Amor Por El Cafe - Cafes Lua
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Cafés Lua
amor por el café
ePUB v1.0
NovoaRubio-ITE 01.01.14
Edita: ITE ambiental SC para Cafés LUA
I Edición (digital e-book), 2014
Cada mañana un grupo de profesionales del sector olemos el aroma de un café recién tostado, a
punto de introducirse en las bolsas selladas que lo llevarán al consumidor final. En esta breve
descripción y en la señal de aprobación de quien degusta un buen café está nuestra razón de ser y la
justificación de nuestro trabajo.
Por esta misma razón Cafés LUA, promotores de esta publicación, tomó la decisión de celebrar
su 25º Aniversario con la publicación de este libro sobre el café, sus orígenes, características,
preparación, usos gastronómicos… ¡Esperemos que lo disfrute!
La historia del café, esa bebida tan consumida en el mundo occidental y alrededor de la cual se
ha construido un importante ritual de socialización, resulta curiosa ya desde su denominación, ya que
nos da a entender su gran carácter internacional debido a sus múltiples derivaciones terminológicas.
La palabra “café” proviene del árabe qahwa (“estimulante”) y se cree que en realidad sería una
abreviación de la expresión qahhwat al-bun o vino de habichuela; del árabe derivó al turco bajo la
forma qahve y de este al italiano caffè, vocablo del cual proviene el nombre en español. Si bien el
origen de la palabra no se ha esclarecido todavía, se piensa que este estaría en la región de Kaffa, al
suroeste de Etiopía, lugar de donde procede el cafeto, la planta del café. Esta zona originariamente
funcionaba como ruta comercial hasta Sudán y otras partes de África, entre las cuales se encontraba
la Península de Arabia, lugar al que llegó en el siglo XIII, lo cual explica la doble procedencia del
café: etíope y arábica, lugares en los que se cultiva tanto la variedad robusta como la arábica. Sin
embargo, no ha sido posible averiguar en qué momento de la Historia se originó la planta del café,
aunque diversos estudios afirman que esta tiene más de 1800 años de vida.
Parece ser que desde una época muy temprana los etíopes masticaban las bayas de café, pues
provocaba un efecto estimulante en quien las probaba, por lo que al principio no existía esa
costumbre de preparar el café como infusión. Por otra parte, la planta del café fue una de las
primeras en haber sido sembrada a voluntad, e incluso el hecho de plantarla se convirtió en un ritual,
símbolo de afecto y buena intención. La historia sobre el origen del café la alberga muchas leyendas,
siendo la más conocida la del pastor Kaldi, que se remonta al siglo V de nuestra era. Este era un
pastor etíope que, mientras sacaba a pastar su rebaño de cabras, observó cómo los animales se
volvían más inquietos, nerviosos y activos después de ingerir los frutos y las hojas de una planta
desconocida para él. Ante esto, el pastor decidió recoger esos frutos y llevárselos al imán de una
mezquita próxima, quien decidió preparar esos frutos en infusión, bien fermentando las semillas, bien
preparándola con las hojas del cafeto. Al ver que sus efectos hacían que permaneciese despierto
mucho tiempo, decidió ofrecerle esa bebida a sus discípulos, para que fuesen capaces de aguantar
toda la noche orando. A partir de ahí el consumo de esta infusión se propagó por todo el territorio y,
después de numerosas pruebas hechas con las semillas de esta planta, se descubrió que a través del
tueste de las mismas se obtenía una bebida mucho más sabrosa y de aroma agradable. Y aquí surge lo
que hoy en día conocemos como el café, una bebida muy popular que rápidamente fue adquiriendo
una fama notable.
Como ya hemos destacado, desde Etiopía el cafeto fue llevado a Arabia, en donde la
introducción del café no fue tan afortunada ya que, alrededor del año 1510, su consumo fue prohibido
en La Meca por considerarlo una droga cuyos efectos eran incluso más fuertes que el “kat”, un
estimulante natural. Pero además, ordenaron cerrar todos aquellos establecimientos en los que se
servía café, los llamados “Kaveh kanes”, unos lugares muy concurridos en los que se realizaban
tertulias de todo tipo, se practicaba el ajedrez y se disfrutaba de la música y del baile. El motivo
principal del cierre no fue otro que el hecho de considerar el café como una especie de estimulador
del espíritu crítico de sus consumidores, una deducción a la que se llegó después de que esos locales
se convirtieran en centros de actividad política; sin embargo, esta prohibición fue rápidamente
cancelada debido a la numerosas rebeliones surgidas como consecuencia del cierre. A mediados del
siglo XVI el consumo de café se había extendido por casi todo Oriente Medio; de hecho en
Constantinopla (la actual Estambul) se creó el primer establecimiento que ofrecía café a sus clientes
y en el que, además, se discutían asuntos de tipo político y/o cultural.
La llegada del café a Europa fue más bien tardía, ya que hasta el siglo XVII no se arraigó su
consumo en este territorio. Esta se debió a los comerciantes venecianos, los principales introductores
del café en Europa. Es más, el primer local en el que se ofrecía esta bebida fue el famoso caffè
Florian de la plaza de san Marcos, que continúa abierto hoy en día. Sin embargo, el Papa Clemente
VIII prohibió el consumo del café por ser una bebida propia de gente infiel aunque, tras haberla
probado, cambió de parecer. Además, el café fue bien recibido por los monjes por la misma razón
que defendía el imán anteriormente destacado: permitía mantener a los fieles más tiempo despiertos
mientras practicaban el ejercicio de la oración durante la noche. En Italia lo denominaron caffè, en
España y Francia café y en Inglaterra coffee; cabe destacar la variedad llamada caffè Mocha, la cual
fue llevada a Italia desde el puerto de Yemen Al Mukha. Pronto se crearon lugares concretos en los
que se ofrecía esta bebida: coffeehouse en Inglaterra, café en Francia y España y caffetteria en
Italia; más tarde, a mediados del siglo XVII, estos establecimientos fueron denominados en Perú y
México como cafeterías, un nombre que más tarde se propagó en España. Establecimientos en los
que, también, se llevaban a cabo tertulias y demás intervenciones de tipo cultural.
