Tratado de Jardinería y Floricultura

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JARDINERÍA Y FLORICULTURA.
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AIDVIEERTENCIA.

Juzgados y acogidos favorablemente por el público el TRA


TADo DE LA HUERTA y el de los ARBoLES Y ARBUSTos FRUTA
LEs que tuvimos la satisfaccion de ofrecerle, esta benevolencia
que se nos ha dispensado nos ha servido de estímulo para la pu
blicacion del presente TRATADo DE LA FLORICULTURA, JARDI
NERÍA Y ORNAMENTACION DE JARDINES que tenemos motivos
para pensar que no desmerecerá de los precedentes.
Este Tratado es la última de las tres ramas que abraza la
ciencia de la Horticultura; por cuya razon se comprenderá que
todos son necesarios á quien intente adquirir por medio de
estos nuestros libros un cabal, aunque sucinto conocimiento de
tan importante seccion del inmenso árbol de la Agricultura, espe
ranza segura y fecunda del linaje humano.
Esto no obstante, y aunque los tres tomos formen una pequeña
Enciclopedia ó Biblioteca del Horticultor, continuarán expendiéndose
cada uno de ellos por separado, como hasta ahora se ha hecho, á
fin de no imponer la precision de comprar toda la obra á aque
llos de nuestros lectores para cuyos conocimientos sea suficiente
una ó dos de las subdivisiones en que está comprendida tan inte—
resante materia.
TRATA DO

DE

JARDINERIA Y FLORICULTURA
POR

DON B. ARAGÓ.

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5
ss

MADRID:—1877.
LIBRERÍA DE ANLLo Y RoDRIGUEz,
Calle del Olivo, núms.6 y 8.
Imprenta de J. Cruzado, calle del Peñon, núm. 7.
INTRODUCCION.

La agricultura es la ciencia de la vida y el principal elemen


to de riqueza de los pueblos.
Hablar de la agricultura es hablar de la naturaleza, hablar
del progreso, hablar de la humanidad y de la agitada vida del
hombre.
Nada más interesante, nada más útil que el conocimiento de
la historia, desarrollo y vicisitudes de la ciencia agrícola, contem
poránea ó tan antigua como el mundo, á cuyo cultivo se consagra.
Y en efecto. Cuando la Naturaleza era un caos, es decir, la
muerte y la nada; cuando los elementos heterogéneos que consti
tuyen las sustancias caóticas, y el modo de ser del mundo estaba
confundido en el no ser y en la nada, porque la materia no existia;
cuando aun la potente y creadora palabra FIAT no habia resona
do por los espacios, la tierra no existía sino en la poderosa mente
de Dios. Pero cuando el vivificador soplo de la vida agitó tan en—
contrados y confundidos elementos y la organizacion sustituyó al
caos, la luz entónces reemplazó á las tinieblas y la tierra surgió
del embrionario seno del no ser, como un sueño de la fantasía,
rica y llena de luz como la omnipotente inteligencia que la habia
creado.
Y sin embargo, el cuadro no era completo. La tierra en su
estado vírgen, estaba solitaria como los astros muertos de que nos
habla Litrow. De su hermoso seno no se levantaban sino los des—
compuestos gases y las tempestades que agitaban y sacudian su
- VI -

centro y su superficie, reacciones poderosas, pero indispensables,


para su completa organizacion y equilibrio razonable. Y cuando
así lo estuvo, cuando por medio de infinitas trasformaciones y de
metamórfosis sin cuento se solidificó, la animacion, la vida y la ra
zon, se extendió por su ancha superficie, y el espíritu de Dios, co
mo dice Chateaubriand, empezó á brillar en el Universo. Así se
extendió la vida, así se realizó la misteriosa gestacion de nuestro
planeta bajo el punto de vista geológico y físico; pero bajo el
punto de vista antropológico, cuán distinto y cuán desolador eral
El rey de la Creacion, la corona del mundo, el hombre en fin,
aun no habia aparecido sobre la tierra. Era indispensable otra
nueva vida; otros distintos elementos, otra manera de ser en la
Naturaleza orgánica, para que fuese creado á su imágen y seme
janza. Y esto sucedió precisamente cuando la tierra estuvo apta
para producir espontáneamente toda clase de plantas propias para
la delicada y misteriosa organizacion humana. Desde esta época
empieza la historia del hombre, el principio del progreso, la his
toria en fin, de la Agricultura.
Esta rica espontaneidad de nuestro globo, que es la espon
taneidad de la Naturaleza, reviste distintos caractéres y afecta di
ferentes formas. A esto se debe que el hombre, dueño absoluto
de los bienes y productos de la tierra, todo lo domine y todo esté
bajo el influjo de su inteligencia. Merced á esta condicion extraor
dinaria hace desaparecer de la superficie del globo las plantas y
los animales que son nocivos, ó que se oponen á sus fines natura
les y físicos; cultiva aquellos de que tiene necesidad, que le son
útiles ó que le sirven para su recreo como son las flores; sustituye,
si le conviene, unas plantas por otras, siquiera haya de procurar
las de distintos paises y hasta de diversos continentes por remo
tos y lejanos que sean. Y una cosa igual ó semejante debe decirse
por lo que respecta á los minerales, pues el hombre lleva en sí
por su propia inteligencia un prestigio tal, que lleva y maneja á
su gusto y comodidad la vegetacion de las plantas y la procrea
cion física ó material de los animales, teniendo tan solo que res-.
petar las sabias é inmutables leyes de la Naturaleza, á las que to
do se encuentra sometido desde un principio.
Hé aquí, pues, el cuadro inmenso de la ciencia y de la agri
— VII —

cultura, campo tan vasto como el Universo que le dá vida, y tan


rico como el aire y la atmósfera que lo sustenta; campo tan dila
tado como el número de árboles y de arbustos, de plantas y de
animales que encierra la Creacion; campo, en fin, por donde se
dilata y explaya la imaginacion, el sentimiento, la voluntad, el
poder, la industria, todas las facultades del hombre.
Ahora bien: por más que la produccion en el reino vegetal
tenga la espontaneidad de que hemos hecho mérito anteriormen
te, esta espontaneidad tiene por lo ménos diversos tonos de sen
tido en todas sus manifestaciones; por cuya razon esta circunstan
cia hace que el hombre al descender á las entrañas de la tierra se
tenga que conformar con la explotacion de minerales con que le
brinda la Naturaleza en su estado primitivo ó vírgen; y al echar la
red en el mar ó en los rios, para atenderá su subsistencia y á las
necesidades del mercado, tiene que contentarse con lo que la ca
sualidad le depara á su arbitrio, sin que pueda aspirará otra cosa,
lo cual no sucede afortunadamente con la agricultura, toda vez
que los climas y la riqueza de la corteza principal de nuestro glo
bo es tan rica y beneficiosa á la vida de los hombres y de los ani
males conocidos hasta hoy.
De aquí resulta necesariamente la multiplicidad y variedad
de cultivos que se obtienen de toda clase de terrenos, y que hasta
tal punto pueda utilizar el hombre este beneficio, que saque par
tido de él hasta para su recreo particular, formando de esta ma
nera un ramo importante y bellísimo de la ciencia agrícola.
A esta seccion de la ciencia, conocida bajo el nombre de hor
ticultura, es de la que más partido saca el hombre con arreglo á
su capricho y á las reglas del arte y de su voluntad, pues no mi—
ra á la utilidad, al provecho, á las comodidades, á la especulacion
ni al interés: tiene por objeto la naturaleza contemplada en su
conjunto general y absoluto, en su variedad y en su hermosura;
tiende á reproducirla en todos sus detalles, en todo lo que encier
ra en armonía con el arte humano; y por un refinamiento de la
imaginacion y del gusto sacar todo el partido posible de ella para
solaz y esparcimiento del hombre en virtud de los altos y majes
tuosos árboles, de los graciosos y pintorescos arbustos, de los en—
cantadores matices de las flores, del verde esmeralda del follaje y
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de otros mil detalles de verdadero interés y mérito que tanta im


presion ejercen en nuestras almas embelesándolas con los más gra
tos impulsos del arte en general. Y es que el hombre no solo en—
tiende, desea, conoce y quiere, sino que siente, observa y gusta;
no solo tiene entendimiento y voluntad, sino que está tambien
dotado de sentimiento y gusto suficiente para sentir y poder go
zar de las béllezas que encierra lo creado y lo increado, la obra
oculta y la obra universal; poder unificar, penetrar una con otra,
confundirlas, en una palabra, bajo las condiciones bellísimas del
arte y del sentimiento del gusto, que embellece y trasforma to—
das las cosas creadas por estériles y desagradables que aparezcan
á la vista de la generalidad. Este sentimiento, como naturalmen
te se deduce, ya consista en el gusto, en el arte ó en la imagina
cion, tiene un objeto elevado y generador, que es armonizar la
belleza absoluta con la belleza general, la belleza de Dios y la be
lleza de la criatura, la belleza de la naturaleza y la belleza de las
obras de la imaginacion. Este es el arte, esta es la vida; esta es la
obra de la Naturaleza.
La Naturaleza, considerada bajo el punto de vista de la be
lleza, objeto principal y final del arte, ha llamado siempre la
atencion del hombre, del mismo modo que considerada bajo el
punto de vista de la verdad y de los bienes que encierra, que son
los únicos objetos ó los más preciados de la inteligencia y de la
voluntad; ó hablando en términos más concretos, la agricultura
ha cultivado en todos los tiempos, en todos los países, á la vez de
la utilidad y la ciencia, el recreo y el arte.
De esto se deduce que es preciso, indispensable admitir esta
idea: que una y otra son naturales y necesarias para la vida de la
humanidad, pues está demostrado que solo lo que es natural se
encuentra siempre, en todo lugar y en todo tiempo, como en to
dos los indivíduos que constituyen la raza humana, segun lo indi
ca la lógica.
No diremos por esto que la seccion recreativa de la agricul
tura es del mismo género que la utilitaria; lo que aseguramos que
es natural en ella, que la Naturaleza es grande y generosa para
abarcar toda la multiplicidad de los objetos que encierra en su
inmenso seno.
- IX -

A esta seccion de la agricultura que llamamos recreativa,


tiene por objeto únicamente la manifestacion de la belleza con
arreglo á las exigencias del arte, y por eso se conocen bajo el nom
bre de jardines los lugares en donde es ejercida ó aplicada aque
lla. Pues bien, en virtud de esto, el primer jardin estuvo al lado
del primer campo de trigo, de la primera huerta y del primer ár
bol frutal. Es más: la raza humana que dá evidentes indicios de
ser una raza caida de un primitivo estado distinto del actual; que
la raza humana, sobre quien pesa como un gran castigo, aquella
terrible maldicion de—«Comerás el pan con el sudor de tu ros
tro»—que el género humano, por causa de quien se echó aque
lla otra maldicion sobre la tierra,—«espinas y abrojos oh hombre
germinará para ti,»—aunque se hallase todavía en su primitivo
estado, aunque no sintiese el peso de la maldicion sobre sí mismo y
sobre la tierra y no tuviese necesidad de ser labradora, no hubie
ra tenido que desdeñar de ser jardinera: que hay gran distancia
del recreo al trabajo, como de la verdad al error.
Pero sea de esto lo que fuere, lo cierto es que así como el
primer hombre fué el primer labrador, asimismo fué el primer
jardinero, y que la ciencia de la agricultura nació ya teniendo co
mo parte integrante y muy principal la seccion recreativa, la jar
dinería, que tanto lo embellece todo.
Procédase á una cosa: ábrase con imparcialidad las páginas
de la historia y en la primera de ellas se encontrará la descrip
cion del más delicioso de jardin alguno conocido; ¡qué concepcion!
¡qué grandeza! El primer progenitor del linaje humano que tra
baja en él y lo tiene bajo su cuidado. Esta página, la más hermosa
de todas, se encuentra en la Biblia, en ese libro tan sábio y pro
fundo, como bello y simpático á todas las opiniones antiguas y
modernas, en esa Arca santa de Dios, depósito de verdades, en
donde un hombre inspirado nos dejó descritos los primeros pasos
de las generaciones de Adan sobre la tierra, y ante el cual todos
los sábios inclinan la frente. Hé aquí esa descripcion:
«Y habia Jehová, Dios, plantado un huerto en Eden, al
Oriente, y puso allí al hombre que habia formado.»
«Y habia Jehová, Dios, hecho nacer de la tierra todo árbol
delicioso á la vista y bueno para comer; tambien el árbol de vida
- X -

en medio del huerto y el árbol de ciencia del bien y del mal.»


«Y salia del Eden un rio para regar el huerto, y de allí se
repartia en cuatro ramales.»
«El nombre del uno era Pison: este es el que cerca toda la
tierra de Hebilah, donde hay oro.»
Y el oro de aquella tierra es bueno: hay allí tambien bdelio
y piedra cornerina.»
«El nombre del segundo rio es Gion: este es el que rodea
toda la tierra de Etiopía. »
«Y el nombre del tercer rio es Hiddekel: este es el que va de
lante de la Asiria; y el cuarto rio es el Eufrates.»
«Tomó, pues, Jehová, Dios, al hombre y le puso en el huer
to de Eden, para que lo guardase. » (Génesis, capítulo 1, versícu
los 8 al 15.)
- Esta es la descripcion exacta y poética que en ese gran libro
se encuentra consignada. Y que era el huerto del Eden una re
gion en que estaba plantado lo mejor de cada planta, y la exten
sion más grande, bella y deliciosa, no cabe la menor duda: ahí
están otros libros antiguos, existen respetables tradiciones que
así lo dicen y aseguran, y aun en el linaje humano ¿qué significa
el nombre de Eden ó Paraiso sino la idea, el sentimiento de que
no hay otra cosa más grande y bella que el paraje delicioso en
donde moraron nuestros primeros padres? Esta es la verdadera
interpretacion, la única exacta de esta creencia general de todos
los pueblos sobre el orígen de nuestra especie.
En vista de cuanto hemos manifestado dentro de todas las
doctrinas científicas y de todas las tradiciones históricas que exis
ten hoy de la humanidad, porque el progreso así se entiende y se
explica, puede formarse una idea de la importancia que ha tenido
siempre la jardinería en los medios de cultivo y de distraccion de
todos los hombres que más ó ménos dotados de sentimientos y de
imaginacion han sabido sacar partido de la Naturaleza y de sus
obras misteriosas en el reino vegetal como en el animal, para per
feccionamiento de la agricultura.
La historia y desenvolvimiento de la horticultura, su impor
tancia para la vida individual y colectiva, el influjo que ejerce en
el clima, en el ornato público y en el recreo de los sentidos; la
- XI —

conveniencia y necesidad que exigen los adelantos modernos para


que se propaguen más y más en todas las poblaciones; demostrar
su utilidad y aplicaciones más concretas y prácticas á la vez para
la acertada direccion de esos pequeños Edenes, así como las re—
glas que deben seguirse bajo el punto de vista artístico para su
mayor engrandecimiento y perfeccion, es el objeto que nos pro—
ponemos con el presente tratado sobre tan importante materia,
tan digna de estudios por los particulares y por todos los munici
pios, que tanto deben velar por el embellecimiento, riqueza y or
namentacion de las poblaciones sea del órden que sean. A estos
como á los agricultores y propietarios se dirigen nuestros conse
jos y amistosas advertencias y descripciones, pues á ellos interesa
y á ellos incumbe la competencia de su estudio.
JARDINERIA Y FI,0RICULTURA.
—-mIIIIIIIIIBlau-sºu-suIIIIIIIaulas

CAPÍTULO I.
RESEÑA HISTóRICA DE LOS JARDINES EN TODAS LAs
EDADES Y PAISES.
*vº º ºvºvº ºvºvºvºvºvº."

«JA R B NES ITALLAMNOS.

Despues de las indicaciones que en la introduccion de es


ta obra tenemos hechas, y de la descripcion del paraiso, ó jar
din de Eden que hemos allí continuado, para nosotros no cabe
la menor duda de que en la época antidiluviana existirian jar
dines. Y que estos serian de gusto exquisito, no sabriamos po
nerlo en duda debiéndose haber naturalmente perpetuado por
la tradicion en aquellas remotas edades la memoria del jardin
de Eden. En cuanto á la época postdiluviana, no seria quizás
fuera de razon ver en los jardines chinos, de que hablaremos
luego, un trasunto de antiguos recuerdos, así de esta época
como de la anterior, si atendemos que el primitivo jardin sin
duda puede clasificarse entre los llamados naturales á que per
tenecen los chinescos. -

Pero dejando esas épocas remotas que el tiempo ha cu


bierto para nosotros con una densa nube, que jamás será dado
despejar, vengamos á los tiempos históricos, siguiendo para
este estudio el órden adaptado y las noticias que encontramos
en un eminente autor italiano.
Los más antiguos jardines de que hacen mencion los au
tores son los pensiles de Babilonia, los cuales segun la descrip
cion que por tradicion alcanzaron Diodoro de Sicilia y Estra
bon, consistian en una base cuadrada con cierto número de
— 2 —

planos sobre uestos, y estos eran limitados á manera de pirá


mides; cada uno de estos planos contenia un ancho arriate
lleno de plantas raras, ó de plantas fructíferas y olorosas flo
res; una calle bastante espaciosa seguia la configuracion de ese
arriate; y una especie de parapeto decorado servia de apoyo y
adorno. Por varias graderías se subia á los diversos planos, y
canales convenientemente encerrados en los muros, conducian
por todas partes el agua del Eufratespara regar las plantas.
El baron de Ernouf en su excelente obrita sobre el arte
de los jardines, es de opinion que más allá de los referidos jar
dines de Babilonia, que existian poco ántes de la destruccion
de aquella ciudad, no se puede determinar la época en que en
la edad heróica comenzaron los hombres á embellecer con
plantas sus propia morada. De todos modos parece incontras
table, segun muchos escritores antiguos, y señaladamente des
pues de la célebre descripcion de los jardines de Antínoo, que
lo primero en que se pensó fué en lo útil, introduciendo en los
cultivos frutas y plantas alimenticias, ocupándose en seguida
de las plantas de ornato; así como parece tambien indudable
que, en los plantíos que rodeaban los templos y los régios al
cázares se adoptaron líneas y figuras regulares, sometiendo
la misma planta á ciertas formas convencionales, de lo cual se
puede deducir que en todas partes el arte de dominar la natu
raleza ha precedido al arte de imitarla, y que el llegar á este
último resultado ha costado al hombre muchos siglos y agotar
todos los medios y todas las combinaciones y formas imagi
nables. Además nos consta evidentemente que, en los últimos
tiempos de la dominacion romana, el arte de la jardinería con
sistía esencialmente en imitar con las plantas, formas de ani
males monstruosos, de gigantes y cosas parecidas; de manera
que al entrar en un jardin acaecía encontrarse, ora con un
Cancerbero, abiertos sus descomunales fauces, ora con un Hér
cules armado de su formidable clava, indenmes guardianes
entallados más ó ménos diestramente en los brotes del bojó
del verde tejo.
Cuando hablemos de la ornamentacion de los jardines,
procuraremos recorrer someramente las diversas fases y cam
— 3 —

bios debidos en gran parte á la influencia de las conquistas, de


las artes, ó de las letras; pero volviendo á los antiguos jardi
nes, parece incontestable, como hemos ántes observado, que
en su distribucion se han adoptado los planos regulares y las
líneas rectas, con las cuales dividiendo el área principal en
ciertos y determinados cuarteles variados y bien dispuestos,
presentaban verdaderamente á la vista un conjunto asaz gran
dioso y agradable.
Reproducimos aquí
en la fig. 1.º el plano
de un jardin al estilo
oriental, segun el señor
Mayer, ó sea uno de
aquellos lugares de de
licias que los orientales
denominaban con el
nombre de paraísos.
En dicho plano las
cuatro figuras regula
res cuadradas repre
sentan otras tantas pi
rámides de flores; dos
fuentes, de las cuales

lante, y un kiosco, y otra


en el fondo del jardin á
la sombra de cuatro plá
ºtanos animan la escena.
Fig. 1.º Gran jardin al estilo oriental. Dos grandes parterres
con trazados regulares
en forma de paralelógramos, plantados simétricamente con
granados y naranjos, encierran otro parterre para flores más
pequeñas, cortado á ángulo recto por pequeñas calles que lo
dividen en otras tantas eras, de forma tambien paralelógrama.
Otros tres paralelógramos indican otros tantos pequeños par
terres para diversas clases de flores, así como es igualmente
destinado para flores el espacio que rodea al kiosco. El jardin,
— 4 —

que viene cerrado por frondosos cercados naturales compuestos


de mirtos, rosales, jazmines y otros arbustos y olorosas flores,
está completamente rodeado de plantíos de cipreses ú otros
árboles piramidales siempre verdes.
Las formas de los referidos jardines pasaron del Oriente
á la Grecia, y de la Grecia á Roma, desde donde bien pronto
se difundieron por toda la Italia y crecieron en grandeza, ri
queza y gusto, especialmente en la época de los emperadores,
cuando las suntuosas creaciones de los Césares eclipsaron las
célebres villas de Atico, de Ciceron y de Horacio, y hasta las de
Lúculo y Catulo. En los reinados de Trajano y de Adriano fué
principalmente cuando el arte de fabricar quintas de recreo,
mitad con preciosos mármoles y mitad con verdura, fué lleva
da al sumo grado, y fué tambien en aquella época cuando el
gusto de adornar los jardines con monumentos, que recorda
sen las comarcas conquistadas, con templos, vasos, estátuas,
baños, etc., apuró todo cuanto imaginarse puede de grandioso
y artístico. En efecto, los restos de la famosa villa de Adriano,
lugar predilecto del emperador de este nombre, á pocas millas
de distancia de Roma, en el camino del Tívoli, lugar en otro
tiempo tan célebre, entre cuyas ruinas se ven todavía los res
tos del templo de los Estoicos—del teatro marítimo—de la bi
blioteca—el valle del Tempe en donde se celebraban los juegos
náuticos—los informes restos de un templo dedicado á Vénus
y Diana—los de las termas del palacio imperial—de las caser
nas para las guardias pretorianas—del templo de Apolo, en
donde fué encontrada la famosa estátua conocida con el nom
bre de Apolo debelvedere—el sitio en donde estaba el campo de
Marte—el pórtico de los nobles, las habitaciones sacerdotales
—el teatro griego—y tantas otras obras monumentales dise
minadas, aun prescindiendo de la inmensa cantidad de vasos y
estátuas que ahora admiramos en los diversos museos, y fueron
encontrados en la mencionada villa, son un elocuente testimo
nio de cómo, bajo los emperadores romanos, el arte de adornar
aquellas sus célebres villas con jardines artificiales que encerra
sen las maravillas de los paises conquistados y los más perfec
tos objetos artísticos, habia llegado al apogeo de la grandeza.
— 5 -

Las aguas figuraban de diversos modos en los jardines ro


manos, en los cuales los surtidores y las pilas de limitada ca
pacidad que estaban en uso entre los Orientales y los Griegos,
se convirtieron en grandiosas cascadas, que se multiplicaban
por medio de muchas graderías sobrepuestas unas á otras y
producian de este modo una infinidad de pequeñas cascadas de
un efecto sumamente gracioso. Muchas veces esas aguas se ha
cian manar de la boca de monstruosos tritones, ó de urnas so
bre las cuales se apoyaban estátuas colosales que figuraban
varios rios; otras veces salian de grutas trabajadas con gran
arte para derramarse en elegantes pilas adornadas con gran
diosos grupos de estátuas que representaban divinidades ma
rinas; otras veces, en fin, se las hacia elevar por medio de po
derosos surtidores, que dividiéndolas muy menudamente á
cierta altura, se desprendian luego en forma de finísimo rocío
refrescando enteramente el aire de todo el rededor: en suma,
el agua era considerada como un ornato tan esencial, que se
emprendian trabajos colosales y costosísimos en acueductos
para conducirla de distancias increibles.
En la época de la decadencia del imperio romano y con
temporáneamente al decaimiento de las artes y de las letras,
tambien los jardines experimentaron igual suerte y á los ador
nos clásicos de estátuas, vasos, templos, al corte regular de
los árboles para conservar la frondosidad en la alineacion de
las calles, se sustituyeron informes imitaciones de estátuas,
vasos, templos, nombres de divinidades, ó de los propietarios,
cortados en el bojó en el tejo con harta paciencia, pero con
trarios á toda idea de buen gusto, como más arriba lo hemos
dado á conocer.
Por fortuna la Italia y la España adoptaron ménos que
las otras naciones de Europa el bárbaro gusto con que se ador
naban los jardines con disformes imitaciones de estátuas,
mónstruos y otras semejantes; y no habiendo quedado ente
ramente destruidas las obras antiguas, la obra del renacimien
to tuvo lugar en aquellos paises algunos siglos ántes que la
construccion de los famosos jardines franceses, calcados por
Le-Nôtre sobre los jardines antiguos, viniese á disputar la su
R
— 6 —

premacía y hacer aceptar las creaciones de ese hombre de gé


nio, que bajo el reinado de Luis XIV hicieron eco en toda Eu
ropa, de modo que los jardines franceses encontraron imita
dores por todas partes, hasta en las mismas casas de los prín
cipes y de los patricios de Italia, que los adoptaron no como
cosa de su país, sino como invenciones tras-alpinas.
Entre los principales jardines que señalan en Italia, la
época del renacimiento, son dignos de mencionarse los llama
dos de Boboli en Florencia, que fueron ideados y dirigidos por
dos distintos artistas de aquella época, Broccini y Buontalenti,
hácia el año 1550. En su parte superior se admiran majestuo
sas graderías con terrados plantados regular y ricamente
adornados, desde los cuales se puede gozar del hermoso pano
rama de toda Florencia; como tambien, trasladándose el viaje
ro á otros terrados, se espacia la vista por las vecinas colinas
descubriendo muchos monumentos históricos, como son la be
lla iglesia de San Miniato, la torre de Galileo; monumentos
que recuerdan, es verdad, tiempos gloriosos, pero ménos se
guros y pacíficos que los nuestros.
La hermosa calle llamada de los cipreses porque está flan
queada con esta especie de árboles ahora seculares, adornada
de estátuas en toda su longitud, va á parar su extremidad á un
espacioso pilon de mármol, llamado Pilon de la isla, porque en
medio hay efectivamente una islita, cuyo centro está adorna
do con un gran tazon de pórfido de Elba que sostienen tres
figuras colosales: sobre él se levantó un Neptuno, de Juan de
Bologna, igualmente colosal. Otros pilones, otras estátuas y
otros vasos adornan acá y allá esos famosos jardines, y som
brías calles secundarias, flanqueadas con encinas siempre ver
des y constantemente cortadas en forma de bóveda hacen
el paseo por demás agradable aun en las horas de más
calor.
Bajo el señorío de la opulentísima y esplendorosa familia,
de los Médicis adquirió todavía un cierto desarrollo la intro
duccion de flores raras ó plantas de adorno, y sabemos igual
mente que los jardines que pertenecian á esta familia encer
raban no tan solamente las plantas más raras que se conocian
— 7 —

en aquellos tiempos, al par de las más afamadas obras maes


tras de la escultura, sino que tambien eran comparativamente
muy ricos en toda clase de plantas fructíferas de que á la sa
zon se tenia noticia.
Los naranjos y otros agrios ocupaban asimismo entre las
plantas en vasos una parte importante, y la cantidad de ellas
que se observan todavía en los jardines reales de Florencia y
sus alrededores, muchas de las cuales provienen de la época
de los Médicis, prueban cuánta predileccion merecia este or
nato que pudo continuar durante siglos enteros, no obstante,
la introduccion de muchas otras plantas igualmente de fácil
cultivo y conservacion, y sin duda alguna de más adorno por
lo que toca á las flores, como las Camelias, las Azaleas, los
Rododendros, etc.; aunque por otro lado debemos advertir que
las formas regulares de los parterres, adornados con estátuas
y vasos, requerian además plantas de follaje regular; por
cuyo motivo esos agrios de copa semiesférica, cónica ó de
vaso, se encuentran todavía en muchos jardines, particular
mente en los reales ó de los Príncipes, en donde aun se va ob
servando el estilo antiguo. -

Si bien en la época de que hablamos, la introduccion de


plantas raras, que estuvo asaz descuidada despues de los
antiguos Romanos volvia á hacerse de moda, la parte pertene
ciente á las flores era todavía muy modesta para poder hacer
resaltar con flores ó con follaje los variados designios bajo los
cuales eran conbinados sus parterres, cuyos caprichosos contor
nos delineaban pequeñas plantas de boj, por lo cual estos con
tornos que figuraban follajes entrelazados, arabescos, armas
y cosas semejantes, estaban llenos de piedrecillas de varios
colores, cosa que mirada de lo alto de los palacios figuraba
como un mosaico de variados tintes de un agradable y bello
efecto.
Este género de ornamentacion de los parterres con pie
dras de variados colores se conservó siempre más ó ménos en
tre los italianos, especialmente en los jardines de los alrede
dores de Roma en donde, por efecto de los grandes calores del
verano, pocas plantas hubieran podido resistir en aquellos
— 8 —

terrados; pero como quiera que este género no carece de hermo


sura, fué en estos últimos tiempos adoptado con algunas mo
dificaciones hasta por los decoradores de jardines en Francia,
Inglaterra y Alemania, echando mano de piedrecillas de color,
para contornear con variados diseños los macizos de flores para
hacer resaltar mejor sus colores.
El jardin de Patrolino cerca de Florencia, otra villa de
Médicis, que fué un tiempo el lugar favorito de la infelíz
Blanca Capello, y renombrado por sus famosas máquinas hi
dráulicas, que alimentaban una infinidad de juegos de agua
que por mucho tiempo fueron la admiracion de los viajeros y
de los escritores, así nacionales como extranjeros, que en to
das las lenguas celebraban sus maravillas, es tambien una
creacion de aquella época. Allí se comenzaron á labrar aque
llas espaciosas grutas que despues se hicieron comunes en
muchos jardines; y entre las maravillas descritas por aquellos
famosos juegos de agua, enumeran los escritores un Júpiter
que armado de saetas lanzaba rayos de agua, mientras un me
canismo interior imitaba el ronco sonido del trueno y los esta
llidos del rayo. -

El triunfo de Galatea, trazado por el célebre Rafael, que


existe en el palacio llamado la Farnesina, ahora Chigi en
Trastevere, era reproducido en el jardin de Pratolino con
figuras naturales que representaban á Galatea sobre el sober
bio carro tirado por dos delfines alrededor de los cuales esta
ban los tritones y muchos dioses marinos. En otra gruta llama
da de las Arpías figuraban esas asquerosas monstruosidades
de la mitología, echando agua por todas partes, rociando com
pletamente al descuidado viajero que se arriesgaba á observar
aquel horroroso retiro. A poca distancia de las Arpías otra es
cena más natural y enteramente distinta de la pagana, tras
portaba al espectador á un órden de ideas bien diversas. Este
era la Samaritana del Evangelio que se inclinaba á llenar su
ánfora en las cristalinas aguas de un manantial. El arte de la
guerra era más ó ménos bien representado allí, haciendo asis
tir al viajero al ataque de un fuerte con cañones y arcabuces
que vomitaban agua en vez de fuego y de mortíferas balas.
- 9 —

La cámara del baño era una especie de salon adornado ele


gantemente, pero con el pavimento movil, poniendo el pié so
bre el cual se caia en una pila que debajo estaba llena de
agua, volviendo de nuevo á la superficie completamente baña
do: muchos otros juguetes de un género análogo, como esca
ños que convidaban á sentarse para gozar de un hermosísimo
punto de vista, y apenas sentado echaban agua de todas par
tes, figuras con ánforas sobre la cabeza que al pasar junto á
ellas la derramaban sobre la del transeunte.
Todas estas cosas eran por demás curiosas y entreteni
das, las cuales hacian reir á los desocupados á costa del que
no estaba en el secreto, y constituian verdaderamente en
aquella época un verdadero esparcimiento y solaz, tolerables
hasta cierto punto en un clima tan apacible y hermoso como
el de Italia. Contribuia tambien la tolerancia de este hecho
las costumbres del siglo de los Médicis, las cuales permitian
estas licencias, que en nuestros dias serian condenadas por la
generalidad á consecuencia de envolver en sí una falta contra
la buena fé del transeunte, víctima inocente de las risas y de
las burlas de los espectadores.
Poggio Imperial cerca de Florencia, villa edificada por
Cosimo I, á la cual se pasa por medio de una magnífica y
grandiosa calle flanqueada de seculares cipreses que, comen
zando á la salida de la ciudad, va á parar á un gran palacio
con jardines, de cuyos terrados se gozan puntos de vista sor
prendentes; Poggio de Caiano en donde murió Blanca de Ca
pello; el Castillo y la Contígua Petreía, bajo cuya tutela abun
dan los preciosos grupos de mármol, elegantes pilares y clási
cas estátuas de bronce del célebre escultor Juan de Cologna;
atestigua que fué característico en la casa de los Médicis, el
gusto de los jardines y la parte importante que estos tuvieron
en su renacimiento.
Casi contemporáneos con las villas y jardines de la Tos
cana, se levantaban en las deliciosas colinas de cerca de
Roma, y en Roma mismo, otras villas con jardines de estilo
regular, pero de género no ménos clásico, que aun hoy dia
dan testimonio de cuanto gusto estaban dotados aquellos há
— 10 —

biles arquitectos que ideaban su maravillosa disposicion. (1)


En los alrededores de Nápoles, en donde existian tantos
recuerdos de villas romanas, debian necesariamente construir
se jardines de estilo clásico segun las antiguas tradiciones que
continuaron siendo de moda en la península italiana hasta há
cia fines del pasado siglo. Entre los jardines más importantes
de Nápoles y sus alrededores son sin duda dignos de mencio
narse los de Caserta, creados hácia el 1760. En aquel entónces
los jardines de mucha extension se comenzaron á llamar par
ques, estando destinados á servir para el divertimiento de la
caza, por cuya razon encerraban en su seno cierta cantidad de
animales silvestres, feroces y tímidos, como jabalís, gamos y
cabras monteses, destinados en ciertos dias de fiesta y de
grandes convites á servir de diversion á los caballeros y á las
hermosas damas que no temian ir tras ellos durante largas ho
ras, y asistir festivas á su muerte. El palacio de Caserta, con
siderado generalmente como uno de los primeros de Europa,
fué mandado edificar por Cárlos III, por los años de 1752 al
1759, bajo los dibujos de Vanvitelli, á quien precisamente se
atribuye la idea de la gran cascada, para cuyo alimento se
cambió el curso de un rio entero á más de 50 kilómetros de
distancia, conduciéndolo al través del valle de Maddalori por
encima de un acueducto de 50 metros de elevacion construido
por medio de tres órdenes de gigantescos arcos sobrepuestos.

De los jardines franceses.

Aun ántes de que las creaciones de Le Nôtre, bajo el largo


reinado de Luis XIV, diesen á los jardines franceses aquella
nombradía y aquella celebridad que los hicieron aceptar como
(1) Consistiendo principalmente las combinaciones de los jardines regulares en lí
neas arquitectónicas, en terrados, estanques, balaustradas, estátuas, vasos, grutas, etc.,
se requeria naturalmente que sus diseños corriesen á cargo de hábiles arquitectos, mu
chos de los cuales dejaron muy bien sentada su reputacion; no sucede así en los jardi
nes modernos naturales, en los cuales debiendo figurar principalmente los grupos de
árboles, los contrastes de hojas diversas, el movimiento de las líneas, los puntos de vis
ta, los macizos de plantas de ornato y de florescencia, esto hace que su creacion sea com
fiada ájardineros arquitectos especiales que con el gusto, unen los necesarios conoci
mientos para sacar el mejor partido posible de la posicion, temperatura, etc., etc.
modelos en toda Europa, los jardines habian ya tomado en
Francia cierto desarrollo y adquirido cierta importancia, pues
to que los parterres, especialmente de los tiempos de Enri
que IV, eran considerados como modelos de perfeccion. En
efecto, si consideramos la combinacion de las líneas, la varie
dad de los dibujos de follajes vagamente dispuestos, no pode
mos ménos de quedar sorprendidos al pensar cómo se pudieron
conservar y hacer resaltar unas labores más á propósito para
bordados que para jardines con solos arbustos y yerbas; pero
las tijeras y la paciencia fueron por largo tiempo los princi
pales instrumentos del jardinero, y por medio de ellas obli
gaba aquellas pocas é infelices plantas á figurar follajes y con
tornos, conservando escrupulosamente el ingenioso trazado.
Los Sres. Decaisne y Nandin, en su obra Mannel des jar
dins, representan el plano de uno de esos parterres que se veian
en el jardin del St. Germain,-en-Laye, en el año 1653, del
cual se puede colegir de cuánta dósis de paciencia y de trabajo
material debia cargarse el jardinero para conservar, con las
únicas plantas entónces conocidas, tanta complicacion de lí
neas y follajes entrelazados; pero á la sazon se creia que aquel
arte habia llegado á los ápices del progreso, de manera que
en la obra de M. Olivier de Serres, autor contemporáneo, en
un pasaje de su importante obra emite el juicio que va á ver
el lector: «los jardineros franceses, dice, habian llegado á ven
cer la dificultad por lo que toca á los dibujos conseguidos con
vegetales, y aventajaban sobre manera todo lo que habian po
dido conseguir los artistas italianos.» Aquí, exclama, se enseña
cómo se pueden doblar las plantas segun su mérito ornamental,
y despues de haber citado los sitios reales de Fontainebleau,
Saint Germain, las Tullerías, Monceaux, Blois, prosigue di
ciendo que no se puede ménos de quedar sorprendido de ad
miracion al contemplar unas yerbas que figuran letras inicia
les, nombres de personajes célebres ó de los mismos propie
tarios, trofeos, hechos de hombres y de animales, la disposi
cion de edificios, navíos y otras cosas fabricadas con yerbas
y arbustos con un arte y paciencia maravillosos.»
De no inferior interés es el conocer el catálogo de la
— 12 —

plantas, que segun el mismo autor, adoptaban entónces aque


llos jardineros para el ornato de sus parterres, esto es, «las
principales yerbas y arbustos que mejor se prestan á esta dis
posicion. Los mirtos, el espliego, el romero y el boj son consi
derados como las plantas más adaptadas para cordones porque
duran más largo tiempo; y en los compartimientos simples ó
complicados, la mejorana, el timo, el sérpol, la salvia, la man
zanilla, la yerba buena, la margarita, y por último la acedera
y el peregil. Pero entre todas esas plantas, ninguna es compa
rable con el boj, por la docilidad con que se presta á toda la
fantasía de las tijeras; él es el esclavo de la horticultura, y
para que fuese perfecto solo le falta el ser fragante.» Este
elogio del boj es bien merecido, porque es la única planta de
las mencionadas que haya conservado el crédito en los jardi
nes de recreo, al paso que las restantes ó han caido en des
uso ó pasaron á la categoría de plantas de huerta.
El renacimiento que desde algun tiempo se manifestaba
en Francia con relacion á los jardines regulares, no llegó á su
complemento, puede decirse, hasta el reinado de Luis XIV,
quien no titubeando jamás delante de ninguna dificultad, ni
gasto alguno por más crecido que fuese, hizo conseguir esas
maravillas que todo el mundo admiró y admira todavia en
nuestros dias al visitar el parque de Versailles y las contiguas
habitaciones del grande y pequeño Trianon, en donde como en
todas las concepciones artísticas del célebre Le Nôtre, el con
cepto general es grandioso, sorprendente, y las distribuciones
ni pueden ser más ingeniosas ni más variadas. Grandes líneas
que ora convergen en un solo punto, ora recorren en sentido
paralelo, entrecortándose en varios puntos de aquel inmenso
espacio, describen figuras más ó ménos regulares, pero varia
dísimas en los detalles. Los árboles están necesariamente cor
tados de un modo regular y uniforme, tambien las espalderas
de los carpes vienen perfectamente alineados por medio de las
tijeras y de la encorvada podadera. Pero la parte á la cual
parece que Le Nôtre atribuyó mayor importancia es la que
mira á la distribucion y el efecto de las aguas.
En efecto, difícilmente se encuentran en otra parte es
- 13 —

tanques, pequeñas cascadas, aguas que surgen de colosales gru


pos de mármoles, tazones sostenidos por elegantes grupos de
niños de bronce, balaustradas, fuentes, etc., etc., de un efecto
tan grandioso y tan bien dispuesto como en el parque de Ver
salles. Lástima, que todas estas maravillas dejan que desear
una sola cosa, á saber: una agua perenne para alimentar con
tínuamente los multiplicados juegos de agua y estanques,
habiendo tenido Le Nôtre que aumentar por medio de poten
tes máquinas hidráulicas de gran reputacion en aquellos tiem
pos, una gran cantidad de agua en los correspondientes algi
bes para hacerla manar á intérvalos, como se hace todavía al
presente, que en determinados dias de cada mes se anuncian
los juegos de agua de Versalles, cosa que llama á una gran
parte de la poblacion de París para asistir al maravilloso
espectáculo.
Le Nôtre, como los hombres grandes que intentan volverá
los pueblos á la senda del buen gusto, desterró de sus produc
ciones todas aquellas pueriles imitaciones de figuras de hom
bres, de animales, de trofeos, edificios, etc., que dominaban
todavía á la sazon en los jardines, tolerando apenas las salas
y los teatros de verdura, los laberintos de que se encuentran
aun en nuestros dias raros ejemplos.
La revolucion francesa con la destruccion de Marly hizo
desaparecer una concepcion de Le Nôtre que, segun el juicio
de los contemporáneos, no era inferior á cuanto hizo en Versa
lles. Allí, queriendo en un principio Luis XIV construir senci
llamente una romería real para sustraerse á los faustos de su
córte y hacer una vida sencilla y tranquila, hizo poco á poco
allanar colinas, llenar valles, construir un suntuoso palacio
con elegantes pabellones, desviar aguas con que alimentar de
contínuo grandiosas cascadas, estanques elegantemente ador
nados, etc., etc., de modo que los jardines de Marly eran con
siderados como una de las más ingeniosas obras de aquel cé
lebre arquitecto.
Entre las principales creaciones del sobredicho Le Nôtre,
no se puede pasar en silencio el gran Trianon, contíguo á Ver
parques de Saint Cloud, Sceaux, Chantilly, Villar
salles, los
ceaux, en donde introdujo por todas partes aquel estilo clásico
y grandioso, que adoptado con el nombre de estilo francés ha
venido á estar tan de moda que en todas las córtes así gran
des como pequeñas de Europa, era indispensable que hubie
se su Versailles, por lo cual hasta los italianos emprendieron
colosales construcciones, no proporcionadas con los recursos
de los pequeños Estados, y por esto la mayor parte de estos
palacios, jardines, juegos de agua, etc., comenzados en el si
glo pasado, vinieron á arruinarse ántes de recibir su último
complemento.
El poeta Dufresny que, á principio del siglo diez y ocho,
improvisaba en Francia con igual facilidad planes de comedia
y planos de jardines irregulares, en los cuales se complacia en
poner dificultades levantando montes en lugares planos, y co
ronarlos despues con edificios, y allanando los lugares mon
tuosos y semejantes, tuvo efectivamente algun buen resultado,
de modo, que el mismo Luis XIV que tenia de él mucha esti
ma, lo nombraba en los últimos años de su reinado contralor
de los jardines. Dufresny presentaba dos planos segun su sis
tema, para una nueva disposicion de los jardines de Versailles,
que afortunadamente no vinieron á ponerse por obra á causa
de ser muy dispendiosos. Verdaderamente, las memorias de
las enormes sumas gastadas con profusion eran todavía muy
recientes! - -

Las tentativas de Dufresny, comprometidas desde el


principio por la misma exageracion que tuvo en su orígen no
tuvieron éxito, y el estilo clásico simétrico considerado en
Francia como un género nacional adoptado en los otros Esta
dos, continuó todavía durante más de medio siglo, siendo con
siderado como el sólo admisible en todas las creaciones del
buen gusto.

De los jardines chinescos.

Hácia el año 1750, cuando los jardines naturales habian


ya adquirido en Inglaterra un considerable desarrollo y cierto
grado de perfeccion, llegaron á Francia las relaciones de los
— 15 -

misioneros que contaban cómo los chinos adornaban sus jar


dines con espesos bosquetes, con grandes espacios herbosos,
con lagos, pagodas, etc., y que estos eran suficientemente vas
tos para contener y alimentar ciervos, gamos, cabras mon
teses, etc. Segun el ya citado baron de Ernouf, en virtud
de una descripcion detallada que se remitió á Francia en
1743 por el Padre Altiret, que ejercia en la córte de Pekin
el oficio de pintor, cambió algun tanto las convicciones ali
mentadas hasta entónces sobre la perfeccion de los jardines.
En esa descripcion del jardin del emperador de la China,
llamado el jardin de los jardines, cuenta aquel misionero que se
habia querido representar una gran campiña, en cuya vasta
superficie venian continuadas una multitud de colinas artifi
ciales, con pendientes en parte de yerba y en parte de bos
que, separadas por valles, en cuyo fondo corren cristalinas
aguas, ora lenta, ora rápidamente, dentro de canales naturales
- para ir á verterse en un lago
central de cerca de tres kiló
metros de ancho en todo sen
tido. De esta especie de Me
diterráneo como pomposamen
te lo llaman los Chinos, se le
vanta una isla compuesta de
grandes peñascos, en cuya
cumbre se ve edificado un vas
to pabellon, ó mejor dicho, un
verdadero palacio en miniatu
ra, desde el cual se extiende la
vista por encima de todas esas
encantadoras reuniones de co
linas gradualmente ondulan
tes, de amenos valles surcados
por tortuosos riachuelos y sem
bradas de árboles de diverso
— follaje, y de flores de variados
Fig. 2. Jardin de un mandarin colores, en medio de cuyos
de Pekin. encantadores esmaltes de tin
tas se alzan á varias distancias elegantes Kioscos, puentes
con parapetos magistralmente entallados, grutas, despeñade
ros y peñascos, playas, selvas, etc., etc.
De esta breve descripcion del jardin de los jardines, plena
mente confirmada un siglo más tarde por la expedicion á la
China de las armadas anglo-francesas en 1860, se colige que
los Chinos mucho ántes que los Europeos habian sabido po
ner en práctica los jardines irregulares ó naturales, los cuales,
salvas algunas modificaciones en la profusion de los objetos
de adorno, y mayor parsimonia en el complicado entretejido
de las calles, correspondian muy bien bajo el punto de vista
de la perspectiva y del mérito artístico á nuestros jardines,
segun el gusto moderno, como puede formarse una idea apro
ximada con auxilio de la figura anterior que representa el
plano de un jardin, perteneciente á un opulento chino, cerca
de Pekin, trasmitido por un hábil dibujante aleman.

De los jardines ingleses ó naturales.

En Inglaterra como en Italia, los poetas fueron los pri


meros que condenaron en los jardines el estilo simétrico em
pleado generalmente para dar la preferencia á la belleza na
tural.
Milton en su Paraiso perdido y el filósofo francés Bacon,
echaron los primeros gérmenes de los nuevos jardines irregu
lares, que Pope hizo apreciar mejor estigmatizando los jardi
nes clásicos, poniendo en ridículo los árboles recortados
reducidos al estado de cofres verdes sobre palos más ó ménos
robustos, ó bien reducidos á representar groseras estátuas,
dispuestas en fila y como en tablero, de modo que los Ingleses
picados por esta justa observacion, y deseosos por otra parte
de crearse un estilo propio para emanciparse del estilo fran
cés, adoptaron desde el principio del siglo diez y ocho (1720)
el estilo irregular natural, aceptado despues en el continente
bajo la denominacion de estilo inglés ó pintoresco.
Como muestra de los jardines ingleses hablaremos aquí
de los jardines de Howe, «en donde dice Poppe, se ve el órden
— 17 — -

en la variedad, donde todos los objetos, aunque diferentes, se


dirigen á formar un todo único: admirable obra del arte y de
la naturaleza que el tiempo perfeccionará.» Howe está á 60
millas de Lóndres y á legua y media de la ciudad de Bucking
ham; el terreno comprendido en el recinto de los jardines es
de 450 fanegas.
El castillo está situado en la mesa ó cima plana de una
colina más elevada que todas las de su circunferencia; la pers
pectiva que se presenta desde la gran puerta de la entrada, y
bajo del perístilo que adorna el semicírculo de la fachada me
ridional, es una de las más hermosas de Howe. Por todas par
tes que se extienda la vista por los jardines se descubre la in
mensa pradera y la hermosa puerta que está por encima del
Buckinchamshire. De aquí se baja al terrado, cuya longitud
iguala á la fachada del castillo y domina una gran pieza de
céspedes, que estrechándose forma una ancha calle, bien ali
neada y llana, hasta una gran pieza de agua muy irregular,
donde dos rios vienen á unirse serpenteando. Esta calle y la
pieza de césped forman uno de los más bellos tapices verdes,
animados por todas suertes de ganados, y presentan un declive
suave desde el terrado hasta la pieza de agua: á los dos extre
mos del terrado hay dos huertas enteramente rodeadas de ár
boles.
Volviendo á la derecha se halla el invernáculo que com
pone parte del ala izquierda y mide más de 20 piés de largo.
Además hay cajones para las plantas extranjeras: la entrada
del invernáculo está adornada de un grandioso parterre.
A este mismo lado, á la extremidad del foso que sirve de
cierre está el Salon de Nelson, pórtico cuadrado, lugar de des
canso que está adornado de árboles siempre verdes, y otros que
se desnudan de las hojas: los mayores son los que guarnecen
las calles.
A la extremidad de un bosquecillo está el Templo de Baco,
colocado en una espaciosa pradera verde. Dejado este templo
y su bello punto de vista, se encuentra la Ermita de San
Agustin, formada de raíces y troncos de árboles en su estado
natural, entrelazados con mucho arte y coronada con dos cru
ces. Siguiendo un sendero se encuentra una estátua que repre
senta una driada danzando; si se continúa á lo largo del paseo
llamado de Nelson, se llega á dos pabellones que terminan este
lado de los jardines y sobre el rio que sirve para regarlos se vé
un hermosísimo puente.
Para los que gustan de la antigüedad hay metida entre
los árboles una pirámide grande y negra, y desde ella se des
cubre un cuadro hermoso: la gran alfombra donde domina la
rotonda una parte del lago y magníficas calles de árboles
siempre verdes á derecha é izquierda. Entrando en el laberin
to que está á la derecha, y siguiendo sus vueltas, se hallan
tres alegres salas y alfombras de verdura muy deliciosas. En
medio de una de las calles hay un Mercurio volante. De aquí se
va á una eminencia coronada de cipreses donde está el monu
mento de la reina Carolina, y continuando la ruta se llega á la
extremidad de un gran lago, cuyas orillas son paseos de cés
ped sembrados de hermosos árboles. La extremidad opuesta
del lago sorprende graciosamente por una soberbia cascada,
cuyas aguas se precipitan por entre peñascos y ruinas artifi
ciales bien imitadas.
El pié de las rocas se divide en muchas grutas llenas de
dioses marinos: escena la más interesante y más animada de
todas las de Howe. Los muchos cisnes que pueblan el lago,
los peces que juegan en la superficie, sus aguas cristalinas y
las de la cascada cuando les dan los rayos del sol; los verdes
árboles tan varios, la pradera cubierta de ganados, los templos
que por todos lados se ofrecen á la vista, las isletas adornadas
de grupos de árboles, las imágenes de las rocas y los árboles
reflejados en el agua, todos estos objetos forman una perspec
tiva encantadora que embriaga y extasía al ánimo.
No continuaremos la descripcion de este jardin, del que
solo hemos indicado no más que algunas de las infinitas pre
ciosidades que contiene, porque su descripcion nos haria su
mamente difusos; pues tendríamos que pintar otros terrados,
otros bosques, otras calles é infinitos objetos y paisajes; ten
dríamos que hablar del Templo de Vénus, llamado el edificio de
Kent, del nombre del arquitecto, verdadero inventor del Howe,
— 19 —

quien ha dado los dibujos; de la caverna de Dido, del Teatro de la


Reina, de la Ermita del Pastor, del Templo de la Amistad, del
Puente de Pembroch ó puente de Paladio, del templo gótico y de
las siete divinidades japonas, estátuas de piedra debidas al cin
cel de Risbrak, que están cerca del templo, y de los bellísimos
puntos de vista que desde allí se divisan, de la columna es
triada octógona, sobre la cual está un templete coronado con
la estátua del lord Cobham, hasta cuya cima se sube por una
escalera de 147 peldaños, columna que se descubre de casi to
dos los puntos del jardin y es una de las cosas más notables de
él; del templo de la poesía pastoril, del templo griego, modelado
por el de Minerva de Atenas, del templo de la Concordia, sobre
cuya puerta se lee este pasaje de Valerio Máximo: Quo tempore
salus eorum in ultimas angustias deducta, mullum ambitioni lo
cum relinquebat; del templo de las Damas, del edificio llamado
cold-bath ó baños frios, del rio de los Alisios, de los Campos
Elíseos y de los ilustres ingleses allí representados, de una
iglesia parroquial con su cementerio rodeado de epitafios, de la
columna rostral, del templo de la antigua virtud, Priscae Vir
tuti, del templo de la Vírgen moderna, de un arco de órden dó
rico erigido en honor de la princesa Amelia, de un hermoso
grupo de gladiadores, del monumento de Congreve, de la gruta de
los guijarros, del Obelisco erigido al mayor general Wolf, de la
estátua ecuestre de Jorge I, hasta salir á la puerta ó arcada
que está al Mediodia de los jardines á un lado del camino que
conduce á Buckingham.
Pero no se crea que estos templos, estas rotondas, estos ,
obeliscos, etc., contribuyen á la verdadera hermosura de los
jardines de Howe; todos estos objetos son puramente acceso
rios y de adorno y nos atrevemos á decir que aun cuando los
quitasen, serian siempre estos jardines hermosísimos, porque
existen en la bella naturaleza, sin confusion ni violencia; se
creeria que nada deben al arte, segun el cuidado que este ha
tenido en ocultarse. El gran mérito, el mérito principal con
siste en haber sacado el partido más ventajoso de los valles,
elevaciones y llanuras, y en haber conservado á los puntos de
vista diferentes su extension y su gusto.
— 20 -

Se puede finalmente decir que el local es el que ha traza


do el plano de estos jardines; en vez de haberse sujetado el lo
cal al plano del arquitecto, en cuyo último caso es del todo im
posible formar un jardin natural; cosa que comprenderá muy
bien todo aquel que haya nacido con el gusto que hace distin
guir la belleza natural de la belleza ficticia: que las reglas son
útiles para imaginaciones frias; pero en los jardines ingleses
no caben objetos de convencion, porque todo debe ser natural
en ellos, subordinando el sitio á los accidentes y á los objetos
que los rodean.
x”x
Muchos jardines ingleses ó naturales de alguna impor
tancia se hicieron en seguida en varias naciones, en donde se
admiran imponentes masas de árboles, famosas grutas y otras
particularidades curiosísimas y refinadas por el gusto artísti
co; pero en conjunto, si se exceptuan casos excepcionales, po
cos se distinguen por la variedad de las plantas exóticas de or
nato, por el buen gusto en la distribucion de las masas y de
las plantas aisladas, por el efecto estético de los macizos de flo
res y por el cuidadoso cultivo y conservacion en complejo, lo
cual, á nuestro parecer, se debe en gran parte atribuir al poco
justo concepto que se tiene de los jardines naturales, los cua
les, precisamente porque son naturales, creen muchos que pue
den estar dispuestos de cualquier modo, encontrando siempre
su comparacion en la naturaleza, y pudiendo con esto justifi
car cualquiera concepto.
Esto produce un gran número de medianos jardineros, los
cuales con escasos conocimientos de los efectos pintorescos de
los varios accidentes de la naturaleza ó artificiales, y faltos
tal vez hasta de los que miran á la naturaleza de las diversas
plantas, al suelo y posicion á propósito para las mismas; como
al efecto de los diversos follajes y de los parterres de flores,
etc., crearon un gran número de jardines llamados ingleses,
cuya paternidad estarian sin duda muy lejos de aceptar los
arquitectos de jardines de la Gran Bretaña.
Los jardines naturales en Inglaterra, pero más todavía en
el continente experimentaron en nuestros últimos tiempos no
tables modificaciones, como por ejemplo, las calles, que en un
principio eran muchas é intrincadas de mil maneras, como en
los jardines chinescos, (Fig. 2) ahora se limitan á las que son
indispensables para facilitar un cómodo y ameno paseo, por no
cortar demasiado el terreno. Las curvas de esas calles que se
desplegan inciertas y trazando sinuosidades, ahora se desarro
llan de un modo más grandioso, produciendo mejor efecto; los
grandes grupos de árboles se encuentran más reunidos, segun
sus diversas especies y respectivas gradaciones de tintas, para
dejar grande espacio á las alfombras de césped, y hacerlos re
saltar mejor; los objetos de decoracion, como grutas, temple
tes, salones de descanso y semejantes, deben tambien ser rigu
rosamente introducidos con gusto y buena distribucion para no
impedir los puntos de vista y disminuir así el efecto total; y para
los grupos de plantas raras, para las plantas aisladas se crean
expresamente localidades adecuadas, en donde puedan vegetar
de un modo regular y figurar convenientemente. Los canasti
llos y parterres diversos de flores, cuando el parque no es de
una extension tal que pueda construirse á parte un jardin pa
ra las flores, ó como suele llamarse, de recreo, se disponen con
preferencia cerca de las habitaciones, concentrando estos gru
pos ó macizos de flores de modo que, haciendo contraste con
venientemente dispuestos sobre un fondo de verdura, sobre to
do resalten sus brillantes colores; y en suma, por no entrar
aquí en numerosos detalles relativos á la construccion de los
jardines y parques naturales ó ingleses, lo que nos llevaria
más allá de los límites que nos hemos prefijado en esta rela
cion, repetimos solamente que, para crear un jardin natural
grande ó pequeño se requieren muchos conocimientos, y sobre
todo buen gusto artístico.
Figura 3.—Parque de Montigny, ejecutado al gusto moderno por
M. Duvillers.

En este parque ha presidido una sobriedad juiciosa en la


distribucion de las calles. Trazadas en corto número y á cur
vas anchas y graciosas, atraviesan céspedes plantados de ma
cizos que no permiten darse cuenta de la extension del jardin.
A, es un laberinto en forma de caracol; B, una sala de billar;
C, la casa habitacion. La huerta se halla oculta detrás una lí
nea de árboles verdes que conduce al laberinto. L, L son es
tanques que comunican con un arroyo que serpentea por los
céspedes.

«Jardines españoles.

Como creemos que en materia de jardinería no vá en za


ga á ninguna nacion, nuestra España, nos ha parecido que era
del caso poner aquí algo de lo mucho que decirse podria sobre
— 23 —

el estado en ella de la floricultura y de sus interesantes jardines.


Nos concretamos, porque la presente reseña no consiente
otra cosa, á la capital de la Nacion y á dos de los llamados si
tios reales. -

Aunque de la capital no hablaremos de los jardines del


palacio real, ni del real Casino calle de Embajadores, ni de la
Casa de Campo; que no estaria en esta relacion fuera de lugar,
ni de la Moncloa, ni de otros tantos sitios que se ven en ella,
de público recreo; aunque tampoco haremos mencion de ex
tensos y amenos jardines de propiedad particular, que se en
cuentran dentro de su recinto, tales como los del Duque de
Liria, el de Medinaceli, el de Villahermosa, el del marqués de
Alcañices, el del marqués de Casa-Riera, Inspeccion de Minas,
Platería de Martinez y otros varios que seria prolijo enume
rar, concretándonos tan solo á describir el Prado, como paseo
público, el Jardin Botánico y el Parque del Buen Retiro, cree
mos dar una muestra del arte y del buen gusto que en España
ha dominado en punto á jardinería. En la descripcion de estos
puntos daremos todos los detalles y particularidades en que no
hemos entrado en las anteriores relaciones; porque creemos
que interesará á nuestros lectores el recordar las bellezas de
estos lugares, si los han visitado, y para los que hayan de vi
sitarlos será llamarles la atencion sobre objetos que bien me
recen ser detalladamente conocidos del público español. Por
este motivo lo hemos dejado especialmente para esta seccion
de nuestra obra, cediendo á un impulso patriótico fácil de com
prender y en virtud del plan que hemos adoptado en este tra
bajo. - -

Entre los largos y variados paseos de Madrid, el princi


pal de todos ellos por su hermosura, intrigas amorosas y recuer
dos históricos, es sin disputa el paseo del Prado. -

Este sitio tan concurrido de la sociedad elegante era un


terreno desigual, árido, desagradable y tan diferente de lo que
hoy se encuentra, que parece casi imposible pudiese mudar en
teramente de aspecto, como sucedió en el reinado de Cárlos III,
y bajo la privanza del conde de Aranda, quien arrostrando
graves dificultades, entre las que se contaba la mala intencion
— 24 —

de algunas personas que destruian los recien plantados árboles;


y haciendo inmensos sacrificios para los desmontes y planta
ciones, lo convirtió en un sitio delicioso, tanto por su hermoso
arbolado, como por sus magníficas fuentes.
El plan que se siguió entre los muchos que se presenta
ron, fué el que dió el capitan de Ingenieros D. José Hermosi
lla, quien supo formar de un terreno desigual éinforme el her
moso paseo que hoy conocemos y que va á ser objeto de esta
reseña. Principia en la puerta de Recoletos y continúa casi en
línea recta á la de Atocha, en cuya puerta y á su izquierda
comienza otro que vá á terminar en el convento de este nom
bre, ahora cuartel de Inválidos: su extension desde la puerta
de Recoletos al indicado cuartel, es de 8,753 piés, que se ha
llan divididos en los siguientes cuarteles:
El primero es desde la Puerta de Recoletos, á la fuente de
Cibeles y tiene 2,100 piés de largo, su arbolado estaba distri
buido en cuatro filas que formaban tres calles viniendo á ter
minar á la entrada de Alcalá: ahora está del modo siguiente:
una espaciosa calle enlosada á dos filas de árboles, corre casi
por el centro del paseo, yendo á parar detrás de la Cibeles; á
mano derecha hay un hermoso jardin que forma tablones en
su mayor parte de verdura y profusion de árboles y anchas ca
lles que se extienden en toda su longitud. A continuacion pa
sa, la calle para el tránsito y el tramvía: á mano izquierda hay
el paseo para carruajes, que continúa despues junto al salon
hasta Atocha, siguen dos calles más para paseo de personas, y
otra carretera en fin para el tránsito de animales y el tramvía,
todas separadas por las correspondientes filas de árboles, que
hacen aquel paraje sumamente delicioso y ameno. -

El segundo cuartel es el Salon del Prado: esta parte es


la más notable de todo el paseo, se halla comprendida entre la
fuente de Cibeles y la de Neptuno, formando un paralelógra
mo rectángulo de 1,377 piés de largo desde la esquina de la
Carrera de San Gerónimo á la de la calle de Alcalá, y de ancho
entre las dos filas de árboles que lo forman 211 piés, de los
cuales 140 pertenecen al salon propiamente dicho y los 71 res
tantes al paseo de los coches.
La superficie del salon es pues de 192,780 piés cuadra
dos, ó cerca de vez y media de la Plaza Mayor con semicírculos
á los dos lados menores. Se halla separado del paseo de los co
ches por un antepecho de hierro bronceado, en el que se levan
tan de trecho en trecho elegantes columnas del mismo metal
sosteniendo reverberos alimentados por gas. A uno y otro lado
del salon hay tres calles ó paseos de 18 piés de ancho cada una
de las de la derecha, ó sea del paseo de S. Fermin, variando
el de las opuestas, conocido por el de las Víctimas. En este
lado se encuentra el paseo de coches, que se extiende hasta la
puerta de Atocha. Tres soberbias fuentes proporcionalmente
situadas, vienen á formar el complemento del adorno de este
paseo; en uno de sus extremos, ó sea al principio la de Cibeles,
empieza la calle de Alcalá; la elegante de Apolo, colocada en el
centro, y la de Neptuno al final, separada del resto del paseo por
la Carrera de San Gerónimo. La primera es de mármol cárde
no de Montes Claros, y consiste en un gran pilon circular, en
cuyo centro se eleva sobre unas rocas un elegante carro tirado
por dos hermosos leones, hechos por D. Roberto Michel: en él
se halla sentada la diosa, que es lo último que con parte del
Carro, al que embellecen ornatos de buen gusto, ejecutados
por D. Francisco Gutierrez. Graciosos surtidores que salen de
la boca de un mascaron, caen encima de los leones al espacioso
pilon ó recipiente, en el que hay un grifo y un oso aludiendo á
las armas antiguas y modernas de Madrid, los cuales vierten
agua potable de muy buena calidad.
La segunda ósea de Apolo, consta de un cuerpo en el
centro con escalinatas y tarjetones en los frentes de los cuales
uno corresponde al salon, y es en el que debió colocarse la si
guiente inscripcion:
D. O. M. Regnante Carolo III Hispaniarum Indiarumque
Rege Catholico Ea Senatus Consulto Aquas Duci Fontibusque
Immiti Ad Salubritatem Cursus Publici Arboresque Irrigandas...
S. P. Q. Madridensis... Pecunia collata Curavit D. D. 1780... Bo
naventura Rodriguez, architectus Urbis opus moderabatur.
Decoran los costados de esta fuente dos mascarones que
arrojan agua á las tres conchas que en su diferente dimension
— 26 —

forman el juego de aguas vertiendo de una en otra, y por úl


timo al pilon que hay en cada lado, formando en su caida una
agradable perspectiva y graciosa armonía. Descansa la cornisa,
en cuatro estribos, sobre los que están colocadas otras tantas
estátuas que representan las estaciones del año, obra bien aca
bada por D. Manuel Alvarez, levantándose en el centro un pe
destal circular con las armas de Madrid sobre el que se levanta
la estátua de Apolo, obra tambien de aquel profesor, la cual
termina todo el monumento. -

La fuente de Neptuno consiste en un gran pilon circular


en cuyo centro y demasiado elevado sobre el agua que debia
encubrir el artificio, se vé un gracioso carro formado por una
concha y tirado por dos apuestos caballos sobre el cual aparece
de pié la estátua de aquel dios con una culebra enroscada en
la mano derecha y el tridente en la izquierda. Al rededor de
este carro hay várias focas ó delfines jugueteando, que en dias
clásicos arrojan el agua á bastante elevacion; obra todo ello
de D. Juan Pascual de Mena, ejecutada con el mayor gusto
en mármol blanco.
Otra seccion del Prado es el Paseo de Neptuno ó de las
Cuatro fuentes, ósea del Museo, que desde la primera fuente
citada á las cuatro restantes, pasa por delante del Museo; tiene
de largo 180 piés con 474 de ancho al principio y 378 por el
fin: está formado por 10 filas de árboles que componen várias
calles, y adornado con bancos de piedra, cómodos y proporcio
nalmente distribuidos. En la plazuela de las Cuatro fuentes,
ó sea al extremo de este trozo, se levantan otras tantas de
aquellas ejecutadas en piedra caliza é iguales en la forma, que
consiste en una columna con cabezas de osos aludiendo á las
armas de Madrid, y sostiene una taza, en cuyo centro se vé un
tritoncillo estrechando á un delfin que arroja el agua á modo
de surtidor.
Sigue á este el Paseo de las Cuatro fuentes á la de la Al
cachofa, ósea á lo largo del Jardin Botánico, que cuenta 1,337
piés de largo por 378 de ancho, disminuyendo hasta 173 que
tiene en la conclusion del Botánico: el hermoso aspecto que
ofrece el jardin, del que solo le separa una gran verja de
— 27 —

hierro, permitiendo registrar lo elegante de sus formas, y aspi


rar el perfume de sus flores, hace que este paseo sea de los
más concurridos por la sociedad elegante, que hasta la caida
de la tarde lo prefiere al salon del Prado: consta de seis filas
de árboles que forman otras tantas calles, si bien desde la fá
brica de bujías titulada de La Estrella quedan reducidas á
cuatro: á su conclusion y próximo á la puerta de Atocha, se
encuentra la fuente llamada de la Alcachofa, labrada tambien
en piedra caliza. Consta de una columna con las armas de Ma
drid sostenidas por un triton y una nereida, obras de D. Alon
so Vergaz; sobre esta columna hay una taza de 13 y medio
piés de diámetro y en el centro una alcachofa con niños agru
pados, hechos por D. Antonio Primo. Ejecutó los dibujos para
las descritas fuentes el incomparable D. Ventura Rodriguez,
con el exquisito gusto que consignó en sus admirables obras,
habiendo asimismo diseñado, segun refiere el Sr. Llaguno,
un perístilo capaz de contener 3,000 personas, el cual debió
construirse delante de las caballerizas del Retiro, donde existía
el hoy Museo de Artillería, variando el aspecto que ofrece aquel
sitio y proporcionando la ventaja de poderse guarecer los con
currentes al paseo en caso de lluvia repentina. Habia de conte
ner además la proyectada fábrica salas de recreo, cafés y un gran
terrado en el que pudiesen colocarse las músicas que á la sazon
bajaban á este paseo todos los dias festivos.Tambien se deben
á tan hábil profesor los diseños y direccion de la suntuosa
mina que se fabricó debajo de este hermoso paseo, comparable,
segun el entendido Sr. Jovellanos, á la gran cloaca en que
Dionisio y Casiodoro creyeron cifrada la magnificencia romana.
Desemboca esta notable mina fuera de la puerta de Atocha con
un arco de medio punto sobre el cual se vé la siguiente ins
cripcion.
D. O. M. Auspice. Carolo III. Hispaniarum et Indiarum rege
supremique Castellae, senatus, X inssu, hunc aquaeductum DCCCL.
passuum. ad purgandam. urbem. et aquas. pluvias. a vin arcen
das. S. P. Q. Madridensis. Fieri curavit. Anno A Christo nato
MDCCLXXVI. Bonavent. Rod. arch.
El Paseo de Atocha ó de Invierno nada notable ofrece: su
longitud es de 2,310 piés, variando su anchura, pues al princi
pio es de 151 piés; por la ermita del Angel, sita hácia su mi
tad, de 144, y de 252 por su conclusion, ó sea ántes de llegar al
punto que le dá su nombre.
Falta para acabar de describir el paseo del Prado, que
volvamos á colocarnos á la puerta de Recoletos y, tomando la
direccion opuesta á la que nos ha conducido hasta Atocha, ve
remos como en dicha puerta principia el paseo que fué llama
do Delicias de Isabel II, conocido con el nombre de la Fuente
Castellana, que aunque distinto del Prado, por estar á conti
nuacion de él merece ser con él descrito. Se emprendió en los
últimos años de Fernando VII. Extiéndese en direccion al N. en
línea recta 4.250 piés: su ancho al principiar es de 223 piés,
divididos en várias calles formadas por nueve filas de árboles
que continúan hasta la Fuente Castellana. Aquí aumenta el
mérito y hermosura de este paseo por el bosque que se encuen
tra á su izquierda. Está rodeada de hermosos rosales de todo el
año y tiene 776 piés de circunferencia la plaza en cuyo centro
se levanta el obelisco. Hízose este con diseños y bajo la direc
cion del arquitecto D. Francisco Javier Mariátegui, y consiste
en un primer cuerpo que forma un gran pedestal de granito
sobre zócalo de igual materia, coronándole una cornisa de pie
dra caliza, de buen gusto y excelente ejecucion. La fachada
que mira al S. es de la misma piedra y ha de llevar una
inscripcion, decorándole además algunos ornatos de escultura,
que consisten en las armas reales, á las que corresponden por
el opuesto lado las de Madrid. Sobre el referido cuerpo se ele
va una aguja de granito rojo con su correspondiente base de
piedra caliza que se asienta sobre un cubo de granito: hállase
interrumpida por un dado de piedra de Colmenar, al que
embellecen ornatos ejecutados en bronce rematando el todo
por una estrella doble del mismo metal. Anteriormente rodea
ba este obelisco un gran recipiente, en donde era arrojada agua
potable por dos esfinges hechas en bronce por D. José Tomás,
colocadas al frente de los dos costados del referido pedestal.
Estas han sido suprimidas, y al pilon ha sustituido un peque
ño parterre circular con flores, arbustos y arbolitos.
Concluida la plazuela, sigue otro trozo que ántes era solo
de 221 piés, que remataban el número de ellos que hemos pues
to al principiar este paseo de la Fuente Castellana, pero ahora
se extiende mucho más, y por consiguiente es tambien mucho
mayor la longitud de este interesante paseo, tan concurrido
por todas las clases sociales y especialmente por la aristo
crática.
Squares.—No haremos artículo á parte de este título, aun
que no faltaria en él que decir, porque Square y muy notable
es la plaza de Oriente, con su elegante monumento en medio
que termina la majestuosa estátua ecuestre de Felipe IV, de
gran mérito; Square es tambien la plaza Mayor, donde se vé la
otra estátua ecuestre de Felipe III.; y en igual caso se encuen
tran las plazas del Progreso, en donde se vé la estátua de
Mendizábal; la de las Córtes, en donde está la de Miguel Cer
vantes de Saavedra, inmortal autor del Quijote; la de Santa
Ana, de la que daremos más adelante el grabado y la descrip
cion, la de Bilbao, la de Isabel II y otras.
Nos extenderiamos con gusto en la descripcion detallada
de estas plazas por servir no solo derecreo y de solaz al vecin
dario de Madrid, sino por su posicion topográfica y elegante y
gracioso aspecto que ofrecen, pero reclamando nuestra aten
cion lugares más importantes bajo el punto de vista científico
y del ornato público, damos preferencia á estos y así los ire
mos enumerando por su órden y por su importancia respectiva.
Jardin Botánico.

Antes de hacer una reseña de este magnífico jardin,


que como todo el mundo sabe, se encuentra en el Salon del
Prado, á donde dá su puerta principal, creemos dignos de
mencion algunos precedentes que con él están ligados.
El iniciador de los jardines botánicos en España fué el cé
lebre Andrés Laguna, médico-naturalista, quien en 1555 ma
nifestaba á Felipe II la conveniencia de fundar «uno á lo mé
nos;» y accediendo el rey á sus deseos, destinó á este objeto
una parte de los jardines de Aranjuez.
— 30 —

Laguna siguió el ejemplo de los italianos.


El célebre Jardin Botánico de Pisa, que parece ser el pri
mero de su clase fundado en Europa, lo habia sido once años
ántes de la propuesta de Laguna, esto es, el 1544. En 1598 se
mandó establecer en Madrid, destinando al efecto la llamada
Huerta de la Priora, próxima al real alcázar, «un jardin de
Yerbas.» Debióse su proyecto al médico de Felipe III, Hono
rato Pomar. Existieron en tiempo de Felipe V, en la Córte,
algunos huertecillos botánicos que llamaron la atencion. A es
ta, clase de huertecillos pertenecian el denominado de Migas
Calientes y otro de San Ildefonso, formados por Riqueur, boti
cario de cámara; otro establecido por Abolin, boticario mayor
del ejército y otro, en fin, que tuvo desde 1751 el Colegio de
Boticarios. El ilustre Quer ya llegó á establecer no una mera
huerta de plantas medicinales, sino un verdadero jardin botá
nico. En 1755, por órden de Fernando VI, se fundó en el Soto
de Migas-Calientes, el que puede con propiedad llamarse el pri
mer Jardin Botánico de Madrid. Riqueur al morir habia lega
do á dicho rey su citada huerta de Migas-Calientes, y al forma
lizar en este sitio, como hemos indicado, el Jardin Botánico,
destinado á la enseñanza pública, se contó con las plantas del
jardin de Quer, y trasladándolas todas, fué como pronto se
pudo lograr que el primitivo Jardin Botánico correspondiese
al objeto á que era destinado.
En el Soto de Migas-Calientes, á orillas del Manzanares
solo estuvo el Jardin Botánico veinte y cinco años; porque en
1781 fué inaugurado el actual del Prado de Madrid. La ense
ñanza de la Botánica se habia inaugurado en Migas-Calientes
en Mayo de 1757, bajo la direccion de los profesores Quer y
Minuart. Hasta 1764 en que murió Quer, predominaron en es
ta, enseñanza las doctrinas de Tournefort y su respectiva cla
sificacion. Naturalmente de este científico centro dimanaba en
toda España idéntico espíritu. El sucesor de Quer fué Barna
des, que se habia educado en Mompeller y estaba iniciado en
los principios reformadores de Linneo, cuyo sistema dió á co
nocer sin apartarse enteramente de las antiguas ideas, que to
davía luchaban con las nuevas. A Barnades, muerto en 1771
— 31 —

sucedió Gomez Ortega ocupando como él la primera plaza del


profesorado botánico de Madrid, y á Minuart, segundo profe
sor, fallecido en 1768, sucedió en 1773 Palau, que contribuyó
mucho á vulgarizar las doctrinas linneanas.
En cuanto al número de las plantas que se cultivaban en
el Jardin Botánico de Migas-Calientes, en el índice impreso
en 1772 aparecen sembradas unas 650 especies; más de la mi
tad de ellas eran españolas; siembra que fué en aumento co
mo aparece de los índices manuscritos que se conservan, de los
años 1775, 76, 77 y 78, en los cuales la siembra oscila entre
1.200 y 1.500 especies.
No carecia aquel establecimiento de relaciones extranje
ras, pues las tenia principalmente con Bolonia, en donde ha
bia estudiado Gomez Ortega, y con París, con Leiden y Ams
terdam. Existian ya archivos corresponsales en varias provin
cias de la Península, que remitian semillas de plantas espon
táneas y se recibian tambien algunas de la América española
y de las colonias inglesas.
Honra á Fernando VI el que ántes de fundar el jardin de
que venimos hablando, hiciese proponer al insigne Linneo la
aceptacion de un puesto digno en España, ó la designacion de
un discípulo penetrado de las nuevas doctrinas y hábil en el
conocimiento de las plantas.
Loeffling fué el naturalista elegido entre sus más adic
tos, quien hizo su viaje á la Península en 1751. Un año ántes
de la fundacion del jardin de Migas-Calientes partió para
América, á una expedicion científica, al servicio de España, el
indicado Loeffling. Ya en organizacion ese importante jardin
tuvo lugar la partida tambien para América, del gaditano Mu
tis que se habia instruido en el mismo, desde 1757 á 1760,
año de su partida.
Renunciando á entrar en más pormenores sobre Migas
Calientes, que los tiene muy interesantes, diremos solo que el
Jardin Botánico sito en el Prado, inaugurado, como hemos di
cho en 1781, fué mandado establecer por Cárlos III en Real
órden de 25 de Julio de 1774.
Los naturales elementos de este nuevo jardin fueron las
— 32 —

plantas del de Migas-Calientes que se trasladaron en los años


de 1779 y 1780, y otras muchas de diversas procedencias, que
se recibian en virtud de la Instruccion dirigida en 1779 á las
autoridades, y personas competentes de España y de sus pose
siones de Ultramar.
Realizaron el pensamiento, como arquitecto, Villanueva;
y como hombre científico, Gomez Ortega, quien habia recorri
do mucha parte de Europa y visitado los Jardines Botánicos
más célebres; y como poderoso protector, el ilustre conde de
Floridablanca, Secretario de Estado, y el Jardin Botánico de
Madrid pudo elevarse al nivel de los mejores de aquel tiempo:
correspondian á los medios científicos los materiales, que en
tónces no eran escasos. Gomez Ortega formó el plano general
del Jardin con el auxilio del ingeniero militar D. Tadeo Lopez.
La extension del Jardin Botánico es de poco ménos de 30
fanegas de tierra: está circuido por la parte del Prado por una
elegante verja de hierro con pilares de piedra intermedios, eje
cutada en Tolosa de Guipúzcoa por Francisco Arrivillaga y Pe
dro José de Muñoa, delante de la cual hay asientos en toda la
extension; lo restante del cercado es de tapias. Ocupa el centro
de la verja una elegante portada de granito con algunos
miembros de piedra caliza que consiste en un arco de medio.
punto con archivolta, decorado con dos columnas estregadas,
de órden dórico, en las que sienta el cornisamento, interrum
pido en su friso y alquitrave, con una lápida, en la que se lee
la siguiente inscripcion:

«CARoLUs III PP. BoTANICEs INSTAURATOR CIVIUM SALUTI


ET OBLECTAMIENTO. ANNo MDCCLXXXI.»

Esto es: Cárlos III, Padre de la Pátria, Restaurador de la


Botánica, á la salud y recreo de los ciudadanos; año de 1781.»
Corona el todo un frontispicio triangular, y á los lados se
ven dos puertas pequeñas con arco adintelado. La segunda
portada situada frente al Museo de Pinturas, consta de dos
pabellones de granito con cuatro columnas de igual clase de
piedra.
Frente al ingreso principal, ó del costado del Prado, se
halla una elegante portada con cuatro columnas arrimadas, de
órden dórico, que da entrada á un vestíbulo, y luego se en
cuentran varios departamentos en donde están la Biblioteca,
la coleccion organográfica y de producciones usuales, y el Se
millero, de todo lo cual nos ocuparemos debidamente.
Las terminantes órdenes de Cárlos III dadas á sus go
bernadores de Indias, y las expediciones científicas que mandó
verificar por diversas regiones, á ninguna seccion del Museo
de ciencias naturales produjeron más riqueza que al Jardin
Botánico de Madrid; pues las remesas de plantas vivas y dise
cadas, lo mismo que de semillas, se sucedian casi sin interrup
cion, en términos, que en algun tiempo nuestro Jardin fué mi
rado con envidia por los botánicos extranjeros, puesto que no
solo veian en él un depósito de los más raros vegetales, sino
que era considerado como aduana por donde pasaban todas las
plantas exóticas que venian á Europa, y almacen que surtia á
los otros establecimientos de su clase. Consta que en 1803 sa
lieron de él 7,649 paquetitos de semillas para los jardines pú
blicos de París, Copenague, Lóndres, Mompeller, Viena, Ni
mes, Turin, Pavía, Florencia, Génova, Parma, Filadelfia, Lis
boa, Perú, Cartagena, Sevilla y Búrgos.
La forma del Jardin es natural ó á la inglesa en la parte
moderna; en lo demás, regular; se conserva con mucho esmero
tanto en lo que toca á la parte del cultivo, como á la direccion
y hermosura de la parte de adorno y recreativa, que con sus
flores, árboles frutales, precioso emparrado y bosquetes, for
ma de él uno de los más bellos paseos de la capital. Está divi
dido en varias secciones: la escuela botánica, que abraza una
gran parte del jardin; la escuela de coníferas, los viveros y la
seccion de flores de adorno.
El terreno de la escuela principia desde la entrada de la
parte del Museo de pinturas, extendiéndose por lo largo del
Jardin: ocupa la parte derecha de una larga calle de árboles,
que separa del llamado plano alto donde están las flores de
adorno. Las especies que contiene la escuela ascienden á4,000;
los árboles tienen colgadas sus correspondientes etiquetas á
dos tintas, negra y encarnada; con la primera está escrito su
nombre científico y su pátria ú orígen, y con la segunda el
nombre vulgar. Este último no vá continuado en las etiquetas
de las plantas, en las cuales solo están escritos el género y la
especie, ó sea su denominacion científica, pues el nombre vul
gar, que de los árboles se enuncia en obsequio de los pasean
tes, seria aquí inútil.
A mano izquierda, conforme se entra en el jardin por la
parte ya mencionada del Museo, y arrimadas al muro, se en
cuentran las estufas ó invernaderos, recientemente terminados
de construccion conforme con los últimos adelantos de la cien
cia, espaciosos, cómodos y á propósito para conservar todas las
plantas que tienen necesidad de este recurso, de las cuales las
hay notabilísimas, por ejemplo, los helechos arbóreos de la
Australia: estos invernáculos han sustituido á los antiguos
que no eran de buenas condiciones y estaban ruinosos.
Desde frente de los invernáculos, y quedando á izquierda
de la larga calle de árboles ántes mencionada, arranca la sec
cion destinada al cultivo de las flores de adorno: se extiende
en su longitud al igual de la Escuela botánica: por la parte su
perior y extremos, se halla rodeado de un espacioso y hermoso
emparrado, que comenzando en una de las extremidades de
la repetida calle de árboles, viene á terminar en la otra. Con
tiene esta subdivision un gran número de especies.
Terminada la Escuela y la seccion de Flores, y en la parte
que antiguamente era reservada, no por contener alguna cosa
notable, sino ántes bien por el completo abandono en que ya
cia, pues el Sr. Madoz la calificaba de yermo desconsolador,
existen una escuela especial de Coníferas y los Viveros, que
abrazan el resto del terreno hasta las murallas, que dan frente
al paseo de Atocha, á cuyo sitio sale una puerta de hierro. La
susodicha seccion ó escuela de Coníferas, ocupa la parte más
prominente de todo el Jardin, ántes llamada la Viña y ahora
el Bosque alto. Su plantacion es reciente, pues no cuenta más
de dos años, debida á los asíduos cuidados y desvelos que
al Botánico dedica su celoso Director actual, el entendido
Sr. D. Miguel Colmeiro. Contiene un buen número de espe
— 35 —

cies. Cerca de este terreno de las Coníferas y en la parte baja


del jardin están los viveros.
Entre estos dos terrenos se vé uno que forma un cuadri
longo en donde se hace en tiestos la siembra anual. Allí se
siembran todos los años, rotulados convenientemente los ties
tos, un número de semillas que no baja de 5.000 especies dis
tintas, destinadas á la repoblacion y aumento del jardin. Las
semillas se adquieren mediante la mútua correspondencia con
un gran número de notables establecimientos botánicos de
capitales de todas las naciones de Europa, y á la provision de
todos los de las Universidades é Institutos de la Península.
Públicase en cada año un Catálogo de las semillas recogidas du
rante el mismo en el Jardin Botánico de Madrid, que se cam
bia con todos los ya citados establecimientos extranjeros con
quienes se sigue correspondencia, verificándose luego las mú
tuas remesas de semillas; remítese tambien á todos los estable
cimientos botánicos, oficiales de las provincias del interior,
haciéndose así mismo la remesa conforme á los pedidos.
Así en la Escuela Botánica como en los tiestos de la siem
bra anual y semillero están distribuidas las plantas por el
método de Decandolle, ó sea natural, conforme lo está igual
mente el catálogo de las semillas que se cosechan. Este sistema
ha sustituido al artificial de Linneo, y á las reformas intro
ducidas por nuestro célebre Cabanilles, que de antiguo habian
presidido los ordenamientos de las plantaciones.
En estricta conformidad con el departamento de la siem
bra anual del jardin está el semillero que, en uno de los edi
ficios al principio citados, contiene en depósito todas las
semillas. Sobre estos depósitos están en frascos de cristal las
muestras de semillas de árboles y arbustos más raros y de di
fícil cultivo.
En la Biblioteca, y en grandes armarios, se guardan los
ricos herbarios, precioso fruto de muchas expediciones cientí
ficas y de las recolecciones verificadas en distintos países por
los distinguidos botánicos, Mutis, en Nueva Granada; Ruiz
Pavon, en el Perú y Chile; Mociño en Méjico; Boldó, en Cuba;
Sessé, Cabanilles, La-Gasca, Clemente, Rodriguez en la Pe
— 36 —

nínsula, y otros profesores y discípulos de la escuela de Ma


drid, que se han esmerado en regalar al establecimiento muchas
plantas vivas y disecadas. Estos herbarios constituyen la ma
yor riqueza del jardin, pues hay más de 30,000 especies dis
tintas, entre ellas muchísimas raras, nuevas é inéditas, espe
cialmente de nuestras antiguas colonias americanas y de las
Filipinas. El inconveniente que habia anteriormente para el
manejo de esta seccion, por falta de buenos catálogos, se ha
obviado ya completamente, pues en el dia existen estos, cla
sificados por el ya citado método de Decandolle.
La Biblioteca fué notablemente reformada, pues si bien
tenia un índice del tiempo de Clemente, adicionado con las
obras adquiridas despues, carecia de un arreglo metódico por
medio del cual fuera fácil, aún sin el auxilio del índice, cono
cer á primera vista el número y naturaleza de los tratados de
la ciencia; y esto es precisamente lo que más adelante se ha
ejecutado, distribuyendo los libros en doce armarios rotulados,
y separando muchos que, por pertenecer á materias y conoci
mientos diversos, merecian ménos atencion y se conservaban
confundidos con los primeros. A esto se debe tener ahora, á
mano los libros de uso, que no bajan de 2.600 volúmenes, en
tre los que se cuentan Floras, Monografías y viajes de gran va
lor, no obstante que las circunstancias de la nacion no han
permitido destinar los fondos suficientes para surtir la biblio
teca de las obras necesarias é interesantes, entre las muchas
que han visto la luz pública de cincuenta años á esta parte;
falta que se hace más notable, cuando se llega á la determi
nacion de especies nuevas ó dudosas.
Antiguamente se habia establecido en el Jardin Botáni
co, una cátedra de Agricultura á más de la de Botánica, pero
despues fué trasladada á la Escuela especial de la Florida.
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- 37 -
— — —)
— 38 -
EX EP DICACION:
Cátedra.
Vestíbulo que precede á la cátedra.
Invernaderos primitivos.
Biblioteca y herbarios.
Sala de colecciones.
Gabinete de estudio.
Semillero.
Estufita de multiplicacion.
Almacenes. -

Estanque alto.
Noria alta.
Estufas del mediodia.
Estufa de las ananas.
Dependencia de las estufas.
Sala destinada á herbarios especiales y otras colecciones.
Noria baja.
Estanque bajo.
Puerta lateral.
Puerta principal.
Puerta del cerrillo.
Dependencias del jardin donde antiguamente estaba la cá
tedra y la habitacion del primer Profesor.
Cuadro de la siembra general.
Depósito de las aguas de Lozoya.
Fuente de Linuco.
Fuentecilla del Cedro.
Fuentecilla del pino.
Estanque próximo á la fuente del pajarito.
Estátuas de Quer, Clemente, Lagasca y Cavanilles.
Fontines.
Plano alto con jardines apaisados.
Plano medio ocupado por la escuela práctica.
Plano bajo con arbolado y diversos cultivos.
Parte montuosa destinada á bosque de coníferas.
Viveros y criaderos.
Depósito de tierras y abonos.
- 39 -

Sitios Reales.

Descrito el Jardin Botánico, darémos ahora un bosquejo


de los que se encuentran en los llamados sitios reales, empe
zando por el del Buen Retiro que, como veremos es un inte
resantísimo y magnífico Parque.
Fué fundado por Felipe IV, á instancias de su primer mi
nistro y valido el conde duque de Olivares en 1633 se halla
dentro de la poblacion, limitado al N. por la entrada y afueras
de la Puerta de Alcalá; al E. por el paseo de la Ronda hasta
encontrar la cerca del olivar de Atocha; al S. por la continua
cion de la mencionada cerca que se extiende por el portillo
de S. Blas hasta el Jardin Botánico, incluso el Observatorio
Astronómico; y al O. por el salon del Prado; monumento del
Dos de Mayo, Tívoli y Museo de Pinturas.
Durante el reinado de su fundador fué teatro de las más
caballerescas escenas, presentando el aspecto de una ciudad,
pues casi nada le faltaba de lo que puede constituir la deno
minacion de tal. Habia vários edificios, salones suntuosos,
templos, cuarteles y otras várias dependencias, como tambien
un teatro en el que se disputaban la primacía las producciones
del famoso Lope de Vega, Calderon y otros. Era este sitio en
fin, el centro de reunion de la grandeza española, de la litera
tura y de las artes, y el en que más ostentó su carácter alegre
y bullicioso el monarca de dos mundos.
La dominacion francesa causó tales estragos en este sitio,
que al abandonar la córte en 14 de Agosto de 1812, solo rui
nas, destruccion dejó, continuando así por algun tiempo hasta
que el Gobierno de Fernando VII, pudo á fuerza de grandes
gastos y sacrificios ponerlo en un estado bastante brillante,
tal como le vemos en el dia salvo algunas mejoras introduci
das en el último reinado de Doña Isabel II de Borbon, y al
gunas modificaciones que han tenido lugar desde 1869, como
de la creacion de un gran estanque para patinar, á semejanza
de los que existen en los países extranjeros, dando así á todo
variedad y esparcimiento; pero es sensible y deplorable que
— 40 —

tantos esfuerzos y tantos buenos deseos para obtener un sitio


ameno y de verdadero recreo, que se hayan estrellado contra
la pertinaz y arbitraria resolucion del Ayuntamiento de Ma
drid, duramente combatido por toda la prensa, por haber abier
to una calle para paseo de carruajes por lo mejor y más con
currido del Retiro, causando con esto molestia, sobresaltos y
los disgustos consiguientes al pacífico transeunte que vé cor
tado su paso á cada instante y expuesto á ser atropellado por
cualquier ginete al menor descuido, quitando con esto á este
hermoso y apacible lugar el carácter de independencia y el
atractivo que ofrecia al pueblo en todas sus clases, que venia
á respirar aquí aires sanos, purísimos, en extremo oxigenados
y llenos de suavísimos y deliciosos perfumes, viéndose ahora
por esta reforma defraudados sus legítimos deseos.
Entre los vários edificios y otras preciosidades que se des
truyeron, no podemos ménos de hacer especial mencion de la
fábrica de la China, justamente célebre, porque la porcelana
que en ella se fabricaba, competia casi con la sajona, tanto en
su diafanidad como en su colorido vivo y animado; siendo de
las primeras en que se empezó á elaborar la vajilla con dibu
jos de realce y dorados, así como toda clase de adornos de ra
millete. Tal vez por esta causa la arruinasen los ingleses, segun
opina la maledicencia pública. Hoy existe allí una plazuela
con una gran fuente en el medio de muy poca gracia. Hasta
el tiempo de Fernando VII, solo se permitia la entrada á este
sitio bajo las rigurosas reglas que exigia la etiqueta antigua,
habiéndose dictado durante el gobierno de aquel Monarca,
otras disposiciones que hicieron extensiva esta concesion á to
das las clases de la sociedad, y desde 1868 han sido anuladas
aún estas, y la entrada no solo es libre para todos, sino para
poder penetrar en todos los puntos del sitio.
La figura que tiene este sitio es irregular. Su extension
desde el Prado á la esquina alta ó de la montaña artificial, es
de unos 4,000 piés de largo por 5,000 de ancho desde dicha
montaña á la tapia del olivar de Atocha. Cuenta cuatro entra
das, de las cuales las dos principales son, la de la Glorieta in
mediata á la puerta de Alcalá, la cual ha desaparecido y con
— 41 —

sistia en dos pabellones ejecutados de piedra caliza, pero per


manece la verja de hierro, que atando ántes con ellos se ex
tiende por el costado de la puerta de Alcalá con zócalos y
pilares de granito, coronados por jarrones de los cuales hay
dos con niños frente la fuente de Cibeles, ejecutados por don
Felipe de Castro y Gutierrez.
La segunda entrada que corresponde á la Carrera de San
Gerónimo, ántes era por el patio de la que fué parroquia, y
constaba de tres ingresos con verjas de hierro entre pilares de
granito á los que adornaban varias esculturas. Era esta parro
quia del sitio el antiguo juego de pelota destinado á este ob
jeto desde 1816. Parroquial y verja han desaparecido tam
bien y se ha formado una espaciosa calle que, arrancando de
una gran plaza semicircular, en cuyo centro queda el monu
mento del Dos de Mayo, ha venido á ser continuacion de la
que en los últimos tiempos se habia abierto en el sitio que ter
mina al estanque grande, adornado con doce estátuas colosa
les de piedra blanca, que representan varios reyes de España,
en cuya colocacion no se guardó ningun órden. La puerta del
Angel correspondia al palacio de San Juan, hallándose habili
tada para el público la que hay en el alto de San Blas, cerca
del Observatorio.
Los muchos bosques y jardines, que se extienden entodas
direcciones forman de este sitio uno de los más amenos paseos
de la córte, el más concurrido, sano y tranquilo. En su centro
se vé el estanque grande que tiene 1,006 piés de largo y 443 de
ancho, ósea una planicie de 10 y media fanegas de tierra, gran
lago en que se ven infinitos cisnes y patos fluctuando sobre las
aguas: su figura no es de un rectángulo, como á primera vista
parece, sino de un simple paralelógramo como observaron los
ingenieros que levantaron el plano de Madrid. Lo cierra una
barandilla de hierro con asientos de piedra, y el edificio del
embarcadero. Consta este de un elegante salon circular, deco
rado por pilastras de escayola con pavimento de mármoles for
mando la salida de un arco de medio punto que sienta en dos
columnas. Cerca del estanque al lado del S. hay una fuente
con un ídolo egipcio y dos esfinges.
- 42 - -

En el sitio que ocupó la antigua parroquia é inmediato al


parterre se halla otro estanque llamado de las Campanillas, por
el ornato de estilo chinesco que tiene en su centro, y al E. de
la posesion la casa de las fieras, que ha sustituido á la mez
quina de ántes, la cual existe en el centro de los jardines.
Consta de planta baja y piso principal; su construccion es de
agramilado, pudiendo contener una buena coleccion de aque
llas. A cada jaula de fábrica corresponde otra de hierro por
el interior del jardin.
En el local que fué patio de la parroquia, ántes de la pe
lota, se halla el célebre é histórico salon llamado de los Rei
nos, en el que desde el último tiempo de la casa de Austria se
reunian las Córtes para celebrar las juras de los príncipes de
Astúrias y tratar negocios graves; hallándose reducidas desde
el año 1538 á solas 18 ciudades y villas á las que Felipe IV
agregó el Reino de Galicia con título de ciudad. El ingreso es
tá formado por un arco de medio punto con las estátuas de Fe
lipe IV, y Luis I á los lados. Sobre este cuerpo hay otros dos
recuadros, y termina el todo una torre con capitel. Ocupa el
magnífico salon el Museo de Artillería del que se habla en otro
lugar, limitándonos á describir el salon como parte del antiguo
palacio del Retiro. Es de considerable extension, claro y cu
bierto con una bóveda ricamente decorada, en la que se ven
representados por medio de sus blasones los estados que for
maban parte de la monarquía española en uno y otro hemis
ferio, siguiendo este órden: Castilla, Leon, Aragon, Toledo,
Córdova, Granada, Vizcaya, Cataluña, Nápoles, Milan, Aus
tria, el Perú, Brabante, Cerdeña, Méjico, Borgoña, Flandes,
Sevilla, Sicilia, Valencia, Jaen, Murcia, Galicia, Portugal y
* Navarra.
El palacio, ó mejor dicho, casa de San Juan, era otro edi
ficio construido en el ángulo del jardin de la Primavera, que
mira al S., el cual nada ofrecia de particular.
Desde la casa de las fieras, siguiendo siempre sobre la
izquierda principian los jardines que ántes eran reservados, en
los cuales se ven varios objetos: uno de ellos es la montaña
artificial, que forma en su interior una rotunda, en cuya cús
- 43 -

pide hay un gabinete observatorio en figura de templete; mon


taña que todo el año está cubierta de yerbas y arbustos, ha
llándose la mitad del perímetro de su base vaciada por un es
tanque en forma de ria, en que se sustentan peces, gansos y
patos. La casa rústica ó Pérsica es tambien digna de especial
mencion. Su construccion es de nuestros dias; al aspecto de
cortezas de árbol, de que se hallan cubiertas sus paredes, su
cede la agradable impresion de verse trasportado á uno de los
magníficos salones persas y unos lindos gabinetes.
No dejan de ser igualmente notables la casa del Pobre,
el gabinete del Pescador y el del Contrabandista; caprichos
todos que si bien solo son piezas de descanso, presentan rela
tivamente bastante novedad. Los jardines de esta parte reci
bieron considerables mejoras durante el reinado de Fernando
VII, quien los miró con particular predileccion. Así puede de
cirse que fué en cierto modo su fundador, pues cuanto hay allí
data desde el año 1815: sucesivamente se han ido perfeccio
nando, procurándose aclimatar todas las plantas posibles.
Así como Fernando VII procuró con preferencia el orna
to de la parte reservada, así su hija doña Isabel II se afanó en
adornar y hacer cada vez más amena la parte pública. Conse
cuencia del poco gusto que hubo durante la guerra civil de los
siete años para ocuparse en hacer mejoras, se vió que á la con
clusion de ella estaba el sitio casi del todo abandonado en su
parte pública, pues los pocos jornaleros que se contaban en él
escasamente podian atenderá la conservacion de lo más peren
torio; pero el año 1841 se reconoció que era llegado el caso de
hacer digna de la Córte semejante posesion.
Se comenzó, pues, por el pozo de la Nieve y el Parterre.
Hízose en el primero la plantacion de los árboles y arbustos
más análogos al terreno, y se formó el proyecto para la restau
racion del segundo, en el supuesto de que habia de colocarse
en un pedestal la estátua ecuestre de Felipe IV; mas despues
de haberse puesto esta en la plaza de Oriente se determinó co
locar en su lugar la de Felipe III, lo cual tampoco se llevó á
efecto. Con este motivo se puso el grupo de Daoiz y Velarde,
ejecutado en mármol de Carrara por D. Antonio Solá, monu
— 44 -

mento que despues de algunos años de haber sido retirado de


este sitio, estuvo en el Museo Nacional de Pinturas hasta que
el Gobierno dispuso se trasladase á la ronda de Bilbao
en donde estos valientes patricios defendieron la nacionalidad
española contra la bárbara agresion de las huestes francesas.
Las estátuas de los reyes á los lados, ni por su tamaño ni por
lo que representan están bien colocadas. Adornan este sitio
además cinco fuentes, dos en los centros de los cuadros de box
y tres en la cabecera, de las cuales las de los costados son an
tiguas y ejecutadas en mármol con buen gusto.

Jardines y paseos de Aranjuez.

