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En general, las personas que contraen la infección lucen y se sienten sanas durante mucho
tiempo. Pueden transcurrir 10 años o más hasta que la infección por VIH manifiesta síntomas, e
incluso mucho más tiempo en el caso de quienes toman medicamentos antivirales. Por eso, es
fundamental realizarse pruebas de VIH periódicas, en especial si se practica sexo sin protección o
se comparten agujas. Los tratamientos para la infección por VIH pueden ayudar a mantenerte sano
mucho más tiempo.
Las primeras 2 a 4 semanas después de contraer el VIH, puedes sentirte afiebrado, con dolor y
malestar. Estos síntomas similares a los de la gripe son la primera reacción del cuerpo a la
infección por el VIH. Durante esta etapa, hay una gran concentración del virus en tu organismo, de
modo que es fácil transmitirlo a otras personas. Los síntomas desaparecen tras unas semanas y
habitualmente no vuelves a tenerlos en años.
Una vez tienes VIH, puedes transmitírselo a otros, bien sea que tengas síntomas o no.
¿Qué es el VIH?
El VIH es el virus que causa el SIDA. Este afecta el sistema inmunitario, haciendo que te enfermes
más fácilmente. El VIH se propaga en las relaciones sexuales, pero los condones ayudan a que te
protejas.
VIH significa virus de inmunodeficiencia humana. Es un virus que destruye determinadas células
del sistema inmunitario (la defensa del cuerpo contra las enfermedades que nos ayuda a
mantenernos sanos). Cuando el VIH daña el sistema inmunitario, es más fácil enfermarse de
gravedad e incluso morir a causa de infecciones que el cuerpo normalmente podría combatir.
El VIH puede afectar a cualquiera. En los Estados Unidos, alrededor de un millón de personas
viven con VIH, y cada año se presentan más de 41,000 nuevos casos de infección. La mayoría de
las personas con VIH no tienen síntomas durante años y se sienten totalmente bien, de modo que
es posible que ni siquiera sepan que están infectadas.
Una vez contraído, el virus permanece en tu cuerpo de por vida. No existe cura para el VIH, pero
hay medicamentos que ayudan a que te mantengas sano durante más tiempo y que disminuyen
las posibilidades de que contagies a otras personas. El tratamiento es muy importante (por eso es
vital hacerte la prueba). Prácticamente todas las personas que tienen VIH y no se tratan mueren a
causa del virus. Pero con medicamentos, los infectados por el VIH pueden mantenerse sanos y
vivir muchos años.
El VIH es el causante del SIDA. SIDA es una sigla que significa síndrome de inmunodeficiencia
adquirida. VIH y SIDA no son lo mismo. La gente con VIH no siempre tiene SIDA.
El VIH es el virus que se transmite de persona a persona. Con el tiempo, el VIH destruye un tipo de
células importante del sistema inmunitario (denominado células CD4 o células T) que nos protegen
de las infecciones. Cuando no tienes suficientes células CD4, tu cuerpo no puede combatir las
infecciones como lo haría normalmente.
El SIDA es la enfermedad causada por el daño que el VIH produce en el sistema inmunitario. Una
persona tiene SIDA cuando contrae infecciones peligrosas o tiene un número extremadamente
bajo de células CD4. El SIDA es la fase más grave de la infección por VIH y, con el tiempo, termina
provocando la muerte.
Sin tratamiento, generalmente toma 10 años para que alguien con VIH desarrolle SIDA. El
tratamiento desacelera el daño que causa el virus y ayuda a que los infectados se mantengan
sanos durante varias décadas.
En los Estados Unidos, la forma de transmisión más frecuente es el sexo sin protección. Puedes
protegerte y proteger a tu pareja usando condones y/o barreras de látex bucales cada vez que
tienen relaciones sexuales y evitando compartir agujas.
Este virus también se puede transmitir al bebé durante el embarazo, el parto o al amamantar. Una
embarazada con VIH puede tomar medicamentos que reducen considerablemente las
posibilidades de que su bebé se contagie.
El VIH no se transmite por la saliva, de modo NO PUEDES contagiarte por dar un beso, compartir
alimentos o bebidas, o usar el mismo tenedor o la misma cuchara. El VIH tampoco se contagia por
abrazarse, darse la mano, toser o estornudar. Tampoco puedes infectarte por sentarte en el
inodoro.
