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Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado
(REIFOP)
Continuación
de
la
antigua
Revista
de
Escuelas
Normales
Número
60
(21,
2)
–
Abril
2018
Un
acercamiento
al
aprendizaje
basado
en
proyectos,
cien
años
después
de
“The
Project
Method”,
de
W.H.
Kilpatrick
Coordinadores:
Luis
Torrego
Egido
y
Rafael
Alberto
Méndez
Romero
Asociación
Universitaria
de
Formación
del
Profesorado
(AUFOP)
ISSN:
1575-‐0965
DEPÓSITO
LEGAL:
VA-‐369-‐99
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Editorial
Monografía:
Un
acercamiento
al
aprendizaje
basado
en
proyectos,
cien
años
después
de
“The
Project
Method”,
de
W.H.
Kilpatrick
COORDINADORES:
Luis
Torrego
Egido
Rafael
Alberto
Méndez
Romero
http://revistas.um.es/reifop
Fecha
de
recepción:
11
de
octubre
e
2017
http://www.aufop.com/aufop/revistas/lista/digital
Fecha
de
aceptación:
3
de
enero
de
2018
Torrego
Egido,
L.
&
Martínez
Scott,
S.
(2018).
Sentido
del
método
de
proyectos
en
una
maestra
militante
en
los
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado,
21(2),
1-‐12.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.323181
Sentido
del
método
de
proyectos
en
una
maestra
militante
en
los
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica
Luis
Torrego
Egido
y
Suyapa
Martínez
Scott
Facultad
de
Educación
de
Segovia.
Universidad
de
Valladolid
Resumen
El
trabajo
por
proyectos en
la
escuela,
ahora
más
frecuentemente
conocido
por
aprendizaje
basado
en
proyectos
(ABP),
no
ha
aparecido
en
los
últimos
años
ni
es
una
moda
inventada
por
quienes
comercializan
o
especulan
con
la
innovación
educativa.
Con
el
nombre
de
método
de
proyectos,
es
una
propuesta
que
cuenta
con
más
de
cien
años
de
historia
y
que
aparece
vinculada
a
la
crítica
de
la
enseñanza
tradicional
y
a
la
unión
de
la
educación
con
la
transformación
social.
Los
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica
(MRP)
muestran
también
ese
mismo
afán
crítico
y
transformador,
tanto
de
la
escuela
como
de
la
sociedad
injusta
en
la
que
viven.
En
este
artículo
se
realiza,
recurriendo
a
la
investigación
biográfica-‐
narrativa,
un
estudio
del
significado
del
trabajo
por
proyectos
para
una
maestra
con
más
de
treinta
años
de
experiencia
en
la
utilización
de
esta
metodología,
con
una
larga
trayectoria
de
militancia
en
MRP.
Se
analizan
las
relaciones
entre
el
uso
de
proyectos
y
la
identidad
docente
conformada
en
su
dilatada
experiencia
como
militante,
las
características
del
trabajo
por
proyectos
que
considera
esenciales
y
las
finalidades
educativas
y
sociales
que
pretende.
Palabras
clave
Aprendizaje
basado
en
proyectos;
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica;
investigación
biográfico-‐narrativa;
educación
infantil.
Contacto:
Luis
Torrego
Egido,
luismariano.torrego@uva.es,
Facultad
de
Educación
de
Segovia,
Campus
María
Zambrano,
Plaza
de
la
Universidad,
1,
40005,
Segovia
(ESP).
Luis
Torrego
Egido
y
Suyapa
Martínez
Scott
Sense
of
the
method
of
projects
in
a
militant
teacher
in
the
Pedagogical
Renewal
Movements
Abstract
Works
by
project
at
school,
better
known
now
as
project-‐based
learning
(PBL)
has
not
appeared
in
recent
years,
nor
is
a
fashion
invented
by
those
who
market
or
speculate
with
educational
innovation.
With
the
name
of
method
of
projects,
it
is
a
proposal
with
a
history
of
more
than
one
hundred
years
and
that
appears
linked
to
the
traditional
education
criticism
and
to
the
union
of
education
with
social
transformation.
The
Pedagogical
Renewal
Movements
(PRM)
also
show
that
same
critical
and
transforming
desire,
at
both
school
and
the
unjust
society
in
which
they
live.
In
this
article,
with
the
help
of
a
biographical-‐narrative
research,
a
study
is
carried
out
about
the
meaning
of
works
by
project
for
a
teacher
with
over
thirty
years'
experience
using
this
methodology
and
a
long
history
of
MRP
militancy.
The
relationships
between
the
use
of
this
methodology
and
the
teaching
identity
conformed
by
her
extensive
experience
as
a
militant,
the
characteristics
of
work
by
projects
that
she
considers
essential,
and
the
educational
and
social
purposes
she
intends,
are
analyzed.
Key
words
Project
Based
Learning;
Movements
of
Pedagogical
Renewal;
biographical-‐narrative
research;
child
education.
Introducción
No
podemos
considerar
al
método
de
proyectos,
ni
siquiera
en
sus
orígenes,
como
una
iniciativa
pedagógica
aislada,
pues
tiene
una
clara
relación
con
otras
propuestas
nacidas
en
diferentes
latitudes.
Algún
autor
(Hernández,
1996;
Miñana,
1999)
ha
visto
similitudes
muy
destacables
con
la
escuela
del
trabajo
de
Makarenko
en
Rusia
y
con
las
ideas
desarrolladas
por
Kerchensteiner
en
Alemania,
los
centros
de
interés
de
Decroly,
la
escuela
popular
de
Celestin
Freinet,…
Hoy
asistimos
a
un
renovado
interés
por
el
método
de
proyectos,
renombrado
como
aprendizaje
basado
en
proyectos
(ABP),
pero
hay
una
considerable
confusión
en
torno
a
los
presupuestos
de
esta
metodología,
pues
se
presenta,
en
ocasiones,
como
una
simple
técnica
innovadora
y
propugna
la
adaptación
social
del
alumnado
mediante
un
aprendizaje
más
eficaz.
Por
eso
parece
oportuno
volver
la
mirada
al
significado
de
esta
propuesta.
En
este
trabajo
lo
hacemos
sirviéndonos
de
la
experiencia
de
una
maestra
cuya
identidad
docente
se
ha
forjado
en
el
crisol
de
los
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica
(MRP).
Para
buscar
el
sentido
de
su
experiencia
con
el
trabajo
por
proyectos
resulta
necesario,
previamente,
hacer
un
bosquejo
de
las
notas
esenciales
con
que
fue
concebido
en
sus
orígenes
el
método
de
proyectos
y
exponer
qué
son
los
MRP
y
cuál
es
el
contexto
en
el
que
surgieron
y
la
esencia
de
estos
órganos
de
movilización
pedagógica.
El
método
de
proyectos
En
enero
de
1934
se
publica
en
Madrid,
en
la
revista
Escuelas
de
España,
−
un
medio
que
impulsó
la
renovación
pedagógica
en
España,
principalmente
en
el
medio
rural,
que
reclama
hoy
la
necesidad
de
un
estudio
que
lo
rescate
de
la
niebla
del
olvido
−
un
artículo
del
que
es
autor
uno
de
los
tres
coeditores
de
la
publicación,
el
maestro
segoviano
David
Bayón.
El
artículo
se
titula
“Fundamentos
del
método
de
proyectos”.
En
él
Bayón
utiliza
principalmente
la
teoría
de
John
Dewey
para
esbozar
en
qué
consiste
el
método
de
proyectos
y
llega
a
una
definición:
un
proyecto
es
un
acto
problemático
llevado
a
completa
realización
en
su
ambiente
natural.
El
maestro
segoviano
sitúa
en
la
base
del
método
de
proyectos
dos
pensamientos
de
Dewey:
el
reconocimiento
de
que
las
ocupaciones
activas
(las
cosas
que
hacer)
son
las
propiamente
escolares
y
el
asignar
el
carácter
de
educativas
a
las
actividades
que
“puedan
servir
de
tipo”
a
situaciones
sociales.
Pocos
años
antes,
Fernando
Sainz
(1931),
otro
maestro
renovador,
había
publicado
un
libro
en
el
que
describe
la
esencia
de
este
modelo:
el
método
de
proyectos
es
la
más
exacta
interpretación
del
aprender
haciendo.
Sainz
se
pregunta
por
qué
no
organizar
la
escuela
utilizando
como
eje
un
plan
de
quehaceres
similar
al
que
se
desarrolla
fuera,
en
la
calle,
en
la
sociedad.
Aprender
haciendo
y
la
escuela
como
laboratorio
social
vuelven
a
ser
citados
como
los
pilares
del
método
de
proyectos.
El
método
de
proyectos
hunde
sus
raíces,
pues,
en
los
afanes
renovadores
del
movimiento
de
la
educación
progresista
estadounidense.
Precisamente
este
mismo
año
se
cumple
el
centenario
de
la
publicación
del
ensayo
de
Kilpatrick
(1918),
en
el
que
describe
y
delimita
el
método
por
primera
vez,
posibilitando
su
extensión
a
todo
el
mundo.
El
método
de
proyectos
no
es
sólo
una
forma
de
organizar
el
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje,
sino
que
tiene
como
finalidad
que
el
alumnado
pueda
desarrollar
la
independencia
y
la
responsabilidad
y
practicar
modos
de
comportamiento
social
y
democrático
(Knoll,
1997).
Según
Hernández
(1996,
p.
48-‐49),
para
acercarnos
a
la
comprensión
de
lo
que
supone
el
método
de
proyectos
hay
que
considerar
las
cuatro
condiciones
que
Dewey
atribuye
a
lo
que
denomina
ocupaciones
constructivas
(el
propio
Dewey
afirmaba
que
estas
ocupaciones
constructivas
han
ido
ganando
espacio
en
el
aula
escolar
y
se
las
conoce
como
proyectos):
es
fundamental
el
interés
del
alumno
o
alumna,
dirigido
a
un
objetivo;
centrarse
en
la
actividad
(aunque
no
todas
las
actividades
valen;
Dewey
descarta
las
actividades
triviales);
el
proyecto,
en
su
desarrollo,
ha
de
presentar
problemas
que
despierten
nueva
curiosidad,
el
deseo
de
seguir
aprendiendo;
para
la
ejecución
del
proyecto
debe
contarse
con
un
considerable
margen
de
tiempo.
Si
se
asegura
el
cumplimiento
de
estas
condiciones
surge
el
proyecto,
no
como
una
sucesión
de
actos
inconexos,
sino
como
una
actividad
ordenada
con
coherencia,
en
la
que
un
paso
prepara
la
necesidad
del
siguiente
y
en
la
que
cada
uno
de
ellos
se
añade
a
lo
que
ya
se
ha
hecho
y
lo
trasciende
de
un
modo
acumulativo.
Félix
Martí
Alpera,
otro
educador
que
impulsó
la
renovación,
formula
otras
exigencias
del
proyecto,
que
reafirman
su
carácter
inclusivo
y
profundamente
educativo:
Este
debe
ser
esencialmente
la
obra
de
los
niños
y
si
sólo
una
insignificante
minoría
es
capaz
de
trabajar
en
él,
es
que
ha
sido
mal
elegido.
Además,
en
los
proyectos
escolares
lo
importante
no
es
la
obra
terminada,
sino
el
proceso
de
su
realización;
no
es
la
meta,
sino
el
camino
(Martí
Alpera,
1934,
p.
4).
Desde
sus
inicios,
el
método
de
proyectos
no
ha
conocido
una
única
manera
de
concretarse.
El
propio
Martí
Alpera
señala
que
los
autores
norteamericanos
distinguen,
ya
en
ese
momento,
al
menos
diecisiete
maneras
diferentes
de
interpretar
el
método
de
proyectos.
Hoy
se
vuelve
a
hablar
con
mucha
frecuencia
de
proyectos
en
educación.
Aparece,
eso
sí,
con
otra
denominación:
aprendizaje
basado
en
proyectos,
o,
siendo
más
exactos,
se
utilizan,
simplemente,
las
siglas:
ABP.
Y
podemos
encontrarnos,
ahora,
cuando
se
habla
de
ABP
con
aproximaciones
conceptuales
que
aún
guardan
huellas
de
ese
empeño
transformador
−
aunque
se
centre
en
presentarlas
desde
el
punto
de
vista
de
su
eficacia
para
la
adquisición
de
las
competencias
básicas
−,
como
la
propuesta
por
Trujillo
(2012)
y
por
Pozuelos
y
Rodríguez
(2008,
pp.
11-‐13)
para
quienes
el
ABP
se
puede
caracterizar
como
un
proceso
de
enseñanza
basado
en
el
alumnado,
en
el
cual
se
atienden
o
se
tienen
en
cuenta
sus
intereses
así
como
se
les
involucra
o
se
insta
a
su
implicación;
además,
el
ABP
favorece
la
integración
del
currículum,
el
aprendizaje
como
efecto
de
un
proceso
de
investigación,
el
desarrollo
profesional
del
profesorado,
la
inclusión
de
la
diversidad,
el
rechazo
de
la
rutina
y
la
monotonía
y
una
perspectiva
democrática
de
la
educación.
Sin
embargo,
otras
presentaciones
de
esta
metodología
ignoran
la
potencialidad
social
y
la
profundidad
transformadora
que
contiene:
el
Aprendizaje
Basado
en
Proyectos
(ABP),
una
estrategia
didáctica,
en
la
que
los
estudiantes,
organizados
en
grupos,
desarrollan
proyectos
basados
en
situaciones
reales.
Se
crean
grupos
de
alumnos
para
investigar
proyectos
y
proponer
soluciones,
trabajando
de
esta
forma
habilidades
que
necesitarán
para
su
carrera
profesional
y
para
su
vida:
cooperación,
investigación,
pensamiento
creativo,
comunicación,
gestión
del
tiempo…
(Boss
y
Krauss,
2007)
En
estas
presentaciones
se
especifica
la
finalidad
del
ABP:
“el
objetivo
es
que
el
alumno
aprenda
haciendo,
en
la
acción.
Se
trata
de
aprender
a
afrontar
el
estilo
de
trabajo
que
necesitará
en
su
futura
práctica
profesional.
Lo
que
se
busca
es
que
el
estudiante
aprenda
a
aprender”. (Imaz,
2015,
p.
682)
El
impulso
renovador,
cívico,
democrático;
la
búsqueda
de
la
creación
de
sujetos
activos,
críticos
y
configuradores
de
la
sociedad
en
la
que
viven;
la
formación
de
seres
humanos
protagonistas
de
la
historia
se
sustituye
ahora
por
unos
fines
más
utilitaristas:
la
preparación
para
el
mundo
del
trabajo.
Y
la
creatividad
presente
en
el
origen
pasa
a
ser
reemplazada
por
una
versión
técnica
de
la
metodología,
que
se
reduce
a
una
serie
de
pasos
que
hay
que
dar
para
que
el
ABP
funcione
con
eficacia.
Es
como
si
fuera
un
manual
de
instrucciones.
Por
si
fuera
poco,
en
algunos
foros
educativos
se
empieza
a
comentar
que
ya
existe
el
ABP
realizado
mediante
libros
de
texto.
Tal
y
como
señala
Araguz
(2015)
muchos
docentes
“hacen
proyectos”
en
lugar
de
“trabajar
por
proyectos”
y
recomienda,
para
evitar
el
desperdicio
de
esta
oportunidad
educativa,
releer
a
“los
clásicos”.
Los
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica
(MRP)
Para
entender
qué
son
los
MRP
hay
que
tener
en
cuenta
el
contexto
social
y
político
en
el
que
nacen
y
crecen;
así
lo
afirma
Martínez
Bonafé:
Nuestros
Movimientos
de
Renovación
Pedagógica
son
la
concreción
de
un
particular
devenir
histórico,
y
la
forma
concreta
que
en
el
espacio
de
la
escuela
toman
las
luchas
emancipatorias
−
sociales
y
profesionales
−
del
sector
más
vanguardista
de
los
trabajadores
de
la
enseñanza
(Martínez
Bonafé,
1989,
p.
12).
Los
MRP
configuran,
tal
y
como
señala
Hernández
Díaz,
un
movimiento
amplio,
complejo
y
muy
diversificado
conformado
por
el
profesorado
al
final
de
la
Dictadura
y
los
inicios
de
la
denominada
transición
y
con
persistencia
más
o
menos
activa
hasta
nuestros
días.
En
sus
orígenes
están
algunas
experiencias
históricas
emblemáticas
y
varios
pensadores
con
un
discurso
educativo
crítico:
...las
propuestas
del
movimiento
de
la
“Escuela
Nueva”;
la
experiencia
de
la
“Escuela
Moderna”
de
Ferrer
y
Guardia
y
la
ILE;
las
aportaciones
de
grandes
educadores
como
Freinet,
Milani,
Freire
o
Neill
entre
otros;
o
las
contribuciones
teóricas
realizadas
por
la
sociología
crítica
de
la
educación
(Pericacho,
2015,
p.
130).
Así
pues,
los
MRP
renacen
clandestinamente
en
el
tardofranquismo
para
plantear
la
defensa
de
una
escuela
democrática
y
pública,
sensible
a
la
equidad
social:
“lo
que
les
une
a
todos
ellos
es
que
son
asociaciones
representativas
de
una
renovación
pedagógica
inmersa
en
lo
social”
(Esteban,
2016,
p.
260).
Hay
una
clara
voluntad
ideológica
de
renovación
educativa,
pero
también
de
transformación
social,
hasta
el
punto
de
que
este
último
autor
los
califica
de
movimientos
sociales,
ya
que
en
su
voluntad
de
alternativa
a
lo
establecido,
reflejan
así
las
condiciones
para
la
renovación
pedagógica
en
la
X
Escola
d´Estiu
de
Barcelona
de
1975:
Para
que
una
renovación
pedagógica
pueda
darse
son
necesarias
unas
condiciones
sociopolíticas
nuevas,
con
libertades
democráticas.
En
este
marco,
el
movimiento
renovador
general
será
impulsado
colectivamente
por
los
enseñantes
conjuntamente
con
todas
las
demás
fuerzas
sociales
(…)
Los
movimientos
de
renovación
pedagógica
comprometidos
en
esta
tarea,
y
en
este
contexto,
deberán
intervenir
en
la
planificación
y
programación
general
de
la
Nueva
Escuela
Pública.
(MRP,
1975,
p.
12)
Una
dimensión
esencial
de
los
MRP
es
la
formación
del
profesorado,
comenzando
por
la
de
sus
integrantes.
Quizás
su
recurso
más
conocido
sean
las
escuelas
de
verano,
convertidas,
a
la
vez,
en
un
espacio
de
formación
del
profesorado
y
de
lucha
por
la
democracia,
una
palanca
para
articular
una
nueva
sociedad,
una
nueva
política
y
una
nueva
escuela
(Fernández
de
Castro
y
Rogero,
2001).
Y
esa
formación,
teñida
de
compromiso
social,
procura
conseguir
una
educación
renovada,
centrada
en
la
actividad
del
alumnado,
sujeto
de
su
propio
proceso
de
formación,
globalizada
e
interdisciplinar,
propiciadora
del
desarrollo
integral
del
alumnado
(Martínez
Bonafé,
1998,
p.
188).
Por
eso
ha
de
basarse
en
la
pedagogía
activa.
Como
señala
Pinto
(2016),
los
MRP
propugnan
una
autoformación
colectiva,
buscando
y
organizando
la
cooperación
entre
profesionales
educativos,
por
eso
establecen
“plataformas
autónomas
de
debate,
contraste
de
experiencias
e
investigación,
tanto
en
el
seno
de
los
MRP
como
en
el
conjunto
de
colectivos
y
grupos
implicados
en
la
tarea
educativa”
(Llorente
Cortés,
2003,
p.72).
Esta
autoformación
incide
en
la
práctica
de
sus
integrantes,
pero
va
mucho
más
allá,
pues
inciden
de
manera
decisiva
en
la
formación
de
la
identidad
docente:
Los
MRP
protegen
de
la
soledad
y
de
los
errores;
defienden
de
las
medidas
autoritarias
y
los
prejuicios;
dan
cobijo
ideológico
y
comprensión;
facilitan
experiencias
educativas
y
personales;
enseñan
a
compartir
y
a
escuchar;
se
crean
como
sujeto
colectivo;
dan
ilusiones
de
que
otra
escuela
es
posible,
y
fuerzas
para
continuar
andando
(Pinto,
2016,
p.
354).
Metodología
Este
estudio
se
sirve
del
método
biográfico-‐narrativo.
En
realidad,
compartimos
con
Bolivar
y
Domingo
(2006)
que
no
estamos
ante
una
metodología
de
recogida
y
análisis
de
datos,
sino
que
nos
situamos
en
un
enfoque
que
pretende
la
exploración
de
los
significados
profundos
de
las
historias
de
vida
y
compartimos
los
postulados
básicos
por
ellos
definidos.
Como
señalan
estos
autores,
las
percepciones
de
la
práctica
y
el
conocimiento
experiencial
son
difícilmente
transmisibles
de
otro
modo
que
no
sea
el
narrativo
y
el
constructivista,
entendido
este
como
la
atribución
de
significados
a
las
múltiples
historias
que
se
van
reconstruyendo
en
torno
a
pasajes
o
episodios
que
se
refocalizan
en
función
del
punto
de
interés
y
de
la
comprensión
actual.
A
ello
hemos
de
añadir
el
carácter
contextual
del
enfoque:
las
narraciones
encuentran
sentido
dentro
de
los
contextos
en
que
son
contadas
y
en
los
que
se
produjeron.
Dentro
de
la
clasificación
de
las
historias
de
vida
realizada
por
McKernan
(1999),
se
encuadra
dentro
de
las
temáticas,
pues
la
investigación
se
centra
en
el
tema
del
trabajo
por
proyectos
y
se
profundiza
en
él.
Para
la
elaboración
de
la
misma,
se
han
seguido
las
etapas
enunciadas
por
Cornejo,
Rojas
y
Mendoza
(2008):
el
momento
preliminar,
con
la
elección
del
tema
y
el
ángulo
de
abordaje
del
mismo;
los
contactos
y
negociaciones,
marcados
por
la
información
a
la
protagonista
de
los
objetivos
y
el
contenido
de
la
investigación
y
por
el
consentimiento
informado,
la
garantía
del
anonimato
y
la
libertad
para
interrumpir
su
colaboración;
la
recolección
de
los
datos
mediante
las
entrevistas
(incluida
la
transcripción
de
las
mismas);
el
análisis
de
los
relatos,
tras
la
devolución
de
las
transcripciones
a
la
maestra
y
la
escucha
de
los
comentarios
e
interpretaciones
realizados
por
ella.
Este
trabajo,
pues,
se
basa
en
una
historia
de
vida
de
una
maestra
que
se
ha
realizado
mediante
siete
entrevistas
llevadas
a
cabo
en
diferentes
lugares:
el
domicilio
de
la
maestra,
la
escuela
en
la
que
trabaja,
una
sala
de
las
instalaciones
en
las
que
se
realizaba
un
Encuentro
de
MRP
y
en
un
viaje
en
tren
de
larga
distancia.
Entre
la
primera
entrevista,
realizada
en
septiembre
de
2017,
y
la
última
han
transcurrido
casi
cuatro
meses.
Las
entrevistas
han
tenido
una
duración
que
varía
entre
los
poco
más
de
treinta
minutos
y
la
hora
y
veinticinco
minutos.
Las
entrevistas
se
han
completado
con
fotografías
aportadas
por
la
maestra,
en
las
que
se
puede
ver
el
desarrollo
de
sus
clases,
con
el
alumnado
de
las
mismas
en
acción.
No
todas
corresponden
al
trabajo
por
proyectos,
sino
que
se
incluyen
otras
actividades
dentro
y
fuera
del
aula.
También
se
han
observado
producciones
escolares
resultantes
del
trabajo
realizado
por
los
niños
y
niñas.
El
análisis,
como
ya
se
ha
dejado
entrever,
se
ha
realizado
contando
con
el
criterio
de
la
protagonista
y
se
ha
guiado
por
dos
procedimientos
descritos
por
Mancila,
Soler,
Moyano,
y
Calvo
(2012):
la
búsqueda
de
significados
conjuntamente
con
la
narradora
y,
tras
establecer
un
análisis
temático
de
dichos
significados
organizados
en
las
categorías
que
se
exponen
en
el
análisis
de
resultados,
la
negociación
de
la
identidad
con
la
protagonista,
de
modo
que
se
conforme
un
único
análisis
reconocido
como
propio
por
ambas
personas
cohistoriadoras.
Por
eso
se
expone
el
relato
en
lenguaje
directo.
Presentando
a
la
maestra
Como
afirma
Pujadas
(1992)
el
investigador
debe
asegurarse
que
el
informante
responda
a
un
perfil
característico
y
representativo
del
universo
socio-‐cultural
que
va
a
estudiar.
Por
ello,
la
protagonista
de
esta
investigación
es
una
maestra
que
ha
desarrollado
su
docencia
-‐
38
cursos-‐
mayoritariamente
en
educación
infantil,
en
Catalunya.
Conoció
en
sus
primeros
años
de
ejercicio
profesional,
por
medio
de
una
compañera,
de
la
existencia
de
los
MRP
y
comenzó
una
participación
muy
activa
en
las
actividades
y
en
la
organización
de
estos
movimientos,
como
una
forma
de
manifestar
su
compromiso
educativo.
Esta
implicación
se
mantiene
hasta
hoy,
cuando
ejerce
en
una
escuela
de
Castilla,
y
reconoce
que
la
ha
influido
de
modo
determinante
tanto
en
su
labor
como
maestra
como
en
su
faceta
de
directora
de
su
escuela,
de
formadora
de
otros
docentes
y
como
persona
que
ama
la
educación.
quería
decir,
las
formas
de
respetar.
Decidimos
hacer
un
mural
para
que
todo
el
mundo
viera
lo
que
era
el
respeto,
buscamos
símbolos
que
definieran
el
respeto
y
fíjate
qué
curioso
que
el
símbolo
que
surgió
fue
el
corazón;
esto
es
una
cosa
preciosa
que
a
mí
me
emocionó
porque
ligaban
el
respeto
al
amor.
Hemos
visto
que
en
todas
las
partes
del
mundo
hay
respeto
y
también
hemos
hablado
del
respeto
a
la
naturaleza;
todo
esto
ha
ido
surgiendo
de
forma
natural,
de
modo
que
lo
preguntaban
ellas.
Es
una
maravilla
lo
que
ha
pasado
con
el
proyecto
y
esto
es
lo
mejor
que
te
puede
pasar:
que
el
proyecto
te
sorprenda
a
ti.
Los
proyectos,
incluso,
no
tienen
por
qué
acabar.
Mi
último
proyecto
del
curso
pasado,
sobre
las
mariposas,
no
acabó,
quedó
abierto;
trabajamos
sobre
las
mariposas
y
tuvimos
la
inmensa
fortuna
de
que
de
sus
huevos
nacieran
orugas
al
final
de
curso,
de
modo
que
animamos
a
las
familias
a
que
niños
y
niñas
siguieran
aprendiendo
durante
el
verano
y
así
lo
hicieron.
Creo
que
los
proyectos
tienen
que
ser
documentados.
Con
esto
me
refiero
a
que
el
proceso
de
aprendizaje
tiene
que
quedar
reflejado
en
un
producto
y
eso
lo
pueden
realizar
los
propios
niños
y
niñas,
mientras
mantienen
esa
actitud
científica
que
se
genera
en
los
proyectos.
Por
otra
parte,
es
muy
importante
el
carácter
social
del
proyecto,
no
sólo
por
la
apertura
de
la
escuela
y
la
implicación
de
otras
personas,
por
el
trabajo
en
equipo
de
niños
y
niñas;
me
refiero
ahora
a
que
el
proyecto
tiene
que
conducir
al
desarrollo
de
conductas
éticas
en
el
alumnado,
a
la
solidaridad
con
otras
personas,
al
cuidado
y
respeto
del
medio
ambiente.
Los
niños
y
niñas
también
aprenden
el
compromiso
cuando
llevan
a
cabo
el
proyecto.
Hay
otra
cosa
importantísima
en
los
proyectos:
la
educación
crítica,
el
desarrollo
del
espíritu
crítico,
del
pensamiento
crítico
que
dirige
su
mirada
a
cuestiones
sociales.
La
reacción
de
los
demás.
El
acompañamiento
Cuando
se
dice:
vamos
a
trabajar
por
proyectos
y
alguien
reacciona
diciendo:
las
familias
no
lo
entenderán,
estoy
ante
una
cosa
que
no
comprendo.
Yo
creo
que
cuando
el
profesorado
está
convencido
y
entiende
qué
y
por
qué
lo
va
a
hacer,
las
familias
lo
entienden.
Todo
el
mundo
sabe
que
una
escuela
rutinaria,
intelectualista,
no
va
a
ningún
sitio.
En
cualquier
caso,
nosotros
siempre
hemos
dado
mucha
información
y
hemos
ido
avanzando
con
tranquilidad,
siempre
ha
sido
una
cosa
muy
compartida:
el
camino
no
lo
hizo
el
claustro
solo,
sino
también
las
familias
y
el
alumnado.
En
el
aprendizaje
por
proyectos
las
familias
pasan
a
ser
agentes
activos
en
la
educación:
como
los
niños
y
niñas
se
emocionan,
las
familias
se
emocionan.
Los
niños
y
niñas
se
emocionan
ante
el
descubrimiento
de
una
cosa
y
aumentan
su
autoestima.
Los
proyectos
son
una
forma
de
abrir
la
escuela.
Aquí
donde
trabajo
ahora
–una
ciudad-‐
es
más
difícil,
pero
en
mi
destino
anterior
todo
el
pueblo
estaba
al
tanto
de
lo
que
estábamos
trabajando
y
mucha
gente
participaba
en
el
proceso,
no
sólo
las
familias.
El
aprendizaje
por
proyectos
no
lo
he
realizado
sola,
sino
trabajando
con
otros
compañeros
y
compañeras,
pero
me
ha
tocado
tirar
del
carro
en
muchas
ocasiones.
Claro,
he
tenido
compañeros
que
no
compartían
este
método
de
trabajo
y
que
ponían
en
duda
su
eficacia,
así
es
que
en
su
momento
dije:
vamos
a
valorarlo,
lo
hacemos
sólo
hasta
segundo.
Cuando
lo
valoramos,
vimos
que
lo
establecido,
los
aspectos
básicos
del
curriculum,
lo
aprenden
igual,
pero
lo
hacen
de
forma
significativa
y,
además,
aprenden
otras
cosas.
Una
niña
que
trabaja
por
proyectos
está
alfabetizada
funcionalmente,
es
competente
hablando
en
los
términos
actuales
del
curriculum,
pues
utiliza
los
aprendizajes
básicos
para
aprender
cosas.
Los
compañeros
y
compañeras
que
más
han
criticado
el
aprendizaje
por
proyectos
lo
han
hecho
porque
no
se
sienten
seguros
ante
lo
no
programado,
ante
el
grado
de
incertidumbre
que
conlleva
un
proyecto.
A
ellos
lo
que
les
gusta
es
que
el
niño
aprenda
en
primero
esto,
en
segundo
esto
y
lo
otro,…pero
esto
no
existe,
no
todos
lo
aprenden.
Esto
es
en
lo
que
más
se
han
centrado
para
oponerse:
en
la
incógnita.
Pero
yo
procuré
tranquilizarlos
con
los
resultados
y
con
la
alegría
que
supone
a
una
maestra
trabajar
de
esta
manera,
aprendiendo.
Sobre
la
denominación…
en
realidad,
a
mí
no
me
gusta
poner
etiquetas
a
las
cosas:
lo
que
se
trata
es
de
aprender
a
través
de
los
proyectos.
Me
gusta
trabajar
con
los
niños
a
partir
de
sus
intereses
y
de
las
preguntas
que
van
surgiendo
en
el
aula.
Ahora
parece
que
hay
una
moda
en
torno
al
ABP.
A
mí
el
ABP
me
suena
a
la
marca
de
una
moto,
qué
quieres
que
te
diga.
A
mí
no
me
gusta
ni
el
ABP
ni
el
PP
ni
ninguna
otra
moda.
Las
modas
son
las
que
pervierten
la
idea
del
proyecto,
que
es
tan
simple,
tan
natural.
Es
la
forma
natural
de
aprender:
hay
un
reto
y
tratas
de
responder
a
él,
buscando
rigor,
creatividad,
alegría,
colectivo.
Y
ese
reto
puede
ponerlo
la
maestra,
que
no
tiene
que
ir
siempre
detrás
de
los
niños
y
niñas.
La
influencia
de
los
MRP
Mi
contacto
con
los
MRP
fue
una
casualidad,
una
magnífica
casualidad,
porque
yo,
que
tenía
una
tendencia
natural
hacia
la
renovación,
que
la
buscaba,
coincidí
con
una
compañera
que
estaba
en
los
MRP.
Yo
ya
tuve
la
suerte
de
haber
recibido
una
formación
inicial
como
maestra
que
era
disidente
con
respecto
al
sistema
de
la
universidad
y,
además,
estudié
mientras
trabajaba
con
niños
y
niñas
de
0
a
3
años
y,
entonces,
podía
aplicar
cosas
que
aprendía.
Había
asistido
ya
a
la
escola
de
estiu
de
Rosa
Sensat,
en
Barcelona,
que
para
mí
era
un
espacio
de
libertad
política,
además
de
renovación
pedagógica.
Yo
estaba
de
acuerdo
con
sus
planteamientos;
no
tuvieron
que
convencerme,
me
atraía
la
militancia
pedagógica.
Empecé
entonces
a
leer
muchos
textos
pedagógicos
y
eso
fue
muy
relevante,
pues
fundamenté
lo
que
pensaba:
en
los
MRP
había
gente
muy
leída
y
que
me
influenció,
dediqué
una
parte
de
mi
escaso
presupuesto
a
comprar
libros
(incluso
a
robar
algunos).
Los
MRP
me
dieron
una
cosa
fundamental:
la
sensibilidad
y
la
posibilidad
de
divertirme
hablando
y
reflexionando
sobre
pedagogía.
También
me
aportaron
el
carácter
militante:
éramos
gente
de
acción,
lo
que
hablábamos
era
para
hacerlo.
Y
había
una
cosa,
que
vista
ahora,
era
maravillosa:
la
igualdad
con
la
que
discutíamos,
no
había
jerarquía,
aunque
yo
tuviera
admiración
hacia
algunas
de
esas
personas.
Yo,
una
maestra
novel,
podía
hablar
de
educación
con
Marta
Mata,
de
tú
a
tú…Ahora
hay
militantes
mayores
y
hay
pocos
jóvenes,
pero
entonces,
para
una
joven
como
yo
hablar
con
Marta
Mata
era
una
vivencia
excepcional,
determinante.
Había
muchos
prácticos
en
los
MRP
y
algunos
teóricos
y
estos
últimos
valoraban
mucho
la
opinión
de
los
que
estábamos
en
la
práctica
de
la
escuela.
Ahora
la
universidad
apenas
está,
antes
la
presencia
de
profesorado
universitario
era
mucho
mayor.
Había
una
especie
de
discriminación
positiva
hacia
las
personas
nuevas
y
hacia
las
que
estaban
en
la
práctica.
Los
MRP
siempre
han
tenido
un
pensamiento
volcado
hacia
la
acción,
por
eso
han
influido
no
sólo
en
mi
pensamiento,
también
en
mi
práctica.
No
sólo
en
mí,
sino
también
en
las
escuelas
en
las
que
he
estado.
Yo
ya
era
activista
política
y
pasé
a
ser
activista
político-‐
pedagógica.
Los
MRP
me
han
dado
apertura
de
miras,
flexibilidad,
en
mi
postura
de
izquierdas.
Había
entonces
una
presencia
de
varias
izquierdas
y
un
afán
de
buscar
puntos
comunes.
También
aprendí
a
confrontar
ideas,
a
debatir
sirviéndome
de
argumentos,
de
fundamentos.
Los
MRP
eran,
desde
sus
inicios,
un
espacio
de
convivencia
y
encuentro
y
eso
ha
sido
fundamental
para
poderse
mantener
tanto
tiempo.
Había
una
cierta
rivalidad
“teórica”
entre
distintos
territorios
del
Estado,
pero
era
una
rivalidad
sana,
estimulante.
Los
MRP
me
han
condicionado
absolutamente
como
maestra.
Eso
se
ve,
por
ejemplo,
en
la
mirada
crítica
que
tengo
hacia
las
tendencias
pedagógicas
innovadoras,
hacia
las
modas
de
la
innovación.
Lo
importante
no
es
tanto
la
forma
en
sí,
sino
la
forma
que
encierra
una
finalidad
transformadora.
Mis
compañeros
y
compañeras
de
los
movimientos
siempre
me
han
valorado
mucho
esa
mirada,
como
también
lo
han
hecho
con
mi
manera
amorosa,
afectiva,
de
decir
las
cosas.
Marta
Mata
me
decía
que
la
conservara…
Discusión
y
conclusiones
El
relato
que
acabamos
de
reflejar
nos
permite
vislumbrar,
pese
a
la
limitada
extensión
del
mismo,
la
complejidad
del
trabajo
escolar
mediante
proyectos.
En
realidad,
tal
y
como
señala
Vergara
(2016),
el
aprendizaje
por
proyectos
es
un
marco
desde
el
que
se
piensa
el
aprendizaje
del
alumnado.
La
maestra,
al
igual
que
el
autor
citado,
remarca
la
necesidad
de
que
sea
un
método
abierto
y
flexible
y
de
que
se
desarrolle
de
un
modo
natural
y
planificado,
a
la
vez.
Frente
a
concepciones
que
definen
el
ABP
como
una
técnica,
como
una
ruta
guiada
y
planificada
previamente
o
como
una
de
las
más
destacadas
“estrategias
metodológicas
emergentes”
(Sánchez,
2012),
nuestra
protagonista
rechaza
las
modas
educativas
y
nos
lleva
a
una
aproximación
fundada
y
elaborada
de
este
enfoque,
una
concepción
que
es
muy
implicadora,
creativa
y
plena
de
amor
por
la
educación
y
de
compromiso
con
ella.
La
insistencia
en
basar
el
proyecto
en
los
intereses
de
niños
y
niñas
y
en
ese
respeto
por
su
capacidad
de
aprendizaje
coincide
con
lo
que
otras
investigaciones
(García-‐Valcárcel
y
Basilotta,
2017)
han
encontrado
sobre
la
importancia
de
la
motivación
del
alumnado
con
respecto
a
su
propio
aprendizaje
y
con
el
grado
de
compromiso
que
desarrollan
con
el
proyecto.
Destaca
la
importancia
otorgada
a
las
dimensiones
colectivas
y
sociales,
que
coincide
también
con
las
encontradas
en
algunos
estudios
sobre
el
ABP
en
educación
infantil
(Remacha
y
Belletich,
2015),
en
los
que
se
pone
en
evidencia
cuestiones
aquí
citadas,
como
la
implicación
de
las
familias,
el
aumento
de
la
autoestima
colectiva
o
la
concienciación
y
el
compromiso
medioambiental
de
niños
y
niñas.
Por
otra
parte,
la
influencia
de
los
MRP
en
la
configuración
de
la
identidad
docente
de
la
maestra
aparece
reflejada
con
nitidez.
Los
MRP
han
sido
no
sólo
un
marco
formativo
de
nuestra
protagonista,
sino
que
han
incidido
incluso
en
lo
que
podría
llamarse
la
formación
del
carácter,
pues
incluye
elementos
afectivos
e
ideológicos.
Además,
compañeros
y
compañeras
de
MRP
han
servido
no
sólo
como
participantes
en
un
diálogo
renovador,
sino
también
como
acompañantes
en
la
iniciación
y
uso
de
esta
propuesta
pedagógica
que
nuestra
maestra
nunca
ha
ejercido
en
soledad.
Este
trabajo,
humilde
en
su
pretensión
y
en
su
estructura
metodológica,
creemos
que
sirve
para
poner
de
manifiesto
la
profundidad
del
significado
de
la
renovación
pedagógica.
Frente
a
etiquetas
que
esconden
tras
su
apariencia
una
realidad
de
enseñanza
tradicional
modificada
cuya
lógica
permanece
inalterada,
aquí
la
renovación
es
profundamente
transformadora:
sensible
con
la
con
la
equidad
social,
la
educación
inclusiva,
el
desarrollo
integral
de
las
personas,
la
apertura
de
la
escuela
al
entorno,
la
educación
cívica,…
Sirve
también
para
poner
de
manifiesto
la
necesidad
de
estudios
sobre
el
proceso
de
aprendizaje
por
proyectos,
no
sólo
sobre
los
resultados
obtenidos;
sobre
el
significado
y
las
Barba-‐Marín,
R.,
Sonlleva
Velasco,
M.
&
García-‐Marín,
N.
(2018).
“Presencia,
participación
y
progreso”:
el
aprendizaje
basado
en
proyectos
en
la
trayectoria
de
una
maestra
en
formación.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado,
21(2),
13-‐25.
DOI: http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.323201
“Presencia,
participación
y
progreso”:
el
aprendizaje
basado
en
proyectos
en
la
trayectoria
de
una
maestra
en
formación
Raúl
A.
Barba-‐Martín,
Miriam
Sonlleva
Velasco
y
Noelia
García-‐Martín
Facultad
de
Educación
de
Segovia.
Universidad
de
Valladolid
Resumen
La
formación
inicial
del
profesorado,
asentada
en
un
enfoque
curricular
técnico,
presenta
para
el
docente
algunas
limitaciones.
Superarlas,
sólo
es
posible
escuchando
cómo
vive
el
estudiante
su
proceso
formativo.
El
estudio
que
presentamos,
tiene
como
objetivos
conocer
la
experiencia
de
una
maestra
sobre
su
formación
inicial;
analizar
cómo
sus
carencias
prácticas
en
el
aula
fueron
compensadas
con
su
participación
en
un
proyecto,
basado
en
la
Investigación
–
Acción;
y
observar
cómo
desde
esta
participación,
la
alumna
descubre
el
método
de
Aprendizaje
Basado
en
Proyectos
(ABP)
y
lo
pone
en
práctica
en
su
aula.
Para
llevar
a
cabo
el
estudio
se
analizan
los
diarios
biográficos
de
la
protagonista,
notas
de
campo
y
una
entrevista
semiestructurada.
El
análisis
de
datos
nos
lleva
a
concluir,
que
resulta
necesario
ofrecer
al
maestro
en
formación
el
conocimiento
de
métodos
como
el
ABP,
permitirle
que
lleve
estas
experiencias
a
la
práctica
y
reflexione
sobre
sus
bondades.
Palabras
clave
Aprendizaje
basado
en
proyectos;
Prácticum;
investigación-‐acción;
innovación
educativa
Contacto:
Raúl
Alberto
Barba
Martín,
raulalberto.barba@uva.es,
Campus
María
Zambrano,
Universidad
de
Valladolid,
Departamento
de
Didáctica
de
la
Expresión
Musical,
Plástica
y
Corporal,
Plaza
de
la
Universidad,
1,
40005,
Segovia
(ESP).
Raúl
A.
Barba-‐Martín,
Miriam
Sonlleva
Velasco
y
Noelia
García-‐Martín
his
formative
process.
The
research
we
present
aims
to
know
the
experience
of
a
teacher
about
her
initial
training;
to
analyze
how
their
practical
deficiencies
in
the
classroom
were
compensated
with
their
participation
in
a
project,
based
on
action-‐research;
and
to
observe
how
from
this
participation,
the
student
discovers
the
Project
Based
Learning
(PBL)
method
and
how
does
she
put
it
into
practice
in
her
classroom.
In
order
to
carry
out
the
study,
biographical
diaries
of
the
teacher,
field
notes
and
a
semi-‐structured
interview
are
analyzed.
Review
of
the
data
leads
us
to
conclude
that
it
is
required
to
offer
the
teacher
in
training
the
knowledge
of
methods
such
as
PBL,
to
allow
them
to
take
these
experiences
to
practice
and
reflect
on
their
advantages.
Key
words
Project
Based
Learning;
practicum;
action-‐research;
educational
innovation
Introducción
La
Formación
Inicial
del
Profesorado
(FIP)
puede
estar
orientada
desde
diferentes
enfoques
curriculares
-‐técnico,
práctico
y
emancipador
(Grundy,
1998)-‐.
Aspectos
como
la
burocratización,
la
política
educativa
o
la
brecha
entre
teoría
y
práctica
han
llevado
tradicionalmente
a
la
FIP
a
guiarse
por
perspectivas
técnicas.
Este
enfoque
conlleva
la
pérdida
de
un
compromiso
personal,
cultural
y
político
con
la
educación
(Luengo
&
Saura,
2013)
e
implica
la
asunción
-‐y
continuación-‐
de
las
malas
praxis
(Imbernón,
2017).
Las
exposiciones
orales
teóricas
son
prácticas
comunes
del
profesorado
universitario
e
implican
que
los
futuros
docentes
no
adquieran
las
competencias
necesarias
para
llevar
a
cabo
su
labor
en
el
aula
(Barba,
2011;
Berliner,
1988;
Vonk,
1988).
Estas
razones,
hacen
que
la
FIP
no
se
adapte
a
un
mundo
cambiante
y
el
alumnado
únicamente
adquiera
conocimientos
con
fecha
de
caducidad
(Marcelo,
2002).
González-‐Calvo
y
Barba
(2014)
e
Imbernón
(2017)
señalan
la
importancia
de
que
la
FIP
abandone
esta
perspectiva
técnica
y
adopte
un
enfoque
curricular
emancipador.
La
investigación
se
convierte
así
en
un
aspecto
crucial
de
la
FIP,
haciendo
de
su
aprendizaje
un
proceso
crítico
de
autorreflexión
de
la
realidad
educativa
(Cochran-‐Smith
&
Zeichner,
2005).
Uno
de
los
momentos
clave
en
la
FIP
es
su
primera
inserción
prolongada
en
el
aula
a
través
del
Prácticum.
En
esta
asignatura,
el
estudiante
empieza
a
poner
en
práctica
los
saberes
y
competencias
adquiridos
durante
su
carrera
universitaria
(Mayorga,
Sepúlveda,
Madrid,
&
Gallardo,
2016).
Esta
experiencia
constituye
un
momento
privilegiado
para
que
el
alumno
analice
críticamente
los
modelos
de
enseñanza
que
observa
(Vaillant,
2012)
y
a
la
vez
se
haga
consciente
de
sus
carencias
formativas,
sus
inquietudes
y
sus
miedos.
En
este
momento
de
la
FIP
resulta
fundamental
que
el
maestro
en
formación
pueda
tener
contacto
con
otros
docentes
experimentados,
reflexionar
sobre
lo
que
está
viviendo
en
el
aula
y
analizar
sus
primeras
experiencias
educativas.
Sin
embargo,
estas
posibilidades
están
limitadas
en
el
Prácticum
debido
a
factores
contextuales
(Beyer
&
Zeichner,
1990)
y
una
FIP
exenta
de
reflexiones
críticas.
Estas
carencias
hacen
necesaria
la
inclusión
del
estudiante
en
procesos
de
Formación
Permanente
del
Profesorado
(FPP).
