La Intervención de Terceros en El Proceso Civil Peruano
La Intervención de Terceros en El Proceso Civil Peruano
La Intervención de Terceros en El Proceso Civil Peruano
RESUMEN
Es sabido que la sentencia produce efectos con relación a los que han sido partes
del proceso (principio de relatividad de la sentencia), aunque muchas veces
despliega sus efectos respecto de terceros a quienes, directa o indirectamente,
puede afectar. En estos casos se produce la intervención de esos terceros que
pueden ser afectados con la decisión a recaer en el proceso.
Este artículo examina las formas en que esos terceros pueden intervenir en el
proceso que puede llegar a afectarles.
ABSTRACT
It is known that the judgment produces effects in relation to those that have been
part of the process (principle of relativity of the sentence), although it often
deploys its effects with respect to third parties whom, directly or indirectly, it may
affect. In these cases, the intervention of those third parties that may be affected
by the decision to fall back on the process takes place.
This article examines the ways in which these third parties can intervene in the
process that may affect them.
INTRODUCCIÓN AL TEMA
A) Según Hugo Alsina “…el proceso sólo comprende a los que en él intervienen
como actor o demandado, y únicamente a ellos aprovecha o perjudica la
sentencia, pero las relaciones jurídicas son tan complejas que, con frecuencia la
litis afecta derechos de terceros, que se ven así vinculados a un proceso en el que
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no han intervenido y de cuya sentencia, puedan derivarles un perjuicio” (Tratado
Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial).
Esta frase resume mejor que ninguna otra la razón de ser de la intervención de
los terceros en el proceso civil.
B) Como señalé en un artículo que publiqué hace unos años bajo el epígrafe LA
TRASLACIÓN DE LA RELACIÓN JURÍDICA MATERIAL A LA RELACIÓN JURÍDICA
PROCESAL COMO ANTECEDENTE NECESARIO DE ESTA ÚLTIMA, la relación jurídica
material, cualquiera que sea su causa o naturaleza, es el antecedente necesario
de la relación que se va a llevar al proceso cuando surge un conflicto de intereses
con relevancia jurídica, o una incertidumbre jurídica que debe ser resuelta por el
Estado a través de su aparato jurisdiccional.
Lo cierto es que hay una serie de situaciones que, a lo largo del proceso, hacen
que la relación procesal se modifique, sea por la incorporación de nuevos sujetos
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procesales, sea por la exclusión de alguno de ellos; como hemos visto, durante el
desarrollo del mismo se suceden una gama de relaciones jurídicas que, por
producirse dentro del proceso, se denominan relaciones jurídicas procesales.
1.2 En otros casos -distintos a los del litisconsorcio pasivo necesario, donde el
tercero es incorporado por necesidades del proceso con el fin de formar una
relación jurídica procesal válida (ya que la decisión a recaer en éste va a afectar
de manera uniforme a todos los litisconsortes; art. 92 del CPC)- el tercero se
incorpora al proceso en curso de manera voluntaria, como vamos a ver
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enseguida, o se incorpora obligadamente al mismo, como consecuencia de la
denuncia civil que formulada el demandado contra dicho tercero para que sea
incorporado lo quiera o no, como ocurre en los casos de aseguramiento de
pretensión futura (art. 104 de CPC), o de llamamiento posesorio (art. 105), o de
llamamiento en caso de fraude o colusión (art. 106), distintos de los demás casos
de intervención voluntaria de los terceros en el proceso, como veremos.
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de terceros en principal y accesoria, subdividiéndose la primera en
intervención de tercerista o ad excludendum y en intervención
litisconsorcial.
