P Jorge Maria Naranjo OCD Discernimiento Teresiano
P Jorge Maria Naranjo OCD Discernimiento Teresiano
P Jorge Maria Naranjo OCD Discernimiento Teresiano
teresiano
La instancia del discernimiento espiritual nace de la experiencia que el
cristiano realiza de su vida de fe en Cristo, en la Iglesia y en el mundo”.
Este discernimiento se da dentro del dinamismo de la existencia
humana, entre sus tensiones y ambigüedades, entre los aciertos...
DISCERNIMIENTO
“Queda aquí entendido y nótese mucho, por amor del Señor que aunque
un alma llegue a hacerla Dios tan grandes mercedes en la oración, que
no se fíe de sí, pues puede caer, ni se ponga en ocasiones en ninguna
manera. Mírese mucho, que va mucho; que el engaño que aquí puede
hacerle demonio después, aunque la merced sea cierto de Dios, es
aprovechase el traidor de la misma merced en lo que puede…”(V. 3,9).
Según el Nuevo Diccionario de Espiritualidad “La instancia del
discernimiento espiritual nace de la experiencia que el cristiano realiza
de su vida de fe en Cristo, en la Iglesia y en el mundo”1. Este
discernimiento se da dentro del dinamismo de la existencia humana,
entre sus tensiones y ambigüedades, entre los aciertos y las
incoherencias, entre las alegrías y las tristezas, entre la voz de Dios y
sus silencios… y de ello, de tensiones, ambigüedades, aciertos,
incoherencias, alegría, tristezas, palabras y silencios de Dios, sí que
sabía Teresa. Sólo es acercarse a sus obras para constatar que toda
su vida es un continuo discernimiento entre lo que el Señor le pide y las
pocas fuerzas que la acompañaban para lograrlo; entre lo que dice el
Señor a su corazón y lo que dicen sus confesores; entre el deseo de
vivir un camino de perfección y la constatación permanente de sus
imperfecciones.
Así lo dirá: “No sé si queda dado bien a entender, porque es cosa tan
importante este conocernos que no querría en ello hubiese jamás
relajación, por subidas que estéis en los cielos; pues mientras estamos
en esta tierra no hay cosa que más nos importe que la humildad. Y así
torno a decir que es muy bueno y muy rebueno tratar de entrar primero
en el aposento a donde se trata de esto, que volar a los demás; porque
éste es el camino, y si podemos ir por lo seguro y llano, ¿para qué
hemos de querer alas para volar?; mas que busque cómo aprovechar
más en esto; y a mi parecer jamás nos acabamos de conocer si no
procuramos conocer a Dios; mirando su grandeza, acudamos a nuestra
bajeza; y mirando su limpieza, veremos nuestra suciedad; considerando
su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes”(1M.2,9).
La primera y más verdadera señal, dirá ella “es el poderío y señorío que
traen consigo, que es hablando y obrando”(M. VI 3,5). Ella experimenta
en su propia vida que la palabra de Dios es DABAR, es palabra que
tiene poder sobre la naturaleza humana y que cuando esa palabra de
amor, de perdón, de fuerza, de misericordia, de compasión… es capaz
de hacer de un ser frágil y pecador, un ser humano amoroso, que
perdona, con fortaleza para vivir la misericordia y la compasión,
entonces esa palabra es una muy buena señal de que es palabra de
Dios que se pronuncia al corazón humano.
La obra interior que el Señor hace en Teresa también dará sus frutos.
Tendrá en sus manos grandísimas tareas que requerirán de un
discernimiento en el Espíritu para poder ser llevadas a cabo según el
querer de Dios. Nace en Teresa un carisma, que si bien al principio era
de reformadora, el Señor la llevo por caminos insospechados para ella
a tal punto de convertirla en fundadora y maestra de espirituales. Teresa
agudizó su mirada, afinó su oído y sintonizó su corazón con Cristo para
descubrir en la época en que vivía, en el lugar donde se encontraba
como mujer y religiosa, lo que el Señor pedía a su corazón.
A MANERA DE CONCLUSIÓN