La
participación
del
estudiante
en
proyectos
de
FPP,
se
erige
como
una
gran
oportunidad
para
poder
desarrollar
reflexiones
y
consolidar
sus
aprendizajes,
pero
para
ello,
la
FPP
a
seguir
por
el
alumnado
en
FIP
debe
posibilitar
la
reflexión
sobre
su
experiencia
educativa
(Rivas,
Leite,
&
Prados
Mejías,
2014),
el
contacto
con
docentes
de
diferentes
centros
escolares
y
el
acercamiento
a
la
realidad
educativa
(Imbernón,
2017).
Desde
esta
perspectiva,
la
FPP
a
través
de
procesos
de
investigación-‐acción
(I-‐A)
se
presenta
como
una
formación
propicia
por
sus
características.
Siguiendo
esta
idea,
nos
encontramos
con
experiencias
formativas
como
la
que
llevó
en
el
curso
2013/2014
a
un
grupo
de
profesores,
alumnado
universitario
e
investigadores
de
la
Universidad
de
Valladolid
-‐coordinados
por
José
Juan
Barba
Martín-‐
a
presentar
un
Proyecto
de
Innovación
Docente
(PID)
con
la
finalidad
de
transformar
la
docencia
en
las
escuelas
y
las
universidades
a
través
del
fomento
de
la
educación
inclusiva
(Barba-‐Martín,
2014;
Barba-‐Martín,
Barba,
&
Martínez
Scott,
2016).
Este
PID
–contexto
de
estudio
en
este
artículo-‐
se
desarrolla
bajo
un
enfoque
de
I-‐A.
Los
participantes
analizan
sus
realidades
escolares
y
reflexionan
junto
a
otros
compañeros
acerca
de
sus
problemáticas
(Barba,
2013;
Elliot,
1993).
Este
proceso
de
reflexión
se
produce
de
manera
cíclica,
una
vez
al
mes,
como
forma
de
reconstruir
sus
prácticas
educativas,
para
mejorarlas
y
transformar
sus
realidades
escolares
(Carr
&
Kemmis,
1988;
Elliot,
1993).
Un
aspecto
importante
de
esta
formación
es
que
no
existe
el
rol
de
experto
que
imparte
conocimiento
(Greenwood,
2000),
sino
que
este
se
crea
de
forma
lateral
a
través
de
las
continuas
reflexiones
entre
los
participantes
y
la
puesta
en
práctica
de
las
mejoras
(Hargreaves
&
Shirley,
2012).
Esta
característica
rompe
con
la
formación
tradicional
que
el
alumnado
en
FIP
puede
estar
viviendo
en
las
aulas
universitarias
y
le
otorga
un
espacio
para
reflexionar
con
docentes
en
activo
y
acercarse
a
sus
realidades
educativas.
El
PID,
desde
sus
inicios,
ha
trabajado
en
la
implantación
de
diferentes
actuaciones
para
fomentar
la
inclusión
–grupos
interactivos,
tertulias
literarias
dialógicas,
aprendizaje
cooperativo,
talleres
multinivel-‐.
Actualmente,
con
algunas
de
estas
actuaciones
ya
asentadas,
una
de
las
principales
líneas
de
trabajo
es
el
Aprendizaje
Basado
en
Proyectos
(ABP).
Se
trata
de
un
método
fundado
en
la
resolución
autónoma
de
problemas
por
parte
del
alumnado
(Martín
&
Rodríguez,
2015).
Este
método
considera
el
conocimiento
como
un
constructo
por
parte
del
alumnado
(Jumaat,
Tasir,
Halim,
&
Ashari,
2017)
y
tiene
sus
bases
en
los
modelos
constructivistas
que
aúnan
–entre
otras-‐
las
teorías
de
Dewey
(1938),
Piaget
(1977)
o
Vygotsky
(1962).
Entre
las
características
principales
del
ABP,
que
hacen
posible
esta
construcción
del
conocimiento,
aparecen:
la
globalidad
de
un
problema,
la
necesidad
de
investigación
para
resolverlo,
el
trabajo
colaborativo,
la
unión
entre
la
realidad
y
la
escuela,
la
conexión
entre
alumnado,
profesorado,
familia
y
entorno,
el
protagonismo
del
alumnado
o
la
motivación
de
los
tutores
(Balcells,
2014;
Constantinou
&
Nicolaou,
2018;
Márquez
&
Jiménez-‐Rodrigo,
2014;
Rekalde
&
García,
2015).
A
pesar
de
ser
un
método
en
auge
en
las
escuelas,
existen
pocas
investigaciones
en
torno
al
ABP
en
la
formación
de
docentes.
El
principal
foco
de
los
estudios
realizados
hasta
el
momento,
lo
encontramos
en
ingeniería
o
TICs
(Seman,
Hausmann,
&
Bezerra,
2018;
Verbic,
Keerthisinghe
&
Chapman,
2017),
disciplinas
en
las
que
el
ABP
ha
sido
muy
utilizado
desde
hace
años.
En
educación
y
formación
del
profesorado,
la
mayoría
de
las
publicaciones
se
centran
en
mostrar
o
evaluar
experiencias
en
el
aula
(Aranda
&
Monleón,
2016;
García,
Muñoz,
&
Basilotta,
2017;
López,
2015;
Martín
&
Rodríguez,
2015;
Trujillo,
2015),
pero
no
se
han
encontrado
trabajos
que
analicen
los
procesos
formativos
de
los
docentes
y
futuros
docentes
para
poder
llevarlo
a
cabo.
El
estudio
que
presentamos,
tiene
como
objetivo
abrir
una
línea
de
investigación
en
relación
a
esta
carencia,
analizando
la
formación
–inicial
y
permanente-‐
que
recibió
una
alumna
universitaria
sobre
ABP
y
cómo
esta
formación
le
influyó
en
su
práctica
educativa.
Para
desarrollar
este
objetivo,
nos
centraremos
en
analizar
la
experiencia
de
la
maestra
desde
tres
focos
de
estudio:
la
formación
inicial
recibida,
su
participación
en
el
PID
de
la
Universidad
de
Valladolid
y
el
desarrollo
del
ABP
en
su
práctica
en
el
aula.
Consideraciones
metodológicas
El
trabajo
que
presentamos
es
de
corte
cualitativo
y
se
enmarca
en
el
método
biográfico-‐
narrativo.
Para
su
diseño,
hemos
tomado
como
punto
de
partida
la
voz
y
las
experiencias
de
una
maestra
en
formación.
Somos
partidarios
de
la
idea
que
afirma,
que
dominar
varios
discursos
contendientes
en
investigación
e
incluir
voces
hasta
hace
escasos
años
silenciadas,
como
ha
sido
el
colectivo
de
estudiantes,
es
el
germen
del
cambio,
especialmente
si
a
partir
del
aprendizaje
que
genera
su
escucha
se
pueden
establecer
críticas
entre
discursos
y
generar
conocimiento
(Gee,
2005;
Sierra
&
Blanco,
2017).
La
investigación
desde
esta
perspectiva
implica
despreciar
la
despersonalización
del
alumnado
y
realizar
una
reflexión
atenta
y
sincera
a
sus
formas
de
hacer,
sentir
y
pensar
(Calvo
&
Susinos,
2010).
Por
ello,
continuaremos
las
siguientes
líneas,
haciendo
una
presentación
de
la
protagonista
y
exponiendo
cómo
hemos
llevado
a
cabo,
a
través
de
un
proceso
dialogado,
el
diseño
metodológico,
el
análisis
de
datos
y
las
conclusiones
del
estudio,
no
sin
antes
agradecer
a
la
maestra
la
cesión
de
su
voz.
Conociendo
a
la
maestra
La
protagonista
de
este
estudio
es
una
maestra
española
de
Educación
Primaria.
Tiene
una
edad
de
24
años
y
a
su
formación
inicial
de
Grado
se
une
la
participación
en
varios
PID,
en
más
de
una
decena
de
cursos
y
jornadas
de
formación,
así
como
en
Congresos
y
otras
actividades
formativas.
Su
experiencia
en
el
ámbito
educativo
se
ha
fundamentado
en
la
puesta
en
práctica
de
experiencias
inclusivas
y
metodologías
activas.
Diseño
de
la
investigación
Para
la
elaboración
de
nuestro
trabajo,
hemos
utilizado
como
instrumentos
para
la
recogida
de
datos,
dos
diarios
reflexivos
de
la
maestra,
algunas
notas
de
campo
que
la
protagonista
escribió
en
su
etapa
de
formación
inicial
y
una
entrevista
semiestructurada.
Seguimos
a
autores
como
Bolívar,
Domingo
y
Fernández
(2001)
y
Blaxter,
Hughes
yTight
(2000)
para
realizar
una
explicación
más
precisa
acerca
de
estos
instrumentos:
-‐
Diarios.
Utilizamos
dos
diarios
reflexivos
que
la
alumna
redactó
en
los
periodos
de
prácticas
de
su
formación
inicial
de
Grado,
durante
los
cursos
académicos
2015/2016
y
2016/2017.
Estos
informes
de
la
vida
escolar
registran
observaciones
de
las
rutinas
del
aula,
analizan
sus
experiencias
en
torno
al
ABP,
y
evidencian
sentimientos
y
emociones
vividos
por
la
estudiante
durante
dichos
periodos.
-‐
Notas
de
campo.
Esta
información
fue
recogida
por
la
protagonista
en
dos
momentos
diferentes:
durante
su
formación
inicial,
en
los
periodos
de
prácticas
(en
los
que
la
alumna
transcribe
anotaciones
personales
sobre
sus
observaciones
en
el
aula);
y
a
lo
largo
de
su
formación
permanente,
en
las
reuniones
de
seguimiento
del
PID
en
el
que
participa,
realizadas
de
forma
mensual
durante
los
dos
cursos
académicos
en
los
que
realiza
las
prácticas
en
el
aula.
-‐
Entrevista
a
la
maestra:
grabada
y
transcrita
en
el
mes
de
julio
de
2017,
con
una
duración
de
dos
horas.
El
contenido
de
la
misma
trata
de
revelar
aquellas
cuestiones
específicas
sobre
su
experiencia
con
el
ABP,
que
no
quedaban
suficientemente
descritas
a
través
de
los
documentos
elaborados
por
la
alumna.
Tras
la
lectura
y
el
estudio
de
los
datos
recogidos,
procedimos
a
la
realización
de
un
análisis
temático
del
contenido.
Para
ello,
fuimos
extrayendo
aquellos
temas
conectados
con
los
focos
centrales
de
la
investigación,
que
sirvieron
como
categorías
de
análisis
generales:
Este
fin
de
semana
y
sobre
todo
hoy,
he
estado
inquieta
pensando
en
las
expectativas
que
tengo
puestas
en
mí
misma
(…)
Espero
estar
a
la
altura
de
lo
que
yo
misma
espero
de
mí,
aprender
mucho
y
disfrutar
este
periodo
tan
apasionante
como
enriquecedor
para
mi
formación
(Diario
de
prácticas,
15/11/2015).
“El
día
esperado”.
Así
comienza
la
alumna
la
narración
de
su
primer
día
en
el
aula.
En
su
relato
se
agolpan
un
cúmulo
de
sentimientos
que
pasean
entre
los
nervios
y
el
júbilo.
La
visita
por
las
instalaciones
del
centro
y
la
presentación
de
compañeros
y
compañeras
ocupan
sus
primeras
horas
en
el
centro.
Pero
ese
“día
esperado”
tiene
un
objetivo
crucial
para
la
maestra:
conocer
a
su
grupo
de
niños
y
niñas.
El
primer
contacto
con
los
menores,
la
distribución
de
estos
en
el
aula
y
los
materiales
que
utilizan
llevan
a
la
protagonista
a
reflexionar
en
su
diario
sobre
algunos
detalles
que
nos
permiten
ver
síntomas
de
un
tipo
de
enseñanza
tradicional.
Se
me
ocurren
soluciones
como
el
seguimiento
de
metodologías
cooperativas,
aprovechando
la
distribución
del
aula,
pues
los
alumnos
se
encuentran
sentados
en
grupos
de
4.
Pero
enseguida
caigo
en
el
error.
No
podría
implantarse
una
metodología
cooperativa
en
esta
aula
debido
a
la
utilización
de
libros
de
texto.
Las
actividades
del
libro
no
dan
pie
a
la
cooperación
pues
son
individuales
(Diario
de
prácticas,
16/11/2015).
Los
horarios,
los
materiales
escolares
y
las
actividades
que
se
llevan
a
cabo
de
forma
rutinaria,
junto
con
un
conocimiento
más
preciso
del
alumnado
y
de
sus
situaciones
personales,
ocupan
las
reflexiones
de
la
alumna
en
los
días
posteriores.
Tres
días
después
del
inicio
de
sus
prácticas,
la
estudiante
comienza
sus
primeras
experiencias
como
docente:
Hoy
he
podido
dar
otras
dos
clases
yo
sola.
La
de
educación
en
valores,
con
la
misma
dinámica
que
el
día
anterior,
pero
sin
incidencias,
y
una
clase
de
sociales.
En
el
caso
de
la
clase
de
sociales
pienso
que
hubiera
ido
mejor
si
hubiera
sabido
de
antemano
de
que
se
trataban
los
ejercicios,
por
ello
he
pedido
a
la
maestra
la
Programación
de
Aula
para
así
poderme
preparar
las
clases
(Diario
de
prácticas,
19/11/2015).
A
través
de
sus
palabras,
podemos
apreciar
que
los
libros
de
texto
se
imponen
a
cualquier
otro
material
en
el
aula.
A
pesar
de
ello,
hay
ocasiones
en
las
que
no
se
utiliza
libro
de
texto,
como
son
los
Grupos
Interactivos.
La
docente
en
prácticas
muestra
reflexiones
interesantes
tras
participar
como
voluntaria
en
su
propia
clase.
Su
rol
de
docente,
le
provoca
dificultades
para
la
dinamización,
ya
que
los
alumnos
esperan
sus
instrucciones
más
pautadas,
como
es
habitual
en
clase.
En
los
Grupos
Interactivos
se
requiere
algo
distinto,
se
requiere
autonomía
y
diálogo
entre
iguales
para
resolver
las
actividades
planteadas,
y
con
el
maestro
al
frente
del
grupo
como
voluntario,
esa
autonomía
se
pierde
(Diario
de
prácticas,
20/11/2015).
De
este
modo,
la
protagonista
comienza
a
darse
cuenta
de
que
muchas
de
las
conductas
que
se
gestan
en
el
aula
coinciden
con
modelos
tradicionales
y
unidireccionales
de
enseñanza,
con
los
que
empieza
a
discrepar
tras
algunas
situaciones
que
no
le
parecen
correctas:
La
limpieza
del
cuaderno
también
es
compatible
con
la
libertad
a
la
hora
de
ejecutar
la
tarea.
Las
instrucciones
que
les
deberíamos
de
haber
dado
podrían
haber
girado
en
torno
a
la
limpieza
y
no
a
la
forma
de
representar
las
decenas
con
esos
cuadrados
tan
pautados
(Diario
de
prácticas,
26/11/2015).
Su
presencia
en
la
realización
de
exámenes
también
supone
un
punto
de
inflexión
para
la
alumna,
pues
esta
observa
las
problemáticas
que
el
alumnado
presenta
hacia
este
tipo
de
pruebas
de
evaluación
de
sus
aprendizajes.
A
mi
parecer,
el
formato
de
las
actividades
era
un
poco
complejo
y
rígido.
Los
niños
no
entendían
la
mayoría
de
los
ejercicios,
en
parte
por
su
poca
comprensión
lectora,
pero
también
por
la
compleja
resolución
de
estos
(Diario
de
prácticas,
30/11/2015).
Pronto
comienza
a
cuestionarse
el
papel
que
el
docente
tiene
en
el
aula
y
cómo
la
utilización
de
metodologías
tradicionales
resta
protagonismo
a
los
escolares
en
su
proceso
de
aprendizaje.
Creo
que
sería
muy
positivo
para
todos
los
niños
que
la
filosofía
que
la
Comunidad
de
Aprendizaje
trae
consigo
calase
más
hondo,
potenciando
más
los
grupos
heterogéneos
de
trabajo,
rompiendo
con
los
libros
de
texto
y
lanzándose
hacia
metodologías
más
participativas
y
dialógicas.
Así
la
Comunidad
de
Aprendizaje
respondería
de
una
manera
más
eficaz
compensando
las
desigualdades
del
contexto
en
el
que
está
inmersa
(Diario
de
prácticas,
21/12/2015).
Las
vivencias
en
torno
a
este
hecho,
generan
ciertas
tensiones
en
la
maestra
en
formación,
que
pronto
percibe
una
desconexión
entre
la
formación
universitaria
y
la
práctica
del
aula.
Las
narraciones
de
su
diario,
también
dan
cuenta
de
algunos
problemas
de
formación,
que
la
alumna
comienza
a
presenciar
en
su
labor
educativa.
En
la
universidad
te
enseñan
teorías,
metodologías,
contenidos,
lo
que
hay
que
hacer
y
lo
que
no
hay
que
hacer,
pero
no
te
enseñan
de
verdad
a
ser
maestro.
Como
suele
decirse,
la
teoría
es
muy
bonita
pero
la
práctica
no
tanto
(Diario
de
prácticas,
10/01/2016).
Aprendizaje
crítico:
formación
inicial
vs.
formación
permanente
Las
carencias
percibidas
en
sus
primeras
experiencias
en
el
aula,
llevan
a
la
alumna
a
reflexionar,
junto
a
sus
compañeros
y
compañeras
del
PID,
sobre
algunas
problemáticas
vividas
en
el
aula.
En
la
entrevista
realizada
a
la
protagonista,
esta
explica
la
importancia
que
supuso
para
ella
la
participación
en
este
proyecto.
Desde
mi
entrada
en
el
proyecto
supe
que
interiorizar
la
presencia,
participación
y
progreso
de
todos
los
estudiantes
debía
ser
la
base
de
mi
identidad
docente
(Entrevista,
10/
07/
2017).
Los
debates,
las
interacciones
con
otros
docentes
y
la
reflexión
conjunta
fueron
potenciando
en
la
maestra
una
sólida
base
en
torno
al
concepto
de
inclusión
y
el
descubrimiento
de
prácticas
educativas
alejadas
del
modelo
tradicional.
El
conocimiento
de
este
tipo
de
prácticas,
permiten
que
la
alumna
empiece
a
cuestionarse
una
vez
asentada
en
el
centro,
cierto
tipo
de
actuaciones,
contrarias
a
la
inclusión.
Hoy
he
echado
de
menos
la
clase
de
compensatoria
dentro
del
aula
como
la
semana
pasada.
Pienso
que
es
muy
necesaria
pues
noto
como
los
niños
que
acuden
a
apoyo
cada
vez
se
distancian
más
del
resto
de
la
clase
(Diario
de
prácticas,
30/11/2015).
Sus
narraciones
dan
cuenta
de
cómo
la
protagonista
percibe
los
problemas
que
generan
la
aplicación
de
metodologías
tradicionales
y
la
influencia
que
estas
tienen
en
algunos
grupos
de
estudiantes,
como
el
alumnado
con
necesidades
educativas.
He
constatado
como
con
el
método
tradicional
los
alumnos
van
perdiendo
poco
a
poco
la
atención
y
no
se
optimiza
tanto
el
tiempo
de
aprendizaje
(…)
siguiendo
esta
metodología
más
tradicional,
muchos
alumnos
quedarían
descolgados
del
grupo-‐clase,
especialmente
los
alumnos
con
necesidades
específicas
de
apoyo
educativo
(Diario
de
prácticas,
02/12/2015).
Pero
además,
estas
reflexiones
llevan
a
la
protagonista
a
plantear
algunas
propuestas
en
su
diario
y
notas
de
campo,
alternativas
a
los
métodos
educativos
tradicionales.
He
de
destacar,
que
los
momentos
de
copia
en
el
cuaderno
se
hacen
tediosos
y
aburridos.
Pienso
que,
la
elaboración
de
un
portafolio
grupal
mediante
actividades,
realizando
copias
para
que
pudieran
seguir
un
estudio
individual
en
sus
casas,
sería
muy
positivo
para
evitar
este
tipo
de
actividades
(Notas,
20/04/2017).
Sus
narraciones
muestran
la
diferencia
entre
este
tipo
de
métodos
y
el
ABP,
así
como
los
logros
que
la
propia
estudiante
va
consiguiendo
a
lo
largo
de
su
segundo
periodo
de
prácticas:
Esta
sesión
ha
sido
de
las
más
enriquecedoras
del
proyecto.
En
primer
lugar,
del
cuento
sobre
la
igualdad
de
género
“El
sueño
de
Lola”,
los
alumnos
extrajeron
reflexiones
en
torno
a
la
justicia,
expresando
que
no
era
justo
que
Lola
no
se
pudiera
dedicar
a
lo
que
ella
quería
sólo
por
ser
una
chica.
También
surgió
el
tema
de
los
derechos
pues,
como
manifestaron
los
alumnos,
tanto
hombres
como
mujeres
tienen
los
mismos.
Por
último,
estuvimos
debatiendo
en
torno
a
la
diversidad
en
general,
mencionamos
la
diversidad
intelectual
y
tomamos
conciencia
de
que
lo
importante
es
la
persona.
Relacionamos
todos
estos
aprendizajes
con
las
dos
normas
del
centro,
procedentes
del
Modelo
Dialógico
de
Prevención
y
Resolución
de
Conflictos
y
consensuadas
por
toda
la
comunidad
educativa
desde
la
condición
de
Comunidad
de
Aprendizaje
del
centro
(Notas,
25/04/2017).
La
formación
recibida
en
el
PID
facilita
la
corrección
de
sus
errores
en
la
práctica
a
través
del
aprendizaje
dialógico
y
la
I–A
y
a
la
vez
mejora
su
autoestima
y
su
forma
de
percibirse
como
maestra
en
el
aula.
Gracias
al
PID,
corregí
muchos
de
mis
errores
en
la
aplicación
del
ABP
y
mis
aprendizajes
se
maximizaron,
aportando
al
grupo
el
testimonio
de
una
maestra
novel
que
se
adentra
en
el
mundo
del
ABP
en
pro
de
la
inclusión
educativa
(Entrevista,
10/
07/
2017).
Estas
experiencias
como
docente
en
activo
y
su
participación
dentro
del
PID
a
lo
largo
de
su
formación
inicial,
hacen
que
la
alumna
termine
su
último
periodo
de
prácticas
siendo
consciente
de
la
importancia
de
la
educación
como
práctica
inclusiva
y
las
bondades
de
la
aplicación
del
método
de
ABP.
Por
todo
ello,
esta
experiencia
ha
sido
inolvidable
y
me
ha
hecho
crecer
en
lo
profesional
y
en
lo
personal.
He
tomado
conciencia
de
que
verdaderamente
soy
feliz
haciendo
este
trabajo,
pues
me
llena
la
labor
positiva
que
la
escuela
puede
llevar
a
cabo
para
mejorar
la
vida
de
los
alumnos
(Diario
de
prácticas
II,
semana
del
15
al
19
de
mayo
de
2017).
Discusión
y
conclusiones
Al
inicio
de
nuestro
estudio,
nos
planteábamos
como
objetivo
principal
conocer
la
experiencia
formativa
inicial
que
tiene
una
estudiante
de
Magisterio,
descubrir
cómo
conoce
el
ABP
y
analizar
cómo
éste
método
ha
influido
en
su
práctica
educativa.
A
lo
largo
de
la
investigación
hemos
podido
constatar
algunas
críticas
que
autores
como
Puertas
(2008)
o
Barba
(2011)
ya
anunciaban
en
sus
trabajos
en
relación
a
la
FIP,
pues
ésta
no
dota
a
los
estudiantes
de
competencias
y
recursos
válidos
para
dar
clase
en
la
escuela,
lo
que
le
conduce
a
los
docentes
en
formación
a
una
situación
de
angustia,
miedo
e
inseguridad,
como
ocurre
a
nuestra
protagonista
cuando
accede
por
primera
vez
al
Prácticum.
El
relato
deja
claro
como
la
vocación
por
la
docencia
de
nuestra
maestra
se
impuso
en
momentos
de
inseguridad
o
dificultad
en
la
formación
inicial.
Como
decía
Freire
(1993),
la
educación
es
una
cuestión
de
sueños
y
esperanzas
y
para
nuestra
alumna
su
pasión
por
la
docencia
era
más
fuerte
que
las
dificultades.
Si
bien,
esta
pasión
por
la
docencia
puede
ser
insuficiente
cuando
las
dificultades
se
afrontan
de
manera
individual,
la
colaboración
con
otros
docentes
puede
hacerla
más
fuerte
(Barba-‐Martín,
González-‐Calvo,
&
Martínez-‐Scott,
2018).
El
trabajo
en
equipo,
el
diálogo
reflexivo
y
la
formación
permanente
se
perfilan
como
las
estrategias
clave
para
solventar
las
carencias
de
la
FIP.
El
estudio
también
ha
mostrado
cómo
estas
carencias
de
la
FIP,
pueden
ser
solventadas
si
el
docente
participa
en
Proyectos
de
Formación
Permanente
basados
en
la
I-‐A.
Los
datos
presentados
se
corresponden
con
los
que
aportan
investigaciones
como
las
de
Martínez
(2008);
Perrenoud
(2010);
González-‐Calvo
y
Barba
(2014)
o
Barba-‐Martín,
Barba
y
Martínez-‐
Scott
(2016)
que
ya
muestran,
cómo
a
través
del
análisis
de
la
propia
práctica,
la
reflexión
con
otros
docentes
en
activo,
la
planificación
conjunta
de
experiencias
y
la
puesta
en
práctica,
permiten
dotar
al
docente
en
formación
de
las
competencias
necesarias
para
mejorar
su
práctica
educativa.
Sin
embargo,
estos
estudios
previos,
analizan
las
características
de
la
FPP
a
través
de
I-‐A
con
docentes
en
ejercicio.
Por
ello,
a
través
de
esta
investigación
hemos
podido
ampliar
y
corroborar
como
este
tipo
de
formación
es
también
favorable
para
el
alumnado
universitario,
dotándole
de
un
espacio
de
reflexión
y
contacto
con
la
realidad
educativa
con
el
que
no
cuenta
en
su
FIP.
Este
hecho
nos
ayuda
a
afirmar
que
este
tipo
de
FPP
es
un
complemento
necesario
a
la
FIP.
El
trabajo
mostrado
ha
dado
cuenta
de
cómo
nuestra
protagonista,
gracias
a
su
participación
en
el
PID,
conoce
el
método
de
ABP
y
llega
a
aplicarlo
en
sus
prácticas
en
el
aula.
La
investigación
nos
ha
ayudado
a
corroborar
los
estudios
de
Durán
y
Giné
(2012)
mediante
los
cuales
analizan
la
formación
del
profesorado
en
educación
inclusiva.
Para
estos
autores
los
docentes
deben
aprender
a
transformar
su
rol
y
a
reflexionar
y
evaluar
todos
los
aspectos
de
su
práctica
educativa
en
pro
de
planteamientos
inclusivos
como
hizo
nuestra
alumna.
Esta
muestra
cómo,
en
el
caso
concreto
del
ABP,
el
docente
se
convierte
en
una
pieza
clave,
pues
su
puesta
en
práctica
le
exige
cuestionarse
su
papel
en
el
aula,
repensar
la
práctica
educativa
y
comprometerse
con
procesos
de
inclusión
como
los
expuestos
en
trabajos
como
los
de
López
(2015),
Martín
y
Rodríguez
(2015)
o
García,
Muñoz
y
Basilotta
(2017).
Esto
es
debido
a
que,
el
ABP,
no
solo
mejora
la
motivación
de
los
estudiantes,
sino
que
ayuda
a
los
menores
a
contactar
con
situaciones
de
su
vida
cotidiana,
potencia
la
educación
inclusiva,
mejora
las
relaciones
y
el
clima
del
aula
y
ayuda
al
alumnado
a
desarrollar
procesos
de
reflexión
crítica.
Para
finalizar,
nos
gustaría
remarcar
algunas
limitaciones
del
trabajo
y
presentar
futuras
líneas
de
investigación.
Desde
las
primeras,
queremos
exponer
que
el
estudio
se
encuentra
restringido
tanto
a
nivel
geográfico
como
metodológico
y
sería
positivo
ampliar
el
número
de
casos
de
estudio,
con
el
objetivo
de
comparar
experiencias
en
la
formación
docente
en
relación
al
ABP.
Los
resultados
de
la
investigación
también
nos
animan
a
seguir
buscando
nuevas
preguntas
de
investigación
relacionadas
con
los
objetivos
del
estudio.
Cuestiones
como
cuál
es
la
influencia
que
la
formación
permanente
presenta
en
procesos
de
inclusión
educativa
o
de
evaluación;
qué
literatura
se
encuentra
publicada
en
torno
al
ABP,
tanto
a
nivel
nacional
como
internacional;
o
qué
papel
ofrece
el
ABP
en
las
interacciones
entre
docentes
y
estudiantes
son
solo
algunos
de
las
potenciales
líneas
de
trabajo
que
puede
sugerir
esta
investigación.
Referencias
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formar
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y
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prácticas
externas
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alumnado
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.323241
Análisis
de
la
investigación
sobre
Aprendizaje
basado
en
Proyectos
en
Educación
Física
Óscar
León-‐Díaz,
Luis
Fernando
Martínez-‐Muñoz,
María
Luisa
Santos-‐Pastor
Universidad
Autónoma
de
Madrid
Resumen
La
Educación
Física,
como
materia
escolar,
debe
responder
a
las
demandas
educativas
de
una
sociedad
compleja
y
diversa.
En
este
marco
es
comprensible
apostar
por
modelos
centrados
en
el
aprendizaje
y
no
en
la
enseñanza,
lo
que
nos
invita
a
generar
una
renovación
de
los
enfoques,
modelos
y
estrategias
metodológicas.
Las
metodologías
activas
son
una
oportunidad
única
para
responder
a
estos
nuevos
retos
formativos.
El
presente
artículo
se
centra
en
revisar
el
estado
de
la
cuestión
sobre
estrategias
de
aprendizaje
en
Educación
Física,
como
es
el
Aprendizaje
basado
en
Proyectos.
El
procedimiento
empleado
para
el
análisis
se
ha
centrado
en
registrar
los
proyectos,
experiencias
e
investigaciones
publicadas
en
diferentes
bases
de
datos
de
acceso
restringido
y
de
libre
acceso.
Entre
los
criterios
de
inclusión,
se
han
considerado
que
fueran
pertinentes
con
la
temática,
tuvieran
calidad
científica
y
relevancia
en
el
área
de
conocimiento.
A
través
del
análisis
efectuado,
podemos
señalar
la
proliferación
de
experiencias
e
investigaciones
centradas
en
el
Aprendizaje
basado
en
Proyectos.
Las
conclusiones
del
trabajo
revelan
la
apuesta
por
la
mejora
de
la
calidad
de
los
aprendizajes
en
Educación
Física,
además
de
su
orientación
por
contribuir
al
desarrollo
de
las
competencias
clave.
Palabras
clave
Educación
Física,
aprendizaje
por
proyectos,
metodologías
activas,
revisión
bibliográfica
Contacto:
María
Luisa
Santos
Pastor.
Directora
del
Dpto.
de
Educación
Física,
Deporte
y
Motricidad
Humana
Facultad
de
Formación
de
Profesorado
y
Educación.
Universidad
Autónoma
de
Madrid
•
Campus
de
Cantoblanco.
Avda.
Tomás
y
Valiente,
3,
Módulo
I,
Despacho
302
-‐
28049,
Madrid.
Tel.:(+34)
91
497
4482.
E-‐mail:
marisa.santos@uam.es
Óscar
León-‐Díaz,
Luis
Fernando
Martínez-‐Muñoz,
María
Luisa
Santos-‐Pastor
Introducción
Las
metodologías
activas
en
Educación
Física
(EF)
se
configuran
como
una
de
las
claves
para
la
mejora
de
los
aprendizajes.
La
enseñanza
de
la
materia
ha
centrado
tradicionalmente
el
discurso
en
la
búsqueda
de
los
procedimientos
más
eficaces
para
aprender
la
asignatura.
Actualmente,
los
enfoques
se
centran
en
demostrar
que
existen
nuevas
perspectivas
para
lograr
aprendizajes
relevantes
y
significativos
para
el
alumnado,
considerando
sus
intereses
y
necesidades.
En
este
marco
surgen
iniciativas,
tendencias
y
experiencias
apoyadas
en
modelos
pedagógicos
emergentes
dirigidos
a
generar
prácticas
innovadoras
(INNEDU,
2016),
entre
las
que
se
sitúa
la
enseñanza
por
proyectos,
la
enseñanza
basada
en
competencias,
el
aprendizaje
cooperativo
y/o
colaborativo,
la
gamificación,
el
híbrido
o
combinado
(blended
learning)
o
el
aula
invertida
(flipped
classroom),
entre
otras.
En
el
marco
europeo,
diferentes
informes
(Johnson,
Adams,
Cummins,
Estrada,
Freeman
y
Hall,
2016)
evidencian
que
las
últimas
tendencias
pedagógicas
apuestan
por
retirar
o
desbancar
de
las
clases
de
EF
el
modelo
tradicional
de
enseñanza,
para
apostar
por
potenciar
revolucionarios
enfoques
centrados
en
el
aprendizaje
constructivista,
activo,
social
y
conectado
con
la
vida
del
alumnado
(Fernández-‐Río,
Calderón,
Hortigüela,
Pérez-‐
Pueyo
y
Aznar,
2016).
En
concreto,
el
aprendizaje
basado
en
proyectos
(ABP)
se
sitúa
en
la
teoría
constructivista,
a
partir
de
trabajos
de
psicólogos
y
educadores,
tales
como:
Vygotsky,
Bruner,
Piaget
y
Dewey.
No
obstante,
la
literatura
especializada
admite
como
precursor
del
método
a
Heard
Kilpatrick,
quien
trató
de
identificar
experiencias
de
aprendizaje
a
través
de
proyectos
de
investigación
y
trabajos
escolares
basados
en
las
inquietudes
del
alumnado
(Contreras,
2017).
El
ABP
consiste
en
hacer
que
el
alumnado
se
enfrente
a
problemas
del
mundo
real,
al
tiempo
que
los
valora
como
significativos,
decida
cómo
abordarlos
y,
posteriormente,
actúe
de
manera
colaborativa
para
crear
soluciones
a
los
problemas
presentados
(Bender,
2012).
Es
una
estrategia
de
enseñanza
que
engloba
tareas,
procedimientos
y
técnicas
referidas
a
las
pautas
o
consignas,
cuyo
propósito
se
encamina
a
promover
que
el
alumnado
desarrolle
un
pensamiento
propio
y
esté
motivado
por
aprender.
Existen
evidencias
que
apoyan
la
eficacia
y
eficiencia
del
enfoque
de
ABP,
en
comparación
con
otros
métodos
de
instrucción,
por
su
potencialidad
para
mejorar
la
calidad
del
aprendizaje
del
alumnado
(Thomas,
2000).
Kokotsaki,
Menzies
y
Wiggins
(2016)
señalan
las
escasas
evidencias
que
hay
sobre
la
aplicación
de
este
método
en
programas
educativos,
aunque
sí
vienen
a
constatar
las
mejoras
que
producen
en
el
aprendizaje.
En
el
campo
de
la
EF,
diferentes
autores
han
tratado
en
profundidad
las
potencialidades
que
tiene
programar
por
proyectos
(Coyne,
Hollas
y
Potter,
2016;
Generelo,
Zaragoza
y
Julián,
2005;
Rodríguez,
2017).
Kokotsaki,
Menzies
y
Wiggins
(2016)
consideran
que
el
ABP
enriquece
nuestras
prácticas
pedagógicas
y
la
EF
puede
ser
clave
para
articular
estas
iniciativas
motivantes
para
implicar
al
alumnado
(Julián,
Ibor,
Aibar
y
Aguareles,
2017).
Desde
esta
perspectiva,
todo
apunta
a
que
el
ABP
es
un
método
didáctico
integral,
que
aporta
una
concepción
holística
y
globalizadora
del
aprendizaje
(Contreras,
2017).
El
ABP
cada
vez
está
más
presente
en
la
EF,
lo
que
hace
pertinente
un
trabajo
de
revisión
bibliográfica
que
analice
las
claves
de
su
aplicación,
para
responder
a:
¿Qué
ocurre
al
utilizar
el
ABP
en
EF?
¿Qué
y
cómo
se
está
implementando?
¿Cuál
es
el
papel
del
alumnado
y
del
profesorado?
¿Qué
no
se
sabe?
Metodología
La
revisión
sistemática
de
la
bibliografía
existente
sobre
el
ABP
ha
sido
el
método
seleccionado
para
abordar
nuestro
objeto
de
estudio.
La
tarea
ha
consistido
en
extraer,
recopilar,
organizar,
analizar
y
sintetizar
la
información
más
relevante
de
los
trabajos
de
investigación
publicados
en
referencia
al
ABP
en
el
área
de
EF.
Su
preparación
ha
requerido
prestar
atención
a
una
serie
de
pasos
y
condiciones
fundamentales
(Roussos,
2011).
Estrategia
de
búsqueda
El
acceso
a
las
fuentes
de
información
ha
sido
realizado
durante
los
meses
de
noviembre
y
diciembre
del
2017,
a
través
de
las
siguientes
bases
de
datos
acreditadas
en
el
campo
de
las
Ciencias
Sociales:
○ Bases
de
datos
de
libre
acceso:
Red
de
Revistas
Científicas
de
América
Latina
y
el
Caribe,
España
y
Portugal
(REDALYC),
Red
Iberoamericana
de
Innovación
y
Conocimiento
Científico
(REDIB),
Dialnet,
Scientific
Electronic
Library
Online
(SciELO)
y
Directory
of
Open
Access
Journals
(DOAJ).
○ Bases
de
datos
con
acceso
restringido:
ISI
Web
of
Knowledge,
Scopus
y
Sports
Discus.
La
selección
de
los
descriptores
de
búsqueda
ha
sido
clave
para
encontrar
la
información
en
relación
con
el
tema
objeto
de
estudio.
En
este
sentido,
dada
la
variabilidad
terminológica,
ha
sido
necesario
revisar
algunas
fuentes
documentales
(Thomas,
2000;
Galeana,
2006;
Contreras
2017),
además
de
consultar
a
expertos
en
el
tema,
para
contrastar
opiniones
y
definir
cuál
podrían
ser
los
descriptores
más
valiosos
para
hacer
la
búsqueda.
Finalmente,
hemos
utilizado
como
términos
de
búsqueda
las
palabras
“educación
física”,
“aprendizaje
basado
en
proyectos”,
“physical
education”
y
“project
based
learning”.
Se
han
empleado
los
conectores
Y-‐AND
según
el
idioma
de
las
palabras
utilizadas
(Tabla
1).
Para
restringir
la
búsqueda
en
las
bases
de
datos
seleccionadas,
se
introduce
solo
la
frase
de
búsqueda
en
el
título,
resumen
o
palabras
claves
del
artículo.
Tabla
1.
Palabras
de
búsqueda
utilizada
ESPAÑOL
INGLÉS
aprendizaje
basado
en
proyectos
y
educación
project
based
learning
and
physical
education
física
educación
física
y
aprendizaje
basado
en
physical
education
and
project
based
learning
proyectos
Criterios
de
inclusión
Los
criterios
de
inclusión
que
hemos
determinado
para
proceder
a
la
selección
de
los
documentos
que
formarán
parte
de
nuestro
estudio
han
sido:
● Textos
originales
● Formato
texto
completo
● Relacionados
con
el
Aprendizaje
basado
en
Proyectos
● Pertenecientes
al
campo
de
la
Educación
Física
● Publicados
en
una
revista
científica
Variables
del
estudio
Con
el
fin
de
que
pudiéramos
almacenar
y
utilizar
los
documentos
incluidos
para
su
análisis,
de
forma
rápida
y
adecuada,
hemos
utilizado
“Mendeley”
como
gestor
bibliográfico.
Los
criterios
de
análisis
o
variables
del
estudio
determinadas
para
extraer
la
información,
han
sido
los
siguientes:
● Revista
y
año
de
publicación
● País
en
el
cual
se
desarrolló
el
estudio
● Idioma:
español
o
inglés
● Etapa
educativa
en
la
que
se
realiza
el
estudio
● Contenido
específico
de
EF
trabajado
● Elementos
curriculares:
competencias
y
evaluación
● Trabajo
interdisciplinar
● Principales
hallazgos
del
estudio
según
su
contenido
Resultados
De
los
170
estudios
encontrados
inicialmente,
135
fueron
excluidos
por
no
cumplir
con
los
criterios
definidos
para
este
estudio.
De
esta
manera,
para
el
periodo
mencionado
anteriormente,
el
análisis
se
ha
centrado
en
32
trabajos
sobre
el
ABP
en
el
área
de
EF,
publicados
en
ocho
bases
de
datos
científicas
diferentes.
Cabe
señalar
que,
de
los
trabajos
seleccionados,
todos
los
artículos
eran
en
español,
excepto
tres
trabajos
escritos
en
Inglés
(Hastie,
Chen
y
Guarino,
2017;
Coyne,
Hollas
y
Potter,
2016
y
Gubacs,
2004).
En
la
tabla
2
se
presenta
su
distribución.
Tabla
2.
Distribución
según
los
términos
utilizados
y
las
bases
de
datos
empleadas
TÉRMINOS
DE
EDUCACIÓN
FÍSICA
Y
APRENDIZAJE
PHYSICAL
EDUCATION
AND
PROJECT
BÚSQUEDA
BASADO
EN
PROYECTOS
BASED
LEARNING
REDALIC
0
0
0
0
SCIELO
1
1
11
1
REDIB
11
4
22
4
DOAJ
0
0
50
0
Evolución
de
la
producción
científica
El
análisis
efectuado
nos
permite
afirmar
que,
hasta
el
año
2004,
donde
aparece
el
primer
trabajo
(Gubacs,
2004),
los
trabajos
sobre
ABP
en
EF
son
casi
inexistentes.
A
partir
de
este
año,
encontramos
un
total
de
32
artículos
sobre
el
tema.
Pero
no
será
hasta
el
año
2016,
cuando
se
produzca
un
aumento
significativo
en
el
número
de
publicaciones.
En
la
figura
1
podemos
observar
con
mayor
detalle
esta
evolución.
En
el
año
2017,
las
aportaciones
se
incrementan
con
19
artículos
publicados,
constituyendo
un
59,3%
del
total,
debido
a
la
publicación
de:
1)
la
revista
Tandem.
Didáctica
de
la
Educación
Física,
en
su
número
56,
donde
realizó
un
monográfico
sobre
proyectos
interdisciplinares;
y
2)
la
publicaión
del
libro
de
Contreras
y
Gutierrez
(2017),
El
Aprendizaje
basado
en
proyectos
en
la
Educación
Física,
por
la
Editorial
INDE.
Tipología
de
las
publicaciones
Para
poder
hacernos
una
idea
del
elenco
de
artículos
publicados
sobre
ABP,
presentamos
una
clasificación
según
su
tipología,
diferenciando
artículos
de
investigación,
de
reflexión
y
de
aplicación
didáctica
(figura
2).
De
los
32
artículos
analizados,
dos
de
ellos
aparecen
encuadrados
en
“investigación”:
1)
Aranda
y
Monleón
(2016),
quienes
tratan
de
profundizar
en
el
análisis
y
conocimiento
del
impacto
de
la
metodología
ABP
en
EF;
y
2)
García
y
Baena
(2017),
quienes
pretenden
conocer
en
qué
medida
la
motivación
del
alumnado
de
Educación
Física
es
mayor
o
menor
al
llevar
a
cabo
un
trabajo
por
competencias
basado
en
un
proyecto
o
a
través
de
una
metodología
tradicional.
Los
resultados
demostraron
una
leve
mejoría
en
la
motivación
del
alumnado
a
través
del
ABP,
encontrando
diferencias
significativas
en
las
variables
del
gusto
por
las
clases
y
aprendizaje
de
nuevos
juegos.
Figura
1.
Evolución
de
la
producción
de
artículos
científicos
de
ABP
en
EF.
Fuente:
Elaboración
propia.
En
cuanto
a
los
artículos
de
“reflexión”,
encontramos
4:
1)
Contreras
(2017),
quien
realiza
una
introducción
al
ABP
en
la
EF,
considerando
sus
elementos
específicos
y
las
fases
genéricas
del
trabajo
por
proyectos;
2)
Gutiérrez
(2017),
presentando
las
características
esenciales
del
Modelo
de
Educación
Deportiva
(MED)
y
su
conexión
con
la
enseñanza
por
proyectos
(pp.
29-‐37);
3)
Julián,
Ibor,
Aibar
y
Aguareles
(2017),
destacando
las
fases
para
organizar
un
proyecto
interdisciplinar
y
una
reflexión
sobre
las
posibilidades
de
la
EF
bajo
esta
perspectiva
de
trabajo
(pp.
7-‐15);
y
4)
Coyne,
Hollas
y
Potter,
(2016),
mencionando
la
variedad
de
beneficios
que
el
ABP,con
práctica
y
planificación,
puede
tener
en
la
EF.
Figura
2.
Artículos
publicados
en
función
de
su
tipología.
Respecto
a
los
artículos
de
“aplicación
didáctica”,
destacar
que
suponen
un
81,3%
de
los
artículos
revisados.
En
este
sentido,
dado
que
el
mayor
número
de
artículos
pertenecen
a
la
tipología
de
“aplicación
didáctica”,
analizaremos
con
más
detalle
sus
características,
atendiendo
a
cinco
dimensiones:
(1)
ámbito
educativo;
(2)
elementos
curriculares
(competencias,
contenidos
y
evaluación);
(3)
interdisciplinariedad
y
transversalidad;
(4)
procedimiento
metodológico;
y,
(5)
modelo
de
evaluación.
1. Ámbito
educativo
El
ABP
puede
darse
en
diferentes
etapas
o
niveles
educativos
(Thomas,
2000).
En
este
sentido,
como
refleja
la
figura
3,
los
artículos
seleccionados
se
dirigen
a
una
variedad
amplia
de
etapas
educativas.
La
mayoría
de
artículos
hacen
referencia
a
estudios
en
el
nivel
de
Educación
Primaria,
seguidos
de
Educación
Secundaria
y
Bachillerato
y
Educación
Superior,
siendo
la
etapa
de
Educación
Infantil
la
que
menor
relevancia
adquiere,
con
tan
solo
una
referencia
(Pastor
y
Martínez,
2017).
Por
otra
parte,
cabe
destacar
la
propuesta
de
aplicación
didáctica
realizada
por
Carrera
(2016),
que
combina
las
etapas
educativas
de
Primaria
y
Secundaria.
Expone
la
idea
de
que
el
alumnado
es
capaz
de
crear
nuevos
deportes
a
través
del
trabajo
por
proyectos,
de
forma
cooperativa,
modificando
los
elementos
estructurales
del
juego
deportivo.
En
la
etapa
de
Educación
Primaria,
podemos
encontrar
varios
artículos
dedicados
a
la
narración
de
experiencias
en
Colegios
Rurales
Agrupados
(CRA),
tales
como
Sánchez
y
López
(2017);
Abad,
Campo,
Cortés
y
Lienas
(2017);
Rodríguez
(2017);
López,
Pueyo
y
Julián
(2017).