Debo dejar constancia que la figura del litisconsorcio activo necesario no está
reconocida jurisprudencialmente, pues no se puede obligar a nadie a litigar como
actor en unión de otro u otros. El caso hipotético de litisconsorcio activo
necesario tendría su razón de ser, como ya señalé, en la propia naturaleza de la
relación jurídica material, o mejor dicho en la inescindibilidad de ésta, que
obligaría a la presencia conjunta de todos los interesados en el proceso. También
indiqué que nadie puede ser obligado a litigar contra su voluntad, por lo que es
posible que la disponibilidad del sujeto demandante sobre el objeto demandado
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no puede ejercerse en forma conjunta con otro sujeto, lo que ocasionaría un caso
de falta de legitimación activa para litigar (legitimatio ad causam), dando lugar a
una excepción de fondo que se denomina exceptio plurium litisconsortium que,
con respecto a la necesidad de intervención de varios sujetos no podría prosperar
si se propone respecto del lado activo, por aquello que nadie puede ser
compelido a participar como parte demandante en un proceso junto con otros,
ya que eso importaría el desconocimiento del derecho a la libertad del individuo,
que es una garantía de orden constitucional. Por eso la sociedad conyugal,
cuando actúa como demandante, puede ser representada indistintamente por
cualquiera de los dos cónyuges; los acreedores solidarios pueden ser
representados en el cobro del crédito común por cualquiera de ellos; cualquiera
de los copropietarios de la cosa común puede demandar el desalojo, la
reivindicación, etc.
2.2 La doctrina habla de litisconsorcio propio, que existe cuando es la ley la que
señala que dos o más personas deben demandar o ser demandados de manera
conjunta. En realidad, esto está ya en la relación material que se traslada a la
relación procesal: si no están todos los de la relación material no se puede crear
una relación jurídica procesal válida; de ahí la necesidad de la presencia de todos
en el proceso; esto dicho con las reservas que he indicado arriba para el caso del
litisconsorcio activo necesario.
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Como es sabido, la relación material preexiste siempre a la relación procesal, y su
falta hace que quien demande (legitimatio ad causam activa) o sea demandado
(legitimatio ad causam pasiva) no esté legitimado para actuar en el proceso por
falta de interés para obrar. La legitimación ad causam, como es sabido, es la
vinculación de un sujeto con un objeto litigioso determinado que le habilita para
demandar o ser demandado. A diferencia de este tipo de legitimación
substancial, la legitimación procesal o ad procesum no depende de la relación
material que se traslada al proceso, sino de la capacidad de comparecer al mismo
como demandante o como demandado.
3.1 Los casos de intervención voluntaria de los terceros son básicamente cuatro,
según nuestro Código Procesal Civil, y están recogidos en los artículos 97,98, 99
y 100 de dicho código, que contemplan, respectivamente, las distintas formas en
que el tercero puede intervenir de manera voluntaria en un proceso al que son
ajenos: 1°) el primero es el de la intervención coadyuvante (también llamada
“adhesiva”), para “quien tenga con una de las partes una relación jurídica
sustancial, a la que deban extenderse los efectos de la sentencia (…) pero que
pueda ser afectada desfavorablemente si dicha parte es vencida”; 2°) el segundo
es la intervención litisconsorcial voluntaria (art. 98), que es la que solicita “quien
se considere titular de una relación jurídica sustancial a la que presumiblemente
deban extenderse los efectos de una sentencia”; 3°) el tercero es el de
intervención excluyente principal, que es el caso de “quien pretenda, en todo o
en parte, ser declarado titular del derecho discutido” en el proceso en que pide
participar como tal, y 4°) el cuarto es el de intervención excluyente de propiedad
o de derecho preferente, dando lugar estas últimas a las tercerías de dominio y
de derecho preferente a las que ya nos hemos referido anteriormente.
3.2 Con la intervención del tercero se busca que una persona distinta del actor y
del demandado pueda participar en el proceso en el que estos son partes
originarias, ya sea interviniendo voluntariamente para ayudar a alguna de esas
dos partes en resguardo de un interés propio que quiere defender en ese proceso
que puede afectarle, o por mandamiento del juez ante el pedido de una de las
partes procesales. Existen dos formas para ello: la intervención coadyuvante,
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regulada en el art.97 del CPC, y la intervención litisconsorcial del art. 98 del citado
código; esta última es radicalmente distinta del litisconsorcio necesario, en que
la intervención se produce por necesidades del proceso, mientras que la
intervención litisconsorcial se produce a pedido de un tercero que se considere
legitimado para intervenir en el proceso en defensa de una de las partes para
evitar los efectos adversos que una sentencia adversa a sus intereses. El código
autoriza a que este tipo de intervención se produzca incluso durante el trámite
del proceso en segunda instancia.
