí. Creo que vuestro
entrenador fue rival del mío en sus tiempos…, creo que es por eso que está tan
podridamente enfadado.” Informó Jacob, frunciendo el ceño. “Un imbécil, si me
preguntas a mí.”

“¡Jacob Black!”

“¡Ya voy!” Gritó Jacob impacientemente y masculló un insulto entre dientes.


Luego volvió la mirada para darnos una tímida sonrisa. “Agradece todo lo que
tienes, Edward. Tienes una hermosa chica, padres y profesores comprensivos, y
sobre todo la posibilidad de tener lo que todos en ese gimnasio soñaron alguna
vez. Sé que suena extraño viniendo de tu peor enemigo,” ambos rieron esta vez.
“Pero tómalo como un cumplido.”

“Lo haré,” Edward le dio un leve apretón a mi mano. “Sabes, Jacob, si no fueras
mi rival en el deporte y no hubieras estado persiguiendo a la chica que amo…
bueno, me caerías bien,” se rió.

Jacob se rió entre dientes. “Bueno, si tú no fueras el capitán de baloncesto de


ECA, y si no tuvieras todo lo que yo he anhelado por…. Bueno, no. Ni siquiera así
me caerías bien.”

Me reí en voz alta mientras Edward rodaba los ojos.

“Bueno, será mejor que me vaya antes de que ese imbécil se la tome contra el
resto de mi equipo. Así que,” Jacob sacó las manos de sus bolsillos. “Los veré el
próximo año. Y ten en cuenta este consejo, Señor Gran Tiro: si quieres dar una
buena impresión en tu último año en el baloncesto, será mejor que trabajes duro,
porque nosotros también estaremos entrenando mucho para patearte el
trasero.” A pesar de la dureza de sus palabras, su tono era bromista.

Edward resopló. “No te preocupes, Black. No dejaremos que nos pateen el


trasero. Confía en mí.”

Jacob sonrió. “Eres confiado.”


“Por una buena razón,” replicó Edward en broma. Un chico del equipo de Jacob se
acercó corriendo hasta nosotros.

“Hey, perdón por interrumpir. Eres Bella, ¿cierto?” Preguntó con nerviosismo.

“Sí, soy yo. ¿Qué pasa?”

“Quiero disculparme por lo de tu pierna. Que sepas que no me caí sobre ti a


propósito, te lo juro. Estaba enfocado en la pelota y...” tartamudeó,
gesticulando exageradamente en el aire con las manos por el nerviosismo.

“Está bien… sé que fue un accidente. Estoy bien. No me rompí la pierna ni nada
de eso,” aseguré. Él suspiró aliviado.

“Genial. Por un momento creí que te había roto los huesos.”

“No te preocupes. No lo lograste,” sonreí.

“¡¿Qué demonios están haciendo ustedes dos?!”

Jacob rodó los ojos cuando escuchó al entrenador gritándole de nuevo. “Vamos,
Embry. Adiós chicos, nos veremos por ahí,” los dos asintieron hacia nosotros
como saludo y luego corrieron a su propio autobús. Me sentí mal por ellos
sabiendo que tendrían que estar atascados en el pequeño autobús con su
enfurruñado entrenador durante la próxima hora.

“Eso fue sorprendente,” dije cuando me di la vuelta para entrar a nuestro bus.

“Sí que lo fue…, tal vez fue sólo un sueño.” Edward me alzó en sus brazos y entró
en el bus, cargándome a pesar de mis protestas.

“Puedo caminar, ¿sabes?” Dije entrecerrando los ojos una vez me hubo apoyado
en mi asiento. Sus dientes brillaron en la oscuridad.

“Oh, ya lo sé.”

El camino hacia la escuela fue horriblemente largo y me dio náuseas, pero


igualmente fue divertido. Ninguno de los chicos parecía sobrio, sobre todo
después de haber sugerido que cantáramos todos “las ruedas del autobús”. Al
principio sólo Emmett y Jamie cantaron. Pero pronto Dylan se les unió, y luego lo
hicieron Jasper y Cody. Las animadoras se unieron también y el autobús se llenó
de cánticos desafinados. Ellos podrían ser excelentes atletas o gimnastas, pero
cantar definitivamente no era para ellos.

“¡Bella, canta con nosotros!” Exclamó Alice entre risas. Rosalie y yo rodamos los
ojos.
“Las ruedas del autobús dan vueltas y vueltas, vueltas y vueltas, vueltas y
vueltas…”

Me reí tontamente por haberlo encontrado divertido.

“Vueltas y vueltas…”

“¡Vamos, Edward!” Le di un suave codazo y él suspiró.

“¿Qué diablos? Me hacen ver como el único chiflado en un autobús lleno de


cuerdos cuando en realidad es al revés,” dijo con humor. “Las ruedas del autobús
dan vueltas y vueltas, vueltas y vueltas, vueltas y vueltas. Las ruedas del
autobús dan vueltas y vueltas a través de la ciudad.”

Me reí disimuladamente. “No recuerdo haber hecho nada tan infantil desde que
estaba en el segundo grado.”

“¡Todos canten! Los Bulldogs del autobús patearon traseros, patearon traseros,
patearon traseros…” La voz de Emmett se hizo oír desde la oscuridad. Edward y
yo nos giramos y reímos a carcajadas; él tenía razón. Esto no era algo que haría
una persona cuerda.

Después de habernos hartado de canciones en broma, entonamos “We are the


Champions.” Jamie se tiró al suelo dramáticamente, tomando la botella de agua
de Dylan como si fuera un micrófono. De pronto el bus se detuvo y él salió
disparado del asiento y se golpeó la cabeza. Todos los demás estallamos en
carcajadas. El entrenador se quedó sentado delante de todo, ignorando nuestras
bobadas con los auriculares puestos. Pero nosotros teníamos una excelente
razón para estar de buen humor, ¿cierto? Después de todo, ganar el campeonato
estatal no era cosa de todos los días.

Nos detuvimos en un McDonald’s para cenar porque el entrenador dijo que era el
único lugar donde podría llevarnos sin pasar vergüenza por nuestro estado de
hiperactividad. Dijo que estábamos siendo tan infantiles que nos podría haber
llevado al sitio de juegos de los niños para que estuviéramos con los pequeñitos
de tres años. Era tarde cuando por fin volvimos hacia la escuela. Aún así la gran
mayoría de los estudiantes estaban más energéticos y animados que nunca.
Cualquiera diría que acabábamos de llegar de un picnic a mediodía.

“Voy a tomar una ducha y luego te busco en tu cuarto,” me dijo Edward cuando
bajamos del bus después de besarme en la mejilla.

“Está bien,” sonreí. Él se fue caminando con Jamie y el resto de los chicos. Rosalie
y Alice me siguieron con cautela, listas para prevenir que mi rostro se estrellara
contra el piso si daba un paso en falso.

“En serio, no me voy a caer ni nada por el estilo,” rodé los ojos, internamente
emocionada por su preocupación hacia mí.
Alice sonrió con picardía, “Bueno, tenemos que estar seguras. La verdad es que
no tengo ganas de que mi hermano me arranque la cabeza por dejarte tropezar.”

“Y yo no tengo ganas de que Jasper me peque un tiro en la cabeza por permitir a


Edward matar a Alice. ¿Ves cómo nos concierne a todos y no sólo a ti?” agregó
Rosalie con un guiño. Las tres nos reímos.

Rosalie suspiró cuando nuestro dormitorio apareció a la vista, “He estado


extrañando un montón este lugar.”

“Yo no. A mí me gustaba el hotel,” dije con satisfacción, recordando lo bien que
se sentía tener a Edward encima de mí, besando mi cuello y presionándome
sobre las sábanas. Ellas me dieron codazos amistosos, evidentemente
adivinando hacia dónde se habían dirigido mis pensamientos.

“Por supuesto que sí. Tu cuarto tenía la mejor vista.” Replicó Alice con un
puchero.

Gemí, “¿Cuándo van a dejar eso?”

“Nunca. Imagina esto: mientras ustedes dos estaban enrollándose en la


habitación, con esa hermosa vista de la ciudad justo enfrente suyo, nosotros
estábamos atascados viendo a gente vieja hacer cosas que no se supone que
deban hacer.” Rosalie se estremeció con el recuerdo.

“Esta es la solución: nunca abras las cortinas,” bromeó Alice.

“Muy inteligente, Alice. ¿Por qué no lo habré pensado antes?” Exclamó Rosalie
con sarcasmo. “Además, fue una de esas escenas que te quedan en la memoria
por el resto de tu vida, aún si todo lo que viste fue de pasada y no duró más que
un momento.”

“Ouch”

Alice y yo nos bañamos por turnos. Yo me quité las asquerosas vendas y casi
pego un brinco cuando vi lo que había debajo. El golpe se había puesto feo, justo
debajo de mi rodilla había un oscuro moretón púrpura con sangre seca alrededor.
Hice una mueca de dolor cuando traté de limpiarlo. Sin dolor no hay logro, pensé
con un suspiro.

Edward llegó justo cuando Alice estaba a punto de salir a buscar a Jasper.

“Bien, Alice. Ni siquiera tuve que tocar la puerta,” bromeó él.

Alice le sonrió. “¡Diviértanse, chicos! ¡No hagan nada que yo no haría!” Y luego
cerró de un portazo.
Edward vestía una camiseta que se cernía sobre su perfectamente escultural
pecho. Tuve que ahogar un gemido y mantener mis emociones bajo control. Él
me regaló una de sus sonrisas deslumbrantes mientras se acercaba caminando
hacia mí para sentarse a mi lado en la cama. Luego se apoyó en el respaldo de
madera.

“Hey…”

“Hola,” dije.

“Te quitaste las vendas,” dijo él. Intenté torpemente ocultar el golpe. No quería
que él hiciera todo un drama de esto; lo había visto tan estresado estas últimas
semanas que no quería agregarle otro motivo de preocupación sin importancia
justo ahora que el juego ya había terminado.

“Edward…,” comencé a protestar cuando él apartó mis manos. No hizo caso y


miró mi herida con la boca abierta.

“Dios mío, Bella,” exhaló. “Dijiste que no te dolía…”

“No me duele,” repliqué sin mirarlo. “Si no me toco.”

Leí la expresión negativa en sus ojos. “Bella…”

“Edward, estoy bien. Es sólo una magulladura, no hay problema.” Aseguré,


encogiéndome de hombros.

“Una magulladura que se ve muy mal,” agregó él secamente. Suspiré y enrollé


mis brazos alrededor de su cuello.

“Estoy genial, Edward. Deja de preocuparte por mí ¿si? O me obligarás a echarte


a patadas de aquí,” le amenacé en broma. Por supuesto, me iba a matar a mí
estar separada de él.

Él titubeó y luego dio un suspiro vencido. “Pero lo primero que haremos por la
mañana será ir a la enfermería para que te hagan un chequeo.”

“Sí, señor,” reí.

“Ven aquí,” levantó su brazo y me hizo un lugar para que me acomodara sobre él.
Empujé la colcha sobre nosotros y cerré los ojos para prolongar el encantador
momento al máximo. Entonces recordé algo que había estado pensando en
preguntar.

“¿Edward?”

“¿Sí?”
“¿Qué quisiste decir con eso de que no vas a jugar al baloncesto en la
universidad?”

Él dirigió la mirada hacia mí dubitativo. Lo que sea que haya visto debe haberle
dado valor para hablar. Con un profundo suspiro, cerró los ojos y los volvió a abrir
mientras hablaba. “El entrenador Reynolds me llamó a su oficina hace algunos
días. Él me explicó lo importante que iba a ser este torneo y todo el próximo año
si lo que yo quería era impresionar a los seleccionadores. Mi futuro podría estar
determinado por eso, según dijo, si yo continúo jugando como hasta ahora. Me
dijo que después de la universidad podría tener un lugar en la NBA…” sonrió, y
luego continuó, “Pero no quiero seguir jugando al baloncesto, Bella. No como
carrera. Quiero hacer algo más… Quiero…” Y se detuvo.

“Esto te va a parecer raro…, pero quiero ser doctor, Bella. Quiero salvar vidas,
quiero salvar la vida de los niños. Quiero ser más que otro jugador de baloncesto.
Yo sólo…, sólo quiero hacer algo diferente, aportar algo más para el mundo.”