Hace muchos años, había personas que se contagiaban por recibir transfusiones de sangre
infectada. En la actualidad, donar o recibir sangre en cualquier centro médico es totalmente
seguro. Los médicos, los hospitales y los bancos de sangre no usan las agujas más de una vez y
la sangre que se dona se somete a análisis para verificar que no esté infectada con el VIH u otras
infecciones.
La gente con VIH generalmente no presentan síntomas inmediatamente, por lo que pueden
desconocer que tienen el virus. Pueden pasar años antes de que el VIH se manifieste.
La infección por VIH no tiene cura, pero hay medicamentos que desaceleran el daño que causa.
Los tratamientos ayudan a prolongar tu vida y reducen las posibilidades de que le transmitas el VIH
a otros.
La infección por VIH y el SIDA no tienen cura, pero existen tratamientos que ayudan a quienes los
padecen a llevar vidas largas y saludables. El tratamiento antirretroviral (TAR) es una combinación
de medicamentos que disminuye la concentración del VIH en la sangre; a veces hasta el punto de
que el virus no se detecta en las pruebas. El TAR puede ayudarte a estar saludable por muchos
años, y reducir el riesgo de que les transmitas VIH a otros.
Prestar atención a tu estilo de vida, puede contribuir a que te mantengas sano. Esto implica
alimentarse bien, dormir lo suficiente, hacer ejercicio, aprender a manejar el estrés y evitar el
alcohol, el cigarrillo y las drogas.
Es importante encontrar un médico que tenga experiencia tratando VIH. Tu centro de salud local de
Planned Parenthood puede ayudarte a obtener el tratamiento que necesitas. HIV.gov también
puede ayudarte a encontrar un doctor experto en VIH y otros servicios de apoyo en tu área.
El VIH se contagia a través del contacto con la sangre o con las secreciones sexuales (como el
semen y las fluidos vaginales), normalmente durante el sexo vaginal y anal. Por eso, la única forma
de estar 100% seguros de evitar el contagio es no tener sexo vaginal o anal.
Sin embargo, la mayoría de las personas tienen relaciones sexuales en algún momento de su vida,
por lo que es importante informarse sobre la prevención de VIH y el sexo más seguro. El uso de
condones REALMENTE disminuye el riesgo de contagio del VIH. Si vas a tener sexo, la mejor
manera de protegerte es usar condón cada vez que lo hagas. También existe una píldora de uso
diario que puedes tomar - llamada PrEP - que puede ayudarte a prevenir el VIH. Tu médico o
enfermero puede indicar si PrEP es adecuada para ti.
En lo que respecta al VIH, algunas actividades sexuales son más seguras que otras. Las
siguientes actividades son de “riesgo nulo”, es decir, nunca se ha reportado un caso de VIH por
hacerlas:
Masturbarse
Tocar los órganos genitales de tu pareja
Frotarse el cuerpo mutuamente (sexo seco)
Besarse
Tener sexo oral con un condón, barrera de látex bucal o envoltura plástica
Usar juguetes sexuales limpios
Estas actividades son de “bajo riesgo”, es decir, sólo se han reportado algunos casos de VIH (entre
millones) por hacerlas:
Darse besos con la boca abierta (si la persona con VIH tiene llagas o sangrado en la boca)
Tener sexo vaginal con condón y/o PrEP
Tener sexo anal con condón y/o PrEP
Sexo oral sin condón ni barrera bucal
Estas actividades son de “alto riesgo”, es decir, millones de personas se contagian del VIH al
hacerlas:
Es mucho más fácil que el VIH entre a tu cuerpo si tienes llagas, cortes o aberturas en la piel por
los cuales puede penetrar el semen, las secreciones vaginales o la sangre. Por eso, no debes
tener sexo si tienes una erupción de herpes u otras infecciones. Si sufres otras enfermedades de
transmisión sexual (ETS), tienes más probabilidades de contagiarte del VIH, por eso es
recomendable que te hagas pruebas periódicas de ETS.
No existe ninguna vacuna que proteja contra el VIH, pero mucha gente está trabajando en
ello. Existen medicamentos (llamados PEP y PrEP) que también ayudan a prevenir el VIH.