Cuestiones Criminales 1
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Cuestiones Criminales 1
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Sairi Maitén Pauni Jones
Dr. Germán Dabat Nahuel Roldán
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Departamento de Ciencias Sociales Colaboradores
Directora: Mg. Nancy Calvo Fernando Kaler
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Jeremías Zapata
Laboratorio de Estudios Sociales y
Florencia Vallone
Culturales sobre Violencias Urbanas Manuel Vázquez
Director: Mg. Esteban Rodríguez Alzueta Daniel Corbalán
ISSN: 2618-2424 Dirección Postal: Roque Saenz Peña 352 (CP 1876), Bernal,
www.lesyc.com Buenos Aires—Universidad Nacional de Quilmes, Dpto. Cs.
Sociales, of. 103. Correo electrónico: lesyc@unq.edu.ar
CONSEJO ACADÉMICO
NACIONAL INTERNACIONAL
MIRADAS
LA "SOCIEDAD DE LOS CAUTIVOS" EN LA ERA DEL 3
SUMARIO HIPER-ENCARCELAMIENTO
Jonathan Simon
LA PRISIÓN Y SUS SENTIDOS: INTERROGANTES Y DILEMAS DE
INVESTIGAR E INTERVENIR EN LA CÁRCEL DESDE EL CAMPO DE
LA COMUNICACIÓN
Mauricio Manchado
36
EN FOCO
LA CÁRCEL DEL LENGUAJE 142
Horacio González
EL EXAMEN 147
Emilio De Ípola
CONVERSATORIO
"NECESITAMOS INVERTIR MÁS IMAGINACIÓN Y ENERGÍA PARA 155
NO SER UNA NOTA AL PIE" [ENTREVISTA A LILA CAIMARI]
Nahuel Roldán y Esteban Rodríguez Alzueta
BOLSA DE INVESTIGACIONES
ESCRIBIR EN LA CÁRCEL COMO PROYECTO 169
Juan Pablo Parchuc
DESDE EL ARCHIVO
LETRAS BASTARDAS, LITERATURA DE LOS BORDES 183
Nahuel Roldán
EN EL PAÍS DE LAS GRANDES TRAGEDIAS: EL PRESIDIO DE 196
USHUAIA
Juan José de Soiza Reilly
TRADUCCIONES
LA LITERATURA DE LA PRISIÓN ESTADOUNIDENSE 228
H. Bruce Franklin
DESGRABACIONES
DESPOJOS Y ADORNOS: GOLPES DE REALIDAD Y ESCRITURAS 263
CARCELARIAS
Esteban Rodríguez Alzueta
RESEÑAS
CARLOS BUSQUED: MAGNETIZADOS 280
Esteban Rodríguez Alzueta
ROGER MATTHEWS: PAGANDO TIEMPO 284
Ezequiel Kostenwein
IRMA COLANZI Y MARIA BELEN DEL MANZO: EL SOL DETRÁS DE ESTA 287
OSCURIDAD
Melina Capucho
ANGELA DAVIS: DEMOCRACIA DE LA ABOLICIÓN 292
Marcos Cané
JORGE GILES: SIEMPRE FUERON LIBRES 298
Nº 2 (Nov., 2018) María Lucía Abbattista
CAMILO BLAJAQUIS: TRILOGÍA 300
Lucas Beriain y Esteban Rodríguez Alzueta
JULIANA ARENS: TRAIDORAS 303
Florencia Vallone
VANINA FERRECCIO: LA LARGA SOMBRA DE LA PRISIÓN 309
Manuel Vázquez
PABLO TORANZO: TRAS LA CUARTA REJA 312
Esteban Rodríguez Alzueta
DIDDIER FASSIN: CASTIGAR 317
Jeremías Zapata
JUAN BATALLÁ Y DANIEL BARRETO: SAN LA MUERTE 320
Esteban Rodríguez Alzueta
Las fotografías que ilustran este número de Cuestiones Criminales
pertenecen al fotógrafo Pablo Toranzo, publicadas en su libro Tras la
cuarta reja . Una muestra que puede visitarse en la galería virtual en
nuestro sitio web: lesyc.com
1
La “sociedad de los cautivos” en la era
del hiper-encarcelamiento**
The ‘society of captives’ in the era of hyper-incarceration
Jonathan Simon
Universidad de California
Resumen Abstract
Cuarenta años después de la publicación de Society of Forty years after the publication of Gresham Sykes’s Society of
Captives de Gresham Sykes y la segunda edición de The Prison Captives and the second edition of Donals Clemmer’s The Prison
Community (1958) de Donald Clemmer, la población Community (1958) the incarcerated population in the US, now
encarcelada en los Estados Unidos, que ahora supera los 2 over 2 million, has grown to an unprecedented size, but
millones, ha crecido hasta un tamaño sin precedentes, pero paradoxically attention to and concern with the social order of
paradójicamente ha disminuido la atención y preocupación por prisons in US academic and political discourse has declined.
el orden social de las cárceles en el discurso académico y Just when the experience of imprisonment is becoming a
político de Estados Unidos. Justo cuando la experiencia de la normal pathway of knowledge that made the experience of
prisión se está convirtiendo en un camino normal para una gran incarceration visible are closing. Clemmer, Sykes, and the
parte de la población, las vías de conocimiento que hicieron golden age of US prison sociology they ushered in, helped
visible a la experiencia de encarcelamiento se están cerrando. make prison social order a seemingly knowable object for
Clemmer, Sykes y la edad de oro de la sociología carcelaria prison managers and public discourse more generally. The
estadounidense contribuyeron a hacer del orden social de la publication 30 years later of John Dilulio’s Governing Prisons
prisión un objeto aparentemente cognoscible para los (1987) can be seen in retrospect as marking a new model of the
administradores de prisiones y—de manera más general—para relationship between expert knowledge, prison management,
el discurso público. La publicación de Governing Prisons (1987) and the social order of prison. Dilulio’s research strategy
de John Dilulio, 30 años más tarde, puede verse en addressed fundamental weaknesses in prison sociology that
retrospectiva como un nuevo modelo de relación entre el had come to be evident in increasingly ungovernable prisons.
conocimiento experto, la administración penitenciaria y el It also contributed whereby prison social order falls into a dark
orden social de la prisión. La estrategia de investigación de zone of knowledge and power, integral neither to the
Dilulio abordaba las debilidades fundamentales de la sociología production of scientific expertise or governmental programs
carcelaria que habían llegado a ser evidentes en prisiones cada within the prison. The conjunction of this shift with an
vez más ingobernables. También contribuyó a que el orden enormous expansion in the size of the US prison population is
social penitenciario caiga en una zona oscura de conocimiento cause for alarm.
y poder, que no es parte ni de la producción de conocimientos
científicos ni de programas gubernamentales dentro de la
prisión. La conjunción de este cambio con una enorme
expansión en el tamaño de la población carcelaria
estadounidense es motivo de alarma.
** Publicado en: Theoretical Criminology, 4 (3), 2000, 285-308. Traducción por Nahuel Roldán (LESyC, UNQ—
FCJyS, UNLP) y Juliana Miranda (UBA—CELS).
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Durante los últimos años, los estudiosos han estado prestando una
atención crecientemente alarmada al aumento sin precedentes de la
población correccional en los Estados Unidos, y en particular a los
encarcelados (cárceles federales más en prisiones estaduales), ya que es
probable que superen la marca de dos millones antes del cierre del siglo
XX1 (Gordon, 1990, 1994; Scheingold, 1991; Zimring y Hawkins, 1991;
Christie, 1993; Simon, 1993; Donziger, 1996; Currie, 1998; Stern, 1998).
Para tomar la serie comparativa mejor establecida, la tasa de adultos en
prisiones estatales y federales rondaba los 100 cada 100 mil residentes
libres entre los años 20 a los 70 (Maguire y Pastore, 1999: 490)2. Desde
entonces se ha disparado a más de 452 por cada 100 mil (Gilliard, 1999:
3). Esta tasa continúa aumentando en la actualidad, a pesar de ocho
años de descensos consecutivos en la tasa de delitos denunciados (así
como de la victimización).
Este discurso se ha centrado principalmente en el crecimiento de la
tasa de encarcelamiento y los efectos que genera una población penal
de tal escala. Lo que estaba ocurriendo dentro de las prisiones, la
naturaleza de sus regímenes, o el orden social carcelario que estaba
surgiendo, no ha sido un foco importante3. Si la organización social y la
“experiencia” de la prisión no han despertado aún una gran alarma,
puede ser porque, en comparación con el pasado, la prisión
estadounidense promedio en los años noventa era un lugar mejor en
muchos aspectos. A través de una combinación de construcción masiva
de prisiones, órdenes judiciales y la lenta difusión de servicios como
teléfonos y visitas, la experiencia de encarcelamiento puede haber
mejorado la vida en algunos aspectos importantes. A lo largo de la
1
A mediados de 1998 se encontraba en 1.802.496, ver Darrel K. Gilliard: “Prison and Jail
Inmates at Midyear 1998”, Bureau of Justice Statistics Bulletin, March 1999, 1.
2
En 93 prisioneros por cada 100.000 habitantes libres, 1972 vio la tasa de encarcelamiento más
baja de los Estados Unidos desde 1927.
3
Lo que no quiere decir que no se prestó atención a los regímenes penitenciarios, ver, por
ejemplo, Owen (1998), pero sólo que el discurso crítico emergente sobre el encarcelamiento
ha tenido relativamente poco que decir sobre las transformaciones en el orden interno de la
prisión.
4
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
4
N. del T.: La traducción al español de esta obra inició la segunda serie de la colección Nueva
Criminología de la editorial Siglo XXI, dirigida por Máximo Sozzo. Sykes, G.: La sociedad de los
cautivos: estudio de una cárcel de máxima seguridad, Buenos Aires: Siglo XXI, 2017.
6
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
8
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
5
Esta afirmación está limitada a los Estados Unidos (y en todo caso puede estar sobreestimada).
En contraste, sin embargo, se está llevando a cabo trabajo muy significativo en esta área en el
Reino Unido, Canadá, Australia y Sudáfrica, sólo para identificar las literaturas angloparlantes
más importantes. El creciente déficit entre el aumento de la población penitenciaria en Estados
Unidos y la merma en la sociología carcelaria estadounidense, al que apunta este artículo,
puede resolverse en parte con un mayor involucramiento con estas literaturas.
6
Pero véase Silberman (1995) para un estudio basado en gran parte en Nueva Inglaterra.
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Para estudios de este género, ver: Franklin (1978) y Massey (1989).
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llevando a cabo en las prisiones de los años 1950 y 1960. Eric Cummins
(1994) realiza un análisis perspicaz del movimiento radical de la prisión
de California y documenta niveles fantásticos tanto de préstamo de
libros como de escritura de manuscritos en San Quentin. En la década
de 1950 esa prisión tenía una biblioteca con más de 30.000 libros, y los
prisioneros sin televisores, teléfonos ni mucho más, han hecho mayor
uso de ellos que el mundo libre, por mucho. Más asombroso es el hecho
de que miles de manuscritos al año fueron enviados al bibliotecario de
San Quentin para su aprobación para circulación externa en los años
1960. Con algunas excepciones, esta fuente de información sobre la
experiencia del encarcelamiento también ha disminuido. Si bien el
agotamiento de los discursos sociológicos y literarios carcelarios no
surgen de las mismas fuentes, apuntan a un problema común, la
desaparición de la vida social de los presos como objeto de
conocimiento fuera de los recintos de la prisión. El interés por los
presos escritores en los años sesenta fue parcialmente impulsado por la
identificación con la perspectiva alienada y radicalizada del prisionero
entre aquellos influenciados por la Nueva Izquierda o la política cultural
que la rodeaba. No sólo este parcial sesgo a favor de escuchar a los
reclusos se ha disipado en gran medida, sino que también ha sido
sustituido por un sesgo inverso asociado con el movimiento de
derechos de las víctimas que ha marcado con éxito el interés por la
expresión de los internos como moralmente perversa. Pero incluso si
una audiencia estaba lista y esperando, la prisión contemporánea ya no
es una fábrica de discursos carcelarios, ya sean científicamente
capturados o expresados a través de escritores reclusos. Aquí sólo
puedo especular, pero parece probable que tanto la prisión como su
población entrante sean culpables. Nuestra gigantesca población
carcelaria es una muestra de una generación menos letrada en las calles,
los niños pobres fracasaron aún más miserablemente por sus
educaciones en escuelas públicas que los niños pobres de los años 1930,
1940 y 1950. Al mismo tiempo, el régimen penitenciario es ahora hostil
a la producción del discurso carcelario. Las leyes promulgadas desde la
década de 1970 tienden a penalizar a los escritores presos. Por ejemplo,
las famosas leyes del Hijo de Sam privan a los presos del derecho a cobrar
regalías de los relatos de sus crímenes.
11
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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No hace falta decir que el profesor asistente de sociología o criminología que decide estudiar
la vida dentro de las prisiones está tomando un gran riesgo comparado con alguien interesado
en analizar las tasas de encarcelamiento y sus determinantes en su computadora de escritorio.
12
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
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Tampoco es un accident que haya dado su discurso en Ann Arbor en una gran universidad
pública de las que tipificaban la relación entre conocimiento social y un estado activista.
Irónicmanete también es una universidad que algunos años después de convertiría en un
símbolo nacional de la crisis del estado liberal cuando la oposición a la guerra de Vietnam lanzó
a muchos estudiantes a las calles.
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
10
Stanton Wheeler publicó una crítica interna temprana y profunda de la sociología carcelaria
desde esta perspectiva en 1962. En muchos aspectos el presente artículo está inspirado por el
esfuerzo de Wheeler para pensar lo que él denominó “las fuentes sociales de la criminología”
(Wheeler, 1962).
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
11
Sólo en Jacobs (1977) la sociología de la prisión realmente empieza a confrontar a la ley como
una fuerza que moldea regímenes penales.
12
Podríamos quejarnos finalmente de cuán poca influencia la sociología tuvo sobre algunos
aspectos de la política gubernamental nacional. Considere, por ejemplo, que la economía
soviética puede haber estado más cerca del modelo de prisión corrupta “big house” que lo que
Sykes pueda haber sabido.
18
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
estado social liberal luego de los ’70, el giro a la derecha del electorado
y la juridización de casi todos los aspectos del estado penal-educacional-
de bienestar (Simon, 2000). En otro lado extendí un boceto muy
preliminar de este período (Simon, 2000). En lugar de completarlo,
quiero enfocarme en el contraste entre la relación de la sociología y el
gobierno con la prisión durante los ‘50 y ‘60, y aquella que emergió
durante los ‘80 y ‘90.
13
En la narrativa de Dululio sobre el ascenso y caída de la sociología de la prisión, Clemmer es
el que tiene más empatía hacia los funcionarios de prisiones, Sykes aleja peligrosamente la
sociología de sus lealtades a la prisión, y la obra de John Irwin, él mismo preso en la década de
1950, constituye la ruptura total entre la sociología y el control social por así decirlo.
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Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
14
Charles Bright (1995) ofrece una ilustración muy diferente pero igualmente poderosa de
cómo el desplazamiento sociológico de la prisión hacia el cuerpo nacional hizo invisible la
naturaleza más amplia de las estrategias gubernamentales en las prisiones, haciendo que
pareciera incoherente e ineficaz lo que era otra cosa.
22
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
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No es casualidad, por supuesto, que estas mismas ciudades fueran las principales áreas para
la expansión del poder nacional en la década de 1960 y los grupos centrales de votantes para
el partido demócrata nacional.
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16
Se podría añadir también el hecho más contingente de que el capital social de Dilulio (la red
de mentores reconocidos como James Q. Wilson y de informantes en el mundo de la
administración penitenciaria como George Beto) y su capital cultural (sus raíces políticas
católicas conservadoras y urbanas) han servido para hacer que su enfoque sea influyente y
resonante en las décadas de 1980 y 1990, cuando incluso un presidente con impecables raíces
de la Nueva Izquierda abraza a los uniformes escolares y a una población carcelaria masiva.
26
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
17
Más específicamente, es una respuesta a dos o quizás tres problemas relacionados: (1) la
centralidad de las pandillas carcelarias racialmente definidas en el orden social de los reclusos;
(2) la presión de las órdenes judiciales para reformas estructurales y procesales y la amenaza
de más; y (3) la amenaza que representan los delincuentes aparentemente políticos con
conexiones con presuntas redes "terroristas" en el exterior.
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
18
Los casos mejor documentados incluyen dos prisiones “super-max” de California, Pelican Bay
y Corcoran. Ver, Madrid vs. Gómez, 889 F. Supp. 1146 (United States District Court, ND
California 1995).
28
Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
Conclusión
19
Un buen ejemplo es el trabajo de Stanton Wheeler, cuyo objetivo era determinar las
circunstancias precisas en las que la cultura carcelaria podría afianzarse. Véase, por ejemplo,
Wheeler (1961a) y (1961b).
29
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Jonathan Simon, La “sociedad de los cautivos”…
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La prisión y sus sentidos: Interrogantes y
dilemas de investigar e intervenir en la
cárcel desde el campo de la comunicación
RECIBIDO: 9/8/18 Prison and its senses: Questions and dilemmas to investigate
ACEPTADO: 5/10/18 and intervene in prison from the field of communication.
Mauricio Manchado
Universidad Nacional de Rosario
Resumen Abstract
En el presente artículo nos proponemos realizar algunas In this article we propose to perform some definitions about
definiciones sobre las singularidades que asumen un proceso the singularities that assume a process of investigation in
de investigación en prisión desde el campo de la prison from the field of communication. In that sense, its
comunicación. En ese sentido, su objetivo general es desandar general objective is to retrace the question of whether there
el interrogante sobre si existe, en términos metodológicos, is, in methodological terms, something that can be
algo que pueda entenderse como “especifico” de dicha understood as “specific” of the communication as a discipline
disciplina al ingresar a la cárcel y, en tal caso, cuáles son sus when get into prison and, in such a case, what are its
carácteristicas. Sumado a eso, un objetivo específico del characteristics. Besides, a specific objective of the work will
trabajo será reconocer las continuidades y discontinuidades be to recognize the continuities and discontinuities between
entre abordar la prisión y sus procesos comunicacionales en approach the prison and its communicational processes in the
clave de investigación y hacerlo en el plano de una de serie de terms of research and doing it in the plane of a series of
intervenciones cuyo eje son la realización de prácticas interventions focused in the realization of educational and
educativas y culturales en las que se aborda la relación cultural practices relating communication, identity and rights
comunicación, identidad y derechos en una agencia penal. in a criminal agency. Starting from the hypothesis that the
Partiendo de la hipótesis de que los modos de ingreso a la modes of entry into prison from the field of communication
prisión desde el campo de la comunicación deben ser must be differentiated (research / intervention) but
diferenciados (investigación / intervención) pero necessarily confluent to understand the complex prison plot,
necesariamente confluyentes para comprender la compleja we propose an approach that will try to recover questions and
trama prisional, proponemos un abordaje que tratará de tours about the modes to inhabit, methodologically and
recuperar preguntas y recorridos sobre los modos de habitar, strategically, the jail. As a result of a stay in the field like
metodológica y estratégicamente, la cárcel. A raíz de una researcher for more than 12 years and almost two decades
permanencia en el campo que lleva ya más de 12 años en doing educational, cultural and communicational practices
carácter de investigador y casi dos lustros realizando prácticas under the pedagogical modality of the workshop, the
educativas, culturales y comunicacionales bajo la modalidad question that will cross surreptitiously and, at the same time,
pedagógica del taller, la pregunta que atravesará subrepticia y, superficially all the work is if that distinction has an expiration
al mismo tiempo, superficialmente todo el trabajo es si esa date from the moment we state it.
distinción tiene fecha de caducidad desde el mismo momento
en que la enunciamos.