Me di cuenta de que sus ojos habían brillado de una manera especial cuando dijo
‘salvar la vida de los niños’. Lo miré con adoración mientras rodeaba su cintura
con mis brazos. Él me devolvió la mirada confuso, pero aún así afianzó su agarre
alrededor de mi cuerpo.

“¿No crees que lo que acabo de decir es absurdo?” susurró.

“¿Absurdo? Oh, Edward, creo que si fuera posible, esto sólo haría que estuviera
más enamorada de ti.” Repliqué con una enorme sonrisa.

Él dejó escapar un suspiro. “Bueno, eso fue inesperado. Pensé… pensé que me
ibas a decir que estoy loco por pensar así,” dijo entre dientes.

“Edward,” lo besé en los labios. “Creo que es maravilloso que quieras hacer algo
más con tu vida. De verdad lo creo.”

“Gracias,” murmuró. “¿Y qué hay de ti? ¿Cuáles son tus planes a futuro?” Sus
labios se crisparon en una sonrisa.

“Lo que yo quiero hacer no es nada comparado con lo que tú planeas. Quiero…,
quiero ser periodista. Me encanta leer, supongo que tú ya sabes eso,” sonreí y él
asintió. “Y me encanta escribir también. Es algo que quise hacer desde que era
pequeña.”

Me besó en lo alto de la cabeza, “Creo que serás una excelente periodista.


Seamos realistas: eres la mejor escritora de nuestro grado. Y hay algo que debes
saber: no importa qué suceda en el futuro…, yo siempre estaré para ti, Bella
Swan.”

“Gracias. Sabes que es lo mismo para ti, ¿cierto? No importa lo que suceda,
Edward Cullen,” susurré.
“Gracias…,” su voz también fue un susurro. Luego apagó la tenue luz de al lado
de mi cama. “Es tarde. Deberías descansar un poco.”

“Te amo, Edward,” murmuré en la oscuridad antes de enterrar la cara en su


camiseta.

Capítulo cuarenta y tres: Empezar algo nuevo

Todos nos felicitaban y nos miraban cuando caminábamos a nuestras clases.


Había una enorme pancarta que decía "¡Felicidades, campeones Bulldogs 2008
del Torneo de Baloncesto del Estado de California!" Fue colgado en la oficina
principal, el deletreado de color oro sobre el tejido de color azul, junto con los
más pequeños que decían, "Hogar de los Campeones del Estado ..." o "El orgullo
de California ..." cintas fueron aseguradas en cada árbol a la vista; algunas de las
tiendas estaban dando descuentos por la celebración de nuestra victoria.

Edward no se olvidó de la promesa que me hizo anoche, en lo relativo a mi


pierna. A primera hora de la mañana, me trajo a la oficina de la enfermera,
después tomamos el desayuno en nuestra habitación. La enfermera tuvo que
asegurarle que yo iba a estar bien, por lo menos como diez veces. Por último, casi
convencido de su parte, caminamos al edificio de los Juniors.

"Si comienza a dolerte en la clase..."

"Llamaré una ambulancia," dije bromista, " Edward, voy a estar bien, " acentué la
palabra.

Él sonrió abiertamente e hizo rodar sus ojos hacia mí cuando entramos al edificio.
Las chicas miraron a Edward con aún más deseo que antes. Se reirían
tontamente o suspiraban cuando él caminaba por ahí; unos trajeron sus camisas
de equipo a la clase para que él las firmara. Las animadoras se le acercaban y
felicitaban; no se marcharon sin pestañear o dirigir una risa coqueta. Miré como
las olas de decepción aparecieron sobre sus caras alegres cuando vieron que
Edward aún no se mostraba ni un poco interesado. Contestaba con un simple
"gracias" indiferentemente y dimos un paseo lejos, de la mano.

"Hoy será un día largo. Será un milagro si mi mano derecha sobrevive, "
refunfuñó , haciendo reventar su nudillo después del firmar el duodécimo dedo de
espuma.

"Solamente deberían imprimir tu firma al en la parte posterior del ´Club de fans


de Edward´ para ahorrarse todo el problema, " bromeé, " Además… Este es el
precio que tendrías que pagar por ser tan irresistiblemente atractivo, " sonreí
abiertamente.
Alzó las cejas sugestivamente, y una extensa sonrisa satisfecha salió a través de
su cara, " Irresistible, ¿eh?"

" Mucho… " reí en silencio. Un grito ruidoso interrumpió lo que él había querido
decir.

"¡Yo Edward!"

Dylan se dirigió hasta donde nosotros estábamos con una pluma en su mano. Él
saco un cuaderno de su mochila y se lo dio a Edward,

"Una firma para tu admirador."

Edward lo miró airadamente, "Qué gracioso, Dylan. ¿Alguna vez has considerado
ser un cómico en un futuro próximo?" dijo, presionó sus labios en una línea dura.

Dylan se rió y sacudió su cabeza, " No a ti. ¿Por qué en el mundo querría yo tu
firma? Me gusta mi nombre, esta muchísimo mejor que el tuyo, " dijo él con aire
de suficiencia, "es para mi hermana. Fue a nuestro partido, y ahora está
enamorada de ti. ¿Puedes creer que se fue a casa y bajó todos los posters de su
pared para sustituirlos por un cuadro tuyo por el cual se las arregló para
conseguir ayer? " Su voz era incrédula.

" De todos modos, su cumpleaños es la próxima semana. La pregunté que quería,


y me dijo que quería tu dedicatoria. Enmarcada. "

"¿Cuántos años tiene, Dylan? " Yo refrené una risa. Edward fijó sus ojos en mí,
silenciosamente amenazándome para que no riera.

Se rió disimuladamente, "Nueve".

No podía sostenerlo más. Frunciendo el ceño, Edward comenzó a garabatear


abajo algunas palabras en el cuaderno rosado.

" se llama Tori " añadió Dylan. Edward suspiró desvalidamente y empujó el
cuaderno a Dylan cuando termino, Dylan fingió parecer horrorizado con un jadeo
burlón,

" ¿Ningún corazón? ¡Ella estará tan decepcionada! "

Edward frunció el ceño a Dylan otra vez mientras yo me reía conservando su


brazo para el apoyo.

" Nos vemos en P.E., " Dylan rió y me guiñó antes de que se alejara. Yo todavía
temblaba con la risa, después alcé la vista hasta Edward, que fruncía el ceño
hacia Dylan desde atrás.
"¿ Ya, acabamos con las risas? " preguntó, con insinuaciones de irritación en su
voz.

" lo siento, eso fue grosero. Pero gracioso, " noté como sonrió con satisfacción,
después hizo rodar sus ojos,

"¿No te altera nada el que una niña pida mi autógrafo, eh?"

" No la parte del autógrafo. La parte que encontré graciosa es que ella fijó tu
imagen en la pared de su cuarto " me reí disimuladamente. " será mejor esperar
que Dylan no le diga nada a Emmett sobre esto, te torturaría. "

Edward frunció el ceño " será mejor que Dylan no diga nada, o va ser hombre
muerto… si es que no muero primero de la irritación que recibiría de Emmett. "

Pareció haber vuelto a su buen humor cuando me acompaño a mi primera clase.


Alcanzamos el aula y como siempre, Edward me esperaba afuera hasta que la
campana sonara. Recordé como la gente solía mirarme con amplios ojos cuando
me veían apoyarme contra la pared con Edward sosteniéndome la mano o con
sus brazos alrededor de mi cintura. Ahora, es una noticia antigua el que
estuviéramos juntos. Claro que todavía había curiosos mirando fijamente de vez
en cuando, pero no era tan malo como antes. Al menos ahora las muchachas que
me miraban, no fruncían el ceño.

Unos minutos más tarde, Edward me dio un beso de despedida, después de que
un profesor le recordara que solo tenía unos segundos hasta la segunda
campana. Me dio un beso ligero … pero era bastante para enviar mi corazón al
estado de frenesí. Después del terminar el ensayo en la clase, pasé el resto del
período garabateando en mi cuaderno, pensando en Edward . Lo que él estaba
haciendo … lo que él estaba pensando. ¡Maldita sea, Bella! Me estoy convirtiendo
en una de aquellas chicas patéticas embobadas por el amor. La siguiente cosa
que haría sería que garabatee su nombre en mi libreta y dibujo corazones
alrededor. Solté mi pluma con horror. Yo nunca, nunca iba a ser una de aquellas
chicas que desprecié. Pero de todos modos, solamente porque dejé caer el objeto
peligroso, no significaba que pudiera controlar mis pensamientos.

En gimnasia, las burlas de mis compañeros de clase eran arrogantes. Me


llamaron todo lo que podían pensar, "Miss All Star" o " Lady Jordan ". Gracias a mi
pierna, tuve que sentarme fuera por el período entero. Jessica se me acercó y
preguntó cómo tenía la pierna. La atmósfera seguía siendo difícil, pero nosotras
lo intentábamos. Ángela estaba atontada cuando Jessica la saludó por una risa
tímida. Esto tomó cinco segundos para responder después de la recuperación del
shock que acababa de experimentar.

Después de la escuela, Edward me esperó fuera del aula como siempre. Se rió,

"¿Preparada, Bella? "


Suspiré, "No realmente."

Rió en silencio, "está bien. Tengo tu espalda" él besó la palma de mi mano y me


condujo al gimnasio.

Ambos nos despertamos media hora antes de que el despertador zumbara esta
mañana. Nos quedamos en la cama hablando hasta que era hora de levantarse,
le conté sobre la idea de comenzar un equipo de baloncesto de chicas en ECA.
Después de todo, yo no podía quedarme el equipo de baloncesto. Edward me
animó a hablar con el Entrenador para conseguir su permiso.

"No importa … esto es estúpido. Sólo tengo un año más en el Instituto. ¿Dónde
voy a encontrar a doce muchachas que constituyan el equipo? todos piensan que
estoy loca de todos modos. El único deporte que a ellas les interesa es ser
animadoras… Olviden que dije algo. Mi cabeza solamente no funciona bien a esta
hora de la mañana...".

"Bella," dijo acariciando mi mejilla "no es estúpido, ¿ok? Creo que ya es hora de
traer algo nuevo a esta escuela para las chicas. El baloncesto es una gran idea."

"Pero de nadie va unirse de todos modos …" mascullé.

“nunca vas a saberlo a menos que lo intentes, "me incitó él, con su cara gloriosa
, rió, " inténtalo. Si no te hubieran perseguido ese día en el baile … si yo no
hubiera ido hacia fuera porque tuve miedo de que no tuvieras los mismos
sentimientos … las cosas habrían sido diferentes para nosotros. Sé que estaría
todavía negando que me gustaras, y para ti sería el mismo. Pero míranos ahora,
" rió en silencio, sus labios se enroscaron en una sonrisa torcida.

Suspiré, "tienes razón. Al menos lo debería intentar ..."

"Esa es mi chica" guiñó él.

"Bien … tienes que relajarte, Bella," la voz aterciopelada de Edward me devolvió


al presente. Levantó la ceja y recogió nuestras manos ; mis uñas se clavaban
profundamente en a su piel.

"¡Ah! Lo lamento" me ruboricé y liberó mi apretón.

No estaba acostumbrada a ver una sala vacía a esta hora. Las luces se fueron,
pero hubo una fuente de luz procedente de la oficina del entrenador.

"Umm … probablemente estará ocupado. Volveré mañana," solté cobarde, lista


para largarme. Edward me bloqueó envolviendo su brazo alrededor de mi
cintura,

"No tan rápido," murmuró y me empujó hacia la oficina. Yo era ingenua al pensar
que sería capaz de escaparme.
Me congelé sobre mis pies delante de la puerta. Edward tuvo que darme una
palmadita cariñosa antes de que volviera a mis sentidos y llamara a la puerta.

El Entrenador sonrió, "Ah … señorita Bella Swan y Sr. Cullen. ¿En qué puedo
servirles? ¿Cómo esta esa pierna? Mejorando, espero … "

"Sí … esta mejor," me moví, "Umm … en realidad, tengo algo que me gustaría
decirle a usted solo … si no está ocupado." Miré en la dirección de Edward y él rió
en el estímulo.

