ANFETAMINAS

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ANFETAMINAS

Origen
L. Edelano sintetizó por primera vez las anfetaminas en 1887. Pero hasta
1920, queriendo hallar un sustituto sintético de la efedrina, fue cuando
Gordon Alles descubrio que el compuesto original de Edeleano, sulfato de
anfetamina y su destroisómero, aún más activo, el sulfato
dextroanfetamínico, poseían la capacidad de estimular el sistema nervioso
central. En 1931 comenzaron a estudiarla en laboratorios farmacéuticos de
los Estados Unidos y cinco años después, durante la Ley Seca, Smith Kline
& French, la empresa farmacéutica que adquirió las patentes de Alles, la
introdujo en la práctica médica bajo el nombre comercial de Benzedrina®
(bennies para los asiduos). Casi enseguida salió al mercado su isómero
más activo, la dextroanfetamina comercializada como Dexedrina® (dexies).
Después de su inclusión en las listas de Sustancias Controladas, ambos
tipos de anfetamina aparecieron en el mercado negro norteamericano bajo
apelativos relacionados con sus efectos subjetivos tales como speed
(velocidad) y uppers (activadores).

Denominación
La palabra amina se deriva de la palabra amoniaco. La anfetamina C 9H13N,
significa a(lfa) m(etil) f(enil) et(il) amina.

Química
Identificación
Tanto en el mercado legal como en el ilícito se expenden en soluciones
inyectables incoloras o amarillentas, en forma de polvo blanco o en tabletas
y cápsulas de 10 a 15 mg. Strasenburg la ofreía como Bifetamina T®,
Smith Kline & French con los nombres de Benzedrina®, Dexedrina® y
Dexamil® que es una combinación de dextroanfetamina y amobarbital. En
México, Rey-Mol ofreció anfetamina como Obocel Complex®, y Warner
Chilcott y Medix comercializaron dextroanfetamina como Lucofen® y
Redotex® respectivamente. A nivel internacional, Abbot Laboratories,
vendía hidrocloruro de anfetamina bajo el nombre comercial de
Mezedrina® hasta antes de su control internacional, hoy se encuentra en
algunos países bajo el nombre de Desoxin® y Desbutal® cuando se
encuentra combinado con pentobarbital sódico.

Bencedrina y Dexedrina
Composición
Las anfetaminas son un grupo de compuestos orgánicos del nitrógeno que
pueden considerarse derivados del amoniaco.

Formas de adulteración
Adquiridas en establecimientos farmacéuticos se encuentran puras. En el
mercado negro pueden estar adulteradas con efedrina, cafeína o
fenilpropanolamina, acompañadas de talco, gis, etc. Su aplicación
intravenosa es casi un suicidio teniendo esto en cuenta.

FARMACOLOGÍA
Mecanismo de acción y formas de empleo
Aunque lo más común es su administración oral o nasal, la anfetamina
también puede ser inyectada por vía intravenosa. Si ha sido ingerida
oralmente sus efectos comienzan alrededor de los 30 minutos y pueden
prolongarse hasta por 10 horas; si ha sido inhalada o inyectada los efectos
son prácticamente inmediatos aunque duran menos.

Esta droga se absorbe bien a través del tracto gastrointestinal y se


distribuye rápidamente por todos los tejidos y líquidos orgánicos
alcanzando altas concentraciones en el cerebro y el líquido
cefalorraquídeo. Al ser una amina simpaticomimética actúa como agonista
en los receptores de adrenalina y noradrenalina inhibiendo su recaptura y
provocando un efecto prolongado de estimulación en el SNC. Afecta el
hipotálamo, sitio donde se localizan los centros reguladores del hambre y la
saciedad ocasionando falta de apetito, y se cree que interactúa también
con los transportadores responsables de la captación de dopamina y 5-HT.

