Capacitacion y Facilitacion de Procesos Grupales 1 PDF
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Diagramación e ilustración
Emilio Junior Hidalgo Pirón
Impresión:
Nombre imprenta, cantidad de ejemplares
Este manual está dirigido a los profesionales del desarrollo que trabajan con la
gente en el terreno y que muchas veces, se adentran en este ámbito con pocas
herramientas: sus conocimientos universitarios generales, mucha buena voluntad
y quizá alguna formación académica en la teoría del desarrollo. Al enfrentarse al
trabajo real, se dan cuenta de que hace falta algo más para brindar un apoyo útil
los grupos de base.
En este manual, los autores queremos compartir una serie de métodos y técnicas
que facilitarán tu trabajo cotidiano y lo harán más valioso para la gente. Su
contenido está centrado en los dos ámbitos en que suele desarrollarse la labor de
campo del profesional del desarrollo: la capacitación y el acompañamiento y
facilitación de procesos grupales.
El capítulo 1 explica las estrategias que utilizamos los adultos para aprender, ya
que la metodología que se desarrolla en los siguientes capítulos está basada en
esta lógica, que por cierto, dista bastante del método educativo tradicional de
escuelas y universidades.
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La metodología, los métodos y las técnicas son niveles distintos que a menudo se
confunden entre sí. Por eso, empezaremos clarificando esos conceptos:
l Metodología: Refleja la
ideología que subyace en nuestro
concepto del desarrollo y que se
fundamenta en determinados
principios como justicia social,
equidad de género o sostenibilidad
ambiental. Nuestra visión política
se pone de manifiesto cuando
elegimos una serie de métodos y
técnicas que fortalecen esos
valores en la cotidianidad de
nuestro trabajo.
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Los principios y valores que sustentan nuestra visión del cambio social deben
estar presentes en todas y cada una de las actividades, procesos de trabajo y
estructuras organizativas. No es coherente que nuestra metodología hacia los
grupos de base vaya enfocada a garantizar la participación, pero que nuestra
organización sea totalmente vertical y no abra espacios para el aporte, la
reflexión y la crítica.
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Los principios de la
pedagogía de Paulo Freire
son las palabras articuladoras
del pensamiento crítico y la
pedagogía de la pregunta.
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El funcionamiento del cerebro es aun una gran incógnita, pero lo cierto es que
cada persona es un mundo a la hora de asimilar información. Aunque es difícil
explicar porqué, la práctica nos demuestra que hay distintas ESTRATEGIAS DE
APRENDIZAJE, en función de la manera personal de recibir, interiorizar, analizar
y comprender la información. Veamos cada una de ellas:
Q Formas de analizar diferencias: Hay gente que se fija sobre todo en las cosas
en común y otras prestan mas detalle a las diferencias y son buenos debatiendo.
En toda comparación existen diferencias y semejanzas a la vez, así que al
establecer una comparación, es bueno poner de relieve ambos aspectos.
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La forma de hablar:
Q Vocabulario: Es mejor no usar jerga especializada y llamar a las cosas por sus
nombres populares. El asunto es que te entiendan, no que queden fascinados
por tus conocimientos.
Q Gramática: Al hablar, es mejor hacerlo con frases cortas, reduciendo al mínimo
las oraciones subordinadas. A la mayoría de las personas les cuesta seguir el
sentido de una frase de más de 20 palabras.
Q Muletillas: La costumbre de repetir una palabra puede llegar a ser molesta, así
que es bueno hacer un esfuerzo por evitarlo. Sustituir la muletilla por una
pausa suele ayudar.
Q Escucha activa: Reconfirmar los mensajes para asegurarte de que el grupo
entiende las distintas contribuciones, haciendo resúmenes, preguntas que
clarifiquen o mediante visualización.
Q Mensajes desde el “yo”: Hablar desde nosotros es menos amenazador. Por
Ej.:”Estas hablando de muchas cosas y no se te entiende” genera respuestas
defensivas. Mejor “Perdona, pero me cuesta seguirte”.
Q Dirigirse a los participantes por su nombre: Es práctico usar pedacitos de
cartulina escritos con marcador, que se puedan leer de lejos.
Q El humor: No se trata de contar chistes o hacerse el gracioso, sino de crear un
ambiente distendido, intentando que el grupo ría y se relaje.