"Tome asiento entonces."

Edward arrastró una de las sillas para mí. Respiré otra vez y continué después de
que Edward tomara su asiento también.

"Entrenador, después del partido con Edward y el resto de los chicos en el torneo,
me hizo comprender cuánto omití jugar al baloncesto. Sé que es difícil para mí
recibir un puesto permanente sobre el equipo, y no lo pido. Pero yo pensaba … tal
vez … solamente tal vez podríamos comenzar un equipo de baloncesto de chicas
en esta escuela …" me calmé y estudié su cara. Era despreocupada. Esto me puso
increíblemente nerviosa.

“¿Entrenador? Está bien. Sé que es mucho pedir"

"No," interrumpió, "me gusta la idea. Me he sorprendido, sólo ha sido un pequeño


shock . En mis doce años de enseñanza, nunca he tenido una señorita que se
acerque a mí con esta idea. Creo que sería grandioso para mostrar al resto de las
chicas que ser animadoras no es el único deporte apropiado para mujeres"
contestó, su cara era pensativa.

"Pero tenemos un pequeño, pequeño problema. Tú sabes que las muchachas no


serán tan experimentadas como tú lo eres. La mayor parte de ellas son
probablemente principiantes para esto, o sólo han tenido un breve encuentro con
el baloncesto en el pasado. Les tomará algún tiempo aprender el juego. Y si
deseas competir el próximo año, tenemos que empezar las prácticas para
comenzar este año. Supongo que puedo entrenarlas antes del entrenamiento de
los chicos. Y con esperanza mientras tanto, la escuela encontrará un entrenador
conveniente para las muchachas. Pero estoy disponible los lunes y los miércoles
en este par de meses. Y sumamente dudo que cualquiera de ustedes apreciara el
viernes o prácticas de fin de semana, " rió en silencio, "Dos veces por semana no
van a ser bastante."

"oh …" Mi cara pasó a la decepción. Podía oír el reloj hacer tictac en silencio. Mis
manos sudaban otra vez.

"Hay otro camino," dijo el entrenador Reynolds finalmente, apenas riendo,


"conozco a alguien que puede tomar mi lugar mientras no esté aquí... " Sus ojos
se dirigieron en la dirección de Edward, "¿Qué dices Edward? ¿Quieres ser el
ayudante del entrenador?"

Edward rio, "Muy buena, entrenador”

El entrenador Reynolds lo miró fijamente con una sonrisa; Edward frunció el


ceño.

"¿Espere un minuto … está hablando en serio?" dijo despacio, mirando fijamente


al entrenador con incredulidad.

"No bromeo sobre el baloncesto, muchacho. La mayor parte de estas chicas van
a ser principiantes. Necesitarán toda la ayuda que puedan conseguir. Y tú has
sustituido prácticas por mí antes," indicó él.

"Esto es diferente," masculló él. "Yo no sabría qué hacer. Nunca he enseñado a
nadie a cómo jugar antes."

"Es tu opción, Edward. No voy a influir en tu decisión, "el entrenador se encogió


de hombros.

Edward me miró y me reí de él, "Está bien, Edward. No tienes por qué hacerlo …"

"No," él anunció, "lo haré. ¿Una hora después de escuela los martes y los jueves?
Lo haré, " sonrió con satisfacción él.

El entrenador cabeceó en aprobación, "Bueno. Bien, les dejo esto a los dos
entonces. Mucha suerte y me dicen cómo va."

"Lo siento, Edward. No pensé arrastrarte a esto. Sé que probablemente estarás


cansado después de todas aquellas semanas de difícil entrenamiento y
probablemente quieres un descanso. En serio, no tienes por qué hacerlo. Lo
entenderé" La última frase era mentira. ¿Quién era yo mintiendo? Pero no había
otra manera, le iba a dejar la opción a él, justo como él hizo conmigo en el torneo.

"Esta bien, Bella. Quiero hacerlo. ¿Además así consigo pasar más tiempo contigo,
verdad?“ me guiñó.

Enredé mis brazos a su alrededor "¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¿He mencionado


cuánto te amo?"

"¿Cuánto me amas?"

"ya verás… entrenador… " susurré en su oído, besándolo sobre el cuello.


Oímos voces cuando traté de abrir mi puerta. Edward suspiró y se inclinó para
recuperar la llave después de que la dejara caer al suelo sin la debida atención.
Con un chasquido rápido, la puerta se abrió fácilmente.

"¡Chicos, están en ese también!" Oí a Alice exclamar. Fruncí el ceño, confusa.

"¿En qué? " Edward preguntó.

"En cada periódico. ¡Unos aún os ponen en la primer página!" Rosalie dijo, "Lee
esto. ' La Academia de Costa oriental Bulldogs, campeón del torneo de California
de este año, ganó otro triunfo fantástico con sólo seis jugadores. ¡Este año, ECA
tenía Isabella Swan, una junior en la Academia de Costa Este, sustituyendo a uno
de sus jugadores ausentes y heridos … ' Dios Bella, al final de la semana, cada
estudiante en este estado te conocerá" rió en silencio ella, "¡Mira!"

Y había una imagen de mí en el suelo en la sección de deporte, exactamente al


lado de la del salto de Edward en su tiro y la foto de grupo. Estaba agradecida de
que la impresión fuera borrosa; al menos nadie podría distinguir mi cara
claramente. Gemí de todos modos.

"¡cámbiale al cinco!" Emmett arrebató el control remoto de la mesa y prendió la


T.V. en las noticias locales.

"¿Se ha helado el infierno? ¿ Desde cuándo Emmett mira las noticias?" bromeó
jasper.

"Saldremos en las noticias del canal cinco" cantó Emmett alegremente, "no se tu,
pero estoy ansioso de ver lo bueno que salgo en la T.V. Espero que no te pongas
celosa, Rosalie, cuando todas las muchachas babeen sobre mí delante de la
pantalla."

Rosalie se rió y enrolló sus brazos alrededor de él para susurrarle algo al oído que
hizo que sus ojos se encendieran del entusiasmo. Alice estaba ya en los brazos de
Jasper, su cuerpo diminuto descansaba contra el amplio hombro de Jasper.

"Vamos, Bella," Edward me tiró al sofá. Me senté sobre su regazo y eché los
brazos alrededor de su cuello. Con una risa conmovedora, puso los brazos
alrededor de mi cintura y beso mi pelo.

El silencio se sumió cuando mirábamos fijamente y con inquietud a la pantalla


delante de nosotros. La sonrisa de Emmett se puso cada vez más sensible
mientras Edward y Jasper se reían astutamente. Dejé mi mejilla pegada contra el
pecho de Edward cuando giré mi atención a la reportera.

La reportera era muy guapa, tendría más o menos los veinte años. Había niños
que miraban fijamente y curiosamente detrás de ella.
“Buenas tardes. ¡Soy Astucias Rachelle y estoy aquí en el Torneo de Baloncesto
de chicos Anual para Alaska-California! ¡Como ustedes pueden ver, varios
equipos comienzan a llegar y la atmósfera es insanamente alegre! todos nosotros
estamos desesperados por saber: ¿Quién llevará el título estatal a casa? ¿Quién
será nuestros campeones estatales?... ¡permanezca con nosotros, y lo
averiguará!"

Reímos; nosotros ya sabíamos quien llevaría el título estatal a casa. Nosotros ya


sabíamos quiénes eran los campeones estatales . Después, mostraron los
momentos del partido; sobre todo el de Horizonte y la Academia de Costa Este.
Emmett quitaba la pelota, Jasper la obstruía, Edward hacía su famoso disparo a…
Entonces cambio la vista incluyeron mi primer tiro y la reacción sobresaltada que
recibieron de la muchedumbre. Con la vergüenza, me escondí bajo los brazos de
Edward, cuando me pusieron cayendo, y la rotura de mi pierna la pusieron al
final. Él rió en silencio y se inclinó para murmurar en mi oído,

"No tienes nada de lo que avergonzarte"

Reí con aprecio y miré el resto del programa.

Tenían una entrevista exclusiva con el Entrenador y el equipo después de que


recibiéramos nuestro trofeo. No excluyeron las ovaciones y el grito del fondo.

"¡Entrenador Reynolds! ¿Cómo se siente sobre la victoria magnífica de su


equipo? "

Él aclaró su garganta, "estoy muy orgulloso de ellos. Han trabajado con fuerza
para ponerse donde ahora están … no puedo pedir un mejor grupo de jugadores."

Entonces Emmett sonriendo con satisfacción, Cody, Jamie, y Jasper llenaron la


cámara con sus caras increíblemente radiantes. Sus labios estirados provocaron
las más salvajes risas que yo alguna vez hubiera visto… excepto Jasper, que
todavía lograba mantener su calma.

"Emmett pareces un zombi cachondo allí," se rió tontamente Rosalie.

En vez de sentirse ofendido, él se rió.

"Un zombi muy caliente y sonriente," él meneó su ceja sugerentemente en su


dirección. Ella se rió y presionó sus labios contra los de él.

"¡sí! ¡Se siente imponente recibir el título estatal!" dijo Emmett en la T.V.
sonriendo con satisfacción. Edward y yo hicimos rodar nuestros ojos; era típico
de Emmett.

"¡Hola mamá! ¡Hola papá! ¡Hola Scott! ¡Nos vemos en Navidad!" Jamie se
sacudió en la cámara, sonriendo abiertamente.
Yo a mi pesar estaba muy regocijada, enamorada. Apareció sobre la pantalla mi
frente pegada a la de Edward, ambos inconscientes de que la cámara nos estaba
grabando. Me ruboricé cuando Emmett se rió disimuladamente. Edward
entrelazó sus dedos con los míos, recogió nuestras manos y las beso.

"¡oh! " Jadeé en la cámara al mismo tiempo Edward saltaba hacia atrás.
Componiéndonos, miramos fijamente al torpe chico que nos grababa, riendo
afiladamente.

"Aquí tenemos el Capitán Edward Cullen con la muchacha que sustituye en el


equipo, Isabella Swan. Dime Edward, esta es la séptima vez que ECA ha logrado
ganar el primer lugar en el torneo ¿Cómo te sientes, sabiendo que condujiste a
los Bulldogs otra vez hacia la victoria?"

"No los conduje a la victoria en absoluto. Simplemente jugué mi parte, el resto


eran siempre ellos," contestó Edward, riendo torcidamente. Yo prácticamente
podría imaginar a la chicas que se desmayaban ante su declaración.

"muy modesto de ti. ¿Y Isabella, sabías que jugarías antes de que vinieras?
Seguramente fue un partido aterradro, jugar contra gente que era dos veces más
tu tamaño."

"No, no . Fue totalmente en el último minuto," dije nerviosa "y sí. Era aterrador."

"¿Entonces Edward … tu e Isabella son pareja? los vi muy cómodos a los dos hace
un rato," guiñó ella.

"También lo hizo el resto del estado," Emmett tosió; Edward le tiró una almohada
y le dio en la cabeza.

El Edward de la T.V. dirigió su mano por mi pelo castaño con una sonrisita suave,
y mi cara se puso ligeramente roja. Con una risa dirigida a través de su cara
jubilosa unos segundos más tarde dijo,

"Sí lo somos. Estoy completamente enamorado de ella," rodeó mis hombros y me


tiró contra él.

Emmett y Jasper chillaron mientras mi cara se convertía en el más profundo rojo.


Solamente mátenme ahora … cerré mis ojos y me incliné hacia atrás.

"Ojalá alguien declarara su amor eterno por mí en la T.V. en vez de reírse como
un idiota de la pantalla," gritó Rosalie, acentuando cada palabra para Emmett.

Emmett la miró nerviosamente , con su cara inocente, "Rosie, solamente pensé


que nosotros no éramos del tipo que hace alarde. Somos la clase de pareja que
se guardan todo para nosotros."

El resto de nosotros se rió.


"Claro. Lo dice el rey de demostración pública de afectos," Jasper se rió
disimuladamente.

Emmett sonrió abiertamente, "Normalmente, yo no lo negaría. Pero Edward me


robó el título recientemente," envió una mirada beligerante en la dirección de
Edward y y volvió a reírse.

Edward frunció el ceño, "¿tienes un cuchillo de carnicero en alguna parte, Alice?