A mediados del siglo XVII, los holandeses se empezaron a interesar por el cultivo del café, por
lo que decidieron sembrar plantas en Ceilán (conocido desde 1972 como Sri Lanka) y más tarde en
Indonesia, ambos territorios pertenecientes al Imperio neerlandés. Por este motivo, tiempo después
los holandeses comenzaron a cultivar café en la India para más tarde llevarlo a Europa, llegando a
convertirse en uno de los principales suministradores de café. Cabe destacar que hoy en día
Indonesia es uno de los más importantes abastecedores de café del mundo.
Fue por aquel entonces cuando el gobernador de las Compañía Neerlandesa de las Indias
Occidentales decidió sembrar la planta del café en su colonia de Java y, al ver que el resultado fue
muy positivo, llevó un árbol a Holanda unos cuantos años después, plantándolo en el Jardín Botánico
de Ámsterdam. Gracias al buen rendimiento del mismo el burgomaestre de esta ciudad le ofreció una
planta a Luis XIV, rey de Francia por aquel entonces, quien decidió ponerlo en el Jardín de las
plantas de París. Debido a que el cafeto se adaptó rápidamente al terreno, el rey decidió llevarlo a
sus territorios americanos, aunque no obtuvo éxito; no será hasta el año 1723 cuando, según la
leyenda, este árbol tenga especial acogida en la Martinica (una isla francesa situada en el mar
Caribe), lugar en el que la planta fue introducida por un capitán francés.
La introducción del café en la Martinica supuso el inicio de la llegada del café a América. Sin
embargo, lo más probable es que fuese Cristóbal Colón el introductor de la planta del café en los
territorios americanos, pues en el siglo XVI ya existían plantaciones en Puerto Rico, Cuba y Santo
Domingo. Bajo esas ansias de conquistar el Nuevo Mundo, todos aquellos territorios europeos con
posesiones en América decidieron difundir su cultivo allí, para así obtener mayores beneficios. Fue
el caso de los holandeses, quienes comenzaron a propagar el cafeto en América Central y
Sudamérica; por su parte, los ingleses lo introdujeron en Jamaica, lugar donde actualmente se cultiva
uno de los cafés considerado como el mejor café del mundo, el Blue Mountains, proveniente de las
Montañas Azules de Jamaica. A finales del XVIII llegó la plantación de café a Colombia, país que en
los siglos XIX y XX se convertirá en el tercer productor mundial y en el mayor productor caribeño
gracias a sus condiciones climáticas, propicias para el crecimiento de la planta. Por otra parte, los
portugueses fueron quienes introdujeron el café en Brasil, el principal exportador mundial de café
hoy en día. El fin del colonialismo y el inicio de la construcción de una nación fue lo que hizo que
Estados Unidos se apropiase del café; de hecho, a finales del siglo XIX este ya formaba parte del
estilo de vida de la mayor parte de los estadounidenses, e incluso los granos de café llegaron a ser
intercambiados por billetes entre los países consumidores y los consumidores.
Mientras tanto, en Europa el consumo de café aumentaba cada vez más, hasta el punto de que su
precio se encareció, de tal manera que el mercado se vio obligado a comercializar sustitutos más
baratos para que las familias menos adineradas pudiesen consumir un producto similar, como podían
ser la achicoria, el diente de león o la cebada. Tras años de escasez económica, después de la
Segunda Guerra Mundial tuvo lugar el conocido como “boom cafetalero”, el cual produjo que las
ventas de café se dispararan, llegando incluso a terminar las reservas de café de Brasil. La principal
consecuencia de este hecho fue el surgimiento de la especulación mercantil en este sector, por lo que
alrededor de los años 50 el precio del café siguió aumentando hasta disminuir alrededor de diez años
después. Esta escasa estabilidad dentro del sector industrial del café provocó la aparición de
grandes compañías torrefactoras y comercializadoras que aún hoy en día continúan dominando el
mercado mundial; se trata de multinacionales que se encuentran en continua lucha por la consecución
del monopolio dentro de ese sector.
Como podemos comprobar, económicamente desde hace años se ha intentado sacar beneficio al
café a través de su compra-venta, pues siempre ha sido una bebida que ha causado y causa mucho
interés. Desde el momento en que, a mediados del siglo XVII, un comerciante italiano decidió
importarlo para introducirlo en el mercado europeo hasta hoy en día, el café no ha dejado de
comercializarse. Su importancia económica es muy notable ya que existen muchos países productores
de café cuya economía depende fundamentalmente de su exportación a los países consumidores, por
eso el proceso de producción del café involucra a productores, comerciantes, etc. Sin embargo, su
cultivo está muy influido por el mercado mundial, ya que su comercialización, como hemos podido
ver a lo largo de su historia, se fue extendiendo hasta alcanzar a más de 50 países tanto
pertenecientes al continente americano como al asiático o al africano. Además, el cultivo del café
prácticamente se destina a la exportación, ya que la maquinaria empleada para elaborarlo proviene
fundamentalmente de países no productores. Por otro lado, su producción necesita mucha mano de
obra, tanto desde que se siembra hasta que se recoge, por lo que la importancia de esta práctica es
más que evidente, ya que genera mucho empleo. Cabe destacar que actualmente el café, dentro del
comercio internacional, es la segunda mercancía más importante después del petróleo.