36
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Introducción
La cárcel moderna ha sido, desde su nacimiento, objeto de
problematización para investigadores y científicos que desde diversas
disciplinas—principalmente de las Ciencias Sociales—propusieron
pensar su dinámica institucional. En ese sentido, se destacan los
trabajos de Rusche & Kircheimer ([1939] 1984) y Foucault ([1975]
2004) desde el campo de la filosofía, y la amplia producción
sociológica desarrollada por Sykes ([1958] 2017), Goffman ([1961]
2001), Melossi & Pavarini ([1978] 1980), Bergalli (1996), Wacquant
(2004), Garland (2005) y Chantraine (2012), por mencionar algunos de
los más destacados, en el ámbito internacional, y Pegoraro (1993),
Daroqui (2006) y Sozzo (2009) en el ámbito local. También la
antropología—jurídica principalmente—colocó entre sus objetos de
estudio primordiales a las agencias de control social como la justicia
penal, la policía y la prisión a partir de los trabajos de Tiscornia (2004),
Miguez (2007) y Segato (2003) y, en un mismo sentido, Zaffaroni
(2003) desde el Derecho o Caimari (2004) desde la Historia han
reflexionado sobre el decurso de la cárcel. Sin embargo, desde el
campo de la comunicación pocos son los estudios que abordaron la
problemática penitenciaria. Podrían mencionarse como antecedentes,
en el campo internacional, el trabajo de Lawrence Wieder ([1974]
2015) sobre los denominados “códigos carcelarios” y en el plano
nacional, el de Lelia Gandara (2005) al trabajar algunas singularidades
de la práctica de los graffitis en prisión, como también la producción de
Emilio De Ípola acerca del rumor carcelario ([1982] 2005) aunque,
vale decir, este último es un ensayo publicado a partir de la propia
experiencia de encierro del autor durante la última dictadura militar
argentina (1976-1983) y no existe, a posteriori, una sistematización que
demarque continuidades en la problematización del tema. Sobre esa
vacancia comenzamos a trabajar en el año 2006 cuando tras los pasos
de realizar nuestra tesina de grado, nos propusimos examinar la
37
Mauricio Manchado, La prisión y sus sentidos…
1
El título de la tesina fue “La discursividad en torno a la pena y su incidencia en la
conformación subjetiva de la población carcelaria” (2006), y allí realizamos un estudio de caso
centrado en la Unidad Penitenciaria n° 3 de Rosario. Un resumen de dicho trabajo puede
encontrarse en el artículo “Discursividad en torno a la pena y subjetividad carcelaria”,
publicado en revista La Trama de la Comunicación (2008).
2
La tesis doctoral, titulada “Procesos comunicacionales y subjetivos en la prisión: Los sistemas
de insumisión en situaciones de egreso carcelario. El caso de la Unidad Penitenciaria Nº 3 de
la ciudad de Rosario” fue presentada en el año 2013 y posteriormente editada para su
publicación en libro con el nombre “Las insumisiones carcelarias: procesos comunicacionales
y subjetivos en prisión” (2015).
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
42
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
3
De esta forma, se brega por la composición de una figura del criminal tradicional como un
“demonio” útil. Se construye así víctimas individuales identificables y delincuentes
identificables, se los vuelve cognoscibles. Cuando los delitos no tienen víctimas individuales
cognoscibles (por ej.: delitos tributarios o grandes fraudes contra la administración pública), o
un delincuente fácilmente identificable (por ej. contaminación), los mismos no forman parte
de la percepción de temor al delito ni de la selectividad del sistema penal (Font, 1999).
43
Mauricio Manchado, La prisión y sus sentidos…
Para comenzar este apartado tal vez sería preciso esbozar algo así
como una primera distinción en la que reconozcamos, al menos, una
similitud y una diferencia en lo que respecta al abordaje de la
prisión—situados en el campo de la comunicación—desde la
investigación y/o la intervención. Lo que reconocemos como común
es el posicionamiento teórico tanto para emprender una tarea de
búsqueda de conocimiento—en sus designios formales eso es lo que
pretende la investigación, intenta conocer algo—como para generar
procesos de intervención en dichos contextos—cuya búsqueda es
transformar los escenarios sobre los que actúa. Distinción que al
tiempo que la enunciamos se vuelve falaz porque, a fin de cuentas, ¿la
investigación no busca transformar y la intervención no pretende
conocer? Ambas pretenden conocer y transformar, sólo que
establecen un orden de prioridades que le permiten diferenciarse entre
sí, seguramente producto de las divisiones estériles que el campo
científico necesita para su legitimación y el de la intervención para su
reconocimiento en terreno. Sin adentrarnos en una discusión que
excedería los límites y pretensiones del presente artículo, queríamos
partir de aquella distinción para reconocer que más allá de cuál sea esa
búsqueda finalista, las definiciones conceptuales son idénticas en lo
referido a cómo abordamos y comprendemos la comunicación en
contextos de encierro: como un campo de disputa material y simbólica
la construcción de sentido/significado de aquello que nos rodea y
constituye se pone en juego.
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
4
Los talleres culturales y educativos refieren a una serie de prácticas artísticas y
comunicacionales que se realizan, desde el año 2009, en las cárceles del sur de la provincia de
Santa Fe (UP N° 3, 5, 6, 11 y 16). Tales prácticas van desde talleres de teatro, música, pintura,
mosaiquismo, filosofía, cerámica, hasta serigrafía, periodismo, radio o comunicación por
mencionar algunos. Desde el año 2014, el grupo de actores y actrices externas que realizan
dichas intervenciones conformaron “La Bemba del Sur”, un colectivo militante, político y
cultural que logró generar estrategias colectivas para transitar la prisión. En el año 2017,
dicho colectivo creó, en articulación con la Secretaria de Extensión y Vinculación de la
Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el Programa
“Educación en Cárceles” (PEC) en el cual confluyen las prácticas culturales realizadas por
dichos actores y otras cinco líneas de trabajo entre las que se encuentra la incorporación de
personas privadas de su libertad a estudios superiores. Para un mayor desarrollo de la historia
y devenir de dicho Colectivo ver: Castillo, Chiponi y Manchado (eds.) (2017).
5
Para un abordaje sobre el origen y devenir del concepto Derechos Humanos, ver: Raffin
(2006). Por otra parte, hemos problematizado el concepto en relación a las prácticas
culturales y educativas en prisión en Manchado y Chiponi (2018).
49
Mauricio Manchado, La prisión y sus sentidos…
6
Otra diferencia sobre la que no profundizaremos aquí pero que nos interesa enunciar
refiere, precisamente, a la dinámica de taller que asumen dichos espacios. A diferencia de la
investigación, a la que se recurre a técnicas como la entrevista en profundidad, la observación
participante o los grupos focales, el taller es concebido aquí como una práctica pedagógica
que busca generar escenarios horizontales y pluralistas. La propuesta consiste en habitar un
espacio áulico para transformarlo en territorio desde pedagogías que pongan atención a lo
sensible, a lo que el cuerpo produce, poniendo en escena las trayectorias vitales de los
sujetos, tanto en el encierro como fuera de él. “Disponer” herramientas, lenguajes, discursos,
arte, música, sensaciones; un escenario de lo posible y de lo sensible que se inscribe bajo la
modalidad de la práctica taller.
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7
En Argentina existe una importante labor de los organismos de Derechos Humanos en la
cárceles, el más reconocido es el realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales que,
anualmente, realiza Informes sobre la situación carcelaria en el país (CELS, 2017), pero
también pueden mencionarse la Comisión Provincial por la Memoria o la Procuración
Penitenciaria como dos organismos que, con anclajes institucionales diversos, monitorean y
denuncian el estado del sistema penitenciario en Argentina. En la provincia de Santa Fe, fue la
Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) quien realizó dicha tarea desde la década de 1990.
En la actualidad su intervención es asistemática y poco frecuente, al igual que sucede con la
Secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, organismos—ambos—que
solían registrar con regularidad las afrentas a los Derechos en las cárceles provinciales.
51
Mauricio Manchado, La prisión y sus sentidos…
8
El Diario “La Capital” fue fundado en el año 1867 y actualmente es el de mayor tirada en la
ciudad de Rosario y su región.
9
“Un ex convicto fue acribillado esta madrugada y murió en el Hospital Clemente Álvarez”,
nota publicada en el diario La Capital, 19/06/2015.
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
racista clasificador de las figuras del mal y del bien, de quienes deben
estar libres y encerrados, de quien merecen vivir o morir (Foucault,
1996). Mecanismo que resulta indispensable para definir un chivo
expiatorio, el mal de todos los males, como también para tranquilizar a
ese sector de la sociedad que festeja la muerte de un joven que no era
un exconvicto, era Fernando, un gestor cultural no del encierro sino
en el encierro, un joven que como tantos otros configuran sus
identidades en el encierro pero más allá de él. Esa premisa comenzó a
situarlos en la experiencia de discutir, en el marco del taller, a qué se
referían con la identidad, entendiendo que “las identidades no se
construyen a partir de un conjunto estable y objetivamente definible
de ‘rasgos culturales’—afectos primordiales—, sino que son
producidos y se modifican en el marco de relaciones, de reacciones y
de interacciones sociales—situaciones, un contexto, circunstancias—
de donde emergen sentimientos de pertenencia, ‘visiones del mundo’
identitarias o étnicas” (Candau, 2001: 24).
¿Cómo trabajar la identidad en una situación de encierro? La
primera razón estuvo dada por la intención de disputar los sentidos,
cual si batalla discursiva, a una institución que asigna una identidad
sostenida en el argumento de la recuperación o depositación, y donde
su principal tarea termina siendo la tutela. Lo que aquel discurso
público de la prisión no aclara es que el tutelaje se convertirá en
dependencia, luego en arbitrariedades y en dicho tránsito una
multiplicidad de procesos de homogeneizaciones semánticas que
inculcarán sistemas de restricción (Foucault, 2004a). Sobre estos, cada
detenido deberá moverse de acuerdo a las posiciones que ocupen en el
campo específico de la prisión. Allí es donde se definen los
presupuestos sobre el hacer y el ser de cada uno, los presupuestos de
actor (Goffman, 2001), y en ellos un conjunto de respuestas que
deben adecuarse a las formas y situaciones interactivas de la prisión.
En ese campo de disputas los coordinadores del taller de
comunicación y periodismo propusieron trabajar sobre los trazos
identitarios de quienes están privados de su libertad pero también de
ellos mismos. La fotografía sería el dispositivo elegido para ello y
canalizaría aquí, con la potencia de una imagen, los recuerdos, los
deseos, los vínculos, las historias personales, los pesares, las diversas
posiciones subjetivas que configuran identidades, en plural. “Lugares
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“Pero toda negación, por otra parte, vale sólo como fondo para
perfilar lo vivo, lo positivo. De ahí que tenga decisiva
importancia volver a efectuar una división en esta parte negativa
y excluida de antemano, de tal modo que con desplazar el ángulo
de visión (¡pero no la escala de medida!) salga de nuevo a la luz
del día, también aquí, algo positivo y distinto a lo anteriormente
señalado. Y así in infinitum, hasta que, en una apocatástasis, todo
el pasado haya sido llevado al presente” (Benjamin, Pasajes: 461-
462).
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62
¿Qué nos dice un cuerpo? Cuerpo y
sexualidades en la cárcel de varones
RECIBIDO: 15/9/18 What does a body tell us? Body and sexualities in the men's prison.
ACEPTADO: 20/10/18
Inés Oleastro
Universidad Nacional de La Plata
Resumen Abstract
Este artículo se propone poner en el centro de escena a los This article puts in the centre of the scene how human bodies
cuerpos que atraviesan condenas privativas de la libertad. En go through a period of imprisonment. During this experience,
esas experiencias, confluyen elementos de la vida en la calle it can be seen how elements acquired for the life in the street
con cuestiones específicas del encierro. Las violencias, los converge with especifical practice, dynamics and situations
conflictos, las resistencias, las estéticas compartidas: vivir a related to jail. Violence, conflicts, resistances, shared
través del cuerpo. Este trabajo surge a partir de una tesina de aesthetics i.e., living through the body. This work comes from
grado de la Licenciatura en Sociología, donde nos propusimos a sociology theses where masculinities in jail for men were
un abordaje de las masculinidades en la cárcel de varones analysed from a comprehensive perspective. This research
desde una perspectiva integral, que recupere los conflictos, las showed the conflicts, support, power relationships and bonds
solidaridades, las relaciones de poder y de pertenencia entre around those men; and also which the place of feelings,
varones detenidos; así como el rol que ocupan las emociones, bodies and sexuality were there.
el cuerpo y la sexualidad en las ellas. In this opportunity, we will deeply investigate how violence
En esta ocasión, buscamos profundizar alrededor de cómo las pierce these bodies. We will find here, however, a range of
violencias atraviesan esos cuerpos. Nos encontramos, sin senses around them, senses that allow us to rethink the marks
embargo, con un abanico de sentidos alrededor de los of tattoos and scars and the uses and the senses that the
cuerpos, sentidos que nos permiten repensar las marcas de inmates give to them. There are many factors that take place
tatuajes y cicatrices, los usos y los sentidos que los propios in prison life, like jail and its conditions of detention, the
detenidos les dan: estéticas compartidas, masculinidades “Servicio Penitenciario Bonaerense”, the other men who live
circulantes y categorías específicas. La cárcel y sus there and the occasional visits prisoners received, among
condiciones de detención, el Servicio Penitenciario others.
Bonaerense, los demás detenidos, las visitas ocasionales al Men who go to jail, most of them poor people, have already
penal; son muchos los actores que entran en juego en la vida experienced different forms of violence. However, they have
carcelaria y que necesitan ser tenidos en cuenta para nuestros to deal with an specific situation now: the deprivation of their
objetivos. Los varones detenidos, en su mayoría de sectores liberty. This circumstances directly connects the bodies with
populares, son atravesados por múltiples violencias y, además, the respect, the strength and the feelings. Bodies have two
por una situación específica: la privación de la libertad pone a faces in this way: violence and resistance, to give
esos cuerpos en un lugar incesante de encuentros entre el peopledeprived of their freedom.
respeto, el aguante y sus emociones. El cuerpo tendrá la doble Thinking jail from the view of men who live there, observing
cara de violencia y resistencia para, en última instancia, the role of emotions, the body and sexuality, allow us to open
permitirles a los detenidos sobrevivir. a scene of possibilities around penitentiary and prison
Pensar la cárcel desde quienes la transitan, el rol de las policies. The are changes in the “Ley de ejecución penal”, the
emociones, el cuerpo y la sexualidad nos permiten abrir una reform of the Penal Code, the creation and construction of
escena de posibilidades alrededor de las políticas new jails, bigger penitentiary security mechanisms intensifying
penitenciarias y carcelarias. La reforma de la Ley de Ejecución control. All of these are discussions that are having place
Penal, la reforma del Código Penal, la creación y construcción today without this point of view proposed here. In
de nuevas cárceles, mayores dispositivos de seguridad opposition, this article, and all the study that I am doing in
penitenciaria agudizando el control; son todos debates my research training, proposed a comprehensive perspective:
contemporáneos que, bajo ningún punto de vista, se thinking jail from a perspective that allows us to understand
proponen un análisis integral de la problemática. En ese its complexity for intervention.
marco se inscribe este trabajo y las investigaciones que, en el
marco de formación en el que adscribo, me propongo. Pensar
la cárcel desde una perspectiva que nos permita comprender
su complejidad para la intervención.
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Introducción
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La violencia en la cárcel
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Practica de las autoridades para revisar a los detenidos de manera violenta y hacerse de sus
bienes en caso de disponerlo.
3
Traslado de un detenido de una unidad penitenciaria a otra, práctica común y arbitraria que
se utiliza por el SPB como forma de castigo.
4
Andersen, M. J.: “Estrategias penitenciarias de delegación de la violencia y tercerización del
orden en el programa de gobierno intramuros”, en: “Castigar y gobernar. Hacia una sociología
de la cárcel. La gobernabilidad penitenciaria bonaerense” (2014).
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5
Posibilidad que tienen algunos detenidos de que una vez cada un tiempo determinado, por
un rato estipulado, familiares y amigos/as vayan a compartir un rato en el espacio
correspondiente a ese encuentro.
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6
Ya que Jorge es estudiante primario, va a la escuela cotidianamente; y además asiste a
talleres de Atrapamuros, organización popular en cárceles que interviene desde la Extensión
Universitaria.
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Masculinidades estéticas
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Ahora bien, a pesar de esto que narra Ezequiel, hay otros casos en
los cuales un chico puede ser considerado poco varonil, facherito, por
cuidar la imagen, cortarse el pelo, la barba, no tener mucho pelo en el
cuerpo y otras cosas que aparecen en la forma en que se desenvuelven,
aunque no sean homosexuales. En este sentido se pone en tensión
con aquella idea de la imagen, “tenés que ser así rústico viste, no
mostrar debilidad, muy varonil tenés que ser” (Pablo). Vemos que la
línea que divide la preocupación de los jóvenes por la vestimenta con
esta categoría que pone en juego la sexualidad es muy fina, y que
aquellas preocupaciones que veíamos en el capítulo anterior, alrededor
de la estética y el cuidado, tienen que estar en equilibrio con las
masculinidades tumberas.
Todas estas cuestiones también se vieron complejizados a partir de
la visita íntima, ya que antes de que existiera la posibilidad de
encontrarse con mujeres, que un detenido abusara de otro no era,
necesariamente, un acto que implicara la homosexualidad, sino más
bien un ejercicio del poder. Allí, mirar o no mirar era un dilema
cotidiano, porque, como dice Pablo, por momentos se encontraba
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Conclusiones
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Palia significa huérfano de familia, que nadie te va a ver y visitar.
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Bibliografía
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Las juntas de admisión y seguimiento: burocracia,
verdad y sentido común en entrevistas a internos en
una unidad penitenciaria bonaerense (2010-2011)
RECIBIDO: 4/9/18 The admission and follow-up meetings: bureaucracy, truth and common sense in
ACEPTADO: 18/10/18 interviews with inmates in a Buenos Aires penitentiary unit.