Usos terapéuticos
En 1936 la anfetamina se ofrecía para mantener despiertos a pacientes
tratados con sedantes, más adelante se recomienda contra el catarro y
congestiones nasales, contra el mareo y contra la depresión. En 1970
Smith Kline & French asegura que «el efecto estimulante de la Dexedrina
ayuda a recuperar el optimismo y la agudeza mental induciendo una
sensación de energía y bienestar, y normaliza el interés, capacidad y
actividad para el trabajo.» En la actualidad se utiliza bajo control médico
para tratar los rarísimos casos de narcolepsia (ataques intermitentes de
sueño profundo), daño cerebral mínimo en los niños, depresión mental y
obesidad patológica.

Dosificación
Las dosis leves van de sulfato de anfetamina y dextroanfetamina van de 10
a 30 mg; las medias de 40 a 60 mg; y las altas de 70 a 90 mg. Dosis
mayores a los 100 mg en sujetos sin tolerancia podrían resultar fatales.

Efectos psicológicos y fisiológicos


Sus efectos subjetivos son parecidos a los de la cocaína, aunque muchos
conocedores señalan que son más perceptible e intensos. Jerome H. Jaffe
asegura que en pruebas de laboratorio, los sujetos familiarizados con la
cocaína no pueden distinguir entre los efectos subjetivos de 16 mg de
cocaína y los producidos por 10 mg de dextroanfetamina cuando ambas se
administran por vía intravenosa. No obstante, se dan cuenta después
porque la duración de los efectos de la cocaína es bastante breve; tiene
una vida media de sólo 50 minutos, mientras que la vida media de la
anfetamina es de alrededor de 10 horas y la de la metanfetamina es de
cerca de 5 horas.
En general, se sabe que las anfetaminas aumenta el estado de alerta y la
iniciativa, hay falta se sueño, disminuye la sensación de fatiga, mejora el
ánimo, la confianza y la habilidad para concentrarse. Suele haber euforia y
verborrea. También se incrementa la capacidad física en dosis bajas o
medias; las altas pueden provocar efectos opuestos, depresión mental y
fatiga. A partir de pruebas psicométricas se ha demostrado que dosis bajas
de anfetamina aumentan el coeficiente de inteligencia en una proporción
media de ocho puntos.

A nivel físico, las dosis bajas provocan aumento en la actividad


espontánea, intranquilidad, agitación, estimulación del centro respiratorio,
resequedad bucal, sabor metálico, pérdida de apetito, aceleración del ritmo
cardiaco, elevación de la presión sanguínea y dilatación de pupilas. Dosis
altas pueden producir náuseas, sudoración, dolores de cabeza y visión
borrosa. Aceleran y descincronizan el electroencefalograma; aumentan la
inidencia de ondas de alta frecuencia y reducen la amplitud y duración de
las ondas delta que se presentan después de un periodo prolongado de
insomnio.

El uso prolongado de anfetamina puede ocasionar anorexia, desnutrición,


problemas cardiacos y pulmonares, así como serios problemas renales y
hepáticos. También se le atribuye la llamada psicosis anfetamínica que
conduce a la comisión de actos irracionales y de violencia repentina
acompañados de paranoia y delirios.

Potencial de dependencia
La tolerancia es muy alta y se desarrolla con excepcional rapidez.
Habiendo iniciado con dosis terapéuticas de 10 a 30 mg, después de tres o
cuatro semanas los usuarios regulares pueden necesitar hasta 500 mg
para experimentar los mismos efectos; cantidad que afecta gravemente a
personas sin hábito. Aunque no causa dependencia física en sentido
estricto, el potencial de dependencia psicológica es bastante alto. El
síndrome de abstinencia puede durar algunas semanas. Se manifiesta por
ansiedad, fatiga, alteraciones de sueño, irritabilidad, hambre intensa y
depresión severa, síntomas que pueden durar hasta un mes.

¿QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA?


Los consumidores neófitos tienen mayores posibilidades de presentar una
intoxicación que se manifiesta por enrojecimiento facial, temblores, pérdida
de la coordinación, confusión, irritabilidad, agresividad, alucinaciones, dolor
torácico, hipotensión y arritmias cardiacas. En casos graves pueden
sobrevenir convulsiones, coma y falla respiratoria.