El café es mucho más que una sencilla infusión de color negro. Detrás de esta bebida hay toda
una cultura que se extiende por todo el mundo y que presenta matices muy diferentes. A esto hay que
sumarle la importancia que el café se ha ido labrando a lo largo de la historia, pues alrededor de esta
bebida se ha movido un grupo de personajes ilustres, se han hecho tertulias, literatura, política,
música, así como reuniones de familias o amigos. Y es que nada es tan reconfortante como una buena
taza de café.
EL CAFÉ:
El cultivo del café es permanente y su producción comienza cuatro años después de su siembra,
prolongándose durante 40 años; por este motivo, es muy importante tener una buena planificación en
la elección de variedades y desarrollo del cultivo. Podemos resumir los procesos por los que pasa el
café, desde que se planta la semilla hasta su ensacado, en el siguiente esquema:
1. Siembra: la semilla debe estar disponible con 8 meses de antelación, de los cuales pasará 2
meses en el germinador y 6 más en almácigo, en vivero. En este tiempo se preparará el terreno,
adecuando la inclinación, así como la posición y la altura de las sombras, en función de la
variedad elegida.
2. Crecimiento: durante los primeros años de vida de la planta los cuidados deberán ser máximos,
ya que de ello dependerá la posterior calidad y cantidad de la producción de café. Los insumos,
los cuidados irán encaminados a la prevención de enfermedades, a la resistencia frente a las
heladas y a las fuertes lluvias, capaces de estropear las plantas jóvenes. Este período durará
unos 4 años, hasta que el cafeto alcance la madurez para comenzar a dar fruto.
3. Producción: los frutos del café no maduran todos al mismo tiempo, debido a que el arbusto
florece varias veces al año; de hecho, es una de las pocas plantas que tiene simultáneamente
floración y fruto. Inicialmente, la baya tiene un color verde intenso, que durante el desarrollo
del fruto va cambiando a verde claro, amarillo y finalmente rojo. Esta última coloración indica
que el mucílago está formado y que, por tanto, el grano está maduro y listo para su recolección.
4. Cosecha: la calidad del café está íntimamente ligada a la forma en que se recolectan los frutos.
Existen dos métodos para la recolección del grano: manual y mecánico; el primero es el idóneo
para los cafés de más alta calidad, ya que se recogen únicamente los frutos que están en su punto
óptimo y además este sistema no daña la planta. En este punto tiene lugar el beneficiado.
5. Beneficiado: es una transformación del grano en su estado más primario. Consiste en la serie de
pasos a los que se somete la cereza para eliminar todas sus capas de la forma más eficiente, sin
afectar a su calidad y rendimiento. Se puede dar por la vía seca, la más tradicional, por secado
al sol; o por la vía húmeda, que ofrecerá luego sabores más limpios y mayor complejidad de
matices. El beneficiado por vía humeda consta de los siguientes pasos: despulpado,
fermentación, desmucilaginado, lavado y secado. A continuación se ensaca y almacena el grano,
que ya está listo para su comercialización.
VARIEDADES DE CAFÉ: VARIEDADES DE SABOR
Las variedades de café más consumidas en el mundo son principalmente la arábica y la robusta.
La primera se cultiva en el 85% de los países caficultores y representa el 70% de la producción
mundial, mientras que la segunda se destina mayoritariamente a la fabricación de solubles, para
molidos en líneas de alimentación y como base de cafés comerciales de baja calidad.
La cafeína, descubierta en las semillas del café en 1820, es uno de los componentes más
conocidos del mismo y varía según su procedencia. Sin embargo, esta sustancia no solo está presente
en el café, ya que en 1838 se demostró que la teína, alcaloide descubierto en las hojas de té en 1827,
era en realidad cafeína. La máxima concentración sanguínea de cafeína se alcanza a los 30-45
minutos de su ingesta, pero entre las tres y las seis horas ya se ha eliminado la mitad de la dosis que
se ha absorbido.
Composición química del café arábica natural en gramos por 100 gr:
Celulosa 28,75
Agua 11,24
Materias Grasas 13,63
Proteínas (incluída la cafeína) 15,74
Cafeína 1,16
Extracto no graso 25,02
Pentosa y cenizas 4,46
TUESTE Y ENVASADO
Es preciso tostar el café para que desarrolle sus características organolépticas, aquellas que
apreciamos mediante los sentidos: el aroma, el color, el sabor, etc. Durante el tueste se producen
reacciones que dan lugar a importantes cambios físicos en el café y a la aparición de las sustancias
que serán responsables de sus apreciadas cualidades sensoriales.
El proceso de fabricación tiene su eje principal en el tueste, siendo esta la parte más decisiva en
la obtención del producto final, por lo que sin lugar a dudas podemos afirmar que un mal tueste puede
arruinar un buen café. Existen dos métodos de tueste: el tradicional, deliberadamente lento para así
conseguir una mayor homogeneidad y habitualmente separado por orígenes; y el industrial, que es
más rápido y se aplica sobre blends preparados con antelación.
El café se tuesta mediante la introducción de aire caliente proveniente de una estufa en un tambor
giratorio, en el cual se van mezclando los granos y se va absorbiendo el aire caliente hasta alcanzar
una temperatura de 220º aproximadamente.