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La utilización de la voz:
Es la mejor herramienta de facilitación y hay que aprender a usarla
adecuadamente. Veamos como:
Q Volumen: Se debe hablar lo suficientemente alto para que todo el mundo oiga
sin esfuerzo. Hablar susurrando puede ser útil para captar la atención en un
momento dado, pero incluso una voz suave tiene que proyectarse hasta el final
de la sala.
Q Las pausas: Es bueno hacer las pausas necesarias entre oraciones. Son la
puntuación natural de lo que dices y la gente las aprecia. Permiten fijar las
ideas y mantener un ritmo sereno.
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El lenguaje corporal:
Q Postura: Una postura alineada y erguida comunica serenidad, pero no es
cuestión de estar tieso como un palo. La postura debe comunicar relajación y
control flexible de la situación, pero no rigidez.
Q Movilidad: Es muy aburrido ver a alguien quieto todo el tiempo. Moverse y
ocupar todo el espacio disponible, crea dinamismo. Hay quienes suplen la falta
de soltura al moverse generando un balanceo rítmico. Llevado al extremo
conseguirá que la gente entre en trance...
Q Ademanes: Subrayan la argumentación y ayudan a crear dinamismo, pero si
se gesticula todo el tiempo o en exceso, los ademanes pierden impacto, por lo
que es mejor no abusar.
Q La expresión facial: El facilitador debe estar seguro de su capacidad de
conducir al grupo y eso se refleja en su cara. Y una sonrisa de vez en cuando
no hace daño.... Estar serio todo el tiempo puede dar a entender que estas de
mal humor. Sonreír te distiende a ti y a los participantes.
Q Coherencia entre expresiones verbales y no verbales: Si hay discrepancia
entre las palabras y el lenguaje corporal, la gente presta más atención
a lo que ve hacer y tiende a ignorar lo que oye. Aunque digas que no
tenemos prisa, si hablas a la carrera, la gente entenderá que
vamos mal de tiempo. Muchas veces es más importante el tono
de voz que el contenido en sí.
Q Ubicación: Si siempre te colocas en el mismo lugar para cosas
distintas, la gente lo aprenderá sin darse cuenta y te seguirá
de forma relajada. Mezclarse con el
grupo para dinamizar un debate,
ponerse de pie para fijar conclusiones,
sentarse de manera informal para
contar una anécdota... Verás que si
mantienes una pauta fija de lenguaje
ubicación, cuando te sientas como corporal
siempre lo haces para entrar en una
parte distendida, la gente lo asocia,
deja el bolígrafo, se recuesta en la
silla y se relaja. Si siempre que vas a tono de
fijar conclusiones te pones a la voz palabras
izquierda de la pizarra, la gente se
incorpora y se prepara a tomar
notas.
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Contacto visual
l Evitar mirar al vacío: Aunque es más fácil orientar la vista al fondo de la
sala, esto hace sentirse ignorados a los participantes y te desconecta del
grupo.
l Mirar a todos los asistentes: Para eso es útil dividir mentalmente la sala
en 4-5 secciones y establecer contacto visual con personas de las
distintas secciones, una cada vez, durante unos 5 segundos.
l Evitar fijarse en unas personas más que en otras: Suele pasar cuando
se conoce a alguien del grupo, cuando hay personas de mayor autoridad
o cuando alguien te mira con cara de enorme interés y devolverle la
mirada te produce confianza y seguridad.
Serenidad
l Quien facilita debe transmitir una sensación de calma y control de la
situación. Cuando se perciben malentendidos, se debe favorecer el
intercambio de opiniones, ayudar en la interpretación de los mensajes, a
comprender posturas desde otro punto de vista y a aceptar que la
diversidad de opiniones no tiene porque suponer enfrentamientos.
l Nunca tomes partido en las discusiones ni respondas emocionalmente a
los ataques de un participante hostil. Tampoco permitas las agresiones
entre participantes. Debes mantenerte siempre calmado, ecuánime y
responder desde la profesionalidad.
l Mantén el sentido del humor y el ambiente distendido.
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l Autoritarismo: No confías
en las capacidades del grupo,
asumes las decisiones y coartas
la participación. No controlas la
metodología sino el propio
proceso. Eso te crea conflictos
con el grupo y no permite el
desarrollo de las personas y las
ideas.