Se recomienda administrar leche o carbón activado para demorar la


absorción, provocar el vómito si la persona está consciente y administrar
respiración artificial en caso de ser necesario. Aunque la sed sea intensa,
se debe limitar la ingestión de agua debido al riesgo de edema pulmonar.
Cualquier sospeche de sobredosis debe considerarse como urgencia
médica ya que las alteraciones cardiacas pueden alcanzar niveles
peligrosos. Los médicos tratan los efectos de la intoxicación con
haloperidol (Haldol® o Haloperil®), clorpromazina (Largactil®) o diacepam
(Valium®) en combinación con compresas de hielo para bajar la
temperatura y otros medios controlar las convulsiones.

HECHOS INTERESANTES
Régimen legal actual
Las anfetaminas están controladas, pertenecen a la Lista II. Sus ventas
lícitas e ilícitas son estratosféricas.

En el caso de la legislación mexicana en materia de drogas, de acuerdo a


las Tablas de penas previstas en el artículo 195 BIS del Código Penal para
el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en Materia
Federal, portar menos de 1.5 g de dextroanfetamina se considera como
consumo personal y no se aplica ninguna sanción según el Artículo 199 del
mismo código. Una cantidad mayor se considera como tráfico y sí está
sujeta a penalización, dependiendo de la cantidad. (Consultar las tablas) La
dosis media consignada en Las drogas tal cual son como consumo
personal es de 20 a 40 mg de dextroanfetamina.

Mensajes hippies contra el exceso de velocidad


Se ha calculado que la cantidad de Benzedrina® que se suministró a los
soldados norteamericanos destacados en Inglaterra durante la Segunda
Guerra Mundial asciende a 180 millones de píldoras. Nadie tenía indicios
seguros de su peligrosidad en ese entonces. Fue hasta mediados de los
años sesenta cuando se registraron los primeros casos de jóvenes de 16
años con las vísceras de hombres de 80 debido al uso inmoderado de
anfetaminas. Los patólogos se alarmaron ya que nunca habían visto nada
parecido. Y no sólo ellos sino las estrellas de rock. Grace Slick, vocalista de
White rabit y Frank Zappa, por ejemplo, colaboraron con el servicio público
y prestaron su imagen para transmitir mensajes en los que conminaban:
«Mira amigo, fuma toda la yerba que quieras, y toma ácido, si es de
Owsley, pero, por tu propio bien, no te acerques a las anfetas. Te freirán los
sesos y te destrozarán el hígado, y en general, te dejaran más o menos tan
hundido como tus padres… la velocidad (speed) mata.

La experiencia de venta libre en España


En países que no se han adherido a la legislación internacional y continúan
vendiendo anfetamina sin receta médica, la insurrección dio buenos
resultados. Según reporta Antonio Escohotado, España renovó su industria
farmacéutica con los superdividendos que le produjo ser el único
comercializador sin trabas a nivel interno durante la época pos-franquista.
Miles de estudiantes utilizaban Centramina® o Bustaid®, que eran sus
nombres comerciales en la península ibérica. Una investigación entre
universitarios mostró que el 66% había tomado anfetamina por lo menos
una vez en temporada de exámenes y que el 50% de las había tomado
varias veces. (5) La cifra resultaba elevada y, sin embargo, un 94 por 100
de los usuarios eran totalmente moderados y ocasionales.
Los efectos de las drogas sintéticas en el sistema de chakras

Donna Cunningham tenía varios años trabajando como terapeuta


especializada adicciones cuando entró en contacto con Andrew Ramer, un
sanador y canalizador con quien colaboró para escribir dos libros: The
spiritual dimensions of healing addictions y Further dimensions of healing
addictions.