El proceso dura de 15 a 20 minutos y es deliberadamente lento para asegurar la calidad y
uniformidad del grano, especialmente en cuanto a color y aroma. El proceso de tostado se organiza
según el origen del café, ya que al tostarlos por separado se optimiza el desarrollo de las cualidades
sensibles de cada origen.
A medida que se avanza en el proceso el color de los granos va cambiando, desde el verde
inicial a un tono rubio, para tomar un tinte avellanado y por fin achocolatado. El tueste por este
procedimiento se denomina “natural”, sin embargo, si se le añade azúcar se le denomina “tueste
torrefacto”. Cuando el proceso concluye se aprecia una pérdida acusada de peso en los granos y un
simultáneo aumento de volumen, de manera que el café adquiere una estructura porosa y quebradiza.
Tras el tueste es importante emplear materiales adecuados en el envasado para proteger el café
del aire, la luz y la humedad, prolongando así sus cualidades durante un año. No obstante,
aconsejamos su consumo en un período muy anterior, ya que un café viejo pierde aroma y es untuoso
y brillante por la pérdida de aceites; además, en el proceso de preparación no crea crema, sino
espuma.
PROCESO DE MOLTURACIÓN
La dispersión de las sustancias grasas y aromáticas del café se acentúa después de ser molido,
por lo que conviene moler poca cantidad y utilizarla lo antes posible. Debe cuidarse mucho la
obtención de una apropiada molienda e intentar mantener un equilibrio con la dosis de café con la
que nos guste trabajar. Esta no debe ser ni muy gruesa (pues el café obtenido será blando, apurado,
con sabores muy diluidos, espumoso y sin crema) ni demasiado fina (ya que el café sería poco
cremoso, frío, con sabores torrados y con pérdida de aroma).
El calor precipita la evaporación y degradación de las sustancias del café, por lo que ha de
procurarse que el molido sea lo más adecuado posible a las características y tueste del mismo. Cada
tipo y tueste de café requiere su grado de molido, de manera que conviene revisar el punto de molido
cada vez que se utilice un nuevo café (incluso si varían mucho las condiciones ambientales, como
puede ocurrir en los cambios de estación).
Defectos más comunes asociados a un mal molido:
Si el molido es fino en exceso (harinoso), obtendremos una crema oscura y probablemente tendrá
una mancha blanca en el centro, aunque estas señales en la crema también pueden deberse a un café
muy tostado (ya que ofrece mucha facilidad para quebrarse).
Si el molido es grueso (astilloso), conseguiremos una crema clara y poco consistente, a pesar de
que estos defectos en la crema también pueden ir asociados a un café poco tostado, a un café viejo o
a poca temperatura durante la extracción.
Si el molido es desigual la crema será poco consistente, lo que normalmente se debe al empleo
de fresas mal alineadas o desgastadas.
LA CATA DEL CAFÉ
Fragancia (en seco); aroma de la bebida; acidez (los ácidos del café en combinación con los
azúcares, un sabor primario muy deseado en el café y cuya intensidad marcará en gran medida su
calidad); amargor (sabor primario directamente relacionado con el nivel de cafeína y el punto de
tueste, el cual se expresa con mayor intensidad en los cafés de baja calidad, fundamentalmente
robustas y arábicas no-lavados de poca altura); retrogusto (la suma del olor y el gusto cuando
asciende el aroma por la vía retronasal durante la toma); post-gusto (el rastro en el paladar que
dejan los aceites del café mezclados con la saliva después de tragar o escupir la bebida); cuerpo
(sensación gusto-táctil referida a la untuosidad o densidad); y rancidez (defecto no deseable
ocasionado por la oxidación de los compuestos grasos del café, básicamente por envejecimiento).
Todos los procesos humanos y naturales a los que ha sido sometido el café desde la semilla a la
taza van a tener su impacto en mayor o menor medida en el momento de la cata. Un buen catador es
aquel capaz de discriminar los diferentes tipos de olores y sabores, lo cual en un producto de gran
complejidad organoléptica como el café no es tarea fácil, ya que si bien se han identificado unos 400
compuestos distintos, se cree que podría contener más de 1.000, pudiendo aparecer de forma
independiente con mayor o menor jerarquía o interaccionando entre ellos. De hecho, aunque la
capacidad olfativa se puede entrenar, no todos disponemos del mismo nivel de sensibilidad, pues
numerosos estudios han demostrado que las mujeres son mejores catadoras que los hombres.
Existen dos modalidades de cata: la brasileña y la de café expresso:
La cata brasileña es el sistema más utilizado, el que nos permite realizar una evaluación más
amplia y el que se practica sobre una infusión no terminada de café, bajo parámetros muy
controlados. Estaríamos hablando de ocho gramos de café recién molido a los que se añade 150 cc
de agua neutra y sin azúcar a punto de ebullición, luego se deja infusionar durante tres minutos hasta
que comience a sorberse pulverizando hacia el interior de la boca pequeñas cantidades que nos
permitan, mediante repeticiones, ir captando los distintos olores, sabores, matices y cuerpo.
En la cata de café expresso, por el contrario, degustaremos una bebida terminada, en la que
interviene maquinaria (el molino y la cafetera) sometiendo la muestra de café a procesos mecánicos y
físicos (molturación, presión y temperatura). Como consecuencia del sistema de extracción,
obtendremos una crema que también será objeto de evaluación en cuanto a densidad, uniformidad,
consistencia, persistencia y atigrados. En lo que respecta al aroma, sabor y cuerpo, se observará la
misma mecánica que en el sistema anterior, con el hándicap de que en el café expresso el descenso
de la temperatura es más rápido, provocando así el desvanecimiento de aromas.
