Equidad en El Proceso
Equidad en El Proceso
Equidad en El Proceso
1. El primer sentido contempla la equidad con función decisoria “extra legem”. Esta
acepción se identifica con la noción de “jurisdicción de equidad”, dentro de la cual el
Juez, cuando es llamado a resolver un conflicto, no tiene una norma anterior que le
indique como hacerlo y entonces la crea para el caso individual. En este sistema
basta con resolver el conflicto de voluntades ateniéndose a su conciencia, es decir,
al leal saber y entender del Juez dando la solución que él considera más justa. Este
modelo jurisdiccional sin embargo resulta incompatible con el principio de legalidad y
la jurisdicción “de derecho” que surge de nuestra Constitución Nacional, salvo en
aquellos casos en los cuales la ley lo autoriza, como ocurre con el arbitraje de
amigables componedores.
Esta situación se puede dar con respecto a la vías procesales en aquellos casos en
los cuales se encuentra en juego un interés merecedor de tutela jurisdiccional pero
no se encuentra legislado un proceso adecuado para el ejercicio del derecho a la
acción, de modo que el órgano judicial se ve obligado a innovar “extra legem” con
respecto a los medios procesales.
Por otro lado, cabe hacer ciertas aclaraciones cuando hablamos del principio de
equidad: en primer lugar, debemos tener en cuenta que las normas jurídicas, son
generales y abstractas, prevén un sinnúmero de hechos y, pese a que sabemos que
estas deben ser aplicadas a casos concretos y están sujetas a interpretación del
juzgador, garantizan la igualdad y seguridad jurídica porque permiten predecir las
consecuencias de determinados actos y limitan el poder del Estado ante los
individuos.
El principio de equidad, como cualquier otro principio orientan al juez sobre cómo
debe resolver el caso. Este principio permite al juez que ante el rigorismo de la ley,
(por ser general y abstracta), actúe conforme a la justicia.