Todas
estas
experiencias
se
corresponden
con
el
monográfico
de
la
revista
Tandem
Didáctica
de
la
Educación
Física,
citado
anteriormente.
Figura
3.
Ámbito
de
aplicación
didáctica
del
ABP
en
EF
2. Elementos
curriculares
En
las
tablas
3
y
4
se
presentan
los
elementos
curriculares
(competencias
y
contenidos
específicos
de
EF)
a
los
que
se
hace
referencia
en
los
textos
analizados
sobre
ABP
en
EF.
Tabla
3.
Competencias
específicas
trabajadas
según
las
publicaciones
revisadas
Comunicación
lingüística:
Gil
y
Sáez
(2017);
González
y
Prieto
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
P
(2017).
R
Matemática,
ciencia
y
tecnología:
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
I
Digital:
Gil
y
Sáez
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
M
Aprender
a
aprender:
Juez
y
De
los
Santos
(2011);
González
y
Prieto
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
A
Sentido
de
la
iniciativa
y
espíritu
emprendedor:
Juez
y
De
los
Santos
(2011);
González
y
Prieto
R
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
I
Conciencia
y
expresiones
culturales:
Juez
y
De
los
Santos
(2011);
Gil
y
Sáez
(2017);
González
y
A
Prieto
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
Sociales
y
cívicas:
Juez
y
De
los
Santos
(2011);
Gil
y
Sáez
(2017);
González
y
Prieto
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
E
Comunicación
lingüística:
Fernández
y
Cuevas
(2017);
Izquierdo
(2013);
Cuevas
y
Fernández
S
(2017).
O
Matemática,
ciencia
y
tecnología:
Fernández
y
Cuevas
(2017);
Cuevas
y
Fernández
(2017).
Digital:
Cuevas
y
Fernández
(
2017);
Fernández
y
Cuevas
(2017).
Aprender
a
aprender:
Fernández
y
Cuevas
(2017);
González
(2017);
Cuevas
y
Fernández
(2017).
B
Sentido
de
la
iniciativa
y
espíritu
emprendedor:
Fernández
y
Cuevas
(2017);
González
(2017);
Cuevas
y
Fernández
(2017).
A
Conciencia
y
expresiones
culturales:
González
(2017);
Cuevas
y
Fernández
(2017).
C
Sociales
y
cívicas:
Fernández
y
Cuevas
(2017);
González
(2017);
Cuevas
y
Fernández
(2017).
H
Tabla
4.
Contenidos
específicos
de
EF
trabajados
en
las
diferentes
publicaciones
Educación
Primaria
Educación
Secundaria
y
Bachillerato
Acciones
motrices
individuales
en
entornos
Acciones
motrices
individuales
en
entornos
estables:
Hastie,
Chen
y
Guarino
(2017);
López,
estables:
Fernández
y
Cuevas
(2017);
Izquierdo
Pueyo
y
Julián
(2017)
y
Sánchez
y
López
(2017).
(2013).
Acciones
motrices
en
situaciones
de
oposición:
Acciones
motrices
en
situaciones
de
oposición:
Gutiérrez
y
Segovia
(2017);
Gil
y
Sáez
(2017)
y
González
(2017).
González
y
Prieto
(2017).
Acciones
motrices
en
situaciones
de
Acciones
motrices
en
situaciones
de
cooperación,
con
o
sin
oposición:
González
cooperación,
con
o
sin
oposición:
Gutiérrez
y
(2017).
Segovia
(2017);
Gil
y
Sáez
(2017);
Carrera
(2016).
Acciones
motrices
en
situaciones
de
Acciones
motrices
en
situaciones
de
adaptación
adaptación
al
entorno
físico:
Ariza,
Delgado,
al
entorno
físico:
Rodríguez
(2017).
Donés,
Salmerón
y
Galindo
(2017)
y
Carrera
(2016).
e)
Acciones
motrices
en
situaciones
de
índole
artística
o
de
expresión:
Ramírez
(2016);
Juez
y
Acciones
motrices
en
situaciones
de
índole
Santos
(2011);
Abad,
Campo,
Cortés
y
Lienas
artística
o
de
expresión:
Prat
y
Bunicardi
(2017);
(2017).
Cuevas
y
Fernández
(2017);
González
y
Hernández
(2017).
3.
Interdisciplinariedad
y
transversalidad
Por
otra
parte,
en
referencia
a
los
proyectos
planteados
en
las
diferentes
aplicaciones
didácticas
estudiadas
y
el
grado
de
relación
con
otros
elementos
curriculares,
destacamos
publicaciones
que,
de
una
forma
u
otra,
manifiestan
el
trabajo
interdisciplinar
en
el
ABP
(tabla
5).
Tabla
5.
Materias
de
trabajo
interdisciplinar
trabajadas
en
las
aplicaciones
didácticas
revisadas
Educación
Primaria
Educación
Secundaria
y
Bachillerato
Ciencias
de
la
Naturaleza:
Gutiérrez
y
Segovia
Biología
y
Geología:
González
(2017).
(2017);
López,
Pueyo
y
Julián
(2017);
Rodríguez
Geografía
e
Historia:
Ariza
et
al
(2017);
(2017).
González
(2017);
González
y
Hernández
(2017).
Lengua
Castellana
y
Literatura:
Ariza
et
al
Ciencias
Sociales:
Gutiérrez
y
Segovia
(2017);
Gil
y
(2017);
González
(2017);
Carrera
(2016)
Sáez
(2017);
Abad,
Campo,
Cortés
y
Lienas
(2017);
Rodríguez
(2017).
Matemáticas:
González
(2017);
Carrera
(2016)
Lengua
Castellana
y
Literatura:
Juez
y
De
los
Lengua
Extranjera:
Izquierdo
(2013)
Santos
(2011);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017);
Gil
y
Educación
Plástica,
Visual
y
Audiovisual:
Sáez
(2017);
Abad,
Campo,
Cortés
y
Lienas
(2017);
Cuevas
y
Fernández
(2017);
González
y
Rodríguez
(2017);
Carrera
(2016)
Hernández
(2017).
Matemáticas:
Gutiérrez
y
Segovia
(2017);
Carrera
Economía:
Ariza
et
al
(2017).
(2016).
Filosofía:
Ariza
et
al
(2017).
Lengua
Extranjera:
Gutiérrez
y
Segovia
(2017).
Música:
Cuevas
y
Fernández
(2017).
Educación
Artística:
Juez
y
De
los
Santos
(2011);
Tecnología:
Ariza
et
al
(2017);
González
(2017);
Gutiérrez
y
Segovia
(2017);
Gil
y
Sáez
(2017);
Abad,
González
y
Hernández
(2017);
Carrera
(2016).
Campo,
Cortés
y
Lienas
(2017);
Rodríguez
(2017).
Valores
Sociales
y
Cívicos:
Juez
y
De
los
Santos
(2011).
Por
su
parte,
la
referencia
a
la
transversalidad
en
ABP,
en
la
bibliografía
revisada,
destacan
temas
como:
la
salud
(Fernández
y
Cuevas,
2017;
Izquierdo,
2013;
Hastie,
Chen
y
Guarino,
2017),
la
nutrición
(López,
Pueyo
y
Julián,
2017),
el
medio
ambiente
y
desarrollo
sostenible
(Rodríguez,
2017;
Sánchez
y
López,
2017;
Ariza
et
al,
2017).
Además,
destaca
la
propuesta
de
García
y
Serrano
(2010),
orientada
a
aumentar
la
motivación
del
alumnado
hacia
la
práctica
de
actividades
físico-‐deportivas,
optimizando
los
espacios
que
conforman
el
patio
de
recreo
(pp.
32-‐42).
4.
Procedimiento
metodológico
Se
ha
podido
comprobar
como
el
ABP
ha
sido
combinado
con
otros
modelos,
técnicas
o
estrategias
metodológicas
durante
el
mismo
proceso,
tales
como
el
aprendizaje
cooperativo
y
colaborativo
(Fernández
y
Cuevas,
2017;
González
y
Hernández,
2017;
Rodríguez,
2017;
Sánchez
y
López,
2017;
Aranda
y
Monleón,
2016;
Carrera,
2016;
Ramírez,
2016;
Cabarcos
y
Gómez,
2014;
Domínguez,
2013),
enseñanza
por
rincones
(Ariza
et
al,
2017
y
Prat
y
Bunicardi,
2017),
aprendizaje
integrado
de
contenidos
y
lenguas
extranjeras-‐AICLE
(Izquierdo,
2013),
modelo
de
educación
deportiva
(González,
2017;
González
y
Prieto
2017
y
Gutiérrez
y
Segovia,
2017),
espacios
de
fantasía
(Juez
y
De
los
Santos,
2011)
y
rutinas
de
pensamiento
(López,
Pueyo
y
Julián,
2017).
CATEGORÍA
SIGNIFICADO
Alumnado
Se
le
identifica
un
papel
primordial
en
el
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje
a
través
del
ABP,
que
implica
un
sobreesfuerzo
al
formar
y
ser
parte
activa
del
proyecto,
y
por
ende,
de
su
propio
aprendizaje.
Conoce
los
objetivos,
contenidos
y
criterios
de
evaluación
por
los
que
va
a
ser
evaluado,
lo
que
le
hace
más
consciente
de
nivel
de
conocimiento
que
ha
alcanzado.
Su
nivel
de
participación
es
pleno,
interaccionando
con
alumnado
de
diferentes
edades
y
condición,
aumentando
su
sentido
de
la
responsabilidad
con
su
propio
aprendizaje
y
con
el
de
sus
compañeros.
Son
conscientes
de
los
logros
alcanzados
y
de
la
utilidad
de
las
habilidades
y
competencias
adquiridas.
Se
sienten
motivados
por
el
interés
y
gusto
por
los
proyectos
a
realizar,
teniendo
mayor
preferencia
por
este
tipo
de
planteamientos
respecto
a
otros
métodos
más
tradicionales.
Profesorado
Identificado
como
el
guía
que
ayude
al
alumnado
en
su
proceso
de
aprendizaje,
no
como
un
mero
transmisor
de
conocimientos.
Mantiene
un
equilibrio
entre
planificación
y
adaptación
a
los
nuevos
entornos,
inquietudes
y
situaciones
durante
el
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje.
Tiene
la
perspectiva
de
la
enseñanza-‐aprendizaje
contextualizándola
en
un
ambiente
distendido
y
ameno
para
el
alumnado,
animándoles
a
utilizar
este
conocimiento
para
construir
y
construirse.
Hace
de
la
evaluación
una
herramienta
más
para
el
aprendizaje,
promoviendo
la
participación
del
propio
alumnado
en
procesos
reflexivos
sobre
su
propio
trabajo
y
el
de
sus
compañeros.
Plasma
los
acuerdos,
diseña
el
material
curricular,
planifica
temporalmente
las
sesiones
y
los
apoyos,
abordando
el
contenido
sin
miedos
ni
prejuicios,
contribuyendo
a
la
formación
de
personas
competentes,
no
solo
desde
un
punto
de
vista
motriz,
sino
también
personal.
Muestran
un
interés
real
para
llevarlo
a
cabo,
suponiendo
un
esfuerzo
y
un
trabajo
extra.
Considera
imprescindible
contar
con
el
apoyo
y
el
consenso
del
resto
del
profesorado
para
conseguir
que
el
alumnado
no
atribuya
siempre
las
mismas
características
a
esta
materia.
EF-‐ABP
La
EF
camina
hacia
el
fomento
de
proyectos
interdisciplinares
en
los
centros
educativos.
Su
objeto
de
estudio
es
una
situación
competencial
global
por
sí
misma,
poseen
un
potencial
para
enriquecer
nuestras
prácticas
pedagógicas,
siendo
susceptible
de
llevarse
a
cabo
en
cualquier
contexto
o
etapa
educativa.
El
binomio
ABP-‐EF
desarrolla
una
educación
más
moderna
y
actual,
basada
en
el
desarrollo
cognitivo,
motriz,
social
y
moral
del
alumnado,
para
preparar
a
los
jóvenes
para
la
vida
adulta.
La
EF
es
clave
para
articular
este
tipo
de
iniciativas
para
el
alumnado.
Están
encaminadas
a
que
el
alumnado,
tras
finalizar
la
educación
básica,
continúe
realizando
actividad
física
como
forma
de
vida.
Supone
una
alternativa
en
la
enseñanza
de
los
contenidos
específicos
de
EF,
no
solo
cambiando
la
metodología
de
su
enseñanza,
sino
también
dando
un
giro
a
los
contenidos
a
aprender.
Cambia
la
idea
de
la
escuela,
aumentando
la
experiencia
y
las
reflexiones
que
de
ello
se
derivan
y
fomentando
la
necesidad
de
continuar
trabajando
para
dar
calidad
a
la
enseñanza
en
general
y,
en
particular,
a
la
enseñanza
de
la
EF.
No
existe
una
propuesta
que
seguir,
pues
será
el
propio
grupo
el
que
establezca
el
punto
de
partida
y
de
motivación
inicial.
Consiste
en
el
planteamiento
de
proyectos
duraderos
que
comprometan
a
familias,
profesorado
y
alumnado,
y,
que
finalizan
en
una
producción
colectiva
elaborada,
que
satisfaga
al
grupo
y
pueda
ser
mostrada
en
otros
contextos.
Supone
un
método
más
que
recomendable
desde
el
enfoque
competencial
de
la
educación
actual.
Conclusiones
Para
finalizar,
presentamos
las
conclusiones
más
destacadas,
en
función
de
las
tipologías
propuestas:
Investigación
Debido
al
escaso
número
de
publicaciones
encontradas
en
relación
a
este
campo,
no
es
posible
ofrecer
conclusiones
fiables
y
rigurosas
con
una
base
científica
consistente.
A
pesar
de
ello,
podemos
intuir
que
el
ABP
es
un
modelo
de
referencia
para
la
EF,
que
aumenta
la
motivación,
participación
y
satisfacción
del
alumnado
para
trabajar
contenidos
específicos
del
área.
Reflexión
El
ABP
está
considerado
como
una
innovación
en
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
la
EF
actual.
El
aprendizaje
derivado
de
este
modelo
puede
ayudar
a
las
instituciones
educativas
a
educar
y
fomentar
sociedades
más
activas
y
saludables,
aumentando
las
posibilidades
de
alcanzar
un
aprendizaje
más
significativo
y
enriquecedor,
colocando
un
peldaño
más
hacia
la
tan
necesaria
renovación
metodológica
de
la
EF. Además,
al
permitir
a
los
estudiantes
que
exploren,
investiguen
y
/
o
experimenten,
el
ABP
fomenta
una
mayor
comprensión
del
contenido
y
de
las
habilidades,
dejando
mucho
espacio
para
la
integración
interdisciplinaria
(Coyne,
Hollas
y
Potter,
2016).
A
pesar
de
los
resultados
positivos
que
se
muestran
en
estos
estudios,
desarrollar
e
implementar
la
versión
completa
del
modelo
ABP
en
EF
es
incómodo,
pues
supone
un
sobreesfuerzo
y
compromiso,
tanto
del
alumnado
como
del
profesorado.
Sus
desventajas
deben
estar
bien
documentadas
en
la
investigación
y
deben
estar
bien
informadas
para
los
profesionales
que
utilicen
el
modelo
pedagógico
en
su
trabajo.
Aplicación
didáctica
La
mayoría
de
experiencias
y
propuestas
de
EF
se
realizan
en
la
etapa
de
Primaria.
Este
hecho
resulta
llamativo,
puesto
que
el
modelo
de
ABP
requiere
de
unos
conocimientos
o
experiencias
previas
para
conseguir
su
máximo
desarrollo,
y,
por
lo
tanto,
es
un
modelo
que
sería
más
idóneo
en
etapas
más
avanzadas
(ESO,
Bachillerato
o
Educación
Superior),
dadas
las
características
y
peculiaridades
del
alumnado.
En
este
sentido,
la
dificultad
en
cuanto
al
sobreesfuerzo
y
la
carga
de
trabajo
que
supone
llevar
a
cabo
la
enseñanza
de
la
EF
a
través
del
ABP,
puede
ser
un
factor
determinante
para
el
profesorado,
según
la
etapa
educativa
en
la
que
se
encuentre.
El
ABP
genera
un
contexto
ideal
en
el
que
poder
facilitar
un
crecimiento
global
del
alumnado,
sin
olvidar
su
responsabilidad
con
el
aprendizaje
motriz.
De
forma
específica,
los
contenidos
mayoritariamente
trabajados
son
las
acciones
motrices
en
situaciones
de
cooperación,
con
o
sin
oposición,
así
como
las
acciones
motrices
en
situaciones
de
índole
artística
o
de
expresión
(Montilla,
2016).
En
este
marco
podemos
señalar
que
el
ABP
puede
ser
de
gran
utilidad
para
introducir
prácticas
poco
habituales
(Rial
y
Villanueva,
2016),
además
de
conseguir
que
el
alumnado
descubra
y
se
motive
por
prácticas
corporales
que
existen
en
su
vida
cotidiana.
Asimismo,
el
ABP
ofrece
muchas
posibilidades
de
trabajar
por
competencias,
sobre
todo
la
competencia
social
y
cívica.
El
trabajo
cooperativo,
la
conexión
de
los
contenidos
curriculares
con
la
realidad,
la
participación
de
la
comunidad
educativa,
así
como
la
implicación
activa
y
crítica
del
alumnado
en
su
proceso
de
aprendizaje,
permiten
que
ABP
y
EF
contribuyan
a
un
aprendizaje
cívico
y
social
significativo,
además
de
enriquecedor,
permitiendo
educar
para
lograr
una
sociedad
más
justa
y
sostenible.
Además,
los
trabajos
revisados
nos
demuestran
que
el
ABP
aumenta
considerablemente
las
posibilidades
de
trabajo
interdisciplinar,
suponiendo
una
alternativa
en
la
enseñanza
de
los
contenidos
propios
del
área,
no
solo
proponiendo
nuevos
contenidos,
sino
también
nuevas
formas
de
aprender,
tal
y
como
demuestran
varios
trabajos
(Cuevas
y
Fernández,
2017;
González,
2017;
Gutiérrez
y
Segovia,
2017;
Pastor
y
Martínez,
2017).
Finalmente,
aunque
la
validez,
relevancia
y
vigencia
de
los
artículos
revisados
es
fiable,
la
cantidad
de
estudios
publicados
hasta
la
fecha
es
todavía
limitada.
En
todo
caso,
no
deja
de
ser
interesante
la
confrontación
de
los
hallazgos
de
las
diversas
publicaciones
analizadas,
puesto
que,
del
fruto
de
su
trabajo,
se
han
podido
extraer
conclusiones
sugerentes,
siendo
este
conocimiento
una
oportunidad
para
que
el
profesorado
incluya
en
su
formación
el
conocimiento
de
otros
modelos
y/o
enfoques
de
enseñanza
de
la
EF.
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(2011).
Preparación
de
una
revisión
bibliográfica
para
su
publicación
cuando
un
solo
artículo
nos
habla
de
muchos
trabajos.
Fundación
para
la
Investigación
en
Ciencias
Sociales,
1,
1-‐7.
Recuperado
el
4
de
diciembre
de
2017
desde
http://funics.org/wp-‐
content/uploads/2011/11/revision-‐bibliografica-‐formato-‐funics.pdf
http://repositorio.ub.edu.ar/bitstream/handle/123456789/2769/roussos26.pdf?sequence
=1.
Sánchez,
A.,
y
López,
M.P.
(2017).
Salud
sostenible:
Del
cuidado
individual
al
cuidado
del
planeta.
Tándem:
Didáctica
de
la
educación
física,
56,
16-‐25.
Thomas,
J.W.
(2000).
A
review
of
research
on
project-‐based
learning.
San
Rafael,
CA:
Autodesk
Foundation.
Rodríguez-‐Miñambres,
P.,
Rico-‐Martínez,
A.,
López
de
Sosoaga
López
de
Robles,
A.
&
Ugalde
Gorostiza,
A.I.
(2018).
Cómo
evaluar
una
simulación
de
la
metodología
por
proyectos
a
través
del
uso
de
rúbricas
en
el
Grado
de
Educación
Primaria.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado,
21(2),
43-‐63.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.315011
Contacto:
Alfredo
López
de
Sosoaga
López
de
Robles.
Departamento
de
Didáctica
de
la
Expresión
Musical,
Plástica
y
Corporal.
Facultad
de
Educación
y
Deporte.
Juan
Ibáñez
de
Santo
Domingo
s/n.
01006.
Vitoria-‐Gasteiz
(España).
E-‐mail:
alfredo.lopezdesosoaga@ehu.eus
Teléfono:
945014191
Paloma
Rodríguez-‐Miñambres,
Arantza
Rico
Martínez,
Alfredo
López
de
Sosoaga
López
de
Robles
y
Ana
Isabel
Ugalde
Gorostiza
Introducción
El
proyecto
modular
interdisciplinar
El
modelo
IKD
(Aprendizaje
Cooperativo
y
Dinámico)
de
la
Universidad
del
País
Vasco
(UPV/EHU),
en
el
que
el
uso
de
metodologías
activas
en
el
proceso
de
enseñanza-‐
aprendizaje
constituye
el
elemento
central
de
la
docencia,
sirve
como
referencia
para
contextualizar
el
trabajo
que
vamos
a
presentar
en
este
artículo.
Teniendo
en
cuenta
la
necesidad
de
cambios
en
la
metodología
docente
que
propugnan
las
directrices
del
Marco
Europeo
de
Educación
Superior,
la
Facultad
de
Educación
y
Deporte
ha
apostado
por
poner
en
marcha
trabajos
modulares
interdisciplinares
(TMI)
de
cuatrimestre
o
curso
como
herramientas
para
desarrollar
las
competencias
transversales
(Aristizabal,
Rodríguez-‐
Fernández,
Rodríguez-‐Miñambres,
y
Fernández-‐Zabala,
2014).
Concretamente,
en
este
trabajo
se
describe
el
TMI
del
tercer
curso
del
grado
de
Educación
Primaria,
centrado
en
la
metodología
por
proyectos
de
aula,
así
como
las
evidencias
sobre
la
evaluación
de
esta
metodología
en
los
primeros
años.
Al
alumnado
del
grado
se
le
exige
el
conocimiento
de
esta
metodología
que
implica
cambios
muy
profundos
en
la
cultura
escolar
espacial,
temporal,
relacional
y
material
(López
de
Sosoaga
et
al.,
2015),
mientras
que
al
profesorado
universitario
se
le
demanda
la
formación
de
equipos
docentes
que
tienen
que
coordinarse
desde
las
distintas
disciplinas
o
áreas
de
conocimiento.
En
este
caso,
el
profesorado
de
las
didácticas
específicas
de
tercer
curso
del
Grado
de
Educación
Primaria
(Ciencias
Sociales,
Lengua
Extranjera,
Matemáticas,
Lengua
y
Literatura,
Educación
Física
y
Ciencias
Naturales)
diseña
la
estructura
del
proyecto
interdisciplinar
de
manera
cooperativa
y
acuerda,
entre
otras
cuestiones,
la
contribución,
el
peso
del
trabajo
modular
en
cada
asignatura
y
la
composición
de
las
parejas
de
tutores.
Asimismo,
se
estipula
que
el
alumnado
de
grado
simule
un
proyecto
con
niños
y
niñas
del
primer
ciclo
de
Educación
Primaria.
Este
acuerdo
se
debe,
en
primer
lugar,
a
que
las
competencias
transversales
de
tercer
curso
se
dirigen
principalmente
al
análisis
de
recursos
y
estrategias
didácticas,
así
como
al
diseño,
implementación
y
evaluación
de
las
mismas;
en
segundo
lugar,
a
que
el
primer
ciclo
de
primaria
es
el
gran
olvidado
de
las
didácticas
generales,
específicas
y
de
los
diferentes
Practicum
del
grado
de
Educación
Primaria.
El
uso
de
técnicas
de
simulación
en
el
mundo
universitario
es
frecuente
y
se
pueden
encontrar
ejemplos
del
uso
de
roles
en
Educación
Social
(Caride,
Gradaîlle
y
Teijeiro,
2012),
en
Educación
Ambiental
(Kramer,
2002;
Matas,
2003),
en
la
organización
de
un
congreso
científico
para
la
mejora
de
las
habilidades
comunicativas
(González
et
al.,
2012)
o
en
el
planteamiento
de
situaciones-‐problema
en
la
formación
del
profesorado
(Biencinto,
Domínguez
y
García,
2005).
En
algunos
casos,
el
uso
de
las
tecnologías
de
la
información
y
de
la
comunicación
(TIC),
cobra
especial
relevancia,
como
son
la
comprensión
de
la
historia
a
través
de
videojuegos
(Valverde,
2008,
2010)
o
el
uso
de
laboratorios
virtuales
y
simulaciones
para
aprender
contenidos
científicos
(De
Jong,
Linn
y
Zacharias,
2013).
La
mayor
dificultad
de
la
simulación
radica
en
que
el
alumnado
de
grado
debe
abordar
este
trabajo
desde
una
doble
vertiente.
Por
un
lado,
debe
adoptar
el
rol
de
un
maestro
o
maestra
de
Educación
Primaria
y
por
otro,
el
de
los
niños
y
niñas
del
primer
ciclo
de
esa
etapa
educativa.
La
labor
de
acompañamiento
de
los
tutores
durante
el
proceso
-‐que
abarca
prácticamente
todo
el
curso
académico-‐
permite
finalmente
que
el
alumnado
comprenda
este
doble
papel.
Además,
se
requiere
que
adopte
un
enfoque
globalizador
que
respete
el
currículo
académico,
incluyendo
las
competencias,
los
contenidos,
las
actividades,
los
materiales
necesarios
y
la
evaluación
de
todas
las
áreas
de
conocimiento.
Su
planteamiento,
desarrollo,
así
como
el
análisis
y
la
reflexión
sobre
el
proceso
en
su
conjunto
se
recogen
en
un
informe
escrito,
en
el
que
el
alumnado
tiene
que
describir
dicho
proceso
como
si
de
un
proyecto
real
se
tratara.
Finalmente,
lleva
a
cabo
una
exposición
oral.
Sin
olvidar
que
estamos
en
el
aula
universitaria,
la
presentación
del
escenario
y
contexto
debe
ser
motivador
y
debe
crear
una
necesidad
de
aprendizaje
(Escribano
y
del
Valle,
2008).
Para
ello,
el
alumnado
del
grado
debe
elegir
el
tema
de
trabajo
simulando
una
situación
del
aula
(asamblea,
conversación,
etc.)
entre
la
maestra
y
los
niños.
La
Figura
1
muestra
la
evolución
de
las
temáticas
que
surgieron
en
el
ejercicio
de
simulación.
En
el
curso
2013-‐2014
esta
diversidad
es
baja
(Figura
1A),
porque
el
alumnado
tuvo
que
elegir
entre
un
grupo
de
temas
cerrado
(no
superior
a
cinco).
Figura
1.
Nube
de
palabras
con
las
temáticas
de
los
trabajos
modulares
A:
curso
2013-‐2014
(n=
26);
B:
curso
2014-‐2015
(n=20);
C:
curso
2015-‐2016
(n=24)
En
los
dos
cursos
siguientes,
el
profesorado
del
módulo
decidió
dejar
abierta
la
elección
del
tema
y,
como
muestran
las
Figuras
1B
y
1C,
se
aprecia
un
aumento
en
la
diversidad
de
temáticas.
Esto
resultó
interesante
y
motivador
para
el
profesorado
implicado
en
la
tutorización,
pues
abre
perspectivas
distintas
en
cada
trabajo
y
también
para
el
alumnado,
ya
que
dicha
elección
parte
de
su
interés
y
de
sus
ganas
de
aprender
sobre
el
tema
escogido
en
el
desarrollo
de
la
metodología
por
proyectos.
La
evaluación
formativa
y
continua
del
TMI
La
complejidad
de
este
trabajo
interdisciplinar
pone
de
manifiesto
la
necesidad
de
disponer
de
instrumentos
fiables
que
permitan
implementar
una
evaluación
formativa
que
sea
la
clave
del
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje
(Jonsson
y
Svingby,
2007;
Gallego
y
Raposo-‐
Rivas,
2014;
Panadero-‐Calderón
y
Alonso-‐Tapia,
2013)
y
que
esté
enfocada
a
la
tarea
epistémica
de
construir
el
conocimiento,
de
tal
manera
que
los
estudiantes
reciban
información
sobre
sus
progresos
y
apoyo
del
profesorado
de
las
seis
didácticas
participantes
conforme
a
las
competencias
a
adquirir.
Para
ello,
el
equipo
docente
tomó
la
decisión
de
usar
rúbricas
para
hacer
más
comprensibles
las
fases
del
proyecto
y
supervisar
el
seguimiento
de
las
mismas,
ofreciendo
feedback
en
sesiones
de
tutorización
previstas
dentro
del
cronograma
del
TMI.
Las
rúbricas
benefician
tanto
al
alumnado
como
al
profesorado,
ya
que
a
través
de
ellas
es
posible
valorar
aspectos
que
tienden
a
ser
imprecisos
y
subjetivos
facilitando
una
evaluación
interpretable,
justa
y
transparente
para
profesores
y
estudiantes
(García-‐Sanz,
2014).
Por
un
lado,
a
la
pareja
de
tutores
le
permite
proporcionar
feedback
o
retroalimentaciones
con
criterio
(García-‐Ros,
2011,
2012;
Ibarra
y
Rodríguez,
2010;
Uskola,
Madariaga,
Arribillaga,
Maguregui,
Romero
y
Fernández,
2015)
y
evaluar
el
grado
de
consecución
de
las
competencias
del
alumnado
con
una
mayor
seguridad.
Por
otro
lado,
las
rúbricas
ayudan
a
los
diferentes
grupos
de
alumnos
a
conocer
de
antemano
los
criterios
de
evaluación
establecidos
y
actuar
en
consecuencia
(Reddy
y
Andrade,
2010),
identificando
los
avances,
las
mejoras
y
los
pasos
a
dar
para
corregir
y
encarrilar
el
proyecto
(Gairín,
2009;
García-‐Sanz,
2014,
Panadero,
Alonso-‐Tapia
y
Huertas,
2014;
Cebrián,
Serrano
y
Ruiz-‐Torres,
2014).
Las
competencias
transversales
del
TMI
La
adquisición
de
competencias
es
la
clave
para
que
el
alumnado
universitario
sea
capaz
de
construir
el
conocimiento
de
manera
autónoma.
Sobre
esta
cuestión,
algunos
autores
afirman
que:
En
el
contexto
universitario
el
objeto
básico
de
evaluación
lo
constituye
el
grado
de
desarrollo
competencial
de
los
estudiantes.
Entendemos
la
competencia
como
un
atributo
latente,
conocimiento,
actitud,
habilidad,
destreza
y
facultad
para
el
desarrollo
de
una
profesión,
puesto
de
trabajo
o
actuación
académica,
ejecutando
adecuada
y
correctamente
las
actuaciones
y
actividades
laborables
o
académicas
exigidas
(Ibarra
y
Rodríguez,
2010,
p.
450).
Dado
que
este
proyecto
interdisciplinar
está
relacionado
con
el
currículo
escolar,
las
competencias
que
estipulamos
pertinentes
para
la
formación
de
los
futuros
docentes
de
Primaria
apuntan
a
la
necesidad
de
saber
manejar
diversos
enfoques
didácticos;
esto
es,
que
el
alumnado
de
grado
sea
capaz
de
proponer
recursos
que
conecten
con
los
intereses
y
el
contexto
sociocultural
de
los
niños
y
las
niñas
de
1º
ciclo
de
Primaria.
Las
competencias
a
adquirir
por
el
alumnado
de
grado
son
las
siguientes:
Competencia
1C:
Analizar
y
comparar,
individualmente
y
en
equipo,
recursos
y
estrategias
didácticas
enfocadas
a
la
práctica
docente,
haciendo
así
mismo
uso
de
las
tecnologías
de
la
comunicación
y
de
la
información.
Competencia
2C:
Diseñar,
implementar
y
evaluar
propuestas
didácticas
para
los
ámbitos
de
experiencia
de
esta
etapa,
reflexionando
sobre
los
problemas
y
retos
de
Evaluación Global
En
lo
referente
a
los
niveles
de
ejecución
o
de
logro,
esta
ficha
de
autoevaluación
no
incluye
calificación
numérica.
En
el
primer
criterio
hay
cuatro
niveles:
bajo,
medio,
alto
y
muy
alto;
en
el
segundo
tienen
que
dividir
el
100%
en
cuatro
partes,
una
por
cada
miembro
del
grupo;
en
el
último
criterio
no
hay
calificación
puesto
que
son
preguntas
que
les
sirven
para
reflexionar
sobre
las
competencias
y
destrezas
que
tienen
que
desarrollar
en
el
siguiente
entregable.
Evaluación Global
Finalmente,
en
formato
abierto
se
les
pide
que
reflexionen
sobre
la
aplicación
y
el
resultado
de
las
propuestas
de
mejora
respecto
al
entregable
anterior
y
sobre
la
efectividad
de
los
cambios
introducidos.
El
propósito
es
que
los
miembros
de
grupo
adopten
una
visión
crítica
sobre
su
implicación
en
la
elaboración
del
proyecto.
Rúbricas
3
y
4.
Última
fase:
producto
final
escrito
y
oral
El
producto
final
consiste
en
la
presentación
del
informe
escrito
y
en
la
exposición
oral
del
contenido
de
dicho
informe.
Para
ello,
se
usan
dos
rúbricas,
ambas
compuestas
por
nueve
criterios,
cada
uno
de
los
cuales
tiene
cuatro
niveles
de
logro
o
desempeño:
9-‐10:
excelente,
9-‐7:
notable,
7-‐5:
aceptable,
5-‐0:
no
aceptable.
La
diferencia
radica
en
que
la
rúbrica
del
informe
supone
un
40%
de
la
nota
(0,8
puntos),
mientras
que
la
rúbrica
de
la
exposición
oral
es
un
30%
(0,6
puntos).
Se
recuerda
que
la
calificación
de
este
TMI,
centrado
en
la
simulación
de
la
metodología
por
proyectos,
es
de
dos
puntos
por
cada
didáctica
en
la
que
está
matriculado
el
alumnado.
La
rúbrica
del
informe
escrito
pone
de
relieve
las
tres
competencias
del
proyecto
interdisciplinar
y
presta
atención
a
los
siguientes
aspectos:
1-‐el
contexto
del
proyecto;
2-‐su
fundamentación
teórica;
3-‐su
relación
con
la
vida
de
las
niñas
y
los
niños;
4-‐las
estrategias
para
descubrir
las
ideas
previas
de
las
niñas
y
los
niños
(rol
de
niños
y
niñas);
5-‐las
competencias
específicas,
los
contenidos
y
los
criterios
de
evaluación
(rol
del
maestro/maestra);
6-‐su
diseño
didáctico
del
proyecto;
7-‐su
estructura
interna;
8-‐su
estructura
formal;
9-‐su
redacción,
registro
lingüístico
(Tabla
3,
en
Anexos).
Respecto
a
la
rúbrica
de
la
presentación
oral
(Tabla
4,
en
Anexos),
se
evalúa
el
desarrollo
de
la
competencia
comunicativa
de
los
estudiantes
(Competencia
C1).
El
alumnado
se
debe
ajustar
a
un
tiempo
limitado
(10
minutos)
y
debe
exponer
los
aspectos
más
relevantes
del
proyecto
de
una
manera
clara
y
concisa.
Estos
son
los
aspectos
evaluados:
1-‐la
organización
de
los
contenidos;
2-‐la
organización
discursiva;
3-‐el
registro
lingüístico;
4-‐los
elementos
prosódicos
y
no
verbales;
5-‐los
recursos
audiovisuales;
6-‐la
participación
de
los
miembros
del
grupo;
7-‐la
dinámica
de
la
presentación;
8-‐la
gestión
del
tiempo;
9-‐la
reflexión.
Objetivos
de
la
investigación
El
objetivo
principal
de
investigación
de
este
trabajo
surge
tras
la
creación
de
herramientas
de
evaluación
del
desarrollo
de
competencias
transversales
a
través
de
la
realización
de
un
TMI.
Ese
objetivo
persigue
analizar
la
opinión
del
alumnado
y
del
profesorado
participante
sobre
distintos
aspectos
del
TMI,
y
se
concreta
en
los
siguientes
tres
objetivos
específicos:
1:
conocer
el
grado
de
satisfacción
del
alumnado
sobre
la
coordinación
entre
el
profesorado
y
el
sistema
de
evaluación;
2:
descubrir
las
dificultades
que
el
alumnado
encuentra
en
el
proceso
de
la
realización
del
TMI
durante
el
curso
y
3:
analizar
cómo
valora
el
nivel
de
desarrollo
de
sus
competencias
profesionales.
Metodología
Participantes
Durante
el
curso
2013-‐2014
participaron
137
estudiantes
de
tercer
curso
del
Grado
de
Educación
Primaria.
En
este
artículo
se
presentan
los
resultados
del
cuestionario
de
satisfacción
con
el
TMI
del
grupo
de
euskera.
De
un
total
de
126
estudiantes,
75
respondieron
el
cuestionario.
Instrumento
de
recogida
de
información
La
satisfacción
con
las
tareas
del
proyecto
fue
medida
a
través
de
un
cuestionario
diseñado
para
conocer
las
opiniones
del
alumnado
en
torno
a
la
realización
del
TMI
para
el
desarrollo
de
las
competencias
transversales.
Dicho
cuestionario,
formado
por
53
preguntas,
está
pensado
para
que
pueda
aplicarse
a
todos
los
TMIs
que
se
realizan
en
los
grados
de
la
Facultad
de
Educación
y
Deporte,
ya
que
las
preguntas
versan
sobre
siete
aspectos
fundamentales
en
el
desarrollo
del
trabajo
modular:
i)
la
información
sobre
el
trabajo
modular,
incluida
la
guía
docente;
ii)
la
aportación
didáctica
que
se
realiza
desde
cada
asignatura
participante
en
el
módulo;
iii)
la
planificación
general
del
trabajo
modular;
iv)
las
tareas/entregables
del
trabajo
modular;
v)
las
orientaciones
dadas
por
el
profesorado;
vi)
las
actividades
paralelas
y
relacionadas
con
el
trabajo
modular
(semanas
pedagógicas);
vii)
el
sistema
de
evaluación
y
vii)
la
valoración
general
y
la
contribución
del
trabajo
modular
al
desarrollo
de
competencias
profesionales.
En
relación
a
los
aspectos
que
se
tratan
en
este
artículo,
mostraremos
los
resultados
relativos
a
los
apartados
v
y
vii.
Son
10
preguntas
que
se
han
organizado
en
tres
bloques
y
tienen
relación
con
I)
el
grado
de
coordinación
entre
el
profesorado,
el
sistema
de
evaluación
y
tutorización
continua
y
el
uso
de
rúbricas;
II)
las
dificultades
para
la
realización
del
TMI
y
III)
el
desarrollo
de
las
competencias
profesionales.
Todas
las
preguntas
tenían
el
mismo
formato
de
respuesta
siguiendo
una
escala
tipo
Likert
con
cinco
opciones
(1
=
muy
poco
y
5
=
mucho).
Para
la
presentación
y
análisis
de
los
datos
se
codificaron
las
respuestas
como
numéricas
y
se
obtuvo
la
media
aritmética
de
las
preguntas
analizadas,
excepto
para
la
pregunta
53,
en
la
que
se
obtuvo
el
porcentaje
de
respuestas
para
cada
categoría
Likert.
Evaluación
cualitativa
del
profesorado
sobre
el
TMI
El
análisis
de
las
opiniones
del
profesorado
se
basa
en
las
actas
recogidas
durante
las
sesiones
de
control
y
evaluación.
El
grupo
de
profesores
encargado
de
la
docencia
del
curso
y
la
tutorización
del
TMI
realizó
reuniones
periódicas
(15
en
total)
para
coordinar
y
planificar
el
trabajo.
En
la
última
reunión
la
coordinadora
del
TMI
solicitó
por
escrito
la
valoración
de
las
fortalezas
y
debilidades
del
proyecto
interdisciplinar
observadas
durante
las
tutorizaciones
y
presentaciones
de
los
TMI.
Resultados
Como
ya
se
ha
apuntado
en
las
páginas
anteriores,
el
eje
que
vertebra
el
uso
de
las
rúbricas
es
doble,
ya
que
tienen
que
resultar
útiles
tanto
al
profesorado
como
al
alumnado
(Reddy
y
Andrade,
2010;
García-‐Sanz,
2014).
Las
evidencias
que
se
han
recogido
sobre
la
adecuación
e
idoneidad
de
las
rúbricas
de
este
TMI
informan,
por
un
lado,
sobre
las
percepciones
del
alumnado
y,
por
otro,
sobre
las
reflexiones
del
profesorado.
Evaluación
de
la
implementación
del
TMI:
opinión
del
alumnado
y
reflexiones
del
profesorado
Para
evaluar
el
grado
de
satisfacción
con
la
propuesta
didáctica
se
solicitó
al
alumnado
participante
que
completase
una
encuesta
sobre
el
trabajo
modular
antes
de
finalizar
el
curso.
De
las
53
preguntas
se
han
seleccionado
las
respuestas
dadas
a
10
ítems
del
cuestionario:
las
preguntas
nº
13
(En
tu
opinión,
¿la
coordinación
entre
el
profesorado
del
módulo
ha
sido
adecuada?),
la
nº
25
(¿Han
sido
adecuados
el
número
de
trabajos/entregables
relativos
al
trabajo
modular?),
la
nº31
(¿Ha
sido
suficiente
el
número
de
reuniones
dedicadas
a
la
tutorización
del
trabajo
modular?),
la
nº
33
(¿Las
orientaciones
que
Figura
2.
Grado
de
satisfacción
del
alumnado
con
respecto
a
aspectos
del
TMI
que
tienen
que
ver
con
el
primer
bloque
analizado(coordinación,
evaluación,
tutorías
y
rúbricas).
Se
muestran
los
valores
medios
de
las
respuestas
siguiendo
una
escala
Likert
del
1
al
5
(1-‐Nada,
2-‐Poco,
3-‐Regular,
4-‐Bastante
y
5-‐Mucho);
n=75.
Cuadro
3.
Reflexiones
del
profesorado
que
tienen
relación
con
aspectos
evaluados
por
el
alumnado
acceso
a
una
nueva
manera
de
hacer
las
cosas)
porque
nosotros
hemos
trabajado
mejor”.
Simulación “Les
cuesta
mucho
hacer
la
simulación,
el
ponerse
en
el
doble
papel
del
maestro/maestra
y
de
los
niños
y
niñas.
Pero
con
más
tutorización
y
ejemplos,
hay
más
acierto
en
el
encadenamiento
de
las
actividades
a
través
de
diálogos
intermedios
en
los
que
aflora
el
interés
del
alumnado”
Relación
con
la
“El
traer
expertos
nos
sirve,
es
muy
útil
tanto
al
profesorado
como
al
práctica
profesional alumnado;
al
profesorado
porque
no
damos
cuenta
de
que
vamos
por
el
buen
camino,
de
que
nuestras
explicaciones
en
el
aula
universitaria
tienen
que
ver
con
la
realidad
de
las
aulas
escolares,
tendemos
puentes;
al
alumnado
le
viene
bien
porque
ve
ese
vínculo
entre
la
teoría
y
la
práctica
y,
por
otro
lado,
valora
el
esfuerzo
y
el
interés
de
sus
tutores
por
acercarles
a
esas
situaciones
reales
de
aprendizaje-‐enseñanza.”
Figura
3.
Valoración
del
alumnado
con
respecto
a
los
seis
aspectos
recogidos
en
la
pregunta
49:
¿Qué
dificultades
has
encontrado
para
la
realización
del
trabajo
de
módulo
que
ahora
termina?
Se
muestran
los
valores
medios
de
las
respuestas
siguiendo
una
escala
Likert
del
1
al
5
(1-‐Nada,
2-‐Poco,
3-‐Regular,
4-‐Bastante
y
5-‐Mucho);
n=75.
En
el
tercer
bloque
(competencias),
correspondiente
a
las
preguntas
nº52
y
nº53,
la
Figura
4
muestra
cómo
percibe
el
alumnado
la
contribución
del
TMI
al
desarrollo
de
las
tres
competencias
transversales,
las
cuales
están
estrechamente
relacionadas
con
su
desarrollo
profesional.
Así,
el
alumnado
expresó
que
estaba
bastante
de
acuerdo
con
que
este
tipo
de
trabajos
que
ayudan
a
analizar,
diseñar,
implementar
y
evaluar
propuestas
didácticas
(3,58/5)
y
a
desarrollar
sus
competencias
comunicativas
orales
y
escritas
(3,45/5).
La
otra
pregunta
(nº53)
hace
referencia
a
cómo
percibe
el
alumnado
la
relación
del
TMI
con
la
futura
práctica
profesional
como
docente.
La
mayoría
respondió
que
estaba
bastante
o
muy
de
acuerdo
con
esa
afirmación
(38
%
y
32%
de
las
respuestas,
respectivamente).
Sobre
esta
cuestión,
el
equipo
docente
muestra
su
satisfacción
y
subraya
lo
decisivo
que
resulta
para
el
trabajo
de
simulación
que
el
alumnado
reciba
dos
charlas
(una
en
la
fase
inicial
y
otra
en
la
fase
intermedia)
de
docentes
de
Primaria
que
tienen
implementada
la
metodología
por
proyectos
en
sus
centros
(Cuadro
3,
Aspecto
de
Relación
con
la
Práctica
Profesional).
Conclusiones
Los
docentes
que
hemos
participado
en
este
proyecto
interdisciplinar
basado
en
la
metodología
por
proyectos
creemos
que
la
elaboración
del
TMI
a
partir
de
una
situación
simulada
en
el
aula
universitaria
tiene
gran
importancia
para
que
los
estudiantes
del
Grado
de
Educación
Primaria
sean
capaces
de
transferir
el
conocimiento
de
cada
una
de
las
seis
didácticas
específicas
al
TMI,
promoviendo
un
aprendizaje
cooperativo
y
competencial
que
les
capacite
para
su
futuro
como
maestros
y
maestras
(Uskola
et
al.,
2015).
Figura
4.
Grado
de
satisfacción
del
alumnado
con
respecto
al
desarrollo
de
tres
competencias
transversales
mediante
la
realización
del
TMI.
Se
muestran
los
valores
medios
de
las
respuestas
siguiendo
una
escala
Lickert
del
1
al
5
(1-‐Nada,
2-‐Poco,
3-‐Regular,
4-‐Bastante
y
5-‐Mucho);
n=75.
Trabajar
por
proyectos
supone
una
tarea
compleja
y
aún
existen
obstáculos
en
la
cultura
escolar,
en
parte
por
la
excesiva
atomización
de
los
contenidos
curriculares
(Hernández,
2000).
Esta
parcelación
de
disciplinas
es
aún
más
estricta
en
la
universidad,
por
lo
que
el
esfuerzo
de
integrar
contenidos
disciplinares
en
un
TMI
no
ha
sido
baladí
(López
de
Sosoaga
et
al.,
2015).
