DOSSIER de Textos para El Tema 1 - Introducción
DOSSIER de Textos para El Tema 1 - Introducción
DOSSIER de Textos para El Tema 1 - Introducción
Definición de Ética: “4. Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones
del hombre” (DRAE)
Definición de Moral: “Una moral es un sistema [de normas] que define un particular
tipo de restricciones sobre la conducta, unas restricciones cuya tarea principal es
proteger los intereses de personas distintas al propio agente y que se presentan ante
el agente como desafíos para sus inclinaciones naturales o para sus tendencias
espontáneas de acción” (J. L. Mackie)
Ejemplos de normas:
"Era un componente inerte, era agua prácticamente destilada. Nos parece un pecado
brutal, un atentado contra la vida de los niños. Se está terminando de analizar y en su
momento se presentarán las denuncias", ha declarado.
www.redaccionmedica.com, 17/01/2017
1
Clasificación (orientativa) de teorías éticas (siguiendo aproximadamente a E.
Tugendhat)
TIPO EJEMPLOS
Subjetivismo
- Existencialismo (Kierkegaard,
Sartre)
- Emotivismo (Stevenson)
Racionalismo (Kant)
Utilitarismo (Mill)
Intuicionismo (Moore)
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Sobre la ética religiosa
Eutifrón: En cuanto a mí, afirmaría que es piadoso lo que agrada a todos los dioses y
que, por el contrario, lo que todos los dioses odian es impío.
(…)
Sócrates: ¿Qué decimos, pues, sobre lo piadoso, Eutifrón? ¿No es amado por todos
los dioses, según tus palabras?
Eut.: Sí.
Sóc.: ¿Acaso porque es piadoso o por otra causa?
Eut.: No, por esta.
Sóc.: ¿Luego, se lo ama porque es piadoso, pero no es piadoso porque se lo ama?
Eut.: Sí.
(…)
Sóc.: Por tanto, lo agradable a los dioses no es lo piadoso, Eutifrón, ni tampoco lo
piadoso es lo que agrada a los dioses, como tú dices, sino que son dos cosas
diferentes.
Eut.: ¿Cómo es eso, Sócrates?
Sóc.: Porque hemos acordado que lo piadoso es amado porque es piadoso, pero no
que es piadoso porque es amado. ¿No es así?
Platón, Eutifrón
La idea es que no podemos considerar que Dios, o los dioses, sean arbitrarios.
Debemos pensar que su decisión de prohibir o permitir algo está basada en la justicia.
Los dioses deben ajustarse a aquello que es sagrado o justo, exactamente igual que
nosotros.
S. Blackburn, Sobre la bondad
(…) Aunque Dios hablase realmente con el hombre, éste nunca puede saber si es
Dios quien le habla. Es absolutamente imposible que el hombre pueda captar a través
de sus sentidos al ser infinito y reconocerlo como tal, diferenciándolo de los seres
sensibles. Sin embargo, sí puede llegar a convencerse de que, en determinados
casos, esa voz que cree escuchar no puede corresponder a Dios; ya que, por muy
majestuosa y sobrenatural que pueda parecerle la manifestación en cuestión, si lo que
se le ordena contraviene la ley moral, habrá de tomarla por un espejismo.
Bien puede servir como ejemplo de lo dicho el mito del sacrificio que Abraham quiso
llevar a cabo, degollando e incinerando a su único hijo (la pobre criatura, sin saberlo,
llegó incluso a acarrear la leña para esa hoguera), basándose en un mandato divino.
Abraham tendría que haberle respondido a esa presunta voz de Dios, aun cuando
descendiese (visiblemente) del cielo: “Que no debo asesinar a mi buen hijo, es algo
bien seguro; pero de que tú, que te apareces ante mí, seas Dios, es algo de lo que no
estoy nada seguro, ni tampoco puedo llegar a estarlo”
Kant, El conflicto de las facultades
3
Sobre el amoralismo
No existen los fenómenos morales, sino una interpretación moral de los fenómenos —
Cuando el hombre daba un sexo a todas las cosas no creía estar jugando, sino haber
obtenido una intuición profunda: — sólo mucho más tarde reconoció el colosal alcance
de este error, y aún hoy quizás no lo ha reconocido del todo. — Del mismo modo, el
hombre ha añadido a todo lo que existe una relación con la moral, y ha cargado sobre
los hombros del mundo un significado ético. Alguna vez esto tendrá tanto valor, y no
más, que el que hoy tiene la creencia en la condición masculina o femenina del sol.