Despues de los objetos de Madrid vengamos á la descrip


cion del sitio de Aranjuez, sitio á 7 leguas al S. de dicha capi
tal, á 1,545 piés 85 líneas sobre el nivel del mar, segun las ob
servaciones de Humbold, y á 1,863 piés segun Antillon; á la
márgen izquierda del histórico y pintoresco Rio Tajo, en un
extenso valle rodeado de colinas, que elevándose despues poco
á poco, van á formar las sierras que se acercan á Toledo, de
clima templado y alegre, apacible y delicioso en la primavera.
De los jardines y paseos de este hermoso sitio, sin pasion pue
de decirse, que los ménos atendibles pasarian por magníficos
en las capitales más populosas de Europa. Cada una de las
avenidas de Madrid y de Toledo forman un paseo agradable,
por la hermosura de sus calles principales, que se prolongan
hasta una legua, y por la multitud de calles colaterales, oblí
cuas y trasversales, que se cruzan de trecho en trecho, y vuel
ven á reunirse formando estrellas, todas al abrigo de los rayos
del Sol, por árboles altos, espesos y copudos, que en algunos
puntos ocultan enteramente la vista del cielo.
Otro paseo igualmente hermoso y sembrado de copudos
árboles, principia en la extremidad del puente colgante cerca
del camino de Madrid, el cual conduce á una plaza descubier
ta, guarnecida de yerba y rodeada de espesos árboles. Las dos
calles que van á parar entre la plaza de San Antonio de la po
blacion y el puente colgante, son tambien otros dos paseos no
— 45 —

ménos bellos que los anteriores. La llamada calle de la Reina,


sita á lo largo del jardin del Príncipe, tiene una legua de ex
tension, y va á parar á un puente de madera sobre el Tajo que
actualmente ha desaparecido efecto de una avenida pero debe
reedificarse; se ensancha en tres puntos diferentes, describien
do otras tantas plazas circulares, rodeadas de árboles, que
anuncian su antigüedad por el enorme grueso de los troncos y
por el espesor de sus ramas. Pasamos por alto todas las demás
calles, cuya descripcion nos haria demasiado difusos; pero
no sin recordar una elegante plazoleta de figura decagonal
con doce portales de cal y ladrillo, de donde parten otras tan
tas calles de árboles.
A la espalda y E. del palacio real está el precioso parter
re, separado del camino por un foso de piedra de Colmenar,
con dobles barandillas de hierro. Este parterre se proyectó el
año de 1728, para lo cual se derribó una manzana de las anti
guas casas y se desmontaron unos cerrillos que allí habia. Hay
en él cuatro estanques grandes con figuras en su centro vacia
das en plomo y bronceadas, con varias fuentes que han sido
sustituidas hace poco tiempo con la asombrosa de Hércules y
Anteon, hijo de la tierra, dedicada al Dios-héroe: todas sus
hazañas se ven retratadas, fundidas y blanqueadas, ya en plo
mo, ya en mármol, al rededor de la gran pilastra truncada
sobre que se halla este, en el momento de alcanzar una de sus
señaladas victorias; luchando con el gigante Anteon, le levanta
en alto para evitar que, tocando la tierra, recobre sus fuerzas
como hijo de ella, y apretándole entre sus musculosos brazos
por la cintura, le hace morir en una agonía que el escultor ex
presa, perfectamente, en las contorsiones forzadas y de deses
peracion con que quiere huir de aquella presion terrible: Hér
cules apoya su cabeza sobre Anteon, y desvia la de éste que
cae desmayada hácia atrás, arrojando por la boca como si fue
ra un vómito de sangre, un caño altísimo de agua. Así se ven
representadas otras escenas de la mitológica historia del se
mi-dios, como el descubrimiento, viaje y posesion del estrecho
de Cádiz que está representado por dos elegantes columnas de
piedra blanca, sobre los montes de Calpe y Avila, que lo forman.
En el rincon del cuerpo saliente de palacio está el bello
jardin de las Estátuas, reedificado y adornado por Felipe IV,
con una fuentecita en el medio y varios asientos y nichos al
rededor, donde están colocados porcion de bustos de empera
dores. En el otro ángulo hay una rambla y una escalera sobre
dos puentecitos que salvan la ria que nace en aquel punto, y
aisla el frondoso jardin que está á sufrente: es bonito aspecto.
Aquí llama primero la atencion la majestuosa cascada, so
bre que se precipita el Tajo, construida en 1753. Forma un se
micírculo con gradas, y en ellas unos resaltos, por donde baja
el agua de unos en otros, y hace una agradable vista y un rui
do muy apacible. Allí tambien está el molino construido al es
tilo de Inglaterra, que más que molino parece ser elegante ca
sino: despues de esto se baja al jardin llamado de la Isla, que
merece que nos detengamos en el exámen de sus preciosi
dades y demás detalles del conjunto. -

Entre el rio Tajo y el canal de los antiguos molinos se


forma una isla que estuvo plantada de huerta y jardin de la
casa de los grandes maestres de Santiago, cuya propiedad era
ántes de Cárlos V. -

La reina Doña Isabel la Católica gustó mucho de esta


frescura, y desde su tiempo se llamó Isla de la Reina. Cuando
se empezó la fábrica del Cuarto Real, el Sr. D. Felipe IIman
dó en 1564 dar á este jardin nueva y más graciosa forma, con
cuarteles para flores, pabellones y paseos que aumentaron las
delicias de aquel sitio. Hizo que se trajeran garrofas de Na
varra, murtas y naranjos de Valencia, y todo género de árbo
les de Azuqueica, cerca de Toledo, y de otras partes. Para su
plantacion y arreglo vino de Flandes Juan Oliveque, primer
jardinero mayor con título de super-intendente de los jardines;
y para adorno del mismo jardin se trajeron estátuas de bronce
y piedra, y se hicieron varias fuentes. Felipe III hizo reparar
estas y poner otras: para ello se descubrió una cantera de már
mol en Villarobledo, (hoy provincia de Ciudad-Real) el año
de 1604, de donde se sacaron pedestales, y otras piedras para
los pilones y estanques, y se llevaron del alcázar de Madrid
veinte y siete estátuas de bronce y mármol.
— 47 —

Felipe IV, en 1634 hizo llevar al sitio del Buen Retiro


muchas estátuas de las que en aquel habia, y en 1637 y 1660
se hicieron aquí nuevas obras por direccion del Arquitecto
D. Sebastian de Herrera Barnueva, su maestro mayor, dando
á las fuentes la forma que en el dia tienen, y es el siguiente:
en la primera bajada al jardin por la rambla sobre la ria á la
derecha y encima de la presa, hubo un cenador que se deshizo
y han quedado las estátuas de bronce, que se pusieron en el
año de 1662, y llaman comunmente Adan y Eva, y se cree
sean un Antinoo y una Vénus.
Más abajo de esta entrada se hizo el año de 1774 otra
bajada sobre puente de cantería con escalones de mármol y
barandilla de hierro, en cuyos pedestales hay cuatro estátuas
pequeñas que son dos Vénus, un Mercurio y un Baco. Inme
diatamente se encuentra la fuente de Hércules, construida
el año 1661, donde estaba otra de Diana: tiene en el centro
la figura de Hércules luchando con la Hidra, y vestido con la
piel del leon que venció; al rededor se ven otras figuras repre
sentando ninfas, sátiros y náyades, ejecutadas con bastante
delicadeza por Alejandro Algardi, cuyas obras llaman la aten
cion de Roma: son todas de mármol blanco de Italia, y los
pedestales de piedra de S. Pablo: el receptáculo ó pilon tiene
cuatro calles ó entradas con barandillas de hierro.
Sigue la que llaman de Apolo por una estátua que repre
senta esta deidad, en el momento de tener vencida á la ser
piente Piton que está á sus piés: en unos bajos relieves que
tiene el estanque se ven otras de sus victorias y situaciones
de su vida: algunos llaman á la deliciosa plazuela en que se
halla esta fuente, la Puerta del Sol: desde aquí parten várias
calles, y entre ellas la principal, en que hay un juego de aguas
de dos filas de caños á los lados, cuya salida está disimulada,
y soltándolos forman unos arcos que cruzando la calle á la al
tura del pecho de un hombre, mojan y burlan muy bien á
quien con descuido transite ó cruce por ella. En medio está
una piedra cuadrada, que puestos en ella se queda libres de mo
jarse, y se vén con complacencia correr las aguas por los lados:
al remate está la fuente del Reloj. -
Esta es un estanque circular y esculpidas en su orilla las
horas, marcadas por un caño de agua recto, que partiendo del
medio viene á caer en una taza de piedra. Más adelante se
halla la fuente de Harpías, que se empezó en el año 1615 por
Juan Fernandez y Pedro Garay, escultores de Toledo, ajusta
da en 19,447 rs. y se acabó en 1616. Contiene sobre un pedes
tal su taza, y en medio un muchacho sacándose una espina del
pié izquierdo, figura de bronce y copia de otro que hay en el
Capitolio de Roma en mucha estima: el pilon es cuadrado de
rico jaspe, en cuyos ángulos se elevan cuatro columnas con cha
piteles corintios, de lo mismo, perfectamente bruñidas en sus
remates; harpías ó sirenas que echan agua por la boca y los
pechos; le llamaron ántes del Negrillo, y tambien de la Espina,
y se reparó en el año 1669: en los ángulos que forma la pla
zuela de esta fuente hay unos elegantes pabelloncitos de me
dio punto, sostenidos por unas blancas columnas de mármol
de Carrara, con capiteles dóricos, que se hicieron poner en
1783, y producen muy buen efecto.
De esta fuente se pasa á la de Vénus ó de D. Juan de
Austria. Toma el primer nombre de la estátua de bronce de
esta diosa en pié que sale del baño apretándose con las manos
el cabello, que destila agua: está sobre una rica taza de már
mol blanco y encarnado de nueve piés de diámetro. El nombre
de D. Juan se le aplica tradicionalmente porque se dice hecha
de una piedra que tomó este príncipe con la escuadra de que
fué general en el golfo de Lepanto cuando la batalla.
Baco se vé en otra fuente de mármol negro, figura vacia
da en bronce, monstruosamente gordo, horcajado sobre un to
nel, con guirnalda de pámpanos y racimos, y una copa en la
mano derecha: hay mucha expresion en la cara de esta figura:
los contornos son buenos, aunque un poco achatados, la forma
del pedestal y del estanque, muy antigua y de poco valor. La
fuente de Neptuno es sin disputa la mejor: se llamó de Gani
medes, por una estátua de este semi-dios, que hubo en ella so
bre una anguila, con un pomo en la mano y una tacilla en la
otra. Despues se dijo de las Coronas, por cierto adorno que
tuvo: hoy consta de siete grupos de bronce sobre pedestales de
— 49 —

piedra: el de en medio representa á Neptuno sobre un carro


triunfal tirado de tritones con el tridente en la mano; está re
petido en uno de los pedestales: á su alrededor está la diosa
Cibeles en un carro tirado por leones y coronada con un cas
tillo; en el otro lado se halla Ceres; despues Juno con un pavo
real, y por último Júpiter sobre un mundo que sostienen dos
titanes, en ademan de lanzar rayos; son obras de Alejandro
Algardi.
Al fin de este jardin, desde el puente del Tajo, hasta la
ria, se hizo el año 1696 una pared alta, que se cerraba por
unas portadas de mármol: fuera de esta pared quedaba una
isleta en que se formaron unos estanques para pesca el año
1735; se derribó la pared en 1765, y se unió la isleta al jar
din, cercándola con un fuerte murallon á la parte del rio, y se
plantaron várias líneas de árboles; en esta isleta está la fuente
de los Tritones, que es la última, y tuvo várias transformacio
nes hasta el año 1758 que se fijó donde se halla: su compo
sicion es de tres figuras de aquellos semi-dioses que le dan
nombre, dentro del pilon ó receptáculo interior de las aguas
sobre una grada, y cada uno tiene un canastillo en el hombro,
de várias labores, y en la mano un escudo: en el medio se le
vanta una columna y al rededor están tres figuras de cinco
palmos, que representan ninfas, gentilmente vestidas, y entre
ellas diferentes ornatos y mascarones; todo es de mármol blan
co, y su altura de veinte piés. Sobre estas figuras se halla una
taza con bajos relieves en su reverso, que representan sirenas
sujetando por las agallas á unos delfines; encima de la taza
hay otra más pequeña, y en el intermedio dos figuras de gé
nios, que agrupan con dos columnas á que están asidas, y vie
nen á unirse con sus capiteles adornados de mascarones y
otras cosas.
En este punto se presentan dos orillas que seguir: por la
del Tajo se llega á un sotillo, en el que hizo el infante Don
Antonio un hermoso jardin con diversidad de calles de árboles
frutales y cuadros de fresas, flores y verduras, con un cuarto
para su S. A. y para uso de la jardinería: este sitio se llama
la Huerta del Infante.
— 50 —

Entre la calle de la Reina y el expresado rio Tajo empezó


Cárlos IV, siendo príncipe de Astúrias, á formar un pequeño
jardin en el que, poniendo todo su gusto y poder, ha llegado á
la magnitud que hoy tiene, y le ha quedado el nombre de
jardin del Príncipe: para defensa de las aguas del Tajo se hi
zo un fuerte murallon de piedra que se extiende por todo él;
y por la calle de la Reina, está cercado con verjas de madera
pintadas de verde sobre zócalo de piedra blanca, sostenidas
por pilares de ladrillo con remate de cantería en forma ovala
da, sirviendo de adorno á tan nombrada calle, y de asiento en
toda su extension: en esta misma calle tiene sus entradas con
verjas de hierro, con buenos, cornisamentos y estátuas de ni
ños, y eligiendo la principal se encuentra una hermosa calle
de chopos de Lombardía, que sigue de olmos negros con vides
á los piés para formar emparrados: al medio de ella hay una
plazuela rodeada con ocho jarrones, de piedra blanca; se en
cuentra despues el jardinito primitivo cercado con baranda
sólida de hierro, y en su centro una fuente soterrada que re
presenta á Diana recostada, con una copa en la mano izquier
da y un jarro debajo del brazo derecho: al frente de las de
más entradas se presentan igualmente calles de chopos de
Lombardía y del Canadá, que con las otras calles menores,
unas anchas y otras estrechas, rectas, curvas y de mil formas
no pueden contarse ni ménos describirse con puntualidad.
Este vasto jardin en el que se ha reunido todo lo mejor y
más particular del reino vegetal que se cria en España, en
América, Francia é Inglaterra y hasta en el Oriente, presenta
la más inmensa variedad de árboles y frutas que pueden ima
ginar el gusto ó el capricho; así es que mientras por una parte
se pisa el verde joyo de los jardines ingleses, y se vén el cedro
del Líbano, el árbol chino de la vida, el tulipan de Virginia,
el fresno seco de la Luisiana, el laurel de Nive, el chopo ca
rolino, el pino de nueva Inglaterra, el de Jerusalen y el de
Arcadia, la acacia de tres puntas de América, el acer y el
plátano del Canadá, por otra se cuentan más de setenta espe
cies de peras, treinta de manzanas, once de ciruelas, ocho de
guindas y cerezas, seis de albaricoques, dos de acerolas, dos de
— 51 —

nísperos, cincuenta y cuatro de abridores, pavias y melocoto


nes, dos de higueras, dos de granadas y uno de moras de mo
ral: esta especialidad aumenta á las demás partes una hermo
sura y amenidad muy singular; y unidas todas á la armoniosa
música de los bulliciosos pajarillos de todas especies, que por
el jardin anidan, al ruido de las cascadas, y á la pureza del
aire, hacen seguramente un deleitable paraiso de tan encanta
dora mansion.
Allí se mantienen tambien en el reservatorio de cristales,
no solo las plantas más exóticas, conforme al temperamento
particular de sus paises, sino tambien las naturales del suelo,
adelantándolas en términos, que se sirven en los meses de
mayores frios, fresas, uvas, higos, judías, espárragos, alcacho
fas y otros frutos fuera de tiempo.
Las fuentes de este jardin dirigidas por D. Joaquin De
ucandre, escultor del real sitio de S. Idefonso, son tambien de
un mérito singular. Es la primera la de Narciso inmediata al
reservatorio: contiene en medio de un gran pilon de 60 piés
de diámetro una gran taza de piedra que sostiene cuatro cor
pulentos gigantes y en ella sentado en una peña la figura de
Narciso, y en accion de enamorarse de su retrato mirándose
en las aguas: tiene además vários atributos de caza, y su perro
tambien inmóvil, como no atreviéndose á mover ó no distraer
á su absorto dueño: adornan además várias flores del nombre
del semi-dios y otras figuras que forman diez y siete surtido
res, con ocho diferentes juguetes ó formas de aguas, que arro
jan este líquido, si se aprieta, hasta fuera del receptáculo.-
La segunda está detras del reservatorio: la matrona Ceres
sentada en medio del estanque complanado de la fuente, tiene
en su mano la antorcha de la recreacion ardiente y pasajera,
á sus piés se ven vários atributos de su culto, y detras de ella
se abre un haz de trigo, cuyas espigas la rodean, y cuando sale
por ellas el agua forma un precioso abanico semicircular; en
ambos lados hay dos canastillos de flores, cuyo primoroso tra
bajo merece examinarse con detencion.—La tercera está más
arriba enteramente oculta en un bosquete muy gracioso que no
se descubre hasta estar en ella; es pequeña, de mármol, y figu
ra dos tritoncillos que sujetan un cisne con una banda, alza
este su cuello y arroja por el pico un caño de agua de más de
diez y siete piés de altura: al rededor se ven vários mascarones
fundidos en plomo por cuyas bocas salen hasta trece surtido
res de agua, que en su descenso forman diferentes juegos y
principalmente una lluvia ó remolino de muy buena y extra
ña vista.—La cuarta y más principal está al fin de la calle
que enfila paralelamente con la segunda parte del jardin, án
tes de llegar á la segunda plaza de la calle de la Reina,
desde la cual hace un grandioso efecto; esta calle está
formada por gigantescos chopos, carolinos y lombardos,
la fuente figura un templete griego: se vé rodeado el dios
de la poesía y de la música, por un semicírculo de co
lumnitas de piedra blanca, cuyos capiteles ocupan unos patos
con la cabeza levantada, que despiden un surtidor que arrojan
por el pico. A los dos extremos del semicírculo, se ven dando
frente dos templetes ó pilastras con un nicho hueco en el me
dio, en el que hay una cabeza de Cupido que arroja otro sur
tidor, y en la cúspide unos cestones de flores, sostenidos por
dos niños: pero lo que más llama la atencion es la elegante
postura de Apolo, con su lira en la mano izquierda apoyada
sobre el muslo, y con la derecha parece en actitud de recitar,
ó hablar inspirado: esta estátua es antigua, ejecutada en már
mol blanco y perfectamente acabada.
Desde esta fuente se sube por la calle ancha que está á su
izquierda, y como emboscada y oculta se encuentra una está
tua de mucho mérito por su escultura; es antigua y la mejor
que hay en este jardin: representa á Neptuno recostado y agru
pado con un caballo marino; está colocada con mucha propie
dad formando sus aguas un pequeño arroyo. Al mismo lado y
más arriba, entre bosquetes, árboles y cuarteles de flores,
se encuentran dos estátuas, que representan la union de los
dos rios Tajo y Jarama: el Tajo en figura de un anciano con
sumido por los años, desnudo, coronado de espadañas y recos
tado en las peñas: la de Jarama, en la de una robusta ninfa
en pié, con buena actitud y un ropaje bien entendido. En pri
mer término hay dos muchachos que están á su lado, el uno
jugando con un gran barbo, el otro colgándose sobre las peñas
viendo los que bullen en el agua, con ánsia de coger otro. Del
peñasco salen las aguas con abundancia, corren por el jardin
formando un rio que vuelve á uno y otro lado, á imitacion del
torcido curso del Tajo. A alguna distancia mediana, se forma
una isla, en la que hay una casita en figura de choza, que se
llama del Ermitaño, fabricada con trozos de madera de álamo
blanco como de un pié de largo sin labrar, por completo aco
modados unos sobre otros guardando simetría hasta cierto
punto: en lo interior tiene dos cuartitos para habitacion de un
solitario ó religioso, dando á este sitio un carácter monástico
y por demás austero, adornados de estuques, pinturas y ador
nos con mucho primor: sus pavimentos son romanos que se
hallaron en Sepúlveda, y en parte imitados: delante de esta,
casita se vé un puente de ramaje y un poquito de huerta para
que la cultive el ermitaño ó religioso.
Detras de la figura de Neptuno se halla la montaña, Sui
za, que es un cerro artificial muy elevado y de aspecto artistí
co cubierto de aromáticos arbustos, y encima un templete con
várias obras de invencion y capricho, desde el cual se puede
mirar la asombrosa, perspectiva, y panorama que presenta casi
todo el jardin explicado en los términos anteriores. Delante de
la misma figura y entre las dos calles que salen á la misma,
fuente de Apolo y la tercera puerta, circundada de árboles
extraños y cuarteles de flores, se halla una gran laguna en la
que hay peces blancos, encarnados, dorados y matizados pres
tando variedad al conjunto de aquel hermoso todo: la entra el
agua por una gruta que tiene al principio en una isleta, don
de se admira la propiedad con que está imitado el natural
en la posicion de las piedras, que no parece ha intervenido
el arte sino la casualidad de la naturaleza, pues tal es la re
gularidad. Detras de la primera gruta, sobre otro peñasco, se
eleva un obelisco de piedra berroqueña de la época neolítica
que imita en su color al granito avellano oriental, el cual se
sostiene sobre cuatro galápagos de bronce, puesto encima de
un basamento de la misma piedra indicada anteriormente.
Desde la isleta pasa un puente á flor de agua para comu
5
nicarse con un bellísimo pabellon chinesco que sirve de entra
da: su figura es adornada con cuatro puertas, é igual número
de ventanas en sus paramentos laterales y orientados. Tiene
dos cuerpos, y remata cerrado en la forma de capitel, sobre el
cual se eleva una aguja concinco colas en disminucion progre
siva adornadas con colgantes y festones graciosos de mucho
gusto y una gran bola dorada por remate. Los paramentos son
de grecas chinescas caladas en mil caprichos y formas de dife
rentes dibujos, de modo que desde fuera y convenientemente
colocados se goza de lo interior del espectáculo en todos sus
detalles y en las cornisas, colgantes de otras grecas con cam
pañillas de metal, puestas en forma que las puede el aire mo
ver fácilmente. Delante y en trecho separado está la entrada
con mucha cantidad de campanillas en el arquitrabe y fron
tis: el pavimento de jaspe y mármoles y en medio una mesa de
la misma materia, el espacio que circunda en torno el mismo
cenador está empradizado y cerrado con antepecho bajo: todo
es de madera bellamente labrada y pintada de blanco, encar
nado y filetes dorados; los ángulos se adornan con tiestos de
china y hermosas flores de un aspecto alegre y ameno á la vez.
Es cuanto partido á podido sacar el hombre de su imagina
cion.
Al lado opuesto de este pabellon, y dentro de las mismas
aguas se eleva un templete de gusto griego, de los que llaman
Menópteros, perfectamente ejecutado, con diez columnas de
mármol verde obscuro y vetas blancas; los capiteles y basas de
mármol blanco y órden jónico, y los arquitraves y pedestales
de piedra de San Pablo originales y traidas de los montes de
Toledo y Consuegra.
En los intercolumnios se colocaron por órden del rey re
ferido ántes, ocho estatuas de mármol negro que representan
falsas deidades, ó ídolos de los antiguos Egipcios, las cuales
correspondieron al gabinete natural de la reina Cristina de
Suecia. En estos sitios se halla el Laberinto, trasunto del de
Creta ingenioso de la fábula, donde el mas experimentado en
estos graciosos engaños, se pierde entre mil encrucijadas y
vueltas ingeniosas practicadas al efecto.
— 55 —
Subiendo hácia el puente de la Reina está la casa llamada
del Labrador, mandada construir por Cárlos IV el año de
1803; no tiene nada de lo que manifiesta su título, aunque al
principio se pensó en ello no sabemos para qué motivo nifun
damento: es propiamente casa de un rey, por el gusto, la mag
nificencia de las salas, piezas y repartimientos, pintados por
D. Mariano Maella, D. Zacarías Velazquez y otros profesores.
Pero prescindiendo de este bonito palacio, porque nuestro ob
jeto solo es describir estricta y técnicamente los jardines, for
ma parte de este mismo jardin del Príncipe el antiguo de la
Primavera, sin más division que la doble línea ó paso paralelo
de sauces de Babilonia que le circunda: se llamó primero la
huerta de Arriba, despues huerta de Felipa, por la mujer que
la tenia arrendada, luego huerta de los Criados, porque de ella
se les daba verdura para su gasto; tambien se llamó jardin de
los Negros, del Lombardo, del Esparragal, de la Guindalera, y
últimamente de la Primavera; por las flores tempranas que en
él se crian.

En 1616 se le adornó con un reloj de máquina mecánica,


con unas figuras de negros de bronce que tocaban once trom
petas y un bajon; y en el de 1675, se hicieron fuentes y burla
dores: por la parte de la calle de la Reina se cercó el año 1756
con cimiento de fábrica, zócalo de piedra blanca, verjas de ma
dera pintadas de verde, machones de ladrillo y remates de la
misma piedra; y por el Rio con una gruesa pared de mampos
tería que se derribó para juntarle con el jardin del Príncipe:
creemos excusado decir que este jardin, como los precedentes,
está poblado de bellas calles de perales y manzanos, muchos
cuarteles de flores, verduras, espárragos y fresas;álamos negros
muy altos, arbustos, cenadores y caminos cubiertos formados
de plantas con otras diversidades á cual más acreedoras de
consideracion y de esparcimiento ameno.
El temperamento de España, tan benigno y hermoso se
presta á estos juegos con la naturaleza y con sus mejores
obras de creacion. La mano de Dios lo dice y el hombre lo
aprovecha obediente y lo explota como lo hace el artista. Así
todo nace, crece y muere, pero mediante la trasformacion de
— 56 —

la vitalicia sustancia de las plantas, gérmen de vida para el


hombre y de grato é indispensable elemento constitutivo de la
Creacion entera, reflejo del poder de Dios aquella y de la in
teligencia del hombre la otra. La naturaleza bien explotada es
la fuente de todas las cosas creadas; desde el infusorio micros
cópico, que bulle en los aires y en todo lugar, hasta el astro
de las estrellas más remotas del firmamento. Misteriosa rela
cion de nuestro espíritu con todas las cosas que nos rodean y
de las cuales sacamos tanto partido, como puede verse por lo
que hemos dicho y nos resta de los jardines españoles
Lea y juzgue el lector.
Contienen los jardines innumerables calles tiradas á cor
del en diferentes direcciones, formadas de altos y robustos ár
boles fructíferos y no fructíferos, cuyo número hacen subir á
3.150,000, siendo difícil, sino imposible, calcular los de los
bosquetes y sus matorrales varios y pintorescos.
El riego de todos, el de las partidas y parterres, lo reciben
del gran depósito llamado MAR á, donde se reunen las aguas
que descienden impetuosas y abundantes de los montes More
tes, Carnero y Peñalaras, cuya latitud por la parte inferior
bien reforzada, para resistir la fuerza y volúmen del agua, es
de 823 piés, y 155 la de sus lados. La superior no está arregla
da, por lo que presenta una figura irregular ya prevista y cal
culada: es susceptible de tener para recreo como en el mar al
gunas lanchas, su profundidad mayor es de 35 piés, en el cen
tro tiene un banco de tierra amarilla basta, que forma la divi
sion llamada vulgarmente Alforjos; dicho depósito dista de la
entrada principal de los jardines 2,223 piés, de él se surten las
fuentes del Canastillo, Fama y Andrómeda, en los jardines; los
baños de la Calandria y la fábrica de cristales.
Las otras fuentes que existen en los jardines y en la po
blacion para el uso del público, lo hacen de 8 estanques que se
ven en diferentes puntos de los mismos, de manantiales y la
grandiosa de los baños de Diana, del estanque adherido á la
muralla llamada Chato. Las figuras de las fuentes son de plo
mo barnizado, de lo mismo los jarrones, repartidos por los di
ferentes parterres y plazuelas, las estátuas, sus pedestales y los
- — 57 —

bancos, de mármol de Génova, Granada y Paular, obras ejecu


tadas desde 1721 al 28, por los artífices Carlier, Fermin, Tier
rí, D. Pedro Pitué, D. Santiago Borcaus y D. Humberto De
mandre.
Se ven repartidas en diferentes puntos del jardin varias
casitas ó barracas destinadas para los guardas, jardineros, fon
taneros y escultores, y algunos arcones de madera donde se
cierran las llaves que sirven para mover los machos de los con
ductos por donde se distribuyen las aguas á las fuentes para
sus juegos. Inmediato á la muralla del jardin por la parte su
perior, pero en comunicacion desde este, hay un edificio rui
noso conocido con el nombre de cebo, que sirvió para darlo
á los jabalíes que bajaban del monte, y luego cazarlos, y al
mismo tiempo un jardin de recreo del Infante D. Luis, el cual
desapareció por completo en 1808, por haberlo destruido las
hordas vandálicas de Napoleon I cuando traidoramente pene
traron en la península titulándose amigos y aliados, para lue
go convertirse en enemigos encarnizados y en verdugos de
nuestro pueblo.

Sitio de San Ildefonso o la Granja.

De todos los sitios de recreo que existen en España, nin


guno puede competir por su belleza, por el gusto refinado que
en él existe, y por las obras artísticas de inmenso mérito que
encierra, con el Real Sitio de San Ildefonso, considerado por
propios y extraños como superior á los jardines famosos de
Versalles.
Verdadera joya del hermoso arte de la horticultura, este
precioso y extenso jardin es la envidia de los extranjeros y el
solaz de los monarcas de España, y de muy pocos que en la
estacion de los calores van á disfrutar en ese agradable vergel
el fresco y especial poesía que demuestra y que exhalan la di
versidad de plantas y flores que de todos los países del mundo
encierra en una extension de más de 922.750 metros superfi
ciales.
La fachada principal del palacio dá á los jardines, los
— 58 —

cuales extendiéndose á su frente forman el paseo y sitio más


principal de recreo, tanto por la hermosura, cuanto por la
concurrencia en tiempo de verano, en donde aun á las horas
que más vivo é intenso es el calor, burlando la accion de Febo,
se disfruta de una temperatura suave y deliciosa.
Situados estos jardines de manera que dominan á todos
los edificios de este Real Sitio, los que miran al Este están
cercados de cuadros de arbolado frutal y de flores, y son co
nocidos con los nombres de Plantel, Estufa, Tabernáculo, Col
menar, Huerta Grande y el llamado Laberinto; y en los que mi
ran al Oeste existen otros no ménos bellos y grandiosos titu
lados Partida de la Reina y Jardin de la Botica. Todos estos
departamentos constituyen los sitios reservados de estos jar
dines, en donde solo entran las personas reales y los indiví
duos de su servidumbre: los mencionados cuadros ó cuarteles
y los parterres son de un gusto exquisito en demasía; lo mismo
puede decirse de los elegantes y suntuosos adornos que están
repartidos en los varios puntos de los jardines, fueron trazados
y puestos por los florentinos Lensini, Basani y Joli; y segun los
datos fidedignos que tenemos á la vista, ascendió el coste de
los jardines á 480.000.000 de reales, y los adornos, estátuas,
grupos, jarrones, etc., á 3.881,880 reales.
FUENTEs ARTIFICIALEs.—Despues de haber demostrado en
su generalidad los jardines, creemos oportuno dar una noticia
de las particularidades de estos, con especialidad de sus fuen
tes artificiales.
Lo que más llama la atencion y llena de admiracion al
viajero, son las fuentes, y para formar una idea más completa
de sus juegos, se describirán por el mismo órden que lo hacen
en los dias acostumbrados de San Fernando, San Luis, cum
pleaños y dias de SS. MM. de ceremoniosa solemnidad. En
toda la carrera se cuentan 26 fuentes así nombradas: las ocho
con los nombres de Vientos, Selva ó Pomona, Neptuno ó Caba
llos, Andrómeda, Canastillo, Latona ó Ranas, Baños de Diana y
Fama, tenidas acaso por de primer órden; y por de segundo,
Anfitrion, Tres Gracias, Caracoles 1.º y 2.º, Abanico, Apolo, Ta
zas 1.º y 2.º, Ocho Calles y Dragones 1.º y 2.º, que toman tales
— 59 —

nombres por circunstancias fortuitas: ya las expresaremos.


FUENTE DE Los VIENTos.—Frente al 5.ºbalcon de la facha
da principal del Real Palacio, que mira á los jardines y á la
esquina del S., hay una calle con varias plazuelas, adornados
sus centros con dibujos de cesped, y en alguna bancos para
descanso; en la cuarta se encuentra la fuente, compuesta de
un juego complicado de aguas, que á su union forma una nie
bla por la fuerza y sacudimiento que tiene en su descenso por
causas atmosféricas-físicas; su estanque es de figura circular
de un diámetro de 52 piés, y de 9 de profundidad, hallándose
en su centro y sobre un peñasco de plomo, sentada una figura
con su corona y cetro en la mano derecha, y con la izquierda
sujeta unas cadenas que aprisionan fuertemente 16 cabezas
de céfiros distribuidos al rededor del peñasco y sin concierto
ni órden alguno establecido en su formacion. La figura prin
cipal que representa á Eolo, tiene entre sus piernas un delfin,
que por su boca arroja un caño de agua de 15 líneas de diá
metro y 50 piés de elevacion. En el cerco del estanque hay
ocho cabezas monstruosas ó mascarones que vierten agua, á
chorros á él, y con direccion al orgullo de los vientos encon
trados. Las salidas ó surtidores que forman la variedad de
juegos, son 32: 24 oblícuas, y las demás con elevacion. Esta,
el dia que concurren SS. M.M., es la última que juega, pues
se dá principio por la cascada, á cuyo frente se halla la puerta
principal de palacio, que tiene su salida á los jardines limí
trofesó adyacentes.
CAscADA NUEVA.—Frente de la fachada de palacio, y como
á distancia de 30 piés, puestas sobre una línea de piedra de Se
púlveda, se ven 4 grupos de niños en diferentes actitudes y en
tretenidos en juegos con diversos animales y de trecho en tre
cho hay 8 esfinges con cabeza y pecho de mujer y lo restante de
leon, que tambien suelen dárseles el nombre de sirenas: son co
sas propias de la mitología histórica: todas estas figuras se ven
colocadas sobre pedestales de mármol blanco, con más elevacion
unas que otras; ántes se hallaban barnizadas de purpurina,
bronceada, pero deterioradas por el trascurso del tiempo, se ha
llan raspadas con el objeto de reformarlas como las del centro
— 60 -
PARTERRE DE LA CASCADA.—A continuacion está el delicioso
y florido parterre compuesto de combinados dibujos de mirto y
de tejo, cercado de una línea de boj, en cuyo centro hay varie
dad de flores de vista y olfato; que es por demás; á las bandas
de los costados y próximo á los plantíos hay vistosas hayas y
lauros. En los lados del parterre se encuentran 6 estátuas de
mármol, y 18 jarrones de plomo de mucho mérito artístico.
ANFITRIoN.—A la conclusion del parterre y frente á la ca
lle divisoria de los dos cuadros que la forman, hay un estan
que, su figura de proporciones circulares convexas y cóncavas,
con algunos quebrantos rectos, y su mayor diámetro de 108
piés. En el centro hay una figura de mujer que representa á la
diosa Anfitrion, sentada en un carro tirado por pavones á ma
nera de conchas, con cuatro delfines que despiden agua por
sus bocas al expresado estanque. Uno de estos está acariciando
á la diosa, y este por un surtidor de 15 líneas de diámetro, ha
ce subir el agua á 60 piés. Tambien acompañan á estos ador
nos tres náyades y un céfiro, presentándola varias preciosida
des y mariscos de coral, perlas, etc. En los dos descansos hay
colocados cuatro niños, entretenidos con cisnes, que tambien
vierten agua con direccion al estanque como es debido; ocho
cabezas de céfiros colocados al rededor de la meseta, vierten de
igual suerte agua con la misma direccion que aquellos ofre
ciendo una vista de verdadero espectáculo. A los costa
dos de este recipiente, hay dos hermosas escaleras de már
mol, y en sus extremos una figura reclinada que puede re
presentar los rios Tajo y Guadiana y como admirándose de es
ta suntuosidad y magnificencia, lo cual es un pensamiento be
llo y oportuno. Subiendo las escaleras que están á la derecha
en cada una de las cuestas que forman su orilla, hay otros
cuatro jarrones con otras tantas estátuas interpoladas por si
metría escrupulosa y artística como prescribe el sentido comun
del arte. Al fin de la cascada y en su parte superior, hay
dos caballos sobre pedestales de mármol, arrojando agua por
cima de estos un perro y un venado, de cuya boca sale
un surtidor con direccion á la primera meseta, haciéndo
lo por el lado opuesto del mismo modo y con igual di
reccion un jabalí y un leon estableciendo un juego de aguas
muy vistoso. En el testero de ella, hay colocados tres móns
truos marinos ó mascarones echando un gran chorro de agua
que por la abundancia hace en cortos minutos cubrir las diez
mesetas ó escalones que forman la cascada. El número de surti
dores de esta fuente es de 25, número bastante para constituir
un cuadro bello y vistoso en demasía: es un cuadro digno del
pincel del arte de la pintura.
La fuente de las tres Gracias cuya descripcion como la de
las otras fuentes omitiremos por no hacernos difusos ni minu
ciosos, pero no omitiremos la circunstancia de esta fuente que
en su plazuela, y á unos siete pasos de distancia de su es
tanque, está un cenador que sirve de coronacion á la cascada y
parterre: es una pequeña pieza de forma ochavada con cuatro
entradas, á las que se sube por sus escaleras de cinco pelda
ños; es de piedra de Sepúlveda perfectamente trabajada y
adornada con esmero por la parte exterior con pilastras de ór
den jónico puro que sostienen la cornisa y capiteles que le cir
cuyen por sus cuatro fachadas principales.
Al medio del Cenador y en la misma plazuela empieza la
gran calle con el nombre de Larga; atraviesa las ocho calles y
termina en la fuente de Latona ó Ranas. En diferentes trechos
de ella se encuentran cuatro plazuelas pequeñas adornadas con
14 estátuas de mármol representando dióses y diosas, temas
obligados de estos recreos.
Siguiendo la carrera de las fuentes segun el órden que
al principio queda manifestado, se pasa desde la cascada á la
denominada Pomona, más conocida por Selva; se baja á ella por
una escalera de dos ramales de piedra de Sepúlveda, adornada
con un balaustrado de fierro compuesto de 66 balcones dividi
dos por pilastras de piedra berroqueña y componiendo una la
titud de 990 piés; sirve tambien este enverjado de línea divi
soria para los jardines altos y bajos, que es como están distri
buidos.
Volviendo á subir la escalera y frente el quinto balcon de
la fachada principal del palacio que mira al E., empieza el so
berbio y vistoso juego, quizá el más completo de fuentes, que
— 62 —

hay en el jardin, denominado Carrera de Caballos: al entrar en


esta calle se disfruta de la gran vista de seis fuentes, com
puestas de 114 surtidores ó salidas de agua que juegan á un
mismo tiempo con diferentes elevaciones y direcciones, colo
cadas todas simétricamente en línea recta.
Siguiendo la direccion de esta calle se vá al Parterre de la
Andrómeda: éste consiste en un gran cuadro dividido por una
calle, dos más pequeños que sirven para floresta, cercados de
boj con varios tejos arreglados á tijera que les adornan tam
bien ocho jarrones, que se hallan sobre pedestales de mármol,
lo mismo que cuatro figuras tambien de mármol que represen
tan á Saturno, Jemenia famoso músico de Traline, Neptuno y
Juno. Siguen otras interesantes fuentes y calles que omi
timos.
Los varios jardines, que al principio hemos dicho eran re
servados, contenian frutas y flores, cercados ó murallados con
el título de Plantel..... Este plantel que está situado á la parte
baja de los jardines, frente á la fuente de la Selva ó Pomona,
sirve de criadero de árboles fructíferos de innumerables clases,
como tambien de florestas, muchas de unos y otros venidos del
extranjero. En este punto se encuentran las estufas, en donde
se conservan algunos naranjos, limoneros, adelfas ó valadres,
y algunos plantados en tiestos, de vista y olfato. Contiguo
á estas hay dos piezas de bastante dimension, con destino á
preservar de la intemperie y rigor del invierno todas las verdu
ras que sirven para los regalos, y para trasplantar en mejor
tiempo en tierra al aire libre aquellas que por su calidad sirvan
para guardar las semillas de toda clase de plantas. Un cuadri
longo dividido en cuatro porciones, conocido vulgarmente con
el nombre de caja de las flores, adorna el frontis de la estufa,
dos de ellas cercadas con vistosos rosales de todo el año y en
sus ángulos frutales, las otras dos de tejo y bojes piramidales
y ovales simétricamente ordenados; y en el centro de cada uno
de ellos un cenador á la rústica vestido de lupio y boj.
En frente de la puerta principal de la estufa, hay un es
tanque circular con su balaustrada en sentido circular tambien
que lo rodea por completo y á uniformidad de altura, y que
sirve para el riego de los cuadros; y además encierra en sí
un crecido número de peces de colores.
Desde esta caja se pasa al Potosí, llamado con este nom
bre por la abundancia de frutas que en él se cogen todo el año,
se halla bien amurallado; dan entrada á él cuatro puertas de
hierro de mucho mérito artístico, con especialidad la que da en
trada desde la caja y la que se halla á su frente. Este se halla,
dividido en 16 cuadros todos cercados de árboles copudos y á,
flor de tierra, de espliego. En el centro hay otro estanque como
el anterior, y con igual objeto, donde tambien se ven bonitos
peces de colores. Las paredes de uno y otro punto están cubier
tas de albaricoques, abridores y manzanos.
Con el nombre de Colmenar, así llamada porque en su fun
dacion existian en ella cierto número de colmenas que hoy no
existen más que los vestigios, hay una partida que está desti
nada para conservar fresa, frambuesa, y frutales, y sus calles
en línea se hallan plantadas de rosales, lilas y otros arbustos.
Le adornan tambien variedad de frutales entre ellos dos mora
les, los únicos que existen en aquellos jardines; tiene en dife
rentes direcciones calles muy cómodas para paseo, y al descen
so de una de estas en medio de un bosque que forman los ár
boles, una plazuela con su fuente que en la estacion más ca
lurosa del verano tiene sumamente fria su agua. -

Finalmente, se denomina Partida de la Reina una que mi


ra al O. contigua á la ermita de San Ildefonso, y le cupo este
nombre porque su fundacion fué para que sirviese exclusiva
mente de recreo para la reina D.º Isabel Farnesio. La forman
tres divisiones, una destinada á fresa y en ella varios frutales
y nogales corpulentos, otra dividida en cuadros cerrados con
frutales y grosella: la division de estos cuadros hace formar
espaciosas calles. En la calle principal ó divisoria de los cua
dros hay tres estanques con un surtidor en medio. Hay tambien
una gruta á la rústica muy bien formada de tejo y haya, pero
tan poblada que no penetran en ella los rayos del sol, y en me
dio de un excesivo calor se nota un fresco agradable.
La última division es la más vistosa, pues ella es solo de
dicada á floresta: está tambien dividida en cuatro pequeños cua
— 64 —

dros adornados por su circunferencia con tejo, y á proporcio


nales distancias bojes bien compuestos á tijera. En esta divi
sion está la casa que sirve de asilo para los jardineros y plan
tas en el rigor del invierno, y en la fachada principal de ella
hay un emparrado, parte de estas y parte de lúpulo.
A espaldas de la Partida de la Reina esta la Faisanera
que tenia por objeto criarfaisanes y variedad de aves extrañas.
Al lado de las anteriores partidas está el llamado Jardin de la
Botica y por fin el Laberinto en la parte baja inmediato al Col
menar hácia el E. y próximo á la muralla, así llamado porque
de sus muchas plazuelas y calles en diferentes direcciones con
dificultad puede salirse sin señal ó persona conocedora del de
partamento: fué trazado por D. Estéban Botelú y sus ayudantes
Padilla, Gomez y Escolano; las paredes son cubiertas comple
tamente de haya que se recortan al tiempo, y los árboles que
en sí encierra son álamos, castaños de Indias y otros sin nin
gun frutal. .

Indicado ya en todos sus principales detalles la riqueza y


hermosura de este sitio hecho verdaderamente por el genio del
buen gusto y del lujo más refinado, júzguese si es exajerado el
concepto en que generalmente se tiene á este delicioso sitio
considerado como muy superior á los del extranjero y espe
cialmente á los de Versalles, tan célebres en Europa. El juego
de las aguas de este sitio, si bien abundantes y de gran efecto,
no sobrepujan á las del sitio de San Ildefonso, no solo por las
caprichosas figuras que representan en su ascenso, cascadas
que forman á su caida, choques de unas con otras, etc., sino por
su abundancia, pues baste decir que el agua que consumen to
das las fuentes corriendo á la vez es de 29,448 piés cúbicos por
minuto atributo esencial de la jardinería y grata manifestacion
del gusto ingénito del sentimiento artístico que tanto partido
sabe sacar de la esterilidad de las cosas, y de la insustanciali
dad en sus relaciones, tanto en las obras naturales, como en las
del espíritu humano de suyo soñador y fantástico en todos sus
conceptos morales.
CAPITUL0 II.
FL0RICULTURA Y 0TROS CULTIVOS DE ADORN0 AL
AIRE LIBRE.

Parterres, macizos, parques, jardines, etc., etc.

Uno de los más deliciosos recreos es sin duda alguna los


jardines.
Ellos nos deleitan, alegran nuestra vista, embalsaman el
aire de perfumes que nos animan, y todo su conjunto lleno de
hermosura y majestad eleva nuestra alma hasta el mismo Dios
por una série no interrumpida de elucubraciones filosóficas
producidas por la vista recreada del jardin.
A pesar de la feracidad de la tierra, esta seria un vasto y
triste erial si no la abonase el hombre con el sudor de su
rostro. Por este esmero, por este celo provechoso aguijo
neado por el interés de la vida, el hombre trabaja la
tierra, porque es la base de su primitivo alimento. Des
de Adan hasta Noé, y desde Moisés hasta los tiempos mo
dernos, el hombre ha cumplido su instinto racional é inna
to sacando todo el partido posible de la naturaleza. La
accion del frio y de los elementos, la lluvia, el fuego, la intempe
rie, en fin, le hizo pensar en la manera de defenderse de tan
terribles enemigos, y formó los vestidos y las viviendas; las
necesidades físicas, el hambre, la sed, y otras calamidades de
la vida, le hizo cultivar con esmero y periódicamente ciertas
semillas que la experiencia trasmitida les habia enseñado su
utilidad, y así modificó los alimentos primitivos, tal como los
— 66 -

daba la tierra, y satisfizo más y más sus naturales é indispen


sables necesidades físicas y naturales. En épocas más adelan
tadas, especialmente en la época de la dominacion árabe, tan
útil á las ciencias, la agricultura se perfeccionó y Abu-Zacarías
fué su reformador, como ántes lo habia sido entre los romanos
Columela y otros insignes varones. -

Merced á estos adelantos progresó tanto la agricultura,


que hoy, gracias tambien á la química, física, topografía y de
más ciencias exactas y naturales, ha llegado á una altura ex
traordinaria.
La utilidad y la provechosa influencia que han ejercido
estos adelantos es tanta en la humanidad, que una prueba
patente de ello, es el partido que ha sabido obtener el
hombre agricultor de la naturaleza á fin de satisfacer
sus caprichos, gustos y deseos, y esto se vé de una manera
clara y terminante en la horticultura ó arte de la jardinería.
En Italia, en España, en Francia y especialmente en In
glaterra, se ha sabido sacar de esto un partido extraordinario,
segun lo demostramos en el decurso de esta obra al tratar de tan
importante materia.
Siendo la jardinería un accesorio de los otros géneros de
horticultura ornamental, y plegándose á todos los gustos y
caprichos, lo mismo que á todos los grados de fortuna y ac
cion de todos los climas, nada tiene de extraño que goce de
un favor tan universal.
Su más habitual teatro, por decirlo así, es lo que se deno
mina generalmente con la voz de jardin de flores, que los fran
ceses llaman parterre, palabra admitida por nosotros á fuerza
del uso. En efecto, allí está propiamente en su casa, y su re
pertorio riquísimo y agradable, que tanto deleita la vista y el
olfato, es tan variado que puede sin dificultad prescindir de
todo cortejo extraño y de carácter asaz secundario ó dudoso,
pues así lo indica y aconseja la práctica y la razon humana en
estos preceptos estremos del gusto artístico.
Las superficies que ocupa no son por lo comun muy ex
tensas ó dilatadas y espaciosas, á fin de que el ojo pueda abar
car simultáneamente todos sus detalles; se presta por otra par
— 67 —

te con una maravillosa facilidad á las subdivisiones, cuando


entra á formar parte de la decoracion de los jardines de otro
carácter; es, por último, susceptible de todos los diminutivos
y detalles pequeños y grandes, buenos ó medianos, desde la
platabanda, que segun veremos mide algunos metros hasta el
espacio de un cajon ó de una maceta, siendo en esta forma
más ó ménos de buen gusto la que debe constituir por regla
general una rama, por decirlo así, secundaria de la jardine
ría, por las diversidades que presenta en su mayor parte el
conjunto de la belleza de los mismos, la cual presta á la tota
lidad del cuadro, verdadero interés, cosa que así debe ser,
porque á distraer el ánimo se encaminan y tienen por objeto,
estos jardines, verdaderos edenes de la tierra. -

Hallándose en todos los tiempos asociada la floricultura á


los huertos, nada más comun que encontrar á lo largo de las
principales calles de una huerta arriates de flores; nada más
natural que ver alternar con árboles frutales el lindo rosal y
otros arbustos gratos y olorosos. Esta viene á ser la floricultura
llamada plebeya por Naudin, suficiente para el jardin de un
colono, ó de un modesto propietario rural, á quienes otros tra
bajos más serios no permiten cultivar un jardin en regla.
En las quintas de recreo del hombre rico y acaudalado es
donde el jardin de flores de ordinario se presenta por encima
de esos cultivos vulgares, y convirtiéndose en una cosa espe
cial, toma un sello particular, un estilo, como se usa en lengua
je hortícola entre nosotros, que determinan la moda dominante,
la naturaleza de la localidadó únicamente el capricho del dueño.
Bueno debe ser que desde luego anticipemos que la invencion ó
aplicacion de un estilo adoptado álas circunstancias, es una obra
de gusto y de imaginacion, que está al alcance de muy pocos
hombres; porque efectivamente la creacion de un jardin de recreo
de alguna extension, en particular de los que se comprenden
bajo la denominacion de jardines pintorescos, ó de paisaje, es
un arte, el arte de la jardinería, tan cumplicado y difícil como
la arquitectura, y las composiciones que han sido felices en es
te género, en ninguna parte son cosa comun.
El estilo de los jardines de flores y de paisaje como se
— 68 —

echa de ver por la reseña que precede á esta obra, ha variado


con los tiempos y las costumbres de ahora, y hoy dia experi
menta todavía variaciones segun los lugares y los climas;
porque es cosa clara que un jardin de recreo de un clima,
húmedo, y que apenas vé el sol, como el de Inglaterra, no ha de
constar de los mismos elementos que otro del Mediodía de
“Europa por la diferencia que hay de uno á otro. Todo cam
bia con los climas: el aspecto del cielo, el paisaje, los vegeta
les, las industrias humanas, los sistemas de cultivo, los gustos
y las necesidades; y el jardin de lujo refleja indispensablemen
te elementos tan diversos como es natural. Mientras en Ingla
terra verdes sábanas de césped son casi el obligado acompaña
miento de los parterres; en Italia y España lo son las esca
linatas, las estátuas y los surtidores ó juegos de agua. En esta
materia cada nacion tiene sus gustos particulares, como cada
clima y cada sitio tiene sus exigencias segun opina con nos
otros Mr. Naudin en su Manuel de lamateur des jardins.

Del parterre.

Situacion.—Está indicada por su misma naturaleza; pues


siendo el parterre el cuadro en pequeño de lo que el reino ve
getal produce de más gracioso, debe estar inmediatamente
contiguo á las habitaciones; conviene que, no tan solamente la
vista pueda abarcarlo de lo alto de los balcones, ó de las ven
tanas, sino tambien que sea fácilmente accesible en todos los
tiempos y en todas las estaciones del año. Si consta de piezas
aisladas, diseminadas sobre una pradera ó alfombra de verde
yerba ninguna de ellas debe quedar enteramente oculta, ora,
por estar lejos, ora poralgun obstáculo interpuesto; algunas, sin
embargo, pueden quedar habilmente retiradas á los costados de
modo que únicamente se vean de perfil. Los invernáculos, si
los hay, y su carácter arquitectónico se presta á ello, deberán
tambien estar á la vista de la casa habitacion, pero á la otra,
parte del parterre, del cual formarán ellos los límites á la ex
tremidad ó á los costados. El arquitecto ó el propietario es
quien ha de juzgar en este proceso del arte, atendidas las com
- 69 —

diciones especiales de la localidad determinada, y cuáles debe


rán ser las combinaciones más á propósito para producir
un conjunto, cuyas partes estén armoniosamente ligadas unas
con otras, ó sean entre sí. y

En los climas septentrionales, sobre todo si son muy llu


viosos, ó cuyo cielo está con frecuencia cubierto, se colocará el
parterre expuesto al mediodia, al Sud-Este ó al Sud-Oeste, y
jamás al Norte de las habitaciones, por ser esto hasta perju
dicial é insalubre en demasía.
En los climas del mediodia esta regla es mucho ménos
absoluta, pues en ellos para el cultivo de las flores, así como
para el de las legumbres, es bueno que los jardines tengan
una moderada sombra de árboles más ó ménos corpulentos, y
áun muchas plantas irán bien expuestas al Norte, con tal que
puedan recibir los rayos del sol durante algunas horas por la
mañana ó por la tarde.
Terreno del parterre.—Como, por lo regular, el terreno en
donde se coloca el parterre no se distingue por ninguna cali
dad particular del de la propiedad de que forma parte, si es
malo ó mediano, fácilmente se le mejora, en razon de su limi
tada extension, mediante algunos abonos apropiados á su na
turaleza; aunque á la verdad debe decirse que la tierra mejor
para las plantas de recreo, siempre muy varias en sus especies
y en sus necesidades, es una tierra media, en la cual los prin
cipios arcillosos, calcáreos y arenosos se equilibren á fin de que
sea suelta, no sujeta á endurecerse y á agrietarse al calor de
los rayos del sol, pues esto indicaria un exceso de arcilla. El
subsuelo ha de ser permeable para que el agua no se detenga
en él; y por lo que respecta al abono, no se deben introducir
en ella sino mantillos descompuestos, guano ó sustancias lí
quidas muy diluidas. Naturalmente en un terreno consagrado
al cultivo de recreo y situado á las puertas de la habitacion, se
evitará todo abono desagradable á la vista ó al olfato.
Aunque acabamos de indicar la calidad media de la tierra,
como la más á propósito para que á ella se puedan acomodar el
mayor número de plantas, tomadas englobo en sus detalles; espe
cies hay, sin embargo, cuyas exigencias son tan particulares, que
6
— 70 —

esa tierra de mediana calidad no les bastaria para poder ad


quirir toda su hermosura, ó aun tal vez para poderse dar en
ella. Las primaveras, por ejemplo, prefieren un suelo en que do
mine la arcilla; las plantas bulbosas uno en donde haya un
ligero exceso de sílice; los brezos, los rosales, las kalmias,
etc., la tierra denominada de brezos. Para todos esos cultivos
especiales se tendrán que reservar en los lugares que se juz
guen más á propósito para el efecto general, espacios en don
de la tierra sea esencialmente de la naturaleza indicada por el
género de plantas que se desea cultivar. Estas particularida
des que ya hemos indicado en el Tratado de la huerta, las com
pletaremos al hablar del cultivo propio de cada una de esas,
categorías bellas del arte.
Forma y dibujo del parterre.—La forma general del par
terre está muchas veces determinada por su misma situacion,
y no es raro que sea entónces un cuadrado, un rectángulo, ó
un polígono más ó ménos regular como los que se ven en la
mayor parte de los jardines públicos de nuestras ciudades;
pero cuando el espacio no está circunscrito ni por construccio
nes, ni por cultivos que se deben conservar, y sobre todo, si se
puede cortar el parterre en el césped de una vasta pradera ca
si siempre se le dan formas irregulares, caracterizadas por lí
neas curvas, mucho más agradables al ojo que las formas pu
ramente geométricas: esto lo aconseja la estética y la razon de
la belleza del conjunto.
El dibujo de un parterre, si tiene alguna extension, es
una verdadera obra de arte, que exige á la vez de quien la em
prende, un gran conocimiento de la materia y mucha imagi
nacion. Pocos han sobresalido en este particular, como se des
prende en general de la reseña histórica que precede á estos
trabajos, pues no todos tienen la misma inteligencia para el
caso que nos Ooupa.
En un asunto como este como dice Naudin en que se de
ben combinar tantos elementos para producir un cuadro ar
monioso y de gusto, casi no es posible trazar reglas. Todo lo
que puede hacerse es recomendar el estudio de los parterres
que gozan de cierta nombradía, ya en los jardines públicos, ya
— 71 —

en los de propiedad particular. Unicamente con la observacion


de buenos modelos es como se forma el gusto y como se apren
de á servirse de los datos que suministra la teoría.
Propiamente hablando dice Mr. Naudin, las calles y
los senderos son lo que constituye el dibujo de un jar
din, porque determinan las formas de los repartimientos ocu
pados con las plantas. Cualquiera que sea la figura total de un
parterre, ora sea geométrica, ora irregular, las calles y los sen
deros de un jardin pueden ser rectilíneos y curvilíneos; toda
vía se combinan con frecuencia estos dos caractéres, dividien
do el jardin en una ó en muchas calles rectas, y el terreno en
grandes cuarteles, que cortan luego en otros más pequeños las
veredas ó senderos sinuosos. La eleccion ó la reunion de los
dos modos, depende de circunstancias que conviene saber
apreciar. Aunque siempre las calles principales permiten ma
yor anchura que los senderos, este ancho, sin embargo, está
subordinado á las dimensiones totales del parterre. Raras ve
ces pasa de 4 metros en los grandes jardines, y regularmente
no llega á tanto, pudiendo reducirse á un metro, ó ménos, en
los más pequeños. Los senderos tienen en general un ancho
suficiente si por ellos pueden andar de frente dos personas
juntas; lo más frecuente es que una sola persona, pueda mo
verse holgadamente, sin estar expuesta á pisar los cordones ó
bordes, pues así se dá más unidad al conjunto.
Exigen el buen gusto que las calles y pasillos de un jar
din deben estar cubiertas de arena, ó más bien de una capa de
guijo menudo. Esta práctica tiene por objeto impedir que se
forme barro, á causa de las lluvias, facilitar el paseo y sofocar
las malas yerbas que podrian crecer en ellas. La arena silícea,
un poco gruesa que llevan los rios es perfectamente á propósi
to para este uso; pero allí en donde fuese difícil y costoso el
procurarse esa arena, se puede suplir con un guijo cualquiera,
machacado si es preciso, y que los fragmentos sean todo lo más
pequeño que se pueda. Cuando es dado disponer de guijo un
poco fino, se puede mezclar con ladrillo machacado, que sirve
de cemento entre sus diferentes partículas, y cuyo color rojizo
se combina ventajosamente con el verde que le rodea. El grue
- 72 -

so de esta capa de guijo es variable, á tenor de la naturaleza


tenaz ó ligera del terreno, pero basta que tenga un centímetro
de espesor. La regla determinante aquí es producir una super
ficie resistente, unida, relativamente seca y cómoda para el pa
seo. Jardines hay en donde esa cubierta de guijo es sustituida
por betun, ó por un verdadero enladrillado, pero esta es una
práctica muy costosa y cuyas ventajas son muy locales para
poderlas recomendar de una manera general á nuestros lec
tores.
CoRDONES DE LAS CALLES Y DE Los PASILLos.—Esos cor
dones ó pasillos tienen por objeto proteger las plantas contra
el pisar de los transeuntes y así mismo impedir que las mis
mas usurpen el camino, que debe estar siempre limpio y con
servar su uniformidad. Son vivos ó secos, segun los materia
les que en ellos se emplean.
Los cordones vivos, que á veces son verdaderos setos pe
queños, se hacen con plantas rústicas, en cuanto sea posible
vivaces y leñosas; en una palabra, capaces de resistir frecuen
tes choques sin ser notablemente perjudicados. Bajo este
punto de vista, ninguna especie reune tantas calidades como
el boj comun, que á una grande resistencia une la ventaja de
conservarse siempre verde. Se acomoda á todos los terrenos,
hasta á los más inferiores. Plantándolo por hijuelos arraiga
dos, en línea, á distancias de 7á 8 centímetros, se obtiene en
algunos meses un cordon continuado y tupido, de un aspecto
agradable y de una gran solidez. Se corta á tijera para darle
una regularidad geométrica, y con esto se mantiene á una al
tura determinada á la vez por las dimensiones del parterre, el
relieve de los cuarteles plantados sobre el nivel de la calle y
tambien por el grandor de las plantas que estos contienen. Si
el cordon fuese muy bajo, casi careceria de efecto; si muy
alto y muy nutrido, sofocaria las plantas, que debe proteger;
se puede fijar, pues, como término medio muy general, su al
tura entre 12 y 18 centímetros, por un espesor un poco menor
de esta medida.
El "tomillo, el césped del Olimpo ó estatice marítima, la
pequeña vincapervinca, la margarita de flores dobles, el fresal
— 73 —

y muchas otras plantas se han ensayado como cordones, pero


ninguna de ellas ha podido reemplazar al boj á lo largo de las
calles. El tomillo, de follaje mucho ménos hermoso, es al mis
mo tiempo ménos rústico y ménos firme; además, se pierden
muchos piés, lo que deja muchos lugares vacíos que hay que
volverá guarnecer, pero tiene la ventaja de ser de otro matiz
que la masa de la vegetacion, y además florece y exhala un
perfume aromático que no está destituido de atractivo. Se
puede, pues, adoptar como planta de cordon, pero con mucha
parsimonia y para proteger pequeñas masas de flores. El cés
ped del Olimpo, llamado tambien de España, que es muy her
báceo y se extiende por el suelo, no defiende las plantas de
los compartimientos, y tiene además el inconveniente de inva
di las calles; pero su verdor, esmaltado de flores lilas, es
agradable á la vista. Los cordones de vincapervinca son tam
bien poco defensivos, y para su conservacion exigen un traba
jo casi contínuo, á fin de que se mantengan en los límites
que no deben traspasar. Las mismas observaciones se aplican
al fresal que, si es verdad que tiene la pequeña ventaja de dar
flores y frutos, envia sus rizomas á los macizos y á los senderos,
y atrae debajo de su espesa sombra cierta cantidad de babosas
y de insectos. Todas esas plantas y muchas otras que omiti
mos, pueden, sin embargo, útilmente emplearse para cordones
cuando se tiene la habilidad de echar mano de ellas con opor
tunidad.
Cuando los macizos están aislados sobre una sábana de
césped, por lo que es imposible el pasearse, es de todo punto
inútil el ponerles cordones defensivos; esos macizos son aun
muchas veces más graciosos, cuando las plantas de la circun
ferencia se tienden con libertad sobre la yerba que las
rodea. -

Los cordones secos se hacen de maderas, de ladrillos ó de


hierro. Los primeros consisten en un enrejadito de ramas do
bladas y cruzadas, cuyas extremidades se fijan en el suelo á
bastante profundidad, á fin de que no puedan ser con facili
dad desviadas. Las varillas, ordinariamente de madera de en
cina, ojaranzo ó haya, son por término medio del grueso de
— 74 —

un dedo. El alto del cordon, ya vertical, ya inclinado, y figu


rando el borde superior de un canastillo, es de 12 á 15 centí
metros sobre el suelo, algunas veces más, segun sea el tamaño
de las plantas de flores. Esas pequeñas guarniciones, que re
presentan bastante exactamente un cercado, y que no carecen
de elegancia cuando están bien hechas, desgraciadamente son
de poca duracion, á consecuencia de la corruptibilidad de los
materiales en ellas empleados.
Los cordones de ladrillos que se clavan de punta hasta
los dos tercios de su altura, son muy preferibles, á causa de
su larga duracion y de su solidez. Aunque por sí mismos ca
rezcan de toda elegancia, su misma sencillez es todavía una
ventaja, porque facilita el aseo en que se debe conservar
siempre el parterre, porque en ellos no encuentran refugio hi
las babosas, ni otros animales destructores, inconveniente de
que ni el mismo boj está exento. Además de que sostienen la
tierra de los relieves. Si se tiene en cuenta su precio relativa
mente bajo y la facilidad con que pueden reemplazarse los que
casualmente se quiebran, nadie dudará en concederles la pre
ferencia sobre todos los otros cordones secos. Conviene esco
gerlos siempre perfectamente cocidos, duros y compactos. Su
largo nunca deberia ser menor de 0m 25, sobre 0n 06 á 0m,
07 de espesor, y seria más bien ventajoso escogerlos de mayor
longitud, porque el borde tendrá tanta mayor solidez cuanto
más penetren en el suelo los ladrillos.
En vez de ladrillos ordinarios se puede echar mano ven
tajosamente de ladrillos fabricados á propósito, que se en
cuentran en algunas alfarerías de horticultura, y si se em
pleasen arcillas escogidas, con facilidad se les daria mucha
elegancia y solidez.
Los cordones de metal son enrejados de formas variadas
de hierro forjado ó colado, y á veces alambres recios, simple
mente entrelazados; clases de defensas que están hoy dia en
boga, á los cuales se dan al construirlos formas muy variadas:
tienen la ventaja de no atraer los insectos, pero su precio es
comparativamente subido, y la pintura de que ordinariamente
se cubren no les preserva del todo de la oxidacion. En resú
— 75 —

men, tienen tambien sus inconvenientes, de modo que no


conviene su adopcion en muchas circunstancias; y por lo to
cante en particular á los enrejaditos de alambre, tienen tan
escasa solidez y pierden con tanta facilidad sus formas á la
menor presion, que casi en ningun caso se puede recomendar
Sul llSO,

PRADERAs y CÉsPEDEs.

Estas son superficies de terreno más ó ménos vastas, de


indeterminadas formas, y cubiertas de una vegetacion muy
uniforme de gramíneas, cuyo perpétuo verdor es uno de los
grandes atractivos de los jardines de paisaje. Las praderas
se diferencian de los céspedes propiamente dichos, en que
aquellos son de yerba ménos escogida y se les prodigan cuida
dos ménos asíduos, el césped, más refinado y mejor cuidado,
se hace para verse de cerca; la pradera gana en que se la
mire de una cierta distancia, lo que siempre supone alguna
extension como es claro.
Los céspedes entran con ventaja en la composicion de un
parterre, ya envolviéndole por todas partes, ya cortándose
para seguir sus sinuosidades. En el primer caso es un prado
en pequeño, en cuyos bordes se agrupan macizos de flores or
dinariamente de un tamaño poco elevado y de colores vivos
que resaltan sobre el fondo de verdor: en el segundo son com
particiones entremezcladas con los grupos de flores. Esas pe
queñas sábanas cubiertas de césped son de muy buen efecto,
cuando se sabe adaptarlas á las plantas cultivadas á su alre
dedor.
CoMPosICION Y coNSERVACION DE Los CÉSPEDEs.—Para la
formacion de los céspedes se recurre á la familia de las gra
míneas, que con tanta profusion proporciona la casi totalidad
de las plantas empleadas á este objeto.
El ray-grass de los ingleses (Lolium perenne) es, sin con
tradiccion, entre todas las gramíneas, la que forma el más
bello césped, particularmente en los suelos sustanciosos, suel
tos y frescos. En tales condiciones, cuando no se desea obte
— 76 —

ner más que como forraje, se emplea á razon de 50 kilógra


mos por hectárea; pero si debe formar un césped apretado, se
aumenta la cantidad hasta cien kilógramos por hectárea.
En los suelos ligeros, secos y arenosos en los cuales el
ray-grass no resiste, á ménos de cuidados minuciosos y riegos
repetidos, es preferible emplear una mezcla de gramíneas de
las que crezcan naturalmente en la localidad ó sus inmedia
ciones. A dicha reunion de plantas distintas se le dá general
mente el nombre inglés de Lawn-grass; componiéndose casi
siempre de especies vivaces que ofrezcan un follaje unido y
de un hermoso verde. Las más empleadas son, la agrostide
vulgar y la cundidora, el Poa nemoralis y el Poa pratensis,
la grama de olor, el cinosuro, la cañuela de hoja pequeña y el
bromo de prados. *

El ray-grass inglés que más bien es bisanual que vivaz,


germina pronto y forma césped con más prontitud que las
otras especies que son más lentas en desarrollar sus hojas.
Por esta razon entra siempre por mitad en la composicion de
todos los Lawn-grass, pues cubre el suelo con su verdura,
mientras las otras gramíneas asociadas quedan débiles, des
truyéndose y desapareciendo á medida que las últimas se des
arrollan.
Los cuidados particulares que reclama el establecimiento
de los céspedes pueden reasumirse en: 1.º Preparacion del sue
lo; 2.º Eleccion y siembra; 3.º Trasplantacion; 4.º Conser
vacion. -

1.º—Preparacion del terreno.—Todos los prácticos están con


textes en reconocer que la creacion de un césped, así como su
hermosura y duracion dependen de la buena preparacion del
suelo; por lo que recomendamos se atienda con preferencia á
este trabajo preliminar que consiste en: 1.º Enmendar los ter
renos ligeros, secos ó ardientes con estiércol viejo de carnero,
ó en su defecto con estiércol de vaca ó buey, y los terrenos
compactos, muy húmedos ó frios, con estiércol fresco de car
nero, ó bien con el de caballo; 2.º Mullir el suelo labrándolo,
gradándolo convenientemente, triturar las glebas, y sacar las
piedras y las raices de las plantas vivaces; 3.º regularizar y ni
— 77 —

velar el suelo quince dias despues de la última labor, pasarle


el rulo, romper de nuevo los terrones y por último sembrar.
.º—Eleccion de la grana.—Las semillas deben ser recientes,
limpias y relativamente pesadas. Por regla general las semillas
de ray-grass inglés que se venden en el comercio son de mala
calidad por ser largas, ligeras, blancas, de buena apariencia y
pesan de 200 á 250 gramos el litro; mientras que los caractéres
de las de primera calidad son pequeñas, llenas, de un color
poco agradable y pesan de 350á 400 gramos el litro.
Escogida que sea la grana procúrese no mezclar juntas
más que las que tengan con corta diferencia la misma forma,
tamaño y peso, á fin de sembrar separadamente cada catego
ría; por último, y es lo más importante, componer las mezclas
escogiendo especies convenientemente apropiadas á la natura
leza del terreno y al objeto que se propone obtener quien quie
ra que las cultive.
Las cuatro composiciones que damos á continuacion, no
deben considerarse más que como ejemplos que pueden y de
ben modificarse, por circunstancias demasiado complejas, para
darlas aquí con los detalles apetecidos, y que no obedecen á
nuestro objeto en este principio.
1.º—Composicion para suelos frescos, preparados como tenemos
dicho ántes:

10.—Agrostide cundidora (Agrostis stolonífera.)


5.—Bromo de prados (Bromus pratensis.)
9.—Cinosuro de crestas (Cinosurus cristatus.)
10.—Cañuela de hoja pequeña (Festuca tenuifolia.)
15.—Cañuela cundidora (festuca rubra.)
5.—Grama de olor (Anthoacathum odoratum.)
5.—Poa (Poa trivialis.)
10.—Poa de prado (Poa pratensis.)
30.—Ray-grass inglés (Lolium perenne.)
1.—Trebol blanco (Trifolium repens.)

100 Kilógramos por hectárea; para las superficies redu


cidas, se emplearán de 120 á 150 kil. por hectárea.
— 78 -

2.º—Composicion para terrenos secos y sueltos.

5.—Agrostide vulgar (Agrostis vulgaris.)


5.—Avena amarilla (Avena flavescens.)
5.—Bromo de prados (Bromus pratensis.)
4.—Cinosuro de crestas (Cinosurus cristatus.)
5.—Cañuela pequeña (Festuca tenuifolia.)
5.—Cañuela heterofila (Festuca heterophylla.)
10.—Cañuela de ovejas (festuca ovina.)
5.—Cañuela roja ó cundidora (festuca rubra.)
5.—Grama de olor (Anthoacanthum odoratum.)
5.—Poa trivialis.
5.—Poa pratensis.
5.—Poa memoralis.
35.—Ray-grass inglés (Lolium perenne.)
1.—Trebol blanco (Trifolium repens.)

100 Kilógramos por hectárea, ó 120 á 150 para pequeñas


superficies.

3.º—Composicion para las partes de terreno sombreadas por los


árboles, pero no enteramente recubiertas.

10.—Aira elatior.
10.—Aira flearuosa.
10.—Cañuela elevada (Festuca elatior.)
5.—Cañuela pequeña (Festuca tenuifolia.)
10.—Cañuela (Festuca heterophylla.)
10.—Festuca (Festuca rubra.)
5.—Grama de olor (Anthoacanthum odoratum.)
3.—Holco lanoso (Holco la natus.)
4.—Poa (Poa trivialis.)
5.—Poa pratensis.
5.—Poa memoralis.
20.—Ray-grass inglés (Lolium perenne.)
- 79 —

1.—Trebol blanco (Trifolium repens.)

100 kilógramos por hectárea, salvo para los pequeños cés


pedes y orlas que necesitan de 120 á 150 kilógramos.
4.º—Composicion para suelos calcáreos.

5.—Agrostide cundidora (Agrostis stollonífera.)


5.—Agrostide vulgar (Agrostis vulgaris.)
15.—Bromo de prados (Bromus pratensis.)
5.—Cinosuro de crestas (Cynosurus cristatus.)
5.—Festuca de oveja (Festuca ovina.)
10.—Festuca roja ó cundidora (Festuca rubra.)
9.—Grama de olor (Anthoacanthum odoratum.)
5.—Poa (Poa trivialis.)
40.—Ray-grass inglés (Lolium perenne.)
1.—Trebol blanco (Trifolium repens.)

100 kilógramos por hectárea ó 120 á 150 para las peque


ñas extensiones. -

La siembra se verifica en la primavera en las tierras com


pactas, húmedas ó frias, y en otoño en los suelos ligeros, secos
ó ardientes, en tiempo de calma en cuanto sea posible y cuan
do la tierra es fresca, sin estar húmeda. Se esparce separada
mente cada categoría de semillas empezando por las más vo
luminosas, que requieren ser enterradas á mayor profundidad,
luego las medianas y por último las pequeñas.
Despues de cada siembra, se pasa un rastrillo apropiado
al grado de profundidad que reclama la grana empleada; se
pasa el rulo por el suelo y esparce una capa de mantillo de 2
centímetros de espesor, y por último se regará cada vez que la
tierra se seca, á fin de activar la germinacion de las semillas
que para algunas especies puede durar de 30 ó 40 dias.
3.º La TrAspLANTAcroN dá más resultados que la siembra;
pero á no mediar circunstancias particulares, las plantas que así
se obtienen son ménos escogidas. Se efectúa la trasplantacion
cortando de una pradera, planchas de césped que se traspor
- 80 -

tan con toda la tierra que está adherida á las raices, al punto
del jardin que se trata de guarnecer; se les pasa el rodillo pa
ra igualar la superficie y se riegan para hacerlas adherir al
suelo subyacente, que debe haber sido removido y abonado
con anterioridad.
El encespedar es uno de los rasgos característicos de la
jardinería inglesa; pero en España, principalmente en las pro
vincias del Mediodia, los céspedes son casi desconocidos por no
conservarse en verano sino por medio de dispendiosos riegos. "
4.º CoNSERVACION.—El antiguo axioma popular—EL AGUA
CRIA YERBA—demuestra la importancia de los riegos para el
sosten y conservacion de los céspedes, siendo útil verificarlo
despues de cada corte, y siempre que la tierra se deseque.
Todos los años por otoño ó primavera en tiempo fresco
(no húmedo) se pasa el rastrillo por las partes infestadas por el
musgo, se saca este como igualmente todas las malas yerbas; .
se siembran todas las partes donde el césped está claro; se es
parce por todo el suelo, si se desea bonificar, una capa de man
tillo bueno, y por último se comprime con un rodillo cuyo pe
so se halle en relacion con la natureleza del terreno.
Los céspedes deben recortarse con frecuencia, para que
en todo tiempo presenten una superficie compacta.
El corte se ejecuta con la guadaña, ó con un instru
mento inventado por los extranjeros, llamado Tondeuse en
Francia.
La siega con la guadaña se practica una ó dos veces por
mes, en la primavera y otoño, tres veces durante el verano,
cesando á últimos de Octubre, de manera que la yerba haya
rebrotado ántes de las heladas. ”

El empleo de la guadaña para cortar con mucha regulari


dad las yerbas finas y formar un tapiz unido y sedoso, exige
obreros diestros, inteligentes y muy hábiles en el manejo del
instrumento, condiciones que no siempre se encuentran reu
nidas en los dichos indivíduos.
La tondeuse, por el contrario, bien que deja mucho que
desear bajo el punto de vista de la perfeccion del trabajo, es
fácil de dirigir y exige tan poco esfuerzo, que una señora y
— 81 —

hasta un niño pueden usarla, ya sea como utilidad real, ó ya


como un ejercicio recreativo, muy saludable por otra parte á
la gimnasia corporal.

AccEsoRIos DEL PARTERRE.

Lo constituyen los diversos objetos que, sin formar parte


integrante del parterre, añaden en general algo á su gracia ó
sirven para conservarle: tales son los criaderos, las fuentes,
los juegos de agua, los bancos, los árboles en cajas, las ma
cetas de flores, los setos, considerados más como ornato que
como defensa particular en el caso que nos ocupa. -

El criadero de un parterre no es otra cosa que el jardin


de preparacion apartado de la vista del público, en donde se
crian las plantas que en un momento dado deben ocupar su
puesto en los cuarteles ó compartimientos del jardin de flores.
De las plantas del criadero, unas están en el suelo, otras
en vasos, segun se prestan más ó ménos á ser trasplantadas, y
tambien segun la talla que se pretende hacerles adquirir. Las
especies de fácil trasplantacion, y que prenden aun cuando
estén ya á punto de florecer, como el crisantemo de la India,
se cultivan generalmente en el mismo suelo, basta que al ar
rancarlas, se tenga cuidado con las raíces y se tomen con el
terron. Las que con dificultad se prestan á ser trasplantadas,
ó que se quieren tener más bajas de lo que consiente su natu
raleza, se crian en macetas, lo que permite trasladarlas al
suelo con todas sus raíces y toda la tierra á ellas adherente: á
veces no se hace más que enterrar los vasos ó macetas en las
divisiones del parterre, sin sacar las plantas. Pasada la época
de las flores, ó á lo ménos cuando han perdido toda su fra
gante hermosura, vuélvense al criadero é inmediatamente son
reemplazadas por otras. Sin embargo, no todas las plantas de
un parterre se producen en criaderos; hay un buen número,
entre las especies anuales y de rápido crecimiento, que se
siembran en su propio lugar, con más ventaja que si lo fuesen
en el criadero, para ser luego trasplantadas al punto en don
de deben florecer.
— 82 —

Las fuentes son un ornato muy frecuente de los parterres,


en particular de los públicos, y en este último caso están or
dinariamente provistas de aparatos hidroplásticos, que dan
lugar á surtidores de aguas de diversas formas y más ó ménos
complicados. Nadie hay que por lo ménos de oidas no conozca,
la celebridad de los jardines de Versailles en Francia y de la
Granja en España, que ya hemos descrito, cuyo imponente
aspecto se armoniza tan bien con la grandeza de los edificios,
y el estilo de los jardines del rededor.
Obras de esta naturaleza, es verdad, son raras, y casi
únicamente se encuentran en las residencias de los reyes ó de
los príncipes; pero sin llegar á esas proporciones extraordina
rias, los juegos de agua, á ménos de ser decididamente mez
quinos, son siempre un accesorio útil é indispensable en los
jardines públicos, y áun en los privados. Las simples fuentes
sin surtidores, con tal que en ellas se renueve de contínuo el
agua, tienen tambien su decorativa utilidad: son recipientes
muy á propósito para recibir un rico surtido de plantas acuá
ticas indispensables.
Los vasos en que se ostentan flores ó plantas notables por
su hermoso follaje son tambien un adorno harto ordinario de
los jardines, pero deben ser vasos de forma artística, de bar
ro, de piedra ó de mármol, dentro de los cuales á veces se
pone solamente la maceta de forma ordinaria en que está la
planta que ha de figurar en ellos, y para disimular la presen
cia de la maceta se cubre de musgo ó de tierra.
Los árboles y arbustos en cajones son, por decirlo así, el
ornato obligado de los jardines públicos en la mayor parte de
Europa, y esto casi únicamente por la general tendencia de
hacer figurar entre ellos los naranjos, que el rigor del clima,
destierra con frecuencia del aire libre. Es verdad que tambien
se ponen algunos otros árboles recomendables y de aparato por
su follaje y por sus flores, y cuyo temperamento es con corta,
diferencia, igual al del naranjo. Estos árboles, vueltos en in
vierno á un edificio dispuesto al efecto, se trasportan todos los
años con sus cajones al jardin, cuando la temperatura se ha
suavizado lo bastante para no causarles daño. Su lugar es á lo
largo de las avenidas, en las plazoletas, en los terrados en si
tios próximos á las habitaciones; y en una palabra, en aque
llos puntos donde se pueda verificar su trasporte sin perjuicio
de las plantas cultivadas en el mismo terreno. -

Los cercados de un parterre privado y de poca extension


no tiene generalmente necesidad de otra cerca que las líneas
de boj que siguen sus contornos. Está por otra parte suficien
temente defendido por el interés mismo del propietario y de
su familia: no sucede otro tanto en un parterre público, no
protegido por el interés privado. Allí los cierres son indispen
sables, no tan solamente para impedir á la muchedumbre de
ir usurpando poco á poco el terreno cultivado, y convertirlo
en lugar de paseo, sino tambien para poner las plantas y las
flores al abrigo de tentativas indiscretas.
Unas veces estos reparos consisten en enrejados de vari
llas de madera, cruzadas las unas con las otras, sujetas con
alambres y sostenidas por postes de madera, ó estacas de
hierro, clavados de distancia en distancia en el suelo; otras ve
ces es un enrejado de hierro; otras, en fin, son setos ó vallados
vivos. La altura de estos cercados varía segun las circunstan
cias, pero una altura de 0m 800 á 1m puede considerarse como
suficiente por lo general; muchas veces todavía conviene que
sea más baja.
Los cercados de madera son poco elegantes y se deterio
ran pronto; los de hierro son caros, pero convenientes por su
solidez, siendo preferibles siempre que las circunstancias lo
permitan los setos pequeños bien frondosos y podados con re
gularidad. En el caso particular de que se trata, se ha de es
coger entre el ciprés enano (Biota mana) y el boj, dos arbustos
igualmente propios para prestar este señalado servicio. En
España pueden emplearse muchos otros arbustos, principal
mente los que conservan siempre la hoja, tales como el mirto,
convenientemente cortado. Otro tanto podria decirse del gra
nado, que suple la caida de sus hojas con sus flores brillante
mente coloreadas. -
- 84 -

Setos defensivos y ornamentales.

Reunir lo útil á lo agradable (dice Carriere), tal debe ser


el fin que en todas las circunstancias de la vida debemos pro
ponernos alcanzar. En horticultura sobre todo, este propósito
adquiere una grande importancia y sus resultados son muy
positivos. Sin embargo necesario es convenir, tratándose de
setos, que no suelen hallarse juntas estas dos cualidades. En
efecto, estas definiciones, defensivos y ornamentales, parece que
debian rechazarse: para defender se necesita fuerza, en tanto
que la gracia y la dulzura muestran ser cualidades esenciales
del adorno. No obstante, estas se reunen, es cierto que en po
cas ocasiones, lo cual es una razon más para aprovechar
aquellas en que tal suceda. Otra de las condiciones necesa
rias, si no indispensables, respecto á los setos, son que las
plantas con que se formen sean vigorosas, poco delicadas, so
bre todo rústicas y tambien fáciles de podar. Pues bien, todas
estas condiciones, difíciles de reunir por lo general, se encuen
tran en dos plantas, de las cuales una es hoy muy conocida:
en el Choenomeles ó membrillero del Japon y en otra especie
tambien japonesa, pero más rara, el Citrus triptera. Aunque
los primeros sean bastante conocidos para que de ellos nos
ocupemos, debemos recordar que son arbustos extremadamen
te enanos, algunas veces espinosos, de florescencia enteramen
te primaveral. Las flores, que segun las variedades aparecen
en principios de Abril, viven hasta entrado Mayo y tambien
hasta fines de este mes: son muy numerosas, grandes, varian
do su color desde el blanco al rojo muy oscuro y de diversos
matices. No son todas las variedades á propósito para formar
setos; necesitan sobre todo ser vigorosas. Una hay, entre va
rias, que bajo este punto de vista es de un mérito superior:
esta es la variedad umbilicata. Hagamos constar, no obstante,
que los chaenomelos producen muchos granos y que sus semi
llas, que se obtienen con facilidad y en gran cantidad, el ma
yor número de indivíduos es muy vigoroso, de suerte que al
azar y sin conocer sus colores, pueden elegirse para su planta
— 85 —

cion los más robustos. Nuestros lectores saben que los chaeno
melos se multiplican tambien facilísimamente con ayuda de
estacas de raíces: este es el medio que se emplea para mul
tiplicar las variedades á las cuales se atiende particular
mente.
El Citrus tríptera, es un arbusto muy enano y espinoso; tam
bien se pueden formar setos enteramente impenetrables: las
espinas excesivamente fuertes, están ramificadas casi en án
gulo recto como las del género Gleditschia. Las hojas, poco
numerosas, caducas, son trifoliadas y de pezones alados; pero
el color de la corteza, verde en toda estacion, rescata un poco
la penuria de las hojas obteniéndose un arbusto muy agrada
ble á la vista.
En Primavera, (Marzo y Abril) aparecen anchas flores, de
pétalos separados y muy ovalados, de un blanco puro, y que
esparcidas entre las espinas, forman un muy agradable
contraste. A estas flores suceden pequeñas naranjas esféricas
y casi desprovistas de sabor, por consiguiente buenas para co
mer. Los granos sirven para multiplicacion de la planta que
tambien se puede propagar por estaca.

Eleccion de las plantas que entran en la composicion de un

parterre. -

Completaremos esta seccion indicando las épocas de la


florescencia de las plantas más universalmente admitidas en
nuestros jardines, y el color de sus flores, es decir, los dos
principales elementos que determinan la eleccion del horti
cultor.
PLANTAs QUE FLoRECEN EN INVIERNo. — En los climas
frios de España, los meses de Diciembre, Enero y Febrero, son
casi nulos para la floricultura. En Madrid se abren algunas ve
ces á principios de Diciembre algunas rosas atrasadas, y los
crisantemos de la China dan sus últimas flores, á las que
pronto sucede la rosa de Natividad (helleborus niger) y sus
grandes flores de un blanco rosáceo, que las escarchas no im
piden abrir, son el único adorno de los jardines.
A mediados ó últimos de Febrero, á ménos que el invier
no sea muy rudo, aparecen las primeras flores que anuncian la
primavera; el eranthis de brillantes flores amarillas, luego las
rompe-nieves (Galanthus nivalis, G. plicatus) de flores blancas,
el azafran naranjado (Crocus luteus), la cebolla albarrana de
Siberia (Scilla sibirica) de flores azul tierno. Con estas flores
pequeñas de colores tan vivos, pueden componerse macizos de
un efecto agradable; pero conviene se hallen cerca de la habi
tacion.
En las provincias del Mediodia y cercanías del Mediter
ráneo, los parterres no se hallan nunca desprovistos entera
mente de flores, ni de verdura en el rigor del invierno. En los
lugares abrigados, muchos rosales florecen abundantemente
en Diciembre, y desde el mes de Febrero comienza la flores
cencia de algunos vegetales exóticos del Cabo y de la Nueva
Holanda, principalmente acacias y protáceas. Excusado es
añadir que estas florescencias invernales son tanto más abun
dantes y más variadas en cuanto los inviernos son más tem
plados y las localidades mejor abrigadas contra el frio.
PLANTAs QUE FLORECEN Á LA PRIMAVERA.—Por el mes de
Marzo en el clima de Madrid, á ménos de intemperies excep
cionales, comienza la florescencia de bastante número de
plantas vivaces para que el parterre presente ya un punto de
vista agradable; número que vá aumentando hasta últimos de
Abril, en que las platabandas están ya provistas abundante
mente de flores.
En los últimos dias de Marzo la cebolla albarrana de Si
beria y la de dos hojas (Scilla sibirica y S. bifolia,) de flores
azul amatista, se hallan todavía en su completa belleza; con
trastando sus tintas con los azafranes de flores amarillas,
(Crocus luteus y C. susianus,) el narciso de los prados (Narcis
sus pseudo-narcissus,) el adonide de primavera, (Adonis verna
lis,) las ficarias, (Ficaria grandiflora,) la anémona, (Anemone
ranunculoides,) y el ranúnculo de Creta, (Ranunculos creticus.)
Otras combinaciones de colores pueden hacerse con las tres,
variedades de hepática, (Hepatica triloba,) que son azules, ro
sas ó blancas, las unas sencillas, las otras dobles, el azafran
— 87 —

silvestre, (Crocus vernus,) que varía del blanco al lila y al vio


la, las anémonas comunes, (Anemone coronaria, pavonina, ste
llata, etc.) de flores encarnado vivo, lila ó azul violáceo, la
vincapervinca, (Vinca minor,) de flores azules ó blancas, los
arabis de los Alpes y del Cáucaso, (Arabis alpina, A. caucasi
ca,) de flores blancas, los coridalos, (Corydalis tuberosa, C. bul
bosa,) uno de flores amarillo pálido, el otro de flores lilas.
Puede añadirse algunos tulipanes, el ornitógalo, (ornithogalum
tenuiflorum,) de flores blancas, y la saxifraga de hojas anchas,
(Scarifraga crassifolia,) cuyas flores lila ó carmin pálido, son
uno de los adornos de primavera más ordinarios de los jardi
nes. Los arum vulgare é italicum, que ya se presentan en esta
época del año muy poblados de hojas, varían ventajosamente
con su verdor las platabandas floridas.
Por este tiempo florecen tambien algunos arbustos rústi.
cos; los más precoces son, el membrillero del Japon, (Chaeno
meles japonica,) con flores de un encarnado vivo, las Forsythia
viridiflora y suspensa, de flores amarillas, como igualmente el
Jazminum undiflorum , algunos brezos de Europa, (Erica car
nea, mediterranea, arborea, ) de flores blancas, rosáceas ó
lilas, y por último, el grosellero sanguíneo, (Ribes san
guineum,) cuyos racimos lilas carminados, contrastan agrada
blemente con las flores de los arbustos indicados ántes. Casi
es supérfluo decir que estas diversas florescencias se adelantan
ó atrasan, segun los años más ó ménos favorables, y principal
mente segun las localidades y los climas; pues nadie ignora
que los meridionales adelantan por lo ménos un mes ó seis
semanas ántes que los situados al Norte.
Los meses de Abril y de Mayo son incomparablemente
más ricos en flores; siendo tan numerosas que no podemos ci
tar aquí más que las principales. En los primeros dias de
Abril florecen los dorónicos amarillos y los arabos de flores.
blancas. Los tulipanes de todos matices, amarillos, blan
cos, rosas, encarnado punzó ó de color carmin, violetas,
oscuros, unicoloros ó de penacho, se suceden durante todo
el mes. Las coronas imperiales, (Fritillaria imperialis, me
leagris, persica, etc.,) la cebolla albarrana azul del Mediodia,
(Scilla aniaena,) diversos narcisos amarillos ó blancos, (Narcis
sus tazetta, N. bulbocodium, etc.) muchos lirios, presentando
todos las tintas de amarillo, de azul y de violeta, (Iris pumila,
I. germanica, I. florentina, I. chamaeiris, etc.,) el emerocallo
amarillo, (Hemerocallis lutea,) las primaveras y las aurículas
con sus innumerables variedades, las saxifragas de Siberia de
flores púrpura claro, la viola amarilla, el canastillo de oro,
(Alissum sacatile,)- los erisimum del Cáucaso, la triteleia de
flores de un blanco de nieve, la genciana acaule, que las tiene
de un azul subido, el aliso de flores lilas y la vesicaria de flo
res amarillas, el magnífico Dielytra spectabilis, de flores carmi
nadas; los renúnculos amarillos, algunas peonías róseas ó co
lor punzó, y muchas otras especies que omitimos, proporcio
nan un rico surtido de colores para la ornamentacion del par
terre. Debe añadirse á esta lista muchos arbustos, cuya flores
cencia se acaba ó comienza en Abril, tales como las lilas de
Europa y de Persia, la azalea del Ponto y la de la India, los
viornos, la bola de nieve, los groselleros de flores amarillas,
(Ribes aureum, R. palmatum,) la Deutzia gracillis, el pérsico de
flores dobles, sin hablar de muchos otros arbustos de inverná
culo, y que pueden con bastante frecuencia pasar al aire libre,
sin inconveniente, en los últimos dias del mes.
PLANTAs QUE FLORECEN EN ESTío.—El estío, como se com
prende sin dificultad, es la estacion hortícola más brillante
para todos los países del Norte de Europa. En los climas del
centro y Norte de España, en donde el calor y la sequía son
con mucha frecuencia excesivos, los parterres, por el contra
rio, pierden una parte de sus adornos, á ménos que el jardi
mero no luche por copiosos y frecuentes riegos contra el exce
so del ardor solar. Pero en estas comarcas, los jardines se
pueblan principalmente con plantas vivaces óleñosas, mucho
más capaces que las plantas anuales de resistirá sequedades
prolongadas. Bajo cielos más templados, apenas las peonías
han perdido sus flores, comienza la estacion de las rosas, en
particular de las que se conocen colectivamente con el nombre
de rosas de verano, que comprenden las innumerables legiones
de las de cien hojas, de las rosas de Provins y de Provence, las
— 89 -

Ayrshires, las rosas de Alejandría, etc. Tambien aparecen las


brillantes corolas de las azucenas, cuya série se abre por la
blanca á la que siguen los martagons, luego las de flores na
ranjadas, amarillas ó escarlatas, para concluir por las super
bas razas de la China y del Japon (Lilium lancifolium, L. spe
ciosum, L. auratum, etc.) Al mismo tiempo las plantas de fan
tasía se hacen numerosas, las florescencias se suceden sin in
terrupcion, los gladiolos ó espadillas, claveles, líenidas, enote
ras ú onagras, clarkies, esquizantos, digitales, campanillas de
muchos colores, espuelas, boca de lobo óleon, flox, balsamillas,
verbenas, caléndulas, margaritas, petunias, zinnias, tagetes,
thlaspis, tigridias, malvas reales, pentstemons, plantas enreda
deras de todos géneros, plantas acuáticas, y por último, un
sin número de arbustos que florecen al aire libre. Se podria
añadir una lista considerable de plantas de follaje ornamen
tal, las cañas de Indias, las aroideas exóticas, el ginerio, las
yucas, etc., etc.
PLANTAs QUE FLoRECEN EN oToÑo.—En Setiembre, pri
mer mes de Otoño, continúa la mayor parte de la florescencia
de la segunda mitad del Estío, y comienzan otras que son ca
racterísticas de esta época del año. Las rosas llamadas otoña
les, (rosas de todo el año, rosas thé, noisetes, borbónicas hí
bridas, etc.) abiertas ya en el mes anterior, están aún en todo
su brillo y algunas continúan hasta los primeros hielos. Lo
mismo sucede con las reina-margaritas, cuyas siembras tardías
florecen en Setiembre y en Octubre, con las verbenas, pents
temons, petunias, y puede añadirse de casi todas las plantas
estivales de platabanda, de las que el arte del jardinero adelan
ta ó atrasa á su antojo la floracion. Pero hay especies de méri
to que son esencialmente otoñales, y á las que nuestros jardi
nes deben sus últimos y sus más bellos adornos, como las dá
lias y en mayor grado, los crisantemos de la India y de la
China, cuyas variedades numerosas, exquisitas de forma y
brillantemente coloradas bastan por sí solas á la decoracion de
los parterres. Plantas de segundo órden y sin embargo de
mérito, contribuyen tambien por su floracion tardía al orna
to de las platabandas despojadas ya por la proximidad del
—-90 —

Invierno; así sucede con la anémona del Japon, narciso de


Otoño, (Amarillis lutea,) con el amarilis de Guernesey, con el
cosmos de flores púrpuras, con las asteras, varas de oro, sil
phiums, etc. Deben tambien indicarse como grandes ornatos
de los jardines de paisaje en esta estacion, diferentes árboles
ó arbustos rústicos de hojas perennes, cuyos frutos maduros.
y algunas veces vivamente colorados son los únicos objetos
que resaltan sobre el verdor del follaje. Todos conocen el ace
bo, tan bello, con sus innumerables bayas rojas, la aucuba del
Japon, el laurel almendro y el laurel de Portugal, el bambú
negro, el tejo, los enebros y muchas otras coníferas, que son
justamente apreciadas en la actualidad. El rigor de la estacion
no es un obstáculo á la florescencia de algunos árboles y hasta
en el clima más Norte de España, vemos abrirse en Noviembre
las flores blancas del níspero del Japon, (Eriobotrya japonica,)
esterilizados es verdad por el frio, pero que cuajan y maduran
habitualmente sus frutos bajo el cielo más benigno del Me
diodia.

IDe los macizos.

Aunque lo dicho hasta aquí bastaria para tener una idea


del parterre y de su constitucion y ornato, como quiera que la
materia de que nos ocupa, si bien debe ser tratada en todos
sus detalles como es debido, es eminentemente práctica á la
vez, y así exige por este motivo insistirse mucho en lo que la
práctica atañe, con el fin de obtener los resultados más satis
factorios posibles y que son indispensables; y esta es la razon
por qué queremos añadir todavía algunos detalles sobre lo
que los franceses distinguen con el de massif, y los italianos
con el de macchia, que significa aquella subdivision del par
terre ó del jardin natural que contiene bien un grupo de flo
res, bien un grupo de plantas de solo verdor, subdivision que
nosotros designamos con el nombre de macizo, que es el
equivalente al massif de los franceses. -

Siempre ha sido tenida por los jardineros en grande esti


ma, la parte relativa, á las flores, como la que mayores cuida
dos y atencion exige; en ninguna ocasion ni tiempo, sin em-,
-

bargo, desplegaron aquellos más habilidad que en estos últi


mos años en adornar los jardines con macizos de flores y de
plantas, ejecutando con ellos los más variados dibujos, no in
feriores, por cierto, á los que constituian los complicados par
terres de los pasados siglos, con la diferencia, no obstante, de
que al presente los variados colores se deben casi exclusivamente
á las flores naturales, mientras en aquella sazon figuraban las
piedras, el carbon, las arenas de diversos colores, mármoles
distintos y otras materias coloreadas. Y si bien es verdad que
la gran abundancia de plantas de todo género que se poseen
en el dia de hoy, facilitan harto estas ornamentaciones de ex
clusivo arte, todavía lo es tambien así, que la variedad de los
diseños, las combinaciones de los diversos colores, y combina
ciones y grupos y demás, es de una colocacion á propósito
y caprichosa segun requieren las diversas plantas y exposicio
nes, por lo cual con todas estas cosas que dependen exclusiva
mente del buen gusto, de la habilidad y hasta de los conoci
mientos que debe tener el jardinero, pues sin estas condicio
nes no es fácil conseguir agradables conjuntos y creaciones.
En la plantacion en macizos se obtienen mejores resulta
dos con plantas que son sensiblemente del mismo tamaño, ó
por lo ménos poco diferentes, bajo este respecto; y esto porque
se busca obtener sábanas ó fajas coloreadas, bien al igual y
bien regulares, cuyos contrastes son tanto más marcados,
cuanto más cerca están los unos de los otros. A este efecto se
siembra ó se planta muy cerrado, y si entre las especies em
pleadas las hay cuyo tamaño sea mayor que el de las demás,
se reservan para ocupar el centro de los macizos, y las de me
nor tamaño se colocan por gradaciones, de manera que las
más bajas ocupen los contornos. Si todas son á poca diferencia
de una misma altura, se obtienen mejores resultados dando á
los tablares ó compartimientos formas bombadas, acumulando
el mayor espesor de tierra en medio, que sobre un suelo ente
ramente llano.
A dos modos principales puede reducirse la distribucion
de las plantas en un parterre, á saber, á la mezcla de especies y
al cultivo en macizos de una misma especie.
En el primero, plantas diferente en grandor, aspecto y co
lores, se reunen en unos mismos macizos ó en unos mismos
cuarteles, de manera que cada planta aislada produzca un
efecto individual, contribuyendo al efecto del conjunto, segun
lo prescribe el buen gusto de un jardinero hábil. En el cultivo
en macizos, por el contrario, los indivíduos desaparecen, por
decirlo así, por el hecho de su aglomeracion; pero el efecto to
tal es mucho mayor de lo que seria, si esos numerosos indiví
duos estuviesen diseminados en medio de plantas diferentes.
Los dos modos de plantacion, en mezcla y en macizo, se
juntan muchas veces, y con ventaja, en un mismo parterre;
por ejemplo, platabandas plantadas segun el primer modo, se
bordearán muy agradablemente con líneas cerradas de plan
tas de la misma especie y del mismo color, á condicion de se
guir las reglas ya formuladas.
La plantacion en macizos no se limita á aglomerar plan
tas florescentes para obtener los contrastes de colores; Ella tie
ne comunmente por objeto formar masas de follajes de un
verde uniforme ó de diferentes tintas sobrepuestas, pero á este
uso solo hay ciertas plantas que se prestan, por ejemplo, las
que se distinguen por su follaje ancho, abundante, de una for
ma elegante y de hermosas tintas. No es malo en estos casos
que las plantas lleguen á cierta altura, sobre todo si deben
figurar en un parterre un poco grande, como son en general
las de los jardines públicos. -

La tendencia más comun en nuestros climas es emplear


las diferentes especies de Canna ó flor del cangrejo, las que, á
la hermosura del follaje, añaden la de las flores, algunas espe
cies de Caladium de hojas verdes ó coloreadas, el Wigandia
caracasana, planta soberbia, que florece bastante fácilmente en
nuestros climas. En defecto de esas plantas, en los puntos en
donde el clima es bastante suave, podrian ser reemplazadas
por las coníferas exóticas de pequeño tamaño, pero frondosas
y de un bello verde, tales como Chamaecyparis, algunos Junipe
rus y Biota, Cupressus Gouveniana y Knightiana, Arthrotaais, Re
tinospora y algunas otras. Nuestros grandes brezos indígenas,
(Erica scoparia, E. arborea,) y en los países muy templados al
- 93 —-

gunos brezos exóticos, podrian emplearse con ventaja en la


composicion de esos macizos de verdor. Nada impediria tam
poco que se hiciesen entrar, ora solos, ora acompañados de
otras plantas, helechos rústicos de hojas derechas y un poco
grandes, como el helecho macho y el helecho hembra de nues
tros bosques, la Onoclea del Norte-América, y Struthiopteris de
Alemania, etc. Este género de ornato es susceptible de mucha
variedad; pero importa escoger bien las plantas, con relacion á
la naturaleza del suelo y al clima, y surtirlos convenientemen
te con las plantas que florecen.
Otras veces sirven para alternar en la uniformidad del nivel
del parterre plantas aisladas, pero notables por su anchura, su
porte, su hermosa forma, ó la tinta del follaje, algunas veces
por sus tirsos florales, y si son bien escogidas, bien colocadas,
y de buen medro, hacen grande efecto. Segun los climas y las
circunstancias se emplean palmitos ( Chamaerops humilis,
Ch. excelsa) palmas enanas ó cuyo tronco sea todavía bajo, ri
cinos arborescentes, colocasias de anchas hojas, el Gunnera
scabra, si el clima es bastante suave, ruibarbos, si es un poco
frio, la cañaheja comun ó la de Tánger, el Wigandia, diversos
Verbesina y Polymnia, y muchas otras plantas de porte majes
tuoso. Plantas de estufa, particularmente palmeras, pero
plantadas en cajones ó vasos, pueden todavía, hasta bajo el
cielo del Norte, formar parte de ornato de los grandes parter
res, como plantas aisladas, durante los tres ó cuatro meses
más calurosos de la bella estacion; pero á fin de no perjudicar
al efecto general, los vasos y recipientes que contienen estas
plantas deberán enterrarse, ó mejor todavía, disimularse bajo
la masa de los follajes. En fin, las plantas trepadoras, en espe
cial las que se cubren de flores de colores vivos, como las cam
panillas, formarán con el auxilio de los correspondientes ro
drigones, masas de forma piramidal, que á causa de su eleva
cion se colocarán ora en el centro de los floridos canastillos,
ora en los grandes cuarteles, y siempre bastante léjos de las
calles y de los senderos, para no cubrir las plantas bajas.
El clima meridional permite mucho más que el del Norte
esa adicion de grandes plantas de ornato en la flora habitual
— 94 -

de los parterres. En ellos, un poco de sombra es más útil que


dañoso, y como tienen tambien generalmente seca, la estacion
bella, las plantas vivaces ó leñosas y los arbustos resisten
allí mucho más á los ardores del sol, que las que son simple
mente herbáceas. El repertorio, para la composicion de los
macizos de hojas ó de flores, es tambien en dichos puntos de
mucha mayor extension y se encuentran gran número de ar
bustos, indígenas ó exóticos, que en la latitud de Madrid,
por ejemplo, exigen en su mayor parte el abrigo de los inver
náculos frios, y algunas veces hasta el de la estufa. Basta ci
tar el naranjo, el limonero y otros árboles de la misma familia,
el lentisco, el laurel, el níspero del Japon, (Eriobotria,) el laurel
rosa, los Legerstroemia, el mirto, las palmitas de los géneros.
Chamoaerops y Levistona, la palmera, el Coculus laurifolius, la
pita, algunas pasionarias, una multitud de acacias de la Nueva
Holanda, numerosas protáceas y algunas cycádeas para hacer
comprender cuánto más variada puede ser la decoracion de un
jardin de recreo en el Mediodia que en el Norte. Es más que
una compensacion de la imposibilidad de criar esos frescos cés
pedes y esas verdes praderas que son el obligado accesorio y á
veces la parte esencial de los jardines al Norte del 50º de
latitud.
En el Mediodia es tambien, principalmente en los alrede
dores del Mediterráneo, donde los acuarios al aire libre se
asocian mejor al ornato del parterre, por el gran número y la
hermosura de las plantas florecientes que pueden crecer en ellos.
Ademas de las especies que el Norte consiente criar en esta
seccion (nimpheas blanca y amarilla, lirio amarillo, junco
florido, etc.,) los acuarios del clima Mediterráneo admiten to
das las variedades del nelombo de Oriente, el nelombo de flores
amarillas de la América, el Thalia dealbata, el Aponogeton, el
calla de Etiopia, y muy probablemente muchas otras plan
tas acuáticas extranjeras que no se ha procurado todavía
introducir. Conjusticia se debe reconocer que esa interesante
rama de la floricultura, de que se sacaria tanto partido para el
ornato de los jardines públicos, únicamente se cultiva en un
reducido número de ciudades.
En la Enciclopedia italiana encontramos algunos buenos
consejos y grabados que insertamos á continuacion. En esta
obra al tratar de la formacion y de la eleccion de la clase de
flores y plantas que deben constituir ó formar el conjunto de
un jardin, se establecen prescripciones exactas y juiciosas
para su arreglo y acomodamiento, y se hacen otras observacio
nes dignas de estudio, referentes á las condiciones y reglas á
que están subordinados, esto es, á las dimensiones del jardin
y á su distancia del punto principal y al golpe de vista más ó
ménos agradable que se desea dar al jardin. En este caso pon
gamos un ejemplo. Si se quieren macizos de hermoso y variado
aspecto de flores ó de follaje, debe darse preferencia más que
á la hermosura y buen gusto del diseño, á la eleccion de las flo
res y de las plantas, principalmente en aquellos macizos que
han de estar cerca de las habitaciones, debe procurarse osten
tar su mayor habilidad, y en adaptar las plantas con respecto
á la posicion que debe tener necesariamente, y á las diversas
épocas en que deben figurar, á fin de que el jardinero desple-.
gue verdaderos conocimientos técnicos en este ramo de las be
llas artes.
Los macizos de ornato de cierto grandor, exigen asimismo
estar colocados en jardines de cierta magnitud y, segun sea la
mayor ó menor distancia del punto de vista principal, ósea de
las habitaciones, deben estar compuestos con plantas de flores
ó follaje de apariencia, teniendo más bien á la mira el efecto
principal de las masas, que no la composicion del dibujo. Por lo
mismo estos macizos que llamaremos de grande efecto, consis
ten en dos ó tres zonas ó fajas de plantas de diversa altura
que hagan entre sí contraste con sus tintas. Aquí, como se vé,
no hay más que aplicar las reglas generales dadas para la
combinacion de los colores. Pondremos, sin embargo, para su
jetarnos más á la práctica, el ejemplo copiado de los herma
nos Roda de una combinacion: un grupo central de ricino
rojo, (Ricinus sanguineus,) una zona al rededor de color amari
llo, del ancho de un metro, y si se quiere más, de tagete alto,
(Tagetes patula,) y un borde blanco de 75º á un metro de an
cho, de zinia blanca, (Zinnia elegans) estas tres tintas reunidas
— 96 -

producen un bellísimo efecto, vistas de alguna distancia, aun


que compuestas de plantas muy comunes.
En la composicion de estos macizos de grande efecto, en
tran principalmente las plantas de anchas hojas, como por
ejemplo, las diversas
cañas de Indias, (Canna
indica,) las cuales colo
cadas en el centro, gra
duándolas segun las di
versas alturas y jun
tándoles un borde de
caladio comestible,
(Caladium esculentum,)
producen un efecto
grandioso y agradable.
Se comprende fácil
mente que con la can
tidad de plantas de
anchas hojas que se po
see, sea fácil combinar
macizos sencillos y de
grande efecto; así es
que, sin extendernos
mucho sobre este argu
mento, únicamente
añadiremos, por via de
ejemplo, un macizo
asaz sencillo, pero de
un efecto grandioso,
que figura en uno de
los jardines públicos
de Turin, situado en
una de las más amenas
posiciones á lo largo de
Pó, denominado Valen
tino, nombre que toma
de un elegante castillo
— 97 —

allí adyacente. Este macizo tenia la figura de una grande elipse,


cuyo eje mayor era de 9 metros y el menor de 5: el centro, nú
mero 1, (fig. 5.º) estaba ocupado por núm. 18, wigandia, (Wi
gandia Vigieri,) alrededor una zona de perilla, (Perilla Nan
kinensis, núm. 2, las cuales con su color moreno oscuro forma
ban muy buen contraste, en fin, núm. 3, un gran cordon de la
llamada yerba de cintas, (Phalaris arundinacea,) completaba
este macizo de un efecto que bien se podia llamar imponente.
Figura 5.º.
En la variada alternativa de los macizos de sencillo efecto
hasta los complicados, el campo se extiende ya mucho más,
porque, habida consideracion de la variada cantidad de plan
tas de flores y follaje de ornato que poseemos, todas las cua
les pueden convenientemente figurar en las decoraciones; y
considerando además la muchedumbre de dibujos que se pue
den combinar y llevará cabo, es preciso concluir, como hemos
indicado ya, que en estos macizos es donde se ostenta más el
buen gusto, la habilidad y la prevision del jardinero.
Para dar una idea de estos macizos, citaremos en primer
lugar el que presentamos en la figura adjunta, copiado del
mismo autor italiano la que sin tener mucha complicacion, le
hemos visto figurar muy bien por el buen gusto del dibujo y
la felíz eleccion de los colores.
Centro (núm. 1.) Coleus Verschaffeltii, los cuales con sus
elegantes hojas, color de púrpura dorado, se desplegaban den
tro de una faja de Coleus Blumei, (núm. 2,) de hojas amarillen
tas salpicadas de rojo, un contorno, (núm. 3,) compuesto de
Alissum maritimo fol. varieg., ó bien de Gnaphalium lanatum,
formaba una doble faja blanca, en los cuatro círculos, (núme
ro 4) figuraban otros tantos grupos de alternantera, (Alternan
thera spatulata,) y las otras cuatro figuras regulares (núm. 4)
estaban adornadas con Alternantera amabilis; en fin, un gran
cordon exterior, (núm. 5) de Alternanthera amaena completaba
este macizo que, por la naturaleza de las plantas, produce un
hermosísimo efecto durante más de tres meses.
Fig. G."—Macizo compuesto de plantas de follaje de ornato.

1. Coleus Verschaffeltii.
2. Coleus Blumei.
3. Alyssum maritima fol. varieg., ó más bien Guaphalium
la natum.
4. Alternanthera amabilis, A. spatulata.
5. A. amoena.
El modelo que sigue, tomado de un periódico aleman, por
los hermanos Roda (1) demuestra todavía mejor cómo se pue
den conseguir en el terreno figuras harto complicadas, imi
tando por medio del cordonaje los más graciosos bordados.
Este último macizo como igualmente muchos otros mode
los de distintos autores, demuestran mucha habilidad en el
dibujante y al propio tiempo mucho conocimiento de las plan
tas para hacer resaltar sus tintas por medio de los contrastes,
son, sin embargo, muy complicadas para producir un buen
efecto á cierta distancia, por lo que requieren verlas de
CeTC3l,,

(1) Ilustrite Berichte iiber Gartenbau. Brannschweig 1871.


-
Fig. 7.º—Macizo ornamental compuesto eon flores y follaje.

Centaurea argentea.
Achyranthes Lindeni.
Coleus queen Victoria.
Coleus Verschaffeltii.
Pelargonium golden fleece
Lobelia erinus.
Achyranthes Verschaffeltii.
Pelargonium Mistriss Pollock.
Pelargonium de hojas con fondo amarillo.
Pelargonium Mad. Mezard.
Alternanthera spatulata.
Piretrum aureum.
. 15. 17. Verbenas de flores azules.
. 16. 18. Verbenas de flores rojas.
19. Gnaphalium lanatum.
20. Alternanthera amoena.
Con el objeto de facilitar la eleccion de los vegetales que
deben componer los macizos, daremos una tabla que indica
las principales plantas de adorno y tiempo que pueden figurar
en los jardines.

Decoracion para la primavera.