No
obstante,
en
nuestras
aulas
universitarias,
integrar
seis
disciplinas
y
realizar
la
simulación
de
un
aula
escolar
ha
supuesto
una
herramienta
idónea
que
ha
ayudado
al
alumnado
a
comprender
y
a
acercarse
al
papel
del
docente.
Para
obtener
buenos
resultados,
al
alumnado
hay
que
dotarle
de
herramientas
que
transciendan
la
guía
del
TMI
y,
en
este
sentido,
el
equipo
docente
vio
la
necesidad
de
aplicar
un
programa
de
tutorización
ajustado
a
las
fases
del
trabajo,
puesto
que
es
una
de
las
claves
que
permite
a
los
estudiantes
ir
mejorando
poco
a
poco
desde
el
inicio
hasta
el
producto
final
(Dolmans,
Gijselaers,
Moust,
De
Grave,
Wolfhagen
y
Van
Der
Vleuten,
2002;
Uskola
et
al,
2015).
En
consecuencia,
resulta
satisfactorio
comprobar
en
las
respuestas
extraídas
del
cuestionario
de
satisfacción
el
alto
nivel
de
aceptación
que
obtienen
las
sesiones
de
tutorías
y
el
feedback
que
reciben.
Asimismo,
debido
a
la
complejidad
y
la
envergadura
del
TMI
en
lo
referente
a
los
contenidos
y
la
duración
del
mismo,
se
necesita
crear
rúbricas
que
sirvan
de
guía
para
su
desarrollo,
ya
que
son
herramientas
eficaces
no
solo
para
calificar
los
trabajos,
sino
también
para
garantizar
que
los
estudiantes
tomen
las
riendas
de
su
propio
proceso
de
aprendizaje
holístico
y
significativo
(Castro,
2010;
Panadero-‐Calderón,
Alonso-‐Tapia,
2013,
García
Ros,
2012;
García-‐Sanz,
2014;
Reddy
y
Andrade,
2010;
Gallego
y
Raposo-‐Rivas,
2010).
En
los
resultados
del
cuestionario
de
satisfacción,
las
rúbricas
reciben
una
buena
valoración
como
instrumentos
útiles
para
evaluar
y
anticipar
los
pasos
a
dar
en
el
devenir
del
proyecto.
No
hay
que
olvidar
que
las
rúbricas
nos
deben
permitir
comprobar
si
el
alumnado
ha
desarrollado
las
competencias
transversales
y
cómo
ha
sido
el
proceso
(Uskola
et
al,
2015).
Las
rúbricas
que
se
presentan
aquí
así
lo
confirman,
tal
y
como
lo
han
expresado
nuestros
estudiantes.
Nos
gustaría
finalizar
con
un
aspecto
que
el
alumnado
destaca
como
mejorable
y
que
demanda
atención
constante
en
este
tipo
de
trabajos:
la
coordinación
del
equipo
docente
del
TMI.
Ese
resultado
coincide
con
otras
investigaciones
(Uskola
et
al,
2015)
y,
si
bien
es
cierto
que
el
profesorado
agradece
la
función
de
coordinador
del
módulo
porque
permite
planificar
las
sesiones
de
tutorización
y
evaluar
el
aporte
específico
al
TMI
desde
cada
Referencias
Aristizabal,
P.,
Rodríguez-‐Fernández,
A.
Rodríguez-‐Miñambres,
P.,
y
Fernández-‐Zabala,
A.
(2015).
El
desarrollo
de
las
competencias
transversales
en
segundo
curso
de
los
Grados
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C.,
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Recuperado
de
http://investigacion-‐
psicopedagogica.org/revista/new/LeerArticulo.php
Anexos
Tabla
1.
Evaluación
del
proceso:
Primer
entregable
(15%;
0.3
puntos)a
Competencias Criterios
de
evaluación Nivel
de
logro Puntuación
Muy
satisfactorio Satisfactorio Nada
satisfactorio
C2,
C3 Aspectos
formales
(I):
Se
respeta
el
orden
y
No
se
respeta
el
orden
y
estructura
Se
respeta
el
orden
y
estructura
de
Orden
y
estructura
de
estructura
de
casi
todos
los
de
los
apartados
tal
y
como
indica
2.5
%
los
apartados
tal
y
como
indica
la
los
apartados apartados
tal
y
como
indica
la
guía
docente
guía
docente
la
guía
docente
Aspectos
formales
(II):
Se
han
leído
la
bibliografía
No
existe
fundamentación
teórica
Se
han
leído
la
bibliografía
Fundamentación
teórica recomendada
pero
no
ni
uso
de
citas
bibliográficas 2.5
%
recomendada
y
la
fundamentación
aparecen
las
citas
en
la
teórica
contiene
al
menos
tres
fundamentación
teórica
citas.
Aspectos
formales
(III):
La
elección
del
tema
parte
de
una
La
elección
del
tema
parte
La
elección
del
tema
no
parte
de
Elección
del
tema simulación
apropiada
al
registro
de
de
una
simulación una
simulación 2.5
%
las
niñas
y
niños
C1 Aspectos
actitudinales
Todas
y
todos
los
miembros
del
No
todas
y
todos
los
miembros
(I):
Asistencia
a
las
2.5
%
grupo
acuden
a
las
tutorías
del
grupo
acuden
a
las
tutorías
tutorías
asignadas. asignadas.
Aspectos
actitudinales
El
grupo
se
ha
implicado
en
la
Hay
desequilibrio
en
la
implicación
(II):
Implicación
en
la
2.5
%
realización
de
la
tarea de
los
miembros
del
grupo
en
la
realización
de
la
tareab
realización
de
la
tarea
Aspectos
actitudinales
Antes
de
venir
a
la
tutoría,
las
y
los
Antes
de
venir
a
la
tutoría
las
y
los
(III):
Preparación
antes
2.5
%
alumnos
han
releído
el
entregable
alumnos
no
han
releído
el
de
la
tutoría
supervisado
conjuntamente
el
entregable
trabajo
realizado.
a
El
grupo
recibirá
una
puntuación
máxima
de
un
15%.
Esta
puntuación
se
podrá
minorar
en
función
de
la
implicación
individual
de
cada
persona
miembro
del
grupo,
tal
y
como
queda
reflejada
en
el
informe
de
autoevaluación
del
grupo.
b
Consideramos
implicarse
en
la
tarea:
lectura
de
materiales
apropiados,
conceptualización
y
organización
coherente
de
los
mismos
relacionándolos
entre
sí.
Tabla
2.
Evaluación
del
proceso:
Segundo
entregable
(15%;
0.3
puntos)a
Competencias Criterios
de
evaluación Nivel
de
logro Puntuación
Muy
satisfactorio Satisfactorio Nada
satisfactorio
C2,
C3 Aspectos
formales
(I):
Han
efectuado
todas
las
mejoras
Han
efectuado
casi
todas
las
Apenas
han
efectuado
mejoras
Inclusión
de
mejoras 2.5
%
pertinentes
sobre
el
primer
mejoras
pertinentes
sobre
el
pertinentes
sobre
el
primer
entregable.
entregable. primer
entregable.
Aspectos
formales
(II):
Se
Se
intuye
la
idea
del
proyecto
Se
presentan
una
serie
de
actividades
Se
mantiene
la
idea
de
proyecto
mantiene
la
idea
del
proyecto
aunque
algunas
actividades
están
dirigidas
por
el/la
profesora 2.5
%
teniendo
en
cuenta
que
no
se
trata
de
de
trabajo dirigidas
por
el/la
profesora
una
mera
suma
de
actividades
dirigidas
por
el/la
profesora.
Aspectos
formales
(III):
Casi
todas
las
actividades
Las
actividades
propuestas
no
están
Las
actividades
propuestas
están
Cohesión
entre
las
propuestas
están
justificadas
y
justificadas
y
relacionadas
entre
sí. 2.5
%
justificadas
y
relacionadas
entre
sí.
actividades relacionadas
entre
sí.
C1 Aspectos
actitudinales
(I):
Todas
y
todos
los
miembros
del
grupo
No
todas
y
todos
los
miembros
del
grupo
Asistencia
a
las
tutorías 2.5
%
acuden
a
las
tutorías
asignadas. acuden
a
las
tutorías
asignadas.
Aspectos
actitudinales
(II):
El
grupo
se
ha
implicado
en
la
Hay
desequilibrio
en
la
implicación
de
los
Implicación
en
la
realización
2.5
%
realización
de
la
tarea miembros
del
grupo
en
la
realización
de
de
la
tareab
la
tera
Aspectos
actitudinales
(III):
Antes
de
venir
a
la
tutoría,
las
y
los
Antes
de
venir
a
la
tutoría
las
y
los
Preparación
antes
de
la
2.5
%
alumnos
han
releído
el
entregable
alumnos
no
han
releído
el
entregable
tutoría
supervisado
conjuntamente
el
trabajo
realizado.
a
El
grupo
recibirá
una
puntuación
máxima
de
un
15%.
Esta
puntuación
se
podrá
minorar
en
función
de
la
implicación
individual
de
cada
persona
miembro
del
grupo,
tal
y
como
queda
reflejada
en
el
informe
de
autoevaluación
del
grupo.
b
Consideramos
implicarse
en
la
tarea:
lectura
de
materiales
apropiados,
conceptualización
y
organización
coherente
de
los
mismos
relacionándolos
entre
sí.
Tabla 3. Rúbrica para la evaluación del producto final escrito
Tabla 3. Rúbrica para la evaluación del producto final escrito
No
aceptable
Excelente
(9-‐10) Notable
(7-‐9) Aceptable
(5
a
7)
(de
0
a
5)
La
metodología
por
La
metodología
por
proyectos
está
La
metodología
por
proyectos
2-‐Fundamentar
proyectos
está
profusamente
está
fundamentada,
pero
no
científicamente
la
fundamentada
No
existe
una
documentada
y
se
se
respetan
las
fuentes
metodología
por
correctamente
y
respeta
las
fundamentación
de
la
3
%
(0.06
p.)
refleja
en
todos
los
bibliográficas
de
manera
que
proyectos
y
reflejarla
en
el
fuentes
bibliográficas
y
se
metodología
por
proyectos.
momentos
del
no
se
refleja
en
todos
los
diseño
del
mismo. refleja
a
lo
largo
del
desarrollo
del
momentos
del
proyecto
desarrollo
del
proyecto.
proyecto
Tabla 3. Rúbrica para la evaluación del producto final escrito
Se
plantean
estrategias
que
permiten
aflorar
y
El
diseño
de
las
estrategias
Las
estrategias
empleadas
4-‐Plantear
estrategias
El
diseño
de
las
estrategias
descubrir
los
únicamente
aflora
y/o
para
detectar
las
ideas
para
hacer
aflorar
y
que
permitan
aflorar
y
conocimientos
previos
descubre
alguno
de
los
previas
no
son
adecuadas
3
%
(0.06
p.)
descubrir
las
ideas
descubrir
los
conocimientos
sobre
la
temática
conocimientos
previos
del
para
el
alumnado
de
primer
previas
del
alumnado
del
previos
es
adecuado.
elegida
desde
la
alumnado
de
primer
ciclo. ciclo.
primer
ciclo
de
Primaria.
mayoría
de
las
áreas.
5-‐Especificar
las
competencias
Existe
una
relación
específicas
de
cada
área,
estrecha
entre
las
Existe
relación
entre
las
Existen
lagunas
que
dificultan
Falta
coherencia
entre
las
los
contenidos
y
los
competencias
de
cada
competencias
de
cada
área,
la
relación
entre
competencias
competencias
de
cada
área,
6
%
(0.12
p.)
criterios
de
evaluación
área,
los
contenidos
y
los
contenidos
y
los
criterios
de
cada
área,
contenidos
y
los
contenidos
y
los
criterios
que
podrán
ser
los
criterios
de
de
evaluación. criterios
de
evaluación. de
evaluación.
desarrolladas
a
través
de
evaluación.
este
proyecto.
Las
propuestas
6-‐Diseñar
propuestas
didácticas
tienen
un
hilo
La
mayoría
de
las
propuestas
Las
propuestas
didácticas
didácticas
encadenadas
conductor
que
vertebra
Únicamente
algunas
didácticas
tiene
un
hilo
están
deshilvanadas
y
su
que
posibiliten
un
el
proyecto
y
posibilita
propuestas
tienen
un
hilo
10
%
(0.2
p.)
conductor
que
las
aplicación
no
está
justificada/
desarrollo
dinámico
del
un
desarrollo
dinámico
conductor.
concatena. no
tiene
sentido.
proyecto. del
proyecto.
7-‐Estructurar
el
proyecto
Todas
las
propuestas
Aunque
el
tema
general
surge
La
mayoría
de
las
propuestas
Todas
las
propuestas
de
tal
manera
que
el
didácticas,
incluso
la
del
interés
de
alumnado,
la
didácticas
respeta
el
didácticas
son
organizadas
y
6
%
(0.12
p.)
protagonismo
lo
tenga
el
evaluación,
surgen
del
mayoría
de
las
propuestas
protagonismo
del
alumnado. dirigidas
por
el
profesorado.
alumnado. interés
del
alumnado
y
didácticas
son
organizadas
y
Tabla 3. Rúbrica para la evaluación del producto final escrito
Estructuración
y
Estructuración
y
Falta
algún
apartado
de
los
presentación
siguiendo
presentación
siguiendo
el
recogidos
en
el
índice
o
bien
El
trabajo
no
está
bien
8-‐Estructurar
y
presentar
el
orden
de
apartados
orden
de
apartados
este
no
se
corresponde
con
el
estructurado
y
el
índice
no
se
correctamente
el
establecidos
en
el
establecidos
en
el
índice.
interior
del
trabajo. corresponde
con
la
estructura
3
%
(0.06
p.)
informe
final. índice.
La
presentación
La
presentación
formal
del
La
presentación
formal
del
interna
del
trabajo.
formal
del
trabajo
sigue
trabajo
sigue
prácticamente
trabajo
sigue
únicamente
los
en
su
totalidad
los
todos
los
criterios
criterios
básicos
solicitados.
criterios
solicitados. solicitados.
9-‐Empleo
de
un
lenguaje
El
lenguaje
empleado
es
El
lenguaje
empleado
es
El
lenguaje
empleado
en
El
lenguaje
empleado
no
es
rico,
adecuado
y
rico
y
adecuado.
La
bastante
adecuado.
Existen
ocasiones
no
es
adecuado
y
adecuado
y
existen
errores
correcto
ortográfica
y
ortografía
y
la
gramática
pocos
errores
ortográficos
o
presenta
algunos
errores
3
%
(0.06
p.)
ortográficos
y
gramaticales
gramaticalmente. son
correctas. gramaticales
y
son
leves.
ortográficos
o
gramaticales
graves.
leves.
Tabla
4.
Rúbrica
para
la
evaluación
de
la
presentación
oral
(30
%;
0,6
puntos)a
No
Excelente(9-‐ Notable Aceptable
Criterios
de
evaluación aceptable
10) (7-‐9) (5-‐7)
(0-‐5)
a
El
porcentaje
de
30
%
se
reparte
en
un
20%
para
la
evaluación
de
la
pareja
de
profesores
y
en
un
10%
para
la
evaluación
de
los
grupos
de
alumnos.
b
Se
recomienda
puntuar
cada
criterio
sobre
10.
Todos
los
criterios
tienen
el
mismo
peso
por
lo
que
la
media
de
las
puntuaciones
debería
dar
la
calificación
final
sobre
10
que
se
ponderará
sobre
un
30%.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.323301
Resumen
El
aprendizaje
y
servicio
es
una
metodología
que
ha
tomado
auge
en
las
últimas
décadas,
conectada
al
desarrollo
de
competencias
sociales
y
cívicas
que
despiertan
el
interés
del
alumnado
por
las
tareas
académicas.
En
este
momento
es
necesario
contar
con
investigaciones
que
evidencien
los
resultados
que
se
obtienen
con
esta
metodología
en
contextos
reales
de
enseñanza,
de
modo
que
permitan
orientar
otras
iniciativas
y
extraer
conclusiones
transferibles
a
contextos
educativos.
En
este
sentido,
presentamos
los
resultados
de
un
estudio
de
caso
en
el
que
se
evalúa
el
proyecto
"Atocha
Solidaria",
desarrollado
en
un
centro
educativo
de
Madrid,
España,
en
el
que
han
participado
13
docentes
de
Bachillerato.
En
este
trabajo
se
ha
analizado
la
opinión
del
profesorado
que
participa
en
el
proyecto,
desde
un
punto
de
vista
cualitativo.
Para
recoger
la
información
se
ha
utilizado
una
entrevista
semiestructurada.
Los
resultados
obtenidos
muestran
una
valoración
muy
positiva
por
parte
de
los
docentes,
especialmente
por
su
repercusión
en
el
aprendizaje
del
alumnado,
en
su
motivación
y
en
el
desarrollo
de
competencias
sociales
y
digitales,
además
han
destacado
la
implicación
y
participación
del
profesorado
del
centro
y
el
apoyo
del
equipo
directivo.
Palabras
clave
Aprendizaje
basado
en
proyectos;
Aprendizaje-‐servicio;
Profesorado;
TIC.
Contacto:
Verónica
Basilotta
Gómez-‐Pablos,
veronicabgp@usal.es,
Facultad
de
Educación,
Paseo
de
Canalejas,
169,
37008,
Salamanca.
Verónica
Basilotta
Gómez-‐Pablos,
Ana
María
Pinto
Llorente,
Ana
García-‐Valcárcel
Muñoz-‐Repiso
y
María
Luisa
García
Rodríguez
Introducción
El
aprendizaje
basado
en
proyectos
(en
adelante
ABP)
como
estrategia
para
el
desarrollo
del
currículum
constituye,
hoy
en
día,
una
de
las
metodologías
que
más
atención
despierta
en
la
escuela,
como
modelo
que
ofrece
numerosas
posibilidades
para
la
formación
de
los
alumnos.
Bas
(2011)
y
Railsback
(2002)
consideran
que
el
ABP
es
una
estrategia
de
instrucción
auténtica
y
real,
que
promueve
la
resolución
de
problemas,
la
toma
de
decisiones,
y
la
realización
de
tareas
complejas
y
desafiantes.
Asimismo,
ofrece
a
los
alumnos
la
posibilidad
de
trabajar
de
forma
relativamente
autónoma
durante
largos
períodos
de
tiempo;
y
culmina
con
la
elaboración
de
presentaciones
y
productos
finales
(García-‐Valcárcel
y
Basilotta,
2017).
El
ABP
genera
la
necesidad
de
que
estudiantes
y
docentes
miren
fuera
del
aula
y
se
relacionen
con
el
exterior.
Y
es
que
el
contexto
social
es
un
espacio
de
aprendizaje
muy
positivo
con
el
cual
es
preciso
interactuar
para
hacerse
preguntas,
recoger
datos,
analizarlos,
interpretarlos
y
con
todo
ello,
comprender
la
realidad
e
intentar
mejorarla,
proponiendo
diversas
acciones.
En
este
contexto,
el
aprendizaje-‐servicio
(en
adelante
A-‐S)
es
una
estrategia
de
trabajo
que
complementa
el
ABP
a
la
perfección,
pues
fomenta
que
los
estudiantes
se
planteen
cómo
pueden
contribuir
con
su
aprendizaje
en
la
mejora
de
la
comunidad
y
su
entorno.
El
A-‐S
es
una
propuesta
educativa
que
consiste
en
poner
los
aprendizajes
realizados
en
el
centro
educativo
al
servicio
de
la
comunidad,
es
decir,
supone
un
medio
para
promover
la
participación
de
jóvenes,
adolescentes
y
niños
en
la
sociedad
(Escofet,
Folgueiras,
Luna
y
Palou,
2016;
Vázquez,
Liesa
y
Lozano,
2017).
Los
estudiantes,
como
personas
y
ciudadanos
activos,
participan
en
actividades
de
colaboración
en
las
cuales
movilizan
sus
aprendizajes
para
ayudar
a
otras
personas,
colectivos
o
instituciones.
Mayor
y
Rodríguez
(2016)
ha
desarrollado
siguiendo
las
etapas
del
proceso
de
Design
for
change:
siente,
imagina,
actúa,
evolúa
y
comparte.
- Siente:
es
la
etapa
en
la
que
los
alumnos
identifican
posibles
focos
de
acción
a
partir
de
situaciones
de
su
entorno
que
les
gustaría
que
se
diesen
de
otra
manera.
En
esta
fase
los
alumnos
tuvieron
que
seleccionar
una
ONG
de
un
distrito
de
Madrid,
y
buscar
información
en
Internet
sobre
ella.
Además
pensaron
en
un
reto
que
pudiese
mejorar
la
actuación
de
su
ONG.
Por
ejemplo,
aumentar
su
visibilidad
en
las
redes
sociales,
conseguir
fondos
económicos,
etc.
- Imagina:
comprende
la
generación
y
el
desarrollo
de
las
ideas
para
mejorar
las
situaciones
analizadas
en
la
etapa
anterior
y
la
preparación
para
ponerlas
en
práctica.
En
esta
fase,
los
alumnos
propusieron
ideas
para
trabajar
el
reto
que
habían
seleccionado
en
la
fase
anterior.
Por
ejemplo,
crear
una
cuenta
en
Instagram
para
difundir
la
actividad
de
la
ONG,
realizar
un
bocadillo
solidario
para
recaudar
fondos
económicos,
etc.
- Actúa:
es
el
paso
a
la
acción,
el
momento
en
que
sus
propuestas
de
cambio
se
llevan
a
la
realidad.
En
esta
fase,
los
estudiantes
comenzaron
a
poner
en
práctica
sus
retos,
contactaron
con
sus
ONG,
se
entrevistaron
con
ellas,
y
les
invitaron
a
colaborar.
- Evolúa:
este
término
responde
a
un
juego
de
palabras
que
incluye
el
concepto
de
evolución
y
evaluación.
Los
estudiantes
reflexionan
sobre
la
experiencia
vivida
y
se
imaginan
posibles
acciones
futuras.
Esta
fase
se
ha
desarrollado
a
lo
largo
de
todo
el
proyecto;
los
estudiantes,
en
grupos
de
trabajo,
han
cumplimentado
cada
día
una
escalera
de
metacognición
para
valorar
las
actividades
realizadas
y
han
confeccionado
un
blog
como
registro
de
su
trabajo.
- Comparte:
es
el
momento
en
que
los
alumnos
hacen
visibles
sus
proyectos
y
sus
vivencias
a
otras
personas,
pensando
qué
ha
funcionado
bien
y
qué
se
podría
mejorar.
Al
igual
que
la
fase
anterior,
esta
se
ha
desarrollado
durante
todo
el
proyecto.
Los
estudiantes
han
compartido
en
redes
sociales
fotos
y
comentarios
del
proceso.
En
la
etapa
de
desarrollo,
que
duró
un
mes
y
medio,
los
estudiantes
pusieron
en
marcha
sus
retos
para
mejorar
la
acción
de
las
organizaciones
seleccionadas.
Al
final
de
la
misma,
y
durante
dos
días,
presentaron
sus
ideas
ante
estas
ONG
en
el
espacio
MediaLab
del
CaixaForum,
en
Madrid
(España)
en
estrecha
colaboración
con
los
estudiantes
de
Formación
Profesional
del
colegio,
que
les
ayudaron
a
elaborar
diferentes
carteles
para
la
exposición.
Además
los
estudiantes
de
Bachillerato
realizaron
diversos
talleres
con
alumnos
de
Primaria
para
mostrarles
la
labor
de
sus
ONG.
Tanto
los
estudiantes
como
los
docentes
han
utilizado
herramientas
de
la
web
2.0,
principalmente
Twitter
y
Blogger;
y
aplicaciones
para
móviles
y
tablets
con
las
que
manejar
la
información
en
diferentes
formatos
(vídeos,
audio,
presentaciones,
texto,…)
y
favorecer
el
proceso
de
aprendizaje.
Metodología
Objetivo
del
estudio
El
objetivo
principal
de
este
estudio
es
analizar
los
aspectos
más
satisfactorios
del
proyecto
Atocha
Solidaria
desde
el
punto
de
vista
de
los
docentes.
En
concreto,
la
pregunta
de
investigación
mediante
la
cual
se
quiere
dar
respuesta
a
este
objetivo
es:
¿qué
aspectos
positivos
del
proyecto
destaca
el
profesorado?
Consideramos
que
este
análisis
servirá
para
orientar
a
otros
docentes
que
opten
por
este
tipo
de
iniciativas
para
abordar
el
currículum
escolar
con
nuevas
perspectivas,
y
permitirá
extraer
conclusiones
transferibles
a
otros
contextos
educativos
interesados
en
la
renovación
metodológica
y
el
aprendizaje
basado
en
proyectos.
Diseño
de
la
investigación
Esta
investigación
forma
parte
de
un
estudio
de
caso
en
la
línea
de
lo
que
Stenhouse
(1991)
denomina
“estudio
educativo
de
casos”:
investigaciones
cuyo
propósito
es
mejorar
la
práctica
educativa
(Lacueva,
Imbernón
y
Llobera,
2003).
El
estudio
de
casos
es
una
investigación
exhaustiva,
cuya
finalidad
primordial
es
generar
una
comprensión
profunda
de
un
tema
determinado,
un
programa,
una
política,
una
institución
o
un
sistema
para
generar
conocimientos
y/o
informar
el
desarrollo
de
políticas,
la
práctica
profesional
y
la
acción
civil
o
de
la
comunidad.
En
esta
investigación
se
ha
definido
el
caso
como
un
proyecto
educativo,
un
proyecto
en
el
que
se
trabaja
de
forma
colaborativa
y
se
utilizan
herramientas
tecnológicas
para
llevarlo
a
cabo.
Dada
la
naturaleza
del
caso
podríamos
denominarlo
ejemplar,
porque
es
presentado
como
un
ejemplo
ilustrativo
de
experiencia
educativa
innovadora.
Si
consideramos
el
tipo
de
acontecimiento
que
se
analiza,
podemos
hablar
de
un
caso
sincrónico
o
contemporáneo
porque
el
análisis
del
proyecto
tiene
lugar
en
el
momento
en
que
se
desarrolla
la
investigación
(García-‐Valcárcel,
2015).
Participantes
En
este
proyecto
participaron
13
docentes
de
un
centro
educativo
de
Madrid,
que
se
distribuyen
de
la
siguiente
manera:
6
hombres
(46%)
y
7
mujeres
(54%),
los
cuales
presentan
edades
comprendidas
entre
21
y
60
años.
En
general,
este
profesorado
cuenta
con
una
larga
y
extensa
trayectoria
docente,
concretamente
cinco
de
ellos
llevan
más
de
quince
años
dando
clases
en
el
centro
educativo.
Una
de
ellas
es
la
coordinadora
del
proyecto,
Charo
Fernández
(http://yalocin.com/)
profesora
de
informática
y
presidenta
de
la
asociación
Aulablog
(http://www.aulablog.com/blog/),
una
comunidad
de
profesores
de
diferentes
puntos
de
España
interesados
en
promover
el
uso
de
las
TIC
en
la
educación,
especialmente
de
todas
las
herramientas
enmarcadas
en
lo
que
se
conoce
como
Web
Educativa
2.0.
Instrumento
Para
recoger
la
información,
se
realiza
una
entrevista
semiestructurada
con
cada
docente
que
ha
participado
en
el
proyecto,
con
el
objetivo
de
realizar
una
valoración
global
del
mismo,
recopilar
datos
sobre
el
contexto,
la
metodología,
las
competencias
profesionales
puestas
en
juego
y
la
evaluación
de
los
resultados.
La
entrevista
se
orientó
en
base
a
un
guion
semi-‐estructurado
previamente
establecido
y
en
directa
relación
con
la
pregunta
de
investigación
señalada
al
inicio
de
este
trabajo.
Aun
así
el
guion
adoptado
se
planteó
como
un
instrumento
flexible
que,
en
diversas
ocasiones,
se
ha
ido
adecuando
a
la
realidad
contextual
en
el
que
se
administraba
lo
que
ha
permitido
explorar
ciertos
matices
inicialmente
no
recogidos.
La
información
sobre
el
caso
se
ha
recogido
durante
el
curso
académico
2015-‐2016,
gracias
a
la
colaboración
de
los
docentes
implicados.
Ellos
han
permitido
el
acceso
al
aula
para
observar
la
dinámica
del
trabajo
con
la
que
se
desarrolla
el
proyecto
y
han
atendido
las
demandas
de
la
entrevista
llevada
a
cabo
para
la
recogida
de
información
al
finalizar
el
mismo.
Todas
las
entrevistas
han
sido
grabadas
en
audio
y
posteriormente
transcritas,
previo
permiso
de
cada
uno
de
los
participantes
de
forma
individualizada.
Análisis
de
datos
El
análisis
del
contenido
de
las
entrevistas
se
ha
focalizado
en
los
aspectos
positivos
que
los
docentes
perciben
en
el
proyecto,
considerando
que
estas
concepciones
son
las
que
determinan
en
gran
medida
el
éxito
del
mismo.
Así
pues,
se
ha
extraído
el
contenido
de
las
entrevistas
relacionadas
con
este
tópico
y
de
manera
inductiva
se
ha
elaborado
el
sistema
de
categorías,
el
cual
ha
sido
validado
por
cinco
expertos,
y
se
ha
sometido
a
control
a
través
de
la
doble
categorización
de
siete
entrevistas
(entrevistas
impares)
por
parte
de
dos
investigadores
diferentes,
obteniendo
un
alto
índice
de
fiabilidad
al
observarse
una
alta
concordancia
(Kappa
de
Cohen
>
,90)
(Tabla
1).
Para
el
análisis
del
contenido
de
las
entrevistas
se
ha
utilizado
el
programa
NVivo11,
que
ha
permitido
obtener
las
nubes
de
palabras
y
las
frecuencias
de
las
categorías.
Tabla
1.
Índice
Kappa
de
Cohen
en
entrevistas
impares
Entrevista
Kappa
Acuerdo
(%)
Desacuerdo
(%)
Resultados
Obtenemos
en
primer
lugar
una
nube
de
palabras
con
el
programa
Nvivo11
con
el
objetivo
de
explorar
qué
términos
aparecen
con
más
frecuencia
en
el
discurso
de
los
docentes
cuando
mencionan
aspectos
positivos.
De
este
modo,
se
solicita
al
programa
la
obtención
de
una
nube
de
30
palabras
con
una
longitud
mínima
de
tres
letras.
Habitualmente
aparecen
algunas
palabras
frecuentes
que
tienen
poco
contenido
referencial,
por
lo
que
no
son
indicativas
de
las
representaciones
de
un
texto.
Beaugrande
y
Dressler
(1997)
distinguen
entre
las
palabras
funcionales
y
las
palabras
con
contenido
que
son
más
informativas.
Una
estrategia
que
se
ha
empleado
para
evitar
la
aparición
de
estas
palabras
es
crear
una
lista
de
exclusión
de
palabras
que
no
son
consideradas
en
los
análisis
de
frecuencias.
Tal
y
como
se
muestra
en
la
Figura
1
las
palabras
que
aparecen
con
mayor
frecuencia
son:
proyecto
(60
referencias),
hacer
(51
referencias),
bien
(47
referencias)
trabajo
(44
referencias),
chicos
(43
referencias)
y
ONG
(39
referencias).
Figura
1.
Nube
de
palabras
de
aspectos
positivos
del
proyecto
desde
la
perspectiva
del
profesorado
A
continuación
hemos
escogido
la
palabra
clave
“ONG”
para
analizarla
en
su
contexto,
obteniendo
el
árbol
de
palabras
y
frases
que
se
muestra
en
la
figura
2.
En
este
árbol
se
recogen
las
frases
de
las
diferentes
entrevistas
en
las
que
aparece
el
término
seleccionado
y
el
número
entre
paréntesis
identifica
la
entrevista
(García-‐Valcárcel,
Basilotta
y
López,
2014).
Figura
2.
Árbol
de
palabras
y
frases
de
la
palabra
clave
“ONG”
Se
pueden
resaltar
del
árbol
algunas
ideas
que
nos
parecen
de
especial
interés
en
el
análisis
del
tema
y
que
resumen
de
alguna
manera
lo
expresado
por
este
grupo
de
docentes
en
relación
al
potencial
del
proyecto
en
el
aprendizaje
y
servicio:
“Algo
real,
ponerse
en
contacto
con
una
ONG,
poder
salir
en
un
programa
de
radio”;
“Han
logrado
dar
visibilidad
a
las
ONG
que
era
el
objetivo,
cómo
trabajan,
se
han
implicado”;
“Nuestro
objetivo
era
empoderar
a
las
ONG,
pero
los
que
se
han
empoderado
han
sido
ellos”;
“Han
realizado
una
app
para
poder
ayudar
a
la
ONG,
era
de
jóvenes
en
proceso
de
exclusión”;
“Han
aprendido
a
resolver
conflictos,
la
ONG
no
le
contestaba
y
tuvimos
que
buscar
otra”;
“Ayudar
a
los
estudiantes
a
contactar
con
la
ONG,
he
tenido
ese
papel
más
de
consultor”;
“Han
trabajado
con
la
community
manager
de
la
ONG,
ha
sido
muy
curioso”.
Una
vez
analizada
la
figura
2,
obtenemos
el
número
y
porcentaje
de
referencias
textuales
de
cada
una
de
las
categorías
que
se
refieren
a
los
aspectos
positivos
que
los
docentes
atribuyen
al
proyecto
Atocha
Solidaria.
Para
argumentar
su
sensación,
el
profesorado
menciona
logros
y
datos
que
afectan
a
toda
la
comunidad
educativa
tal
y
como
podemos
observar
en
la
Tabla
2,
en
la
que
se
muestran
las
frecuencias
de
cada
una
de
las
categorías
que
hemos
identificado.
Tabla
2.
Aspectos
positivos
del
proyecto
desde
la
perspectiva
del
profesorado.
Sistema
de
categorías
Referencias
Sistema
de
categorías
%
textuales
Referencias
Sistema
de
categorías
%
textuales
Como
vemos
en
la
Tabla
2,
la
mayor
fuente
de
satisfacción
proviene
del
impacto
que
ha
tenido
la
experiencia
en
el
alumnado.
Por
lo
general,
los
docentes
son
sensibles
a
la
situación
que
observan
en
sus
estudiantes
y
su
educación.
Valoran
mejor
una
actividad
cuando
tiene
un
mayor
alcance
para
ellos
(Pozuelos,
2007).
En
este
sentido,
destacan,
como
un
aspecto
positivo,
la
colaboración
entre
estudiantes
y
el
apoyo
más
cercano
entre
compañeros:
“Lo
interesante
de
todo
esto
es
la
experiencia
entre
las
dos
secciones,
y
también
lo
que
supone
trabajar
con
otros,
porque
cuando
están
en
grupo,
todos
se
coordinan,
quieren
la
misma
nota,
los
mismos
objetivos,
y
se
ponen
las
pilas”
(Entrevista
4).
“Aprender
a
gestionar
el
trabajo
en
equipo”
(Entrevista
9).
“Han
conseguido
trabajar
en
equipo,
resolver
proyectos,
relacionarse
con
gente
externa”
(Entrevista
12).
Estamos
viendo
como
el
ABP
propicia
la
colaboración
entre
el
alumnado,
la
realización
de
tareas
en
pequeños
y
grandes
grupos,
el
intercambio
de
ideas
y
la
negociación
de
soluciones.
Estas
situaciones
facilitan
una
verdadera
interacción
y
relación
entre
el
alumnado.
También
perciben
esta
experiencia
como
una
oportunidad
para
formar
alumnos
críticos
y
sensibles
con
los
problemas
que
ocurren
en
la
sociedad,
capaces
de
desarrollar
valores
sociales
basados
en
la
solidaridad,
el
respeto,
la
justicia
social
o
los
derechos
humanos,
entre
otros:
“A
mí
lo
que
más
me
gusta
de
este
proyecto
es
luego
la
visión
que
tiene
de
concienciación
a
los
chicos”
(Entrevista
10).
“Es
un
proyecto
que
tiene
un
grado
alto
de
civismo,
de
aprender
que
no
estás
solo,
que
hay
organizaciones
que
no
conoces
(…)
y
luego
muchas
organizaciones
que
te
das
cuenta
que
hay
muchas
personas
voluntarias
trabajando
con
colectivos
de
prostitutas,
de
drogadictos,
niños
con
problemas,
se
ha
hecho
una
labor
grande
de
concienciación…”
(Entrevista
7).
Consideramos
que
la
democracia
se
refuerza
cuando
la
escuela
procura
la
formación
de
ciudadanos
como
resultado
de
participar
de
manera
efectiva
en
las
decisiones
que
les
afectan.
Y
como
no,
los
docentes
estiman
con
especial
transcendencia
que
los
estudiantes
han
adquirido
competencias
digitales,
dado
que
han
utilizado
herramientas
de
la
web
2.0
y
aplicaciones
para
móviles
y
tablets
con
las
que
manejar
la
información
en
diferentes
formatos
(vídeos,
audio,
presentaciones,
texto,…).
Los
alumnos
han
adquirido
así
a
lo
largo
del
trabajo
un
gran
manejo
de
las
tecnologías
lo
cual
les
será
de
gran
utilidad
para
su
presente
y
su
futuro:
“Han
utilizado
twitter
como
red
social,
el
blog,
herramientas
de
dibujo,
canva
para
los
carteles,
geogebra,
códigos
QR,
por
supuesto,
todas
las
google
app,
y
para
el
tema
de
las
apps,
unos
han
estado
con
app
inventor,
otros
con
varias
aplicaciones
que
son
para
hacer
prototipos
de
app,
se
llama
mockup
(…)
en
mi
asignatura
hemos
trabajado
toda
la
parte
conceptual,
pero
más
que
conceptual,
las
mías
son
de
herramientas,
la
competencia
digital”
(Entrevista
1).
“Crearon
un
vídeo
de
la
ONG,
que
luego
tenían
que
generar
el
código
QR
para
ponerlo
en
el
Medialab,
y
que
la
gente
pudiera
acceder
a
esta
información
en
inglés”
(Entrevista
11).
“Me
parece
muy
positivo
sobre
todo
porque
las
tecnologías
ejercen
una
fase
en
la
identidad
bastante
importante
de
reconocimiento,
de
difusión,
de
confianza
en
uno
mismo,
tu
fíjate
me
ha
retwitteado,
y
se
van
súper
contentos,
entonces
me
parece
muy
positivo
y
como
dice
Ortega
y
Gasset
hay
que
estar
a
la
altura
de
los
tiempos”
(Entrevista
2).
Pero
todos
estos
elementos
ganan
en
profundidad
gracias
al
elevado
nivel
de
compromiso
e
implicación
que
declaran
los
participantes:
“Cada
uno
lleva
sus
procesos,
lo
habrás
visto
en
el
claustro
cada
uno
tiene
sus
velocidades,
diferentes
niveles,
pero
en
general,
yo
creo
que
no
hay
que
convencer
a
nadie
de
que
esto
hay
que
hacerlo,
y
eso
antes
había
que
convencer,
antes
teníamos
discusiones
en
el
claustro”
(Entrevista
1).
“Yo
creo
que
la
implicación
ha
sido
alta,
en
general
sí
(…)
lo
mejor
la
coordinación
de
los
profesores
que
hemos
estado
muy
encima,
todos
los
días
nos
preguntábamos
por
el
grupo
de
whatsapp
qué
toca
ahora,
cómo
se
hace,
nos
dábamos
ideas,
había
soporte
también
dentro
de
las
aulas,
para
mí
eso
ha
sido
muy
bueno
a
nivel
docente”
(Entrevista
7).
“En
cuanto
al
equipo
de
profesores
yo
creo
que
ha
habido
bastante
implicación
por
la
mayoría
de
los
profesores
(…)
hay
un
grupo
de
profesores
súper
involucrados,
creemos
mucho
en
este
tipo
de
trabajo
y
nos
convence,
muchos
profes
que
han
estado
implicados,
Silvia,
Patri,
Ana
con
el
tema
del
montaje”
(Entrevista
9).
otros
y
asumían
más
responsabilidades.
A
su
vez,
el
trabajo
en
equipo
puede
favorecer
un
mejor
ambiente
de
trabajo
y
clima
en
el
aula
(Bell,
2010).
Además
de
la
colaboración,
los
docentes
valoran
el
papel
del
proyecto
en
la
formación
de
valores
personales
y
sociales
en
los
estudiantes,
de
participación
activa
y
crítica
en
la
sociedad.
De
hecho,
los
alumnos
han
contactado
y
colaborado
estrechamente
con
diferentes
ONG
y
han
utilizado
su
conocimiento
para
mejorar
la
labor
de
estas
organizaciones.
Este
servicio
se
ha
convertido
en
una
experiencia
de
aprendizaje
de
gran
valor
que
les
ha
proporcionado
diversos
conocimientos
y
valores.
De
este
modo
el
proyecto
ha
contribuido
a
una
educación
para
la
ciudadanía
activa
y
responsable,
los
estudiantes
han
descubierto
el
sentido
y
la
utilidad
de
lo
que
aprenden,
implicándose
en
dicha
acción
y
mejorando
su
actitud
y
motivación
para
el
aprendizaje
(Opazo,
Ramírez,
García-‐Peinado
y
Lorite,
2015)
Las
tecnologías
también
han
sido
un
elemento
esencial
del
proceso
y
han
apoyado
de
forma
especial
la
realización
de
este
proyecto
de
aprendizaje.
Han
representado
una
oportunidad
para
buscar
información,
contrastarla,
compartirla
y
difundirla
en
internet.
Siguiendo
a
Cope
(2003),
la
tecnología
tenía
el
potencial
de
generar
aprendizajes
de
calidad
porque
proporcionaba
los
medios
para
obtener
retroalimentación
de
manera
apropiada
y
oportuna;
apoyó
el
proceso
de
investigación
y
la
naturaleza
asíncrona
de
la
tecnología
les
dio
a
los
estudiantes
un
sentido
de
responsabilidad
sobre
su
propio
aprendizaje.
De
este
modo,
las
TIC
juegan
un
papel
muy
importante
dentro
de
los
discursos
sobre
ABP,
ya
que
pueden
contribuir
al
desarrollo
de
procesos
de
aprendizaje
en
donde
los
saberes
se
ejerciten
buscando
solucionar
situaciones
funcionales,
complejas
y
cotidianas
(Roegiers,
2004).
Durante
el
proyecto,
también
se
pone
de
manifiesto
la
mejora
de
las
relaciones
entre
iguales
en
el
aula,
pero
a
su
vez,
la
mejora
de
las
relaciones
docente-‐discente
promoviéndose
una
relación
afable
y
un
cambio
de
actitudes,
que
generan
en
el
alumnado
una
mejor
predisposición
hacia
el
aprendizaje.
El
ABP
busca
romper
con
la
relación
clásica
profesor-‐alumno,
en
la
que
el
docente
solo
tiene
el
rol
de
enseñar
y
el
discente
el
de
aprender,
para
pasar
a
establecer
una
relación
basada
en
la
comunicación,
donde
ambos
actores
tienen
poder
en
la
toma
de
decisiones
(Balongo
y
Mérida,
2016).
Para
el
desarrollo
del
proyecto
ha
sido
también
fundamental
la
implicación
de
todo
el
profesorado,
y
el
propio
funcionamiento
del
grupo
de
docentes
que
ha
participado,
donde
se
ha
generado
un
clima
de
confianza
entre
ellos,
lo
cual
ha
facilitado
el
trabajo,
la
discusión
y
la
toma
de
decisiones.
Todos
son
conscientes
de
que
individualmente
hubiese
sido
imposible
llevar
a
cabo
la
experiencia.
Están
muy
satisfechos
con
el
grado
de
cohesión
del
grupo
y
con
el
crecimiento
profesional
y
personal
que
ha
supuesto
para
ellos
(Pozuelos,
2007).
Se
señala
a
su
vez
la
motivación
que
esta
metodología
supone
para
el
profesorado
al
romper
con
la
rutina
en
el
tratamiento
de
los
temas.
Y
es
que
el
éxito
del
ABP
depende
también
de
la
motivación
y
el
apoyo
con
que
cuenten
los
docentes
en
su
tarea
de
facilitar
la
investigación.
Por
último,
la
formación
y
el
desarrollo
profesional
que
han
experimentado
satisfacen
de
forma
indiscutible
al
profesorado
implicado
en
este
estudio.
El
ABP
irrumpe
como
un
proceso
que
le
involucra
y
le
ayuda
a
mejorar
sus
competencias
profesionales,
que
le
permite
atender
la
formación
con
entusiasmo
y
desde
otra
perspectiva
(Habok
y
Navy,
2016;
Lacueva,
2016).
Los
docentes
aprenden
colaborando
con
sus
colegas,
presentando
el
ABP
en
el
aula
y
reflexionando
sobre
sus
experiencias
(Krajcik
y
Blumenfeld,
2006).
Existen
redes
colaborativas
en
línea
de
apoyo
al
profesorado
en
el
desarrollo
de
sus
prácticas
docentes
sobre
los
métodos
de
ABP.
En
estos
entornos
los
docentes
comparten
sus
ideas,
reciben
comentarios
e
interactúan
con
otras
aulas
de
ABP
a
través
de
la
red.
Agradecimientos
Esta
investigación
fue
posible
gracias
a
la
estrecha
colaboración
del
centro
educativo
de
Madrid,
especialmente
del
equipo
directivo,
los
profesores
y
estudiantes
de
primero
de
Bachillerato
y
la
principal
coordinadora
del
proyecto
Atocha
Solidaria.
También
ha
sido
posible
gracias
a
la
financiación
de
una
ayuda
predoctoral
de
la
Junta
de
Castilla
y
León,
cofinanciada
por
el
Fondo
Social
Europeo
(Orden
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Crisp,
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20th
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la
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matemáticas
en
Administración:
Estudios
y
experiencias
Martha
Luz
Suárez
Rincón
Colegio
de
Estudios
Superiores
de
Administración
CESA
Resumen
Este
escrito
recoge
experiencias
de
diferentes
universidades
de
Hispanoamérica
en
torno
a
la
problemática
de
la
enseñanza
y
el
aprendizaje
de
las
matemáticas
en
estudios
de
pregrado
en
Administración.
Los
estudios
reseñados,
así
como
las
acciones
que
se
vienen
implementando
en
el
Colegio
de
Estudios
Superiores
de
Administración,
se
presentan
desde
las
dimensiones
de
los
estudiantes,
los
profesores
y
el
currículo.
Palabras
clave
Aprendizaje
basado
en
problemas;
Aprendizaje
activo;
Didáctica
de
las
matemáticas;
Matemáticas
en
Administración
Contacto:
Martha
Luz
Suárez
Rincón,
mluzsuarez@cesa.edu.co,
Docente
de
Carrera
Académica,
Área
de
matemáticas
y
estadística.
Colegio
de
Estudios
Superiores
de
Administración,
CESA.
Bogotá,
Colombia.
Martha
Luz
Suárez
Rincón
Introducción
La
enseñanza
de
las
matemáticas
en
general,
tanto
en
niveles
básicos
como
universitarios,
plantea
siempre
un
desafío
para
los
docentes
en
la
búsqueda
de
estrategias
pedagógicas
y
alternativas
didácticas
que
promuevan
eficazmente
el
aprendizaje
en
los
estudiantes.