Nietzsche, Aurora, §3
4
Sobre el subjetivismo
[A] los juicios morales de una persona meramente consignan o expresan sus propias
actitudes.
[B] con los juicios morales no se puede probar, decidir o mostrar que sean verdaderos
como puede hacerse con los enunciados científicos; son cuestión de opinión
individual.
[C] no hay hechos morales; sólo hay la clase de hechos que la ciencia o la
observación común pueden descubrir, y los valores que las personas asignan a estos
hechos.
El enunciado [A] es ante todo o falso o inofensivo. Es falso si pretende que los juicios
morales enuncian las actitudes de quien los profiere en el sentido de enunciar que
quien los profiere tiene esas actitudes. Pues si así fuera, serían simplemente
observaciones autobiográficas, reemplazables sin pérdida alguna por enunciados que
sean explícitamente de la forma “mi actitud hacia esto es…” o “mi sentimiento ante
esto es…”. Pero si así fuera, no existirían desacuerdos morales interpersonales;
cuando dos personas expresan lo que normalmente consideraríamos que son puntos
de vista en conflicto, no se trataría en absoluto de puntos de vista en conflicto, sino
que todo sucedería más bien como si, yendo dos personas en un bote, una de ellas
dijera que se siente enferma y la otra replicara, por su parte, que ella no. Pero es un
hecho evidente que existen desacuerdos morales genuinos, y que los puntos de vista
morales pueden entrar en conflicto. (…) [Las pretensiones de los juicios morales] no
son meramente autobiográficas, sino una clase de pretensión que es rechazada por
quien profiere un juicio moral contrario. Por tanto, no se limitan a describir la actitud
que tiene el hablante.
5
(…) Pudiera juzgarse que siempre que afirmamos que una acción o clase de acciones
es justa o injusta, estamos meramente haciendo una afirmación acerca de los
sentimientos de alguien hacia la acción o clase de acciones de que se trata. Es esta
una opinión que parece ser muy comúnmente mantenida en una forma o en otra. (…)
Cada uno de nosotros, de acuerdo con esta opinión, está haciendo una afirmación
acerca de sus propios sentimientos: cuando yo afirmo que una acción es justa, todo lo
que quiero decir es, sencillamente, que yo experimento un sentimiento particular
respecto a la acción; y cuando tú haces la misma afirmación, todo lo que quieres
significar es que tú experimentas el sentimiento en cuestión hacia la acción. Desde
luego, podrían adoptarse diferentes opiniones sobre cuál es el sentimiento que
afirmamos tener, si lo tenemos. Algunos podrían decir que cuando llamamos justa a
una acción estamos simplemente afirmando que nos gusta o nos agrada; y que
cuando llamamos injusta a una acción estamos simplemente afirmando que nos
disgusta o nos desagrada. Otros podrían decir, más plausiblemente, que no es el mero
agrado o desagrado lo que expresamos en estos juicios, sino una clase peculiar de
agrado y desagrado que tal vez podría ser llamado un sentimiento de aprobación
moral o de desaprobación moral, según los casos. (…)
6
Sobre el relativismo
[El relativismo es] posiblemente la idea más absurda que se haya defendido jamás en
filosofía moral. (…) Consiste en tres proposiciones: que “correcto” significa (…)
“correcto para una sociedad dada”; que “correcto para una sociedad dada” ha de ser
entendido en sentido funcionalista; y que (por consiguiente) es incorrecto que los
individuos de una sociedad condenen, interfieran en, etc., los valores de otra sociedad.
La confusión central del relativismo es la de tratar de extraer, a partir del hecho de que
las sociedades tienen diferentes actitudes y valores, un principio a priori no relativo
para determinar la actitud de una sociedad hacia otra; esto es imposible. (…)
Nada de esto significa que queramos negar el hecho obvio de que muchos han
interferido en otras sociedades cuando no deberían haberlo hecho; han interferido sin
comprensión, y a menudo con una brutalidad mucho mayor que la de cualquiera de las
prácticas que trataban de atajar. Lo único que estoy tratando de decir es que no puede
considerarse como una consecuencia de la naturaleza de la moralidad misma el que
ninguna sociedad deba inmiscuirse nunca en los asuntos de otra, o que los individuos
de una sociedad, cuando se ven confrontados con las prácticas de otra, si son
racionales deban reaccionar con aceptación. Sacar estas consecuencias es el paso
característico (e inconsistente) que da el relativismo vulgar.