PLANTAS DE GRAN EFECTo PoR LAs FLORES,

Althea rosea, Malva arborea.


Iberis amara.—Sempervirens.
Papaver Rhoeas.—Somniferum.

PLANTAs BULBosAs.

Anemone hortensis.
Convallaria maialis.—Lirio de los valles.
Crocus diversos, azafranes.
Fritillaria imperialis diversas, Corona imperial.
Gladiolus Ganda vensis.
Hyacinthus, Jacintos diferentes.
Iris diversos.
Lxia diversas, cultivada en macetas.
Narcisus de diversas clases.
Oxalis diferentes, cultivados en macetas.
Polyanthes tuberosa.
Ranunculus asiaticus.
Sparaxis diferentes cultivados en macetas.
Tulipa, Tulipanes diferentes.

PLANTAs ANUAs y BIENALEs

Athanasia annua.
Aubrietia delthoidea.
Arabis alpina.
- 101 -
Cerastium tomentosum.
Cheiranthus Cheiri, Alelí amarillo.
- incanus, Alelí encanecido.
- annuus, Alelí blanco.
Delphinium Ajacis, Consueldas enanas diversas.
Erisimum Petrowskianum.
Gypsophila elegans.
Lichnis coronaria.
Nemophila diversas.
Schizanthus diferentes.

PLANTAs PERENNEs.

Allium azureum.
Bellis perennis.
Dianthus plumarius.
- barbatus.
Peonia, Peonías herbáceas diversas.
Linum perenne.
Lychnis dioica.
Matricaria, Parthenium.
Primula veris.
Vinca mayor.—Vinca minor.
Viola odorata.
— tricolor.

ARBUSTos PARA MACIzos DE FLoREs.

Hydrangea Hortensia.
Poeonia, Moutan diversas, Peonías arborescentes.
Rosales diversos.

PLANTAs DE GRAN EFECTo PoR EL FoLLAJE.

Acanthus Lusitanicus.
Amaranthus bicolor.
- melancholicus.
- 102 -

Amaranthus tricolor.
- caudatus.
Aralia papirifera.
Atriplex hortensis.
Bocconia, frutescens.
Brassica sinensis.
Caladium esculentum.
- violaceum.
Canna indica Annei.
— gigantea.
— Warscewiczii.
— limbata.
— zebrina.
Carduus Maranus. l

Eucaliptus globulus.
Ferdinanda eminens.
Ficus elastica.
Gunnera scabra.
Montanoa heracleifola.
Musa coccinea.
— textilis.
—.- IOSa. Ced.

— sapientum.
— Sinensis.—M. Cavendishii.
Nicotiana Wigandioides.
Rheum undulatum.
Ricinus sanguineus.
Solanum crinitum.
— marginatum.
— robustum.
Wigandia caracasana.
— Vigieri.
Zea maisiaponica.
PLANTAS DE FOLLAJE ADOPTADO PARA LOS CORDONES DE GRAN
EFECTO,

Chenopodium podagraria.
- 103 -
Cineraria maritima.
Fenkia subcordata.—Hemorocallis cordata.
— lancifolia variegata.
Festuca glauca.
Glaucium luteum.
Perilla nankinensis.
Phalaris azundinacea picta.
Salvia argentea.
Santolina tomentosa.
Stachys lanata.

Decoracion estival y otoñal.

PLANTAs DE FLoREs ÁNUAs y PERENNES PARA PARTERREs DE


GRAN EFECTo.—EsTío y oToÑo.

Alyssum maritimum.
— saxatile.
— deltoideum.
Anemone iaponica.
Ahanasia annua.
Aster sinensis.
— vivaces ó perennes.
Begonia miniata. º

- discolor.
Calliopsis tinctoria.
Chrysanthemum frutescens.
Dahlia diversas.
Datura arborea.
Delphinium perennes.
Erytrina cristagalli.
Helianthus annuus.

- argophilus.
Mirabilisialapa.
Petunia diversas.
Phlox decusata, diferentes.
— Drummondi.
- 104 -

Pyrethrum indicum, Crisantemos diversos de flores grandes.


Salvia splendens.
Solidago virga aurea.
Tagetes diversas.

PLANTAs DE FOLLAJE coLoRADo PARA MACIZos ORDINARIOS.


EsTío Y OToÑo.

Achyranthes Verschaffeltii.
- reticulata aurea.
- Lindeni.
Alternanthera amabilis.
- 3l IT1O62113,

- spatulata.
Alyssum maritimum variegatum.
Centaurea candidissima.
- gymnocarpa.
Coleus diversos.
Gnaphalium lanatum.
Isolepis gracilis.
Oxalis corniculata foliis atropurpureis.
Pirethrum aureum.
Sedum carneum variegatum.
Teleianthera versicolor.—Alternanthera versicolor.

PLANTAs DE FLOREs ÁNUAs y PERENNES PARA MACIzos


oRDINARIos.—EsTío y OToÑo.

Acroclinium roseum.
Ageratum caelestinum.
Anthirrhinum maius diversos.
Aster sinensis. Callistephus hortensis.
Brachicome iberidifolia.
Cuphea miniata.
Dianthus Edwigi.
- hispanicus.
- sinensis.
Gazania splendens.
Gomphrena aurantiaca.
- globosa.
Heliotropium diversos.
Impatiens balsamina diversos.
Lautana de diferentes clases.
Linum grandiflorum.
Lobelia erinus.
— grandiflora.
— superba.
Lychnis chalcedonica fl, pl.
Nierenbergia gracilis.
Pelargonium zonal, llamados escarlatas de follaje va
riado.
- inquinans de flores dobles.
Pentstemon diversos.
Petunia hybrida de flores dobles.
— de flores sencillas.
Phlox. Drummondi diversos.
Plumbago Larpentae.
Portulaca grandiflora, de flores sencillas.
- de flores dobles.
Piretrum indicum. Crisantemos de flores pequeñas.
Reseda odorata.
Salvia patens.
— splendens.
Sanvitalia prorumbens fl, pl.
Statice diversas.
Tritoma uvaria.
Tropoeolum maius, diferentes.
— minus, idem.
Verbena, diversas.

PLANTAs APTAS PARA LUGAREs soMBRíos.

Arabis alpina.
Begonia, diversas.
Caladium, diferentes.
Convallaria maialis.
- iaponica.
Ciclamen europoeum.
Felci de aire libre.
— de estufa.
Hedera helix.
— fol. varieg.
— hibernica.
Primula auricula.
Veretrum nigrum.
Vinca maior.
— minor.

PLANTAs APTAS PARA SITIos ÁRIDos y RocAs ARTIFICIALEs.

Alyssum saxatile.
Antirrhinum maius.
Arenaria hispida.
— graminifolia.
Aubrietia deltoidea.
Campanula muralis.
- carpathica.
Capparis spinosa.
Cerastium tomentosum.
Cheiranthus Cheiri.
Gypsophila arenaria.
Hypericum calycinum.
Iberis sempervirens.
Linaria repens.
Mesembrianthenum cristallinum.
Oxalis corniculata foliis atropurpureis.
Plumbago Larpentae.
Potentilla rupestris.
Ranunculus repens, fl. pl.
Saponaria officinalis.
Saxifraga sarmentosa.
- 107 -

Sedum ruprestre.
— Sieboldi.
Vittadenia, lobata.
Zauschneria californica.

PLANTAs GRAMÍNEAS APTAs PARA DISPoNERSE AISLADAMENTE ó


EN MACIZOS,

Agrostis nebulosa.
Arundo Donax, fr.
Briza maxima.
Festuca glauca.
Ginerium argenteum.
- fol. varieg.
Pennisetum longistylum.
Sacharum Maddeni.
— AEgyptiacum.
Stipa pennata.

PLANTAs ACUÁTICAs.

Aponogeton distachyum.
Cyperus papyrus.
Menyanthes trifoliata.
Nelumbium speciosum.
Nymphaea alba.
Thalia, dealbata.
Tipha, latifolia.
PLANTAs ENREDADERAs ÁNUAs y PERENNES PROPIAS PARA
CUBRIR PAREDEs, ETC.

Boussingaultia baselloides.
Bryonopsis erythrocarpa.
Cabaea scandens.
Calystegia pubescens.
Cardiospermum heliocacabum.
Ipomaea purpurea. Pharbitis purpurea.
— Limbata. — limbata.
— Learii. — Learii.
Lathyrus odoratus.
Lephospermum scandens.
Luffa acutungula.
Mandevillea suaveolens.
Maurandia Barklayana.
Quamoclit coccinea.
Thunbergia alata.
Trichosanthes colubrina.
Tropoeolum aduncum.
- tuberosum.

ºe. Jardines pintorescos ó apaisados: jardines públicos, par


ques, paseos y avenidas.

Todo cuanto llevamos dicho hasta aquí sobre horticultura


no tiene más objeto que demostrar las reglas del gusto artís
tico en el ramo de jardinería, desarrollado por el hombre en
armonía con la Naturaleza y los lugares respectivos, para ob
tener el mejor resultado en beneficio de su comodidad propia
y de la de sus semejantes.
En este sentido ya hemos visto hasta donde llega la va
riedad y el buen gusto, distinguiéndose por esta razon los par
terres propiamente dichos de los que se llaman grandes jardi
nes de flores, del mismo modo que existe diferencia tambien
entre estos últimos y los jardines pintorescos ó apaisados,
conocidos con el nombre de jardines á la inglesa.
En los países que han conservado la tradicion de estos
jardines, en virtud de los caractéres típicos y absolutos que
han imitado de los diferentes aspectos de la Naturaleza, y en
donde las fortunas particulares permiten consagrarles una ex
tension de terreno suficiente, es en donde el más refinado
gusto se presenta con toda su magnificencia.
Esta circunstancia constituye una excepcion sobre todo
en Francia, en donde todos los géneros de jardinería tienden
- 109 —

cada vez más á confundirse. Por lo demás no siendo estos di


versos estilos más que convencionales, nada tiene de extraño
que sufran modificaciones con el tiempo y con los lugares en
que se encuentran; que al fin y al cabo como todo lo que per
tenece al lujo, está sujeto al capricho de la moda.
El jardin apaisado, entendido en su sentido más absolu
to, admite, segun Nandin, todos los elementos de ornamenta
cion de que hemos hecho mérito, en todo lo que precede, las
flores, las grandes plantas de ornato, los arbustos y los arbo
litos de todos tamaños, y hasta los árboles de primer grandor.
Admite tambien los juegos de agua, los rios, las rocas y las co
linas artificiales, los laberintos, los kioskos y algunas obras
de arte. No obstante lo que constituye su carácter principal,
en los países del Norte, son los grandes céspedes ó las prade
ras con los árboles de hoja perenne, porque lo que aquí se
quiere ante todo obtener es una verdura perpétua. En esto
consiste, como llevamos dicho, el rasgo particular de la jardi
nería pintoresca inglesa. Y la razon estriba en que ninguna
otra comarca de Europa se presta tan bien á ello como In
glaterra, cuyo suelo muy poco accidentado, la tierra fértil y
sobre todo la suavidad de un clima siempre húmedo, son emi
nentemente propios para conservar esa constante verdura. El
género inglés ha sido adoptado en casi toda la Europa, pero
es preciso advertir que casi por todas partes ha sido preciso
apartarse de las reglas que trazaba por no armonizarse estas
con las localidades y con los climas. Los países que más se
acercan á él son la Francia y la Alemania, y esto á causa de
la proximidad de la zona marítima de Inglaterra á estas
naciones. En el Mediodia y en el centro de Europa, la jardi
nería pintoresca reviste un carácter del todo diferente, como
tendremos ocasion de hacer observar en adelante.
El jardin inglés, en su forma más elemental, es de por
sí de suma sencillez y elegancia extraordinarias. Un vasto ta
piz de yerba verde, de contornos más ó ménos accidentados,
pero que la vista abraza en toda su extension, forma su parte
principal. Sobre este tapiz se destacan por todos lados, y en
particular próximo á las habitaciones del dueño, macizos de
— 110 -

flores, en relieve de algunos centímetros del plano general


del terreno, al que no deben cortar en compartimientos, por
que importa que la pradera sea toda uniforme. Al extremo de
esta última, y en sus costados, bosquetes de verdes arbustos
entre los cuales serpentean calles sinuosas; entre algunas de
las cuales se destaca majestuoso y elegante un surtidor de
agua tranquila, que ocupa un punto lejano del jardin, pero
cuyos alrededores están dispuestos de tal manera que se des
cubre este bello paisaje desde algunos puntos de las habitacio
nes del hotel ó palacio á que pertenece este pequeño oasis.
Los accidentes exteriores del paisaje completan muchas
veces ese cuadro, que unas veces consiste en una colina po
blada de árboles, en un rio, en un lago, y algunas veces
una vista, al mar; ó bien en un edificio, en una torre, en un
templo, que se vén en lontananza, ó en un grupo de habita
ciones rústicas, etc. En la creacion de un jardin apaisado siem
pre deben tenerse en cuenta esos elementos exteriores, y su
distribucion debe ser calculada de manera que se dejen ver
por donde la luz les favorece más.
La uniformidad de un suelo absolutamente horizontal se
cortará agradablemente por medio de rocas ó colinas artifi
ciales. Las rocas no han de ser amontonamientos desordena
dos de fragmentos de piedra; deben ser sábias estructuras que,
á la solidez, reunan una forma pintoresca. No todas las pie
dras son igualmente á propósito para ello, únicamente se
echa mano de las que son fragosas, ó por lo ménos de formas
irregulares, de cierto volúmen, y que no estén expuestas á
gastarse con las alternativas de la humedad y de las heladas.
Estas piedras se tiene cuidado en reunirlas de manera que
queden entre unas y otras vacíos que se llenan de tierra or
dinaria ó de tierra de brezo segun las plantas que deben ocu
parla. -

La colocacion de las piedras debe practicarse verticalmen


te, de modo que presenten los aspectos abruptos de las rocas
naturales; pero más de ordinario se las hace formar con la
vertical un ángulo de algunos grados. Tal inclinacion mada
tiene de absoluto; pero conviene hacer observar que una roca
— 111 —

muy chata que se asemejase á un monton de piedras seria de


mal efecto y revelaria pésimo gusto. Tocante á su orientacion
varia necesariamente segun las circunstancias y las disposicio
nes del jardin; siempre es bueno que tengan una cara á poca,
diferencia en direccion al Mediodia, y otra en direccion al
Norte, lo que las hace más á propósito para recibir plantas de
clases y condiciones diferentes. Su altura tampoco tiene nada
determinado; sin embargo, no es regular que dejen de levan
tarse ménos de dos metros del nivel general del terreno.
Con frecuencia las rocas se combinan con las colinas arti
ficiales, á las cuales suelen servir como de corona. Esas coli
nas, que á veces toman las formas prolongadas é irregulares
de una pequeña cadena de montañas, con sus picos aislados,
sus collados y sus valles, consisten en un terraplenado más ó
ménos considerable de guijo, ó de piedras, que se cubre de 30
á 50 centímetros de tierra vegetal. Si existe ya en el recinto
del parque una proeminencia del terreno, y sobre todo de ter
reno pedregoso y de cualidad inferior, se escoge este punto
con preferencia á otro cualquiera para edificar allí la colina.
Algunas veces, sin embargo, hay otras consideraciones que de
terminan su colocacion, como por ejemplo, cuando se trata de
disimular la vista de cierto lado poco artístico, ó de levantar
una barrera contra los vientos, más desfavorables en la locali
dad de que se dispone. Una colina artificial de siete á ocho
metros de elevacion perpendicular, con pendientes de unos 45
grados, en direccion de E. á O., de manera que presente una
de sus vertientes al Mediodia, puede ser muy útil para el
cultivo de muchas plantas que tanto le afectan el frio y la hu
medad.
Además, toda su superficie debe estar plantada ó cubier
ta de césped, á fin de que no experimente quiebra por las
aguas pluviales. La cumbre podrá estar ocupada por arbustos
rústicos de hoja persistente (acebo, encina, tejo, etc.) que au
menten el efecto protector de la colina, ó por una línea de ro
cas, destinadas tambien á ostentar plantas en su super
ficie. - - -

Un valle hecho expresamente, y dispuesto á manera que


— ll2 —

esté al abrigo de les vientos frios y del ardor del sol, se reser
va por lo comun para el cultivo de los helechos y de las otras
plantas amigas de la sombra y de la humedad. Ninguna otra
disposicion del terreno conviene mejor á esas plantas, que
prosperan incomparablemente mejor en los escarpados que en
los suelos del todo llanos.
En donde más se usan las rocas y las colinas artificiales
en el adorno de las jardines de recreo, es en Inglaterra, y po
cas villas aristocráticas existen, en donde dejen de verse
muestras más ó ménos felices, que sirven en su mayor parte
para el cultivo de las plantas de los Alpes y de los helechos.
Se citan en particular como modelos del género, la roca del
Colosseum, en el Parque del Regente, (Regentºs Park), la del
jardin de Blenheim, cerca de Lóndres, que cubre cerca de una
media hectárea de terreno, pero sobre todo la de Chatsworth,
la mayor y más sábiamente construida que existe en el mun
do, y es una obra maestra de arquitectura del célebre
Paxton.
Otra construccion del mismo género, tambien digna de
interés, es una magnífica piedra que se encuentra en la resi
dencia de lady Boughton, cerca de Chester, que se cree que
representa el Monte Blanco y el Valle de Chamouny, y cuyas
cimas se elevan de 10 á 11 metros sobre el nivel del ter
T611O. \

Nada es comparable por su aparente grandeza y por


exactitud en la representacion de las grandes montañas, que
esta admirable cordillera en miniatura: es lo mejor que hay en
Europa. Podemos asegurar tambien que dadas las condiciones
de nuestro clima, y la topografía de España, estas obras artís
ticas de tan buen efecto, no darian el resultado apetecido;
contribuyendo tambien y no poco á este fin la extension que
generalmente destinamos á los jardines apaisados.
En Inglaterra, país de arbustos y de verdura, por las con
diciones de su suelo, se saca mucho partido de los arbustos
para la creacion de bosques, y especialmente los laberintos,
establecidos en un solo plano, y más particularmente en un
espacio artificial, cuya cumbre corona un mirador ó azotea.
- 113 —

Estos laberintos tambien existen en Francia, y no carece de


ellos España, en donde han sido muy comunes en los últimos
siglos, con plantaciones de arbustos en forma de setos, á lo
largo de sinuosos senderos que rodean y se extienden en espi
ral ó vuelven muchas veces sobre sí mismos, sin que por esto
se corten al objeto de obligar á los paseantes á recorrer todas
las sinuosidades del terreno. Sirven de ordinario para los labe
rintos los arbustos de hojas constantes y de verdura estable,
sirviendo muy al caso los tejos, cuya rusticidad, espeso rama
je, docilidad para tomar toda clase de formas los recomiendan
de una manera especial para este objeto de esparcimiento y
de bella perspectiva.
El alto de este seto varía entre 1m y 1, 50m, pero se le
puede dar tambien que pase de la estatura humana. Lo esen
cial es que sea bien tupida, regular y de un aspecto agrada
ble. Si el laberinto está situado sobre un otero, la altura del
seto debe calcularse de modo que no perjudique la vista del
punto culminante, que es justamente el objeto del paseo y lu
gar de descanso. Las sinuosas calles que corren al través de
los macizos ordinarios ó los sotos de un jardin apaisado to
man hasta cierto punto ese género de decoracion.
Entre nosotros, más que los laberintos, son comunes los
emparrados y los pabellones, lo que naturalmente se explica por
el hecho de que teniendo nuestro país más riqueza de sol que
la Inglaterra, hay más necesidad de ponerse al abrigo de sus
rayos; por lo cual pocos jardines se encontrarán, aun entre
los jardines más plebeyos y más estrechos que carezcan de su
emparrado, bien ó mal construido, cubierto con los sar
mientos de la parra. Postes plantados á cierta distancia unos
de otros, en dos líneas paralelas, á lo largo de una calle, ó en
una sola línea paralela al muro sostienen un enrejado de lis
tones que, apoyándose en la parte superior sobre unos aros, se
extienden formando bóveda. Otras veces es un simple gabinete
de verdor ó un kiosco de enrejados lindísimos, aislados en un
rincon del jardin, y por el cual se hacen trepar diversas plan
tas florescentes. Lo más comun es que estas estructuras cons
truidas sin arte, en mala madera y mal conservadas, quedan
— 114 -

destruidas y arruinadas al cabo de pocos años; pero no dejarian


de servir de un gran recreo en los jardines, si se les dedicasen
los cuidados que merecen y se cubriesen de plantas de verda
dero ornato.
Las célebres pergolas de Italia no son otra cosa que em
parrados más artísticamente construidos y bien cuidados. A
este mismo género de ornato pertenecen los enrejados hechos
con destino á los muros, las columnas de los pórticos y de las
galerías; y finalmente, las jaulas y armazones de enrejados
destinados, como estos últimos, á ofrecer un punto de apoyo
á las plantas trepadoras.
Como hemos dicho anteriormente, la jardinería pintores
ca al pasar de Inglaterra al continente ha tenido precision
de modificarse, y se ha complicado tanto más, ó se ha acerca
do tanto más á la jardinería ordinaria, cuanto más se han es
trechado ante él las distancias. La pradera se ha estrechado;
los parterres floridos y las grandes plantas de ornato, han con
quistado el terreno que esta última perdia; los arbustos y los
árboles se han multiplicado en él, en gran número y especies,
y hay alguna de estas pequeñas creaciones de fantasía que
casi únicamente se hace notable por la variedad de sus planta d
ciones, de manera que así podria considerársela un jardin bo
tánico, como un jardin apaisado. En el fondo, el uno no exclu
ye el otro; la jardinería recreativa puede revestir los más va
riados caractéres, y dado que su objeto es ofrecer distraccio
nes, no se alcanza á comprender por qué el propietario no po
drá arreglarlo á la medida de sus gustos particulares.
En donde el suelo es llano, el trazado de los jardines
pintorescos presenta poca complicacion, y por más que se ha
intentado variarlo de mil maneras, que al fin viene á resul
tar, que bajo este punto de vista, estos jardines se diferencian
muy poco unos de otros. Lo que constituye sus principales
diferencias, son más bien los edificios, las plantaciones y los
accesorios, que la distribucion interior.—El lector encontrará
en las obras de los jardineros apaisadores, multiplicados mode
los de esta distribucion. -

En un país accidentado, en donde el suelo se levanta en


— 115 —

colinas más ó ménos altas, más ó ménos escarpadas, la jardi


nería pintoresca es susceptible de mucha más variedad que en
un país llano; porque la Naturaleza es allí muy rica y ofrece
aspectos más variados; pero por esta misma razon la situacion
exige una eleccion más escrupulosa que en el primer caso. A
no mediar una imposibilidad absoluta, se deberá establecer el
jardin formando una pendiente suave, que mire á corta dife
rencia al Mediodia; se evitará con igual cuidado del fondo de
los valles, del frio y humedad, de los puntos, en que las vistas
son limitadas, y de las pendientes septentrionales á causa de
su mala exposicion. Los edificios para habitaciones ocuparán
naturalmente el punto más elevado de la posesion, á fin de que
desde sus ventanas ó de sus terrados pueda espaciarse la vista
por todos los plantíos de su alrededor. Si por una felíz casua
lidad se presentasen á la vista la perspectiva de bellas lonta
nanzas, seria del caso orientar las habitaciones de manera que
se aprovechase para el recreo general de la mayor parte del
horizonte posible.
La distribucion interior de un jardin situado en la pen
diente de una colina no puede de ningun modo ser idéntica, á
la del que está situado en un plano; á pesar de estar subordi
nada á la misma ley general, que consiste en disponer los ob
jetos de la manera más favorable al golpe de vista. Permitién
dolo la naturaleza del suelo y del clima, y sobre todo pudien
do disponer de un arroyuelo para el riego, se pueden plantar
muy bellas praderas de césped, al través de las cuales se hará
circular el agua por regueros dirigidos trasversalmente. Las
calles y senderos deberian ser trazados en el mismo sentido,
si la pendiente tuviese mucha pendiente, y esto no tan sola
mente para hacer el paseo más cómodo, sino tambien para
que no sean arrolladas por el agua de las lluvias. Semejante
disposicion del terreno favorece de un modo particular para
cultivar los arbustos; y si la exposicion hubiese sido bien es
cogida, y hallándose bien al abrigo de los vientos del Norte,
se podrá levantar allí con buen resultado mayor número de
árboles y otros vegetales permanentes que en un llano, cuyo
clima fuese á poca diferencia el mismo. En las regiones meri
— ll6 —

dionales es donde particularmente se ven esos jardines arri s


mados á los flancos de las colinas. A pesar de que estos jardi
nes distraen mucho, están muy léjos de ser modelos de buen
gusto, y todavía los hay que ponen fuera de toda duda la ven
taja de esa disposicion del terreno para la jardinería apai
sada.
Los parques no son otra cosa quejardines pintorescos, pero
en grande escala.
Un gran desarrollo dado al espacio que ocupan es su pri
mera condicion; así como suponen siempre en sus propietarios
considerables fortunas. Poco numerosos en España y en Fran
cia, lo son más en Inglaterra y en el norte de Alemania, en
donde son el privilegio de las familias de príncipes y de la
aristocracia. Del mismo modo que una modesta aunque ele
gante villa corresponde al jardin de paisaje de la clase media,
así tambien aquí el castillo y sus dependencias son el comple
mento de esas residencias de grandes señores. Vastas prade
ras, grandes árboles aislados, bosquetes y hasta bosques de
grande arbolado, estanques, rios, habitaciones rústicas, caba
ñas hábilmente echadas sobre ese conjunto le dan por lo re
gular más variedad de la que se encontraria en un paisaje
natural de extension diez veces mayor. El cuadro se anima
todavía cuando se añaden los accesorios sacados de la natura
leza viva, de los animales cuadrúpedos, tales como cabras,
ciervos, gamos y otros rumiantes, ó de las aves indígenas y
exóticas. Esta parte de la jardinería apaisada que es poco com
prendida en España y en Francia, es de regla necesaria en las
grandes propiedades de la aristocracia inglesa.
Allí los animales de lujo no tan solamente son considera
dos como una parte esencial del embellecimiento del paisaje,
sino que hasta los animales salvajes son apreciados bajo este
punto de vista. Muchos parques ingleses tienen su rookery
(1) bosquete ó bosque especialmente reservado á las corme

(1) Este vocablo no tiene equivalente en castellano porque en España es desconoci


do el objeto que designa; literalmente equivaldría á cornejera, ó árboles en donde en
abundan los nidos de cornejas.
— 117 —

jas y otras grandes aves que anidan allí y se multiplican des


de siglos; todos tienen macizos de arbustos que son el inviola
ble asilo de los pájaros. Apenas se puede comprender cómo
no ha traspasado á través del estrecho y de los Pirineos la cua
lidad de ser sensibles á los encantos de esa naturaleza, anima
da, tan fáciles por otra parte de obtener, y tan á propósito para
dar vida al paisaje.
En el Mediodia de Europa, sobre todo en la region Medi
terránea, como hemos dicho, el suelo más accidentado y par
ticularmente el clima cálido y seco, no permiten reproducir
exactamente la jardinería delos países del Norte. Los céspedes
son, por decirlo así, desconocidos; á lo más se encuentran en
uno que otro punto estériles praderas dejadas sin riego y de
voradas por el sol. Este es sin duda un error de horticultura,
local, porque en todas aquellas localidades en donde los riegos
son posibles, se podrian obtener bellos trozos de céspedes, es
verdad, no con las gramas del Norte, tiernas y ávidas de agua,
pero sí con las del país de un verdor ménos vivo, pero de mu
cha más resistencia contra los ardores del sol y la sequía.
Entre estas especies debemos señalar particularmente la
festuca glauca (Festuca glauca) de follaje suelto y que forma
matas desarrolladas de un verde encantador, en donde se
distinguen hasta matices azulados. No hay duda que con al
guna preparacion del suelo, con los riegos y otros cuidados
que se dan á los céspedes en el Norte, no dejarian de obtener
se prados del mayor buen efecto. Llamamos sobre este punto
toda la atencion de los horticultores meridionales.
A causa de que la sombra es más necesaria en los jardi
nes pintorescos del Mediodia, que en los del Norte, se multi
plican en ellos los árboles y los arbustos, en particular los de
hoja permanente. Poseen la ventaja de resistir mucho mejor
á la sequía del clima, de lo que resistirian las plantas única
mente herbáceas. Pero cualesquiera que sean las que se adop
ten, es casi indispensable rociarlas por irrigacion, y muy co
piosamente, en períodos más ó ménos cercanos. No hay que
dispensarse de ese cuidado sino por los árboles que son gran
des; y todavía los hay, la palma por ejemplo, que vegetarian
9
— 118 —

mal si no se rociasen. El agua necesaria en todas partes en


España, lo es de un modo particular en la region meridional;
con ella casi no existe cultivo de recreo adoptado en el norte,
que no pueda tener tan buen resultado, ó mejor todavía en el
Mediodia.

Jardin prusiano.

En la Exposicion universal de 1867, los prusianos dieron


un modelo del género que prevalece en Alemania del Norte,
para el decorado de los jardines. El jardin que establecieron

r A R. Tº

a-º
— 119 —

en el Campo de Marte, segun los planos de Meyer, lo represen


tamos en el grabado adjunto, transcribiendo la descripcion
que hizo Mr. Andró en la Revue horticole, concebida en los tér
minos que siguen:
El parterre A. que forma un óvalo aplanado por el lado
del Palacio de la Exposicion Q., sirviendo como de introduc
cion al césped en cuya parte posterior se halla el agua, ha re
cibido dos ornamentaciones florales sucesivas, la una de pri
mavera, la otra de estío. Las cuatro partes arqueadas bb, que
componen la platabanda circular interior, se han plantado de
jacintos blancos y azules, y para segunda estacion verbenas
blancas y azules. En el centro, el roseton A. ofrece en Abril
jacintos, rosas y tulipanes precoces, y en Mayo Lobelia cardina
lis (centro), capuchinas Tom Thumb y verbenas azules (bordes).
La platabanda superior ee, adornada de jacintos blancos y
azules, recibió en la estacion calurosa líneas de Pelargonium
goiden fleece de Achyrantes y de Gnaphalium tomentosum. Las
partes más atormentadas por el paso de los transeuntes dd, se
componian de jacintos encarnados para la primera estacion, y
de Mimulus cupreus y de Lobelia Paatoni para la segunda. El
roseton c primero en jacintos encarnados, recibió luego capu
chinas Tom-Thumb y Lobelia erimus speciosa, Mimulus cupreus y
capuchinas enanas. En el parterre B, la plantacion era la si
guiente: PRIMERA ESTACION. aa, platabanda de margaritas ena
nas de flores dobles, encarnadas y blancas, con círculos de Nemo
phila insignis cada tres metros.—b, Myosotis alpestris et Geras
tium tomentosum.—c, Pensamientos amarillos y púrpuras.—d,
Pervinca pequeña.—i, Pensamientos de colores claros.
SEGUNDA ESTACION.—aa, Gnaphaliun, lanatum y Coleus Vers
chafelti, con círculos de Lobelia erinus speciosa.—b, Verbenas
blancas y encarnadas, con los bordes de Cerastium.—c, Sanvi
talia procumbens y verbenas azules en los bordes, con Petunia
Countess of Ellesmore para el interior.—d, Pervincas.—i, Lobelia
Paartoni. En el parterre D, ó más bien en la cinta de flores que
rodea el pabellon morisco, encontramos tambien este esmero
elegante de arabescos á que se muestra apasionado M. Meyer,
en el género de los que ha dado en el bello Atlas que ha pu
— 120 —

blicado en Berlin en 1862. Esta corona de florones, de ornatos


de la Edad Media, acompaña con gracia la arquitectura del
kiosco de colores vivos. Se componia: en a de verbenas encar
nadas; en b, de Gnaphalium lanatum, y en la orla c, de Lobelia
erinus compacta. En muchos parajes, en los bordes de las ca
- lles, se halla JJJJ de pequeñas avenidas de Fuchsias de tallo
elevado, entrelazadas por cordones ligeros de Maurandia, Lo
phospernum, Eccremocarpus, etc.
La parte apaisada del jardin, poco desarrollada por falta,
de espacio, sobre todo con respecto á la importancia de los con
tornos, se compone de céspedes eee suavemente inclinados, se
gun los preceptos admitidos en arquitectura hortícola. En la
pieza H, hay irregularidades de trazado y una grande mode
racion en el empleo de las rocas I, debajo del kiosco morisco E.
Los macizos variados en sus contornos tienen los bordes más
desiguales que en las plantaciones francesas modernas.
El resto del jardin no merece una descripcion especial.
Su objeto era rodear agradablemente la agencia prusiana F,
la estátua del Emperador Guillermo O, las escuelas MN, las
islas JJ, las mesas de piedra ST, y el acuario L. Estas planta
ciones no diferian notablemente de los otros macizos del parque.

De los jardines públicos.

Los jardines públicos no son precisamente una creacion


moderna, porque en las ciudades principales existian sin duda,
jardines ó paseos públicos, á donde la poblacion durante la es
tacion del verano, se trasladaba bajo los plantíos que los cons
tituyen, para gozar de la sombra y de aquella natural frescura,
que proporcionan los árboles plantados simétricamente en lí
nea recta, segun el estilo antiguo. De estos paseos públicos,
se ofrecia un ejemplo en el bosque de Boulogne, cerca de Pa
rís, ántes de la famosa transformacion que lo hizo tan
célebre en toda Europa; el Prater, que así se llama otro paseo
público cerca de Viena, y tantos y tantos otros en diferentes
ciudades y naciones. Y no tenemos aquí en cuenta las ramblas,
ó calles de circunvalacion que existian en todas las ciudades,
— 121 —

las cuales, hallándose trazadas á dos ó cuatro filas de árboles,


ofrecian al público un pasaje bastante agradable. Por estos
últimos tiempos, extendiéndose siempre más y más el gusto por
los jardines naturales, y á consecuencia del grande impulso que
ha dado la ciudad de París con las citadas transformaciones del
Bosque de Boulogne, de las Buttes-Chaumont y otros; las prin
cipales ciudades del continente, construyeron jardines públicos
naturales, muchos de los cuales se distinguen por su extension
y buen gusto en el concepto, por la buena eleccion de ejem
plares de plantas raras y por la hermosura en la decoracion
floral.
Los jardines naturales para el público no deben diferen
ciarse mucho de los particulares, sino en la disposicion de las
calles. En los puntos de encuentro, debe haber siempre la an
chura proporcionada á la poblacion, por donde pueda siempre
circular libremente. Estos jardines, no tan solamente deberian
servir de ameno paseo público, sino que, siendo generalmente
tomados como modelo, su construccion solo se deberia confiar
á los mejores dibujantes, y su ornato y conservacion deberia
estará cargo de los más hábiles jardineros, quienes penetra
dos de la importancia de estos jardines, pondrian en ellos toda
clase de cuidados, para difundir entre los jardineros el buen
gusto en las decoraciones y las buenas prácticas en el cultivo.
Al propio tiempo, para mejor propagar la instruccion y gene
ralizar el conocimiento de las plantas, seria de desear que en
los jardines públicos, cada una de las plantas aisladas, y colo
cadas en grupos las escogidas, formando macizos de flores y de
follajes, estuviesen provistas de cartulinas colgadas con el
nombre científico y el correspondiente español, expresándose
tambien la pátria respectiva.
De los Squares.

Generalmente bajo el nombre de Squares entendemos nos


otros una plaza cualquiera en medio de caserío, reducida, á
jardin natural para paseo público, aunque en Inglaterra Squa
re singnifica simplemente una plaza, sea ó no convertida en
jardin; pero dejando aparte la discusion sobre la más ó ménos
— 122 —

justa apropiacion del nombre de Square, adoptamos este voca


blo para significar una plaza en donde existe un jardin.
Los Squares son entre nosotros una introduccion entera
mente moderna, y señalan al mismo tiempo un verdadero pro
greso; porque al paso que en los grandes centros de poblacion
ofrecen para todas las clases un punto general de reunion y de
agradable paseo en la estacion de verano, sirven admirable
mente para tomar el aire más saludable, por la cantidad de gas
oxígeno que esparcen las plantas en ellos existentes, absor
biendo al propio tiempo el gas ácido carbónico, tan nocivo á
nuestra salud y por nosotres aspirado. A más de estas consi
deraciones con respecto al grato solaz que siente la vista cuan
do en el verano el ojo puede descansar sobre el matiz verde de
la vegetacion, y al deleite que se experimenta al encontrar en
el interior de una ciudad un ameno jardin en donde poder des
cansar con libertad en todos los meses del año, pero especial
mente durante la estacion calurosa, y respirar un aire más pu
ro y ménos ardiente; aconsejamos mucho que se adopte el uso
de los Squares.
Aunque los Squares sean generalmente de forma irregu
lar ó natural, sin embargo se pueden tambien construir de
formas simétricas, cuando las plazas en donde deben estable
cerse son de escasas dimensiones. En este caso los mismos plan
tíos y la eleccion de las plantas deben ser proporcionados al
espacio, pues mal pueden colocarse en una pequeña localidad
árboles de extraordinario desarrollo, y en cuanto á los arbus
tos que deben formar los grupos verdes, son preferibles los de
hojas persistentes, que conservándose siempres verdes, son
muchísimo más agradables durante la estacion rígida. Siem
pre que el espacio lo consienta, son preferibles los Squares
de forma natural, como quiera que estos son más gratos á la
vista, y en el caso de que los edificios sean desiguales, es cosa
fácil disimular la deformidad, mediante un grupo de árboles
artísticamente dispuestos, siendo además la forma natural la
que mejor sirve para interrumpir la monotonía de las casas y
de los palacios haciendo desplegar mejor sus líneas arquitec
tónicas.
— 123 —

Con la figura adjunta damos el diseño del Square ó


plaza de Sta. Ana.

(Figura 9.º)

Situada en un barrio muy popular y céntrico de Madrid,


presenta en su trazado una disposicion favorable á la circula
cion fácil de sus numerosos habitantes. Las calles anchas, sua
ves y bien delineadas se hallan constantemente surcadas por
transeuntes, madres cuidadosas y alegres niños que van á so
lazarse con toda seguridad léjos del peligro de las calles y á
la sombra de los árboles. En uno de los extremos de este jar
din un sencillo y gracioso surtidor refresca el ambiente y con
tribuye á la ornamentacion general. -

De los jardines particulares adaptados á las modestas


fortunas.

Si en la composicion de un vasto parque el arquitecto que


lo traza puede desplegar mucho mejor su habilidad sacando
partido de todos los accidentes que se presentan así en las di
versas combinaciones de grupos de árboles, valles, lagos, obras
— 124 —

arquitectónicas y otras semejantes que puede combinar á su


talante; en la composicion de un jardin de limitadas propor
ciones, debe dar prueba de muy buen gusto en la parte de or
nato de las flores y decoracion de follajes, en la disposicion de
los grupos de árboles, en las ondulaciones del terreno y en las
curvas de las calles para satisfacer las exigencias modernas,
pues más agradable es un jardin aunque sea de pequeñas
dimensiones, si está dispuesto con inteligencia, y con diligencia
conservado, que un gran parque medianamente construido
y conservado mezquinamente.
Los jardines naturales no solo se adaptan á la propiedad
de pocas hectáreas, sino que hasta en un espacio que no pase
de media hectárea se puede disponer un jardin natural con
alguna calle umbriosa, con pocos grupos de flores, y en fin con
un pequeño espacio destinado á las frutas y un huertecito
para una familia, con tal que se eviten las complicaciones de
las calles y vengan dispuestos los pocos grupos de árboles más
bien á la periferia, para dejar suficiente espacio á los tapices
de yerbas y á los grupos de flores.

Jardines botánicos y medicinales, y jardines para experi


mentos y naturalizacion.

Es una verdad, dicen los autores del Manuel de Lamateur


desJardins, de quienes tomamosalgunos datos para esta seccion,
que la horticultura es el auxiliar de las ciencias, y que ellas le
deben indudablemente una notable parte de sus recientes pro
gresos. -

No pudiendo prescindir la Historia Natural de coleccio


nes de plantas, claro está que las colecciones de plantas vivas
son incomparablemente más ventajosas y útiles para el estu
dio que las de vegetales secos ó herbarios, por más que estos
no carezcan de utilidad y sean tambien necesarios.
De los grandes trabajos ejecutados desde el comienzo de
este siglo, poquísimos habrá que no hayan ido á buscar sus
materiales tanto ó más en los jardines que en los herbarios.
Hay además grupos de plantas, familias enteras que no pue
den estudiarse ni describirse con exactitud sino cuando están

vivas, ya sea porque sus hojas exuberantes de savia y de hu


mores se oponen á su desecacion, ya sea tambien porque en
estado seco se desfiguran sus partes esenciales. Con frecuencia
sucede todavía que las plantas no existen en los herbarios,
sino en muestras harto incompletas ó harto deterioradas para
que se las pueda someter al análisis ó formarse una idea exacta
de su tallo y de su porte. La horticultura, secundada por la
versatilidad de los gustos, que reclaman sin cesar la novedad,
viene poderosamente en ayuda del botánico, procurándole
plantas que no hubiera por ningun otro medio podido obtener.
Existen, por otra parte, particularidades de organizacion, y
sobre todo fenómenos que únicamente pueden ser ob
servados en plantas vivas, y así bien puede decirse que la hor
ticultura es el riquísimo arsenal de donde ha sacado sus ma
teriales la botánica para sorprender al mundo con sus descu
brimientos. -

Sin embargo, el sólo cultivo de recreo ó de la fantasía no


bastaria, en todos los casos posibles, para ser el sosten y la
ayuda de los estudios botánicos, pues para estos se necesita
siempre un repertorio que esté pronto á suministrarles las
plantas de que pueden tener necesidad, necesidad que se hace
sentir principalmente en los establecimientos de instruccion
pública, en donde las ciencias industriales se enseñan con re
gularidad. De ahí la institucion de los jardines especiales, de
los jardines botánicos propiamente dichos, en donde se hallan
reunidas las plantas más indispensables para la enseñanza ele
mental de esta ciencia tan importante. Son más ó ménos vas
tos, más ó ménos ricos en vegetales indígenas y exóticos, á
tenor de su importancia. Constituyen el fondo esencial de sus
colecciones vivas las plantas rústicas, que exigen poco trabajo
y pocos gastos para vivir y permanecer al aire libre, pero
siempre se añade cierto número de plantas más sensibles al
frio que tienen necesidad de abrigo, por cuyo motivo en los
grandes centros de instruccion, por ejemplo en las capitales
de Europa, se han hecho un accesorio obligado de los jar
dines botánicos, los invernáculos ó estufas frias y cálidas.
— 126 —

La distribucion y composicion de un jardin botánico, así


como su órden científico interior, varian segun las circunstan
cias locales del clima, la extension del terreno que tienen
asignado y el fin principal á que se destina; y hasta entra
como elemento indispensable y regulador en la diversidad del
conjunto, el gusto y práctica del fundador, sus conocimien
tos generales para que estos se reflejen de una manera
agradable bajo el punto de vista del arte, así como en la
exactitud metódica del conocimiento y aplicacion de las plan
tas suministre la utilidad que se desea obtener en el progre
so de la ciencia. Muchos naturalistas al dirigir los trabajos
para la creacion de un jardin botánico, prefieren las plantas l
clásicas; otros las plantas exóticas; algunos, botánicos distin
guen esta clase de jardines con particularidades de estructu
ra y métodos de aclimatacion, cuyos proyectos son, todos de
buen resultado si se emplean á propósito, esto es, respon
diendo á una necesidad exigida por los adelantos de la ciencia
de Linneo.
La distribucion de las plantas en un jardin botánico está
sometida á una regla casi universal, que es el ser conforme
con una clasificacion generalmente adoptada. La mejor de to
das, que es la que ahora puede decirse está admitida por todos
los sabios de Europa, es la clasificacion conforme á las afini
dades de estructura, ó sea el método natural.
Pero áun ese método ha experimentado asaz numerosas
modificaciones desde que fué formulado por primera vez por
Laurent de Jussieu, de modo que comparando entre sí los
varios jardines botánicos de Europa, se encontrarian notables
diferencias en la distribucion de las plantas, sin embargo de
que en todas partes se habrá procurado colocarlas segun sus
afinidades naturales.
Resulta una indisputable ventaja de que la plantacion de
un jardin botánico sea la fiel imágen de un sistema de clasifi
cacion. Con todo, se dan casos en que hay precision de apar
tarse un poco de esta regla, cual es, por ejemplo, cuando el
terreno por su naturaleza ó por su disposicion, no se presta
ria sin graves inconvenientes á esta distribucion normal. Fá
— 127 —

cilmente se comprende que las plantas que exigen ser cultiva


das en terreno pedregoso, que las plantas acuáticas, los arbo
litos de cierta talla, y sobre todo los árboles perfectamente des
arrollados, no pueden siempre tener cabida en los mismos
lugares que les corresponderian al tenor de la clasificacion, en
cuyo caso vale más alejar esas plantas de sus congéneres para
distribuirlas por categorías de conveniencias en los parajes
del jardin, en donde dañen ménos y en donde vengan mejor.
Son los árboles en particular dañinos á las plantas herbáceas
que se encuentran vecinas á ellos, y por su elevada talla, fre
cuentemente desproporcionada con lo que les rodea, destruyen
el golpe de vista é impiden que se puedan abarcar las grandes
líneas de la clasificacion hechas sobre el terreno. Lo mejor
seria plantarlos á parte, esto es, hacer un arbolado distinto de
los otros cultivos del jardin; de lo que, por otra parte, ningun
inconveniente sério habria de resultar para el estudio.
Punto capital son en todo jardin botánico las etiquetas de
las plantas. Constando siempre la nomenclatura de dos nom
bres, el uno genérico y específico el otro. -

Estos dos nombres deben ser inscritos juntos á cada una


de las plantas. Se acostumbra tambien de ordinario añadir el
nombre abreviado del autor de la especie ó del género, lo que
es algunas veces necesario para distinguir plantas, á las cua
les, diferentes autores han aplicado los mismos nombres gené
ricos ó específicos. Otras etiquetas, ó mayores que las de las
distintas especies, ó de otra configuracion y distintos colores,
indican los diversos grupos del reino vegetal, tales como clases,
órdenes, familias, tribus y géneros. Se tendrá fácilmente una
idea de esas etiquetas visitando los jardines botánicos de más
fama. Hay que observar, sin embargo, que en esos jardines
se deslizan á veces algunos errores de nomenclatura, mayor
mente cuando el número de plantas es de consideracion. Este
inconveniente se disminuiria considerablemente si se tuviese
cuidado de hacer un herbario, acompañado de las etiquetas
cuidadosamente colocadas, de todas las especies que allí se
cultivan sucesivamente, y cuyas muestras servirian como señal
ó marca para reconocer las que, despues de haber desapareci
— 128 -

do, reapareciesen de nuevo bajo nuevos nombres, é igualmen


te para rectificar los errores que se hubiesen podido escapar al
más exquisito cuidado.
Muchos de los establecimientos particulares de instruc
cion están provistos de jardinitos botánicos, que no carecen
de utilidad para la enseñanza elemental de la ciencia.
Los cuidados que deben prodigárseles son idénticos á los
de los establecimientos públicos, y es de rigor en ellos un buen
órden en la rotulacion. Quizás lo es todavía más en los jardi
nes farmacéuticos, consagrados especialmente al cultivo de las
plantas medicinales, como son las de algunos establecimientos
hospitalarios: pues que encontrándose al lado de las plantas
cuyo empleo nada tiene de peligroso, vegetales venenosos em
pleados como medicamentos, es de suma importancia no con
fundir las unas con las otras. En esta clase de jardines la dis
tribucion de plantas se hace ordinariamente con arreglo á las
propiedades comunes. Las especies venenosas siempre deberian
cultivarse á parte; y todavía seria más prudente que por me
dio de paredes ú otros obstáculos cualesquiera estuviese impe
dido al público el acceso á ellas, ahuyentándose de este modo
la malevolencia y la imprudencia.
Por más que todos estos medios de estudio creados por el
arte son excelentes, existe todavía otro quizá más ventajoso
cuando solamente se pretende adquirir en botánica los conoci
mientos vulgares: son las herborizaciones del campo. Es un com
plemento de buena educacion saber conocer las plantas más
notables del país en que se vive. A pesar de que un considera
ble número de familias vegetales son extrañas á nuestras la
titudes, todavía las que en ellas existen ofrecen los tipos prin
cipales de organizacion, y pueden proporcionar al estudio
abundante materia. La botánica rural es de tal importancia,
que siempre ha sido tenida como la más sólida base de los
estudios botánicos, y por ella efectivamente han principiado
siempre los hombres que han aumentado el dominio de las
ciencias y han hecho descubrimientos.
Además de los jardines botánicos y medicinales de que
acabamos de hablar, existen todavía los que llaman Jardines
— 129 —

de ea periencias y de naturalizacion, cuyo objeto particular es


introducir en el cultivo industrial plantas que hasta aquel
punto habian sido exóticas para un determinado país. Los
más célebres de esta clase de jardines pertenecen á Inglater
ra, que siempre se ha dedicado, al establecerse en una region.
á favorecer el desarrollo de la agricultura y de la industria.
A esto debe su preponderancia y su riqueza. Por medio de esos
jardines ha introducido en el Cabo de Buena Esperanza, en
Puerto-Natal, en la Nueva Celanda, en la Australia meridio
nal, los vegetales más importantes del cultivo de Europa; en
la India ha introducido el árbol del Té y la quina; en la Gua
yana, en las Antillas y en la isla Mauricio, muchos vegetales
útiles procedentes de las otras comarcas cálidas del globo, et
cétera. -

La Francia, aunque atrasada siempre respecto de la Gran


Bretaña en lo que concierne á la colonizacion, ha fundado al
gunos jardines de experiencias de alguna nombradía, entre
otros el de la Martinica, el de la isla de Reunion; y sobre todo
el de Argelia, el más importante de todos por los ensayos de
cultivo que allí han tenido lugar y el gran número de plantas
que ha introducido en la colonia. Lo que es difícil de explicar
se es que á la misma Francia su gobierno no la haya dotado
de una institucion análoga, y que los ensayos de naturaliza
cion de plantas exóticas, y sobre todo los árboles frutales ha
yan sido abandonados siempre á la iniciativa de los particula
res, cuyos recursos materiales rara vez son suficientes para
sostener por mucho tiempo esas útiles creaciones.

. En las páginas que preceden no hemos hecho más que


desflorar los principios del arte de la jardinería, y todavía
hemos pasado en silencio muchas operaciones que, sin formar
de ella parte directamente, le están enlazadas por algun lado
como la agrimensura y la nivelacion de las tierras, el trazado
de figuras sobre el terreno, la construccion de objetos hidráu
licos, y con mayor razon la de los edificios, habitaciones y
construcciones de todos géneros, de los cuales el jardin y
Ge

— 130 —
parque, despues de todo, no son sino el complemento; pero es
tos diversos objetos son tan vastos y espaciosos, que nos hu
biera sido imposible tratarlos aquí ni aun superficialmente. El
aficionado es quien ha de suplir en esto con su espíritu inven
tor, con la imitacion de lo que haya visto en otros jardines, y
en caso necesario, con los consejos y la experiencia de un ar
quitecto de paisajes. Si únicamente se trata de jardines pri
vados de mediana extension, la imaginacion del propietario
puede salir del paso sin grande inconveniente; pero no suce
deria otro tanto si fuese cuestion de trazar jardines públicos
ó parques de residencias de príncipes; en tal caso, se requiere
indispensablemente la intervencion de un hombre del arte,
pues las exigencias así lo exigen y el gusto caprichoso y
vario de los grandes hombres, que procuran sacar de la Natu
raleza todo el partido posible para que contribuya á distraer
más y más su espíritu combatido por los contratiempos que
envuelve en sí la dura pero indispensable necesidad de la di
reccion de los pueblos, y la administracion de los Estados en
sentido especulativo, teórico y práctico en toda su extension.

-mºnastillaue ºrº-suIIIIlitus sº
CAPITUL0 III.

PRECEPTOS GENERALES.

Síntesis de las materias contenidas en los capitulos


anteriores.

Explicado ya en los capítulos anteriores todo lo concer


niente á la jardinería; consignado en ellos el objeto á que
obedecen; las estrechas relaciones que tiene con el espíritu del
hombre; descritas las bellezas que encierran los principales
jardines creados por la fantasía inagotable de sábios artistas,
y por la munificencia de poderosos monarcas y magnates; ex
plicado, segun el plan que nos hemos trazado, las reglas y
condiciones, segun la topografía del terreno, que deben guar
darse en la formacion de esos recreos reconocidos por la
higiene, por la medicina y por el arte como solaz indis
pensable para el esparcimiento, del ánimo, y distraccion del
espíritu, de suyo sombrío y melancólico; indispensable consi
deramos de todo punto completar este hermoso cuadro, dando
á continuacion los preceptos más precisos y necesarios que de
ben tenerse muy presente al levantar el plano de uno de esos
hermosos Edenes, conocidos con el nombre de jardines.
En las disposiciones de los jardines, lo más sencillo y
ménos dispendioso es procurar imitar la naturaleza, procuran
do reunir en el punto que se quiere adornar, muchas de las
bellezas que aquella presenta en sus diferentes obras.
— 132 -

Siguiendo este órden de ideas, vamos á dar algunas reglas


generales para la creacion de los jardines, segun hemos indica
do anteriormente. -

Expresion genuina de los últimos adelantos del arte bellí


simo de la horticultura, dichas reglas ó preceptos no son otra
cosa que la última palabra, los adelantos más recientes hechos
en nuestros dias, por cuya razon los recomendamos eficazmen
te á nuestros lectores.
Hélas aquí:
1.º Para la formacion de todo jardin se elegirá con pre
ferencia á otro lugar, un terreno accidentado, á la superficie
plana, con tal de que no presente nada de chocante ni desagra
dable.
2.º. Una vez elegido convenientemente el terreno deben
evitarse las calles rectas y los contornos rectilíneos, así como
los sinuosidades excesivas y la multiplicidad de los senderos.
Cada calle debe ser motivada por un objeto, como lo tienen
los caminos de los campos y de los bosques.
3.º Hecho esto, téngase en cuenta que el espacio consagra
do al recreo debe aparecer el mayor posible y que por todos la
dos termine por algun punto de vista risueño, cortina de ver
dura, salidas pintorescas: acá hácia una quinta; allá en direc
cion de una fábrica; en otra parte hácia un rio, una montaña,
el mar.
4.º. A las inmediaciones de la casa, á fin de que en este pun
to abunden los aires y la luz, deben formarse céspedes y los
canastillos de flores: más léjos los espesillos de árboles, entre los
que se dejan claros por donde pueda extenderse la mirada y
disimular sobre todo los contornos por bosquecillos frondosos.
Las paredes se cubrirán con plantas enredaderas, como yedra,
clemátides, rosales, jazmines, y glicina de China; ó bien se los
cubre con árboles de hoja persistente, como tejo, tuya, laure
les, etc.. etc.
5.º. Deben proscribirse las balsas; pero en cambio utilizar
precisamente toda agua corriente como el más bello adorno
que se pueda encontrar.
6.º. Tambien es casi indispensable disponer sorpresas agra
— 133 —

dables, como bancos de musgo, retretes rústicos, etc.; pero debe


abstenerse de toda decoracion mal hecha.
7.º La clase y altura de los vegetales se proporcionarán á
la extension del terreno, pues que desde la violeta hasta la en--
cina, todo conviene á los jardines vastos. En cuanto al senci
llo parterre, le son precisos flores y arbustos de un porte mo
desto. - -

8.º. Deben tambien multiplicarse los contrastes y deben va


riarse los matices. El verde de los céspedes, ¿no parece más
agradable cuando se vé acá y allá en medio de ellos, plantas
ornamentales de grande follaje, como el ruibarbo, cañas, coles
rizadas, canastillos de flores de color vivo y variado? -

Estas son las principales reglas ó preceptos que en nues


tro sentir, y conforme á la opinion de sábios horticultores,
deben adoptarse en la formacion de todo buen jardin hecho
con condiciones agradables, siempre que al artífice, habiendo
hecho buena eleccion, le adornen excelentes cualidades de ar
tista y de buen gusto. De lo contrario, que no culpe al terreno
ni al clima si le sale mal su empresa, dado caso que no haya
elegido convenientemente el terreno y carezca de gusto y de
arte: en este caso que se culpe á sí mismo ó á la naturaleza
que no lo dotó con la brillantez del talento.
Por lo demás, todo jardin vasto contiene dos géneros de
bosquecillos silvestres; los unos formados de una sola especie
de árboles cedros, pinos etc; los otros compuestos de especies
diferentes y relativamente á la altura, se ordena de la circun
ferencia al centro. Del centro de un césped, surge con majes
tad un cedro, un castaño, ó cualquiera otro árbol aislado de un
porte notable. -

Los canastillos de flores son igualmente de dos suertes:


aquí por una feliz mezcla, muchas se suceden de la primavera
al otoño; allá, por el contrario, no se percibe más que una sola
y misma planta de floracion muy prolongada, como verbena,
geranio, pensamiento, jazmines, rosales, etc., etc.
En todos casos es esencial, que ora en un mismo punto,
ora en sitios diferentes, lindas flores se muestren desde princi
pios á últimos del año; desde Febrero, la primavera,10 margari
- 134 —

ta, violeta, jacinto, etc.; en Mayo y Junio renúnculos, ané


mones, lirios y tantas otras; en estío dalias, balsaminas, rei
nas-margaritas, campanulas, etc.: y en otoño innumerables
variedades de crisantemos.
Cualquiera que sea el mérito de estas y de tantas otras
flores, el rosal las gana en riqueza, gracia, diversidad y per
fume. La mayor parte de las flores aman el sol y buscan
con afan su hermosa luz; y sin embargo las hay admirables
para los pasajes sombríos y frios como el rodendron, la hor
tensia, la azalea y muchas otras.
Los más hermosos céspedes se conservan segándolos con
frecuencia, regándolos en tiempo seco, apretando la superficie
lo más posible. l
Para embellecer más los jardines, se forman hermosas or t
laduras con el timo, los rosales enanos, la espergula filiforme,
el césped del Olimpo, llamado de España por los franceses; y
debajo de los árboles se plantan ventajosamente la pervinca,
el lirio de los valles; en los riscos muchos helechos, que para
completar más la belleza del cuadro, se distribuyen en los jar
dines caprichosa y convenientemente.
Por mucho cuidado que se haya tenido al crear un jardin
de recreo, no responde á su objeto sino está perfectamente
conservado: los contornos de los céspedes y de los canas
tillos limpios y bien cortados, ninguna mala yerba, abonos
abundantes y apropiados á la naturaleza de los vegetales, rie
gos copiosos, y supresion rápida de todo lo que se ha pasado ó
se marchita.
Esto sentado, téngase muy en cuenta en la eleccion de
plantas, que conviene ser exigente, porque la más bella rosa,
no exige más cuidados que la más mediocre. v.

Para lo agradable, como para lo útil, no se olvide esta má


xima: Lo que hagas, hazlo bien.
CAPÍTULO IV.

MDe las estufas ó invernáculos, cajoneras y campanas, etc. Ca


lefaccion de las mismas para la conservacion y multiplica
cion de las plantas.

Aunque en el capítulo IX al tratar del cultivo de primi


cias y cultivo forzado, en el TRATADO DE LA HUERTA, que for
ma por decirlo así la primera parte de la BIBLIOTECA DEL HoR
TICULTOR, de la que el presente constituye la tercera y última
parte, describimos las estufas ó invernáculos con los diseños de
algunos de ellos; ampliaremos algo más cuanto llevamos allí
manifestado, rogando á nuestros lectores consulten tambien
aquel capítulo como complemento de este.
Dijimos entónces que por estufa ó invernáculo se desig
na el local destinado á abrigar las plantas, ya sea solo de los
rigores del invierno, ó bien para tener allí perpétuamente los
vegetales procedentes de climas muy cálidos.
Las estufas se dividen en calientes, templadas, y frias,
llamadas por los franceses naranjeras. Las primeras contienen
plantas tropicales ó de una temperatura que puede ser de 30º,
pero que no puede bajar de 15º sin daño para las plantas
que contiene. Las segundas, que encierran vegetales de la
América central, de la China meridional, de la Australia, etc.,
no exigen más que ocho á diez grados: y por último, las frias,
que solo abrigan las plantas que no soportarian sin peligro la
helada, no reclaman más que algunos grados sobre cero. Las
— 136 -

estufas para forzar ó de multiplicacion se mantienen á un


calor elevado.
Tambien se dividen en curvilíneas ó rectilíneas segun
tienen la forma curva ó recta, y en sencillas cuando tienen
una sola vertiente, ó en dobles, llamadas tambien holande
sas, cuando tienen dos vertientes, ya sean curvilíneas ó recti
líneas. -

EsTUFA CURVILÍNEA DoBLE ú HoLANDESA.

Con la introduccion del hierro en la construccion de las


estufas, puede dárseles una forma más elegante compatible con
la solidez y colocacion de los vidrios, pudiendo compararse la
estufa curvilínea doble á una gran campana más ó ménos colo
sal, de bajo de la cual vegetan los árboles y las plantas delica
das de los trópicos.
La estufa holandesa no solo sirve para las plantas tropi
cales, como la Palma, la Musa, las Orquídeas, Caladio, etc.,
sino que tambien se emplea para las plantas de estufa tem
plada, con la diferencia de que para los primeros, el calor in
terior en los meses de Diciembre y Enero, debe sostenerse en
tre 13 y 15º centígrados por la noche, y por el dia entre 17
y20º; en los meses de Febrero, Marzo, Octubre y Noviembre,
el termómetro centígrado deberá marcar de 15 á 18 por la no
che, y entre los 20 ó 24 durante el dia; en Abril, Mayo ó Se
tiembre, el calor podrá aumentar todavía algunos grados,
tanto por la noche como por el dia; debiendo advertir que, si
durante este último el termómetro, por efecto del sol, señala
más de 25º, no ocasiona daño alguno á las plantas, porque se
aprovechará esta circunstancia para ventilar la estufa intro
duciendo en ella una buena circulacion del aire exterior, po
niendo á la sombra las plantas más delicadas.

EsTUFA RECTILÍNEA DoBLE LLAMADA IGUALMENTE HoLANDESA.

La , estufa rectilínea no se diferencia de la curvilínea


más que en su dimension, que generalmente es menor que el de
— 137 -

esta última á causa de emplearse en la construccion de esta el


hierro, mientras que en la rectilínea, siendo el armazon de
madera, no permite darle tan grandes proporciones. Con res
pecto al uso, puede igualmente adoptarse para cultivar plantas
de estufa caliente, ó para los vegetales de la templada; en el
primer caso, la construccion en madera por efecto de la poca,
conductibilidad de la misma, resultan más aptas para retener
el calor, y por esto no se experimenta tanta dificultad en ca
lentarla; pero en contra tiene menor duracion por la rapidez
con que se deteriora la madera al contacto de un grado más
elevado de calor junto con la humedad mayor que reina en la
estufa caliente; para el cultivo, pues, de las plantas de estufa,
templada, la construccion rectilínea doble, resulta más á pro
pósito y de fácil ejecucion, y por tanto conveniente donde no
existan talleres á propósito para la construccion en hierro.
Hemos dado la norma general con respecto á los grados
de temperatura para las plantas de estufa caliente; ahora di
remos que para la templada en los meses de Diciembre y Ene
ro, el termómetro centígrado podrá mantenerse entre 5 y 7º
por la noche, y 10 y 12º por el dia: en los meses de Octubre,
Noviembre, Febrero y Marzo, entre 8 y 10º por la noche, y 12
y 15 durante el dia, introduciendo mucho aire exterior en la
hora del sol y con una temperatura suave; en los meses sucesi
vos, difícilmente ocurre dar á las plantas de la estufa templa
da un calor artificial, excepto en algunos dias de nublados y
lluvias contínuas, para quitar la excesiva humedad que se
produciria inevitablemente en la estufa.

EsTUFA CURVILÍNEA sENCILLA.

Esta estufa se adapta principalmente para la floricultura,


de invierno y para la conservacion de las que, deben figurar
en macetas ó en los macizos de los jardines durante el estío.
Dichas estufas son generalmente más estrechas y no pasan
de 3 ó 4 metros de ancho por otros tantos de altura. En el in
terior se disponen gradas donde poder colocar una cantidad
mayor de macetas, y aproximar estas lo más posible á los vi
- 138 —

drios, y así las plantas pueden, en su totalidad, disfrutar me


jor del beneficio de la luz y del mayor calor que se encuentra
en la parte más elevada. -

EsTUFA RECTILÍNEA SENCILLA.

De estas estufas hemos dado tambien varios modelos en


el Tratado de la huerta, ya mencionado. Donde no existan
talleres á propósito para construir las estufas en hierro, se
pueden hacer, conforme hemos indicado ántes de madera, y
entónces la construccion será rectilínea, en vez que de hierro
podia ser curvilínea: las dimensiones de esta estufa pueden ser
igual, cualquiera que sea la materia empleada en su armazon,
y en las dos se construye en el interior gradas á propósito para
colocar las macetas cerca de la luz.
La temperatura interior de dicha estufa puede variar se
gun la necesidad; además si debe servir para procurar flores
en el invierno, debiendo, en este caso, forzarse la planta, como
dicen los jardineros, es conveniente aumentar el calor artifi
cial, pero siempre de un modo apropiado y menor en la noche
que durante el dia; empero si la estufa debe solo servir para
conservar la planta en el invierno para tenerla en buen estado
en la primavera al momento de colocarla al aire libre, en las
macetas ó en los respectivos sitios, la temperatura, interna de
la estufa podrá, en tal caso, mantenerse bastante más baja,
esto es, de pocos grados sobre cero.

CoLOCACION DE LA ESTUFA.

La estufa doble se coloca generalmente con un lado que


mire al Este y el otro al Oeste, á fin de que todas las plantas
puedan recibir igualmente los rayos benéficos del sol; pero si
la misma estufa ha de servir para diversas especies de plan
tas, de las que unas exijan mayor calor y luz que otras, podrá
ser conveniente colocarla con un lado hácia el Sur para las
plantas que requieran mayor luz y calor, y el otro hácia el Nor
te para las que necesiten un grado menor de calor y una luz
- 139 -
ménos intensa. La estufa sencilla se coloca casi exclusivamen
te que mire al Sur para poder concentrar en ella una mayor
cantidad de calor solar, ahorrando así el calor artificial.

CUBIERTAs PARA CONSERVAR EL CALOR EN LA ESTUFA DURANTE


LAS NOCHES DE INVIERNO.

Si en el país meridional no es necesario cubrir el vidria


do de la estufa para evitar un desperdicio de calor en la par
te septentrional de España, estos abrigos son indispensables,
porque sin ellos, con los frios rigurosos que se experimentan,
se haria tal vez imposible mantener en el interior de la estufa,
el calor necesario. Los abrigos pueden ser de diferentes mate
rias, como lienzos fuertes, tablas delgadas, colchas viejas, ó
más sencillamente con esterones de paja que pueden confec
cionarse los mismos jardineros mediante un sencillo telar, unos
pocos ovillos de bramante y buena paja larga de centeno ó de
trigo no trillada, formando con tan escasos materiales, esteras
de poco espesor, y que se pueden arrollar con facilidad sobre
el envidriado de la estufa y servir de defensa eficaz.

CAÑIzo ó CELosíA PARA DEFENDER AL ENVIDRIADo DEL GRANIzo


Y MODERAR, LOS RAYOS DEMASIADO ARDIENTES DEL SOL.

En los meses de Marzo y de Abril, el sol, elevándose algun


tanto sobre nuestro horizonte, é hiriendo con sus rayos perpem
dicularmente sobre los vidrios de la estufa expuesta al Medio
dia, despide una luz tan vívida y aumenta de tal modo el ca
lor interior que, con frecuencia, las plantas tiernas, sobre todo
despues de un largo invierno, son incapaces de soportar; de
manera que las hojas y los tiernos brotes se marchitan y se
desecan experimentando daños sensibles.
Muchos jardineros, para evitar este inconveniente, dan
una mano de lechada de cal sobre los vidrios, ó bien extienden
telas de un tejido claro, ó mejor aún cañizos á propósito ó
persianas hechas con palitos atados con alambre ó bramante,
los cuales, á la par que sirven para moderar la luz excesiva
— 140 —

sobre las plantas en las estufas, ayudan al mismo tiempo á


preservar los cristales del granizo en el verano; así es que, pa
sados los rigores del invierno, se quitan las esteras y se colocan
las persianas, las que se pueden arrollar ó desplegar segun sea
necesario.

CALEFACCION DE LAs ESTUFAs.

El primer medio que se empleó para activar el desarro


llo de los vegetales fué el calor desprendido por las materias
fermentescibles, tales como el estiércol, las hojas, el musgo,
la casca y otras sustancias sobre las que se colocan más ó
ménos directamente las plantas. Luego se empleó con el
mismo objeto el humo encerrado en tubos; pero este medio
primitivo de preservar á las plantas del frio presenta muchos
inconvenientes, porque las colocadas muy cerca de los tubos
reciben un exceso de calor árido y violento, sin contar que la
menor rendija ocasiona escapes de humo, que exponen á
las plantas á morir de asfixia. La calefaccion de los inver
náculos por medio de las estufas se ha abandonado tambien.
El tercer medio de calefaccion, ménos imperfecto que la
estufa, consiste en el calorífero, especie de campana de hierro,
en la que arde el combustible, y que se halla cubierta de una
bóveda de mampostería, pero dejando entre una y otra un es
pacio hueco de 10 á 15 centímetros. Una abertura que corres
ponde á la base de la hornilla, introduce el aire frio exterior en
el espacio vacío, mientras una segunda abertura practicada en
la parte superior del calorífero va á terminar al interior del
invernáculo. El aire frio penetra por la abertura inferior, se
calienta al rodear la campana, y haciéndose más ligero se ele
va y escapa por la abertura superior, que hace el oficio de una
boca de calor en beneficio del invernáculo.
El calorífero, aunque ménos defectuoso que la estufa,
deja mucho que desear, sobre todo cuando el invernáculo debe
calentarse de una manera contínua.
El cuarto medio conocido es el del vapor comprimido, el
que hace mover las máquinas en las fábricas y rodar los wagones
- 141 -

sobre los ferro-carriles. Se emplea rara vez para la calefaccion


de las estufas, á ménos que no sea para las de grandes dimen
siones, porque estos aparatos dispendiosos consumen una
enorme cantidad de combustible, y la precision de su meca
nismo los hace difíciles de manejar y expone á percances.
El quinto medio es el termosifon, aparato de circulacion
del agua hirviendo, el más empleado en la práctica actual, y
que tenemos descrito en el Tratado de la Huerta citado ante
riormente. El medio de calentar la estufa con los caloríferos
ordinarios va cayendo en desuso para dar lugar al sistema más
perfeccionado del termosifon, el que tiene la ventaja de ema
nar un calor más húmedo y por consiguiente más conforme á
las necesidades de la planta, y distribuirlo de un modo unifor
me por toda la superficie de la estufa, cosa que se obtenia con
más dificultad con los medios antiguos.
El termosifon efectúa por su naturaleza de un modo más
regular la calefaccion, porque el agua caliente que de la parte
superior de la caldera sale por el tubo superior recorre la es
tufa en toda su longitud, siguiendo el movimiento para volver
á la parte inferior de la caldera por medio de un tubo de re
torno, en donde volviéndose á calentar de nuevo, continúa su
movimiento de circulacion irradiando un calor uniforme en
toda la extension de la estufa.
Se han adoptado varios sistemas relativos á la construc
cion de los termosifones, los que si bien muchos satisfacen á
las exigencias de los diversos cultivos, pocos sin embargo son
accesibles por su precio elevado comparativamente á los calo
ríferos que tenemos, no pudiendo obtener un termosifon sen
cillo con caldera de cobre, y tubos de hierro colado, á ménos
de 1,200 y 1,500 pesetas para calentar una estufa de 3 y 112
metros de ancho, 3 metros de alto y de 15 á 20 metros de
largo.
No pudiendo en muchos casos colocar el termosifon ci
líndrico vertical á la profundidad necesaria, se construyen
termosifones cilíndricos de sistema horizontal, que obran con
igual fuerza, sin que por su colocacion sea preciso bajar mu
cho debajo del suelo. -
— 142 —

Los diferentes sistemas empleados, son conocidos con los


nombres del fabricante. Cada uno de estos se ingenia para en
contrar una forma de caldera que difiera de la de sus concur
rentes; por cuyo medio se conoce á primera vista la casa de
donde ha salido el aparato.
Todos los termosifones consisten en dos partes esenciales:
la caldera y los tubos.
1.º La caldera representa la superficie de calefaccion y
la fuerza de tiro y de aspiracion: la mejor es la que satisface
mas á estas dos condiciones, y se puede decir que esta com
binacion no es tan fácil de realizar como parece.
2.º Los tubos representan la superficie de desprendimien
to; debe pues proporcionarse el número y el diámetro al volú
men de aire contenido en la estufa y á la temperatura que se
propone conservar. Los fabricantes hábiles rara vez se enga
ñan; conocen la fuerza de sus aparatos; les basta una mira
da, sin tener que recurrir al cálculo, para probar el volúmen
cúbico del aire contenido en una estufa.
El sexto medio es el de calefaccion por medio del vapor
libre que no tiene ninguno de los inconvenientes del vapor
comprimido; calienta más y mejor que el termofison y es más
económico; pero el calor que se obtiene cesa cuando se apaga
el fuego, exige mayor vigilancia para que marche uniforme
s
mente, y no puede alimentarse más que con agua de lluvia ó
de rio, porque el agua de pozo cargada de principios calcáreos, s
no tarda en formar en la caldera un depósito que le impide
funcionar. La calefaccion por el vapor libre conviene princi
palmente para las estufas que no deben calentarse contínua
mente.
El último procedimiento de calefaccion es por medio del
gas del alumbrado, quetiene la ventaja de suprimir casi comple
tamente la mano de obra, funciona por sí solo noche y dia, y
produce una temperatura siempre igual; pero tiene el incon
veniente de no poder aplicarse en todas partes y necesitar al
gunas modificaciones para que pueda aplicarse económica
mente en las estufas.
- 143 =

Invernáculos.

Los invernáculos ó invernaderos llamados por los france


ses serres froides ó orangeries porque su primer destino sirvió
para abrigar los naranjos en el invierno, que como es sabido
forman la parte principal de la decoracion de los jardines re
gulares franceses, son edificios que como su nombre lo indica
sirven para resguardar en la mala estacion las plantas colo
cadas en cajones ó macetas.
En general se construyen de mampostería, con grandes
y numerosas aberturas puestas al Mediodía y cerradas por vi
drios para que entre la mayor luz posible. Si el clima es suave
en invierno, no se necesita calentarlo artificialmenté, bastan
do el calor del sol y de la luz del dia para evitar que en la no
che la temperatura descienda de cero; pero en caso contrario
se calientan tan solo durante las fuertes heladas para man
tener la temperatura sobre cero, ó por lo ménos impedir des
cienda á este.

EsTUFA PARA LA MULTIPLICACION.

En los jardines es útil y ventajoso construir una pequeña


estufa para la multiplicacion de las plantas ya sea por siem
bra, por estaca ó por ingerto.
En estas estufas debe excluirse todo lujo, ordinariamen
te se construyen de madera, de forma baja para concentrar el
calor, con el techo de una sola vertiente si están apoyadas
contra una pared, circunstancia favorable si al mismo tiempo
se pueden orientar al Mediodia; ó de dos vertientes cuando se
hallan aisladas. En general no se las dá, más dimension que
la de uno á uno y medio metros de anchura, tres ó cuatro de
largo y con la altura apenas suficiente para que el jardinero
pueda introducirse. El interior se halla ocupado, por uno ó
dos terraplenes ó platabandas sostenidas por pared de ladrillo
hasta la altura de un metro y separadas por un intervalo jus
to para el paso de los jardineros. Dichos terraplenes se llenan
- 144 -
de arena ó casca y atravesados por uno ó muchos tubos del
termosifon, que comunican á estas materias el calor necesa
rio. Otros tubos circulan á lo largo de las paredes de la pieza
y calientan la atmósfera. Las macetas y tiestos que contienen
las semillas ó las tiernas plantas se colocan á la superficie ó
más ó ménos enterradas en la arena ó la casca. Las plantas
que requieren un calor ménos intenso ó ménos sostenido pue
den ocupar los estantes colocados en las paredes.
Las estufas de multiplicacion varían mucho en su es
tructura, y pueden modificarse de diversas maneras; son
de gran utilidad en los jardines de recreo, aunque no sean
grandes; y de absoluta necesidad para los jardineros deprofesion,
que con mucha frecuencia las construyen ellos mismos. Pue
den hacerse muy pequeñas y hasta pueden reducirse á un ca
jon de vidrio, calentado por el estiércol, pues efectivamente
dichos cajones no son otra cosa que una estufa de multiplica
cion reducida á su mayor sencillez.

DE LAS CAJONERAS.

Las cajoneras son la construccion más sencilla y más


útil para un jardin ya sea grande ó pequeño.
Se componen de una caja sin fondo de madera cubierta
de una vidriera. Esta última se coloca sencillamente de ma
nera que pueda levantarse y bajarse á voluntad segun sea ne
cesario: estando retenida sobre el cajon por listoncillos fijos
en la parte delantera que la impiden resbalar. Se levanta el
marco por detrás y se le mantiene abierto cuando es necesa
rio, por medio de muescas de madera cuya disposicion permi
te dar más ó ménos aire. Los cajones móviles deben ser fáci
les de manejar para poderlos trasportar donde convenga, va
riando la longitud de la cajonera segun la anchura y el núme
ro de marcos de que se compone. Ordinariamente no pasa de
tres metros 90 centímetros, que representan la anchura de
tres marcos de un metro 30 centímetros cada uno. La anchura
es la de la longitud de los marcos, esto es, de un metro 40
á un metro 45 centímetros lo más. La altura depende del gé
— 145 —

nero de cultivo que se quiere hacer ó de las plantas que en ellas


han de conservarse. Para las siembras y las plantas que no se
trasponen, la altura es á lo más de 30 centímetros por detrás, y
22 centímetros por delante. Para las plantas ya crecidas, la
altura de detrás será de 60 centímetros. La separacion del ca
jon se sostiene por dos barras de madera en las que vienen á
descansar los bordes de los bastidores.
Las cajoneras se emplean en frio ó en caliente. En el pri
mer caso se colocan en el suelo bien arreglado de antemano
y se entierran los piés de la cajonera hasta que el bordeinferior
esté á flor del nivel del suelo. Si las plantas que se quiere te
ner bajo las vidrieras son grandes, se tiene la precaucion de
quitar préviamente la tierra comprendida en el sitio del cajon
hasta la profundidad que se desea; pero si por el contrario se
emplean como semilleros ó trasplantes, ó deben conservarse
planteles jóvenes, se llena el cajon con tierra ó con mantillo,
de modo que las plantitas se hallen próximas á la vidriera y
á la luz. En el segundo caso se coloca el cajon sobre una cama,
que se rodea en seguida de basura. La cama se carga de tier
ra ó de mantillo para recibir las simientes ó los planteles. Si
las plantas han de pasar el invierno debajo de estos abri
gos, que es el uso más frecuente á que se destinan esta clase
de invernáculos, se guarnece todo el rededor del cajon de es
tiércol largo y seco, y se recubre la vidriera con esteras, con
objeto de impedir que el frio penetre al interior. En el Trata
do de la huerta ya citada hemos dado algunos grabados de ca
joneras.

DE LAS CAJoNERAS ESTABLEs ó FIJAs.

A pesar de las ventajas que ofrecen los cajones móviles,


adoptados con preferencia por los hortelanos para el cultivo
forzado de las legumbres y frutos, en los jardines se adoptan
generalmente las cajoneras estables, con las que al paso que
corresponden igualmente á las necesidades de la floricultura,
están hasta cierto punto más en armonía con las estufas, y
aunque puede ser mayor el coste de instalacion, resultan más
- — 146 —

económicas con el tiempo, por ser menor el gasto de conser


Vd,CIOLl,

Para construir una cajonera estable, se abre una hoya de


la profundidad de 80 centímetros á un metro, y se levantan
dos paredes A. B. (fig. 10), á la distancia de uno y medio me

(Figura 10.)

tros entre sí, con la longitud proporcionada á la cantidad de


vidrieras que se quieran colocar.
Las paredes de la cajonera estable, en vez de terminar
como en las móviles, á pocos centímetros del nivel del suelo,
se elevan más, alzando la parte anterior A. (fig. 10), á la altu
ra de 50 centímetros sobre el suelo, y la parte posterior B., á
un metro. Sobre las paredes se coloca un entrelazado de made
ra fuerte, que sirve para defender la parte superior de las pa
redes y para apoyar las vidrieras. Las cajoneras estables pue
den calentarse con materias fermentescibles, hojas, estiér
col, casca, etc., pero generalmente se fabrican para calentarlas
por medio del termosifon, no diferenciándose en este caso más
que así como la parte inferior A. A. (fig. 11), que en las cajo
neras ordinarias constituyen la cama caliente ó lecho de es
tiércol ú otra sustancia fermentescible; en este hay un espacio
hueco y constituye la llamada tambien cama caliente, que re
corre toda la largura de la cajonera. Este espacio hueco ó cama
— 147 —

caliente, debe ser bastante ancho, para que una persona pue
da introducirse para reparar las averías que puedan verificarse.

En la parte inferior se construye el pavimento con buen


cimento, á fin de que la tierra no absorba el calor, y dos ó cua
tro tubos, segun el diámetro é importancia del cultivo que se
ha de efectuar, recorriendo de un extremo al otro, distribuyen
igualmente el calor. Los tubos se hallan sostenidos de cuando
en cuando, por listones de hierro, que los mantienen próximos
al plano superior de la cama caliente, este plano debe hacerse
con planchas delgadas de hierro colado ó de piedra, ó bien de
tablas de madera de encina; sobre este tablado, que debe tener
un espacio de tres á cuatro centímetros entre una y otra ta
bla, para que el calor se infiltre en la tierra, se coloca una capa
de tiestos ó fragmentos de tejas y cacharros, especialmente so
bre las rendijas indicadas, y encima un poco de tierra gruesa,
pero buena, la que se recubre con una buena capa de 10 á 12
centímetros de buen mantillo preparado convenientemente.
Las cajoneras que sirven para conservar las plantas en el
invierno, se abrigan por la noche con cubiertas de paja, á fin
de preservarlas del frio riguroso exterior; si se emplean en la
- 148 —

primavera y el estío, se resguardan las vidrieras en ciertas ho


ras del dia, para moderar la luz y para defender los vidrios del
granizo, si ocurre.

CAMPANAs DE VIDRIo.

Las campanas, llamadas así á causa de su forma ordina


ria, son vasos de vidrio de diferentes dimensiones que se colo
can sobre las plantas para que las abriguen de la intemperie,
concentren el calor emitido por la cama, y dejen pasar los ra
yos del sol. Si bien no las consideramos tan provechosas como
en la huerta, con todo, prestan tambien muy útiles servicios
en los jardines de multiplicacion. En el capítulo VI del men
cionado Tratado de la huerta, hemos dado diferentes modelos
de ellas y todas las instrucciones necesarias, por lo que á fin
de evitar repeticiones, rogamos á los lectores consulten el men
cionado Tratado, para todo lo concerniente á los extremos que
abraza este capítulo.
Con el objeto de evitar los accidentes que puede ocasionar
el granizo, ó bien para conservar mejor el calor interior duran
te las noches frias de la primavera, se recubren las campanas
de vidrio con una cubierta de paja, confeccionada sencilla
mente por el jardinero en los ratos desocupados.

CoNSERVACION DE LAS SEMILLAs.

Habiendo hablado de las diferentes construcciones adop


tadas para la conservacion y multiplicacion de las plantas, de
bemos decir dos palabras respecto al local donde se guardan y
conservan las simientes, que consiste generalmente en un de
partamento más ó ménos ancho, segun la importancia del cul
tivo, pero sano y expuesto con preferencia al Norte, á fin de
que la temperatura interior no se halle tan propensa á repen
tinos cambios. Debe hallarse exento de los animales roedores,
que son ávidos de ciertas semillas, y se tendrá ordenado y lim
pio, porque sin el buen órden y el cuidado de las simientes,
— 149 —

dificilmente se pueden obtener buenos resultados en la decora


cion de las flores.
Recogidas y escogidas las mejores semillas cosechadas en
verano y otoño, la principal atencion del jardinero debe ser la
de encerrarla en saquitos de lienzo ó de papel á propósito, po
niendo los respectivos nombres y las indicaciones necesarias,
para colocarlos en seguida en las divisiones de uno ó más es
tantes, dispuestos por órden alfabético.
Las semillas de las flores deben renovarse cada año ó todo
lo más cada dos, por más que muchas de ellas pueden conser
var la facultad germinativa por un tiempo bastante más largo;
pero sobre todo, lo que debe evitarse, es reponer en un mismo
saquito ó bolsita, la semilla reciente con la del año precedente,
y para esto es sumamente indispensable que sobre cada saqui
to, se ponga además del nombre el año en que se recogió la
simiente.

CoNSERVACION DE Los BULBos, RIZOMAs, ETC.

Muchos bulbos, rizomas, raíces carnosas como la Dalia, la


Cañacoro, la Cammelina, la Eritrina, Datura, etc. se pueden con
servarbastante bien en cuevasó bodegas, con tal que el local sea
sano y al abrigo de las heladas. Dichas raíces se extraen de la
tierra, así que habiendo cumplido un largo período de vegeta
cion, las flores comienzan á desaparecer y las partes verdes ama
rillean. En los países septentrionales se extraen los bulbos de la
dalia, los rizomas de la caña despues de los primeros frios, cor
tando la madera ennegrecida; se exponen las raíces al sol por
algunos dias para que pierdan la humedad excesiva de que se
hallan impregnadas, teniendo cuidado si se hallan al descam
pado, de cubrirlas por la noche para defenderlas del frio; se lim
pian bien para sacarles toda latierra, y se colocan en arena seca
extendida en el pavimento mismo de la cueva ó sobre tablas,
siendo preciso colocar un termómetro, para asegurarse de que
reina la temperatura constante entre los siete y los diez grados
centígrados. -

En el mes de Febrero se sacan de la bodega los bulbos, se


11
— 150 —

parten si son demasiado voluminosos ó bien para multiplicar


los, se colocan sobre una cama caliente, para poder colocarlos
en tiempo oportuno en los respectivos macizos.
Las Espadillas, el Taria, los Sparaazis, las capuchinas bulbo
sas, como todos los bulbos pequeños ó delicados, se conservan
mejor si se colocan en capas llenas de arena seca y guardadas
en el local correspondiente.

—-ºsis nativº 3 tºmatlliuresta


CAPITUL0 V.

Estufas de salon.

Para las personas aficionadas á la floricultura de salon,


se construyen estufas portátiles, frias ó calientes, que consis
ten en una caja de 35 á 40 centímetros de alto por otros tantos
de ancho, cubierta de vidrios sostenidos por una armazon de
madera ó de hierro, con ranuras para recibir los cuadros de los
vidrios, dispuestos como los representamos en la figura 12.

Figura 12.

La caja se halla forrada de una hoja de zinc, cuyo fondo


no debe estar llano, á fin de que pueda recogerse el agua des
— 152 —

prendida de la tierra, generalmente muy húmeda, á causa de


los riegos frecuentes. En el fondo se pondrá una capa de are
na gruesa ó casquijo de 10 centímetros de espesor, y con el
objeto de sacar el agua que pudriria las raíces, se construye
en el fondo un agujero, al que se adapta una pequeña llave
que se abre á voluntad.

Estufas de salon para helechos.

Esta clase es más sencilla que la precedente, y tiene so


bre ella la ventaja que cualquiera puede establecerla; se des
tina especialmente al cultivo de los helechos. Para construirla

Figura 13.
:
se toman cinco vidrios que se ensamblan por sus bordes en án N
gulo recto; se cubren las junturas con galon escarlata, que se
tira fuertemente y que se cose en sus extremos, por cuyo me
dio se obtiene una caja, á la que se da más solidez dando una
costura al galon de distancia en distancia. Esta pequeña caja
es sólida y puede confeccionarse en poco tiempo; se coloca en
un zócalo que contenga turba mezclada con tierra franca her
bosa y musgo; colocando el todo en una doble cubeta de zinc
que se llena de agua y calienta con una lámpara de espíritu
de vino; se plantan los helechos, que prosperan perfectamente,
con tal que se haya tenido cuidado de renovar de tanto en tan
to el agua y el aire.
— 153 —

Campana de Munster.

La campana de salon inventada por el aleman Munster,


consiste:
En un aparato de cristal ó vidrio de 30 centímetros de
diámetro por 40 de altura, aunque estas dimensiones no tienen
nada de esencial, y pueden modificarse segun las exigencias.
Consta de dos piezas, una sirve de basamento y la otra tiene
la figura de campana.
Las dos piezas encajan
una con otra, y sus pun
tos de contacto se ha
llan esmerilados, para
que se unan hermética
mente.
El zócalo se llena de
tierra húmeda, se in
troduce por ejemplo
Selaginelas y helechos;
se cierra con la campa
na y no necesita ya otro
cuidado más que evitar
una insolacion direc
ta. En esta atmósfera completamente cerrada, pueden vivir
por largo tiempo muchas plantas, tales como los helechos, las
Selaginelas, las pequeñas orquideas, los cactos, etc.

Jardinera.

Mueble elegante, indispensable á los que no pueden pro


curarse el placer de la verdadera floricultura. La jardinera
puede proveerse con todas las plantas exóticas, porque se ha
llan en las mismas condiciones que las plantas cultivadas en
estufa.
Como la jardinera cuesta cara, se reemplaza con poco gas
to, colocando una docena de cebollas de azafran, cuatro blan
cas, cuatro amarillas y cuatro de color violeta, sobre el fondo
— 154 -

de un plato ó fuente honda, se cubren de musgo, dejando en


descubierto la punta de las cebollas, y se riega ligeramente
con agua clara. Las cebollas con la humedad vegetan pronto,
apareciendo primero las hojas estrechas de un hermoso verde
y luego las flores de brillantes colores, que se van sucediendo
por espacio de un mes. Tambien se cultivan con pocos gastos
los jacintos y junquillos, plantas que prosperan con el solo re
curso del agua.

Acuario.

Se llama acuario un receptáculo, vaso ó pila ó depósito


cualquiera, en el cual se cultivan las plantas y los animales
acuáticos. Merced á los acuarios, es fácil estudiar las costum
bres de los habitantes misteriosos del agua; se les tiene en es
clavitud; ninguna de sus acciones se escapa al ojo del obser
vador; los placeres que procura el estudio de la historia natu
ral, no pertenece al privilegio exclusivo de algunos sabios;
pudiendo procurárselos todo el mundo con pocos gastos. Esta
es la razon porque consideramos será grato á nuestros lectores
el darles todos los detalles necesarios á dicho objeto.

Acuario-estufa.

Se llama así un acuario destinado á recibir las plantas de


los países cálidos, y que por esta razon se abrigan bajo el techo
vidriado de una estufa. El agua se calienta artificialmente por
medio de uno ó muchos tubos de termosifon, que circulan bajo
la capa de casquijo de que se halla cubierto el fondo.
Las plantas acuáticas requieren mucha luz, por consi
guiente el acuario debe tener una ancha techumbre vidriada,
lo más cerca posible de la superficie del agua en que se hallan
las plantas. Generalmente consiste en una ancha pila circular
oval ó poliédrica, segun convenga, de una profundidad media
de 58 centímetros á un metro. El agua que la llena se man
tiene á una temperatura proporcionada á las exigencias de las
plantas que se cultivan, pero puede sin exageracion elevarse
— 155 —

á 28º si se quiere hacer florecer las grandes Nimfeas equato


riales. Se construyen acuarios bastante vastos para contener
en su centro un pié de Victoria régia alrededor del cual se
agrupan diversas Nimpheas y otras plantas acuáticas de me
nor dimension. Se tiene por esencial que el agua se tenga en
movimiento por medio de algun mecanismo, á fin de evitar
que se corrompa. En el acuario del Museo de París se consigue
por medio de un pequeño hilo de agua dirigida horizontalmen
te á la superficie del líquido y que basta para hacer movertoda
la masa con un movimiento lento, es verdad, pero contínuo.
Acuario de jardin.

Los acuarios al aire libre son el complemento obligado de


los jardines pintorescos. Los lagos, los estanques, los arroyos
artificiales de los parques de mayor extension, no son en sí
otra cosa que acuarios preparados para recibir las plantas
acuáticas, y sus bordes se pueblan por lo general espontánea
mente de especies vulgares que al cubrirlos de un manto de
verdura contribuyen á su consolidacion.
Para los acuarios con paredes de fábrica que en compa
racion de los primeros son de una débil extension, las especies
acuáticas deben escogerse con mayor esmero, y no introducir
se más que las que son un verdadero ornato por su follaje ó
por sus flores. Estos pequeños acuarios de los jardines florales
pueden reducirse á pilas de 3 á 4 metros de diámetro, ó to
davía menores. Por último muchas plantas acuáticas, pero tan
solamente las que se mantienen sumergidas como la pontede
ría, el junco florido, el menianto de tres hojas, el nelombo de
Oriente y el de América, la calla de pantano etc., se conten
tan por todo acuario de un cubo, un lebrillo ó una simple ma
ceta llena de tierra y agua. Las especies de hojas flotantes
exigen siempre más espacio.
Exceptuando un muy pequeño número de especies cuyas
raíces natátiles son simplemente extendidas por el agua, sin
adherirse al suelo, las más de las plantas acuáticas se fijan
generalmente al fondo por sus raíces ó sus rizomas, por con
— 156 —

siguiente no es del todo indiferente el suelo del acuario para


el buen éxito de este cultivo. Ciertas especies se complacen
con el fondo turboso, otras lo prefieren silíceo, y las más de
tierra arcillosa.

Acuario de salon.

Aunque el nombre de acuario sea moderno, desde la


más remota antigüedad se conoce el modo de conservar en de
pósitos artificiales, los vegetales y séres animados; pero solo
de 25 á 30 años nuestros gustos refinados han modificado el
antiguo bocal ó peceras en el que nuestras madres criaban
para adorno de las chimeneas los peces encarnados de la Chi
na; bocales en los cuales el agua se corrompia fácilmente,
mientras que en los modernos acuarios, no estando el agua
exclusivamente habitada por animales, se conserva mucho
más tiempo, en atencion á que las plantas suministran al lí
quido los gases necesarios á la respiracion de los peces y le
quitan, por el contrario, los gases nocivos. La presencia simul
tánea de los vegetales y de los séres animados concurren pues
á conservar pura el agua estancada; reemplazando á una cor
riente ligera que la renovase con lentitud.
La figura 15 representa un acuario de forma exagonal
de bastante dimension; tiene un metro de diámetro por 60 cen
tímetros de altura, y su capacidad es de unos 500 litros. Se
compone de seis vidrios fuertes sujetos por montantes de co
bre, colocados sobre una plancha de pizarra. -

El acuario se halla sostenido por cuatro piés torneados,


constituyendo un mueble elegante. -

En el fondo del acuario se coloca una capa de tierra de


brezo de algunos centímetros de espesor, en la que se hace la
plantacion, y se cubre la capa con un poco de casquijo, á fin
de impedir que la tierra se mezcle con el agua y la enturbie.
Las plantas cultivadas en el acuario son numerosas, pero
las más recomendadas son la Vallesneria spiralis, el Ceratophy
llum, el Anacharis Alsinastrum, el Miriophillum, que viven su
mergidas, y el Renúnculo de agua, de flores blancas con una
.

Figura 15.
hncha amarilla á la base de cada pétalo. Se pueden cultivar
e los acuarios plantas en macetas, en cuyo caso, los Callas
sº preferibles por su bello efecto. Si el acuario es de gran di
musion, se obtiene una hermosa perspectiva construyendo
copiedras una especie de peñasco, y en los intersticios de las
— 158 —

piedras, un poco de tierra y casquijo sirven de sosten á las


plantas acuáticas. En el grabado anterior hemos dado un
ejemplo de dicho peñasco, formando cuando se halla cubierto
de vegetacion y de mariscos, un paisaje raro, animado por las
evoluciones de los peces, que encuentran en él retiros agrada
bles y con frecuencia su alimento.
La cantidad de peces y de moluscos que puede contener
un acuario, es por término medio de uno por litro, bastando
por consiguiente, para satisfacer la curiosidad; sin que sea
este el único servicio que proporcionan los habitantes de ese
pequeño mundo. Ciertos moluscos absorben los detritus vege
tales que corromperian el agua, y su presencia es necesaria para
conservar constantemente limpio el acuario. Entre los peces
útiles para poblarlo, se cuenta el llamado espinoso comun. Sus
costumbres son muy curiosas; en la estacion en que se repro
duce, da lugar á muchas observaciones interesantes, á propósito
de la construccion de los nidos, de la postura y fecundacion
de los huevos, y de la cria de la pequeña familia.
Debemos advertir que los espinosos deben ser en número
de tres ó cuatro pares á lo más, si se desea que fabriquen sus
nidos. Son igualmente agradables los varios, que se coloran en
tiempo de los amores, las percas, las tencas y los ciprinios do
rados de China. Puede admitirse tambien langostinos de agua
dulce y los tritones; moluscos de agua dulce, como las limneas,
que se nutren de la vegetacion de las paredes del vidrio y lim
pian el acuario; los anodontes; las notonectas, que durante el
dia se sostienen de espaldas á la superficie del agua, para co
ger con más facilidad los animalculos; las limazas acuáticas
almejas de Rusia, y por último, los planorbos, que suben á l
superficie del agua para respirar, y se dejan en el acto caer l
fondo.
Para alimentar á los peces, se les pica carne, en muy
pequeña cantidad, sobre todo cuando el acuario contiene
plantas.
Para los peces, el alimento preferido son los insectos acuá
ticos. tr
El agua de los acuarios se renueva por mitad cada quince 0.
— 159 —

dias en invierno, y dos veces por semana en verano; evitando


al hacerlo, los cambios bruscos de temperatura; por lo que se
rá conveniente emplear un tubo de goma elástica, que haga
las veces de sifon; porque no es posible colocar una espita á la
parte inferior del aparato, á causa del fondo de tierra y de
arena, que no debe agitarse nunca.

Acuario para aficionados.

Son unos viveros en pequeño fabricados de vidrio, tierra


cocida ó de madera forrada de plomo ó de zinc. Tal como en
el dia se construyen, lo mismo pueden animar el menaje del
obrero, como el salon del opulento; tienen la forma de muebles
elegantes; globos, paralelipípedos, fuentes, rocas, manantia
les, etc. Estas últimas formas son siempre preferibles á los
globos, porque facilitan mejor el cultivo de las plantas. El
acuario paralelipípedo, es el más cómodo; sus paredes latera
les son formadas de vidrios densos y transparentes, con el fon
do de pizarra; puede dársele grande dimension, sin pasar, sin
embargo, los límites más allá de los cuales, los vidrios no po
drian resistir á la presion de la masa líquida.

Acuario de doble globo.

Se construyen bonitos acuarios de salon con dos campa


nas de jardinero. Para esto se toma una campana de vidrio de
50 centímetros de diámetro, que se invierte y asegura en un
pié ó zócalo de madera torneada, ó bien sobre una caja llena
de arena; procurando mantenerla bien perpendicular. El fondo
de la campana se cubre de una capa de una ó dos pulgadas de
arena lavada.
Se llena de agua muy limpia, sacada directamente del
arroyo ó del manantial, y por último, se introducen las plan
tas y los peces. -

Para cubrir el aparato y preservarlo del polvo, se toma


otra campana un poco más pequeña que la primera, colocán
dola sobre tres pedazos de metal, ordinariamente de zinc, cor
— 160 —

tados en forma de S, y apoyados sobre el borde superior de la,


campana grande. De este modo, la campana pequeña cubre
incompletamente la mayor, á fin de que quede entre sus dos
parades, una corona por donde el aire pueda penetrar en el
aparato.
En el interior de este acuario, se introduce generalmente
una maceta estrecha colocada sobre la arena y cubierta con un
platillo ó copa llena de helechos. Hecho esto se introducen las
plantas y los peces. El tiesto de que acabamos de hablar no es
útil más que en el caso en que se cultiven plantas completa
mente inmergidas; pues si los vegetales de que se echa mano
salen del agua, la maceta impediria su desarrollo.

Acuario de observacion.

Para los estudios de gabinete ó de laboratorio, se hace


indispensable que el acuario sea de vidrio ó cristal, á fin de
que permita al observador el velar las costumbres, el desarro
llo y toda la vida de los séres acuáticos que tan mal se conoce
todavía, porque los fenómenos de su existencia han escapado
hasta aquí á nuestras investigaciones.
El acuario de gabinete tiene generalmente la forma rec
tangular, compuesto de cuatro columnitas de hierro y cuatro
vidrios con un marco de hierro en su parte superior; una pie
dra plana ó una pizarra constituye el fondo; se llena ya sea
de agua de mar ó bien con agua dulce.

Modo de airear el acuario.

Para conservar la vida y para impedir toda alteracion, se


establece una corriente ligera, para que se renueve el agua, á
este efecto, se pone la pila ó el vaso en comunicacion con un
depósito, y abriendo más ó ménos la llave, se hace fluir el
agua, ya sea en un hilo del grandor de un caño de pluma ó
solamente gota á gota; el agua sobrante sale por un tubo de
escape. Para dar al aparato una disposicion elegante, y para
obtener una agua perfectamente aireada, se puede establecer
— 16l —

en medio del acuario, un surtidor de lluvia muy fina, ó bien


servirse de una fuente filtrante que dé constantemente un agua
perfectamente clara, límpida y sana.

Acuario de agua dulce.

Las plantas destinadas á ser cultivadas en los acuarios de


agua dulce se colocan en tiestos llenos de tierra turbosa, que
se puede reemplazar por el sphagnum, especie de musgo que
conviene particularmente al cultivo de las plantas acuáticas.
Antes de emplearlo se lavará á fin de que el agua del acuario
quede siempre limpia.
Cuando se han plantado las yerbas marinas en los tiestos
se recubre la tierra ó el sphagnum de una capa de gruesa
arena y se arreglan los tiestos al fondo del acuario, los unos
al lado de los otros, teniendo cuidado de criar en un tiesto in
vertido las plantas más bajas, alrededor de las cuales se pue
den distribuir otras, con el objeto de encubrir los tiestos ó
macetas que sirven de sosten.
- Se llena el acuario con agua de rio que se renueva de
tanto en tanto pudiendo añadir un poco de sal de cocina ó
bien una mezcla de fosfato de amoniaco y de carbonato de
sosa, para evitar su corrupcion y no sea preciso cambiarla con
tanta frecuencia. Pero la adicion de esas sales no es útil sino
cuando se desea únicamente cultivar plantas, con exclusion de
los animales.

Plantas acuáticas apropiadas para los acuarios.

Entre las plantas cultivadas en los acuarios citaremos la


valisneria, la castaña de agua de flores blancas, y la drosera;
las dos primeras completamente sumergidas, la tercera, por el
contrario, emergiendo por encima del agua.
La valisneria y la castaña de agua son, por excelencia,
útiles para purificar el agua; en vez de colocarlas en tiestos ó
macetas, se puede prepararles en el fondo del acuario un suelo
conveniente estableciendo una capa de cieno de balsa que ten
— 162 —

ga muchos centímetros de espesor, se cubre esta capa con


gruesa arena ó casquijo fino para impedir suba á la superficie.
En este terreno se planta ó se siembra las plantas, en el que
crecen con una rapidez pasmosa, sobre todo la valisneria que,
cuando encuentra en una pila de salon bien organizada, las
condiciones de una vegetacion rica requiere se la aclare de
tiempo en tiempo, porque se multiplica espontáneamente. El
aclaro tiene lugar ordinariamente á la primavera, no hacién
dolo en otoño, porque en esta estacion la planta tiene necesi
dad de ejercer toda su influencia sanitaria, y seria impruden
cia debilitar la vegetacion. Una planta de valisneria puesta en
el acuario por la primavera, puede en otoño producir 20 ó 30
vástagos bien desarrollados y capaces de proporcionar robus
tas plantas. A la misma época, en la superficie del agua, se
producirá uno de los fenómenos más extraordinarios de la fe
cundacion de las plantas. Existen dos clases de valisnerias; una
macho y la otra hembra. Las flores masculinas, más pequeñas
que las femeninas, se abren al fondo del agua, se desprenden
de su pedúnculo y van á flotar libremente á la superficie; las
flores hembras, que hasta entónces han permanecido al fondo
retenidas por su pedúnculo enrollado en espiral, se extiende
de pronto este último como si fuera un resorte, y alarga lle
vando la flor femenina hasta la superficie del líquido.
Bien pronto acaban las dos flores por encontrarse, y tiene
lugar el acto misterioso de la fecundacion. Pero tan pronto
como la flor macho ha esparcido su polen sobre la flor hembra,
la espiral se encoge, la flor desaparece y vuelve á descender al
fondo del agua, en donde se sazona la semilla. Esta particula
ridad forma todo el mérito de la valisneria, que por lo demás
es una planta insignificante del Mediodia.
La castaña de agua es todavía más interesante, porque
produce una especie de castañas susceptibles de suministrar
un alimento útil. -

En cuanto al Drosera, que puebla los estanques, los que


la cultivan aprenden á admirar la prevision de la naturaleza,
que ha dado á una planta la funcion de venir en auxilio de las
necesidades de los peces. Se sabe que estos últimos son excesi
— 163 —

vamente golosos de moscas y de insectos alados; pero como


ellos no pueden tomarlos en el aire, la drosera se encarga de
esta operacion. La hoja de esta planta es de color vivo, que
atrae las moscas. Tan pronto como uno de esos insectos se posa
temerariamente sobre una hoja, los pelos de esta se erizan, lo
enlazan y envuelven, mientras que la hoja, doblándose súbi
tamente, lo encierra y ahoga. Cuando el insecto es muerto, la
hoja se entreabre y echa el cadáver á los peces.
La Flecha de agua es una planta que crece en los bordes
de las aguas corrientes y encharcadas; es notable por la be
lleza de sus flores, que se abren en Junio.
El Potamogeton nada ofrece de particular; se le cultiva
solamente á causa de la facilidad con que se procura en toda
clase de aguas, ya sean corrientes, ya encharcadas.
Las Nimfeas son casi enteramente parecidas al Nenufar
blanco; esta grande y hermosa planta, que se la ha apellidado
con justo título el lirio de las aguas. Es fácil cultivarla; basta
echar en otoño, al fondo de un acuario profundo, semillas bien
maduras ó trozos de raíz fresca de esta planta. Los menufars
crecen á la primavera; si desarrollan temprano sus hojas, es
un signo seguro de que se aproximan los dias buenos; en otoño,
la desaparicion de esas hojas anuncian la llegada más ó mé
nos próxima de los primeros frios.
El Nenufar amarillo se cultiva de la misma manera y goza
de las mismas propiedades.
El Hidrocharis pertenece á la misma familia que la valis
neria. Es una planta muy comun.
La Villarsia es una hermosa flor amarilla que se encuen
tra en todos los rios que adornan con sus hojas natátiles flo
tantes, bastante semejantes á las de Nenufar, pero más pe
queñas.
Se puede tambien cultivar el Aponogeton, bien que esta
planta exige más calor que las otras y es rara en el Norte
de España; se procura de las provincias del Mediodia, y es
muy apreciada por el olor suave de sus flores cuyo perfume
recuerda el del heliotropo. -

Es más fácil procurarse y cultivar el Junco florido que se


— 164 —

halla al borde de los estanques, arroyos y en todos los panta


nos. Esta planta, cuyas flores son de un rosa pálido, no sola
mente halla lugar en los acuarios; sino que se la encuentra
tambien en los parterres donde adorna las fuentes.
De todas las plantas de agua dulce, el Berro es la más
fácil de cultivar. Se procura con muy poco gasto porque cre
ce espontáneamente en los cursos de agua. Ni aun es necesa
rio que el plantel se halle provisto de raíces, basta poner una
simple rama en un acuario para que produzca en pocos dias
una abundante cabellera de raíces y arraigue sin dificultad. Se
multiplica por sí mismo con tanto vigor que debe aclararse á.
fin de impedir se apodere de toda la superficie del agua.
Las Junceas deben cultivarse en los acuarios poco hondos.
Tan solo sus raíces requieren hallarse sumergidas en el agua.
Entre esta familia de plantas, se distingue el Junco que crece
en los terrenos pantanosos y húmedos; el llamado llanten de
agua, etc.
Con respecto á los animales que se pueden criar en un
acuario, diremos que se pueden poner todos los peces que ha
bitan nuestras aguas dulces, á excepcion, sin embargo, de los
de gran tamaño. La fauna de nuestras aguas dulces es bas
tante variada, y ofrece al observador un ancho campo de estu
dios interesantes.