Iván Galvani
Universidad Nacional de La Plata
Resumen: Abstract
Este artículo tiene como objeto el análisis del funcionamiento de The purpose of this article is to analyze the operation of
las burocracias penitenciarias, en particular en las denominadas penitentiary bureaucracies, in particular in the so-called
Juntas de Admisión y Seguimiento que se desarrollan en las Admission and Follow-up Councils (Juntas de Admisión y
cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense, de las que Seguimiento) which take place in the prisons of the Buenos
participé realizando un trabajo etnográfico entre los años 2010 y Aires Penitentiary Service, of which I have taken part doing
2011. Consisten en entrevistas a los detenidos que son realizadas ethnographic work between 2010 and 2011. They consist of
por el personal de las diferentes áreas de cada Unidad interviews to the prisoners that are carried out by the staff of
penitenciaria. Las entrevistas tienen diversos fines, destacándose the different areas of each penitentiary unit. The interviews
el de responder a las solicitudes de los funcionarios judiciales de have different purposes, standing out the one of answering the
realizar evaluaciones que serán insumos para el Juez a la hora de requests of the judicial civil functionarys to make evaluations
analizar el otorgamiento de los denominados “beneficios” that will be inputs for the Judge at the time of analyzing the
judiciales: mejoras en las condiciones de detención, salidas granting of the denominated judicial “benefits”: improvements
transitorias, libertad condicional. in the conditions of detention, temporary outgoings, paroles.
Consideraremos a las agencias del Estado como instituciones I will consider state agencies as heterogeneous institutions and
heterogéneas y a los registros burocráticos como una forma de bureaucratic registers as a way of producing a truth, which in
producción de una verdad, que en este caso se construye this case is built through debates and tensions between all the
mediante debates y tensiones entre todos los actores sociales que social actors that make up the Councils: inmates, uniformed
conforman las Juntas: internos, personal uniformado, personal personnel, professional staff, authorities. As it is an instance of
profesional, autoridades. Como se trata de una instancia de evaluation, it is an area where suspicion predominates, mainly
evaluación, resulta un ámbito donde predomina la sospecha, about the authenticity of the interviewee's intentions; but also
principalmente acerca de la autenticidad de las intenciones del from the staff members among themselves.
entrevistado; pero también de los miembros del personal entre sí. Throughout this article I analyze some aspects that I consider
A lo largo del artículo analizo algunos aspectos que considero important to understand the ways of proceeding of personnel
importantes para comprender las formas de proceder del personal in this field. First, I will describe how the logic of suspicion,
en este ámbito. En primer lugar, describiré cómo la lógica de la raised on the one hand by the discourse of “re-socialization”
sospecha está alimentada por un lado por el discurso de la and a system of rewards and punishments according to which
“resocialización” y un sistema de premios y castigos en función certain activities such as work and studies are valued positively
del cual determinadas actividades como trabajo y estudios son when evaluating behavior and grant benefits. On the other
valoradas positivamente a la hora de evaluar la conducta y otorgar hand, by the conditions of sociability imposed by the context of
beneficios. Por otro lado, por las formas de sociabilidad que confinement. According to Goffman, people behave in
impone el contexto de encierro. Según Goffman, las personas se different ways in diverse interaction scenarios, responding to
comportan de diferentes maneras en distintos escenarios de different role expectations. Within the prison institutions, as the
interacción, respondiendo a diferentes expectativas de rol. Dentro staff share a great deal of time with the inmates can notice these
de los establecimientos carcelarios el personal puede advertir estas different ways of behaving, and associates them with deception.
diferentes maneras de comportarse, al compartir gran parte del We will also analyze different ways of proceeding on the part of
tiempo con los internos, y las asocia al engaño. Se analizarán the staff, guided by the suspicion, to discover a supposed truth
también diferentes formas de proceder por parte del personal, from the interviewees. Finally, I will describe how on the
orientadas por la sospecha, para descubrir una supuesta verdad de interpretation of what the inmates do, operates a logic of
parte de los entrevistados. Por último, describiré cómo en la particularization and generalization typical of common sense
interpretación de lo que hacen los internos opera una lógica de thinking, as it is addressed by Schutz. In this way we can see
particularización y generalización propia del pensamiento de how in the functioning of bureaucracies, impersonal and
sentido común, tal como es abordado por Schutz. De este modo standardized forms coexist with personal prefeerance and
podemos advertir cómo en el funcionamiento de las burocracias particularities.
coexisten formas impersonales y estandarizaras con
personalismos y particularismos.
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Burocracias
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El trabajo es producto de la revisión de algunas notas de campo realizadas entre los años 2010
y 2011 durante mis visitas a una unidad penitenciaria del partido de La Plata para la realización
de mi tesis doctoral.
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sentidos acerca de los fines de las Juntas y del castigo en general. Los
debates entre el personal profesional incluían reflexiones acerca de
cuál era el tono más adecuado para interrogar a los internos.
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Cuando son sancionados, los internos deben ser notificados a través de un “parte” que tienen
que firmar. La firma indica además, que el interno reconoce la falta por la cual ha sido
sancionado. En este caso, el interno reclamaba que no había sido notificado de las sanciones.
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Este interno, por un lado, omitía cierta información, pero por otro
tampoco estaba al tanto de todo lo que sobre él estaba registrado.
Hasta que el personal no le demostraba que sabía que su situación era
más desfavorable, intentaba definirla en otros términos. En estas
disputas por la veracidad y el significado de la información, el
personal, por supuesto, se encontraba en una posición de poder.
Pero en algunos casos, la verdad de parte de los internos no era la
única verdad que se deseaba obtener. También se podía pretender
obtener una verdad sobre las acciones del personal de las otras áreas.
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Fuentes documentales
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Filmografía
El secreto de sus ojos. Dir: Juan José Campanella. Argentina. 2009
125
Justicia por mano propia: la realización y
circulación de escritos judiciales en una
cárcel bonaerense
RECIBIDO: 12/10/18
The law by its own hands: making and circulation of prisoner
ACEPTADO: 23/11/18 litigation cases in a Buenos Aires Province prison
Tristán Basile
Universidad Nacional de La Plata
Resumen Abstract
En este artículo busco describir y analizar una serie de In this article I try to describe and analyze a group of
actividades llevadas adelante por detenidos de una cárcel del activities carried out by prisoners in a Buenos Aires outskirts
conurbano bonaerense. Esas actividades, que se concentran prison. This activities, which are concentrated on a particular
en un espacio particular de la institución, son las relaciones space within the institution, comprehend the links that
que los detenidos encaran y sostienen con las agencias prisoners develop with the legal agencies in which their penal
judiciales donde se tramitan sus causas penales. Los detenidos sentences are processed. The prisoners organize themselves
se organizan para intervenir por derecho propio sobre los to intervene by their own means in the legal procedures that
procesos que los llevaron a estar en la cárcel, y en ese proceso took them to prison, and in that process they learn to
comprenden y utilizan conocimientos prácticos y teóricos del understand and use theoretical and practical means of the
derecho. law.
Estas cuestiones son el puntapié para pensar, por un lado, These issues are a trigger to think how this processes,
cómo se rutinizan e institucionalizan ciertas acciones en normally considered exceptional, and are routinized and
principio excepcionales de intervención sobre la justicia, y institutionalized, and how certain non-official and subaltern
cómo actores subalternos y no oficiales como los detenidos actors like the prisoners can have the initiative to intervene in
poseen, en la práctica, la iniciativa de su propia defensa en los their own legal cases. I also suggest a series of questions
procesos. Por otro lado, planteo una serie de hipótesis sobre related to how this processes have a link to the administration
las posibles relaciones entre el fenómeno de las relaciones of order within the prison.
sostenidas por los propios detenidos con la justicia penal y el
funcionamiento interno de la cárcel.
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Introducción
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Esta vez, la sección En Foco está dedicada al sociólogo Emilio de
Ípola, autor de La Bemba: acerca del rumor carcelario, escrito en 1978
y publicado en 1982 en el exilio de su autor en México, después de
haber sido secuestrado por un comando del Primer Cuerpo del Ejército
y haber pasado más de veinte meses en prisión. Un texto emblemático
e inaugural para las ciencias de la comunicación en Argentina, que
pone a los estudios sociales a mirar de cerca a las instituciones, a
verlas a través de sus prácticas cotidianas, de las estrategias que
ensayaban los presos políticos para elaborar y circular información en
contextos de mucha precariedad. Esta vez, Emilio nos regala un texto
inédito donde nos cuenta algunas experiencias que rodearon la
escritura de La Bemba: lo que pasó antes y lo que pasó después,
mucho después. Experiencias que siguen abriendo interrogantes,
muchas veces paradójicos. El texto de La Bemba es revisitado también
por Horacio González que según nos dijo supo tener varias veces ese
libro en su biblioteca, es decir, varias veces lo extravió. La Bemba
subsiste como un rumor, el eco también de una vida académica que
empezaba a reescribirse sobre la base de nuevos textos, midiéndose
con una realidad muy diferente a los años que les tocaron a Emilio y
Horacio en los años previos a la dictadura.
La cárcel del lenguaje
The language prison
Horacio González
Universidad de Buenos Aires
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Horacio González, La cárcel del lenguaje
normas del habla “real” (hablas ciudadanas, que también tiene sus géneros
y niveles protocolares). La supuesta irrealidad de este idioma es evidente
que no tiene su fuerza en ninguna gramática en especial, sino en el poder
de estrujar las palabras comunes, desplazarlas con piruetas metafóricas
diversas, invitar a sostenerlas en la charla con un susurro, un tono o una
mirada. Si bien no se pueden precisar las formas en que surgen estas
iniciativas lingüísticas, hubo alguien que munido de un talento mimético
respecto al nombre, al ver que el fabricante de los inodoros del Penal le
había dado el nombre que coincidía con su apellido. Se trataba de la marca
“Biorsi”, y se creyó así que por mera comodidad era posible llamar biorsi a
todo acto de concurrir al noble establecimiento que iguala a cobardes y
valientes, sin saber el primero que usó tal vocablo que se convertía en un
calificado logócrata. Digamos así, no el que gobierna a través de la lengua,
sino el que hace de la lengua un ámbito con capacidad de cierto gobierno
sobre cómo nos entendemos y señalamos a las cosas. En especial, un
aprendizaje sobre la evasión del sentido, incluso su inanidad. Solo de este
modo aún se escucha decir voy al biorsi en personas que se hallan en locales
que distan mucho de parecerse a prisiones, que pueden llevar nombres
antiguos como Mau Mau o nuevos (como El Tropezón, ahora devuelto a la
calle Callao en Buenos Aires). La metonimia, aunque no ella sola, permite
superar las trabas que acechan al hablador consecuente, o sea todos, todos
con sus mañas y inadvertencias sobre lo que hacen cuando hablan.
El pasaje de la lengua de la Cárcel a la lengua de la Ciudad, se hace
mucho más notorio en la palabra trucho, hoy triunfante en toda la línea
extra-muros. Ha surgido, que duda cabe, de una cárcel, de cientos de
cárceles. Y triunfó más que el tango en París. Al parecer, si la cárcel es un
sitio dónde es preciso dudar de todo, donde todo debe falsificarse o todo
debe denunciarse como falso a fin de producir condiciones de
sobrevivencia, la expresión trucho, con sus consiguientes formas verbales,
expone todo eso. La sospecha nunca desmentida que en forma de
simulacro pueden entenderse todas las condiciones de vida social, hizo la
palabra trucho una voz de uso permanente en la coloquialidad general, e
imprescindible para hablar de política, negocios o cuestiones sentimentales
varias.
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Horacio González, La cárcel del lenguaje
con una avidez de libertad. Una conclusión posible del ensayo ipoliano
sería que la lengua surge de un profundo deseo de libertad, o bien, que esta
no es más que un profundo deseo sin nombre. La bemba es así el nombre
de lo que ocurre en las profundidades del lenguaje y en las profundidades
de la sociabilidad carcelaria. Nombre salido de la boca incendiada de los
mismos que padecen su incendio personal.
Lógicamente, puede escribirse en una cárcel y de allí salen los
“cuadernos de la cárcel”, que nunca hablan—en este conocido caso—, de
las condiciones de vida y lenguaje en esos establecimientos de encierro, lo
que entiende perfectamente. Allí se escribía una teoría política del “exterior
de la cárcel”, lo que no hacía necesario el estilo cifrado, pero sí ciertas
argucias evidentes, la escritura dispersiva, la construcción en crecientes
círculos alrededor de un tema central. Muchos pensaron en su momento
que en este ensayo de Emilio De Ípola había una vía suplementaria para
ensayar el tema de la víctima encarcelada no del modo testimonialista
habitual. Abundaron y abundan los trabajos monográficos o las memorias
de militantes políticos que rememoran su vida en prisión. En los frecuentes
casos en que el encarcelamiento era la casi axiomática antesala de un
posterior destino atroz—la desaparición—es evidente que no abundan
testimonios. Los que hay, son fragmentos que tropiezan en lo indecible.
La opción de De Ípola se diferencia, esto es obvio, de los testimonios
directos en relación al par escritura y resistencia política. No escribe sobre
un tormento específico, sino sobre cómo la ruta del tormento opera sobre
el lenguaje. ¿Podría esto situarse en mejores condiciones para referir cómo
ocurren modos históricos de represión política? Personalmente, no lo creo.
No obstante, me parece que el válido testimonialismo puede enriquecerse
enormemente con una reflexión sobre el modo en que una única palabra
adquiere en la superficie de su pronunciación, todos los tonos escondidos
de las infinitas estrías de dolor que contiene la existencia y la vida, y con
ello, las condiciones de expresión lingüística.
El rumor actúa como un eco de la noticia; no tiene autor, sustancia o
contenido, pero se parece a una información válida. ¿Pero existen las
informaciones válidas? El rumor informa que no hay informaciones, por
lo tanto elige para sí una palabra especial para decir que dice lo posible
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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El Examen
The Exam
Emilio de Ípola
Universidad de Buenos Aires
deshicieron del lazo que los sujetaba y liberaron mis piernas. Ellas, mis
piernas, lanzaron entonces enloquecidas patadas en derredor: míseras
respuestas descontroladas de un cuerpo que ya no era mío y que se
empeñaba tercamente en resistir.
Sin embargo, ocurrió que las patadas de ese cuerpo rociaron de
abundante agua el entorno. Molestos al sentirse mojados, y
probablemente inquietos, los hombres suspendieron la tortura y me
ofrecieron un café y un cigarrillo.
A partir de entonces, inesperadamente, el trato fue mejorando.
Mantuvieron las esposas, ahora por delante del cuerpo para permitirme
usar las manos, me condujeron a un local con sillas cómodas y me
alcanzaron un sándwich y un refresco.
Yo conservaba una esperanza que no resultó del todo
desencaminada. Mi descuido, mi falta de precauciones resultaban ser
buenos argumentos contra las acusaciones de que era objeto. Un
militante serio no puede permitirse el error infantil de conservar en sus
bolsillos datos peligrosos. y uno demasiado hábil, capaz de llevar dos
vidas paralelas, no encajaba para nada, y con razón, en la imagen que
tenían de mí.
Ya avanzado el día, sentí que alguien me masajeaba los hombros. Era,
previsiblemente, “Quinteros”. Me ayudó a incorporarme y me condujo
a otra habitación. “Recomienzan las zambullidas”, conjeturé lúgubre.
Pero esta vez me equivocaba. el hombre habló largamente, sin la
menor animosidad:
–“Usted, doctor, es lo que llamamos un perejil. Un perejil hecho y derecho, aunque
se haya graduado en la Sorbona. Sus amigos revolucionarios están afuera. ellos se
rajan y a usted lo dejan aquí, expuesto como un boludo. Pero en fin, a pesar de todo,
le permitiremos salir del país. No enseguida, comprenderá: hay mucho papeleo,
mucho trámite que completar. Tendrá que bancarse unos tres meses de cana”.
Objeté que la cláusula constitucional que permite abandonar el país
estaba suspendida. Reconoció que así era, pero que, de todos modos,
yo podría pedir la opción. “Ellos” no pondrían objeciones. Una única
advertencia: “no haga quilombo afuera. Un diario ya lo mencionó aquí
mismo”. Se despidió con una frase que buscó ser amistosa: “…este país
no está preparado para la guerrilla”. Me dio una palmada a modo de
saludo y se marchó.
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Emilio de Ípola, El examen
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Emilio de Ípola, El examen
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“Necesitamos invertir más imaginación y
energía para no ser una nota al pie”
Entrevista a Lila Caimari
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Entrevista a Lila Caimari
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
normativos, de llenar con contenido sustantivo las ideas muy generales que
teníamos, de saber cómo funcionan las instituciones y corrernos de las
lecturas ingenuas sobre las normativas. Porque los historiadores miramos las
prácticas. La primera operación que hacemos es muy sencilla, de sentido
común: mirar el funcionamiento de estas instituciones en su dimensión
cotidiana, en sus actores diversos, mirar las fuerzas en juego, tratando de
recuperar la mayor cantidad posible de voces. Esto plantea un gran desafío
metodológico: cómo haces para restituir ese universo. Y yo creo que no hay
que hacerlo ni con voluntarismo metodológico ni con ingenuidades, es decir,
no hay que creerse que porque uno encontró un testimonio bonito de un
penado eso va a dar vuelta el equilibrio de fuerzas de la cuestión.
De hecho la siguiente pregunta tenía que ver con esto mismo que
acabas de señalar: ¿Te parece que Foucault fue un obstáculo para
pensar la cárcel en Argentina? Te preguntamos esto porque cuando
vos llegaste a este tema en el país ¡todos éramos foucaultianos!
(Risas) Claro, por entonces esa era la perspectiva crítica, porque la otra
perspectiva en aquellos años era la del derecho penal. Estas eran las dos
perspectivas para acercarse a estos temas. Por eso yo también tomé en
aquellos años el camino de Foucault. Ahora bien, lo que me empezó a ocurrir
es lo que le suele pasar a menudo a los investigadores, empecé a ver un
contraste entre la gran teoría y el archivo, empecé a notar que aparecían ruidos
y montones de evidencias de otras cosas que necesitan otros marcos teóricos
para poder escucharlas.
¡Las cárceles no eran foucaultianas!
Las cárceles argentinas no eran foucaultianas pero era muy difícil decirlo. Me
pasé mucho tiempo en silencio, construyendo una mirada alternativa, porque
la mirada foucaultiana era muy fuerte. Y eso no implica que no sirva Foucault.
Yo sigo pensando que Foucault es absolutamente indispensable para pensar
la cárcel. Lo que me ocurrió fue una especie de desplazamiento, lo que yo
descubrí es que a mí me resultaba más productivo el Foucault más tardío que
el Foucault de Vigilar y castigar. Por ejemplo, si vos comparás mi primer libro
Apenas un delincuente, que es un libro sobre la prisión, con el segundo, Mientras
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Entrevista a Lila Caimari
Argentina que hace quince años atrás, hay un saber acumulado, que no es
perfecto, que tiene algunos problemas conceptuales, pero hay un saber
sedimentado que nos permite avanzar en otras tareas.