Me quedé sin almohadas para lanzar."

"miren todos esto," Jasper indicó la pantalla como Lauren salía riendo
dulcemente en la cámara.

"¿Qué piensas del funcionamiento de los Bulldogs? ¿Eres buena amiga de ellos?"

"¡Absolutamente! ¡¡Todos son muy cercanos a mí!! " ella se rió tontamente con el
resto de las animadoras.

"¿Ha visto alguna vez a Isabella jugar algo como esto antes?" Rachelle preguntó.
"nos sorprendió a muchos de nosotros hoy."

"¡Desde luego!" se rió tontamente, " es una de mis mejores amigas y yo siempre
supe que ella podría hacerlo! ¡ Al principio, no estaba muy ... segura pero yo la
animé ... y allí esta ella! ¿Esto es lo que los amigos hacen, no? "

Quise vomitar. Luchando contra el nudo en mi garganta, me ahogué,

“Alguien me lanza un cubo. Voy a vomitar. "

Edward trató de no reírse; probablemente no quiso trastornarme.

"¡hombre!¡típico! ¡Era un clásico! "jasper y Emmett chocaron los puños y se


murmuraron algo el uno al otro sobre grabarlo en la cinta. Alice y Rosalie los
miraron con el ceño fruncido de irritación, diciendo algo bajo sus respiraciones
sobre Lauren.

La entrevista con los Wolves pasó después; ninguno de nosotros estuvo


interesado en ella. Emmett apagó el T.V.,

" Tengo hambre. ¿Quién quiere ir a comer hamburguesas? " se puso de pie,
ayudando a Rosalie .

Sonreí abiertamente. Desde luego salir con Emmett siempre implicaba el


alimento, mucho alimento.

"¡ Yo! " Jasper saltó encima.


“No tenemos que hacer esto, ¿verdad? pensé que ibas a mostrarme cuánto me
amabas…” susurró de manera seductora en mi oído. Sofoqué un jadeo cuando
miré alrededor para ver si cualquiera de nuestros amigos lo había oído. Gracias a
dios, se metieron en algunas conversaciones bastante profundas entre ellos.

" Solamente estoy jugando Bella. No tienes que hacer nada … " él rió en silencio,
jugando con un enredo de mi pelo. Él involuntariamente usaba la psicología
inversa.

“¿Qué pasa si quiero hacer algo agradable contigo?" Susurré, tocando sus labios
con la punta de mi dedo.

Estaba sin aliento. Mordí mi labio y se rió otra vez, astuto, con risa débil.
Reteniendo su aliento, se inclinó abajo,

“Soy un hombre afortunado entonces. " presionó sus labios contra los míos y me
derretí ante su tacto.

Capítulo cuarenta y cuatro: Una tarde con las chicas.

“¿Has visto cuantas se han presentado? ¿Por qué están siquiera aquí, de todas
formas? Ninguna de ellas ha estado interesada en baloncesto antes. Esto no va a
funcionar…” gemí, el pánico atravesaba mi voz.

“Cálmate, Bella. Tienes que relajarte” Rosalie rodó sus ojos, sentándome en el
banco. “¿No es fácil adivinar por qué quieren unirse? Mírate. Desde que jugaste
en el torneo de baloncesto, te has convertido en una leyenda y en la chica más
popular del colegio. Esto es el sueño hecho realidad de todas” se rió,
mordiéndose el labio.

“¡Sueño hecho realidad!” repetí desdeñosamente.

“Vale Bella. Se una chica buena. Sal allí y sé una capitana” Alice me empujó hasta
las puertas, con sus diminutas y forzosas manos. “Puedes hacerlo Bella. Tú eres
Bella Swan”

¿Y eso ayuda?

Respiré profundamente “Gracias chicas. Lamento el bajón. Y sólo para que lo


sepáis. No soy la capitana”

“¡Oh, por favor! Espera… ¿Dónde está Edward? ¿No os entrenaba él?” Alice
preguntó, arqueando las cejas.

“¡Shh! ¡Se supone que nadie tiene que saber eso! Me explico, que si lo supieran,
vendrían por él, no por el baloncesto. Y créeme, no puedo tratar ahora mismo con
sus fans. Estoy ya a punto de perder los nervios” murmuré.
“¿A punto? Chica ya los has perdido” Alice rodó sus ojos con una gran sonrisa. Les
saqué la lengua juguetonamente y se rieron cuando me vieron abochornarme.

“Vale. Dinos luego como fue. Buena suerte, y dáselas a Edward por mí, la va a
necesitar.” Rosalie me echó una mirada significativa “Las chicas se le van a tirar
encima nada más que se presente allí. Espero que hayas traído tapones, Bella.”

Anoche, Jasper generosamente se ofreció a ayudarme a hacer los carteles y


listas. Tan pronto como las pusimos en los tablones, las chicas estaban
prácticamente pegándose para apuntarse. Mi boca se abrió del shock, eso era
ciertamente inesperado. Incluso le pedí a Emmett que me pellizcara, sólo para
que me despertara de mi locura. Sólo era una forma retórica de hablar, pero
Emmett me pellizcó. Y no era uno suave, tampoco.

El resto de la escuela se volvió loco también. Chicas que nunca antes me habían
hablado vinieron a mí y me hablaron como si nos conociéramos de toda la vida.
Recibí un montón de “¡Oh dios mío! Te vi en la tele ayer” y muchas preguntas
sobre las pruebas de baloncesto. Algunas de ellas elogiaron mi ropa, era
insoportablemente abrumador. Sólo porque había un segundo en televisión y
porque estaba comenzando un equipo de baloncesto, había conseguido de
repente más amigos de los que pude saber que tenía.

Rosalie y Alice pasaron veinte minutos conmigo en el vestuario de chicas para


aconsejarme y calmarme. Yo prácticamente salí disparada al ver cuántas se
habían presentado. Cuando entré, las chicas estaban prácticamente todas
mirándome, esperando que supiera qué es lo que estaba haciendo. ¿Y sabía qué
hacer? No realmente. No era como si hubiera empezando un equipo de
animadoras. De alguna forma, me escapé hacia los vestuarios y llamé a Alice
histérica por el teléfono. Rosalie y ella vinieron para hacerme razonar; gracias a
dios que tenía amigas reales en vez de esas que me querían conocer por que
aparecí en la televisión.

Salí, aún inquieta, al gimnasio y me aclaré la garganta incómodamente. Reconocí


algunas de las caras entre la muchedumbre- Ángela, Samantha… era
reconfortante verlas- al menos sabía que no todas estaban locamente
obsesionadas con la popularidad. Antes de que empezara a hablar, la emoción de
sus expresiones fue reemplazada con horror. Me giré para ver qué eral o que
había causado el cambio de expresión. No estaba sorprendida de ver a Lauren
Mallory caminando hacia nosotras en su uniforme de animadora, y su cuadrilla
detrás de ella.

“El gimnasio está reservado para nosotras” dijo fríamente, con los brazos
cruzados enfrente de su pecho.

“¿No has visto nuestro nombre en la lista de reservas?” le contesté


educadamente, indiferente. Sonrió y dio un paso hacia delante.

“Soy la cabecilla del equipo de animadoras, no necesito reservas. No sé a qué


clase de juego estás intentando jugar, Swan. Si piensas que eso del baloncesto
va a funcionar, estás equivocada. Esto. Es. Un. Chiste”
“No veo nada divertido en ello. Además, hay otro gimnasio. ¿Por qué no vais tú y
tus chicas allí?”

Me miró con satisfacción otra vez “Este. Es. Mí Gimnasio. Y puedo estar por el
tiempo que quiera” me soltó y se volvió hacia las chicas que estaban sentadas en
los bancos para la prueba. “¿Vosotras perdedoras no tenéis nada mejor que
hacer que estar con esta zorra?”

Le gruñí “¿No te quieres ir? Bien, quédate. Pero déjanos de una maldita vez en
paz. Oh, y si somos esas perdedoras de las que hablas, ¿Por qué estás hablando
con nosotras? A menos que quieras ser categorizada en nuestro grupo, mejor
empieza a andar si no quieres que la gente asuma cosas equivocadas” me reí
maliciosamente, sarcástica.

Gruñó “Lo que sea, Swan. Vamos chicas. Este es nuestro gimnasio, practiquemos
allí” señaló con su cabeza hacia la izquierda. Las animadoras la siguieron mudas
mientras las chicas de las gradas guardaban silencio ante su comentario.

Intenté mantener mi voz lo más entusiasmada que pude “Lamento eso y gracias
a todas por venir hoy. Umm… me alegro de ver que habéis venido la mayoría de
ustedes vestidas con pantalón corto ya que vamos a entrenar hoy. Aún estoy
esperando a alguien que nos ayudará hoy… Ah, ¡Ahí está!”

Como dije, Edward emergió de las puertas, luciendo tan arrebatador e


impresionante como siempre con su desordenado pelo casi mojado por la lluvia y
las manos casualmente en los lados. Me sentí aliviada cuando me sonrió; todo iba
a salir bien ahora que él estaba aquí. Todo estaba siempre bien cuando él estaba.
Algunas de las chicas gritaron y se arreglaron el pelo cuando lo vieron acercarse,
mirándose en los espejos que habían traído en sus bolsos.

“Ya que el entrenador Reynolds va a estar un poco ocupado, ha mandado a


Edward para sustituirlo como el entrenador asistente.” Sonreí. Edward sonrió
ligeramente ante la palabra, consciente de la atención que estaba atrayendo y
vendría.

Las animadoras silenciaron sus gritos y ánimos y eructaron gritos de emoción


“¡¿Qué?! ¿Edward las entrena? ¡Yo me quiero unir!”

En breves segundos, casi todo el equipo corrió, dejando los pompones en el


suelo, dejando a Lauren con los ojos abiertos y helada en su sitio. Edward parecía
incómodo con los gritos, pero lo escondió y sonrió profesionalmente.

“Como ha dicho Bella, estaré por aquí. ¿Alguna pregunta antes de empezar?”

Las chicas se volvieron más entusiastas después de que hablara. Esperó


pacientemente a que alguien dijera algo.

“¿Cuánta gente entrará en el equipo?”

“Escogeremos a doce chicas para el equipo. Y necesitamos una voluntaria para el


control del material”
“¿Aún te veremos si somos las encargadas del material?” una chica preguntó con
la voz ansiosa.

Con una reluciente risa, Edward se encogió de hombros “Supongo”

Los frenéticos murmullos comenzaron de nuevo, llenos de risas y gritos

“¿Y tenemos que comprar nosotras los bates y los guantes o eso ya lo compra la
escuela?”

Fruncí el ceño. ¿Bates? ¿Guantes? ¿Qué leches…?

“Ciara” una chica gritó a su amiga “Esto es baloncesto, no béisbol, idiota”

Ciara se ruborizó avergonzada “Oh, lo siento. Creí que decía béisbol en los
carteles. Es muy confuso, ambos empiezan por B” murmuró. (N/T: En verdad
ponía “Ambos empiezan por B-A-S, pero obviamente eso no pegaba en
español.)

Intenté no reírme; Edward tosió para ocultar su risa.

“Ahora que ya estamos seguros del deporte que jugamos ¿Alguna pregunta
más?”

“Umm… has dicho doce ¿verdad? Pero hay como treinta chicas aquí… ¿Cómo
podrás elegir las que jugarán o no?”

“No elegiremos así sin más. Sabemos que casi todas sois nuevas en esto, así que
os daremos un mes antes de que el equipo oficial comience. Por supuesto,
durante el mes, esperamos que vengan a cada práctica y trabajaremos en todo lo
que sea que os haga falta. El entrenador Reynolds se pasará por aquí de vez en
cuando, para ver cómo van yendo las cosas. Y él será quien decida quién juega y
quien no al final”

“oh”

“Así que chicas… ¿Cuántas de vosotras habéis jugado al baloncesto antes?”

Unas pocas manos se alzaron al aire, dudosas.

“Vale, ¿Puede alguna de vosotras realizar algún tiro libre?” preguntó con las cejas
arqueadas. Las manos cayeron, respiré profundamente.