La cata brasileña es realizada más comúnmente por productores e importadores, mientras que la
cata sobre café expresso es más frecuente entre los torrefactores, ya que este es el sistema más
extendido de preparación y consumo de café en cafeterías y restaurantes.
PREPARACIÓN DE UN CAFÉ EXPRESSO
Para conseguir una perfecta preparación de la crema de café expresso, deben concurrir unas
condiciones determinadas durante todo el proceso:
Α. Carga y prensado: en el portacacillo se colocará la carga de café deseada (entre siete y ocho
gramos de café) y se realizará el prensado en dos fases: una ligera, ayudando a distribuir el café
uniformemente, y otra más consistente (unos 20 kg de presión) que sitúe la carga en horizontal, para
un mayor aprovechamiento.
Β. Infusión: este proceso determina la disolución de las sustancias del café en el agua. Se realiza
a una temperatura de 86º - 90º C y a presión atmosférica (o bares técnicos) durante 3-5 segundos.
C. Erogación: es la acción de arrastrar las sustancias disueltas en la infusión, haciendo pasar
agua a una presión de 8-9 bars y 86º - 90ºC de temperatura por toda la masa de café. El tiempo
dependerá de la cantidad de café que se quiera obtener, siendo habitual que para una taza de café de
30 c/c la duración del proceso sea de 25 segundos, aproximadamente.
D. Descarga: se realiza después del proceso de erogación y sirve para aflojar el portafiltro y
secado del marro del café.
Las tazas con las que se va a servir el café deben mantener una cierta temperatura (>40º C), ya
que de lo contrario absorberían el calor de este y el café daría sensación de frío.
Resumen: una máquina de café expresso debe reunir las mejores condiciones de temperatura y
presión de agua, para permitir que la infusión y posterior erogación del café sean óptimas, es decir:
DIARIO:
ANUAL:
a) Sustituir los filtros, las juntas portafiltros, las duchas y los rociadores. (Y limpiar bien con
cepillos las cavidades de los grupos de café).
MANTENIMIENTO DE MOLINO:
1º AJUSTAR LA MOLTURACIÓN SEGÚN LAS NECESIDADES:
a) Caída del café demasiado rápida, menor de 20 segundos (el molido debe cerrarse uno o dos
puntos).
b) Caída del café demasiado lenta, menor de 30 segundos (el molido debe abrirse uno o dos
puntos).
Podemos afirmar sin ningún género de duda que la mayoría del café consumido en nuestro país en
hostelería es mezclado con leche, por lo que debemos prestar gran atención a este ingrediente. Un
café con leche estándar responde a las siguientes proporciones: 1/3 de café y 2/3 de leche, por lo
tanto, si de ocho gr de café extraemos 30 cc, le corresponderían 60 cc de leche. Si a este volumen
añadimos un cm para la crema de la leche y admitimos una altura de servicio que nos permita
remover el azúcar (quien lo use), la capacidad total de la taza no debería exceder los 100 – 110 cc
> Es recomendable trabajar con leche entera, cuanto menos tratada mejor, aunque también es
admisible semi-desnatada.
> La leche estará fría, ya que tenemos una temperatura de corte de 65-70º C. Empezar con leche a
baja temperatura nos dará margen de tiempo para trabajar.
> Usaremos la leche justa para cada servicio, así trabajaremos con leche nueva cada vez.
> Debemos mantener una proporción entre la cantidad de leche y el tamaño de la jarra.
> Se pueden dar unos golpecillos en la base de la jarra y hacer girar la crema obtenida para
ayudar a compactar y homogeneizar.
Resulta imposible saber en qué momento exacto de la Historia se empezó a consumir café, y más
difícil todavía es saber cuál es su origen; sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que durante sus
más de 800 años de vida conocida el café no ha parado de ingerirse, llegando a ser una de las
bebidas más consumidas en los países desarrollados, principalmente en Estados Unidos y en los
países europeos. Es este carácter internacional lo que hace del café una bebida que produce mucho
interés, y es por eso por lo que en los últimos años han sido muchos los estudios realizados
alrededor de los beneficios que el consumo de café produce en nuestros organismos.
Afortunadamente, estos son más de los que cabría esperar; de hecho está comprobado que el café
puede formar parte de una dieta equilibrada, siempre y cuando no nos excedamos de las cuatro tazas
diarias. Y es que debido a su origen vegetal, el café presenta una serie de compuestos, entre los que
se encuentran vitaminas y minerales, entre otros, (el café es una sustancia tan compleja que aún en la
actualidad se continúa investigando para lograr averiguar cuáles son todos sus constituyentes) que
hacen de este un producto saludable y muy beneficioso para el organismo.
El principal y más conocido componente del café es la cafeína, un alcaloide que se obtiene de
sus hojas y semillas y que está presente también en el té y en otros vegetales. Esta sustancia actúa
sobre el sistema nervioso central, estimulándolo, pero también presenta un efecto diurético sobre el
organismo, haciendo que este elimine aquellos líquidos que le sobran. No obstante, y a pesar de los
efectos negativos que le han sido atribuidos, lo cierto es que los beneficios que esta puede
proporcionar a nuestra salud son muchos más de los que podríamos imaginar. Además de los tan
característicos efectos estimulantes, que hacen disminuir la sensación de fatiga y la somnolencia, la
cafeína aumenta la capacidad de procesamiento mental, actúa sobre el sistema cardiovascular,
respiratorio y gastrointestinal y ejerce sobre las venas y arterias una acción vasodilatadora.