El
presente
escrito
pretende,
por
una
parte,
reseñar
experiencias
recientes
de
investigación
realizadas
en
Hispanoamérica
centradas
en
la
enseñanza
y
el
aprendizaje
de
matemáticas
en
programas
de
Administración;
por
otra
parte,
presentar
las
estrategias
y
actividades
de
aprendizaje
que
se
vienen
desarrollando
en
el
Colegio
de
Estudios
Superiores
de
Administración
con
el
objetivo
de
promover
el
aprendizaje
de
matemáticas
en
sus
estudiantes.
No
se
pretende
presentar
resultados
de
investigación,
pues
en
el
presente
en
el
Cesa
el
equipo
de
profesores
está
en
una
etapa
de
exploración
de
metodologías
que
potencien
el
aprendizaje,
entre
ellas
el
aprendizaje
basado
en
proyectos.
En
un
futuro
cercano
se
espera
sistematizar
las
experiencias
de
aula
y
formular
las
hipótesis
y
preguntas
que
den
lugar
a
un
proyecto
completo
de
investigación.
Existen
factores
de
muy
diversa
índole
que
están
presentes
a
la
hora
de
planear,
desarrollar
y
evaluar
una
clase
de
matemáticas.
Dichos
factores
impactan
el
logro
de
los
resultados
de
aprendizaje
de
los
estudiantes
en
mayor
o
menor
medida
y
vale
la
pena
reflexionar
acerca
de
ellos,
vinculándolos
con
las
propuestas
innovadoras
que
han
desarrollado
docentes
universitarios
hispanoamericanos
en
torno
a
la
pedagogía
de
las
matemáticas
en
educación
superior,
particularmente
en
pregrados
de
Administración.
Esta
reflexión
en
torno
a
los
factores
relacionados
con
el
aprendizaje
de
las
matemáticas
en
programas
de
administración
tiene
antecedentes
como
el
estudio
realizado
en
la
Universidad
del
Zulia
donde
“se
aborda
a
partir
de
una
revisión
documental
sobre
la
enseñanza
de
las
matemáticas
y
en
el
proceso
de
inferencia
sobre
los
resultados
obtenidos
con
los
problemas
planteados”
(García
de
Pilo,
2010).
En
este
estudio
la
autora
realiza
un
análisis
sobre
los
factores
relacionados
con
el
estudiante,
la
infraestructura,
el
profesor
y
el
currículo.
Esto
la
lleva
a
concluir
sobre
la
necesidad
de
tener
en
cuenta
para
el
diseño
instruccional
de
las
clases
de
matemáticas
la
inclusión
de
reglas
claras,
la
promoción
del
autoaprendizaje
en
los
estudiantes,
realizar
algunos
cambios
en
la
actitud
de
los
docentes
y
fortalecer
el
trabajo
en
equipo.
(García
de
Pilo,
2010)
El
punto
de
partida
que
se
elige
en
el
presente
documento
para
identificar
y
caracterizar
los
factores
involucrados
en
la
pedagogía
de
las
matemáticas
es
la
tríada
estudiante
–
docente
–
currículo,
como
se
desarrolla
a
continuación.
Factores
a
considerar
Estudiantes
Como
principales
actores
del
proceso
de
enseñanza
aprendizaje,
el
imaginario
creado
entre
los
estudiantes
en
torno
al
estudio
de
las
matemáticas
cobra
gran
relevancia.
Para
los
estudiantes,
el
estudio
del
álgebra
y
el
cálculo
tiene
una
connotación
de
dificultad
elevada
que
a
veces
determina
la
elección
de
su
carrera
universitaria
según
la
cantidad
de
matemáticas
que
presente
el
currículo.
También
hay
un
cierto
escepticismo
entre
los
estudiantes
acerca
de
la
aplicabilidad
y
utilidad
en
la
vida
profesional
de
los
conceptos
presentes
en
estas
disciplinas,
lo
cual
influye
directamente
en
la
baja
motivación
hacia
el
aprendizaje
del
cálculo
y
el
álgebra.
De
allí
que
diferentes
autores
hayan
realizado
trabajos
para
definir,
medir
y
relacionar
las
actitudes
de
los
estudiantes
frente
a
las
matemáticas.
¿Qué
se
entiende
por
actitud
hacia
las
matemáticas?
Algunos
autores
la
definen
como
“una
serie
de
disposiciones
que
manifiesta
el
individuo
para
aceptar
o
no,
familiarizarse
o
no,
con
determinados
contenidos
matemáticos.”
(Petriz,
Barona,
López,
&
Quiroz,
2010)
Existe
literatura
abundante
en
torno
a
la
relación
de
las
actitudes
frente
a
las
matemáticas
de
los
estudiantes
y
su
rendimiento
académico.
Se
destacan
propuestas
como
la
Escala
de
Actitudes
frente
a
las
Matemáticas
(Auzmendi,
1992)
que
han
sido
aplicadas
y
referenciadas
en
otros
estudios
(Dorfer
&
Ulloa,
2016)
(Rojas,
2017)
(Zubieta
&
Martínez,
2008)
(Veliz
&
Pérez,
2004).
Los
estudios
coinciden
en
la
percepción
de
las
matemáticas
por
parte
de
los
estudiantes
como
una
asignatura
difícil
de
aprender,
causante
de
ansiedad
y
frustración,
aunque
reconozcan
la
necesidad
de
aprenderlas
aun
sin
tener
claro
qué
tanto
las
aplicarán
en
su
vida
profesional.
Por
otra
parte,
sí
se
ha
encontrado
relación
entre
las
actitudes
frente
a
las
matemáticas
y
los
resultados
académicos,
pues
los
estudiantes
que
manifiestan
agrado
o
encuentran
utilidad
al
aprendizaje
de
conceptos
matemáticos
tienen
mejores
desempeños.
(Dorfer
&
Ulloa,
2016)
(Veliz
&
Pérez,
2004)
Otro
factor
a
considerar
está
relacionado
con
los
estilos
de
aprendizaje,
el
cual
fue
abordado
en
un
estudio
con
estudiantes
de
primer
semestre
de
la
Universidad
de
Luján.
De
acuerdo
con
los
autores Alonso,
Gallego
y
Honey
(citados
en
Cagliolo,
Junco
&
Peccia,
2010):”Los
Estilos
de
Aprendizaje
son
los
rasgos
cognitivos,
afectivos
y
fisiológicos,
que
sirven
como
indicadores
relativamente
estables,
de
cómo
los
discentes
perciben,
interaccionan
y
responden
a
sus
ambientes
de
aprendizaje”.
En
este
estudio,
se
encontró
que
los
estudiantes
con
estilos
de
aprendizaje
activo
y
teórico
obtuvieron
resultados
superiores
en
matemáticas.
(Cagliolo,
Junco,
&
Peccia,
2010)
Por
otra
parte,
otros
estudios
han
evidenciado
el
bajo
desarrollo
del
pensamiento
abstracto
en
los
estudiantes
universitarios.
El
pensamiento
abstracto
“…constituye
el
nivel
superior
del
pensamiento
lógico-‐matemático.
La
incapacidad
de
muchos
estudiantes
universitarios
para
enfrentarse
al
pensamiento
lógico
matemático
formal
podría
deberse
a
que
no
han
logrado
el
nivel
de
desarrollo
cognitivo
apropiado.”
(Hernández,
Ramírez,
&
Rincón,
2013).
En
el
caso
las
de
carreras
de
pregrado
relacionadas
con
Administración,
las
asignaturas
de
matemáticas
son
parte
de
los
primeros
tres
semestres
y
no
son
percibidas
por
los
estudiantes
como
parte
del
núcleo
profesional.
Esto
hace
bajar
la
motivación
frente
al
estudio
de
las
matemáticas,
pues
no
se
tiene
tan
clara
la
aplicación
de
conceptos
del
cálculo
diferencial
o
integral
en
la
vida
profesional.
La
motivación,
así
como
la
autoeficacia
–
entendida
como
la
creencia
en
la
propia
capacidad
de
organizar
y
ejecutar
los
cursos
de
acción
necesarios
para
gestionar
las
situaciones
posibles
(Bandura,
1997)-‐
se
constituyen
como
otros
factores
relacionados
con
el
aprendizaje
de
las
matemáticas.
En
el
trabajo
de
tesis
doctoral
de
Flor
de
María
Camposeco
(2012),
se
indica
que:
La
autoeficacia
y
motivación
de
los
estudiantes
fue
predictor
importante
en
sus
logros
en
matemáticas.
La
influencia
de
la
autoeficacia
es
importante
porque
predice
no
solo
el
desempeño
en
matemáticas
de
los
estudiantes,
sino
también
otras
variables
que
influyen
en
aspectos
sobre
todo
el
logro
en
matemáticas.
(Camposeco,
2012)
Uno
de
los
hallazgos
de
este
trabajo,
adelantado
con
estudiantes
entre
los
17
y
21
años,
tanto
españoles
como
latinoamericanos,
tiene
que
ver
con
la
percepción
que
tienen
los
estudiantes
acerca
de
su
propia
capacidad
frente
a
las
matemáticas
y
cómo
se
relaciona
con
la
motivación
intrínseca
o
extrínseca.
Los
que
tenían
un
autoconcepto
alto
sobre
sus
capacidades
matemáticas,
reflejaban
una
mayor
motivación
intrínseca
y
estaban
dispuestos
a
aceptar
mayores
retos
y
desafíos.
Mientras
tanto,
los
que
tenían
autoconceptos
más
bajos,
desarrollaban
mayor
motivación
extrínseca,
orientada
a
cumplir
con
aprobar
sus
asignaturas,
sólo
cuando
era
obligatorio
para
ellos.
(Camposeco,
2012)
En
resumen,
puede
afirmarse
que
los
factores
que
influyen
en
el
aprendizaje
de
matemáticas
en
estudiantes
de
primeros
semestres
de
administración
son:
las
actitudes
que
tienen
frente
a
las
matemáticas,
su
motivación
y
autoeficacia,
sus
estilos
de
aprendizaje
y
el
desarrollo
de
pensamiento
abstracto
que
traen
desde
la
escuela
básica.
Profesores
Los
profesores
juegan
un
rol
protagónico
al
ser
los
mediadores
en
el
proceso
de
enseñanza
aprendizaje.
El
profesor
debe
resolver
las
situaciones
profesionales
y
los
problemas
del
salón
de
clase
desde
la
dificultad
de
la
inmediatez.
(Contreras
Domingo,
1994)
Los
profesores
son
quienes
tienen
la
responsabilidad
y
el
compromiso
de
estar
enfocados
en
el
aprendizaje
de
los
estudiantes.
Quienes
llegan
a
ser
docentes
en
las
facultades
de
Administración
cuentan
con
formación
disciplinar
diversa,
porque
no
sólo
tienen
títulos
de
pregrado
en
matemáticas
sino
también
en
otros
campos
como
la
Ingeniería.
No
es
tan
fácil
para
los
profesores
desprenderse
de
los
sesgos
que
traen
de
su
propia
formación,
los
cuales
suelen
transferir
a
su
práctica
docente.
Es
importante
señalar
que
se
ha
venido
trabajando
en
la
formación
de
docentes
en
las
instituciones
para
fortalecer
aspectos
relacionados
con
la
pedagogía
y
la
didáctica.
Podría
decirse
que
estamos
en
una
etapa
de
tránsito
hacia
nuevas
orientaciones
pedagógicas
y
metodológicas
en
la
enseñanza
de
las
matemáticas.
Hay
trabajos
centrados
en
el
análisis
de
las
didácticas
en
la
enseñanza
de
las
matemáticas
en
los
que
se
reflexiona
sobre
la
organización
de
conocimientos
que
prepara
el
profesor
para
facilitar
su
comprensión
por
parte
de
los
estudiantes.
(Silva
Atacho,
2012)
Se
han
realizado
también
trabajos
en
relación
con
la
formación
del
profesorado
para
promover
el
pensamiento
crítico
y
la
resolución
de
problemas,
de
forma
tal
que
los
profesores
de
matemáticas
lo
puedan
integrar
a
sus
prácticas
docentes
y
favorecer
el
aprendizaje
en
sus
estudiantes.
(Vargas,
2011)
Lo
anterior
conduce
al
papel
que
los
docentes
juegan
en
la
búsqueda
de
estrategias
pedagógicas
que
promuevan
en
sus
estudiantes
actitudes
más
positivas,
que
reconozcan
los
estilos
de
aprendizaje
y
generen
mayor
motivación
frente
al
aprendizaje
de
las
matemáticas;
de
forma
tal
que
se
logre
un
mayor
grado
de
desarrollo
en
el
pensamiento
matemático
de
sus
estudiantes.
Currículo
El
currículo
comprende
los
propósitos
de
formación,
los
contenidos
temáticos,
las
metodologías
y
las
formas
de
evaluación.
Es
el
mapa
de
carreteras
que
orienta
las
actividades
de
aprendizaje
y
evaluación
a
desarrollar
en
el
aula.
Cada
profesor
hace
operativo
el
currículo
en
su
día
a
día
con
sus
estudiantes,
dando
respuesta
personal
al
qué
enseñar
y
cómo
reflejarlo
en
su
práctica.
(Contreras
Domingo,
1994)
Mucho
se
ha
discutido
sobre
el
diseño
curricular
de
los
cursos
de
formación
matemática
para
estudiantes
universitarios
de
disciplinas
diferentes.
Cabe
formularse
la
pregunta:
¿Cuáles
deben
ser
los
criterios
que
guíen
la
selección
de
contenidos
apropiados
y
necesarios
para
la
formación
de
profesionales
en
pregrados
como
la
Administración
de
Empresas?
Al
respecto,
el
trabajo
de
Rico
(1998)
es
revelador:
La
funcionalidad
del
concepto
de
currículo
se
ha
desarrollado
mediante
la
búsqueda
sistemática
de
niveles
de
reflexión,
estableciendo
componentes
por
cada
nivel
y
relaciones
entre
las
componentes
de
diferentes
niveles.
También
se
presentan
los
organizadores
del
currículo.
El
conocimiento
didáctico
sobre
cada
uno
de
los
contenidos
del
currículo
de
matemáticas
ha
de
quedar
estructurado
mediante
la
aportación
que
hacen
cada
uno
de
los
organizadores
a
dicho
contenido.
El
profesor
de
matemáticas
necesita
conocimientos
sólidos
sobre
los
fundamentos
teóricos
del
currículo
y
sobre
los
principios
para
el
diseño,
desarrollo
y
evaluación
de
unidades
didácticas
de
matemáticas.
Se
necesitan
nuevas
herramientas
conceptuales
con
las
cuales
abordar
las
tareas
de
diseño,
desarrollo
y
evaluación
de
unidades
didácticas
en
el
área
de
matemáticas.
La
caracterización
operacional
del
currículo
mediante
objetivos,
contenidos,
metodología
y
evaluación
no
es
inadecuada,
sólo
lo
es
su
empleo
en
tareas
de
trabajo
para
el
aula,
sin
criterios
de
referencia.
(Rico,
1998)
En
este
orden
de
ideas,
se
plantea
que
el
diseño
curricular
de
los
cursos
de
matemáticas
para
Administración
debe
incluir
habilidades
de
dominio
técnico
y
conceptual,
enmarcadas
en
la
usabilidad
de
los
conceptos.
(Blanco,
2014)
También
se
requiere
incluir
las
bases
para
“la
modelización
cuantitativa
de
la
realidad
económica
y
empresarial,
aprovechando
las
ventajas
del
enfoque
matemático
a
la
hora
de
la
búsqueda
del
conocimiento
económico.”
(Díaz
&
Marbán,
2016)
Todo
lo
anterior,
conduce
a
la
necesidad
de
diseñar
currículos
con
los
niveles
de
conocimiento
adecuados
que
permitan
acercar
al
estudiante
el
estudio
de
las
matemáticas
contextualizada
para
la
administración,
de
forma
tal
que
incluya
diferentes
aplicaciones
en
temas
financieros,
logísticos
o
de
marketing.
Estrategias
pedagógicas
y
diseño
de
actividades
de
aprendizaje
Si
se
tienen
en
cuenta
los
factores
mencionados
con
anterioridad,
es
claro
que
las
estrategias
pedagógicas
que
se
adopten
en
las
universidades
deben
definir
cursos
de
acción
para
facilitar
el
aprendizaje,
en
este
caso
particular,
de
las
matemáticas
en
pregrados
de
administración.
Estas
acciones
incluyen
la
adopción
de
metodologías
innovadoras
y
el
diseño
de
actividades
de
aprendizaje
que
influyan
positivamente
en
los
estudiantes.
Los
estudios
coinciden
en
la
necesidad
de
implementar
diseños
instruccionales
que
no
se
centren
solamente
en
el
contenido,
que
fomenten
en
los
estudiantes
la
construcción
del
significado
de
lo
que
está
aprendiendo,
que
desarrollen
el
pensamiento
crítico
y
la
solución
de
problemas,
y
no
sólo
se
centren
en
la
memorización.
(Camposeco,
2012)
(Cardozo,
Vanegas,
&
Cerecedo,
2012)
Las
estrategias
que
promueven
la
participación
y
el
aprendizaje
activo
generan
actitudes
más
positivas
en
los
estudiantes
y
aumentan
su
motivación,
pues
“es
necesario
que
los
alumnos
se
sientan
competentes
para
aprender,
comprendan
los
contenidos
que
se
trabajan
en
clase,
cuenten
con
un
ambiente
en
el
aula
que
estimule
y
motive
sus
participaciones”
(Veliz
&
Pérez,
2004)
En
una
experiencia
a
reseñar
al
respecto,
se
diseñó
un
ambiente
de
aprendizaje
semipresencial
para
estudiantes
de
primer
semestre
de
Administración
de
la
Universidad
de
Panamá
sobre
factorización.
Los
resultados
evidenciaron
que
“se
puede
mejorar
el
proceso
de
aprendizaje
de
los
estudiantes,
si
se
diseñan
estrategias
que
impliquen
un
participación
más
activa
de
ellos.”
(Alvarado,
2010)
• Estadística
Aplicada,
donde
se
trabajan
los
temas
de
estadística
inferencial
El
equipo de
profesores
que
tiene
a
su
cargo
el
desarrollo
de
estas
asignaturas
cuenta
con
un
alto
grado
de
compromiso
con
el
aprendizaje
de
los
estudiantes.
Este
grupo
de
docentes
comparte
las
preocupaciones
respecto
a
cómo
incorporar
nuevas
estrategias
pedagógicas
que
permitan
dar
mayor
sentido
al
conocimiento
en
matemáticas
para
lograr
aprendizajes
más
duraderos
y
un
mayor
desarrollo
del
pensamiento
matemático
en
los
estudiantes.
La
enseñanza
de
matemáticas
en
el
pregrado
de
Administración
del
Cesa
no
ha
estado
exenta
de
las
dificultades
señaladas
en
otras
instituciones
similares,
respecto
a
las
actitudes
y
motivación
de
los
estudiantes,
falta
de
hábitos
de
estudio,
prácticas
docentes
con
potencial
de
actualizarse
y
contextualizarse,
un
currículo
poco
flexible
y
poco
contextualizado,
bajo
desarrollo
del
pensamiento
matemático,
entre
otros.
Las
estrategias
que
se
han
venido
adoptando
para
mejorar
la
pedagogía
de
las
matemáticas
han
incluido
la
creación
del
centro
SUMA,
la
participación
en
capacitaciones
de
formación
docente,
la
actualización
de
los
contenidos
y
metodologías
de
las
asignaturas
y
la
inclusión
de
proyectos
para
promover
el
aprendizaje
activo
y
colaborativo.
El
área
de
matemáticas
y
estadística
del
CESA,
con
el
respaldo
institucional,
ha
creado
el
centro
SUMA que
busca
el
desarrollo
del
pensamiento
matemático
y
estadístico
(pensamiento
numérico,
variacional
y
aleatorio),
aplicado
a
la
Administración
de
Empresas.
(CESA,
2018).
SUMA
fue
concebido
como
un
centro
de
apoyo
al
aprendizaje
estudiantil,
conforme
a
la
definición
propuesta
por
la
Universidad
de
Chile,
“orientado
a
brindar
apoyo
académico
a
los
estudiantes,
facilitando
la
nivelación
de
la
brecha
de
contenidos
que
traen
y
posibilitando
una
mejor
inserción
en
la
vida
universitaria.”
(Universidad
de
Chile,
2018)
Desde
el
inicio
de
su
operación
en
2015,
SUMA
ha
contado
con
un
equipo
de
docentes
tutores
dedicado
a
la
atención
de
estudiantes
que
asisten
para
solucionar
sus
preguntas
y
realizar
ejercicios
complementarios
que
refuercen
su
aprendizaje
en
los
temas
de
matemáticas
y
estadística.
En
la
actualidad
se
cuenta
con
la
información
histórica
de
asistencia
de
estudiantes
a
SUMA
y
está
en
curso
la
realización
de
un
estudio
en
el
cual
se
espera
medir
cuál
ha
sido
su
impacto
en
el
rendimiento
académico
de
los
estudiantes.
También
SUMA
ha
recopilado
información
sobre
las
actitudes
de
los
estudiantes
frente
a
las
matemáticas,
que
espera
difundir
con
los
docentes
próximamente.
SUMA
también
organizó
una
competencia
matemática
de
carácter
voluntario,
cuyos
premios
para
los
primeros
lugares
les
permitían
obtener
una
bonificación
pequeña
en
la
calificación
de
su
asignatura.
La
respuesta
de
los
estudiantes
fue
masiva,
en
gran
parte
motivados
por
la
calificación,
pero
de
todas
formas
fue
un
espacio
que
les
permitió
ejercitar
sus
competencias
matemáticas.
Por
otra
parte,
el
CESA
ha
creado
un
centro
de
Innovación
pedagógica
desde
2017,
en
el
cual
se
ha
configurado
un
equipo
de
personas
que
promueven
la
reflexión
y
actualización
de
las
prácticas
docentes.
Este
Centro,
además
de
brindar
asesorías
individuales
en
didáctica
a
los
docentes,
programa
capacitaciones
y
cursos
de
actualización
a
los
docentes
en
temas
de
enseñanza,
didáctica
y
evaluación.
Los
profesores
del
área
de
matemáticas
han
venido
participando
en
estas
capacitaciones.
En
la
actualidad
se
está
adelantando
el
proceso
de
implementación
de
un
nuevo
plan
de
estudios
en
el
pregrado
de
administración
de
empresas,
en
el
cual
se
propuso
una
renovación
curricular
de
los
cursos
tanto
de
matemáticas
como
de
las
demás
áreas.
En
particular,
los
cursos
de
matemáticas
se
están
diseñando
en
este
momento
con
un
enfoque
aplicado
a
la
administración,
en
el
que
se
vinculen
los
conceptos
matemáticos
a
problemas
relacionados
con
temas
de
mercadeo,
economía,
finanzas,
operaciones,
logística
y
gestión.
Una
estrategia
que
se
plantea
es
promover
el
aprendizaje
por
medio
de
proyectos
de
aplicación.
El
trabajo
por
proyectos
ha
mostrado
en
otras
instituciones
similares
resultados
favorables
en
cuanto
al
logro
de
resultados
de
aprendizaje
de
las
matemáticas.
(Masero,
Camacho,
M.,
&
Asián,
2017)
De
todas
maneras,
desde
hace
algún
tiempo
algunos
de
los
docentes
vienen
trabajando
con
estrategias
de
aprendizaje
activo
en
temas
puntuales
de
los
cursos.
El
tránsito
de
las
clases
centradas
en
el
contenido
matemático
a
las
clases
centradas
en
el
aprendizaje
se
viene
dando
gradualmente.
Cada
semestre
se
incluyen
más
aplicaciones
relacionadas
con
la
administración
en
los
cursos
de
matemáticas,
vinculadas
con
los
conceptos
matemáticos.
También
se
ha
llegado
a
un
porcentaje
asignado
en
la
evaluación
del
50%
para
los
problemas
aplicados.
Vale
la
pena
mencionar
algunas
de
las
actividades
de
aprendizaje
que
se
han
realizado
en
los
cursos
de
matemáticas:
• Para
evaluar
los
conceptos
relacionados
con
funciones
lineales
o
cuadráticas
y
sus
gráficas,
se
asigna
a
los
estudiantes
de
primer
semestre
un
proyecto
integrador
con
otra
de
sus
asignaturas,
Introducción
a
la
administración.
El
trabajo
grupal
consiste
en
recopilar
datos
de
una
empresa
a
la
cual
se
realiza
un
análisis
desde
su
parte
organizacional,
lo
cual
se
complementa
con
la
modelación
de
sus
ventas
como
funciones
lineales
o
cuadráticas
realizando
una
regresión
lineal
simple
con
Excel.
Este
proyecto
es
evaluado
tanto
por
el
profesor
de
Introducción
como
por
el
profesor
de
matemáticas.
Permite
a
los
estudiantes
realizar
su
primera
aproximación
a
la
modelación
matemática
y
reforzó
la
parte
conceptual
de
funciones
lineales
y
cuadráticas.
En
general,
ha
tenido
una
buena
recepción
por
parte
de
los
estudiantes
y
se
afianzaron
los
conceptos
matemáticos
estudiados.
• Como
parte
del
tema
de
ecuaciones
de
primer
grado,
se
ha
propuesto
a
los
estudiantes
el
proyecto
de
planear
una
idea
de
negocio
sencilla,
para
la
cual
se
deben
formular
ecuaciones
lineales
de
ingreso,
costos
y
utilidad
con
datos
lo
más
reales
posibles
para
encontrar
el
punto
de
equilibrio.
Este
trabajo
en
grupos
se
presenta
a
sus
compañeros
de
curso,
quienes
realizan
preguntas
y
participan
como
coevaluadores.
La
motivación
de
los
estudiantes
es
alta
en
esta
actividad
y
se
ha
corroborado
la
incorporación
del
concepto
en
evaluaciones
posteriores.
• Se
vienen
diseñando
talleres
con
los
estudiantes
orientados
a
construir
modelos
matemáticos
presentes
con
información
real,
por
ejemplo
con
el
Índice
de
Gini,
en
cálculo
integral;
con
la
función
logística
y
la
apropiación
de
nuevas
tecnologías,
en
cálculo
diferencial.
• Se
ha
propuesto
a
los
estudiantes
redactar
el
texto
de
un
problema
matemático
desde
una
situación
vivencial:
la
planeación
de
un
almuerzo
compartido,
la
organización
de
una
fiesta
o
un
viaje,
el
diseño
de
un
empaque
para
un
producto.
Se
ha
venido
trabajando
sobre
el
supuesto
de
que
los
problemas
y
proyectos
de
aplicación
en
contexto
plantean
desafíos
a
los
estudiantes
que
pueden
elevar
su
motivación
hacia
el
aprendizaje
de
las
matemáticas.
Estas
acciones
que
se
han
venido
implementando
no
han
sido
evaluadas
todavía,
por
lo
cual
no
se
cuenta
en
la
actualidad
con
indicadores
del
impacto
que
han
tenido.
Se
tiene
previsto
realizar
los
estudios
que
permitan
concluir
cómo
estos
cambios
en
el
currículo
y
las
metodologías
han
influido
en
el
aprendizaje
de
las
matemáticas
en
los
estudiantes
del
pregrado
en
Administración
del
CESA.
A
modo
de
conclusión
Es
responsabilidad
de
los
docentes
emplear
continuar
en
la
búsqueda
de
estrategias
didácticas
por
encima
del
aprendizaje
memorístico
de
fórmulas
o
la
ejecución
repetitiva
de
ejercicios
matemáticos
descontextualizados
para
lograr
aprendizajes
más
significativos
en
sus
estudiantes.
Es
también
útil
y
necesario
conocer
más
sobre
las
actitudes
hacia
la
matemática
de
los
estudiantes,
para
planear
actividades
que
generen
una
mayor
motivación
hacia
el
aprendizaje.
Puede
decirse
que
frente
a
la
problemática
en
la
enseñanza
de
las
matemáticas
en
Administración
de
Empresas
una
alternativa
valedera
consiste
en
cambiar
las
estrategias
didácticas
y
reorientarlas
hacia
el
aprendizaje
basado
en
problemas
y
en
proyectos;
así
como
el
aprendizaje
colaborativo
y
el
aprendizaje
activo,
como
lo
señalan
las
experiencias
presentadas
de
otras
instituciones.
Adicionalmente,
estas
estrategias
pedagógicas
deben
propender
por
redireccionar
la
enseñanza
de
las
matemáticas
desde
lo
formal
y
lo
teórico
hacia
lo
aplicado,
por
medio
de
la
actualización
y
contextualización
del
currículo.
En
el
CESA
las
estrategias
para
la
enseñanza
de
las
matemáticas
para
estudiantes
de
Administración
se
están
centrando
en
el
aprendizaje
activo
por
medio
de
proyectos
y
problemas
de
aplicación.
Queda
pendiente
realizar
y
completar
los
estudios
sobre
lo
que
se
viene
trabajando
en
el
CESA
para
reseñar
en
futuros
documentos
la
medición
del
impacto
de
las
acciones
que
se
han
venido
tomando.
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recorrido
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un
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curso
universitario
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y
dirección
de
empresas
.
IUFM.
Resumen
La
propuesta
metodológica
Aprendizaje
Basado
en
Problemas
(ABP)
se
ha
convertido
en
una
alternativa
atractiva
para
ejecutar
los
cambios
en
los
modelos
educativos
de
la
educación
superior,
en
particular
porque
su
entorno
de
aprendizaje
es
propicio
para
el
desarrollo
de
habilidades
de
pensamiento
de
orden
superior,
como
el
pensamiento
crítico.
Sin
embargo,
este
proceso
no
ocurre
de
manera
espontánea,
es
necesario
tomar
en
consideración
los
aspectos
del
modelo
que
pueden
influir
en
el
nivel
de
logro
cuando
se
tiene
el
objetivo
de
mejorar
estas
habilidades
en
la
formación
universitaria.
En
este
trabajo
se
analiza
los
aspectos
más
importantes
de
la
metodología
ABP
y
de
la
enseñanza
de
habilidades
de
pensamiento
crítico,
buscando
poner
en
evidencia
los
aspectos
más
sensibles
que
afectan
la
relación
vinculante
entre
ellos.
Se
discute
el
caso
de
las
modalidades
híbridas
ABP
y
se
muestran
algunos
resultados
de
investigación
que
sustentan
la
discusión.
Palabras
clave
ABP;
pensamiento
crítico;
habilidades
de
pensamiento
de
orden
superior;
enseñanza
universitaria.
account
the
aspects
of
the
model
that
can
influence
the
level
of
achievement
when
the
goal
is
to
improve
these
skills
in
university
education.
This
paper
analyzes
the
most
important
aspects
of
the
PBL
methodology
and
the
teaching
of
critical
thinking
skills,
seeking
to
highlight
the
most
sensitive
aspects
that
affect
the
binding
relationship
between
them.
The
case
of
hybrid
PBL
models
is
discussed
and
some
research
results
that
support
the
discussion
are
shown.
Key
words
PBL;
critical
thinking;
higher
order
thinking
skills;
higher
education.
Introducción
Sin
duda,
el
interés
por
la
innovación
educativa
ha
crecido
considerablemente
en
las
últimas
décadas
y,
en
particular,
en
la
educación
superior.
Muchas
instituciones
universitarias
han
replanteado
sus
modelos
educativos
con
el
propósito
de
garantizar
que
sus
egresados
cuenten
con
las
competencias
que
les
permitirán
incorporarse
a
su
entorno
laboral
y
aportar
a
la
solución
de
los
diferentes
problemas
de
la
sociedad.
Un
aspecto
destacable
en
este
proceso
de
transformación
es
la
especial
atención
que
ha
tomado
el
desarrollo
y
fortalecimiento
de
las
llamadas
competencias
genéricas,
a
la
par
de
aquellas
vinculadas
específicamente
a
la
disciplina
o
profesión.
Es
evidente
la
importancia
de
incorporar
al
modelo
educativo
el
desarrollo
de
habilidades
que
permitan
al
nuevo
profesional
enfrentar
con
éxito
diversas
situaciones,
en
las
que
deberá
por
ejemplo,
demostrar
capacidad
para
elaborar
juicios
a
partir
del
análisis
de
un
conjunto
de
hechos
o
evidencias
o,
tomar
decisiones
sobre
la
base
del
análisis
e
integración
de
los
diferentes
aspectos
que
pueden
estar
implicados
en
una
problemática
particular.
Esta
capacidad
está
asociada
directamente
al
desarrollo
y
uso
de
habilidades
de
pensamiento
de
orden
superior,
cabe
entonces
plantear
la
interrogante
¿de
qué
manera
se
puede
propiciar
el
desarrollo
de
estas
habilidades
en
el
modelo
educativo?
Existe
un
importante
consenso
de
opiniones
que
sugiere
que
para
promover
la
mejora
de
las
habilidades
de
pensamiento
de
orden
superior
es
necesario
crear
un
ambiente
de
aprendizaje
propicio
para
que
los
estudiantes
asuman
un
rol
activo
en
el
proceso.
Esto
supone
que
ellos
puedan
explorar
directamente
situaciones
problemáticas
complejas
por
medio
del
planteamiento
de
preguntas
abiertas
que
guíen
la
discusión,
el
intercambio
de
ideas
y
la
construcción
de
significados.
Es
importante
además
el
aspecto
social
del
proceso
de
aprendizaje
y,
por
ello,
se
promueve
el
desarrollo
de
actividades
grupales
que
brinden
oportunidades
para
que
los
estudiantes
puedan
reflexionar
acerca
de
sus
propios
procesos
de
razonamiento,
además
de
establecer
las
conexiones
y
la
aplicabilidad
entre
el
contenido
del
aprendizaje
logrado
y
la
vida
real.
De
esta
manera
se
establece
la
necesidad
de
un
cambio
desde
un
modelo
educativo
tradicionalmente
centrado
en
el
contenido,
a
otro
centrado
en
el
aprendizaje,
en
donde
el
estudiante
es
el
actor
principal
(Albaaly,
2012;
Marshall
&
Horton,
2011;
Miri,
David
&
Uri,
2007;
Snyder
&
Snyder,
2008).
La
propuesta
metodológica
Aprendizaje
Basado
en
Problemas
(ABP)
(Barrows,
1996)
se
ha
convertido
en
una
alternativa
atractiva
para
ejecutar
los
cambios
en
los
modelos
educativos
de
la
educación
superior.
Su
efectividad
está
condicionada
a
que
sea
asumida
con
las
implicancias
conceptuales
referentes
al
cambio
de
roles
del
docente
y
del
estudiante,
así
como
con
la
inserción
del
proceso
de
enseñanza
aprendizaje
en
el
contexto
complejo
de
la
realidad
en
la
cual
se
desarrolla
y
el
reconocimiento
de
la
naturaleza
cambiante
del
conocimiento.
El
contexto
de
aprendizaje
propiciado
por
el
ABP
permite
el
desarrollo
de
de
sus
representantes
más
emblemáticos.
El
modelo
fue
rápidamente
adoptado
por
otras
escuelas
de
medicina
y
posteriormente
por
muchas
disciplinas,
programas
e
instituciones.
Las
bases
teóricas
del
ABP
han
sido
analizadas
y
discutidas
con
mayor
profundidad
a
partir
de
los
1990’s,
sin
embargo
no
hay
una
posición
unánime
respecto
a
ellas,
lo
que
ha
ocasionado
que
en
la
literatura
el
modelo
haya
sido
definido
y
descrito
en
una
diversidad
de
formas
(Gijbels,
Dochy,
Van
den
Bossche
y
Segers,
2005;
Graaff
&
Kolmos,
2003;
Savery,
2006).
La
variedad
de
modalidades
de
adopción
de
la
metodología
está
condicionada
por
la
naturaleza
del
dominio
y
de
los
objetivos
específicos
de
los
programas
en
los
que
se
adscribe.
Sin
embargo,
se
hace
necesario
formular
una
definición
básica
o
un
modelo
central
que
sirva
de
base
de
comparación
con
otros
métodos
educativos
y,
para
ello,
la
referencia
más
frecuente
es
Howard
Barrows,
quien
describe
las
características
centrales
del
modelo
de
la
siguiente
manera
(Barrows,
1996;
Hmelo-‐Silver
&
Barrows,
2006):
• El
ABP
es
un
enfoque
centrado
en
el
estudiante,
quien
es
el
que
determina
lo
que
necesita
aprender.
Corresponde
a
los
alumnos
identificar
los
aspectos
clave
de
los
problemas
que
enfrentan,
definir
sus
necesidades
de
conocimiento
y
emprender
la
búsqueda
del
conocimiento
faltante.
• El
aprendizaje
se
produce
en
grupos
pequeños
de
estudiantes,
que
llegan
a
conformar
una
pequeña
comunidad
de
investigación,
en
donde
los
participantes
se
escuchan
entre
sí,
están
abiertos
a
diferentes
puntos
de
vista
y
pueden
trabajar
en
colaboración
para
llegar
a
conclusiones
razonables.
• Los
problemas
que
inician
el
proceso
se
presentan
desestructurados
y
con
un
cierto
nivel
de
incertidumbre
para
promover
que
los
estudiantes
pongan
en
práctica
no
solo
múltiples
razonamientos
vinculados
a
las
posibles
causas
del
problema,
sino
también
múltiples
razonamientos
relacionados
a
la
forma
de
resolverlo.
• La
selección
de
problemas
debe
realizarse
en
función
de
su
autenticidad,
lo
que
implica
que
estén
alineados
a
la
práctica
profesional
o
al
mundo
real.
• Los
profesores
actúan
como
facilitadores
y
tutores
planteando
a
los
estudiantes
los
tipos
de
preguntas
metacognitivas
que
esperan
que
los
estudiantes
aprendan
a
formularse
a
sí
mismos,
de
tal
manera
que
la
intervención
del
tutor
sea
cada
vez
menor.
La
adopción
del
ABP
en
las
diferentes
instituciones,
facultades
y
disciplinas,
se
ha
realizado
mediante
un
proceso
de
adaptación
a
las
características
propias,
contextos
y
necesidades
de
cada
una
de
ellas,
por
lo
que
podría
decirse
que
hay
tantas
modalidades
de
ABP
como
implementaciones
reportadas.
Savin-‐Baden
(2000)
describe
cinco
modelos
ABP
en
función
de
los
objetivos
de
aprendizaje
que
guían
el
diseño
del
escenario
problemático
correspondiente.
Estos
van
desde
objetivos
específicos
acotados
al
contenido
de
una
asignatura,
hasta
objetivos
abiertos
al
conocimiento
interdisciplinario,
necesario
para
el
análisis
y
la
solución
de
problemas.
El
diseño
de
los
problemas
varía
desde
escenarios
restringidos
a
respuestas
correctas,
hasta
escenarios
desestructurados
y
de
respuesta
abierta.
Es
así
que
el
modelo
puede
ser
adoptado
en
la
institución
como
un
enfoque
holístico
o
parcial
del
currículum,
aproximándose
más
cercanamente
al
modelo
original
de
McMaster,
denominado
también
la
forma
pura
del
ABP.
La
otra
opción,
que
es
bastante
frecuente,
es
la
adopción
como
estrategia
o
técnica
didáctica
en
uno
o
varios
módulos
de
disciplinas
o
asignaturas
aisladas
pertenecientes
a
un
currículum
convencional.
La
literatura
señala
como
principales
metas
de
la
adopción
del
ABP
en
la
educación
superior,
las
siguientes
(Duch
et
al.,
2001;
Hmelo-‐Silver,
2004):
ABP
y
pensamiento
crítico
Dos
componentes
cruciales
para
promover
el
desarrollo
de
habilidades
de
pensamiento
crítico
en
la
metodología
ABP
son
el
diseño
del
problema
y
el
desarrollo
del
proceso.
El
problema
El
escenario
o
problema
ABP
constituye
el
reto
inicial
y
motivador
del
proceso
de
aprendizaje
y,
como
tal,
debe
cumplir
con
un
conjunto
de
características
que
aseguren
el
involucramiento
del
estudiante
en
la
construcción
de
su
aprendizaje
y
el
despliegue
de
las
habilidades
necesarias
para
proponer
y
sustentar
propuestas
de
solución.
El
modelo
3C3R,
propuesto
por
Hung
(2006),
grafica
muy
claramente
los
aspectos
a
considerar
en
el
diseño
de
un
problema
ABP
(ver
Figura
1).
Figura
1.
Modelo
3C3R
para
el
diseño
de
problemas
ABP
(Hung,
2006)
Los
componentes
centrales
del
modelo:
contenido,
contexto
y
conexión,
tienen
como
funciones
principales
establecer
las
bases
del
problema,
de
tal
manera
que
guarden
relación
directa
con
las
metas
y
objetivos
de
aprendizaje
previstos;
contextualizar
el
dominio
de
conocimiento
y,
además,
guiar
a
los
estudiantes
a
construir
marcos
conceptuales
integrados.
El
componente
de
contenido
debe
asegurar
la
alineación
apropiada
entre
el
alcance
del
problema
y
los
contenidos
curriculares
en
amplitud
y
profundidad.
El
alcance
debe
ser
ajustado
adecuadamente
para
que
el
aprendizaje
del
estudiante
se
produzca
de
acuerdo
al
objetivo
trazado,
en
cuanto
al
área
de
conocimiento
y
a
las
habilidades
intelectuales
necesarias
para
alcanzarlo.
Debe
haber
un
balance
entre
el
nivel
de
profundidad,
complejidad
y
desestructuración
del
problema.
Si
para
resolver
un
escenario
propuesto
se
requiere
únicamente
de
información
básica,
la
necesidad
y
motivación
del
estudiante
para
profundizar
en
el
tema
desaparecen.
Cuanto
mayor
desestructuración
tenga
el
problema
se
multiplicarán
los
mecanismos
de
razonamiento
y
las
alternativas
de
solución
y,
con
ello,
se
brindará
al
estudiante
la
oportunidad
de
explorar
diferentes
alternativas
de
análisis.
En
consecuencia,
la
comprensión
del
dominio
será
más
profunda.
El
contexto
asegura
que
la
situación
planteada
sea
auténtica
(real
o
realista)
y
además
relevante
para
el
área
profesional
en
la
que
se
forma
el
estudiante,
sus
intereses
personales
o
su
vida
como
miembro
de
la
sociedad.
La
singularidad
de
un
escenario
real
o
realista
desencadenará
diferentes
formas
de
razonamiento
que
el
estudiante
deberá
tomar
en
cuenta.
Para
ello,
es
necesario
que
se
preste
cuidado
en
la
validez
del
contexto
en
el
que
se
sitúa
el
problema.
Un
escenario
médico,
por
ejemplo,
no
sería
válido
para
estudiantes
de
ingeniería
civil.
El
componente
de
conexión
facilita
que
los
estudiantes
logren
integrar
el
conocimiento
e
interconectar
los
conceptos
de
tal
forma
de
establecer
una
red
conceptual
del
tema.
A
menudo,
el
problema
ABP
está
diseñado
en
etapas,
que
se
irán
planteando
gradual
y
secuencialmente.
Cada
nueva
etapa
proporciona
al
estudiante
información
adicional
que
se
deberá
relacionar
con
las
etapas
anteriores
y
que
le
permitirá
replantear
su
propuesta
de
solución.
Así
mismo,
se
promueve
que
el
estudiante
comprenda
cómo
los
conceptos
o
variables
pueden
manifestarse
en
diferentes
situaciones
y
evidenciar
su
interrelación.
Los
componentes
de
procesamiento:
investigación,
razonamiento
y
reflexión,
facilitan
la
implicación
consciente
y
significativa
del
estudiante
en
su
proceso
de
aprendizaje.
Son
los
elementos
dinámicos
del
modelo,
ya
que
actúan
como
activadores
para
que
los
estudiantes
obtengan
provecho
de
los
componentes
centrales,
además
de
regular
el
nivel
de
los
procesos
cognitivos
de
acuerdo
a
sus
capacidades.
La
investigación
activa
los
componentes
centrales,
promueve
el
desarrollo
de
habilidades
para
la
búsqueda
y
procesamiento
de
información,
facilita
las
conexiones
conceptuales
durante
el
aprendizaje
del
estudiante
y
soporta
los
procesos
de
razonamiento
y
reflexión.
El
componente
de
razonamiento
promueve
la
aplicación
del
conocimiento
adquirido
a
partir
de
la
investigación
y
el
desarrollo
de
habilidades
para
la
solución
de
problemas.
El
estudiante
profundiza
y
expande
su
comprensión
conceptual.
Los
procesos
de
investigación
y
razonamiento
ocurren
de
manera
simultánea
y
reiterativa
y
se
complementan
mutuamente.
Las
actividades
cognitivas
involucradas
en
estos
dos
procesos
son
habilidades
de
pensamiento
de
orden
superior.
En
la
Figura
2
se
representan
diferentes
ajustes
de
nivel
de
las
habilidades
de
investigación
y
de
razonamiento
que
pueden
darse
en
el
diseño
de
un
escenario
ABP.
Los
casos
que
se
muestran
corresponden
a
situaciones
extremas
de
bajo
o
alto
nivel
de
habilidad
y
sus
posibles
combinaciones.
Los
problemas
altamente
desestructurados
y
con
poca
información
acerca
del
conocimiento
necesario
para
abordarlos
se
ubican
en
el
caso
en
el
que
los
estudiantes
deben
desplegar
un
alto
nivel
de
habilidades
para
la
investigación
y
para
el
razonamiento.
Por
el
contrario,
los
escenarios
que
presentan
casos
específicos
para
situar
el
problema,
en
donde
es
evidente
el
contenido
conceptual
que
debe
aplicarse
para
proponer
soluciones
que
normalmente
tienen
un
rango
acotado
de
alternativas,
corresponden
a
situaciones
en
donde
tanto
el
nivel
de
habilidades
de
investigación
como
de
razonamiento
requeridos
son
bajos.
El
componente
de
reflexión
actúa
como
un
elemento
guía
para
la
metacognición,
optimiza
el
proceso
ABP
asegurando
el
máximo
efecto
de
los
otros
componentes.
La
reflexión
ayuda
a
los
estudiantes
no
solamente
a
integrar
lo
aprendido,
sino
que
va
más
allá
del
alcance
del
problema
y
cultiva
en
los
estudiantes
el
hábito
de
desarrollar
y
utilizar
sus
habilidades
para
el
aprendizaje
auto-‐dirigido
y
para
toda
la
vida.
Figura
2.
Interacción
de
los
componentes
de
investigación
y
razonamiento
en
el
modelo
3C3R
(adaptado
de
Hung
(2006))
El
proceso
El
proceso
se
inicia
con
la
presentación
del
problema
a
los
estudiantes.
Se
espera
que
ellos
organicen
sus
ideas
con
respecto
a
la
situación
planteada,
que
identifiquen
su
naturaleza
y
los
factores
o
aspectos
involucrados
en
ella.
Luego
de
una
primera
lluvia
de
ideas,
los
grupos
de
estudiantes
las
analizan
de
forma
crítica,
para
identificar
los
aspectos
que
se
relacionan
con
sus
conocimientos
previos
sobre
el
tema,
así
como
los
aspectos
que
no
entienden
y
para
los
cuales
necesitan
adquirir
nuevos
conocimientos.