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Costa Rica, donde recibe el nombre de intervención principal excluyente, ésta
solo se puede presentar en primera instancia, pero hasta antes de que se dé por
concluida la etapa probatoria; a mí me parece que esta solución es mejor que la
de nuestro código procesal, porque de esa manera toda la prueba aportada por
las partes es valorada conjuntamente, en tanto que en el sistema actual del art.
99 del CPC, si la intervención se produce luego de precluida la etapa probatoria,
el juez se verá obligado a apreciar nuevamente la prueba aportada por el
interviniente cuando 1) ya ha fijado el thema probandi, y 2) ya ha valorado la
prueba aportada por las parte originales del proceso; permitirle al tercero
intervenir en el proceso después de precluida la etapa de prueba va a significarle
al juez una tarea sumamente engorrosa (y que va a demorar ostensiblemente el
proceso), pues tendrá que comparar la valoración de la prueba ya, que dio lugar
a la preclusión de esa etapa, con la nueva prueba aportada por el interviniente,
dejando de lado el thema probandi, porque ahora tendrá que apreciar los nuevos
hechos traídos al proceso por el tercero, lo que significará una ampliación del
tema o una modificación del mismo.
.
4.2 En otros países que cuentan con códigos de procedimiento civiles de reciente
data no se ha considerado necesaria su regulación; así, en Argentina se ha
sostenido que el Código Procesal de la Nación no ha legislado sobre este tipo de
intervención porque sus autores han considerado inconveniente contemplarla,
ya que puede ser fuente de situaciones complejas e inconciliables con la mayor
celeridad que se persigue imprimir al proceso.
Según ese criterio, la mayor parte de los casos pueden solucionarse a través de la
acumulación de procesos, pero como todos sabemos, el proceso iniciado en
último lugar detiene el trámite del primer proceso, con lo que el argumento de la
celeridad queda aniquilado.
La denuncia civil puede, según nuestro Código, asumir hasta tres formas:
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5.1 Aseguramiento de pretensión futura (o llamamiento ad eventum), es la clase
o forma de llamamiento contemplada en el art. 104 del CPC, que señala que la
parte que considera tener derecho para exigir de un tercero una indemnización
por el daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado de un proceso, o derecho
a repetir contra dicho tercero lo que debiera pagar en ejecución de sentencia,
puede solicitar el emplazamiento del tercero con el objeto de que en el mismo
proceso se resuelva además la pretensión que tuviera contra él.
Se demanda a una empresa de Leasing para que pague una suma de dinero al
vendedor demandante del bien adquirido por la empresa (por ejemplo, un
cargador frontal Caterpillar), adquirido con el único fin de ser dado en
arrendamiento financiero a un cliente de esta última, argumentando el actor que
la demandada (la empresa de Leasing) no le ha pagado la totalidad del precio
acordado por la compra de dicho cargador frontal. En su defensa, la empresa de
Leasing presenta una carta, de fecha muy anterior a la interposición de la
demanda, en la que la vendedora declara que ha recibido directamente del
arrendatario financiero la suma de dinero que ahora le reclama a la demandada
(con lo que demuestra que ese faltante ya le había sido pagado al demandante);
la demandada denuncia civilmente al arrendatario financiero bajo la forma de
“aseguramiento de pretensión futura”, para que en caso de ser condenada al
pago de la suma que se le exige (y que ya fue pagada), sea este último quien
finalmente responda en la eventualidad de una sentencia estimatoria que
condene al pago a la empresa de Leasing.