Asimismo, la cafeína puede mejorar la absorción de algunos analgésicos, haciendo que sus efectos
aumenten y que, por ejemplo, sea un buen remedio contra las migrañas.
Además de la cafeína, el café, como ya hemos destacado, presenta otros muchos componentes
que, al igual que esta, son muy beneficiosos para la salud. Carbohidratos, lípidos, sustancias
nitrogenadas, vitaminas, minerales y compuestos fenólicos son algunos de los elementos que hacen
del café una bebida saludable y llena de ventajas. Uno de los minerales más abundantes del café es el
potasio, cuya cantidad por taza sería de unos 40 u 80 mg, lo cual supone entre el 1 y el 2% de la
ingesta diaria recomendada. Este elemento presenta, a su vez, numerosos beneficios para el
organismo, ya que regula el ritmo cardíaco y la contracción de los músculos, favorece la eliminación
de desechos orgánicos, estimula los movimientos del intestino, regula la presión arterial y el
contenido de agua en las células, ayuda a combatir la fatiga y colabora en el mantenimiento del ácido
base en los tejidos. Sin embargo, además del potasio, encontramos en el café otros minerales cuya
presencia resulta de importancia vital, como son el sodio, (1 mg por taza), el calcio (2 mg), el hierro
(0,1 mg), y el fósforo (4 mg). Una taza de café expresso contiene también una cantidad considerable
de magnesio, unos 24 miligramos por taza, lo que supone una parte importante del consumo diario
recomendado, el cual está en, aproximadamente, 300 miligramos.
Por otro lado, y a pesar que la mayor parte de las vitaminas presentes en los granos de café
desaparecen en el momento del tueste, como pueden ser la vitamina B1, B2, B5 y la vitamina C, este
presenta una cantidad importante de niacina o vitamina B3, un nutriente que favorece el
funcionamiento del aparato digestivo, mantiene la piel sana y contribuye en la reparación del ADN.
Si tomamos una taza de café diaria estaríamos cubriendo entre un 6 y un 18% de la dosis diaria
recomendada de esta vitamina.
Otro de las sustancias primordiales de las que se compone el café es la fibra, lo cual implica que
este tenga un efecto prebiótico para nuestro organismo. Esta bebida contiene polisacáridos no
digeribles que estimulan el crecimiento y/o la actividad de algunas bacterias que ya están
establecidas en nuestro colon, mejorando así nuestra salud.
Es difícil determinar si una bebida o alimento pueden llegar a prevenir el cáncer, sin embargo, a
través de un metaanálisis realizado recientemente (dentro del cual se encuentra el estudio JACC -
Japan Collaborative cohort study for evaluation of cancer risk realizado en el año 2005) se ha
demostrado que en aquellas personas consumidoras habituales de café (alrededor de dos tazas al día)
las probabilidades de desarrollar cáncer hepático se pueden reducir hasta un 43%. Además, gracias
al efecto inhibidor del café en la secreción de ácidos biliares, los consumidores asiduos de esta
bebida son menos propensos a padecer cáncer de recto o de colon.
Café y alzhéimer
En 2010 crea el Restaurante Pontemaceira en el cual, hasta el día de hoy, siguió aportando toda
su experiencia y formación conseguida a lo largo de estos años.
BIOGRAFÍAS
JOSE M. GASPAR ÁVILA (Carballo, 1976), terminó sus estudios en el Centro Superior de
Hostelería de Galicia en 2001 e inició su carrera profesional desempeñando su labor como cocinero
en distintos hoteles y restaurantes de Galicia, además de paradores como el de Villalba.
En 2009 regresa a Galicia para dirigir el Hotel Corcubión y finalmente en 2010 funda, junto a su
socio Marcelo Negreira Montaña, el Restaurante Pontemaceira, local que regenta en la actualidad.
Tomate confitado, espuma de parmesano, migas de café y vinagreta de miel
Ingredientes:
8 tomates cherry
200 ml de aceite de oliva suave
20 granos de café tostado colombiano
200 gr de parmesano gallego
200 ml de nata
200 ml de leche
Sal y pimienta blanca
8 rebanadas de pan del país
5 gr de azúcar
2 cc de café molido
100 ml de vinagre de Módena
300 ml de aceite de oliva intenso
100 gr de miel
Berros
En primer lugar, confitamos los granos de café con el aceite de oliva unos 20 minutos a fuego
lento, dejamos enfriar y reservamos.
Envasamos los tomates cherry con el aceite anterior y el azúcar, después los cocemos a 65
grados durante 3 horas y finalmente los dejamos enfriar y reservamos.
Derretimos el queso en un cazo con la leche e infusionamos con la nata 40 minutos, lo
trituramos todo y lo introducimos en un sifón con dos cargas. Guardamos en frío.
Salteamos las rebanadas de pan cortadas en tacos de 4 cm hasta que estén tostadas. Luego,
añadimos el café molido y el azúcar, los secamos encima del horno 12 horas y trituramos.
Guardamos en seco.
Mezclamos el aceite, el vinagre y la miel en un biberón.
En el momento del pase, pelamos los tomates cherry, llenamos un bol de ensalada con 2/3
partes de espuma de parmesano, unos berros, dos tomates cherry y rematamos con la vinagreta de
miel y las migas.
Coca de atún marinado, ketchup casero, cebolla roja y brotes
Ingredientes:
En este plato se puede cambiar la coca por una simple tostada de pan, y el atún por cualquier
pescado que acepte el marinado: txitxarro, bonito, salmón ...