Acuario de agua de mar.

Esta clase de acuarios tienen por objeto el cultivo de las


plantas marinas y el permitir el estudio de los séres misterio
sos que habitan el fondo de los mares. El aparato de que se
sirve afecta la misma forma y puede conservar las mismas di
mensiones que el acuario de agua dulce.
En algunos acuarios el agua se renueva contínuamente,
y al mismo tiempo hay una pequeña rueda con cangilones
que inmerge en el líquido, lo agita, lo airea y produce esas
pequeñas ondas necesarias á la existencia de los séres marinos.
Plantas en vegetacion evitan la corrupcion del agua: algas,
varechs y otras plantas descansan sobre un lecho de arena,
— 165 -

de piedras ó guijarros y en el mismo lecho se colocan los Buc


cinos, las estrellas de mar, muchas variedades de Actineas, de
Sercularios y de Anelidos de toda especie. Un acuario de este
género permite conservar vivas un gran número de especies
acuáticas poco conocidas y procederá ensayos de fecundacion
artificial en animales marinos.
En las grandes poblaciones, es fácil procurarse las plan
tas y los animales necesarios; pero en las localidades aisladas,
no sucede lo mismo. Hoy dia los viajes son tan frecuentes
que hay pocas personas que no visiten las orillas del mar; por
lo que es fácil poblar un acuario recogiendo en las playas pe
queñas plantas marinas que abundan allí y que se transportan
en cajas convenientemente provistas de junco húmedo. Se es
cogerán las que por su porte gracioso puedan servir de ador
no: se escogen al mismo tiempo las anatifas, las asterias, los
erizos de mar y muchos otros animales marinos que se tras
portan fácilmente en cajas que contengan agua del mar.
Antes de verter el agua en el acuario, se forma un le
cho ó simplemente un monton de arena y casquijo, con algu
no que otro fragmento de piedras tomadas en lo posible del
fondo del mar y cubiertas todavía con la yerba ó musgo. En el
fondo se fijan las plantas marinas más curiosas, como las Al
gas, los Varech, la Coralina roja, la Ulva verde, la Rodimenia
purpúrea, y otras muchas, desechando toda vegetacion de
sustancia espesa y viscosa, que se descompone pronto y deja
un resíduo muy nocivo. Se llena el recipiente de agua del mar,
natural ó artificial, y cinco ó seis dias despues, cuando los ve
getales parecen haber adquirido vigorosamente sus funcio
nes naturales, se introducen las especies animales.

Fórmula para obtener el agua de mar artificial.

A las personas que habitan léjos de las costas, no les


aconsejamos el uso del agua de mar natural, porque cuesta,
cara y se corrompe con facilidad en el viaje; pero si á pesar
de esto se quisiese emplear, téngase la precaucion de filtrarla
á fin de desembarazarla de las materias animales y vegetales
12.
- 166 -

que con frecuencia contiene en gran cantidad y que acti


van su corrupcion.
Es por lo mismo preferible, cuando se reside á cierta dis
tancia del mar, recurrir á las preparaciones que imitan en
lo posible el agua natural y en las que viven perfectamente las
plantas y los animales marinos. Una fórmula de agua de mar
que reúne todas las condiciones deseadas es la que damos á
continuacion.
En 10 litros de agua buena se disuelven:
270 gramos de sal marina.
36 — de cloruro de magnesia.
7 — de cloruro de potasa.
30 centígramos de carbonato de cal.
14 gramos de sulfato de cal.
22 — de sulfato de magnesia.
28 centígramos de bromuro de magnesia.
Las proporciones de las sales, de los sulfatos y de los clo
ruros deben quedar siempre las mismas: pero se puede au
mentar ó disminuir la dósis de agua dulce, segun se quiera
obtener un agua de más ó ménos salobre. Para reconocer la
cantidad de sal contenida en el agua se emplea un areó
metro.
Como el agua se evapora, sin que ocurra lo mismo con
las materias salinas, bien pronto el exceso de estas, mata
ria á los peces, si no se tuviese la precaucion de reemplazar
el líquido evaporado echando en el aparato un poco de agua
de rio.
CAPITUL0 VI.

Multiplicacion de las plantas florales y de adorno.

Las plantas se reproducen y se multiplican naturalmente


por medio de sus semillas, ó por otras partes de sí mismas, ta
les como las cebollas, los bulbos, los tubérculos, las yemas y
las raíces; se las reproduce artificialmente por medio de aco
dos, estacas é ingertos. Como de todas estas operaciones nos
hemos ocupado con la debida extension en el Cultivo de la
Huerta, y en el Tratado de árboles frutales solo diremos en este
lo más indispensable al jardinero y floricultor.

De la siembra.

La reproduccion por semilla es el medio más universal


mente empleado por la naturaleza para la multiplicacion de
las plantas, y es tambien el procedimiento al que recurre el
jardinero para las plantas ánuas, bienales y cualquier otra que
con las simientes puedan obtenerse indivíduos de mérito igual
á la planta que los ha producido; de modo que estando la
siembra destinada á obtener plantas de ornato y de flores, se
sigue que para tener más largo tiempo ciertas flores es conve
niente efectuar la siembra en diversas épocas á fin de tener
anticipados productos, y por esta razon las primeras siembras
ºe verifican en los meses de Febrero y Marzo en camas ca
— 168 —

lientes, continuándolas en Abril, Mayo y Junio en eras á.


propósito al aire libre, como igualmente se hacen siembras al
aire libre en los meses de Setiembre y de Octubre con respecto
á aquellas plantas que sembradas en el Otoño soportan los ri
gores del invierno y crecen más orgullosas en la primavera.
Muchas siembras se hacen de asiento, y otras en vivero ó al
máciga, esto es, se siembra en el mismo sitio donde deben
figurar aquellas plantas que soportan con dificultad la tras
plantacion, mientras que la mayor parte se siembran en almá
ciga, en donde experimentan á veces dos ó tres trasplantacio
nes ántes de ser colocadas en los respectivos macizos de
adorno.

De la primera siembra hecha en Febrero y Marzo en cama


caliente.

Con el intento de anticipar la floracion de muchas plantas


ánuas y bienales, ó con el de obtener un desarrollo más tem
prano de las perennes de adorno, se prepara á principios del
mes de Febrero en un lugar en que dichas plantas puedan
gozar de una temperatura, igual y templada, una cama calien
te con estiércol fresco de caballo y hojas, si el semillero ha de
calentarse con los medios ordinarios, ó bien se colocan encima,
una cajonera añadiendo al interior de la misma una capa de
estiércol bien pisado, sobre el cual se esparce una capa de
8 á 10 centímetros de mantillo fino bien preparado y mezclado
con una quinta parte de arena fina cuando la siembra se quie
re hacer sobre toda la superficie de la cajonera; ó bien se
sustituye á dicha capa de mantillo una capa de casca ó senci
llamente de serrin cuando la siembra se verifica en tiestos ó
cajones separados.
Disminuida algun tanto la primera fermentacion, ó sea
cuando introduciendo un termómetro en el interior de la cama,
señala de 20á 25 grados centígrados, se esparce la simiente,
dividiéndola en tantos pequeños compartimientos, cuanta sea
la calidad, cubriéndola ligeramente con arena muy fina y com
primiendo débilmente la superficie con auxilio de una tabla pe
— 169 —

queña de madera. Si en vez de sembrar sobre toda la superfi


cie de la cajonera, el jardinero cree más conveniente hacerlo
en vasos ó macetas, se sustituye la última capa de arena
de la cajonera, por otra de casca ó serrin, entre la que se
colocan los tiestos ó cajones preparados con las respectivas
simientes.
Las semillas, especialmente las pequeñas, se esparcirán
superficialmente evitando el enterrarlas mucho.

Primer trasplante.

Así que las tiernas plantecitas tienen las cuatro primeras


hojas suficientemente desarrolladas, es preciso proporcionarles
espacio suficiente para que las raíces y las hojas se extiendan
y desarrollen libremente colocando al propio tiempo las plan
tas en condiciones favorables para recibir la influencia bené
fica del aire y de la luz; al efecto se trasplantan poniendo una ó
dos plantitas en pequeñas macetas del diámetro de 4 á 5 cen
tímetros, ó bien plantándolas dentro de cajones de madera ó
de tierra de la altura de 6 centímetros, 20 de largo y otros
tantos de ancho, en el fondo de los cuales se coloca una capa de
2 centímetros de fragmentos de tiestos y vasijas para facilitar el
paso del agua que tendrá libre salida por los agujeros hechos en el
fondo. Sobre esta capa de fragmentos se coloca una pequeña capa
de restos vegetales, acabando de llenar la caja con mantillo viejo
al que se ha mezclado un tercio de arena fina; la misma tierra
se adoptará para las macetas y para esparcir en el interior de
las cajoneras, como diremos á continuacion.
Preparadas de la manera dicha las cajas y macetas, se
disponen en las cajoneras preparadas de nuevo, y cuyo calor
se halle entre los 20 y 25 grados, verificando el trasplante en las
horas templadas del dia, trasportando el plantel del semillero
para colocarlo en la caja ó macetas preparadas en la nueva
cajonera, ó bien se hace esta operacion en un local abrigado,
trasportándolos en seguida á la cajonera preparada para reci
birlas, se colocan con regularidad, profundizándolas por mitad
en el serrin ó en la casca, de modo que la superficie se halle
— 170 -

cerca de los vidrios, pero dejando el espacio suficiente para el


futuro crecimiento de la planta.
Puesta la nueva planta en la cajonera, se riega con agua,
que tenga la misma temperatura de 20 ó 25 grados, emplean
do la regadera de jardin provista del pomo agujereado finísi
mamente, y se cierra la vidriera cubriéndola con esteras ó paja
para que privando á las plantas de la luz y del aire exterior,
las hojas queden como inertes y dejen á las raíces el tiempo
necesario para ponerse en disposicion de poder funcionar más
libremente. A las 48 horas puede sacarse la cubierta de paja y
sustituirla en las horas cálidas del dia por un cañizo ó por una
persiana construida con listoncitos de madera para que miti
guen suficientemente los rayos demasiado ardientes del sol, y
resguarden á los vidrios de cualquier accidente desgraciado.
Despues de las primeras 48 horas se levanta pocos centímetros
la vidriera durante las horas que la temperatura exterior lo
permita, á fin de introducir aire nuevo que reemplace al vi
ciado contenido en la cajonera; operacion que se repite diaria
mente levantando siempre más las esteras, pudiendo más tar
de en el mes de Abril dejar penetrar un poco de aire por la
noche, siempre que no hiele ó amenace la escarcha.

Segundo trasplante en vivero ó en maceta.

Como el plantel sembrado en Febrero y trasplantado en


Marzo, no puede en Abril ser replantado definitivamente en el
sitio que le está destinado, por hallarse expuesto en los países
septentrionalesá los vientos frios y á las escarchas, se replantan
una segunda vez en viveros ó se colocan en arriates dispuestos
en declive frente al Mediodia ó en arriates dispuestos contra
una pared expuesta al Sur, ó bien en platabandas abrigadas
con cajoneras provisionales, ó por último se replantan segunda
vez en las macetas que se colocan en lugar bien expuesto y
resguardado. -
— 171 —

De los costeros.

Donde no existan paredes expuestas al Mediodía se cons


truyen alguna vez los llamados costeros que consisten en uno
ó más planos inclinados frente al Mediodía para que reciba di
rectamente los rayos del sol y por consiguiente una suma ma
yor de calor; en ellos se hace el segundo trasplante colocando
el plantío á distancia conveniente, cubriéndolo los primeros
dias, y luego solo por la noche para resguardarlos de las escar
chas y de los hielos tardíos.

Cajoneras provisionales.

Los costeros que tan importantes son para las huertas,


por cuya razon los describimos minuciosamente al tratar de
las mismas, tienen limitada aplicacion en los jardines por lo
que á falta de costeros se pueden construir cajoneras provi
sionales, formando las paredes de la misma con paja ú hojas
secas sostenidas por pequeñas estacas, en las que se pone una
cubierta de paja para resguardar al plantío durante la noche,
mientras por el dia se tiene destapada la cubierta mantenien
do esta vertical con auxilio de palos, con el objeto de que al
propio tiempo que sirven de abrigo contra los vientos del Nor
te, concentren á la vez sobre el plantío una temperatura más
elevada.

Arriate contra la pared.

Si el jardinero puede disponer de una pared colocada al


Norte de su jardin que mire al Mediodía, se dispondrá contra
la misma un arriate de 1 metro, á 1 metro y 20 centímetros
de ancho, trasportando buen mantillo mezclado con una terce
ra parte de arena fina.
Dispuesto el arriate en pequeños compartimientos, se pro
cede al trasplante, dejando entre las plantas el espacio pro
porcionado á su desarrollo, y de manera que en el momento
- 172 —

del trasplante definitivo en el macizo cada plantita pueda


trasportarse con el suficiente cepellon de tierra para asegurar
mejor el arraigo.
Hecho esto se regará copiosamente con la regadera, ex
tendiendo en los dos primeros dias una cubierta de paja para
resguardar á la planta de los primeros rayos del sol, y luego
no se cubrirán más que por la noche, esto es, cuando los vien
tos frios indiquen un descenso en la temperatura.

Segundo trasplante en macetas.

Si bien los trasplantes en macetas exigen una gran canti


dad de pequeñas vasijas, mayor trabajo y más tiempo, con
todo si se atiende y considera el éxito seguro que se obtiene
en toda estacion con estas plantas cuando se trasponen defini
tivamente al descampado, no hay duda que para aquellos que
desearan tener macizos en contínuo y completo estado de de
coracion, deben recurrir á este medio, siendo él solo con el
que el jardinero podrá reformar un macizo en pocas horas y
en cualquier momento; y por lo tanto recomendamos eficaz
mente este cultivo á los jardineros, como á los propietarios,
á pesar del mayor cuidado y gastos.
Las matas replantadas por segunda vez en vasijas de 8 á
10 centímetros, se colocan en cajoneras si la temperatura es
todavía demasiado rígida, ó bien se colocan al aire libre en si
tio bien expuesto cubierto con cañizos para mitigar los rayos
demasiado ardientes del sol, y resguardar el plantío de los frios
nocturnos cuando ocurran.

Efecto de los sucesivos trasplantes.

Exceptuando ciertas plantas que soportan difícilmen


te los trasplantes, que indicaremos cuando hablemos de la
siembra otoñal, los trasplantes en general dan resultados muy
favorables al desarrollo de la planta, mientras que las sucesi
vas adiciones de mantillo y abonos nuevos dan vigor y robus
tez al tallo promoviendo la emision de las ramificaciones radi
— 173 —

cales, y la florescencia por consecuencia resulta más abundante


y perfecta.

Siembra en Abril y Mayo.

La sementera en Abril ó en la primera quincena de Mayo


se hace generalmente al aire libre en sitio bien expuesto, y
siendo posible en un arriate contra una pared expuesta al Me
diodia, la cual se divide por medio de una regla ó bastoncito
recto en tantos pequeños compartimientos más ó ménos an
chos, segun la cantidad y las especies de simiente que se han
de emplear.
Los cuidados para esta siembra son los mismos que para
todas las demás, así que no repetiremos cuanto llevamos ma
nifestado respecto á ellas, recordando tan solo que la simien
te no debe nunca ser demasiado enterrada en el suelo, y que
las más pequeñas deben apenas estar cubiertas con algun mi
límetro de arena muy fina y comprimida en el suelo con la pe
queña tabla de que hemos hablado, y regar con frecuencia,
pero siempre con la regadera de lluvia fina, porque en caso
contrario la fuerza del agua podria sacarla de su sitio, y com
prometer la siembra. Si esta es muy espesa, se aclarará el
plantel, haciéndolo poco despues de aparecer las cuatro prime
ras hojitas, porque de otro modo las tiernas plantas se alarga
rian mucho resultando exíguas é incapaces de soportar el
trasplante.

Siembra en verano.

Con el objeto de proveer á la diversidad de flores tardías


en el Otoño, se hacen á veces siembras de plantas ánuas en el
mes de Junio, con la sola diferencia que en vez de hacerlas en
lugares bien expuestos como hemos aconsejado para las siem
bras de la Primavera, se hacen más bien en sitios sombríos,
esto es, defendidos de los ardientes rayos del sol para no exponer
las tiernas plantas á los tristes efectos de la excesiva evapora
cion que se verifica en los arriates expuestos al Mediodía, en
- 174 -

donde hallándose las raicillas superficiales no pueden soportar


la sequía ni por pocas horas.
Si para la decoracion de los macizos en Primavera hemos
sugerido, á loménos para las plantas más delicadas, el colocarlas
precisamente en macetas, para las plantaciones que se deben
hacer en los meses de Julio y primera mitad de Agosto, reco
mendaremos mucho esta práctica, como la única por cuyo
medio se puede conseguir con seguridad las trasplantaciones en
los macizos durante los excesivos calores y trasformar como por
encantamiento las decoraciones en pocas horas.
En los meses de Julio y Agosto se siembran además mu
chas plantas que forman el adorno de las estufas y de las ha
bitaciones durante el Invierno, ó bien que suministran las
primeras flores á los parterres en la Primavera, como serian
las Primaveras de la China de pétalos enteros ó fimbriados,
colorados ó blancos (Primula sinensis), el pensamiento (viola
tricolor), las Nemofilas de ramos tiernos ó flexibles que tanto
se prestan para la decoracion de los canastillos, que se han de
suspender en las estufas templadas y en las ventanas de las
habitaciones, produciendo el efecto más gracioso, cuales son
las Nemophila insignis, N. discoidalis, N, maculata, etc., los
Tropeolos que compiten con las Nemofilas para la decoracion
de los canastillos de Invierno, particularmente los Tropaeolum,
maius Lobbianum, sin enumerar aquí otros Tropeolos como los
Tropaeolum tricolor, T. brachyceras, T. Smithii, T. coeruleum, T.
Mortizianum, que son más bien considerados como plantas de
ornato en las estufas que al aire libre. Se siembran además en
los meses de Julio y Agosto las Calceolarias (Calceolaria hybri
da), las cuales con su abundante y particular florescencia ocu
pan en la Primavera un puesto importante. Las cinerarias (Ci
neraria cruenta) las cuales se visten en la Primavera, de una,
innumerable cantidad de umbelas de los colores más vivos, su
ministrando una florescencia bastante prolongada, de manera,
que estas plantas puedan considerarse así como plantas de de
coracion en las estufas y en las habitaciones, como en los ma
cizos en la primavera; y las violas amarillas que trasplantadas
á los macizos en Otoño, son las primeras que dan en la Pri
- 175 —

mavera abundancia de flores apenas han cesado las heladas y


las escarchas.
Siembra otoñal.
\

En general las plantas maduran sus semillas en el Estío y


en Otoño, en cuya época caen naturalmente sobre el suelo,
quedan algunas cubiertas de las pocas hojas desprendidas de
la misma planta y permanecen inertes durante todo el Invier
no para desarrollarse en la siguiente Primavera apenas la tier
ra comienza á calentarse; otras cayendo en la tierra germinan
con las lluvias de Otoño, pero siendo suficientemente rústicas
y fuertes pueden desafiar los rigores del frio hasta en los países
septentrionales y crecer muy ufanas, apenas vuelve la Prima
vera; por lo que muchas plantas pertenecientes á esta segunda
categoría se siembran en Otoño; unas de asiento, ó sea en el
mismo sitio en que deben figurar, otras en semillero, esco
giendo en el primer caso las que por la disposicion particular
de las raíces no soportan el trasplante, como los Acroclinium,
Delphinium, Collinsia, Collomia, Nemophila, Adormideras y
Amapolas, Schizantus, etc. y sembrando las otras en almáci
ga como indicaremos á continuacion.
Las siembras verificadas en Otoño deben confiarse á la
tierra entre la segunda quincena de Setiembre y la primera
de Octubre, á fin de que las tiernas plantitas puedan todavía
desarrollarse suficientemente para poder soportar en las loca
lidades frias los rigores del hielo.
Los cuidados que requiere dicha siembra otoñal son los
mismos que hemos recomendado para la sementera primave
ral, no omitiendo el cubrirla con arena fina, porque la helada
desquebrajando la tierra ofenderia las raíces, lo que sucederia
infaliblemente en la tierra arcillosa y compacta.
Multiplicacion por estaca.

Si la propagacion por semilla es el medio más natural


para multiplicar las plantas, no siempre puede el jardinero
emplearla, porque muchas de ellas que hacen parte de la mo
derna decoracion de los jardines, siendo originarias de países
— 176 -

más cálidos, difícilmente producen entre nosotros buenas se


millas; otras por proceder de fecundaciones artificiales ó casua
les resulta que echando sus semillas á la tierra muy raras ve
ces reproducen plantas idénticas á las plantasmadres, por cuya
razon queriendo en ciertos casos reproducir exactamente la
misma variedad ó especie, hay que recurrir á la propagacion
por estaca por ser la que prueba más fácilmente ofreciendo
al cultivador hábil los más variados y seguros medios de
reproduccion.
La estaca es siempre una parte de la planta que desar
rollada, preparada y puesta en condiciones favorables, repro
duce una nueva planta perfectamente idéntica á la planta
madre. -

La estaca puede hacerse en toda estacion, pero la más pro


pia para las de tejido tierno, como la mayor parte de las plan
tas decorativas, comienza en la Primavera y continúa hasta el
Otoño, pudiendo por tanto muchas de ellas multiplicarse á
medida que producen ramos y hojas con las cuales el jardinero
pueda operar, por lo que en manos de un cultivador hábil un
vegetal nuevo puede en un cierto tiempo reproducir un cente
nar de indivíduos perfectamente idénticos á la planta primi
tiva. Para las plantas de madera dura, como la mayor parte
de los árboles y arbustos, el tiempo más oportuno es la Pri
mavera, porque haciéndose esta estaca al aire libre, las condi
ciones atmosféricas en esta estacion son más favorables al
desarrollo de las raíces. -

Las condiciones que para el buen éxito de esta propaga


cion se buscan, consisten principalmente en exponer la estaca
á una temperatura constante, pero un poco más elevada de
la ordinaria, en colocarla en un ambiente circunscrito, más
bien algo húmedo y con poca luz directa para disminuir la
evaporacion repentina de las hojas, en colocarla en una tierra
suelta ó muy arenosa, para que no se encharque el agua y
mantenerla constantemente húmeda.

Propagacion por estaca en los meses de Febrero y Marzo.


El jardinero que posee una estufa para la multiplicacion
- 177 —

y otra para conservar las plantas madres durante el invierno,


puede comenzar la multiplicacion primaveral despues de la
primera mitad de Febrero, con tal que haya, al efecto, con
servado cierta cantidad de plantas madres á una temperatura
que las haya obligado á entrar en vegetacion á últimos de la
segunda quincena de Enero. De ellas se sacan las estacas,
las cuales se plantan aisladamente en pequeñas macetas, de
tres á cinco centímetros, ó bien se colocan agrupadas en un
vaso de mayor anchura.
La experiencia ha demostrado que plantando diversas
estacas en una sola vasija, las colocadas cerca de las paredes
desarrollan más pronto y en mayor abundancia las raicillas,
prosperando mejor que las colocadas en el centro. Este fenó
meno se atribuye á la porosidad de las vasijas, por cuyos po
ros el oxígeno puede penetrar y
ponerse más en contacto de las
raíces que se hallan más próximas,
favoreciendo su mayor desarrollo;
por cuyó motivo se fabrican vasi
jas para las estacas, que consisten
en una maceta ordinaria del diá
metro de 10 ó 12 centímetros y 6
á 8 centímetros de altura, tenien
do en el centro como otra maceta
al revés, de modo que haciendo
dos círculos de estaquillas se en
cuentran todas en contacto de
una pared (fig. 16). Se consigue el
mismo objeto poniendo una mace
ta, pequeña dentro de otra mayor
(fig. 17). Esto es suficiente para
demostrar cuán poco á propósito
son los recipientes ó vasijas em
barnizadas, y tal vez hasta los ca
jones de madera, especialmente
(Figura 17.) en el invierno. -

Así que los brotes tiernos de la planta madre de que hemos


— 178 —

hablado han llegado á la altura de 8 ó 10 centímetros,


esto es, cuando tendrán cuatro ó cinco nudos bien desarrolla
dos sobre su insercion, se cortan de modo que queden todavía
uno ó dos nudos en la porcion que queda unida á la planta
madre, á fin de que de las respectivas yemas puedan de nuevo
brotar otros ramitos que se cortarán en seguida, así que hayan
alcanzado 8 ó 10 centímetros de largo.
Cortados los ramitos, se preparan quitándoles las cuatro
ó seis hojas inferiores, empleando para ello una navajita de
ingertar, fina y bien afilada. Al cortar las referidas hojas, no
conviene hacerlo en el punto de in
sercion, sino dejar una pequeña por
cion unida al ramito. La extremidad
inferior de la estaquilla se corta á
pocas líneas del nudo inferior, dejan
do en la parte superior las hojas ter
minales para facilitar la absorcion
(fig. 18).
Preparada de este modo la estaca,
se disponen otras tantas pequeñas
macetas del diámetro de 3á 5 cen
(Figura 18.) tímetros, que se llenan con tierra
muy ligera y permeable, compuesta de tierra de brezo ó de
mantillo de hojas preparado de dos ó tres años (1), al que se
le añade una mitad de arena muy fina, aunque para los Co
leus, Achyrantes, Alternanthera, etc., sirve mucho más la arena
fina sola sin adicion de mantillo.
Cuando las estacas se deben plantar en vasijas ó recipien
tes más anchos para evitar la humedad y facilitar el desagüe,
se coloca en el fondo de los mismos una capa de pocos centí
metros de fragmentos de vasijas ó tiestos, rellenándolos con
mantillo mezclado con arena.
Con el objeto de que la estaquilla se halle en contacto
de una tierra elevada á cierta temperatura, es preciso colocar

(1) Hemos dado la composicion de estas tierras en el Tratado de la huerta, pág. 5l,
el cual tenemos mencionado anteriormente.
— 179 —

préviamente las vasijas ó recipientes llenos de tierra, entre la


cama caliente de la estufa para la multiplicacion, á fin de que
les comunique cierto calor; luego, en el momento de la planta
cion, se hacen en ellos pequeños hoyos con un palito que re
mata en punta, y en cada uno se coloca una estaca, de manera
que se entierren dos nudos. Hecha esta operacion, se compri
me con los dedos la tierra alrededor de la estaquilla, se le dá
un ligero riego con la regadera fina ó la geringa de jardin, y
se cubre el vaso con una campana de vidrio á propósito, á fin
de mitigar la excesiva evaporacion y facilitar de este modo el
desarrollo de las raíces.
Pasados los diez ó doce dias primeros, se levanta la cam
pana de un lado con el objeto de introducir gradualmente el
aire exterior, destapándola enteramente apenas la yema prin
eipia á desarrollarse, lo que demuestra en general que la esta
quilla se halla provista de pequeñas raíces y convertida en una
planta pequeña.
La estaquilla procedente de vegetales de tallo tierno casi
herbáceo, como la referida Amarantácea y Labiada, emplea de
veinte á treinta dias para convertirse en plantita perfecta, á
propósito para ser colocada en macetas de 6 á8 centímetros
de diámetro, y ser trasladada á otra parte, como veremos; pero
otras, procedentes de ramos de madera dura, emplean mucho
más tiempo y requieren contínuos cuidados por algunos meses,
á fin de obtener resultados satisfactorios, siendo conveniente
visitar á menudo la campana de vidrio y enjugar con una es
ponja las gotitas de humedad que se condensan á la superficie
interior, á fin de que no caigan sobre la estaquilla. Es necesa
rio, además, que la tierra se halle en un constante grado de
humedad, sin que sea excesiva. En suma, para obtener un buen
éxito en la multiplicacion de las plantas por medio de estacas,
se necesita mucho cuidado y utensilios á propósito.

Estaquillas en los meses de Abril y Mayo.

Si para las estaquillas hechas en los meses de Febrero y Mar


zo ha tenido el jardinero que recurrirá una buena estufa de mul
— 180 —

tiplicacion y á otra de conservacion para forzar las plantas en el


invierno, para los jardines de menor importancia, donde no se
poseen estufas para forzar, se puede muy bien multiplicar la
mayor parte de las plantas de adorno y de flores con cajoneras
sencillas y camas calientes ordinarias, empero operando en los
meses de Abril y Mayo, por la sencilla razon de que la suavi
dad de la estacion permita al jardinero en ciertas horas del
dia abrir las vidrieras para todas las operaciones necesarias.
Los cuidados que exigen las estaquillas en las cajoneras
son iguales á las indicadas para la estufa de multiplicacion,
esto es, procurar mantener un calor constante de 15 á, 20 gra
dos centígrados, sombrear en las horas que los rayos solares
dan á la vidriera, conservar la tierra constantemente húmeda,
pero sin exceso, cubrir por la noche la vidriera para resguar
darla del frio excesivo, tomar todas las precauciones necesa
rias cuando se deba levantar la vidriera para las labores indis
pensables, á fin de que se haga en las horas más oportunas
sin que se introduzca corrientes de aire frio, por lo cual, cuan
do el jardin está al cuidado de un jardinero inteligente y de
buena voluntad, no son siquiera indispensables tantas cons
trucciones dispendiosas de estufas, bastando algun departa
mento sano y pocas cajoneras para conservar un jardin de mio
mucha importancia con todo aquel lujo de flores y decoracion
deseable.

Estaquillas en estio.

Estas se hacen en los meses de Junio, Julio y Agosto, al .


aire libre, en sitios umbríos y algo húmedos, trasportando allí,
segun la importancia de la multiplicacion, uno ó más cajones,
pudiéndose cubrir con campanas en caso de lluvias prolonga
das ó de vientos recios.
Puede prescindirse tambien de los cajones y plantar sen
cillamente las estacas en arriates comunes en sitio fresco y de
sombra.
La preparacion de la estaquilla es la misma que para las
de primavera, sin necesitar más cuidados que los de limpiar de
— 181 —

yerba la tierra, y regarla cuando se deseca, operacion que se


hará con moderacion y con la regadera de lluvia fina.

Estacas otoñales.

Como la moderna decoracion de los jardines exige una


innumerable cantidad de plantas, el jardinero se halla obliga
do á conservar en el invierno el mayor número posible, para
que pueda, al aparecer la primavera, decorar los macizos con
pequeñas plantas bien constituidas, y que prometan una bri
llante decoracion, ya sea de flores ó de follaje. Por esto, en vez
de llenar la estufa con viejas y altas plantas dentro de vasijas
grandes, como se hacia ántes, no retiene para el invierno sino
alguna docena de ejemplares, segun la especie, de donde sacar
las estaquillas en primavera, y prepara las cajas ó macetas
adecuadas y uniformes, dentro de las cuales hace una can
tidad de estacas desde mediados de Agosto á mediados de Se
tiembre, que conserva en el invierno cerca del vidrio de la
estufa; y de este modo, al paso que ocupan mucho menor espa
cio, proporcionan á la primavera una cantidad de plantas bue
nas, diez veces mayor de cuanto se hubiese obtenido conservan
do solo la planta madre, por lo que á ménos de casos excepcio
nales, y por lo que toca á las plantas decorativas de los
parterres, como Pelargonios, Verbenas, Petunias, Fucsias, Coleus,
Achyrantes, Alternanthera, etc.; aconsejamos conservar en el
invierno en la estufa, solo las plantas de un año, ó todo lo más
de dos, colocadas dentro de macetas de un diámetro no mayor
de 15 centímetros, y esto aun en poca cantidad, echando mano
para la ornamentacion primaveral y estival, de la masa de las
estacas otoñales.
Las estaquillas otoñales deben ponerse esencialmente en
recipientes propios para colocarse con ventaja en la estufa,
por lo que se procurará no sean muy anchos, tanto porque las
estaquillas prenden bastante mejor en vasijas pequeñas que
muy anchas, como ya demostramos ántes, como tambien por
que los recipientes pequeños se pueden colocar más convenien
temente en espacios reducidos cerca de los vidrios de la estufa,
13
— 182 -

por esto, si esta tiene la forma redonda, su diámetro podrá va


riar de los 15 á los 20 centímetros; si rectangulares, los dos
lados menores podrán tener 12 centímetros y los dos mayores
24 centímetros, con la profundidad de 6 á8 centímetros en
ambos casos.

Multiplicacion por medio de las hojas.

El nacimiento de brotes en las hojas, ó en términos más


generales, sobre los órganos apendiculares, es un hecho raro
en la naturaleza, pero que se observa no obstante en cierto
número de plantas, cuyo número ha aumentado el jardinero
por medio de procedimientos ingeniosos, con los que puede
multiplicar plantas que en las condiciones ordinarias no se hu
biesen reproducido por tal medio.
Por regla general las hojas carnosas, ricas en parénquima
y en clorofila, son las que mejor se prestan á la formacion de
brotes adventicios, pero esta facultad se muestra tambien en
las hojas que nada tienen de particular bajo este respecto, por
ejemplo, las del naranjo. En la mayor parte de las especies, la
hoja debe tener su peciolo; en algunas este órgano no es ne
cesario, el limbo solo, y aun simples fragmentos de este limbo,
bastan para dar orígen á las raíces por una parte y á los bro
tes reproductores de otra.
La propagacion por las hojas se trata como las estaquillas
de ramitos. Se las planta por su parte inferior en tierra de bre
zo, en macetas ú otros vasos, se tapan con una campana, á fin
de conservar la humedad conveniente, y se las calienta por los
medios conocidos. Al cabo de un tiempo más ó ménos largo,
salen las raicillas á la extremidad de la parte enterrada, y pron
to tambien aparecen los brotes, ordinariamente cerca de la
base del peciolo, algunas veces en el limbo mismo de la hoja,
como sucede en alguna Begonia. La multiplicacion por hojas
sin fragmento de raumito, es la que se emplea comunmente
para las especies del género Gloa inia, y de algunas otras Ges
meracea8, Begoniaceas y semejantes, que tanto figuran en los jar
dines modernos y en los salones elegantes. Tambien se recurre
— 183 —

á ella para la de los Teophrastra de diversas crassulaceas y por


tulaceas, y en general de las plantas exóticas de hojas carno
sas, ó que, no dando simientes en nuestras estufas, y ramifi
cándose poco ó nada, no dan lugar á que el jardinero emplee
otro medio de multiplicarlas.

Multiplicacion por raíces y rizomas.

La propagacion por raíces y rizomas es muy sencilla: con


siste en dividir estas partes subterráneas en trozos de 8 á 10
centímetros de longitud, y plantarlos como si fuesen estacas
ordinarias con la diferencia que deben enterrarse totalmente,
y su extremidad superior debe hallarse cubierta de 3 á 6 cen
tímetros de tierra. Los trozos de raíces se plantan en sentido
vertical, de manera que la parte de diámetro menor se halle
abajo, y la mayor al nivel del suelo, ó como se dice general
mente, á flor de tierra. -

Los cuidados generales son los mismos que para las esta
cas de ramitos. Si las raíces pertenecen á vegetales rústicos,
como la Paulonia, la Maclura, los Calyacanthus, el Níspero del
Japon, etc.; se plantan al aire libre, en tierra de brezo mejor
que en tierra ordinaria. Los de plantas exóticas, de estufa, se
hacen en macetas ó vasos en una estufa de propagacion.
Para la multiplicacion por acodos, yemas, bulbos, tubér
culos, esquejes, hijuelos, etc.; y como complemento de cuanto
llevamos manifestado anteriormente, consúltese el capítulo VII
de nuestro Tratado de la huerta, en donde se encontrará todo
lo conveniente sobre esta materia.

Multiplicacion por ingerto.

Habiéndonos ocupado con toda extension de este modo de


propagar las plantas en el 2.ºtomo de esta Biblioteca del horti
cultor, ósea en el Tratado de los árboles y arbustos frutales, re
mitimos allí á nuestros lectores, á fin de no llenar este libro
con repeticiones inútiles, ya consignadas en dicho tomo de esta
coleccion de horticultura.
CAPÍTULO VII.
IDel rosal.

(Figura 19.)
Una de las flores más importante y olorosa, es sin duda, -

alguna la que produce el rosal, ósea la rosa. En efecto, á su


aspecto pintoresco, sonrosado, esbelto y de forma verdadera
— 185 —

mente elegante y vistosa, reune la doble cualidad del grato olor,


de la fragancia y ambrosía. Su fama es tan justa y merecida
que al mundo es bien notoria, y no hay país que no la fertilice
para sus usos y para sus recreos. El clavel, el jazmin, y otras
plantas aromáticas no le llegan, ni con mucho, á una centésima
parte de su estimable valor. Pertenece á la familia de las
rosáceas, de la cual es reina y señora, como la palma lo
es de las palmáceas, y la vid de las ampelidias. Emblema tam
bien del amor, objeto de lujo, prenda de simpático adorno del
sexo femenino, símbolo de mil encontrados sentimientos dis
tintos tanto religiosos como morales y paganos en otros tiem
pos, el rosal, dígase lo que se quiera, es como hemos dicho, la
planta más bella, delicada y perfumada que ha producido la
mano de Dios, tan inagotable en la construccion de las precio
sas é incomprensibles plantas. -

De estas raras y divinas creaciones es la rosa. El hombre


de ciencia la estudia, el artista la copia; y la mujer, en su gra
ciosa coquetería, la utiliza para uno de sus mejores y más fra
gantes adornos segun hemos dicho anteriormente. ¡Qué mis
terioso secreto hay en esta relacion incomprensible de la na
turaleza, el arte, la mujer y el hombre
La naturaleza produce, crea, da variedad á sus múltiples
obras, y el hombre limitado en su inteligencia solo las admira,
las combina, las observa; y la mujer ideal y práctica, embellece
el cuadro general y contribuye al objeto de la naturaleza con
el sentimiento del bien. Siempre el misterio, siempre la igno
rancia, siempre la duda en todo. Esta es la vida. Acaso llegue
un dia en que la trasmigracion de un espíritu asaz perfecto,
habitante de las regiones celestiales, se mezcle y confunda en
el espíritu del hombre necesitado de perfeccion, proceda esa
trasmigracion de un planeta más perfecto que el nuestro, ó
sea permision de Dios en sus inescrutables designios. Y cuan
do llegue este caso previsto y designado por la moderna filo
sofía, como solucion verdadera del progreso, el hombre entón
ces y solo entónces, podrá decir con razon, lo que hoy dice con
orgullo y sin fundamento: «Soy el rey de la creacion, todo está
bajo mis plantas.» Orgullo ciego en verdad! Decir esto, racioci
— 186 —

mar de este modo, y no saber, ignorar por completo desde la


causa más remota y rara de la Creacion, hasta la más sencilla,
y que más constituye su recreo como lo es el aroma de la rosa.
¿A que es debido este perfume? A parte del absoluto poder
de Dios en quien ponemos el misterio, ¿cuál es la causa de
esa ambrosía dulce y deleitable? Nadie lo sabe. Todo el mundo
lo ve y lo siente; el hombre y la humanidad goza de ese bene
ficio, y la ciencia no ha dicho esta boca es mia, en asunto tan
importante. ¿Es por insuficiencia? ¿Ó es porque el fenómeno es
más grande de lo que se cree? El misterio está en pié y toda
vía no se ha resuelto tan importante problema. Lo que sea, lo
que pueda ser podrá descubrirse con el tiempo, por la razon
ántes manifestada; pero nunca por procedimientos especiales
en los estudios se podrá llegar á esa verdad que dentro de la
virtualidad especial y propia de nuestros deseos no es posible,
bajo ningun punto de vista, no digo determinar, pero ni aun
sospechar la existencia de ciertas y determinadas cosas física
y objetivamente consideradas en todos sentidos. Esta es una
desgracia, pero es una verdad terminante. La duda subyugan
do á la verdad, la incertidumbre dominando todas las cosas,
la verdad oscurecida por el error.
Y cosa rara sin embargo. A pesar de estos inconvenien
tes, á pesar de estas dudas su cultivo no decae y cada vez se
estudia más el medio de mejorarlo. Y en efecto, cultivada la
rosa desde la más remota antigüedad, y celebrada por poetas,
novelistas y por todos los que rinden culto al amor, en el dia
todavía constituye la alegría por su especial ambrosía, de
nuestra moderna y bien dirigida jardinería. Apenas se concibe
un parterre sin rosales; pero existen parterres plantados exclu
sivamente de esos arbustos. En los jardines en los que no se
pueda destinar un sitio especial para ellos, se forman macizos
ó grupos de rosales, colocando en el centro los ingertados á
mayor altura, disminuyendo gradualmente hasta el borde en
el que se colocan los rosales ingertos á flor de tierra ó los
procedentes de estaca ó acodo.
Con los rosales de una vegetacion vigorosa que producen
los ramos volubles ó trepadores, como por ejemplo, la Rosa
— 187 —

multiflora y la de Banks las emplean los jardineros en vez de


las plantas enredaderas para cubrir paredes, glorietas, enreja
dos y cenadores, obteniendo de esta manera el doble efecto
de la sombra y del adorno de las flores.
Es el rosal un arbusto de mediana altura, de vigor va
riable, conocido y cultivado desde la más remota antigüedad.
Durante los sacrificios, ceñian su frente con una corona de
rosas los sacerdotes del templo de Jerusalem.
Cleopatra, al recibir á Marco Antonio, hizo cubrir con
rosas el pavimento de la sala del festin hasta una altura de
60 centímetros. Neron mandó tambien comprar 20.000 reales
de rosas para una fiesta celebrada á orillas del lago de Baies,
Los sibaritas dormian sobre rosas, y el jóven Smindrides que
jábase de que el pétalo de una rosa habia turbado su sueño.
En Francia, España, y demás naciones fué tambien cita
da esta flor como tipo de gracia y hermosura. Durante la edad
media coronábanse de rosas los asistentes á las fiestas y festi
nes, y todavía hoy, en los campos, hace la rosa un papel im
portante en las ceremonias religiosas de la Fiesta del Señor.
Por último, el pétalo de la rosa empléase en medicina
como astringente, y en las artes, consúmese en grande escala,
por los perfumistas bajo la forma de agua destilada ó de
aceite esencial, vendiéndose la gota á 75 céntimos.
No parece sino que la naturaleza al formar la rosa, como
tipo exclusivo de la gracia, quiso que todos los países la tuvie
ran y que entre todas las diferentes especies existiera poca
variedad para que no se alterasen esencialmente sus formas.
Así es que desde los más remotos tiempos las rosas se cultiva
ron y fueron admiradas generalmente.
Este antiguo cultivo ha multiplicado tanto las diferentes
clases, que el tipo primitivo de la mayor parte de las de nues
tros jardines, apenas se conoce. El rosal de cien hojas se sabe
donde se cria silvestre, y en muchos países, en casi todos, el
rosal se cultiva por su perfume, y la Isla de Rodas, debió al
cultivo del rosal el que en el dia tiene, pues ántes era la isla
de las rosas.
La antigua Roma para tenerlas en todas las estaciones
- 188 = -

del año, hacian gastos considerables, y en la época de la antigua


caballería, los paladines tomaban las rosas por emblema.
Es muy curioso cuanto pudiéramos decir sobre este punto.
En el siglo XII era objeto de adoracion y respeto, y era
tomada como símbolo de distincion soberana en dichas épocas.
Posteriormente tuvo otros significados alegóricos y alusivos en
determinadas ceremonias y ritualidades establecidas, y ha de
jado un funesto recuerdo en las sangrientas luchas entre In
glaterra y aigunos de sus estados, conocidas con el nombre de
rosa encarnada y rosa blanca.
Hoy dulcificadas las costumbres humanas, atenidos sus
indivíduos á la idea progresiva del adelanto y de las cosas que
nos rodean, solo se mira en el medio de proporcionarlo todo por
medio del estudio y dela observacion, y no en quiméricas aspi
raciones espirituales, que nada se ha conseguido ni se consegui
rá sino trabajando, observando y estudiando constantemente. El
que crea que por otros medios conseguirá el hombre llegar á la
verdad y que su espíritu se perfeccione y se reforme, está en
un error y no conoce la condicion humana, tan á propósito
para ella misma abrirse paso á través de los escollos que se le
presenten para perfeccionarse. Verdad es que Dios podria ha
cerlo de por sí por una permision suya, pero no olvidemos lo
dicho por San Agustin, de que «Dios dejó entregado al mun
do á las eternas disputas de los hombres.»
Esto sentado, no se haga ilusion el hombre. Que en él y
solo en él, es decir, en su afan de saberlo todo, cifre su porve
nir y ventura, y no en ilusiones y en fantásticas quimeras
impropias de las tendencias espiritistas de las ideas mo
dernas. Esto sentado pasemos adelante.
Especies y variedades del rosal.

No vamos á presentará nuestros lectores la lista intermi


nable de las razas y variedades de rosales que se hallan des
critas en los libros y en los catálogos de los horticultores, por
que nos ocuparian muchas páginas que serian de poca ó nin
guna utilidad, porque las más de estas razas y variedades se
reemplazan contínuamente por otras nuevas, así es que nos
- 189 -

limitaremos á indicar con las principales especies del género


aquellas variedades más recomendables.
Reina igualmente gran confusion en las descripciones
botánicas de los rosales; pues que tal forma, que es considera
da en una monografía como una especie nueva, no es para
otra más que una simple variedad. Creemos por lo tanto que
la mejor guía que podemos tomar en nuestro trabajo es la
Monografía de Sindley, obra que si bien data de cincuenta
años, ninguno de los trabajos posteriores de los botánicos, han
añadido nada que ofrezca interés.
1.º—RosALEs FERocEs.
(Rosa feror.)
Los rosales llamados feroces, son arbustos de uno ó dos
metros, con ramos erizados de espinas muy unidas, de hojas
caducas y cuyos frutos cubiertos al principio de vello, se des
pojan completamente á la madurez. Este grupo no contiene
más que las dos especies siguientes:
El rosal feroz, propiamente dicho, (Rosa feroa) del Cáucaso,
con ramos tomentosos llenos de espinas tan agudas y tan
abundantes, que el arbusto ha tomado el nombre de rosa erizo
(hedgehog de los ingleses) las hojas tienen de cinco á nueve
hojuelas elípticas dentadas. Las flores son grandes, solitarias,
de un hermoso rosa purpúreo, pero poco olorosas. No se le co
noce ninguna otra variedad doble. -

El rosal de Kamtchatka (R. Kamtchatica), oriundo de la


extremidad oriental del Asia, difiere muy poco del precedente,
y es casi tan espinoso como él; pero con la particularidad que
sus espinas caen á medida que envejece. Sus flores son de un
encarnado oscuro y solitarias. Tampoco se las conoce ninguna
variedad doble.
Estos dos rosales convienen particularmente para ser
plantados en macizos en los jardines apaisados y en los setos.
2.º—RosALES INVOLUCRADOS.
(Rosa bracteata.)
Arbustos muy frondosos de uno ó dos metros, que se dis
- 190 -

tinguen fácilmente de todos los demás rosales por sus bracteas


florales, y por el vello, espeso y persistente que cubre sus ova
rios y sus frutos. No se conocen más que dos especies, las dos
del Asia central y oriental, y que difieren tan poco, que con
facilidad se las puede confundir en una sola, y son:
El rosal de los pantanos (R. palustris), de Nepaul y de la
China, en donde habita los pantanos. Sus flores son solitarias,
blancas y contorneadas de un involucro de tres á cuatro ho
juelas bracteiformes.
El rosal bracteolado (R. bracteata), es un hermoso arbusto
de la India y de la China meridional, con follaje óvolo redon
deado, firme, persistente y lustroso; con flores blancas, de un
olor singular, aunque suave, solitarias, casi sesiles, rodeadas de
ocho á diez bracteas pectinadas y vellosas. Se dice que de una
semilla de esta especie, ha salido la hermosa rosa Macartney,
de flor llena y de un blanco puro, que es más cultivada en In
glaterra que entre nosotros. Se le atribuye tambien otras dos
rosas antiguas ya, y sin embargo recomendables: la rosa alba
odorata de flor grande llena, blanca, con el centro amarillento,
y María Leónida, variedad trepadora, de flor blanca.
A continuacion del rosal bracteolado, se coloca el rosal
micrófilo (R. microphilo), que se parece al rosal de Macartney.
Es un pequeño arbusto compacto, de un bonito verde, con ra
mos armados de espinas cerca de la insercion de los peciolos.
Las hojas tienen de cinco á nueve hojuelas muy pequeñas,
lustrosas, ovales redondeadas, y finamente dentadas. Las flo
res son solitarias, muy dobles, róseas ó de color de carmin pá
lido. El caliz se halla por entero cubierto de espinas finas y
apretadas, carácter que falta á las otras especies del grupo, y
que es tal vez suficiente para separar este último como grupo
distinto. -

Este hermoso rosal es de la China y de las montañas sep


tentrionales de la India de donde se trasportó á Inglaterra, á
últimos del siglo pasado. Se le atribuyen dos ó tres varieda
des bastante comunes en los jardines: la Rosa purpúrea anti
gua, muy llena y de color de carmin oscuro y la Rosa triunfo
de Macheteaua, muy llena, blanca, con un reflejo rosado.
- 191 -

El rosal bracteolado y el micrófilo, padecen mucho con las


heladas, por lo que en los climas del Norte conviene abrigarlos
en tiempo de los grandes frios, y producen un magnífico efec
to en espaldera.
3.º RosALEs CANELAs.

(Rosa cinnamomea).

Son arbustos de talla variable propios de Europa, del


Asia Occidental, y de la América del Norte. Las folículas de
sus hojas son en general largas y lanceoladas sobre todo en
las especies americanas; las flores de grandor medio son de
color rosa carmin, en corimbos, raras veces solitarias; los fru
tos casi esféricos pierden ordinariamente sus hojuelas calici
nales al momento de la madurez. En este grupo se distinguen
principalmente:
El rosal canela propiamente dicho, (R. cinnamomea), arbusto
de Europa, principalmente de las regiones montañosas del
Mediodia que se eleva á tres metros ó más, en un tallo que
puede pasar del grandor del brazo. Sus espinas casi derechas.
se hallan reunidas por pares un poco debajo de la insercion
de los peciolos: las hojas tienen ordinariamente 5 hojuelas
oblongas de un verde gris por encima y glaucas por debajo:
las flores de color lila ó carmin muy pálido, se hallan solita
rias ó reunidas en número de dos ó tres en un mismo pe
dúnculo. Este rosal cultivado desde mucho tiempo ha dado
orígen á algunas variedades sencillas ó dobles entre las que
se cita la rosa del Santo Sacramento que se encuentra todavía
en algunos jardines.
El rosal de Mayo (R. maialis) pequeño arbusto del Norte
de Europa, alto de cerca un metro con espinas débiles, espar
cidas ó reunidas por pares á la altura de la insercion de los
peciolos. Las hojas tienen ordinariamente 7 hojuelas ovales ú
obovales, algun poco glaucas. Las flores son solitarias, peque
ñas, de color rosa pálido, el fruto es esférico, de color anaran
jado sin que pierda las hojuelas del calizá la madurez. Este
rosal muy cultivado antiguamente no ha producido más que
— 192 —

un pequeño número de variedades que en su mayor parte se


han olvidado.
El rosal de Bosc, ó rosal turnep de los ingleses (R. rapa) de la
América del Norte, es un arbusto de un metro á un metro y
medio casi enteramente desprovisto de espinas, hojas de 5 á
9 hojuelas oblongas, lustrosas, que toman un tinte rojizo en
Otoño; flores en corimbo de un encarnado claro, algunas veces
blancas, y con frecuencia dobles hasta en el estado silvestre.
Este bello rosal muy raro en España es cultivado en Inglater
ra en donde entra con ventaja en los macizos de los jardines
apaisados.
El rosal de la Carolina (R. caroliniana) de los pantanos de
la America del Norte; arbusto de dos á tres metros, notable
por la longitud de sus estípulas y la forma de las folículas de
sus hojas, que son oválo-agudas, dentadas, de un verde oscuro
por encima; flores grandes, en corimbos de color rosa carmin.
Este rosal, como el precedente, se halla muy extendido en las
colecciones de los aficionados ingleses, y sirve principalmente
en la composicion de los macizos. -

4.º—RosALEs PIMPINELAs.

(Rosa pimpinellifolia.)

Arbustos tan pronto espinosos como inermes, cuyos frutos


conservan hasta la madurez sus hojuelas calicinales que se
han hecho convergentes. Este grupo se distingue más fácil
mente de los otros, por el número relativamente grande de las
folículas de sus hojas (de 7 á 15) que por todos sus otros ca
ractéres. Las especies más dignas de interés son:
El rosal pimpinela, propiamente dicho, (R. pimpinellifolia),
así nombrado á causa de la pequeñez de sus hojuelas redon
deadas, que recuerdan las de la pimpinela comun. Es un pe
queño arbusto indígena de 50 centímetros á un metro, ramoso
y poblado. Sus hojas tienen comunmente siete hojuelas casi
orbiculares y dentadas: las flores son pequeñas, solitarias, to
das blancas ó con un matiz amarillento en el centro. Este her
— 193 —

moso pequeño rosal, ha producido diversas variedades dobles,


entre las cuales se puede citar la Blanca doble de color rosado;
la Amarilla doble de color amarillo pálido; Estella, variedad bi
fera de flores rosas y Stanwells de flor rosa tierna y que se dice
remontante.
El rosal espinoso (R. spinosisima) se confunde frecuente
mente con el rosal pimpinela, del que tiene el follaje, pero del
que difiere por sus tallos más elevados. Este último es un pe
queño arbusto enano de 25 á 40 centímetros de altura, de flo
res medianas, rosas, carmin, amarillentas ó blancas, que habita
con preferencia las dunas marítimas y los lugares pantanosos
de las orillas del Occéano.
El cultivo ha producido hermosas variedades dobles ó lle
nas. Los botánicos no se hallan de acuerdo acerca de los lími
tes que se deben asignar á esta especie que es variable en ex
tremo, y que en consecuencia ha recibido más de una quincena
de nombres diferentes.
El rosal de flores amarillo de azufre (R. sulfúrea), es un ar
busto de uno ó dos metros de altura, de hojas de cinco á siete
hojuelas glaucesentes, con los tallos muy espinosos. Sus flores
son grandes, muy dobles, de un hermoso amarillo, pero tienen
el defecto de abrirse mal, probablemente á causa de cultivarse
el arbusto en malas condiciones. El célebre Banks afirma ha
berle visto florecer de la manera más perfecta en los terrenos
pantanosos. Sus principales variedades son la Rosa amarilla
antigua, de flores grandes, muy llenas y de un amarillo vivo,
y el Pompon amarillo, que no se diferencia más que por sus
menores dimensiones.
El rosal de los Alpes (R. alpina), arbusto de 2 ó 3 metros,
indígena de todas las grandes cadenas de montañas de la Eu
ropa central, muy comun sobre todo en los Alpes y en los mon
res Carpatos; sus tallos son casi inermes ó con muy raras espi
nas, con frecuencia colorados de púrpura oscuro: las hojas
tienen de 7á 9 hojuelas ovalo-elípticas, agudas, dentadas en
los bordes: las flores tienen un color encarnado carmíneo, so
litarias, y los frutos rojo anaranjado á la madurez. Esta espe
cie es como casi todas las otras extremadamente variable, se
— 194 —

gun las localidades, lo que le ha valido por parte de los autores


una sinonimia complicada. Cultivada mucho tiempo en los
jardines, ha producido un cierto número de variedades, sin
duda por cruzamiento con otras especies, siendo las principa
les; las Rosas Bousa ut, antiguas ya, y celébres todavía, que se
suponen salidas del rosal de los Alpes fecundado por el rosal
té, de la China, y que son todas más ó ménos remontantes.
Una de las mejores variedades de este grupo es el rosal
Amadis de flores purpúreas, muy rústico, muy florífero, precoz
y casi sin espinas. Pocos rosales compiten mejor para los enreja
dos y cubrir con verdura y flores las paredes de las casas.

5.º RosAL DE CIEN HoJAs.

(Rosa centifolia).

Los rosales de cien hojas que han sido mucho tiempo el


grupo más interesante del género y que contiene las razas
más antiguamente cultivadas. Tambien en este grupo, y tal
vez más que en otros encontramos grandes divergencias de
opinion entre los autores, sobre el número de las especies y los
caractéres que le conviene señalar. Los mejores autores se in
clinan para no ver en el grupo entero más que una sola espe
cie que ora por variacion natural, ora bien por hibridacion con
otras especies, ha dado orígen á todas estas formas secunda
rias. En el número mencionaremos:
El rosal cien hojas propiamente dicho, (R. centifolia) que es
la especie clásica por excelencia, una de las más hermosas, la
más deliciosamente perfumada, la que más han cantado los
poetas, y que ha ocupado el primer sitio en nuestros jardines,
hasta que aparecieron las especies remontantes de la China y
de la India que la han sin razon suficiente relegado al se
gundo y al tercer plano.
La rosa cien hojas y algunas de sus variedades suminis
tran la mayor parte de la esencia de rosas del comercio, y en
España, aunque se cultiva en bastante más escala, no con la
- 195 -

extension que deberia hacerse para las necesidades de la per


fumería.
Es un arbusto de uno á dos metros con tallos armados de
espinas desiguales entremezclados de vello y pelos glandulo
sos. Sus hojas son de 5 hojuelas, grandes, anchamente ovales,
doblemente dentadas. Las flores grandes y más ó ménos llenas
segun las variedades, son roseas ó rosa de carmin, solitarias ó
reunidas dos ó tres juntas á la cima de un mismo pedúnculo,
nutantes, esto es, inclinadas al momento de la floracion. Su
tubo calicinal está cubierto de pelos purpúreos, glandulosos,
viscosos y olorosos. El fruto es ovoideo oblongo, pero nunca
muy prolongado. Toma un color naranjado rojizo al madurar.
No se sabe con exactitud si el rosal cien hojas es indí
gena del Mediodia de Europa. El hecho es que se le encuen
tra naturalizado en muchos parajes; pero es probable que el
primer pié se haya sacado del Oriente en una época muy leja
na. El botánico viajero Bieberstein afirma haberlo encontrado
silvestre y con flores dobles en el Cáucaso oriental, léjos de
todo lugar habitado; pero la distincion de las especies en el
género es tan difícil y tan incierto, que esta asercion tiene
muy poco valor para muchos autores.
El rosal cien hojas ha variado de todas las maneras por
el hecho de los climas, de los suelos, de los procedimientos de
cultivo, y sobre todo por cruzamiento; pero entre estos modos
de variacion hay sobre todo tres que son notables y que afec
tan el uno la dimension, otro el color, el tercero los pelos de
que se hallan cubiertos el cáliz y el tubo calicinal. A la prime
ra modificacion pertenecen los rosales pompons, arbustos de
talla exígua, cuyas flores sin dejar de ser muy dobles ó muy
llenas son verdaderas miniaturas. A la segunda los que han
reemplazado el color rosa carminado normal por el blanco más
ó ménos puro. En la tercera van comprendidos los rosales
musgosos muy numerosos en sus variedades y que se distin
guen por la curiosa trasformacion de los pelos del cáliz y al
gunas veces los del pedúnculo y de los peciolos de las hojas
en una borra verde muy parecida al musgo. Estos rosales, á lo
que parece, tomaron orígen en Inglaterra.
— 196 —

Los catálogos de los horticultores mencionan muchos


cientos de variedades de rosas cien hojas con ó sin calificacion
de híbridas; pero estas clasificaciones arbitrarias de los catá
logos no tienen ningun valor científico.
Entre los rosales cien hojas ordinarios hallamos la rosa de
los pintores, muy grande, muy doble, de color rosa; la rosa de
hojas de col, muy grande, llena, de color rosa; la rosa de hojas
de ápio, mediana, llena, rosa; el triunfo de Abbeville, muy
grande, doble, rosa vivo; la rosa Vilmorin, grande, llena, color
de carne, la rosa Kinston, muy pequeña, llena, rosa; la Unica
blanca, mediana, llena, blanca.
En los rosales cien hojas enanos el Pompon de San Fran
cisco ó Pompon
Pompon enano,
blanco muy muy pequeño,
pequeño, lleno y lleno,
blanco.de color rosa; el

En la seccion de los rosales musgosos, en donde se hallan


rosas de todos matices, desde el blanco puro hasta el carmin
oscuro; la Musgosa de hojas de salvia, mediana, doble, rosa; la
Musgosa de hojas lustrosas, mediana, llena, rosa tierno; Blanca,
mediana, llena, blanca; Cármea, grande, llena, color de carne;
Crestada, grande, llena, rosa, con las hojuelas del cáliz moho
sas; la Musgosa de Metz, mediana, llena, rosa subido; la Musgo
sa de Orleans, mediana, llena, púrpura vivo; la Apenachada do
ble, mediana, llena, blanca ó de color de carne; Perpétua Mau
get, mediana, llena, rosa, muy delicada; la Unica de Provenza,
mediana, llena, de un blanco puro; Zoe, mediana, llena, ro
sa, muy musgosa. Se conocen tambien algunos rosales mus
gosos que por la duracion de su florescencia se acercan á los
rosales llamados remontantes. Son los llamados rosales perpé
tuos musgosos por los franceses.
El rosal de Provins (R. gallica) y el rosal de Provenza
(R. provincialis) de algunos autores, no son más que razas del
rosal de cien hojas. El rosal de Provins, solo se diferencia en
que sus flores son en corimbo, teniendo de tres á cinco flores ó
más en el mismo pedúnculo y se hallan derechas, en vez de
estar inclinadas como el de cien hojas. Dicho rosal ha dado
orígen á un sin número de variedades de todos colores, desde el
blanco hasta el carmin oscuro, y se confunde con las del ro
— 197 —

sal de cien hojas ordinario. Entre estas variedades, citaremos


la Rosa de Champaña, que es una variedad enana, y la Rosa
tricolor de Flandes, que se supone ser híbrida del rosal de Pro
vins y de alguna otra especie desconocida. Esta rosa es de un
grandor mediano, muy llena, admirablemente coronada de car
min claro en fondo blanco.
El rosal de Damasco, ó de las cuatro estaciones, ó de todos
los meses (R. damascena) lo consideran tambien algunos auto
res como una raza particular del rosal de cien hojas; tiene un
tallo espinoso y cubierto de una corteza verdosa, y las hojas
de un verde oscuro por encima y verde amarillento por deba
jo, con las orillas frecuentemente morenas. Los pedúnculos
están armados de pelos erizados, y el caliz es alado y velloso;
las flores, tienen un olor muy agradable, y sus frutos son lar
gos y lisos. Otra diferencia notable que lo separa de los rosa
les de cien hojas, es la facilidad con que se propaga de estaca,
comparativamente á este último y al rosal de Provins, que son
rebeldes á este modo de multiplicacion.
Entre las mejores variedades de la rosa de Damasco, se
cuentan el rosal Leda, de color lila, carminado, la Villa de Bru
selas, muy grande flor, llena de un encarnado asalmonado;
Madama Zoutman, flor grande, muy llena, de un blanco de
crema; Madama Hardy, la más hermosa de las rosas blancas de
este grupo, y por último, segun algunos jardineros, la Gloria de
los rosomanes, que es una de las más hermosas rosas modernas
y de la que existen un gran número de variedades estimadas.
El rosal de Portland es una de las mejores variedades que
la Inglaterra ha producido. Las flores de esta seccion, casi
siempre se hallan solitarias, grandes, semidobles, de un her
moso encarnado de carmin, y tienen los ovarios más grandes
que todos los demás; la corteza es de un verde más pálido con
espinas finas y muy numerosas, y el follaje de un verde ménos
oscuro que en la mayor parte de los otros rosales. Lo que le di
ferencia todavía más, es la larga sucesion de sus flores, que se
prolongan desde el principio hasta muy adelantado el otoño,
habiendo dado orígen á una multitud de variedades nuevas,
que tienen la misma facultad de florecer de una manera contí
1A
— 198 —
nua durante toda la buena estacion. Se las conoce comunmente
con los nombres de rdales remontantes, rosales de las cuatro es
taciones, rosales Portland ó híbridos de Portland.

6.º—RosALEs vELLosos.

(Rosa, viuosa.)
Los rosales vellosos pertenecen á una tribu poco natural
y débilmente caracterizada. Se distingue por las particularida
des siguientes: vástagos rectos, espinas casi derechas, las ho
juelas de las hojas ovales ú oblongas; las calicinales persisten
en el fruto, disco espeso, cerrando la entrada del receptáculo
calicinal. La especie más importante de este grupo es:
El rosal blanco (R. alba), que por la belleza de las flores
iguala tal vez al mismo rosal de cien hojas. Es un arbusto in
dígena que se eleva á dos ó tres metros, de follaje notable
mente glauco, compuesto de cinco á siete hojuelas casi redon
das: las flores son grandes, abundantes, solitarias ó en corim
bos, mostrando, segun las variedades, todos los matices, entre
el blanco perfecto y el rosa claro. El fruto es oblongo de color
de escarlata á la madurez.
Esta especie cultivada desde mucho tiempo ha producido
como las anteriores muchas variedades; pero en general se ha
conservado bien el tipo específico, lo que indica probablemente
que se presta ménos que otra á los cruzamientos. En efecto,
es de notar que en la mayor parte de esas variedades, el color
de las flores es siempre el blanco, raras veces el rosa blanco.
Los de matices decididamente carminados, que son muy poco
numerosos, deben probablemente esta intensidad de color, á un
cruzamiento entre el rosal blanco y alguna otra especie. Los
autores señalan más de cien variedades de este hermoso rosal.
Nosotros nos limitaremos á citar los siguientes: Rosal blanco
de hojas de cáñamo, Pompon Barard, Placidia, Celeste blanca,
Ramillete blanco, Real, Bella Aurora (flores blancas con reflejos
amarillentos), Blanca de centro verde (flores blancas con reflejos
verdes), Camelia, Perla de Francia, la Sorpresa, Muslo de ninfa,
— 199 -

Diadema de Flora, (flores de color de carne muy grandes, muy


dobles, una de las más bellas rosas conocidas). A la seccion de
los rosales velludos, se colocan muchas otras especies de una
débil importancia hortícola, tal como el rosal velludo, propia
mente dicho (R. villosa), que es el más grande arbusto del gé
nero entre los de nuestros climas, pues que se eleva á tres ó
cuatro metros, algunas veces más y por el grandor de su tallo
rivalizan con el rosal Canela (R. cinnamomea) de los Alpes y
de los Pirineos. Poco cultivado, no ha producido más que un
pequeño número de variedades casi olvidadas en el dia, suce
diendo lo mismo con el rosal algodonoso (R. tomentosa) y el ro
sal Evratin (R. Evratina), que con dificultad se encuentra en el
dia en las colecciones de los floristas.

7.º—RosALES MoHosos ó RUBIGINosos.

(Rosa rubiginosa.)

Los rosales rubiginosos, vecinos de los precedentes, se dis


tinguen por sus renuevos arqueados, y sobre todo por sus ho
jas glandulosas en la parte inferior, lo que es un carácter casi
exclusivo á los rosales de esta seccion. En este grupo dos espe
cies son las que merecen ocupar la atencion, que son:
El rosal amarillo ó rosal capuchino llamado tambien esca
ramujo verdadero (R. lutea) que no debe confundirse como lo
hacen muchos autores, con el rosal amarillo de azufre (R. sul
phurea) que pertenece á la seccion de las pimpinelas. *.

Este último que parece indígena del centro ó del Medio


dia de Europa, es un arbusto de 1 metro á 1 metro 50, con
espinas rectas no entremezcladas de vello, de hojas lustrosas
y glaucas por encima, de un verde subido, y las hojuelas en
número de 5 á 7 son ovales, un poco cóncavas, dentadas, más
ó ménos pubecentes y glandulosas debajo. Las flores son gran
des, elevadas en forma de copa, tan pronto todas ellas de un
amarillo vivo, como amarillas tan solo por fuera con un tinte
rojo de capuchina ó de castaña en el interior. Su olor que se ha
comparado algunas veces al de la chinche, sin ser precisamen
— 200 —

te desagradable, se parece muy poco al de la otras rosas. La


especie lleva el nombre en la mayor parte de las obras de esca
ramujo, y se la considera generalmente como siendo la verda
dera Rosa Eglanteria de Linneo.
Como esta seccion tiene una importancia hortícola secun
daria no nos extenderemos más en sus descripciones.
8.º RosALES CINORRoDoNs ó PERRUNos.

(Rosa canina).

Los rosales cinorrodons órosales perrunos, tienen el orifi


cio del receptáculo estrechado como en los precedentes, por el
espesor del disco, pero que se distinguen por la ausencia de
pelos glandulosos y olorosos en las hojas. Sus renuevos son
arqueados y armados de espinas iguales y encorvadas; difieren
de los de la seccion siguiente por sus estilos siempre libres.
Hay algunas especies de grande interés hortícola como por
ejemplo las siguientes:
El rosal perruno, propiamente dicho (Rosa canina), conocido
tambien con el nombre de falso escaramujo, y que los horticul
tores llaman simplemente escaramujo, sin confundirle sin em
bargo con el escaramujo de Linneo ó rosal capuchino. Es una
de las especies más comunes en todas partes, abundan en los
setos y los lugares incultos de casi toda la Europa, extendién
dose hasta en el Asia septentrional. Su talla pasa comunmente
de 2 metros, aunque varía mucho así como su porte segun los
lugares y los climas. Su polimorfismo, nos dice Decaisne, la
hace muy difícil de describir y de distinguir; de manera que
si bien los botánicos las han dividido en una treintena de espe
cies ó de subespecies, ninguna de ellas tienen caractéres deter
minados.
Sus caractéres más constantes son estar desprovistos
de vello entre las espinas y tomar un tinte purpúreo y oscuro
en las hojas y en los tallos tiernos, por el lado más expuesto
al sol. Sus flores son comunmente de un color rosa pálido, ra
ras veces blancas ó tirando á carmin. Sus frutos de un rojo es
carlata á la madurez son ovoideo-oblongos lo que le hace fácil
- 201 —

mente distinguir de algunas otras especies bastante vecinas en


que este órgano es corto y redondeado.
Este rosal no ha dado ninguna variedad hortícola de al
gun mérito; lo que le dá toda su importancia es por suminis
trar la inmensa mayoría de los patrones empleados para el in
gerto de los otros rosales, á lo que se presta admirablemente
por su rusticidad, su gran vigor y la bella conformacion de los
hijuelos numerosos que emite de su raíz.
El rosal de la India, ó rosal té (R. índica) que á pesar de
su nombre es originario de la China, en donde es cultivado
probablemente desde la más remota antigüedad. Lo mismo
que para la mayor parte de nuestros rosales de Europa sus ca
ractéres específicos son extremadamente inciertos. Es un ar
busto de 2 ó 3 metros con brotes de un verde glauco, arma
dos de espinas retorcidas y oscuras. Las hojas son lustrosas
con 5 ó 7 hojuelas elípticas, de un verde oscuro por encima y
glauco por debajo. Las flores son solitarias ó en corimbos de
dos ó tres, grandes, de color de carne, rosa ó amarillentas, or
dinariamente semidobles colocadas sobre pedúnculos prolon
gados, y despidiendo un olor muy suave bastante parecido al
olor del té, del que han tomado el nombre vulgar. El fruto es
de forma redondeada, rojo escarlata á la madurez. Una de
sus variedades conocida con el nombre de rosa odorotísima es
notable por la suavidad del perfume de sus flores. Las innu
merables variedades que se han obtenido ya sea directamente
ó por cruzamiento, no repiten con exactitud los caractéres que
acabamos de asignar al tipo de la especie.
El rosal té, una de las grandes adquisiciones modernas
de la horticultura se introdujo en Europa á fines del siglo úl
timo, sin que se sepa con exactitud en qué año y por quién.
Lo que se sabe de más positivo es que se la observó por pri
mera vez en 1793 en casa de un aficionado inglés llamado
Parsons; pero tambien es cierto que se ha introducido de nue
vo despues y en distintas ocasiones por diferentes viajeros,
notablemente por Mr. Evans en 1803 ó 1804 y por Sir Hume
en 1809. Lo que le hace apreciable á los ojos de los aficionados
es la larga duracion de su florescencia, que comienza tempra
- 202 =

no y continúa muy adelantado el Otoño. La mayor parte de


las variedades, hasta las híbridas que ha producido desde su
introduccion en los jardines de Europa, participan con distin
tos grados de esta notable propiedad. -

Entre las más antiguas se citan las rosas Bella Gabriela,


Bella Elisa, Bella Elena, Zenobia, Reina de Golgonda, Rey de
Siam. Carnot, Bengala amarilla, Aurora, Floralia, Moiree,
Strombio, etc., etc.
En las variedades más modernas indicaremos las siguien
tes que se han convertido ya en clásicas, Melania Willermoz,
grande, llena, blanca, con el centro amarillento; Azafran, me
diana, llena, amarillo pálido; Nifetos, muy grande, doble,
blanca; la Pactola, mediana, llena, amarillo muy pálido; Bou
gere, grande, llena, lila de carne; Devoniensis, muy grande,
llena, con el centro de amarillo de paja; Gloria de Dijon, gran
de y muy llena, amarillo rojizo; Narciso, llena, amarillo claro
la Bola de oro, muy llena, de un amarillo vivo; Sócrates, flor
grande, rojo oscuro, con el centro amarillento. Los catálogos
de los jardineros actuales añaden muchas centenas de nombres
más á esta lista.
El rosal de Bengala, ó rosal perpétuo, ( R. bengalensis,
R. semperflorens,) que muchos autores reunen al precedente, es
un arbusto con ramos extendidos, armados de espinas encor
vadas, con hojas lustrosas, separadas, fuertemente teñidas de
púrpura negro, compuestas de tres á cinco hojuelas, ovalo
lanceoladas, llenas, dentadas en forma de sierra, Las flores son
solitarias á la extremidad de los ramos, dobles ó semidobles,
de un encarnado carmesí subido y casi sin olor. Su tubo cali
cinal es cortamente ovoboide y glabro, y las hojuelas que las
terminan son caducas. Segun opinion de Mr. Linley es el úni
co rosal que pierde sus estambres al mismo tiempo que sus
pétalos, lo que le distingue ya del rosal té; pero segun este
eminente botánico existe una diferencia más grande todavía, y
es que el rosal de Bengala tipo, no tiene más que una quince
na, de ovarios en cada flor, mientras el rosal té tiene de 40
á 50. Dejamos para otros el cuidado de verificar si son estos
verdaderos caractéres específicos.
- 203 -

El primer rosal de Bengala parece haberse introducido en


Inglaterra por el año de 1771 sin que se sepa por quién; lo
cierto de ello es que un inglés llamado Ker, lo trajo de Canton
en 1780, y que otro inglés Slater introdujo una segunda va
riedad del mismo país y por el mismo tiempo. De ahí el nom
bre de rosa de China (Rosa chinensis) que le han dado algunos
autores, mientras que otros la consideran como una simple
variedad de la Rosa índica. Son tantas las variedades señaladas
por los agricultores del rosal de Bengala, que haríamos una
lista interminable si tuviéramos que citarlas todas.
Mencionaremos solamente:
El Rosal archiduque Cárlos, flor rosa que tira al car
mesí. -

R. Ciudadano de los dos mundos, flor purpúrea oscuro.


Clara Sylvan, flor de un blanco puro.
Madame Desprez, flores de un blanco puro y muy olo
TOSà,S.

Emperatriz Eugenia, flores rosa de lila vivo.


El rosal de la Isla de Borbon (R. borbónica) no difiere más
que por ser un poco mayor, por la presencia de algunos
vellos entremezclados á las espinas sobre los ramos, por ho
jas de 5 á 7 hojuelas, cuyo peciolo presenta tambien vellos en
tre sus espinas, y por las flores con bastante frecuencia en co
rimbos de 3 á 7 en un mismo pedúnculo. Fuera de estas par
ticularidades de poca importancia en las especies en que nin
gun carácter es cierto, no hay diferencia alguna entre el rosal
de Bengala y el rosal de Borbon. Es tambien positivo que este
último no es indígeno en esta isla y que ha sido importado de
la China ó de la India. Su introduccion en Europa se remon
ta á los primeros años de este siglo. Los jardineros indican en
sus catálogos un número casi ilimitado de variedades que co
locan indistintamente al rosal de Bengala y al de la isla de
Borbon y que figurarian con tanta justicia, por lo ménos por
la mayor parte, bajo el título de las otras especies, ó varieda
des del mismo grupo. El reproducir estas listas seria tan fas
tidioso como inútil, porque con frecuencia son variaciones in
significantes ó puramente imaginarias. Diremos tan solo que
— 204 -

las variedades que pertenecen realmente á esas diversas razas


de una misma especie, ó que son híbridos poco alterados, go
zan de la prerogativa de florecer durante toda la buena esta
cion, lo que les ha valido de parte de los jardineros el nombre
de rosales híbridos remontantes. Bajo el clima suave del Mediodia
su floracion no se interrumpe en el invierno.
Estos rosales híbridos remontantes que no deben confun
dirse con los híbridos de Porland dotados como ellos de la pro
piedad de florecer de una manera contínua durante la buena
estacion y hasta el invierno, comprende un número por decir
lo así ilimitado de variedades, ó más bien de variaciones indi
viduales. Su número aumenta todos los años, porque siendo
estos rosales en el dia de moda, son los que tienen más inte
rés los horticultores en multiplicar por medio de la siembra.
Su número es tan grande, sus caractéres se entrecruzan de
tantas maneras, y son algunas veces tan difíciles de elegir,
que la clasificacion es necesariamente muy arbitraria. Los
jardineros los han distribuido en muchas séries segun su ma
yor ó menor parecido con los rosales Té, de Bengala, de Bor
bon y hasta con el de Porland, que se supone haber tomado
parte tambien en los cruzamientos.
Estas séries tienen demasiada extension para que poda
mos reproducirlas aquí. -

Lo mismo que existen rosales enanos en el grupo de los


de cien hojas, existen tambien en el de los rosales de la China
ya se les haga de especies distintas, lo que no tiene importan
cia alguna ó ya seles considere como simples variedades. De este
número es el rosal de Mis. Lawrence (R. Lawrenceana) verdade
ra miniatura del rosal de Bengala. Su talla no pasa de 35 á 45
centímetros; sus ramos débiles se hallan armados de espinas
anchas y casi derechas. Las flores son muy pequeñas, pero
muy numerosas, de un púrpura claro, dobles ó semidobles, y
se reproducen sin interrupcion durante todo el Estío. Estas
pequeñas rosas son designadas con frecuencia con el nombre
pintoresco de Bengala pompon.
Los rosales Té, de Bengala y de la isla Borbon, se cru
zan con frecuencia en los jardines con otras especies. Por esto
— 205 —

suponen algunos autores que al cruzamiento del rosal Téó


del de Bengala con el rosal muscado, se debe el rosal Noisette
(Rosa Noisettiana), obtenido de semilla en América por un
jardinero francés. Este rosal es un arbusto de un metro 50 cen
tímetros á 2 metros, armado de espinas fuertes y retorcidas,
de hojas lustrosas compuestas generalmente de 7 hojuelas
ovalo-agudas, finamente dentadas. Las flores por lo ménos en
la variedad tipo, son medianas, numerosas, dobles, de un color
rosa claro, y aromáticas. Pero desde que se introdujo en Euro
pa el rosal Noisette fecundado por sí mismo ó por otras espe
cies, ha dado orígen á una multitud de variedades nuevas, en
las cuales el tipo primitivo se ha alterado más ó ménos. En al
gunos, las flores son solitarias á la extremidad de los ramos;
en otros están en corimbos más ó ménos llenos, y pasan por
todos los tonos, desde el blanco puro hasta al carmin oscuro y
al amarillo. Pocos rosales ofrecen caractéres de hibridacion
más pronunciados. Entre las variedades blancas ó blanco de
carne de esta raza, se citan las rosas Aime-Vibert, Eudoaria,
Labiche, Lamarque, Mme. Deslonchamps; en las variedades
amarillas, Solfatara, Ofiria Després, Marie Chargét, Eufrosina,
Cromatela; en los tintes rosáceos ó carminados: Bougainville,
Caroline-Marmníese, Jacques-Amyat; variedades que han tenido
y tienen todavía cierta boga en los aficionados.
El rosal Noisette y sus variedades, cuando son poco dege
nerados, gozan como los de la China y de Bengala, de la pre
ciosa propiedad de florecer de una manera contínua durante
toda la buena estacion. Esta facultad, como la belleza de sus
flores, es á lo que deben principalmente la reputacion de que
gOZan.

9.º—RosALEs coN ESTILos ADHERIDOs.

(Rosa systyla.)

Los rosales con estilos adheridos, no tienen más que


un solo carácter distintivo, la union de los estilos en una co
lumna prolongada que termina el haz de los estigmatos. Por
1.
- 206 —

su porte se parecen á los rosales de la seccion precedente, sin


embargo, sus hojas son con bastante frecuencia persistentes,
lo que puede mirarse como un carácter secundario. En esta
seccion hallamos:
El rosal de los collados (R. systylla), que se parece mucho
al rosal perruno, del que difiere por la union de sus estilos en
una larga columna glabra; por sus flores reunidas en mayor
número en un mismo corimbo, y en su follaje un poco más
persistente, aunque siempre caduco. Este arbusto es comun en
los setos de los países del Norte.
Se considera ser una variedad ó tal vez un híbrido, el ro
sal de Lady Mouson (R. Mousonioe), del que han pretendido
hacer algunos autores una especie distinta. Se le encontró en
un seto de Inglaterra, á últimos del siglo pasado. Esta her
mosa variedad, un poco enana del rosal de las colinas ó colla
dos, se conserva en Inglaterra por muchos aficionados.
El rosal de los campos (R. arvensis), es comun en toda
Europa. Se distingue del precedente por sus brotes un poco
sarmentosos, espinas desiguales y hojas glaucas por debajo,
compuestas de cinco á siete pequeñas hojuelas planas, ovales,
lenticuladas. Las flores, unas veces solitarias, otras en corim
bos de cinco á seis, algunas veces de ocho á doce, son peque
ñas, simples, olorosas, blancas y generalmente amarillas en el
centro. El tubo del caliz es obovoide y glabro, y se trasforma en
un fruto redondo ú oblongo, de color de escarlata á la ma
durez.
Una variedad del mismo es el rosal Ayrshire de los jardine
ros ingleses. Este rosal, que ha conservado muchos caractéres
del arvensis, ha dado orígen á otras variedades ya extendidas
por los jardines, cuyas flores, dobles ó semidobles, son oloro
sas, blancas por regla general, de color de carne ó de un car
min claro. La Rosa amrrilla de William, que se clasifica entre
las Ayrshires, se considera por algunos autores ser tambien
un híbrido. -

El rosal siempre verde (R. sempervirens), indígena de las


orillas del Mediterráneo, tanto en Europa como en el Africa,
es un arbusto de ramos largos de muchos metros, sarmentosos,
- 207 —

trepadores, armados de espinas un poco encorvadas; sus hojas


son lustrosas, finas, compuestas de cinco á siete hojuelas
ovalo-lanceoladas, persistentes hasta en el invierno. Las flores
son medianas, numerosas, unidas en corimbos, blancas y olo
rosas; sus estilos soldados forman una larga columna vellosa;
el fruto es pequeño, redondo y naranjado.
Sometido desde mucho tiempo al cultivo y á la hibrida
cion, ha dado orígen este rosalá un cierto número de varieda
des apreciables, entre los que basta citar Doña María, de flor
mediana y llena, de un blanco puro, y la Princesa María, que
es llena y de un rosa muy claro.
El rosal multiflora (R. Multiflora) originario de la China
y del Japon, es un arbusto sarmentoso de ramos delgados,
flexibles, largos de cuatro á cinco metros, provistos de espinas,
reunidos por pares debajo de la insercion de las hojas, que or
dinariamente tienen siete hojuelas, vellosas en los dos lados,
ovales ó lanceoladas, más ó ménos agudas. Las flores, en co
rimbos muy tupidos, son pequeñas, muy dobles, de un rosa
claro. La columna que resulta de la union de los estilos, es li
geramente vellosa. Las hojuelas calicinales caen poco ántes
de la madurez de los frutos, que son turbinados y de un en
carnado claro. -

Este rosal es notable por la pequeñez de sus flores, blan


cas ó rosas. El tipo silvestre es desconocido, y se le atribuyen
algunas subvariedades, siendo las principales las llamadas
Rosa de la Grifferaie, Multiflora de Lua emburgo, Graulhie y Lau
ra Davoust.
En esta seccion colocan algunos autores el rosal de flores
de anémona (R. anemona flora), de la China, arbusto sarmentoso
que se le parece en su porte.
El rosal muscado (R. moscata,) originario del Africa Sep
tentrional, y naturalizado en España y el Rosellon, es un ar
busto de dos á tres metros, derecho, muy ramificado, muy flo
rífero, armado de fuertes espinas retorcidas y casi iguales, de
hojas de cinco á siete folículas ovalo-lanceoladas, finamente
dentadas, glabras por encima, glaucas por la parte inferior,
con pelos en la nervosidad media. Las flores se hallan en co
rimbo, generalmente en número de siete, son blancas, muy
olorosas, con foliolas calicinales caducas que se desprenden
poco despues de la caida de los pétalos. El fruto es pequeño,
obovoide y encarnado á la madurez.
Se cultiva desde tiempo inmemorial en los países musul
manes próximos al Mediterráneo, en donde proporcionan una,
parte notable de la esencia de rosas empleada en la perfumería,
local. En los jardines del Norte donde florece tarde (en Agos
to y Setiembre) ha producido algunas variedades dobles ó se
mi dobles, entre ellas la Rosa muscada doble antigua, de color
blanco puro, y la Condesa de Plater, de un blanco que tira al
amarillo. Se atribuye tambien al rosal muscado, aunque sin
pruebas suficientes, algunos híbridos, como por ejemplo, el
rosal Noisette.
El rosal de hojas de espino (R. rubifolia) de la América del
Norte no debe confundirse con el rosal llamado por algunos
rosal de flores de espino ó multiflora. Es un arbusto de 1má
1º.50, fácil de reconocer por sus ramos cortamente espinosos,
por sus hojas compuestas de tres á cinco hojuelas ovalo-agu
das, dentadas en forma de sierra; por sus flores tan pronto so
litarias, tan pronto en corimbo de tres á cuatro, sencillas, del
grandor de las del espino comun, y de un rosa pálido. El fruto
es globuloso, del grosor de un guisante, liso y glabro. Este ro
sal muy distinto como especie, difiere notablemente por su
porte de los otros rosales de esta seccion; pero á causa de sus
estilos adheridos no se puede separarlo en una clasificacion.
Ha producido algunas variedades jardineras, tales como Belle
za de las praderas, Bella de Baltimore, Purpúrea, Mis Edgewort,
Serafina, etc., la mayor parte dobles ó llenas, las unas blan
cas, las otras de color de carne ó rosa claro.
El rosal setigero (R. setigera,) arbusto trepador de la Amé
rica del Norte, de sarmentos largos de cinco á seis metros
se entrelazan á las ramas de los árboles. Este rosal se cultiva,
en América, habiendo producido algunas variedades, siendo
muy raro en Europa.
Los autores modernos lo colocan en esta seccion, aunque
Lindley lo reunió á la siguiente:
— 209 —

10.—RosALEs DE BANKs.

(Rosa Banksiana)

Los rosales Banks son arbustos ordinariamente trepado


res, cuyas hojas no tienen con frecuencia más que tres ó cinco
hojuelas. Su principal carácter botánico consiste en las estí
pulas casi libres, delgadas, agudas, casi siempre caducas. Los
estilos son unas veces libres, otras adheridos. Son especies del
Asia Oriental y del Norte de América. Pertenecen á esta sec
cion:
El rosal de Georgia (R. laevigata) de tallos trepadores, po
co espinosos. Las hojas son de tres hojuelas, ovalo-lanceola
das, un poco coriáceas, lustrosas, denticuladas, muy glabras.
Las flores son solitarias, grandes, de un blanco puro. El fruto
maduro es obovoide-oblongo, rojo, erizado de vello espinoso, y
coronado por las hojuelas del cáliz. Esta hermosa especie ha
bita los bosques de la Georgia, en la América del Norte, en
donde se eleva hasta la cima de los más grandes árboles. Tie
ne mucha analogía con una especie de la China, el rosal de
Chusan (R. sinica) que difiere tan solo en los peciolos espino
sos de sus hojas, mientras que son inermes en la especie ame
ricana. Es probable que estos dos rosales, tan propios para cu
brir pabellones, glorietas y enverjados, junto con la especie si
guiente, no tardarán en introducirse en nuestros jardines.
El rosal de Banks propiamente dicho (R. Banksiae,) origina
rio de la China, es un arbusto sarmentoso y trepador que pue
de elevarse á más de 10 metros bajo el cielo templado de Es
paña; tiene los tallos inermes y perfectamente glabros, excepto
en el borde de las estípulas, que son muy caducas, y bajo la
nervosidad principal de las hojuelas. Estas, en número de tres
á cinco son planas, de un verde subido lustroso, casi coriáceas y
persistentes. Es uno de los más bellos rosales del género, las
flores muy abundantes, son dobles, blancas ó amarillas, segun
las variedades, pequeñas, de un grato olor y reunidas en an
— 210 - .

chos corimbos. En los países del Norte es prudente abrigarlo


en tiempo de frios excesivos.
Las variedades principales son: La Grandiflora alba llena,
de flores pequeñas y planas, la Rosa amarilla antigua de
Banks, de flores llenas y casi sin olor, y las Rosas de Banks
salmonadas, de un matiz que parece ser una mezcla de amari
llo y púrpura.
El rosal de flores de anémona (R. anemonafolia,) tiene las
flores pequeñas, blancas, llenas, bastante parecidas á las flores
de la anémona de nuestros jardines. Como la precedente es
originaria de la China y evidentemente muy modificada por
un largo cultivo. Se la conocen algunas sub-variedades, tales
como la Cien hojas, Pumila, Pompon real, etc., que sin incon
veniente pueden reunirse en una sola, con el nombre general
de la especie.

11.—EL RosAL DE HojAs sENCILLAs ó DE HoAS DE AGRACEJo.

Rosa berberifolia.

Este rosal muy poco conocido en nuestros jardines, es


oriundo de los terrenos salados del Norte de la Persia en don
de abunda tanto, que se emplea para calentar los hornos. Su
flor es amarilla, con una mancha púrpura oscura á la base de
los pétalos, es sencilla, muy bonita y es muy rara en Francia,
porque su cultivo en los paises del Norte no es tan fácil como
el de los otros rosales, pero creemos que prosperaria perfecta
mente y produciria interesantes variedades en las provincias
del Mediodia de España.

Multiplicacion y cultivo de los rosales.

La multiplicacion de los losales se consigue por medio de


las siembras; pero como este método es largo y frecuentemen
te no produce flores tan hermosas como las que dió la grana,
no se emplea más que con el objeto de obtener nuevas varie
dades, prefiriéndose multiplicarlos por renuevos ó sierpes, aco
— 211 —

dos é ingertos, porque si bien la multiplicacion de los rosales


por semilla, tiene la ventaja de procurar variedades nuevas,
la que se efectúa por medio de fragmentos del vegetal, ofrece
la de perpetuar indefinidamente las variedades adquiridas,
y por otra parte dar resultados mucho más pronto que la
siembra. -

Para obtener abundantes renuevos, se rebajan los tallos,


cultivando el terreno al rededor de las raíces, y añadiendo
mantillo ó estiércol, y cuando el pié ha arrojado muchos hi
juelos, se descubren ligeramente las raíces y se separan del
tronco los tallos arraigados. Esta operacion se hace en Noviem
bre, en nuestras provincias meridionales, y á último de invier
no en las del Norte.
Algunas especies dan difícilmente sierpes, como por ejem
plo la mosqueta; pero como este arbusto arroja tallos largos y
altos, se tienden, y los tallos echan raíces, y á fin de que se
desarrollen estas con más facilidad, se comprime con una li
gadura la corteza del mugron ó acodo que se entierra, y en
este sitio se forma un repulgo del que salen raíces capilares.
El acodo del rosal se hace por Marzo y Abril en los brotes del
año anterior, y por Agosto, Setiembre y Octubre, para los del
mismo año. Se procura tener la tierra siempre fresca por me
dio de riegos oportunos, y por una capa de tres á cuatro centí
metros de espesor de estiércol descompuesto, y si al pié del ro
sal salen renuevos, se quitan para que no absorban la sávia
destinada á alimentar las ramas tendidas. -

La multiplicacion por estaca es muy sencilla, y aunque en


rigor puede aplicarse á todas las especies de rosales, en la
práctica no se emplea más que para los que no dan fácilmente
renuevos, como el rosal mosqueta, el de cien hojas, los de
Bengala y Borbon, el de Noisette y el de Banks. La especies
más rebeldes á la multiplicacion por estaca, son el rosal de
cien hojas, los de Provins, el rosal blanco, los Portlans, los
Pimpinelas, el rosal amarillo y todas las variedades proceden
tes del mismo; pero en compensacion, producen abundantes
sierpes, por cuyo medio se multiplican fácil y seguramente.
Esta operacion se verifica al aire libre, sin otro calor que
— 212 —

el del clima, ó bien con calor artificial debajo de abrigos cer


rados. En el primer caso se hacen en la primavera, ó en Agos
to y Setiembre; si se opera en la primavera, se emplean ramitos
del año anterior que se cortan, á 20 ó 30 centímetros de lon
gitud. En Setiembre se emplean ramitos del año; pero que se
hallan suficientemente agostados, y á los que se da una longi
tud tal, que tengan dos ó tres ojos. Se plantan verticalmente
y cualquiera que sea su longitud, no se les deja más que una
ó dos yemas á lo más fuera de tierra. La tierra más favorable
á su arraigo, es la ligera ó arenosa, como por ejemplo, la tier
ra de brezo si se puede procurar; pero que es menester tener
constantemente húmeda por riegos tanto más frecuentes, en
cuanto la temperatura sea más elevada y la estacion más seca.
Un cuidado no ménos esencial, y cuyo olvido podria compro
meter todo el éxito de la operacion, será resguardar las esta
cas contra los rayos del sol, principalmente á últimos de la
primavera, lo que se conseguirá, ya sea por medio de telas,
hojas, etc., ó bien por una exposicion convenientemente esco
gida y orientada al Este ó al Oeste. Se comprende sin dificultad
que los abrigos y riegos son mucho más indispensables bajo el
clima ardiente del Mediodia, que bajo el cielo templado y llu
vioso del Norte.
El calor artificial se emplea particularmente para las es
pecies delicadas y difíciles de multiplicar. En este caso las es
taquillas no suelen tener más que una sola yema, y se las plan
ta, en tierra de brezo en macetas, poniendo muchas juntas, ó
mejor colocando una á una en muy pequeños vasos que se cu
bren con campanas y se depositan en la casca de una estufa ó
en una cama caliente. El calor, sin ser elevado, no debe des
cender de 14 á 15º centígrados. Si la operacion se ha hecho
bien, las estacas se habrán arraigado á las tres semanas. A par
tir de este momento, se les habitúa gradualmente al contacto
del aire, y se colocan á medida que se robustecen, en macetas
mayores.
La multiplicacion del rosal por el ingerto, es el más gene
ralizado, y en la práctica se prefiere por la rapidez y facilidad
con que permite multiplicar los piés de las variedades más de
— 213 —

moda, y adelantar la floracion; doble ventaja, tanto para el


jardinero, que lo que desea es sacar dinero cuanto ántes, como
para el aficionado, que no está ménos impaciente por gozar del
aspecto agradable de las flores.
Con todo el ingerto del rosal no deja de tener sus incon
venientes, pues que sin hablar de la forma desgraciada que
con frecuencia da á los arbustos, se le acusa de abreviar su
vida que rara vez dura más de 12 á 15 años; pero es sin em
bargo necesario reconocer no tienen el mismo valor para
todos.
Muchos de nuestros rosales silvestres como igualmente
algunas especies cultivadas, pueden emplearse como patrones
para recibir el ingerto; pero de todas esas especies la que me
jor se presta es el rosal perruno, llamado tambien gabanzo y
escaramujo (Rosa camina). Las cualidades que reune y le dan
la preferencia sobre los otros rosales son su gran rusticidad
que le permite crecer por todas partes y en toda clase de ter
renos, su vigor, y la gran facilidad con que se puede procu
rar en todas partes. Ultimamente se ha propuesto por célebres
horticultores emplear por patron un nuevo rosal de orígen des
conocido, la Rosa Manetti, obtenido de semilla, hará unos 45
años por un horticultor del que ha tomado el nombre; pero por
los ensayos verificados en nuestra pátria, el resultado deja mu
cho que desear y los jardineros vuelven al antiguo patron sa
cado de nuestros bosques. Sin embargo puede tener algunas
veces muy útil aplicacion cuando se desean ingertos de rosales
6Ilà I1OS.

El escaramujo ó rosal silvestre se presta á todos los inger


tos. Como arroja tallos muy derechos y muy lisos, aunque con
espinas y algunas veces de cuatro á seis piés de altura, se in
gerta en la parte superior, y el ingerto, podado despues y aco
pado produce un efecto gracioso.
El rosal silvestre que se destina á patron, se corta bien
sea, ántes ó despues de la plantacion, á la altura en que se
quiere ingertar, ó sea desde cinco centímetros del cuello has
ta, 1 metro 50 ó más segun la altura que deben alcanzar
los rosales.
15
— 214 —

Dos clases de ingertos se emplean principalmente para


los rosales que son el de pua y el escudete. El primero usado
generalmente tan solo por los horticultores en el cultivo for
zado á fin de obtener rápidamente ramitos propios para la
multiplicacion de las variedades nuevas, porque se le atribuye
el defecto de no ser de larga duracion; se hace á últimos de
invierno ó primeros dias de la primavera. El ingerto de escu
dete, preferido por todos los aficionados para la multiplica
cion de las rosas, tiene lugar en toda estacion en que los rosa
les se hallen en sávia y segun la época en que se verifica si es
la primavera ó el otoño, se le da los nombres de ingerto á ojo
despierto ó á ojo durmiendo. En el ingerto de primavera la yema
inserta bajo la corteza del patron entra en vegetacion casiin
mediatamente y comunmente si los rosales son perpétuos pro
duce flores en el corriente estío. El ingerto á ojo durmiendo
no comienza á vegetar sino á la primavera del año próximo;
pero si es más tardío que el primero en compensacion es mu
cho más seguro.
Para el ingerto de pua se corta el tallo del patron á la
altura en que debe formarse la copa del arbusto; colocando
una ó dos puas opuestas, segun el tamaño del patron. Si el
ingerto se coloca en el cuello ó en una raíz del rosal, se cu
brirá de tierra á excepcion de la yema terminal.
Los escudetes pueden colocarse directamente en el tallo
del patron, con tal que la corteza se desprenda fácilmente, y
si el patron es fuerte y vigoroso, pueden ponerse dos ó más
escudos. Despues de colocados y atados los escudetes, puede
cortarse el patron á 8 ó 10 centímetros encima del ingerto;
pero es preferible esperar hacer dicha supresion al año siguien
te cuando el ingerto comienza á vegetar. Al mismo tiempo se
suprimen todos los ojos ó brotes que se hallan en el patron de
bajo del ingerto. En el tratado de los árboles frutales encon
trará el lector los detalles que omitimos ahora sobre los cui
dados que reclaman los ingertos.
— 215 —

Cultivo del rosal.

El rosal cualquiera que sea la especie ó variedad á que


pertenezca, prefiere el aire libre, porque florecen mal á la sombra,
por cuya razon se aconseja por todos los floricultores tenerlos
separados de los árboles y en sitios muy aireados y alumbra
dos; sin embargo nosotros tenemos observado que el color ge
neralmente delicado de las rosas pierde rápidamente de su fres
cura en las exposiciones expuestas al sol, y preferimos plantar
los rosales en exposiciones un poco umbrías.
Como á las raíces del rosal les gusta extenderse, se hallan
mal en macetas; sin embargo es útil tener algunos en tiestos
aunque no sea más que para adornar las ventanas y balcones.
Para esto se prefieren los rosales enanos y francos de pié, como
los multiflores y principalmente los de Bengala y de Borbon.
El rosal crece bien en toda clase de tierra; prosperando
sin embargo, mejor en las frescas, sueltas y profundas. Solo
alguna que otra especie exótica, poco cultivadas en España,
prosperan en las tierras pantanosas como la rosa amarilla (Ro
sa sulfúrea) que segun el célebre Banks no florece de una ma
nera satisfactoria más que en los terrenos de aquella clase.
Para las tierras pobres, es importante beneficiarlas con
mantillo, y abonarlas con estiércol de ganado vacuno.
Se podan los rosales por Febrero, pasados los fuertes hie
los, pues como vegeta temprano, podándole más tarde sufriria
considerablemente la sávia en su ascension, regulando la poda
segun la forma que deben tener; pero generalmente para que
produzcan buenos ramos florales, se cortan por encima de la
tercera yema del punto de insercion del ramo, y cuando el nú
mero de los nuevos ramos sea excesivo y embaracen, se supri
men los que se hallan mal colocados á fin de que los que
queden se hallen en una posicion regular y su floracion sea
perfecta. Algunos rosales no apetecen la poda, por lo que no
se les corta más que la madera seca y se les suprime si tienen
alguna rama mal colocada que perjudique á la regularidad del
arbusto.
— 216 -

El rosal de cien hojas, el de Provins, los Pompons y algu


nos otros cuando son viejos y desmerecen por la edad, se re
juvenecen cortándolos completamente al nivel del suelo, para
que echen nuevos brotes.

Cultivo del rosal en macetas.

El rosal criado en macetas y sometido al cultivo forzado,


con auxilio del calor artificial, es una especialidad de los países
septentrionales, donde el cultivo al aire libre es tanto más in
cierto y difícil en cuanto es más riguroso el clima; pero en
España y en todo el mediodia de Europa, no se practica más
que por excepcion, pues un parterre de rosas al descampado,
causa más satisfaccion á su propietario, que una coleccion de
rosales en macetas, difícil de cuidar y siempre inferior á la
coleccion en medio del jardin.
Los rosales más á propósito para el cultivo en macetas,
son las especies y las variedades enanas ó medianas, particu
larmente los rosales de Borbon y sus híbridos, porque son los
que producen pocos renuevos ó sierpes.
Los jardineros más experimentados dividen los rosales en
dos clases: los que son delicados y de raíces tiernas, y los que
son vigorosos y rústicos. Para los primeros emplean una mez
cla formada de dos partes de tierra franca, una parte de es
tiércol de cuadra descompuesto y una parte de mantillo de
hojas ó de arena, cuya proporcion varía sin embargo, segun
sea más ó ménos compacta la tierra que se emplea.
Para los segundos, mezclan á dos partes de tierra arcillo
sa, una de mantillo de hojas ó de estiércol descompuesto, y una
sexta parte de tierra ordinaria quemada. Los referidos com
puestos ó mezclas de tierras, deben prepararse seis ú ocho meses
ántes, removiéndoles con frecuencia para que se combinen to
das sus partes.
Preparados los tiestos ó macetas, se plantan los rosales,
ya sean adultos ó tan solo los renuevos ó sierpes, cortando las
raíces á una conveniente longitud, para que se hallen cómoda
mente en la maceta; procurando sobre todo cortar bien las que
— 217 —

se han magullado en la desplantacion, y si lleva algunos hi


juelos tiernos, se les corta á ras de la cepa, y se tiene la pre
caucion de no enterrarlos demasiado, cuidando que el cuello
del tallo se halle á nivel del borde del tiesto.
A medida que los arbustos crecen, se les cambia en mace
tas de mayor capacidad, y cada vez que se haga, se cortarán
las raíces muertas ó heridas y los hijuelos que hayan podido
nacer en el tronco.

Enfermedades é insectos perjudiciales al rosal.

El rosal franco de pié es rústico y poco propenso á enfer


medades; no sucediendo lo mismo con el rosal ingertado en el
tallo, pues como no se pueda rejuvenecer del modo que aca
bamos de decir, perece con frecuencia á consecuencia de las
heridas y úlceras de que se ve este tallo cubierto.
Las enfermedades principales á que se halla expuesto el
rosal son:

La roya ó roja de los jardineros, debida á un hongo mi


croscópico del género Uredo que se presenta en forma de pe
queñas manchas amarillas ó rojizas sobre las hojas. Se aconse
ja el azufre para curar la enfermedad, pero tenemos por mejor
cortar las primeras hojas y ramos en que aparezcan las man
chas indicadas y quemarlos.
El blanco es el verdadero azote de las rosas que destruye
algunas veces plantaciones enteras. Esta enfermedad es oca
sionada por una parásita muy análoga al Oidium de la vid, á
la que los botánicos han dado el nombre de Erisyphe pannosa.
Ciertas variedades de rosas se hallan más expuestas que otras
al ataque de dicha criptogama, como por ejemplo el Gigante de
las batallas que se dice hallarse casi siempre infestado. Se re
comienda para su curacion el azufre, ó el agua de ácido fénico.
La larva del abejorro, devora las raíces del rosal y las del
escaramujo. Se aconseja plantar fresas ó lechuga al rededor
por preferirlas el insecto y regar con agua fenicada ó de
tabaco.
— 218 —

El insecto llamado Tantredo de la rosa, mosca amarillenta


que deposita sus huevos en los nuevos vástagos del rosal.
La larva destruye los botones y el follaje. Se aconseja
regar la tierra con agua fenicada para destruir la crisálida, y
al rosal para que suceda, lo mismo con las orugas verdosas.
El pulgon, aphis rosae, es verdoso y cubre muchas veces
todos los tallos nuevos del rosal de pobre vegetacion.—Se em
plean fumigaciones de tabaco y tambien el agua fenicada ó
de creosota.
El Kermés, coccus rosae insecto parecido á las películas del
salvado, de color gris, se fija en la corteza de los rosales poco
ventilados. Límpiense los tallos con una brocha de grama em
papada en un cocimiento de tabaco, jabon y agua fenicada.
Una variedad del Tantredo (mosca) deposita sus huevos
en la médula de las ramas cortadas despues de la poda. Nace
la larva y destruye las rosas incipientes. Evítase este inconve
niente cubriendo todas las heridas de las ramas con un em
plasto de ingeridores caliente ó frio.

—e->-:9->—e «e e-s-E-e-o-
0APITUL0 VIII.

Descripcion y cultivo de las plantas que se emplean en los


jardines, ventanas y balcones.

ABoBRA ó BRIONIA DEL URUGUAY.

(Abobra.)

La abobra es una planta vivaz que por su rusticidad, por


la rapidez con que se desarrolla, la elegancia de su follaje y
la abundancia de sus flores y de sus frutos de un rojo carmin
vivo, se la considera entre las mejores plantas enredaderas.
Su multiplicacion es muy fácil, ya se haga de semilla ó de es
taca, propagándose tambien espontáneamente por las ramas
que se arrastran por el suelo, y los piés que se forman de esta
manera, resisten perfectamente el invierno por poco que se
les abrigue contra las heladas intensas.

ABUTILON.

(Abutilon striatum.)