En
la
siguiente
etapa,
los
estudiantes
se
organizan
para
buscar,
revisar
y
sistematizar
la
nueva
información.
Es
aquí
donde
se
presentan
algunas
diferencias
en
la
forma
de
implementación
del
ABP.
Según
la
naturaleza
y
objetivos
del
curso,
el
número
y
nivel
académico
de
los
estudiantes,
los
recursos
disponibles,
entre
otros
aspectos;
el
diseño
del
proceso
podrá
considerar
un
camino
más
cercano
al
modelo
original
de
McMaster,
en
donde
el
trabajo
de
los
grupos
de
estudiantes
se
realiza
de
una
forma
más
autónoma,
siendo
el
rol
del
profesor
el
de
un
tutor
o
consultor.
Otras
alternativas
implican
una
mayor
intervención
del
profesor,
en
las
denominadas
modalidades
híbridas.
Estas
aproximaciones
son
más
sensibles
a
los
factores
externos
(institucionales,
administrativos,
curriculares)
y
ello
puede
afectar
al
logro
de
los
objetivos
esperados,
especialmente
en
el
desarrollo
de
habilidades
de
pensamiento
de
orden
superior.
Por
lo
general,
las
modalidades
híbridas
conservan
el
componente
de
trabajo
en
grupos
colaborativos,
el
uso
de
escenarios
(con
mayor
o
menor
grado
de
complejidad
y
estructuración)
y
el
rol
de
facilitador
del
profesor
de
manera
parcial,
limitándose
a
algunos
momentos
del
proceso
ya
que
mantiene
el
control
en
cierto
grado.
Comúnmente,
el
profesor
estructura
el
proceso
de
aprendizaje
a
través
de
actividades
individuales
o
grupales
pre-‐diseñadas,
demostraciones
en
aula,
clases
expositivas,
etc.
En
la
última
etapa,
el
grupo
aplica
el
nuevo
conocimiento
al
problema
inicial,
verificando
si
sus
primeros
planteamientos
pueden
ser
reordenados
o
redefinidos
en
función
de
lo
aprendido.
Luego
de
ello
estarán
en
capacidad
de
formular
y
argumentar
sus
propias
propuestas
de
solución.
El
pensamiento
crítico
no
es
una
habilidad
innata,
requiere
de
aprendizaje,
entrenamiento
y
práctica.
El
entorno
de
aprendizaje
en
el
ABP
es
propicio
para
cultivar
y
fortalecer
estas
habilidades,
por
lo
que
estos
objetivos
deben
formar
parte
intencionada
en
el
proceso.
En
ese
sentido,
el
docente
cumple
el
rol
de
un
aprendiz
experto
con
la
capacidad
de
modelar
buenas
estrategias
para
el
aprendizaje
y
el
razonamiento
(Hmelo-‐Silver
&
Ferrari,
1997).
Las
estrategias
propuestas
para
la
enseñanza
de
habilidades
de
pensamiento
crítico
sugieren
comúnmente
crear
el
hábito
en
el
aprendiz
de
plantearse
interrogantes
de
tipo
metacognitivo.
Al
inicio
del
proceso,
el
docente
modela
esta
práctica
proponiendo
el
tipo
de
preguntas
que
se
espera
el
estudiante
pueda
plantear
por
sí
mismo
en
algún
momento.
Por
ejemplo:
¿qué
preguntas
podrías
plantear
frente
a
esta
situación?
¿Cuál
piensas
que
es
el
problema
en
este
caso?
¿Por
qué
razón
optas
por
esa
alternativa?
¿Cuáles
son
las
implicancias
de
la
situación?
¿Cómo
estás
enfocando
el
tema?
¿Podría
enfocarse
de
una
manera
distinta?
¿Estás
de
acuerdo
con
lo
que
ha
explicado
tu
compañero?
Conforme
el
estudiante
vaya
ganado
experiencia
en
esta
práctica,
la
intervención
del
docente
debe
disminuir.
Es
en
este
momento
en
que
el
trabajo
colaborativo
en
grupos
cobra
especial
relevancia,
pues
permite
que
los
estudiantes
puedan
comparar
y
compartir
sus
estrategias
de
razonamiento
con
sus
pares,
mejorando
así
conjuntamente
sus
habilidades
(Hmelo-‐Silver
&
Ferrari,
1997;
Snyder
&
Snyder,
2008).
Facione
(2007)
analiza
de
manera
vinculante
las
habilidades
para
la
solución
de
problemas
y
las
de
pensamiento
crítico
y
propone
una
estrategia
de
5
etapas,
que
las
resume
con
el
nombre
de
IDEAS
(Identify,
Determine,
Enumerate,
Assess,
Scrutinize).
En
la
primera
etapa
se
identifica
el
problema
y
se
establecen
prioridades
para
abordarlo.
El
estudiante
tiene
ocasión
de
utilizar
sus
habilidades
para
interpretar
situaciones,
datos,
procedimientos,
etc.
Luego
determina
la
información
relevante,
define
el
contexto
que
enmarca
el
problema
y
profundiza
la
comprensión
del
mismo.
Para
ello,
el
estudiante
debe
esbozar
sus
primeras
hipótesis,
asegurando
los
elementos
necesarios
para
llegar
a
conclusiones
razonables
en
relación
al
problema.
Con
mayor
claridad,
en
la
siguiente
etapa
se
enumera
las
rutas
alternativas
para
buscar
una
solución,
haciendo
uso
de
las
habilidades
para
identificar
relaciones
entre
las
diferentes
piezas
de
información
disponibles.
A
continuación
se
recurre
a
las
habilidades
de
análisis
y
evaluación
para
poder
examinar
las
alternativas
propuestas
y
tomar
una
decisión
preliminar,
la
cual
debe
fundamentarse
con
argumentos
construidos
en
base
a
las
evidencias,
al
conocimiento
involucrado,
así
como
a
los
aspectos
metodológicos
y
contextuales.
Finalmente,
se
examina
cuidadosamente
todo
el
proceso
y
se
auto-‐corrige
lo
que
sea
necesario,
aplicando
habilidades
para
monitorear
conscientemente
las
propias
actividades
cognitivas.
En
la
Figura
3
se
representa
el
proceso
ABP
y
las
preguntas
inherentes
al
proceso
que
pueden
propiciar
la
puesta
en
acción
de
habilidades
de
pensamiento
crítico.
Figura
3.
El
proceso
ABP
y
su
relación
vinculante
con
las
habilidades
de
pensamiento
crítico
(elaboración
propia)
Algunos
resultados
de
investigación
La
adopción
de
modalidades
híbridas
ABP
es
bastante
frecuente,
en
ellas
el
grado
de
autonomía
del
estudiante
depende
del
nivel
de
aproximación
al
modelo
original.
Las
limitaciones
de
los
modelos
híbridos
son
mayores
cuando
se
aplican
en
una
asignatura
específica
en
un
currículum
convencional.
Nuestro
interés
se
centró
en
determinar
de
qué
manera
influía
el
modelo
de
adopción
de
ABP
en
el
desarrollo
de
habilidades
de
pensamiento
crítico.
Para
ello
se
tomó
de
referencia
un
modelo
híbrido
aplicado
por
varios
años
(2008
–
2016)
en
un
curso
de
Química
General
de
primer
año
de
Ciencias
e
Ingeniería
de
una
universidad
peruana.
Este
modelo
fue
diseñado
tomando
en
consideración
que
los
estudiantes
al
inicio
de
su
formación
universitaria
no
mostraban
mayor
experiencia
en
el
uso
de
habilidades
para
el
aprendizaje
autónomo,
por
tanto
se
mantuvo
un
nivel
moderado
de
control
del
docente
y
un
grado
de
moderado
a
alto
en
la
estructuración
del
escenario
ABP.
Para
cada
unidad
temática
del
curso
se
usaba
un
escenario
relacionado
estrechamente
con
el
contenido,
pero
que
involucraba
que
el
estudiante
realizara
algunas
actividades
de
investigación.
El
problema
implicaba
la
posibilidad
de
optar
por
diferentes
alternativas
de
solución
y,
por
lo
general,
el
estudiante
debía
tomar
decisiones
fundamentadas
con
argumentos
al
finalizar
el
proceso.
Un
esquema
del
modelo
se
muestra
en
la
Figura
4.
Figura
4.
Modelo
híbrido
ABP
aplicado
en
un
curso
de
Química
General
de
primer
año
de
Ciencias
e
Ingeniería
de
una
universidad
peruana
(elaboración
propia)
En
un
primer
estudio
(Morales
Bueno,
2016)
se
trabajó
con
tres
grupos
de
estudiantes
que
llevaron
el
curso
en
los
años
2010,
2011
y
2012
respectivamente.
La
edad
promedio
de
los
tres
grupos
era
18
años
y
su
composición
en
función
del
sexo
era
67.6%
varones
y
32.4%
mujeres.
La
evaluación
de
las
habilidades
de
pensamiento
crítico
se
realizó
mediante
el
test
PENCRISAL
(Rivas,
Morales
Bueno
&
Saiz,
2014)
que
considera
cinco
dimensiones:
razonamiento
deductivo,
razonamiento
inductivo,
razonamiento
práctico,
toma
de
decisiones
y
solución
de
problemas.
El
test
fue
aplicado
al
finalizar
el
semestre
en
cada
caso.
En
la
Figura
5
se
muestra
los
resultados
obtenidos,
expresados
como
porcentaje
del
puntaje
máximo,
en
cada
dimensión,
para
cada
grupo
participante.
Puede
observarse
que
los
tres
grupos
muestran
perfiles
dimensionales
similares,
siendo
la
dimensión
solución
de
problemas
la
que
logra
el
mayor
puntaje
y
se
diferencia
significativamente
de
las
otras
de
acuerdo
a
los
resultados
del
ANOVA
aplicado
para
identificar
diferencias
entre
las
dimensiones
del
test
en
cada
grupo.
Figura
5.
Resultados
obtenidos
en
el
test
PENCRISAL
por
los
tres
grupos
participantes:
2010
(N
=
48),
2011
(N
=
49),
2012
N
=
57)
En
un
segundo
estudio
(Morales
Bueno,
Rivas
&
Saiz,
2017),
se
comparó
los
resultados
obtenidos
para
el
grupo
2012
con
los
de
uno
de
los
grupos
participantes
del
programa
ARDESOS
de
la
U.
de
Salamanca.
Como
se
ha
señalado,
este
es
un
programa
de
enseñanza
directa
de
habilidades
de
pensamiento
crítico.
El
grupo
español
tenía
una
edad
promedio
de
19
años
y
su
composición
era
80.3
%
varones
y
19.7
%
mujeres.
Se
comparó
las
diferencias
entre
los
puntajes
de
post
y
pre-‐test
obtenidos
con
el
PENCRISAL
en
ambos
grupos.
En
la
Figura
6
se
muestran
los
resultados.
Se
puede
observar
que
las
diferencias
entre
post
y
pre-‐test
fueron
mayores
para
el
grupo
ARDESOS
en
las
dimensiones
razonamiento
deductivo,
razonamiento
practico,
toma
de
decisiones
y
en
el
puntaje
total.
El
grupo
ABP
híbrido
superó
al
primero
únicamente
en
la
dimensión
solución
de
problemas.
Todas
las
diferencias
mencionadas
fueron
significativas.
Los
resultados
obtenidos
sustentan
lo
que
se
ha
venido
discutiendo
a
lo
largo
de
este
trabajo,
que
la
enseñanza
intencionada
y
explícita
de
habilidades
de
pensamiento
crítico
permite
alcanzar
mayores
niveles
de
logro.
En
el
caso
de
las
modalidades
híbridas
ABP,
por
lo
general
se
da
prioridad
al
aprendizaje
relacionado
con
el
contenido
y
con
el
desarrollo
de
algunas
habilidades
como
las
de
trabajo
en
equipo,
búsqueda
de
información
y
solución
de
problemas.
Las
habilidades
de
pensamiento
crítico
se
trabajan
de
manera
indirecta
por
lo
que
no
se
puede
asegurar
que
tengan
el
desarrollo
esperado
en
el
marco
de
un
proceso
ABP.
Figura
6.
Resultados
obtenidos
para
las
diferencias
entre
post
y
pre-‐test
con
el
PENCRISAL
por
los
grupos
ARDESOS
(N
=
61)
y
ABP
híbrido
2012
(N
=
57)
Conclusiones
La
interrogante
que
ha
guiado
el
desarrollo
de
este
trabajo
se
ha
enfocado
en
poner
en
evidencia
los
puntos
de
encuentro
de
las
características
de
la
metodología
ABP
y
de
las
dimensiones
de
la
enseñanza
de
habilidades
de
pensamiento.
A
lo
largo
de
la
discusión
realizada
ha
quedado
claro
que
existen
aspectos
bastantes
sensibles
que
pueden
contribuir,
o
no,
a
que
estos
puntos
de
encuentro
se
conviertan
en
espacios
en
donde
se
establezca
relaciones
vinculantes
entre
ellos
y
que
redunden
en
la
mejora
del
pensamiento
crítico
de
los
estudiantes.
Un
primer
punto
es
la
necesidad
de
que
la
enseñanza
de
habilidades
de
pensamiento
se
ubique
en
un
contexto
educativo
centrado
en
el
estudiante,
en
el
que
se
priorice
su
actividad
durante
el
proceso
de
aprendizaje.
Sin
embargo,
esto
no
debe
entenderse
como
un
simple
incremento
del
activismo
en
la
práctica
pedagógica.
La
actividad
implicada
en
una
metodología
como
el
ABP
refiere
al
uso
consciente
y
reflexivo
de
las
habilidades
de
pensamiento,
además
del
despliegue
y
desarrollo
de
habilidades
para
la
investigación,
la
comunicación
y
el
trabajo
en
equipo.
En
consecuencia,
la
planificación
de
la
enseñanza
debe
incluir
como
meta
el
aprendizaje
y
desarrollo
del
pensamiento
de
orden
superior,
además
del
aprendizaje
de
contenidos
y
de
estrategias
para
la
solución
de
problemas.
El
escenario
o
problema
ABP
es
uno
de
los
componentes
críticos
a
considerar
en
esta
intención.
Como
se
ha
descrito,
es
deseable
que
en
el
diseño
del
escenario
exista
una
articulación
armoniosa
entre
los
componentes
centrales
(contenido,
contexto
y
conexión)
y
los
componentes
vinculados
estrechamente
con
las
habilidades
de
razonamiento,
investigación
y
reflexión.
En
este
sentido,
el
nivel
de
complejidad
y
desestructuración
va
de
la
mano
con
el
grado
de
autonomía
que
puede
disponer
el
estudiante
para
involucrarse
en
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caso
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y
afrocolombianos
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de
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DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.323221
Políticas
de
integración
en
la
educación
universitaria.
El
caso
de
indígenas
y
afrocolombianos
y
el
problema
de
la
deserción
César
Augusto
Delgado
García1,
Rafael
Alberto
Méndez
Romero2
1
Departamento
de
Matemáticas,
Universidad
del
Valle
2
Departamento
de
Matemáticas
Aplicadas
y
Ciencias
de
la
Computación,
Universidad
del
Rosario
Resumen
Para
superar
rupturas
del
modelo
educativo
que
influyen
en
la
deserción
en
el
sistema
de
educación
universitario,
acordamos
realizar
una
intervención
matriculando
a
los
estudiantes
indígenas
y
afrocolombianos
admitidos
en
el
2006-‐II
a
los
diferentes
programas
de
ingeniería
que
ofrece
la
Universidad
del
Valle
en
los
cursos
de
cálculo.
La
experiencia
se
da
como
un
proceso
de
investigación–intervención
que
se
diseñó
e
implementó
con
el
objetivo
de
proporcionar
una
oportunidad,
real
y
no
solo
legal
a
los
estudiantes
que
ingresan
por
condición
de
excepción
étnica
a
los
planes
de
ingenierías,
de
acceder
a
los
conocimientos
científicos
y
tecnológicos
de
que
se
ocupa
dicha
universidad.
Palabras
clave
Deserción;
modelo
educativo;
contrato
didáctico;
evaluación.
Contacto:
Rafael
Alberto
Méndez
Romero,
rafael.mendez@urosario.edu.co,
Edificio
Cabal,
Carrera
6
#
12C-‐16,
oficina
504
–
Bogotá,
Colombia
César
Augusto
Delgado
García
y
Rafael
Alberto
Méndez
Romero
El
modelo
educativo
tradicional
dominante
a
nivel
mundial
está
orientado
por
un
paradigma
didáctico
que
Yves
Chevallard
(2015)
llama
metafóricamente
«Monumentalista»
haciendo
referencia
a
una
enseñanza
centrada
en
contenidos:
«obras
matemáticas»
respuestas
a
cuestiones
que
se
plantearon
en
el
pasado.
De
esta
manera,
las
problemáticas
y
el
proceso
de
elaboración
de
las
respuestas
a
las
cuestiones
se
hacen
invisibles
en
la
enseñanza.
Así,
el
docente
es
el
protagonista
de
la
clase,
está
«obligado»
a
explicar,
validar
y
«transmitir»
el
saber
institucionalizado.
En
consecuencia
el
alumno
tiene
pocas
oportunidades
de
ser
el
constructor
de
la
obra
matemática,
su
papel
será
el
de
comprender,
reproducir
y
aplicar
las
respuestas
que
le
proporciona
su
profesor.
La
Formación
Matemática
(FM):
Es
un
sistema
complejo
adaptativo
de
comportamiento.
Se
construye,
a
lo
largo
de
la
vida
del
sujeto,
por
experiencias
de
todo
tipo
y
se
estructura
en
actitudes
y
valores;
campos
conceptuales,
capacidades,
habilidades
y
competencias
intelectuales
asociadas
a
la
actividad
matemática.
Evoluciona
por
la
maduración
y
el
aprendizaje.
Determina
tanto
el
ritmo
de
aprendizaje
como
las
condiciones
y
restricciones
que
deben
tomarse
en
consideración
para
la
construcción
de
la,
así
llamada
por
Lev
Vygotsky
(1996,
pp.
181-‐186),
Zona
de
Desarrollo
Próximo
(ZDP)
que
favorece
el
aprendizaje
de
conocimiento
matemático
en
un
momento
dado.
Aquí
entendemos
el
aprendizaje
como
el
producto
de
un
proceso
de
autoorganización
que
resulta
del
comportamiento
(i.e.
el
aprendizaje
como
la
modificación
de
la
experiencia
por
efecto
del
comportamiento)
y
APRENDER
es
adaptarse
a
situaciones
nuevas.
Las
condiciones
de
estudio
(CE):
Se
refieren
al
capital
académico
y
cultural:
Hábitos
y
habilidades
de
estudio,
tiempo
dedicado
a
la
actividad
de
estudio,
ambiente
sociocultural.
Determina
el
nivel
de
concentración
y
esfuerzo
reales
que
alcanza
el
alumno
en
el
estudio
de
un
curso.
Rupturas
entre
el
ME
y
la
FM
• Ruptura
I:
El
ME
es
retórico,
rígido,
centrado
en
contenidos
y
recargado.
No
reconoce
la
heterogeneidad
de
la
FM
de
los
estudiantes
que
ingresan
a
la
Universidad
• Ruptura
II:
El
ME
No
actúa
sobre
las
deficiencias
reales
del
estudiante
y
por
lo
tanto
su
efecto
en
la
FM
es
restringido.
Rupturas
entre
la
FM
y
las
CE
• Ruptura
III:
Las
CE
limitan
la
evolución
de
la
FM
al
ritmo
que
demanda
el
estudio
en
las
IES.
Rupturas
entre
el
ME
y
las
CE
• Ruptura
IV:
La
estrategia
retórica
del
ME
no
provee
formas
de
seguimiento
de
la
actividad
matemática
del
estudiante
y
en
consecuencia
tiene
un
bajo
impacto
en
las
CE.
• Ruptura
V:
El
ME
impone
un
tiempo
didáctico
que
es
diferente
al
ritmo
de
aprendizaje
condicionado
por
las
CE.
El
desfase
entre
el
ritmo
de
exposición
del
Profesor
y
el
ritmo
del
aprendizaje
del
alumno
es
consecuencia
de
las
rupturas
I
y
II.
Figura
No.1.
Elementos
determinantes
del
aprovechamiento
estudiantil
y
las
principales
rupturas
que
originan
estados
de
funcionamiento
no
deseables
del
sistema
Nuestra
convicción
y
los
estudios
que
hemos
realizado
en
el
pasado,
como
la
experiencia
de
los
Cursos
Piloto,
que
es
objeto
de
este
artículo,
nos
indican
que
es
posible
enfrentar
institucionalmente
a
estas
rupturas
y
de
esta
manera
no
sólo
disminuir
la
deserción
sino
potenciar
el
desarrollo
de
las
competencias
generales
y
profesionales
de
los
egresados
de
la
Educación
Universitaria.
Los
Cursos
Piloto
como
una
respuesta
a
la
tensión
no
deseable,
desde
una
perspectiva
basada
en
proyectos
La
apuesta
por
el
aprendizaje
basado
en
proyectos
pone
al
estudiante
en
el
centro
y
le
hace
enfrentarse
a
problemas
de
la
vida
cotidiana
en
donde,
al
estudiarlos
y
aproximarse
a
su
solución,
moviliza
competencias
y
contenidos,
interiorizando,
así,
saberes
y
generando
nuevo
conocimiento
significativo.
En
este
tipo
de
aprendizaje,
se
hacen
visibles
tres
principios
constructivistas
esenciales
(Cocco,
2006):
1. El
aprendizaje
ocurre
en
un
contexto
específico,
en
cuanto
“cada
alumno
estructura
su
conocimiento
del
mundo
a
través
de
un
patrón
único,
conectando
cada
nuevo
hecho,
experiencia
o
entendimiento
en
una
estructura
que
crece
de
manera
subjetiva
y
que
lleva
al
aprendiz
a
establecer
relaciones
racionales
y
significativas
con
el
mundo”
(Abbott
y
Terence,
1999).
2. Los
estudiantes
participan
activamente
en
el
proceso
de
aprendizaje,
ya
que
se
enfatiza
en
la
construcción
del
aprendizaje,
en
lugar
de
la
tradicional
reproducción
del
mismo,
máxime
cuando
la
reflexión
de
las
experiencias
es
un
pilar
fundamental
y
Culturas»,
de
trabajar
con
los
indígenas
y
afrocolombianos
que
ingresaron
por
régimen
de
excepción
en
el
II
semestre
de
2006
con
la
meta
de
bajar
la
deserción
de
esta
población
que
en
los
dos
primeros
semestres
históricamente
superaba
el
60%.
Estrategia
didáctica
socioconstructiva
Respecto
a
las
prácticas
de
enseñanza
Nosotros
propusimos
abandonar
el
papel,
que
el
paradigma
de
la
didáctica
monumentalista
le
asigna
al
profesor,
de
transmitir
obras
matemáticas
y,
a
cambio,
asumir
la
función
como
diseñador
de
situaciones
«adidácticas»
o
«problémicas»
que
demandan
la
acción
del
estudiante
y
generan
la
necesidad
de
construir
respuestas
a
cuestiones
cuya
solución
sólo
es
posible
por
un
proceso
creativo
de
conocimientos
necesarios
para
alcanzar
el
éxito
de
la
acción,
proceso
que
está
a
cargo
del
alumno
y
que
se
apoya,
según
la
teoría
de
situaciones
de
Guy
Brousseau
(1997),
con
la
«mediación
didáctica»
del
profesor;
cuyas
acciones,
se
orientan
a
gestionar
«situaciones
didácticas»
a
fin
de
producir
«devoluciones
de
problema»
a
los
alumnos
con
el
objetivo
de
provocar
conflictos
cognitivos
entre
el
conocimiento
del
alumno
y
las
resistencias
que
opone
la
situación
que
obligan
a
construir
nuevos
posibles,
para
satisfacer
lo
que
ahora
se
ve
como
necesario,
y
luego
ponerlos
a
prueba
y
validarlos
primero
en
la
acción
y
luego
en
la
reflexión
conceptual
que
los
articula
con
el
conocimiento
formalizado
en
relación
con
el
marco
teórico-‐formal
de
las
matemáticas
y
así
construir
nuevo
−para
el
estudiante−
conocimiento
que
es
reconocido
como
un
saber
en
la
«institucionalización»
que
realiza
el
profesor.
En
esta
nueva
estrategia,
la
evaluación
es
el
“sistema
nervioso”
de
la
organización
de
las
actuaciones
adidácticas
a
cargo
del
estudiante
y
didácticas
a
cargo
del
profesor.
Ahora
es
sistémica-‐formativa
y
permanente:
se
avalúan
los
resultados
de
la
interactividad
que
se
orienta
a
mediar
los
procesos
cognitivos
de
los
actores
en
el
marco
del
funcionamiento
de
los
subsistemas
Alumno-‐situación
adidáctica,
Profesor-‐situación
didáctica,
que
son
constitutivos
del
sistema
didáctico
que
los
engloba.
Dos
Instrumentos
de
mediación:
Guías
de
Apoyo
Teórico
y
Guías
de
Trabajo
El
curso
se
desarrolló
en
torno
a
dos
tipos
de
Guías:
de
“Apoyo
Teórico”
y
guías
de
“Trabajo”.
Desde
una
perspectiva
constructivista,
la
gestión
de
los
diferentes
temas
del
programa
se
piensa
en
torno
a
problemas
−prácticos
y
teóricos−
que
hacen
necesario
un
saber
matemático
específico
(C),
que
no
poseen
los
estudiantes,
pero
que
es
posible
alcanzar
cuando
el
alumno
trabaja
sobre
un
conjunto
fundamental
de
situaciones
matemáticas
S(C)
=
{S1,
S2,
S3,...,
Sn}.
El
estudiante
deberá
aplicar
sus
conocimientos
actuales
(Ĉ),
que
en
primera
instancia
son
insuficientes
para
resolver
cada
una
o
algunas
de
las
situaciones
Si
para
i=1,
2,...,
n.
Esta
limitación
de
Ĉ
plantea
un
problema
(P)
al
alumno
como
consecuencia
de
la
diferencia
entre
el
saber
C
necesario
y
los
conocimientos
Ĉ
disponibles
en
el
momento
de
iniciar
la
secuencia
didáctica
(P
=
C−Ĉ);
el
problema
se
resuelve
cuando
Ĉ
iguala
a
C.
La
afirmación,
a
priori,
que
acabamos
de
hacer
respecto
a
que
a
los
estudiantes
les
es
“posible
alcanzar”
el
conocimiento
C
es
relativa
al
estado
de
los
conocimientos
Ĉ
y
a
la
mediación
del
profesor
y
de
los
orientadores
del
taller.
Se
trata,
en
la
terminología
de
Lev
Vygotsky
(1996,
pp.
181-‐186),
de
construir
una
«Zona
de
Desarrollo
Próximo»
−distancia
cognitiva
entre
lo
que
el
sujeto
puede
hacer
a
solas
y
lo
que
realiza
con
la
ayuda
de
un
experto−
en
la
que:
“[...]
los
conceptos
espontáneos,
faltos
de
control
consciente
y
volitivo,
encuentran
dicho
control,
...,
con
la
cooperación
entre
el
niño
y
los
adultos”
(Ídem,
p.
185);
en
nuestro
caso
el
alumno
y
los
profesores,
en
torno
a
S(C).
De
esta
manera,
nuestro
objetivo
de
fondo
en
la
gestión
de
cada
una
de
las
guías
consistió
en
transformar
por
el
desarrollo
de
la
actividad
conjunta
en
torno
al
objeto
de
aprendizaje
la
tendencia
a
pensar
la
actividad
de
estudio
de
las
matemáticas
como
aprendizaje
de
fórmulas
y
algoritmos.
En
el
curso
de
cálculo
II
continuamos
utilizando
la
misma
metodología
que
en
el
primer
curso,
la
cual
obligaba
a
los
estudiantes
a
trabajar
antes
de
la
clase
las
situaciones
de
la
Guía
y
a
usar
el
encuentro
con
los
asistentes
de
docencia
en
el
Taller
(2
h/s)
para
aclarar
dudas
y
recibir
retroalimentaciones
a
fin
de
realizar
su
obra
matemática.
En
las
clases
(dos,
espaciadas
por
un
día,
de
2
h/s
cada
una),
el
profesor
también
trabajaba
con
los
estudiantes
a
partir
de
sus
preguntas
sobre
el
tema
asignado
en
la
Guía,
y
trataba
de
desarrollar
una
interactividad
para
afectar
los
procesos
cognitivos
que
orientan
las
acciones
de
estos.
Buscaba
que
se
produjeran
los
aprendizajes,
pero
sin
dar
respuestas
directas
que
fueran
solución
de
la
situación.
Con
estas
ayudas
el
estudiante
desarrollaba
una
producción
escrita
sobre
situaciones
de
la
Guía
previamente
asignadas
la
tarea,
y
la
entregaba
semanalmente
a
los
asistentes
de
docencia
para
su
corrección.
Sin
embargo,
es
conviene
subrayar
que
mediando
el
aprendizaje
bajo
la
lógica
de
la
construcción
y
no
con
la
lógica
de
la
explicación
necesariamente
se
avanza
más
lentamente:
la
comprensión
es
un
proceso
lento
en
el
que
se
siembra
la
semilla
del
entendimiento
y
para
que
se
convierta
en
fruto
hay
que
realizar
un
cuidadoso
seguimiento
e
invertir
tiempo.
El
profesor
diseñaba
una
prueba
corta
semanal
sobre
los
puntos
de
la
tarea,
y
se
aplicaba
el
mismo
día
en
que
los
estudiantes
entregaban
la
tarea.
En
el
encuentro
siguiente
a
la
entrega
de
las
tareas,
los
asistentes
de
docencia
devolvían
a
los
estudiantes
las
tareas
corregidas
y
comentadas,
así
como
los
resultados
de
la
prueba
corta.
En
este
momento,
los
asistentes
de
docencia,
tomando
en
consideración
los
resultados
logrados,
y
las
retroalimentaciones
escritas
por
ellos
en
cada
tarea
o
prueba,
discutían
con
los
alumnos
los
puntos
en
los
que
se
habían
detectado
aprendizajes
deficientes.
Luego,
los
asistentes
de
docencia
informaban
al
profesor,
en
un
formato
especial,
cuáles
habían
sido
los
resultados
en
términos
de
lagunas
y
obstáculos
más
frecuentes
presentes
en
los
estudiantes.
Esta
información
era
la
base
con
la
cual
el
profesor
planificaba
el
trabajo
de
la
semana
siguiente.
Es
evidente
que
la
metodología
sobre
la
cual
se
fundó
todo
el
curso
−la
manera
de
concebir
las
clases
centrada
en
la
interactividad
entre
el
profesor
y
los
estudiantes
en
torno
a
los
objetos
de
aprendizaje;
los
talleres
basados
en
lo
que
según
las
tareas
y
pruebas
cortas
veíamos
que
aún
no
se
había
comprendido;
la
retroalimentación
escrita
como
comentarios
a
sus
procesos
de
razonamiento
matemático,
empleo
del
lenguaje
matemático
en
los
procesos
de
construcción,
formulación
y
validación
de
los
conocimientos
matemáticos
que
se
observaba
en
las
tareas,
y
la
exigencia
de
toma
de
conciencia
del
error
que
este
modo
de
proceder
le
plantea
a
los
alumnos
como
fuente
y
condición
necesaria
para
el
aprendizaje−
rompía
el
contrato
didáctico
sobre
el
cual
se
había
basado
toda
su
escolaridad.
El
equipo
de
asistentes
y
el
profesor
eran
conscientes
de
las
rupturas
del
contrato
didáctico
necesarias
para
avanzar
en
el
objetivo
central
del
curso
piloto
de
disminuir
la
deserción
de
los
planes
de
ingeniería
y
al
mismo
tiempo
plantear
niveles
altos
de
comprensión
de
las
matemáticas.
De
esta
manera,
parte
del
trabajo
del
equipo
docente
era
resolver
con
el
diálogo
razonado
las
crisis
y
superar
las
rupturas
actualizando
las
obligaciones
implícitas
del
contrato.
El
contrato
didáctico
Este
reclamo
es
justo
y
bien
planteado.
El
fenómeno
estaba
entre
las
expectativas
del
equipo
docente.
Transformar
las
prácticas
individuales
de
estudio
en
prácticas
de
responsabilidad
compartida
requiere
de
un
proceso
de
toma
de
conciencia
a
partir
de
la
propia
experiencia
y
de
la
presión
de
la
sanción
social.
La
forma
como
se
concreta
es
tratando
el
problema
de
la
actividad
de
estudio
no
por
los
resultados
buenos
de
algunos
estudiantes
que
trabajan
y
comprenden
a
ritmos
adecuados,
sino
a
partir
de
los
casos
en
que
sucede
lo
contrario
y
dar
toda
la
atención
de
la
clase
a
ellos
sin
menoscabo
de
que
quienes
han
hecho
su
trabajo
no
mejoren
y
progresen
en
la
comprensión
de
los
que
han
trabajado,
así
´para
ellos
aparentemente
“están
perdiendo
el
tiempo”.
Esta
manera
de
proceder
es
un
mecanismo
de
influencia
educativa.
El
estudiante
que
no
realiza
el
trabajo
diario
no
puede
escapar
al
interrogatorio
y
es
sometido
a
situaciones
que
buscan
ayudarlo
en
su
tarea.
Respecto
a
los
contextos
No
trabajar
problemas
en
contexto:
“Queremos
que
nos
explique
las
matemáticas
sin
física…”
“Entender
las
funciones
con
la
física
se
nos
hace
más
complejo,
hay
que
saber
física
y
funciones...,”
“Se
le
hace
a
uno
más
difícil
comprender
funciones
en
matemáticas
ahora
como
no
se
hará
más
difícil
a
uno
comprenderlas
en
física”
Esta
solicitud
“Queremos
que
nos
explique
las
matemáticas
sin
física…”
parece
contradecir
la
petición
contraria
que
también
se
escucha
en
el
aula
de
matemáticas:
“¿Por
qué
no
nos
explica
eso
de
los
espacios
n-‐dimensionales
con
ejemplos
en
el
espacio
de
tres
dimensiones
y
palabras
que
podamos
entender?
“
Es
bien
interesante
esta
paradoja.
Ella
refleja
dos
percepciones
distintas
respecto
a
las
relaciones
entre
las
matemáticas
y
el
mundo
real.
La
primera,
respecto
a
las
aplicaciones
de
las
matemáticas.
La
forma
como
tradicionalmente
los
alumnos
se
relacionan
con
las
matemáticas
en
el
aula
−como
fórmulas
ya
elaboradas−
y
sus
aplicaciones
−sustituciones
de
los
datos,
proporcionados
en
el
enunciado
de
un
“problema”,
en
la
fórmula
para
encontrar
una
incógnita−
conduce
a
los
estudiantes
a
creer
que
las
matemáticas
se
refieren
a
un
mundo
diferente
y
desconectado
con
el
de
sus
aplicaciones
prácticas.
El
reto
que
se
planteó
el
equipo
docente
fue
entonces
articular
la
experiencia
de
los
alumnos
en
el
dominio
de
la
acción
práctica
sobre
los
problemas
reales
en
situaciones
del
mundo
físico,
económico,
social,
etc.,
con
el
pensamiento
que
actúa
sobre
aquellos
mismos
objetos
y
situaciones
pero
ahora
operando
sobre
proposiciones
formales,
modelos
matemáticos;
apoyándose
en
diversos
lenguajes
para
ayudar
a
los
procesos
de
la
mente
en
el
momento
de
aplicar,
formular
y
validar
los
conocimientos
que
permiten
sortear
con
éxito
los
problemas.
La
segunda
percepción,
respecto
a
la
relación
de
lo
real
con
los
modelos
abstractos
y
el
lenguaje
en
que
ellos
se
expresan.
Por
una
parte,
por
más
que
se
esfuerce
el
profesor
en
traducir
sus
modelos
matemáticos
a
palabras
del
lenguaje
ordinario
sólo
logrará
comprensiones
parciales
y
ello
porque
las
matemáticas
no
son
sólo
un
lenguaje
sino
que
son
lenguaje,
más
razonamiento
y
más
invención.
Perder
uno
de
estos
elementos
del
foco
de
la
enseñanza
y
del
aprendizaje
es
desnaturalizar
las
matemáticas
y,
lo
que
es
más
grave
reducir
su
maravilloso
poder
para
ayudar
a
comprender
el
mundo.
El
problema
que
se
plantea
es
cómo
lograr
recrear
en
el
aula
una
matemática
viva
que
permita
desarrollar
su
verdadera
naturaleza.
Nuestra
apuesta
es
que
si
se
dispone
de
cierta
conciencia
teórica
de
la
experiencia
del
mundo
físico
−y
este
es
el
objetivo
de
los
cursos
de
física−
ella
ayuda
a
intuir
y
apreciar
ciertos
conceptos
y
teoremas
matemáticos
que
de
otra
manera
sería
muy
difícil
imaginar
y
valorar.
Por
supuesto
que
los
razonamientos
matemáticos
que
se
han
desarrollado
son
de
gran
utilidad
para
los
físicos.
Por
otra
parte,
también
a
veces
los
razonamientos
de
los
físicos
son
de
gran
utilidad
para
los
matemáticos.
(Feynman,
1980,
p.
43)
Y,
desde
el
punto
de
vista
educativo,
es
importante
explotar
esta
necesidad
mutua
de
los
saberes,
desarrollar
el
pensamiento
causal
que
se
deriva
de
los
objetos
físicos
y
el
pensamiento
lógico-‐matemático
que
lo
interpreta
y
organiza.
El
drama
que
expresan
los
estudiantes
en
la
afirmación:
“Se
le
hace
a
uno
más
difícil
comprender
funciones
en
matemáticas
ahora
como
no
se
hará
más
difícil
a
uno
comprenderlas
en
física”
Refleja
la
presión
de
que
sobre
ellos
ejerce
la
estrategia
educativa
que
nos
planteamos
en
el
curso
y
se
discutió
con
ellos
sobre
las
razones
de
este
manera
de
actuar,
advirtiendo
que
es
una
empresa
difícil
y
necesaria,
pero
no
insuperable.
Respecto
a
las
expectativas
del
equipo
docente
En
el
curso
de
Cálculo
I
sólo
se
construyó
el
concepto
de
estructura
algebraica
de
cuerpo
ordenado
y
completo
de
los
números
reales
y
esperábamos
que
el
desarrollo
de
la
competencia
matemática
lograda
en
el
semestre
permitirían,
en
el
segundo
semestre,
cubrir
los
temas
que
quedaron
pendientes
de
cálculo
I
y
los
de
cálculo
II.
Sin
embargo
existían
reservas
respecto
al
cumplimiento
de
nuestro
compromiso
de
responder
por
el
cubrimiento
de
los
contenidos
de
los
dos
cursos;
por
tres
razones:
1)
las
expectativas
respecto
al
nivel
de
formación
matemática
de
esta
población
pecó
por
optimista,
no
obstante
que
preveíamos
que
el
nivel
era
bajo,
2)
el
atraso
en
los
temas
de
cálculo
I
fue
muy
significativo
y
3)
por
la
lentitud
en
que
se
modificaban
los
métodos
de
estudio
de
los
alumnos
y
la
resistencia
de
ellos
al
cambio.
Por
tanto,
el
equipo
siempre
fue
consciente
del
atraso
en
los
contenidos
y
los
problemas
curriculares
que
ello
ocasiona.
Sin
embargo,
se
estaba
seguro
que
la
experiencia
estaba
transformando
de
forma
lenta
pero
segura
la
manera
como
los
alumnos
se
relacionan
con
las
matemáticas
y
con
otros
saberes,
lo
que
podría
subsanar
en
parte
los
desfases
curriculares
en
el
corto
plazo,
si
se
contaba
con
ayudas
puntuales
del
profesor
y
los
asistentes
de
docencia,
para
cubrir
la
parte
algorítmica
de
la
matemática
necesaria
en
cursos
como
el
de
física.
Respecto
a
las
prácticas
de
estudio
Con
relación
a
la
transformación
de
las
prácticas
de
estudio,
el
alumno
pasa
de
ser
un
receptor
de
soluciones
acabadas
para
los
problemas
que
en
algún
momento
de
la
historia
se
plantearon
los
matemáticos
y
formalizaron
en
axiomas,
definiciones,
teoremas
y
algoritmos
que
él
debe
memorizar
y
cuyo
funcionamiento
él
imita
del
modelo
que
proporciona
las
presentaciones
y
explicaciones
del
profesor;
a
ser,
un
constructor
de
su
propio
conocimiento
matemático
resolviendo
problemas
creativos
cuyas
restricciones,
en
relación
con
los
conocimientos
que
libremente
pone
en
juego
el
alumno,
hacen
que
cierto
conocimiento
sea
necesario
para
alcanzar
el
éxito.
Esta
empresa,
de
ser
constructor
de
su
propio
conocimiento,
le
demanda
invertir
tiempo
en
lo
que
se
llama
período
de
familiarización
con
los
elementos
relevantes
de
la
situación
que
lleva
a
reconocer
la
existencia
de
un
problema
y
plantear
las
cuestiones
cuyas
respuestas
la
permiten
resolverlo.
Luego
es
necesario
realizar
un
duro
trabajo
en
el
que
el
alumno
utiliza
su
repertorio
de
conocimientos
y
fracasa.
Según
los
expertos
y
los
testimonios
de
los
Wurdinger,
S.,
Haar,
J.,
Hugg,
R.,
&
Bezon,
J.
(2007).
A
qualitative
study
using
project-‐based
learning
in
a
mainstream
middle
school.
Improving
Schools,
10,
150–161.
!
!
!
!
!
!
!
Miscelánea!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
! !
!
!
http://revistas.um.es/reifop
Fecha
de
recepción:
1
de
octubre
de
2017
http://www.aufop.com/aufop/revistas/lista/digital
Fecha
de
aceptación:
20
de
diciembre
de
2017
Sánchez
Ruíz,
R.
&
López
Campillo,
R.M.
(2018).
Hacia
la
Educación
Primaria
bilingüe:
Diseño
de
actividades
AICLE
para
Plástica
y
Ciencias
Sociales.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado,
21(2),
127-‐139.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.305521
Contacto:
Raquel
Sánchez
Ruiz,
Raquel.SanchezRuiz@uclm.es
,
Facultad
de
Educación
(Edificio
Simón
Abril).
Plaza
de
la
Universidad,
nº
3,
CP
02071,
Albacete.
Raquel
Sánchez
Ruiz,
Rosa
María
López
Campillo
Introduction
Despite
not
being
a
new
phenomenon
(Baker,
2011),
the
importance
of
bilingual
education1
in
Spain,
even
at
different
domains,
has
significantly
increased
in
the
last
ten
years
(Anghel,
Cabrales,
&
Carro,
2015;
Cenoz
&
Ruiz
de
Zarobe,
2015;
Dafouz
Milne,
2008,
2011;
Gómez-‐
Hurtado,
Carrasco-‐García,
&
García-‐Rodríguez,
2016;
Hoyos
Pérez,
2011;
Huguet
Canalis
et
al.,
2011;
Lasagabaster,
2012;
Lasagabaster
&
Ruiz
de
Zarobe,
2010;
Martín
del
Pozo,
2015;
Pavón-‐Vázquez
&
Rubio-‐Alcalá,
2010;
Ramos
García,
2013;
Ruiz
de
Zarobe,
2015;
Ruiz
de
Zarobe
&
Jiménez
Catalán,
2009;
Ruiz
de
Zarobe
&
Ruiz
de
Zarobe,
2013;
or
Toledo,
Rubio,
&
Hermosín,
2012;
just
to
mention
some
examples).
The
previous
act
of
Education
(known
in
Spanish
as
LOE)
promoted
the
learning
of
foreign
languages
and
recognised
teachers’
efforts
in
teaching
their
non-‐language
subjects
in
a
foreign
language
(2006,
p.
17185).
In
the
most
recent
act
of
Education
in
Spain
(known
as
LOMCE),
mastering
a
second
and
even
a
third
foreign
language
is
regarded
as
a
priority
in
education;
therefore,
under
the
umbrella
of
the
plurilingual
European
project,
this
act
fully
supports
plurilingualism
by
promoting
the
learning
of
two
foreign
languages
as
part
of
the
curriculum,
one
as
a
core
subject
and
the
other
as
a
specific
subject
(2013,
p.
97865).
1
In
this
paper,
our
understanding
of
bilingual
education
is
connected
to
Diebold’s
(1964)
incipient
bilingualism,
that
is,
when
“people
with
minimal
competence
in
a
second
language”
are
included
in
the
bilingual
category
(Baker,
2011,
p.
8).
In
Spain,
this
means
studying
the
subjects
of
the
curriculum
both
in
the
foreign
language,
in
our
case
English,
and
Spanish.
Thus,
some
non-‐language
subjects
(e.g.
Mathematics,
Social
Sciences,
Arts,
and
so
on)
are
taught
in
English.
For
that,
CLIL
(Content
and
Language
Integrated
Learning)
is
employed,
which
is
using
the
foreign
language
to
teach
content
and
language
at
the
same
time
(Mehisto,
Frigols
&
Marsh,
2008).
Furthermore,
bilingual
education
has
always
been
a
priority
in
Castilla-‐La
Mancha;
in
fact,
it
was
one
of
the
first
regions
to
include
a
bicultural
and
bilingual
curriculum
in
state
Primary
schools
through
an
agreement
between
the
Ministry
of
Education,
the
British
Council
and
the
Government
of
France
in
1996
(Hoyos
Pérez,
2011,
pp.
43,
46).
Some
years
later,
the
Regional
Council
of
Education
and
Sciences,
considering
the
agreements
and
recommendations
of
the
European
Union,
incorporated
the
first
foreign
language
in
the
curriculum
of
Early
Childhood
Education
and
the
first
cycle
of
Primary
Education
(Orden
de
23-‐04-‐2002).
However,
it
was
not
until
2005
when
European
Sections
were
created
(Orden
de
07-‐02-‐2005);
under
this
regulation,
innovation
projects
on
foreign
languages
were
promoted
so
as
to
include
a
second
foreign
language
in
Primary
Education
and
a
third
one
in
Secondary
Education
(2005,
p.
3582).
This
regulation
also
introduced
bilingual
education,
through
the
so-‐called
European
Sections,
in
state
schools
at
the
three
mentioned
stages.
Schools
with
those
Sections
taught
the
following
in
a
foreign
language:
150
minutes
a
week
in
Early
Childhood
Education
and
at
least
two
sessions
a
week,
both
for
the
first
and
the
second
foreign
language,
either
in
Primary
or
in
Secondary
Education.
Nevertheless,
those
centres
could
choose
the
non-‐language
areas
to
be
taught
in
the
target
language.
In
2009-‐2010,
Castilla-‐La
Mancha
implemented
a
Plurilingualism
Plan
with
the
aims
of
developing
the
communicative
competence
in
a
foreign
language
as
well
as
the
cultural
competence
to
value
interculturality
and
work
towards
better
social
cohesion.
In
this
framework,
Bilingual
Sections
were
born
under
Resolución
de
07/06/2011.
After
that,
a
new
Plurilingualism
Promotion
Plan
was
created
in
Castilla-‐La
Mancha
(Decreto
7/2014).