Foie con confitura de zanahoria, vainilla y lágrimas de café
Ingredientes:
1 lomo de conejo
1 diente de ajo
1 cc de comino
1 c/s de aceite de café (ver receta 1)
Jengibre rallado
Sal y pimienta
250 gr de pan rallado
250 gr de café molido
Harina
2 huevos
Chips
1 patata
1 patata morada
1 plátano macho
Aceite de girasol
Ali-olí de miel
600 gr de mayonesa
3 cabezas de ajo asado
50 gr de miel
25 ml de soja
Sacamos las chuletas del lomo del conejo, retiramos la piel del hueso y las espalmamos
suavemente. Luego las adobamos con sal y pimienta, el aceite de café, el comino, el ajo rallado y
el jengibre rallado durante 12 horas.
Introducimos todo los ingredientes del ali-olí en la Thermomix y lo trituramos. Reservamos en
un biberón en frío.
Cortamos la patata, la patata morada y el plátano macho en la corta fiambres para hacer
chips muy finas. Luego las freímos en abundante aceite de girasol, las secamos en papel y las
guardamos en seco.
Rebozamos las chuletas de conejo en harina, huevo y la mezcla de pan rallado y café molido.
Las freímos en aceite de girasol a 200 grados y, cuando estén bien fritas y crujientes, las secamos
en papel absorbente y las emplatamos con las chips y el alioli de miel.
Panceta de cerdo con salsa barbacoa
Ingredientes:
Salsa barbacoa
800 gr de pulpa de tomate
100 gr de azúcar
50 ml de vinagre de Módena
50 gr de miel
1 cebolleta
1 diente de ajo
1 guindilla
Tabasco
1 taza de café solo
10 gr de sal
Pimienta negra molida
1 rama de romero
Limpiamos la panceta de piel con cuidado de no retirar mucha grasa y la ponemos en una olla
alta a cocer durante una hora y media con la cebolla, los granos de café, la zanahoria, la sal
gorda y el laurel. Luego ponemos la panceta en una bandeja con agujeros y otra bandeja encima
con un peso para que suelte el exceso de grasa y lo guardamos en la nevera durante una noche.
Picamos la cebolleta y el ajo, los pochamos en un cazo añadiéndoles la guindilla y el resto de
ingredientes (menos el tabasco y la rama de romero). Lo cocemos durante 1 hora a fuego medio,
después introducimos la rama de romero y dejamos infusionar 20 minutos. Trituramos en la
thermomix y lo ponemos a punto de tabasco. Enfriamos y reservamos.
En el momento del pase cortamos 4 porciones de panceta, las marcamos en la plancha y las
disponemos en una bandeja de horno. Untamos la panceta con la ayuda de un pincel de salsa
barbacoa.
Gratinamos en el horno a 200 grados durante 5 minutos, emplatamos y acompañamos de un
cucurucho de patatas fritas y un tarro de salsa barbacoa.
Rosbif con rúcula, pecorino y salsa de café y cacao
Ingredientes:
Salpimentamos y adobamos el lomo de vaca con la mostaza de Dijon y el aceite de café. Luego
lo envasamos al vacío con los granos de café brasileño. Lo cocemos durante 90 minutos a 60
grados.
Lo dejamos enfriar, marcamos los 4 lados de la pieza de lomo en la plancha y dejamos reposar.
En un cazo ponemos el jugo de carne, el café soluble, el cacao y el azúcar. Reducimos, lo
dejamos enfriar y finalmente lo guardamos en un biberón en frío.
En el momento del pase ponemos un buquet de rúcula en una bandeja de presentación.
Cortamos el rosbif en rectángulos y lo calentamos por un solo lado en la plancha. Disponemos los
trozos encima de la rúcula, rallamos pecorino encima, salseamos con la salsa de café y decoramos
con perifollo.
Piña, café y queso rulo de cabra
Ingredientes:
1 piña madura
1 taza de café, solo, fuerte
4 rodajas de rulo de cabra
500 gr de fresas
2 c/s de azúcar
200 ml de café, solo
2 limones exprimido
5 gr de azúcar moreno
Ron
Menta
Cortamos las fresas a la mitad y espolvoreamos con el azúcar. Envasamos al vacío con un
chorro de ron, para que se impregnen bien de sabor.
Mezclamos el café con el azúcar moreno y dejamos enfriar, añadimos el limón y congelamos.
Llenamos con fresas los 2/3 de un bol de postre y, con un tenedor, rallamos el granizado de
café hasta completar el recipiente.
Decoramos con unas hojas de menta y una pajita para beber el jugo que irá soltando al
descongelarse.
4 plátanos maduros
500 ml de leche
500 ml de nata
50 gr de azúcar
4 bolas de helado de leche merengada
200 ml de café expreso, solo
100 gr de azúcar
Cacao en polvo
Trituramos los plátanos con la leche, la nata y el azúcar en la Thermomix. Guardamos en una
jarra en frío.
En un cazo levantamos el café expreso y los 100 gr de azúcar hasta que tenga textura de
almíbar ligero. Luego añadimos el cacao en polvo. Cuando presente consistencia de sirope, lo
guardamos en un biberón en frío.
En 4 vasos de batido ponemos una bola de helado de leche merengada en cada uno, llenamos
con el batido de plátano y servimos con un biberón de sirope, para que cada uno le eche la
cantidad que quiera.
Brownie de chocolate y café descafeinado con pistacho verde
Ingredientes:
Derretimos el chocolate con la mantequilla al baño María, luego añadimos el azúcar y el café
descafeinado.
Picamos con un cuchillo los pistachos y los añadimos, junto con la harina, a la mezcla
anterior.