Arbusto del Brasil, de flores campanuliformes, solitarias,


colgantes, de color amarillo dorado, con los nervios de color
purpurino.
Se cultivan en los jardines otras muchas variedades de
abutilon, como por ejemplo, el A. venosum, oriundo de Méjico,
parecido al anterior, pero con flores mucho más grandes, y de
— 220 —

cuyo cruzamiento han resultado diversos híbridos: el abutilon


insigne ó soberbio, de los Andes de la Nueva Granada, muy
hermoso arbusto, de gran follaje, con corolas carmin, estria
das de un blanco rosado, como igualmente el abutilon Van
Houttei y el vecillarium, los cuales son de un agradable aspec
to, ya se les considere por su follaje ó por sus flores.
Todas las variedades del abutilon pasan habitualmente
el invierno sin abrigo, pero en Madrid es prudente conservar
los cuando reimen frios excesivos en alguna naranjera ó in
vernáculo, colocándolos al descampado por el mes de Mayo,
en donde vegetan lozanamente y producen muy buen efecto
cubriéndose de flores durante todo el Estío y el Otoño.
Son plantas que se multiplican fácilmente por estacas en
la primavera dentro de cajones á propósito, ó bien en el Estío
en lugar fresco y umbroso.

ACANTo.

(Acanthus.)

El acanto, conocido vulgarmente con los nombres de alas


de angel, yerba giganta, yerba carderona, es una planta herbácea,
vivaz y fructífera y admirable por su belleza. Vitruvio pretende
que el escultor Calímaco imaginó el modelo de un bello capitel
del órden corintio, al ver una hoja de acanto enroscada casual
mente. Se conocen doce especies todas peculiares de las regio
nes tropicales; se exceptuan el acanto muelle y el acanto espino
so, que generalmente crecen en el Mediodia de Europa.
Las principales variedades cultivadas en los jardines son:
El acanto muelle ó sin espinas (A. mollis) es perenne, de
tallo sencillo y robusto que alcanza un metro de altura; hojas
muy grandes, lisas y elegantemente recortadas. Florece en
Julio y las flores son grandes de un blanco rosado ó lila.
El acanto de Dalmacia (A. longifolius) es oriundo de los
bosques de Dalmacia y notable por sus hojas más largas y
estrechas que alcanzan una extension de 80 centímetros. Es
planta muy florífera y de muy buen efecto.
— 221 -

El acanto de Portugal (A. lusitanicus) tiene los tallos rectos,


sencillos, ó algunas veces un poco ramosos que se elevan á un
metro de altura. El acanto de Portugal es una planta pinto
resca de gran belleza muy empleada para la decoracion de los
jardines modernos. Difiere poco del acanto sin espinas, de la
que es sin duda una variedad, pero es más robusta y más an
cha en todas sus partes. Es planta que no es muy exigente con
respecto á la clase de tierra, y en los países septentrionales
debe cubrirse con hojas secas para preservarlas de las heladas.
La elegancia y anchura del follaje, el efecto pintoresco
hace que se empleen ventajosamente los acantos para adornar
las partes accidentadas de los jardines modernos y para decorar
las jardineras, las habitaciones, etc.; pero los piés que se des
tinan á este uso se cultivan en macetas ó en pequeños cestos.
Se multiplica por siembra ó por division de sus raíces.

AcóNITo.

(Aconitum.)

El acónito, conocido por el vulgo con el nombre de mata


lobos, y cuyo nombre científico procede de la palabra griega
akone, que significa piedra, porque estas plantas crecen en lu
gares pedregosos; es una planta perenne que crece espontánea
en diversos parajes de Europa, de hojas un poco grandes, palma
das, de un hermoso verde; tallos de un metro de altura, termi
nan en panojas de flores, de un hermoso azul intenso, y de una
forma particular que se ha comparado á la de un casco.
Esta planta ofrece un aspecto interesante al momento de
la florescencia, pero dura demasiado poco para que la recomen
demos en las pequeñas colecciones.
Entre las especies más comunmente cultivadas citaremos
el acónito mapelo (A. mapellus), y el acónito matalobo (A. Lycoc
tonum) plantas indígenas, la primera de flores azules, la se
gunda de flores amarillo pálido, las dos muy venenosas y que
se deben manejar con precaucion. Se hallantambien en los jar
— 222 —

dines otras especies como el acónito paniculado, el acónito del


Japon y el acónito bicolor.
El cultivo de los acónitos es muy fácil siendo planta que
se acomoda á cualquiera localidad. Se multiplica sembrándola
en tierra muy arenosa ó mejor por division de su pié.

AcoRo GRAMÍNEo.

(Acorus gra mineus.)

Esta planta que parece ser una variedad del cálamo olo
roso (A. calamus), indígeno en nuestro país es interesante
por sus hojas estriadas de verde, blanco y rosa que producen
un bello efecto. Es rústica esta planta, prefiriendo las tierras
fuertes y húmedas. Se propaga fácilmente por medio de la di
vision de las matas y los rizomas, prefiriendo los meses de Fe
brero y Marzo. El acoro gramíneo es oriundo del Japon y su
variedad amazorcada, si bien no son realmente acuáticos como
el acoro verdadero ó cálamo, exigen no obstante un suelo
fresco y algo húmedo. Más delicadas que este último, requie
ren una tierra de brezo un poco turbosa y en muchos lugares
no pueden resistir á los inviernos rigorosos, por lo que será
útil protegerlas con hojas secas ó resguardarlas en una estufa.
en el invierno. Se utilizan para los bordes y cordones en los
jardines de invierno, ó en las exposiciones del Norte ó de
sombra.

ACRoCLINIO DE FLOREs RósEAs.

(Acroclinium roseum.)

Hermosa planta de la familia de las compuestas, de hojas


lineales, de tallos sencillos pero numerosos, poco elevados.
Florecen en Mayo y Junio y las flores se hallan formadas de
un ancho involucro de folículas de un bello color róseo, ó lila,
carminado. Estas flores ó bracteas, secas, se conservan mucho
tiempo como las de la siempreviva, producen un hermoso efec
- 223 —

to en los macizos de primavera, en los que se siembra por


Abril, y luego que ha cesado la florescencia se sacan para ha
cer sitio á otras plantas decorativas.

ACTEA.

(Actaea.)

Conocida por yerba de San Cristóbal, y de las chinches por


el vulgo, se emplea en los sitios umbrosos húmedos y pedre
gosos. Prefiere la tierra turbosa ó un suelo fresco, ligero y po
roso, como el formado naturalmente por la descomposicion de
las hojas. Florece en Mayo y Junio y sus frutos maduran en
Julio. Se multiplica de grana que se siembra en tierra de bre
zo en sitio que no se halle expuesto á los rayos del sol. Se mul
tiplica tambien por la division de las raíces.
ADELFA.

(Nerium oleander.)

La adelfa, baladre ó laurel rosa, es un arbusto que abunda


en las provincias meridionales de España, y ha sido con justa,
causa trasladada á nuestros jardines y cultivada en ellos como
planta de adorno. Entregado á sí mismo en los climas y en
los terrenos que le convienen, se convierte en un árbol de ocho
ó más metros, cuyo tronco adquiere el grandor del cuerpo de
un hombre, pero en el clima del Norte de España, no puede
cultivarse más que en cajones, á fin de resguardarlo en invier
no; y en este caso nunca pasa de la altura de uno ó dos metros,
haciéndole tomar la forma de un arbusto con muchos tallos.
El límite inferior de su temperatura media del año que puede
soportar, es de 13º sobre 0; así es que habita en Cataluña, Va
lencia, Murcia, Sierra Morena y otras partes de Andalucía. En
la region mediterránea, soporta con facilidad 7º y 8º de frio,
y se le vé florecer durante el estío y hasta muy adelantado el
otoño.
- 224 —

Los arbustos que llevan flores sencillas, blancas ó de color


de rosa, presentan un objeto agradable en la larga temporada
que ostenta su brillo y hermosura; y se dejan para los bosque
cillos y otros puntos en que pueden cultivarse sin ahogará
otras, que no tienen su altura ni su porte. Estas se multipli
can por semillas que producen en abundancia, sembrándolas
en Marzo ó Abril. En otoño maduran los folículos.
Las plantas que producen flores dobles de las que se co
nocen muchas variedades, adquieren cierta endeblez, por lo
cual no pueden vivir al aire libre sino en los climas calurosos.
Sin embargo, se prefieren á las sencillas para los jardines, aun
que sea necesario retirarlas al invernáculo para preservarla de
los frios: solo se multiplican por la separacion de sus hijuelos
enraizados, por acodos, por esquejes y por ingertos de escu
dete, que se colocan sobre los piés obtenidos de la grana proce
dente del baladre de flor sencilla.
Una buena tierra para los tiestos y el riego abundante du
rante el verano, es lo que completa el cultivo de las adelfas
de flor doble. Para las de flor sencilla, pocos cuidados son ne
cesarios, fuera de los frecuentes riegos.

ADIANTO DEL CANADÁ.

(Adiantus pedatum.)

Esta planta es más conocida con el nombre de culantrillo


ó cabellera de Venus, tiene los tallos y peciolos de las hojas de
color negro lustroso. Los últimos son muy sutiles, como si fue
ran otros tantos hilos, que llevan en su extremidad hojuelas
cuneiformes de un bonito verde claro, y en sus bordes inferio
res se encuentran las espórulas ó la fructificacion. Los adian
tos, como todos los helechos, producen un muy gracioso efecto
colocados en lugar umbroso y fresco, y donde puedan estar
contínuamente bañados, ó bien que un chorrito de agua man
tenga el pié húmedo, sin que permanezca el agua encharcada.
Por esta razon, estas plantas son utilísimas para adornar cas
cadas, rocas, grutas ó paredes húmedas. El adianto que acaba
- 225 —

mos de nombrar con el triangular, ó cabellera de Venus, so


porta nuestros inviernos; pero muchos otros adiantos que se
cultivan en los jardines, requieren sean resguardados en el in
vierno.
La multiplicacion se verifica por esqueje ó division de las
matas, ó por medio de la siembra, hecha en vasijas á propósi
to, esparciendo sencillamente las espórulas sobre tierra de bre
zo muy fina, y para ahorrar los riegos, se colocan sobre platos
llenos de agua, para que mantengan la tierra en un estado per
manente de húmedad, por efecto de la absorcion.

ADóNIDE.

(Adonis.)

El nombre de Adónide es una alusion poética al cazador


Adonis, personaje mitológico, muerto por un jabalí y trasfor
mado en flor por la voluntad de Vénus. Entre nosotros es más
conocida por gotas de sangre y ojo de perdiz.
Se cultivan dos variedades:
El adónide de Estío (Adonis destivalis), planta ánua de 40
á 45 centímetros de altura, que abunda mucho en los campos
de trigo, de hojas alternas, muy divididas, de un verde inten
so, con flores abundantes y solitarias al extremo de las ramifi
caciones, de 5 á 10 pétalos ovales, de un rojo sanguíneo, y
púrpura oscuro á la base.
Es planta de un bonito adorno para los bordes de los par
terres, canastillos y muy conveniente tambien para la confec
cion de ramilletes: se siembra de asiento en tierra ligera por
el mes de Setiembre ó bien por el de Abril: en el primer caso
florece en los meses de Mayo y Junio, en el segundo en los
de Junio y Julio.
Adónide de Primavera (Adonis vernalis.) Es una planta
vivaz, de 20 á 25 centímetros de altura, con hojas fijas, pal
madas, muy subdivididas; florece en Marzo y Abril, y las fio
res son grandes, compuestas de 10 á 12 pétalos de color ama
rillo vivo.
- 226 -

Esta planta que produce un bellísimo efecto en las rocas


artificiales, requiere una tierra arenosa ó mejor tierra de bre
zo muy permeable, se propaga por hijuelos y de grana que se
siembra tan pronto como ha sazonado, pero sin germinar has
ta, la Primavera siguiente.

ADORMIDERA.

(Papaver somniferum.)

La adormidera, tipo de la familia de las papaveráceas, y


cuya etimología procede, segun algunos, de la palabra céltica
papa, que quiere decir papilla, por el uso antiguo de mezclar
el zumo de esas plantas á las papas ó papillas de los niños
para hacerlos dormir. Comprende algunas especies notables
por el grandor de sus flores ó su viva coloracion, en cuyo nú
mero se halla la amapola (P. Rhaeas,) planta anual de las más
vulgares, y del que el cultivo ha sacado muy hermosas varie
dades dobles, y de colores que varían del rosa pálido al en
carnado oscuro.
La adormidera de los jardines, anual, originaria de la
Persia ó de la India, de un metro ó más de altura, aunque
existen variedades enanas, tiene las flores grandes, rosas,
blancas ó violáceas. Esta especie cultivada en Oriente y en
España como planta medicinal ó industrial, y de la que se ex
trae el ópio, ha producido tambien variedades dobles reco
mendables, como la
Adormidera de Oriente ó de Turnefort, (P. orientale,) espe
cie vivaz del Cáucaso, de flores grandes, de un encarnado es
carlata vivo; y la
Adormidera de Siberia (P. bracteatum,) parecida á la an
terior, pero más robusta, de flor la mitad más grande y de
un encarnado más oscuro.
A pesar de la brillantez de sus flores deben considerarse
las adormideras como plantas de segundo y de tercer órden á
causa de su poca duracion. Las variedades dobles cultivadas
en macizos, lo hermosean por un pepueño número de dias,
- 227 -

despues de los cuales deja el campo desguarnecido, lo que es


un defecto grave en el cultivo de un parterre, inconveniente
que no se produciria si estuviesen diseminadas en una plata
banda en medio de otras plantas de mayor duracion. Todas
las adormideras se multiplican por siembra en el Otoño ó en
Primavera, pero siempre de asiento, porque estas plantas no
soportan el trasplante, y su florescencia se verifica en Junio y
Julio.
Otras especies botánicas de adormideras se cultivan en
los jardines. De este número son
La adormidera amarilla de los Pirineos (P. cambricum,) vi
vaz, que crece á la sombra en tierra ligera, y tiene las flores
de un color amarillo vivo y son de mediano grandor.
Adormidera de Wallick (Meconopsis Wallickii) del Himala
ya, análoga á la anterior, pero de flores azules.
Adormidera de hojas sencillas (M. simplicifollia, ) planta
procedente tambien del Himalaya, vivaz, de hojas sencillas,
con flores de un azul subido, algo violado en el borde de los
pétalos, con los estambres de un amarillo naranjado, lo que
produce un contraste muy agradable.
Las tres especies, á las que se puede añadir la Adormidera
de Cathcart (Cathcartia villosa) bonita planta de las montañas
de la India, de flores amarillas y estambres anaranjados, son
más propias para decorar cascadas y rocas húmedas, que las
platabandas de un parterre.

Adornos (véase Balsamina).

AGAPANTo.

(Agapantus.)

Planta bellísima de Africa, de la familia de las liliáceas,


que produce en el verano anchas y hermosas umbelas com
puestas de flores azules sostenidas por un tallo de 50 centíme
tros que sale de un haz de hojas bastante parecidas á las del
— 228 -

jacinto. Cuando está en flor es una bonita planta de adorno de


ventanas y balcones, pudiéndose cultivar tambien en las pla
tabandas de un jardin; soporta el invierno en los países meri
dionales, pero en Madrid debe conservarse en estufas, y se
propaga con facilidad. -

Se cultiva otra variedad de hojas con listas blancas, que


produce un bonito efecto como planta de hojas coloradas.

AGATEA DE FLOREs AZULEs.

(Agatea caelestis.)

Planta cuya etimología viene del griego agathos, noble:


aludiendo á la belleza de las flores, que son de un azul celeste
con el disco amarillo y se presentan solitarias sobre largos pe
dúnculos. Florece casi todos los meses del año, y se propaga
por los medios conocidos.

ÁGAvo, ó ÁGAVE.

(Agave.)

El ágave ó ágavo, del griego agai herida, aludiendo á las


puntas espinosas de las hojas, es conocido entre nosotros con
el nombre de pita.
Todos los ágavos son plantas americanas que se parecen
por el porte; hojas anchas, numerosas, muy carnosas que con
tienen una fuerte proporcion de fibras de una gran tenacidad,
que se explotan para confeccionar cuerdas, esteras y otros
objetos.
El zumo de las hojas tiene propiedades jabonosas, que tal
vez algun dia encontrará algun empleo en la industria. En
Méjico obtienen por fermentacion una bebida alcohólica lla
mada pulqué ó vino de maguei. Esta planta originaria de Mé
jico, se ha aclimatado de tal modo en nuestras provincias
templadas, especialmente en las que baña el Mediterráneo,
que se emplea para cercar las heredades. Como prevalece en
— 229 -

los terrenos áridos y secos de la Península y sus hojas son


fuertes y puntiagudas, y produce una porcion de hijuelos ó
retoños, forma una barrera impenetrable, defendiendo así las
haciendas de los daños de los ganados y de las asechanzas de
los malhechores.
En el dia se poseen muchas variedades del ágavo de Amé
rica, de las cuales unas tienen las hojas listadas de blanco,
otras de amarillo, otras amarillo el centro y de una infinidad
de especies todas apreciables, como el ágavo yuccafolia, A. an
gustifolia, A. glauca, A. filífera, A. potatorum, A. Salmiana;
de la que sacan los mejicanos la bebida llamada maguei, y
tantos otros.
Los ágavos son plantas incontestablemente ornamentales,
pero requieren la estufa templada en la España septentrional,
y necesitan locales á propósito, porque las espinas de que se ha
llan provistos las hace de difícil manejo.
El cultivo de estas plantas no ofrece dificultad alguna;
soportando fácilmente una sequedad prolongada, por lo que se
prefieren para colocarlas sobre columnas en los terrados y en
todas partes en donde sean difíciles los riegos; emiten por
las raíces numerosos hijuelos que desprendidos y plantados se
paradamente arraigan y forman bien pronto plantas nuevas.

AGERATO.

(Ageratus.)

Este nombre procede del griego agerathos, no envejece;


aludiendo á la larga duracion de sus flores.
Las principales variedades son el agerato azul (A. cae
ruleum) planta ánua, ramosa, de hojas cordiformes que florece
todo el verano. Se cultivan otros ageratos, unos de color rosa,
claro y otros más pequeños, como el A. caelestinum nanum.
Los ageratos son plantas útiles para los bordes de los
macizos, pudiendo el jardinero hacerlos ramificar á su capri
cho y obtener una florescencia uniforme y fija; apetecen una
16
- 230 —

buena exposicion, tierra normal y frecuentes riegos en ve


rd, Il O,

Se siembran en los meses de Marzo y Abril en vivero,


trasplantándolas en el mes de Mayo al sitio que se las des
tina.
AGRósTIDE NEBULosA.

(Agrostide capillaris.)

La yerba fina con cuyo nombre es más conocida la agrós


tide, es una planta indígena de España de 20 á 40 centíme
tros con ramificaciones que terminan con pequeñísimas espi
gas, cuya reunion produce matas plumosas de tan gran ligere
za que basta el menor soplo de aire para ponerlas en movi
miento. La ligereza vaporosa de la florescencia de esta planta,
y su larga duracion la hace preciosa para la formacion de los
bordes de las platabandas y canastillos, para el adorno de las
habitaciones, y para la confeccion de ramilletes de flores.
Cogidas despues de la floracion y un poco ántes de la ma
durez de la semilla, y secadas á la sombra se conserva esta
gramínea mucho tiempo de manera que puede emplearse para
la confeccion de ramilletes perpétuos. Se hace igualmente un
comercio bastante considerable de esta yerba que se emplea
ventajosamente, ya en su estado natural, ó teñida de diversos
colores por las modistas y por los que comercian con flores ar
tificiales.
Se multiplica sembrándola en los meses de Setiembre y
Abril preparando el terreno con arena muy fina, y cubrien
do muy poco la grana por ser tan pequeña.

AGUILEÑA.

(Aquilejia.)

Planta indígena, perenne, rústica, con el tallo de un metro


de altura con flores colgantes que se abren en Mayo y Junio,
con el cáliz colorado y los pétalos prolongados en su base en
- 231 —

forma de cuernecitos blancos, rosas etc. segun la variedad. Es


planta que prefiere los sitios algo abrigados contra los rayos
del sol, y se acomoda en todos los terrenos con tal que el agua
no se halle encharcada. Se multiplica por separacion de las
matas en Primavera ó en Otoño, ó bien por medio de la siem
bra verificada en vivero, trasplantándola luego á su sitio res
pectivo en el Otoño ó en la Primavera siguiente.
La aguileña del Canadá se distingue de la comun por las
flores más estrechas de un encarnado bastante vivo al exterior,
y de un amarillo verdoso interiormente.
La aguileña de Skinner es análoga á la precedente por el
color de sus flores. Se conocen algunas otras variedades de
menor importancia.
Las aguileñas se podian cultivar más en los jardines si no
tuviesen el inconveniente de todas las plantas perennes, que
pasada la florescencia es necesario destruir para dar lugará
otras plantas de adorno.
Todas las variedades conocidas apetecen lugares abriga
dos del sol, y se acomodan con toda clase de tierra.
AJo DoRADo.

(Allium Moly.)
El ajo dorado es una planta indígena perenne, con el
tallo desnudo y cilíndrico, hojas llenas, y florecen en Junio en
umbelas de color amarillo dorado.
El ajo azulado (A. azureum,) oriundo de Siberia, tiene
igualmente el tallo desnudo, y las flores que se abren tambien
en Mayo y Junio tienen un color azul.
Estas dos plantas reclaman un terreno ligero y producen
en ciertos casos un bonito efecto, por lo que se adoptan en los
grandes jardines para bordes de los bosquetes, y su multiplica
cion se verifica por division de sus bulbos. -

En este género se hallan algunas otras especies, de las


cuales citaremos solamente el
Allium acuminatum. Allium striatum.
A. roseum. A. nigrum.
— 232 —

ALBA HACA.

(0cimum.)
El mérito de esta planta consiste en el olor suave que
desprende. Aunque se ha introducido en los parterres, junto
con otras plantas para guarecer las platabandas ó bordar
los macizos, se cultiva habitualmente en macetas sobre las
ventanas y balcones, ó en el interior de las habitaciones. Se
propaga por grana sembrándola por Marzo en cama caliente, y
así que la mata se halla bien formada se replanta en macetas
ó en el jardin.
Cuando se trasplante la albahaca riéguese y téngase la
precaucion de resguardarla del sol por algun tiempo.
Con el objeto de conservarla mucho tiempo, se recor
ta á fin de impedirla, que florezca.
Entre las especies más generalmente cultivadas, se
hallan:
1.º La albahaca comun ( Ocimum Basilicum, ) de flores
blancas ó purpurinas, y de la que se derivan las variedades si
guientes:
La albahaca de hojas de lechuga (O. lactucafolium) notable
variedad por sus hojas anchas un poco carnosas.
La albahaca de tallos y hojas púrpuras (O. purpureum vel
violaceum.)
La albahaca de hojas verdes, anchas, abolladas (O. bu
llatum.)
La albahaca de olor de anís (O. anisatum,) de hojas verdes
con el olor y sabor anisado en todas sus partes.
2.º La especie albahaca pequeña ó menor (O. minimum,) es
más reducida, tiene las hojas verdes, y ha producido tambien
una variedad de hojas purpúreas.
ALELí.

(Cheiranthus.)

Planta de la familia de las crucíferas. Del alelí se cono


cen muchas especies así perennes como ánuas.
-,
— 233 —

1.º El Alelí amarillo (Cheiranthus Cheiri,) conocido tambien


con los nombres de viola amarilla, ramo ó baston de oro, es
una planta bienal indígena, que crece espontánea en las rocas
y viejos muros, constituyendo el adorno natural de los edifi
cios ruinosos. Sus flores muy aromáticas son de un color ama
rillo oscuro en el tipo de la especie; pero el cultivo ha modifi
cado profundamente el color, y existen variedades amarillas,
morenas, púrpuras, con flores sencillas ó dobles y llenas, sien
do estas últimas más ó ménos estériles.
El alelí florece en Marzo y Abril, siendo por consiguiente
una de las plantas que más pronto abren sus flores en la Pri
mavera, y como estas esparcen un grato aroma, hacen un bo
nito efecto en las platabandas de un parterre, aunque su ver
dadero sitio es en tiestos ó macetas por ser donde mejor pros
peran y llenan mejor su principal papel ornamental.
A excepcion de los alelíes dobles que se propagan de es
taca, todos los demás se multiplican sembrándolos en Julio y
Agosto, en vivero, separando en secciones los de distinto co
lor, y cuando el plantel tiene la altura de 6 á 8 centímetros se
trasplantan de nuevo, colocando los piés á la distancia de 15 á
20 centímetros cada uno; y en el mes de Noviembre cuando se
preparan los macizos para la Primavera se trasplantan al lu
gar destinado sin otro cuidado que cubrirles ligeramente el
pié con hojas. Es planta que se acomoda con toda clase de
tierra, pero prefiere los suelos un poco compactos, y princi
palmente los que se han modificado con viejos yesones ó res
tos de las demoliciones, ó toda otra clase de abonos salinos.
Las variedades dobles no se reproducen por siembra, las
flores completamente llenas ordinariamente no dan semilla.
El alelí llamado ramo de oro ó baston de oro, es una de
las variedades de flores llenas que solo se propagan de estaca
ó esqueje.
Conforme tenemos dicho, los alelíes no solamente se reco
miendan para plantarlos al pié de las paredes, adornar las
platabandas, formar macizos ó para orlar los de arbustos en
los grande jardines modernos, sino que hay pocas plantas que
se acomoden tan bien como ellos al cultivo de ventanas, balco
— 234 —

nes y terrados, y soporten con tanta facilidad la trasplanta


cion. Sus flores cortadas de la planta se conservan bien, y
continúan abriéndose si se las tienen en agua, que debe reno
varse con frecuencia, porque la corrompen pronto.
Para la decoracion de las ruinas, de los viejos muros ó de
los jardines en pendientes, únicamente las valerianas de los
jardines y las campanulas piramidales pueden bajo este punto
de vista competir con ellos.
2.º Una segunda especie del mismo género, pero muy infe
rior en belleza, es el alelí Delille, que se cree originario de Ca
narias. -

Con el nombre de alelíes se designan en la práctica hor


tícola otras plantas de adorno pertenecientes tambien á la fa
milia de las crucíferas, propias todas de la region mediterrá
nea y que despues de haber pertenecido por mucho tiempo al
género Cheiranthus, las han separado los botánicos dándolas
el nombre de Mathiola. Los que pertenecen á este grupo, aun
que cultivados generalmente en macetas, suministran tambien
muy hermosas plantas de platabanda. Las principales son:
II. El alelí blanco (M. annua) conocido tambien con el nom
bre de cuarenteno, especie clásica cuyas variedades sencillas ó
dobles son numerosas, imposibles de describir botánicamente
y del que solo indicaremos los principales.
1.º Alelí cuarenteno inglés; presenta las flores de mediano
grandor, de inflorescencia central acompañada á la base de
pequeñas ramificaciones. Este grupo contiene una série nume
rosa de colores variados que se reproducen exactamente por
siembra. Los colores varían del blanco al purpurino, pasando
por el rosa, el encarnado, el lila, el violado y el castaño.
2.º Alelí cuarenteno inglés de grandes flores, se distingue este
grupo del anterior por ser más alto, tener las flores mayores,
un poco más tardías, y el ramillete central más desarrollado.
Las hay igualmente de muchos colores.
3.º Alelí medio inglés ó de ramo. Este más prolongado toda
vía que en el 2.º grupo, y las flores son de un tamaño inter
medio entre las dos primeras secciones. Las variedades mejo
res son las que tienen color de rosa.
- 235 —

4.º Alelí cuarenteno enano; planta que apenas alcanza la al


tura de 25 centímetros, de flores más pequeñas y apretadas; de
hojas más largas fáciles de reconocer. Los hay igualmente de
distintos colores.
5.º Alelí cuarenteno parisien; planta robusta de hojas an
chas con ramos compactos más prolongados que en los cuaren
tenos ingleses. -

6.º Alelí cuarenteno Cocardeau; piramidal de 30 ó 45 cen


tímetros con el ramo central muy compacto, mucho más ele
vado que los ramos secundarios, que son prolongados y bien
provistos. Se cultivan especialmente las variedades blancas,
rojas y violetas.
7.º Alelí emperador perpétuo. Planta bisanual de 30 á 35
centímetros, ramosa, con ramificaciones con poca diferencia
iguales en altura; hojas glaucentes; es una raza precoz y flo
rífera. Su floracion se prolonga más ó ménos segun la clase de
terreno y exposicion, y sobre todo si se tiene la precaucion de
cortar todos los ramitos que ya han florecido. Los piés deben
hallarse á distancia de 30 á 40 centímetros. Existen un gran
número de clases desde el blanco hasta el púrpura. Este gru
po contiene igualmente muchas variedades, cuyas hojas se
parecen á las del Mathiola graeca, de flores blancas, de color
de carne ó amarillo de azufre.
8.º Cuarenteno de Erfurt; subvariedad del cuarenteno inglés
daremos relativamente cortos y con flores compactas. Sembrán
dolo á dos épocas sucesivas, de mes en mes, desde Febrero á
Octubre, se tienen siempre flores. -

Los cuarentenos son propios para el adorno de las plata


bandas y para la formacion de cordones, de canastillos y de
macizos; y entiestos para adornar las ventanas y balcones.
Se siembran en Marzo ó Abril; se trasplantan en una plata
banda expuesta al Mediodia, y se colocan en el sitio que deben
ocupar cuando se halla la planta suficientemente desarrollada.
Las flores se suceden desde Junio á Agosto. Se pueden tam
bien sembrar de asiento en Abril y Mayo, y las flores aparecen
en este caso de Julio á Setiembre. Por último se adelanta la
floracion sembrando ya sea en Febrero ó en Setiembre. En el
- 236 -

primer caso la siembra se hace en cama caliente; en el segun


do se verifica de asiento, abrigando las plantas en invierno.
III. Alelí griego (Mathiola graeca); difiere de los demás por
su follaje verde, liso y lustroso, es ánuo y se cultivan distin
tas variedades, especialmente de color rosa, blanco y violáceo.
Se trata lo mismo que el alelí cuarenteno, del que lo conside
ran muchos una variedad.
IV. Alelí de ventana (M. fenestralis) aunque parecido al lla
mado de jardin, se diferencia por las flores más grandes y lle
nas, de color escarlata, y es tal vez el más bello del grupo y el
más generalmente cultivado.
V. Alelí de jardin, ó de invierno, (M. incana) especie bisa
nual con frecuencia vivaz, de hojas blanquecinas y flores pur
púreas; pero que el cultivo ha producido muchas variedades
de flores diversamente coloradas y más ó ménos llenas. Los co
lores varían del blanco al rojo purpúreo, pasando por el rosa
y el violado. Los tallos en este grupo de alelíes son ramosos, y
las ramificaciones más ó ménos prolongados.
Se siembran de Abril á Junio en tierra suelta, bien espon
jada y con exposicion al Mediodia. Se replantan en una plata
banda situada en buena exposicion y con frecuencia les es in
dispensable un segundo trasplante en el que se espacian las
plantas á 25 ó 30 centímetros, y se riegan con frecuencia pero
moderadamente. En Otoño se colocan las matas en tiestos

que se pondrán en un sitio resguardado de los rayos del sol.


Cuando han echado raíces, si las lluvias no son muy abundan
tes, se pueden dejar al aire libre; pero en las provincias del Nor
te, donde las lluvias son muy frecuentes y grandes los frios, es
muy importante trasladar los alelíes de los jardines á los in
vernáculos, pero teniendo la precaucion de colocarlos lo más
cerca posible de la luz. En el invierno se riega moderadamente.
Se pueden tambien plantar en Otoño, contra una pared
expuesta al Mediodia, y resguardarlos con cubiertas de paja
durante las noches de mayor frio.
A la Primavera en Marzo ó Abril y segun el uso á que
se destinan se colocan las plantas al aire libre ó se conservan
en macetas. Las flores aparecen en Abril y se suceden hasta
— 237 —

Agosto. De los piés obtenidos de siembra se consiguen el 50


por 100 de flores dobles ó llenas.
Son un adorno bonito para las platabandas, como igual
mente para las ventanas, balcones, etc.

ALELí DE MAHoN ó DEL PAPA.

(Malcomia marítima.) .

El alelí del Papa, es una de las plantas más populares cul


tivadas en los balcones y en las habitaciones, y que se hallan
igualmente en los jardines más modestos como en los del po
tentado.
Es una planta de tallos ramosos, con hojas elíptico obtu
sas, de un verde ceniciento; flores olorosas, de un color rosa
lila, en racimo prolongado. Hay una variedad de flores
blancas. -

El alelí de Mahon es una planta preciosa por su rustici


dad y por vegetar en tierra ordinaria, siendo por otra parte
muy bonita, muy florífera y de olor agradable. Se siembra
en otoño, pero es preferible hacerlo de asiento en la prima
Vera.

Cortando la extremidad de los ramos que han echado flo


res, se obtiene casi siempre una segunda floracion.

ALGoDoNERo.

(Gossypium.)

Los antiguos egipcios aplicaron este nombre, segun Pli


nio, á un arbusto que suministraba una lana blanca y suave,
probablemente procede de la palabra árabe goz, que significa
materia sedosa: el algodonero por su porte y por sus flores
puede servir para la ornamentacion de los jardines. Sus gran
des flores de color amarillo de limon, con frecuencia mancha
das de púrpura en la base de los pétalos, no dejan de ser boni
tas, pero lo que les da más particularmente interés y hace que
— 238 —

sea una planta curiosa, es la abundante lana blanca que cubre


sus semillas á la época de la madurez, y que constituye lo
que se llama en el comercio uateó algodon en rama. Se conocen
cinco ó seis especies que han dado orígen á numerosas varie
dades. La más generalmente cultivada es el algodonero co
mun ó herbáceo. En nuestras provincias meridionales podria
dar producto y algun valor, si el suelo no estuviese empleado
por otros cultivos más remuneradores. De su cultivo como
planta industrial ya nos hemos ocupado en nuestro libro titu
lado: Guia del cultivador.
En Madrid puede en rigor florecer al aire libre, pero su
florescencia será siempre tardía para que sus frutos lleguen á
madurar.

ALGODoNCILLO DE MÉJICo.

(Asclepias incarnata.)

El nombre del género procede de Esculapio, dios de la


medicina. Planta perenne de la Virginia, hojas lanceoladas,
tallo de la altura de 1 metro á 1,25, flores en umbela de co
lor rojo purpúreo y olor de vainilla, que aparecen de Junio á
Agosto; se multiplica por esqueje ó por siembra. Sirve de ador
no á las platabandas. -

El algodoncillo tuberoso (A. tuberosa) es una planta de la


América Septentrional con raíces tuberosas y hojas lanceola
das y vellosas; abre sus flores de color azafranado muy bri
llante. Se propaga como la anterior y no prospera más que en
tierra de brezo, turbosa y fresca, ó en un suelo arenoso, sus
tancioso y fresco. Es una de las plantas vivaces más hermo
sas que se cultivan al descampado.
Se cultivan además la variedad Cornuti que conviene
principalmente para las partes pedregosas ó accidentadas de
los grandes jardines modernos, y en los que no pueden cui
darse mucho; la princeps, parecida á la anterior, aunque más
alta y de floracion más abundante. -
— 239 -

Alisma (véase Llanten de agua).

Aliso (véase Cestito de oro).

Almizclillo.

(DATURA ARBóREA.)

Brugmensia suaveolens.

Arbusto que en Madrid debe conservarse en invernáculo


templado, no pasa de la altura de 2 á 3 metros, pero forma
un hermoso arbolito de copa redonda, con ramos de los cua
les penden corolas aromáticas de un blanco amarillento y en
forma de embudo prolongado.
Almizclillo bicolor (D. sanguíneo), es oriundo de Méjico,
que tiene las flores igualmente en forma de embudo, aunque
no tan largas y ménos dilatadas, de color verde á la base, ama
rillo en medio, y rojo naranjado superiormente.
El cultivo de los dos arbustos no es difícil, con tal que
en el invierno se resguarden del frio, para replantarlos en la
primavera al aire libre en un sitio con buena exposicion y bien
abonada la tierra que se regará frecuente y abundantemente.
Por su disposicion y larga florescencia producen muy buen
efecto en los jardines donde se cultivan otros almizclillos más
herbáceos de los que pasamos á ocuparnos.
El datura meteloides. Es una planta vigorosa, perenne, de
Tejas, con el tallo ramificado, de color violáceo, pubescente;
hojas ovales, prolongadas, cubiertas de pelos cortos y suaves;
flores olorosas de 20 centímetros de largo, en forma de campa
na prolongada y de un blanco lila. Se multiplica fácilmente
de estaca ó por siembra hecha en cajones, trasplantándola
más tarde al sitio que deben ocupar.
Datura humilis. Almizclillo de flores amarillas. Planta ánua
con el tallo ramificado, de 50 á 60 centímetros de altura; ho
jas ovales que terminan en punta; flores de color amarillo .
pálido, compuestas de dos corolas embutidas la una en la otra.
Se siembra por Marzo para trasplantarla en Mayo.
— 240 —

Datura ceratocaula ó D. cornuta. Almizclillo de tallos car


nosos; procede de la Isla de Cuba; el tallo tiene 80 centíme
tros de altura; las hojas son lanceoladas, de un blanco satina
do por debajó; de Junio á Octubre flores muy grandes, de un
blanco puro al interior y ligeramente violáceo exteriormente,
las cuales se abren por la tarde para encogerse por la mañana,
esparciendo durante la noche un olor agradable.
De esta especie se cultiva una variedad de flores dobles,
esto es, embutidas las unas en las otras, y se siembra igual
mente en el vivero por la primavera para trasplantarla más
tarde á un sitio definitivo.
Todas estas plantas necesitan un terreno labrado profun
damente, muy abonado con estiércol viejo consumido y fre
cuentes riegos en verano.
ALOE.

(Aloe.)

Los aloes son mas bien plantas de capricho, que agradables;


cuyo cultivo reclama poco cuidado. En general resisten per
fectamente al aire libre en muchas localidades de España sobre
todo á orillas del Mediterráneo. En las demas provincias se
colocan en invierno en un reservatorio seco, y al principio de
la primavera se mudan de tiesto. -

Se conocen más de cincuenta especies de aloe, sin contar


las variedades. Las principales son:
Aloe de la isla de Borbon. (A. purpúrea.) Tallo elevado; ho
jas anchas, planas, colgantes, orladas de rojo; flores amarillo
verdusco.
Aloe sucotrino, (A. socotrina) de la Arabia y de la isla de
Socotora. Hojas estrechas, lanceoladas, dentadas y espinosas
á lo largo de los bordes; flores encarnadas ó rosas. El zumo ex
traido de sus hojas es el aloes sucotrino del comercio, droga
muy usada en medicina.
Aloe de Africa (A. fructicosa). Especie parecida al arbores
cente; pero con el tallo más delgado y ramificado; hojas ménos
largas, y flores de un bonito encarnado brillante.
— 241 -

Aloe en forma de mitra (A. mitreformis). Planta caulescente


robusta con hojas encorvadas hácia adentro en forma de mi
tra prolongada, espinosas ó dentadas en los bordes; flores en
carnadas. -

Aloe feroz (A. feroa). Tallo alto, hojas largas, amplexicau


les, espinosas en las dos caras de donde le viene el nombre,
y flores amarillas y purpurinas, con estrias verdes y rojo
claro.
Aloe de umbela (A. umbelata). Hojas oblongo-lanceoladas
marcadas con bandas y provistas de espinas en los bordes.
Flores en Mayo y Junio en forma de umbela; grandes, de un
bonito rojo azafranado. Hay una variedad de hojas de color
de púrpura, manchadas de verde oscuro y orladas de espinas
amarillas. -

Aloe de lengua de gato (A. lingua, A. angulata.) Hojas


en forma de lengua, dísticas, manchadas de blanco, berrugo
sas en los bordes; flores encarnadas en la base y verdes en
la punta.
Aloe de abanico (A. plicatilis). Hojas glaucas, dísticas,
linguiformes, ligeramente denticuladas en la punta; flores
encarnadas.
Aloe dístico ó de pico de pato (A. disticha). Hojas en forma,
de pico de pato, algunas veces purpúreas; flores numerosas,
encarnadas, salpicadas á la base, blancas y rayadas de verde
á la punta.
Aloe manchado ó pechuga de perdiz. (A. varigata). Tallo bajo;
hojas dispuestas en tres líneas, triangulares con dientes muy
finos; manchadas y ribeteadas de blanco; bonitas flores rosas.
Es uno de los más agradables y vistosos.
Aloe enano (A humilis). Hojas espinosas en los bordes y
en las dos caras. Flores encarnadas muy bonitas.
Aloe ciliars (A. ciliaris). Pequeña planta de tallo ramifi
cado, de hojas pequeñas de un verde tierno, finamente denta
das. Flores muy vistosas de un encarnado brillante.
Se cultivan además el A. acinaciformis, A. parva, A. plu
ridens, A. serra, A. vulgaris y otros muchos.
— 242 —

ALoNZoA.

(Alonzoa.)
Arbusto de 1 metro de altura, dedicado al español Zenon
Alonzo, tiene los ramos cuadrangulares y numerosos; hojas
inferiores opuestas, con numerosas flores todo el verano, de
un encarnado de bermellon. Se propaga de estaca y siembra,
y debe abrigarse en invierno. Se conocen dos ó tres variedades
y se emplean para adorno de las platabandas, canastillos y
macizos.

Alstromeria (véase lirio de los Incas).


ALTERNANTERA.

(Alternanthera paronychioides.)
Elegantísima planta perenne, introducida de la China,
de pocos años. Tiene la altura de 15 á 20 centímetros, con ho
jas pequeñas, estrechas en forma de espátula de color verde
y amarillo en la estufa, que pasa al color rosa brillante, verde
y amarillo cuando se colocan al aire libre y al sol. Con mucha
frecuencia se hallan reunidos los tres colores á la vez.
Se conocen dos variedades la
- A. amena; muy parecida á la anterior, con hojas de color
verde rosa.
A. latifolia; variedad con hojas más grandes y ménos ri
zadas; pero de colores casi idénticos á la primera.
Las alternanteras necesitan criarse en la estufa durante
el invierno y se propagan de estaca, que se coloca en cama ca
liente y dentro mantillo preparado mezclado con una gran can
tidad de arena fina. Se emplean para formar bordes elegantes
y canastillos vistosos en el verano.
AMACAYo DE MÉJICo.

(Amaryllis formosísima.)
El grupo de los vegetales pertenecientes á la familia de
las Amarilideas, y cuyo nombre mitológico procede de una
— 243 —

pastora celebrada por Virgilio, suministra á la jardinería un


gran número de plantas hermosas tanto por su porte gallardo
como por el grandor y colores vivos de sus flores, que reem
plazan á los lirios en los países cálidos. Abundan en América,
aunque algunas son indígenas de nuestros climas.
El amacayo de Méjico. (Amaryllis formosísima) llamado
tambien flor ó cruz de San Jaime y por otros belladona, no de
be confundirse con la planta llamada belladona (Atropa bella
dona) planta herbácea de bayas narcóticas y venenosas.
La Flor de San Jaime es una planta de la América austral
de flores vistosas de color rojo púrpura oscuro.
Los jardineros sacan partido de esta planta para embelle
cer platabandas especiales, por ser de fácil cultivo, porque los
bulbos con que se propaga y que se extraen en estío ú otoño
se conservan durante el invierno en un local á propósito.
Esta planta curiosa se presta perfectamente al cultivo en
macetas y lo mismo que los Jacintos, pueden vegetar sobre bo
tellas llenas de agua.
Para el cultivo en tiesto, convendrá emplear con preferen
cia una tierra fresca, ligera, mezclada con un cuarto de manti
llo de hojas, ó bien tierra franca arenosa y un cuarto de tierra
de brezo.
El Amaryllis cybister, llamado saltimbanco, oriundo de los
Andes de Méjico y de Guatemala, es una planta singular cuyo
tallo floral termina por una umbela de cuatro flores al princi
pio rectas, luego horizontales y de una conformacion muy ca
prichosa. Esta especie es más exigente que la anterior y recla
ma la estufa templada en el clima de Madrid.
El llamado Lirio de Guernesey (A. Sarniensis) cuya verda
dera pátria es el Japon, ha tomado el nombre de Guernesey
por habérsele encontrado naturalizado abundantemente en
esta isla; en donde la introdujo el naufragio de un buque que
llevaba bulbos en su bordo. Es una hermosa planta de flores
rosas ó rosa de carmín, en forma de lirio, reunidas en número
de 12 á 20 á la punta de cada tallo floral. Para obtener una
bella y abundante floracion, no deben quitarse los bulbos de la
tierra sino cada tres años. Es bastante rústica.
— 244 —

El amaryllis dorado de China (A. aurea) es una hermosa,


planta del Asia oriental, de flores amarillo de oro, reunidas en
umbelas. Su floracion es por otoño, así como la de la especie si
guiente, con la cual es esencial no confundirla.
Narciso de otoño (Amaryllis lutea), planta de la Europa
meridional. Sus flores solitarias y de un amarillo vivo, se abren
ordinariamente en Setiembre. Su gran rusticidad, su floracion
tardía, y su bonito color, la hacen preciosa, en una estacion en
que los parterres comienzan á despojarse de sus adornos.
Cuando se cultiva en grupos, se la asocia al azafran cul
tivado (crocus speciosus) y á los colchicos que florecen al mis
mo tiempo, obteniéndose un contraste de colores muy agrada
bles. Produce igualmente un vistoso efecto cuando se la plan
ta, en los céspedes. Siendo poco delicada, prospera en todos
los terrenos, pero prefiere los suelos ligeros. En los inviernos
muy rigurosos y húmedos, será bueno cubrir esta especie con
hojas ó pajaza.
El amaryllis belladona, ó belladona de otoño, originaria de
la Europa meridional, tiene las flores rosas ó de color de car
min, parecidas á las del lirio blanco. Es una especie hermosa,
naturalizada en los jardines de la region mediterránea, en
donde vive, por decirlo así, sin cultivo. En el Norte debe abri
garse durante el invierno. -

El A. Atamasco ó de Virginia, es una bonita especie que flo


rece en Junio y Julio, y las flores tienen la forma de embudo
con divisiones casi iguales, blancas interiormente y rosa por
fuera. Para la replantacion y multiplicacion, se prefiere la pri
mavera, poniendo los bulbos á la distancia de 10 ó 15 centí
metros. -

La belladona de estío ó rayada (A. vittata), es una grande


y fuerte planta de la América meridional, con flores reunidas
en número de cuatro á cinco, en forma de campana abierta,
tubo corto, verdecino lavado de rojo, con divisiones casi igua
les, blancas y líneas de color de rosa, verdecinas ó purpúreas.
En el Mediodia es rústica, pero en el Norte puede pasar el in
vierno al aire libre, con tal que se la plante al pié de una pa
red y cubriéndola de hojas.
- - 245 -

Se cultivan otras muchas variedades de gran mérito, de


las que no hablamos, porque son consideradas únicamente como
plantas de estufa.
AMARANTINAs.

(Gomphrena.)

El nombre de estas plantas indica ya su parentesco con la


cresta de gallo y los amarantos, de los que no se diferencian
más que por la forma de su inflorescencia.
La belleza de las amarantinas no la constituye la corola
que falta completamente, sino las bracteas secas y escamosas
que rodean el cáliz y que por su duracion coloca el vulgo en
tre las siempre-vivas.
Los capítulos florales de esta planta son buscados para
confeccionar ramilletes, no solo por su bonito color, sino tam
bien por su duracion casi indefinida. Cortadas y desecadas las
flores con la cabeza hácia abajo, á la sombra, conservan su co
lor y son á propósito para guarnecer y decorar vasos y mue
bles de salon.
Este género abunda bastante en especies, siendo las más
conocidas la amarantina globulosa ó amarantina violeta, que se
dice procede de la India; la amarantina encarnada, de Méjico,
un poco más alta que la precedente y como ella anual, con las
bracteas de un encarnado escarlata y flores amarillas; la ama
rantina de Sellow, originaria de Montevideo, con capítulos glo
bulosos de color rosa de carmin. A estas especies se podria
añadir la amarantina oficinal, muy poco conocida todavía de los
jardineros. -

Todas las amarantinas sirven de diversas maneras para


decorar las platabandas, ya sea en macizos, ó en pequeños
grupos, ó bien en piés aislados. Les gusta la exposicion cálida
y tierras sueltas preparadas con mantillo. La siembra tiene
lugar en Marzo y Abril, en cama caliente en el Norte, y se
trasplanta cuando no sean de temer las heladas. Haciendo la
siembra cada quince dias se puede obtener una floracion contí
nua de amarantinas desde Junio hasta los primeros hielos.
17
— 246 -

AMARANTo.

Los antiguos por haber consagrado el amaranto á los


muertos lo plantaban al rededor de las tumbas.
Son plantas de la familia de las amarantáceas que com
prenden gran número de especies siendo una de las más inte
resantes el:
Amaranto conocido con el nombre de cresta de gallo (A
cristatus, Celosía cristata) planta anual de la India con el ta
llo de 50 á 60 centímetros, hojas alternas ovales ó lanceoladas
de un color verde tierno; flores numerosas, pequeñas é insigni
ficantes tomadas aisladamente; pero la inflorescencia se halla
formada por la agrupacion de millares de dichas flores que si
mulan en conjunto una masa de color amaranto, dispuesta en
forma de cresta de gallo. Los matices ordinariamente muy vi
vos y como metálicos, y los reflejos aterciopelados de dicha in
florescencia monstruosa, da un gran valor á esta planta.
Se cultivan tambien en macetas ó jardineras para ador
no de los balcones y habitaciones ó para decorar un jardin.
Se la multiplica por grana que se siembra en vivero y se
trasplantan en pequeños vasos que más tarde se colocan en su
sitio definitivo. y.

Existen muchas variedades de crestas de gallo, unas con


flores amarillas, otras róseas, pero su mayor estima no consis
te tanto en el color como en su respectiva altura, porque ge
neralmente se aprecian más las clases enanas, que producen
algunas veces una inflorescencia que mide hasta 30 y 35 cen
tímetros sobre una altura del suelo apenas de 25 centímetros.
Esta clase debe reservarse especialmente para el cultivo en
macetas. -

A las crestas de gallo se les debe procurar una tierra lige


ra arenosa, porque en un terreno muy abonado los tallos se
elevan orgullosos y pierden parte de su mérito que es el de
permanecer enanos. -

Amaranto, moco de pavo, disciplina de monjasó cola de zorr


con que la designan los franceses (A.CAUDATUs) es una grande
especie de la India, de hojas y tallos rojo carmíneo oscuro, y
- 247 —

cuyas largas espigas de color amaranto se doblan con su pro


pio peso. Es una planta anual y rústica que á causa de su ta
llo, del matiz poco comun de su follaje y del desarrollo de su
inflorescencia, es propia para ser vista de lejos, por lo que con
viene más especialmente para la decoracion de los grandes jar
dines que de los parterres propiamente dichos.
Requiere una tierra sustanciosa, suelta y fresca, con rie
gos frecuentes en verano. Se siembra de asiento ó en vivero
por Abril y se trasplanta en Mayo.
Como es una planta tanto más hermosa cuanto más ra
mificada y vigorosa crece, se procurará darle mucho espacio
para que circule bien el aire, y sobre todo mucho abono en los
piés que se desee adquieran gran desarrollo.
De esta clase existe una variedad de flores amarillas; que
lo mismo que la anterior adquiere todo su desarrollo y está en
su mayor belleza desde Julio á Setiembre y requiere idéntico
cultivo y atenciones.
Amaranto sanguíneo, ó de hojas encarnadas (A. sANGUÍNEUs.)
Tallo un poco carnoso, lavado ó estriado de púrpura; hojas
ovales ó lanceoladas, agudas, de un color rojo sanguíneo; flores
purpúreas en espigas prolongadas. La floracion, el cultivo, em
pleo y multiplicacion igual que el anterior.
Amaranto elegante, gigantesco ó piramidal. (A. SPECIosUs.)
Planta ánua oriunda de Nepaul, de tallos que adquieren la al
tura de cerca dos metros, y cuyas hojas lanceoladas ó elípti
cas son de un color rojo carmin, más ó ménos vivo. Se hace no
table por su inflorescencia que es grande, en forma de pirámi
de, y de un hermoso color de púrpura. -

Florece de Julio á Setiembre, y conviene especialmente


para la ornamentacion de las platabandas, produciendo tam
bien muy buen efecto esparcidas entre los macizos de arbustos
recien plantados y sembrados claros, ó bien aislados ó en gru
pos sobre los céspedes. - -

Amaranto de dos colores, ó melancólico. (A. MELANcóLICUs


BIcoLoR.) Procede de la isla de Ceilan y tiene los tallos de un
metro de altura con las hojas ovales ú oblongo-lanceoladas de
un rojo sanguíneo.
— 248 —

El amaranto melancólico y sus notables variedades, son


muy convenientes para las platabandas, para los canastillos y
macizos. Reunidas en pequeños grupos producen buen efecto
en los céspedes y en los jardines modernos, presentándose su
follaje en toda su belleza por los meses de Julio á Setiembre y
hasta Octubre si el tiempo es favorable.
Esta clase es más delicada que las anteriores, siendo tan
to más vistosa en cuanto se plante en un suelo ligero y cáli
do. Se siembra por Marzo ó Abril en cama caliente, ó de asien
to, segun sea la estacion; se replanta en vivero en el primer
caso, y se pone el plantel en su sitio cuando ha adquirido su-,
ficiente desarrollo. -

Amaranto tricolor, ó ala de loro. (A.TRICOLOR.) Planta pro


cedente de la China con los tallos de 70 á 80 centímetros de al
tura, y cuya belleza reside en el follaje, que tiene en su centro
una ancha mancha amarilla, circuida de púrpura y de verde;
algunas veces los colores se reducen á dos, el amarillo y el ver
de ó el encarnado y el amarillo.
Se cultivan muchas otras especies de amarantos interme
dios por la forma y la belleza entre los amarantos cola de zor
ra, gigantesco, sanguíneo y melancólico, como son entre otros
los A. lividus, altísimus, paniculatus, etc., pero estas especies ó
variedades son poco constantes y ménos vistosas que las que
hemos descrito, por cuya razon consideramos inútil men
cionarlas. -

AMIGA DE NoCHE.

(Polianthes tuberosa.)

Planta bulbosa de Méjico, llamada tambien jacinto de las


Indias, cuyo nombre botánico procede del griego polys, mucho,
y anthos, flor; por las numerosas flores aromáticas que contie
me. Esta planta se multiplica por sus bulbos.
AMOR AL Uso.

(Hibiscus mutabilis.)
Los hibiscos pertenecen á la familia de las malváceas, son
— 249 —

vivaces, con frecuencia leñosas y arborecentes, extrañas la


mayor parte á nuestros climas y rústicas en distintos grados.
Sus flores se hallan, por decirlo así, calcadas en las de
nuestras malvas comunes; pero son ordinariamente mucho
más grandes. Entre las numerosas especies que componen este
género, citaremos como las más admisibles en las platabandas
de los jardines de flores la ketmia vessiculosa conocida en algu
nos países por ojo de faisan (H. trionum) planta anual de flores
de un color amarillo pálido, con cinco manchas de color pur
púreo oscuro en el fondo de la corola. Otras especies tales co
mo la ketmia de los pantanos (H. palustris) y la ketmia de flores
róseas (H. roseus) que son vivaces y de gran talla; pero cuyas
flores grandes y muy hermosas, no convienen sino á los gran
des jardines ingleses, y con más justa razon sucede lo mismo
con las especies decididamente arborescentes.
Se reproduce de grana sembrada en primavera en cama
caliente y trasplantándola por Mayo. Se podria tambien sem
brarla en otoño, resguardándola del frio en invierno.
El abelmosco (H. ABELMosCHUs) tiene la altura de un me
tro y medio; hojas con cinco segmentos, dentadas; flores gran
des, amarillas, con el fondo oscuro, que se abren en Julio y
Agosto. Se multiplica por siembra y se resguarda en invierno
en la estufa templada. Colocada en verano en el centro de los
grandes macizos, produce un buen efecto.

Asonrº MIL. (Véase Valeriana.)

AMoR MIo. (Véase Narciso de mar.)

ANDRóMEDA.

(Andromeda.)

Género de planta de la familia de las ericáceas, al que dió


Linneo el nombre poético de Andrómeda, por alusion á la fá
bula de esta jóven y desgraciada princesa, hija de un rey de
Etiopía.
— 250 —

El cultivo de todas las Andrómedas requiere la tierra


fangosa y húmeda ó tierra de brezo umbrosa, y se multiplican
por semilla y por acodo. La siembra se hace por Primavera en
sitios sombríos y en tiestos ó eras, cubriendo muy poco la se-.
milla, porque es pequeña y de poco peso. El riego debe ser
frecuente, pero con regadera muy fina para no arrollar la si
miente.
Tambien se hace la siembra cubriendo la semilla con una
capita de musgo, lo cual conserva la humedad, acelera la
germinacion y protege á los nuevos brinzales, además, no hay
tampoco peligro de que los riegos desarraiguen la planta.
Despues de la nascencia, se cubre la era con pajines ú
otro abrigo para reservar los brinzales del sol, de los bochor
nos y de las lluvias torrenciales; pero se deben descubrir por
la tarde, y despues de las lluvias tempestuosas, porque esta.
planta necesita mucho aire.

ANDRosEMo ó sÁNALo-ToDo.

(Androsaemum.)

Arbusto de los terrenos húmedos de la Europa boreal,


del Cáucaso y de la Grecia, que tiene los ramos opuestos, las
hojas ovales, sesiles y enteras; las flores amarillas, numerosas,
en ombelas; bayas rojizas y luego negras; olor aromático, y
prefiere el terreno sombrío y húmedo. Se debe podar pasados
los frios, y se multiplica por semilla y division.

Anémonas.

La etimología de esta palabra procede del griego anemos,


viento, aludiendo á la semilla plumosa y ligera de algunas es
pecies que son fácilmente juguete de los vientos, ó bien á las
localidades elevadas y expuestas á los vientos, en donde cre
cen la mayor parte de las especies. º

La variedad y belleza de las flores de la anémona de los


- 251 -

floristas y del renúnculo de Oriente las coloca entre las plantas


de primer órden. -

ANÉMoNA DE Los FLoRISTAs.

(Anemome coronaria.)

ANÉMoNA DE Los JARDINEs.

(A. hortensis.)

Estas dos hermosas plantas indígenas en España, que se


cultivan simultáneamente en los jardines, han dado orígen á
la infinita variedad de flores dobles que se consideran como
uno de los más bellos adornos de Primavera en los jardines
que tienen arriates regulares cerca de las habitaciones.
Las anémonas de los jardines y de los floristas, podrian
dividirse en dos grandes secciones, comprendiendo en una to
das las flores sencillas, y en la otra las flores dobles; presen
tando las dos secciones una variedad de colores de incontes
table mérito.
Como todas las plantas sometidas al cultivo desde tiempo
inmemorial, la anémona de los floristas ha producido un núme
ro considerable de variedades muy apreciadas.
Las cualidades que distinguen las plantas de primer ór
den, son: -

Follaje espeso, de un hermoso verde, como igualmente el


invólucro, que además debe estar situado hácia los dos tercios
de la altura del tallo; este debe presentar cierta elevacion y
buena consistencia. La flor debe ser perfectamente llena, pro
porcionada al tallo, grande y bombada en el centro; los rétalos
más exteriores deben ser regulares, redondeados, firmes y de un
color uniforme; los que forman el cordon como se llama en tér
minos dejardinería, ósea la línea inmediata á los pétalos de la
circunferencia deben ser mucho más cortos, anchos, redondea
dos y ofrecer un color distinto; los órganos más interiores que
parecen no ser sino una modificacion de los estilos exteriores,
— 252 -

deben ser numerosos, redondeados, y no presentar ninguna di


ferencia sensible con los órganos del mismo orígen que ocu
pan el centro de la flor; y por último, la flor debe tener por lo
ménos una anchura de 55 á 80 milímetros.
Para obtener variedades nuevas que reunan todas estas
cualidades, es preciso sembrar la grana de las Anémonas sen
cillas, cuyos colores sean más buscados, las flores más anchas,
más regulares y de tallos más fuertes. Cuando los ovarios fe
cundados maduran, se les corta, á fin de que los vientos no
desprendan la grana, y se conservan en un sitio á propósito
hasta el momento de la siembra. En los climas en que el frio
no exceda de 8 grados, se puede sembrar en otoño; en los cli
mas más rigurosos se hará por la primavera.
Cuando el plantel ha nacido, se le limpia cuidadosamente
de toda yerba extraña, se bina y riega. A últimos de Junio,
cuando los invólucros se han secado, se extraen las raíces y co
locan en un paraje que no sea muy seco, para que la deseca
cion no sea muy rápida, ni tampoco muy húmedo, guardándo
la luego en cajas hasta el otoño ó primavera para ser replan
tadas, lo mismo que se hace para los ranúnculos.
Muchas anémonas florecen al segundo año; se señalan las
que merecen ser conservadas, y entre las sencillas, las que tie
nen la forma y colores notables.
Para tener anémonas semidobles en flor por el mes de No
viembre ó Diciembre, se planta á mediados de Julio ó princi
pios de Agosto; se riega con frecuencia el plantel, si la estacion
es seca, y se resguardan de las primeras heladas con cubiertas
de paja ó de tela.
Conviene á esta planta una tierra ligera, permeable, fres
ca y no recien abonada; la mejor es la que se halla compuesta
de un tercio de buen mantillo, un tercio de arena muy fina y
un tercio de tierra de hojas descompuestas dos ó tres años
ántes.
Para obtener una florescencia precoz, se plantan las raíces
ó tubérculos de las anémonas en otoño, disponiéndolas á la
distancia de 17á 20 centímetros cada una, y á la profundidad
de 5 á 8 centímetros; pero si se desea una florescencia más tar
— 253 —

día, se verifica esta operacion á la primavera en el mes de Fe


brero.
Las anémonas dobles ó llenas, no granan: por lo que es
preciso propagarlas por la division de sus raíces, que en tér
minos de jardinería se llaman patas, y son unos tubérculos
agrumados y desiguales. Esta operacion se verifica al momen
to de la replantacion.
Esta flor conviene particularmente para las platabandas,
ya sea plantándolas aisladamente ó por grupos y por colores
separados, ó bien mezclados; para los macizos y canastillos;
haciendo igualmente buen efecto en el fondo de los macizos
de rosales de tallos elevados ú otros arbustos de poco follaje.
La anémona, llamada ojo de pavo (A. pavonina), tiene la
raíz tuberosa; peciolos purpurinos; hojas trilobadas, divididas,
y las flores solitarias algo más pequeñas que las de la A. de los
floristas, son muy abiertas, y se hallan formadas de una línea
de pétalos perfectamente conformados y de un gran número
de otros pétalos lanceolados ó lineares agudos, confundiéndose
á veces con los estambres no transformados todavía. Todos los
pétalos tienen un color rojo de cinabrio. Algunas veces el cen
tro de las flores adquiere un matíz verdecino.
Esta especie florece en Mayo y Junio y se cultiva y em
plea como la anterior. En el Mediodia se cultiva en los par
terres como planta viva.
Anémona hepática ó yerba de la Trinidad (A. hepática.) Es
una planta que crece espontánea en muchas partes de Eu
ropa; tiene la raiz fibrosa; las flores radicales largamente pe
dunculadas, azules, blancas ó rosas, segun la variedad, apa
recen ántes que las hojas que son vellosas al principio y glabras
y coriáceas en la edad adulta y con tres lóbulos. Se cultivan
las variedades azul y rosa; la blanca doble es todavía desco
nocida. Se emplea para adorno de los sitios pedregosos y algo
umbrosos. Es una bonita planta cultivada tambien para deco
rar las habitaciones. Los piés que se destinan á este uso se co
locan por otoño en macetas y colocan en una estufa de tempe
ratura poco elevada. -

Anémona del Japon (A. Japónica). Planta perenne del Ja


— 254 -

pon con las hojas trilobadas y dentadas; los tallos un poco ra


mosos superiormente pueden alcanzar 80 centímetros y hasta
un metro. Flores numerosas, largamente pedunculadas, de un
diámetro de 6 á, 8 centímetros, formadas de un gran número
de divisiones ovalo-redondeadas, desiguales, de un color rosa
carminado al interior, y un poco más pálido al exterior que es
finamente velloso; florece de Agosto á Octubre.
Se cultiva en toda tierra buena de jardin, suelta y fresca.
Entre la infinita, variedad de anémonas dobles se pueden
citar, como más perfectas Lord Nelson de flores de color violeta
azulado; Harold, púrpura azulado; Príncipe Alberto, viola oscu
ro; Preciosa y Hortensia, encarnadas; Richelieu y Josefina rojo
escarlata; Relámpago, de un escarlata todavía más intenso;
Rosa mignon de un hermoso tinte rosa; reina Victoria rojo ater
ciopelado; Adorno de la naturaleza, de un azul casi puro.
Se podria, añadir en la plantacion en macizos, sobre todo
si el terreno era calcáreo, la anemona del Apenino (A. apeni
na) vistosa planta de flores azules, rústica y de floracion
vernal.

ANGELoNLA CON HoJAs DE SALICARIA.

(Angelonia salicariofolia.)

Planta vivaz, originaria de Caracas; florece por estío y


otoño; se multiplica fácilmente por semilla y estaca. Le con
viene el invernáculo templado.
Además se cultivan del mismo modo A. minor; pequeña
planta muy vistosa, que se cultiva en tierra rica en mantillo y
muy permeable, y es ménos delicada que la anterior: A. hirta,
especie que se distingue por sus hojas muy vellosas; parece
ménos delicada: A. de Gardner; flores de un hermoso color vio
leta oscuro, punteadas de púrpura en el interior. Esta planta
exhala, un fuerte olor de toronjil y se cultiva lo mismo que las
anteriores.
- 255 -

ANGULoA.

Planta dedicada á Francisco de Angulo, antiguo director


de las Minas del Perú.
Se conocen algunas variedades como la A. de Clowes de
flor amarilla de 8 centímetros de ancho y la A. Ruckerii; flor
gruesa, amarilla con pintas rojas al interior. Son plantas de
invernáculo templado, requieren tierra sustanciosa y riegos
abundantes.

ANGURIA.

En esta familia existen un gran número de especies inte


resantes ora por su hermoso follaje, ora por sus flores ó sus
frutos que ofrecen colores muy variados y vistosos; sin embar
go se cultivan poco en las estufas, porque se llenan de insec
tos, bastando con frecuencia un solo pié para infestar todo un
invernáculo. Florece en estío y requiere tierra sustanciosa y
mucho riego.

ANTEoJo ó ANToJo DE PoETA.

Colleopsis tinctoria.

El género llamado por los botánicos Coreopsis ó Calliopsis


pertenece á la familia de las compuestas y son plantas origi
narias de la América del Norte, anuales ó bisanuales, ramosas,
de 40 á 80 centímetros de altura.
Las especies más extendidas son: -

El antojo de poeta propiamente dicho ó Coreopsida comun


(C. tinctoria) planta oriunda de los lugares inundados y de las
orillas de los rios de Tejas, que ha producido muchas varie
dades que se distinguen por el color de las flores ó por una ta
lla, ménos elevada.
Este Coreopsis y sus variedades son plantas muy vistosas,
muy floríferas, que no exigen por decirlo así ningun cuidado.
- 256 - -

La especie, tipo y sus variedades purpúrea y marmorata pue


den emplearse para decorar las platabandas y los macizos. La
siembra hecha de asiento por la primavera produce plantas que
se ramifican ménos. Las siembras de otoño florecen en Junio, y
las de primavera por Julio. En el verano deben regarse co
piosamente. Las semillas que se esparcen naturalmente ger
minan en otoño ó en invierno y producen piés muy robustos
que se pueden trasplantar.
La C. auriculata, especie vivaz de flores con pedúnculos
muy largos de color amarillo con un círculo púrpura oscuro
al rededor del disco.
La C. Drummond es una especie anual, mucho más baja
que las anteriores.

ANTIGoNoN.

(Antigonon leptopus.)

El antigonon conocido en algunas partes por rosa de la


montaña es una curiosa y bonita planta enredadera de Méjico.
Poco cultivada todavía, merece ocupar más la atencion de los
jardineros. Su cultivo es fácil, pero debe resguardarse del frio.

ANTíLIDE.

(Anthylis.)

Antílide, Barba de Júpiter (A. barba Jovis.) Es un lindo ar


busto indígena que llega á la altura de 1 m 30 á 1n 60 y se
cultiva como planta de adorno; florece en Mayo; quiere tierra
franca, suelta y sustanciosa, exposicion cálida, poca agua y
abrigo en tiempo de heladas; se multiplica por estaca, acodo
y semilla.
Antílide como citiso. (A. cystisoides.) Este arbusto conocido
vulgarmente con el nombre de rosa blanca se cria en España y
cultiva del mismo modo que el anterior.
- 257 -

Existen algunas otras variedades pero todas se cultivan


lo mismo.

ANTIRRINo.

(Antirrhinum.)

El antirrino ó morro de lobo (A. majus), es una planta indí


gena, bienal, con el tallo de 60 á 80 centímetros de altura; ho
jas lanceoladas lisas y los tallos y ramos terminan en racimo
de flores, que son de mediano grandor, irregulares, simulando
un morro de un animal, de un hermoso color púrpura en las
variedades comunes, amarillo de azufre en una variedad que
crece igualmente silvestre.
El cultivo y probablemente tambien el cruzamiento de las
dos especies primitivas ha producido una infinita variedad con
colores muy variados, que hace sea el antirrino una de las
plantas más interesantes de los parterres.
Son fáciles de cultivar y prosperan en toda clase de tier
ra, si bien prefieren la que contiene restos de demoliciones.
Vegetan igualmente en terrenos pedregosos y paredes viejas,
y prosperan bien en macetas.
Se siembran en Abril para que den flores el mismo año,
pues las sembradas en Otoño no florecen hasta el año siguien
te. Se siembran igualmente en el mes de Julio, á la sombra
para trasplantarlas en el Otoño ó en la Primavera al sitio que
—deben ocupar. -

ANTURIo.

(Anthurium.)

Los anturios, plantas de invernáculo cálido, son por re


gla general de un cultivo fácil, y podrian generalizarse más en
la decoracion de las habitaciones de temperatura templada en
donde producirian el más vistoso efecto. Conviene tenerlos en
una atmósfera húmeda, regándolos copiosamente.
— 258 —

Se conocen muchas variedades, siendo las principales el


Anturio de Scherzer. Planta enana, con hojas de un color
verde oscuro, coriáceas. Es una de las más hermosas especies
del género.

Fig. 20.—ANTURIo MAGNíFICo.

Anturio magnífico. Hojas muy grandes en forma de cora


zon, de 50 á 60 centímetros de longitud; de un color verde
oliva en el que resaltan las líneas blancas que recorren la ner
vadura principal.
Anturio real. Hojas muy pecioladas, largas, de 70 centíme
tros al principio de un color rojo sanguíneo, que pasa luego al
castaña y últimamente amarillo oliva y verde esmeralda; la
nervadura es saliente y blanca. -

Anturio notable. Hojas muy grandes con la nervadura de


un blanco plateado, sobre un fondo verde oliva.
Además se cultivan:
A. Galeottianum. A. fissum.
—membranuliferum. —Joughii.
— 259 —
—digitatum. —amplum.
—coriaceum. —viride.
—macrospadix. —Aubletii.
—Hookerii. —Beyrichianum.
—lanceolatum. —heleborifolium.
—Sagittatum. —rubricaule.
—glaucescens. —pedatifidum.
—ottonianum. —Wagnerianum.
—mauritanium. —Warscewiezii.
—Willdemowii.
—crinitum.

APHELANDRA.

(Aphelandra.)

Género de plantas de la familia de las acantáceas.


Aphelandra de cuatro lados. (A. tetragona.) Arbusto de la
América Meridional; florece en Agosto y Setiembre; se cultiva
en Europa por sus magníficas flores de color rojo brillante muy
hermoso.
Aphelandra de flor de naranjo. (A. aurantiaca.) Este arbus
to habita en los montes de Méjico y se cultiva en Europa
como planta de adorno. Tiene la altura de 40 centímetros, ho
jas anchas, de un verde oscuro, ovales, lustrosas; flores de un
amarillo naranjado de los más brillantes. Invernáculo cálido.
Aphelandra brillante. (A. fulgens.) Arbusto originario de Mé
jico, de un metro de altura, apetece tierra ligera y sustancio
sa; riego frecuente; invernáculo cálido; multiplicacion por es
tacas.
Se cultivan además las A. lustrosa, parecida á la A. au
rantiaca, pero más hermosa todavía; la A. sguarrosa; la A. or
nata; la A. liboniana; la A. Roeglii y algunas otras.
APocINo.

(Apocynum.)
Apocino con hoja de Androsemo. (A. androsemifolium.) Plan
- 260 —

ta perenne, originaria de la América Septentrional ramificada


superiormente; hojas opuestas, ovales, que terminan en punta;
flores róseas, pequeñas, reunidas á la extremidad.
Esta planta, más curiosa que bonita, esparce cuando está
en flor un olor aromático como de miel, que atrae las moscas
y otros insectos, y al chupar el líquido dulcillo que secretan
las flores quedan retenidas sin poder sacar su trompilla de en
tre los órganos de esta flor.
Esta planta prefiere los suelos ligeros, porosos, frescos, y
reclama una exposicion umbrosa.

(Aponogeton.)

Planta acuática del Africa austral, cuyas largas hojas


elípticas flotan á la superficie del agua, por encima de la cual .
se elevan las dos espigas de flores blancas de su inflorescencia
bifurcada.
Esta planta se cultiva ordinariamente en todos los acua
rios templados del Norte, pero prospera mucho mejor al aire
libre bajo el cielo del Mediodía.

(Aquilejia.)

La aquilejia ó ancolia de jardin, (A. vulgaris,) es una plan


ta indígena, perenne, rústica, con el tallo ramoso de unos 80
centímetros de altura; las flores que aparecen en Mayo y Ju
nio tienen los pétalos en forma de campana con la base pro
longada, y son azules en el género tipo.
El cultivo de esta planta ha dado orígen á numerosas va
riedades de flores blancas, rosas ó violetas.
Las principales son la A. de Siberia, de flores azules con
una mancha blanca en la punta de los pétalos; la A. de Fischer
ó jucunda, parecida á la anterior, y la más vistosa de todas las
aquilejias ó ancolias por el tamaño de sus flores abiertas y de
agradable color, la A. del Canadá, que se distingue de la espe
cie comun por las flores de un hermoso color rojo exterior
mente, y amarillo verdusco interiormente.
- 261 -

Las ancolias son plantas que se podrian cultivar más en


los jardines, si no tuviesen el inconveniente de todas las plan
tas vivaces, que, pasada la florescencia, es preciso destruirlas
para dejar sitio á otras plantas de adorno.
Todas las aquilejias apetecen lugares algo abrigados de
los rayos del sol, y se acomodan en todos los terrenos, con tal
que el agua no se encharque.

ARÁBIDA.

(Arabis.)

Este grupo, cuyo nombre es de orígen árabe, pertenece


á la familia de las crucíferas, y es originario de los Alpes, ó
de las montañas elevadas del Mediodía de Europa.
Todas las Arábidas son muy rústicas, y por su floracion
precoz apreciadas en los jardines. Se cultivan en macizos y
mejor á lo largo de las platabandas, mezclándolas con los doro
nicos, ó con las saxifragas de Siberia, á fin de que las flores
blancas de las primeras resalten con las amarillas de los se
gundos, ó con el color rosa, más ó ménos carminado, de las úl
timas. - •

Se conocen algunas variedades, siendo las más aprecia


das la A. de los Alpes, llamada tambien cestilla de plata, y la A. del
Cáucaso. Se propagan por semilla, ó por division de su mata,
pasada la floracion.

Aralia.

La familia de las araliáceas, que por la extructura de sus


flores y hasta cierto punto por el follaje y porte, es muy inme
diata á las umbelíferas, proporciona muy bonitos arbustos á
nuestros invernáculos templados y frios. Una de las especies
herbáceas más preciosas para adorno de los jardines es la
aralia papirífera, originaria de la Isla Formosa: es un arbusto
que puede alcanzar más de dos metros, los tallos, al igual que
los del sauco, contienen al interior un meollo abundante del
18
— 262 —

que se sirven los chinos para fabricar el papel llamado de


China; las hojas constituyen todo su mérito hortícola; son de
grande dimension, tienen la forma de las de la vid, y se hallan
cubiertas de un vello algodonoso muy blanco. Las flores pe
queñas, dispuestas en racimo ofrecen muy poco interés.
Esta planta es una de las que mejor se prestan para
adorno de los jardines en la bella estacion; no resiste los hie
los de la España Septentrional, por cuyo motivo se conserva
en Invierno en invernáculo templado. Como sucede con todos
los vegetales de madera ó tejido esponjoso, que se desarrollan
rápidamente, le perjudica la humedad fria.
Aralia de Siebold (A. Sieboldii.) Arbusto del Japon, no tan
grande, pero más rústico que el anterior, y empleado en In
vierno para adorno de las habitaciones.
Ultimamente se han introducido en los jardines muchas
otras Aralias, entre ellas una especie leñosa, el Dimophantus
elatus, cuyas hojas compuestas alcanzan dimensiones enormes.
Las especies más recientemente introducidas de Colom
bia y Costa-Rica, son la A. Ozyanum;—auriculatum;—tortile;
—denticulatum;—costaricense; — dealbatum;—furfuraceum;—
laciniatum.

ARAÑA ó AÑARUELA.

(Nigella damascena.)
Esta planta conocida en algunos países por cabellos de Ve
nus y Barba de capuchino, es anual, con el tallo ramoso, de 40 á
50 centímetros de altura; hojas finamente recortadas; flores
terminales, regulares, de un azul claro. Existe una especie,
comun en las mieses, conocida por Nigela de España (N. hispa
mica) de flores azul de lila. - -

Las dos son bonitas plantas de platabanda; pero su flo


rescencia tiene muy poca duracion para que se les destine un
sitio muy importante. Se reproducen por semilla.
Se cultivan dos variedades: la enana, de tallo de 25 á 30
centímetros y la atropurpúrea, flores de un color de viola pur
púreo.
- 263 —

ARAUJA.

(Physianthus.)

La aranja blanquizca, (A. albens,) es una planta leñosa,


originaria del Brasil, y cultivada como planta de adorno; es
trepadora, pudiendo cubrir grandes espacios. Se multiplica
por estaca en tierra ligera; al aire libre florece hasta las pri
meras heladas; la conviene el invernáculo templado en las co
marcas del Norte.

ARENARIA.

(Arenaria.)

La arenaria de Mahon es una pequeña planta vivaz que


cubre el suelo, formando un césped tupido; hojas ovales per
sistentes que se cubren en Mayo de una cantidad de peque
ñas flores blancas. Vive á la sombra, y se utiliza para la for
macion de bordes y adorno de los lugares pedregosos y
frescos.

ARGEMONA.

(Argemone.)

Las argémonas son plantas anuales, originarias de las


montañas de Méjico y de la América central, bastante rústi
cas para florecer y fructificar en el Norte de España. Se ele
van rectas, tienen de 70 centímetros á un metro de altura,
ramificándose más ó ménos segun la variedad, y al extremo
de cada ramo lleva una flor del tamaño de la de amapola, muy
abierta y de pétalos muy caducos.
Se cultivan dos especies, la argemona de flores blancas, (A.
grandiflora) y la argemona de flor amarilla, (A. mexicana.)
Las dos son más notables por su follaje que por sus flores
— 264 —

muy pasajeras. La siembra se verifica en Marzo ó Abril, con


ó sin abrigo, segun la estacion y los lugares.

ARGIREYA.

(Argireia.)

Planta trepadora cultivada en los invernáculos en el Nor


te de Europa, y al aire libre en las localidades más cálidas.
Aparte de sus hojas sedosas y como plateadas, la consistencia,
del tallo y el carácter de sus frutos, no se diferencia de las
campanillas. Las especies más comunes son:
A. splendens.
A. argentea.
A. choisyana.

Aristoloquia.

Son las aristoloquias plantas enredaderas, notables por


la magnitud de sus flores, habiéndolas de un metro de cir
cunferencia en su boca, como la A. cordifolia, originaria de
las riberas del rio de la Magdalena, que sirve á los habitantes
del país para cubrir la cabeza á modo de gorro.

Especies que vegetan al aire libre.

Aristoloquia de Virginia, (A. Sipho.) Arbusto rústico de la


América Septentrional, de 6 á 10 metros de altura, trepador
y muy útil para guarnecer los cenadores y paredes, en Mayo
y Junio produce flores tubulosas, de la forma y grandor de
una pipa pequeña, reticuladas de púrpura negro sobre fondo
amarillento, y suspendidas á largos pedúnculos.
Quiere tierra de primera calidad, un poco fresca, y pros
pera aunque se halle á la sombra. Se multiplica por semilla,
por acodo y por estaca.
Aristoloquia tomentosa. Se distingue de la precedente por
sus hojas un poco vellosas. - -
- 265 -

Aristoloquia de Australia, (A. pubera.) Muy grande y muy


hermosa planta de la Nueva Holanda meridional, tiene las
hojas persistentes, cordiformes, de un hermoso verde, y espe
cialmente apropiada al clima meridional por resistir á la se
quedad mejor que las precedentes.
Aristoloquia de Kampfer. Hojas ovales, trilobadas, lisas su
periormente y cubiertas por debajo de un vello blanquecino.
Además se cultivan en algunos jardines las A. sagitata;
A. altissima; A. semperviren; A. boetica. La primera es ameri
cana, las otras de España..

Especies de invernáculo.

Muchas otras aristoloquias procedentes de América pue


den considerarse como plantas de primer órden; pero hasta
ahora no se han cultivado más que en los invernáculos. Sin
embargo, creemos que podrian vegetar al descampado en los
jardines de las localidades templadas.
Aristoloquia de Mutis ó de flores grandes. Tallo sarmentoso y
voluble; hojas cordiformes, flores solitarias, pareciéndose áuna
especie de gorro frigio, anchas de 26 á 28 centímetros, largas
de 30 á 32, con una suerte de apéndice en forma de cola de 4
á 50 centímetros de largo. .

A. labiada. Tallos cubiertos de una espesa capa de corteza


suberosa, con ramos volubles ó sarmentosos, cilíndricos; hojas
reniformes obtusas; flores muy grandes, bilabiadas, con el la
bio superior en forma de casco, de un amarillo pálido con ve
nas de carmín oscuro; el olor es muy fuerte y fétido por lo que
se ha abandonado algo su cultivo.
A. de tres lóbulos. Muy curiosa y con las flores muy gran
des, solitarias; se multiplica por estaca y acodo, y es planta de
invernáculo frio.
Se cultivan tambien las especies siguientes: A. picta, muy
bonita planta de flores de un color violeta y amarillo de oro.
A. sempervirens, A. macredina, A. anguicida, A. arborea, A. leu
comeura, A. ornithocephala, A. floribunda.
- 266 —

ARMERIA.

La armeria ó césped es una planta indígena, perenne, rús


tica, de tallos cortos, cubiertos de numerosas hojas lineares
que forman un césped agradable, sobre el cual se eleva de Ma
yo á Julio una cantidad de flores encarnadas, rosas ó blancas
sostenidas por largos pedúnculos delgados.
Las principales variedades son:
La A. marítima, llamada césped del Olimpo, ó césped de
España.
Es indígena y vivaz, muy empleada para formar bordes
elegantes y duraderos. La A. mauritánica empleada como ador
no de las platabandas. Las armerias se multiplican fácilmente
por semilla y por division de los piés en la primavera y otoño.

ARNEBIA.

(Armebia echioides.)

Bonita planta de Armenia y del Cáucaso, vivaz por su raíz,


las flores relativamente grandes, (casi iguales á las de la pri
mavera de jardines) son de un amarillo vivo con cinco man
chas carmesís al orígen de los lóbulos de la corola. Por su pe
queña talla, su follaje de un verde oscuro, por la belleza de su
inflorescencia y por su rusticidad, la arnebia que todavía se
halla poco extendida, justifica el favor de que goza en los par
terres de Rusia, de Inglaterra y de Alemania, en donde no
reclama, por decirlo así, ningun cuidado. En nuestra latitud,
más cálida ó más seca, prefiere la tierra fresca y sitios abriga
dos de los rayos ardientes del sol. Se la multiplica fácilmente
por semilla y por hijuelos.
ARo ó YARo.

(Arum.)

El nombre de Aro deriva de Aron, nombre que llevaba la


— 267 —

especie comun en Grecia. Es una planta viváz con rizomas tu


berculosos, hojas en forma de corazon ó de flecha, y flores en
cerradas en una espata en forma de oreja de mulo. Las especies
más cultivadas son:
Aro de Italia. (A. Italicum.) Indígena, hojas en forma de co
razon, con venas manchadas de blanco. Florece en Abril y
Mayo y la espata tiene un color blanco verdoso. Es planta rús
tica, propia para guarnecer los lugares pedregosos y cubiertos.
Aro de Córcega, tiene las hojas cordiformes, de un verde in
tenso y manchas ó venas blanco verdosas y la espata de un co
lor violeta, oscuro lívido. En los climas del Norte teme el frio,
por lo que conviene multiplicarlo en macetas.
Aro serpentario, tallos de un metro de altura, hojas con cinco
divisiones, espata muy desarrollada, de un color violeta pur
púreo oscuro por dentro, y verde al exterior, exhalando un olor
fétido y cadavérico. Es una planta rústica que quiere tierra
sustanciosa y suelta.

ARo DE ETIoPíA. (Véase Yaro.)

ARTEMISA.

Arbusto cultivado en los jardines por su olor penetrante de


alcanforó de limon.
Artemisa plateada. (A. Argentea.) Este arbusto, oriundo de la
isla de Madera, puede ocupar un buen sitio entre las plantas
de adorno, de hojas coloradas, que son elegantes, sedosas, pla
teadas y exhalan, cuando se les frota, un olor aromático.
En la parte septentrional de España debe conservarse por
invierno en un invernáculo templado. Se cultivan algunas otras
especies ménos importantes.

ARREBoLERA.

(Mirabilis Jalapa.)

Las arreboleras, conocidas tambien con los nombres de Be


— 268 —

llas de noche, ó de Don Diego ó Don Pedro de noche, son plantas


originarias del Perú, que solo florecen al declinar el dia. Tie
nen unos tallos nudosos, hojas opuestas, flores dispuestas en
círculos terminales, cáliz campanudo en cinco divisiones; la
corola en forma de embudo. Las variedades principales son:
Don Diego de noche de los jardines, es anual y viváz, de raíz
napiforme, negra; tallo robusto, ramificado, flores campanula
das que se abren al ponerse el sol y permanecen abiertas toda
la noche, se cierran por la mañana y tienen colores diversos
segun las variedades, pues unas veces son blancas, otras en
carnadas, amarillas ó jaspeadas.
Don Diego de noche oloroso, ó de flores largas, tiene los tallos
difusos, hojas en forma de corazon, viscosas, como igualmente
toda la planta: flores olorosas con el tubo muy largo y limbo
mucho más pequeño que en la precedente.
Se ha obtenido y descrito con el nombre de mirabilis hibrida
una arrebolera ó Bella de Noche que es intermedia entre las
dos especies precedentes. Es fácil por medio de la fecundacion
artificial obtener arreboleras ó Don Diegos de Noche híbridos;
pero hasta el presente se ignora si sus productos podrán per
petuarse indefinidamente por medio de sus propias semillas. Sin
embargo, se puede conservarlas por espacio de muchos años
conservando los tubérculos en sitio oportuno. Se emplea para
adorno de las platabandas y de los macizos, y quiere tierra,
sustanciosa, floja y fresca; riegos frecuentes en verano. Se
siembra por Marzo, cubriendo la simiente con dos dedos de
tierra, bien de asiento, bien en semilleros arreglados por eras
ordinarias para trasplantarlas en el Otoño; la simiente se es
parrama ó por surcos ó por golpes; los riegos se hacen á mano
con regadera de lluvias finas; se hacen frecuentes escardas para
limpiar el terreno de malas yerbas, y entresacas que dan incre
mento á las plantas.
As CLEPIA DE.

(Asclepias.)
Género de plantas, que sirve de tipo á la familia de las as
— 269 —

clepiádeas y que contiene un buen número de especies, origi


narias de América y vivaces, introducidas en Europa como
plantas de adorno.
La más interesante es la asclepiade tuberosa, delº América
del Norte, vivaz, hojas lanceoladas cuyas ramas terminan en
umbelas de flores de color amarillo de azafran. Planta elegante
que prospera en tierra de brezo turbosa, fresca, ó en un suelo
sustancioso, un poco arenoso, suelto y húmedo.
Asclepiade encarnada. Esta planta viváz, originaria de Vir
ginia, florece desde Junio á Agosto y quiere tierra sustanciosa,
suelta y un poco húmeda. Se multiplica por semilla ó por hi
juelos. -

Asclepiade de Siria ó planta de algodon. (A. Cornuti.) Especie


originaria del Canadá, de tallos sencillos, altos de 1 m á 1,º.50,
que se cubren de anchas y hermosas hojas ovales, y terminan
por umbelas de pequeñas flores blancas, óblanco rosado, de un
aspecto agradable y curiosas por su estructura como todas las
asclepiádeas. El fruto es un doble folículo cuyas semillas con
tienen una pelusa que se ha comparado al algodon, pero por
más ensayos que se han hecho no ha podido hilarse y conver
tirlo en tela. Por su altura y por su follaje abundante, solo
conviene á los grandes jardines. Tierra sustanciosa, profunda,
fresca, exposicion al sol. Se multiplica fácilmente por renue
vos en otoño ó primavera.
Además se cultivan la asclepiade de Duglas, procedente de
California, planta un poco baja, follaje espeso y flores rosas; y
la asclepiade de Curasao, que siendo originaria de las Antillas,
exige el invernáculo cálido en invierno bajo el clima de Ma
drid. Esta última se distingue de las precedentes por el color
de sus flores, que es rojo anaranjado.

ASFoDELo.

(Asphodelus.)

Los antiguos plantaban el asfodelo cerca de las tumbas,


por creer que los manes se alimentaban de sus raices.
— 270 —

Asfodelo ramoso, baston blanco, baston real. Es indígena; ta


llo, sencillo ó ramoso, y las raices tuberculosas y feculentas se
han explotado por la industria como raices sacaríferas. Tierra
buena y posicion al sol.
Asfodelo amarillo, vara de Jacob (A. Luteus). Tallo sencillo,
de 1m de altura; flores amarillas desde Mayo á Julio. Hay una
variedad de flores dobles. Las dos plantas se multiplican de
semilla y por division de su pié.

AsPERULA AROMÁTICA.

Planta indígena, propia de los lugares frescos y cubiertos


de árboles; es viváz, formando matas redondeadas, altas de 20
centímetros; tallos sencillos, angulosos; hojas oblongas, áspe
ras; flores blancas, aromáticas, agrupadas en corimbo. Crece
bien debajo de los árboles y en sitios pedregosos, frescos y
sombríos. En Alemania y en las comarcas inmediatas al Rhin,
se busca en la primavera, para aromatizar el vino llamado
de Mayo. Se cultiva, tambien en macetas para adorno de las
habitaciones y balcones.
AsPIDIo.

(Aspidium aculeatum.)

El porte y la extrema elegancia del follaje de este helecho


indígeno y viváz, hace que sea buscado para adorno de los si
tios húmedos y umbrosos. Su rizoma voluminoso dá orígen á
muy hermosas frondas finamente recortadas y largas de 80
centímetros á 1m se multiplica por division de los rizomas.
La elegante y curiosa variedad subtripinnatum, no alcanza
jamás la dimension del tipo, y tiene las pínulas más pequeñas,
más separadas y son triangulares.
El aspidio anguloso, (A. angulare) Se distingue del primero
por los lólubos de sus frondas que son auriculados y breve
mente pedicelados.
Los tres helechos referidos reclaman una tierra arcillo-are
mosa, húmeda y resguardada del sol.
— 271 —

AsPIDISTRA DEL JAPoN.

(Aspidritra elatior.)

Una de las plantas más recomendables para adorno de las


habitaciones por su hermoso follage lustroso, y de larga
duracion, es la aspidistra, planta viváz por su rizoma, y que re
siste en las habitaciones á todas las variaciones de temperatu
ra. Insignificante por sus flores, es de primer órden por su fo
llaje abundante, nervoso, alto de 50 á 70 centímetros, lan
ceolado y ancho de 10 á 12 centímetros, lustroso, de un verde
muy vivo, pero matizado con frecuencia de líneas ó anchas
bandas de una blancura perfecta. Como planta de follaje co
lorado, la aspidistra del Japon tiene pocas rivales, reuniendo
la preciosa ventaja de ser mucho más rústica, no temer ni al
sol ni al polvo, y no exigir otros cuidados que los riegos nece
sarios segun las circunstancias.

Aster.

El género aster, cuyo nombre griego significa estrella, alu


diendo á la forma de los capítulos florales; comprende un gran
número de especies jardineras, casi todas vivaces por sus rai
ces, rústicas, de floracion estival, ú otoñal, sus capítulos tie
nen el disco amarillo, y los rayos ordinariamente de un color
azul violáceo, algunas veces blancos, rosas ó purpurinos. Son
conocidas ordinariamente por estrellas, ó reinas margaritas.
Las estrellas se dividen en dos clases, las qne son peren
nes, y las anuales ó margaritas de la China (Aster sinensis) que
se conocen con el nombre genérico de callistephus.
Las perennes son casi todas originarias de la América sep
tentrional; son plantas rústicas, útiles para la alimentacion de
las abejas, y se cultivan para los grandes macizos, ó para ador
nar los bordes de los bosquetes. Los tallos son ramificados, y
se cubren en otoño de numerosas flores de diversos colores.
Son plantas que esquilman pronto la tierra, por cuya razon
— 272 —

conviene mudarlas de sitio cada tres ó cuatro años, si se ha de


obtener una florescencia abundante. Algunas especies son pre
coces, otras tardías; de manera, que si se saben elegir, se pue
den obtener flores desde el mes de Junio hasta las primeras
heladas.
Entre las especies perennes más recomendables se hallan:
la estrella llamada por los franceses ojo del Señor. (A. amellus)
tiene las hojas oblongo-lanceoladas, tallos de 40 á 50 centíme
tros, flores numerosas, en corimbo, con el disco amarillo y los
rayos de un bonito azul; florece de Julio á Setiembre.
La variedad (A. amelloides), es más tardía y tiene las flores
mayores.
El aster de los Alpes, es más bajo y tiene las flores que apa
recen en Junio, grandes, solitarias, con los bordes violáceos ó
blancos y el disco amarillo.
A. de los Pirineos, parecido al anterior, pero es dos veces
más alto, flores grandes, violetas, en capítulos solitarios ó reu
nidos en número de tres á cinco, formando en este caso un co
rimbo ramoso.
A. liso (A. laevis). Flores en Octubre grandes, de color de
lila claro.
A. de tallo rojo (A. rubricaulis). Tallos ramosos de 1m25, de
follage glauco. Flores grandes poco numerosas, de un azul lila.
A. de dos colores (A. bicolor). Por su poca talla (25 á 30 cen
tímetros) y abundancia de sus capítulos de un color blanco ro
sa que pasa insensiblemente al púrpura claro, se recomienda
para la decoracion de los parterres.
A. elegante (A. formosísimus). Tallos de 1º, flores en
Agosto y Setiembre en corimbo prolongado, de un hermoso
azul lila, disco amarillo que pasa pronto al purpúreo. Esta va
riedad es la que más comunmente se cultiva en macetas para
adorno de ventanas y balcones.
A. de muchos colores. (A. versicolor.) Flores en Agosto y Se
tiembre, de color blanco de carne, pasando sucesivamente al
color rosa y lila, disco amarillo.
A. de Nueva Inglaterra (A. Novae-Anglioe.) Tallos rectos, de
1,m.50, hojas lanceoladas, amplexicaules, auriculadas; deAgosto
- 273 =

á Octubre, flores grandes, azules, en capítulos brevemente pe


dunculados y dispuestos en vasto corimbo.
A. rosa (A. roseus.) No difiere del precedente más que por
sus flores, que son rosas.
A. de Reveri. (A. Reeversii.) Tallo de 25 á 30 centímetros,
flores en Setiembre y Octubre, pequeñas, de color blanco ó rosa,
agrupadas en corimbo prolongado. Esta especie es la más
apropiada para los bordes. -

A. florífero (A. floribundus.) Flores en Setiembre, con los


corimbos voluminosos, de un hermoso color lila, disco amarillo,
que pasa luego al purpurino.
A. de flores grandes. (A. grandiflorus.) Tallo muy ramoso de
80 ó más centímetros; hojas pequeñas, lanceoladas, flores so
litarias al extremo de los ramos, pero grandes y de vistoso
efecto, teniendo la ventaja de ser tardías, (en Octubre), cuando
los jardines comienzan á despojarse de sus adornos.
A. repertus. Tallo de 1 m, ramoso; flores rosas ó encarnadas
reunidas en corimbo prolongado.
A. de hojas pequeñas. (A. tenuifolius). Tallo de 1m,50, muy
ramoso, hojas lineares, estrechas, enteras; flores pequeñas,
blancas, formando un vasto corimbo.
A. de flores colgantes. (A. pendulus.) Tallo muy ramoso de
lº, con las ramificaciones horizontales; hojas inferiores elíp
tico-lanceoladas; las caulinarias muy pequeñas. En Setiem
bre flores excesivamente numerosas, pequeñas, blancas, muy
vistosas, al principio de un blanco puro, que pasa pronto al
rosa ó purpúreo.
A. multifloro. (A. multiflorus.) Esta especie, muy ornamental
y muy florífera, es preciosa para decorar los parterres y las
distintas partes de los jardines pintorescos. Sus ramos pueden
servir para adornar los vasos y las jardineras de los salones, y
se los emplea con frecuencia en la confeccion de ramilletes.
Entre las numerosas especies de Asters es la más fácil de re
conocer y sin contradiccion una de las más bonitas.
A. de Tradescant. (A. Tradescanti). Tallo rojizo de 1º á
1",80, hojas lanceoladas, matizadas de encarnado, apenas den
tadas, rugosas por encima. Capítulos pequeños, blancos, con el
— 274 —

disco amarillo que pasa al purpúreo. Esta especie es notable


por su floracion tardía, que tiene lugar en Octubre.
El Aster de Tradescant es una de las especies más distin
guidas y más ornamentales de este género notable, tan precioso
para la decoracion de los jardines en donde se requieren plan
tas rústicas, que no necesiten, por decirlo así, ningun cuidado.
Es muy florífera, de un porte y aspecto elegante, que deberia
cultivarse con más profusion.
A. turbinellus. Planta viváz, tallo ramoso de 1m; hojas ra
dicales oblongo-lanceoladas, nulas en la floracion; las caulina
rias más estrechas, obtusas, decrecientes, que se convierten en
tubuladas. Capítulos florales ordinariamente solitarios, algu
nas veces en número de dos ó tres, colocados en las ramifica
ciones filiformes, de un color de violeta lila, claro con el invó
lucro turbinado. Florece en Setiembre y Octubre. •
Este Aster es, sin contradiccion, uno de los más bonitos y
graciosos, entre las numerosas especies de este género que ac
tualmente se cultivan en los jardines. Los tallos, que se rami
fican á una débil altura del suelo, son muy ramosos; las rami
ficaciones filiformes producen una floracion de tal manera
abundante que las hojas quedan cubiertas por las flores, dando
al conjunto de la planta el aspecto de una mata florida que no
deja de ser ligera y muy graciosa.
Se cultivan en los jardines muchos otros, pero son inferio
res á los que llevamos mencionados.
Todas estas plantas se han multiplicado hasta el dia por
separacion de las matas, en otoño ó en la primavera, á causa
de que la mayor parte no producen semilla en los jardines;
siendo sensible que las más hermosas no puedan someterse á
la reproduccion por siembra, porque es probable que se obten
drian variedades dobles ó llenas, con modificaciones en el co
lor, como ha sucedido en los crisantemos, en la Reina Marga
rita y la dalia.
— 275 —

MARGARITAs DE LA CHINA.

(Aster sinensis.)

Reina Margarita (Aster sinensis, Callistephus hortensis.) Po


cas plantas se hallan tan extendidas en los jardines como las
Margaritas de la China, porque se adaptan á todos los terre
nos, soportan la sequedad y los rayos ardientes del sol, y son
muy propias para adornar las platabandas y los parterres du
rante una gran parte de la buena estacion, pudiéndose obtener
una floracion continuada por medio de siembras sucesivas.
Con justicia se le ha dado el nombre de Reina para marcar su
preeminencia sobre las otras especies de la familia numerosa á
que pertenece.

%
%
24
%

(Fig. 21.) Aster.—Reina Margarita.


La Reina Margarita (fig. 21) emplea cinco meses para re
correr todas las fases de su vegetacion; por esto se puede ha
cer la siembra de esta planta en distintas épocas, trasplantán
- 276 —

dola la primera vez en vivero á la distancia de 12 á 15 centí


metros, y de asiento cuando la planta se habrá desarrollado su
ficientemente. Sembrada, en Abril, florece desde últimos de Ju
lio á Setiembre, por lo que es ventajoso para procurarse por
mucho tiempo flores frescas, sembrarla la primera vez del 15
al 20 de Marzo en macetas, que se colocan dentro de una cama
caliente; la segunda tiene lugar del 10 al 15 de Abril, al aire
libre, en una era preparada al efecto, y la tercera vez al prin
cipio del mes de Mayo.
Cuando el plantel ha adquirido suficiente robustez, se tras
planta á 25 centímetros de distancia sobre una platabanda cu
bierta de buen mantillo. Se coloca en su sitio cuando aparecen
los primeros botones.
Para esta plantacion definitiva se labra bien el terreno, y
se abren pequeños hoyos á la distancia de 30 ó 40 centímetros,
colocados en ringlera, ó á tresbolillo, si se desea formar maci
zos. Las plantas sacadas con su cepellon, se colocan una á una
en cada hoyo, y despues de haber comprimido la tierra con la
mano al rededor de la mata, se riega. Esta operacion es mu
cho más segura si se hace en dia nublado.
El cultivo ha modificado considerablemente la Reina Mar
garita, habiendo producido en ménos de un siglo un número
casi ilimitado de variedades. Los horticultores han dividido estas
plantas en muchos grupos que presentan cada uno de ellos en
distintas proporciones una série de colores que se reproducen
por regla general por la siembra. Los colores más usuales son
el encarnado, el rosa, el lila, el violeta y el blanco. Casi siem
pre los matices son uniformes, excepto en algunas variedades
de tintes oscuros, que tienen los bordes de color blanco.
Los grupos más notables de Reinas Margaritas son:

I. REINAs MARGARITAS PIRAMIDALEs.

R. M. con flor de peonia. Planta vigorosa de 50 á 60 centí


metros de altura; flores grandes, globulosas, con los flósculos
ligulados y anchos.
R. M. perfeccion, raza florífera, distinguiéndose de la que
- 277 -

precede por sus lígulas ménos largas, que no se encorvan hácia


dentro para formar la bola.
R. M. con flores de crisantemo. Flores grandes y muy anchas,
liguladas, y regularmente imbricadas.
R. M. enana. Raza de 20 á, 25 centímetros de altura, con
flores grandes, llenas, imbricadas y muy vistosas. Se conocen
algunas subvariedades interesantes, que se reproducen por
siembra. Mencionaremos entre otras las de color malva-lila,
lila bronceado, violeta rojizo, y rosa vivo.
R. M. imbricada. Flores llenas, redondeadas, con lígulas
imbricadas con mucha regularidad.
R. M. renúnculo. Planta alta de 70 á80 centímetros, muy
florífera, pero con las flores pequeñas, más propias para con
feccionar ramilletes, que para servir de adorno á un parterre.
R. M. gigante. Tallos robustos, flósculos muy grandes, con
lígulas más ó menos flexuosas, y flojamente imbricadas.
R. M. erizo, cuyos flósculos terminan en punta. Es planta
más curiosa que bonita, aunque no deja de tener su mérito.

II. REINAs MARGARITAs TUBULADAs, ó DE PÉTALos DE ANÉMoNA.

Estas plantas, llamadas tambien R. Margaritas turcas y


rusas, tienen el tallo ménos elevado que las razas precedentes,
muy ramoso desde la base; son muy floríferas, con flores bom
badas, de mediano grandor, con los flósculos del centro en for
ma de tubos. Son plantas robustas, que han producido muchas
subvariedades, siendo la más notable la de las reinas margari
tas muy enanas, de 12 á 16 centímetros de altura, y muy em
pleadas para guarnecer las jardineras de salon.
Con el nombre de R. M. de China se cultiva desde poco una
raza singular por la altura de los tallos, la longitud de sus ra
mificaciones, y la estrechez y longitud de las lígulas, caractéres
que les dan cierto aspecto á la R. M. erizo. Se cultivan ya cin
co ó seis variedades.
La Reina Margarita es una planta rústica, que se acomoda
con todos los terrenos y exposiciones; pero que no en todas
partes prospera con igual lozanía, degenerando pronto las más
19
— 278 —

hermosas variedades, si se descuida su cultivo. Para obtenerlas


en toda su perfeccion, es preciso colocarlas en una tierra sus
tanciosa y fresca. En el Norte de España prefiere la exposicion
al sol directo; en el Mediodia requiere una situacion sombreada
en las horas más cálidas del dia, porque la luz muy intensa
abrevia la duracion de sus flores.
No todas las Reinas Margaritas pueden reproducirse cons
tantemente y sin variacion alguna por medio de la siembra,
sobre todo, si no se han escogido escrupulosamente las flores
que han de producir la grana. En las variedades muy dobles ó
llenas, la trasformacion ó prolongacion de los flósculos, produ
ce con frecuencia la esterilidad completa; por lo que las flores
no fructifican.
Aunque estas plantas sean robustas, si pertenecen á las
grandes razas piramidales, no tienen suficiente vigor para re
sistir los vientos y las lluvias borrascosas, muy frecuentes en
la época en que florecen; por consiguiente, es necesario sos
tenerlas con un tutor. Las razas pequeñas, principalmente las
R. M. anémonas, no se hallan expuestas á dicho inconveniente,
por lo que se recomiendan sobre todo para los jardines que no
se cuidan con esmero.
Las Reinas Margaritas por la gran variedad de matices, se
prestan admirablemente á las combinaciones de colores, cuyo
efecto es grande cuando se observan las leyes de los contras
tes. No nos entretendremos en relatar las ventajas que pro
curan estas plantas para adorno de jardines, en donde for
man canastillos, ó macizos muy elegantes, produciendo igual
mente un grandé efecto en las platabandas. Algunas varieda
des, cultivadas en macetas, son muy convenientes para decorar
los balcones y habitaciones.
El cultivo en tiestos no ofrece dificultad alguna. Se em
plean macetas de 18á 22 centímetros de abertura, segun las
variedades; las pequeñas y las enanas, que son las que deben
preferirse, se colocan en tiestos más pequeños, que se llenan de
tierra ligera y más sustanciosa que la de las platabandas del
jardin; siendo conveniente aumentar todavía su fertilidad por
medio de algunos riegos hechos con abono líquido.
- 279 —

AsTILBE.

Género de planta de la familia de las saxifrágeas.


Astilbe del Himalaya. (A. rivularis.) Esta especie viváz, ori
ginaria de los lugares húmedos del Himalaya, se cultiva en
los jardines por su follage gigantesco, que se eleva á más de
1º, y por la amplitud de sus panículos. Puede rivalizar con la
Spiraea Aruncus de la que tiene el porte, y en totalidad recuer
da á la Hoteia Japónica.
La astilbe se emplea para adornar la entrada de las grutas,
decorar las rocas, perspectivas, etc. Siendo poco delicada, prue
ba en todas las tierras turbosas frescas, con tal que se coloque
en sitio resguardado del sol. Florece en Julio, y se multiplica
fácilmente por division de los rizomas, que se verifica en la pri
mavera en el momento que entra en vegetacion.

ATANASIA.

(Athanasia.)

El nombre de este género viene del griego athanatos, que


significa inmortalidad; aludiendo á la larga duracion de sus
capítulos. -

Atanasia anual. A. Annua. Esta planta del Mediodía de Eu


ropa se cultiva en los jardines de adorno; se siembra en tierra
ligera, se cubre de tierra fina, y se riega hasta que la planta
haya adquirido fuerza. - -

Atanasia de hojas de critmo. A. Chrithmifolia. Arbusto ori


ginario del Cabo de Buena Esperanza, y cultivado como plan
ta de adorno en los invernáculos templados de los jardines de
Europa: se multiplica por estaca en tierra de brezo arenosa
mezclada con un tercio de tierra franca. Es una planta curiosa
por su porte, y muy elegante. Se despunta el tallo y
sus ramificaciones á fin de conseguir plantas pequeñas muy
fà,ITIOSa,S.
- 280 -

ATRIPLEx.