Ahora bien, dicho esto hay que agregar que el archivo culturalista nos puede
decir mucho más sobre las concepciones que tenía la sociedad sobre el
castigo, sobre la opinión pública, sobre los efectos de pánicos morales, sobre
nociones de justicia dominantes. Y esto siempre me ha parecido una
dimensión muy relevante del campo de la que hay que hacerse cargo. Por eso
a mí siempre me ha interesado el diálogo con los especialistas en prensa, la
historia del periodismo, la historia del crimen en el periodismo en la medida
que de ahí salieron los discursos de mayor circulación y masividad. Entonces,
si nos encerramos a estudiar en todos sus pliegues lo que dijo este
criminólogo o aquel criminólogo, si la pregunta es cuál es la relación que tiene
la sociedad argentina con el castigo, cuáles son las nociones de justicia que
tiene, qué piensa del delito, etc. hay que salir de los expertos y mirar esos otros
discursos que circulan por fuera del universo del discurso de los expertos.
¿Cuáles te parece que son los mitos colectivos o el sentido común que
se han construido socialmente en torno al mundo carcelario y el delito
que dejan ver lo que pensaba la sociedad en los períodos que vos
trabajaste?
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Entrevista a Lila Caimari
Bueno, yo creo que la historia sociocultural te permite traer todo esto, porque
la historia es también observar cómo se construyen simbólicamente estos
procesos, estas narrativas. La historia sociocultural te permite ver cómo el
peronismo retoma todas estas denuncias, toma una institución que ya está
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Yo coincido con esa visión. La ruptura peronista es sobre todo una ruptura
simbólica, discursiva. Pero tampoco creo que haya que minimizar los cambios
que se hicieron, incluso si son simbólicos. Los cambios simbólicos son
importantes. No es lo mismo pensar en los derechos del preso que no pensar
en los derechos del preso. Digo, no me parece que esos cambios sean
anecdóticos. El cambio simbólico es un cambio que tiene relevancia, un peso
real en el lugar imaginario del castigo, en el lugar imaginario del penado, en
esta nueva definición de ciudadanía. No me parece que sea incidental. Lo digo
porque es lo que sucede muchas veces con la historiografía del peronismo.
Primero hubo historias que señalaban rupturas en todos los planos; después
vino una segunda ola historiográfica que discutían esas rupturas, le restituían
proporción a otras cuestiones que a veces se minimizaban. La discusión sobre
el peronismo es siempre una discusión sobre continuidades y rupturas, cuánto
hay de continuidad y cuánto de ruptura. En mi libro yo enfatizaba las rupturas
porque nadie las había mencionado nunca, porque no estaba en el mapa.
Entonces lo que a mí me llamaba la atención era el cambio. Pero por supuesto
que por debajo de ese cambio hay muchísimas continuidades. Y por eso estoy
de acuerdo que después de ver ese cambio, de diagnosticar ese cambio,
tengamos que invertir tiempo e ir cárcel por cárcel y ver qué paso y hacer una
historia pormenorizada de todo esto. Y a mí esto me parece un progreso
historiográfico, me parece bien que tengamos una historia más compleja que
reponga las continuidades también.
¿En qué te parece que hemos avanzado en los estudios sobre la prisión
en Argentina y Latinoamérica, y sobre todo, qué te parece que nos
falta?
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Entrevista a Lila Caimari
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Entrevista a Lila Caimari
poner cuando nos sentamos a escribir. Si nos quejamos todo el tiempo que
no nos leen es porque lo que escribimos lo hacemos en general con poca
energía, con poca imaginación. Las palabras que elegimos inciden mucho en
cómo circulan nuestras investigaciones. Y también necesitamos hacer síntesis,
tenemos que escribir nuestro propio manual. Porque un legislador que está
pensando una reforma carcelaria no puede leer los quinientos ochenta y
nueve papers que se han escrito sobre las reformas en la prisión en Argentina
a lo largo del siglo XX. Y también el lector común necesita un trabajo que sea
claro y ordenador que le cuente cual es el estado del saber hoy sobre este
tema, cuales son los consensos a los que hemos llegado a partir de cientos de
investigaciones de casos y casitos. Esto es otra deuda pendiente. Todavía el
campo se está expandiendo mucho pero yo creo que pronto alguien se pondrá
a hacer esa síntesis y hacer un nuevo balance que tenga por función la de ir
generando comunicaciones con otros saberes y otros actores no precisamente
expertos en la materia.
167
Escribir en la cárcel como proyecto
Prison writing as a project
Resumen Abstract
El trabajo describe acciones y proyectos en The paper describes ongoing actions and
curso vinculados con la escritura en la cárcel, projects related to prison writing, from the
desde la experiencia desarrollada por la Facultad experience developed by the Faculty of
de Filosofía y Letras de la Universidad de Philosophy and Literature of the University of
Buenos Aires, en articulación con otras Buenos Aires, coordinated with other
instituciones y organizaciones. Recupera institutions and organizations. It briefly
brevemente la historia de esta intervención y recovers the history of this intervention and
propone lineamientos para pensar las prácticas proposes guidelines to think about reading and
de lectura y escritura y las políticas culturales en writing practices and cultural policies in prison.
contextos de encierro.
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
1
Me referiré más adelante a los proyectos de investigación. Con respecto a los proyectos de
extensión y transferencia, estamos ejecutando el UBANEX “Prácticas y acciones
socioeducativas y culturales en contextos de encierro: derechos e inclusión de personas
privadas de libertad y liberadas”, aprobado como proyecto consolidado en la última
convocatoria del Programa de Subsidios de Extension Universitaria de la UBA; y hemos
ejecutado también proyecto de Voluntariado Universitario y del Programa Puntos de Cultura
del hasta hace poco Ministerio de Cultura de la Nación.
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Juan Pablo Parchuc, Escribir en la cárcel como proyecto
2
Ambas publicaciones están disponibles online: http://seube.filo.uba.ar/banner/revistas-de-
extensión#LaResistencia
3
Gastón Brossio es estudiante de Letras, artista plástico y escritor. Empezó sus estudios en el
CUD y hoy los continúa, en libertad, en la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la calle
Puan 480, donde además trabaja. Es docente e integrante del PEC. Durante su período de
encierro, creó junto con sus compañeros el colectivo artístico, literario y filosófico Pensadores
Villeros Contemporáneos o PVC, siglas con las que firma todas sus obras.
173
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
4
En otros trabajos me detuve en las características de este movimiento, además de analizar
en detalle parte de su producción literaria, artística y cultural (Parchuc, 2013, 2018).
5
Para acceder a la programación e información general del evento puede consultarse:
https://www.facebook.com/escrituraenlacarcel/
174
Juan Pablo Parchuc, Escribir en la cárcel como proyecto
Bibliografía
181
Letras bastardas, literatura de los bordes:
Juan José de Soiza Reilly
Bastard letters, literature of the edges: Juan José de Soiza Reilly
Nahuel Roldán
UNLP—UNQ
I.
184
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Nahuel Roldán, Letras bastardas, literatura de los bordes…
prólogo que tiene la intensidad incipiente que tienen todos los libros de
Soiza Reilly. “Esta novela no podrá ser medida por las gentes normales.
Los imbéciles no la comprenderán”—dice Soiza, y continúa—“Tiro este
libro a la posteridad. Es decir, al Olvido”. Como explica Vanina Escales,
nuestro autor no ingresa en el canon oficial de la literatura nacional, y
presenta tres supuestos igual de verosímiles: (1) la crítica literaria lo omitió,
(2) sus lectores lo abandonaron, y (3) él abandono a sus lectores por un
público radiofónico. Pero como dice Gabriel Lerman “caer en el olvido no
es una condena perpetua ni eterna es la maldición que pesa sobre un autor
no reconocido”. Lerman pone el eje de comparación en Roberto Artl. Por
qué Artl fue reconocido, por qué Soiza Reilly fue olvidado. Sabemos que
el autor del Juguete Rabioso fue discípulo de Soiza durante la década del ‘20.
Luego se alejó, y borró toda huella de estilo de su maestro. Quizás en Jehová
aquel primer cuento de Artl podemos encontrar esa búsqueda de una
narrativa propia… que miraba de reojo a su maestro—no estaría de más
decir que ese cuento se publica en 1918 en el número 26 de la Revista Popular
que dirigía Juan José de Soiza Reilly. Así, Lerman dice con acierto,
volviendo sobre el olvido y actual remembranza literaria, que a Artl le han
nacido dos primos hermanos: el primero Raúl Barón Biza “recuperado”
por Christian Ferrer, el otro, Soiza Reilly evocado por María Gabriela
Mizraje.
La reedición en 2007 de La ciudad de los locos nos permite volver sobre
este pionero de la crónica periodística. Sobre sus letras bastardas… “sin
cultivo”, como las define Mizraje en su estudio preliminar. Una literatura
de consumo. Que no “tomaba el té” entre Boedo y Florida. Pues como
dice Escales—en otra reedición, esta vez por la Biblioteca Nacional, de una
antología de Soiza: Crónicas del Centenario—no era casualidad que se eligiera
a Soiza Reilly para las críticas en aquellos tiempos—Borges decía “escribe
ñoñerías”—ya que en una contienda es fundamental la medida del
disputante. “Los martinfierristas no podían elegir para el sopapo a alguien
mediocre porque se peleaba por su lugar”. Entonces, para el sopapo
estaban Lugones—el escritor oficial de la nación—, y Soiza Reilly—el más
popular. En tanto, María Moreno dice—analizando el número especial de
la revista Tres Galgos dedicado a nuestro autor—con su capacidad
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
187
Nahuel Roldán, Letras bastardas, literatura de los bordes…
II.
El cuerpo de delito, aquel libro donde todos los escritores son criminales,
y todos los libros, manuales del delito, y la literatura argentina es una
constante bravata contra la ley… es en realidad donde Soiza Reilly recibe
su revisión más completa. Aunque Terranova prefiere la apreciación de
Moreno, esta última conjetura con justeza “Josefina Ludmer convierte a
Juan José de Soiza Reilly en su Virgilio”. Para Moreno ese movimiento
inventa a Soiza como precursor de Artl—o como ella misma dice—“ le da
a Arlt un padre para que él lo elogie pero luego de dejarlo atrás (en su
pasado de escritor), para que lo copie mientras le tapa el nombre con el
propio”. Así las cosas, Terranova prefiere a Moreno antes que a Ludmer.
Considera a la primera como la “descendiente en la práctica” de Soiza
Reilly—“la que mejor escuchó su música”. Porque como dice Alan Pauls,
en María Moreno hay una fobia a “Lo Mayor”, igual que la había en los
escritos de Soiza Reilly. Nomás leer el comienzo de El alma de los perros:
“Este es un libro de rezos prohibidos. No son rezos para goces de labios.
Son rezos para fruición de aquellos corazones en cuyo fondo viven,
graznan y se inmortalizan los justicieros buitres del odio. El odio es la única
virtud que ha inspirado este libro… Afortunadamente, la muchedumbre,
con tajante ademán de guillotina, ha de excomulgarlo por inútil.
¡Afortunadamente! Ese será un buen augurio de sol… El silencio de los
bosques de carne haré germinar el triunfo de este libro infecto de
blasfemias… ¿Blasfemias? Sí. Blasfemias prohibidas por los muy ilustres
monseñores del abecedario, que habiendo digerido leyes—leyes de
gramática, de sentido común, de honestidad—, vense obligados a defecar
decálogos de literatura, de geometría moral y de opiniones… ¡Sabios! Mis
vértebras no aprendieron en la escuela de la vida ninguna genuflexión para
esos sabios”. Entonces Pauls—que asegura: “Moreno es De Soiza
Reilly”—reseña algunas herramientas que Moreno utiliza para conseguir
ese efecto de desaliño, tales como: “la columna apremiada contra la
eternidad del texto, el rejunte contra el libro, la saliva oral contra la
impresión deshidratada, el plagio y el reciclaje contra la originalidad, la
paradoja contra la adhesión, la bufonería contra la mueca seria, la promesa
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
III.
Juan José de Soiza Reilly trabajó en todos los medios más importantes
de la época: en los diarios La Nación, La Prensa y El Mundo, en revistas
como Caras y Caretas, Fray Mocho y Revista Popular. Luego paso tres décadas,
desde 1925 hasta 1957, dedicado a la radiofonía, trabajó primero en Radio
Stentor, luego en la Belgrano… narrando, hablando y contando con un
estilo que era único. En un breve ensayo “El cuarto de hora de Juan José
de Soiza Reilly” Antonio Requeni recuerda “sus charlas animadas, críticas
o irónicas, que hicieron popular su voz eufórica, de hablar apresurado, que
terminaba siempre con la exclamación: ‘¡Arriba los corazones!’ o ‘¡Pasó mi
cuarto de hora!’”.
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Nahuel Roldán, Letras bastardas, literatura de los bordes…
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
IV.
191
Nahuel Roldán, Letras bastardas, literatura de los bordes…
Cuestiones Criminales, son los encuentros de Soiza Reilly con los presos más
famosos del país. A través de sus relatos conocemos a Mateo Banks—un
lugareño de Azul que asesinó a ocho personas de los cuales seis eran
miembros de su familia—, o al boxeador Sturla—asesino “pasional”—,
Miguel Ernst, alías “Serruchito”—quien cortó en varias partes después de
asesinarlo, a su socio Augusto Conrado Schneider—, al famosísimo
Cayetano Santos Godino, alías el “Petiso Orejudo”—asesino de niños—,
y a Roque Saccomano—el inocente condenado a cadena perpetua.
Lo que sigue, entonces, es una selección de cuatro crónicas de “un viaje
emocionante a través de la Patagonia, Tierra del Fuego, Islas Orcadas y
mares del sur, realizado para ‘Caras y Caretas’, exclusivamente por el gran
escritor argentino de prestigio mundial: Juan José de Soiza Reilly”. Así se
publicitaba la publicación de las crónicas de Soiza Reilly, “crónicas
vibrantes, novedosas, sensacionales, ilustradas artísticamente por nuestro
enviado especial el repórter gráfico Emilio Abras, primeros periodistas que
llegaron a las Orcadas”.
Bibliografía:
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itinerarios y personajes”, en: Bruno, P. (dir.): Sociabilidades y vida cultural:
Buenos Aires, 1860-1930, Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2014,
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Ansolabehere, P.: “Buenos Aires. La ciudad de la bohemia”, en: Gorelik,
A. y Arêas Peixoto, F. (comp.): Ciudades sudamericanas como arenas culturales,
Buenos Aires: Siglo XXI, 2016, 38-55.
Caimari, L.: “Una sociedad nacional-carcelaria en la frontera argentina
(Ushuaia, 1883-1974)”, trabajo presentado en Primeras Jornadas de Historia
del Delito en la Patagonia, 2000.
Canclini, A.: “Periodismo carcelario”, en: El periodismo en Tierra del Fuego.
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Carriego, E.: Misas herejes, Buenos Aires: Establecimientos Gráficos de A.
Monke, 1908.
192
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Cazar Baquero, D.: “Diatribas de locos en una ciudad de papel”, Blog del
autor: diegocazarbaquero.wordpress.com, 2013.
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Austral Argentina, 1895-1916, Ushuaia: Utopías, 2009.
Colomba, D.: “Dos miradas sobre Soiza Reilly”, Bazar americano,
diciembre-enero 2007.
Escales, V.: “Bohemia, modernidad y olvido”, en: Soiza Reilly, J. J.: Crónicas
del Centenario, Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2008.
Gómez Carrillo, E.: El misterio de la vida y de la muerte de Mata Hari, Madrid:
Biblok, 2014.
González Alvo, L.: “Una aproximación a los orígenes de la administración
penitenciaria federal. Las ‘comisiones de cárceles’ y el Proyecto de Reformas
de Claros y Muratgia (1980-1912)”, Anuario del Instituto de Historia Argentina,
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Lerman, G. D.: “Mi cuarto de hora”, Página 12, 22 de abril de 2007.
Ludmer, J.: El cuerpo del delito: un manual, Buenos Aires: Eterna Cadencia,
1999.
Mizraje, M. G.: “Perdularios, perdidos y emprendedores (los irrecuperables
de Soiza Reilly)”, en: Soiza Reilly, J. J.: La ciudad de los locos, Buenos Aires:
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2003.
Payró, R. J.: “Diario de un testigo. La guerra vista desde Bruselas, 21”, La
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Puglisi, A.: “Los primeros turistas y las primeras mujeres en la Antártida”,
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Requeni, A.: “El cuarto de hora de Juan José de Soiza Reilly”, Boletín de la
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193
Nahuel Roldán, Letras bastardas, literatura de los bordes…
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
195
En el país de las grandes tragedias: el
presidio de Ushuaia
In the country of great tragedies: the prison of Ushuaia
1
Publicado originalmente en: Caras y Caretas, Nº 1799 (1933), 21-24. SUMARIO: El
crimen de que se acusa a Mateo Banks | Las declaraciones de una niña | ¿Por qué Mateo Banks
se declaró culpable? | Su inocencia a través del testamento que ha escrito en el presidio de
Ushuaia para sus hijos | El verdadero autor del crimen | Destruyendo una leyenda de millones
| El crucifijo del capellán de la “Sarmiento” | Los hijos se han cambiado el nombre | La historia
del ex boxeador Eduardo Sturla | Un hombre enamorado de dos mujeres iguales | Los golpes
de Campolo y Monte Munn debieron ser atenuantes de su crimen.
Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
¿Es inocente?
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
La confesión de Banks
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De cárcel en cárcel
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
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El amor
202
Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
2
Publicado originalmente en: Caras y Caretas, Nº 1801 (1933), 19-25. SUMARIO: Cárcel
de la Edad Media | La tuberculosis | Un monte teatral | Dificultades para huir | La naturaleza
carcelera | Los quejidos del monte | Historia del penado que, al salir en libertad, se gastó en
una noche, todo lo que había ganado en el presidio durante veinticinco años de trabajos
forzados | Historia de don Juan | El cocinero Fumara: mató por media vaca y devolvió una
cartera con 1400 pesos | Fuga trágica a través del monte | Un hombre que asesina a ocho
personas y que no tiene vicios | El incendio en el monte.
203
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
La naturaleza carcelera
205
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Visiones de la selva
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
— ¿Quién es Fierro?