En el primer libro sostienen que por lo general, los seres humanos caemos
en la adicción cuando perdemos de vista o no queremos realizar nuestra
"visión", o sea: "nuestra habilidad de percibir y participar en la realidad más
amplia, reteniendo un recuerdo, aunque sea débil, de nuestro Ser Superior
y de las tareas y propósitos de nuestra vida".

En el segundo libro explican con claridad cómo se utilizaban antiguamente


los distintos psicoactivos, a los que ellos llaman "herramientas de poder",
para recuperar y apoyar nuestra visión; y como es que, al perder ese
conocimiento, actualmente abusamos de estas mismas herramientas y nos
destruimos con ellas en lugar de utilizarlas en nuestro beneficio.
En Further dimensions of healing addictions, entre otras muchas cosas
interesantes, nos explican cuáles son los efectos que tienen las principales
sustancias adictivas sobre el campo energético humano, concretamente
sobre el sistema de chakras.

Andrew y Donna advierten que el cuerpo humano durante milenios,


únicamente ha estado habituado a consumir plantas o drogas directamente
derivdas de las plantas y que por simples razones evolutivas, aún no está
preparado para absorber los químicos hechos por el hombre, que le
resultan todavía más dañinos:

La razón es que sin el soporte de los otros ingredientes, el cuerpo no


puede procesar las drogas tan manufacturadas, desde aditivos de comida
y medicinas hasta drogas adictivas, de hecho sirve a una función evolutiva.
Sin embargo no se puede pretender que el cuerpo condicionado durante
millones de años desarrolle en dos o tres generaciones la capacidad de
llevar a cabo la absorción de sustancias manufacturadas...

Las drogas manufacturadas afectan el cuerpo físico y los cuerpos sutiles


en una manera mucho más disruptiva. Sus frecuencias reentonan el
cuerpo de maneras artificiales e insanas. A pesar de ello, estos productos
químicos tienen ciertas funciones positivas en el plano evolutivo, pero
como el resto del los medicamentos, si no son abusados...

Según los autores durante generaciones y generaciones hemos cambiado


de una manera muy lenta, sin embargo: historia humana. Así es que no
debe sorprender que nos volvamos hacia las drogas para que nos asistan
en estos cambios... Es imposible contar el número de personas que son
adictas a las píldoras que ofrecen cambiar nuestros estados anímicos o las
píldoras de dieta que ofrecen cambiar el apetito y nuestros cuerpos. Y es
imposible contar el número de personas con múltiples adicciones a
sustancias que comenzaron todas como herramientas de poder para
cambiar. Muchas de estas sustancias son legales y se ofrecen en los
estantes de las farmacias... Muchas son legales pero sólo con la
prescripción de un doctor. Y la naturaleza del sistema médico es tal que
hay un gran abuso de estas substancias... Es curioso que muchas de estas
drogas tengan una capacidad más fuerte de destrucción sobre el cuerpo y
la mente que muchas sustancias ilegales. La sociedad piensa que si las
consigues de un doctor son buienas, aún cuando te enganches con ellas,
pero si las compras en el parque no lo son.

En el caso de los sedantes hipnónicos, que llaman genéricamente


depresores y de las anfetaminas y otros químicos simialres que llaman
genéricamente estimulantes, Danna y Andrew aseguran que producen
efectos esencialmente en el chakra del tercer ojo y el chakra del corazón.

Aunque algunas de estas drogas drenan la energía hacia los chakras


inferiores y algunos la llevan hacia arriba, la mayoría de ellos afectan el
chakra cardiaco, porque circulan en la corriente sanguínea y afectan al
corazón mismo. Con el tiempo los químicos sintéticos dañan todos los
chakras, dificultando que funcionen individualmente o en concierto. Estas
sustancias también dañan el aura y los cuerpos sutiles más rápido que
cualquier otra sustancia adictiva separando las capas, lo que crea espacios
en los que las energías externas pueden quedar atrapadas. También
causan pulsaciones irregulares y ritmos staccato en el flujo de energía de
los meridianos.