Género de plantas conocidas con los nombres de armuelles,


orgaza y marisma.
La variedad del armuelle, conocida por los botánicos con el
nombre de atriplea hortensia atrosanguínea, es originaria de
Tartaria, anual, tallo robusto, rojizo, ramoso, piramidal de la
altura de unos 20 metros; hojas pecioladas, alternas, ovales cor
diformes, dentadas, de un rojo purpurino intenso y brillante,
si se resguarda del sol. Las flores que aparecen de Junio á
Agosto son insignificantes. Se siembra de asiento en otoño, ó
primavera, así que lo permitan las condiciones de la tierra, y
luego, se aclaran las plantas á la distancia de 10 centímetros.
Esta planta produce en primavera un efecto admirable,
pero para obtenerlo completo, debe sembrarse en grande es--
pacio, esto es, formar con ella el centro de un gran macizo con
un ancho borde blanco de 1º por lo ménos, ó bien formar el
centro del macizo con plantas de mayor altura, como por ejem
plo la malva arbórea ó real; y con el armuelle encarnado for
mar un gran borde de 2 metros. Cuando la planta tiene la al
tura de 12 á 15 centímetros se desmocha, y creciendo de nue
vo se repite el desmoche por encima del primer nudo, conti
nuando esta operacion á fin de conservar al macizo aquella
uniformidad que tanto se aprecia, prolongando el efecto orna
mental de esta hermosa planta, que se emplea igualmente pa
ra adornar los lugares accidentados y pintorescos.
AURícoLA. (Véase primavera.)
AURoRA. (Véase hibiscus trionum.)
# ... . " º
A ZA FRAN.

(Crocus.)

Plantas bulbosas, de hojas largas y muy estrechas; flores


radicales, de tubo muy largo, simulando un pedúnculo, com
— 281 -

puestas de seis divisiones iguales, en forma de embudo y vi


vamente coloradas.
Se conocen muchas especies que tienen grande afinidad las
unas con las otras.
Azafran oficinal, ó de otoño. (Crocus sativus.) Flores un poco
grandes, que aparecen en Agosto y Setiembre al mismo tiem
po que las hojas; de un color violeta purpúreo, con los estig
mas rojo aurora, aromáticos, y que convenientemente deseca
dos constituyen el azafran del comercio.
Esta especie se ha confundido con mucha frecuencia con
la siguiente:
Azafran de primavera ó silvestre. (C. Vernus). Es la especie
jardinera por escelencia, debido á la belleza de sus flores, y al
gran número de variedades que ha producido. Las hojas son
muy verdes, y más cortas que las del azafran comun, tienen en
medio, y en toda su longitud una línea blanca. Florece en Fe
brero ó Marzo, segun los lugares y las estaciones, y sus flores
son de colores distintos, desde el blanco puro hasta el viola
oscuro, pasando por los matices intermedios, unas veces uni
coloras, otras diversamente estriadas ó reticuladas.
Azafran precoz ó de Suso. (C. susianus.) Flores amarillo de
oro, con divisiones exteriores, muy marcadas de púrpura. Es
una variedad del
Azafran dorado. (C. aureus.) Del Mediodía de Europa; flo
res grandes de un amarillo vivo.
Azafran amarillo de azufre. (C. Sulfureus.) Procedente de
Oriente, flores amarillo pálido.
Azafran de dos flores. (C. biflorus.) Del mismo país, cuyas
flores blancas son ordinariamente rayadas de rosa, ó púrpura
claro.
Azafran de Córcega. (C. minimus.) Indígena de la isla de que
lleva el nombre, y se distingue por su flor pequeña; de un blan
co violáceo, ó completamente violeta, y ordinariamente rayado
de amarillo.
Los azafranes son plantas rústicas muy empleados para
formar los bordes en los macizos de plantas bulbosas; general
mente se las asocia con los colchicos y el amaryllis amarillo, que
— 282 -

florecen en la misma época. Tierra ordinaria, sustanciosa, suel


ta, y un poco arenosa. -

Como la mayor parte de los azafranes florecen en la pri


mavera, y por poco tiempo, algunos jardineros los cultivan en
tiestos, que entierran en los parterres, formando canastillos en
los sitios convenientes, que se quitan despues de la floracion
para dejar sitio á otras flores anuales.

AZALEA.

Género de planta de la familia de las ericáceas, de flores


grandes, dispuestas en corimbo. Dividiremos las azaleas en dos
secciones; las de hojas caedizas, que son rústicas en nuestros
climas, y las de hojas persistentes, que deben resguardarse del
frio en invernáculos frios, ó templados, segun las comarcas.

EsPECIES DE HoJAs CAEDIZAs QUE VEGETAN AL AIRE LIBRE.

Azalea viscosa. (A. viscosa.) Especie que habita en los luga


res frescos y sombríos del Canadá. Es un arbusto de 1m, 50,
con pelos viscosos; hojas oblongas, agudas; flores blancas, olo
rosas, viscosas, en corimbo, acompañadas de hojas.
Azalea glauca. (A. glauca.) Especie de los terrenos panta
nosos de los Estados-Unidos, muy parecida á la A. viscosa.
Azalea de flores desnudas. (A. nudiflora.) Habita los lugares
montañosos de la América septentrional. Es un hermoso ar
busto de un 1 m ó más, cuyas flores se abren en el momento de
brotar las hojas, y varian por el color desde el rosa al escar
lata, y rojo punzó. Su cultivo antiguo en los jardines ha dado
orígen á un gran número de variedades.
Azalea de color de caléndula. (A. calendulácea.) Se cria en las
montañas de la Virginia, tiene la altura de 1, m50, porte irre
gular, flores en corimbos sin hojas, de un amarillo vivo naran
jado. Esta especie ha producido hermosas variedades.
Azalea de Ponto. (A. pontica.) Arbusto de 2á 3m, hojas lan
ceoladas, flores amarillas ó anaranjadas, que se abren en Mayo
y Junio. Es planta venenosa, y la miel que las abejas recogen
— 283 —

en sus flores, participa de esta propiedad. A esta miel se atribuyó


el envenenamiento de los soldados de Xenofonte, acampados
en los bordes del Puente Euxino. -

Azalea graciosa. (A. amaena.) Es un pequeño y bonito ar


busto, de 30 á 40 centímetros, con flores de un color rojo ama
rillento, de doble corola, solitarias, ó reunidas en corimbo ter
minal. Se cultivan de esta especie tres variedades, la hibrida, de
flores purpúreas; la rósea, flores rosas, y la lateritia con las flo
res rojo de salmon.
Azalea arborescente. (A. arborescens). Arbusto de 4 á 5 me
tros de flores grandes de color rosa.
Además de las especies referidas existen muchas otras de
menor importancia. -

Todos estos arbustos son agradables por lo temprano de su


florescencia y por sus hermosos corimbos de colores muy bri
llantes.
Tienen la desventaja de vestirse poco y de presentar sus
flores ántes del desarrollo de las hojas. Sus flores tienen todos
los matices del blanco, del encarnado y del amarillo.
Se multiplican por los brotes de sus raices, por el ingerto,
y finalmente por las semillas, que han producido un gran nú
mero de híbridos y de variedades. Las más notables son de
signadas por nombres particulares en los catálogos de los hor
ticultores ó jardineros; pero cada aficionado podrá conocer á la
especie de que procede por medio de los caractéres que hemos
indicado.

AZALEAs DE HoJAs PERSISTENTEs.

Azalea estriada. (A. vittata.) Arbusto originario de China,


de floracion fácil, poco provisto de hojas; flores grandes, de co
lores variables, reuniendo con frecuencia flores de matices muy
diferentes en el mismo ramo; ordinariamente tienen el fondo
blanco, estriado, ó lavado de rosa, ó violáceo.
Se conocen dos variedades: la A. bealii, de flores blancas
estriadas de encarnado, punteadas de verde en el lóbulo supe
rior; y la A. punctata, pétalo superior punteado de lila.
- 284 —

Azalea de color punzó. (A. punícea.) Arbusto vigoroso de fo


llaje oblongó, de un verde oscuro. Flores en Febrero y Marzo,
de color rosa, liláceo oscuro.
Azalea de flores rizadas. (A. crispiflora.) Arbusto bajo, de fo
llaje elíptico terminal; flores grandes, solitarias de un color
rosa violáceo, con los petálos rizados y como festoneados.
Azalea de la India. (A. índica.) Hojas oblongas, lanceola
das; flores reunidas por dos ó tres á la extremidad de los ra
mos, grandes, de un blanco puro. Florece en primavera.
Azalea de beal. (A. beali.) Una de las mejores para el culti
vo forzado. Flores salpicadas de blanco y de carmin, muy va
riables en sus matices.
Las plantas de esta seccion forman hermosos arbustos ra
mosos y en general bien vestidos de hojas. Desde el mes de
Abril hasta Junio, se cubren de una profusion de flores nota
bles por la frescura, ó por el brillo de sus corolas, que varian
del blanco puro al encarnado rosa oscuro y al escarlata in
tenso. Si se abrigan de los rayos del sol, se prolonga la flora
cion un mes, y son, sin contradiccion, las plantas que, con los
rododendros, soportan mejor la atmósfera de las habitaciones,
y se conservan más tiempo en flor.
El cultivo de las azaleas es idéntico al de los Rododendros.

AzUCENA.

(Lilium. )

Este género puede considerarse como el tipo más perfecto


de la vasta familia de las liliáceas.
Esta hermosa flor es una de las privilegiadas por su bella
forma, y por su blancura, á pesar de que las hay de diversos
matices.
Es, puede así decirse, rival de la rosa, aunque no posea sus
brillantes colores, ni su aroma y esencia sean aplicables á cier
tos usos. -

Llegó en la antigüedad á creerse originaria de los dioses,


y descendiente ó producida por la leche de Juno.
Ha servido esta peregrina flor para el adorno simbólico
- - 285 - -

de las coronas de los reyes, como los de Francia, que la adopta


ron. Los Borbones la tuvieron como distintivo de su primitiva
rama, y por último, San Luis la llevó por divisa, acompañan
dola de una Margarita, con lo cual aludia á la reina de este
nombre, y á las armas de Francia.
Los poetas, que á manera de los pintores, sacan de la na
turaleza sus preciosos coloridos, sus magníficas imágenes, co
locan á la azucena á gran altura, atribuyéndola mágicos hechi
zos, y adoptándola como emblema del candor y de la ino
cencia.
Las azucenas son plantas vivaces, de bulbos escamosos, ta
llos sencillos, ó ramificados tan solo en la inflorescencia, que
terminan por flores regulares, por regla general de grande di
mension, blancas, rosas, de color de carmin, violáceas, amari
llas, encarnadas ó anaranjadas.
Todas ellas son rústicas en el Norte de España, y pasan con
razon por uno de los grupos de plantas más interesantes, cul
tivadas al aire libre en nuestros jardines. Las numerosas es
pecies, indígenas y exóticas, cultivadas como plantas de ador
no, se han repartido por los botánicos en muchas secciones,
fundadas en la forma y en el color de las flores; pero son tan
poco marcadas las diferencias que las distinguen, que no se
han admitido por todos, por lo que nos limitaremos á indicar
las especies en el órden aparente de sus afinidades.
Azucena blanca, ó comun (Lilium cándidum,) es la especie
clásica del género, la más antiguamente conocida y tambien
una de las más hermosas. Es tan conocida esta planta, que nos
creemos dispensados de hacer una larga descripcion. Todos sa
ben que se eleva comunmente á un metro, que sus tallos son
abundantemente provistos de hojas lisas y lustrosas; las flores
grandes, de un blanco perfecto, sobre el cual resalta el color
amarillo intenso de los seis grandes estambres, abundantes en
polen; exhalan un olor muy grato, pero tan fuerte, que suele
ser incómodo y hasta dañino, si se tienen en aposento cerrado.
Las variedades principales son: la azucena con manchas pur
purinas, de flores más pequeñas, lavadas ó estriadas de rojo; la
de flor doble; variedad más original que bella; los pedúnculos
- 286 — -

florales se prolongan y llevan en una longitud de 10 á 15 cen


tímetros, un gran número de pequeños pétalos blancos, dis
puestos en espiga.
La azucena blanca es sin contradiccion el más bello adorno
de nuestros jardines; florece por Mayo y Junio; la son buenos
todos los terrenos, hasta los de calidad mediana, con tal que
no sean muy compactos ó húmedos. Se la multiplica en Agos
to y Setiembre por la division de las cebolletas, que produce en
abundancia. -

La azucena gigantesca (A. giganteum), de las montañas del


Himalaya, es la especie más grande conocida. El tallo fistulo
so del grosor del brazo de un niño, se eleva 2 ó tres metros ó
más, y termina por un racimo de flores olorosas, de un blanco
amarillento, coloradas de carmin en el interior, del grandor de
los de la azucena blanca. Por una excepcion rara en el género,
las hojas son cordiformes y se parecen, aunque en proporciones
mucho más grandes, á las de las funckias.
Esta azucena conviene resguardarla en el clima de Madrid
de las fuertes heladas, cubriéndola con hojas secas. Por su ta
lla elevada, y por su gran follaje, como igualmente por sus
flores, que se abren en Junio y Julio, es más propio para de
corar los jardines de paisaje, que los simples parterres.
La tierra debe ser sustanciosa, fresca, muy porosa y al
abrigo de los rayos ardientes del sol; conviniéndole tambien un
suelo compuesto de partes iguales, de tierra franca arenosa, y
mantillo de hojas. Tanto para su conservacion como para la
buena vegetacion, debe tenerse constantemente húmeda; pues
por haber olvidado los jardineros esta particularidad, se ha,
perdido casi siempre esta curiosa planta.
La azucena isabela, ó de color de mahon (L. testaceum, L. ex
celsum, L. Isabellinum de los jardineros), es de orígen desconocido,
si bien se cree haberla encontrado en un jardin de Holanda.
Por el porte se parece mucho á la azucena blanca, pero por sus
flores inclinadas, cuyos pétalos se enrollan un poco hácia fue
ra, tiene cierto parecido de forma con las de los martagons. El
color es amarillo mahon con reflejos róseos, más claro, ó más
oscuro, segun los piés.
— 287 —

La azucena de Thomson (L. thomsonianum), del Himalaya,


es una especie mucho más baja que la azucena blanca, y de un
porte bastante diferente, aunque se le parece por la forma de
sus flores, que, sin embargo, son mucho más pequeñas y de co
lor lila, ó violáceo. Es una bonita planta, poco extendida toda
vía en los jardines de nuestro país.
Azucena notable, ó de flores grandes (L. ecimium.) Originaria
del Japon, es una planta poco elevada, de hojas muy verdes,
lustrosas, lanceoladas; las flores blancas, ordinariamente soli
tarias, largas de unos 20 centímetros, y en direccion casi ho
rizontal. Esta hermosa especie debe resguardarse del frio en el
Norte de España. -

La azucena de trompeta ó de flores largas (L. longiflorum), es


una variedad de la anterior. Se distingue por ser más baja, las
hojas son más anchas y separadas, y es mucho más rústica por
resistir el rigor de los inviernos frios.
La azucena del Japon (L. Japonicum), tiene el porte y la flo
racion de la azucena de flores grandes, pero sus hojas son más
anchas y su tallo más elevado. Esta especie es rústica y pasa
por una de las más hermosas del género.
Azucena de Brown (L. Brownii.) Tallo de un metro, con una,
dos ó tres flores grandes, horizontales, blancas al exterior, y
violeta interiormente. Prospera en todos los suelos frescos y
porosos.
Azucena de Wallich (L. Wallichianum), de la India septen
trional. Planta de 1m,50º á 2º de altura, hojas largas, ta
llos ordinariamente con una sola flor. Las flores tienen 20
centímetros de diámetro, son de un blanco ligeramente ama
rillento y de un olor muy grato. Por excepcion en el género,
tiene un rizoma rastrero en el que nacen pequeños bulbos es
camosos, que sirven para multiplicarla. Su introduccion en los
jardines de Europa es reciente.
Azucena de hojas lanceoladas (L. speciosum ó lancifolium.)
Es una planta robusta, de tallo que algunas veces llega, á
1m,25º de altura y ramifica á la parte superior produciendo
una ó muchas flores en cada ramo, muy aromáticas, grandes,
con pétalos anchos, ondulados, de un color blanco rosado con
= 288 -

manchas carminadas, y numerosas papilas coloradas, esparci


das en más de los dos tercios de su superficie.
Esta notable especie, oriunda del Japon, ha sido tenida
por la más bella del género y una de las más fáciles de cul
tivar.
Las principales variedades son:
L. lancifolium rubrum. Flores grandes de un color rosa tier
no, con papilas purpurinas.
L. lanc. grandiflorum rubrum. Flores muy grandes de cerca
15 centímetros de diámetro, pétalos punteados de púrpura.
L. lanc. monstruosum rubrum. Hermosa variedad con flores
muy grandes, blancas, lavadas de rosa y salpicadas de carmin
OSCUlrO. -

L. lanc. punctatum. Flores de color blanco de carne con pa


pilas y manchas rosas.
L. lanc. album. Flores de color blanco interiormente, y violá
ceo al exterior, con papilas ó pustulas blancas.
Se conocen algunos otros lirios lancifolium que considera
mos ocioso enumerar; repitiendo tan solo que estas plantas de
adorno soportan fácilmente los rigores de nuestros inviernos,
son poco delicadas y prosperan en todos los suelos. Se cultivan
tambien en macetas, y en tierra de brezo para adorno de los
salones. Se propagan fácilmente por las cebolletas, esca
mas de los bulbos, ó mejor por los bulbillos aéreos, que se des
arrollan naturalmente á la base de los tallos, ó debajo de las
hojas; se las planta en eras de tierra de brezo ó bien con una
mezcla hecha por partes iguales de tierra buena, mantillo de
camas ó de hojas y arena fina; se les abriga durante el invierno
contra los hielos y la nieve, por medio de hojas ó de pajaza,
que se esparce por el suelo. Se cultivan á parte por dos ó tres
años, replantándolos á cada primavera, hasta que han adqui
rido suficiente vigor para florecer, y reunirse con las cebollas
adultas.
La floracion tardía de estos lirios no les permite en el Nor
te madurar su grana, pero fecundando las flores artificial
mente, ya sea con su propio polen, ó con el de variedades dis
tintas, sepueden obtener excelentes semillas que deben sem
— 289 —

brarse en su completa sazon en cajones y en tierra de brezo.


La germinacion tiene lugar á la primavera siguiente, en cuya
época se colocan los cajones entre sol y sombra, cuidando de
regarlos moderadamente, á fin de que se mantenga la tierra
con alguna humedad hasta que hayan nacido las azucenas, y
entonces se prodigarán los riegos algo más; suspendiéndolos en
otoño, así que se secan las hojas. Para que las cebollas engrue
sen, y su flor sea temprana, se recomienda mantener las plantas
en el semillero por espacio de dos ó tres años; pasado este
tiempo, podrán sacarse para trasplantarlas en los criaderos,
hasta que estén en disposicion de dar flor.
Cuando las azucenas se cultivan en macetas, es preciso
suprimir tambien los riegos despues de haber florecido; cortar
los tallos cuando son secos, y trasladar las macetas á sitio res
guardado de las heladas, y principalmente de la humedad es
cesiva, en cuyo paraje pueden permanecer hasta Febrero, épo
ca conveniente para replantarlas.
La azucena dorada (L. auratum). Planta de introduccion
reciente, muy notable por su follaje y tallo alto que se parece
á la especie precedente, de la que difiere por flores más gran
des y diversamente coloradas. Son tambien en figura de cam
pana muy abierta, con pétalos anchos, ondulados, y doblados
hácia atrás en su tercio superior. El fondo es blanco, con una
ancha cinta amarilla en medio de los pétalos, salpicados de
manchas ovales de un encarnado purpúreo. Estas flores exhalan
un olor muy agradable que se ha comparado con el de la flor
del naranjo.
La azucena silvestre ó martagon comun (L. Martagon), espe
cie indígena que se cria, en Aragon y Castilla la Vieja, y muy
abundante en Monserrate. Tallo de un metro con venas oscu
ras; hojas óvalo lanceoladas; flores numerosas, inclinadas, de
un color rosa violeta con puntos purpúreos. Sin ser una de las
más bonitas del género, es una buena planta de adorno, abunda
mucho en los jardines y no exige, por decirlo así, ningun cui
dado su cultivo. Florece por Mayo. r.

Las variedades más notables son: la azucena martagon blan


ca, la de flores blancas, y la de flores de púrpura intenso.
- 290 -

La azucena atigrada ó martagon de la China (L. tigrinum),

(Figura 22.)

Hermosa planta de la China y Japon de un metro ó


más, tallo purpurino, lanoso, y produce comunmente á la base
de las hojas unos bulbitos pisiformes que sirven para propa
garla. Las flores en número de seis á doce ó más en el mismo
tallo, son grandes, inclinadas, de un color escarlata ó anaran
- 291 —

jado, punteadas de púrpura en su interior. Es rústica en el


Norte de España; y se acomoda con todas las tierras de jar
din. Se multiplica por los bulbitos que tenemos dicho nacen á
la base de las hojas, que echan raices con la mayor facilidad y
producen plantas que florecen en el tercero ó cuarto año. En
Madrid florece por Junio. -

Azucena de Pompon ó martagon turbante (L. Pomponium)


Tallo robusto, desnudo ó con muy pocas hojas en la parte su
perior, florece por Mayo, y las flores son inclinadas y de un co
lor encarnado, manchadas de negro á la base. Se cultiva una
variedad de flores amarillas.
Muchas especies exóticas del Norte del Asia y de la China
son afines de la azucena de pompon, entre otros el lilium ca
llosum del Japon, que es la más pequeña del género, y cuyas
flores son apenas mayores que las de un jacinto ordinario.
Azucena de Constantinopla (L. chalcedonicum), conocida tam
bien con el nombre de martagon de Oriente, martagon escarlata.
Es originaria de Levante, parecida á la azucena de pompon
por su talla, por la disposicion de sus hojas y por el color de
las flores, pero las hojas son mucho ménos largas y más an
chas; las flores no tan numerosas, pero en compensacion mu
cho más grandes. Florece por Mayo ó Junio, segun los luga
res; su cultivo y multiplicacion son análogos á los de la azuce
na blanca.
Azucena sin igual ó Virginia, martagon de América (L. su
perbum). Planta muy apreciable, la más hermosa sin contra
diccion, del grupo de los martagones. Tallo purpurino de uno -
á dos metros; flores numerosas, de un rojo anaranjado estria
das de púrpura y más dobles que las del martagon de Europa.
Es rústico y florece por Junio; prefiere la tierra de brezo y si
tios poco expuestos al sol. Se multiplica con igual facilidad de
semilla y de cebolla. - - - -

La azucena del Canadá (L. canadense), tiene los tallos ver


des, de 1 m á 1m,50º con las hojas ovalo lanceoladas, y verti
ciladas, parecidas á las de los martagones, aunque difiere por
la forma de la flor. Se conocen dos variedades, una de flores
amarillas, y otra de color encarnado oscuro, manchadas las dos,
— 292 —

con puntuaciones rojo naranjado, ó púrpura oscuro. Esta azu


cena, originaria de las regiones frias de la América del Norte,
és muy rústica en Europa, apetece la tierra de brezo, y se cul
tiva en los mismos sitios, y con las mismas condiciones que la
azucena de Virginia; pero como su tallo es ménos elevado, se
la planta en los bordes de los macizos.
La azucena de Szowitz (L. Suritzianum), es una hermosa es
pecie del Cáucaso, de hojas anchas y lanceoladas y flores de un
amarillo vivo, punteadas de púrpura oscuro, de forma análoga.
á la de los martagons.
La azucena bulbífera (L. bulbiferum), de los Alpes, de los Pi
rineos y otras cordilleras de montañas de Europa, es confun
dida por muchos autores con la anaranjada de que hablaremos
á continuacion. La que nos ocupa tiene las hojas lanceoladas, en
cuya base se desarrollan los bulbitos reproductores, que se des
prenden por sí mismos, y arraigan al caer en tierra. Las flores
enderezadas, y no inclinadas como en las especies precedentes,
tienen los pétalos casi rectos, de un color rojo anaranjado con
puntuaciones oscuras. Planta rústica, que prospera en los sue
los ordinarios, y vegeta igualmente en los sitios umbrosos.
Sirve de adorno en las platabandas, y lugares pedregosos, y se
multiplica facilmente con los bulbitos aéreos, ó con sus ce
bolletas. -

La azucena anaranjada, ó azafranada (L. croceum), indíge


na de la Alemania Meridional, es vecina de la precedente, de
la que tiene el porte, las flores derechas, los pétalos rectos, y
el color rojo anaranjado, salpicado de puntuaciones oscuras;
pero es más alta, y sus flores más grandes, forman verdaderas
umbelas á la cima de los tallos. Se cultivan algunas varieda
des de esta especie. Todas florecen por Mayo ó Junio, son rús
ticas y se multiplican lo mismo que la especie tipo, pudiendo
adornar las platabandas y los lugares accidentados y pin
torescos. -

Podríamos haber descrito muchas otras azucenas, pero las


mencionadas, escogidas entre las más vistosas, bastan amplia
mente para la decoracion de un jardin.
— 293 -

AzUcENA AMARILLA coMUN.

(Hemerocallis flava.)
La azucena amarilla comun, ó hemerócala, cuyo nombre grie
go procede de emera, dia y Kallos, belleza, ó sea belleza de un
dia, ó belleza efímera, aludiendo á la poca duracion de su flor,
pertenece tambien á la familia de las liliáceas. Es una planta
vivaz de las partes templadas de Europa y del Asia, con rizo
mas tuberosos ó bulbíferos, hojas largas, estrechas, agudas;
tallos desnudos, que terminan por un corimbo de flores grandes
de un color amarillo vivo.
Se cultiva otra especie, indígena tambien de las montañas
del Mediodia de Europa, llamada azucena anteada (H. fulva),
cuyas flores son de un color rojo de ladrillo, y más grandes
que las de la primera.
Las dos especies son rústicas, prosperan en todos terrenos
y florecen por Mayo ó Junio. Se propagan por semilla, y por
division de los rizomas y de las matas.
AzUCENA DE CEILAN.

- (Crinum.)

Se cultivan en los invernáculos algunas especies, bien que


la mayor parte florecen al aire libre en nuestras provincias me
ridionales, bastando abrigar en invierno los bulbos esparciendo
por el suelo paja ó broza.
AzUcENA DE GUERNESEY. Véase LIRIO DE GUERNESEY.

(Amaryllis sarniensis.)
AzUCENA DE LIMA.

(Alstraemeria.)

Género de plantas que pertenecen casi todas á la region


de los Andes desde Méjico á Chile. Son rústicas y algunas se
reproducen sin cultivo. Los tallos, provistos de hojas, termi
20
— 294 —

nan por umbelas de flores de mediano grandor, en figura de


embudo, un poco irregulares, y de color amarillo naranjado,
algunas veces encarnado, mezclado de verde al exterior, con
numerosas pintas oscuras al interior.
Las especies más interesantes son:
La alstrémera de hojas de llanten (A. plantaginea) del Brasil;
es la más bonita del género, pero tambien la que más teme al
frio, porque en el clima de Madrid conviene abrigarla en el
invierno.
La alstrémera llamada azucena de Lima ó lirio de las Yucas
(A. pelegrina), de flores más bien blancas que amarillas, raya
das de rosa, con una mancha amarilla en los pétalos y pun
tuaciones oscuras. -

La A. papagayo (A. prittacina), originaria de Méjico, se la


llama así por la forma de su corola, cuyos lóbulos superiores,
se encorvan ligeramente hácia abajo como el pico del papaga
yo. Es la más robusta de todas las de la especie, resistiendo aun
los inviernos del Norte. Florece todo el verano, y se cultiva
con profusion en los jardines, y en ventanas y balcones.
La A. de muchos colores (A. versicolor), de Chile, es notable
por la variedad de colores, que ha adquirido con el cultivo.
Estas plantas elegantes florecen de Junio á Setiembre, y
conviene colocarlas en sitio algo sombrío en tierra suelta, en
terrando profundamente las raices, (de 20 á 40 centímetros);
sin esta precaucion se correria el riesgo de verlas perecer.

AzUCENA DE MÉJICo. (Véase AMARYLLIs REGINAE.)


AzUCENA DE SANLA PAULA. (Véase AMARILLIs BELLADoNNA.
AzUCENA LISTADA (Véase AMARYLLIs vITATA.)
AzUCENA MARÍTIMA (Véase NARCIso DE MAR.)
AzUCENITA AMARILLA (Véase NARCIso DE oToÑo.)

BAMBú.

(Bambusa.)
Hermosa gramínea arborescente, que sirve de adorno á los
sitios accidentados y pintorescos. Los tallos son verdaderas
— 295 —

cañas ordinariamente fistulosas, y entrecortadas de nudos, de


contextura leñosa, y muy resistente. Un carácter esencial de
los bambús es el de ramificarse, y tener las hojas comparativa
mente cortas, lanceolado agudas.
Las especies más cultivadas son: El bambú negro (bambusa
nigra) llamado así por el color de sus tallos y de sus ramas; el
bambú metake, de tallos verdes y el bambú verde azulado, el más
vistoso, y el mayor de los tres. En climas más templados vege
tan bien las especies verticillata, variegata, fortunei y pubescens,
siendo tanto más vistosos, en cuanto las localidades son más
meridionales ó mejor abrigadas. -

En el Mediodía se cultiva con éxito el bambú arundinácea,


verdadero árbol que llega á competir con las palmas, y arroja
varias cañas laterales, que en cierto grado de desarrollo se usan
para bastones con el nombre de bambú. - -

Al lado de estas plantas deben colocarse las arundinarias


del Himalaya, verdaderos bambús por el porte, por el follage
y por la consistencia leñosa del tallo. La principal especie in
troducida en los jardines de Europa es el bambú de Nepaul (A.
falcata), una de las plantas más notables y más pintorescas que
se poseen para el adorno de los jardines de paisaje. Quiere
tierra sustanciosa, suelta, profunda y un poco fresca. Le gus
ta, la vecindad del mar.

BAPTISIA.

Planta de bonito efecto en las platabandas y en los maci


zos de los parques y jardines vastos; quiere tierra sustanciosa,
ligera y profunda. Florece por Mayo.
BARBA DE JÚPITER; BARBA JovE. (Véase Antílide.)
BARBANA DE MÉJICo. (Véase Caña-corro.)
BARRHAUSIA ENCARNADA.

(Barkhausia rubra, Link; crepis rubra, L.)

Planta anual, que florece desde Junio á Setiembre, y sirve


de adorno en los jardines; se siembra de asiento en primavera
- 296 -

y otoño en cualquier terreno, y cualquiera exposicion, excepto


la del Norte.
De esta elegante planta se cultiva una variedad con flores.
blancas.

BoToN DE oRo. (Véase Alelí.)


BECERRA. (Véase Antirino.)
BEGoNIA.

Desde algunos años el cultivo de las begonias se ha desarro


llado considerablemente en nuestros jardines. Son plantas fáci
les de cultivar. Originarias, en su mayoría, de los bosques cáli
dos y húmedos del Nuevo Mundo, apetecen los sitios cubiertos
y un pocos húmedos, las anfractuosidades de las rocas, el tron
co de los árboles viejos, y hasta vegetan en las bifurcaciones
de las ramas, en donde por la descomposicion de las hojas, se
ha reunido un mantillo abundante, y de donde caen con gracia,
sus tallos fluxuosos de una rara elegancia.
No todas pueden soportar los inviernos al aire libre, pero
privadas de humedad en esta estacion, resisten una tempera
tura baja; tampoco son todas de tallos rastreros ó rectos; pues
las hay enredaderas muy vistosas, que pueden revestir muy
agradablemente las paredes ásperas, en donde con auxilio de
sus raices adventicias, se fijan como lo hace la yedra. Son
plantas que no tienen época de vegetacion bien determinada,
pudiendo por medio del calor hacerlas desarrollar lo mismo en
invierno que en verano, produciendo en los invernáculos un
grande y variado efecto.
Begonia de dos colores (B. discolor). Esta planta originaria de
la China, soporta bastante bien el rigor de nuestros inviernos;
los tallos de 40 á 60 centímetros de altura, se hallan provistos
de hojas grandes, ovales, cordiformes, desigualmente denta
das, de un verde intenso y uniforme por encima, y de un bo
nito encarnado por debajo; las flores de un hermoso color ro
sa, hacen bastante efecto para merecer el honor de figurar en
un parterre. Prospera mejor en los jardines del Mediodía, que
en los del Norte, con tal que se le dé buena tierra, un poco abri
— 297 -

gada del sol y copiosamente regada en la estacion de los ca


lores. Se multiplica por fragmentos del tallo, por estaca, y prin
cipalmente por la plantacion de los bulbillos axilares de las ho
jas, que al caer en tierra se arraigan por sí mismos, si la tem
peratura y la humedad del suelo favorecen este acto vegetati
vo. La propagacion por siembra se hace cuando por medio de
la fecundacion artificial se desean obtener nuevas variedades.
Entre todas las begonias que en el dia se cultivan, la de
dos colores es la que soporta el invierno al aire libre; pero por
poco que el jardinero posea locales apropiados, le aconsejamos
no descuide el cultivo de estas plantas, que empleará con ven
taja para adornar en verano los sitios umbrosos y cálidos, y
principalmente las habitaciones, cuyo ambiente nocivo sopor
tan mejor que muchas otras plantas.
Las begonias que en invierno requieren más ó ménos los
invernáculos ó estufas son: -

Begonia siempre florida. ( B. semper florens.) Hojas lisas


verdes, punteadas; flores blancas todo el verano en pequeñas
panojas.
Begonia luciente. (B. nitida.) Hojas cordiformes, oblícuas,
lustrosas, tan ácidas como las del acederillo; florece desde Ma
yo á Diciembre, y las flores son de un color rosa pálido.
Begonia de flores blancas y púrpuras. (B. albo coccinea.) Ho
jas carnosas, óvalo oblongas; peciolos largos de 12 á 20 centí
metros, de un color rojo vivo; flores encarnadas por fuera,
blancas por dentro,con anteras de un color amarillo de oro.
Begonia con flores de Fuchsia. (B. fuchsioides.) Hojas nume
rosas, pequeñas, óvalo oblongas, dentadas; flores de un escar
lata vivo y brillante, dispuestas en panojas colgantes.
Begonia rey. (B. rea.) Tallo carnoso; hojas grandes de un ver
de bronceado, y en el centro un ancho círculo de un blanco
plateado brillante. Magnífica planta, que ha producido un sin
número de variedades de las que algunas la superan en belleza.
Begonia plateada. (B. argentea.) Porte igual á la anterior;
hojas grandes, cordiformes, prolongadas, plateadas por encima
con reflejos nacarados, y de un color verde tierno, con nerva
dura purpurina por debajo.
- 298 -

Begonia victoria. Planta del mismo porte que la precedente,


con hojas de un verde oscuro por encima, con la punta blanca
plateada, y manchadas del mismo matiz entre las nervaduras;
en la cara inferior el color es rosa purpúreo.
Begonia de hojas de ricino. (B. ricinifolia.) Hojas grandes,
palmadas, sostenidas por péciolos carnosos largos de 1º; flores
blancas sobre largos pedúnculos.

s .
=

P()

(Figura 23.)

Begonia encarnada. B. incarnata. Esta planta, que repro


ducimos, en la figura adjunta, originaria de Méjico, tiene las
hojas angulosas, de un verde lustroso por encima; las flores
que se abren desde Diciembre hasta Marzo, son muy abundan
tes, dispuestas en racimos, de un color encarnado y muy ele
gantes. -.

Pocas plantas son de un adorno más vistoso que la B. en


carnada, y su disposicion á prolongarse la hace muy propia pa
ra cubrir las paredes del fondo de los invernáculos, condicion
á que se presta por brotar y florecer perfectamente á la sombra.
Se cultivan en los invernáculos templados ó frios muchas
- 299 —

otras especies y variedades, que seria demasiado largo enume


rar, pudiendo los aficionados, que deseen conocerlas, recurrirá
los catálogos de los principales establecimientos de jardinería.

BELENCANDA.

(Pardanthus chinensis.)

La belencanda, ó lirio turco, tiene las flores pedunculadas, de


color azafranado con manchas de púrpura. Tierra franca, suel
ta y fresca, exposicion cálida, y debe abrigarse en invierno. Se
multiplica de semilla y de esqueje.

BALSAMINA ó BELENES DE MÉJICo.

Balsamina hortensis.)

Las balsaminas contienen numerosas especies; pero la sola


que ha adquirido importancia como planta de adorno es la bal
samina de jardin; originaria de la India, de tallo robusto, ra
moso, de 50 centímetros, con las hojas lanceoladas, dentadas y
las flores muy variables de color y dispuestas en racimos ho
josos.
La balsamina, bonita planta ya en el estado silvestre, ha
mejorado mucho con el cultivo. Las flores se han hecho dobles,
y han tomado insensiblemente una forma tan regular y abier
ta á medida que sus pétalos se han multiplicado, que con ra
zon se han podido comparar á las rosas, ó á las flores de las ca
melias. El color ha variado tambien, habiendo pasado del en
carnado vivo que tiene el tipo de la especie, al blanco puro, ó
amarillento, al rosa, al carmesí, al grís, al violeta, y hasta es
han producido variedades matizadas y punteadas.
Los horticultores dividen las variedades en cuatro clases
distintas: las balsaminas dobles; las balsaminas piramidales ó ra
mosas, llamadas así porque la sumidad del tallo principal se
eleva mucho más que las ramificaciones secundarias; las bal
saminas camelias, cuyas flores enormes, muy llenas y muy re
gulares, presentan alguna analogía con las del arbusto de que
llevan el nombre; y por último, las balsaminas enanas, que no
exceden de 20 á 70 centímetros de altura.
Son plantas que por el porte, la rica floracion y brillo de
sus colores, convienen admirablemente para los parterres; se
las planta en macizos, á líneas, en los bordes, ó á matas ais
ladas, segun la necesidadó el capricho del jardinero; producien
do igualmente muy buen efecto plantadas en macetas, en cu
yo estado constituyen una de las más hermosas plantas de sa
lon. A estas ventajas reunen la de ser de fácil cultivo y pros
perar en todos los suelos de mediana calidad, á condicion que
reciban un poco de abono bien consumido, que sean frescos,
regados con frecuencia y no se estanque el agua. Para el cul
tivo en macetas la tierra debe ser más sustanciosa, y dar salida
fácilmente al agua.
La siembra tiene lugar en la primavera, en semillero ó de
asiento. Para recoger la grana dela balsamina no debe aguardar
se la completamadurez de las cápsulas, porque estallan por sí mis
mas, y arrojan lejos la semilla, en cuyo caso se perderia. Recogi
das las cápsulas se colocan en cajas donde acaban de madurar.
En general las balsaminas muy dobles producen poca semilla,
pero reproducen fielmente la variedad. Las semidobles son más
fértiles, y su grana dá orígen á plantas de flores dobles, y plan
tas de flores sencillas. Los jardineros creen haber observado
que las semillas pequeñas ó medianas, pero bien redondas, pro
ducen plantas de flores muy dobles ó llenas, que por el con
trario, las que son gruesas y prolongadas, no producen más que
piés de flores sencillas, ó todo lo más semidobles.
Además de la especie sin rival en su género, que acabamos
de describir, la horticultura posee otras ménos interesantes de
las que nombraremos solamente la balsamina de Royle y la balsa
mina tricornis, plantas robustas de uno á dos metros; la pri
mera de flores carmin violeta, y la segunda de naranja pálido.
Otras especies no tan vistosas como la balsamina comun, per
tenecen al cultivo de invernáculo en el clima de Madrid.

BELLA DE NocH.E. (Véase Arrebolera.)


BELLA DIANA. (Antojo de poeta.)
— 301 —

BELLoRITA sILVESTRE. (Véase Margarita.)


BELLoRITA DE JARAv.A. (Véase Primavera.)

BIGNoNIA.

Género de plantas, creado por Turnefort, dedicado al aba


te Rignon, bibliotecario de Luis XIV.
Las bignonas, suministran un gran número de plantas de
primer órden; pero casi todas son sensibles al frio. Muchas de
ellas son enredaderas muy útiles para guarnecer las paredes
de los invernáculos.
Entre las especies más notables citaremos:
La bignona blanca (B. Carolina), que se cree originaria de
las regiones templadas de la América del Sur; planta enreda
dera, de hojas bifolioladas, y flores en largos racimos termina
les, de color rosa y blanco, con el cuello amarillo y púrpura
violáceo al exterior del tubo. En invierno debe resguardarse
del frio.
La bignona de Lindley, cuyas flores en pequeños ramilletes
axilares, son grandes, anchamente abiertas, de un color lila vio
láceo, con reticulaciones púrpura negro en el limbo, y lavadas
de amarillo en el cuello. Es especie de primer órden, pero no
puede cultivarse al aire libre más que en las regiones templa
das. En el Norte no puede salir del invernáculo más que en los
meses de estío.
La bignona anaranjada. (B. capreolata), del Sur de los Es
tados-Unidos, tiene las flores tubulosas, arqueadas, de color
rojo anaranjado. En el Norte necesita exposicion caliente, y
próspera en todo terreno.
La bignona de Virginia, ó jazmin trompeta, ó de Virginia (Big
nonia, ótecoma radicans, es una de las más hermosas plantas en
redaderas que se cultivan al aire libre en el clima de Madrid,
donde pasa el invierno mediante algun abrigo. Tiene las flores
muy largas, de un rojo escarlata; en algunas variedades son
púrpuras. e

Bignona de China. (B. grandiflora). Sus hojas y flores rojas


la dan algun parecido con la especie anterior, de la que difie
re por el tubo de la corola, que es más corto, y el limbo más
abierto. -

La bignona con hojas de jazmin (B. jasminoide) de la Nueva


Holanda, tiene las flores de un color rosa claro, casi campa
nuliformes. No vegeta al aire libre más que en las localidades
cálidas del Mediodía de España.
Aparte de las especies trepadoras, la familia de las bigno
náceas contiene algunas que son pequeños arbustos, bastante
fuertes para crecer sin apoyo, si no son muy altos; pero que
siempre prefieren ser sostenidos por los vegetales próximos. En
este número se hallan la bignona del Cabo (B. capensis) y la bi
gnona de Chile (B. fulva) la primera de flores encarnadas, y
anaranjadas la segunda. Todas las bignonas apetecen las ex
posiciones cálidas, y una tierra sustanciosa y suelta. En el Nor
te, donde las lluvias son frecuentes en verano, pueden pasarse
sin riego, pero bajo el sol desecante del Mediodía deben regar
se copiosamente una ó dos veces al mes.
BocoNIA.

(Bocconia, Macleya.)
Las boconias pertenecen á la familia de las adormideras,
son oriundas del Asia oriental, y se rccomiendan más bien por
el porte y gran follaje, elegantemente recortado ú ondulado,
que por los panículos de pequeñas flores caducas que terminan
sus ramos. Las principales son la boconia de la China (bocconia
ó macleya cordata), conocida de muy antiguo, y la boconia del
Japon, de importacion reciente y más vistosa que la anterior.
Rústicas las dos hasta en el clima más frio de España, apete
cen las tierras profundas y frescas, y los sitios algo abrigados
del sol. Se multiplican de semilla, y por los hijuelos que bro
tan del pié.
BoMBITAs.

(Cardiospermum, Halicacabum.)
Planta anual enredadera, que se cultiva algunas veces por
- 303 —

la singularidad de sus frutos. Se siembra de asiento en la pri


mavera y en buena exposicion.
BoqUILLAs DE DRAGoN. (Véase, Antirrino.)
BoRLoNEs. (Véase Amaranto cresta de gallo.)
BoToN DE oRo, DE PLATA, DE PoRTUGAL, DE FRANCIA. (Véa
se, Ranúnculos.)
BoToN DE INGLATERRA.

(Anemona memorosa.)

El boton de Inglaterra es la anémona de los bosques, de flor


doble, viváz y comun en lugares montuosos y sombríos de Es
paña. La flor que aparece en Abril, es muy doble, y de un blan
co puro; quiere tierra fresca y sombra, y se emplea para adorno
de rocas, grutas, etc.
BoToNCILLo DE CUBA.

(Verbesina.)

Las verbesinas son plantas mejicanas, que por la rapidez


con que crecen, la anchura y elegancia de su follaje, son bus
cadas para decorar los céspedes y las perspectivas de los jardi
nes pintorescos y de paisaje; pudiéndose plantar aisladas, reu
nidas en pequeños grupos, ó formar macizos. Los piés deben
hallarse á la distancia de 1 m en todos sentidos. Tierra sustan
ciosa, suelta y fresca; riegos frecuentes en verano, siendo útil
echar una capa de paja por el suelo, para conservarle la fres
cura. Se propagan generalmente de estaca.
Las especies más comunmente cultiuadas son: la V. alata,
la V. sinuata y la V. gigántea.
BoToNCILLo DE EURoPA.

(Centaurea cyanus.)

Esta bonita planta anual, muy comun entre las mieses, que
esmaltan sus flores azules, mereceria ser más apreciada de los
- 304 -

jardineros para adornar las platabandas, ó los grandes macizos,


y principalmente para la confeccion de ramilletes. Su cultivo
es fácil; basta sembrarla en otoño ó primavera, ya sea de asien
to ó en semillero, y trasplantarla en este último caso á cual
quier terreno, con preferencia al que es un poco arcilloso. Por
medio de siembras sucesivas, se conseguirán flores desde Mayo
á Setiembre. El cultivo ha producido variedades blancas, ro
sas, púrpuras ó violáceas; pero á nuestro parecer inferioresto
das á la variedad tipo de flores azules.
En los jardines se cultivan algunas otras centáuras; como
la del cáucaso (C. depressa), anual, de flores azules como la que
precede; pero no tan alta y más ramosa; florece segun la época
de la siembra de Mayo á Julio, ó de Julio á Agosto: la centáu
rea macrocephala, viváz, de tallo sencillo, que termina por un
solo capítulo enorme, de color amarillo; la centáurea moscada,
olorosa, almizclada, ó flor del gran señor (C. moschata), flores li
geralmente purpurinas, algunas veces casi blancas, con olor de
almizcle; la centáurea de América (C. americana), de la region
meridional de los Estados-Unidos; es una planta robusta, de
1º de altura, cuyas ramas terminan por un capítulo grande
de un color púrpura pálido.
La centáurea blanca (C. candidísima), hermosa planta de
Oriente, viváz, de flores amarillas, y cuyo follage recortado y
tomentoso, es casi tan blanco como la nieve, cualidad preciosa
para la formacion de bordes en derredor, y en medio de plan
tas con flores ó follaje oscuro. Esta planta quiere un terreno
ligero y permeable, siendo tanto más blanca cuanto ménos fértil
y húmedo sea el suelo, y se multiplica de semilla ó de estaca,
á cuyo fin se desprenden los renuevos del tallo en los meses de
Junio ó Julio, y plantan en sitio á media sombra en arena
fina.
La centáurea de fruto desnudo (C. gymnnocarpa), se eleva á la
altura de 50 ó 60 centímetros, de follage plateado y elegante
mente recortado. Se cultiva como la anterior, y se propaga
igualmente por estaca, ó por siembra, hecha en Julio ó Agosto,
trasplantando las matitas en pequeños tiestos para colocarlas
en su sitio en la primavera próxima.
— 305 -

Estas dos últimas centáureas son consideradas como plantas


eminentemente ornamentales, produciendo marcadísimo con
traste en medio de plantas con hojas oscuras, por cuya razon
son muy preciadas para decorar los jardines; más para que su
follaje sea hermoso y abundante, es preciso suprimir los tallos
florales á medida que aparecen.
Centáurea de Babilonia. (C. babylónica.) Tanto por su rica y
brillante floracion, como por su talla comparativamente eleva
da, debe colocarse entre las plantas pintorescas, produciendo
muy buen efecto plantada en las partes accidentadas de los
jardines modernos. Es originaria de Oriente, viváz, las gran
des hojas radicales, cubiertas de un bello algodonoso, de un co
lor blanco plateado, forman una mata, de cuyo centro se elevan
numerosos capítulos de color amarillo, formando como una lar
ga espiga. Los inviernos rigurosos, y el clima húmedo la per
judican.
BRANCA URSINA. (Véase, Acanto.)

BRA qUI coMA.

(Brachicome.)

Pequeñas plantas muy graciosas, de hojas alternas; capí


tulos radiados solitarios, pedunculados, compuestos de flores
tubulosas, hermafroditas al centro, y una línea de flores ligu
ladas, hembras en la circunferencia.
Braquicoma de hojas de iberis. (B. iberidifolia). Bonita plan
ta, anual, de tallos muy ramosos desde la base, que alcanzan la
altura, de 30 ó 40 centímetros. Cada ramito termina con un
pequeño capítulo de disco oscuro, y los rayos azules, con una
mancha blanca en su base. Se emplea principalmente para for
mar bordes, apetece la tierra ligera, humosa y fresca, y se mul
tiplica por medio de la siembra hecha de asiento en la prima
vera, ó en tiesto y cama caliente en otoño.
BRIZA.

Briza mayor. (Briza máxima.) Planta anual de la Europa,


meridional, de 20 á 40 centímetros de altura, con hojas linea
les, ásperas al tacto; flores sin pétalos dispuestas en espiga,
poco numerosas, de 2 á 3 centímetros, ovales, verdes al prin
cipio, y amarillos á la madurez, que cuelgan con gracia, y se
balancean al menor viento.
Briza menor. (B. menor.) Esta planta elegante no se dife
rencia de la anterior si no en sus proporciones más peque
ñas; las dos se multiplican por siembra hecha de asiento en la
primavera, ó bien en eras, para trasplantarlas despues.

BRowALIA AZUL.

Planta originaria del Perú, perenne si se cultiva en estu


fa, y anual al aire libre; hojas lanceoladas agudas, tallos de 60
á 75 centímetros, muy ramificada; flores axilares, de un bonito
azul violáceo, con el tubo largo y amarillo. -

Esta planta se cultiva en tierra lijera y sustanciosa, ex


posicion abrigada; multiplicacion por semillas en camas ca
lientes.
Se cultiva una variedad de flores blancas, que le es inferior,
y la Browalia demissa, de tallo que alcanza apenas la altura,
de 30 á 40 centímetros, con las flores azuladas.

BRIONoPSIDE.

(Brijonopsis laciniosa.)

Planta anual, que se eleva de 1m 5,0 á 3m, hojas ásperas,


de 3 á 5 lóbulos, con flores verdecinas insignificantes; á las que
suceden centenares de bayas redondas, del tamaño de una ce
reza, de color verde claro abigarrado de blanco puro; que al
madurar, pasan segun las variedades, al amarillo pálido, ó al
rojo carmin, produciendo un vistoso efecto. - -

La variedad de frutos encarnados (B. erytrocarpa) es la más


interesante, y á causa de su menor altura puede cultivarse en
macetas un poco grandes. -
- 307 -

BRUGMANsíA.

(B. suaveolens; Datura arbórea.)

Arbusto del Perú de 1m 5,0 á 3m 5,0 de altura, formando


una copa redonda, de cuyos ramos penden corolas aromáticas,
de un blanco amarillento. Tierra de naranjos; exposicion abri
gada; multiplicacion fácil de estaquillas durante todo el vera
no; riegos frecuentes en esta estacion, y muy moderados en
invierno. Al fin del verano se pone el arbusto al aire libre, y se
resguarda en invierno.
Brugmansia de dos colores. (B. bicolor, datura sanguínea).
Planta de Méjico de la dimension de la anterior, con las flores
en forma tambien de embudo, pero ménos largo y ménos abier
to, de color verde á la base, amarillo en el medio, y rojo ana
ranjado en el limbo superior. El cultivo es igual á la que an
tecede. - -

Estas plantas por su disposicion y larga florescencia, pro


ducen un buen efecto en los jardines, donde se cultivan mu
chas otras.

BRUJITAs. -

(Zephyrantes rósea.)

Planta originaria de la Habana, de hojas lineares, diver


gentes; en Agosto flores de un color rosa muy bonito. Es muy
sensible al frio.

BRUNELA.

Brunela de flores grandes. (B. grandiflora.) Planta labiada,


viváz, indígena de Europa, que se cultiva en los perfiles de los
jardines, y la guarnicion de las pendientes. Es planta rústica,
que vive en todos los terrenos, hasta los más secos, y florece casi
todo el verano. Se multiplica de semilla, ó por barbados, en el
mes de Marzo. , , - -
— 308 —

BULBocoDIo.

Los bulbocodios difieren de los colchícos por las flores de


tubo corto, son pequeñas plantas acaules, bulbosas, rústicas,
de floracion primaveral, ú otoñal, con las flores de color lila, y
casi de idéntica forma que las del azafran.
Las especies no son muchas, bastándonos citar el bulbocodio
de primavera (bulbocodium vernum), de flores violáceas, que se
abren muy temprano; y el bulbocodio de otoño, llamado merende
ra, que florece por Setiembre. Tierra lijera y sustanciosa; ex
posicion á la sombra, y se multiplica por sus bulbos.

BUSINGoLCIA DE HoJAs DE BASELA.

(Boursingaultia basselloides.)

Planta trepadora, originaria de Quito, que se cubre de es


pigas de pequeñas flores blancas aromáticas, y se cultiva para
adornar los muros, balcones, enrejados, etc. Se multiplica por
estaquillas, y por los tubérculos, que en las localidades frias se
extraen por otoño, cuando los hielos han destruido los tallos, y
se conservan como los de las dalias para replantarlos en el mes
de Abril.

BUVARDIA.

(Bouvardia.)

Buvardia escarlata (B. jacguini.) Arbusto hermoso, origina


rio de Méjico, que se cultiva por la belleza de sus flores, que son
de un encarnado brillante, dispuestos en umbela; quiere tierra,
franca y lijera. En el invierno se colocan estas plantas en los
sitios secos y ventilados de los invernáculos templados, donde
florecen hasta el mes de Enero; al aire libre florecen desde el
mes de Junio hasta principios de invierno; se multiplican por
acodos, estaquillas y division de raices.
º
Buvardia de Van Houtte (B. houtteana), sub-arbusto de la
América central, de 80 centímetros á 1 m de altura con las flo
res largamente tubulosas, de un color escarlata un poco ana
ranjado.
Buvardia de Cavanilles (B. multiflora, B. cavanillesii). Arbus
to de Méjico, con hojas opuestas, ovales y flores escarlata.
B. de hojas estrechas (B. angustifolia) y la B. linear (B. linearis)
son dos especies que algunos botánicos reunen en una sola.
B. flores amarillas (B. flava), arbusto de Méjico, que se cul
tiva en Europa para adornarcanastillos, y muy á propósito para
el cultivo en macetas.
B. flores largas (B. longiflora), notable por las grandes flores
blancas y aromáticas. Es una de las más hermosas del género;
pero tambien de las ménos rústicas.
Además se cultivan muchas variedades é híbridos proce
dentes de las especies mencionadas.
Las buwardias se comparan para el efecto ornamental á los
pelargonios, á las fuchsias y otras plantas de rica y brillante
floracion; son una adquisicion preciosa para adornar los par
terres, los invernáculos y las habitaciones, porque su poca al
tura permite cultivarlas en macetas; si bien son mucho más her
mosas en medio del jardin, si el clima es bueno, la exposicion
conveniente y la tierra sustanciosa. -

El cultivo es fácil y análogo al de los pelargonios y de las


fuchsias.
Despues de haber invernado en la naranjera, se colocan las
buwardias en el punto del jardin que deben ocupar definitiva
mente. En otoño ántes de las primeras heladas se sacan del
jardin para volverlas á colocar en tiestos y abrigarlas en el in
vernáculo frio ó templado, procurando no regarlas más que
cuando la tierra de la maceta se deseca. La multiplicacion se
hace generalmente de estaca, barbado ó pedazos de la raiz.

21
— 310 —

CABEZA DE TERNERA (Véase ANTIRRINo.)

CABEzUELA (Véase CENTÁUREA cYANUs.)

CACALIA EsCARLATA.

(Cacalia somchifolia, Emilia sagittata.)

Planta anual de la isla de Java, de la altura de 40 á 50


centímetros, con las hojas inferiores ovales, y las del tallo cor
diformes y amplexicaules; flores de un rojo sanguíneo, reuni
das en pequeños capítulos elegantes y largamente peduncula
dos, que se suceden sin interrupcion de Junio á Setiembre, ú
Octubre. Se multiplica sembrándola de asiento por el mes
de Abril. -

CAcoMITE DE MÉJIco.

(Tigridia Pavonia.)

Las tigridias son plantas americanas, bulbosas, cuyas hojas


se parecen á las de los lirios. Las flores, que aparecen en Julio
y Agosto, son de un hermoso color y de forma singular, pare
cida á una copa, y serian de gran valor para adornar los jar
dines y los salones, sin el inconveniente de marchitarse pron
to, pues desgraciadamente no permanecen abiertas más de
ocho ó diez horas, sobre todo si se hallan expuestas á los rayos
del sol; defecto que por otra parte es muy comun á muchas
otras irídieas. -

La tigridia, llamada cola de pavo, la más hermosa del gé


nero, es originaria de Méjico, tiene la flor grande de 12 á 15
centímetros de anchura, de un color violáceo á la base, con zo
nas amarillas, manchadas de púrpura, terminando en un her
moso color encarnado brillante. Esta planta se multiplica por
siembra, ó separando los bulbos despues de haber florecido.
La tigridia de flores amarillas, (T. conchiflora), tiene la mis
— 311 -

ma forma y tamaño que la tigridia cola de pavo, de la que di


fiere por el color amarillo de las tres piezas exteriores del pe
rígono.
La tigridia violeta, (T. violácea), es una delicada miniatura
de las dos precedentes.
La tigridia azulada (T. azurea. T. caelestis, Phalocallis
plumbea), se diferencia por tener los tres pétalos exteriores de
color azul más intenso, y el centro de la flor se halla manchado
de púrpura sobre fondo amarillo. Esta flor, notable por la va
riedad de su color, es desgraciadamente de muy poca duracion.
En esta seccion pueden colocarse las rigidelas (Rigidellas),
plantas americanas de hojas y flores bastante parecidas á las
tigridias, que conviene abrigar en invierno en los climas frios.

CAcTo.

(Cactus.)

Los cactos son plantas generalmente desprovistas de hojas,


de tallos carnosos, de forma muy variable, más ó ménos cu
biertos de espinas, solitarias, ó reunidas en hacecillos, que na
cen de una aréola tomentosa: las flores solitarias, generalmen
te muy grandes; caliz adherente por el ovario por la parte in
ferior, con frecuencia tubuloso, pétalos y sépalos muy nume
rosos, confundiéndose por la forma y el color.
Las especies de cactos de pequeña ó mediana dimension,
pueden cultivarse fácilmente en ventanas y balcones, durante
la buena estacion.
El atractivo principal de estas plantas es la singularidad
de su forma distinta de los demás vegetales; pero apetecen una
temperatura poco variable; pudiendo esta descender á cero, y
hasta á 1 ó 2 grados bajo cero, con tal que este descenso de
temperatura no sea muy brusco, y dure pocos dias.
El cultivo no es difícil, pudiendo reasumirse para las co
marcas muy frias, en colocar las plantas en tiestos de capacidad
— 312

> R º2 S4.

¿s. S R.

1. Plocereus senilis. 5. Echinopsis multiplex. 9. Echinocactus Visnaga.


2. Opuntia vulgaris. 6. Pilocereus chrysomalus. 10. Cereus peruvianus.
8, Mamillaria rhodanta. 7. Epiphyllum truncatum. 11. Phylocactus guyanensis.
4. Melocactus communis. 8. Cereus serpentiuus.

proporcionada á su talla, llenos de una mezcla de tierra fran


ca y tierra de brezo, á la que se añade un poco de estiercol
descompuesto ó mantillo de camas; no regarlas en invierno más
que lo extrictamente necesario para impedir se desequen, y
conservar en esta estacion la temperatura del invernáculo á
pocos grados sobre cero para que la helada no penetre al inte
rior; exponerlas á la primavera á la accion directa de la luz
- 313 —

solar, y elevar gradualmente la temperatura á 26, ó 28 grados


centígrados, teniendo cuidado de regarlas á proporcion del calor
creciente y de la actividad de la vegetacion, sin olvidar rociar
las por encima á fin de que se hallen en medio de una atmós
fera un poco húmeda; y cuando la estacion lo permite se tras
ladan al aire libre.
En todas las provincias donde se cultiva el naranjo, pueden
pasar el invierno sin abrigo alguno; pero más al Norte es pre
ciso cubrirlos momentáneamente durante las noches en que
hiela.
La multiplicacion de los cactos se hace de estacas, de semi
lla ó de ingerto segun los casos.
La propagacion por renuevos ó estaca es la mas comun
mente empleada y propia de plantas tan carnosas y de vida
tan tenaz. Los hijuelos, abundantes muchas veces, nacen en
el cuello de la planta, bastando desprenderlos y plantarlos.
La multiplicacion por estaca es muy sencilla: basta dejar
por un tiempo más ó ménos largo la estaca en un sitio venti
lado hasta tanto que se haya cicatrizado la herida, pues sin
esta precaucion podria absorber demasiada humedad y podrirse.
Cuando se desean obtener cactos por medio de la siembra,
se coloca la grana en tiestos poco hondos, llenos de tierra de
brezo, cubriéndola á lo más de tres á cuatro milímetros, y
manteniendo la tierra un poco húmeda. Quince dias ó tres se
manas despues de la germinacion se trasponen las plantitas
una á una en pequeños tiestos llenos de tierra de brezo adi
cionada de un poco de tierra franca, cuya cantidad se aumenta
cada vez que se mudan de tiesto. Es buena práctica para pre
servarlas de la desecacion, cubrirlas con una campana en los
primeros dias de su vida.
El ingerto puede emplearse tambien para un gran número
de plantas de esta especie, sobre todo con el objeto de obtener
vegetales de forma caprichosa por la alianza de especies hete
rogéneas ó de porte muy distinto, como tiene lugar cuando se
ingertan, por ejemplo, epifilos de ramas colgantes sobre tallos
derechos de las pereskias (principalmente la P. aculeata) ó de
cereos; mamilarias sobre equinocactos, etc.
- 314 -

CAGIGALA DE CUBA.

(Tagetes).

Plantas que exhalan un olor penetrante, originarias de


Méjico, de hojas alternas ú opuestas, y capítulos general
mente grandes, solitarios, rodeados de un invólucro de una so
la pieza, muy parecido á un caliz, lo que les dá toda la aparien
cia de una flor propiamente dicha.
Las dos especies más notables son:
El llamado clavel de las Indias, ó de muerto en Cuba (T. pa
tula) y el Clavelon (T. erecta); los dos anuales y parecidos por
el porte, el follaje, el color amarillo anaranjado de sus flores,
y el olor fuerte que desprenden todas sus partes; diferencián
dose una de otra por la talla y el grandor de los capítulos, que
en el clavelon son mucho mayores; pero en compensacion su
congénere el clavel de las Indias forma matas más redondeadas
y más graciosas y las flores tienen un color más vivo, más os
curo y más aterciopelado.
El cultivo ha producido muchas variedades entre las que
citaremos:
El clavel de Indias anaranjado, de flores dobles y de un solo
color; el clavel de Indias enano, de 15 á, 25 centímetros de altu
ra, flores dobles, amarillas manchadas de púrpura; el clavelon
tubulado, y el clavelon, amarillo de limon, los dos de flores llenas, y
el enano precoz, de flores amarillo intenso y que no se eleva más
que á40 ó 50 centímetros.
Todas son plantas rústicas y de cultivo fácil; prosperan en
todos los terrenos y en todas las exposiciones; si bien prefieren
las tierras medianas un poco abonadas con estiercol descom
puesto y los sitios bien ventilados. Se multiplican por siem
bra hecha en distinta época á fin de que la floracion dure y se
prolongue hasta las heladas.
Se cultivan además dos ó tres especies interesantes de ta
getes, bastante análogas al clavel de Indias por el porte y por
el color de las flores, pero más bajas, tales son la tagete con
— 315 -

pintas (T. signata) y la tagete en corimbo (T. lucida). La primera


es anual, con el tallo muy ramoso, y capítulos pequeños, muy
numerosos, de la que existe una variedad pumila; siendo las dos
por la finura de su follaje, por la abundancia de sus flores y
por la gran regularidad de sus ramas muy convenientes para
formar bordes y perfiles duraderos y muy vistosos, pudiendo
emplearse igualmente para adornar los canastillos, los macizos
y platabandas. Florecen hasta Octubre.
La T. lucida es vivaz por su raiz y florece hasta las heladas,
lo que la recomienda para los parterres de Otoño. Es igualmen
te propia para la confeccion de macizos y adorno de plataban
das; inclinando los tallos hácia el suelo y fijándolos por medio
de pequeños ganchos de madera se forman bonitos bordes.
Todas se multiplican de semilla sembrada á las mismas épocas.
CAMAMILA DE ARAGoN. Véase, Matricaria.

CAMARÁ JUBA DEL BRASIL.

(Lantana camara.)

Arbustos procedentes de América, cultivados como plantas


de adorno en los jardines de Europa. Los más notables son:
El camará comun (L. camara) originario de las regiones
templadas de la América meridional, arbusto de 1 á 2m, flores
en pequeños corimbos compactos, de un color amarillo de na
ranja muy brillante en el tipo; pero del que existen numerosas
variedades de flores blancas, amarillas, rosas y púrpuras de di
versos matices.
Camará de flores blancas ó de nieve (L. nívea) arbusto con los
ramos cuadrangulares cubiertos de espinas cortas y encorva
das; flores todo el verano, blancas, de olor agradable.
Camará tinga (Lantana involucrata). Arbusto cubierto de
un vello glanduloso blanquecino; flores lilas, rodeadas de in
volucros escamosos de un rojo violáceo.
Camará de Sellon (L. sellowiana), originario del Brasil, con
los ramos delgados y muy largos; flores de un hermoso color
rojo violáceo, las cuales por la disposicion de los ramos y su
- — 316 —

abundancia, dan á la planta el aspecto de una pequeña verbena.


Se multiplican por medio de la siembra hecha temprana
en la primavera dentro de cajones, en donde florecen las plan
tas en el mismo año; óbien se propagan de estaca en verano.
El cultivo ha producido infinidad de variedades, de gran mé
rito algunas de ellas, por lo que se consideran eminentemente
propias para decorar en verano los jardines, por las flores abun
dantes que producen en los meses de Julio, Agosto y Setiem
bre. En invierno deben conservarse en invernáculos templados.

CAMELIAs.

La camelia del Japon (camelia japónica) debe su nombre al


jesuita Camelli que visitó la China y el Japon y la introdujo
en Europa en 1739. En su clima natal es un árbol de 8 á 12mº
de altura y de 6 á 7 en el Mediodía de Europa, de tallo recto,
copa redondeada, hojas ovales, coriáceas; lustrosas y persisten
tes, con flores rosiformes, cuyo color, lo mismo que su forma
se ha modificado habiéndolos de todos los matices, desde el
blanco puro hasta al carmin oscuro; y con mucha frecuencia
reunen dos colores.
La belleza de su follaje y principalmente la de sus flores,
hace que sea muy apreciada en nuestros jardines; figurando
dignamente en los salones de donde están excluidos los naran
jos y limoneros, por sus fuertes y aromáticas emanaciones; pe
ro como es un vegetal, casi tan friolento como estos últimos,
se hace preciso resguardarle en invierno, y hasta cultivarlo to
do el año en invernáculos en las comarcas frias de Europa.
La camelia es una lindísima flor, muy estimada por el be
llo sexo, pues constituye un primoroso adorno allí donde luce
su elegante forma y sus brillantes y diversos colores.
A su extraordinaria hermosura debe los aristocráticos, poé
ticos y aun históricos nombres, que describiremos luego, y por
la misma razon es una de las más distinguidas flores que pue
den cultivarse.
Su fama la cantan los poetas y los novelistas, y se ha hecho
célebre y universal su nombre.
- 317 -

Considerada como árbol al aire libre, en un clima favora


ble, la camelia del Japon no exige cuidados particulares. Vi
ve en todos los suelos de buena calidad, sobre todo si se le adi
ciona un poco de mantillo vegetal; pero requiere hallarse un
poco á la sombra de otras plantaciones, porque los rayos del
sol la secan y marchitan con facilidad, y regarla copiosamente
en la época de los calores.
Como el invierno no detiene completamente su vegetacion,
y las yemas florales continúan desarrollándose en esta esta
cion para abrirse á últimos de invierno, ó principios de la pri
mavera, resulta que debe plantarse á una exposicion que la
preserve de las heladas.
En los climas ménos favorables, debe abrigarse contra la
intemperie atmosférica, por lo ménos, durante la mitad del
año; por esto en el centro y norte de Europa se la considera
como arbusto de invernáculo.
Segun el objeto que se propone el jardinero se cultivan las
camelias debajo de abrigos con vidrieras, en cajones ó en ma
cetas. En el primer caso se les dá la forma de arbusto, ó de es
palderas en las paredes del local; siendo uno de los mejores
empleos que se les puede dar cuando se poseen lo que se lla
ma jardines de invierno. En la mayor parte de casos, las ca
melias se cultivan en cajones y macetas, poniéndolas al raso
por la primavera, más ó ménos pronto segun los lugares y los
años.

La camelia se acomoda en todas las tierras sueltas, con tal


que contengan una cierta cantidad de humus vegetal; pero á
las cultivadas en tiestos y cajones se les dá exclusivamente la
tierra de brezo mezclada con mantillo de hojas. En Venecia se
emplea, sin mezcla alguna, la tierra de sauce, formada de ma
dera podrida y de hojas muertas echadas en el trono de los
sauces viejos. En Milan se hace uso de la tierra de bosques, mez
clada con arena, y hojas podridas.
Es planta que traspira mucho, y por consiguiente necesita
riegos frecuentes, pero no muy copiosos; siendo útil que estos
riegos sean de agua asoleada, y se den de nueve á diez de la
mañana, desde mediados de Noviembre á principios de Marzo,
- 318 —

en la primavera una hora, ántes, y en el verano despues de


puesto el sol.
Por el verano ú otoño se forman los botones que deben flo
recer al principio de la primavera próxima, por lo que el jar
dinero debe saber conservarlos hasta esta época. Como una de
las causas que pueden desprenderlos de la planta ántes de su
floracion, es el cambio brusco de temperatura cuando se les co
loca debajo de los techos vidriados, se aconseja tener el inver
náculo abierto durante los primeros dias, cerrándolos por gra
dos, á fin de habituar insensiblemente las plantas á la tempe
ratura del local.
En el norte y centro de Francia se calienta un poco el in
vernáculo de las camelias á partir del mes de Noviembre, á
fin de evitar los perniciosos efectos de las heladas. Basta que
la temperatura se halle á pocos grados sobre cero, á no ser que
se desee forzar las plantas, en cuyo caso se vá elevando gra
dualmente la temperatura á 12, 15 ó 18 grados centígrados.
El estiércol de carnero diluido con agua es excelente para
dar vigor á los brotes nuevos.
La poda de las camelias es fácil, y tiene por objeto darles
la forma que se desea. La mejor, cuando no deben aplicarse
en espaldera contra las paredes, es la forma llamada pirami
dal, por hallarse provisto el tallo principal de ramas laterales
en toda su altura.
A veces la poda tiene por objeto rejuvenecer los arbustos
viejos ó enfermizos. En este caso se desmochan como se hace
para los árboles frutales. Cortados sobre la madera sana y re
plantados en tierra nueva y sustanciosa, las camelias reforman
su copa en poco tiempo.
La multiplicacion de la camelia se hace por siembra, aco
do, esqueje, estaca y por ingerto. El primer sistema se prac
tica en grande en los paises meridionales, por cuyo medio se
obtienen variedades nuevas, y se obtienen patrones sobre los
que se ingertan las variedades conocidas.
En los paises donde la camelia no fructifica, sino excepcio
malmente, el medio de propagacion más en uso es el de estaca
hecha en la primavera, de los ramos agostados del año ante
- 319 —

rior, cortados á 10 ó 12 centímetros de longitud. Plantados en


tierra de brezo, cubiertos con campanas y regados convenien
temente, estos ramitos arraigan en seis ó más semanas, segun
el grado de calor al que se han sometido. El acodo es poco
empleado, porque es más complicado sin dar mejores resul
tados. -

Las camelias, lo mismo que todas las especies propagadas


por siembra, han dado orígen á un gran número de varieda
des, que se hace subir á más de mil; por lo que no pudiendo
dar en este libro una lista completa, elegiremos las principales
entre las más nuevas, que será suficiente para un aficionado.

l.” Camelias de flores blancas d cárneas, un coloras.

Planipétala, Candor, Virginia Calubini, Reina de la belleza,


Alba plena, Alba prima, Candidísima, de cien hojas blanca, Dan
te, Camelia de la Reina, duquesa de Berry, Mistress Gunnell.

2.º Camelias de flores rosas ó encarnadas, unicoloras ó un


poco más pálidas en el centro.

María Morren, Wilderi, Reina de las flores, Camila, Brozzoni,


Paulina Maggi, Leopoldo I, Valle vereda, Magnífica, Reticulada
de flor llena, Princesa Matilde, Prima Donna, Carlota Pisani,
Marquesa de Ereter, Lemichezii, Imbricata, Sarah Frost, Guiller
mo III, Festiva, David Boschi, Condesa Mariana, Comendador
Betti, Leon Leguay.

3.º Camelfas de fondo blanco ó blanco rosa, punteadas,


estriadas ó matizadas de rosa, de Iila ó de encarnado.

Tricolor Angela Cocchi, Tricolor imbricata llena, Cimarosa,


Bicolor de la Reina, Comtess of Derby, Mistress Abby Wilder,
Countess of Orkney, Princesa, Federico-William, Fenny Lind,
Bella Romana, Casilda, Federico Milius, Bice Rosazza, Conde de
Flandes, Montironii, Galante nova, Distincion, Mistress Cope,
Profesor Filipo Parlatore, Teutonia.
- 320 -
4.° Camelias de fondo rosa o encarnado, punteadas,
matizadas ó bordadas de blanco ó de rosa claro.

General Lafayette, Condesa Ricci, Archiduquesa Augusta, Ar


chiduqnesa María, Van Dyck, La Esperanza, Pelagia, Emperatriz
Eugenia, Bonomiana, De cien hojas rosea, Pier Capponi, Condesa
Lavinia Maggi, Ninfa del Tebro, Pozzi Vera, Corradino, Triunfo
de Liege, Queen of Denmark, Palmer's Perfeccion, Jeffersonii, Es
trella polar, Cruciata, Conde de Paris, Bella de Etruria, Bijou.
de Florencia.
Además de las variedades que acabamos de nombrar, pro
cedentes de la camelia del Japon, se cultivan otras especies
que, si bien de segundo órden, tienen, no obstante, algun in
terés. Entre ellas citaremos la camelia sasangua, de flores blan
cas ó rosas; la camelia reticulada de la China, notable por el
grandor de sus flores, de un encarnado de cereza, y suscepti
ble á lo que se dice, de cruzarse con la camelia del Japon; la
camelia de flores de rosa; y por último la camelia de flores ama
rillas (C. lutea) importada de la China en estos últimos años,
de follaje estrecho y flores amarillas en forma de anémona, y
como es la única especie del género que se conoce con las flo
res de este color, podrá dar orígen por medio de las siembras
sucesivas, y por el cruzamiento con otras especies á uha série
nueva de variedades. -

Todas estas especies se cultivan lo mismo que la camelia


del Japon; como sucede igualmente con el árbol del Thé (Thea
viridis), que es originario de las mismas comarcas, y que se
ha admitido como arbusto de curiosidad, más bien que de ador
no, en los jardines de la region meridional. -

CAMPANILLA BLANCA DE MÉJIco (Véase Brugmansia suaveolens.)


CAMPANILLA BLANCA DEL PERú (Véase Datura arborea.)
CAMPANILLA EN CHILE (Véase Aquilejia.)
CAMPANILLA DE EGUILUZ ó DE PRIMAVERA.

(Leucoium vernum.)
Pequeña planta que florece á últimos de invierno y se em
— 32 -

plea en las platabandas, en los sitios pintoresco salgo umbrios,


y para los bordes. - -

La campanilla de verano (L. aestivum), florece por Julio.


CAMPANILLA ENCARNADA DEL PERú (Véase Datura sanguínea.)
CAMPANILLA DE PoRTUGAL.

(Convolvulus tricolor.)

Planta anual, originaria de España, florece en el verano, y


ocupa el rango distinguido que se merece por su belleza, la
elegancia, forma y tamaño de sus flores amarillas en el fondo,
azul celeste en los bordes y blancas en todo lo restante. Brotan
en el verano; y si se tiene cuidado de cortar las plantas ántes
de la caida de las últimas flores, brota y florece de nuevo has
ta que sobrevienen las heladas. Con ellas se forman ramilletes,
guirnaldas y adornos; es planta que requiere un terreno ligero,
y estar en sitio bien expuesto al sol. Se siembra en Abril y
Mayo. Pocas plantas son tan apropiadas como esta para la de
coracion de un parterre, en los que forma macizos ó círculos
al derredor de grupos de otras plantas. Su floracion comienza
en Junio y continúa hasta el mes de Octubre, ó más tarde si la
temperatura se sostiene elevada.
Las campanillas de tallos volubles, ocupan el primer sitio
entre las plantas trepadoras de los jardines situados al Norte
de Europa, en donde no prosperan otras no ménos vistosas.
Nadie ignora que sus tallos se elevan enrollándose al rededor
de tutores, sin embargo, existen algunas como la tricolor de que
acabamos de hablar, que son muy poco ó nada volubles. La al
tura á que pueden alcanzar, varía segun las especies; algunas
no se elevan más que un metro; otras pasan de diez.
Entre las muchas especies conocidas, citaremos el
Convólvulo de los campos, correhuela, campanilla, yedra cam
pana (C. arvensis,) planta vivaz, muy comun en Europa y flore
ce durante el verano. Crece en los campos, en los jardines, en
las orillas de los caminos y hasta en terrenos áridos. A pesar de
- — 322 -

su elegancia, está proscrita de las tierras cultivadas por su ex


tremada multiplicacion, y por la dificultad de estirparla á causa
de sus raices profundas, y lo mucho que ahija, aunque sea en
las grietas de las piedras.
Convólvulo ó campanilla de vallados, yedra campana (Convól
vulus ó Calystegia sepium.) Otra especie indígena y vivaz, cu
yas flores de un blanco de nieve producen un magnífico efecto
en los jardines; y sirve para formar vistosas empalizadas. Exis
ten variedades de color rosa.
Campanilla de Jacquemont (Convólvulos ó Jacquemontia cae
lestis), bonita especie de Nepaul, de flores azul celeste, y de
mediano grandor.
Campanilla de Mauritania (C. mauritanicus), de 1 m á 1m,50e
flores de un color violeta oscuro, propia para los bordes y pa
ra adorno de las rocas artificiales. Cultivada en cajones y diri
gida sobre un enrejado puede ser una agradable planta de ha
bitacion.
Campanilla púrpura, ó de jardin (Ipomea purpúrea, Pharbi
tis hispida, C. mutabilis.) Planta anual de la América meridio
nal, y una de las más populares del género, es rústica, de cua
tro metros de altura, hojas cordiformes y flores desde Junio á
Setiembre, de color purpúreo, violáceo, blanco, rosa y á veces
matizadas de dos ó tres colores.
Campanilla escarlata (Ipomea coccinea,) de las Antillas,
anual, alta de 2 á 3 metros, hojas cordiformes, flores de un en
carnado escarlata, algunas veces blancas por descoloracion.
Campanilla de hojas laciniadas ó quamoclit cardinal (Quamo
clit vulgaris.) -

Elegante planta originaria de la India, anual, muy distin


ta de todas las especies precedentes por sus hojas divididas en
segmentos lineares, flores comparativamente pequeñas, pero de
un color escarlata intenso.
Se conocen otras muchas campanillas de las que no pode
mos hablar por no traspasar los límites que nos hemos im
puesto.
El cultivo de todas ellas no ofrece otras dificultades, que
las inherentes al clima. Todos se propagan de semilla, de asien
— 323 -

to en la primavera, ó en macetas, si se desea adelantar la flo


racion. Son plantas que aman el sol y el aire libre, y deben re
garse moderadamente.

CAMPÁNULA.

Numeroso género de plantas de la familia de las campa


nuláceas, indígenas casi todas de Europa, de porte muy varia
do, y cuyas flores en forma de campana, son generalmente
azules ó violetas, algunas veces blancas y muy raramente ama
rillas. Todas son rústicas, y muy poco exigentes con respecto
al cultivo. Originarias la mayor parte de las comarcas monta
ñosas, en donde crecen en los suelos pedregosos, convienen par
ticularmente para cubrir las rocas artificiales y los taludes, ad
quiriendo toda su belleza cuando sus raices se introducen en
un suelo ligero y constantemente húmedo.
Las más notables son:
La campánula piramidal (C. piramidalis), indígena de las
montañas del Mediodía de Europa, es vivaz por la raiz, de don
de salen todos los años tallos de 1 m.50á 2m de altura; es plan
ta de gran efecto, pero prospera mejor en los muros y rocas
húmedas, sin el cuidado y cultivo, que en las platabandas del
jardin. Se presta igualmente al cultivo en macetas, con tal que
se riegue suficientemente, y se dé una direccion determinada
á sus largos ramos flexuosos, y muy floríferos.
La gran campánula de Siberia (C. grandis), es casi tan vis
tosa como la precedente, las flores grandes y muy abiertas, son
de un color violeta azulado; se acomoda en todos los terrenos,
y conviene tambien para el cultivo en macetas y en las rocas.
Como la campanula piramidal se multiplica de semilla y por
division del rizoma. -

La campánula violeta marina (C. medium), bisanual, de 40


á 60 centímetros de altura, notable por sus flores grandes, en
campana poco abierta, de un color azul violeta intenso. Se co
nocen muchas variedades.
Campánula de flores grandes (C. grandiflora), planta vivaz de
la Siberia, cuyos tallos se elevan á 40 ó 50 centímetros; flores
- 324 —

solitarias, muy abiertas, de un azul oscuro; la perjudica el sol,


y reclama tierra arenosa.
Campánula de los jardines (C. persicafolia), especie indíge
na y vivaz, de 0m50 de altura; florece de Mayo á Setiembre;
sus flores dobles son uno de los adornos más preciosos de las
platabandas; tierra ligera, sol y sombra, multiplicacion por di
vision y por semilla. -

Campánula de los montes carpatos (C. carpáthica), vivaz, y


tallos numerosos, poco ramificados, de 30 centímetros de altu
ra; flores azules ó blancas anchamente campanuladas. Su flo
racion comienza en Junio y continúa hasta Setiembre. Se em
plea en la formacion de bordes á lo largo de las platabandas,
y en los lugares pedregosos.
Campánula de China (C. nobilis), planta del Asia oriental,
de flores grandes, colgantes, de un color rojo violáceo. El cul
tivo ha producido una variedad blanca, que no es inferior al ti
po de la especie. Tierra ligera y arenosa, prosperando mejor
en las rocas y á la sombra que al descampado, lo que demues
tra que es muy propia para el cultivo en tiestos.
Campánula de ramillete, ó de flores en cabezuela (C. glomera
ta). Por el porte, y por la abundancia y bello color de sus flo
res es una de las más vistosas del género para adorno de pla
tabandas; siendo igualmente útil para cultivarla en tiestos y
en rocas. Tierra ligera y fresca. Multiplicacion por semilla y
por division.
Campánula del Apenino (C. gargánica), bonita planta propia
para las rocas artificiales, aunque se acomoda tambien al cul
tivo de las platabandas, en donde forma matas frondosas de 20
á, 25 centímetros de altura. Las flores son de un azul violeta,
con el centro blanco, aunque muy abundantes.
Campánula de muros (C. moralis), de Dalmacia y vivaz; plan
ta, muy baja, de 10 á 12 centímetros, muy propia para los par
terres reducidos, y principalmente para las rocas húmedas, á
las que no tarda en cubrir con su follage lustroso y sus visto
sas flores.
La campánula de hojas redondas (C. rotundifolia), es una
planta pequeña de tallos un poco sarmentosos y casi trepado
— 325 —

res, con flores azules ó blancas, insignificantes si se les consi


dera aisladas, pero de un gran efecto cuando son muchas. Es
una especie introducida de poco tiempo, y se la cultiva en ties
tos, constituyendo bajo distintas formas una bonita planta de
salon.

CANARIERA ó CANARIos.

(Tropaeolum aduncum.)

Los canarios ó capuchinas son plantas enredaderas, de ta


llos herbáceos; las flores solitarias, son de mediano grandor,
un poco irregulares y generalmente amarillas, anaranjadas,
escarlatas, rojo punzó ó amarillo oscuro. Todas estas plantas
contienen un zumo acre y picante, y sus hojas y flores se em
plean para condimentar las ensaladas.
Capuchina comun (T. majus), planta muy abundante en to
dos los jardines; sus flores más grandes que las de otras espe
nes son de un color anaranjado manchado de púrpura en el
tipo, pero el cultivo ha producido matices bastante distintos
del color primitivo, habiendo variedades cuyas flores son de un
amarillo pálido, ó casi blancas, mientras otras tienen un color
rojizo, púrpura oscuro ó color de hoja muerta, y á veces pintas
oscuras en fondo amarillo. -

Capuchina enana (T. minus). Planta originaria como la co


mun del Perú, más pequeña; flores de un color de naranja más
rojo, y ha producido muchas variedades, una de ellas de flores
dobles y de un rojo intenso. -

Mientras la capuchina comun se puede considerar como


planta trepadora ó colgante, útil para adornar las pendientes,
rocas artificiales y orlar los grandes vasos; la enana sirve prin
cipalmente para los bordes de los macizos de flores bien ex
puestos, en donde á causa de su larga florescencia producen
un bello adorno durante la mayor parte del estío y del otoño.
Capuchina adunco, conocida por canarios ó pajaritos (T.
aduncum), es fácil de distinguir de las anteriores por sus hojas
de tres ó cinco lóbulos obtusos y divergentes, y por sus flores
22
- 326 —

de un amarillo claro, con el espolon encorvado, y los dos pé


talos superiores recortados y extendidos como las alas de un
pájaro.
La capuchina de Wagner (T. Wagnerianum), de hojas un
poco triangulares tiene los pétalos de la flor de un azul violá
ceo y el espolon escarlata; la capuchina de Lobb (T. lobbianum)
es mayor, de hojas redondeadas y un poco vellosas, flores es
carlata.
Todas las capuchinas se emplean para hacerlas trepar por
los enrejados, ó por los arbustos, y ordinariamente á lo largo
de las paredes expuestas al Mediodía. A veces se cultivan en
tiestos ó en cajones, para adorno de las galerías ó ventanas,
pero deben sostenerse con tutores ó enrejados de alambre. Las
capuchinas de tallos delgados y muy provistos de hojas como
la capuchina de cinco hojas y la azul, son las que mejor con
vienen para este cultivo. Todas las especies deben regarse abun
dantemente en tiempo de calor.

CAÑA DE CUENTAs; CAÑAcoRRo.

(Canna indica.)

Esta planta (fig. 24) originaria de la América meridional


es considerada como uno de los principales adornos en los jar
dines modernos, y en efecto, tanto por la anchura y elegante
posicion de las hojas y bonitas flores, como por el fácil cultivo
y conservacion, merece se le dé la preferencia entre las plantas
de adorno para los macizos de grande efecto, como igualmen
te para los pequeños grupos aislados.
Se puede igualmente cultivar en macetas para adornar los
invernáculos ó las habitaciones; en este caso la mayor parte de
las especies de caña de Indias continúan floreciendo en el in
vierno.
La conservacion invernal de la caña de Indias, consiste en
extraer los rizomas que constituyen la parte subterránea de la
planta, despues de la primera helada otoñal, y se trasportan
á un sitio donde la temperatura se mantenga entre 8 ó 10
(Fig. 24) Caña de cuentas; Cañacorro.

grados centígrados, pudiendo servir para este objeto una cue


va ó bodega. Cuando las raices han pasado el invierno en la
oscuridad, se sacan temprano en la primavera, y se colocan en
un cajon á fin de activar la vegetacion, que no tarda en des
arrollarse, y en este caso se puede dividirlas, y formar tantos
piés como yemas contienen.
Una vez determinado el sitio que deben ocupar las cañas
en el jardin, se cava profundamente, añadiendo una cantidad
de abono consumido de hojas ó de barreduras, y más tarde (en
el mes de Mayo) se colocan las cañas dándoles un espacio pro
— 32R -

porcionado á su desarrollo, y disponiendo las variedades más


altas en el medio y las pequeñas en los bordes, de manera que
pueda la mirada abarcar todo el conjunto de la plantacion.
Las cañas se multiplican por division de raices, ó por me
dio de la siembra en otoño, dentro de cajones que se colocan
en sitio bien expuesto del invernáculo, en donde germinan fá
cilmente y proporcionan para el mes de Mayo ó Junio plantas
bastante robustas para decorar suficientemente los macizos.
Para obtener de esta planta una vegetacion frondosa, es
preciso proporcionarle un suelo profundo, lijero, abundante
mente abonado, y copiosos y frecuentes riegos en verano.
El comercio ha introducido en estos últimos años una can
tidad de estas preciosas plantas, de las que tan solamente in
dicaremos algunas de las más notables.
Canna superba. Flores más grandes que las de la caña de
Indias comun, de color rojo carmíneo.
C. gigántea. Tallo de 2m ó más, hojas muy anchas, oblon
go-ovales y flores de color escarlata.
C. edulis. Tallo de más de 2m; hojas anchas, óvalo-lanceo
ladas, lavadas de púrpura; flores grandes, de un color rojo
anaranjado.
C. discolor. Tallo rojizo, que se eleva á más de 2m; hojas muy
anchas, óvalo-oblongas, lavadas de rojo sanguíneo inferior
mente y purpúreo por encima; flores de color rojo anaranjado.
C. annei. Tallo que pasa de 2m.50; hojas amarillentas; flores
grandes en espigas numerosas de color amarillo anaranjado ex
teriormente y más rojizo en el interior.
C. coccinea. Hojas óvalo-lanceoladas, con los bordes ondu
lados; flores de color rojo escarlata.
C. aurantiaca. Hojas con nervaduras irregulares, flores de
color de naranja.
C. varscewiczii. Flores de color rojo sombrío ó escarlata,
tallos oscuros, y hojas bordadas de púrpura negro. Esta varie
dad no es tan alta como los anteriores, por cuya razon se em
plea para los bordes.
C. nepalensis. Planta de altura media, con las hojas dere
chas, amarillentas, flores de color amarillo verdecino.
— 329 —

C. zebrina nana. Hojas ovales derechas, lanceoladas, lista


das de color negruzco. Variedad buena para los bordes.
Se cultivan en los jardines un gran número de variedades,
obtenidas de las siembras de algunas de las especies prece
dentes.
CAPUCHINAs. Véase Canarios.

CARAcoL REAL.

(Phaseolus caracalla.)

Bonita planta trepadora de la América meridional, culti


vada por la belleza de sus flores olorosas. Sus tallos son delga
dos, ramosos, trepan á los cuerpos próximos, á los que se agar
ran por medio de sus peciolos; las flores son róseas sobre fon
do blanco, aromáticas, enroscadas en forma de caracol.
Está con flor casi todo el año; resiste bien al aire libre en
las provincias meridionales de España, y es una de las plantas
más vistosas, de las más adecuadas al embellecimiento de los
jardines, porque con sus tallos volables y sarmentosos se for
man enverjados, encañados, templetes, cenadores, grutas, etc.
Se multiplica por siembra, por la division de sus raices, ó
por ramas (que tengan dos años) clavadas en tierra buena y
bien preparada. El cultivo consiste en arreglarlos tallos de mo
do que no dejen claros, escardar, escamondar los ramos secos,
y dar direccion á los buenos y sanos, para que formen la figu
ra que se desea.

CARRASPIQUE.

(Iberis.)

Llámanse carraspiques diversas especies de plantas del gé


nero Iberis, cuya etimología viene de Iberia, antiguo nombre
de España, por ser estas plantas originarias de nuestra patria.
Corresponden á la familia de las crucíferas, tribu de las
tlaspídeas, y son plantas anuales y vivaces, de tallos ordina
— 330 —

riamente derechos, que terminan por anchos corimbos de pe


queñas flores blancas, liláceas ó violetas. Sus principales espe
cies son:
El carraspique blanco (Thlaspi ó iberis amara), planta anual,
de 25 centímetros de altura con las flores blancas, aromáticas,
en forma de racimos cilíndricos, de la que hay una variedad
llamada thlaspi julienne, que tiene las flores mayores y más her
mosas que en el tipo.
El carraspique de jardin (I. umbelata), un poco mayor que
la precedente, con flores violáceas.
El carraspique vivaz ó cestita de plata (I. sempervirens), de
tallo leñoso, ramificado, alto de 25 á 70 centímetros, que de
Abril á, Junio se cubre de numerosas flores en corimbo de un
blanco brillante, las cuales combinadas con las del cestillo de
oro (alyssum saacatile) producen el contraste más agradable.
El carraspique perpétuo (I. semperflorens), vivaz y doble más
alto que el anterior, con las flores blancas que aparecen en oto
ño é invierno. -

Los carraspiques se multiplican por division de su pie, por


estaca ó por siembra. Son plantas que prosperan bien en las
rocas artificiales, y la última es muy preciosa en los climas frios
para adorno de las habitaciones por su floracion invernal,

CARRIzo DE CHILE, cAÑA DE Los PAMPAs, CoA DE zoRRA EN CHILE.

(Gymerium argenteum.)

Esta gramínea, (fig. 25.) originaria de la América austral,


de reciente importacion en Europa, viene á constituir una ver
dadera novedad en la jardinería, aceptando con entusiasmo su
cultivo, y siendo objeto del favor y de la distincion de los afi
cionados á la floricultura.
º-, º am22
-

é:
º

(Fig. 25.) Carrizo de Chile.

Su bellísima y elegante forma, su hermoso porte, sus ondu


lantes hojas, graciosamente encorvadas, sus lindos penachos
- 332 -

sedosos, plateados, que se mecen á la más suave brisa, la hacen


una planta de primer órden, y uno de los más explendentes
adornos de todos los jardines.
Favorecida por el clima y el terreno, se ha desarrollado ad
mirablemente, pero vive pálida, sin brillantez, y es insignifi
cante si le faltan estas condiciones, ó se le rehusan los riegos ne
cesarios. Es planta díoica, y los piés hembras se distinguen de
los machos por sus panículas mucho más grandes, más hermo
sas y más extendidas; resiste fácilmente los rigores del frio,
pero en los paises septentrionales deben atarse juntas las ho
jas en otoño, colocando alrededor de la planta hojas secas para
resguardarla de los rigores de la intemperie.
Se multiplica por semilla, ó por division de la cepa; prefie
re las tierras silíceas un poco húmedas, y reclama mucha agua
en verano, si el clima es cálido. La temperatura media anual
de 12 á 15 grados es la más conveniente para su completo des
arrollo.
Las siembras han producido algunas variedades distintas
en la altura de las plantas, en la anchura de su follaje
y en la coloracion más ó ménos rosada de la inflorescencia
que tienen su mérito en el adorno de los jardines; citaremos
entre ellas los G. Elegans, violáceum, giganteum et atropur
pureum.

CEPALoTo DE LA Nueva-Hol ANDA.

(Cephalotus follicularis.)

Planta muy singular, descubierta en los pantanos de la


costa meridional de la Nueva-Holanda; esta especie se cultiva
en tierra turbosa, que se conserva fresca, teniendo colocado el
tiesto en una vasija llena de agua que se renueva contínua
mente. Esta pequeña planta no es de cultivo tan difícil como
se supone generalmente, pudiendo prosperar en medio de las
rocas donde sus raices sean refrescadas por un chorrito contí
nuo de agua bien aireada. -
— 333 —

CELEsTINA Véase Agerato.


CENTAURA. Véase Botoncillo de Europa.
CESPED Véase Armeria.

CESTILLo DE oRo.

(A lyssum s a x a til e.)

Planta perenne del Mediodia de Europa, muy extendida


en los jardines, en los que forma por los meses de Abril y
Mayo, uno de los más bellos adornos; tiene el tallo muy ra
moso, de 30 centímetros, con las hojas lanceoladas y blanque
cinas; flores en corimbo apretado, de un color amarillo muy
intenso.
El cestillo de oro es una de las más bonitas plantas de pri
mavera, la cual, combinada con la cestita de plata (Iberis ama
ra) forma el más bello contraste. Es rústica, y se acomoda con
todos los suelos, aunque prospera mejor en la tierra ligera y
arenisca. Se emplea con ventaja para adornar las rocasó ta
ludes pedregosos. Se multiplica de semilla que se siembra así
que está en sazon, para replantar más tarde las tiernas plan
tas en eras preparadas, y colocarlas en otoño en su sitio defi
nitivo. -

El aliso llamado por los botánicos Alissum deltoideum, ó


Aubrietia deltoidea, es una planta vivaz, que crece expontánea
en muchas partes de España, y tiene las hojas de un verde
gris y las flores de un azul violáceo. La florescencia comienza
á mediados de Abril y continúa hasta Junio. Es planta cuyo
único destino es para formar bordes á lo largo de las plata
bandas y para adornar las rocas artificiales, y se multiplica por
siembra ó por division de la mata.
El aliso purpúreo (Aubretia purpúrea,) es una planta peren
ne de la Armenia, parecida á la anterior, con las flores que
terminan en una espiga de color rojo purpurino, y requiere el
mismo cultivo y multiplicacion. -
— 334 —

El Aliso marítimo, llamada tambien cestita de plata (A. ma


ritimum,) es una planta indígena, que forma pequeñas matas
muy ramosas de la altura de 20 centímetros, con las hojas de
un verde pálido y las flores que aparecen desde el mes de Ju
nio al de Noviembre son pequeñas, numerosas, y esparcen un
aroma parecido al de la miel. Es de gran recurso en los jardi
nes, principalmente en otoño, si el jardinero ha tenido la pre
caucion de desmocharla dos ó tres veces en verano, porque en
este caso se cubre en los meses de Setiembre y Octubre de una
innumerable cantidad de flores blancas que forman una masa
compacta; se multiplica de semilla que se siembra de asiento.
Hay una variedad con las hojas listadas de blanco y verde.
CESTITA DE PLATA Véase Iberis.
CIELo EsTRELLADo es el Aster Novi Belgii.
CIENTO EN RAMA Véase Clavel de Poeta.

CLAvEL, CLAVELLINA,

(Dianthus.)

El clavel, (Dianthus de los botánicos), cuya etimología, vie


ne del griego Dios, nombre dado á Júpiter, y de Anthos, flor;
ó sea flor de Júpiter, ó flor divina.
Estos brillantes calificativos dan una idea de lo bello y pe
regrino del clavel, flor preciada y digna rival de la rosa.
Aunque hay aficionados que prefieren á esta, llamándola
fReina de las flores, no es inferior el clavel, ni por su forma, ni
por su hermosura, ni por su singular y delicadísimo perfume.
Es indudable que aventaja, y sobrevivirá á una multitud
de flores, cuyo alto concepto no es bien fundado, y que lo de
ben más bien á un simple capricho, ó la veleidosa moda.
El clavel pertenece á la familia de las Cariofiláceas, y cons
tituye un género de plantas cuyas numerosas especies abun
dan por todo. Nos ocuparemos tan solo de las más interesantes.
— 335 —

Clavellina comun ó clavel de los floristas, (Dianthus caryophy


llus.) La especie más importante, la que ocupa en su género
el lugar que en el suyo corresponde á la rosa de cien hojas, es
el clavel comun, planta indígena, vivaz, de tallo ramoso, hojas
lineales, puntiagudas, acanaladas y blanquecinas, flores aro
máticas, grandes, solitarias, purpurinas en la planta típica, y
los pétalos recortados desigualmente.
Pocas plantas han experimentado tan profundas modifica
ciones como los claveles, lo que se explica por la antigüedad
de su cultivo, siendo innumerables las variedades que se culti
van en nuestro país, y que no pasa dia sin que se adquieran
otras nuevas por semilla, y se desechen las antiguas, cediendo
en gran parte á los caprichos de la moda.
Todas las comarcas de Europa, pero principalmente la Ho
landa, la Bélgica, Francia é Inglaterra, se han dedicado al
cultivo de la clavellina, y en cada una de esas naciones han
obtenido gran número de castas más ó ménos distintas que
han procurado clasificar metódicamente, pero estas clasificacio
nes hechas á capricho han producido una verdadera confusion.
Los franceses dividen las variedades de la clavellina co
mun en tres grupos principales.
1.º Los claveles granadinos ó de ratafia, llamados así á causa
del empleo que de ellos se hace para colorar y aromatizar los
licores, que casi no se cultivan con otro objeto que el de pro
porcionar esencias para la perfumería. Comprende el clavel en
carnado, (Dianthus ruber,) de flores de un aroma delicioso, de
grandor medio, sencillas ó dobles, de un color rosa ó purpúreo,
y con los pétalos dentados.
2.º Los claveles flamencos, de flores grandes (de 35 á 50 mi
límetros ó más de diámetro,) dobles, bombadas en el centro,
con los pétalos enteros, de un solo color, ó de dos ó tres colo
res sobre fondo blanco. -

3.º Los claveles de fantasía, grupo muy extendido, de flores


generalmente semidobles, numerosas, y de colores muy varia
dos, uniforme ó diversamente mezclados, que se subdividen en
claveles alemanes y en ingleses.
CLAvEL FLAMENco.

Algunos horticultores han considerado útil formar una


cuarta clase, con el nombre de claveles de carta, proliferos ó re
ventones, para las variedades de fondo blanco, picados de car
minó púrpura, y cuyo carácter esencial es tener la flor tan
doble que el boton se raja por un lado, en vez de abrirse con
regularidad por lo alto, por cuya parte salen una porcion de pé
talos desfavoreciendo á la flor. Esta clase de obesidad que tie
ne sus partidarios, y la que se remedia evitando que el cáliz
reviente por medio de una carta horadada, en la cual se encier
ra antes de la floracion, ó bien se lian con hilo de estambre,
cintas estrechas, giras de pergamino, junco, etc.
Claveles perpétuos, caracterizados, como lo indica su nombre
por la particularidad de prolongarse su floracion gran parte
del año.
Este grupo contiene plantas que por la forma y color de
los pétalos podrian pertenecer á las secciones precedentes, no
teniendo otro carácter particular que el que acabamos de de
cir de florecer de una manera contínua al aire libre durante la
buena estacion, y prolongarse su floracion todo el invierno,
cuando se les abriga contra el frio.
— 337 -

Los claveles de damas forman una seccion poco numerosa,


que contiene un pequeño número de variedades notables por
su color tierno y delicado; son muy aromáticos y sus pétalos
pueden ser enteros, 6 dentados. -

A esta última clase se reunen con mucha frecuencia los


claveles llamados areniscos ó granulosos, que se distinguen por
las estrias que se presentan en forma de muy diminutas pun
tuaciones.
EspEcIEs sEcUNDARIAs DE CLAvELEs. Por más que la clave
llina de los floristas ocupe el primer lugar, no es razon para
que se olviden otras especies, que aunque de segundo órden,
no dejan de merecer un sitio honroso en los jardines. Entre
ellos se cuentan:
El clavel coronado ó de pluma (Dianthus plumarius), de 25
á 30 centímetros de altura, con los tallos ramosos, hojas blan
cas lineales y flores aromáticas, sencillas ó dobles, con pétalos
festoneados, de color blanco, rosa ó carmin claro, y muy pro
pio para los bordes de platabandas. Para el cultivo en macetas
se prefieren las variedades blancas, ó bordadas de púrpura so
bre fondo blanco.
El clavel de invierno (Dianthus fruticosus) se eleva á un me
tro y más cuando se le sostiene por medio de tutores, ó en un
enrejado. Es el más generalmente cultivado en tiestos ó en
cajones por las personas distinguidas de las ciudades.
El clavel de poeta (Dianthus barbatus), se distingue facil
mente de las especies precedentes, por la anchura de sus hojas
oblongo-lanceoladas y por sus flores relativamente pequeñas,
que en compensacion se hallan reunidas en anchos corimbos,
ostentando una bonita forma.
El clavel de poeta se eleva recto, á una altura media de 35
centímetros, y tanto por sus flores abundantes, como por sus
colores vivos y su rusticidad, es una especie muy recomenda
ble y preciosa para adorno de los parterres.
El clavel de España (Dianthus hispanicus), es una hermosa,
especie que tiene el follaje un poco ancho, los tallos rectos y
tiesos, las flores en corimbo apretado, y tres veces más gran
des que las de clavel del poeta. e
— 338 —

... El clavel de la China (Dianthus sinensis,) es una bonita plan


ta que se diferencia del clavel de poeta por su follaje más es
trecho y agudo, de un tinte glauco, y por sus flores mucho
más grandes, que llegan á ser enormes en algunas variedades.
Lo mismo que en las especies precedentes, el clavel chino ha
sido mejorado por el cultivo, y la siembra ha producido gran
número de razas particulares, entre las que se cuentan las de
Heldevigií que se distingue por la anchura extraordinaria de
sus corolas, y por su hermoso color, y se dividen en dos cla
ses: las variedades gigantes (D. sinensis giganteus) cuyos pedún
culos ordinariamente no llevan más que una flor y las varieda
des recortadas (D. sinensis laciniatus,) de flores grandes, llenas,
con los pétalos muy recortados, lo que le dá un aspecto que no
es comun en el género.
A continuacion de estas especies, aunque ménos cultivadas
se pueden citar el clavelito comun (Dianthus superbus) de flores
rosas ó carminadas, un poco grandes, con los pétalos elegan
temente festoneados, ó la ciniados; el clavel virginal (D. virgi
neus), el clavel céltico y otros muchos.
Clavel Flon (D. semperflorens). Este clavel de introduccion
reciente y muy en boga, es un híbrido obtenido por el cruza
miento á lo que parece del clavel de poeta con el clavel de las
floristas. Es una planta parecida á la clavellina de España, de
la que se distingue por sus tallos más altos y ramosos, termi
nados por anchos corimbos de flores purpúreas, llenas y aromá
ticas. Es rústica y se presta perfectamente al cultivo en ties
tos. Ultimamente se han obtenido muchas variedades intere
santes, nacidas accidentalmente del clavel Flon ordinario.

CULTIvo y MULTIPLICACION DE Los CLAVELEs.

