CLIMATOLOGIA
CLIMATOLOGIA
CLIMATOLOGIA
13 Climatología
a. Observar el medio
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b. Hacerse una pregunta
c. Formular una hipótesis y derivar de ella predicciones que puedan ser
demostradas.
d. Planear un experimento que pueda confirmar esa hipótesis.
e. Analizar los datos obtenidos de ese experimento. Si los datos coin-
ciden con las derivaciones de la hipótesis, se podrá decir que ésta
funciona y es válida en ese contexto.
f. A partir de esa hipótesis demostrada, elaborar una Teoría.
Cuando una ciudad, campo, ladera, etc., tiene un clima diferenciado del
resto del clima de su zona, decimos que es un topoclima. Además, lla-
mamos microclima al que se produce en un espacio reducido y determi-
nado, y que no se puede dividir a su vez en varios tipos menores de cli-
mas, como el que hay en una habitación, debajo de un árbol o en una de-
terminada esquina de una calle.
13.1.3 Climogramas.
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El tiempo, y el clima tienen lugar en la atmósfera del planeta. El estudio
de esta atmósfera que nos rodea es por tanto fundamental como base para
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estudiar la climatología. Las observaciones de temperatura, precipitacio-
nes, humedad y tipo de tiempo atmosférico se recogen en las estaciones
meteorológicas. Con estos datos se elaboran tablas cuyos resultados se
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representan en gráficos, llamados climogramas, que tratan de reflejar
como esas variables han cambiado a lo largo del año, o a lo largo de va-
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rios años. Ver por ejemplo los gráficos de temperaturas del capítulo 5 y
de lluvia del capítulo 8.
Los factores que influyen en este equilibrio no son sin embargo tan sim-
ples: además de la radiación solar, la propia vida en la Tierra también
genera su propio calor, y muchas otras fuerzas actúan sobre éstas masas
de aire, tierra y agua, que además interactúan entre sí y con los seres vi-
vos, creando un sistema muy complejo, que la climatología trata de en-
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tender y predecir. La climatología es por tanto una ciencia en la que los
resultados nunca serán estables y pueden y deben variar a lo largo del
tiempo. Los mapas climáticos establecidos hace 50 años no tienen por
qué seguir siendo idénticos a los que se elaboran en la actualidad.
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a. Latitud.
b. Altura.
c. Ubicación.
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La ubicación geográfica de la zona es también importante, entre estas, la
mas significativa es la proximidad o lejanía al mar. Las aguas del mar se
enfrían y calientan más lentamente que las masas de tierra, de forma que
el mar contribuyen a mantener estable la temperatura a su alrededor, con-
tribuyendo a que hayan menos oscilaciones. Además, dependiendo de los
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vientos y la geografía de la zona, el mar puede proporcionar humedad a
la zona que lo rodea.
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a. Temperatura.
b. Humedad.
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Otro parámetro para determinar un clima es la humedad. Depende, por
supuesto, de la abundancia y frecuencia de las lluvias, pero también de
los vientos existentes, su dirección, de las masas de aire en movimiento.
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c. Presión atmosférica.
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Aunque sus variaciones son imperceptibles en superficie, es una variables
fundamental. El aire de la atmósfera no es totalmente homogéneo, existen
las masas de aire, generadas por las distintas condiciones de humedad,
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temperatura y vientos. Cada masa de aire tendrá unas condiciones espe-
ciales (masas de aire frío, de aire caliente, con mayor o menor humedad).
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Dependiendo de la densidad de esas masas, ejercerán una presión distinta
sobre la atmósfera que las rodea, generando diferencias de presión.
d. Viento.
e. Precipitaciones.
Otro parámetro que se mide en las estaciones meteorológicas son las pre-
cipitaciones. Cada cuánto llueve, durante cuánto tiempo y con qué inten-
sidad son aspectos importantes. Que caigan mil litros de agua por metro
cuadrado cada año en una zona no quiere decir necesariamente que esta
sea húmeda, si esos mil litros caen durante unas semanas y el resto del
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año no cae ni una gota. La forma en que se distribuyen estas precipitacio-
nes a lo largo del año es también un parámetro fundamental.
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Estas masas de aire que ascienden, al llegar a la zona más alta y menos
densa de la atmósfera, se expanden, creando nuevos vientos. La dirección
de los vientos es siempre de las altas a las bajas presiones, por lo que se
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crean vientos en dos direcciones: hacia los polos y hacia latitudes más
bajas. Los que se dirigen hacia los polos ayudan al descenso de las masas
de aire polar, y al ser aire caliente, templan el aire frío de los polos. Los
vientos que se dirigen hacia latitudes bajas son los que se encontrarán con
las masas de aire de altura que provienen del ecuador, permitiendo el
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descenso de esas masas y favoreciendo que se formen los anticiclones
subtropicales. Además en altura, las grandes diferencias de temperatura
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junto con la fuerza de Coriolis, generan las corrientes en chorro un fuerte
viento de altura con componente del oeste. La trayectoria que sigue esta
corriente son las que determinan la dirección de los temporales, como los
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que arriban desde el Pacífico sur a la zona central de Chile.
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Podemos comprobar entonces, que existen una serie de zonas estables en
el planeta donde se forman altas y bajas presiones. Cuando una masa de
aire se enfría, desciende, haciendo que la presión atmosférica aumente.
Cuando una masa de aire se calienta, asciende en la atmósfera, haciendo
bajar las presiones en ella. Así quedan definidas las tres celdas de circu-
lación meridional del viento (figura 8.*) y la circulación y vientos en su-
perficie (figura 8.*)