Guerra Espiritual
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SOLDADOS DE JESUCRISTO
Escrito por: Giselle Gonçalves Correa
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2 Corintios 10:3,4
Todos los cristianos verdaderos (digo verdaderos, porque también están los falsos) tenemos
aptitudes en Dios para hacer frente al enemigo (Satanás) y vencerlo. Dios ha dado a sus hijos toda
la fe, autoridad, valentía y fuerzas en el nombre de Jesús, su Hijo, quien ha vencido al reino de las
tinieblas en la cruz del Calvario.
Además ha puesto a disposición de la Iglesia una serie de "armas espirituales" que se desarrollan y
perfeccionan en la medida que aumentan nuestra santificación y conocimiento de la Palabra de
Dios (Santa Biblia). Todas esas armas espirituales están detalladas en la misma Biblia, Dios quiere
que lo sepamos y lo apliquemos, para nosotros mismos y para Su Reino.
Pero la Biblia es un libro espiritual, de inspiración y revelación espiritual, así que NO es para
todos en la misma medida. Algunos entenderán otros no, algunos podrán practicarlo otros no.
Todo lo que hacemos para Dios y en Dios, debe ser a conciencia de que Él nos está guiando y
respaldando, de lo contrario, estaremos "metiéndonos en problemas".
Los dones espirituales son parte del plan de Dios para cada persona, del ministerio que Dios
quiere que desarrolle cada persona dentro del Cuerpo de Cristo. Dios da y reparte en la Iglesia
como Él quiere (1 Corintios 12).
Cuando recibimos un don, que es una "capacidad espiritual" es necesario que estudiemos
diligentemente sobre ese tema, que profundicemos en toda la Escritura buscando lo que Dios
habla referente y específicamente. Debemos buscar toda instrucción de nuestros líderes y maestros,
aprender de los buenos ejemplos, principalmente de los que "funcionan".
El Ministerio de Liberación y Guerra trata de un confrontamiento espiritual de niveles mucho más
comprometedores y severos que los que experimentan la mayoría de los creyentes. Involucrarse
directamente en el frente de la batalla, significa tener un llamamiento y una directriz específica de
parte del Espíritu Santo.
Dios exige mucho más de nosotros, al mismo tiempo que nosotros debemos exigirnos más de
nosotros mismos. De otra manera es imposible practicarlo, no se trata de mucho estudio o
conocimiento, sino de autodisciplina, renuncia, abstinencia, madurez, santidad y experiencias
espirituales reales con el reino de Dios y con el reino de las tinieblas.
2 Timoteo 2:3,4