“Parece que tenemos mucho trabajo por delante” murmuró en vano “Muy bien
chicas, cojan un balón y empezaremos calentando”

Las chicas se levantaron y corrieron hacia la red. Empezaron a hacer tiros sin
rumbo; el gimnasio era de repente peligroso con una cantidad de pelotas
naranjas volando por todos lados. Había muchos grititos, me recordó al día que
fui a la guardería en la que Renee enseñaba. Edward fruncimos el ceño y dejamos
caer los hombros.
“Lo siento mucho” le dije mientras él observaba la escena de enfrente de
nosotros con horror. “Estaré en deuda contigo por una década”

Se rió despreocupadamente “¿Podría ser peor, no?”

Le di una mirada de ¿Cómo podría ser peor?

Suspiró “Vale, quizás no puede ser peor que esto. Probablemente deberíamos
ponernos a trabajar entonces. Oh, y si no sobrevivo a esto, te amo, Bella” besó
mi mejilla y con ruedo de los ojos, se alejó y se encaminó hacia el centro del
campo agachando la cabeza bajo sus hombros en todo el camino.

Unos minutos después de la locura, Edward chifló y respiró hondo antes de


hablar.

“Vale, eso fue muy… Mmm…” se paró, inseguro “¿Por qué no empezamos con
algo más fácil? Como… ¿Driblear?”

La mirada de las chicas me hacía creer que harían todo lo que Edward sugiriera.
Suspiré en alivio; al menos nuestras vidas no estarían en peligro. Era dribleo-
¿Qué era lo peor que podía ocurrir?

Realmente debería dejar de pensar en eso. Cómo si me enseñaran que estaba


equivocada, un grito sonó alto por la derecha.

“¡Mis uñas!” Crystal, una de las animadoras se quejó.

“Oh no, es el final del mundo” murmuró sarcástico y silenciosamente. Me reí;


parecía que era la única que lo había escuchado.

“¿Necesitas ir a la enfermería?” le pregunté cuando me acercaba a Crystal, que


estaba de rodillas y examinando minuciosamente sus uñas balo la luz. Ni siquiera
se dio cuenta de que estaba siendo sarcástica- sacudió la cabeza.

“Estaré bien. Sólo volveré a mi habitación. Volveré mañana si mi mano está bien”
dijo enfurruñada.

“Por favor no estés” Samantha rodó los ojos, murmurando bajo su respiración.
Me reí.

La práctica continuó. Algunas de las chicas se quejaron porque estaban sudando


o su pelo o uñas estaban destrozados. Edward y yo estuvimos por allí para
ayudar a las chicas con su equilibrio y tiros. Estuve alejada de las animadoras,
por supuesto. Todas estaban encima de Edward, llamándolo a cada instante.

“¿Edward? ¿Lo estoy haciendo bien?” Abby preguntó.

“Ven a ayudarme a mí primero, Edward. Lo hago bien, ¿verdad?” Kelsey miró a


Abby después de falsear una sonrisa para Edward.

“¡Edward! ¡Edward! ¡Mira! ¡Lo hice!”


“¿¡Edward!? Necesito que me ayudes, porfa”

Verdaderamente quería pegar a alguien. Con sus incesantes lloros, la irritación


creció en mi cuerpo cuando las veía flirtear con él sin timidez alguna. ¿No ha sido
lo suficientemente claro en que no estaba interesado? Simplemente no lo
entendía. ¿Por qué estaban perdiendo el tiempo cuando era claramente obvio
que no iba a estar con ellas? ¿Ni siquiera se preocupaban en que estuvieran
flirteando con el novio de alguien? ¿Mi novio? ¿En frente de mi cara?

Gruñí. Por supuesto que no las preocupaba. Miraron a Lauren, su heroico modelo
a seguir. Intenté apartar esos pensamientos de mi mente. Podrían hacer todo el
flirteo que quisieran, mientras que Edward no los devolviera. ¿Por qué me
importaba? No es que Edward lo estuviera disfrutando. Ponía muecas cada vez
que estaban en a 3 metros de radio de distancia.

Era fácil decir quiénes iban a formar el equipo- por supuesto eran las chicas que
no estaban lanzándose contra Edward y que en verdad tenían la mente en jugar.
Como Samantha o Ángela por ejemplo, eran las que más duro trabajaban.
Samantha es en verdad muy atlética; por lo que he escuchado, solía jugar al
Softball (N/T: Softball es como el béisbol pero para las mujeres. No es
exactamente igual, pero muy al estilo.) Pero ya que no había equipos de
Softball aquí, ha decidido irse por el baloncesto. Ángela no era tan fuerte como
Samantha, pero estaba esforzándose mucho. Seguro que aún no podría hacer
algún tiro libre, pero sabía que era cuestión de tiempo para que lo consiguiera.

Yo asistía a la mitad de las chicas, mostrándoles como tenían que trabajar con
sus codos, como hacerlo mejor… algunas de ellas estaban cerca de encanastar,
pero siempre terminaban unos centímetros fuera. Pero eso estaba bien; la
práctica lo hace perfecto ¿no? Y baloncesto no era así de fácil- especialmente no
para principiantes.

“¿Bella? ¿Supuestamente tengo que tirar así?” Lana preguntó, frunciendo el ceño
mientras intentaba mantener el balón con una sola mano.

“Sí, sólo no hinques las uñas en el balón. Sosteniéndolo así está bien” le dije
burlonamente. Me lo agradeció, riendo, y continuó practicando con sus amigas.
El gimnasio había sido dividido en dos secciones; la civil, y la malvada.
Afortunadamente, obtuve la normal, muy buena. Por otra parte, Edward no
parecía demasiado dichoso…

“¿Edward? ¡No puedo hacer el tiro libre!” Kelsey lo llamó con su voz de pito y
enfermizamente dulce al mismo tiempo. Suspiré. Pobre Edward. Estaba muy
sorprendida de que no lo hubiera dejado ya.

Parecía una eternidad, pero finalmente, llegaron las cinco. Alcé la mirada
agradecida a la bocina - ¡Al fin! El final de la pesadilla. Las chicas se tiraron al
suelo, tendidas. Todas estaban sudando, incluso las animadoras,
sorprendentemente. Quiero decir ¿Qué han hecho además de torturar
indulgentemente a Edward con sus poco convincentes flirteos? Rechiné los
dientes ante la última parte. Esas asquerosas y sinvergüenzas criaturas…
“Vale… pararemos aquí hoy. Eso no estuvo…” Edward luchó por las palabras de
nuevo, lo que era inusual para él “tan mal. ¿Algo que quieras añadir, Bella?”

Unas pocas risitas se escucharon.

“Está tan bueno” Kelsey le dijo a su amiga, con su cara totalmente sonriente.

“Especialmente cuando está sudado” otra animadora concordó con una sonrisa.
Le guiñó y comenzaron a reír tontamente otra vez. Ni siquiera intentaron
mantener sus pequeñas fantasías para ellas. Vi a Edward moverse incómodo de
donde él estaba de pie, con sus ojos llenos de molestia.

“A decir verdad, hay algo. Varias cosas, para ser honesta” entrecerré los ojos a
Kelsey.

“Si no es en el juego en lo que estáis interesadas, no os molestéis en volver


mañana. Tenemos gente aquí que verdaderamente tienen la cabeza en el juego,
así que por favor, no malgastéis vuestro tiempo ni el nuestro. Segundo, vais a
sudar en baloncesto, así que si no podéis vivir con ello, os sugiero que no volváis.
Y lo último, si os rompéis las uñas o algo como eso, no nos hacemos
responsables. Nadie os está obligando a venir con una espada en la espalda, sois
libres de iros del gimnasio cuando queráis” terminé fieramente “Ahora. Ya he
terminado, Edward”

Luché contra la urgencia de sacar la lengua a Kelsey, la cual estaba mirándome,


completamente muda de asombro.

De repente, escuché chiflidos desde la salida del gimnasio. Jasper, Emmett junto
con Dylan y Cody estaban echados casualmente contra la puerta, riendo a
carcajadas.

“¡Se lo has dejado claro, Bella!” Emmett me animó, con su voz tremendamente
fuerte.

“¡Sí! ¡Vamos Bella!” Dylan silbó mientras los cuatro empezaban otra ronda de
risas.

Me sonrojé de vergüenza cuando me di cuenta de que habían estado observando


mi discurso entero. Alcé la mirada hasta Edward, horrorizada, pero lo encontré
sonriéndome, divertido.

“Vale… es todo por hoy, sois libres de iros ahora.” Edward les avisó, aún
sonriendo. Suspirando, las chicas se dieron la vuelta y desequilibradamente
caminaron hacia la salida y los vestuarios.

“¡Está tan bueno!” murmuró una a lo lejos.

Edward se rió; no por lo que la muchacha había dicho, sino por lo que yo había
dicho hace un momento.

“No empieces, por favor” miré a Edward.


Hizo un movimiento con sus labios y sonrió. Cerré el espacio entre nosotros
escondiendo mi cabeza en su pecho ya sabiendo lo que vendría.

“¡Ja ja! ¡Bella eso fue graciosísimo! ¡Deberías haber visto la cara de Kelsey!
¡Estaba con sudores fríos por la forma en que la mirabas!” Emmett comenzó de
nuevo.

“Tío, sin ofender, pero esas chicas realmente…” Dylan paró, pero Cody terminó la
frase por él,

“¿Son patéticas en baloncesto?”

“No lo podría poner en mejores palabras, hermano” Dylan se rió, chocándole los
cinco.

“Sed agradables” murmuré “No todos podemos ser ganadores, ya sabéis” les
recordé.

Se rieron. Dylan cogió un balón de la red e hizo un tiro libre.

“Aún lo tengo. Vamos, Cody. Enseñémosle a estos novatos como se hace”

Caminé hacia la habitación de Edward ya que era la que estaba más cerca. Aún
no podía dejar el abrumado humor de antes. Era imposible que cesara la
irritación.

En vez de ser impaciente conmigo, Edward observaba mi rostro, medio divertido


y medio sonriente, dejándome en mis pensamientos. Su puerta se abrió y fue a
coger algo para beber del mini frigorífico para ambos. Me observó por unos
minutos más antes de que hablara.

“Estás increíblemente mona cuando haces morritos” Edward se rió, poniéndome


más cerca de él en el sofá.

“No estoy poniendo morritos” le gruñí.

“Lo siento, mi fallo” dijo sarcásticamente “Pero en serio, lo que les dijiste las
tomó con la guardia baja. Mi Bella- ¿Quién hubiera pensado que hubieras sido tan
directa?” bromeó.

“No estaba siendo agradable” le respondí, con mi voz no tan fuerte como antes
“Sólo me estaban sacando de quicio. Edward esto, Edward lo otro… No podían
mantener sus bocazas cerradas ni cinco jodidos minutos. Y ahora Lauren va a
empezar a darme el coñazo con que le he robado su equipo. Ojalá se lo quede ella
enterito ¿Quién en su sano juicio se lo quiere quedar? No soy una suicida. Un día
con ellas, y voy a terminar en un hospital psiquiátrico. Estúpida Kelsey, estúpida
Crystal, estúpida… estúpida… estúpida…” murmuré la última parte para mí, pero
sabía que él aún podía escuchar. Se rió.

“Como he dicho, estás muy mona cuando haces morritos” su voz era grave y
ronca- la siguiente cosa que sabía era que sus labios estaban haciéndose paso
hacia mi mandíbula. Los lugares donde tocaba estaban ardiendo.
“Edward, realmente no estoy de humor” respiré, mi voz me traicionaba.

“¿No?” murmuró seductoramente. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sus


labios cuidaron mi cuello; mi cuerpo entero parecía consciente de que me estaba
tocando. Lloriqueé… no estaba siendo justo con esos besos persuasivos.

Oh olvídate de esas Bimbos, me dije a mí misma. Enredé mis manos en su pelo,


atrayéndolo más cerca de mí mientras nuestros labios se movían en perfecta
sincronización. Sus manos estaban ahora en mi cintura, acariciando mi espalda y
muslo. Sus labios – tan urgentes como antes- continuaron explorando mi boca.

“Pensaba que no estabas de humor” susurró sonrientemente, con sus ojos


mirando los míos.