Removemos toda la mezcla con una varilla e incorporamos los huevos uno a uno. Cuando esté
bien diluido, vertemos en una placa de horno forrada en papel sulfurado y horneamos a 180º
durante 30 minutos. Luego dejamos enfriar.
Cortamos porciones de 60 gramos. En el momento de servir, lo calentamos un minuto en el
microondas y lo acompañamos de nata montada, crema inglesa o un helado, preferentemente
cítrico.
Capuchino de aguardiente
Ingredientes:
Tierra de cacao
100 gr de chocolate
250 gr de azúcar
325 gr de harina
50 gr de cacao
30 gr de café soluble
Ingredientes:
Hervimos la leche y la nata con el café. Batimos las yemas con el azúcar y lo vertemos en la
mezcla anterior. La repartimos en 8 tazas de capuchino y disponemos la mezcla en una bandeja
llena de agua.
Horneamos durante 40 minutos a 110º. Lo dejamos enfriar en la cámara.
Espuma de aguardiente
Ingredientes:
300 ml de nata
50 ml de aguardiente
2 hojas de gelatina
10 gr de azúcar
Ingredientes:
1 litro de leche
2 pieles de lima
1 cc de canela
1 rama de vainilla
100 gr de azúcar moreno
20 gr de café soluble
1 cc de pimienta de Jamaica
2 c/s de hielo seco
Hervimos la leche con todos los ingredientes, tapamos con un film y dejamos infusionar 40
minutos. Luego colamos con un chino y guardamos en la nevera.
Para servir utilizaremos una jarrita de cristal de 1 litro, con las dos cucharadas de hielo seco.
Después llevaremos a la mesa en una bandeja de cristal la jarrita con el hielo seco y otra con
la leche in fusionada, verteremos la leche lentamente consiguiendo un efecto espectacular, pues se
formarán burbujitas que iremos cogiendo con una cuchara y que iremos comiendo.
Esta última receta es la única que se acerca a la cocina de vanguardia. Recordamos no tener
miedo del hielo seco, pues es CO2 comprimido, por lo que no da sabor ni contamina, únicamente nos
ayudará a darle un toque distinto a la presentación.
Vieira con langostinos, boletus y teriyaki de café
Ingredientes:
4 vieiras
4 langostinos
250 gr de boletus
1 diente de ajo
Sal
Cilantro
Pedro Ximénez
Teriyaki
300 ml de caldo de pollo
50 gr de azúcar
200 de vinagre de Módena
50 ml de soja
100 ml de café expreso
Kuzu
1 litro de leche
8 huevos
2 yemas
125 de azúcar
2 pieles de lima
1 cc de canela
2 panes de café y chocolate de 80 gramos. En esta receta utilizamos el pan de Dani Jordà
(panes creativos “La Trinidad”)
Caramelo
100 gr de azúcar
1 c/s de agua
En un cazo de cobre ponemos el azúcar y el agua. Después hacemos el caramelo a fuego muy
lento y sin que se nos queme.
Hervimos el litro de leche con el azúcar, las pieles de lima y la canela. Colamos y reservamos.
Desmenuzamos el pan de café.
Forramos un molde de pudin con el caramelo.
Trituramos la leche con los huevos y las 2 yemas.
Repartimos el pan de café y chocolate desmenuzado en el molde de pudin, vertemos la leche
con los huevos y horneamos al baño María a 150 grados durante 45 minutos.
Dejamos enfriar y guardamos durante 12 horas en la nevera. Finalmente lo desmoldamos con
ayuda de un cuchillo encima de una bandeja.
Este pudin es perfecto para las meriendas, acompañado de chocolate a la taza o café con leche.
También es un excelente postre con nata montada.
Galego blanco
Ingredientes:
Llenamos un vaso “on the Rocks” con el hielo y añadimos primero el orujo blanco y luego el
licor café para que se mezclen en el fondo del vaso.
Seguidamente añadimos la leche condensada con ayuda de una cucharita (para que no se
mezcle con los licores) hasta llenar el vaso.
Decoramos con la guinda en aguardiente y servimos con unas cañitas pero sin remover.
Ingredientes:
5 cl de aguardiente de orujo
6 gr de azúcar
Piel de naranja y limón
Granos de café
1/3 de “queimada”
1/3 de café expresso
1/3 de nata
Café molido
Ingredientes:
30 gr de azúcar
10 cl de agua
10 cl de café expreso
1 limón
Nuez moscada
Ponemos el agua y el azucar a calentar en un cazo hasta que se disuelve totalmente, se añade
el café y un poco de ralladura de nuez moscada y se le va añadiendo el zumo de limón poco a poco
mientras se remueve todo y se va probando para que no quede demasiado ácido.
Se pasa todo a una placa metálica grande, lo suficiente para que la capa que resulte sea
bastante fina. Se pone en el congelador y se remueve con un tenedor cada hora para que no se
congele en bloque.
Servir en copa de helado
Licor café a la canela
Ingredientes:
Ingredientes:
Llenamos el vaso mezclador con hielo y añadimos el licor de café, el de menta y el de avellana
y lo batimos.
Servimos en copa de cóctel con los granos de café y una hojita de menta como decoración.
Café y huevo
Ingredientes:
1 yema de huevo
2/10 de Cointreau
1/10 de Oporto
7/10 de café
50 gr de azúcar
Hielo picado
Hielo
Mandarina
Llenamos el vaso mezclador con hielo y añadimos la yema de huevo, el Cointreau, el Oporto,
el café y el azúcar y lo batimos. Luego picamos unos hielos para llenar la copa de cóctel y lo
servimos con una pajita y dos gajos de mandarina como decoración.