Es un negro que salió hace poco en libertad. Estuvo veinticinco años
en la cárcel. Al salir le entregaron el producto de sus veinticinco años
de trabajos forzados: cerca de dos mil pesos… El negro no sabía qué hacer
con tanta plata. Antes de embarcarse para Buenos Aires se fue a visitar
a unas amigas del suburbio. Las chicas eran pobres. Les regaló vestidos;
las obsequió con sombreros extraños y con medias suntuosas; y les
compró las joyas más ricas que encontró en las tiendas y almacenes de
Ushuaia. Al día siguiente el negro Fierro se embarcó para Buenos Aires
sin un solo centavo. En el espacio de un día de libertad, habíase gastado
el producto de veinticinco años de lucha con el monte. Aquel negro
merecía ser blanco…
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Una fuga
210
Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
El crimen
3
Publicado originalmente en: Caras y Caretas, Nº 1803 (1933), 20-24. SUMARIO: Un
error judicial | El crimen | Asesinato de la señorita Elvira Silvia Salas | Su declaración antes de
morir | Prisión de los dos asesinos: Agustín Letieri y Antonio Bonfiglio | Una hermosa mujer se
cruza en el camino, entre un empleado policial y Saccomano | Intervención de los doctores
Palacios y Delcasse | Castigos corporales | Una declaración arrancada a la fuerza | El juez doctor
Frugoni Zabala | El célebre “Sapito” | 25 años de reclusión | Saccomano se fuga | La carta a la
madre | Camino de Ushuaia | Vivimos todavía en la Edad Media.
212
Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
La declaración
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
“Eran dos muchachotes como de 28 años de edad. El que me pegó llevaba pañuelo
blanco al cuello y traje de mecánico de color azul. Eran dos…”.
Los únicos datos que ha podido dar la niña antes de morir, son
indicios de gran utilidad para la policía. Los pesquisas hacen conjeturas.
— “Los culpables deben de andar cerca. El producto de su crimen ha sido tan
escaso, que no puede servirles para escaparse lejos. Además, ellos no piensan en la
gravedad de su delito: ignoran que la niña a muerto. Por otra parte, los diarios del
día no consignan ni la menor noticia del suceso. Con los cuarenta centavos de su robo,
estarán en algún café meditabundos, lamentándose de su mala suerte”.
En efecto. Pocas horas después, hábiles agentes de investigaciones
capturan en el café de la calle Santa Fe y Fitz Roy a los dos delincuentes.
Sus señas coinciden con las que dio la víctima. Son:
— Agustín Letieri (a) “Coco Moro”, de 29 años de edad. Viste traje azul,
de mecánico y pañuelo blanco alrededor del cuello.
— Alberto Suárez o Antonio Bonfiglio (a) “Mocho”, de 27 años de edad.
El prontuario de cada uno de ellos es una voluminosa biografía de
ratón de almacén. El primero registra 92 entradas por hurtos, robos,
uso de armas, juego… El segundo, más experto, sólo registra 44
entradas.
Se les interroga.
— ¿Ustedes asaltaron esta madrugada a una niña en la calle Aráoz?
Ambos se ponen a reír. Si la policía les formula esa pregunta, es
porque sabe bien que ellos son los autores. ¿Para qué perder tiempo en
negar? Al fin y al cabo, el delito ha sido tan ingenuo y el resultado tan
mezquino que el castigo del hurto tendrá que ser muy leve.
— ¡Y claro, sí! Fuimos nosotros—declara “Coco Moro”—Pero le aseguro,
señor comisario, que no valía la pena. ¿Sabe cuánto le sacamos? Cuarenta centavos
y esos dos anillitos de lata.
En seguida cuentan, con lujo de detalles, cómo Bonfiglio le dio el
golpe de furca y cómo “Coco Moro” le aplicó los golpes en el vientre.
— ¿Por qué le pegabas?
—Para hacerla callar. ¡Y de bronca también! ¡Cuarenta centavos! ¡Se da cuenta!
Firman su confesión. Y luego la ratifican ante el juez, declarándose
los únicos culpables del asalto. Recién entonces les comunican que la
niña ha muerto de resultas del golpe.
— ¿Ha muerto?
Los pillos palidecen. “¡Ha muerto!” Ellos confesaron su delito
creyendo que los condenarían simplemente por robo. Pero ahora ese
delito se transforma en un asesinato…
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
Pruebas
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
caballería de los bajos fondos. Todas las fantasías que se le ocurren para
demostrar que es inocente, son mentiras de niño. Para probar que es
verdad lo que dice, lo último que se le ocurre es decir la verdad:
— El 11 de abril, a la hora en que se cometió el crimen, yo estaba en otra parte.
— ¿Dónde?
— En el café de Canning y Rivera.
— ¿Solo?
— No, señor. Me acompañaban algunos amigos.
— ¿Quiénes?
— “Pepe el Lungo”.
— ¿Quién más?
— El “Sapito”.
El juez hace comparecer a José Mattaccio (a) “Sapito” y a José
D’Enrico, conocido también por “Pepe el Lungo”. Ambos no vacilaron
en declarar categóricamente:
— Esa noche estuvimos juntos en el café con Saccomano hasta que fué de día.
— ¿Y después?
— Después salimos a robar en los ómnibus y tranvías de obreros. La gente rica
anda en la calle con muy poca plata. En cambio, los obreros, no disponen de cajas
de hierro; desconfían de todos los baúles y se van al trabajo llevando en la cartera la
platita del mes…
La mujer fatal
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
inocencia. Pero los jueces, ¡qué van a creer en las palabras de un pobre muchacho que
tiene algunas entradas por ladrón! Más le creen a un sumario, aunque ese sumario
sea como el que inspiró el amor de María Rosa… Los jueces dicen: “Es un ladrón”,
y no se ponen a pensar que ese ladrón no ha nacido ladrón: lo hicieron ladrón las
malas compañías. Sigue siendo ladrón porque no encuentra una mano decente que le
ordene: “salí, muchacho; vamonos a la luz”…
Saccomano acusa también al “Sapito”. En las primeras declaraciones
del “Sapito” consta que Saccomano estaba con él la noche del crimen,
en el café de Canning y Rivera. En la segunda parte del proceso, el
“Sapito”, aparece rectificando su primitiva afirmación:
— “Me equivoqué. Saccomano no estuvo con nosotros la noche del crimen”.
Y a raíz de sus declaraciones, Saccomano se entera de que María Rosa
vive con el “Sapito”…
Edad Media
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
La fuga
Balance trágico
219
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
El “Petiso Orejudo”
4
Publicado originalmente en: Caras y Caretas, Nº 1805 (1933), 21-24. SUMARIO: Santos
Godino (a) “Petiso Orejudo” | Entró en la cárcel a los quince años de edad. Hoy tiene treinta y
seis: sigue siendo analfabeto | Los gatitos muertos | Caso extraordinario de psicología |
Operación estética en las orejas de Santos Godino | Alberto Nicolás Audino, que mató por amor
| Miguel Ernst (a) “Serruchito”, que descuartizó a Conrado Schneider arrojando parte del
cadáver en el lago de Palermo | Un loco | Los crímenes pasionales | ¿Dónde están los grandes
delincuentes? En libertad.
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Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
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Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
El descuartizador
223
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Drama de amor
Mientras visito los talleres, uno de los penados pide venia al inspector
para cambiar dos palabras conmigo. Es un viejo de cabellos blancos,
con la barba crecida. Tiene los ojos hinchados de llorar. Se me
aproxima:
— ¿No me conoce, Soiza Reilly?
— No recuerdo.
— He cambiado mucho. Nos conocimos en el entierro de la madre de Tito Livio
Foppa. Hace años hicimos un viaje…
De pronto rememoro:
— jAudino!
— Sí. Pero ya no soy Alberto Nicolás Audino: ahora sólo me llaman: “el 95”.
Este viejo de piernas temblorosas, de ojos hinchados y de cabellos
blancos, aparenta una ancianidad de octogenario. No tiene cuarenta
224
Juan José de Soiza Reilly, En el país de las grandes tragedias…
Teatro clásico
225
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Sombras de presidio
226
La literatura de la prisión
estadounidense
The Literature of the American Prison**
H. Bruce Franklin
Universidad de Wesleyan
otro que el famoso soneto “If We Must Die” del gran poeta jamaiquino-
estadounidense Claude McKay (una ironía aún más profunda, como
Stephen Henderson ha señalado, es que este mismo poema, escrito en
revuelta contra la opresión racial angloamericana, fue recitado por
Winston Churchill para unir a Inglaterra durante la Segunda Guerra
Mundial). Totalmente subestimada por el Time estaba la espléndida
poesía escrita por los propios presos de Ática, una muestra de la cual
podemos encontrar en Betcha Ainyt: Poemas de Attica (ed. Celes Tisdale,
Detroit: Broadside Press, 1974).
La literatura carcelaria estadounidense contemporánea no es, por
supuesto, la cultura de algunas personas separadas en el tiempo y en el
espacio. Es una parte muy importante de la cultura estadounidense. No
se puede agrupar en una categoría atemporal de “literatura carcelaria”,
como si los presos de todos los tiempos y lugares constituyeran una
sociedad. La experiencia de ser encarcelado siempre tiene algunas
características comunes, sin importar cuál sea la situación histórica o
individual particular. Pero si comparamos una obra como Blood in My
Eye de George Jackson con, digamos, The Consolation of Philosofhy de
Boethius, vemos inmediatamente que las grandes diferencias históricas
son importantes, aunque ambos autores escribieron mientras yacían en
la cárcel esperando a ser asesinados. Yo diría que incluso Genet,
muchos de cuyos temas son comunes a los escritos de las prisiones
estadounidenses, tiene una conciencia profundamente diferente, un
hecho demostrado en parte por su introducción al Soledad Brother de
Jackson, en el que Genet, a pesar de algunas buenas ideas, interpreta
erróneamente el mensaje de Jackson como anti-blanco, mientras que
Jackson, tanto en sus escritos como en su dirección de la prisión,
intentaba forjar la unidad de clase revolucionaria entre negros y blancos
(Sartre comete precisamente el mismo error en su introducción a Les
Damnés de la Terre de Fanon). Y para una visión del mundo exactamente
opuesta a la mayoría de la literatura carcelaria estadounidense
contemporánea, podemos recurrir a las obras de Solzhenitsyn, un
expreso que anhelaba los viejos y buenos tiempos pre-revolucionarios
y que hervía con desprecio por los pobres y los trabajadores (por
supuesto, Solzhenitsyn era un preso político en lugar de un preso
común, encarcelado por presunto intento de organizar un grupo
colaboracionista nazi entre compañeros oficiales soviéticos, una
230
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
1
Etheridge Knight: Poems from Prison, Detroit: Broadside Press, 1968, 28.
231
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
2
Who Took the Weight? Black Voices from Norfolk Prison, Boston: Little, Brown, 1972, 49.
232
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
233
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
3
John Sinclair y Robert Levin: Music & Politics, N.Y. and Cleveland: World Publishing, 1971, 7.
4
Knight: Poems from Prison, contraportada. La historia temprana de Knight está en marcha.
Uno de los amigos de la infancia del huracán Carter, “como muchos otros miles de soldados”
heridos en Corea, “recibió una dieta constante de morfina alcaloide para adormecer su dolor”.
234
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
No se hizo ningún esfuerzo ni para sacarlo de la droga ni para remover “los trozos de metralla
que aún estaban alojados en su cuerpo”: “el Tío Sam lo había enganchado a la droga”. El amigo
de Carter no terminó convirtiéndose en escritor; fue electrocutado por el estado de Nueva
Jersey (The Sixteenth Round, N.Y.: Warner Books Edition, 1975, 226.)
5
Deberíamos saber algunos datos sobre Reddy. En 1968, un granero se incendió en Charlotte,
Carolina del Norte. Tres años después, Robert Mardian, entonces jefe de la División de
Seguridad Interna del Departamento de Justicia de Estados Unidos, más tarde un delincuente
convicto, supervisó un acuerdo por el cual el gobierno de Estados Unidos pagaría a dos ex
convictos 4.000 dólares en efectivo cada uno, además de retirar todos los cargos pendientes
contra ellos, a cambio de testificar que el granero había sido quemado por Reddy y otros dos
activistas políticos negros (Mardian, cuyo abogado en el juicio por la conspiración de Watergate
lo describió como “tan puro como la nieve”, era entonces el principal verdugo de Nixon contra
la izquierda. Hizo tratos similares para conseguir testimonios contra activistas negros, blancos,
chicanos e indios en todo el país, incluido yo mismo). Este montaje ha dejado a T. J. Reddy
cumpliendo veinte años, una sentencia que incluso el Washington Post y el New York Times han
calificado de “asombrosa”.
235
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
237
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
llama ser libre. El huracán Carter se refiere a los Estados Unidos como
“una penitenciaría con una bandera”.
¿Qué delito ha cometido el pueblo africano para ser encarcelado?
Obviamente ninguno en absoluto. De ahí que el pueblo afroamericano
llegara rápidamente a otra conclusión: los verdaderos delincuentes
deben ser aquellos que defienden lo que se llama la ley y el orden en
Estados Unidos. Como dijo Frederick Douglass en su autobiografía de
1845, “No podía verlos bajo otra luz que la de una banda de ladrones
exitosos, que habían abandonado sus hogares y se habían ido a África,
nos robaron de nuestros hogares y en una tierra extraña nos redujeron
a la esclavitud”8. Los relatos de los esclavos del siglo XIX, que formaban
parte de un movimiento abolicionista militante, podían expresar esta
opinión con franqueza. Pero durante la mayor parte del siglo XX, el arte
de los prisioneros negros sólo pudo expresar esas ideas con un disfraz,
indirectamente.
Tomemos, por ejemplo, al escritor prisionero negro más famoso
antes de Malcolm: Leadbelly. Huddie Ledbetter sirvió dos largos
períodos en Texas y Louisiana, finalmente salió en 1934, luego grabó
canciones hasta poco antes de su muerte (como indigente en el Hospital
Bellevue) en 1949. Pocas de sus canciones contienen un mensaje
político explícito, pero su visión de Estados Unidos se filtra. En
“Bourgeois Blues”, por ejemplo, la nación está representada por
Washington, D.C., que Leadbelly llama “una ciudad burguesa”.
Leadbelly describe su infructuosa búsqueda de un lugar para vivir, y
luego se lamenta, en un modo clásico de blues, “Hogar de los valientes,
tierra de la libertad / No quiero ser maltratado por ninguna burguesía”.
La literatura carcelaria contemporánea vuelve a la explicitación de la
narrativa de la esclavitud, como en el poema de George Drumgold,
“These Prison Walls”: “Dicen que somos los delincuentes, una amenaza
para la sociedad / Pero en realidad nos robaron, así que ¿cómo puede
ser eso?”9. Pero esta literatura va mucho más allá de la narración de los
esclavos, pues habla como ejemplo de una época profundamente
revolucionaria. Ahora, en la época de las luchas mundiales de liberación
8
Narrative of the Life of Frederick Douglass, An American Slave: Written by Himself, Cambridge:
Harvard University Press, 1973, 67.
9
The Last Stof: Writings from Comstock Prison, Greenfield Center, N.Y.: The Greenfield Review
Press, 1974, 56.
238
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
239
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
10
Narrative, 133
11
Jessica Mitford: Kind and Usual Punishment: The Prison Business, N.Y.: Vintage, 1974, 215.
12
Mitford, 209-210.
240
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
13
El 52% de la población carcelaria es legalmente inocente (simplemente no pueden pagar la
fianza) y más del 90% de los condenados han aceptado un acuerdo negociado (sobre todo
porque no pueden pagar un juicio). Ver: Sourcebook of Criminal Justice Statistics—1974,
Albany, N.Y.: U.S. Department of Justice, Criminal Justice Research Center, 1975, 426, 430, 379.
Según estas estadísticas oficiales, el número anual de detenciones notificadas superó los
8.700.000 en 1972, el último año del que se incluyen cifras, y estaba aumentando rápidamente
(pp. 326). De los que tienen cargos formales en su contra, sólo el 17,1% son absueltos o
sobreseídos (pp. 378). Véase también Mitford, 19 y 84.
241
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
242
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
14
Hay mucha escritura teórica sobre esto. Entre las más provocativas y de mayor alcance se
encuentran Illusion and Reality (1937) de Christopher Caudwell y Marxism and Poetry (1945)
de George Thomson, revisada y reeditada como The Human Essence, Londres: China Policy
Study Group, 1974.
15
Véase: LeRoi Jones (Imamu Amiri Baraka), Blues People (1963), Frank Kofsky, Black
Nationalism and the Revolution in Music (1970), Paul Oliver, The Story of the Blues (1969), y la
antología crítica de Stephen Henderson, Understanding the New Black Poetry (1973).
243
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
# # #
## Oh, bueno, el alto sheriff, le dijo a su ayudante: “¿No quieres salir
y traerme a Laz'rus?” # (Repetir)
# # #
# “Tráelo vivo o muerto”, Señor, oh Señor, “Tráelo vivo o muerto”.
# # #
# Oh, bueno, el ayudante, le dijo al alto sheriff: “No me voy a meter
con Laz’rus” # (Repetir)
# # #
# “Bueno, es un hombre peligroso, Señor, oh Señor, es un hombre
peligroso”.
# # #
# Oh, bueno, el alto sheriff, encontró a Laz’us, estaba escondido en
medio de una montaña. # (Repetir)
# # #
# Con la cabeza colgada, Señor, oh Señor, con la cabeza colgada.
244
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
# # #
# Bueno, el alto sheriff, le dijo a Laz’rus, dice “Laz’rus, vengo a
arrestarte”. #
# # #
# “Trae a un muerto o a un vivo”, Señor, Señor, “Trae a un muerto o
a un vivo”.
# # #
# Oh entonces Laz’rus, le dijo al alto sheriff, dice, “Nunca he sido
arrestado, # (Repetir)
# # #
# por nadie”, Señor, oh Señor, “Por nadie”.
# # #
# Oh bien, el alto sheriff, le disparó a Laz’rus, sí, le disparó con un gran
cañón, (Repetir)
# # #
# Con un cuarenta y cinco, Señor, oh Señor, con un cuarenta y cinco.
16
Este punto es desarrollado, con ejemplos, por Bruce Jackson en su muy importante colección,
Wake Uf Dead Man: Afro-American Worksongs from Texas Prisons, Cambridge: Harvard
University Press, 1972.
245
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Poseedores de
Fragatas
Sobrevolando el Atlántico Norte,
Comprometidos en el
17
Captive Voices: An Anthology from Folsom Prison, Paradise, Calif.: Dustbooks, 1975, 198-199.
18
The Last Stop, 58-59.
247
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Luego relaciona esta poesía con las rebeliones negras de los siglos
XVIII y XIX y la lleva al presente y al futuro:
248
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
¿Recibiste el mensaje?
¿Dice?
NUESTRO DÍA HA LLEGADO.19
19
Who Took the Weight, 57-58.
249
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
250
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
20
Poems from Prison, 11-12.
251
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
21
Poems from Prison, 14.
252
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
Allí, los ojos de los negros cansados parecen decirle a dónde acudir
en busca de ayuda:
instalación moderna y fina, las filas de jaulas donde Reddy y los otros
reclusos, 85% negros, están en exhibición. Anhela enseñarles la verdad
de su propio encarcelamiento, “cautivos/de aulas que aprenden
ignorancia”, tal vez como si se convirtiera en “delincuentes” para
“salirse de la línea para ser libre”.