“Ahora sí” me reí silenciosamente, devolviéndole la sonrisa. Se inclinó de nuevo


para rozarme los labios otra vez. Tío, necesitábamos un sofá más largo. No es
que este fuera incómodo. ¿Cómo podría ser incómodo con un chico como Edward
diciéndote lo guapa e impresionante que eras entre beso y beso?

Edward se separó para quitarse la camisa. Con una sonrisa, dejé que mis dedos
recorrieran su perfecto pecho, apreciando cada parte de él. Tenía el mejor cuerpo
que nadie podía pedir; gemí cuando dulcemente me succionó el labio inferior, sus
manos descendían por mis hombros y cuello. No podía respirar, no podía pensar.
No había nada más en mi mente que Edward, Edward, Edward…

Caímos al suelo con un golpe, él estaba encima de mí. Gracias al cielo por la
alfombra. Nos miramos el uno al otro por un segundo, nuestros ojos eran
incrédulos y escandalosos. Dándonos cuenta de lo que había ocurrido, nos
reímos.

“Ups” respiró, con sus ojos bailando exultantemente mientras sonreía.

Empecé a reírme tontamente “¿Hemos… nos hemos caído del sofá?” no podía
parar las risas que venían – sonaba muy a lo Rosalie y Emmett.

“Eso creo…” murmuró, doblando sus labios en una sonrisa. Rodeé su cuello con
mis brazos, rehusándome a dejar algún espacio entre nosotros.

“Deberíamos irnos a la cama la próxima vez” susurré burlonamente, mis cejas se


alzaron sugerentemente.

Me guiñó con sus ojos llenos de pasión “Lo tendré en mente”

No lo dejé volver a hablar después de eso.

Epílogo: Para siempre.

Un mes después del torneo de Baloncesto.


“Alice, no veo el sentido a vestirnos. Quiero decir, compras un vestido para una
noche, ¡y probablemente no lo volverás a llevar otra vez en el futuro!” dije
exasperada.

Se rió tontamente “Lo sé. ¿No es genial?”

Suspiré. No tenía sentido discutir con Alice. Me deslicé hasta el espejo para
examinarme una última vez. Alice había elegido un sedoso vestido azul que era
absolutamente extravagante. La forma a palabra de honor se quedaba
fuertemente alrededor de mi cuerpo y se expandía con suaves olas en el bajo. Me
gustaba el vestido que había elegido; lo que no me gustaba era el precio que lo
acompañaba.

Juntas, Rosalie y Alice rizaron mi pelo en diminutos tirabuzones que se extendían


por mis hombros desnudos. También me añadieron algo químico desconocido
–desconocido para mí– para hacer que mi pelo brillara más. También me
pusieron una máscara para los ojos y un brillo labial gloss, al cual tuve que
acostumbrarme. Aunque esa no era la parte más terrorífica.

Estaba bien con todo eso del maquillaje Guinea Barbie. Pero fueron los enorme y
altos tacones los que me hicieron casi desmayarme. Pegaban impecablemente
con los pendientes que mi madre me había enviado, pero ¿Cómo podría no
caerme llevando esos mortíferos zapatos y un vestido largo? No tenía deseos de
caerme en medio del baile. Desafortunadamente, como he dicho, no tenía
sentido discutir con Alice y Rosalie cuando se trataba de moda. Mi única opción
era rezar porque no me rompiera ninguna parte de mi cuerpo esta noche.

Rosalie y Alice estaban más que guapas. Alice llevaba un vestido, elegante y
escarlata que enfatizaba las curvas de su diminuto cuerpo. Estaba sin duda
alguna angélica. Rosalie era… bueno, Rosalie. Su brillante y glamuroso vestido
negro estaba incuestionablemente hecho para ella. Me sentía diminuta e
insignificante estando en la misma habitación; rompía el corazón mirarlas.

Era el baile de invierno en ECA. Más que eso, era el MVP Awards Assembly para
el equipo de Baloncesto, uno de los eventos más importantes del año escolar.
Todo el mundo lo esperaba con anhelo, yo incluida. No me perdería la gran
sonrisa que sabía que Edward tendría cuando lo nombraran MVP de algo.

Un toque en la puerta me hizo dar un bote. Alice se puso de pie con gracia para
abrirla.

“Alice, te ves impresionante” Jasper la rodeó con sus brazos y miró a sus ojos
profundamente. Aunque Jasper y Alice no eran tan descarados y exuberantes al
mostrar su afecto como Emmett y Rosalie, era difícil no sentir el amor que se
tenían el uno por el otro. Cuando se miraban a los ojos, las palabras no eran
necesarias. Era casi como si supieran lo que el otro estaba pensando.

Emmett besó a Rosalie en los labios profundamente “Te ves hermosa, Rosalie.
Una belleza enviada del cielo”
Rosalie se rió tontamente y puso su mano en su brazo. Caminaron hasta fuera de
la habitación, susurrando y riendo mientras salían.

Por último, el mismo Adonis me estaba sonriendo e inspirando profundamente.


Edward en un traje negro era notablemente impresionante. La imagen de él
estando ahí era tan hermosa que la sentía irreal; era ilegal que alguien luciera tan
arrebatador, tan deslumbrante como él. Sus verdes ojos esmeraldas eran
intensos cuando miraron a los míos. Tan tímida como yo era, no podía apartar los
ojos de él.

Avanzó unos cuantos pasos más mientras mis manos caían nerviosas a los lados.

“Diría que te ves hermosa, pero la palabra no es lo bastante buena para describir
como luces ahora mismo” respiró, su mano se elevó para tocar mi mejilla. Me
sonrojé, mi corazón se aceleró ante su tacto.

“Gracias. Yo tampoco puedo encontrar la palabra perfecta para describirte”


Respondí tímidamente, ligeramente avergonzada.

“Oh. Estas son para ti” se rió y me tendió un ramo de rosas que tenía en su mano
libre. Estaban bien envueltas en un lazo rojo; las olí y suspiré. Él estaba muy
pensativo.

“Gracias Edward” besé su mejilla y fui a buscar un jarrón para ellas. Podía sentir
su mirada aún mirándome la espalda cuando me movía. Eso sólo me hizo sentir
más tímida aún.

“Esto… ¡Vayámonos entonces!” Emmett anunció animadamente.

Y salimos en parejas. Rodeé el brazo de Edward con mi mano y me eché contra


su hombro.

“Esta noche va a ser impresionante” suspiré contenta.

“Por supuesto. Yo estaré contigo” sonrió genuinamente.

Mis ojos se llenaron de adoración cuando alcé la mirada hacia él. No era sólo el
hombre más guapo en todo el planeta, sino que también era el más dulce que
había conocido. ¿Cómo ha terminado un chico como él con alguien como yo? Es
un misterio ¿no?

El viento soplaba bajo la luz de la luna. Vi estudiantes andando hacia el salón de


baile con sus parejas, con los ojos calculadores cuando nos miraban con
asombro. Continuamos andando por nuestro camino, pretendiendo que no nos
habíamos dado cuenta de ello.

El salón estaba diferente desde la última vez que lo había visto. En el centro de él.
Había una escultura de hielo tallada con la forma de un reno. Un enorme trineo se
encontraba elegantemente en la esquina derecha cubierto con nieve falsa y flores
blancas.

“Wow” jadeé.
Ya había ido a bailes de invierno antes pero no era nada comparado con este. Una
música lenta estaba sonando cómodamente de fondo; involuntariamente,
Edward y yo seguimos a nuestros amigos hacia el centro de la sala de baile
mientras los otros se movían para dejarnos espacio. Nos miraron en adoración
cuando mantenían la distancia; era como si hubiera una pared invisible que
impedía que los otros se unieran a nosotros.

Me balanceé a ritmo de la música con los brazos alrededor del cuello de Edward
para el baile lento. Su frente estaba presionada contra la mía; cerré los ojos para
prolongar el momento al mismo tiempo que sus brazos rodeaban mi cintura.

Abrí los ojos para encontrarme de frente a Lauren Mallory, la cual me estaba
mirando con envidia y odio unos metros más allá. Parecía que si estuviera dolida,
viéndome a mí en los brazos de Edward. De forma cobarde, aparté la mirada de
esa dirección general, con miedo de ver esos ojos enemigos de nuevo. No quería
sentir lástima por ella.

“¿Estás bien?” murmuró Edward.

“Sí, estoy bien. Estoy genial” le aseguré sonrientemente.

“¿Puedo suponer que Alice te ha obligado a vestirte con este vestido?” se rió
suavemente.

Suspiré “¿Parezco como alguien que llevaría esto a su propia voluntad?”

Arqueó sus labios. “Debería agradecérselo a Alice después” sonrió.

Ahogué un grito “¡Edward Cullen! ¡No la animes!”

Se rió, con los ojos felices “No sabes lo completamente arrebatadora que te ves
ahora mismo. ¿Te das cuenta de cuántos corazones estás rompiendo mientras
hablamos?”

Rodé los ojos.

Tomó mi expresión e hizo un gesto hacia la esquina oeste, donde un puñado de


alumnos de 1º y 2º años estaba mirándome todo el cuerpo.

“Obviamente no han visto a Rosalie todavía” murmuré.

Suspiró, tomando una de mis mejillas en su mano mientras la otra rodeaba mi


cintura. “¿Cuándo vas a mirarte a ti misma claramente, Bella?”

Después de una canción o dos la música paró. Un clic realizado por el micrófono
se escuchó a través de los altavoces. La señorita Grey, mi profesora de geografía,
nos sonrió desde el escenario,

“Ya es la hora de presentar los MVP Awards de los Bulldogs de ECA. Dejemos al
entrenador Reynolds hacer los nombramientos, ¿vale?”
Le mostré a Edward una sonrisa y él me sonrió. Cogió mi mano y me sentó al lado
de Alice, Rosalie, Emmett y Jasper alrededor de la grande y redonda mesa. El
entrenador Reynolds subió al escenario y se aclaró la garganta. La habitación
estaba en silencio.

“Otra gran temporada de los Bulldogs de ECA. Estoy muy orgulloso de todos
vosotros por haber recibido el título del estado, pero lo más importante de todo,
estoy orgulloso de los vínculos que habéis formado con vuestros compañeros.
Baloncesto nunca ha sido cuestión de ganar, es importante que lo aprendáis, y
estoy orgulloso de decir que todos en nuestro equipo han aprendido el concepto.
Ahora, tengo este trofeo en la mano esperando ser presentado. Creo que todo el
mundo aquí estaría de acuerdo en quién se lo merece más. Damas y caballeros-
Edward Cullen, el Jugador Más Valioso (N/T: El premio es MVP, Most
Valuable Player, pero en español pues cambia… xD) del equipo de
baloncesto de la East Coast Academy”

Todo el mundo aplaudió abruptamente y fuertemente, gritos ensordecedores


salían para él cuando fue hacia el escenario. Nos pusimos de pie cuando llegó al
escenario para coger el trofeo. El entrenador Reynolds lo palmeó en el hombro y
lo abrazó con un solo brazo.

Edward sonrió con la sonrisa que estaba esperando ver en toda la noche. Al
instante, me sentí más orgullosa de él que de lo que había estado por mí misma.
Tomó algo de tiempo para que los ánimos y gritos se calmaran. Y cuando
finalmente lo hicieron, habló en el micro,

“Gracias. Sólo quiero decir que no lo habría conseguido de no ser por mis
compañeros, mis comprensivos compañeros que son más casi como mis
hermanos que amigos. Bueno, técnicamente uno de ellos es mi hermano” sonrió
juguetonamente “Desafortunadamente”

Nos reímos; la risotada de Emmett fue la más estridente.

“Así que gracias chicos y disfruten el resto de la noche” Alzó el trofeo y otra tanda
de aplausos sonó mientras bajaba del escenario.

Lo abracé “Estoy muy orgullosa de ti, Edward”

“Genial tío” Jasper y Emmett extendieron sus puños a través de la mesa.

“Buen discurso, hermano mayor” chilló Alice, sonriéndole.

“Para un idiota arrogante, estuviste bien ahí arriba” bromeó Rosalie.

Edward rodó los ojos “Gracias Rosalie. Esa es la única cosa que me has dicho que
se parezca a un cumplido” se giró hacia mí con una sonrisa “¿Bailas otra vez
conmigo, Bella?”

