Fernando Dangond Castro nació en 1962 en Valledupar en el seno de una familia de músicos. Desde niño aprendió a tocar diversos instrumentos musicales como el acordeón y el piano. A lo largo de su vida ha compuesto más de 100 canciones vallenatas, muchas de ellas grabadas por reconocidos artistas. Su canción más famosa es "Nació mi poesía", compuesta en su casa de Valledupar y grabada originalmente por Jorge Oñate. Dangond es considerado un poeta de la música vallenata
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Fernando Dangond Castro nació en 1962 en Valledupar en el seno de una familia de músicos. Desde niño aprendió a tocar diversos instrumentos musicales como el acordeón y el piano. A lo largo de su vida ha compuesto más de 100 canciones vallenatas, muchas de ellas grabadas por reconocidos artistas. Su canción más famosa es "Nació mi poesía", compuesta en su casa de Valledupar y grabada originalmente por Jorge Oñate. Dangond es considerado un poeta de la música vallenata
Fernando Dangond Castro nació en 1962 en Valledupar en el seno de una familia de músicos. Desde niño aprendió a tocar diversos instrumentos musicales como el acordeón y el piano. A lo largo de su vida ha compuesto más de 100 canciones vallenatas, muchas de ellas grabadas por reconocidos artistas. Su canción más famosa es "Nació mi poesía", compuesta en su casa de Valledupar y grabada originalmente por Jorge Oñate. Dangond es considerado un poeta de la música vallenata
Fernando Dangond Castro nació en 1962 en Valledupar en el seno de una familia de músicos. Desde niño aprendió a tocar diversos instrumentos musicales como el acordeón y el piano. A lo largo de su vida ha compuesto más de 100 canciones vallenatas, muchas de ellas grabadas por reconocidos artistas. Su canción más famosa es "Nació mi poesía", compuesta en su casa de Valledupar y grabada originalmente por Jorge Oñate. Dangond es considerado un poeta de la música vallenata
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Así ‘Nació mi poesía’, como las madrugadas de mi pueblo
-La exitosa canción del compositor Fernando Dangond Castro, grabada por Jorge Oñate, ha perdurado como esas bellas melodías que compone el hombre sin premura-
Por Ricardo Gutiérrez Gutiérrez
En una tarde de noviembre de 1962 cuando las brisas descendían por
enfriamiento de la Sierra Nevada hacia Valledupar levantando el aire cálido, en una inmensa casa de arquitectura posmodernista, se escuchó la canción ‘Para Elisa’ del compositor Alemán Ludwing van Beethoven, interpretada por la matrona Dominga Palmera, festejando la llegado de su nieto Fernando Dangond Castro, hijo del empresario y político Jorge Dangond Daza y su esposa Elisa Castro Palmera. Doña Elisa, es una pianista reconocida igual que su madre, dotada además de una sensibilidad desbordante por las causas nobles y por su entrega a la Liga contra el Cáncer del cual fue su fundadora. En ese ambiente musical y de lucha por los derroteros que su padre le imprimió a todas sus actividades, creció Fernando. Desde su niñez conoció varios instrumentos musicales, sus tíos maternos, Alfonso, Rodrigo y Enrique heredaron la vena musical de su madre y su sobrino Mauricio Gutiérrez, de su abuelita Elisa. Ellos participaban con el acordeón y el piano en cálidas y familiares reuniones en su residencia, donde confluían además los músicos reconocidos de la región atendiendo el llamado de su padre, quien se fascinaba con estas tertulias que compactaban sus relaciones familiares y sociales en la ciudad. Fernando se inició con el acordeón cromático o piano-acordeón y con el diatónico de botones con el cual se lucen los juglares vallenatos, alternando con las lecciones de guitarra que le daba el maestro Arturo Molina, padre del acordeonero Gonzalo ‘El Cocha’ Molina. Desde su niñez se embelesó con las tiernas y complejas ondas sonoras del piano que ejecutaba su madre en las inolvidables tertulias musicales. Incidió en su formación musical las orientaciones del maestro Antonio María Peñaloza, arreglista y coautor del himno del carnaval Barranquillero ‘Te Olvidé’; Andrés ‘El Turco’ Gil y Egidio Cuadrado, hoy día acordeonero de Carlos Vives y las innumerables parrandas con Emiliano Zuleta y ‘Colacho’ Mendoza, donde pudo conocer las intimidades del acordeón, instrumento que hoy domina a la perfección. En el Festival de la Leyenda Vallenata en el concurso de acordeoneros en 1976 fue coronado como Rey infantil. En 1981 fue ganador del concurso de la Canción Vallenata Inédita con su reconocido paseo ‘Nació mi poesía’. En esos festivales concursó con muchos niños que ahora son famosos: Raúl ‘Chiche’ Martínez, Orangel ‘El Pangue’ Maestre, Jesualdo Bolaños, Omar Geles, José Alfonso ‘Chiche’ Maestre, entre otros. En alguna ocasión me comentó Fernando que escuchando una canción en la radio, le pareció muy simplona, eso lo motivó a revisar las primeras obras que ya había compuesto con el ánimo de mejorarlas. Ha compuesto más de 100 canciones, la mayoría grabadas por los más reconocidos grupos vallenatos como Los Hermanos Zuleta, Diomedes Díaz, los Betos, El Binomio de Oro, Iván Villazón y Silvio Brito. Sus composiciones se caracterizan por sus melodías agradables y por la sensibilidad que contienen sus letras. Algunas de ellas: ‘Así es mi Valle’, ‘Nació mi poesía’, ‘Palabras mágicas’, ‘Miedo al amor’, ‘Dame un besito’, ‘Águila furtiva’, ‘Vuelve pronto’, ‘Luz de mi destino’ y ‘El inconvenientico’, entre otras. La célebre canción ‘Nació mi poesía’, éxito de Jorge Oñate, luego grabada por Peter Manjarrez, la compuso en su residencia en Valledupar. Había llegado días antes de Bogotá, estaba nostálgico por una novia que había dejado allá. Se sentía feliz estando con sus padres, hermanos y amigos, pero al mismo tiempo triste porque no estaba ella. Al querer explicarle porque quería tanto a su tierra, compuso sentado en su cama con papel y lápiz tarareando, esta bella obra musical convertida en una de las canciones vallenatas más conocida. “Nació mi poesía, como las madrugadas en mi pueblo/ardientes, puras y majestuosas,/mis versos viajeros y libres como el viento,/cual astro fugaz del firmamento, en la noche hermosa. Porque el folclor de mi Valledupar,/donde el amor nace en mil corazones,/se eternizó en el alma del Cesar/en la alegría de mil acordeones./Ya no hay casitas de bahareque/se llenó el Valle más de luces,/no venden arepitas, queques,/merengues, chiricana y dulces”. Fernando es un compositor que conoce la guitarra, el acordeón, el piano y el canto. Las letras de sus canciones son producto de vivencias o inspiración en momentos de exaltación emocional que motivan su sensible mundo interior. Ellas son verdaderas poesías que brotan espontáneamente al ser enaltecidas por bellas melodías que acompaña con acordes y armonías apropiadas, para darle fuerza musical al mensaje o narración que expresa su mente prodigiosa. En una oportunidad absorto por el ambiente agradable que ofrecía una noche colmadas de estrellas que parecían tan cercanas como si pudiera alcanzarlas, apreciando desde El cerro, el movimiento rítmico de las hojas de los árboles, parecían con su vaivén, que al son del viento festejaban las hermosas canciones que Fernando interpretaba en su acordeón. En ese momento mágico originado por el ambiente excepcional que ofrecía la naturaleza, propicio para escuchar con detenimiento sus obras musicales que brotaban de su alma enamorada. En ese momento surgió la pregunta. ¿Dónde estarás en algunos años? Sin titubear inmerso en su mundo de creatividad y sin subestimar las inmensas oportunidades que le ofrece su vasta formación académica y experiencia profesional en Estados Unidos y sobre la unión admirable de su vida familiar con su amada esposa Mónica y sus hijos, contestó lacónicamente, propio de su noble y brillante personalidad: “Sueño con regresar al Valle, fuente de mi inspiración, de ese mundo mágico recibo la energía suficiente para crear, para ser feliz, es imposible para mí vivir sin ese aliciente motivador, es vital mi Valle de colores”. Cuando se escucha interpretar una de sus bellas melodías, se aprecia que el Vallenato tiene un verdadero poeta del piano, del acordeón y la guitarra, Fernando Dangond Castro.