En este caso en comentario resulta evidente que las razones para denunciar
civilmente al tercero son de economía procesal, pues de no proceder así la
empresa de Leasing demandada se vería obligada -en caso de ser condenada al
pago de la suma reclamada por el actor- a interponer una demanda contra el
arrendatario financiero para recuperar lo pagado al demandante como
consecuencia de la compra del bien hecha al vendedor por encargo de éste.
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Está contemplado en el art. 105 del CPC; este es un supuesto de hecho poco
frecuente, pero, sin duda, de cierta ocurrencia, pues de otra manera no hubiera
sido materia de un tratamiento especial en nuestro Código Procesal Civil, que lo
contempla en el citado artículo de la siguiente forma: “Quien teniendo un bien en
nombre de otro, es demandado como poseedor de él, debe expresarlo en la
contestación a la demanda, precisando el domicilio del poseedor, bajo
apercibimiento…”
Como es sabido, la posesión puede ejercerse directamente por una persona que
no está en contacto directo con la cosa (caso de posesión mediata) o por medio
de otra persona que sí está en contacto con la cosa (posesión inmediata).
La posesión mediata se caracteriza porque el derecho posesorio se ejercita
mediante interpósita persona, que viene a ser el poseedor inmediato, por
ejemplo: el nudo propietario es el poseedor mediato en el usufructo, mientras
que el usufructuario es el inmediato; lo mismo en el derecho de habitación; lo
mismo en el caso de arrendamiento, en que el inquilino es el poseedor inmediato
porque posee para el arrendador de la cosa alquilada, etc.
Por otra parte, el código habla del tenedor, que obviamente es un poseedor
inmediato pero que posee la cosa para otro, que es el mediato; ejemplos de ello
es el del locatario, que tiene contacto directo con la cosa pero que reconoce en
otra persona (el locador) la posesión mediata de la misma. El tenedor es un
representante de la posesión del poseedor mediato; la línea divisoria entre un
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poseedor inmediato que posee para sí y un tenedor que posee para otro, la da el
hecho que este último es también un poseedor inmediato, pero posee para otro
(el arrendador, en este caso). Como es lógico, el poseedor inmediato que posee
para sí puede adquirir la cosa poseída por usucapión.
Este es un supuesto contemplado en el art. 106 del CPC, en que el juez de la causa
presume que puede haber fraude o colusión entre las partes litigantes, en cuyo
caso hace un llamamiento a las personas que pueden resultar perjudicadas a fin
que hagan valer sus derechos, pudiendo, a tal fin, suspender el proceso hasta por
un plazo de 30 días hábiles. Nótese que el llamamiento lo hace el juez como deber
a su cargo, pero nada impide que un tercero se lo haga notar; lo cierto es que
quien decide o no llamar al tercero es solo el juez de la causa.
Este supuesto está ligado íntimamente al caso del art. 178 del CPC, que legisla
sobre la cosa juzgada fraudulenta, pero la diferencia, en este el caso del
llamamiento, es que el juez del proceso advierte durante el curso del mismo que
puede tratarse de un caso de fraude o colusión, en tanto que, en el caso de la
cosa juzgada fraudulenta, ese hecho ha pasado inadvertido para el juez, quien
incluso ha llegado a dictar sentencia, que es el supuesto del citado art. 178.
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cuando el adquirente es demandado por evicción por un tercero que pretende
un mejor derecho sobre la cosa; esto va ser visto con más detalle en el numeral
8.5 que trata sobre la sucesión procesal en las obligaciones de garantía, pero
también es un caso de llamamiento en garantía coactivo, pues el demandado está
en la obligación de citar al transferente para que comparezca al proceso.