Less Than a Score, But a Point describe un páramo estéril, no fabricado
a partir del desprecio de un poeta elitista por el pueblo, sino construido
por un sistema que aplasta a los seres humanos, primero en barcos de
esclavos donde “los ojos negros sufren / miran más allá / los desechos
del otro”, y finalmente en prisiones donde los hombres tienen
“orgasmos en papel higiénico”, y en la habitación de una prostituta
donde paga el árbol de navidad de sus hijos con “salpicaduras pegajosas
en sus muslos”. Pero es un libro de afirmación, incluso de celebración.
Reddy admite la acusación del juez:
254
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
22
El libro de protesta más conocido fue I Am a Fugitive from a Georgia Chain Gang de Robert
Elliot Burns. También hubo muchos escritos de socialistas, anarquistas, wobblies y comunistas
encarcelados. Luego hubo también un cuerpo distinguido de ficción comenzando con O. Henry
y continuando con Jim Tully. El motivo del bandido solitario de este período anterior aún
continúa en las novelas de los presos. Forma parte de los misterios de la acción popular de E.
Richard Johnson y se lleva a un nivel virtualmente mítico en la fantasía neo-nietzscheana No
Beast So Fierce (1973) de Ed Bunker.
255
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
Como Watergate
con mi desayuno
cada mañana
y me pregunto
cuántos
morirá
ese día
en Estados Unidos
por un disparo de advertencia
en la parte de atrás.23
23
Captive Voices, 117.
257
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
24
Lock the Lock, N.Y .: Bantam, 1975, 4 (Originalmente publicado por Knopf, 1973).
258
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
25
Samuel Melville: Letters from Attica, N.Y.: William Morrow, 1972, 172.
259
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
……y cuando
el humo se despejó
vinieron con el aluminio pagado
fanáticos
de Rock/The/Terrible,
negación
de S.O.S. Llamadas a cobro revertido,
Verdugo.
Vinieron sin lágrimas
temblores,
fábricas de sonrisas apologéticas
que respiraba Kool
anillos para fumadores
y discursos preparados por el estado.
Vinieron
como tantos dedos insensibles
tocar a tientas sin tocar
260
H. Bruce Franklin, La literatura de la prisión estadounidense
261
Despojos y adornos: golpes
de realidad y escrituras carcelarias**
I.
** Estas páginas fueron escritas para ser leídas en el 1° Encuentro Nacional de Experiencias Artísticas
en Contextos de Encierro, el sábado 2 de diciembre de 2017, en la Facultad de Bellas Artes de la
UNLP. Organizado por Atrapamuros, El Vendaval, Arte en Contexto, Seguir Soñando y
Construyendo Lazos sociales. Se han hecho algunas modificaciones para la presente edición.
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
II.
Sabemos que una de las prácticas con las que se miden los presos es el
despojo. Las vidas encerradas son objeto de múltiples formas de despojo, una
suerte (?) de confiscación perdurable practicada de manera sistemática y
directa por los trabajadores del servicio penitenciario, y de manera indirecta
por los empleados y funcionarios del poder judicial. Pero también por los
propios pares, obligados a convivir entre todos. Se los despoja de su libertad
de movimiento pero también de su intimidad, y con ellas también pierden el
derecho al pudor, a conservar su identidad. La identidad que estaba atada a
los enseres, a la privacidad, el vestuario, el nombre propio es afectado por la
vida en el pabellón.
Una vida arrebatada con expedientes ininteligibles que no siempre
pueden encontrarse en los despachos o están a disposición para ser leídos.
Una libertad que debe esperar que terminen las vacaciones interminables de
los agentes judiciales para responder sus escritos, que deben aprender a
sortear el destrato de los empleados de clase media que reparten su tiempo
264
Esteban Rodríguez Alzueta, Despojos y adornos…
de trabajo con los comentarios de la serie que están viendo en Netflix, que
usan el tiempo de laburo para salir a comprar los bonos de IOMA, ir al
dentista, llevar o ir a buscar a sus hijos a la escuela, elegir el menú que van—
¡por supuesto!—a comer antes de que salgan de tribunales; pero también
deben aprender a sobrellevar el malhumor de un juez que rara vez llegarán a
conocer, porque su señoría está para cosas importantes, sean las clases en la
universidad donde va a lavar su conciencia, los viajes por el mundo
financiados o esponsoriados por empresas exitosas con fortunas de dudosa
procedencia o que no pueden justificar, las tardes de pesca, o las jornadas de
golf que empiezan demasiado temprano.
Pero el despojo judicial hay que buscarlo también en la deshistorización
del relato que estructura los procesos judiciales. Las palabras se estrechan en
los expedientes judiciales, se vuelven cada vez más abstractas, enigmáticas.
El derecho es una máquina de practicar el despojo. No sólo saca de
contexto los hechos que dice abordar, sino que los declara irrelevantes. No
hay biografía para el derecho, mucho menos, telón de fondo. No hay
contingencias ni factores condicionantes. Solo acciones individuales y
pulsiones íntimas que serán patologizadas para ser testeadas periódicamente
por los equipos técnicos que colaboran con la justicia. Vidas recortadas de
su universo social, hombres infames sin historia, despojados de realidad, la
misma realidad que los llevó hasta la unidad penitenciaria.
En el caso de los penitenciarios, el despojo llega con cada requisa, cada
engome, con la calesita o cada traslado. Los penitenciarios no sólo le quitan
o destrozan los utensilios más íntimos, los recuerdos que caben en un
bolsillo o aquellas pequeñas cosas donde supieron guardar el tiempo.
También los despojan de los afectos que fueron construyendo al interior de
esos espacios, los despojan cuando los distancian de los vínculos familiares
con todo lo que eso implica. Porque cuando se aleja al preso de su familia se
los despoja no sólo del abrigo, la comida, sino también del sostén afectivo,
de las noticias del barrio y, sobre todo, del expediente judicial. No habrá
nadie que puede seguir su caso, hacerle marca personal al defensor para que
no olvide su expediente entre tantos expedientes.
Pero el despojo no es solamente la práctica que define a los trabajadores
penitenciarios o funcionarios y empleados judiciales. También los presos o
265
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
las presas, o mejor dicho, algunos de ellos o ellas, suelen practicarlo. Esta
vez para demostrar la autoridad paralela que detentan o para ganar prestigio
al interior de la vida en el pabellón. Cuando un preso le roba las zapatillas a
otro preso, no sólo le está sustrayendo un par de zapatillas, lo está
despojando de un objeto encantado, una marca de distinción, es decir, lo
está dejando en patas mientras el otro se lleva el prestigio, modela
masculinidades y acumula la reputación que luego hará valer en su ranchada,
un valor fundamental para sobrellevar el encierro. A través del despojo, el
preso le demuestra al otro preso quién manda ahí, está posicionándose al
interior de su propio grupo de pares, aprendiendo a pararse para que los
penitenciarios no se lo lleven tan fácil por delante.
El despojo, es decir, la apropiación por desposesión, es una manera de
demostrarle al preso la precariedad de su condición. El preso no es digno de
tener nada cuando está preso. Está preso, es un preso, y no le cabe ninguna
pertenencia. Esta es una lección recurrente que imparten en conjunto tanto
los penitenciarios y los judiciales como el resto o alguno de los presos. La
privación se expande en cada metro cuadrado, con cada engome, con cada
escrito judicial que se pierde en la desidia burocrática.
Ahora bien, si se mira de cerca, encontraremos formas creativas de
resistencia para hacer frente al saqueo identitario y guardar el tiempo.
Cuando se puede perder todo o casi todo, es decir, lo poco que se tiene o te
dejan tener, hay que imaginar otras estrategias para retener los afectos y
componer identidades, hay que desarrollar otras prácticas para remar el ocio
forzado y llenar el tiempo muerto que implica la vida en una cárcel.
III.
266
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268
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IV.
Ahora bien, hay veces que las palabras hay que escribirlas, no alcanza con
soltarlas al aire. Sabemos que a las palabras se las lleva el viento, y los
berretines pueden ser piezas precarias para levantar la autoestima o abrir otros
horizontes. Por eso conviene grabar la palabra en el propio cuerpo, tallarla
en la piel, incluso, incrustarla en la carne.
El cuerpo de los presos es un cuerpo golpeado, gaseado, quemado,
mutilado, torturado, pero también un cuerpo grabado, tatuado, envuelto en
ropas llamativas. El cuerpo es la superficie estratégica de control, pero
además un lugar de resistencia. El cuerpo, entonces, no ocupa un lugar
menor en el cotidiano de los presos, no está relegado a ser un mero soporte
del alma, el receptáculo que hay que llenar, la conciencia que convencer,
“resocializar”. El cuerpo habla o lo hacen cantar. No es un accesorio sino la
columna vertebral de la subjetividad.
No nos interesa acá hablar del cuerpo mudo sino detenernos en el cuerpo
parlante, el cuerpo que habla a través del vestuario, pero también a través de
las poses, el corte de pelo, los gestos y, sobre todo, de los dibujos que se
estampan en la piel. El cuerpo es mucho más que un objeto de las máquinas
de violencia, es la prótesis de un Yo, la encarnación de una identidad. Hay
un cuerpo negado, pero encima o debajo de él, existe un cuerpo afirmado
que no hay perder de vista si queremos corrernos de los relatos
victimizantes (y victimizadores) que terminan confinando al preso a su
egoísmo patético. Porque sabido es, dicho entre paréntesis, que una de las
respuestas habituales de los presos, en una atmósfera de depresión, consiste
en la elaboración de una historia, una suerte de “estribillo” o “cuento triste”
(Goffman, 1988: 75), una especie de lamento que relata la desgracia de la
vida en la cárcel. Una narrativa avivada por las organizaciones de derechos
humanos que hicieron del sufrimiento ajeno y la compasión, la razón
humanitaria.
Pero no nos vayamos de tema. Estamos hablando de las marcas
corporales, o mejor dicho del dominio del propio cuerpo, hacer del cuerpo
un bastidor, cambiar el cuerpo para modificar su sentimiento de identidad.
Dice Le Breton: “El cuerpo es el soporte de geometría variable de una
270
Esteban Rodríguez Alzueta, Despojos y adornos…
V.
Otras veces la escritura necesita el papel. A veces será una escritura para sí
y otras veces una escritura para los otros. Esos otros que no se dejan ver
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fácilmente, otros que le esquivan, una escritura que busca interpelar al otro
distraído, que se la pasa mirando para otro lado, a veces por la culpa
acumulada y otras veces por pura indiferencia. Palabras, entonces, que
quieren provocar un diálogo, un duelo de miradas.
No es fácil escribir en la cárcel. Escribir es mucho más que un
pasatiempo. No sólo porque la escritura tiene que sortear la censura
fanfarrona de los pares y enfrentar la requisa de los penitenciarios. También
porque lo que sucede adentro de la cárcel es demasiado horroroso.
Alguna vez Adorno (1993) se preguntó: “¿Cómo escribir después de
Auschwitz?” Digo, ¿se puede narrar los tratos crueles de los que son objeto
los presos? Para Adorno la poesía es un género que el horror ha clausurado.
Y como dijo alguna vez Wittgenstein, “cuando no se pueden hablar hay que
callar”. Se podrá gritar pero nunca habrá poesía. Frente a la crueldad, ni
siquiera estaremos a salvo con la palabra poética.
Slavoj Zizek señala que la máxima adorniana necesita una corrección:
“No es la poesía lo que es imposible después de Auschwitz, sino la prosa.
La prosa realista fracasa donde tiene éxito la evocación poética de la
insoportable atmósfera de un campo.” Y agregaba: “La poesía trata siempre,
por definición, acerca de algo que no puede ser nombrado de forma directa,
solo aludido” (Zizek, 2013: 13).
Quizá sea por eso el fracaso de los informes que elaboran los organismos
de derechos humanos para denunciar el estado de las prisiones en
Argentina. Y que conste que no queremos negar su utilidad. Son informes
necesarios pero tienen un problema o varios: no conmueven, es decir, no
tienen la capacidad de interpelar a todos aquellos alejados del mundo de los
derechos humanos. Ni siquiera la clase dirigente suele sentirse interpelada.
Mucho menos los funcionarios de turno. De hecho, todos los informes se
parecen y repiten entre sí, año tras año. Es como ver una y mil veces la
misma película. Cada un año nos encontramos en algún recinto comiendo
sanguchitos para escuchar las mismas malas noticias que, al no encontrar
interlocutores, cuando certifican la vida cosificada que llevan allí dentro los
presos, terminan re-victimizándolos. En efecto, visto el preso a través de
esos informes, sigue siendo una cifra, un número, un objeto. Pero el preso
es mucho más que el objeto de una máquina de terror, es un sujeto de
272
Esteban Rodríguez Alzueta, Despojos y adornos…
VI.
273
Cuestiones Criminales, 1 (2), 2018
VII.
Mientras escribo todo esto para ser leído frente a ustedes termino de leer
la novela del amigo Ricardo Bizzarra, Reclusa (2014). Bizzarra ha sido
maestro y profesor de teatro en espacios de encierro durante gran parte de
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Esteban Rodríguez Alzueta, Despojos y adornos…
su vida. Pero también es poeta, autor de los libros Poemas infames, Decadencia
y Cain & Co. Un escritor que eligió la cárcel para explorar las miserias más
íntimas, pero también las potencias humanas, el empecinamiento para no
dejarse abatir. Reclusa narra la historia de una joven que decidió no volver a
pisar la calle. En verdad, nunca queda claro si es alguien que eligió no salir o
le prohibieron que vuelva a hacerlo. La locura que dispara el encierro, que a
veces se confunde con la neurosis que produce una vida encerrada frente al
televisor, puede confundir a cualquiera. Los más astutos, los que todavía
guardan un resto de libertad, empiezan a escribir. No sabemos si es un
testamento, o está escribiendo para sí, para volver a leer lo que escribe y de
esa manera no perderse en el encierro. Una manera de ir disponiendo
mojones en el tiempo que le permitan volver sobre las decisiones previas,
las suyas y las de los otros. Como sea, la escritura le ayuda a remar la
monotonía de los días, le devuelve la aventura. Escribir para no perderse y
no sucumbir del todo.
La escritura como forma de redención, la posibilidad de convertir el
encierro obligatorio en un santuario, y al paria en un santo. Lo digo con las
palabras de Bizzarra: “Escribo porque necesito crear antes de morir”.
“Hacer belleza, escribir”; “escribo y dibujo para no morir, para no estar
sola”. “Escribir es mi amarra, similar a la de los barcos”. “Escribo para leer
lo que escribo y así no sentir mi condena”. “Aunque estemos encerradas y
olvidamos que escribimos. Escribimos nuestra propia historia”. “Para eso
escribo. Para contarme mi historia una y mil veces mi historia verdadera, mi
historia falsa. ¿Cuál es la diferencia?”.
VIII.
Termino y lo hago con Jean Genet que además de ser escritor fue ladrón,
marica y desertor, es decir, estuvo preso también. Genet escribió en la
cárcel, y cuando salió continuó escribiendo sobre la vida carcelaria en las
novelas Milagro de la rosa (1946) y Pompas fúnebres (1978), en su Diario del
ladrón (1948), en las obras de teatro Severa vigilancia (1946) y El balcón (1955) y
en sus poemas Marcha fúnebre, La galera y El desfile.
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Genet escribe para los presos pero también contra todos aquellos que
desprecian a los presos, que llevaron a los presos a estar presos. Ambos son
lectores potenciales y hay que dirigirse a los dos. La escritura debe enamorar
pero también escandalizar. Las palabras encierran acepciones morales
diferentes. Celebran y ofenden a la vez. Serán siempre las mismas palabras,
sin embargo, según el interlocutor que llegue hasta sus páginas dirá cosas
distintas. Cada uno de ellos vivirá las palabras de diferentes maneras. Hay
que restituir la palabra de los hombres infames, pero usando el insulto,
apelando a la misma descalificación hasta que el estigma se vuelva emblema
y las palabras dejen de experimentarse con vergüenza y nos volvamos
orgullosos con ellas. La poesía, dice en Pompas fúnebres, “es el arte de utilizar
la mierda y de hacer que la coman”, una manera de santificar lo abyecto.
Hay que vestir las palabras, adornarlas, exhibirlas y exhibirse con ellas, para
que tenga lugar la metamorfosis, y el objeto se vuelva sujeto otra vez. De
ahora en más, agrega Didier Eribon a propósito de Genet, “la palabra imita
lo que designa” (Eribon, 2004), produce lo que la determina. Y hay que
hacerlo sin culpa, sacando las comillas, porque como escribe Genet: “Era
una ridiculez ponerle comillas a las palabras y las expresiones de la jerga
pues así se las impide entrar en la lengua”. Son las mismas palabras, insisto
yo, hechas con la misma violencia, pero ahora esa violencia se dirige hacia la
dirección contraria. La literatura se convierte en una forma de ejercer la
violencia por otros medios. Lo digo otra vez con las palabras de Genet en
Milagro de la rosa: “Traspasad esa vergüenza después de haberla descubierto,
mostrado, hecho visible. Es preciso que vuestro orgullo sepa pasar por la
vergüenza para alcanzar la gloria”.
Pero que nadie se confunda, una violencia con estilo no es una manera de
estetizar la violencia hasta su inocencia, hasta ganarse la disculpa del
ambiente letrado.
No todo es revancha. Si lo fuera las palabras nos volverían a encerrar,
nos convertiríamos en simples resentidos. Y acá, de lo que se trata, como
escribió alguna vez Rimbaud es ser otro, convertirse en otro, huir. Las
palabras tienen que ser la oportunidad para emprender una fuga, tienen que
tener la fuerza para hacernos huir. Una fuga, entonces, que necesita de la
camaradería que, como toda camaradería, reclama palabras potentes. Porque
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las palabras, escribió Genet en El niño criminal, son “el pegamento que los
aglutinaba, era la amistad, la audacia, la astucia, la insolencia, el gusto por la
holgazanería, un aire sobre la frente a la vez sombrío y gozoso, el gusto por
la aventura contra las reglas del Bien” (2009: 50). Los presos, entonces,
“tienen derecho a utilizar un lenguaje que los ayude a aventurarse” (Genet,
2009: 52). “Porque se necesita una frescura altanera y una hermosa osadía
para oponerse a una sociedad tan fuerte, a las instituciones más severas, a las
leyes protegidas por una policía cuya fuerza consiste tanto en el miedo
fabuloso, mitológico e informe que se instala en el alma de los niños, como
en su organización” (Genet, 2009: 51).
“Este diario que escribo—escribe Genet—no es solo una distracción
literaria. Según voy avanzando, poniendo en orden lo que me ofrece mi vida
pasada, a medida que me empeño en el rigor de la composición—de los
capítulos, de las frases, del propio libro—, siento cómo me afirmo en la
voluntad de utilizar, con fines virtuosos, mis miserias de antaño. Noto lo
poderosas que son” (Genet, 1994: 45).