El cultivo del clavel es fácil, pudiendo hacerse indiferen


temente al raso ó en tiestos; pero en este último caso, cuídese
de que el agua de riego pueda tener fácil salida, á fin de que
no quede el agua estancada por serle muy perjudicial.
La tierra más conveniente para toda clase de claveles, es
una buena tierra franca, preparada de antemano con estiér
— 339 —

col de vaca, sobre todo si las plantas deben cultivarse en ties.-


tos. A falta de tierra franca, se emplea buena tierra de jardin,
con tal que sea suelta y fresca.
Los riegos serán proporcionados al clima y á la estacion.
Poco frecuentes y copiosos en los climas húmedos, deben ser
abundantes en el clima seco del Mediodía; procurando que la
tierra se halle húmeda pero no inundada.
Todos los claveles aman el aire y el sol en los paises húme
dos; pero en las comarcas cálidas de España es indispensable
colocarlos entre sol y sombra.
La multiplicacion se hace por siembra, por acodo, por es
queje ó por estaca. El primer medio tiene por objeto princi
palmente la obtencion de nuevas variedades; los otros dos se
emplean para conservar las variedades adquiridas.
Con la siembra se consiguen muy pocas plantas de mérito,
pues las más de las veces no se obtienen más que tres ó cuatro
plantas buenas entre mil pies medianos ó sin valor; pero sin
duda se conseguiria mejor resultado si en vez de recoger la se
milla al azar, se escogiese ésta, y sobre todo se emplease la fe
cundacion artificial.
La siembra se verifica en eras al raso, en tiestos y albita
nas, para las semillas escogidas y para con las cuales se em
plea todo el esmero posible. La época más favorable para las
primeras siembras es en Marzo y Abril ó en Agosto y Setiem
bre para las últimas. La tierra que se emplea para los tiestos
ha de ser fina, mezclada con un poco de mantillo de camas ó
de hojas descompuestas, ó simplemente de tierra de brezo.
Los semilleros deberán conservar una humedad constante,
si bien moderada, á fin de favorecer la germinacion.
Cuando las plantas tienen seis ú ocho hojas, se trasplan
tan en eras, á 20 ó 25 centímetros una de otra, si se han de
quitar por otoño para ponerlas en macetas ó plantarlas á otra
parte; y á 35 ó 40 centímetros si han de florecer en el mismo
sitio. Cuando empieza la floracion se señalan los pies cuyas
flores ofrecen algun carácter particular, á fin de cultivarlas se
paradamente, sacando las variedades sencillas así que apare
cen las flores para evitar que el polen se esparza por el estig
- 340 —

ma de las variedades semidobles, en las que con preferencia


deben recogerse las semillas por ser las que producen varieda
des notables.
El acodo es un medio de propagacion muy empleado en el
cultivo de los claveles. Si la planta que ha de proporcionar los
acodos no se halla en tiestos, la operacion es sencillísima, bas
ta, encorvar los brotes laterales en una pequeña zanja que se
abre con el dedo, de dos ó tres centímetros de profundidad, re
tenerlos con un gancho ó estaquilla, cubrirlos de tierra y re
gar. Antes se deshoja la parte que debe enterrarse, y es cos
tumbre para facilitar la emision de raices, torcerlo un poco ó
hacer un pequeño corte en medio del ramo encorvado. En un
mes ó seis semanas los acodos echan raices y pueden separarse
del pie madre.
Para acodar los claveles cultivados en tiestos, basta en
terrar este último áras de tierra; pero si no fuese posible ó
si las ramas de los claveles estuviesen muy altas para poderse
encorvar en tierra sin romperse, se recurre al acodo en el aire,
que como es sabido se hace con pequeños tiestos abiertos por
un lado para que pueda introducirse la rama y sostenidos á la
altura conveniente, ó mejor todavía con los cucuruchos he
chos de plomo que se enrollan alrededor de la rama y que to
dos los jardineros conocen. Se llenan de tierra que se conser
va constantemente húmeda, pero conviene añadir que este
procedimiento no debe recomendarse, porque las plantas obte
nidas resultan débiles, no se ramifican y florecen poco.
El esqueje ó cogollo produce resultados mejores, y tiene la
ventaja de ser más sencillo y expedito.
El modo de practicar el esqueje, es arrancar el cogollo de
la planta, rasgándola con la mano, á fin de que se saquen al
gunas rajitas del vástago, mas no aconsejamos esta práctica
porque perjudica á la planta madre, siendo preferible cortar
los brotes tiernos con un cortaplumas, para no hacer lacrima
les que la perjudiquen.
Una vez cortado el bróte ó estaquilla se le planta en eras ó
en tiestos y cajones portátiles. La tierra mejor para esta ope
racion es una mezcla, por partes iguales de tierra de brezo y de
- 311 -

mantillo de cama pasado por un cedazo, al que se añade un


poco de tierra franca ó de jardin. Se introducen en la tierra
las estaquillas cortadas los dos ó tres pares de hojas inferiores,
hasta 5 centímetros de profundidad, apretando la tierra con
los dedos alrededor del pié. Se riega lijeramente y se cubre con
una campana embadurnada en su interior de una capa de cre
ta y agua á fin de debilitar la luz y el calor del sol; levantán
dola de tanto en tanto para renovar el aire, y sobre todo en
el momento que manifiestan los brotes un principio de vege
tacion, y si el sol fuese muy ardiente se tapa la campana con
hojas de papel.
CLAVEL DE LAS INDIAs, CLAVELoN ó coPETE.

(Tagetes erecta.)

Planta anual de Méjico, de olor fuerte, tallo ramoso, de 7


á 8 centímetros de altura, hojas de un verde pálido, y florece
de Julio á Octubre en capítulos grandes, dobles, de un color
amarillo naranjado. Es planta que si bien muy comun es útil
para los macizos de grande efecto, por sus grandes flores que
se ven de lejos. Se cultivan muchas variedades.
El clavel de muerto en Cuba, pequeño clavel de Indias ó cope
tillo (Tagete patula), produce las flores de color amarillo ana
ranjado, son menores que las del gran clavel de Indias, pero en
compensacion forma matas más redondeadas y vistosas y las
flores de color más intenso y más aterciopeladas. Existen tam
bien diferentes variedades enanas muy útiles para los bor
des, especialmente cuando deben formar contraste con flores
blancas.
Todas estas plantas son rústicas, muy floríferas y de culti
vo fácil. Segun los lugares y la época de la siembra florecen
de Junio á Agosto, pudiendo prolongarse hasta las primeras
heladas.
CLAVEL DE MUERTo EN CATALUÑA.

(Caléndula officinalis.)
Planta anual de la Europa austral con flores en capítulos
23
— 342 —

solitarios, de un color amarillo de azafran intenso; requiere


tierra natural ligera y buena exposicion. Esta planta que por
medio del cultivo produce flores muy dobles y de color subido,
es á propósito para formar contraste con otras plantas, sobre
todo con las de flores blancas, y se puede sembrar en épocas
distintas con el objeto de tener una floracion muy prolon
gada.
CoL RIZADA.

(Brassica olerácea crispa.)

La familia de las crucíferas, proporciona tambien algunas


plantas de cierto interés. La col de china rizada es una gracio
sa planta de adorno, cuyo tallo se eleva de 80 centímetros á 1",
provisto en toda su longitud de grandes hojas verdes entera
mente, ó vcrdes y blancas, ó tambien con venas encarnadas y ri
zadas de un modo muy particular, que ha producido muchas va
riedades conocidas con los nombres de coles palmitos, coles prolí
feras, rizadas, etc. Todas son muy curiosas y se multiplican
sembrándolas en el mes de Marzo en cajones, trasplantando
las luego en una era á la distancia de 25 á 30 centímetros una
de otra, y más tarde se colocan en el sitio que deben ocupar,
escogiendo las plantas que presentan las hojas más rizadas.
Para que estas razas se conserven puras, se deben tener sepa
radas cuando florecen, y principalmente apartadas de las coles
ordinarias de la huerta.

CoNEJITos DE JARDIN.

(Delphinium ajacis.)

Esta planta conocida tambien con el nombre de espuela de


caballero, es anual, del Mediodía de Europa, tallo de 30 á 40 cen
tímetros de altura con pocas ramificaciones, hojas multífidas,
flores dispuestas en espiga, numerosas. Con el cultivo se han
obtenido distintas variedades de flores dobles y de color rosa,
blanco, violáceo, encarnado, y se han dividido en dos secciones,
los delfinios ordinarios y los enanos, que son los que más se
aprecian.
— 343 —

Las variedades enanas se siembran de asiento en la prima


vera y mejor en otoño, aclarando las plantas cuando nacen muy
juntas, á fin de que se hallen á una distancia de 5 á 7 centí
metros unas de otras.
Se cultivan ademas otras especies vivaces de flores muy
bonitas, como el delphinium grandiflorum, con el tallo ramifi
cado, hojas muy escotadas, y flores grandes de un hermoso
color azul; el D. de Henderson, variedad de flores grandes de un
azul intenso como aterciopelado, y dos pétalos manchados de
amarillo; el D. notable (D. pulcrum) flores abundantes en Junio
y Julio de color azul violado con reflejos rojizos; el D. escarla
ta, flores sencillas ó dobles de un hermoso color azul.
Todas estas plantas son perennes y se multiplican por di
vision ó bien por siembra en la primavera ú otoño y trasplan
tándolas en la primavera próxima.

CoPA DE JúPITER, GIRAsoL, FLoR DEL soL, CoRoNA REAL, YERBA

GIGANTA.

(Helianthus annuus.)

Planta anual que se cree originaria del Perú, y que se ha


naturalizado en Europa. Su talla elevada, su gran follaje y sus
enormes capítulos de rayos amarillos y disco oscuro, que se per
ciben lejos, la hacen propia para producir efectos pintorescos.
Crece en toda clase de tierra, pero no toma todo su desarrollo
más que en las profundas, de buena calidad y un poco frescas.
Una especie mas interesante porque su follaje es más vis
toso, es el girasol de hojas plateadas (H. argophyllus), originaria
de Tejas, anual, de la altura de 2º, con el tallo y hojas anchas,
sedosas, de un blanco plateado y muy suaves; los capítulos
florales son del mismo color, si bien menores que los del gira
sol comun. -

Girasol de California (H. californicus). Es una variedad de


flores dobles de reciente introduccion y muy cultivada en los
jardines. -
- 344 -

CoRoNA DE REY MARÍTIMA. Véase Narcio de mar.


CoRoNA mperial.

(Frittillaria imperialis.)

Planta tuberculosa originaria de Turquía, tallo recto de un


metro que termina con un ramillete de hojas, debajo del cual
nace una corona de flores colgantes, de un bonito color rojo
punzó y casi tan grandes como las del tulipan. -

Esta planta produce buen efecto en el mes de Abril, cuan


do está en flor, pero tiene el defecto de exhalar un olor des
agradable,
fecto comuny áocupar el terreno
la mayor despues
parte de de la bulbosas.
las plantas florescencia, de N,

Las fritilarias se multiplican de semilla si se desean nue


vas variedades, ó por los bulbos si se quiere propagar las que
que se poseen. -

CRISANTEMo.

El crisantemo ó flor de oro del griego chrysos, oro, y an


themon, flor, por el hermoso color amarillo de algunas especies,
es un género de plantas que contiene muchas especies.
Crisantemo de jardin (chrisantemum coronarium), planta
anual del Mediodía de Europa, muy ramosa, de cerca 1 m de
altura, con los capítulos florales muy pedunculados, de color
amarillo de oro, bien que existen variedades dobles ó sencillas
de un color blanquecino. Es una planta rústica, que vegeta en
toda clase de terreno, y florece todo el verano, y gran parte
del otoño. Se multiplica de semilla.
Crisantemo tricolor (C. carinatum, Ismelia tricolor). Planta
anual, de un verde amarillento, con el tallo ramoso, de 50 cen
tímetros de altura y las hojas un poco carnosas. Sus capítulos
grandes, solitarios, tienen el disco de un color púrpura oscuro
y los rayos de un blanco rosa. El cultivo ha producido mu
chas variedades muy vistosas.
El crisantemo rosa (C. roseum ó Pyrethrum roseum), es una
— 315 —

planta viváz; de un verde intenso, tallo poco ramificado, con


los capítulos parecidos á los de la Margarita pero más anchos,
de disco amarillo y las lígulas de un rosa lila, ó carmin claro
Aunque de introduccion reciente en los jardines, se han obte
nido ya muchas variedades.
El crisantemo rosa, ó piretro rosa, conocido tambien con el
nombre de manzanilla roja, a parte de la hermosura de sus flo
res, es notable por haberse descubierto en el aceite esencial
aromático que contiene, un poderoso insecticida, que muchos
industriales han explotado, con el nombre de polvo de píretro,
preconizado sobre todo contra las chinches y pulgones. Esta,
propiedad no reside exclusivamente en el crisantemo rosa, si
no que se halla tambien en muchas otras plantas del mismo
grupo, principalmente en las del género tan aceto, que muchos
autores comprenden en el género entero de los píretros.
Crisantemo frutescente ó loñoso (C. frutescens). Arbusto de Ca
narias, que florece gran parte del año, y puesto en macetas,
por otoño, resguardándolo del frio en un invernáculo, florecen
casi todo el invierno, cubriéndose de flores blancas con el dis
co amarillo, las cuales, aunque muy parecidas á las de la Mar
garita de los prados, producen un bonito efecto.
Se cultivan de la misma manera, y para idénticos usos el
C. pinnatifidum, de flores blancas, dispuestos en corimbo ra
moso; el C. grandiflorum de capítulos grandes, blancos, gene
ralmente reunidos en corimbo poco ramoso; el C. faeniculaceum,
caracterizado por sus hojas de un tinte azulado y por sus flores
blancas, largamente pedunculadas, y agrupadas casi en co
rimbo.
Crisantemo de la In la, y crisantem o de la China (Ch. indi
cum Ch. sinºn; 2). Plantas viva ces, rústicas, de tallos anuales,
muy floríferos, de un aroma análogo a de la manzanilla, aunque
no tan fuerte. La notable variedad de colores, la abundancia,
.. de flores, el porte distinguido de estas plantas, su rusticidad y
sobre todo la floracion otoñal que se prolonga hasta que hiela,
han hecho muy comunes los crisantemos en los jardines, y el
adorno obligado de los parterres de los paises frios. -

El crisantemo de la China es el más bello de los dos, y el


— 316 —

más antiguamente cultivado. Se eleva comunmente á cerca de


1 m; los capítulos florales abiertos tienen de 6 á 7 centímetros
de diámetro. El crisantemo de la India se distingue por ser mu
cho más bajo y más ramificado, sus hojas ménos grandes, y
sus capítulos la mitad, ó los dos tercios más pequeños. El cri
santemo de la China conviene mejor á los jardines vastos; el
de la India es más propio para los parterres reducidos, y prin
cipalmente para el cultivo en macetas. -

El cultivo de todas las razas y variedades de crisantemos


es muy sencillo, por acomodarse con todas las tierras de jar
din, con tal que no contengan excesiva humedad. Es conve
niente que la tierra sea un poco fertil, pero no deben em
plearse más que abonos bien descompuestos, como sucede para
todas las plantas de adorno. Las plantas pasan el invierno en
el jardin y brotar, en la primavera que es cuando tiene lugar la
multiplicacion por division del pié, ó se hacen las trasplanta
ciones que se juzgan necesarias.
La multiplicacion de los crisantemos por siembra, se hace
con el objeto principal de obtener variedades nuevas; pero el
medio más empleado es dividiendo la mata de manera, que ca
da planta no presente más que uno, dos ó á lo más tres rudi
mentos de tallos; y se plantan en una era preparada convenien
temente á la distancia de 30 á 35 centímetros cada una, y así
que los tallos tienen la altura de 10 á 15 centímetros, se des
puntan para obligarles á ramificarse; operacion que se repite
un mes despues, despuntando por sobre la tercera ó cuarta ye
ma de la nueva vegetacion, á fin de promover nuevas ramifi
caciones, y procurar que la planta adquiera una forma vistosa
y no se eleveen demasía. En los primeros dias de Octubre, cuan
do aparecen los botones, se trasplantan definitivamente al si
tio que deben ocupar, con la certeza de que se obtendrá una
vigorosa florescencia.
La plantacion en las platabandas del jardin se hace siguien-.
do las reglas indicadas para la distribucion de los colores; se
plantan los crisantemos en macizos, en los bordes ó en matas
aisladas segun los casos, y en lo posible en exposiciones bien
despejadas, circunstancia tanto más necesaria en cuanto la
— 347 —

época normal de la floracion de los crisantemos tiene lugar


cuando los dias son cortos y débil la luz solar.
Los crisantemos se prestan admirablemente al cultivo en
macetas, siendo el método general en los paises de veranos
cortos, como la Inglaterra y Norte de Alemania. Para este ob
jeto se prefieren las castas enanas ó medianas, porque las muy
altas deben sostenerse con tutores, lo que hace muy mal efec
to para las plantas destinadas á adornar las habitaciones. Inú
til nos parece recomendar, que solo deben emplearse las varie
dades escogidas y notables por el grandor, plenitud, regulari
dad y viveza de color de las flores.
El crisantemo de la India, aunque no tan bello como el
de la China, es preferible para los tiestos por la razon que
acabamos de indicar. Además se procura darle una forma más
redondeada por medio de despuntes repetidos y oportunos. Es
ta, operacion retarda, es verdad, la florescencia, lo que es toda
vía una ventaja porque se aprecian tanto más las flores en los
salones, cuanto más escasas son las de las plantas dejadas en
el jardin.
En Inglaterra, pais donde sin disputa se cultivan mejor
los crisantemos como planta de salon, emplean para las ma
cetas una tierra sustanciosa y ligera, compuesta por mitad de
tierra franca y mantillo de hojas, más ó ménos adicionada de
estiércol descompuesto, y cenizas que han servido para la co
lada, que contengan algunos fragmentos de carbon. De tanto
en tanto se riega con abono líquido y se despuntan con fre
cuencia las extremidades del tallo y ramas á fin de aumentar
las ramificaciones y por lo tanto el número de flores. En vera
no las plantas en tiestos se tienen al aire libre y medio á la
sombra; mas así que las noches refrescan, se las coloca en el
invernáculo, procurando, sin embargo airearlos en tanto que
la estacion lo permite. Este método, muy usado en Inglaterra,
produce resultados satisfactorios entre las manos hábiles de los
jardineros, no siendo raro ver crisantemos cultivados en ma
cetas cuyas matas tienen más de 1º de diámetro, con muchos
centenares de capítulos floridos á la vez, que sirven de bonito
adorno en los salones y habitaciones.
\
— 348 —

CRUCEs DE JERUSALEN ó DE MALTA.

(Lychnis.)

Las cruces de Jerusalen ó ramilletes de Constantinopla,


llamadas por los botánicos lícnidas, del griego lychnos, lám
para, nombre dado por los griegos á una planta que pertenece
en la actualidad al género agrostema, y cuyas hojas algodono
sas se empleaban para fabricar mechas para las lámparas.
Cruz de Jerusalen ó de Malta (Lychnis chalcedónica). Planta,
viváz de la altura de 80 centímetros á 1", con las hojas ova
les, lanceoladas, dentadas; florece en Junio y Julio y las flores
corimbiformes tienen un color escarlata en el tipo, y rosas ó
blancas en ciertas variedades, entre las cuales las hay dobles.
Las divisiones de los pétalos de esta flor, separadas y profun
das, representan la figura de la cruz de los caballeros de Je
rusalen ó de Malta, de cuya circunstancia proviene el nombre
dado á esta planta, de cruces de Jerusalen.
La flor de Júpiter (L. flos jovis y agrostema), es una planta
viváz, llamada por algunos anémona silvestre; tallo de 20 á 30
centímetros, hojas blanquecinas, algodonosas y flores corimbi
formes de color rosa.
Lícnida de Siberia (L. fulgens). Planta perenne de 20 á 30
centímetros de altura, cubierta de pelos plateados; flores gran
des en corimbo, en número de 7 á 10, de color rojo carmina
do. Se considera como una de sus variedades la lícivida de Bun
ge (L. haageana), planta baja, de flores escarlatas, anaranja
das, rosas ó blancas segun los indivíduos.
Las más bonitas del género son la
Lícnida de flores grandes (L. grandiflora), originaria de la
China, tan baja cómo las dos precedentes, y como ella de flo
res escarlata, pero doble más grandes, y la -

Lícnida de Siebold (L. Siebold), hermosa planta del Japon,


de flores grandes y enteramente blancas. -

Se cultivan tambien algunas especies indígenas, entre otras


la lícnida de los prados (L. flos cuculi), conocida tambien con el
- 319 —

nombre de verónica de los jardines, planta viváz, de flores róseas


ó carminadas, algunas veces blancas, de pétalos profundamen
te recortados; y por último, la lícnida viscosa (L. viscaria) co
nocida con el nombre vulgar de borbonesa y la lícnida de los
Alpes (L. alpina), dos especies rastreras, de pequeñas flores de
color de rosa ó de carmin, que sirven principalmente para los
bordes ó para cubrir rocas.
Todas las cruces de Jerusalen se siembran por Marzo y
Abril en terrenos sombríos y ligeros; se multiplican por raices
y por esquejes, que se plantan en Mayo y Junio, y todo su cul
tivo se reduce á darles riegos en la estacion del calor, algunas
escardas en la primavera, limpiar las malas yerbas que broten
en el plantío, abonar este con mantillo muy consumido, y cor
tar por el otoño las ramas secas de las plantas que han dado ya
su flor.
s

CUARENTENA. Véase alelí cuarenteno.


CUNDEAMoR. Véase Campanilla de hojas laciniadas.
CHAMELA. Véase Jazmin de Arabia.
CHIALOTE DE MÉJIco. Véase Argemona mexicana.
CHILco DE CHILE. Véase Fucsias.
CHINos DE MÉJIco. Véase Balsamina ó belenes de Méjico.
CHIRIvITA. Véase Bellorita.
CHUCHUMECA DEL PERú. Véase Asclepiadº de Carasao.

DALIA.

Thumberg y Cavavilles pusieron el nombre de dalia, en


honor al célebre botánico suizo Andrés Dahl, á dos plantas
diferentes; ambos quisieron sostener el derecho de denomina
cion y propiedad; pero, decidida la cuestion en favor de Thum
berg por el dictámen de Wildenow y de Candolle, se dió á la
planta de Cavanilles el nombre de georgina; sin embargo, en
Alemania y en Rusia se designa todavía con este último nom
bre á la dalia.
La dalia (dahlia variabilis) es originaria de Méjico, y for
ma parte de un pequeño grupo de compuestas-ra "ladas de
— 350 —

raices vivaces y tuberculosas; tallos anuales robustos, ramosos,


con las hojas opuestas, divididas en foliolas más ó ménos dis

(Fig. 26.)
tintas. Los tallos se elevan por término medio á 1m50, aunque
el cultivo ha modificado notablemente su talla, pues mientras
algunas variedades alcanzan 2", otras no pasan de 60 á 70 cen
tímetros. Los capítulos florales son largamente pedunculados,
solitarios y terminales, tienen las lígulas de colores muy va
rios y el disco amarillento. En las flores dobles, las lígulas son
numerosas, apretadas y más ó ménos regularmente imbri
cadas.
Esta planta es una de las que más han variado á conse
cuencia del cultivo que ha tenido lugar en paises muy distin
tos, y por las siembras considerables que de ella se han hecho,
contándose por millares las variedades conocidas y cultivadas.
Insensiblemente los capítulos se han prolongado, los flósculos
— 351 -

del disco se han trasformado en lígulas, planas ó tubulosas por


la aproximacion de los bordes, y han dado orígen á flores do
bles, llenas, muy bombadas, y de una admirable regularidad.
La transformacion ha sido todavía más grande en el color, pre
sentando todos los matices intermedios entre el blanco y el
rojo oscuro ó púrpura, pasando por el amarillo, el rosa y el
violeta; unas veces son estos colores uniformes en toda la ex
tension de las lígulas, mientras en otras flores se hallan di
versamente estriadas ó manchadas. El azul, que existe imper
fectamente en la reina Margarita, es el único color que falta
completamente, sin haberse podido conseguir á pesar de las
tentativas hechas por los jardineros para obtener la dalia azul,
como igualmente la rosa azul.
A medida que la dalia se ha perfeccionado, los aficionados
se han hecho más exigentes, y en la actualidad rechazan con
desden variedades, que fueron admiradas veinte ó treinta
años atrás. Las condiciones que en el dia se exigen para que
una dalia sea admitida en una buena coleccion consisten; en
tener un buen porte, que sea de talla mediana ó enana (de
0m,60 á 1",20), que las flores bien desprendidas del follaje y
firmemente sostenidas por el pedúnculo, se presenten de fren
te al que las mira y sobre todo que sean estas flores llenas y
bombadas, de forma muy regular, con las lígulas imbricadas,
más bien un poco enrolladas en cucurucho ó tubo que planas,
y por último, que sean de colores vivos y agradables, y si las
flores son matizadas ó punteadas, que se hallen bien mar
cadas.
Es difícil elegir en medio de una produccion tan conside
rable de variedades, cuyo número aumenta sin cesar; por lo
que nos abstendremos de nombrar ninguna, con tanto mayor
motivo en cuanto la nomenclatura de las dalias es embrolla
dísima, y no tenemos la pretension de ordenarla, creyendo que
basta con la indicacion que tenemos hecha acerca de los ca
ractéres que deben reunir las dalias de eleccion.
La dalia es una planta rústica en el clima de España y aun
que esencialmente de jardin, puede cultivarse tambien en ma
cetas. Por la época de su floracion pertenece á la categoría de
-- 352 -

las plantas otoñales y aunque comienzan á florecer en el mes


de Julio, en Setiembre y Octubre es cuando está en todo su
apogeo, floracion tardía que en el clima de Madrid le es con
mucha frecuencia funesta, porque basta la menor helada para
destruirla.
Las dalias se cultivan en canastillos, en macizos ó en las
platabandas; ciertas variedades enanas son muy convenientes
para la formacion de bordes en los grandes jardines.
Cultivo.—En general, todos los terrenos producen hermo
sas flores de dalias, cuando las plantas se hallan en una expo
sicion conveniente, y la tierra es fertil y se ha labrado profun
damente; sin embargo prefiere un suelo húmedo y suelto. Las
dalias con estrias, matizadas ó con las puntas blancas deben
cultivarse en tierra mémos buena. -

Las variedades destinadas á la confeccion de ramilletes


exigen poco abono si se desean obtener flores pequeñas.
Las dalias se multiplican por la division de sus tubérculos,
que se forman todos los años al pié de los tallos y que se sacan
de la tierra en Noviembre despues de haberse secado estos úl
timos, conservándolos en una cueva ó bodega durante el in
vierno; de estaca herbácea; de ingerto sobre los tubérculos y
por último de semilla. Este último método, es casi exclusiva
mente empleado por los horticultores que se dedican á la
venta, ó bien por los aficionados que aprecian mucho las va
riedades obtenidas por ellos, y no tiene otro objeto que pro
ducir variedades nuevas destinadas al comercio, porque es de
éxito dudoso, pues entre centenares de plantas obtenidas por
medio de la siembra, y á las que es preciso cuidar por espacio
de un año, tan solo un muy pequeño número poseen verdade
ro mérito. Para conservar las variedades adquiridas debe re
currirse á los tres modos de multiplicacion primeros.
Si se desea sembrar las dalias, debe escogerse la semilla de
las variedades notables bajo algun punto de vista, y se siem
bra por el mes de Febrero ó Marzo en cama caliente ó en ties
tos que se cubren con zarzos.
Cuando las plantas tiernas tienen de cuatro á seis hojas se
trasplantan en tiestos á 15 centímetros de distancia, á ménos
— 353 —

que el tiempo sea bonancible y puedan ponerse sin peligro al


aire libre, y por el mes de Mayo se ponen en los sitios en donde
han de permanecer, procurando que la tierra sea suelta, fertil,
fresca y plantándolas á una distancia de 80 centímetros á 1º.
No se debe juzgar de la dalia en el primer año de su floracion,
porque muchas veces gana en elegancia en la segunda ó ter
cera floracion.
La multiplicacion por separacion de los tubérculos, es la
más empleada. Al separar los tubérculos de un mismo pié, pro
cúrese que sus puntas queden intactas, porque allí tan solo se
hallan las yemas que producirán los tallos nuevos. Dichos tu
bérculos se plantan uno á uno verticalmente con la punta de
la raiz hácia abajo, en eras de tierra bien preparada y abona
da con estiércol descompuesto, y si el clima no permite la plan
tacion al raso, se hará en tiestos. En la plantacion de los tu
bérculos basta que la punta se halle cubierta de 2 á 3 centí
metros de tierra. Se dá un ligero riego y cuando los tiernos vás
tagos han nacido se suprimen los más débiles, conservando
solamente uno ó á lo más dos en cada pié. -

Cuando los tallos llegan á cierta altura deben ponérsele tu


tores para sostenerlos, porque son muy frágiles y muy expues
puestos á que el viento los rompa.
La propagacion por medio de la estaca ó esqueje es tam
bien un medio muy empleado y ventajoso. Para esta operacion
se plantan los tubérculos en Febrero y Marzo en una cama ca
liente y húmeda, á fin de que vegeten á los pocos dias, y cuan
do los vástagos tienen la altura de 8 á 10 centímetros se cor
tan procurando que á la base quede un poco de corteza vieja,
se plantan dentro de pequeños vasos de 5 á 6 centímetros,
que se colocan por algunos dias en una cama caliente y se cu
bren con una campana de vidrio, abrigada esta última con una
hoja de papel para que reine dentro una media oscuridad.
En ménos de quince dias cada estaca debe hallarse suficiente
mente provista de raices para poderse colocar en otro vaso de
8 á 10 centímetros que se coloca en un sitio aireado y caliente
para que no se detenga la vegetacion, y en Mayo se plantan al
raso ó se las deja en los tiestos segun el uso á que se destinan.
— 354 -

Las plantas obtenidas por este medio son tan buenas como las
que proceden directamente de los tubérculos; y hasta algunos
jardineros pretenden que las flores son más regulares y más
abundantes. Se asegura tambien que la plantacion por matas
enteras ósea con todos los tubérculos producidos por una mis
mo pié es una práctica muy viciosa; porque solo se obtienen
plantas ramosas, con muchas hojas y flores pequeñas, disfor
mes y mezquinas.
El ingerto de la dalia, ya sea en el tallo ó sobre los tubér
culos, que años atrás se preconizó mucho, ha caido en desuso
por ser más sencilla y tan segura en sus resultados la propa
gacion por estaca de que acabamos de hablar. Consiste en in
sertar lateralmente un tierno vástago en un tubérculo cortado
transversalmente por el medio, tal como lo representamos en
la figura 22 al describir los ingertos en nuestro Tratado de los
árboles y arbustos frutales.

DAMAsQUINA. Véase Clavelon de Indias.


DENGUE DE CHILE. Véase Arrebolera.

DISCIPLINAs DE MoNJA.

(Polygonum orientale.)

Las poligóneas son plantas rústicas y poco exigentes con


respecto al clima, hallándose representadas en nuestros jardi
nes por algunas especies de poco interés. La más conocida es
la persicaria de Oriente, llamada baston de San Juan ó discipli
nas de monja, planta anual, ramosa superiormente, de 2 á 8
metros de altura, grandes hojas ovales, y cuyas ramificaciones
terminan por espigas de flores róseas ó de color carmin. Se cul
tiva una variedad enana. -

Se emplea para adorno de los macizos y de los lugares pe


dregosos, accidentados y pintorescos. Se siembra en Marzo ó
Abril en tierra ordinaria; y las semillas que se esparcen natu
ralmente, germinan por Febrero, produciendo robustas plantas.
- 355 —

DisPARATEs DE Los JARDINEs.

(Centrantus ruber. Valeriana rubra.)

La valeriana roja, barba de Júpiter ó disparates de los jardines,


es una espeeie viváz, originaria del Mediodía, comun en los
muros y eseombros, de flores rosa purpúreo, numerosas, dis
puestas en corimbo.
Puede añadirse la valeriana de Argel ó cuerno de la abun
dancia, de flores lilas ó carmin claro, recomendada para ador
no de platabandas ó para los bordes si se trata de la variedad
enana. Se multiplica de semilla.
La valeriana de los jardines y algunas otras pasan por
atraer á los gatos, que se revuelven sobre ellas perjudicando á
las plantas vecinas; por esta razon todas estas plantas son más
propias para las rocas que en un parterre, al que por otra par
te no adornan más que medianamente.

DoMINICA DE CUBA Véase Pervinca.


DoN JUAN DE NocHE
DoN DIEGo DE NocHE y Véase Arrebolera.
DoN PEDRo DE NocHE
DoÑA LUISA EN CHILE Véase Araña.
DRAGoNCILLos Véase Antirrino.

ECHEVERIA.

Las echeverias son unos arbustos originarios de Méjico y


de la California, muy propios para el cultivo en tiestos. Tienen
el tallo y las hojas carnosas, las flores en racimos ó en forma
de espiga, de las que se conocen siete ú ocho especies; bastán
donos para nuestro objeto citar la echeveria amarilla (E. pul
verulenta): hojas prolongadas en forma de espátula, termina
das en una pequeña punta, cubiertas de un polvo amarillo, y
las flores de un color amarillo intenso en su mitad superior y
rojo sombrío en su base; la echeveria harinosa (E. farinosa); ta
— 356 —

llos de un color rojo purpúreo; hojas triangulares en forma de


lengua, amarillentas al principio y luego verdes, con las flores
amarillas; la echeveria escarlata (E. coccinea) especie un poco
leñosa, de un metro ó más de altura, ramosa, con hojas for
mando roseton á la extremidad de los ramos y las flores de un
color escarlata uniforme. Es la especie más cultivada.
Las echeverias son plantas de cultivo fácil, bastando res
guardarlas del frio en invierno, tienen la ventaja de florecer la
mayor parte de esta estacion y se multiplican por los renuevos
quo salen á la base del tallo.

ELIoTRoPo Véase Heliotropo.


ENcoMIENDA DE SANTIAGo Véase Amacayo de Méjico.
ERIzo Véase Cacto coronario. -

EscARAPELA EN CHILE Véase Cruces de Jerusalen.

EscoBILLA MORIscA.

(Scabiosa atro-purpúrea.)

La escabiosa de jardin, conocida generalmente con el nom


bre de escobilla morisca ó flor de viuda, es una planta anual ó
bisanual, de tallos ramosos de 60 á 80 centímetros de altura
con las flores que aparecen de Julio á Setiembre, de un color
púrpura oscuro aterciopelado. Se conocen variedades blancas,
rosas, púrpuras y de dos colores que nos parecen ménos inte
resantes que las del tipo antiguo.
Se multiplica por siembra de asiento en la primavera, ó en
vivero en otoño para colocarla en su sitio en la primavera.
Las otras especies del género, que son vivaces, tales como
la escabiosa del Cáucaso, de flores azul claro ó lila; la de los
Alpes de flores amarillas, y algunas otras son plantas muy vul
gares y poco vistosas para que las recomendemos para el culti
vo de los jardines.
— 357 —

EsPoLIN.

(Stipa pennata.)

Planta indígena propia de los lugares áridos y arenosos,


perenne, de 50 centímetros de altura, con las hojas parecidas á
las del junco, de las que se elevan espigas cuyas glumas se
prolongan en un filamento articulado muy largo, plumoso y
sedoso. Se emplea para adorno de rocas, taludes, etc. y se mul
tiplica sembrándola en eras y trasplantándola más tarde á su
sitio.
EsPUELA DE CABALLERo Véase Conejitos de jardin.
EsPUELA DE GALAN Véase Capuchina.

\ (Fig. 28.) Estaticia de Siberia.

EsTATICIA.

(Statice.)

Plantas compuestas de especies exóticas ó indígenas, viva


ces generalmente, con los tallos por lo comun anuales,
24
de ho
— 358 —

jas algunas veces radicales, y flores dispuestas en panículos ó


en corimbos y cáliz escamoso. Estas flores son por lo general
pequeñas, de color rosa de carmin, violáceas, azules y raras
veces amarillas ó blancas.
Los botánicos las dividen en dos secciones; en armerias y
statices. Se las planta comunmente en matas aisladas en las
platabandas, en las pendientes y en las rocas artificiales, ex
cepto la especie conocida con el nombre de cesped de España
(S. armeria) que como dijimos se emplea exclusivamente para
los bordes.
Todas las especies del grupo pueden en rigor emplearse
para adorno de los parterres; sin embargo, solo pueden reco
mendarse un pequeño número. Entre ellas citaremos el cesped
de España, la estaticia de Bonduelle (S. Bonduellii) de hojas ra
dicales en forma de roseton, con la inflorescencia corimbifor
me y las flores de color amarillo de oro un poco grandes, la es
taticia de Egipto (S. sinuata), del mismo porte y follaje que la
anterior, pero más alta (50 centímetros) y con las flores blan
cas. Las dos últimas plantas son muy vistosas, pero algo deli
cadas en los climas frios y húmedos.
La estaticia de Siberia (S. elata, fig. 28) es una planta de
grandes hojas radicales, con tallos numerosos, muy ramifica
dos y cuyas sumidades forman una copa redondeada y esmal
tada de millares de flores azules. -

Las estaticias, principalmente las de flores en corimbo, son


plantas que apetecen las orillas del mar, creciendo algunas en
los terrenos bajos, húmedos impregnados de sal, mientras otras
lo hacen en los suelos secos y pedregosos, con tal que reciban
las brumas saladas del mar; por cuya razon vegetarán tanto me
jor en cuanto se procuren estas condiciones en los jardines. En
el cultivo en macetas se puede mezclará la tierra algunos gra
nos de sal. Todas las especies se reproducen de semilla y por
esqueje.

EsTRELLAs Véase Margarita de la China.


- 359 —

ETERNAs AMARILLAs.

(Helichrysum orientale.)

Con el nombre de eternas, inmortales ó siempre-vivas, se


reunen en el lenguaje hortícola todas las plantas que por lo ge
neral no tienen de comun más que la presencia al rededor de
las flores de brácteas escamosas, diversamente coloradas que
pueden conservarse casi indefinidamente. Por esta razon se
clasifican en el grupo de las siempre-vivas, las amarantinas, y
gran número de compuestas que tienen el involucro escamoso.
En rigor pueden conservar el nombre de inmortales; sin em
bargo, es preferible no aplicarlo sino á las especies de los géne
ros Helichrysum, Gnaphalium, Xeranthemum y Aphelearis que
son las que de tiempo antiguo son conocidas con el nombre de
eternas ó siempre-vivas.
La especie más interesante de este grupo es la siempreviva
amarilla (Helichrysum orientale) planta vivaz, dela que nos ocu
pamos con toda extension en la pág. 213 del tomo 1.º de la Gace
ta rural, bajo el punto de vista del gran comercio que con ella se
hace en diversos puntos del extranjero, pues nadie ignora que
sus pequeños capítulos florales amarillos, reunidos en corimbos
en la cima de los tallos, suministran los ramilletes de invierno
y coronas funerarias de tanto uso en las ciudades y grandes
poblaciones.
En segundo órden se presentan: la inmortal de bracteas
(H. bracteatum,) planta anual ó bisanual, de tallo muy ramoso
de 1 metro de alto, con los capítulos relativamente grandes y
solitarios, rodeados de un involucro de bracteas escamosas, lus
trosas, de un amarillo anaranjado, blancas y nacaradas en al
gunas variedades; y la siempreviva de flores grandes (H. ma
crantum), de porte igual á la anterior, pero más ramosa y no
tan alta, con el involucro de un color rosa carmin, que algunas
veces pasa al violeta con matices distintos de amarillo. Se cul
tivan todavía otras especies, pero son inferiores á las referidas.
— 360 —

EUFORBIA RIZADA.

Las euforbias son plantas vulgares, de poco interés en jar


dinería, siendo las únicas que pueden recomendarse la euforbia
de Canarias, grande planta cactiforme sin belleza, pero de for
ma, rara que sirve para variar los aspectos del jardin, y la eu
forbia rizada que representamos en la figura adjunta.

FARoLILLos. Véase Campanula violeta marina.


FLOR ADoNIs. Véase Adonide de estío.
FLoR DEL CÁLIz. Véase Cacto-Cereo triangular.
FLoR DEL CANGREJo. Véase Caña de cuentas.

FLOR DE LA CERA.

(Hoya carnosa.)

Planta de hojas persistentes, carnosas, con flores en um


belas, numerosas y apretadas que tienen la apariencia de la
cera, blancas y rosas, muy aromáticas, y formando en su con
junto una media esfera. Debe procurarse no cortar los pedún
culos de las flores marchitas, porque de ellos salen por espacio
de muchos años las nuevas flores. Es planta de invernáculo.
- 361 —

FLoR DEL CRISTAL Y FLOR DEL cuICHILLo.

(Mesembriganthemum, coccineum et acinaciforme.)

Estas dos plantas pertenecen al género mesembriantemo, del


que se cultivan muchas especies que se recomiendan por el
brillo de las flores y principalmente por su follaje muy variado
y curioso. -

Los mesembriantemos originarios la mayor parte del Cabo


de Buena-Esperanza, necesitan la estufa templada en las pro
vincias frias de España; pero en la parte meridional donde
pueden vivir al aire libre, son de grande utilidad para los lu
gares secos y áridos, y para adornar las rocas y colinas artifi
ciales. Algunas de ellas se propagan por semilla, y todas in
distintamente por medio de estacas ó esquejes.

FLOR DEL LAGARTo.

(Stapelia variegata.)

Las estapelias, de las que se cultivan más de cuarenta es


pecies, tienen por decirlo así, las flores calcadas bajo un mis
mo modelo por más que difieran por el grandor y por el matiz
ó distribucion de los colores. Las principales son: la estapélia
de flores grandes (S. grandiflora) cuya corola en forma de estre
lla, carnosa y de color púrpura negro tiene algunas veces más
de 15 centímetros en diámetro; la estapelia vellosa (S. hirsuta)
de flores no tan grandes, de un color amarillo rojizo, y eriza
das de pelos rojos; la estapelia abigarrada, llamada flor del la
garto (S. variegata), cuya corola, de mediano grandor, se ha
lla salpicada de puntuaciones de un color rojo oscuro sobre
fondo amarillo. -

Todas estas plantas se propagan y requieren idéntico cul


tivo que el de los cactos.

FLoR DEL LAzo ATIGRADA. Véase Azucena atigrada.


— 362 -

FLOR DEL LAzo RojA. Véase Azucena de Constantinopla.


FLOR DE LIs. Véase Amacayo de Méjico.
FLOR DE LA MARAVILLA. Véase Tigridia.
FLOR DE MUERTo EN CATALUÑA. Véase Calendula.
FLOR DE MUERTo EN CUBA. Véase Clavelon.
FLOR DEL PEsCADo. Véase Pelargonio zonal.
FLOR EXTRAÑA. Véase Margarita de la China.

FLox.

(Phloe acuminata, P. decursata.)

Planta vivaz de hojas lanceoladas, tallos rectos de 70 e á.


1m, terminadas por un ancho corimbo redondeado de flores de
un color rosa lila. El cultivo ha producido un gran número de
variedades, en los que se encuentran todos los tonos y todas
las combinaciones de colores desde el blanco puro hasta el púr
pura oscuro y violeta.
El Floa piramidal, tiene los tallos rectos, casi sencillos,
manchados de oscuro, que terminan por un panículo oblongo
ó piramidal de flores lila púrpura, muy aromáticas.
Floa paniculata, parecido á los anteriores por el porte, y el
aspecto; con las flores muy aromáticas un poco más tubulosas.
Floa de Drumond. Bonita planta anual, de 50 á 60 º con
el tallo ramificado y un poco tomentoso; hojas alternas, las
inferiores ovales y las superiores lanceoladas; flores durante
toda la buena estacion, de color de rosa, blanco, carminado y
purpurino. -

Floa, subulata. Planta elegante de la América septentrional,


vivaz, que se extiende sobre el terreno, elevándose apenas á la
altura de 10 á 15 centímetros, hojas duras, lineales; flores en el
mes de Abril abundantísimas, de modo que cubren enteramen
te las hojas, son de color rosa purpúreo con una estrella más
colorada en el centro.
En los jardines se cultivan otras especies además de las
descritas, pero son de menor importancia.
Los flox son plantas de parterre, pero las tres primeras es
— 363 -

pecies, por ser de talla elevada, convienen tambien para figu


rar en los macizos de los grandes jardines.
El cultivo es fácil, le convienen todos los terrenos y expo
siciones, y se propagan de semilla, de estaquilla y de esqueje
ó division de la mata. -

FRANCESILLAs.

(Ranunculus asiaticus.)

La francesilla ó ranúnculo de los jardines, es una planta vi


vaz de pequeñas raíces fusiformes, carnosas, negruzcas, reuni
das superiormente por un pequeño bulbo que lleva una ó muchas
yemas; hojas en tres divisiones, profundamente dentadas; ta
llo de 30 á 40 centímetros dé altura, poco ramoso, que termi
na como igualmente las ramificaciones en una flor brillante,
grande, sencilla, semidoble ó doble, de colores distintos segun
la variedad. -

Se poseen en el dia una gran variedad de francesillas que


seria casi imposible enumerar, en las que se encuentran todos
los colores.
Los caracteres que en el dia se exigen de una hermosa
francesilla, son hojas abundantes, un tallo más alto que el fo
llaje, flores llenas, de buena forma, esto es, redondeadas y por
lo ménos de 5 á 5 12 centímetros de diámetro. En cuanto al
color se considera como cosa secundaria adoptando cada afi
cionado el que más prefiere. -

Los ranúnculos se plantan en una era bien expuesta y pre


parada, con tierra suelta compuesta principalmente de arena
y mantillo, se colocan á la distancia de 12 á 15 centímetros ca
da uno y á la profundidad de 4 á 6 centímetros. En los paises
donde el hielo no desciende más que á 5 ó 6 grados por solo do
ce ó quince dias los ranúnculos se pueden plantar en el otoño
mediante una ligera cubierta en el invierno; pero en los pai
ses septentrionales se plantan en Febrero, no necesitando otros
cuidados que la limpia de las malas yerbas y algun ligero rie
— 364 —

go si la primavera es seca, teniendo empero cuidado de no ba


ñar las flores.

Una vez secas las hojas se saca la planta que se inmerge


en el agua para desprender toda la tierra de las raices de las
cuales se cortan los tallos y las hojas para que se enjuguen á
la sombra, y se ponen dentro de saquitos de papel en los que
se pueden conservar lo mismo que las anémonas, hasta dos
años.
Cada jardinero puede dar al terreno destinado á recibir
una coleccion de ranúnculos las formas que le parezca más
conveniente; pero ya sea la superficie de la tierra llana ó com
bada, importa mucho combinar los colores á fin de obtener
contrastes agradables en la época de la floracion.
Las francesillas florecen segun la época en que se hayan
plantado; generalmente lo verifican de Mayo á Julio; pero por
medio del cultivo forzado puede adelantarse la florescencia, y
por plantaciones sucesivas obtener flores durante una gran
parte del año. -

FUCHSIAs.

Las fuchsias son unos arbustos de hojas alternas, opuestas


ó verticiliadas; flores regulares, casi siempre colgantes, con lar
gos pedúnculos, axilares, solitarias ó en racimos terminales; el
cáliz es colorado y más ó ménos tubuloso, dividido en cuatro
lóbulos ó sépalos; una corola de cuatro pétalos anchos, enrolla
dos los unos sobre los otros; ocho estambres y un ovario glo
buloso, con un estilo largo que termina con un estigma de
cuatro lóbulos. El fruto es una baya en forma de oliva que
contiene las semillas finas y numerosas.
El porte elegante de las fuchsias, su talla poco elevada, la
rica y brillante floracion, como igualmente la gran variedad
que de ellas existen, la hacen digna de figurar entre las nu
merosas colecciones que adornan nuestros jardines.
Cultivo. Estas plantas crecen en los bosques frescos y um
brosos de las altas mesetas de la América meridional, circuns
tancia que nos indica deber resguardarlas del sol directo en
— 365 —

los climas secos y cálidos, porque su tierno follaje no podria


resistir al calor excesivo. En efecto, si se compara la estruc
tura de las hojas de los naranjos, la de los mirtos ó de cual
quier otra planta que prefiera sitios despejados y con mucho
sol, con las de la fuchsia, se reconocerá fácilmente que no
ofrecen la misma consistencia y que deben alterarse rápida
mente al contacto de los rayos solares ó de un aire muy seco;
por consiguiente procúrese á esta planta un terreno y una at
mósfera húmeda, sin que por esto se les prive del aire y de la
luz, regándolas frecuente y abundantemente.
La tierra que se emplea para las fuchsias es una mezcla
que varía segun las comarcas y la práctica de los jardineros,
pero casi siempre se compone de tierra franca y arena silicea ó
tierra de brezo, á la que se añade mantillo de hojas y un abo
no fértil como el guano ó mantillo bien descompuesto. Las
proporciones de estos ingredientes, no tienen nada de absolu
to; sin embargo conviene que la tierra franca y la arena com
pongan por lo ménos la mitad de la mezcla, que se preparará
algunos meses ántes de emplearla, removiéndola de tanto en
tanto con el objeto de facilitar la descomposicion de las sus
tancias orgánicas, y favorecer la nitrificacion de la tierra.
Es conveniente tambien regar las fuchsias con abono líqui
do; pero aconsejamos se emplee con parsimonia y no continuar
los riegos despues de formados los botones ó yemas, porque las
sales amoniacales contenidas en los abonos líquidos, alteran
con facilidad las raices.
En los climas meridionales son poco cultivadas por la difi
cultad de proporcionarles los riegos abundantes que exije el
clima, y en muchas provincias de España pueden prosperar al
raso teniendo la precaucion de abrigarlas más ó ménos duran
te el invierno, pero en el clima de Madrid deben trasladarse
por otoño, ántes de las primeras heladas, en el invernáculo,
y como al sacarlas del jardin para colocarlas en macetas, es
preciso suprimir muchas raices, deben cortarse tambien un
buen número de tallos, á fin de que se restablezca el corres
pondiente equilibrio entre unos y otros. Se aprovecha esta épo
ca para dar á la planta la mejor forma posible.
— 366 - -

En Febrero ó Marzo, así que se manifiestan los primeros


signos de vegetacion es útil trasladarlas á otras macetas pro
porcionadas al vigor y á la fuerza de las plantas. En los tiestos
que tienen de 30 á 40 e de abertura se coloca una capa de 3
á 4 e de pedazos de vasija de barro, cubierta de un lecho de
musgo de algunos milímetros de espesor, para impedir que la
tierra se introduzca y obstruya los huecos, interceptando la
fácil salida del agua. Se llena la maceta de tierra y se planta
el arbusto, dándole un riego para asentar la tierra al rededor
de las raices y se vuelve á colocar la planta en el sitio que
ocupaba en el invernáculo, en donde permanece hasta que la
temperatura exterior permita llevarla al jardin.
En climas más suaves que el de Madrid puede cultivarse la
fuchsia al aire libre, con solo la precaucion de resguardarla de
las heladas y frios intensos durante el invierno, para lo cual
se procura que la temperatura del sitio donde se hallan colo
cadas no baje de dos grados, temperatura que pueden sufrir
sin inconveniente alguno.
El despunte de vástagos es una operacion empleada con
mucha frecuencia en el cultivo de los fuchsias. Tiene por ob
jeto obligar á las plantas á ramificarse y tomar la forma que
se les quiere dar.
Dos son los medios más usados para propagar la fuchsia,
de semilla y de estaca; la primera no tiene más objeto que ad
quirir nuevas variedades y su simiente, que es muy fina, debe
sembrarse á, flor de tierra.
Pocos arbustos de los que se cultivan en los jardines, se re
producen de estaca tan fácilmente como la fuchsia; operacion
que puede hacerse en toda estacion; pero se prefiere el prin
cipio de la primavera cuando excitadas las plantas, ya sea por
el calor artificial de una estufa ó por el del sol, han desarrolla
do vástagos de 10 á 15 centímetros.
Entre estos últimos se escogen los más vigorosos y despues
de desprendidos del tallo ó de la rama principal, se les planta
uno á uno en pequeños vasos llenos de tierra de brezo ó de
arena silícea y se cubre con una campana despues de ha
berlos regado convenientemente. La temperatura más favo
— 367 —

rable es la de 18 á 20 grados, y á falta de estufa templada se


recurre á una cama caliente cubierta. En la imposibilidad de
emplear cualquiera de los medios indicados; se ponen en la
tierra del jardinó en macetas en el mes de Mayo ó Junio, sin
emplear el calor artificial. Tapada con una campana ó marco
de vidrio y regadas convenientemente, las estaquillas prospe
ran tan bien como las que se hacen en otra estacion por me
dios más complicados.
Cuando las estacas han arraigado se trasladan á vasos ma
yores, mezclando á la tierra de brezo un cuarto ó un tercio de
tierra franca, adicionada de un poco de abono; acostumbrán
dolas poco á poco al contacto del aire y de la luz, levantando
las campanas ó marcos de vidrio.
Los riegos, tenemos dicho deben ser frecuentes y abundan
tes, debiendo advertir que la cola fuerte disuelta en el agua
es un excelente estimulante para estas plantas, como tambien
para los pelargonios.
Variedades de fuchsias. Estas plantas pueden dividirse en
cinco secciones: primera, las de cáliz encarnado y corola blan
ca doble; segunda, las de cáliz encarnado y corola blanca sen
cilla; tercera, las de cáliz encarnado ó rosa; corola doble más
ó ménos azulada; cuarta, cáliz rosa ó encarnado; corola senci
lla más ó ménos azulada; quinta, cáliz más ó ménos blanco;
corola rosa ó encarnada.
Entre los jardineros se consideran como variedades de pri
mer órden:
La hércules, flor de una anchura extraordinaria; corola do
ble, con la base de un encarnado intenso, como igualmente el
cáliz; la belleza de las flores.—Luis Lubbers.—Santa Dorotea.—
F. Heineman.—True blue.—Star ot the night.—Garibaldi, etc.

FUNKIA.

Las funkias, llamadas tambien hemerócalos de China ó del


Japon, son plantas rústicas y muy útiles para los bordes en los
sitios umbrosos y húmedos, por más que prosperen tambien en
todas las exposiciones; sus flores se parecen á las de los lirios y
— 368 —

de las hemerócalasó azucenas amarillas. Se cultivan siete ú ocho


especies, siendo las más notables la funkia de flores de lis (F.
grandiflora), cuyas flores de color blanco de nieve son casi tan
grandes como las de la azucena blanca; funkia de hojas cordi
formes (F. subcordata ó hemerocallis japónica), planta con hojas
radicales grandes, cordiformes, un poco rizadas; flores numero
sas de Julio á Octubre, blancas, dispuestas en espiga, pareci
das á las de los pequeños lirios aromáticos; la funkia azul, de
hojas ovales, cordiformes, más pequeñas que la anterior, con
la nervadura más pronunciada y de color verde más subido;
tallo de 50 centímetros de altura, con las flores más precoces,
más pequeñas, y de color azul violáceo; y la funkia de hojas
largas, de hojas de un color verde claro con listas blancas, de
bonito efecto.

GERANIo, PICO DE CIGüEÑA, AGUJA DE PASTOR.

(Geranium.)

Género de plantas herbáceas que deben su nombre á la for


ma de su fruto (geranos, grulla). Se confunden con mucha fre
cuencia los geranios con los pelargonios; sin embargo, es fácil
distinguir estas dos plantas, porque la corola del geranio es re
gular, mientras la del pelargonio es irregular.
Se han descubierto 76 especies de geranios; pero las que me
recen ser recomendadas son: el geranio purpúreo ó sanguíneo,
de tallo alto de 70 centímetros, y flores de un hermoso color
rojo purpúreo; el geranio de los Pirineos, de flores rosas; el ge
ranio del Cáucaso (G.. ibericum) flores azules ó azul violáceo; el
geranio de los prados, cuyas flores son de un color azul violáceo
pálido. Todas estas especies convienen á los grandes jardines;
siendo más propias, por su poca altura, para los parterres, las
especies siguientes: el geranio de Lancastre, de flores rosas; el
geranio estriado, de flores blanco rosado; y el geranio tuberoso,
llamado así por su raiz bulbiforme, cuyas flores son de un
blanco rosa.
Los geranios se acomodan por decirlo así con todos los ter
- — 369 —

renos y exigen muy poco cultivo; se multiplican de semilla y


por division del pié.

GERANIo DE oLoR ó GERANIo RosA. Véase Pelargonio.

GILIA DE TREs coLOREs.

(Gilia tricolor.)

Bonita planta anual que se cultiva en los bordes ó en los


macizos, y las flores que se abren de Mayo á Agosto, son ama
rillas, púrpuras y azuladas; se cultiva una variedad blanca,
azul y rosa. La gilia se reproduce por sí misma, pero es pre
ferible sembrarla de asiento en otoño ó primavera.

GLADIOLo.

El gladiolo comun, espadilla, espadañuela ó yerba estoque, es


una planta tuberosa, indígena, cuyo tallo se eleva á la altura
de 50 º, que termina en una espiga de flores unilaterales ró
seas, blancas, encarnadas, etc. segun la variedad. Esta planta
se multiplica con la siembra ó separando los bulbos que se ex
traen en Julio para replantarlos en Octubre.
Además del gladiolo comun se cultiva con ventaja el de
Constantinopla, de flores más grandes y de color púrpura in
tenso; el gladiolo cardenal, cuyo tallo alto de 50 á 60 º, casi no
es más que una larga espiga de flores encarnadas; y en medio
de los tres pétalos inferiores se ve una gran mancha oblonga,
blanca ó rosa; el gladiolo papagayo ó de Natal, alto de más de
un metro, con un grueso y largo racimo de flores amarillas,
con los pétalos inferiores manchados de un color púrpura roji
zo; el gladiolo de muchas flores, planta hermosa de anchas flores,
de olor de violeta y de un color azul de pizarra, punteadas y
rayadas de violeta, con manchas amarillas en los pétalos infe
riores; el gladiolo de Gaud, del que se conocen numerosas va
riedades, y el más apreciado por la belleza de sus flores muy
grandes, en espiga voluminosa, de colores muy variados y her
— 370 —

mosos. Plantado en macizos, este bonito gladiolo, cuyos tallos


floridos se elevan hasta á 2 m, es de un efecto admirable.
Los gladiolos son plantas rústicas y cualquier terreno les
aprovecha, particularmente el sustancioso y suelto. La planta
cion se hace por Octubre y Noviembre y sucesivamente de Fe
brero hasta Mayo para obtener flores hasta el mes de Octubre.
Los bulbos se plantan á 20 ó 25 º unos de otros y se cubren
de 5 á8º de tierra segun sea esta más ó menos compacta.
Mientras los gladiolos están en flor necesitan riegos; pero
cuando los tallos han perdido el jugo, se suspenderán aquellos,
para que no se pierdan los piés por exceso de humedad. La
semilla se recogerá de aquellas plantas que se hayan señalado
anticipadamente al efecto, por su belleza, tamaño y lozanía.

GUACAMAYo. Véase Amaranto tricolor.

GUISANTE DE oLoR.

(Lathyrus odoratus.)

Planta anual del mediodia de Europa, de hojas aladas y


flores de color violáceo rosa, ó blanco, que exhalan un suave
aroma. Se siembra de asiento en primavera, á fin de tener flo
res por los meses de Julio y Agosto; ó bien en otoño para ob
tenerlas en Junio y Julio. Así que la planta comienza á crecer
se le proporcionan tutores ramosos, á ménos que tenga á su
alcance algun arbusto al que pueda agarrarse con sus zarcillos.
El guisante de olor es una bonita planta muy empleada en
la composicion de los ramilletes.
El guisante de flores grandes (L. grandiflorus), es una planta
vivaz por su raíz, alta de 2 á 3 º, con las flores grandes, en
racimo, rosas ó púrpuras, pero casi sin olor. Es una buena
planta de adorno que conviene para guarnecer los enrejados y
los setos. Lo mismo puede decirse del guisante de hojas grandes,
tambien vivaz, como igualmente muchas otras especies del
mismo género, indígenas ó exóticas que pueden servir para los
mismos usos.
— 371 —

Planta notable de Chile, vivaz, acaule, con las hojas muy


grandes sostenidas por largos peciolos llenos de asperidades.
Del centro de la planta sale una espiga enorme en forma de
cono prolongado, de un tinte rojizo, que contiene millares de
flores pequeñas, sin mérito alguno, y reducidas á los órganos

(Fig. 30.) GUNNERA. (Gunnera scabra.)

de la fructificacion. La planta es de grande efecto en los luga


res accidentados de los jardines de paisaje; pero teme los frios
excesivos, aunque resiste la helada si se abriga cuidadosamente
en invierno. En un clima más suave que el de Madrid, basta
tapar con hojas secas el pié de la planta. Necesita tierra un
poco sustanciosa, pero ligera y húmeda (tierra de brezo y tier
ra de trigo mezcladas por partes iguales.) Cultivada en expo
sicion meridional exige copiosos riegos, así que se procurará
colocarla en sitios umbrosos y húmedos, donde sus grandes ho
jas producen muy buen efecto; se multiplica dividiendo las
raices, y por las yemas que se desarrollan en las axilas de las
hojas.
- 372 -

HELIoTRoPo.

(Heliotropium.)

Género de plantas de la familia de las borragíneas. Aun


que se cuentan hasta sesenta y cuatro especies de este género,
las dos más cultivadas en los jardines son: el heliotropo del
Perú, llamado impropiamente vainilla, y el heliotropo de flores
grandes, que no difieren uno de otro más que por tener el se
gundo el follaje más ancho y las flores un poco más grandes,
de un azul más claro y mucho ménos aromáticas.

(Fig. 31.) Heliotropo del Perú.


El heliotropo del Perú (H. peruvianum), ha producido algu
nas variedades, siendo las más notables: el H. triunfo de Lieja,
— 373 —

de tallo grueso, hojas anchas de color verde pálido, y flores


grandes de un azul claro; y el H. volterianum, que se distin
gue del tipo por su menor elevacion, sus hojas más grandes
de un verde subido, y flores de un azul oscuro.
Los heliotropos cultivados con esmero en macetas propor
cionadas y resguardados del frio, adquieren la dimension de
un metro y más; pero en las platabandas de un jardin en el
clima de Madrid, no crecen mas que 50 centímetros. Cultívan
se en tierra franca y ligera, espuesta al Mediodia y resguarda
da del viento norte: requiere frecuentes riegos en verano y des
merecen si se hallan privados de la luz solar durante una gran
parte del dia. Algunos autores son de opinion que los helio
tropos cultivados al raso tienen ménos olor que los criados en
macetas, lo que atribuyen á que los piés plantados en el jar
din encuentran más alimento y se hallan más expuestos á la
lluvia.
Los heliotropos se propagan por siembra hecha en el mes
de Abril ó bien por acodo y por esqueje. El tiempo de la flo
rescencia es el invierno; pero si se cultiva y cuida con inteli
gencia, puede dar flores casi todo el año.
En climas frios como el de Madrid, pueden pasar el invier
no al raso, mediante algunas precauciones que vamos á ex
poner.
Cuando las primeras heladas han ennegrecido las hojas, se
corta la planta al nivel del suelo, y se cubre el pié de un mon
ticulo de tierra de 30 á 40 centímetros de altura, que se revis
te á su vez de una capa de paja ó de hojas secas, si se juzga
necesario. Esta operacion tiene por objeto tanto el preservar
las raices de la helada, como aislarlas de la humedad fria no
ménos perjudicial. Al mes de Abril se saca la tierra y pronto
los heliotropos brotan con vigor, y forman en poco tiempo
matas mucho más robustas que las obtenidas por otros medios.
Es el método adoptado por los mejores horticultores siempre
que se propone cultivar los heliotropos de asiento y en macizos

HERMosA DEL DIA. Véase Funkia subcordata.


- 374 —

HERMosA HUDoNIA.

(Rochea falcata.)

La hermosa hudonia pertenece á la seccion de las plantas


crasas, tiene los tallos sencillos; hojas carnosas, glaucas, en
corvadas como una guadaña. En estío, flores en corimbos ter
minales de un encarnado intenso. La Rochea perfoliata, que es
tambien una planta de cierto mérito, difiere por las hojas que
son cortas, opuestas en cuatro líneas, muy carnosas y un poco
en forma de pirámide triangular. Las flores son blancas, aro
máticas y de larga duracion. Estas dos plantas tienen casi el
mismo porte y talla que la crassula escarlata y se emplean para
los mismos usos.
Estas plantas crasas bien cultivadas en una tierra sustan
ciosa, moderadamente regadas en el invierno, y cuidadas con
venientemente en la estufa templada, pueden florecer en Ju
nio y Julio. Se multiplican de estaca y se emplean para ador
nar las rocas artificiales.

HERMosILLA.

(Trachelium coeruleum.)

Planta originaria del Norte de Africa, de tallo recto, alto


de 30 á 40 º terminado por un ancho corimbo de pequeñas
flores de un azul violáceo. Esta bonita planta se cultiva en las
platabandas; pero prospera mucho mejor en las rocas, donde
se reproduce por sí misma. Se cultiva tambien con éxito en
macetas, con tal que sea la tierra algo compacta, y el agua del
riego tenga fácil salida.

HIGUERA INFERNAL, DEL DIABLo, HIGUERILLA, Véase Ricino.


- 375 -

HoRTENSLA.

(Hydrangea, Hortensia.)

Las hortensias ó hidrangeas, de la familia de las sacifrageas,


tan rica en especies alpinas y propias para el cultivo de las ro
cas; se hallan representadas por la hortensia comun ó rosa del
Japon (H. Hortensia), una de las mejores adquisiciones de la
horticultura en los tiempos modernos. Es un arbusto semi le
ñoso, de hojas ovales, grandes, persistentes ó caducas segun la
intensidad del frio en invierno; anchos corimbos de flores de
color de rosa ó púrpura violado, algunas veces azuladas que
emblanquecen al pasarse.
Las hortensias son arbustos de un mérito sobresaliente,
habiendo pocos vegetales de adorno que reunan tantas cuali
dades. En efecto, rústicas en el clima de España, poco exigen
tes en la eleccion de la tierra, y acomodándose al cultivo en
macetas, se prestan con igual facilidad para el adorno de los
jardines, como en el de las habitaciones, y sus flores son de
larga duracion. - -

Se multiplican por raices, por esquejes, por estacas y lo


que es preferible, por los hijuelos con raices, que arrojan al
rededor del tronco. Son plantas que se acomodan con todas las
tierras, con tal que sean frescas y permeables; y requieren
sombra en los climas secos, abono de mantillo, y riegos frecuen
tes: en invierno se economizarán los riegos para evitar que el
exceso de humedad pudra las raices.
Cuando el terreno contiene hierro, las hortensias producen
flores azules; algunos jardineros, se dice, que obtienen esta co
loracion artificial mezclando á la tierra detritus de pizarra.
Se cultivan otras especies secundarias; tales como, la hor
tensia de Virginia, la blanca, la de hojas de encina, originarias
del Norte de América y de flores blancas; la de Wallich, del
Japon, de flores lilas ó blanco rosado y algunas otras.
INMoRTAL. Véase Eternas.
- 376 -

JACINTo.

----> - (Hyacinthus.)

El Jacinto de Oriente (Hyacinthus orientalis) es el adornó de


los jardines y el hechizo de los aficionados. Como desde re
motos tiempos ocupa esta planta bulbosa un lugar distinguido
en el cultivo, nos creemos dispensados de describirla: y si bien
en los antiguos parterres de formas regulares era más indis
pensable que en los macizos modernos en los que no se permite
dejar descubierto el terreno por espacio de dos meses por lo
ménos, que es el tiempo necesario desde que desaparecen las
flores hasta que se extraen los bulbos; no obstante, no debe
desdeñarse esta hermosa flor, y la recomendamos especialmen
te para los sitios cerca de las habitaciones, donde con seguri
dad ninguna flor puede ponerse en parangon con ella en los
primeros meses de la primavera ya sea por la forma como por
el color y grato aroma que desprenden.
Por más que el cultivo de los jacintos sea conocido en Eu
ropa desde siglos, en ninguna parte se hace como en Holanda
y Bélgica, siendo estos dos paises los que expiden los bulbos
por millones, á Inglaterra, Alemania, Francia y demás paises.
Esta primacía en el comercio de los jacintos y el éxito extra
ordinario obtenido por los holandeses, se explica por el cuidado
minucioso que emplean en su cultivo, y principalmente por
las circunstancias favorables del suelo y clima, que aseguran
por mucho tiempo á dichos industriales floricultores el mo
nopolio de los jacintos y de otras plantas bulbosas. Esta es la
razon porque si bien el cultivo de las referidas flores no es di
fícil, no han podido obtenerse en Francia y España sino re
sultados inferiores á los de los belgas y holandeses, y por más
esmero que se ponga en los jacintos que nos llegan de ese país,
degeneran rápidamente en nuestros jardines.
El número de variedades conocidas es considerable; algu
nos catálogos especiales mencionan más de 2.000, viniendo to
dos los años algunas nuevas, al mismo tiempo que desaparecen
— 377 — -

las más antiguas ó caen en el olvido. El color primitivo de las


flores fué el azul, pero á consecuencia de las siembras multi
plicadas y repetidas hechas con inteligencia y perseverancia,
se han obtenido además del blanco, que es una descoloracion,
todos los matices del rosa, del encarnado, del carmin, del azul,
del púrpura, del violeta, pudiendo este último color, como
igualmente el azul, oscurecerse tanto que llegue por decirlo así
hasta el negro; habiéndose conseguido tintes amarillos y tonos
anaranjados, cosa que no parece compatible con la coloracion
primitiva de la planta.
Los caractéres que hacen apreciable el jacinto son: hojas
ascendentes que se separen insensiblemente del tallo, de modo
que la inflorescencia se halle aislada; el tallo fuerte igual á la
altura de las hojas; flores numerosas (por lo ménos 12) soste
niéndose casi horizontalmente, pero no colgantes; la última,
debe quedar derecha, y como la inflorescencia debe formar una
especie de cono ó de pirámide, los pedúnculos van disminuyen
do de abajo arriba; y por último consideradas las flores aisla
damente ofrecen un tubo poco abultado á la base y un limbo
muy abierto, con divisiones iguales, y si las flores son llenas
que se hallen las piezas florales bien dispuestas, un poco más
largas que el tubo.
Multiplicacion y cultivo. Los jacintos se multiplican por se
millas ó por cebolletas. La siembra tiene por objeto obtener
variedades nuevas, y como sus resultados se hacen esperar cua
tro ó seis años, se deja generalmente para los floricultores de
profesion.
La multiplicacion por cebolletas tampoco es muy empleada
porque se prefiere comprar los jacintos procedentes de Holan
da, que se encuentran en todos los comercios de flores en las
ciudades de alguna importancia.
Cualquiera que sea la procedencia de los jacintos, se debe
procurar que las cebollas sean duras, abultadas y sin alteracion
alguna; prefiriendo las más gruesas, aunque no debe olvidarse
que en ciertas variedades, los bulbos son siempre pequeños.
Los jacintos se cultivan en el jardin, en macetas ó en ce
bolleras ó vasijas de vidrio en las habitaciones.
- 378 —

El primer medio es el que dá mejores resultados. La tierra


debe ser fértil y ligera, trabajada hasta 50 ó 60 centímetros de
profundidad y ser bastante permeable para que el agua la atra
viese, sin quedar encharcada. Si la tierra fuese poco sustan
ciosa será útil mezclarle mantillo de estiércol descompuesto.
La plantacion se hace de Setiembre á Noviembre, y para
que produzcan todo su efecto en los macizos óeras preparadas
á tal objeto, deben colocarse los bulbos algo espesos, esto es de
12 á, 20 centímetros unos de otros. Colocadas las cebollas ver
ticalmente en una pequeña zanja abierta con la mano, se cu
bren de 6 á 8 centímetros de tierra, y si el clima de la locali
dad es muy frio, se abriga la plantacion con una capa de paja
de 10 á 15 centímetros de espesor, sacándola así que los frios
han pasado. Esta precaucion seria hasta perjudicial en clima
benigno, porque los jacintos sacan ordinariamente sus hojas
fuera de tierra durante el invierno y florecen en Febrero ó pri
meros dias de Marzo. Si al plantar los bulbos, el terreno estu
viere seco, se dará un ligero riego á fin de que se asiente la tier
ra, absteniéndose de regar interin los bulbos no den señales
de entrar en vegetacion, en cuya época se hará con frecuencia
á, no ser que el tiempo fuera lluvioso. Pasada la florescencia no
se riega á fin de adelantar la sazon de los bulbos, lo que tiene
lugar en el clima de Madrid en el mes de Junio, y se conoce
por amarillear y desecarse las hojas. En este estado se retiran
los bulbos de la tierra con el azadon, se extienden por algunas
horas sobre la tierra, luego se cubren con un poco de arena á
fin de que al par que los preserve de los rayos muy ardientes del
sol, no les prive completamente de su calor. Sin esta cubierta,
los bulbos perderian el agua que contienen en exceso y se en
durecerian. A los seis ú ocho dias se sacan de la arena, se les
quita los restos de las hojas y tallo, y despues de haberlos de
jado secar por algunas horas en un sitio ventilado y resguar
dado del sol, se conducen al granero, en donde permanecen
hasta volverlos á plantar.
El cultivo en macetas tiene la ventaja de adelantar la flo
racion de las plantas. Se emplean macetas un poco más ele
gantes que para las demás flores, de 10 á 12 centímetros de
— 379 -

abertura si han de contener un jacinto y más grandes si se de


sea poner muchos. Para llenar las macetas se emplea una mez
cla de tierra arcillosa y arena fina ó tierra de brezo, con la mi
tad de mantillo de estiércol descompuesto, sobre todo si es de
estiércol de vaca. Si este compuesto, útil para todas las plan
tas bulbosas, se prepara cuatro ó cinco meses ántes, puede mez
clarse con el estiércol reciente.
Los bulbos se plantan en medio de las macetas, de manera
que la punta salga 1 ó 2 centímetros de la tierra; se riega y
coloca la maceta sobre un suelo duro ó sobre ladrillos á fin de
que las lombrices no puedan entrar por los agujeros del fondo.
El cultivo en vasijas suspendidas difiere del descrito. Estos
vasos de forma más ó ménos elegante tienen agujeros en los
lados y hasta en el fondo: se llenan de musgo que se mantiene
siempre húmedo, y los bulbos se colocan en todas direcciones,
unos verticalmente, otros en posicion horizontal ó invertida;
pero de modo que su punta se introduzca en los agujeros del
vaso. Con el calor de la habitacion, se desarrollan pasando sus
hojas y flores por los agujeros. Conviene de tanto en tanto dar
una vuelta al vaso, para que todas las plantas reciban la mis
ma cantidad de luz y se desarrollen con igualdad. Si los bulbos
se han escogido vigorosos y no ha faltado humedad á la plan
ta, se obtienen flores de un precioso efecto.
Se tienen tambien flores de jacintos en invierno en las ha
bitaciones, sirviéndose de garrafas ó cebolleras de vidrio, cuya
parte superior sea bastante ancha para que la cebolla asiente
allí con comodidad. Se construyen de vidrio blanco y de azul,
siendo preferible este último color, porque las raices se hallan
ménos contrariadas por la accion de la luz. Se llenan de agua
llovediza, se colocan los bulbos, de manera que su base se halle
á flor de agua, sin tocarla, y se conducen en sitio fresco y os
curo, en donde se desarrollan las raices. De tanto en tanto se
añade agua para reemplazar la que se ha evaporado, ó se reem
plaza en totalidad, porque debe siempre conservarse pura. Cuan
do las hojas y la inflorescencia se manifiestan, se trasportan los
vasos á una habitacion alumbrada, colocándolos cerca de una
ventana, para que les dé la luz. Algunos aconsejan añadir al
= 380 -

agua una ligera dósis de sulfato de amoniaco, que segun di


cen, tiene la propiedad de aumentar la intensidad del verde
de las hojas y del color de las flores, y otros usan un poco de
saló polvo de carbon para impedir la descomposicion del agua.
Los jacintos más propios para este cultivo, son los de flores
sencillas, por ser más vigorosos, más precoces y florecer con más
regularidad. Es menester no olvidar la precaucion de conser
var el agua al mismo nivel y renovarla cada quince ó veinte
dias ó ántes si es posible.

JACOBEA MORADA.

(Senecio elegans.)

Planta vivaz de las Indias, considerada en el Norte como


anual en el cultivo al aire libre; tiene el tallo herbáceo, muy
ramoso desde la base, de la altura de 50 á 60 º; hojas un poco
carnosas, con lóbulos ovales, obtusos; flores en Junio y Agosto
en capítulos poco numerosos reunidos en corimbo, sencillos ó
dobles y de color distinto segun las variedades. Se multiplica
de semilla ó de estaca hecha en otoño para conservarla en una
estufa templada y colocarla al aire libre á la primavera si
guiente. -

JARILLA DE JARDIN. Véase Aster Novi-Belgii.


JARRo DE FILIPINAs. Véase Nepentes.
JAZMIN AZUL.

(Plumbago capensis.)

El jazmin azul, llamado por los botánicos dentelaria, ó


plumbago, es una bonita planta trepadora de tallos Sarmentosos
que se extienden mucho; tiene las flores de un azul claro, de
vistoso efecto, y se multiplica de estaquilla ó dividiendo los ri
zomas provistos de tallos; florece todo el verano y en los sitios
meridionales puede vivir al aire libre y adornar las paredes y
las rocas artificiales.
— 381 —

Dentelaria de ladi Larpent (Plumbago Larpenta), planta vi


vaz y rústica, originaria de China, tiene las hojas ovales de
un hermoso color verde, y las flores que aparecen en otoño,
son de un color azul oscuro, que luego pasa á ser violáceo. Es
una bonita planta de parterre, y más propia todavía para las
rocas y para el cultivo en macetas. Se multiplica por division
de los rizomas en la primavera.

JAzMIN.

Arbustos sarmentosos más bien que trepadores, de hojassen


cillas ó compuestas y flores blancas ó amarillas. Entre las nu
merosas especies de esta planta, hay dos muy apreciadas por
el aroma de sus flores, que son el jazmin comun óblanco, origi
nario de las Indias, y aclimatado completamente en nuestros
climas, de hojas compuestas y flores blancas, empleado para
formar cenadores, arcos y empalizadas; y el jazmin de Arabia
(Jazminum Sambac), de flores blancas tambien, pero de hojas
sencillas y no tan rústico, pues no prospera al aire libre en los
climas frios. A estas dos especies puede añadirse el jazmin de
flores grandes ó de España (J. grandiflorum) de flores más gran
des que los anteriores, rojizas ó purpurinas por fuera; el jaz
min junquillo (J. adoratissimun), de flores amarillas, olor deli
cioso, pero exige estar abrigado en estufa en el clima de Ma
drid; el jazmin amarillo, jazmin citiso ó jazminorro (J. fruticans),
forma en los jardines lindas espesuras cubiertas, en primavera
y durante el verano, de flores amarillas, poco numerosas y ca
si sin olor; y por último el jazmin de invierno (J. nudiflorum),
de hojas caducas, que florece en Febrero ó Marzo, ántes de
aparecer las hojas. Estas dos especies tienen las flores de co
lor amarillo intenso y son muy rústicas. Aunque tienen los ra
mos largos y delgados, casi no se puede clasificarlas entre las
plantas sarmentosas.
Los jazmines se multiplican por estacas, acodos y de inger
to. El jazmin comun sirve ordinariamente de patron para las
especies de flores blancas, y el jazminorro para los de flores
— 382 - -

amarillas. Todos son propios para los sitios pedregosos, un


poco secos y expuestos al Mediodia.

JULIANA coMUni.

(Hesperis matronalis.)

Planta indígena, cultivada desde antiguo, y de la que se


conocen muchas variedades de flores aromáticas, dispuestas en
racimos largos de color de púrpura violáceo en el tipo, y blan
cas ó lilas en otras. Su cultivo es sencillo; prosperan en todos
los suelos, prefiriendo las tierras arcillosas un poco húmedas
y á la sombra. Las variedades de flor sencilla se propagan de
semilla y las de flor doble que no producen semilla, se multi
plican de esqueje.
JULIANA FALSA.

(Silene Ar meria.)

Planta indígena, anual, de tallo recto, nudoso, ramoso, de


50 º de altura; hojas sesiles, grandes, glaucas; flores pequeñas
de un color rosa de carmin muy vivo, y reunidas en anchos
corimbos. Hay variedades de color de rosa y del todo blancas.
Se cultivan diversas especies de Silenas, propias para los bor
des ó para esparcir por los intersticios de las rocas artificiales.
La falsa Juliana es muy rústica, y vegeta en toda clase de
terreno, por decirlo así sin cultivo, pues crece lozana de semi
llas que esparce por el suelo.
JUNQUILLo. Véase Narciso.

LILA.

(Syringa.)

La lila comun (S. vulgaris) es un arbusto hermoso que cre


ce hasta 4 ó 5 º; se cria expontáneo en la India, y aun Cava
milles dice que lo vió junto á Cintorres, en el reino de Valen
— 383 —

cia. Es una planta rústica de hojas caducas como las otras li


las, distinguiéndose por su porte más elevado y por su follaje
más grande y casi cordiforme. Las flores aromáticas, dispues
tas en lo alto de los tallos en pirámide ovalada ó racimos,
son de color rosa ligeramente carminado en el tipo de la espe
cie, y blancas ó de púrpura más ó menos violáceo en sus va
riedades. Pocos arbustos pueden comparársele cuando está en
flor que es uno de los que primero florecen en primavera. Las
variedades más notables son: la lila blanca, que se distingue
por sus flores de un blanco puro; la lila de Libert, de flores con
reflejo azulado; la lila de Lindley notable por la enormidad de
su inflorescencia, la lila de Marly que se distingue por las flo
res violáceas; la lila de Ruan (S. dubia), de porte ménos eleva
do y más redondeado; hojas pequeñas y estrechas con las flores
de un color violeta oscuro; la lila Cárlos X, hermosa variedad,
notable por el tamaño de sus tirsos y la belleza de sus colores.
La lila de Persia, difiere de la comun en sus hojas ovalo
lanceoladas, pequeñas; en sus tallos que regularmente no se
elevan más que á un metro, y en sus tirsos florales más claros.
El color de las flores es el rosa carmin, algunas veces el blanco
segun las variedades. Se considera como una simple variedad
de lila de Persia, otra que hay con las hojas recortadas como
las del peregil.
Las lilas que se cultivan al aire libre en nuestros jardines,
se acomodan en todos los terrenos, si bien prefieren un suelo
arcillo-arenoso; son el adorno de los bosquecillos de primavera;
se les poda concluida la floracion, y se le quitan los renuevos
que brotan incesantemente y aniquilan la planta; sin estos cui
dados no se obtendrian flores hermosas. Aunque vegetan per
fectamente á la sombra, las flores no adquieren hermosos co
lores mas que á la luz.
La multiplicacion de las lilas es muy fácil, pues no solo se
consigue por medio de sus semillas cuando están maduras, si
no por sus muchas sierpes, por esquejes, por aproximacion y
por ingerto. -

La lila de Marly se presta al cultivo forzado, á fin de obte


ner las lilas blancas, tan buscadas en invierno.
— 384 —

LINo.

Género tipo de la familia de las líneas, del que hay algu


nas especies apreciadas en jardinería como plantas de parterre.
La más bonita es el lino de flores encarnadas (L. grandiflorum)
planta anual, de tallo ramoso desde la base, de 30 º de altura
que terminan en un corimbo paniculado de flores de un her
moso encarnado. Se emplea ventajosamente para la plantacion
de platabandas, en grupos aislados de ocho, diez ó más plan
tas, como tambien para formar canastillos ó macizos de muy
buen efecto cuando están floridos. Se siembra de asiento en la
primavera, ó bien en otoño trasplantando las tiernas plantas
dentro pequeños vasos que se resguardan del frio, y se replan
tan en el jardin pasado el invierno, á fin de obtener una flora
cion anticipada en el mes de Mayo. Por regla general las se
millas de esta planta nacen mejor á los dos años que recien
cosechadas. Es planta que vegeta bien en tierra ordinaria, con
tal que sea suelta y un poco fresca.
El lino vivaz (L. perenne) de flores azules; el lino comun
(L. usitatissimum), que las tiene de un azul más oscuro, y el
Lino campanulado (L. campanulatum) de flores grandes y ama
rillas se consideran tambien como plantas de adorno. A las
especies precedentes puede añadirse el lino de tres estilos (L. tri
gymum), bonito arbusto de clima templado, con flores grandes,
amarillas. -

LIRIo.

(Iris.)

Los lirios, Iris de los botánicos, nombre de un personaje


mitológico, mensajero de Juno que fué trasformado en arco
iris; comprenden un gran número de especies, de cultivo fácil
y al alcance de toda clase de aficionados.
Las principales son:
El lirio de Persia (I. persica), hermosa planta muy cultiva
º
- 385 -

da antiguamente y rara en el dia; tiene el tallo enano, de 10


á 15 º; las flores que aparecen en Febrero, son solitarias, aro
máticas, de un color azul con puntuaciones purpurinas y con
una línea amarilla anaranjada en los tres pétalos exteriores.
La precocidad de esta flor, su poca elevacion y su rusticidad,
Ha hacen propia para formar bordes á lo largo de las tablas de
flores, en los parterres de primavera. Tambien se cultiva en
macetas para adorno de las habitaciones.
El lirio azul ó de España (L. riphium). Cada tallo de 50
á 60 º de altura echa dos ó tres flores, y el color normal es
azul, pero el cultivo lo ha modificado y las hay de muchos ma
tices desde el azul puro, al azul asociado con el amarillo; los
pétalos no tienen barbas, las raíces son bulbosas y las hojas
muy agudas. La planta requiere una tierra ligera y sustan
ciosa, y la daña, como á todas las plantas bulbosas, la mucha,
humedad.
El lirio de Inglaterra (I. aciphioides), originario de España,
y de los Pirineos, difiere del anterior, por las divisiones de la
flor, que son desiguales; los tres pétalos exteriores son de co
lor muy intenso, con una mancha anaranjada en medio de su
limbo; los tres interiores son azules ó violáceos. Existen nume
rosas variedades de colores muy distintos.
El lirio notable (I. spectabilis), es un lirio de España de flo
res muy grandes de un color amarillo claro, lavadas de violeta,
OSCUlI'O,

El lirio bastardo (I. spuria), se cria en los prados húmedos


de España y de Berbería; tiene el tallo de 60 á 70 º de altura,
y las flores azules con rayas de color violeta, amarillo y blanco.
El lirio de Monner (I. Monnieri), tiene el tallo que alcanza
la altura de un metro y las flores de un amarillo oscuro.
Lirio fétido, hediondo (I. faetidissima), tallo sencillo, de 50 º
y olor fétido. Las flores son poco elegantes, de un color violeta
1ívido, matizadas de azul y amarillo. Hay una variedad con
hojas listadas de blanco, de amarillo y verde, que se emplea
para los bordes y lugares pedregosos. Esta variedad cultivada
en macetas es una planta preciosa para adornar los vasos sus
pendidos ó las jardineras de salon.
Lirio de muchos colores (I. versicolor), planta baja, hojas
cortas y flores de un color violeta purpúreo, diversamente es
triadas de amarillo y blanco.
Lirio amarillo, ó espadaña (I. pseudoacorus) planta indígena
que se cria en los pantanos y orillas de las aguas corrientes,
tiene las hojas largas, agudas, muy verdes, y las flores amari
llas. Se emplea para adornar los estanques, los lugares acci
dentados é inundados. - -

Lirio enano (I. pumila). Esta planta, de 10 á 15 º es la que


más ha variado en las manos del jardinero. Hay lirios de flo
res encarnadas, azules, blancas, de color rojo caido, discipli
nadas, etc. - -

Lirio azotado (I. variegata). Tallo flexuoso, de unos 60 cen


tímetros, flores amarillas, con los pétalos barbudos y azotados
de diferentes colores sobre un fondo pajizo.
Lirio cárdeno (I. germanica). Tallo de unos 60 centímetros
de altura; flores muy aromáticas, de un color que varia del
azul claro al violeta oscuro, y á veces blanco ó amarillento.
Lirio de Florencia, lirio blanco (I. florentina); porte igual al
lirio cárdeno, del que se distingue por las flores blancas, con
rayas de un amarillo pálido en los pétalos exteriores. Su raiz
aromática cuando seca, se emplea mucho en economía do
méstica. -

Lirio pálido (I. pallida). Flores grandes de un azul pálido,


olor suave, con barbas amarillas en la base y blanquecinas en
lo alto.
Lirio de piel de tigre, L. enlutado (I. susiana). Es el que tie
ne las flores más grandes, pues no es raro que alcancen 15 ó 18
centímetros de altura por 10 ó 12 de ancho; su color es grís,
salpicado de puntos y manchas morenas que tiran á negro ó
violáceo muy oscuro: hácia el medio, y siguiendo la longitud
de los pétalos, está sembrado de pelos largos que dan una figu
ra singular á la flor. Esta hermosa planta florece en la misma
época que los demás lirios y se cultiva del mismo modo; pero le
perjudica el frio intenso del Norte, del que se le preserva fá
cilmente con musgo ú hojas secas esparcidas sobre el suelo
que ocupa.
- 387 -

Lirio de China (I. fimbriata), es una de las especies más


bonitas del género; tiene las flores de un azul claro, con man
chas amarillas en el limbo de los pétalos exteriores, que son
ondulados y se parecen á una cresta. Es planta que en clima
frio debe resguardarse en invierno.
Lirio de los valles (Convallaria majalis), planta indígena de
los bosques de Europa, con anchas hojas de un verde claro;
las flores de olor agradable y penetrante son pequeñas, blan
cas, algunas veces rosas; se hallan en racimo sencillo y unila
teral. Se cultiva en las colinas artificiales, ó en los sitios um
brosos y húmedos del jardin, y aunque no sea planta bulbo
sa, se puede tambien cultivar en macetas, en las ventanas y
habitaciones.

LoBELIA DEL CABo.

(Lobelia erinus.)

Planta de pequeña dimension, con el tallo muy ramoso,


que se eleva de 10 á 15 centímetros; flores muy abundantes,
si bien pequeñas, de un hermoso color azul, con una mancha
en el centro y que imitan á diminutas mariposas ú otros in
sectos. El cultivo ha producido muchas variedades de flores
mayores ó menores, y de un azul más ó ménos intenso que en
la planta tipo. Estas elegantes y pequeñas plantas se aprecian
principalmente por el color de sus flores, que no es comun en
el reino vegetal. Su principal uso en los jardines es para ador
nar las rocas artificiales, forman bordes de un aspecto agrada
ble cuando está en flor, pudiendo emplearse igualmente pa
ra decorar las ventanas, los balcones ó los vasos suspendidos.
Con el objeto de que la floracion dure mucho más tiempo, se
recorta al marchitarse sus flores, y pronto vuelven á florecer
con más abundancia. Se siembra de asiento en la primavera
esparciendo simplemente la semilla en el suelo. Las plantas
procedentes de la siembra hecha en otoño, florecen en Mayo y
continúan haciéndolo hasta las heladas.
Otras especies de porte muy diferente y flores encarnadas
— 388 —

se emplean en los parterres, cultivándolas en pies aislados ó


por pequeños grupos en las plantabandas ó en medio de los
céspedes; tales son la lobelia escarlata (L. cardinalis) la lobelia
brillante (L. fulgens) y la lobelia esplendente (L. splendens), las
tres vivaces, de tallos sencillos, altos de 50 centímetros á 1º
ó más, que terminan en una espiga larga de flores encarnadas
y como aterciopeladas: la lobelia tupa, planta robusta de raices
vivaces, multicaule y flores rojizas; por último la lobelia de fue
go (L. ignescens); de tallo ramoso, cuyas ramas terminan en
largos racimos de flores escarlatas.
Todas estas grandes lobelias apetecen las tierras arcillosas
mezcladas con arena ó tierra de brezo. Se multiplican por di
vision del pié ó por siembra, y deben abrigarse en invierno en
los climas muy frios.

LUNARIA COMUN.

(Lunaria biennis.)

Planta bisanual de tallo ramoso, flores de un color purpú


reo. Tierra ordinaria, suelta, fresca y á la sombra.
La lunaria vivaz (L. rediviva), no es tan vistosa; tiene las
flores más pequeñas, de un azul pálido y las silículas no son
tan grandes. Las dos florecen de Mayo á Julio y se multipli
can de semilla.
LLAGAs DE CRISTo ó DE SAN FRANCIsco. Véase Capuchina
C007/007,

LLANTEN DE AGUA.

(Alisma plantago.)

Planta acuática empleada para adorno de toda clase de de


pósitos de agua; tiene las hojas lanceoladas y produce de Ju
nio á Setiembre flores numerosas, pequeñas, blancas ó róseas.
Para su propagacion se deja que las semillas se esparzan y
germinen naturalmente. -
- 389 -
MACETILLA. Véase, Dianthus barbatus.
MADAMAs DE CUBA. V. Balsamina hortensis.

MADRESELVA.

(Lonicera.)
Arbustos de las regiones templadas del antiguo continen
te, más ó ménos sarmentosos y trepadores, y algunas veces
rectos y bastante robustos para sostenerse sin apoyo.
Las especies trepadoras más notables son las siguientes:
Madreselva comun (L. caprifolium). La belleza de sus flo
res, su olor suave, ha hecho que desde las selvas del Mediodía
de Europa venga á nuestros jardines, cuyo principal adorno
forma en la primavera. Sus ramos, largos y flexibles, se some
ten á cuantas formas se les quiere dar. Sirven para revestir las
paredes, los enrejados y emparrados; óbien, enredándose á los
árboles, suben por entre sus ramas, y luego cuelgan guirnal
das llenas de vistosas flores de un blanco amarillento lavado
de rosa al exterior. El tallo aunque sarmentoso y trepador se
le puede dar la forma de un lindo arbusto, poniéndole en ca
jas ó en los parterres, de tallo derecho y limpio, terminado en
una cabeza esférica.
Las flores son grandes y hermosas, reunidas en un ramille
te terminal, compuesto de uno ó dos verticilos foliáceos. Se
han obtenido algunas variedades que se diferencian por el co
lor de las flores. -

La madreselva de Italia (L. etrusca), se parece mucho á la


anterior, pero se distingue por sus flores pedunculadas de un
amarillo brillante.
La madreselva de otoño (L. semperflorens), originaria de Ita
talia, que florece hasta el invierno.
La madreselva del Canadá (L. coccinea), muy comun en los
jardines del Norte de Europa, tiene las hojas persistentes y
lustrosas, y las flores son de color escarlata muy intenso.
La madreselva siempre verde ó de color de grana (L. semper
virens), crece en los bosques áridos de los Estados-Unidos, tie
26
— 390 —

ne las hojas oblongas, de un verde lustroso por encima, páli


das por debajo, y las flores con largas corolas tubulosas de un
rojo intenso y poco abiertas, terminan en cinco dientes casi
iguales.
La madreselva de la China (L. chinensis), de flores blancas,
muy aromáticas que pasan gradualmente al rosa más ó ménos
carminado.
La madreselva del Japon (L. japónica), tiene las flores al
principio blancas, luego amarillas y esparcen un olor de flor
de azahar.
Se conocen otras muchas especies de madreselvas trepa
doras que no describimos por considerarlas de mediano inte
rés. Todas estas plantas prosperan en toda clase de tierra;
pero prefieren las arcillo-arenosas un poco húmedas. Se multi
plican por acodos, que es lo más sencillo y seguro; aunque
puede tambien hacerse separando del tallo las sierpes que na
cen anualmente, ó por siembra; pero esto ofrece más len
titud. -

Las madreselvas se prestan á todos los usos de las otras


plantas trepadoras; sirven para revestir los enrejados, trepar
por los árboles, cubrir los cenadores, habiendo pocas plantas
más propias para decorar los setos vivos.
MAHoNESA. Véase Alelí del Papa ó de Mahon.
MALACARA. V. Jazmin azul.
MALVA DE oLoR V. Pelargonio oloroso.

MALVA REAL ó ARBóREA.

(Althea rósea.) - -

Planta bisanual ó vivaz, cubierta de un vello fino, de ta


llos sencillos, altos de 2á 3 m, con las hojas redondeadas, que
se asemejan por la forma á las de la malva; pero mucho ma
yores. Las flores anchas de 8 á 10 cm se hallan dispuestas en
una especie de espiga en los tallos y en las ramas. Primiti
vamente eran róseas ó violáceas; pero á consecuencia del largo
cultivo á que se ha sometido la planta, han tomado todos los
- 391 —

matices, desde el blanco puro al purpúreo oscuro, pasando por


el amarillo, el rosa más ó ménos intenso, y el violeta. Existen
tambien flores semillenas ó casi llenas y otras completamente
dobles.
Pocas flores producen tan buen efecto reunidas en un gran
cuadro, en un espacioso arriate, á la entrada de los bosqueci
llos y en los bosques, donde sorprende agradablemente el ha
llarlas. Como planta eminentemente propia para ser vista de
léjos, no tiene ninguna otra que pueda comparársele.
Cultivada en el Mediodia vive muchos años, y se la trata
como planta vivaz; pero en los climas frios se la cultiva como
planta bisanual, recurriendo á la siembra para propagarla.
Esta planta no exige cuidado alguno, se siembra á principios
de la primavera, sobre un buen mantillo, y cuando está bas
tante fuerte se trasplanta de asiento. No florece hasta el se
gundo año, y cuando se trata de conservarla es preciso quitar
le los tallos ántes que madure la simiente, cortándolos cerca
de la tierra luego que se han marchitado las flores. A entra
das del invierno conviene enterrar un poco de estiércol al pié
de la planta, no para preservarla del frio, porque no lo teme,
sino para renovar la tierra vegetal absorbida en abundancia
por la fuerte vegetacion de la planta. En el verano es preciso
regarla á menudo, sobre todo en las provincias meridionales.
Es originaria de Oriente, y florece desde Julio hasta No
viembre.
Otras malváceas, hermosas tambien, aunque muy inferio
res á la que acabamos de describir, pueden colocarse en el jar
din de paisaje ó llenar el papel de plantas pintorescas en los
jardines más reducidos. Tales son la malva arbórea (Lavatera
arbórea), bonita planta de la region mediterránea, vivaz, semi
leñosa, alta de dos y más metros, que se recomienda por su
follaje y por sus grandes flores, de un color púrpura violáceo;
la Ketmia rosa (Hibiscus roseus) y sus variedades, originarias
de la América del Norte y de enormes flores rosas. No puede pa
sar el invierno al raso en las provincias del Norte; pero preva
lece bastante bien en las del Mediodia.
- 392 =

MALVA RosA coMUN. Véase Geraneo rosa.


MANTo REAL. V. Aquilejia.
MANZANILLA MORADA V. Jacobea.
MARAVILLA DEL BRASIL. V. Arrebolera.
MARAvILLA DE INDIAs. V. Phorbitis violácea y Mirabilis.
MARAVILLA DE JARDIN. V. Caléndula.
MARAVILLA DE NocHE. V. Arrebolera.
MARAvILLA DE QUITo. V. Trigridia Pavonida.
MARGARITA BLANCA. V. Amiga de noche.

MARGARITA COMUN ó DE Los PRADos.

(Bellis perennis.)

De esta planta con un solo borde de pétalos blancos y disco


amarillo, tan comun en nuestros prados, se han conseguido
por medio del cultivo muchas variedades de flores dobles y
distintos colores entre el blanco y el rojo, por cuyo motivo son
apreciadas para adorno de los macizos en primavera. La mar
garita de los prados se multiplica por la division de sus raíces
ó hijuelos, y por medio de la siembra, que tiene lugar en los
meses de Julio y Agosto con semilla procedente de flores do
bles; en el otoño se replantan en una era á propósito, de don
de se sacan cuando florecen en la primavera todas aquellas
plantas que no suministran flores dobles. Se usa esta planta en
los sitios del jardin en que se siembran flores bajas para dibu
jos, cuerdas, etc. Se suele adornar con ella los bordes de los
estanques, las fuentes artificiales, las acequias y otros parajes
húmedos.

MARGARITA DE OToÑo. Véase Narciso de otoño.


MARIMoÑA. V. Francesilla.
MARTAGoN. V. Azucena silvestre.
MARTAGoN DE VIRGINIA. V. Azucena sin igual.
MASTUERzo DE INDIAs. V. Capuchina.
MATRoNAL. V. Hesperis matronal.
MELINDREs. V. Fuchsia macrostemma.
— 393 —

MIMos.

(Salvia splendens.)
Esta planta que pertenece al género salvia de la familia de
las labiadas, tiene el tallo ramificado de un metro de altura;
hojas óvalo-acumíneas, blandas; flores desde el mes de Setiem
bre á Noviembre, dispuestas en espiga, con el pedúnculo, cáliz,
brácteas y corola de un color escarlata brillante. En invierno
debe resguardarse en una estufa templada, y se multiplica con
tanta facilidad de estaca ó esquejes, que basta conservar dos ó
tres plantas madres para obtener centenares, propias para ser
colocadas en los macizos de otoño, donde con su brillante co
lorido producen muy buen efecto.
La salvia plateada (S. Argentea) es una planta bienal, ori
ginaria de España, con hojas radicales muy anchas, cubiertas
de un vello algodonoso abundante y plateado. Las flores son
insignificantes. Es apreciada por la abundancia de su follaje,
propia para los bordes de los grandes cuadros, y como los ta
llos floríferos disminuirian el buen efecto producido por esta
planta, se van sacando á medida que aparecen. Se multiplica
por medio de la siembra hecha en otoño, y trasplantando la
planta á su sitio en la primavera próxima.
Salvia azul (S. patens). Planta vivaz de Nepaul, con las flo
res dispuestas en espiga terminal, grandes, de un hermoso co
lor azul. Se multiplica por siembra ó estaca, y en países muy
frios requiere la estufa templada en invierno. º

MíRAME y No ME ToQUEs DEL PERú, MATAvíRGEN DEL PERú,


SENSITIVA.

(Mimosa púdica).

La Sensitiva ó Mimosa púdica originaria del Brasil


es cultivada generalmente en las ventanas ó en las ha
bitaciones, más bien como objeto de curiosidad que por su be
lleza.
- 394 -

Las hojas y peciolos son articulados y de una extrema irri


tabilidad. Un aire fuerte, una nube oscura en el cielo, un calor
excesivo, el pasar ligeramente el dedo por su superficie, cual
quier choque, en fin, basta para causarla tal impresion que sus
hojas seresienten, se encogen, pliegan y marchitan en sus mis
mos tallos, volviendo al estado natural de ellas despues de pa
sada la causa que les habia ocasionado el miedo, el daño ó ex
citado su sensibilidad.
El sueño en la sensitiva se manifiesta de un modo evidente,
presentándose por la noche en el estado y en las mismas con
diciones de postracion que la vemos presentar accidentalmente
durante el dia.
Se multiplica sembrándola en cama caliente, se trasplanta
en macetas cuando la planta tiene dos ó tres hojas, y se riega
todas las tardes si la temperatura es seca y cálida.

MIRAMELINDos. V. Balsamina de jardin.


MIRLA. V. Hermosa Hudonia.
MoRIVIVA DE CUBA. V. Mimosa púdica.
MosqUETA BLANCA Y MosqUETA coMUN. V. Rosal muscado
y rosal siempre verde.

NARCIso.

(Narcis us).

Plantas bulbosas de hojas radicales, estrechas y lineales;


tallo floral desnudo con una espata que se abre por un lado y
salen de ella dos flores en umbela, blancas ó amarillas de di
versos matices, de corona más ó ménos desarrollada y de forma
campanulada. Se cultivan muchas especies, pero las principa
les son: El narciso de los prados ó falso narciso (N. pseudo-nar
cissus), comun en los prados y los bosques de España, vistosa
planta de flores grandes, amarillas, solitarias, de corona cam
panulada y del que se han obtenido muy buenas variedades do
bles. El narciso de los poetas (N. poeticus), se distingue por su
flor blanca, con la corona corta de un color amarillento ana
- 395 —

ranjado. Se ha obtenido una variedad de flor doble. Narciso


incomparable (N. incomparabilis), originario del Mediodia, con
hermosas flores amarillas, solitarias, grandes y aromáticas.
Narciso de ramillete ó de manojo (N. tazeta), de la region medi
teránea; flores en umbela, blancas, con la corona amarillenta,
de olor agradable aunque fuerte. Narciso dorado (N. aureus),
del Mediodia de Europa, con las flores en umbela, de un color
amarillo vivo, con la corona anaranjada. Narciso oloroso (N. olo
rosus), de la Europa meridional; flores en umbela, amarillas,
muy aromáticas, con la corona campaniforme, ligeramente di
vidida en seis partes. Narciso junquillo (N. junquilla). Suele lla
marse junquillo simplemente, es originario de España y de
Oriente; tiene las flores amarillas, de olor agradable, y la co
rona corta y muy abierta. Narciso multifloro, llamado por los
jardineros todo blanco (N. polyantos), flores enteramente blan
cas y aromáticas. Narciso gran primo (N. concolor), porte igual
al anterior, con las flores de un color blanco amarillento. Hay
una variedad llamada Narciso gran monarca, con las divisiones
de unblanco amarillento y la corona de un amarillo pálido. Nar
ciso tardío ó de otoño (N. scrotinus), originario de España, Italia
y Berbería; es el único del genero que florece en otoño, tiene
las flores blancas, con la corona amarilla, corta y muy abierta.
Los Narcisos exigen una tierra ligera y sustanciosa; pero
les daña la humedad, como á casi todas las plantas bulbosas ó
de cebolla. Para las especies meridionales, que se cultivan en
climas muy frios, es conveniente cubrir la tierra con paja ú
hojas secas durante las fuertes heladas, á ménos que se pre
fieran guardar los bulbos en sitio seco hasta últimos de invier
no. Los narcisos deben regarse con frecuencia ínterin dura la
vegetacion; pero una vez marchitas las flores, se suprimirán los
riegos á fin de que se sazonen los bulbos.
Los narcisos vegetan y florecen en cebolleras de vidrio lle
nas de agua.
Todos los narcisos figuran bien en los cuadros de céspedes,
en las orillas de los bosques y bosquecillos, y en los arriates de
los jardines, y los junquillos lucen mucho en tiestos y cajones;
pero en arriates y cuadros son poco vistosos.
- 396 —

NARCIso DE MAR.

(Pancratium maritimum).

El marciso de mar, Lirio marítimo (Pancratium maritimum)


y el Lirio de Iliria (P. illyricum), son plantas de flores blancas,
muy aromáticas, y requieren el mismo cultivo que los Nar
cisos.

NARCIso DE oToÑo. V. Amarillys lutea.


NARDo CoRoNADo. Véase Narciso de mar.
NARDo OLORoso ó DE Los JARDINEs. V. Amiga de noche.
NAZARENos DE ANDALUcíA. V. Acanto sin espinas.

NELUMBo, LIRIO DEL NILo.

(Nelumbium speciosum).

Magnífica planta acuática, que crece expontánea en diver


sos rios de la India y el Egipto; sus hojas del diámetro de 50
á 60 º sostenidas por largos peciolos cilíndricos, se elevan un
metro por encima la superficie del agua, son cóncavas, con los
bordes ondulosos; flores grandes ordinariamente de color rosa,
de un olor suave; fruto leñoso que tiene la forma de regadera.
Esta planta, que en los países meridionales y en lugares
cálidos vive sin cultivo y se multiplica indefinidamente en los
pilones y los lagos artificiales donde se ha introducido una
vez; en climas algo más frios puede crecer, florecer y fructifi
car fácilmente en los acuarios ordinarios, en donde sus rizo
mas internados en el limo pasan el invierno sin daño, con tal
que se hallen cubiertas de una gran cantidad de agua para que
la helada no pueda penetrar. En países excesivamente riguro
sos debe conservarse en invierno en estufa templada y trasla
darla en el fondo de los pilones durante el estío. El nelumbo
se multiplica dividiendo los rizomas ó con sus semillas, que son
ricas en fécula y comestibles.
— 397 —

NENUFAR AMARILLo. Nuphar luteum.

Ninfea (Nymphea).

Planta acuática de hojas anchas, elípticas y flotantes á la


superficie del agua, y flores amarillas.
La ninfea se parece por el porte al nenufar; pero difiere por
las flores generalmente más grandes, pétalos más prolongados,
y principalmente por el color de las flores, que es el blanco, el
rosa, el rojo acarminado ó el azul, rarísima vez el amarillo. La
ninfea comun ó lirio acuatil tiene gruesos rizomas que se ex
tienden horizontalmente en el limo de los estanques y depósi
tos de agua; hojas anchas, redondeadas y cordiformes, con lar
gos peciolos; las flores que se abren de Junio á Agosto, son
grandes y blancas. Se multiplica separando los rizomas provis
tos de raíces. Hay otra porcion de ninfeas, siendo las más no
tables la ninfea lotos (N. lotus) y la ninfea azul (N. coerulea).

NEPENTEs.