Le sonreí “Pensé que nunca me lo preguntarías”


La música se volvió algo más alegre. Era demasiado rápida para un baile lento,
pero no pude realmente bailar con este vestido. No sé cómo me las ingenié para
hacerlo sin caerme, lo que estuve eternamente agradecida.

Edward me hizo girar en círculos; me reí tontamente y me agarré a sus manos


más fuertemente que nunca,

“Más vale que no me dejes caer, Edward. Dios, ¡Me siento como una niña
pequeña!” me reí.

Se rió “No pareces como una niña pequeña. Y para que lo sepas, nunca dejaré
que te caigas. Jamás”

“Te lo voy a recordar siempre” grité por encima de la música, aún riéndome
tontamente.

Bailamos haciendo el tonto por horas. Alice, Rosalie y yo hicimos playback en


varias canciones mientras Emmett hacía una pobre imitación de Britney Spears.
Los chicos del equipo de baloncesto se unieron a nosotros, liándola haciéndose
pasar por bailarines de Emmett. La escena era graciosísima.

“¡Hagamos el Disco man (N/T: el hombre de la discoteca… ya sabéis el


paso típico de los 80… xD)” Dylan bromeó, sacudiendo su cuerpo.

“¡Ni de coña tío! ¡Yo ya he superado los ochenta!” se escalofrió Jamie.

Nos reímos mientras los chicos seguían haciendo el tonto. Otros estudiantes se
estaban riendo también. Parecía que otra vez éramos el centro de atención.

No muy feliz de que la atención recayera en nosotros, Lauren chasqueó los dedos
y se fueron a la pista de baile con Kelsey y Crystal detrás de ellas cuando una
nueva canción comenzó – Low de Flo Rida. Hizo pasos de baile realmente
lascivos, dejando a los chicos de 1º y 2º curso con las bocas abiertas.

“Alguien que le dé una barra a esa chica” gruñó Rosalie, apartando la mirada con
disgusto.

La cara de Edward estaba arrugada con desagrado cuando sacudió su cabeza


“Voy a por algo de beber”

No pasó mucho tiempo hasta que el profesor puso fin al baile lascivo. Lauren tuvo
la cara dura de no sentirse ni avergonzada siquiera.

“Zorra” escupió cuando pasó a nuestro lado.

“Puta” Rosalie le hizo un corte de manga y sonrió. Alice y yo le sacamos la lengua


y movimos nuestros dedos burlonamente mientras ella nos gruñía.

“¡Muy bien, chicas!” Rosalie chocó los cinco con nosotras y eructamos otra tanda
de risas.
Sobre las doce menos cuarto de la noche, la música cambió hacia algo más
suave, más calmado. Por una vez más estuvo capacitado para un baile lento;
mantuve mis brazos alrededor del cuello de Edward mientras mi rostro lo
presionaba contra su chaqueta.

“¿Cansada?” se rió.

“Para nada. Puedo bailar contigo para siempre” suspiré contenta.

“Bien. Porque no creo que pueda soportar que aceptaras bailar con el vil de Mike
Newton o el molesto Tyler Crowley” sacudió la cabeza con furia “¿Sabes que
Crowley vino hacia mí ayer y me dijo que lo estabas mirando en clase de
Matemáticas?”

Mis labios se torcieron del shock y de la furia “¿cómo podía no estar mirándolo en
su dirección? ¡Si se sienta delante de mí! ¡No puedo bajar lam irada y estar toda
la clase sin mirar la pizarra!”

Se rió “Cálmate, amor. Lo sé. Le dije que se quedara con sus fantasías para él.”

“Bien. Porque si no lo hace, va a conocer a mi mejor amigo- mi puño” rechiné los


dientes.

“No te preocupes, conocerá al mío mucho antes.” Se rió.

La señorita Gray encendió otra vez el micrófono mientras Casey, una chica sobre
el comité de baile susurraba algo en su oído. Ella asintió comprensivamente y nos
saludó con otra cálida sonrisa.

“Vale… ¡Ya es casi medianoche! ¡Lo que significa que ya es hora de anunciar a
nuestro rey y reina del baile de invierno de este año!”

Vi a Lauren alisar su vestido no muy lejos del escenario. Crystal y las otras
animadoras le susurraban cosas que la hizo reír confidencialmente.

“Votados como Rey del baile de invierno, Edward Cullen y nuestra reina…
¡Isabella Swan!”

Eso era imposible. Indudablemente imposible. Miré con los ojos abiertos al
cuerpo de estudiantes, que nos estaban animándonos vivamente, sonriendo- y
esperé a la señorita Grey que dijera algo como “Ups, lo siento. Dije el nombre
equivocado”

“¡Ve Bella!” Alice me dio un codazo mientras Edward- con su brillante,


deslumbrante y llamativa sonrisa- extendió su mano para que la cogiera. Mis
manos estaban temblando; no me podía creer que me habían votado para ser
reina del baile de invierno.

Caminamos hacia el escenario, extrañada por mi parte, mientras el resto de los


estudiantes continuaban animándonos. En una emplumada almohada había una
corona y una tiara, brillando bajo el foco de luz. Las pusieron en nuestras
cabezas; Edward me acercó más a él y me arremoliné en su abrazo- sus labios se
estrellaron fieramente contra los míos. No podía respirar; la desesperación que
tenía de que me volviera a besar debió ser muy clara en mi rostro ya que se rió
y me besó de nuevo rápidamente. Eso era suficiente para satisfacerme- por
ahora.

“¡No! ¡Tiene que haber algún error! ¿Cómo diablos ha terminado ella siendo la
reina?” Lauren gritó mientras subía enfadada hacia el escenario con las manos
agarradas al collar de Casey.

“Compruébalo otra vez, zorra. Debe haber habido algún fallo. Esa tiara es mía.
¡Mía!”

“¡Señorita Mallory mantenga esas manos fuera de la camisa de la señorita


Seymour!” La señorita Grey corrió hacia su lado, luchando para soltar a Lauren
de Casey.

Ella giró su atención hacia mí, con los ojos asesinos “¡Tú! ¿Qué hiciste? ¿Correo
negro? ¡No te lo mereces! Yo fui la reina del baile de invierno y la del
Homecoming el año pasado. ¡No puedes caminar por aquí tan fresca y robarme
todo! Tú y esos perdedores a los que llamas amigos…”

“¡Eh!” la interrumpí de forma cortante, avanzando dos pasos hacia ella. “¿Tienes
algún problema conmigo? Genial. ¡Pero no te atrevas a meter a mis amigos en
esto!”

“Por qué tú pequeña…”

Antes de que tuviera oportunidad de acabar la frase, alguien gritó.

Miré alrededor, y vi a Casey tropezando con las cuerdas, cayendo en mi


dirección. Fueron reflejos naturales los que tuve al dar unos pasos para atrás.
Inconsciente de que Lauren – al cual aún no había registrado lo que estaba
pasando dentro de su cabeza- estaba detrás de mí. Me choqué contra ella sin
querer en el progreso.

“Lo…” me giré para encararla y me paré en medio de mi disculpa, boquiabierta


cuando observé la escena que estaba en frente de mí. Mis ojos casi se me
salieron de las órbitas.

Agua salía a borbotones de su pecho, dejando dos marcas redondas en sus senos
y fácilmente visibles. La miré con ojos como platos mientras los otros ahogaban
gritos y hacían lo mismo.

Se quedó en silencio. Tan silencioso que podía escuchar las respiraciones de la


gente. Eso solo duró unos cuatro segundos.

“¡Oh Dios mío! ¡Lauren Mallory lleva un sujetador relleno de agua!(N/T: será un
nuevo invento americano… eso no lo había escuchado en toda mi vida…
los water bra.. xd)” Un alumno de último curso se rió y los demás se le unieron,
riendo a carcajadas, tomando fotos y grabándolo en sus móviles. Lauren gritó;
era un chillido de pito, tan alto que me tuve que tapar los oídos. Con los brazos
cruzados enfrente de su pecho, salió de la habitación frenéticamente, gritando
cuando se iba.

La gente la señalaba groseramente en la dirección por donde salió, llenos en


risas. Sus amigas – o así las llamaba ellas- se estaban riendo de ellas también,
sosteniéndose las unas a las otras de la risa. Vi a Edward retener una risa,
comportándose como el caballero que siempre era.

Jamie chocó su puño contra el de Emmett “¡Esto va a ir a Youtube!”

“¿Lo tienes entero?” sonrió Emmett.

“Dios sí” Jamie le aseguró con una sonrisa amplia “Todo”

“Excelente” Emmett mostró sus dientes, luciendo más feliz de lo que lo había
visto nunca.

No sabía que estaba haciendo o por qué lo estaba haciendo. Murmuré “Un
minuto” a Edward y salí detrás de ella. Y encontré a Lauren, sentada con el rostro
escondido entre sus manos, llorando en un banco.

“¿Estás bien, Lauren?”

Su cara se chasqueó cuando escuchó mi voz. Me miró con tanto odio que me
estremecí.

“¿qué quieres, Swan? ¡Tú ganas! Tú ganas, ¿vale? Tienes a Edward, robaste mi
equipo, tienes esa maldita tiara sobre la cabeza, y tienes a todo el colegio
riéndose de mí. Me lo has quitado todo, ¿Es eso suficiente para ti?” sollozó.

“¿Piensas que yo quería que esto ocurriera? Por el amor de Dios, no quiero
vérmelas contigo. Y por esta estúpida cosa” me arranqué el trozo de metal de la
cabeza “Tómala. No significa nada para mí”

“No necesito que sientas pena por mí” dijo, disgustada “No es justo. Yo era “esa
chica” del campus antes de que tú llegaras. De repente, me lo arrebatas todo”
tragó furiosamente.

“¿Qué tienes tú que yo no? ¿Por qué Edward te eligió a ti en vez de a mí?
Supuestamente el tendría que haber sido mío” su voz era más débil, toda su
fiereza se había ido “Todo eso supuestamente tendría que haber sido mío”

Suspiré “No vine aquí para hacerte sentir miserable. Te ignoré, Lauren. ¡Ignoré
tus putadas, pero tú no parabas! ¿Y todo es mi culpa? ¿Siendo tú la que lo
empezó todo?”

Ella se sorbió la nariz, muda por primera vez mientras apartaba la mirada de mí.

Me senté a su lado en el banco, manteniendo un montón de espacio entre


nosotras. Hablé en un tono más suave,
“Y yo no quiero estar con Edward sólo para hacerte sentir mal o celosa. Sólo
ocurrió- me enamoré de él. Y tu equipo –Dios sabe que no tenía ninguna
intención de que se unieran al equipo de baloncesto. Sé que me odias Lauren, y
está bien. Pero sólo quiero que entiendas que no me he pasado todo el tiempo
pensando en una revancha” no como otras “ ¿Por qué tu reputación es tan
importante para ti? ¿Y el baile de invierno?”

“Tú no conoces a mi madre” sus labios temblaron, al instante me sonó más


vulnerable que nunca “Ella vino a este colegio cuando tenía mi edad. Ella lo era
todo – la capitana de animadoras, la reina del homecoming, la reina de la
graduación ella espera lo mismo de mí. No, ella espera más.” Se sorbió otra vez.

“Cuando averiguó que repetí un curso… estaba avergonzada de que me vieran


con ella. No me miraba ni habló conmigo en un mes. La apariencia lo significa
todo para ella, y ella decía que yo estaba destrozando su imagen”

Aún estaba muy en shock con lo de repetir curso.

“Lo… siento, Lauren. No tenía ni idea” murmuré.

“Me preguntó por qué demonios te estoy contando todo esto. Nadie sabe de mi
madre, ni siquiera Kelsey y Jessica” respiró “Oh, y si mencionas esto a alguien…”

“No lo haré. Lo prometo”

Asintió su cabeza. “Bien”

Ninguna de nosotras dijo nada en el siguiente minuto. Incluso aunque no pudiera


contar sus problemas, me sentía mal por ella. Era horrible tener a alguien
controlándote la vida, juzgándote por tu posición social.

“Eh Lauren”

“¿Qué?”

“Pongámosle fin a esta locura. Estoy cansada de ella y sé que tú también. Así que
¿Qué dices? Estoy dispuesta a pasar página si estás de acuerdo” le sonreí,
tendiéndole la mano.