Bibliografía
Adorno, T.: “La educación después de Auschwitz”, Delito y Sociedad, 3 (2),
1993.
Bizzarra, R.: Reclusa, Buenos Aires: Letra viva, 2014.
Eribon, D.: Una moral de lo minoritario. Variaciones sobre un tema de Jean Genet,
Barcelona: Anagrama, 2004.
Foucault, M.: La vida de los hombres infames, Montevideo: Altamira, 1995.
Frank, A.: Diario, Buenos Aires: Prometeo, 2008.
Genet, J.: El niño criminal, Madrid: Errata Naturae, 2009.
Genet, J.: Milagro de la rosa, Madrid: Errata Naturae, 2010.
Genet, J.: El enemigo declarado, Madrid: Errata Naturae, 2010.
Genet, J.: Diario del ladrón, Madrid: Debate, 1994.
Genet, J.: Pompas fúnebres, Buenos Aires: Corregidor, 1975.
Genet, J.: Poemas, Madrid: Visor Libros, 1996.
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Reseñas
interior con ayuda de psiquiatras y del aparato forense, los verdugos a sueldo
psicólogos no logró averiguar las causas de la justicia argentina.
que lo condujeron a realizar esos hechos, Busqued revisa la biografía de Ricardo,
porqué eligió a los taxistas, y porqué a esos hecha de violencias y falta de afectos de
taxistas. Eso lo llevo a transformarse en todo tipo. Una madre golpeadora y
una persona peligrosa para siempre. Si espiritista que le impedía tener amigos, un
hubiese matado en ocasión de robo hace padre ausente o muy distante, una escuela
rato que Ricardo estaría libre. Pero sus en la estratósfera. Ricardo intentó
asesinatos no tienen explicación y, si no suicidarse cuatro veces antes de aquellos
hay razón hay locura, hay asesino por homicidios. Vivió en la calle, anduvo por
naturaleza. Detrás de un asesino en serie Brasil donde se vinculó a los umbandas,
hay un montón de películas que certifican pasó por el batallón 601 como colimba y
ese veredicto social. pudo zafar de Malvinas por estar preso
Busqued escribe el libro con 90 horas de luego de ocultar a unos soldados que
diálogos que mantuvo con Ricardo durante estaban robando armamento. Ricardo
noviembre de 2014 y diciembre de 2015, y dormía en la calle con un cuchillo o una 22
después de hacer otras entrevistas a gatillada debajo de su cabeza, era un
profesionales que intervinieron en el caso, cinéfilo y le gustaba subir al techo para
leído los documentos de los forenses y hablar solo, caminar durante horas sin
recortes de diario de la época. No voy a rumbo por la ciudad, rumiando imágenes
hacer un comentario de la escritura de que no alcanzaba a descifrar.
Busqued, autor de una de las mejores El libro de Busqued es un libro que
novelas escritas en la Argentina en los explora el sistema penal argentino desde la
últimos treinta años: Bajo este sol tremendo. perspectiva del preso que, además de “ser
Los que tengan dudas de lo que digo lean un asesino serial”, los técnicos se
ese libro y aquellos que les interesa el empecinan en decir que está “loco de
sistema penal lean también Magnetizado. Es remate”. No todos, porque para la justicia
lo mejor que se ha escrito sobre la crueldad de la provincia de Buenos Aires está sano,
que impera en el sistema de encierro es decir, es alguien con discernimiento,
argentino. Escrito desde la perspectiva de intención y libertad y, por tanto, alguien
uno de los actores involucrados muy perfectamente imputable y merecedor del
directamente, víctima de la desidia reproche penal. Pero cruzando la Avenida
institucional, del revanchismo de clase, de General Paz, la justicia porteña tiene dicho
la pereza teórica y la modorra institucional que Ricardo está más loco que una cabra.
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Eso implica que se quede “adentro” hasta por la cual se le impide salir. Si no estaba
que la muerte se lo lleve. Implica, además, loco, la sociedad se encargó de que lo esté.
cócteles de Halopidol, Artane, Rivotril, Es la mejor profecía autocumplida. Una
Rohipnol y pajaritos macerados a base de enfermedad que les cuelgan a todas
arroz, papa, manzana o naranja para aquellas personas que dan miedo. El miedo
sobrellevar el aburrimiento y el tratamiento al linchamiento mediático. El miedo que
violento que los penitenciarios llevan tienen los jueces de firmar una salida
adentro de aquellos establecimientos. transitoria o dejarlos libres para siempre
Ricardo hace más de 35 años que está porque entienden, en base a esos informes,
encerrado y hace diez años que ya cumplió que son potencialmente peligrosos, a pesar
su condena. Pero los psiquiatras se de que durante todo ese tiempo nunca tuvo
empecinan en mantenerlo guardado. otro “brote”, ni estuvo involucrado en
Ricardo, dueño de una “personalidad hechos de violencia donde la vida de otra
anómala”, pasó por distintas manos, es persona corriese riesgo. Se sabe, en este
decir, mereció todos los diagnósticos, país los jueces no necesitan demasiado para
incluso diagnósticos muy contradictorios: negarse a firmar una libertad: si no hay un
“bordeline”, “psicópata”, “psicótico”, periodista indignado, o un grupo de
“predador”, “esquizofrénico”, víctimas resentidas, habrá un psiquiatra
“esquizofrénico con delirio persecutorio”, con una teoría en el bolsillo para seguir
“autista”, “parafrénico”, “paranoico”, reteniendo a los presos dentro de la cárcel.
“persona incapaz de demostrar Me imagino que los psiquiatras forenses
sentimientos”, en síntesis, una persona con que trabajan en el servicio penitenciario,
“trastornos de personalidad psicopática como asesores periciales, deben ser gente
con núcleos esquizoide”, un “paciente con bastante mediocre. Hablo desde el puro
cuadro delirante crónico”. Con esas fojas prejuicio. Porque si fueran gente con
en su expediente difícilmente los jueces algunas luces y otras pretensiones
apliquen la ley, y los argentinos van a seguir económicas no vivirían de un salario estatal
durmiendo tranquilos. Peor aún, después que imaginamos no debe ser muy
de todo ese tiempo encerrado, suntuoso. Tendrían un proyecto de vida
sobremedicado, con toda la pasta que lleva profesional exitoso, un consultorio caro o
en el cuerpo, la soledad que conoció en los serían dueños de una clínica privada para
buzones, le declararon una “enfermedad estafar a una obra social del estado. Es
sobreviniente”, es decir, una enfermedad decir, son gente mediocre que allí, en la
que adquirió en la cárcel (“psicopatía”) y cárcel, se deben sentir poderosas, alguien
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Reseñas
importante con la capacidad de decidir —No he…, no está mal la imagen, pobre…
entre la vida y la muerte, porque está claro
que retener una persona toda la vida es Y después de explicar por qué no parece lo
decidir su muerte. Pero allí en la cárcel, los que decían sus colegas en sus periódicos
hombres mediocres son poderosos, es informes, agrega la doctora:
decir, gente muy perversa. Una perversidad
disimulada con la inteligencia certificada —Y te voy a decir más: cuando digo que fantaseo
con el título universitario, pero también con matar, hablo de matar a una persona
por jueces que nunca visitan las cárceles y específica, concreta. Nombre y apellido. Una
cuando lo hacen es para llevar a sus persona que conozco bien. Dos veces al mes voy a
alumnos cual visita al zoológico, o para un polígono. No soy tiradora de competencia, pero
indignarse de la mano de los organismos de me defiendo, consigo buenas agrupaciones. Cada
derechos humanos. vez que voy gasto dos cajas de munición. Y cada
La vida de Ricardo es la vida de otro vez que tiro, estoy pensando en esa persona. Ojo,
“hombre infame”. Pero la infamia de la que no planteo matar físicamente, en los hechos, a esa
se habla aquí es la brutalidad de los persona. Pero cada vez que disparo a un blanco,
penitenciarios, pero también la banalidad mentalmente le estoy disparando a la cabeza.
de los magistrados y forenses, asesinos de Cuatro cajas de munición calibre 22 mensuales. Si
escritorio. miramos los antecedentes, Ricardo cometió cuatro
Hay una entrevista a una psiquiatra al homicidios, y yo ninguno. Pero en la situación
final del libro que me parece la mejor actual, capaz que soy más peligrosa yo. Y acá
síntesis para dar cuenta de la perplejidad de estamos, charlando.
Busqued ante el encierro de Ricardo. Dice
Busqued a una médica psiquiatra que
parece piola si no fuera porque se dedica a
ponerle el gancho a los informes que deja
a las personas encerradas para siempre:
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Reseñas
centrado en el tiempo, es decir, cuatro tales actos son expuestos también al padecimiento.
combinaciones del tiempo como pena. Las dos “versiones” del padecimiento son, sin
Primero, el tiempo resulta un elemento embargo, “entidades no mensurables”.
universal e independiente de cada Aquello que esta en el corazón del libro
individuo, que poseen igual tanto pobres de Matthews, por lo tanto, es el problema
como ricos. Segundo, el castigo basado en del tiempo, su duración, su perspectiva, su
el tiempo ofrece una objetividad y solidez intensidad, poniendo en duda la
que permite calibrar directamente la posibilidad de tomar al tiempo como
gravedad del delito con la severidad de la entidad objetiva, es decir, que diez años de
pena. Tercero, el tiempo es una estructura dolor son exactamente lo mismo para
social confiriéndole al encarcelamiento una todas las personas. Y de la misma manera,
cualidad auténticamente social, en tanto de considerar al tiempo como una escala de
resultado de un proceso “civilizador”. proporción, o lo que es igual, que diez años
Cuarto, el castigo apoyado en el tiempo de dolor es el doble que cinco. La
mercantilizado permite que se pueda ajustar improcedencia de este esquema reside en
al desempeño del prisionero, “ganándolo” que el tiempo, a diferencia de lo que
o “perdiéndolo” según su conducta; “de parecen creer legisladores y jueces, no es
este modo, aunque el encarcelamiento sea una entidad sustraída al sentido y la
en esencia cuestión de tiempo, se valoración de cada persona, lo que equivale
experimenta como una forma de falta de a decir que para conocer esos mismos
tiempo, con expresiones carcelarias que a legisladores los efectos de las penas de
menudo la describen como hacer o matar el tiempo que proponen, y los jueces las que
tiempo” (pp. 67). aplican, deberían saber qué se siente
A partir de estas cuatro consignas, cuando se padece tal tiempo de encierro.
Matthews facilita un análisis crítico de la Pero no sólo eso, ya que también
porfía de emplear el tiempo como pena, y necesitarían apreciar a cada condena en su
la pena como tiempo. O en otras palabras, de intensidad, lo cual resulta imposible puesto
pensar el contenido de los castigos y la que la intensidad de un estado psíquico es
imposibilidad de que sean utilizados como algo indefinible e inconmensurable en
compensación de otros sufrimientos que magnitudes matemáticas.
han padecido las víctimas. Tal como lo De allí que se suele hablar de tres formas
plantea Thomas Mathiesen, ciertamente puede de percibir el tiempo, y de construirlo: el
decirse que el delito expone a otros al padecimiento tiempo natural o cotidiano de las personas,
[…]. Y que, aquellos que acaban en la cárcel por con falta de previsibilidad y permanente
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Si bien uno de los ejes centrales del conductor con diferentes experiencias de
trabajo es el reconocimiento a la prisión política ocurridas también durante
importancia que tuvieron las Madres, en períodos de vigencia de la Constitución y,
particular Hebe, como sostén emocional y desde esa perspectiva, contribuir en el
político para aquellos que se encontraban presente a exigir el fin de persecuciones
alejados de sus familias, desconocían los como la que sufren Milagro Sala y los
plazos en que la excarcelación podría ser compañeros de la Tupac en Jujuy. La
un hecho y compartían la incertidumbre correspondencia de 1984 de los prisioneros
sobre el destino de muchos de sus en Villa Devoto, por ejemplo, permite
compañeros y compañeras detenidos- entender las expectativas en materia de
desaparecidos, un elemento importante— verdad y justicia no satisfechas por el
sin que sea uno de sus objetivo gobierno de Raúl Alfonsín, así como
explícitos—es que este libro reúne escritos, algunas diferencias que nacieron por
poesías y dibujos realizados en su mayoría entonces al interior de los organismos de
por hombres jóvenes, por lo que se derechos humanos sobre las prioridades y
despliegan algunas sensibilidades demandas a sostener ante el flamante
diferentes, en términos de género, en torno gobierno. O la denuncia de indiferencia e
a cuestiones como la relación con los hipocresía del movimiento popular que los
hijos/as, las estrategias para mantenerse presos del MTP manifiestan al encarar una
informados, el vínculo con el exterior y la huelga de hambre en 1994, en polémica
organización de iniciativas productivas incluso con Hebe.
comunes, ya presentes en trabajos como Por último, cabe mencionar que el libro
Nosotras, presas políticas, el libro compilado cuenta con dos prólogos, una introducción
por Viviana Beguan en el año 2006 donde y un epílogo, escritos por Hebe, Florencia
se reúnen—entre otros testimonios, relatos Saintout, Ana María Sabio y Jorge Giles
y recuerdos—similares materiales respectivamente—donde la reivindicación
producidos entre 1974 y 1983 por 112 de los gobiernos kirchneristas ocupan un
prisioneras políticas de diferentes sectores lugar clave. El título surge del prólogo,
sociales y puntos del país. donde Hebe resalta el amor, la ternura, la
De todas formas, aunque más de la fe, la esperanza y la dignidad, para romper
mitad de las páginas de esta obra las cadenas de la cárcel de aquellos hijos
corresponden a mensajes escritos durante que aún dentro de esos muros siempre
la segunda mitad de la dictadura, este libro fueron libres y soñadores.
busca abiertamente construir un hilo
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con lo mismo, hasta que consumieron más reírme, levantarme, acostarme”, dice en el
de lo que vendieron. “Mirá Ana, vendeme libro. El embarazo de Santino fue su salida.
porro y no me debés nada” manifiesta ella Juliana Arens escribe que quienes son
que le dijo aquel hombre. El miedo a acusadas por asesinato de un hijo sufren la
encontrar a sus hijos muertos fue su motor. violencia tanto proveniente del personal
Pero decidir dejar de vender fue su puerta penitenciario como de otras mujeres
de entrada a la cárcel. privadas de su libertad, siendo obligadas a
A pesar de que Ana cuenta que cuando ser las “amas de casa” de los pabellones.
tenía trece o catorce años se escapaba de su Sin embargo, Marina misma es quien dice
casa para ir a bailar porque estaba cansada que lo que quiere es que sus hijos se sientan
de lavar, cocinar y cuidar a sus hermanos, orgullosos de ella, que no sufran una
ella expresa que su gran anhelo es agrandar infancia como la de ella, que estén cerca,
la casa y tener a todos sus hijos consigo. estudien, no tengan vicios y sean felices. Su
Agrega que su sueño es ser la Madre de las deseo es estar sentada viendo crecer a sus
Madres. En palabras de Juliana Arens: el nietos y descansar de la vida.
mandato y la elección se confunden. Mientras Marina era entrevistada,
Marina es el nombre de la segunda Valeria, una tercera voz, le preguntó a
entrevistada y al leer su historia, las Juliana si de lo que se trataba era de hablar
continuidades respecto al relato de Ana de la vida que sufren adentro o de la vida
aparecen: “soy libre, estoy presa que sufren afuera. Es que su infancia no
físicamente, nada más”, le dice a la significó alegrías. Se trata de una joven que
entrevistadora. Una vez más, los hijos se fue de su casa a los nueve años porque
entran en escena. Ella dice sentirse de ese comenta que “su familia no era estable”.
modo porque tiene la libertad de estar todo Desde chica, fue encerrada en diferentes
el tiempo con su hijo Santino, quien nació institutos en los cuales dice que fue
en la cárcel, y, a pesar del encierro, expresa maltratada el doble de lo que vivió en la
que cuando lo ve se encuentra con sus tres calle.
niños. A sus 33 años está encerrada por un
Está presa por la muerte de su hija “garrón”, por un homicidio que dice que
Luisina, quien fue asesinada a los tres cometió su amiga—que también está en la
meses. Marina asegura que el culpable es el cárcel—y la culpó. Lo que le duele es que
padre de su último hijo, pero el peso cayó le “arrancara a sus hijos”. Lo que ella hacía
sobre sí. “Todo me cuesta sin ella, comer, antes de estar privada de su libertad era
“limpiar casas de familia” y comenta que
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nada, es como que ellos son dueños de relación con su vida en el exterior. Ella dice
todo lo tuyo, de tu vida, de todo. Y si me que le encanta pelearse a las piñas con los
pasa algo pueden armar que lo hicieron mis hombres, pero lo que hay detrás de eso es
compañeras. La mayoría de las veces querer protegerse a sí misma, por un lado,
ganan. Les violan todos los derechos y no y, por el otro, a las personas que quiere.
pasa nada, nadie hace nada”, señala Mirta. Yamila trabajó desde muy chica, hasta
Al comenzar la entrevista, ella dice que que se cansó. Relata que a los diez años
siente el deterioro de los años presa y que empezó a trabajar en la empresa familiar
sus estudios en sociología ya no le sirven, haciendo zapatillas durante largas horas
pero que, como muchas de quienes relatan por poca plata, además de cuidar a su
aquí, a pesar de haberse quedado sola, el abuela y ayudar a su papá a hacer botas.
encierro se vive con dignidad cuando una Pero una tarde, cuando su padre le dio
acepta estar encerrada en pos de ser buena doscientos pesos para pagar la luz, ella
madre. decidió usarlos para comprarle unas
La voz del quinto apartado del libro es zapatillas a su hija y no volvió más.
la de Yamila. Ella empieza diciendo que no Es madre de tres hijos—dos de ellos la
soporta a los hombres. Quizás ello tenga esperan afuera—, sólo tuvo dos
vínculo con su historia de la infancia, que compañeros: el padre de sus dos primeros
el/la lector/a va conociendo a medida que niños y el padre del tercero, a quien
avanza la entrevista. “Para mí mi mamá es conoció en una intercarcelaria. Decidir
todo, mi papá no. Mi viejo nos dejó cuando tener un tercer hijo tuvo que ver con el
yo tenía catorce años, ahora trabaja y tiene sentirse sola. Es que, aunque ella dice que
su familia aparte”, cuenta. desde que se fue su pareja del encierro no
Juliana Arens escribe que las relaciones le importa más nadie, a su vez, admite que
adentro no pueden pensarse de manera lo que le gustaría es formar una familia con
aislada y que las estructuras jerárquicas son una chica. Expresa que estuvo con
las del patriarcado. Yamila le dice que ella hombres sólo para tener a sus hijos y, del
asume como su identidad ser “chongo”, mismo modo que la mayoría de las madres
aquellas mujeres que cumplen con el rol del que se encuentran en la Unidad, lo que
varón en el encierro. A lo largo de su relato, quiere para ellos es que finalicen el colegio,
Yamila despliega masculinidad y expresa tengan una vida distinta y que no terminen
estar con todas las mujeres que quiera. Sin donde ella está, porque “duele el encierre,
embargo, la entrevistadora observa que duele en el cuerpo”.
dicha construcción de identidad tiene
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requisas, las formas que toma el encuentro, en la construcción del orden al interior de
lo que se dice y lo que se calla de las lógicas la prisión.
carcelarias, tanto por parte del detenido
como del familiar. Analiza cómo opera la
visita en sus facetas material y simbólica. La
autora propone ampliar la mirada acerca de
los aportes de los familiares en tanto
significan la reorganización de la dinámica
familiar, y a su vez implican la
reorganización de las dinámicas al interior
de la prisión. La familia es receptora del
despotismo carcelario y a su vez un actor
importante en la producción del orden
interno.