Estas singulares y hermosísimas plantas, únicas sin duda


en su clase, son originarias del Asia oriental y del Archipiélago
indio, ofrecen la particularidad de transformarse una parte de
su follaje en urnas ó vasos suspendidos y habitualmente lle
nos de agua.
El P. Blanco, en su Flora de Filipinas, hace de los nepen
tes la descripcion siguiente: hojas apiñadas, decurrentes por
el peciolo acanalado, lanceoladas, tiesas, y que rematan en hilo
grueso, largo, que se dobla primero hácia abajo y despues se
dirige hácia arriba, conteniendo una especie de vinajera ó jar
rita, que en el vientre tiene dos alas pequeñas que corren de
alto á bajo por el frente, provista de dientecillos en las orillas,
con la boca cortada al soslayo, y reforzada la orilla de ella, con
una ala doble; el un lado se revuelve hácia dentro, y el otro
hácia afuera, á modo de un cordon ó ribete encarnado. En el
extremo agudo de la base está fija la tapadera, que es oval, y
- 398 -

se dobla hácia abajo por la mañana, cerrando exactamente la


boca. En el lugar donde se dobla la tapadera, tiene ésta por
abajo una lámina pequeña ó diente, que se mete al cerrarse
por entre los extremos de dicho cordon, que se hallan en el pi
co y están allí separados un poco entre sí: por detrás tiene
tambien la tapadera una punta blanda y como si estuviera dis
puesta para abrirla.»
Todos los nepentes son vivaces, leñosos, más ó ménos sar
mentosos y trepadores, elevándose algunos en nuestras estufas
á 7 ú 8 m. Sus primeras hojas no tienen nadá que las distinga;
pero á medida que la planta crece, el hilo terminal se prolon
ga, su extremidad se dilata, se ahueca y toma la forma de una
urna ó jarro suspendido de un hilo. Lo que más contribuye á
esta analogía y semejanza, es la cubierta móvil, que se abre ó
cierra segun las horas del dia. El fondo de esta urna contiene
un tejido granduloso particular que segrega un líquido poco
diferente del agua pura; pero que sin embargo tiene la propie
dad de atraer numerosos insectos, los cuales una vez que han
entrado en el jarro perecen casiinevitablemente, ya sean asfixia
dos por gases impropios á la respiracion, ó lo que es más pro
bable, ahogados en el líquido que contiene. -

Segun las especies, las urnas ó vasos son más ó ménos pro
longadas ó abultadas; en algunas tienen apenas el grueso de
un dedo, mientras que en otras son bastante grandes para con
tener más de medio litro de agua.
El cultivo de los nepentes requiere algunos cuidados. La
mayor parte de estas plantas crecen en las montañas elevadas,
en sitios pantanosos, pero en donde el aire circule libremente;
por esto desmerecen en las altas estufas calientes, donde la at
mósfera generalmente es seca, ó se halla viciada por falta de
buenos sistemas de ventilacion. Se las coloca sobre las rocas y
ramas de árboles para que se enreden por medio de los jarros
ó vinajeras, precaucion que se olvida y es causa de que abor
ten estas singulares plantas.
La tierra que exigén debe estar compuesta de un tercio de
mantillo turboso, arena silícea en igual proporcion, y un tercio
de carbon de leña á pedacitos, al que se añade musgo cortado
º
— 399 —

menudamente. El Sr. Moore, Director del Jardin Botánico de


Dublin, que ha hecho un estudio especial de los nepentes, los
cria en un compuesto de tierra de brezo fibrosa, mezclada con
un poco de tierra arcillosa y de un tercio de arena blanca silí
cea, compuesto del que excluye cuidadosamente todo elemento
calizo. La tierra de brezo y la tierra arcillosa no las pulveriza,
sino que las emplea en fragmentos del tamaño que varia en
tre el de una avellana al de una nuez, á los que entremezcla la
arena silícea. Si se cultiva en tiestos debe procurarse que el
agua tenga fácil salida, á fin de que no permanezca sobre las
raíces de la planta. La maceta ó tiesto se coloca, en un
barreño ó fuente llena de agua, á fin de que por absorcion
adquieran un grado de humedad constante, teniendo la precau
cion de renovarla dos ó tres veces por semana para impedir que
se corrompa. En invierno se retiran los lebrillos de bajo las
macetas, y las plantas que hasta entónces se han regado abun
dantemente con una bomba de mano ó de jardin, se hace con
mucha parsimonia y prudencia, y con agua, cuya temperatura
sea un poco más elevada que la de la estufa.
Su multiplicacion puede hacerse por acodo y por estaca, aun
que este medio es difícil por la facilidad con que se pudren
ántes de echar raíces. El mejor modo de propagar esta planta,
es por semilla, que se coloca, sin cubrir sobre tierra de brezo que
se mantiene muy húmeda y á una temperatura de 26 grados
centesimales. Los nepentes son plantas díoicas, por lo que se
recurre á la fecundacion artificial para obtener semillas férti
les y para conseguir especies híbridas.
Las especies más cultivadas son: el Nepenthes distilatoria,
planta de Ceylan, trepadora, elevándose á 3 ó más metros; con
las urnas prolongadas, aunque ventrudas en la parte inferior,
ó en forma de embudo en las hojas superiores y de color varia
ble segun la variedad.
El Nepenthes Raflesiana, originario de los bosques de Sin
gapor, tiene las hojas cubiertas al principio de pelos algodono
sos rojos, y de un verde oscuro lustroso en edad adulta; las ur
nas grandes, ventrudas, de colores vivos. Esta especie presenta
un aspecto singular, pero es más delicada.
- 400 —

La Nepenthes villosa, de la isla de Borneo, es la especie más


hermosa; tiene las hojas muy anchas y muy largas que termi
nan con una urna de 25 á 30 centímetros de longitud.
La N. ampularia es notable por la forma globulosa de sus
urnas verdes y manchadas de rojo, con dos alas longitudinales
membranosas y rizadas; orificio guarnecido de un anillo trans
versalmente estriado de un verde amarillento.
Se cultivan además los N. levis, phylamphora, speciosa, gra
cilis, Hookeri, gymnamphora, madagascariensis y otras.
NICARAGUAs. Véase Balsamina.

No ME DEJEs, No ME oLVIDEs.

(Myosotis palustris.)

Los myosotis son pequeñas plantas vivaces que crecen á lo


largo de los arroyos y en sitios húmedos, de flores azules, con
el centro amarillo, que aparecen de Abril á Agosto. Se multi
plican por siembra y son útiles para adornar los lugares húme
dos y umbrosos, aunque por sus reducidas dimensiones son más
propias para figurar en macetas en las ventanas ó chimeneas
de las habitaciones.
Tambien se da el nombre de no me olvides á la vinca rosea.

Ojo DE BUEY. Véase Crisantemo de jardin.


OJo DE PERDIz. V. Adomide de verano.
ORACIONES DE FILIPINAs. V. Don Diego de noche oloroso.
OREJA DE oso. V. Aurícola.
PAJARILLAs. V. Aquilejia de jardin.
PAJARITos AMARILLos. V. Canariera.
PAJITos. V. Crisantemo de jardin.

PALMITo coMUN.

(Chamoerops humilis.)

El palmito comun crece expontáneo en toda la region me


v.
— 401 —

diterránea, siendo difícil de estirpar en los lugares marítimos


del reino de Valencia, y en Sevilla, Córdoba y otras partes del
Mediodia de España. El cultivo ha producido algunas varieda
des que son muy apreciadas en los jardines del Norte. Su mul
tiplicacion es fácil, no solo de retoños, sino de semillas, que
son muy pequeñas, globulosas y encarnadas, por lo que las lla
man corales. La planta soporta fácilmente un frio de 4 grados
pero le perjudica la humedad prolongada del invierto.

PALMITo DE CHUSAN ó DE LA CHINA.

(Chamaerops excelsa.)

Arbusto díoico, de 3 á 4 m, con las hojas en forma de aba


nico y el tronco cubierto con una borra espesa que lo abriga,
del frio. Esta especie soporta el invierno en el clima de Ma
drid, si se cubre el tronco con hojas secas ó paja durante las
heladas fuertes.
— 402 —

PASIONARIA.

(Passiflora córulea.)

Esta planta llamada flor de la Pasion, aludiendo á las par


tes internas de la flor que representan los diversos instrumen
tos de la pasion de Jesus, es una planta sarmentosa de gran
vigor, muy cultivada en las comarcas templadas de España
para cubrir los muros, las encañizadas y los cenadores, ó para
revestir los ventanas y balcones. Su cultivo es fácil; prosperan
en las tierras de buena calidad y expuestas al Mediodia. Se
multiplica de semillas, estaca y acodo. Se cultivan otras mu
chas especies de pasionarias, entre las cuales citaremos la P. her
mesina, la P. racemosa, la P. manicata, originarias del Brasil,
que florecen hasta en invierno.

PELARGoNIo.

Los pelargonios conforme indicamos en la página 368, se


confunden con los geránios, y pertenecen al vasto género de
la familia de las geraniáceas que comprende más de quinientas
especies, originarias en su mayor parte del Africa austral.
Los pelargonios si se atiende á la extructura de sus flores,
forman un grupo hemogéneo; pero si se examinan sus órganos
de vegetacion se encuentra una diversidad sorprendente. Unos
son acaules, con rizomas bulbiformes como los de los azafranes,
con hojas radicales y tallo florífero que se eleva en medio de
estas hojas. Otros tienen los tallos herbáceos, leñosos, algu
nas veces carnosos ó armados de fuertes espinas. Las hojas
varian de forma y consistencia; las flores tienen distintos co
lores y formas.
El color de las flores es casi siempre el encarnado, ó un de
rivado de éste, como el rosa y el carmin que puede oscurecerse
hasta el negro. Raras veces las flores son blancas ó verdecinas
El amarillo constituye una excepcion en las poquísimas veces
que se presenta.
— 403 - -

Todos las pelargonios conocidos son vivaces, y son de las


plantas que mayor contingente suministran para el adorno de
los jardines. En efecto, si se considera la facilidad con que se
prestan á tomar diversas formas, el poco cuidado que reclama
su cultivo, su larga y brillante floracion, variedad de follaje y
aroma que algunas especies desprenden, no debe admirar que
se tengan en grande aprecio por los jardineros y se procure ob
tener nuevas variedades.
Dejando á parte los pelargonios de flores grandes llamadas
de fantasía, como tambien los que no suministran más que una
sola florescencia en la primavera, y por lo tanto son considera
dos generalmente como plantas de macetas; los pelargonios para
adorno de los jardines se pueden dividir en cuatro secciones; Pe
largonios ó geránios zonales, de flores rosas ó blancas: P. zo
nales, de hojas matizadas: Pelargonios inquinans de flores sen
cillas, y P. inquinans de flores dobles.
Pelargonio zonal. En esta seccion se comprenden los ge
ránios de hojas redondeadas, cordiformes á la base, con lóbu
los irregulares, poco salientes, marcados superiormente por
una zona oscura, flores sencillas en umbela de color rojo más
ó ménos vivo, y algunas veces blancas.
Las principales variedades son:

P. zonal Magenta, de color rojo vivo.


P. Luis Van-Haute; color escarlata, centro blanco, flores
grandes.
P. Mademoiselle Nilson; color rosa de lila, centro blanco.
P. Criterion; flores muy grandes con el centro encarnado,
bordadas de blanco.
P. Cárlos Rouillart, color rojo anaranjado.
P. Lord Derby; color escarlata brillante, centro blanco.
Pelargonio zonal de hojas pintadas. Esta seccion compren
de los geránios que tienen las hojas verdes ó blancas con zonas
de diverso color, cultivados principalmente por su follaje que
produce vistosos efectos de adorno.
P. zonal, Mr. Palloch. Hojas con Zonas internas de distintos
colores, bordadas de amarillo.
- 404 —

P. Mima Solei. Hojas más grandes que la anterior, planta


más robusta con colores no ménos vivos.
P. Italia unita. Hojas con zonas coloradas y borde blanco.
P. Mountain of snow. Hojas bordadas de color blanco pla
teado.
P. Bicolor splendens. Hojas con zonas bronceadas.
P. Gold leaf, Hojas con borde amarillo dorado y centro bron
ceado.

Pelargonio inquinans. Las flores de estos geránios se ha


llan igualmente dispuestos en umbela como las de los pelargo
mios zonales, por cuya razon en los establecimientos de horti
cultura no se hace ordinariamente distincion alguna entre es
tas dos especies, por más que sean esencialmente diferentes en
tre sí, pues que las hojas de los inquinans no tienen zonas, son
tomentosas al tacto, y la planta más robusta en general. Cons
tituyen la clase llamada por los ingleses Scarlett.
Los tipos de flores dobles más interesantes, son: - -

P. inquimans, Triunfo de Tumesnil. Flores dobles color de


carmin.
P. Capitan l” Hermite. Flores dobles, color de carmin intenso.
P. Mad. Leomoine. Flores dobles de color de rosa.
P. Emilia Lemoine. Flores dobles, color escarlata claro.
P. E. G. Henderson. Flores dobles de color rojo acarmi
nado.
P. Emperatriz Eugenia. Flores dobles de color rosa tierno.
Los pelargonios se multiplican por medio de la siembra;
pero como las más de las veces las semillas no reproducen la
misma variedad, aunque por este medio se pueden obtener
variedades nuevas, se multiplican más especialmente de esque
jes, que se hacen en los meses de Julio, Agosto y principios de
Setiembre al aire libre en tierra ligera y algo arenosa.
Las plantas que se obtienen por este medio se desmochan á
la altura de 6 á 10 º, y se trasplantan en pequeños ties
tos del diámetro de 5 á8º con buen mantillo mezclado con
arena fina, que se coloca en el mes de Setiembre en cajones ó
cerca de los vidrios de un invernáculo templado, donde pueden
gozar de toda la luz posible y de una contínua ventilacion.
— 405 —

Más tarde, en el invierno, estas plantas necesitan 4 ó 5


grados de calor, mucha luz, mucha limpieza y poca humedad.
En el mes de Marzo se colocan en macetas de 12 á 15 º, se des
puntan los brotes á fin de regularizarlos y ramificarlos para
que se obtenga una copa frondosa de forma esbelta, y una vez
pasado el peligro de las escarchas, se plantan al aire libre en el
que se conseguirán magníficos resultados.
Disminuida algun tanto la primera florescencia de los pe
largonios al aire libre, lo que ocurre hácia mediados de Julio,
se les poda con regularidad, (reservando el jardinero los ramos
cortados para hacer las estaquillas,) y se descalzan un poco para
añadir una nueva capa de buen mantillo, operaciones que tienen
por objeto proporcionar nuevo alimento á las raíces, tener pro
vision de esquejes para la multiplicacion, y favorecer el desar
rollo de nuevos ramos, á fin de obtener una abundante y regu
lar florescencia desde la mitad de Agosto hasta los primeros
hielos.

PELICANos. Véase Aquilejia comun.

PENSAMIENTos.

( Viola trico lo r.) •

Pocas plantas despiertan tanta simpatía en la primavera


como el pensamiento, que con la variedad de colores y la abun
dancia de flores merece verdaderamente ser colocada entre las
plantas más preciadas de los parterres. Es una flor estimadísi
ma por su bella apariencia y por la poesía que envuelven sus
cinco pétalos que al decir de los mitólogos significan los cinco
sentidos con que Dios dotó al hombre, distinguiéndole de los
demás séres de la creacion. Por esto sin duda tienen los pen
samientos una aplicacion emblemática lisonjera, y por eso sus
flores se codician y apetecen. Los pensamientos significan
siempre discreccion y no puede dejar de ir satisfecho el que
de una mano amiga ó desconocida merece el don de una fior
semejante. Se siembran en las fajas, arriates y 27canastillos,
-
— 406 —

interpolando los colores, ó al rededor de los cuadros, almantas


y caracolillos, prefiriendo siempre las flores anchas y de colo
res brillantes. Tambien se siembran en macetas.
El pensamiento se puede sembrar en distintas épocas; la
más conveniente es por Setiembre, trasplantando por Octubre
el plantel en una era bien expuesta y abonada, y en Noviem
bre, ó bien por Febrero, se trasplantan definitivamente al sitio
que les está destinado, en donde producirán de seguro una
abundante floracion en los meses de Abril á Junio. La multi
plicacion por esqueje no se practica más que para las varieda
des notables que se desean conservar con todos sus caractéres.

PEONíA.

Las peonías son plantas hermosas cultivadas en los parter


res; pero son más propias para los grandes jardines públicos,
porque sus flores anchas y de colores vivos producen grande
efecto vistas de cierta distancia, sobre todo si se hallan aisla
das en medio de los céspedes.
Las peonías pueden dividirse en tres secciones: Peonías de
tallo leñoso, Peonías de tallo herbáceo y fruto velloso, y Peonías
de hojas lisas. Las tres secciones comprenden gran número de
variedades, que seria largo de enumerar, por lo que nos limi
taremos á indicar solamente algunas de cada seccion.
PEONÍAs DE TALLo LEÑoso.

Peomía de moutan ó arbórea. Flores muy grandes, dobles ó


casi dobles, con numerosos estambres de color dorado. Es una
de las mejores adquisiciones de la floricultura moderna.
P. fragrans máxima plena. Flores aromáticas, dobles, de un
hermoso color rosa claro.
P. Leopoldo. Flores de color de carmin de mucho efecto.
P. Madama Krelaje. Flores grandes, dobles, blancas.
P. Triunfo de Vandermaelen. Flores grandes de color rojo
purpureo.
— 407 —

PEONíAs DE TALLo HERBÁCEo y FRUTo vELLoso.

Peonía de China (P. sinensis). Flores blancas muy dobles.


Peonía adónide (P. tenuifolia). Hermosa especie de hojas
finamente recortadas, y flores de color rojo purpúreo.
P. oficinalis. Flores dobles de color rojo vivo.

PEoNíAs DE TALLo HERBÁCEo Y FRUTo LIso.

Peonía de olor de rosa (P. Fragans). Flores dobles de color


rojo purpúreo, que exhalan un olor agradable de rosa.
P. anémonae flora áurea. Flores dobles, con los pétalos rojos
bórdados de amarillo.
P. Doctor Gaillot. Flores dobles, color amaranto vivo.
P. Duquesa de Nemours. Flores grandes de un blanco ama-.
rillento.
P. festiva mácima. Flores enormes, color blanco puro con
estrías carminadas en el centro.
Todas las peonías son rústicas y prosperan en toda clase de
tierra; no obstante, si se desea obtenerlas hermosas, conviene
ponerlas en una tierra suelta, profunda y fresca.
Las peonías de la primera seccion se multiplican por di
vision de los rizomas, por estaca, ó por ingerto sobre las raí
ces de la peonía oficinal. Las otras peonías se propagan
dividiendo las raíces provistas de yemas, ó por la siem
bra que está poco en uso por lo mucho que tardan en florecer.
*
PERPÉTUAs. Véase Eternas.

PETUNIAs.

Género de plantas de la familia de las soláneas, originarias


de los países templados de la América. Se cultivan dos especies
de petunias: una de flores de un blanco amarillento, y otra de
un color púrpura violáceo. El cruzamiento de estas dos espe
cies primitivas ha producido muchas variedades.
Las petunias son poco exigentes, y si el invierno no es ri
guroso viven y su tallo se hace leñoso. La floracion co
mienza en Junio y continúa sin interrupcion hasta que co
mienzan los frios. Se acomodan perfectamente al cultivo en
tiestos, y como sus ramas tienden á prolongarse indefinida
mente, se aprovecha esta disposicion para revestir los enreja
dos que pronto se cubren con sus flores. Una buena exposicion,
una tierra suelta y sustanciosa, y abundantes riegos en verano
son las condiciones más favorables á las petunias. Se multipli
can fácilmente de semilla y de todos modos. La siembra se hace
en tiestos ó cajones, y cuando las plantas tienen siete ú ocho
hojas se colocan en el sitio que deben ocupar.

PINITo DE FLoR. Véase Carraspique de jardin.

r Av.

PIPIRIGALLO DE ESPAÑA.

(Hedysarum coronarium.)

Planta leguminosa, vivaz, de tallo ramoso, y flores en espi


ga de un color encarnado y olor agradable. Esta planta de
mediano efecto se siembra en estío en una era, y se trasplanta
por la primavera al sitio que debe ocupar. Pipirigallo oscilante
(H. girans), tiene el tallo de 80 centímetros á un metro de alto;
hojas compuestas de tres hojuelas desiguales, la final grande,
las laterales muy pequeñas; flores en espiga, azuladas con ma
tices anaranjados. La particularidad de esta planta consiste en
el movimiento de las hojuelas, pues que miéntras la final per
manece inmóvil, las dos laterales, mucho más pequeñas, están
todo el dia en una agitacion contínua; se levantan y se bajan
sucesivamente describiendo un arco de círculo; unas veces el
movimiento es en el mismo sentido, otras sube una miéntras
baja la otra, y hay quien dice que este movimiento muy lento
en nuestros invernáculos, es sumamente rápido en su país
natal. Florece en Marzo y su cultivo exige muchos cuidados;
debiendo estar dentro de una estufa templada, de la cual no
sale casi nunca. -
— 409 —

PLUMERo AMARILLo.

(Solidago canadensis.)
Planta rústica y vivaz de la América septentrional; tallo de
un metro y más de altura, que termina en un penacho de flo
res amarillas. Esta planta, de la que se cultivan diversas es
pecies y variedades, es propia para decorar los grandes maci
zos en el otoño. Se multiplica fácilmente de esqueje, y requie
re una tierra sustanciosa, suelta y fresca.
PLUMERo AzUL.

(Echium candicans.)
Arbusto de 2 metros, poco ramificado, hojas blanquecinas,
notable por sus largos racimos cilíndricos de flores azules.

PoDoLEPIs.

Planta de hojas alternas y capítulos radiados, solitarios,


— 410 -

compuestos de flores liguladas ó tubulosas. Las principales es


pecies son: el P. dorado, y el de Graham, que sirven para decorar
las platabandas y canastillos, y reclaman un suelo ligero y seco.
Se siembra de asiento en Abril, ó en eras ó macetas por el mes
de Febrero ó Marzo.

º PR IMAv ERA.

(Primula.)

Las primaveras y las aurícolas, tipos de la familia de las


primuláceas, son plantas de climas frios ó templados, y casi
todas muy rústicas. Las especies y variedades más importan
tes, son:
La primavera comun (Primula veris), se cria en los prados,
en los bosques, en los valles de los países templados, y hasta
en los del Norte. Florece en Febrero, Marzo y Abril, segun el
clima. Es muy comun en Cataluña y otras provincias de Espa
ña. Las flores son pequeñas, amarillas, en número de 8 á 20
por umbela, y la corola tiene el limbo cóncavo.
La primavera acaule ó de flores grandes (P. acaulis, P. gran
diflora). Se distingue por sus pedúnculos unifloros que nacen
de la raíz, y son tan cortos que las flores parece que nacen del
corazon de la planta. Las flores son grandes, planas, de un
amarillo azufrado. Hay variedades blancas, rosas, de color de
carminó púrpura y de flores dobles ó llenas.
La primavera de los floristas (P. variabilis), tiene las umbe
las anchas y pedunculadas; las flores grandes, de limbo redon
deado, y el color dominante es el púrpura.
La aurícola ú oreja de oso (P. aurícula), indígena de los Al
pes y Pirineos, es vivaz, tiene las hojas lisas, cubiertas general
mente de un polvo harinoso blanquecino, carácter que tambien
se encuentra en otras especies; las flores en el estado silvestre
son amarillas y como aterciopeladas.
Esta planta crece en los países frios; los calores cuando no
— 4ll —-

la matan le quitan toda la gallardía y lozanía; por eso, á pesar


del esmero con que se cuida en algunos de nuestros jardines,
no se han podido obtener ni la belleza ni las variedades que
en Inglaterra, Holanda y provincias septentrionales de Fran
cia. Esta planta, muy pequeña en estado silvestre, ha ganado
en tamaño, en forma y en color con el cultivo; hoy apenas hay
un jardinero que no la cultive si el clima lo permite.
Las aurículas se han clasificado en cuatro grupos:
Las puras ú ordinarias, de flores unicoloras, salvo el ojo ó
el centro de la flor, que es blanco, siendo el resto del limbo
amarillo, oscuro, púrpura ó violeta.
Las sombreadas ó de Lieja, raza muy extendida y la más
cultivada; pero no todas tienen el mismo mérito á los ojos de
los aficionados, cuyos gustos individuales varían considerable
mente. Las aurícolas de este grupo, además del ojo blanco ó
amarillo, de forma muy redonda, tienen colores distintos, dis
puestos en círculos concéntricos.
Las inglesas ó empolvadas, es una clase delicada, caracteriza
da por el polvo muy abundante que cubre casi todas las partes
de la planta, lo que les dá un aspecto singular. El ojo es blan
co, no tan redondeado como en las aurícolas de la seccion ante
rior, lo que se considera como un defecto; los colores del limbo
son numerosos, raras veces aislados, sino casi siempre mez
clados.
Por último, las dobles, en cuya seccion se reunen todas las
variedades que tienen por lo ménos dos corolas. Son poco apre
ciadas por su difícil conservacion, y principalmente porque no
ofrecen la riqueza y regularidad de colores de la de las seccio
nes anteriores.
PRIMAVERA DE CHINA.

La primavera de China (P. sinensis), se diferencia por el


porte y por las flores, de todas las especies europeas. Las hojas,
vellosas y con largos peciolos, son anchas y cordiformes ú ovales,
con los bordes ondulados ó lobados; las flores en umbela son
blancas, rosas ó púrpura claro con el ojo de la corola amarillo
pálido. En climas muy frios debe abrigarse en invierno.
La primavera cortusoide tiene cierta semejanza por el folla
je con la de China; pero difiere por sus flores más pequeñas
de un color púrpureo bastante vivo.
Además de las especies mencionadas, hay algunas otras de
valor secundario.
Cultivo de las primaveras y de las aurícolas. Estas plantas
no son exigentes con respecto á la calidad de las tierras, no
siendo raro encontrar en los jardines abandonados, primaveras
de gran belleza, por más que no se las haya cuidado; sin em
bargo, prefieren un suelo sustancioso, suelto, fresco y sitio
sombrío; no las perjudica el frio, pero sí la humedad excesiva.
No les conviene el abono de orígen animal, á no ser en peque
ña cantidad y muy descompuesto. -

De cultivo fácil en los países del Norte exigen cuida dos mi


— 413 -

nuciosos en los del Mediodia á causa de la sequedad del clima.


Si el calor fuese mucho, cuando están en flor, no debe olvidar
se el regarlas convenientemente; pero la precaucion más indis
pensable es colocar las primaveras á la exposicion Norte ó cer
ca de los espesillos de árboles y arbustos, á fin de que el follaje
las abrigue del sol durante las horas más cálidas del dia.
Para el cultivo de las aurícolas en macetas, se emplean ties
tos más bien pequeños que grandes, esto es, que no tengan más
de 18 e, ó pequeños cajones de madera poco hondos. Se coloca
en el fondo de los mismos algunos pedazos de teja ó tiestos
ordenados de manera que dejen huecos, y por encima se pone
una capa delgada de musgo para impedir que la tierra tape
los intersticios é impida la salida del agua; se llenan de tierra
del jardin mezclada con un tercio de mantillo de hojas ó tier
ra de brezo. Se riega poco; y si el agua es de pozo, se dejará
antes expuesta por algun tiempo al aire.
La multiplicacion de las primaveras y de las aurícolas se
hace ordinariamente con los cogollos y esquejes, con ó sin raíz,
porque arraigan fácilmente si se les preserva del sol.
La siembra, poco empleada en el extranjero, á no ser que
se deseen obtener variedades nuevas, es el medio de propaga
cion más en uso en nuestra patria, porque el calor suele matar
en nuestro país los esquejes. Se siembra ó en eras preparadas
en sitios sombríos, ó en macetas, que es lo más comun.

PUCHERITos. Véase Campánula violeta marina.


PUNCELA. V. Clavel de la China. -

RAMILLETE DE CoNSTANTINoPLA. V. Cruz de Malta.


RANúNcULo DE Los JARDINEs. V. Francesillas.
RAQUEL. V. Lirio de Guernesey.
RAscAMoÑo. V. Zinnia.
REINA DEL BosQUE. V. Cactos, Echinopsis multiplear.
REINA DE LAs FLoREs. V. Cactos, Cereus speciosissimus.
REINA MARGARITA. V. Aster sinensis.
REINITA DE MÉJIco. V. Caléndula.
RESEDA ó RESEDAN.

La reseda es una planta tan conocida y tan popular que


nos consideramos dispensados de describirla. Generalmente se
cultiva en macetas en las ventanas y balcones, no por la belle
za de sus flores, que son insignificantes, sino por el suave y
delicioso aroma que exhala, y que Lineo llama olor de ambro
sía. Se conocen dos variedades: la reseda ordinaria y la reseda
doble. /

Su cultivo es de los más sencillos y fáciles; crecen en toda


clase de tierra y exposicion, con tal que de tanto en tanto re
ciba algun rayo de sol; sin embargo, se cria mucho mejor en
los suelos un poco secos y ligeros, sobre todo si contienen ye
sones ó escombros de viejos muros. Sembrada en Marzo y Abril
florece desde Junio hasta el invierno, y á fin de que sea más
abundante y prolongada la floracion, se cogerán con frecuen
cia las flores para que no cuaje la simiente.
Las flores de reseda son uno de los principales útiles adornos
de los ramilletes, porque con su perfume suplen la falta de olor
de muchas flores mejor dotadas respecto á la belleza.
- 415 -

RICINo, HIGUERA INFERNAL, PALMA CHRISTI.

(Ricinus communis.)

Los ricinos por su follaje son plantas de adorno de primera


clase, se conocen muchas especies ó variedades que en rigor
pueden reducirse á dos:
1.º El ricino comun de la India, de tallo herbáceo y robus
to, que se cultiva en los paises frios como planta anual, bien
que en los climas de inviernos suaves, puede vivir muchos años
y hacerse leñoso. De esta especie se cultivan: el R. grande, ta
llos fistulosos, glaucos y ligeramente purpurinos, que se elevan
más ó ménos segun el clima; R. pequeño, semejante al anterior,
pero más bajo y más reducido en todas sus partes; el R. ruti
lante, que se distingue por la coloracion muy roja de sus tallos
y el tinte rojizo de sus flores; y por último el R. sanguíneo, el
más grande y hermoso, notable por la coloracion purpúrea claro
de las hojas tiernas, tallos, peciolos y nervaduras principa
les de las hojas, y por sus enormes y largos racimos de frutos
cubiertos de largas puntas de color rojo sanguíneo.
2.º Ricino arbóreo ó ricino de Africa (R. africanus). Es un
arbusto de 5 á7 metros, que forma una ancha copa redondeada,
de follaje ménos grande que el de las especies ó variedades
referidas, y resiste bien 2 á 7 grados centígrados bajo cero,
mientras los ricinos de la india sucumben á la menor helada.
Por esto en las provincias de Alicante, Valencia y otros de la
costa se crian con todas las particularidades de un árbol.
Los ricinos se multiplican de semilla, son de cultivo fácil y
prosperan en tierra sustanciosa y de fondo, bien abonada y co
piosamente regada durante el período de calor. En la region
mediterránea, los ricinos son vivaces y se convierten en ar
bustos.
RosA, RosAL.

Habiéndonos ocupado extensamente en la página 181 y si


guientes del rosal y sus variedades, remitimos al lector al ca
pítulo que señala el indicado número.
— 416 —

RosA ALBARDERA. Véase Peonía oficinal.


RosA DE AMOR. Véase Ninfea blanca.
RosADELFA. Véase Azalea de Ponto.
RosA DEL JAPoN. Se da este nombre á la Camelia y á la
Hortensia.
SAXIFRAGAs.

Género tipo de la familia de las saxifrágeas, muy abundan


te en especies, generalmente vivaces, muy rústicas, de flores
pequeñas, blancas, amarillas, róseas ó purpúreas.
Por regla general, deben cultivarse en los sitios pedrego
sos, frescos y á la sombra. Las saxifragas crassifolia, cordifolia
y ligulata se emplean para perfiles en los jardines de recreo,
asociadas á otras plantas que florezcan al mismo tiempo. Las
más cultivadas son:
Saacifraga granulata. Es vivaz y crece en los bosques, en los
sotos y praderas; tiene las hojas vellosas y grandulosas, con el
limbo redondeado; las flores por Mayo son grandes, blancas, en
racimos. Hay una variedad de flores dobles más cultivadas que
el tipo. Exige tierra ligera y fresca, medio sol, y se multiplica
por la separacion de sus raíces tuberculosas.
Saacifraga hirsuta. Es originaria de los Alpes, tiene los ta
llos vellosos, hojas reniformes; las flores blancas punteadas de
encarnado.
Saarifraga crassifolia, originaria de Mangolia; flores termi
nales de color hermoso de rosa, por Marzo. Tierra franca, li
gera y fresca, medio sol, multiplicacion por la separacion de
sus raíces cada tres años.
Saarifraga cordifolia. Difiere de la anterior por sus hojas
más grandes en forma de corazon, y por sus flores más peque
ñas en racimos apretados.
Saacifraga ligulata. Vivaz, flores grandes en pétalos ligulados
de color de carne.
Saaxifraga sarmentosa. Tallos echadizos, colorados; hojas ver
des con venas blancas por encima y rojizas en el envés; flores
en panícula por Junio y Julio; los tres pétalos superiores muy
— 417 —

pequeños con manchas amarillas en la base, los dos inferiores


largos y blancos. .

Esta especie es una de las más curiosas y de las más nota


bles del género, no solo por su follaje elegante, sino por sus
tallos flexibles que terminan por panículas de flores de una li
gereza extremada y que simulan pequeños insectos alados. Es
á propósito para decorar las partes frescas y sombrías de las
rocas, de las cascadas, de las ruinas, paredes, etc., y sobre todo
para los vasos suspendidos en las habitaciones.
Saarifraga cotiledon. Originaria de los Alpes; hojas largas
en forma de espátula, carnosas, dispuestas en roseta; tallo
de 0,m40 á 0, m60, de porte elegante y cubierto de una cantidad
de flores blancas y bonitas. Cultivo en buena tierra franca y
ligera, de asiento con media sombra ó en tiestos; multiplicacion
de semillas y por la separacion de sus retoños laterales.
Saacifraga umbrosa. Originaria de los Pirineos. Tallos de
0,m20 á 0, m30 de altura; hojas reunidas en figura de rosetas,
flores en panícula, pequeñas, blancas, punteadas de en
carnado ó de amarillo, por Abril ó Mayo. Multiplicacion por
la division de la cepa. La saxifraga sombría es una bonita
planta rústica que vegeta en toda clase de tierra, y tanto me
jor, cuanto ménos se la cuida. Sirve principalmente para per
files.
Saar ifraga murgosa, cesped turco (S. hypnoides). De los Alpes.
Tallo caedizo muy ramoso; hojas de un hermoso verde con 2, 3
ó 4 divisiones; flores pequeñas, blancas, punteadas de encar
nado, en panícula elegante y terminal por los meses de Abril
y Mayo. Planta preciosa para perfiles y alfombras de verdura
en las partes un poco umbrosas y frescas de los jardines mo
dernos. Sirve tambien para las rocas, grutas, ruinas, y se usa
mucho en los cementerios para encespedar las tumbas.
Saacifraga ganchuda (S. furcata). De los Pirineos. Matas ba
jas y espesas, abiertas y de un hermoso color verde. A propó
sito para cubrir ó vestir las rocas en los jardines de recreo,
siempre que éstas estén algo húmedas y con sombra.
— 418 —

SoLANo.

El género solano contiene plantas de adorno que pueden


considerarse bajo distintos aspectos; porque muchas se distin
guen por sus brillantes frutos ó rayas amarillas, encarnadas,
violetas ó anaranjadas; otras por las flores ó espinas de que se
hallan armadas, y más generalmente por la anchura de su her
moso follaje. Nos ocuparemos tan solo de las principales espe
cies de esta última categoría; esto es, de las que consideramos
más interesantes, como plantas de hojas grandes que se llaman
entre los jardineros de grande efecto.
Solano de flores grandes (S. macranthum). Planta vigorosa de
hojas anchas, que se multiplica por siembra hecha en cama ca
liente, ó bien por medio de estaquillas.
Solanum marginatum. Planta vigorosa, con el tallo y rami
ficaciones blancas; hojas grandes, tomentosas, con los bordes
blancos. Es una planta notable por su porte y por su follaje.
Se multiplica como el anterior.
S. giganteum. Tallo robusto, de 1,40 m de altura, de color
blanco y tomentoso; hojas lanceoladas, agudas, verdes por enci
ma y plateadas en el envés; bayas pequeñas, rojizas y esféricas.
Se multiplica como los anteriores.
S. crinitum, de la Guyana, enorme planta semi-leñosa con
muchas espinas, que se clasifica entre las primeras por la no
bleza de su porte y por la belleza del follaje, pero que su tem
peramento tropical la hace más propia para decorar los jardi
nes del Mediodia que los del Norte.
S. robustum. Hojas grandes, cordiformes, con 8 ó 9 lóbulos,
tomentosas, verdes por encima y ferruginosas por debajo.
Todas las especies del género solano, que se cuentan por
centenares, pertenecen á la jardinería pintoresca. Las especies
sin espinas pueden cultivarse agrupadas; las que se hallan ar
madas de espinas, sobre todo si sus hojas son grandes, deberán
estar en pies aislados, y las especies notables por la originali
dad ó el color hermoso de sus frutos como el solano corniculado
y la falsa berengena deberán estar poco separadas de las calles,
y
— 419 -

y ocupar con preferencia los taludes para que los frutos se ha


llen á la vista.
El cultivo de los solanos es sencillo. En Madrid deben sem
brarse temprano en cama caliente, y ponerlos en el jardin en
Mayo; pero á pesar de esta precaucion no todas las plantas
pueden madurar sus semillas al aire libre. En el clima donde
vegeta el naranjo no hay especie alguna que no pueda florecer
y fructificar.

TIFA.

(Typha latifolia y T. angustifolia.)

Las dos plantas son indígenas, tienen las hojas largas; ta- -

llo de 1m 50 º á 2 m de altura, terminando en una espiga ci


líndrica de color pardo oscuro casi negro, con un cilindro es
trecho, amarillo de azufre, formado por los estambres. Su por
te es elegante y produce muy bonito efecto en los estanques
de los jardines pintorescos ó á la inglesa. Se multiplica por la
segregacion de sus matas.
-

TRICosANTo SERPENTARIo.
º

(Trichos a nth es colub rin a .)

Planta cucurbitácea de la India, anual, de tallos ramosos y


trepadores, notables por su follaje y bonitas flores, pero más
curiosa por la figura y grandor de sus frutos serpentiformes,
largos de un metro ó más, rectos ó contorneados de diversas
maneras, de color verde jaspeado ó estriado de blanco, que pasa
al rojo anaranjado á la madurez. Las flores aparecen en Julio,
y la madurez de los frutos tiene lugar, segun el clima, de Se
tiembre á Octubre.
Esta planta singular por sus frutos se siembra temprano
en primavera en cama caliente, y se trasplanta por Mayo con
tra una pared expuesta al Mediodia, donde debe estar apoya
da contra un conveniente enrejado. -
— 420 —

TRITOMA.

(Tritoma uvaria.)

Planta, vivaz del Cabo de Buena Esperanza: hojas numero


sas, muy largas, dentadas; tallo derecho que termina en una
espiga de flores de color de coral, que se van sucediendo por
espacio de dos ó tres meses á medida que se prolonga el tallo
floral, comenzando á la altura de 50 º hasta la de un metro.
Se multiplica por siembra, ó separando las raices provistas de
yemas en el mes de Mayo; en los paises muy frios debe con
servarse en estufa templada. -

LAs TULIPAs ó TULIPANEs.

Si la rosa ha merecido á los apasionados por las flores el


dictado de reina y señora de los jardines, si el buen gusto la
ha preferido y la moda la ha sabido condenar galantemente al
destierro en los cabellos de seda de las hermosas y en el seno
de las bellas, otras flores hay tambien que han disputado bi
zarramente esta gentil primacía y que han logrado épocas vie
toriosas sobre la flor delicada, emblema de la soberanía de la
hermosura. Entre estas últimas figuran las tulipasó tulipanes
que por el siglo XVI operaron con su importacion un tumulto
floral en Bélgica y Holanda, dando á los espléndidos ocasion
de magnífico desprendimiento, y lucro cuantioso á los comer
ciantes de flores, al mismo tiempo que prolijas tareas á los jar
dineros que á porfia cuidaban de aclimatar su planta y produ
cir envidiadas especies. Francia pagó tambien su tributo ga
lante á la exótica, peregrina flor, y los señores de la córte de
Luis XIV se apresuraron á empobrecerse sacrificando fortunas
para adquirir alguno de los escasos ejemplares que se importa
ban ó producian á fuerza de trabajo asíduo y extremosos cui
dados. Y no crean nuestros lectores que exageramos al recor
dar que en Francia, el Rey amante de la Lavalier pagó dos mi
llones de francos por una flor de tulipa venida de Turquía,
- 421 -

haciendo llegar para propagar su cultivo, jardineros musul


manes que se encargaran de los jardines de las Tullerías. Ma
dame Pompadour, sacrificó á sus caprichos por la flor indica
da cuantiosas sumas, y la aristocracia francesa mereció á los
críticos por la época indicada el nombre de fous-tulipiers, locos
ó monomaniacos por los tulipanes.
Si escribiéramos otra clase de libro, si nos pudiéramos des
prender de la severidad de la doctrina y divagar por el campo
ameno del galano decir y de la poesía, hariamos un capítulo
prolongado, surtido de episodios, en los guales las tulipas han
figurado como trofeo de las victorias de infinidad de beldades
del gran mundo, y hasta nos atreveriamos á señalar aconteci
mientos históricos precipitados á un desenlace determinado
por el capricho de una cortesana enamorada de un tulipan.
Pero ni esta es nuestra mision, ni nos es permitido divagar en
sentido semejante. Por eso nos limitamos á lo expuesto ya,
contentándonos con decir á nuestros lectores que la tulipa,
originaria de Turquía, deriva su nombre del turco ó persa tuli
ban que traducido literalmente quiere decir turbante; que es,
como todos sabemos, el abrigo con que toda la raza de Agar
se cubre la cabeza. Recuerda la forma de la tulipa la del tur
bante indudablemente, y el Sultan de Turquia rinde su tributo
á la flor que describimos costeando anualmente una fiesta es
pléndida que se llama de las tulipas.
Ahora entremos en materia.
El género tulipa de los botánicos, pertenece á la familia de
las liliaceas, y se compone de plantas bulbosas, vivaces, con los
tallos sencillos que terminan con una flor compuesta de seis
divisiones, de las cuales tres son externas y tres internas, de
seis estambres, y de un ovario libre que se cambia en un fruto
capsular. Las especies ó las variedades naturales son muchas,
y todas pertenecen al antiguo continente, principalmente á las
regiones que lindan con el Mediterráneo y el Asia occidental.
EsPECIEs y vARIEDADEs. Los tulipanes que se pueden con
siderar como indígenas, ó por lo ménos como naturalizados
SOn:

El tulipan de los campos (T. sylvestris), planta rústica, de


28
- 422 —

flores amarillas que se abren por Abril, y produce buen efecto


cultivada en grupos. -

El tulipan de Francia (T. gallica), indígena, flores pequeñas


de un color amarillo. -

El tulipan de celso (T. celsiana), indígena, con las flores ama


rillas ó anaranjadas, matizadas de rojo el exterior.
El tulipan ojo de sol (T. oculis solis), indígena, en Mayo flo
res grandes, encarnadas, con una mancha casi negra, con un
círculo amarillento á la base de cada pétalo.
Tulipan precoz (T. proecoa), indígena, parecido al anterior,
del que parece ser una variedad; tiene las flores en forma de
campana redonda á la base, con las divisiones muy cóncavas,
de un hermoso color encarnado, y en su base interna una man
cha violeta con los bordes amarillos.
Tulipan oloroso, ó Duque de Thol (T. suaveolens). Tallo de 15
á 20 º ; en Marzo y Abril flores en campana abierta que exha
lan un olor suave; los pétalos agudos ó un poco obtusos, de co
lor rojo, amarillos en la base y en las márgenes. Se conocen
algunas variedades de flores sencillas, amarillas, escarlatas ó
blancas, y de flores dobles encarnadas con los bordes ama
rillos.
Tulipan turco (T. turcica). En Mayo flores con los pétalos
muy desarrollados, un poco carnosos, lanceolados, de color rojo
ó amarillo, unas veces uniformes y otras diversamente mezcla
dos. Es una planta curiosa.
Tulipan de Gesner ó de los floristas (T. Gesneriana). Esta es la
especie que se cultiva desde antiguo en los jardines por lo gran
de y hermoso de sus flores. Tiene el tallo de 30 ó más centíme
tros, que termina en una flor grande, en campana ó copa abier
ta, sencilla ó llena, con los pétalos obtusos, y de color que va
ría desde el blanco al púrpura intenso, pasando por todos los
matices del rosa y del violeta.
Las tulipas, de las que existen colecciones que pasan de
1.500 variedades, se dividen en tulipas sencillas y en tulipas
llenas ó dobles, comprendiendo cada uno de estos grupos varie
dades precoces y tardías. Las tulipas sencillas tardías son de
dos clases; las de fondo blanco y las de fondo amarillo.
— 423 —

Los caractéres de una buena tulipa son los siguientes: ta


llo ó vara firme, bien nutrida y alta, que termina con una flor
derecha, con los pétalos iguales en altura y redondeados por
encima, y de colores vivos que resaltan con el del fondo.
Todas las especies de tulipas son rústicas en nuestro clima
y de un cultivo fácil; prosperan en todas las tierras sustancio
sas, con tal que sean sueltas y porosas. -

La plantacion tiene lugar de Setiembre á Noviembre en los


climas frios, y por Diciembre en los templados; los bulbos se
plantan á la distancia de 12 á 25 º segun la variedad, y á 8
ó 10 º de profundidad. Su floracion varía con los países y los
años; generalmente comienza á últimos de Febrero en el Me
diodia, y por el mes de Abril en Madrid, pudiendo durar mu
chos dias sobre todo si se tiene la precaucion de resguardarlos
del sol. Como la altura de los tallos se halla de ordinario en re
lacion con el volúmen de los bulbos, se colocan los más grue
sos en medio de los cuadros ó de los canastillos. Es necesario
tambien no emplear colectivamente sino las variedades que
florecen á la misma época.
Luego que se ha marchitado la flor se corta el tallo por en
cima de las últimas hojas, para que no se debilite la cebolla y
engruese ésta.
Los bulbos se sacan de la tierra dos ó tres meses despues
de la floracion, ó sea por Junio en la latitud de Madrid, así que
las hojas se han secado. Cuando ya lo están, se comienza á ca
var el tablar por una de sus extremidades, de modo que el tajo
vaya unos 6 º, poco más ó ménos, más abajo que la cebolla, se
continúa cavando de este modo de una extremidad á otra del
tablar, y así no hay temor de herir ninguna cebolla; todas se
vienen por sí mismas á la mano, y no queda en la tierra el más
pequeño casco. Despues de haber sacado los bulbos de la tier
ra, se exponen al aire y á la sombra por algunas horas, y cuan
do están secos se colocan sobre un zarzo, ó sobre tablas de pino,
se cubre con pliegos de papel para interceptar la luz, y se guar
dan en un local exento de humedad, teniendo la precaucion
de evitar el acceso de los ratones, que son muy golosos de los
bulbos. -

A
En los meses de Julio á Octubre se preparan los tablares,
en los que deben replantarse las tulipas. Lo mejor seria cam
biar de sitio; pero cuando no es posible se suple empleando
tierra nueva, que conforme tenemos indicado, debe ser arcillo
arenosa, adicionada de una cantidad proporcionada de manti
llo muy descompuesto. Se cavará la tierra á 40 ó 50 º de pro
fundidad y se mezclará bien con el mantillo. La anchura del
tablar varía segun el número de líneas de tulipanes que debe
contener; generalmente se adopta la anchura de 1º 10 á 1m15,
por cinco líneas de tulipas, lo que supone la distancia de 20
ó 22 º entre las líneas, distancia que es tambien la que debe
mediar entre las plantas de una misma línea; pero esto no tie
ne nada de absoluto, y se modifica segun la disposicion del par
terre y el capricho del jardinero.
El tulipan se multiplica por division de sus bulbos y por
siembra, que es el modo de procurarse variedades nuevas. El
primer medio de propagacion es más rápido y tiene la ventaja
de conservar indefinidamente las variedades obtenidas. La se
paracion de los cascos ó hijuelos se hace en el momento de la re
plantacion de las cebollas, plantándolos separadamente en una
platabanda bien preparada hasta que su grosor permita re
unirlos con los bulbos adultos. Segun su grado de desarrollo
florecen más ó ménos pronto.
Para la multiplicacion por medio de la siembra se recogen
las semillas de plantas vigorosas y de hermosas variedades,
prefiriendo las de fondo blanco, por ser en las que más pronto
se caracterizan los colores. Se deja granar la flor y desecar el
, tallo ó vara, y no se sacan las semillas de la cápsula en que es
tán encerradas hasta el momento de sembrarlas, que puede ha
cerse por otoño ó últimos del invierno, en eras de tierra suel
ta, fina y un poco arenosa, ó en macetas y cajones, cubriendo
las semillas de un centímetro á 1 12 de tierra y mantillo.
Los tulipanes obtenidos de semilla no florecen hasta pasado
el cuarto año. No se puede juzgar del mérito de la planta por
la primera ni por la segunda florescencia, y así no se debe co
menzará entresacar las buenas de las malas ó medianas, hasta
despues de haber examinado la flor del tercer año. Nos falta
— 425 -

añadir que las cebollas de los tulipanes jóvenes deben replan


tarse en tierra nueva, lo mismo que se verifica con los bulbos
de las plantas adultas; pero esta trasplantacion no se hace ne
cesaria más que á partir del tercer año.

TUs ILAG o o Lo Roso.

(Tusilago fragrans.)

Planta modesta, cuyas flores se presentan en invierno, por


lo cual se le ha dado el nombre de heliotropo de invierno, exha
la un olor suave y aromático, crece en los Pirineos y se cultiva,
en los jardines para vestir las rocas artificiales, ó en los es
espesillos.
UGENA DE Los PIRINEos.

(Ramondia pyrenáica.)

Curiosa y bonita planta vivaz, de flores purpúreas ó viole


tas, muy empleada en los jardines para cubrir las rocas y sitios
frescos y de sombra. Tierra sustanciosa, fresca y muy porosa,
es la que le conviene, así como exposicion al pié de una pared
mirando al Norte. En el invierno se abriga el pié echando
hojas secas en la tierra, su multiplicacion es fácil y produce
muy buen efecto cultivada en macetas.

UHD EA ELE GANTE.

(Uhdea bipinnata).

Planta originaria de Méjico, de tallo casi leñoso, alto de


más de un metro, hojas grandes, en corazon, con 5 ó 7 lóbulos
profundos, dentados desigualmente, y aterciopelados por la
parte inferior. Es planta muy buscada para adorno de los gran
des jardines pintorescos, y debe plantarse en piés aislados.
— 426 —

URGINEA DEL JAPoN.

Cebolla no muy grande y puntiaguda que echa un tallo con


hojas estrechas, plegadas en los bordes hácia adentro, termi
nando en una espiga de flor muy bonita, de color rosa violeta,
por los meses de Agosto y Setiembre. Multiplicacion fácil por
sus cebolletas y semillas, en tierra blanda y ligera.

USTERIA.

Planta originaria de Méjico, es vivaz: sus tallos delgados,


ramosos, de doce ó más piés de largo, trepan por los cuerpos
vecinos, á los que se agarran por medio de los peciolos redo
blados en arco.
La corola es rojiza, y más comunmente de un violeta cla
ro, con dos líneas blancas que corren por el tubo y labio infe
rior. Florece parte del año y debe resguardarse del frio. Mul
tiplicacion fácil por semillas ó esquejes, y le conviene tierra
ligera, sustanciosa y fresca.

UvULARIA.

Originaria de la América septentrional. Tallos numerosos,


de 20 á 30 centímetros; en Abril, flores amarillas, que se abren
ántes del desarrollo completo de las hojas. Tierra de brezo
turbosa, fresca y á media sombra. Adorno de las rocas artifi
ciales y multiplicacion fácil.

VALERIANA. Véase Disparates de jardin.

VALERIANA GRIEGA ó PoLEMONIO AZUL.

(Polemonium coeruleum).
Esta planta indígena, vivaz y rústica, tiene las hojas con
divisiones aovado-lanceoladas; los tallos de 30 á 40 º de altura,
terminan en corimbos de flores azules óblancas segun la varie
— 427 —

dad, un poco campanuliformes. Es una bonita planta que se


multiplica de semilla ó por los hijuelos que arroja en el pié, y
su cultivo no exije cuidado alguno.

VERBENA.

La verbena remonta su orígen á los tiempos mitológicos y


tiene por así decirlo una simpatía inmensa entre los aficiona
dos de los jardines. Antes de entrar en el estudio detallado de
esta planta, estudio científico y de conciencia, daremos un pe
queño paseo por el pintoresco campo de la fantasía y pondre
mos en conocimiento de nuestros lectores algunas noticias cu
riosas que embellecen y poetizan la planta de que nos ocu
pamos.
La Vena de Venus ó verbena como acabamos de decir, nació
sin duda brotando entre los encantos de la diosa de Chipre, y
entraba como hábil agente en la composicion de los filtros de
que se valía la reina del Olimpo para seducir y fascinará mor
tales é inmortales.
Entre las propiedades que se la atribuian y que las imagi
naciones excitadas románticas ó novelescas, aun la atribuyen
con fuerza de galanes razonamientos, que no dejan por concep
to tal de ser utópicos é infundados, la atribuian decimos, la
virtud magnífica de estrechar los lazos del amor, de la amistad
y de reconciliar los ánimos enemigos y enconados. Maravillosas
cualidades que si nuestro propósito fuera filosofar, valdrian al
que nos leyere largo rato de consideraciones psicológicas! Pero
no es semejante nuestro intento, y ántes de entrar en materia
séria y formal, diremos que con la verbena se engalanaban los
altares de Júpiter, y que los mortales se ceñian de ella para
aplacar á los irritados ídolos, y ahuyentar los espíritus malos.
Los druidas y los galos la veneraban casi tanto como al
muerdago, creian que con ella se curaban toda clase de enferme
dades, y que regocijaba las almas tristes. Recogíase con infini
tas ceremonias al amanecer cuando bañaban á la tierra las pri
meras expansiones de la luz del dia. Los griegos la llamaban
yerba sagrada y ceñian con ella la frente de sus heraldos.
- 428 -

Verbena de los floristas, Verbenas híbridas. Con el nombre co


lectivo de verbenas híbridas se designan las plantas procedentes
de la fecundacion cruzada entre las V. chamaedrifolia; phlogi
flora y teucrioides; sin embargo, algunos autores son de opinion
que estas tres especies pertenecen á un solo y mismo tipo es
pecífico, de suerte que las verbenas de los jardines las conside
ran como simples variaciones de este tipo. Sea de ello lo que
fuere, las verbenas son plantas que por la elegancia y variedad
de sus flores, la abundante y duradera floracion (de Junio á
Octubre), ocupan un sitio predilecto en los jardines; empleán
dose en la formacion de los bordes, de los canastillos ó de los
macizos. En estos dos últimos casos, basta alternar los colores,
ya sean transversalmente, ya longitudinalmente, para obtener
un tapíz muy elegante. Todas se prestan igualmente al culti
vo en tiestos, constituyendo excelentes plantas de ventanas y
de habitacion.
Las hay de todos colores, desde el blanco puro hasta el rojo
purpúreo oscuro aterciopelado, pasando por el rosa, el violeta,
el lila y el azul; algunas veces se hallan lavadas ó estriadas de
colores más claros ó más intensos; siendo el amarillo y el negro
los únicos que no se hallan representados. -

Las verbenas más apreciadas son las de flores grandes, re


dondas y dispuestas en largos corimbos; algunos floristas las
dividen en
Verbenas de flores matizadas, muy conocidas con el nombre
de italianas.
Verbenas con la corola de un solo color y el tubo blanco.
Desistimos de citar los nombres de las verbenas más nota
bles, porque varían todos los años; y con respeto á su multi
plicacion diremos, que por medio de la siembra se pueden ob
tener nuevas variedades; pero si se trata de conservar indefi
nidamente las variedades en toda su pureza, se recurre á la
propagacion por medio de las estaquillas, renuevos y aco
dos. Todas las verbenas crecen lozanas en las exposiciones
abiertas que reciban de lleno los rayos del sol, y prosperan en
todas las tierras, hasta las que son un poco pedregosas, con tal
que sean más bien frescas que secas. En verano se conservará
— 429 —

la tierra en un estado constante de frescura, mediante los opor


tunos riegos.

VICTORIA.

Las victorias son originarias de la América meriodional,


pertenecen á la familia de los ninfeas, y son notables por dis
tintas circunstancias. Llaman la atencion en primer lugar por
su talla gigantesca, son plantas de acuario, han menester de
estufa, y las hojas redondas con los bordes elevados en su pri
mera evolucion las presenta sobre la superficie del elemento en
que viven como un ancho plato flotante.
Su cara superior se manifiesta verde, pero por la parte in
ferior son rojizas con gruesas nervaduras y muy espinosas. En
las plantas adultas tienen 1m 50 e á 1 m 80 e de diámetro. Las
flores de 30 á 35 º de diámetro, se abren por las noches, duran
dos ó tres dias, y cuando empieza su florescencia son blancas.
Hemos dicho que semejan sobre la superficie del agua un
ancho plato flotante; pero no hemos advertido que en este es
tado las hojas de la flor que describimos tienen una consis
tencia tal, que pueden sin exageracion sostener incólume
sobre cualquiera de ellas y áflote, un peso considerable. En In
glaterra ha servido de segura barquilla á un niño de dos á tres
años que puesto en pié y previas las precauciones consiguien
tes se sostuvo por largo rato seguro sobre una de ellas.
Repetiremos que su primera florescencia es blanca, despues
se vuelven róseas, y por último aceptan el púrpura en el centro.
La Botánica ha estudiado y describe tres especies de victo
rias, pero la única bien conocida es la victoria real (victoria ré
gia), llamada así por haberse dedicado á la reina de Inglater
ra. Esta flor es comun en las lagunas de la América ecuatorial
y en el Brasil. Su introduccion en Europa hizo precisos los
acuarios de estufa proporcionados como es lógico al tamaño y
exigencias de su cultivo y aclimatacion. Al principio ofreció
esto mil inconvenientes y dificultades, pero al fin se superaron
calcinando la tierra del fondo del acuario para destruir por este
medio todos los restos orgánicos que podrian en su descomposi
- 430 —

cion corromper el agua. Era tambien indispensable tener el agua


en constante movimiento para que así se conservara en buen es
tado de aereacion; pero más tarde la experiencia ha demostra
do que todas estas eran precauciones inútiles, supliéndose sen
cillamente con tomar la tierra del fondo de un rio ó disponien
do al efecto tierra franca ordinaria, poniendo en el acuario al
gunos ciprinios dorados de la China para comunicar al agua
la agitacion necesaria.
Lo más esencial es renovar el agua gradualmente y conser
varla á una temperatura de 25º centígrados por la noche, y de
30 durante el dia, esto mientras que se halle la planta en su
vigor completo de vegetacion. En los acuarios de las estufas se
planta generalmente la victoria en un monton de tierra que se
halla á 20 centímetros de la superficie del agua.
Nada más diremos con respecto á esta flor, cuyo cultivo no
es comun, bastando lo expuesto para sentar reglas generales
útiles á cualquier consulta.

VINCA - PERVINCA.

(Vinca major.)

Planta indígena, rústica y vivaz; tallos numerosos, largos,


caedizos ó trepadores; hojas aovadas y lisas; flores axilares,
grandes, de un color azul pálido. Variedad con hojas en pena
cho. Producen muy buen efecto en los bosquetes sombríos ó
entre las rocas de las grutas artificiales con exposicion al Norte.
Vinca minor. Se distingue de la anterior por sus dimensio
nes más reducidas, y sus flores más tempranas, son sencillas ó
dobles y de colores distintos segun la variedad.
Vinca rósea, (Lochnera rósea). Pequeña planta vivaz de Ma
dagascar, pero habitualmente cultivada como planta anual en
los climas frios. Tallo derecho, de 30 á 35 centímetros de altu
ra, hojas oblongas, obtusas, lisas; flores de Julio á Noviembre,
de un hermoso color rosa, más oscuro en el centro. Variedad
de flores blancas con el centro rojo purpúreo.
Planta graciosa que forma un bonito efecto en las plata
— 431 —

bandas de un parterre, y más apreciada todavía como planta


para cultivar en tiestos para adorno de ventanas y de jardine
ras de salon, etc. Se siembra por Febrero ó Marzo en cama ca
liente, para trasplantarla más tarde, ó bien por otoño, abri
gando las plantitas del frio en el invierno.
Vinca herbácea ó de Hungría. Planta vivaz como las ante
riores, baja, frondosa, ramos cortos comparativamente aunque
sarmentosos y muy floríferos. Uno ó dos pies, situados conve
nientemente en un parterre, producen un agradable efecto en
la primavera por los centenares de flores de un azul violeta;
sin embargo es más propia para las rocas húmedas. Es planta
muy rústica y prefiere las tierras frescas.

VIOLETA.

La violeta es una flor humilde y sencilla que parece huir


la pompa y gala de los vergeles, creciendo apartada entre el
verde manto de la campiña ó cobijada por las plácidas um
brías de los bosquecillos.
En nuestro entender y por regla general, todas las cosas
tienen su mérito más ó ménos aplicable y más ó menos conoci
do. Así existen por ejemplo flores de cáliz encantador, pero
que no nos permiten aspirar un dulce aroma, porque carecen
de él, ó le exhalan en emanaciones tan ténues que nuestros
órganos del olfato no le pueden apreciar. Son, sin embargo,
bonitas y recrean la vista. A la violeta no la sucede así, y sí
precisamente al contrario, Rastrera y confundida entre las
yerbecillas sus amigas, las violetas no son bonitas ni tienen
esbelto tallo y encantador capullo; pero de su azulado pétalo
brota el perfume delicioso que solo esta flor posee, y que ni el
cierzo, ni el abrego, ni el Agosto la arrebata, porque hasta
mustiada y seca envia entre los etéreos pliegues de la atmós
fera sus emanaciones perfumadas.
Las violetas y los pensamientos pertenecen al género viola
de Linneo, y son el tipo de la familia de los violáceas. Se cono
cen bastantes especies, pero solamente dos ó tres variedades,
tienen alguna inportancia en los jardines.
— 432 —

La especie más célebre en este género es la violeta propia


mente dicha ó violeta de olor, (Viola odorata) la rival de la rese
da y tan popular como ella. Indígena de todas las provincias
de España, crece lo mismo en el Norte que en el Mediodia, en
los sitios cubiertos, los prados, los bosques y los cercados; es
una de la primeras flores que se presentan en primavera, des
cubriéndola, á pesar de su pequeñez, el olor aromático que ex
hala, y el azul purpúreo de su corola que resalta entre el ver
de de la yerba. De aspecto demasiado modesto para ocupar si
tio en las platabandas del parterre, se relega ordinariamente
á las partes retiradas y olvidadas, en donde se la visita tan so
lo para coger sus flores que no tienen más uso que entrar en
la cónfeccion de los ramilletes; para lo cual ninguna otra plan
ta, la iguala, y sus flores son en toda Europa objeto de un co
mercio activo.
Se conocen muchas variedades hortícolas de flores blancas,
azules ó róseas, las unas sencillas, las otras dobles. Una de las
más interesantes es la violeta de las cuatro estaciones que florece
de una manera casi contínua y en toda estacion, sobre todo en
invierno, con tal que se resguarde del frio. Hay subvariedades
dobles, blancas y violetas tan floríferas y aromáticas como
ella.
La violeta de Parma se considera ser una variedad de la
violeta ordinaria, tiene las flores un poco más grandes, de co
lor azul pálido, que tira á gris. Las hay tambien dobles. Esta
hermosa especie de floracion invernal y muy aromática, pro
porciona la mayor parte de los ramilletes de invierno que de
Provence y de la rivera de Génes se exportan en gran cantidad
para todas las partes de Europa. La violeta perfumada (V. sua
vísima), de los floristas de Grasse y de Niza, se dice ser muy
superior á la de Parma y á todas las violetas conocidas por la
excelencia de su perfume.
Exceptuando la violeta y el pensamiento, no se encuentran
en este género más que especies muy secundarias, por más que
tengan alguna utilidad; entre ellas citaremos la violeta de Al
tai (V. altaica), porte de los pensamientos ingleses; flores
grandes de un color violeta oscuro, con una mancha amarilla.
— 433 —

en el tubo; y la violeta abigarrada (V. cucullata), de flores azu


les con rayas blancas.
Las violetas se multiplican por simiente ó por la division
de raíces; aunque generalmente se limitan los jardineros á to
mar los piés que han nacido expontáneamente al rededor de las
plantas. El cultivo ordinario no ofrece dificultad alguna, cre
ciendo en toda clase de tierra y á la sombra.
En los países frios para conseguir que las violetas florezcan
todo el invierno, se siembran ó dividen los pies de violeta en
eras abonadas y á media sombra. Durante el verano se riegan
y escardan oportunamente, trasplantándolas por el mes de Se
tiembre en macetas del diámetro de 15 º con buen mantillo, y
por Noviembre se colocan dentro de cajones templados donde
florecen abundantemente todo el invierno.
Con los inviernos poco rigurosos de España, se cogen las
violetas de Parma en Diciembre y Enero sin tener que recurrir
á ningun medio artificial.

WAHLENBERGIA.

Planta dedicada al profesor Wahlenberg, de la familia de


las campanuláceas, tiene los tallos ramosos, ásperos, no muy al
tos, con pocas hojas lineales y enteras, flores caedizas en lo alto
de los pedúnculos ántes de marchitarse, de colorazul, amarillen
to en el centro.
Esta pequeña y bonita planta sirve para guarnecer y ador
nar los jardines. Se siembra en la primavera, como planta anual,
en tierra arenosa y bien preparada, teniendo cuidado con no
cubrir la grana con tierra.
WAITzIAs.

Planta de la Nueva Holanda, que por la larga duracion de


sus involucros escamosos y colorados pertenece al grupo de
las plantas llamadas por los floristas eternas ó siemprevivas. a
Las waitzias, llamadas tambien mornas, del nombre de una
heroina de una novela inglesa, son plantas anuales, de tallos
— 434 -

ramosos, muy provistas de hojas, no muy altas, que terminan


por capítulos esféricos de hermosos y brillantes colores.
Cuatro especies se cultivan en los jardines; la waitzia do
rada (Morna nítida), tallos de 40 e, ramosos, hojas oblongas y
capítulos pequeños de un color amarillo intenso, dispuestos en
corimbo apretado; es la especie más antigua, y la que mejor
prospera en los climas del Norte; la waitzia en corimbo (W. co
rimbosa, Morna nivea), es más ramosa que la anterior, no tan
alta y más florífera; los capítulos tienen las escamas exteriores
de un color encarnado de amaranto vivo, las interiores de un
color más pálido. Hay una variedad con los involucros entera
mente blancos; la waitzia de Steetz, planta pequeña de 15 á 18
centímetros de altura, de follaje lineal, de un verde pálido,
dispuesto en roseta al rededor del pié, y del centro del cual
se eleva un tallo séncillo que termina con un ramillete de ca
pítulos de un amarillo brillante; por último, la uvaitzia de flores
grandes, de capítulos grandes, reunidos en número de ocho á,
doce, y tal vez la más hermosa de todas las siemprevivas.
Todas estas plantas son propias de la region mediterránea,
en donde basta sembrarlas en una era, por el mes de Abril, y
trasplantar el plantel cuando tiene cuatro ó cinco hojas. En
los climas del Norte prosperan mejor cultivadas en macetas
para resguardarlas de los frios fuertes.

WATsONIA.

Familia de las irideas, originaria del Cabo de Buena Espe


ranza. Hojas gladiadas, grandes, dísticas, nerviosas; tallo de
recho de cerca de un metro, terminando en Julio, por un ra
cimo largo, de flores grandes, color de rosa, encarnado ó azul
segun la especie. Son plantas de cultivo fácil.

WEsTRINGIA.

Originario de la Nueva Holanda. Arbusto de más de un


metro; ramoso verticilado; hojas cómo las del romero, pero más
pequeñas y plateadas por encima. Sus flores por Marzo y Octu
bre son blancas ó de un color lila pálido. Multiplicacion de
semilla ó de estacas, temprano en cama templada y tierra de
brezo. Es planta que debe resguardarse del frio.

WHITLAVIA.

Planta anual de la California, interesante por sus bonitas


flores campanuladas, de color azul oscuro, ó violáceo. Por su
porte y por su hermosa floracion, la Whitlavia es una pre
ciosa planta de parterre, cuyo cultivo no ofrece dificultad al
guna, en nuestros climas. Se siembra por marzo en cama tem
plada, ó por Abril, en las mismas platabandas del jardin, en
pequeños macizos, ó en grupos aislados. Florece de Junio á
Octubre, más pronto ó más tarde segun la época de la siembra,
y madura sus semillas hasta en las provincias más frias.

WIGANDIA.

La Wigandia de Caracas es una planta recien introducida


en Europa, notable por su hermoso porte y gran follaje, cons
tituyendo en la actualidad, el adorno obligado de los grandes
jardines, y principalmente de los públicos. Crece con mucha
rapidez, hasta adquirir la altura de 3 ó más metros, en un solo
tallo más ó menos ramificado que termina con una panícula de
flores de un azul pálido. El mérito de la planta reside en sus ad
mirables hojas, ovales, de un verde oscuro, pubescentes y glu
tinosas, de 0m 70 á 1m de longitud por 0m 40 ó 0m 50 de anchu
ra. A medida que la planta crece, las hojas disminuyen gra
dualmente hasta el punto que debajo de la inflorescencia tie
nen la dimension de la mano; resultando que la planta toma
una forma piramidal de una perfecta regularidad.
Además de la Wigandia caracasana descrita, se conoce otra
especie llamada W. de vigier (W. Vigierii), de hojas más pe
queñas, de color verde gris sobre todo en la parte inferior;
es muy vigorosa y sus tallos alcanzan 1 m 50 e de altura. La
Wigandia urens, se ha ensayado con éxito en el cultivo al aire
- 436 —

libre; pero es inferior en belleza y tiene el defecto de estar cu


bierta de pelos que pinchan como los de la ortiga.
La Wigandia es una planta rústica resistiendo los inviernos
ordinarios en el clima donde vejeta el naranjo; pero en Madrid
no vive al aire libre más que los meses de verano. Se multiplica
por medio de la semilla que madura perfectamente en el Me
diodia, ó que puede obtenerse en los paises frios conservando
algunos piés en una buena estufa templada; ó bien se propa
ga de estaca ó con los brotes que se desarrollan en el tallo de
las plantas que para este objeto se tienen en una estufa calien
te ó templada.
Las plantas obtenidas por este medio se colocan en su sitio
más pronto ó más tarde, segun los climas, ordinariamente por
Mayo, en donde mediante la tierra abonada con un poco de
estiercol descompuesto, y copiosos riegos durante los calores,
se desarrollan y alcanzan fácilmente dos metros de altura án
tes de las heladas.

WISTARIA, GLYCINA DE LA CHINA.

(Wistaria, Glycina sinensis.)

Planta de la familia de las papilonáceas: tallo leñoso; sar


mentoso, que puede elevarse á 12 ó 15 m; flores grandes en
Abril de color azul pálido, en racimos largos y caedizos,
Planta magnífica que resiste la intemperie y se multiplica de
acodo ó mugrones y por estacas; tierra fértil, arcillo-calcárea,
suele florecer dos veces al año. Variedad con flores encarnadas.
Otra se cultiva que las tiene blancas.
Wistaria frutescente, Habichuela arbórea, originaria de los
Estados-Unidos meridionales, tallo voluble, pudiendo alcanzar
5 ó 6m., hojas con foliolas ovales; flores hermosísimas de color
de violeta y aroma suave, en espiga por el otoño; su florescen
cia es más fácil si crece contra la pared. Se poda dejando muy
largo el tallo á fin de no suprimir los botones de flor. Multipli
cacion por sus raíces, renuevos y mugrones, hechos con los
tallos del año anterior. Hay una variedad conocida con el
— 437 —

mombre de magnífica, mucho más florífera que la planta tipo,


y las flores de color lila azulado con una mancha amarilla en
el centro.
La Wistaria ó glycina del Japon es otra especie que en ri
gor no pertenece á la clase de las plantas trepadoras. Es un
arbusto, con los ramos un poco sarmentosos y volubles cuando
tiernos, que es conveniente sostener sobre tutores ó apoyarlos
en un enrejado. Sus flores, mayores que las de las otras glici
nas, dispuestas tambien en racimo caedizo, son de un color vio
leta un poco oscuro, y aparecen en la primavera al mismo
tiempo que las hojas. Es un bonito arbusto que prospera en
todas las provincias de España, pero le perjudica la humedad
prolongada. (Fig. 37.)

WITTAvIA. (Wittavia grandiflora.)


Bonita planta azul de California, de flores acampanula
das de un color azul violeta.
29
Su cultivo es fácil y florece todo el verano más pronto ó más
tarde, segun la época en que se verifica la siembra.

WITSENIA.

Planta del Africa austral; tallo leñoso, ramoso, formando


una mata espesa y redonda de 0,º32; hojas dísticas análogas
á las de los lirios, y panículas corimbiformes de bonitas flores
azuladas todo el otoño. Multiplicacion fácil por medio de es
tacas de sus raíces, en tiesto y cama caliente, ó de mugrones y
semilla, cuando la tiene que es muy raro. Es planta delicada
que requiere tierra de brezo arenosa y fresca; y la estufa tem
plada en invierno.
WULFENIA.

La Wulfenia de Carintio (W. carintiaca), es una planta vi


vaz, de hojas radicales, persistentes, oblongas; en Junio flores
azules; requiere tierra de brezo turbosa y fresca; se emplea pa
ra adorno de las rocas á media sombra, y se multiplica de
renuevos por Setiembre en macetas para poderlos resguardar
del frio en invierno, y plantarlos á su sitio por Abril ó Mayo.

XARA.

(Cistus.)

Tournefort distribuyó las especies de este género en dos,


que llamó Cistus y Helianthemum.
Los cistus, palabra griega que significa caja, por la forma,
del fruto, son arbustos de hojas sin estípulas; cáliz con cinco
sépalos iguales, muy cultivados en los jardines de comarcas
templadas por ser muy propios para decorar las partes áridas
de los parques y jardines situados á las orillas del mar.
Los heliantemos tienen las hojas estrechas, ordinariamente
provistas de estípulas; flores con cinco sépalos, los dos exterio
res muy pequeños; son plantas indígenas, herbáceas y anuales
ó subleñosas y vivaces, en cuyo caso forman pequeñas matas
— 439 —

muy floríferas de 0,m20á 0, m30 de altura. Las flores en raci


mos, blancas, róseas ó amarillas, muy bonitas, pero tienen el
defecto de durar poco, por abrirse cuando reciben el sol y caer
se así que desaparece.
Los cistos vegetan bien al aire libre en todas las provincias
templadas de España; pero en las frias deben ponerse en sitios
abrigados y terreno seco, y cubrirlos con hojas secas durante
el invierno ó retirarlos á los invernáculos. Las principales es
pecies cultivadas son:
Cisto velloso. Arbusto de un metro ó más, ramos redondos,
algodonosos cuando tiernos; hojas ovales redondeadas, un poco
rizadas, vellosas, de un verde bronceado; flores grandes de un
hermoso encarnado. Florece todo el verano.
Cisto de creta. Pequeño arbusto que no llega á un metro;
ramas cortas, hojas pequeñas, vellosas como los peciolos, de un
verde pálido y ondulados; flores de un color rosa purpúreo, en
Veran O.

Cisto purpúreo. Arbusto de 1 á 2 metros, con muchas rami


ficaciones un poco vellosas y rojizas; hojas lanceoladas, estre
chas, onduladas, de un verde sombrío; flores grandes de un
hermoso encarnado, con una mancha purpúrea, á la base del
pétalo. -

Cisto blanquecino. Arbusto de un metro, ramos algodonosos,


blanquecinos; hojas ovales, sesiles, rizadas; flores purpurinas.
Cisto con hojas de laurel. El tallo tiene de 1 á 2 metros de
alto con flores grandes y blancas.
Cisto ladanífero. Hojas lanceoladas, largas, con más viscosi
dad; flores grandes, blancas, con una mancha de color violeta,
purpúreo en el centro. Hay una variedad de flor encarnada.
Los cistos se multiplican de estaca en el verano, ó de semi
lla, sembrada por Abril en cama templada.
Los heliantemos más cultivados son:
El heliantemo ó cisto en umbela, de 40 á 50 º de altura, con
ramificaciones viscosas cuando tiernas, y flores blancas de 2
centímetros, en racimo ó en umbela. El heliantemo de flores
grandes, tallos sub-leñosos con ramificaciones herbáceas; flores
amarillas de Mayo á Julio. El heliantemo pulverulento, planta
- 440 -

cubierta de vello ceniciento, con las flores blancas; y el helian


temo rosa, cuyo nombre indica el color de las flores. A estas tres
especies vivaces puede añadirse el heliantemo ó cisto de los Al
garves, de flores amarillas con una mancha oscura en la base de
los pétalos. Las flores se abren por la mañana y duran tan solo
algunas horas, sobre todo si el sol es ardiente.
Todos los heliantemos son rústicos y propios para los para
jes secos, pedregosos, ventilados y expuestos en medio del sol.
Multiplicacion de semilla sembrada en la primavera ó estío,
y de estaca ó acodo si se trata de especies vivaces. Estas plan
tas no soportan bien la trasplantacion.

XERANTEMo.

(Xeranthemum annuum.)

Esta planta indígena y anual, llamada tambien siempreviva


ó eterna, tiene el tallo muy ramoso desde la base, de 50 ó más
centímetros de altura; las hojas lanceoladas y las flores en capí
tulos solitarios; involucro con escamas de un blanco satinado.
Hay una variedad con las flores de un color de violeta pur
púreo.
Tierra ligera, arenosa y un poco fresca. Las flores se em
plean mucho en la confeccion de ramilletes. Se siembra en oto
ño ó en primavera y se trasplanta á su sitio con todo el cepe
Ilon de tierra.

XIMENESIA.

Planta originaria de Méjico, dedicada á un farmacéutico


español. El tallo es herbáceo, firme, de cerca de un metro de
altura, ramoso y velloso en las partes tiernas. Las hojas son
aovado-agudas, escotadas por la base, con dientes desiguales,
vellosas y blanquecinas por el envés; las flores nacen solitarias
en pedúnculos largos; son amarillas y duran mucho tiempo.
Florece desde Julio hasta Octubre y sirve de adorno en las pla
tabandas y los macizos de los grandes jardines pintorescos.
Tierra ligera; esposicion al Mediodia, se siembra en cama ca
— 441 -

liente ó de asiento, y se entresacan los piés para trasplantar


los cuando han adquirido el desarrollo suficiente.

YARo ó LIRIO DE ETIoPíA.

(Richardia africana.)

Planta acuática, de hojas radicales, con los peciolos de


0,m60 á 1 m de largo, de un color verde lustroso; vara de 80 º ó
más que termina con una grande y hermosa espata floral de un
blanco puro, que exhala un olor muy agradable. Variedad de
hojas manchadas de blanco.
La richardia, aunque sea planta acuática, puede crecer en
los sitios frescos, húmedos y no sumergidos; empleándose con
frecuencia para adorno de las grutas, rocas, orillas de los ar
royos, tanto en las partes expuestas al sol como en las cubier
tas y sombrías. Tambien se cultiva en tiestos grandes como las
demás plantas, con tal que se rieguen copiosamente, y sirven
para adornar las habitaciones, las jardineras, ó los pequeños
acuarios de salon. La plantacion de los rizomas que se desti
nan á este uso se hace en otoño. -

YEDRA comUN.
(Hedera heliar.)

Planta trepadora que se eleva á alturas considerables, em


pleada para vestir las paredes, las rocas, las ruinas, y algunas
veces el tronco y las ramas de un arbol aislado que se sacrifica
para este uso, por el buen efecto que hace la yedra enroscada
en él. Multiplicacion por semillas, y mejor aun por sierpes
arraigadas. Basta echar una rama en el suelo para que arroje
raices. Vive en toda clase de tierra, prefiere la de buena cali
dad y que conserve cierta frescura en toda estacion.
La yedra ha producido algunas variedades, muy diferentes
del tipo, que se han considerado como especies distintas. Las
principales son: la yedra de Irlanda (H. hybernica) notable por
— 442 — -

el grandor de su follaje, de un verde oscuro; la yedra del Cáu


caso (H. regmoriana,) hojas muy grandes, cordiformes y ménos
lobadas que en la forma comun; la yedra de Canarias (H. cana
riensis,) hojas casi cordiformes. A estas variedades se puede
añadir las yedras azotadas de amarillo ó blanco de bonito efec
to que se ingertan en la yedra comun. La yedra en árbol lla
mada, así porque no se encarama, sino que se eleva vertical
mente, se obtiene ingertando las ramas fructíferas que son
rectas, y pueden emplearse para formar verdaderos arbustos
no trepadores.
- YUCA.

Las yucas originarias de América, son plantas leñosas de


raices fibrosas, y tallos más ó ménos prolongados que terminan
por un ramillete de hojas coriáceas, muy largas, enteras y pun
tiagudas. Flores grandes, dispuestas en panículas ramosas que
salen del centro de las hojas.
La belleza de su porte, la forma y la disposicion del follaje,
y el desarrollo notable de la inflorescencia, las hace muy propias
para decorar las partes accidentadas ó pintorescas de los jardi
nes modernos. Las especies más comunmente empleadas para
este objeto son las Y. pendula, flexiles, Treculeana y sobre todo la
gloriosa y sus numerosas variedades.
Todas son de cultivo fácil con tal que la temperatura me
dia anual no sea inferior á 12 grados centesimales. En el cli
ma de Madrid conviene abrigarlas en invierno cubriéndolas de
paja ú hojas secas, especialmente si son jóvenes ó acaules;
prosperan en todos los suelos poco sustanciosos, y más bien
arenosos que calcáreos. Se multiplican de semilla ó por los re
nuevos con ó sin raices que se desarrollan con más ó ménos
abundancia segun las especies en puntos indeterminados de las
raíces. La separacion de estos renuevos puede hacerse en todas
las épocas del año, con tal de que se pongan al abrigo del frio
y del exceso de humedad que tanto les perjudica. Si se entier
ran horizontalmente los tallos viejos de las yucas, producen ex
pontáneamente hijuelos que se convierten en nuevas plantas
en las manos del jardinero.
- 443 —

ZAMIA.

Planta de la que se cultivan muchas variedades, de efecto


admirable por su hermosura. Temen estas plantas los frios, y
por eso las conservan en estufas templadas, con mucha clari
dad y secas. Tierra sustanciosa, ligera, poco riego.
ZAUscHNERIA DE CALIFORNIA.

Planta vivaz y elegante, formando matas espesas de 30 º;


flores inclinadas con gracia, de color escarlata subido; bastante
análogas por su estructura á las de las fucsias; teniendo como
ellas el caliz colorado con cuatro divisiones lineales y agudas.
Florece de Julio á Octubre y es muy propia para ser cultiva
da en macetas. Se reproduce por grana y esquejes, y en los
inviernos rigurosos y húmedos del clima de Madrid, es útil
abrigarla con una simple cubierta de hojas.

ZEFIRANTo.

(Zefiranthes rosea, amarillis carnea.)

El zefiranto, originario de la Habana, pertenece á la fami


lia de las amarilideas, de cuyas especies principales nos hemos
ocupado en la página 242 y siguientes. Cebolleta colorada, en
Agosto ó Setiembre tallo terminal de 15 á, 20 º de altura, ter
minando con una sola flor de un hermoso color de rosa. Cul
tivo en invernadero. - -

ZINIA ELEGANTE.

(Zinnia elegans.)

Planta originaria de Méjico; tallo de 0,60 á 1 m de alto,


hojas acorazonadas, ovales; en Julio y Noviembre, capítulos
grandes con rayos de color de rosa avioletados y con disco có
nico de púrpura oscuro. Variedad con flores color escarlata su
bido; otra con flores blancas. De algun tiempo se han introdu
cido en el cultivo muchas variedades de Zinias de flores dobles,
de color amarillo, anteado, encarnado, etc.
Como plantas secundarias se cultivan las Zinnia multiflora,
verticillata et pauciflora, de flores encarnadas las dos primeras,
y amarillas la tercera; la Z, mericana y la de Ghiesbrecht, de
hermosas flores de un amarillo anaranjado.
La zinias son plantas muy conocidas y apreciadas por su
elegancia y por su rusticidad poco comun en las plantas anua
les. Les conviene un suelo sustancioso, suelto y fresco. Si el
verano es seco conviene cubrir la tierra con paja para conser
var la frescura. Se siembra de asiento en la primavera, en los
países templados, y en camasó eras abrigadas para trasplantar
las cuando van á florecer, en los climas del Norte.
Las flores de las zinias son muy convenientes para la for
macion de ramilletes.

—»º-=ICEó=>=3=-
INDICE.

Pág.
Introduccion. . . . . . V y sueltos.-Id. para ter
CAPITULOI.—REsEÑA IIIstó reno umbroso.—Id. pa
ra suelos calcáreos. —
RICA DE LOS JARDINES EN TO
Trasplantacion. — Con
DAS LAS EDADES Y PAISES.
servacion . . . . . . 75
Jardines italianos. . . . l Accesorios del parterre. . 81
- franceses. . . . 10 Setos defensivos y orna
- chinescos. . . . 14 mentales. . . . . . . 84
- ingleses ó natu
ELECCION DE LAS PLANTAS QUE
rales. . . . . . . . 12
ENTRAN EN LA COMIPOSICION
Jardines españoles. . . . 26
DE UN PARTERRE.
Jardin Botánico... . . . 29
Sitios Reales. . . . . . 39 Plantas que florecen en in
Jardines y paseos de Aran vierno.—Id. id. en la pri
juez... . . . . . . . 44 mavera.—Id. id. en estío.
Sitio de San Ildefonso ó la —Id. id. en otoño. . . 85
Granja. . . . . . . 57 De los macizos. . . . . 90
Decoracion para la prima.
CAPIPULO II. — FLoRICUL Vera... . . . . . . . 100
TURA Y OTROS CULTIVOS DE
Plantas de gran efecto por
ADORNO AL AIRE LIBRE.
"las flores. . . . . . . 100
Parterres, macizos, parques, Plantas bulbosas... . . . 100
jardines, etc., etc... . . 65 — ánuas y bienales. 100
Del parterre.—Situacion. — perennes... . . . 101
-Terreno.—Forma y di Arbustos para macizos de
bujo.—Cordones de las flores. . . . . . . ... 101
calles y de los pasillos. . 68 Plantas de grande efecto
Praderas y céspedes.--Com por el follaje. . . . . 101
posicion y conservacion. Plantas de follaje adopta
—Preparacion.—Elecion das para los cordones. . 102
de la grana.—Composi DECoRACION ESTIVAL Y OToÑAL.
cion para suelos frescos.
-Id. para terrenos secos Plantas de flores ánuas y
446 ÍNDICE.
Pág. Pág.
perennes para parterres para la conservacion y
de grande efecto.—Estío multiplicacion de las
y otoño. . . . . . . 103 plantas. . . . . . . 185
Plantas de follaje colorado Estufa curvilínea doble ú -

para macizos ordinarios. holandesa. . . . . . 136


—Estío y otoño. - 104 Estufa rectilínea doble lla
Plantas de flores ánuas y mada igualmente holan
perennes para macizos or desa... . . . . . . . 136
dinarios.—Estío y otoño. 104. Estufa curvilínea sencilla. 137
Plantas propias para luga — rectilínea sencilla. 138
res sombríos. . . . 105 Colocacion de la estufa. 138.
Plantas propias para sitios Cubiertas para conservar el
áridos y rocas artificiales. 106 calor en la estufa duran
Plantas gramíneas propias te las noches de invierno. 139.
para disponerse aislada Cañizo ócelosía para defen
mente ó en macizos. . 107 derla del granizo y mode
Plantas acuáticas. -
107 rar los rayos demasiado
— enredaderas ánuas ardientes del sol.. 139
y perennes propias para Calefaccion de las estufas. 140
cubrir paredes, etc. 107 Invernáculos. . . . . . 143
Jardines pintorescos ó apai Estufa para la multiplica
sados: jardines públicos, cion.. . . . . 143.
parques, paseos y aveni De las cajoneras. . . . 144
das. . 107
-
De las cajoneras estables ó
Jardin prusiano.. - 118 fijas... . . . . . 145
De los jardines públicos. . 120 Campanas de vidrio. 148
De los squares. . . . . 121 Conservacion de las semi
Jardines particulares adap llas. . . . . . . . . 148
tados á las modestas for Conservacion de los bulbos,
tunas. - e - e -
123 rizomas, etc. 149
Jardines botánicos y medi
CAPÍTULO V.
cinales, y jardines para
experimentos y natura Estufas de salon. 151
lizacion. 124 - — para hele
CAPÍTULO III—Precerros chos. . . . . . . 152
GENERALES.
Campana de Munster. . 153.
Síntesis de las materias Jardinera. 153
contenidas en los capítu Acuario. . º 154
los anteriores. 131 — estufa. 154
CAPÍTULó Iv—De Las ºs. — de jardin.. 155
TUFAs ó INVERNÁCULos, CA — de salon.. . 156
JONERAS Y CAMPANAS.
— para aficionados.. 159
Calefaccion de las mismas — de doble globo.. 159
fNDICE. 447
Pág. Pág.
Acuario de observacion. 160
Modo de airear el acuario. 160 CAPITULO VII.
Acuario de agua dulce. 161 Del rosal. . . . 184
Plantas acuáticas apropia Especies y variedades del
das para los acuarios. 161 rosal. . . . . . 188
Acuario de agua de mar. 164, Rosales feroces. . 189
Fórmula para obtener el - involucrados. . 189
agua de mar artificial. 165 - canelas. . 191
- pimpinelas.. 192
CAPÍTULO VI. — de cien hojas. . 194,
— vellosos. . . 198
Multiplicacion de las plan - mohosos ó rubigi
tas florales y de adorno. 167 L1OSOS, . . . . . 199
De la siembra.. . . 167 Rosales cinorrodons ó per
De la primera siembra he runos. . . . . . . . 200
cha en Febrero y Marzo Rosales con estilos adhe
en cama caliente. . 168 ridos. . . . . 205
Primer trasplante. 169 Rosales de Banks. 209
Segundo trasplante en vi Rosal de hojas sencillas ó
vero ó en maceta. . . 170 de hojas de agracejo.. 210
De los costeros. 171 Multiplicacion y cultivo de
Cajoneras provisionales. 171 los rosales. - 210
Arriate contra la pared. 171 Cultivo del rosal. . 215
Segundo trasplante en ma - - en maCe
cetas. . . . . . 172 tas. . . . . . . . . 216
Efecto de los sucesivos Enfermedades é insectos
trasplantes. . . . . . 172 perjudiciales del rosal. . 217
Siembra en Abril y Mayo. 173
CAPITULO VIII.—IDESCRIP
- en Veran O. . 173
CION Y CULTIVO DE LAS PLAN
— otoñal.. . 175
Multiplicacion por estaca... 175 TAS QUE SE EMPLEAN EN LOS
JARDINEs, VENTANAS Y BAL
Propagacion por estaca en
CONES. . 219.
los meses de Febrero y
Marzo.. . . . . 176 Abelmosco. 249
Estaquillas en los meses de Abobra 219,
Abril y Mayo. 179 Abutilon.. 219
Estaquillas en estío.. 180 Acanto. 220
Estacas otoñales. . . 181 Acónito. . 221
Multiplicacion por medio Acoro.. 222
de las hojas. . . . . . 182 Acroclinio. . 222
Multiplicacion por raices y Actea.. 223.
rizomas. . . . . . 183 Adelfa. 223.
Multiplicacion por injerto. 183 Adianto. . 22
448 fNDICE.
Pág. Pág.
Adónide.. 225 Antirrino. 257
Adormidera. 226 Anturio. . . 259
Adornos. . . . 227 Afelandria.. 259
Agapanto. 227 Apocino. .
Agatea. 228 Aponogeton. 260
Agavo... . . . 228 Aquilegia.
Agerato. . 229 Arábida. . 261
Agrostide. 230 Aralia.. - 261
Aguileña. 230 Araña ó arañuela. 262
Aguja de pastor. . 368 Arauja. 263
Ajo Dorado.. 231 Arenaria.. 263
Alas de angel. 220 Argemona. . 263
Albahaca. 232 Argireya.. - -
264.
Alelí. . 232 Aristoloquia... . . , 264.
— de Mahonó del Papa 237 Armeria. . . . . . 266
Algodonero.. 237 Armuelles. . 280

Algodoncillo. 238 Arnebia. . 266


Alisma. 239 Aro ó Yaro. . . . . . . 266
Aliso. . . . 333 Aro de Etiopia. Véase Yaro
Almizclillo. . 239 Artemisa.. - - e º 267
Aloe. . 240 Arrebolera. . 267
Alonzoa. . 242 Asclepiade. .
Alstremeria . . 242 293 443 Asfodelo..
Althea rósea . . 390 Asperula.. 270
Alternanthera.. 242 Aspidio. . . . . . 270
Amacayo de Méjico.. 242 Aspidistra del Japon. . 271
Amaryllis. 242 293 Aster. . . . . . . 271
Amarantinas. . 245 Astilbe. . . . . 279
Amarantos. . 246 Atanasia... . . . . 279
Amiga de noche. . 248 Atriplex. . . . . . 280
Amor al uso. 248 Aubetria.. 333
Amores mil.. 249 Aurícola..
Amor mio. 249 Aurora. 280
Andrómeda.. 249 Azafran. .
Androsemo.. 250 Azalea. 280
Ancolia de jardin.. 260 Azucena.. - 284
Anémonas. . 250 — amarilla.. 293
Angelonia. . 254, — de Ceilan. 293
Anguloa.. e 255 — Guernesey. . 293
Anguria. . . . . 255 — de Lima. . 293
Anteojo ó antojo de poeta. 255 — de Méjico. 294
Antigonon. . 256 — de Santa Paula. 294
Antílide. . 257 — listada. 294
INDICE. 449

Pág. Pág.
Azucena maritima. . 294 Busingolcia.. 308
Azucenita amarilla. . 294, Buvardia. - 308
Balsamina. . 299 Cabellera de Vénus. 224.
Bambú. - 294 Cabellos de Vénus. . 262
Baptisia. . . . . . 295 Cabeza de ternera. . . 310
Barba de capuchino.. 262 Cabezuela. . 310
Barba de Júpiter.. 256 355 Cacalia. - - 310
Barbana de Méjico. . 295 Cacomite de Méjico. 310
Barkhausia.. e - a 295 Cactos. . . . . 311
Baston blanco, Baston real 270 Cagigala de Cuba. 314,
Baston de oro. 233 Caléndula. - - 341
Boton de oro. . 296 Camamila de Aragon. . 315
Becerra. . 296 Camará Juba del Brasil. 315
Begonia. . 496 Camelias. 316
• - es º

Belencanda.. 299 — de flores blancas


Belenes de Méjico. 299 ó cárneas, unicoloras. 319.
Bella de noche.. 300 Camelias de flores róseas ó
Bella Diana.. 300 encarnadas, unicoloras ó
Belladona de estío. 244 un poco pálidas en el cen
Bellis perennis. 392 tro. . . . . . . . . 319.
Bellorita.. - 301 Camelias de fondo blanco ó
— de Jarava. 301. blanco rosa, punteadas,
Bignonia.. 311 estriadas ó matizadas de
Boconia. . 302 rosa, de lila ó de encar
Bombitas. . . . . 302 nado. • 319 - º * -

Boquillas de Dragon. 303 Camelias de fondo rosa ó


Borlones. - - e - -
303 encarnado, punteadas,
Boton de oro, de plata, de matizadas ó bordadas de
Portugal, de Francia. 303 blanco ó de rosa claro. 320.
Boton de Inglaterra. 303 Campanilla blanca de Mé
Botoncillo de Cuba. . 303 jico. . . . 320
- de Europa. . 303 - blanca del Perú 320
Branca Ursina. 305 — de Chile. . . 320
Braquicoma. 305 - de Eguiluz ó de
Brassica. . e e º -
342 primavera. 320
Brionia del Uruguay. . 2.19 - de verano.. 321
Briza.. • º - - 305 - encarnada del
Browalia azul. . 306 Perú. . . . 321
Brionopside. 306 - de Portugal. . 321
Brugmansia. 307 Calliopsis. - - • 255
Brujitas.. 307 Callistephus. 271 275.
Brunela. . 307 Calistegia . . . . . . 322
Bulbocodio.. 308 Campánula. -
323
450 ÍNDICE..

Pág. Pág.
Canariera ó canarios. 325 Crepis. . . . . 295
Capuchina. . 325 Cresta de gallo. 246
Canna indica .. , 326 Crisantemo.. 343
Caña de cuentas; cañacorro. 326 Crinum. . 293

— de los Pampas. 330 Crocus. . . . . . 280


Capuchinas. 329 Cruces de Jerusalem ó de
Caracol real. 329 Malta. . 348 º

Cardios permum . 302 Cruz de San Jaime. . 243


Carraspique. • 329 Cuarentena. 349
Carrizo de Chile. . 330 Culantrillo . 224.
Cathcartia villosa . 227 Conde amor. 349
Cefaloto de la Nueva Ho Chamela.. 349
landa. . 332 Chamerops. . . . 400
Celestina. 333 Chinos de Méjico. 349
Celosía. 246 Cheirantus.. 232
Centáurea. . 303 Chirivita. . . . . . 232
Centrantus. . 355 Chuchumeca del Perú. . 232
Cereus. . . . . . . 312 Dalia. . 349
Cesped del Olimpo ó de Es Damasquina. 354
paña. - - . . 266 Datura. 239
Cestillo de oro. 239 333 Delphinun. . . . 342
Cestita de plata. . 261 334, Dengue de Chile. . 354
Cielo estrellado. 334 Dentelaria. . 380
Ciento en rama. 334. Dianthus. . . . . . 334
Cistos. º e 438 Disciplinas de Monja. 246 354
Clavel, clavelina. . . 334. Disparates de los jardines. 355
- de las Indias, clave Dominica. e e e 355
lon ó copete. . . . . 34l Don Juan de noche. . . 355
Clavel de muerto en Cata Don Diego de noche. 355
luña. - 341 Don Pedro de noche. 355
Clavel de poeta. 334 Doña Luisa en Chile. 355
Clavelon. 341 Dragoncillos. . . . . 355
Col rizada. 342 Echeveria. . 355
Cola de zorra. . º e 246 Echinocactus. . 312
• - en Chile. . 330 Echinopsis. . 312
Colleopsis. . e. e 255 Echium. 409
Conejitos de jardin. . 342 Eliotropo. 356
Convallaria. . . . e 387 Emilia. . . . . 310
Convolvulus. 321 Encomienda de Santiago. . 356
Copa de Júpiter. . . . 343 Epiphylum. . 344
Corona de Rey maritima. 344 Erizo. . . . . . . . . 356
— imnerial. . 344. Escarapela en Chile. . . . 356
— real. 343 Escobilla morisca. 356
fNDICE. 451

Pág. Pág.
Escabiosa. 356 Gynerium. . 330
Espadaña. . . . . . . 386 Guacamayo.. - 370
Espadilla, espadañuela.. 369 Guisante de olor.. 370
Espolin. . . . . . 357 Gunnera . - 371
Espuela de caballero. 357 Halicacabum. . 302
— de galan. . . 357 Hedysarum.. 408
Estapelias. 361 Heliantemo. . 438
Estaticia. . . 357 Helianthus.. . 343
Estrellas. . . 358 Helicryssum. . - 359
Eternas. . 359 Heliotropo.. 372
Euforbia. 360 Hemeroeallis. . . 293
Farolillos. 360 Hermosa del dia.. 373
Flor adonís. . . 360 - Hudonia.. 374
— del caliz. . 360 Hermosilla.. 374
— del cangrejo. 360 Hesperis.. - 382
— de la cera. - - 360 Hibiscus mutabilis. . 248
— del cristal y flor del cu Hibiscus roseus. . 391
chillo. 361 Hidrangea. . . . . 375
— del lagarto. 361 Higuera infernal, del Dia
— del lazo atigrada. . 161 blo.. - 4.15
— del lazo roja. 362 Higuerilla. . 374
— de lis. . - - 362 Hortensia. . 375
- de la maravilla. . . 362 Hoya. 360
— de muerto en Cata Iberis. 329
luña. . . 362 • - - Inmortal.. 375
— de muerto en Cuba. . 262 Iris. 384
— del pescado. . 362 Jacinto. . 376
— extraña. 362 Jacobea. . - 380
Flox. Jarrilla de jardin.
362 380
Francesillas.
363 Jarro de Filipinas. 380
Frittilaria. 344. Jazmin azul. 381
Fuchsias. 364 Jazmin. - 380
Funkia. . 367 Juliana eomun. 382
Geranio. . • º r -
368 - falsa. 382
— de olor ó geranio Junquillo. 395
1°OS3,, 369 Ketmia rosa. 391
Gilia. . Lantana.
369 , 315
Girasol. . 343 Lavatera arbórea. 391
Gladiolo.. 369 Leucoium. . . 320
Glicina. 436 Lila. . 382
Gomphrena. 245 Lílium. . 284
Gossypium. 237 Lino. . 384
Gotas de sangre. 225 Lirio. . . 384
452 fNDICE.
Pág.

Lirio de Etiopía. . . . 44.1 Mimosa púdica. 393


— marítimo ó de Iliria. 396 Mirabilis: - º 267
— del Nilo. . . . . 396 Mírame y no me toques
— de los Incas. . . . 396 del Perú, Mata vírgen
Lobelia. . . . . . . . 396 del Perú. 393
Lonicera . . . . . . . 389 Miramelindos. 394,
Lunaria. . . . . . . . 388 Mirla. . . . 394,
Lychnis. . . . . . 348 Moco de Pavo. 246.
Llagas de Cristo ó de San Morro de lobo.. 251
Francisco. . . . . . 388 Moriviva de Cuba. 394,
Llanten de agua. . . . 388 Mosqueta blanca y mos
Macetilla. . . . . . . 389 queta comun. 394
Madamas de Cuba. . . 389 Myosotis..
Macleya . . . . . . . 302 Narciso. . e 394
Madreselva... . . . . . 389 — de mar. .
Mahonesa. . . . — de otoño.
Malacara.. -
Nardo coronado.
Malcomia. 390 — oloroso ó de los jar 396
Malva de olor. . dines.. - - - •

Malva real arbórea. Nazarenos de Andalucía.


Malva rosa. . . . . . 392 Nelumbo. .
Manto real.. . . . . . 392 Nenufar. 397
Mamilliaria. . . . . . 312 Nerium. 223
Manzanilla morada.. Ninfea. . - - - 397
Maravilla del Brasil. Nepentes. . . . . . 397
Maravilla de Indias. Nicaraguas. . .
- de Jardin. Nigella. . . . . . . . 262
- de noche. . . . ) 392 No me de dejes, no me ol
— de Quito. . . vides. . .
Ojo de buey. 400
Margarita blanca. . . .
Margarita comun ó de los — de perdiz.. 225.
Opuntia. . . . . . . . 312
prados... . . . . . .
Margarita de la China. . . 275 Oraciones de Filipinas. .
Margarita de otoño. Oreja de oso. .
Marimoña. y 392 Pajarillas. .
Martagon. . . . . Pajaritos. .
Mastuerzo de Indias. Pajitos. . e

Matalobos. . . . . . 221 Palma Christi. 4.15


Matronal. . . . . . . 392 Palmito. • - 400
Melindres. . . . . . . 392 — de Chusan. . 401
Melocactus. . . . . . 312 Pancratium. . . 396
Mesembriantemo. . . . 36l Papaver. 226
Mimos. . . . . . . . 393 Pardanthus. 402
íNDICE. 453
Pág.
Pág.
Pasionaria.. Rosadelfa. . 416.
Passiflora. . 402 Rosa del Japon. . 416
Pelargonio.. Saltimbanco. 243
Pelicanos. 405 Sálvia.. 393
Pensamientos. 405 Saxifraga. 413
Peonia. 406 Sensitiva.. 393
Petunias.. 406 Siempreviva. 359
Phaseolus. 329 Silene.. 382
Philocactus.. 312 Solano. 418
Physianthus. 263 Solidago. .
Pilocereus. . . . 312 Statice. 357
Pinito de flor. . 408 Stipa. . 357
Pipirigallo. . 408 Syringa. . 382
Plumbago. 380 Tagetes. . 314
Plumero amarillo. Tifa. 4.19
- azul. . Tigridia. : 310
Podolepis. 409 Trachaelium.. 314,
Polemonio. . Tricosanto. . 4.19
Primavera. . . . 410 Tritoma. . 420
— de China. 4.12 Tropaeolum. . 325
Primula. . . 4,10 Tulipan. . 420
Pucheritos. . 413 Tusílago.. 425
Punceta. . - 413
Ugena.. 425
Quamoclit. . . . 322 Uhdea.. 425
Ramillete de Constantino. Urginea. . 426
pla. . 413 Usteria. . 426
Ramo de oro. . 233 Uvularia.. 426
Ramondía. . 425 Valeriana. 355
Ranúnculo.. 413 Valeriana griega . 426
Raquel. 413 Verbena. . . . 427
Rasca moño. 413 Verbesina. 303
Reina del bosque. 413 Victoria. . 429
— de las flores. . 413 Vinca... . . . . 430
— Margarita.. 413 Viola amarilla. . . 233
Reinita de Méjico. 413 — tricolor... . 405
Reseda ó resedan. 414 Violetá. . . . . - 431
Ricino. . 4.15 Wahlenbergia. .
Richardía. 44l Waitzias. e e e . 433
Rigidelas. 311 Watsonia. . . . 434
Rochea. . 374, Westringia . . .
Rosa, Rosal. 4.15 Whitlavia. . - 435
— albardera. . 416 Wigandía. . . . .. 435 s
— de amor. 416 Wistaria. . . . . 436
V.

454, íNDICE.

Pág. Pág.

Witlavia. . . ... 437 Yedra. . . 44l

Witsenia. . . 438 Yuca.. e 442

Wulfenia. . - . . 438 Zamia. 443

Xara. . .. . 438 Zauschneria. 443

X erantemo. . . 440 Zefiranto. . 443

Ximenesia.. .. - 440 Zinia. .


Yaro... . . 441
GRABADOS,
Figuras. Págs.
1.a Gran jardin al estilo oriental. . -
3
2.a Jardin de un mandarin en Pekin. . . . . . . . . 15
3.º Parque de Montigny ejecutado al gusto moderno por Mr.
Duvillers. . . . . . . . . . . . . . . . . 22
4.º Plano del jardin botánico de Madrid en su estado actual
levantado por D. Alfonso de Arreitio y Larrinaga. -
37
5. Macizo de grande efecto, compuesto de Wigandia, Pe
rilla y Phalaris. . . . . . . . . . . . . . . 96
6.º Macizo compuesto de plantas de follaje. . • e 98
7a Macizo ornamental compuesto con flores y follaje. 99
8.º Jardin prusiano.. 118
9.º Plaza de Santa Ana. 123
10. Cajonera fija. 146
ll. Idem. id. • «. 147
12. Estufa de salon.. - - 151
13. Idem id. para helechos. 152
14. Campana de Munster. 153
15." Acuario de salon. . - - - 156
l6. Maceta para las estaquillas. . 177
17. Idem id.. - - - 177
18. Estaquilla preparada. . 178
19. Rosa.. 184,
20. Anturio.. 258
21. Aster. • e
275
22. Azucena atigrada. 290
23. Begonia. 298
Cactos. . e a s º « - 312
24. Caña corro, caña de cuentas. 327
25. Carrizo de Chile. 331
26. Clavel flamenco. 336
27. Dalia. 350
28. Estaticia de siberia. 357
29. Euforbia. 360
30. Gunnera. 371
31. Heliotropo. - 372
33. Palmito de Chusan. 401
34. Podolepis. . - 409
35. Primavera de China. 412
36. Reseda. . 414.
. 37. Witavia. 437
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