También advierten otra conexión entre las drogas sintéticas y nuestro


nuevo y recién despertado chakra del timo:

Inicialmente estas drogas estimulan este centro, pero en un corto periodo


de tiempo, deprimen su frágil nuevo funcionamiento... dañando el chakra y
la glándula del timo, inhibiendo con ello el sistema inmunológico del
cuerpo... Como un niño puede quemarse las manos cinco años antes de
estar listo para aprender a cocinar con él, así mismo estamos
quemándonos ahora con los químicos que hemos creado.

Hablando de las frecuencias artificiales de estas drogas y de sus efectos


sobre los ritmos naturales de los cuerpos energéticos, los autores advierten
que estas frecuencias insanas se "contagian" a los campos energéticos de
las personas que los consumen:
Una de las razones de que los sanadores y trabajadores de salud que
trabajan con adictos (o esquizofrenicos o personas retardadas) acaben
"quemados" es que sin que lo noten concientemente, comienzan a tomar e
imitar los turbados patrones de ondas cerebrales de las personas con las
que están trabajando. Si trabajas con personas adictas, en recuperación o
en otras etapas, necesitas limpiar tu aura y tus chakras diariamente...
También necesitas protegerte a ti mismo mientras trabajas con una burbuja
de luz, usando un cristal que limpies diariamente o quizá utilizando una
coraza o casco de luz que cubra tu chakra del enrecejo y tu chakra
coronario (Esta clase de protección, de hecho, era parte de la utilidad de
los cascos de las armaduras.)

Tú puedes, con práctica -y nadie puede enseñarte cómo- comenzar a jugar


con tus ondas cerebrales sin químicos, aprendiendo cómo moverte de los
patrones ásperos generados por la vida estresante hacia patrones más
suaves, más eufóricos. Incluso puedes alterar las ondas de pensamiento
de las personas que están alrededor de ti, aprendiendo a sincronizar con
ellos, unirte a ellos y luego cambiarlos. Esta técnica tiene implicaciones en
la sanación de esquizofrénicos, epilépticos, y otros cuyo destress ha
provocado alteraciones disfuncionales de las ondas cerebrales. Los
delfines hacen esto naturalmente, como una forma de unión, comunicación
y placer.

Para abandonar una adicción los autores dicen que no es suficiente


suspender el uso de la sustancia, sino que hay que reparar el daño
causado en los diferentes niveles para que la recuperación sea real y no
haya recaídas. Por ello recomiendan que a la par de asistir a terapias
psicológicas ya sean personales o grupales y de someterse a un
tratamiento de desintoxicación física bajo supervisión médica, en caso de
que ésto sea necesario, también hay que practicar técnicas alternativas
para revertir los daños causados por el abuso de las distintas sustancias en
el campo energético humano.

Para ello nos ofrecen en su segundo libro una excelente serie de ejercicios
de visualización, así como remedios de aromaterapia y gemoterapia
específicos para cada reparar los daños provocados por cada una de las
diferentes sustancias. Adicionalmente, se incluyen ciertos diagramas
canalizados por Andrew para reprogramar las biocomputadoras que son
nuestros cerebros.

Según afirman: "Los hábitos, como las adicciones están impresos dentro
de nuestros circuitos cerebrales de la misma manera en que los circuitos
de una computadora son programados. Para interrumpir un hábito,
necesitas borrar y reprogramar el circuito", y para eso sirven los diferentes
diagramas canalizados para cada tipo de droga.

Diagrama para transformar el hábito de las drogas


sintéticas

Estos diagramas deben mirarse de arriba a abajo o dibujarse 25 veces


consecutivas en tres sesiones por día. Además se recomienda mirarlos
cuando se sientan deseos de caer en la tentación de usar nuevamente la
droga en cuestión.

ANFETAMINAS
FREDDY ESCOBAR

MATERIA
QUIMICA FORENSE

PROFESOR
CARLOS SOLARTE
QUIMICO

INTECOL
CRIMINALISTICA
TERCER SEMESTRE
SANTIAGO DE CALI
2004

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