El VII Pleno Casatorio ha dado reglas, entre otras, una según la cual prevalece la
propiedad no inscrita sobre el embargo inscrito; esto es, a mi juicio, un retroceso
jurisprudencial importante, pues va a tener por efecto que se multipliquen los
casos de compraventa de inmuebles (sobre todo), donde el contrato se quedará
en minuta y será ingresado a una notaría para obtener fecha cierta a través del
número de kárdex, propiciándose así la abundancia de casos de propiedad
clandestina, donde no se conocerá al propietario porque no ha inscrito su
derecho, y propiciando el engaño a los acreedores de parte de deudores
inescrupulosos que se valdrán de ese mecanismo para alzar una medida cautelar
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(generalmente un embargo, pero también puede ser una carga, como la
anotación de la demanda) inscrita sobre un bien que todavía aparece inscrito a
nombre del vendedor, quien hará que el comprador clandestino interponga una
demanda de tercería de propiedad para alzar dicho medida cautelar a causa de
ese errado criterio del Pleno Casatorio, que privilegia el derecho real sobre el
derecho de crédito en todos los casos.
Lo ideal era, en estos casos, que el juez analizara caso por caso, para evitar estas
situaciones de fraude que ahora se van a generalizar, al darle siempre preferencia
al propietario clandestino.
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Cuarto: Los créditos de origen tributario del Estado, incluidos los del
Seguro Social de Salud - ESSALUD, sean tributos, multas, intereses, moras,
costas y recargos; y
Como puede verse, siempre tendrán preferencia los créditos alimentarios y los
laborales sobre los demás, y en cuanto a los créditos asegurados con hipoteca,
prenda, etc. y embargo, la preferencia se decidirá en función a la fecha de
inscripción del gravamen.
7. LA EXTROMISIÓN.
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El siguiente caso que paso a exponer puede dar una idea más precisa sobre la
extromisión y cuándo puede darse este mecanismo procesal como forma para
salir del proceso por el tercero incorporado al mismo.
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mecanismos para salir de él, por citar, el desistimiento, entre otros” 1 y en
la jurisprudencia nacional se tiene señalado que “La figura procesal de la
extromisión, está reservada expresamente para los terceros legitimados y
no para las partes originarias de un proceso. La ratio legis de la norma está
en otorgar al juzgador la facultad expresa de integrar al proceso a un
tercero en cualquiera de las modalidades que previene la norma y en
separarlo cuando considera que el derecho o interés que lo legitimaba ha
desaparecido o haber comprobado su Inexistencia2.”
8. LA SUCESIÓN PROCESAL.
1
MARIANELLA LEDESMA NARVAEZ en “Comentarios al Código Procesal Civil”; Tercera edición; Lima; Perú; Gaceta
Jurídica Editores; 2011; Tomo I página 266.
2
(Exp. N° 333-98, Tercera Sala Civil, Ledesma Narvaez, Marlanella, Jurisprudencia Actual, Tomo 2, Gacela Juridica, p.
326).
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8.1 El primer supuesto considerado expresamente en la norma (disposición,
como quieren los exquisitos) es el fallecimiento de una persona que sea parte en
el proceso, que es reemplazado por su sucesor; esto va a ocasionar que el proceso
suspenda su tramitación hasta la comparecencia del sucesor, o del curador
procesal a falta de éste.
8.4 Cuando el plazo del derecho discutido vence durante el proceso y el sujeto
que adquiere o recupera el derecho, sucede en el proceso al que lo perdió.
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obligaciones de garantía en un proceso pendiente, como en el caso de la citación
de evicción, que permite que un tercero sea citado a un proceso en curso para
que asuma la obligación de defensa que debe prestar a la parte compradora y así
evite la evicción de la cosa comprada, esto es, la pérdida de la cosa total o
parcialmente por sentencia judicial. Si el tercero (el vendedor) comparece al
proceso, éste se sigue contra él, generándose de ese modo una sucesión procesal.
Art. 1498.-
Promovido juicio de evicción, queda el adquirente obligado a solicitar,
dentro del plazo para contestar la demanda, que ésta se notifique al
transferente que éste designe.
Art. 1499.-
Si el transferente sale a juicio ocupará el lugar del adquirente como
demandado hasta la conclusión del proceso. Cuando el adquirente lo
solicite puede coadyuvar en la defensa.
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