In
accordance
with
it,
centres
had
one
of
the
following
linguistic
programmes
(Orden
de
16/06/2014):
Language
Initiation
Programme,
180
minutes
a
week
in
Early
Childhood
Education
and
one
non-‐language
subject
in
Primary
and
Secondary
Education
as
well
as
Vocational
Training;
Language
Development
Programme,
210
minutes
a
week
in
Early
Childhood
Education
and
two
non-‐language
subjects,
preferably
a
core
and
a
specific
one,
in
the
other
mentioned
stages;
and
Language
Excellence
Programme,
240
minutes
a
week
in
the
former
stage
and
at
least
three
non-‐language
subjects,
preferably
two
core
and
a
specific
one,
in
the
latter
stages
respectively.
At
present,
the
Comprehensive
Plan
on
the
Teaching
of
Foreign
Languages
is
in
force
under
Decreto
47/2017.
It
divides
centres
into
two
categories:
bilingual
and
plurilingual.
In
Early
Childhood
Education
centres
have
to
offer
a
minimum
of
200
minutes
of
non-‐language
subjects,
whereas
Primary
Education
has
a
minumum
of
25%
and
a
maximum
of
50%
of
non-‐language
subjects.
In
this
scenario,
the
Faculty
of
Education
realised
this
had
to
have
an
impact
on
the
training
of
future
teachers
of
English
or
non-‐language
subjects
in
bilingual
education,
which
was
the
ground
for
different
bilingual
pilot
projects
at
the
former
School
University
of
Education
and
the
current
Bilingual
Programme
in
the
now
Faculty
of
Education.
The
first
experiences
started
in
2005-‐2006,
when
some
projects
were
carried
out
in
specific
courses,
such
as
Sociology
or
Music.
In
2008-‐2009,
when
the
new
degrees
were
introduced,
the
project
was
presented
before
the
Board
of
the
Faculty;
and,
in
2009-‐2010,
some
1st-‐year
courses
were
taught
in
English,
apart
from
the
ones
belonging
to
the
English
Department.
The
number
of
courses
taught
in
English
progressively
increased,
including
the
four
years
of
the
degree,
and
in
2014-‐2015
the
Bilingual
Programme
became
official2.
Not
only
has
training
been
focused
on
foreign
languages,
particularly
English,
and
bilingual
education
lately,
but
also
education
innovation.
Since
2012,
plurilingualism
and
language
learning,
along
with
the
promotion
of
interculturality,
have
been
one
of
the
priority
2
To
see
the
origin,
evolution
and
results
of
the
Bilingual
Programme
at
the
Faculty
of
Education
in
Albacete,
see
López
Campillo
and
Sánchez
Ruiz
(forthcoming).
Project
Origin
In
January
2015,
the
University
of
Castilla-‐La
Mancha
(UCLM)
opened
the
ninth
call
for
teaching
innovation
projects
with
the
aim
of
improving
the
planning
and
development
of
Degrees
and
Master’s
Degrees
as
well
as
promoting
activities
considering
both
students’
learning
and
teaching
at
the
UCLM.
In
April
2015,
one
of
the
selected
projects
was
‘Elaboration
of
resources
for
the
teaching
and
learning
of
courses
in
English
based
on
CLIL
methodology’.
The
main
purpose
of
this
project
was
to
coordinate
contents,
methodologies
and
language
use
between
the
professors
of
the
English
Department
and
of
the
other
areas
involved
in
the
Bilingual
Programme
of
the
Faculty
to
guarantee
the
quality
of
its
teaching-‐learning
process.
So
as
to
obtain
the
mentioned
departments’
and
interdisciplinary
coordination,
as
well
as
to
recognise
students’
efforts
by
reinforcing
their
knowledge,
practical
learning
and
communicative
skills,
several
types
of
resources
were
elaborated
to
teach
different
university
courses
in
the
English
language.
At
the
same
time,
in
those
courses
related
to
the
teaching
of
specific
areas,
students
designed
materials
to
teach
the
subjects
of
the
Primary
curriculum
in
linguistic
programmes,
which
could
be
actually
implemented,
especially
during
their
student
teaching.
This
was
taken
as
an
opportunity
for
the
students
of
English
Language
and
ELT3
II,
in
the
bilingual
group,
to
create
different
materials
and
resources
to
teach
Arts
or
Social
Sciences
in
future,
potential
linguistic
programmes
in
Primary
Education,
in
a
parallel
innovation
project.
These
precise
two
subjects
were
chosen,
because
the
professors
realised
that,
whereas
many
materials
have
been
created
along
the
history
of
the
Bilingual
Programme
at
the
Faculty
–including
the
pilot
experiences–,
there
was
a
dearth
of
materials
regarding
Arts
and
Social
Sciences.
Participants
In
that
academic
year,
there
were
28
students
in
class,
22
females
and
6
males.
For
this
group,
the
maximum
number
of
students
is
40.
This
is
relevant,
since
non-‐bilingual
groups
have
a
maximum
number
of
70.
This
makes
this
group
more
dynamic
and
allows
the
possibility
to
do
practical
and
hands-‐on
exercises
and
projects
as
well
as
to
attend
to
diversity
and
cater
to
their
needs
in
an
easier
way
compared
to
the
non-‐bilingual
one.
English
Language
and
ELT
II
is
an
annual
course,
with
9
ECTS
credits,
which
is
compulsory
for
every
2nd-‐year
student,
both
in
the
Degrees
in
Primary
Education
and
Early
Childhood
Education.
However,
the
Bilingual
Programme
only
exists
in
the
former.
Students
in
the
bilingual
group
usually
have
a
better
level
of
English,
derived
from
their
interest
in
the
language
and
the
culture
of
English-‐speaking
countries.
Furthermore,
from
2014-‐2015,
1st-‐
year
students
have
to
demonstrate
they
have
at
least
a
B1
level
of
English
under
the
Common
European
Framework
of
Reference
(Language
Policy
Division,
Council
of
Europe,
2001)
to
access
the
Programme.
Nevertheless,
the
participants
of
this
project
were
2nd-‐year
students,
and
so
this
was
not
applied
to
them
in
that
academic
year.
This
mentioned
interest
makes
them
be
more
participative
and
even
demand
practical
and
extracurricular
activities.
Therefore,
apart
from
this
project,
other
voluntary
activities
were
carried
out.
For
instance,
the
recording
and
editing
of
two
videos
to
promote
the
bilingual
group;
weekly
debates
with
a
native
speaker,
which
were
considered
for
their
final
oral
mark
if
they
met
some
requirements
specified
in
the
syllabus
of
the
course;
volunteering
to
do
extra
3
This
stands
for
English
Language
Teaching.
activities
in
real
schools,
for
example
interactive
groups4;
and
other
supplementary
activities
to
foster
the
culture
and
language
of
English-‐speaking
countries,
such
as
Saint
Patrick’s
Day.
Despite
being
voluntary,
although
considered
in
their
final
mark,
students
usually
took
part
in
almost
all
the
activities.
Students
were
usually
willing
to
participate
in
anything
proposed
by
the
professors
(i.e.
Let’s
plant
a
plant
together!)
and
even
had
their
own
suggestions,
like
activities
to
celebrate
Halloween.
Design
In
English
Language
and
ELT
II,
students
were
informed
of
both
projects,
the
UCLM
and
the
English
Department
ones,
and
were
encouraged
to
take
part
in
both.
For
their
participation
in
the
latter,
students
could
do
it
either
about
Arts
or
about
Sciences;
they
could
also
select
the
grade
and
the
topic
or
content
they
preferred
under
LOMCE,
Real
Decreto
126/2016
and
Decreto
54/2014.
Table
1
shows
the
chosen
areas,
topics
and
grades.
Table
1.
Areas,
topics
and
grades
of
the
innovation
project
of
the
English
Department
Area
Grade
Topic
Arts
1st
grade
Geometric
shapes:
Circle,
square,
rectangle,
triangle
3rd
grade
Colours
Social
1st
grade
Means
of
transport
and
road
safety
Sciences
Geography:
The
weather
rd
3 grade
Geography:
The
Earth
and
its
movements
Geography:
The
layers
of
the
Earth
Geography:
The
weather
and
seasons
th
4 grade
Geography:
Relief
and
rivers
History:
The
ages
of
Prehistory
th
5 grade
Geography:
The
Solar
System
They
could
do
the
project
either
individually
or
in
pairs.
Apart
from
the
opportunity
of
putting
into
practice
their
teaching
knowledge,
and
the
possibility
to
use
these
resources
in
real
schools
–for
example,
in
interactive
groups
or
their
student
teaching–,
their
participation
in
the
project
was
considered
in
their
evaluation
of
oral
skills.
In
order
to
pass
the
course,
students
had
to
pass
both
the
written
and
the
oral
parts.
The
oral
part
could
be
passed
through
either
progress
tests
in
class
–in
which
this
project
was
included
or
the
debates
with
the
native
speaker,
among
others–
or
a
final
exam.
They
were
told
they
had
to
design
a
CLIL
activity
from
scratch
and
that
copying
and
pasting
materials
would
be
penalised,
although
they
could
search
on
the
internet
and
research
for
inspiration.
In
their
final
paper,
they
had
to
include:
the
title
of
the
activity;
the
area,
grade
and
topic;
the
content,
based
on
the
abovementioned
law;
the
methodology,
including
4
In
this
methodology,
the
class
is
divided
into
heterogeneous
groups
to
ensure
every
pupil’s
participation
and
an
adult
–our
students
in
this
case–
guides
the
activities
under
the
supervision
of
the
real
teacher.
groupings,
spaces,
timing
(related
to
the
sequence
of
contents
if
possible),
and
the
selected
methods
and
approaches,
for
which
they
were
advised
to
follow
the
methodological
guidelines
recommended
in
the
current
legislation;
the
development
of
the
activity
itself
and
the
material;
worked
and
evaluated
key
competences
under
the
European
Recommendation
2006/962/EC
and
Resolución
de
11/03/2015;
and,
finally,
the
evaluation
criteria
and
their
associated
learning
descriptors
or
assessable
learning
standards.
They
were
also
recommended
to
use
charts
to
summarise
and
clarify
information
better.
Results
Now
we
proceed
to
explain
students’
productions.
Only
two
groups
chose
Arts,
particularly
geometric
shapes
(circle,
square,
rectangle
and
triangle)
for
first
grade
and
colours
for
third
grade.
The
rest
chose
Social
Sciences,
mainly
Geography.
For
first
grade,
they
created
activities
dealing
with
means
of
transport
and
road
safety,
and
the
weather.
Three
topics
were
chosen
for
third
grade:
the
Earth
and
its
movements,
the
layers
of
the
Earth
and
the
weather
and
seasons.
They
chose
both
Geography
(relief
and
rivers)
and
History
(the
ages
of
Prehistory)
for
fourth
grade.
Finally,
the
Solar
System
was
selected
for
fifth
grade.
The
activity
about
geometric
shapes,
Meet
the
Shapis,
was
aimed
at
1st-‐grade
Primary
pupils
and
its
main
objective
was
to
identify
geometrical
concepts
in
real
life.
The
activity
consisted
of
two
parts:
a
story,
with
pre-‐,
while-‐
and
post-‐storytelling
activities;
and
second,
identifying
different
shapes
in
daily
life
and
creating
a
common
object
with
different
shapes.
First,
the
Shapis,
puppets
representing
the
four
basic
geometric
shapes
(circle,
square,
rectangle
and
triangle),
were
introduced.
Then,
the
story
about
this
family
was
told,
including
their
daily
routine
at
home
and
their
car.
After
that,
the
different
geometric
shapes
forming
their
house
and
their
car
had
to
be
identified,
with
the
help
of
the
puppets
if
necessary.
Moreover,
in
the
real
activity,
the
teacher
would
show
the
pupils
an
image
of
an
actual
house
and
car
and
they
would
have
to
identify
geometric
shapes
in
them.
Finally,
in
groups
of
four,
pupils
would
have
to
create
a
figure
or
object,
including
at
least
the
four
basic
geometric
shapes.
Through
this
manipulative
activity,
children
would
experience
with
geometric
shapes
and
would
have
the
opportunity
to
observe
their
differences
and
their
main
characteristics
by
comparing
them.
They
would
also
relate
the
theory
seen
in
class
with
real
life.
Regarding
colours,
Carnival
masks
were
designed
for
3rd
grade.
This
activity
consisted
in
the
creation
of
masks
for
a
cultural
event
that
would
take
place
in
the
school
at
Carnival.
Pupils
would
be
able
to
create
them
individually
or
with
the
help
of
others.
Thus,
the
objectives
were
to
represent
personal
ideas
in
a
creative
way
and
to
produce
a
piece
of
art/work
by
experimenting
with
diverse
materials
and
techniques
by
following
basic
guidelines.
Pupils
would
use
their
imagination
and
creativity
and,
at
the
same
time,
they
would
be
able
to
share
and
express
their
ideas
politely
and
provide
and
be
provided
with
feedback
to
improve
their
work.
In
relation
to
Social
Sciences,
two
activities
were
prepared
for
1st
grade.
Around
the
city
was
about
means
of
transport
and
road
safety.
The
main
aims
of
it
were
to
recognise
different
traffic
signals
for
drivers
and
pedestrians
and
to
know
the
names
of
the
elements
of
an
everyday
street
and
the
common
means
of
transport
in
a
city.
For
that,
the
teacher
would
explain
the
different
signs
and
then
three
different
tasks
would
be
done.
First,
in
Walking
and
driving
in
the
city,
groups
of
four
or
five
pupils
would
be
formed;
they
would
be
given
a
map
with
different
places
and
signs.
One
member
of
the
group
would
be
a
pedestrian,
another
would
be
a
driver,
and
the
other
two
would
give
them
instructions
to
reach
their
destination
as
fast
as
possible
and
by
complying
with
the
traffic
rules.
Second,
in
Who
is
faster!,
pupils,
in
new
groups
of
four,
would
access
the
computer
to
answer
a
Socrative5
questionnaire
related
to
this
topic.
And
finally,
as
an
extracurricular
activity
(Let’s
drive
for
real),
pupils
would
be
taken
to
the
local
park
imitating
a
real
city
to
learn
about
traffic
and
road
safety.
The
other
activity
for
1st
graders
was
called
Weathermen
and
Weatherwomen;
and
its
aim
was
to
describe
the
weather
through
body
sensations
(mainly
hot
and
cold)
and
to
distinguish
observable
atmospheric
phenomena
(e.g.
rain,
snow,
and
so
on).
In
it,
pupils
would
be
provided
with
a
map
of
Castilla-‐La
Mancha,
with
its
five
provinces
delimited.
After
that,
the
teacher
would
read
the
weather
forecast
and
pupils
would
have
to
place
each
symbol
(i.e.
a
sun
if
it
is
sunny,
etc.)
in
the
corresponding
city
or
town.
Later,
in
pairs,
a
pupil
would
read
another
forecast
using
the
same
structures,
so
that
the
other
one
would
place
the
symbols
in
the
correct
place.
With
this
activity,
pupils
would
not
only
learn
to
read
local
weather
forecasts,
but
also
about
their
region
and
cardinal
directions.
Three
activities
were
prepared
for
3rd
grade
about
Geography.
The
first
was
about
the
Earth
and
its
movements,
whose
main
aim
was
to
recognise
the
basic
features
of
the
Earth
and
its
movement
as
well
as
to
identify
the
Earth’s
rotation
and
translation
movement
and
their
consequences.
In
it,
a
diagram
with
four
different
Earth
positions
would
be
shown
so
that
pupils
would
discuss
and
write
which
season
they
represent.
After
that,
they
would
have
to
answer
several
questions
related
to
each
season,
hemispheres,
and
the
duration
of
seasons
and
translation
movements;
and
match
the
name
of
the
four
moon
phases
with
their
corresponding
picture.
The
second,
about
the
layers
of
the
Earth,
was
The
world
behind
us;
and
its
main
aim
was
to
name,
identify
and
represent
the
layers
forming
the
Earth
as
well
as
to
describe
some
of
their
basic
features.
A
task,
involving
5
subtasks,
was
created
for
that.
In
the
first
subtask,
pupils
would
fill
in
the
gaps
with
the
name
of
the
different
layers
of
the
Earth
in
a
diagram;
in
the
second,
they
would
mark
the
characteristics
of
the
Earth’s
inner
core
and
put
them
in
the
correct
place
in
the
picture;
in
the
third,
they
would
have
to
repeat
the
same
process,
but
with
the
characteristics
of
the
outer
core;
in
the
fourth,
they
would
answer
if
some
given
characteristics
of
the
mantle
were
true
or
false;
and
in
the
fifth,
they
had
to
match
some
characteristics
to
the
oceanic
and
continental
crusts.
After
that,
the
task
would
be
checked
in
class,
so
as
to
learn
from
their
errors
and
be
provided
with
feedback,
and
a
brainstorming
would
be
done
to
connect
what
they
had
learned
in
previous
lessons
(meaningful
learning).
The
third
activity
was
game-‐based
and
related
the
weather
to
seasons;
thus,
its
aims
were
to
recognise
the
main
meteorological
phenomena
and
match
seasons
with
their
typical
weather.
For
that,
pupils
would
be
divided
into
groups
of
five
or
six
students
and
each
group
would
be
given
a
card
with
one
of
the
four
seasons.
Then,
flashcards,
previously
shuffled,
with
significant
items
about
each
season,
and
related
to
the
weather,
would
be
dealt.
To
get
the
flashcards
connected
to
their
season,
they
would
have
to
ask
the
other
groups
questions
about
the
items
in
turns.
While
they
learn
new
concepts
and
words,
relationships
among
students
would
be
strengthened
in
a
playful
environment
and
social
and
civic
competences
would
be
worked
(by
respecting
turns,
listening
to
their
classmates’
answers
and
remaining
silent
meanwhile).
Both
Geography
and
History
were
chosen
for
4th
grade.
In
Geography,
the
selected
topic
was
relief
and
rivers.
Who
knows
more
about
Spanish
geography?
had
three
main
aims:
to
identify,
name
and
locate
the
different
mountains
of
Spain;
to
know
and
locate
the
most
important
rivers
of
Spain;
and
to
represent
them
both
in
a
map.
For
that,
the
class
would
be
divided
into
four
groups
of
five
or
six
people.
Then,
the
teacher
would
distribute
three
or
four
cards
per
group
and
would
hang
a
map
of
Spain
on
the
blackboard.
Children
would
have
to
read
aloud
those
cards
with
clues
describing
a
river
or
mountains
so
that
their
5
Socrative
(https://www.socrative.com/)
is
an
app
to
“quickly
assess
students
with
prepared
activities
or
on-‐the-‐fly
questions
to
get
immediate
insight
into
student
understanding”.
classmates
could
guess
them.
If
any
group
knew
the
answer,
they
would
raise
their
hand
and
would
go
to
the
blackboard
to
locate
it
on
the
map.
If
they
did
this
correctly,
they
would
get
one
point.
The
group
obtaining
more
points
would
win
and
would
receive
the
award
for
best
geographer.
In
History,
the
ages
of
Prehistory
was
chosen.
The
world
throughout
history
was
designed
for
pupils
to
learn
the
names
of
the
ages
of
history
as
well
as
to
order
them
chronologically;
to
identify
and
name
historical
facts
by
defining
each
age
and
to
calculate
the
duration
of
each;
and
to
recognise
and
describe
the
way
of
life
of
each
age.
The
class
would
be
divided
into
groups
of
three
pupils;
with
the
help
of
a
computer
and
cards
containing
historical
facts
that
left
an
imprint
on
the
different
ages
of
history,
pupils
would
complete
and
order
a
timeline
provided
by
the
teacher.
In
this
activity,
pupils
would
use
researching
techniques
to
observe,
compile
and
analyse
historical
information.
They
would
also
use
cooperative
and
interactive
work,
since
roles
would
be
distributed
and
later
they
would
have
to
exchange
information
and
opinions
as
well
as
to
accept
opinions
in
order
to
reach
a
common
agreement,
and
help
and
respect
each
other
in
that
process.
Pupils
would
also
use
ICT,
following
the
teacher’s
rules,
and
would
be
encouraged
to
work
on
their
own
(autonomous
learning)
and
use
different
sources
of
information
to
select
the
most
appropriate
contents
(critical
thinking).
Finally,
in
5th
grade,
resources
were
created
to
work
the
Solar
System.
Therefore,
the
activity
Create
your
own
Solar
System
had
two
purposes:
first,
to
learn
the
planets
of
the
Solar
System;
and
to
be
able
to
classify
those
planets
according
to
their
distance
from
the
sun.
In
groups
of
four,
children
would
make
a
sun
and
each
of
the
eight
(or
nine)
planets
of
the
Solar
System
with
polystyrene
foam
balls
and
painting.
Then,
they
would
bring
them
to
class,
mix
and
display
them.
Later,
groups
would
choose
a
spokesperson
and
they
would
compete
against
their
classmates
to
order
them
as
fast
as
possible.
For
that,
they
would
be
able
to
listen
to
their
peers’
advice
and
opinions.
Groups
would
learn
the
planets
and
their
features,
along
with
their
distance
from
the
sun,
at
the
same
time
they
have
fun
and
build
good
relationships
by
working
in
teams.
Concluding
remarks
First,
we
could
claim
that
this
classroom
experience
was
successful,
since
by
participating
in
both
projects,
the
institutional
one
and
the
one
derived
from
this
in
the
English
Department,
both
main
aims
were
met.
On
the
one
hand,
students
created
their
own
materials
to
teach
CLIL
Arts
or
Social
Sciences
in
future
plurilingual
Primary
Education.
On
the
other
hand,
their
university
training
is
adjusted
to
reality
and
actual
schools
and
so
guarantees
better
academic
and
professional
results
of
the
Bilingual
Programme.
This
is
in
line
with
Todd
and
Hibbert’s
work
(2017),
since
educators
are
responsible
for
creating
dialogic
spaces
that
allow
them
to
explore
and
integrate
students’
knowledge
and
interests
in
collaborative
and
task-‐based
projects
in
the
classroom.
Furthermore
and
in
spite
of
being
voluntary,
almost
half
of
the
students
participated
in
the
design
of
CLIL
resources.
Some
agreed
to
take
part
in
the
project
at
first
but,
after
feeling
overwhelmed
by
other
projects
and
exams,
decided
to
quit
with
the
permission
of
the
professor.
This
has
two
interpretations.
First,
this
kind
of
activities
should
be
promoted
from
the
beginning
and
linked
to
the
evaluation
of
the
course.
The
project
was
accepted
in
April
and
the
year
syllabus
was
designed
and
approved
of
the
previous
September,
so
this
project
did
not
have
a
particular
mark
in
it.
However,
to
encourage
students’
participation,
it
was
considered
as
part
of
the
progress
activities
that
give
students
the
opportunity
to
pass
their
oral
part
in
class.
Moreover,
the
whole
community
must
instil
sense
of
initiative,
entrepreneurship
and
willingness
to
participate
in
cultural
and
extracurricular
projects
in
students;
since
universities
are
conceived
to
enrich
one’s
knowledge
and
to
learn
not
only
from
formal
classes.
It
seems
that
sometimes
students
do
not
appreciate,
even
free,
activities
purely
designed
for
them,
which
both
fulfil
their
needs
and
offer
them
a
more
complete
training.
Second,
professors
of
the
bilingual
group
observed
that
these
precise
students
were
overloaded
with
extra
projects
–even
if
they
were
the
ones
who
demanded
them
since
some
were
eager
to
do
as
many
things
in
English
as
possible–,
so
they
coordinated
to
try
to
solve
this
and
make
students’
work
more
efficient
in
the
following
academic
year.
Thus,
they
created
interdisciplinary
projects
with
the
Departments
of
Mathematics
and
Sociology.
In
this
way,
students
would
have
the
same
project
for
two
courses
(and
two
different
marks).
By
focusing
their
efforts
on
one
paper,
its
quality
would
be
better
both
linguistically
and
in
relation
to
content.
Likewise,
the
evaluation
of
content,
by
the
content
professor,
and
of
language,
by
the
language
professor,
would
be
more
complete
and
so
students
would
pay
equal
attention
to
both
aspects.
They
would
also
be
encouraged
to
check
language
with
the
two
native
speakers
of
the
Faculty,
who
devote
some
hours
to
this
kind
of
tasks.
Moreover,
as
this
time
it
was
planned
an
academic
year
in
advance,
these
projects
were
included
in
the
year
syllabus
for
the
course;
so,
in
the
following
academic
year,
the
projects
were
a
specific
part
of
the
final
mark.
Finally,
projects
like
this
make
students
realise
which
the
needs
for
their
future
jobs
as
a
teacher
are
and
so
make
students
be
willing
to
participate
in
this
kind
of
projects
and
demand
diverse,
extra
and
extracurricular
activities.
These
projects
also
complement
their
training
and
bring
the
reality
of
schools
and
the
Faculty
closer,
which
breaks
through
the
barrier
representing
Faculties
of
Education
as
a
source
of
obsolete
and
useless
theory
that
will
not
be
applied
in
future
teachers’
actual
career.
These
experiences
also
allow
students
to
observe
children’s
reality
before
their
student
teaching
(Practicum
I
and
II)
at
3rd
and
4th
years;
and
so
in
the
mentioned
two
following
years
they
can
plan
lessons,
in
courses
related
to
specific
teaching,
adjusting
to
pupils’
level,
because
they
know
children
and
the
curriculum
applied
in
everyday
classrooms
better.
This
can
also
be
the
ground
to
carry
out
research
or
innovation
projects,
based
on
real
problems
observed
in
actual
schools,
in
their
undergraduate
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Educación
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por
la
que
se
establece
la
implantación
generalizada
de
la
enseñanza
de
las
lenguas
extranjeras
en
el
segundo
ciclo
de
Educación
Infantil
y
en
el
primer
ciclo
de
Educación
Primaria
en
los
centros
educativos
de
la
Comunidad
de
Castilla-‐La
Mancha.
DOCM
Orden
de
07-‐02-‐2005,
de
la
Consejería
de
Educación
y
Ciencia,
por
la
que
se
crea
el
Programa
de
Secciones
Europeas
en
centros
públicos
de
Educación
Infantil,
Primaria
y
Secundaria
de
la
Comunidad
Autónoma
de
Castilla-‐La
Mancha.
DOCM,
40,
3582-‐
3590.
Orden
de
18/04/2012,
de
la
Consejería
de
Educación,
Cultura
y
Deporte,
por
la
que
se
aprueban
las
bases
reguladoras
y
la
convocatoria
para
la
selección
de
proyectos
de
innovación
educativa
en
los
centros
docentes
no
universitarios
sostenidos
con
fondos
públicos
de
la
Comunidad
Autónoma
de
Castilla-‐La
Mancha.
[2012/6418].
DOCM,
86,
14960-‐14972.
Orden
de
16/06/2014,
de
la
Consejería
de
Educación,
Cultura
y
Deportes,
por
la
que
se
regulan
los
programas
lingüísticos
de
los
centros
de
Educación
Infantil
y
Primaria,
Secundaria,
Bachillerato
y
Formación
Profesional
sostenidos
con
fondos
públicos
de
Castilla-‐La
Mancha.
[2014/8175].
DOCM,
117,
16424-‐16433.
Orden
de
14/09/2016,
de
la
Consejería
de
Educación,
Cultura
y
Deportes,
por
la
que
se
aprueban
las
bases
reguladoras
para
la
concesión
de
ayudas
para
proyectos
de
innovación
educativa
en
los
centros
escolares
sostenidos
con
fondos
públicos
de
la
Comunidad
Autónoma
de
Castilla-‐La
Mancha.
[2016/10176].
DOCM,
194,
21769-‐21776.
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Higher
Education
bilingual
programmes
in
Spain”.
Porta
Linguarum,
19,
101-‐111.
Recommendation
of
the
European
Parliament
and
of
the
Council
of
18
December
2006
on
key
competences
for
lifelong
learning
(2006/962/EC).
Official
Journal
of
the
European
Union,
L394,
10-‐18.
Real
Decreto
126/2014,
de
28
de
febrero,
por
el
que
se
establece
el
currículo
básico
de
la
Educación
Primaria.
BOE,
52,
19349-‐19420.
Resolución
de
07/06/2011,
de
la
Viceconsejería
de
Educación
y
Cultura,
por
la
que
se
hace
pública
la
red
de
centros
bilingües
de
Castilla-‐La
Mancha.
[2011/8932].
DOCM,
113,
22504-‐22509.
Resolución
de
11/03/2015,
de
la
Dirección
General
de
Organización,
Calidad
Educativa
y
Formación
Profesional,
por
la
que
se
concreta
la
categorización,
la
ponderación
y
la
asociación
con
las
competencias
clave,
por
áreas
de
conocimiento
y
cursos,
de
los
estándares
de
aprendizaje
evaluables,
publicados
en
el
Decreto
54/2014,
de
10
de
julio,
por
el
que
se
establece
el
currículo
de
la
Educación
Primaria
en
la
Comunidad
Autónoma
de
Castilla-‐La
Mancha.
[2015/3480].
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55,
7922-‐7923.
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Supervía,
P.,
Salavera
Bordás,
C.
&
Domper
Buil,
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(2018).
¿Cómo
se
interrelacionan
las
variables
de
burnout,
engagement
y
autoeficacia
académica?
Un
estudio
con
adolescentes
escolares.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado,
21(2),
141-‐153.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.311361
Abstract
The
aim
of
this
research
was
to
analyze
the
relationship
between
burnout,
engagement
and
academic
self-‐efficacy
in
a
sample
of
1756
students
(M=14.47,
SD=1.63)
belonging
to
12
secondary
education
highschools.
The
instruments
used
were
the
Spanish
versions
of
the
Maslach
Burnout
Inventory
–
Student
Survey
(MBI-‐SS),
Utrecht
Student
Student
Scale
(UWES-‐S)
and
the
Specific
Perceived
Self-‐Efficacy
Scale
of
Academic
Situations
(EAPESA).
The
results
showed
inverse
relationship
between
physical&emotional
effort
and
cynicism
with
vigor
and
dedication
in
the
same
way
those
positive
relationships
between
academic
self-‐efficacy
with
vigor,
dedication
and
task
absorption,
in
a
more
adaptive
behaviors.
The
importance
of
the
promotion
of
adaptive
behaviors
that
improve
the
well-‐being
and
academic
life
of
the
students
in
their
educational
centers
is
revealed.
Key
words
Burnout;
engagement;
self-‐efficacy;
students.
Introducción
Durante
el
proceso
educativo
en
los
centros
escolares
se
producen
numerosas
situaciones
contextuales
y
personales
que
afectan
de
manera
significativa
a
los
estudiantes
en
su
proceso
de
formación,
más
si
cabe
en
enseñanzas
medias,
coincidiendo
con
la
adolescencia,
etapa
de
vital
importancia
en
la
vida
de
una
persona
y
paso
previo
a
la
edad
adulta
(Gómez-‐
Fraguela,
Fernández,
Romero
y
Luengo,
2008).
De
este
modo,
ciertos
estudiantes
durante
su
escolaridad,
pueden
no
disponer
de
las
estrategias
y
competencias
necesarias
para
las
exigencias
de
la
vida
académica
y
demandas
del
curso
escolar
en
el
que
se
hallen
inmersos
pudiendo
llegar
a
experimentar
sensaciones
y
percepciones
varias
como
la
asunción
de
una
actitud
negativa
de
desvalorización
y
pérdida
de
interés
en
sus
estudios,
aparición
de
dudas
acerca
de
la
propia
capacidad
personal
en
sacarlos
adelante
o,
incluso,
agotamiento
físico
y
psíquico
(Palacio,
Caballero,
González,
Gravini,
2012;
Contreras,
2012;
Bresó,
2008)
que
pueden
desembocar
en
una
desmotivación
absoluta
y
posterior
abandono
de
sus
estudios
(De
Andrade,
2007;
Musitu,
Giménez
y
Burgui,
2012).
La
aparición
de
dichas
manifestaciones
se
conoce
como
síndrome
de
burnout
académico
(Schaufeli,
Martínez,
Marques
Pinto,
Salanova
y
Bakker,
2002;
Schaufeli
y
Salanova,
2007)
caracterizado
por
tres
dimensiones
principales:
cansancio
emocional,
cinismo
y
eficacia.
La
primera
de
ellas,
se
relaciona
con
el
agotamiento
físico
y
desgaste
emocional
que
puede
llegar
a
tener
un
alumno
en
un
momento
dado
más
o
menos
persistente
durante
su
etapa
escolar;
la
segunda,
el
cinismo,
hace
referencia
a
la
más
pura
indiferencia
o
falta
de
interés
hacia
los
estudios
y,
por
último,
la
eficacia,
se
vincula
con
la
aptitud
para
el
desempeño
de
las
tareas
escolares.
De
esta
manera,
el
burnout
académico
se
ha
relacionado
con
un
bajo
rendimiento
escolar
(Salanova,
Martínez
y
Llorens,
2014),
altos
niveles
de
estrés
(Extremera,
Durán,
y
Rey,
2007),
bajos
niveles
de
autoeficacia
(Durán,
Extremera,
Rey,
Fernández-‐Berrocal,
y
Montalbán,
2006;
Rodriguez-‐García,
Sola-‐Martínez
y
Fernandez-‐Cruz,
2017)
así
como,
en
definitiva,
escasa
felicidad
académica
durante
la
etapa
escolar
del
alumno
(Salanova,
Martínez,
Bresó,
Llorens
y
Grau,
2005).
Por
otra
parte,
el
engagement
académico,
se
considera
un
estado
psicológico
proveniente
de
la
psicología
positiva
fundamentado
en
el
buen
funcionamiento
y
fortalezas
del
individuo
frente
a
las
situaciones
de
estrés
y/o
agotamiento
(Seligman
y
Csikszentmihalyi,
Con
todo
ello,
y
siguiendo
a
Caballero,
Abello
y
Palacio
(2007),
resultan
necesarios
más
estudios
que
indaguen
en
el
estudio
de
las
relaciones
entre
los
constructos
psicológicos
de
burnout
y
engagement
en
la
vida
académica
de
los
estudiantes
así
como
el
rol
mediador
de
la
autoeficacia
en
aras
de
la
comprensión
y
análisis
de
la
interrelación
entre
ellos.
De
este
modo,
el
objetivo
del
estudio
se
centra
en
analizar
la
relación
entre
el
burnout,
el
engagement
y
la
autoeficacia
académica
en
una
muestra
de
adolescentes
escolares.
En
base
al
objetivo
anteriormente
enunciado,
se
postulan
dos
hipótesis:
(a)
Aquellos
estudiantes
con
unas
mayores
prevalencias
de
vigor
y
dedicación
en
su
vida
académica
presentarán
menores
niveles
de
agotamiento
físico/emocional
y
cinismo,
reflejado
en
una
relación
significativa
inversa,
siguiendo
una
línea
de
conductas
más
adaptativas.
(b)
Aquellos
estudiantes
que
obtengan
mayores
niveles
de
autoeficacia
académica
se
relacionarán
positivamente
con
el
vigor,
dedicación
y
absorción
actuando,
negativamente,
con
sus
niveles
de
agotamiento
físico/emocional
y
cinismo.
Método
Diseño
El
presente
trabajo,
de
acuerdo
con
Ato,
López
y
Benavente
(2013),
consistió
en
un
estudio
ex
post-‐facto
de
carácter
prospectivo
con
un
diseño
descriptivo
simple,
respondiendo
a
un
muestreo
aleatorio
simple.
Muestra
El
estudio
estuvo
compuesto
por
1756
estudiantes
de
género
masculino
(N=914;
52.05%)
y
femenino
(N=842;
47.94%)
pertenecientes
a
12
centros
públicos
de
Educación
Secundaria
Obligatoria
(ESO)
con
edades
comprendidas
entre
los
12
y
18
años
(M=14.47;
DT=1.63).
En
la
tabla
1
se
exponen
las
características
sociodemográficas
de
la
muestra.
Tabla 1.
N %
AMOS
v24.
Para
todas
las
operaciones,
se
tuvo
en
cuenta
un
nivel
de
significación
p≤0,05
trabajándose
con
un
nivel
de
confianza
del
95%.
Resultados
A
continuación
se
presentan
los
resultados
obtenidos
de
las
diferentes
variables
estudiadas:
Variables
descriptivas
Tal
y
como
se
refleja
en
la
tabla
2,
las
puntuaciones
de
las
diferentes
dimensiones
resultaron
heterogéneas.
La
variable
de
autoeficacia
académica
(M=3.52)
obtuvo
mayor
puntuación
que
el
resto
de
dimensiones
que
componen
el
burnout
y
el
engagement.
En
el
primero,
destaca
el
agotamiento
físico/emocional
(M=3.19)
por
encima
del
cinismo
(M=2.14).
Respecto
al
segundo,
destaca
la
dimensión
de
dedicación
(M=3.21)
por
delante
de
la
absorción
(M=2.84)
y
el
vigor
(M=2.75).
Tabla 2.
Alfa
de
Media
DT
Cronbach
Relación
entre
las
variables
de
burnout,
engagement
y
autoeficacia
Analizando
las
variables
de
burnout,
engagement
y
autoeficacia
académica
se
apreciaron
correlaciones
significativas
entre
varias
de
ellas
(véase
Tabla
3).
De
esta
manera,
entre
las
dimensiones
del
burnout
académico,
destacó
la
significación
entre
el
agotamiento
físico/emocional
y
el
cinismo
(r=.328).
Adentrándonos
en
el
engagement
académico,
las
tres
dimensiones
se
relacionaron
significativamente
entre
sí
siendo
el
vigor
y
dedicación
(r=.722)
la
correlación
más
alta
hallada.
Aunando
ambas
variables,
destaca
la
relación
negativa
del
agotamiento
físico/emocional
y
el
cinismo
del
burnout
con
el
vigor
(r=-‐.323
y
r=-‐.292)
dedicación
(r=.303
y
r=.470)
y
absorción
(r=.234
y
r=.330)
respectivamente,
de
la
variable
de
engagement
académico.
En
referencia
a
la
variable
de
autoeficacia
académica,
se
denotaron
relaciones
significativas
negativas
de
la
misma
con
el
agotamiento
físico/emocional
(r=-‐.146)
y
cinismo
(r=-‐.489)
del
burnout
así
como,
de
manera
positiva,
en
las
dimensiones
de
vigor
(r=.601),
dedicación
(r=.321)
y
absorción
(r=.426)
del
engagement,
respectivamente.
Tabla
3.
Relación
entre
variables
de
burnout,
engagement
y
autoeficacia.
1
2
3
4
5
6
1.
Agotamiento
Burnout
1
físico/emocional
2.
Cinismo
.328**
1
3.
Eficacia
profesional
-‐.158*
-‐.489**
1
Engagement
4.
Vigor
-‐.323**
-‐.292**
.487**
1
5.
Dedicación
-‐.303**
-‐.470**
.623**
.722**
1
6.
Absorción
-‐.234**
-‐.330**
.500**
.709**
.707**
1
Autoeficacia
7.
Autoeficacia
académica
-‐.146*
-‐.348**
.601**
.321**
.426**
.327**
**
La
correlación
es
significativa
al
nivel
0.01
(bilateral)
*
La
correlación
es
significante
al
nivel
0.05
(bilateral)
Modelo
de
ecuaciones
estructurales
entre
las
variables
de
burnout,
engagement
y
autoeficacia
Por
último,
se
realizó
un
modelo
de
ecuaciones
estructurales
entre
las
variables
de
burnout,
engagement
y
autoeficacia
académica
de
los
estudiantes
de
Secundaria.
En
la
Figura
1,
se
muestra
el
resultado
del
análisis
con
ecuaciones
estructurales
mediante
el
método
de
extracción
de
máxima
verosimilitud,
confirmando
la
adecuación
del
modelo
compuesto
por
los
constructos
planteados
en
el
estudio,
el
cual,
refleja
una
alta
correlación
inversa
entre
autoeficacia
académica
y
burnout
(r=-‐.97),
lo
que
nos
indicaría
que
altos
niveles
de
burnout
llevan
aparejada
una
baja
autoeficacia
académica.
En
esta
misma
línea,
se
encontró
una
correlación
positiva
(r=.34)
entre
dicha
autoeficacia
y
el
engagement
académico
(véase
figura
1).
Por
lo
que
se
refiere
al
ajuste
del
modelo,
los
diversos
índices
fueron
adecuados,
por
lo
que
se
puede
afirmar
que
el
modelo
propuesto
acerca
de
la
estructura
factorial
entre
el
burnout,
el
engagement
y
la
autoeficacia
académica
resulta
sustentable:
χ2
(9)
=
90.950,
p
<
0.001;
χ2
/gl
=10.106;
Índice
de
ajuste
comparativo
=
0.97;
Índice
de
ajuste
normado
=
0.96;
Índice
de
Tucker-‐Lewis
=
0.92;
Error
de
aproximación
medio
por
grado
de
libertad
=
0.98,
IC
95%
(0.081
–
0.113).
Discusión
y
conclusiones
El
objetivo
del
estudio
fue
analizar
la
relación
entre
el
burnout,
el
engagement
y
la
autoeficacia
académica
en
adolescentes
escolares
pertenecientes
a
diferentes
centros
escolares
en
etapa
de
Educación
Secundaria
Obligatoria.
La
primera
hipótesis
que
se
postuló
fue,
precisamente,
que
aquellos
estudiantes
con
unas
mayores
prevalencias
de
vigor
y
dedicación
en
su
vida
académica
presentarían
menores
niveles
de
agotamiento
físico/emocional
y
cinismo,
reflejado
en
una
relación
significativa
inversa,
siguiendo
una
línea
de
conductas
más
adaptativas.
Dicha
hipótesis
se
cumplió;
los
resultados
de
nuestra
investigación
revelaron
la
relación
significativa
existente
entre
unos
mayores
niveles
de
vigor
y
dedicación
de
los
estudiantes,
en
la
variable
de
engagement,
unidos
con
unos
menores
niveles
de
agotamiento
físico/emocional
y
cinismo,
por
parte
del
burnout.
Figura
1.
Modelo
de
ecuaciones
estructurales
entre
burnout,
engagement
y
autoeficacia
De
esta
manera,
aquellos
alumnos
con
altos
niveles
de
energía,
resistencia
y
constancia
ante
la
demanda
escolar
al
mismo
tiempo
que
comprometidos
e
involucrados
con
la
vida
académica,
presentaron
un
menor
desgaste
físico
y
emocional
así
como
falta
de
interés
hacia
sus
estudios.
Diferentes
estudios
avalan
nuestros
resultados
en
una
línea
de
conductas
más
adaptativas.
Salanova,
Del
Líbano,
Llorens
y
Schaufeli
(2014)
ponen
de
manifiesto
la
relación
inversa
entre
las
dimensiones
que
determinan
el
burnout
y
las
que
caracterizan
el
engagement,
incluida
la
absorción
por
los
estudios,
tal
y
como
también
acontece
los
resultados
de
nuestra
investigación.
De
este
modo,
el
alumnado
se
encontraría,
además
de
lo
expuesto,
en
un
estado
de
inmersión
en
la
tarea
en
la
cual
se
sentiría
cómodo,
confiado
y
exitoso
solventando
las
demandas
académicas
que
le
van
surgiendo.
Salanova,
Martínez
y
Llorens
(2014)
afirman
que
el
óptimo
funcionamiento
académico
se
encuentra
relacionada
negativamente
con
el
burnout
y
positivamente
con
el
engagement
lo
cual
quiere
decir
que
los
estudiantes
que
se
sientan
vigorosos,
eficaces
y
absorbidos
por
el
desarrollo
de
sus
tareas
académicas
y
curso
escolar
en
el
que
se
hallen
inmersos
se
desempeñan
mejor
que
quienes
experimentan
lo
contrario
(Schaufeli
y
Bakker,
2004).
Otros
estudios,
mantienen
esta
relación
inversa
entre
el
burnout
y
el
engagement
académico
unido
a
altos
niveles
de
estrés
y
bajo
rendimiento
académico
(Extremera,
Durán
y
Rey,
2007;
Parra,
2010;
Salavera
y
Usán,
2017).
De
este
modo,
estos
alumnos
no
sólo
mostrarían
un
mayor
agotamiento
físico/emocional
y
cinismo
sino,
también,
altos
niveles
de
desajuste
emocional
acarreando
estrés
que
podría
repercutir
en
su
rendimiento
escolar.
Desde
una
vertiente
contraria,
otros
trabajos
aluden
a
un
mayor
vigor
y
dedicación
unidos
a
una
mayor
inteligencia
emocional,
un
mayor
rendimiento
académico
así
como
una
escasa
prevalencia
de
abandono
de
los
estudios
(Bresó,
Schaufeli
y
Salanova,
2011;
Extremera
et
al.,
2007)
que,
en
definitiva,
repercuten
en
el
bienestar
personal
y
felicidad
de
los
Musitu,
G.
Jiménez,
T.
y
Murgui,
S.
(2012).
Funcionamiento
familiar,
autoestima
y
consumo
de
sustancias
en
adolescentes:
un
modelo
de
mediación.
Revista
de
salud
pública
de
México,
49(1),
3-‐10.
Palacio,
S.,
Caballero,
C.,
González,
O.,
Gravini,
M.
y
Contreras,
K.
(2012).
Relación
del
burnout
y
las
estrategias
de
afrontamiento
con
el
rendimiento
académico
en
estudiantes
universitarios.
Universytas
Psychological,
11(2),
178-‐186.
Parra,
P.
(2010).
Relación
entre
el
nivel
de
engagement
y
el
rendimiento
académico
teórico
y
práctico.
Revista
Educación
Ciencias
de
la
Salud,
7(1),
57-‐63.
Rodriguez-‐García,
A.M.,
Sola-‐Martínez,
T.
y
Fernandez-‐Cruz,
M.
(2017).
Impacto
del
burnout
en
el
desarrollo
profesional
del
profesorado
universitario.
Una
revisión
de
la
investigación.
Revista
universitaria
de
Formación
del
Profesorado,
20(3).
161-‐178.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.20.3.275121
Salanova,
M.,
Bresó,
E.,
y
Schaufeli,
W.
B.
(2005).
Hacia
un
modelo
espiral
de
las
creencias
de
eficacia
en
el
estudio
del
burnout
y
del
engagement.
Ansiedad
y
Estrés,
11,
215-‐231.
Salanova,
M.,
Del
Líbano,
M.,
Llorens,
S.,
y
Schaufeli,
W.
B.
(2014).
Engaged,
workaholic,
burned-‐out
or
just
9-‐to-‐5?
Toward
a
typology
of
employee
well-‐being.
Stress
and
Health,
30,
71-‐81.
Salanova,
M.,
Martínez,
I.
M.,
Bresó,
E.,
Llorens,
S.,
y
Grau,
R.
(2005).
Bienestar
psicológico
en
estudiantes
universitarios:
facilitadores
y
obstaculizadores
del
desempeño
académico.
Anales
de
Psicología,
21,
170-‐180.
Salanova,
M.,
Martínez,
I.
M.,
y
Llorens,
S.
(2014).
Una
mirada
más”
positiva”
a
la
salud
ocupacional
desde
la
Psicología
Organizacional
Positiva
en
tiempos
de
crisis:
aportaciones
desde
el
equipo
de
investigación
WoNT.
Papeles
del
psicólogo,
35,
22-‐
30.