Si bien el libro deviene una herramienta
valiosa para aquellos cientistas sociales que
se interesan por la cuestión carcelaria,
también es una invitación a la lectura para
el lector no especializado. Vanina logra una
escritura descriptiva, dinámica, clara y
accesible. En el libro podemos encontrar
pasajes de gran precisión y claridad
conceptual en relación a las cuestiones
carcelarias, como también interesantes
párrafos que nos ofrecen una detallada y
atrapante narración de las historias
familiares.
El libro constituye un aporte importante
al campo de la sociología de la desviación y
a los estudios sobre la prisión. La autora
nos invita a adoptar una mirada novedosa
para observar y comprender de qué manera
los familiares de los detenidos participan
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diagnóstico sobre los patrones que facilitan que se juegan allí dentro. De hecho, hizo
la tortura en estos espacios que fue migas con algunos presos que le abrieron
acompañado con una selección de aquellas otras puertas a un mundo velado a todos
fotografías que tomó Pablo Toranzo. aquellos que no pertenecen a la ranchada.
Además de fotógrafo, Pablo es geógrafo Los penitenciarios saben que la cárcel suele
y glaciólogo. En 2006 se alistó a ser la mejor escenografía para el público
Greenpeace, una militancia que lo llevaría curioso que dirige su mirada como si
muy lejos del país. Se cuenta que anduvo estuviera en un parque zoológico.
por Quebec registrando el conflicto con las Todavía recuerdo, cuando era estudiante
papeleras lo que le costó una acusación por de abogacía, a los profesores de derecho
piratería y algunos días en prisión al penal organizando visitas guionadas a las
impedir que los barcos que transportaban cárceles. Una cárcel, entonces, que se
material contaminado partieran del puerto. puede contar a través de un circuito
Estuvo, además, en el Líbano, Siria e Irak, pautado por el Servicio que va de la cocina
lugares donde la tierra cruje o, mejor dicho, a la visita, pasando por los talleres y los
la hacen crujir. No era la primera vez que recreos. Allí estaba la cárcel “mostrable”, la
visitaba esta región, en el 2003 había estado cárcel de la resocialización, esa imagen
en Bagdad justo cuando se produjo la vetusta que ni ellos se la creen. Allí están
invasión de las tropas norteamericanas a los monstruos, los hombres y mujeres
ese país. infames.
Detrás de cada serie hay una historia. El Pero como Pablo sabía que había otra
punto de partida de la serie de la que cárcel detrás de la cárcel servida por los
estamos hablando es la siguiente: Allá por penitenciarios, y empezaba a moverse
octubre de 2014, Pablo fue invitado por como pez en el agua, los penitenciarios
Silvana Martínez, psicóloga y directora de empezaron a seguirlo, a provocarlo.
Clasificación y Criminología del Servicio Primero probaron con el miedo, meterle
Penitenciario, a registrar la vida cotidiana miedo: “los presos son peligrosos”, “anda
en el penal de Villa Urquiza. No tardó en con cuidado que tienen facas”. Después,
ganarse la sospecha y enemistad de los siguieron las miradas tajantes. Hasta que un
penitenciarios y la simpatía y amistad de los día después de las visitas, fue testigo, él y
presos. Tal vez la palabra “amistad” sea su cámara, de la siguiente escena: un
una palabra que le queda grande a los guardia le pegaba a un preso al que había
vínculos que trabó con ellos. Sin embargo, hecho arrodillar. Un familiar le había dado
su compromiso logró captar los afectos una daguita corta, el guardia la encontró y
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empezó la paliza. Pablo pudo registrar la hacer hablar a esos cuerpos, registrar el
escena. Como les cuenta a Eduardo dolor pero sobre todo las partes vitales.
Anguita y Daniel Cecchini, que lo Hay una estructura violenta que tiende a
entrevistaron para Infobae: esa vez los ocultarse, que permanece en secreto,
penitenciarios quisieron romperle la blindada por la pachorra y el espíritu de
cámara de fotos y no sólo la cámara de clase de los operadores judiciales que
fotos. Lo persiguieron un buen rato dentro trabajan en cámara lenta. Una violencia que
del penal. Pablo tenía la llave de una oficina la intuimos pero no nos indigna, y si la
y se encerró, empujando un escritorio para conocemos, la indignación que suscita
bloquear la entrada. Los penitenciarios le estará compartimentada dentro del
pateaban la puerta mientras Pablo hablaba ambiente de los derechos humanos. Una
por su teléfono celular con Silvana: “Me indignación sin onda expansiva, que no
van a hacer cagar. ¡Vení, sacame!”—dijo. tiene capacidad de sensibilizar al resto de la
Media hora después, Silvina llegaba a la sociedad que festeja los índices de
Unidad. encarcelamiento. Se trata, entonces, de
Pablo, además, practicó aikido mucho sacar a la luz la violencia que tiende a
tiempo. Lo cuento porque en sus días en la ocultarse, que sabe que podrá comunicarse,
cárcel las técnicas que aprendió de más pero que tiene igualmente muchas
joven le sirvieron para plantar el cuerpo y dificultades para ser denunciada y ser
pararse de manos frente algunos tenida en cuenta a tiempo.
penitenciarios que se mostraban cada vez Pero por encima o debajo de esa
más molestos por su presencia en aquellos violencia hay otras prácticas vitales que se
pasillos. Sobre todo después de aquella les escapan a las organizaciones que
escena. Los penitenciarios se mueven con trabajan en esos espacios. Ese universo,
impunidad, más aún cuando aquellos precisamente, fue el que también registró
lugares son objeto del descontrol judicial y Pablo: una mirada que no se detenía en la
están blindados con los prejuicios de la foto-hecha, llena de horror. Un registro
vecinocracia. Saben que las marcas que que iba más allá, buscando alcanzar la
dejan sus golpes en los cuerpos de las vitalidad que resiste en los cuerpos, que va
personas, al no ser registradas, seguirán madurando al interior de las camaraderías,
siendo mudos. Los cuerpos no hablan o no que van secretando a través de diferentes
pueden hablar y cuando logran hacerlo, a prácticas.
muy pocos les importa. Y Toranzo quería Los cuerpos de los jóvenes encerrados
son un retablo donde se puede leer la
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crueldad del encierro pero también las no es la pose para la foto sino una actitud
resistencias de los presos. Una resistencia de dignidad.
hecha de una dureza que no se improvisa, Hay otra cárcel adentro de la cárcel, o
que hay que saberla cultivar, ganarla. mejor dicho, hay muchas más cárceles
Porque es cierto que los jóvenes son objeto adentro de la cárcel. Cuando miramos la
de una máquina de terror, pero también cárcel con la perspectiva de los actores
son sujetos de otras prácticas a través de las involucrados en ella nos damos cuenta que
cuales ejercen la resistencia, jóvenes y no la cárcel será vivida de muy diferentes
tan jóvenes que se empecinan en modelar formas. Pablo se dirige a las cosas para
una identidad a través de las poses que le devolverle una imagen, para captarlas
imprimen a los cuerpos, adquiriendo como vivencias, darles la palabra,
determinadas destrezas y habilidades, transformarla en signo, expresión. Las
colgando rosarios, guardando estampitas, a cosas dejan de ser cosas, imágenes que, por
través de los tatuajes y las incrustaciones el solo hecho de ser repetidas son
que surcan la piel, las heridas que van redundantes, perdieron su carga crítica,
dejando las peleas con sus pares, el capacidad de interrogación. Captar la
deterioro de la salud por gripes y cárcel, las vivencias de la cárcel, para
enfermedades respiratorias acumuladas reponer los costados expresivos que se nos
producto de las condiciones insalubres, escapan cuando hacemos hincapié en la
cuerpos saturados con hidratos de carbono truculencia. Porque la truculencia es otra
y regados con pajarito. Eso es exactamente manera de ocultar, de imponer la ceguera.
lo que captó Pablo. El cuerpo es un tapiz Las imágenes truculentas nos hacen mirar
variopinto donde se exhiben las para otro lado. A veces por culpa, otras
masculinidades, la mejor prueba del veces porque las imágenes fascinan a los
prestigio acumulado, el espejo de una profesionales de la violencia. No estoy
cultura del aguante. Porque en la cárcel no diciendo que la violencia no tenga que ser
solo hay que aguantar los golpes y el registrada y denunciada. Pero las personas,
verdugueo de los penitenciarios, también el insisto, son mucho más que objeto de
ventajeo de los pares, el frio y el calor, la violencias. Atender a su capacidad de
mala alimentación y los olores empoderamiento es devolverle la
nauseabundos, los vínculos afectivos que humanidad.
se debilitan y rompen, la soledad y la falta Termino con las palabras que eligió
de intimidad, la pérdida del derecho al Pablo para abrir su libro:
pudor. Y no hay aguante sin risa. La sonrisa
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tengan que afrontar acciones legales como A continuación, Fassin revisa las
tenencia de marihuana o imputaciones de justificaciones que históricamente se han
violación, los magistrados actúan sobre elaborado para legitimar el castigo. Expone
ellos de tal forma que son beneficiados por los principales argumentos de las teorías
su condición de clase. Así, a mayor filosóficas y del derecho, tanto utilitaristas
severidad de las penas sobre los sectores como retributivas, y concluye que a pesar
socio-económicamente perjudicados, de sus diferencias, ninguna de ellas puede
mayor desigualdad. dar cuenta del funcionamiento del castigo
Se trata de diferenciar ilegalidades de ya que sólo hacen alusiones abstractas y
acuerdo a las clases sociales y así imputar a dan por sentado que la forma de castigar
aquellas que están de antemano bajo la responde a la racionalidad. Según el autor,
mira del sistema penal. También de el acto de castigar no responde a lógicas
imponer un determinado orden social en racionales que intentan resguardar el “bien
los barrios populares, marcando, a través común” o punir el acto ilegal, sino que es
de las fuerzas policiales, el lugar que deben producto de emociones y pulsiones que
políticamente ocupar en la sociedad. hace que las sociedades encuentren placer
Fassin señala que las formas en las cuales a la hora de castigar, sea mediante el
las sociedades castigan dejan al descubierto sistema carcelario o sin la intervención del
los valores de las mismas, por lo tanto, las mismo.
preguntas ¿qué es castigar? y ¿por qué se Por último, ante la pregunta “¿a quién se
castiga?, que revisa en capítulos separados, castiga?”, una pregunta que los teóricos
se resumen en esta otra que se lleva el que se revisitan en el libro abordan de
capítulo final: ¿a quiénes se elige castigar? manera abstracta, abre otro interrogante:
Fassin muestra que no se castiga de la ¿qué se castiga? Para Fassin no hay
misma forma en todas las sociedades, ni si inocencia en esas abstracciones: cuando se
quiera dentro de la misma sociedad. El omiten las desigualdades socio-
castigo es una construcción social de económicas se está asegurando el
acuerdo a determinados intereses funcionamiento y las divisiones entre
económicos, políticos, sociales y culturales, ilegalidades de clase que permiten a la
una práctica que sigue las relaciones de burguesía no solo no tener que rendir
poder. “La imposición de un sufrimiento”, cuentas de sus acciones sino castigar a los
tributaria de una moral cristiana, se sectores desaventajados de la sociedad.
distribuye según las desigualdades sociales. En definitiva, para Fassin, una teoría
crítica sobre el castigo debe mostrar que no
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cultura tupí-guaraní. De allí que San La San La Muerte cristalizan los deseos más
Muerte sea algo más que una mera terribles y crudos del ser humano,
reproducción, constituye la expresión de la expresado sin rodeos ni tabúes, despojados
reapropiación de las culturas originarias de de imperativos morales, como suelen
las formas impuestas por instituciones presentarse cuando no median
religiosas europeas. Una devoción que nos instituciones ni mandatos” (2003: 173). Y
habla de la apropiación creativa antes que esto es algo que puede verifiarse enseguida
de la mera repetición, de la astucia de los en una de las oraciones más difundidas
pueblos dominados antes que de su entre sus devotos, tal vez más elaboradas
obediencia y resignación. que otras que se transmiten de generación
A San La Muerte se lo suele representar en generación, que reza:
de muchas maneras, pero las dos formas
más difundidas es un esqueleto en “San La Muerte, espíritu esquelético,
cunclillas tomándose con las dos manos la poderosísimo y fuerte por demás, como
cabeza, más precisamente, el maxilar de un Sansón es tu majestad.
inferior; y la otra es un esqueleto de pié, a Indispensable en el momento de
veces portando con una capa, y casi peligro, yo te invoco seguro de tu
siempre con una guadaña en la mano. bondad. Ruega a nuestro Dios
En la narrativa popular oral se lo ha Todopoderoso de concederme todo lo
encontrado con diferentes nombres. A que le pido. Que se arrepienta por toda
veces se lo llama Señor de la Buena Muerte su vida al que daño o mal de ojo me
(que simboliza a Jesucristo); Señor de la hizo y que se vuelva contra él
Paciencia (que simboliza a Jesucristo o a enseguida. Para aquél que en amor me
San José); San Justo Nuestro Señor de la engaña pido que le hagas volver a mí.
Murte; Nuestro Señor de Dios y la Muerte; Y si desoye tu orden extraña, buen
San Justo; en Paraguay se lo conoce como espíritu de la muerte, hazle sentir el
San Esqueleto y Ayacuba; en Formosa poder de tu guadaña. En el juego y en
como Señor que lo Puede Todo; y en los negocios mi abogado te nombro
Corrientes y Formosa con el mote de San como el mejor y a todo aquel que
Severo de La Muerte. contra mí se viene por siempre jamás
San La Muerte es un santo políticamente hazlo perdedor. ¡Oh! San La Muerte,
incorrecto que puede llegar a escandalizar mi ángel protector. Amén”.
a cualquier chupasirio de clase media.
Según Sebastián Carassai, “las oraciones a
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20 de agosto, depende la región, constituye elegido por los presos como santo
una auténtica fiesta popular que incluye la protector. Es una de las estampas más
gastronomía, el chamamé, la oración, las difundidas entre los presos de Corrientes,
ofrendas y la bebida. el Chaco y Formosa, pero cada vez más
Ahora bien, hay otra instancia que propalada en las cárceles de las provincias
vuelve más o menos pública la devoción de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
por San La Muerte, y que nos interesa Los presos suelen llevar su imagen
rescatar aquí y está relacionada al cuerpo, a grabada en la piel o incrustada en el cuerpo,
los usos del cuerpo: son los tatuajes. A San una manera de resistir a la requisa. Cuando
La Muerte se lo predica con el cuerpo, todas las cosas se vuelven objeto de revista
convierte al cuerpo en soporte de fe. Los y sustracción, los tatuajes, junto al argot y
tatuajes de San La Muerte constituyen el las cicatrices, se convierten en una brújula
mejor artefacto para expresar su que orienta la vida en esos espacios. Los
veneración. Es la marca de una identidad tatuajes a San La Muerte constituyen una
forjada para plegar el derrotero de una vida forma de venerar a alguien pero también
que viene a los tumbos, pero también la una forma de construir una cultura de la
huella de los pactos secretos con la muerte. dureza para hacer frente a las humillaciones
San La Muerte es el reverso de San y violencias que provienen de todos lados.
Jorge. Si San Jorge es el santo de la policía, La presencia de San La Muerte en los
San la Muerte será el santo de aquellos que cuerpos de los presos es la expreción de
hicieron del delito su forma de vida, sobre una fuerza moral que impide quebrarlos
todo aquellos que conocieron la del todo. Una potencia que empuja a seguir
experiencia carcelaria. San La Muerte es adelante, a no claudicar. Una moralidad
una compañía que inspira seguridad que no está para congraciarse con el otro,
cuando la incertidumbre es la regla general. sino para enfrentarlo. Una moralidad
Una devoción que se milita con el cuerpo, construida con los relatos de las
que se llevará grabada en el cuerpo a veces generaciones pasadas y los pactos
como siemple amenaza, pero otras veces individuales celebrados directamente con
como muestra de la paciencia, de la valía San La Muerte.
macerada con cierto estoicismo Porque como nos vuelve a recordar
iconoclasta. No es casual que la figura de Carassai, la presencia de San La Muerte en
San La Muerte pueble entonces los la cárcel está para suplir la defensa de los
espacios penitenciarios. No es casual, abogados. Más aún, San La Muerte suele
quiero decir, que San La Muerte haya sido ser el mejor abogado. En primer lugar,
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porque sale gratis, o mejor dicho, las Carassai, Sebastián; “San La Muerte, el
promesas que se hacen están hechas de santo non santo: pertenecer tiene sus
otros esfuerzos. Y en segundo lugar, privilegios”, en: Dri, Rubén (coord.):
Símbolos y fetiches religiosos en la construcción de
porque “en la cárcel no solamente hay que
la identidad popular, Buenos Aires: Biblos,
defenderse de los delitos cometidos o 2003.
adjudicados sino también del personal a
Coluccio, Félix: “San La Muerte”, en:
cargo del penal y del resto de la población
Cultos y canonizaciones populares de Argentina,
carcelaria” (Carassai, 2003: 171). San La Buenos Aires: Ediciones del Sol, 1994.
Muerte aporta una inmunidad que asume
por lo menos dos formas diferentes, que
serán tambien dos maneras distintas de
estar en la cárcel: por un lado, adopta la
forma de paciencia, y por el otro de pura
belicosidad.
San La Muerte es una experiencia
religiosa pero también estética, por eso es
mágica. Una estética que se puede verificar
en las tallas de Aquiles Coppinni o Ramón
Gregorio Cabrera, o en la orfebrería, los
tatuajes, o en las miniaturas que se tallan
sobre el plomo de las balas servidas que
servirán de amuletos o en los huesitos de
los bebes que se incrustan bajo la piel.
Obras anónimas, es decir populares, que
Barreto y Batallá compilan en este libro.
Artesanías donde conviven lo naif y el dark
en rituales hechos a la medida de la
resistencia, y para expresar la devoción y la
profunda y abyecta creencia popular.
Bibliografía
Batallá, Juan y Barreto, Daniel: Salvavidas,
Buenos Aires: Colección de Arte Brujo,
2003.
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