Estudió mi rostro y miró mi mano. Tentadoramente, ella la cogió “Supongo que


no tenía otra elección. Espera ¿No vas a abrazarme verdad?”

Fruncí el rostro “Créeme. Ni de coña.”

Ambas nos reímos; la atmósfera era más ligera, más como de dos chicas que
tenían una conversación.

“¿Por qué viniste? Si no estás aquí para reírte de mí ¿Por qué te molestaste
siquiera?” preguntó, con el ceño fruncido.
“Porque recordé como me sentí cuando fui yo la que salió corriendo de ese lugar
unos meses atrás. Fue genial tener a alguien que viniera detrás de mí” sonreí, mi
mente voló hacia esa noche- mi primer beso con Edward.

Al instante, ella pareció sentirse culpable y avergonzada. Sus pensamientos


debieron haberse dirigido hacia el terrible “verdad o reto” al que me hizo
someterme.

“Bueno, voy a volver. Mis amigos se estarán preguntando probablemente donde


estoy. Así que el plan es intentar comportarnos de manera civil la una con la otra
en el próximo semestre ¿no?”

No dijo nada por un momento. Su postura se tensó y cerró los ojos antes de abrir
la boca.

“No estaré aquí el próximo semestre” susurró “Mi madre quiere que vuelva a casa
porque estoy suspendiendo las clases. Quiere tenerme vigilada, así que hoy es mi
último día, por eso era tan importante el baile de invierno para mí”

Una oleada de pena me atravesó y miré a la chica que solía ser mi enemiga.
Aunque no me gustara Lauren, entendía por lo que tendría que pasar. Mudarse a
otro colegio no era fácil; de hecho, yo no hubiera podido sobrevivir mucho tiempo
en la ECA de no ser por los Cullens y los Hales. Una parte de mí estaba triste por
verla irse; ni siquiera tuvimos la oportunidad de ser amigas, y se iba. Hoy sería
probablemente el último día que vería a Lauren Mallory.

“Solía estar molesta por eso, pero después de lo que ha pasado esta noche, es en
verdad un alivio. Sinceramente, no creo que pueda volver a mostrarme delante
de ellos otra vez después de lo que ha ocurrido hoy” se rió secamente.

No sabía lo que decir.

“Está bien, ve. Prefiero estar sola por unos minutos.” Dijo, con la cabeza echada
hacia atrás, mirando al cielo.

“Um ¿Te importa si te hago una pregunta?”

Se encogió de hombros.

“¿Por qué no vuelves a tu habitación en vez de quedarte aquí?”

Suspiró “No tengo las llaves conmigo. Me dejé el bolso en el baile”

“Oh, lo cogeré por ti” me ofrecí, poniéndome de pie.

“Eh Bella” me llamó cuando empecé a alejarme.

“¿Sí?”

“Gracias” dijo genuinamente “En serio”

“Claro” le sonreí.
Me encontré con Jessica en la entrada del edificio. Estaba corriendo con un bolso
en sus manos. Parecía preocupada “Hola Bella, ¿Está Lauren…?”

Señalé la dirección por la que venía “Está justo ahí”

“Gracias” se apresuró y se perdió de vista. Sonreí para mí misma; Lauren se


alegrará de saber que aún tiene algunas de sus amigas que se preocupan por
ella.

No tenía ganas de volver al baile. La luna estaba preciosa esta noche; parecía un
desperdicio estar dentro mientras hubiera un gran escenario del que disfrutar. No
había nadie aquí; a parte de la música que se escapaba del otro lado de la puerta
de vidrio y cortinas finas, estaba silencioso.

Me incliné hacia la barandilla del balcón. El pequeño patio, también estaba


decorado elegantemente como el salón de baile. Temática de invierno. La barra
de metal en la que estaba apoyada estaba rodeada con bonitos lazos blancos:
había tantas flores que me rodeaban que podía olerlas fácilmente cuando el
viento arreciaba.

Estaba muy intrigada con lo que veía que no me di cuenta de que la puerta se
abrió.

“Eso fui agradable de tu parte” dijo una voz aterciopelada.

Un par de brazos rodearon mi cintura desde atrás. Si no hubiera reconocido esa


voz y esos brazos, habría gritado. Pero lo reconocí.

Giré mi cabeza para estar a su misma altura. Sostuve el aliento cuando vi a la


perfecta criatura que estaba echada contra la barandilla detrás de mí; no pude
apartar la mirada.

Mirando al vacío hacia la hierba que se encontraba delante de nosotros, sonrió a


la vez que ponía una mano en mi hombro desnudo y la otra alrededor de mi
cintura. El viento jugaba con su alborotado pelo; era sobrecogedor mirarlo. Sus
ojos se encontraron con los míos con una dulce sonrisa puesta en los labios.

“¿Cómo sabes que no me he reído a su costa?” pregunté

Se rió; su preciosa risa sonaba tan adictiva para mí “Porque te conozco” recorrió
con su dedo mi nariz lentamente “Nunca lo harías. Tienes el corazón más amable
en el mundo”

“Me idolatras demasiado” sonreí.

“Siento no concordar contigo” murmuró suavemente. Sus labios rozaron los


míos; demasiado pronto, se separó.

“¿Qué estabas pensando antes de que llegara? Parecías muy pensativa…” notó,
con los ojos curiosos.
“Sólo estaba pensando en lo que dijo Lauren…” paré “Me preguntó cómo habías
terminado tú conmigo, y no tenía ni idea de qué contestar porque yo me
pregunto cada día esa pregunta ¿Por qué yo, Edward? Hay toneladas de chicas
bonitas en esta escuela. Yo sólo no sé… por qué quieres estar conmigo… yo…”

Él cogió mi rostro entre sus manos y me miró directamente a los ojos “Isabella
Marie Swan, ¿Tienes alguna idea, alguna idea de lo especial que eres? Las otras
chicas jamás pueden compararse contigo, ni en lo más mínimo” sacudió su
cabeza,

“Puedo hablar contigo. Me entiendes, no tengo que preocuparme nunca de actuar


como otra persona para ti. Puedo ser yo. He intentado la mitad de mi vida ser
feliz con mis padres, mis hermanos, pero seamos sinceros, nunca fui realmente
feliz. No tenía ni idea de por qué estaba viviendo. Por qué no había muerto con
mis padres. Cuando te conocí” tocó mi mejilla con su palma,

“Me diste algo por lo que luchar cada día. Me levantaba por la mañana deseoso de
ver su maravillosa sonrisa, tu precioso rubor… incluso durante el tiempo en que
no nos llevábamos bien, estoy avergonzado de admitir esto…” paró, riéndose,

“Disfruté en cierta medida cuando me gritaste. Se sentía bien escuchar mi


nombre viniendo de tus labios”

Me mordí el labio, las lágrimas se formaban en mis ojos cuando arrojaba los
brazos a su alrededor.

“Te amo” susurré.

“Tanto como yo te amo a ti” se inclinó para besarme en el pelo y entonces añadió
de manera casual “A todo esto, tu eres la chica más guapa de todo el campus. No
intentes siquiera negarlo, es la absoluta verdad”

Me reí y fue seguido de un gimoteo. Edward presionó su rostro contra mi pelo y


nos quedamos ahí de pie el uno en los brazos del otro por no sé cuánto tiempo.
Miramos a la luna juntos en silencio. Pude de repente ver mi futuro- mi futuro con
él. Me vi a mí misma en sus brazos, mirando al cielo otra vez, ambos hipnotizados
por la bonita noche que teníamos enfrente tal y como lo hacíamos ahora.

En ese momento, supe que no había nada que pudiera dar para que esa visión
ocurriera. Lo quería en mi futuro. No, lo necesitaba a él en mi futuro. Mi vida
antes de que lo conociera parecía tan alejada; como si fuera la memoria de otra
vida. Me entró un escalofrío ante el pensamiento de no haberlo conocido, de no
haber venido aquí a la ECA y no encontrar mi otra mitad. No podía imaginar mi
vida sin él.

“Estoy pensando en lo bueno que es tenerte rodeándome así con tus brazos.
Estoy pensando en lo guapo que estás con traje. Estaba intentando ver cómo
sería nuestro futuro” murmuré.

“Yo puedo verlo, Bella” sonrió, tan glorioso como siempre. “Puedo ver mi futuro,
y es contigo. Puedo verme a mí aún enamorado profundamente de ti porque mi
afecto por ti nunca cesará. Tu presencia para mí es permanente e irrompible,
Isabella Marie Swan. Mi corazón es tuyo – sólo tuyo- siempre y para siempre.”

Su declaración hico que mi corazón latiera frenético. Era insoportablemente


maravilloso escuchar que él sentía lo mismo hacia mí. Tomé su rostro en mis
manos y gracias a los altos tacones que Alice me obligó a llevar, no tuve que
ponerme de puntillas para alcanzar su cara,

“Siempre te amaré, Edward Anthony Cullen. No importa lo que ocurra, mi


corazón siempre te pertenecerá” susurré pasionalmente.

Mis labios se encontraron con los de él y él me besó ansiosamente, levantándome


del suelo sin romper el beso y sentándome encima de la barandilla para que
nuestras caras estuvieran al mismo nivel. Sus brazos me rodearon el cuerpo
dándome seguridad; no tenía que preocuparme en caerme para atrás porque
Edward nunca lo permitiría. No permitiría que algún daño pudiera venir a mí;
siempre estaría a salvo con él.

“¿Tienes frío?” susurró.

Me reí, estaba llevando un vestido sin mangas en medio de Diciembre. Dejé mi


abrigo en el salón porque no pensaba que lo necesitaría. Pero no tenía frío; no
con sus brazos a mi alrededor, no con sus labios moviéndose efervescentemente
contra los míos así.

“No” le dije sonrientemente, apretando mi agarre “No, no tengo frío, para nada”
Ávidamente acerqué su cara más a la mía y pude volver a besarlo. Pude sentir su
entusiasmo cuando nuestros labios estuvieron en contacto; no quería parar. Ni
tampoco él, por lo que parecía.

Un momento después, me ayudó a bajar y fuimos a pasear por la hierba. Con la


magnífica noche por delante de nosotros, era innegablemente romántico caminar
bajo la ardiente luna, agarrados de la mano. Se quitó su chaqueta para
ponérmela por encima de mis hombros desnudos. Y se lo agradecí; hacía
bastante frío cuando el viento azotó mi piel.

“¿Edward? ¿Te importa si hacemos algo realmente infantil?” sonreí.

“Estoy de acuerdo en todo lo que la palabra nosotros conlleve” sonreí. Le sonreí


de vuelta, arrastrándolo cuando empecé a correr hacia un árbol enorme en el
cual me había fijado hacía un tiempo atrás. Me agaché para encontrar una
piedra; eliminé las redondas y cogí una puntiaguda que podría funcionar.

La presioné contra la corteza tan fuerte como pude.

E+B

Después de recalcarlo un par de veces para asegurarnos de que estaba lo


suficientemente profundo para que fuera notable, me mordí el labio y miré
satisfactoriamente hacia mi trabajo,
“Unos cuantos años más tarde, vamos a volver aquí y nos sentaremos bajo el
mismo árbol, a pensar sobre todos los buenos recuerdos del instituto” anuncié.

Me giré para ver a Edward y para mi sorpresa; tendió a mano para que le diera la
roca,

“¿Puedo?”

Asentí “Por supuesto” la dejé caer en su palma.

Sonrió abiertamente y se acercó más al árbol. Sus manos se movían contra la


corteza; no podía ver lo que estaba escribiendo exactamente porque su cuerpo
me tapaba la mayor parte de la visión. Eso sólo me hizo estar más curiosa y
ansiosa. Paciencia Bella, paciencia.

Unos minutos después, dio un paso hacia atrás y me sonrió con esa sonrisa
torcida que tanto adoraba. Miré curiosa hacia la corteza, y mi corazón iba a saltar
exuberante.

Bien distinguido bajo mi escritura estaba la palabra que hizo que las lágrimas
cayeran por mis mejillas otra vez.

FOREVER

“¿Para siempre?” dije exuberante, lanzando mis brazos a su alrededor.

Él apretó más tu agarré a mi alrededor y me besó suavemente en los labios,


“Para siempre” susurró.

--

Fin

También podría gustarte