Salanova,
M.,
Schaufeli,
W.,
Martínez,
I.
y
Bresó,
E.
(2009).
How
obstacles
and
facilitators
predict
academic
performance:
The
mediating
role
of
study
burnout
and
engagement.
Anxiety,
Stress
and
Coping,
23,
53-‐70.
Salavera,
C.
y
Usán,
P.
(2017).
Repercusión
de
las
estrategias
de
afrontamiento
de
estrés
en
la
felicidad
de
los
alumnos
de
Secundaria.
Revista
electrónica
interuniversitaria
de
formación
del
profesorado,
20(3),
65-‐77.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.20.3.282601
Schaufeli,
W.
y
Bakker,
A.,
(2004)
Job
demands,
job
resources,
and
relationship
with
burnout
and
engagement:
a
multisample
study.
Journal
of
Organizational
Behavior.
Vol.
25
Issue
3,
293.
Schaufeli,
W.,
Martínez,
I.,
Marques-‐Pinto,
A.,
Salanova,
M.
&
Bakker,
A.
(2002).
Burnout
and
engagement
in
university
students:
A
crossnational
study.
Journal
of
Cross-‐Cultural
Psychology,
33(5),
464-‐481.
Schaufeli,
W.,
Salanova,
M.,
González-‐Romá,
V.,
y
Bakker,
A.
(2002).
The
measurement
of
burnout
and
engagement:
A
confirmatory
factor
analytic
approach.
Journal
of
Happiness
Studies,
3(1),
71-‐92.
Schauffeli,
W.
y
Salanova,
M.
(2007).
Efficacy
or
inefficacy,
that’s
the
question:
Burnout
and
work
engagement,
and
their
relationships
with
efficacy
believes.
Anxiety,
Stress
and
Coping,
20,
177-‐196.
Seligman,
M.
y
Csikszentmihalyi,
M.
(2000).
Positive
psychology:
An
introduction.
American
Psychologist,
55,
5-‐14.
Seligman,
M.,
Steen,
T.,
Park,
N.
y
Peterson,
C.
(2005).
Positive
psychology
progress.
Empi-‐
rical
validation
of
interventions.
American
Psychologist,
60,
410-‐
421.
Vera,
M.,
Le
Blanc,
P.,
Taris,
T.
y
Salanova,
M.
(2014).
Patterns
of
engagement:
the
relationship
between
efficacy
beliefs
and
task
engagement
at
the
individual
versus
collective
level.
Journal
of
Applied
Social
Psychology,
44,
133-‐144.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.314201
Resumen
El
error
y
su
corrección
se
revelan
como
elementos
clave
en
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
una
segunda
lengua
(L2).
Los
factores
generadores
de
errores,
tras
haber
sido
objeto
de
numerosos
estudios
sobre
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
L2,
comienzan
a
manifestarse
como
parte
imprescindible
de
la
competencia
profesional
docente.
Es
parte
de
la
responsabilidad
de
las
instituciones
académicas
encargadas
de
la
formación
del
profesorado
centrarse
en
la
corrección
de
errores
en
la
perspectiva
de
que
los
profesores
cuenten
con
unos
conocimientos,
unas
aptitudes
y
unas
actitudes
orientadas
a
la
mejora
de
la
corrección
y
al
feedback
en
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
L2.
En
el
presente
trabajo
nos
proponemos
realizar
una
revisión
teórica
en
torno
a
los
tres
componentes
de
la
competencia
profesional
docente,
a
saber:
los
conocimientos,
las
aptitudes
y
las
actitudes
de
los
profesores
de
L2
en
relación
al
error
y
a
su
corrección
en
las
producciones
escritas.
Palabras
clave
Error;
corrección;
enseñanza-‐aprendizaje;
L2.
Teacher
training
in
error
and
its
correction
in
the
written
productions
of
L2
students:
knowledge,
skills
and
attitudes
Contacto:
Susana
Merino
Mañueco,
susana.merino.manueco@uva.es.
Facultad
de
Educación
y
Trabajo
Social.
Universidad
de
Valladolid.
Paseo
de
Belén,
1.
Campus
Miguel
Delibes,
47011,
Valladolid.
Artículo
vinculado
a
proyecto
de
investigación
financiado
por
la
Consejería
de
Educación.
Junta
de
Castilla
y
León.
Orden
EDU/332/2017.
Licencia
por
estudios
curso
2017-‐2018.
Susana
Merino
Mañueco
Abstract
The
concepts
of
error
and
error
correction
have
been
considered
a
focus
of
attention
in
the
teaching
and
learning
of
a
second
language
(L2).
One
of
the
main
goals
in
L2
teaching
and
learning
research
is
to
identify
error-‐causing
factors
in
student
written
productions.
The
identification
of
these
factors
is
therefore
becoming
an
essential
part
of
professional
teaching
competence.
As
a
consequence,
the
responsible
academic
institutions
for
teacher
training
must
provide
teachers
the
necessary
training
on
error
correction
and
feedback.
In
this
paper
we
intend
to
conduct
a
theoretical
review
around
the
three
components
of
professional
teaching
competence:
knowledge,
skills
and
attitudes
of
L2
teachers
regarding
error
and
error
correction
in
written
productions.
Key
words
Error;
correction;
teaching
and
learning;
L2.
Introducción
Dada
la
importancia
de
la
corrección
de
errores,
la
formación
del
profesorado
en
torno
a
esta
se
perfila
como
componente
necesario
tanto
desde
una
perspectiva
teórica
como
práctica.
Refiriéndose
a
los
manuales
escolares
y
a
las
guías
didácticas
que
los
acompañan,
instrumento
considerado
tradicional
para
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
lenguas,
Burt
(1975)
ya
venía
destacando
que
estos
no
ofrecen
una
formación
directa
y
explícita
para
una
corrección
eficaz,
con
lo
cual
se
impone
como
necesidad
una
formación
al
respecto.
En
este
acercamiento,
el
autor
hacía
hincapié
en
que
la
formación
del
profesorado
esté
enfocada
hacia
los
posibles
errores
ya
que,
en
su
opinión
se
impone
como
imprescindible
“to
be
prepared
to
handle
the
variety
of
errors
that
inevitably
occur
in
student
speech
and
writing”
(Burt,
1975,
p.
53).
La
existencia
de
numerosos
estudios
realizados
en
torno
a
la
enseñanza-‐aprendizaje
orientados
a
identificar
los
factores
generadores
de
errores
en
L2
resaltan,
según
encontramos
en
Stockman
y
Pluut
(1999),
la
obligación
de
incluir
dichos
factores
dentro
de
la
competencia
profesional
docente
del
profesor
de
L2
o
como
ellos
mismos
destacan
“a
major
goal
of
second-‐language
acquisition
research
is
to
identify
factors
that
influence
speaker/listener
errors”
(p.
185).
Así
es
como,
se
empieza
a
hablar
de
unas
exigencias
por
parte
de
las
instituciones
de
enseñanza
de
una
formación
de
los
profesores
de
L2
orientada
en
torno
a
la
identificación,
clasificación,
explicación
y
corrección
de
errores.
El
conocimiento
del
propio
proceso
de
corrección
de
errores
supondrá,
en
palabras
de
Torijano
Pérez
(2004),
saber
adecuarse
a
la
realidad
de
la
clase,
a
la
personalidad
del
alumno,
al
tipo
de
error
y
a
la
frecuencia
con
que
se
repite
haciendo
al
alumno:
Consciente
de
su
capacidad:
que
no
piense
que
ésta
es
nula
porque
recibe
una
corrección
cada
dos
palabras,
pero
que
tampoco
se
considere
acreedor
al
nivel
propio
del
nativo
porque
el
profesor
no
le
haya
hecho
notar
ninguna
de
sus
desviaciones.
(Torijano
Pérez,
2004,
pp.
72-‐73)
Desde
el
contexto
educativo
rumano,
Constantinescu
(2011)
insistía
en
la
necesidad,
por
parte
del
profesor,
de
tener
un
conocimiento
preciso
de
los
errores
de
sus
alumnos.
En
este
sentido,
propone
exponerlos
durante
los
primeros
días
de
clase
a
una
serie
de
actividades
en
las
que
se
les
solicitará
la
elaboración
de
varios
textos
en
L2.
A
partir
de
la
corrección
y
posterior
análisis
de
dichas
producciones
escritas,
el
profesor
podrá
elaborar
un
corpus
de
errores,
lo
cual
le
permitirá
posteriormente
“de
répertorier
les
erreurs
et
de
les
classer
par
rubriques:
phonétique,
morphosyntaxe,
semantique,
etc”
(Constantinescu,
2011,
p.
85).
Esta
clasificación
de
los
errores
más
frecuentes
le
ayudará
a
seleccionar
las
actividades
“susceptibles
de
résoudre
les
difficultés
d´apprentissages
rencontrés
par
ses
éleves”
(Constantinescu,
2011,
p.
85).
La
misma
opinión
la
encontramos
en
Ferris
(2004)
quien,
desde
el
contexto
educativo
norteamericano,
afirmaba
que
los
profesores
deben
prepararse
para
poder
llevar
a
cabo
un
tratamiento
de
errores
adecuado.
Una
formación
que
incluya
no
solo
aspectos
teóricos
relacionados
con
la
gramática
de
la
L2
(cuyo
conocimiento
profundo
les
permitirá
poder
aportar
una
explicación
sobre
la
norma
gramatical
correspondiente),
sino
también
aspectos
prácticos
en
torno
a
la
localización
de
los
errores
y
su
posterior
interpretación.
Nos
situamos
en
la
línea
de
la
mencionada
autora
por
cuanto
que
el
profesor
debe
contar
con
la
formación
necesaria
para
poder
ser
capaz
de
proporcionar
al
alumno
el
feedback
que
acompañará
a
la
corrección
de
errores.
La
forma
de
aproximarse
al
alumno
y
de
hacerle
llegar
dicho
feedback,
sin
que
este
consiga
despistarlo
o
desanimarlo
durante
la
elaboración
de
su
producción
escrita
implica,
en
palabras
de
Ferris
(2004)
“some
careful
decision-‐
making
on
the
part
of
the
teacher
which
considers
the
students’
needs
and
backgrounds
and
the
instructional
context”
(p.
59).
A
esta
necesidad
de
formación
del
profesor
en
torno
a
la
corrección
de
errores
y
al
feedback,
la
citada
autora
añade
como
requisito
imprescindible
de
la
competencia
profesional
docente
el
hecho
de
que
los
profesores
de
L2
sepan
transmitir
al
alumno
la
importancia
de
que
sean
ellos
mismos
los
que
desarrollen
sus
propias
estrategias
de
revisión
y
de
corrección
de
las
producciones
escritas
para
detectar
y,
posteriormente,
aprender
de
sus
propios
errores.
Conocimientos,
aptitudes
y
actitudes
del
profesor
ante
el
error
y
su
corrección
Los
conocimientos
junto
con
las
aptitudes
y
las
actitudes
del
profesor
sobre
el
error
son
los
componentes
que
entran
a
formar
parte
de
la
formación
profesional
docente.
Desde
las
políticas
lingüísticas
europeas
manifestadas
en
determinados
documentos
de
referencia
se
ha
intentado
conceder
una
atención
a
la
formación
del
profesor
orientada
al
error
y
a
su
corrección.
Es
el
caso
del
Marco
Común
Europeo
de
Referencia
para
las
lenguas:
aprendizaje,
enseñanza,
evaluación
(MCER)
(Ministerio
de
Educación,
Cultura
y
Deporte
[MECD],
2002)
el
cual
plantea
la
necesidad
de
que
los
profesores
de
L2
cuenten
con
un
conocimiento
preciso
sobre
las
faltas
y
los
errores
de
los
alumnos
estableciendo
una
clara
diferencia
entre
estos.
Del
mencionado
documento
europeo
extraemos
la
idea
de
proporcionar
un
tratamiento
distinto
para
cada
uno
de
los
casos
proponiendo
determinadas
claves
que
sustenten
el
desarrollo
profesional
docente:
a)
el
profesor
debería
corregir
inmediatamente
todos
los
errores
y
faltas;
b)
se
debería
fomentar
sistemáticamente
la
corrección
inmediata
por
parte
de
un
compañero
y,
de
este
modo,
conseguir
erradicar
los
errores;
c)
se
deben
señalar
y
corregir
todos
los
errores
cuando
esto
no
interfiera
en
la
comunicación
(por
ejemplo:
separando
el
desarrollo
de
la
corrección
del
desarrollo
de
la
fluidez);
post-‐reflection.
These
types
of
reflection
follow
one
another;
that
is,
they
take
place
before,
during
and
after
interactive
teaching.
(Peters,
1984,
p.
22)
En
la
presente
cita
observamos
que
Peters
(1984)
también
hace
referencia
a
la
necesidad
de
llevar
a
cabo
todo
este
proceso
de
reflexión
no
solo
al
final
de
la
actividad
de
corrección
de
errores,
sino
que,
como
hemos
apuntado
anteriormente,
dicha
reflexión
ha
de
estar
presente
a
lo
largo
de
todo
el
proceso
didáctico.
Retenemos
por
tanto
la
idea
que
plantea
Peters
(1984),
respecto
a
la
continuidad
de
la
reflexión
y
asociamos
los
tres
momentos
mencionados
en
su
cita
con
los
Actos
Profesionales
Docentes
(APD)
que
forman
parte
de
la
responsabilidad
docente.
Así
pues,
el
momento
de
pre-‐reflection
correspondería
a
la
fase
de
planificación,
el
peri-‐reflection
a
la
fase
de
intervención
y,
finalmente
el
momento
de
post-‐reflection
se
relacionaría
con
la
fase
de
evaluación.
Por
todo
ello,
los
conocimientos
del
profesor,
desde
su
vertiente
reflexiva,
influirán
de
manera
decisiva
tanto
en
las
propias
aptitudes,
entendidas
estas
como
futuras
actuaciones
llevadas
a
cabo
en
torno
al
error
y
a
su
corrección,
como
también
en
las
actitudes
o
conductas
que
acompañan
a
dicho
proceso.
Aptitudes
en
torno
al
error
y
su
corrección
Podemos
decir
que,
en
ocasiones,
el
docente
se
encuentra
ante
varias
incógnitas
relacionadas
con
la
corrección
de
errores
no
solo
con
respecto
a
su
posible
utilidad,
sino
también
acerca
de
qué,
cómo
y
cuándo
corregir.
Se
impone
que
para
llevar
a
cabo
todo
el
proceso
de
corrección
debe
demostrar
y
poner
en
práctica
una
serie
de
aptitudes.
La
aptitud,
en
palabras
de
Mallart
(2004),
aparece
definida
como
la
“capacidad
latente
de
poder
realizar
alguna
acción
o
de
poder
aprender
alguna
actividad”
(p.
76).
Sin
embargo,
Galisson
y
Coste
(1982,
p.
42),
la
entendían
en
términos
de
predisposición
o
“substrat
constitutionnel”
(p.
42)
del
sujeto
que
se
manifiesta
como
“capacité
directement
mesurable”
(p.
42).
Se
revela,
por
tanto,
como
“un
ensemble
de
comportements”
(p.
54)
que
podríamos
traducir
como
una
competencia
dirigida
hacia
la
corrección
de
errores.
Volvemos
a
acudir
a
los
documentos
de
referencia
europeos
observando
que
es
el
MCER
(MECD,
2002)
el
que
lanzaba
la
idea
de
incluir
los
resultados
extraídos
de
la
observación
y
del
análisis
de
errores
de
los
alumnos
en
la
programación
general
del
curso.
Asimismo,
estos
resultados
podrán
proporcionar
orientación
para
la
planificación
de
las
actividades,
la
secuenciación
didáctica
y
los
materiales
utilizados.
Además,
podrán
ayudar
al
profesor
en
el
proceso
de
evaluación
de
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
la
L2
del
alumno
(Merino
Mañueco,
2016).
En
otros
documentos
europeos
de
referencia
de
las
lenguas
como
European
Profile
for
Language
Teacher
Education
-‐
A
Frame
of
Reference
(Kelly,
Grenfell,
Allan,
Kriza
&
McEvoy,
2004)
en
el
que
se
presentan
los
aspectos
más
representativos
de
un
programa
de
formación
de
profesorado
no
se
concede
atención
a
la
aptitud
del
profesor
orientada
a
corregir.
Observamos,
por
tanto,
que
en
dicho
documento
se
han
enfocado
otros
aspectos
como
el
de
aportar
recursos,
actividades
orientadas
a
las
nuevas
tecnologías
de
la
información,
interculturalidad,
ciudadanía
europea…etc.
Sin
embargo,
no
menciona
el
hecho
de
dotar
a
los
profesores,
durante
su
formación,
de
unas
aptitudes
específicas
en
torno
a
la
corrección
de
errores.
Desde
el
contexto
norteamericano,
Ferris
(2002)
señalaba
la
importancia
de
que
los
profesores
de
L2
estén
capacitados
para
la
corrección
de
errores
en
L2
afirmando
que
“before
we
can
prepare
our
students
to
cope
with
errors
in
their
writing,
we
must
prepare
ourselves”
(p.
48).
La
autora
manifiesta
en
su
estudio
el
hecho
de
que
muchos
de
los
futuros
profesores
del
programa
de
master
del
que
ella
formaba
parte,
no
eran
capaces
de
aportar
un
análisis
adecuado
de
los
errores
de
las
producciones
escritas
de
sus
alumnos.
Considera,
por
tanto,
que
el
profesor
de
L2
no
solo
necesita
contar
con
aptitudes
que
le
permitan
saber
escoger
de
entre
una
gran
variedad
de
recursos,
técnicas
y
materiales
orientados
al
análisis
de
errores,
sino
también
contar
con
un
sólido
conocimiento
de
la
lengua
respaldado
de
unas
aptitudes
en
torno
al
análisis
efectivo
de
errores.
Ferris
(2002)
formulaba
y
describía
cuatro
principios
fundamentales
que
debe
cumplir
todo
profesor
de
L2
en
términos
de
corrección
de
errores.
El
primero
de
ellos
alude
a
la
exigencia
por
parte
de
las
instituciones
de
que
los
profesores
tengan
un
dominio
de
aquellos
aspectos
gramaticales
especialmente
problemáticos
para
los
hablantes
no
nativos;
el
segundo
principio
destaca
la
necesidad
de
que
los
profesores
puedan
ser
capaces
de
reconocer
e
identificar
los
errores
de
las
producciones
escritas
de
los
alumnos.
Como
tercer
principio,
la
autora
resalta
la
importancia
de
la
enseñanza
de
la
gramática
de
la
L2
por
parte
del
profesor
unida
a
la
necesidad
de
poseer
un
conocimiento
profundo
de
lo
que
implica
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
una
L2.
Desde
el
contexto
español,
Cassany
(1993)
incluía
en
su
obra
un
decálogo
de
recomendaciones
respecto
a
qué,
cómo
y
cuándo
corregir
los
errores
con
el
fin
de
intentar
mejorar
la
expresión
escrita
de
los
alumnos
de
L2.
En
primer
lugar,
propone
que
se
corrija
solo
lo
que
el
alumno
pueda
aprender;
en
segundo
lugar,
que
se
lleve
a
cabo
la
corrección
inmediatamente
después
de
la
producción
para
que
el
alumno
pueda
recordar
el
contexto
y
el
motivo
por
el
cual
decidió
utilizar
una
expresión
en
particular;
la
tercera
recomendación
gira
en
torno
a
la
corrección
de
las
versiones
o
borradores
escritos
por
el
alumno
antes
de
llevar
a
cabo
el
texto
final
ya
que
dichas
producciones
aportarán
una
idea
más
amplia
de
las
intenciones
del
alumno.
Además,
el
autor
propone
al
profesor
que
no
sea
él
quien
realice
todo
el
trabajo
de
corrección,
sino
que
intente
crear
situaciones
de
aprendizaje
que
se
presten
a
la
corrección
en
parejas,
en
grupos
o
autocorrección.
A
esta
recomendación
añade
la
de
dar
instrucciones
concretas
y
prácticas,
dejar
tiempo
en
la
clase
para
que
los
alumnos
puedan
leer
y
comentar
las
correcciones,
hablar
individualmente
con
cada
alumno,
aportar
instrumentos
que
permitan
a
los
alumnos
autocorregirse:
diccionarios,
gramáticas…etc.
asegurando
la
calidad
de
la
corrección.
La
visión
de
Cassany
(1993)
es,
en
definitiva,
la
de
utilizar
la
corrección
como
un
recurso
didáctico
en
sí.
Asimismo,
tal
y
como
planteaban
Cassany
(1993)
y
Ferris
(2002),
se
impone
la
idea
de
contar
con
unas
aptitudes
relacionadas
con
la
corrección
además
de
un
conocimiento
profundo
respecto
al
qué,
cómo
y
cuándo
corregir
los
errores
de
las
producciones
escritas
de
sus
alumnos
de
L2,
en
definitiva,
con
una
formación
específica
al
respecto.
Actitudes
ante
el
error
y
su
incidencia
en
la
enseñanza-‐aprendizaje
de
expresión
escrita
en
L2
El
término
de
actitud
cuenta
con
numerosas
acepciones.
Nos
detenemos
en
la
propuesta
de
Hobbs
(2011)
sobre
las
creencias
de
los
profesores
de
L2,
definiéndolas
como
“ideas,
attitudes,
assumptions,
values
and
knowledge
about
teaching
and
learning
that
teachers
accumulate
and
bring
with
them
to
the
classroom”
(p.
156)
al
destacar
su
importancia
en
el
ámbito
de
la
educación
de
los
profesores
de
lenguas
puesto
que
“examining
them
helps
language
teaching
education
researchers
and
educators
to
understand
better
the
complex
nature
of
the
classroom”
(Hobbs,
2011,
p.
156).
Desde
el
ámbito
de
la
Didáctica,
Galisson
y
Coste
(1982)
definían
el
término
actitud
como
una
serie
de
disposiciones
interiores
de
un
individuo
con
respecto
a
los
objetos,
situaciones
actitudes
existentes
en
torno
a
las
faltas
y
a
los
errores
de
los
alumnos,
según
se
puede
observar
a
continuación:
a)
los
errores
y
las
faltas
demuestran
el
fracaso
del
aprendizaje;
b)
los
errores
y
las
faltas
demuestran
una
enseñanza
ineficaz;
c)
los
errores
y
las
faltas
demuestran
la
voluntad
que
tiene
el
alumno
de
comunicarse
a
pesar
del
riesgo
de
equivocarse;
d)
los
errores
son
el
producto
inevitable
y
pasajero
de
la
interlengua
que
desarrolla
el
alumno;
e)
las
faltas
son
inevitables
en
cualquier
uso
de
la
lengua,
incluyendo
el
de
los
hablantes
nativos.
(MECD,
2002,
pp.
153-‐154)
Nos
posicionamos
en
la
perspectiva
de
Gardner
(2010)
por
cuanto
que
existe
la
necesidad
por
parte
del
profesor
de
crear
“a
relaxed
atmosphere
in
the
L2
classroom”
(p.
188)
que
se
asociará
a
una
actitud
positiva
hacia
el
error
y
hacia
la
corrección.
Diversos
estudios
coinciden
en
señalar
el
hecho
de
que
un
ambiente
distendido
y
de
confianza
influirá
en
los
alumnos
a
la
hora
de
expresar
sus
ideas
y
opiniones
de
una
manera
libre.
Según
el
mencionado
autor,
esto
también
implica
que
los
profesores
adopten
una
actitud
de
tolerancia
ante
el
error
y
de
cercanía
hacia
el
alumno.
Una
relación
cercana
entre
alumno-‐
profesor
y
un
ambiente
relajado
en
el
aula
serán
determinantes
para
motivar
al
alumno
y
lograr
una
predisposición
favorable
hacia
la
realización
de
sus
producciones
escritas
de
una
manera
autónoma.
Discusión
y
conclusiones
La
valoración
del
error
es
entendida
como
la
posición
que
toma
el
profesor
ante
este
y
el
aprovechamiento
y/o
posible
integración
dentro
del
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje
de
L2.
Partiendo
de
dicha
valoración,
nos
centramos
en
la
actitud
como
un
componente
que,
junto
con
los
conocimientos
y
las
aptitudes,
forman
parte
del
concepto
de
competencia
del
profesor
en
torno
al
error.
Es
obligación
del
profesor,
transmitir
al
alumno
la
idea
de
la
importancia
que
tiene
la
enseñanza
y
el
aprendizaje
de
la
lengua
mostrándole
los
enormes
beneficios
que
podrá
encontrar
en
un
futuro
si
es
capaz
de
adquirir
un
buen
dominio
tanto
de
su
lengua
materna
como
de
otras
lenguas.
Es
de
suma
importancia,
desde
un
punto
de
vista
didáctico,
que
el
alumno
trabaje
su
producción
escrita
de
una
manera
organizada,
utilizando
un
vocabulario
rico
y
matizado
ya
que,
“quien
escribe
de
forma
ordenada,
con
corrección
ortográfica
y
con
pulcritud,
proyectará
siempre
una
imagen
positiva
de
sí
mismo
ante
los
demás”
(Ministerio
de
Educación,
Cultura
y
Deporte
[MECD],
2011,
Introducción,
2).
El
documento
lanzado
en
2011
por
la
Secretaría
de
Estado
de
Educación
y
Formación
Profesional
del
Ministerio
de
Educación,
Cultura
y
Deporte,
pone
de
manifiesto
que,
los
alumnos,
especialmente
durante
la
etapa
de
Educación
Primaria
“deberán
ir
mejorando
poco
a
poco
en
la
redacción
de
textos
breves,
coherentes
y
bien
organizados”
(MECD,
2011,
Introducción,
3).
Para
ello,
el
profesor
deberá
solicitar
al
alumno
que
produzca
una
amplia
variedad
de
textos
escritos
siempre
relacionados
con
temas
cercanos
a
sus
intereses
particulares
con
el
objetivo
de
que
se
lleve
a
cabo
un
aprendizaje
significativo.
En
una
sociedad
marcada
por
el
auge
evidente
de
las
Nuevas
Tecnologías
de
la
Información
en
la
que
“la
publicidad
y
la
informática
han
modificado
sustancialmente
los
cánones
gráficos
y
la
tecnología
de
la
escritura”
(Viñao
Frago,
2002,
p.
358)
se
impone
conceder
una
especial
atención
a
la
expresión
escrita
de
los
alumnos
de
L2.
El
uso
de
redes
sociales,
programas,
y
aplicaciones
informáticas
que
hemos
incluido
en
nuestra
vida
diaria,
nos
obliga
a
comunicarnos
constantemente
a
través
de
textos
escritos
los
cuales,
no
necesitan
ser
textos
completos
y
pulidos,
sino
que
cumplen
una
función
meramente
comunicativa.
Es
obvio
que,
en
los
mencionados
mensajes
de
texto
utilizados
en
chats
y
redes
sociales
se
toleran
determinados
errores
(como,
por
ejemplo,
los
de
tipo
ortográfico
o
de
puntuación),
pero,
por
otro
lado,
existen
otros
que
pueden
llevar
a
confusiones
y
a
una
falta
de
comunicación.
Podemos
decir
que,
a
pesar
de
la
omnipresencia
de
la
Nuevas
Tecnologías
instaurada
en
nuestra
sociedad
actual
debemos
tener
en
cuenta
que
todavía
se
demanda
un
tipo
de
escritura
comprensible
y
legible
tanto
para
el
emisor
como
para
el
receptor
o
receptores.
Consecuentemente,
se
impone
que
el
profesor
siempre
procure
introducir
ejercicios
que
motiven
al
alumno
para
que
este
mantenga
una
buena
disposición
hacia
el
aprendizaje
de
la
L2,
utilizando
una
metodología
que
favorezca
una
actitud
positiva
(Méndez
Santos,
2016)
hacia
la
lengua
y
hacia
la
producción
escrita.
En
el
aula
de
lengua
en
general
y
en
el
de
L2,
en
nuestro
caso
particular,
se
impone
como
necesidad
desarrollar
la
expresión
escrita
como
destreza.
Sin
embargo,
toda
producción
escrita,
especialmente
en
una
L2,
conlleva
implícitamente
la
idea
de
cometer
errores
ya
que,
a
la
hora
de
redactar,
el
alumno
recurre
a
la
interlengua
o
“sistema
transitorio”
(Núñez-‐Méndez,
2001,
p.
133)
por
el
que
atraviesa
el
aprendiz
en
su
acercamiento
a
una
competencia
en
L2.
Desde
esta
perspectiva
se
pone
de
relieve
la
necesidad
de
una
formación
del
profesorado
de
L2
en
torno
al
error
y
a
su
corrección.
Así
pues,
coincidimos
con
de
la
Torre
et
al.
(1994)
quienes
insistían
en
esta
idea
ya
que
dicha
formación
permitirá
al
profesor
conocer
el
nivel
de
competencia
en
L2
de
los
alumnos,
adquirir
conocimientos
sobre
el
funcionamiento
de
la
L2,
y
“obtener
informaciones
sobre
las
dificultades
de
aprendizaje
más
comunes”
(p.
92).
La
formación
del
profesor,
de
acuerdo
con
los
mencionados
autores
ha
de
estar
orientada
a
la
observación
y
al
uso
de
los
instrumentos
de
diagnóstico
de
errores.
Esta
actividad
de
clasificación
y
diagnóstico
de
errores
debe
realizarse,
de
acuerdo
con
de
la
Torre
et
al.
(1994)
de
manera
conjunta
con
los
propios
alumnos,
ya
que,
según
los
autores,
deben
“reconocer
y
descubrir
sus
propios
errores
favoreciendo
la
autogestión
de
los
mismos”
(p.
122).
Se
impone
por
tanto
la
necesidad
de
involucrar
a
estos
en
su
propio
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje.
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Sanz
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Del
Marco
Europeo
de
las
cualificaciones
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“European
Profiling
Grid”
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empleabilidad
de
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correction
in
L2
writing
classes.
Language
Learning,46
(2),
327-‐369.
Rodríguez
Pulido,
J.,
Artiles
Rodríguez,
J.
&
Guerra
Santana,
M.
(2018).
Las
ramas
de
conocimiento
en
la
formación
del
profesorado
de
la
institución
superior.
Revista
Electrónica
Interuniversitaria
de
Formación
del
Profesorado,
21(2),
167-‐178.
DOI:
http://dx.doi.org/10.6018/reifop.21.2.314731
Las
ramas
de
conocimiento
en
la
formación
del
profesorado
de
la
institución
superior
Josefa
Rodríguez
Pulido,
Josué
Artiles
Rodríguez
y
Mónica
Guerra
Santana
Facultad
de
Educación.
Universidad
de
Las
Palmas
de
Gran
Canaria
Resumen
La
formación
del
docente
universitario
es
un
tema
que
preocupa
a
numerosas
universidades,
cuyo
enfoque
metodológico
está
cambiando
desde
una
concepción
tradicional
de
la
enseñanza
a
una
perspectiva
más
práctica.
El
objetivo
del
trabajo
fue
profundizar
en
los
planes
que
tienen
distintas
universidades
para
formar
su
profesorado
y
conocer
puntos
en
común
y
divergentes.
La
metodología
se
centra
en
el
análisis
de
contenido
de
los
planes
de
formación
de
36
universidades
españolas
y
europeas.
Los
resultados
señalan
que
la
formación
del
profesorado
responde
a
diferentes
perfiles
y
etapas
profesionales
del
docente
universitario.
Se
discuten
las
implicaciones
para
la
práctica.
Palabras
clave
Docencia
universitaria;
Formación
del
profesorado;
planes
de
formación;
modalidades
formativas.
The
branches
of
knowledge
in
teacher
training
of
the
higher
institution
Abstract
The
training
of
the
university
teacher
in
a
topic
that
concerns
universities,
whose
methodological
approach
is
changing
from
a
traditional
conception
of
teaching
to
a
more
Contacto:
Josefa
Rodríguez
Pulido,
Josefa.rodriguez@ulpgc.es.
ULPGC. c/
Santa
Juana
de
Arco,
1
-‐
Las
Palmas
de
Gran
Canaria
-‐
35004
-‐
España
Josefa
Rodríguez
Pulido,
Josué
Artiles
Rodríguez
y
Mónica
Guerra
Santana
practical
perspective.
The
objective
of
the
work
was
to
deepen
in
the
planes
that
have
different
universities
to
form
their
teaching
staff
and
to
know
points
in
common
and
divergent.
The
methodology
focuses
on
the
content
analysis
of
the
training
plans
of
36
universities.
The
results
indicate
that
teacher
training
responds
to
different
profiles
and
professional
stages
of
the
university
teacher.
The
implications
for
practice
are
discussed.
Key
words
University
teaching;
Teacher
training;
training
aircraft;
training
modalities.
Introducción
Los
enfoques
y
planes
de
formación
del
profesorado
han
tomado
especial
trascendencia
para
políticos,
investigadores
y
el
colectivo
docente
en
activo
(Leite
y
Hortas,
2016).
La
diversidad
en
las
formas
de
actuación
del
docente
universitario,
y
las
diferentes
maneras
de
funcionar
de
estas
instituciones,
hace
que
no
sea
cómodo
ser
profesor/a
universitario
en
la
actualidad
(Zabalza,
2009).
De
ahí
que,
en
estos
momentos,
es
necesario
realizar
un
gran
esfuerzo
y
plantearse
nuevas
metas
relacionadas
con
la
Formación
del
profesorado
universitario
(en
adelante
FPU).
Aramburuzabala,
Hernández-‐Castilla,
y
Uribe
(2013)
afirman
que
es
fundamental
registrar
los
posibles
contextos
hacia
los
que
se
dirige
el
sistema
universitario
español
en
los
próximos
años
para
profundizar
sobre
la
formación
de
sus
docentes.
Para
Marcelo
(2001)
la
sociedad
exige
de
los
profesionales
una
permanente
actividad
de
formación
y
aprendizaje,
de
ahí
la
necesidad
de
dar
respuesta
a
determinadas
cuestiones
¿Cómo
deberían
formarse
los
nuevos
profesores?
En
este
sentido,
las
universidades
anglosajonas
como
francófonas
cuentan,
al
igual
que
en
España,
con
una
variedad
de
prácticas
formativas
(March,
2008).
Según
Guarro,
Martínez
y
Pruaño
(2017)
existen
dos
referentes
teóricos
en
las
políticas
de
formación:
el
análisis
crítico
del
discurso
centrando
la
atención
en
los
elementos
ideológicos
y
la
teoría
pedagógica
sobre
desarrollo
profesional.
Pero
es
imposible
encontrarnos
modelos
o
planteamientos
únicos
de
la
FPU,
aunque
sí
podría
ser
de
interés
la
existencia
de
un
planteamiento
sistémico
a
nivel
nacional
y
autonómico,
que
generen
el
marco
global
en
el
que
se
desarrollen
las
políticas
(Valcárcel,
2003;
Del
Valle,
2009;
Aramburuzabala,
Hernández-‐Castilla
y
Uribe,2013).
Los
modelos
y
enfoques
de
FPU
deben
contemplar
las
orientaciones
encaminadas
hacia
la
asunción,
por
parte
de
los
docentes,
de
las
funciones
de
la
universidad,
cómo
debe
ser
el
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje,
y
otras
funciones
que
podrían
asumir
como
miembros
de
la
comunidad
universitaria.
La
delimitación
de
las
concepciones
básicas
del
modelo
de
FPU
permitiría
comprender
las
funciones
y
demandas
que
se
asignan
al
docente
(De
Lella,
1999).
En
definitiva,
el
modelo
diseñado
visibilizaría
la
misión
y
función
de
la
Universidad,
la
visión
de
los
procesos
de
aprendizaje,
el
rol
del
docente
y
por
supuesto
el
perfil
del
profesional
que
forma.
La
institución
debería
también
tener
en
cuenta
los
tiempos
de
formación
para
ofrecer
un
programa
al
profesorado
acorde
al
perfil
profesional,
bien
antes
de
ingresar
a
la
Universidad
o
inmediatamente
a
la
incorporación
al
aula
(Torra
Bitlloch,
et
al.2013).
La
realidad
es
que
la
formación
del
profesorado
no
forma
parte
intrínseca
de
la
profesión,
al
depositarse
en
los
docentes
la
premisa
que
para
ser
docente
sólo
es
necesario
saber
de
la
disciplina
(Imbernón,
2012).
Muñoz
(2011)
considera
que
el
docente,
para
ejercer
en
la
universidad,
sólo
se
forma
en
la
disciplina
de
la
materia
que
imparte
y
su
formación
didáctica
es
escasa.
Esto
se
observa
en
un
estudio
realizado
por
Feixas
et
al.
(2013)
en
18
Universidades
españolas,
resaltando
que:
Método
Diseño
Para
este
estudio
se
ha
optado
por
llevar
a
cabo
un
método
cualitativo
que
nos
permitiera
ahondar
en
la
diversidad
de
planes
de
formación
para
los
docentes
universitarios
que
se
llevan
a
cabo
en
distintas
instituciones
de
educación
superior.
A
través
del
análisis
de
contenidos
(Mayrin,
2000)
se
investigaron
los
documentos
para
profundizar
en
la
información
recogida
en
los
planes
y
comprender
esa
realidad.
De
esta
forma
se
pudo
realizar
una
revisión
de
la
documentación
donde
se
recabó
información
sobre
particularidades
que
no
se
apreciaban
al
comienzo
(Taylor
y
Bodgan,
1984).
Así,
el
enfoque
de
investigación
permitió
profundizar
más
allá
de
aspectos
representativos
(Sandín,
2003),
en
particular
el
análisis
de
contenido
de
los
planes
de
formación.
Participantes
Hemos
analizado
un
total
de
treinta
y
seis
instituciones
públicas
de
educación
superior
europeas
pertenecientes
a
Reino
Unido,
Alemania,
Portugal,
Suiza,
Escocia,
Francia
y
Suecia,
haciendo
un
análisis
más
profundo
en
España,
con
universidades
de
Galicia,
Andalucía,
Alicante,
Canarias,
Valencia,
Madrid,
Cataluña.
El
conjunto
de
universidades
permitió
la
saturación
de
datos
para
extraer
la
radiografía
del
mapa
actual
y
ayudarnos
a
la
reflexión
del
diseño
de
un
plan
de
formación
para
diferentes
contextos.
Se
realizó
una
revisión
inicial
de
los
planes
de
formación
que
estaban
disponibles
y
accesibles
a
través
de
la
web
en
distintas
universidades,
se
seleccionaron
aquellas
que
permitían
el
acceso
y,
además,
mostraban
los
contenidos
básicos
que
se
tratarían,
los
destinatarios,
recursos
o
la
orientación
hacia
la
gestión,
la
investigación
o
la
docencia.
Instrumento
Con
los
referentes
teóricos
se
partió
de
un
registro
que
nos
permitiese
sistematizar
la
recogida
de
datos
(Bardin,
1996).
El
instrumento
estaba
conformado
en
forma
de
matriz
de
contenido
semántico
con
la
finalidad
de
permitir
el
contraste
cualitativo
de
los
datos.
Los
datos
que
recaba
están
relacionados
con
el
tipo
de
formación,
la
temática
de
los
cursos
para
formar
al
docente
universitario,
el
perfil
para
el
que
está
destinada
la
formación,
el
tipo
de
resultados
que
se
persigue,
la
especificidad
por
áreas
o
ramas
de
conocimiento,
el
contexto
al
que
va
dirigido
teniendo
en
cuenta
la
perspectiva
de
gestión,
la
docente
y/o
la
investigadora.
Procedimiento
y
análisis
de
datos
El
informe
que
presentamos
es
una
revisión
del
objeto
de
estudio
de
cara
a
la
reflexión,
el
debate
y
la
puesta
en
práctica
de
la
formación
del
docente
universitario.
Esto
se
ha
realizado
en
dos
fases
distintas:
Primera
fase:
realización
de
la
revisión
bibliográfica
sobre
la
formación
del
profesorado
universitario.
De
esta
forma
surgen
distintos
enfoques
para
el
análisis
de
planes
de
formación
como
los
centrados
en
ramas
de
conocimiento.
Segunda
fase:
revisión
de
los
diversos
planes
de
formación
existente
en
distintas
universidades
para
poder
contrastar
diferentes
contextos
e
instituciones.
En
el
análisis
de
datos,
en
esta
última
etapa,
identificamos
algunos
aspectos
básicos
que
nos
permitiera
unificar
la
búsqueda
de
información
mediante
el
análisis
de
la
información
de
los
planes
de
cada
universidad.
Se
identificaron
las
líneas
temáticas
desarrolladas
en
los
planes
de
formación;
las
herramientas
utilizadas,
los
servicios
y
recursos
disponibles
a
tal
fin,
además
de
la
metodología
y
las
estrategias
manejadas,
y
cualquier
otro
aspecto
de
interés.
Estos
registros
se
clasificaron
siguiendo
la
estrategia
de
casillas
o
análisis
tipológico
en
categorías
inducidas
y,
también,
las
categorías
inducidas
en
el
proceso
de
codificación
que
se
categorizó
a
partir
de
la
estrategia
de
acumulación.
Esto
dio
lugar
a
4
dimensiones:
los
tipos
de
formación,
las
líneas
temáticas
desarrolladas
en
los
planes
de
formación,
los
Resultados
Presentamos
los
resultados
agrupados
en
torno
a
aspectos
relacionados
con
los
tipos
de
formación,
las
líneas
temáticas
desarrolladas
en
los
planes
de
formación,
los
destinatarios
y
perfiles
docentes,
el
carácter
centralizado
de
la
formación
o
específico.
Tipo
de
formación
Los
resultados,
según
las
evidencias
recabadas,
arrojan
que
no
existe
un
modelo
o
planteamiento
único
de
formación
del
profesorado,
aunque
aparecen
planteamientos
generalistas
en
los
planes.
Aun
así,
cabe
destacar
que
las
instituciones
analizadas
tampoco
tienen
una
forma
de
funcionar
unificada
ni
necesidades
similares
respecto
a
la
formación
o
perfil
que
buscan.
En
las
universidades
analizadas
se
registra
que
la
amplia
mayoría
de
aspectos
formativos
y
recursos
se
desarrolla
desde
la
práctica
para
la
práctica,
es
decir,
se
trata
el
proceso
formativo
de
manera
que
esté
lo
más
vinculado
a
la
funcionalidad
y
el
desarrollo
profesional.
En
muchos
de
estos
cursos
se
observa
que
la
formación
de
los
docentes
requiere
asumir
una
nueva
concepción
de
la
docencia,
un
nuevo
rol
docente,
para
optimizar
el
proceso
de
enseñanza-‐aprendizaje
de
los
profesionales
y
del
alumnado.
Esta
formación
se
centra
en
una
serie
de
características
que
se
han
agrupado
en:
1.
Utilidad.
La
formación
debe
ser
útil
para
aplicarla
a
la
realidad
del
entorno
próximo.
2.
Actividad.
La
formación
se
realiza
desde
la
práctica
de
cada
docente.
3.
Realidad
compleja.
La
práctica
no
se
considera
una
mera
aplicación
directa
de
la
teoría.
4.
Identidad.
Se
tiene
en
cuenta
el
perfil
de
los
docentes.
Las
evidencias
ponen
de
manifiesto
que,
en
la
mayoría
de
las
universidades
europeas,
así
como
en
las
universidades
de
España,
se
desarrollan
planes
de
formación
flexibles
y
contextualizados.
Se
apuesta
por
diferentes
formas
de
realización.
En
todos
los
casos
se
constata
que
son
cursos,
seminarios
y
talleres
desarrollados,
de
forma
paralela,
en
formatos
variados
(presencial,
virtual
o
semipresencial).
Líneas
temáticas
desarrolladas
en
los
planes
de
formación.
Respecto
al
enfoque
de
los
cursos,
las
universidades
consultadas
coinciden
en
ciertas
temáticas
para
el
desarrollo
profesional
de
sus
docentes.
La
mayoría
tiene
un
gran
interés
por
el
desarrollo
o
perfeccionamiento
de
una
segunda
lengua
y
en
el
trabajo
de
destrezas
sociales
de
sus
docentes.
En
líneas
generales
se
observan
coincidencias
en
los
siguientes
aspectos
formativos:
-‐
Desarrollo
de
una
segunda
lengua,
a
nivel
comunicativo,
para
poder
relacionarse
internacionalmente.
Los
resultados
exponen
coincidencias
entre
las
universidades
por
la
apuesta
hacia
este
proceso
formativo.
Este
tipo
de
formación
aparece
vinculado
tanto
a
la
docencia,
por
el
incremento
de
titulaciones
impartidas
en
inglés,
como
a
la
investigación.
-‐
Comunicativo
e
interpersonal.
-‐
Metodológico
enfocado
a
las
herramientas
básicas
para
impartir
docencia.
-‐
De
planificación
y
gestión
de
la
docencia.
-‐
De
trabajo
en
equipo.
-‐
De
innovación,
con
importancia
en
metodologías
activas
por
parte
del
alumnado
en
forma,
por
ejemplo,
de
clases
invertidas.
-‐
Tecnológico
-‐
digital.
-‐
Orientación.
No
se
evidencian,
especialmente
en
las
universidades
españolas,
cursos
de
formación
dirigidos
a
la
captación
de
recursos
económicos
y
materiales.
La
importancia
de
estos
cursos
radica
en
la
necesidad
de
captación
de
recursos,
públicos
o
privados,
para
potenciar
la
investigación.
Eso
no
significa
que
puedan
darse
casos
de
formaciones
de
carácter
puntual.
Destinatarios
y
perfiles
docentes
En
los
resultados
obtenidos
se
observa
una
diversificación
de
la
formación
en
cuanto
al
momento
profesional
de
los
docentes
universitarios.
En
muchas
universidades
la
formación
se
divide
en
función
de
la
necesidad
temporal
y
profesional
en
diferentes
tipos
de
formación.
Esta
responde
al
perfil
del
profesorado
novel,
el
experto,
el
que
tiene
necesidades
de
acreditación
y
el
profesorado
que
accede
a
la
gestión.
Para
el
profesorado
novel.
Se
concentran
en
cursos
de
formación
docente
del
profesorado
universitario,
cuyas
líneas
temáticas
abarcan
contenidos
generales
respecto
a
la
docencia
o
la
investigación.
Para
finalizar,
debemos
reflexionar
respecto
al
tipo
de
gestor
que
necesita
la
universidad
a
largo
plazo,
e
incluso,
mejorar
los
procesos
de
gestión
actuales.
Los
gestores
están
reclamando
más
formación,
sobre
todo
en
cuestiones
relacionadas
con
la
resolución
de
conflictos,
la
captación
de
recursos
y
el
liderazgo
de
procesos
de
cambios.
De
ahí,
la
necesidad
de
contemplar
ciertas
acciones
formativas
en
el
plan
de
formación
de
las
universidades,
dirigidas
a
directores
de
Departamentos,
decanos,
secretarios,
vicerrectores,
vicedecanos,
etc.,
así
como,
al
profesorado
interesado
que
en
algún
momento
pudiera
formar
parte
de
equipos
directivos.
Al
igual
que
es
necesario,
reflexionar
sobre
la
incorporación
en
la
formación
del
docente,
aspectos
relacionados
con
los
valores,
principios
y
contenidos
socioculturales
requeridos
para
el
desarrollo
de
la
educación
(Muñoz,
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