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Antecedentes
l Antes de la sesión, es bueno informarse sobre el grupo: su formación,
trayectoria previa, relaciones de parentesco o profesionales, edad, sexo ... No
diseñaras igual un taller de sexualidad para mujeres de 40 años que para
chicos de 20.
l Si las personas ya se conocen entre sí, en general se facilita el trabajo. Si no,
es imprescindible reservar un tiempo para las presentaciones e incluso,
espacios informales para la compenetración personal.
l Cuando sea un taller de capacitación, es necesario averiguar la formación y
experiencia previa en el tema, de forma que el nivel sea interesante para los
que más saben, pero no demasiado complejo para los que vinieron sin saber
mucho.
Expectativas
l Tener en cuenta los deseos, motivaciones, necesidades y expectativas del
grupo es fundamental, para lo que tendrás que dedicar un tiempo a
averiguarlo al principio del taller, ajustar tu plan y luego seguirle la pista al
grupo durante todo el proceso.
l Alguien que asiste de manera obligatoria trae de antemano una actitud
negativa. Merece la pena no pasarlo por alto, pedirles que expliquen como se
sienten y si creen que a pesar de todo y ya que no tienen más remedio que
estar ahí, creen que pueden sacar algún partido del tiempo.
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Participantes difíciles
Generalmente los grupos tienen un gran potencial de integración y auto-
organización y el facilitador puede contar con la voluntad constructiva de los
participantes. Sin embargo, hay algunas personalidades típicas que pueden
afectar el ambiente. Si es ocasional se puede ignorar. Sí el comportamiento
molesto está empezando a afectar al grupo, un vistazo o gesto claro suele ser
suficiente. Si persiste, conocer las características de las personalidades difíciles,
evita que te pongas nervioso o reacciones equivocadamente. Estos son algunos
de esos personajes y las pistas para integrarlos sin conflictos.
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4 Facilitar el contacto
Las personas sólo pueden orientarse en un grupo cuando tienen la oportunidad
de conectar con los demás, por lo que es necesario hacer una presentación.
Incluso si se conocían de antes, una ronda rápida donde se revele algo de uno
mismo, ayuda a romper el hielo. El método y el tiempo necesario dependen de la
situación. En el capitulo 3 veremos varias técnicas de presentación. De momento
debe quedar claro que es más difícil trabajar con personas desconocidas que se
sienten desconectadas de los demás.
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Preguntas visuales: El facilitador podría iniciar cada fase del trabajo con una
pregunta escrita que fija la atención del grupo, como “¿Qué temas tenemos para
hoy?”. Las contestaciones también se anotan y así se van clarificando las
aportaciones sin que se pierdan ideas. Si se usan tarjetas, las respuestas
también se pueden ordenar y utilizar más adelante.
Buena pregunta
¿Por dónde María. ¿Qué creen
deberíamos abordar ustedes? ¿Por dónde
este asunto? deberían abordarlo?
IMPORTANTE:
La pregunta que se devuelve es la única forma en que el facilitador puede
mantener su posición neutral.
Cuando el facilitador empieza a contestar preguntas de contenido, comienza la
confusión de roles: cae en la trampa de actuar como un participante y así ya no
puede cumplir con sus tareas específicas de facilitación.
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u Disolver bloqueos
Se generan bloqueos con intervenciones como “Eso es imposible” o “Esto no
podemos asumirlo”, que nos llevan a un callejón sin salida, al fin del debate.
Preguntar directamente podría ayudar a disolver el bloqueo: “¿qué crees que
debería pasar para que funcione?”, “¿qué necesitamos para poder asumirlo?”.
u Clarificar comparaciones
Las comparaciones pretenden justificar por qué algo no va funcionar aquí y
ahora. Con manifestaciones como “Eso tampoco funcionó la última vez” o “Esto
funciona también en otros sitios” el locutor quiere justificar la verdad de sus
puntos de vista y no aceptar otros argumentos: “¿Qué cosa concreta no fue
posible la última vez?”, “¿Qué cosa concreta está funcionando y donde?”,
“¿Puedes explicarnos cómo lo hacen en ese lugar, en detalle?”.
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El “flash” visual
Se expone en un papelógrafo una
pregunta visualizada, pidiendo a los
participantes que tomen posición,
utilizando puntos pegantes o señales con
marcador.
El “flash” verbal
Es una ronda de intervenciones en la que
cada participante solo puede opinar una
vez y de forma muy breve, con una frase.
Se trata de saber que piensa cada uno,
evitando que los participantes empiecen
a discutir los comentarios de los demás.
u Fortalecer el contacto
Especialmente al inicio, los participantes necesitan integrarse en el grupo para
orientarse. El flash puede ser una manera para poner el grupo en comunicación
viendo lo que opinan o esperan los demás.
u Seguir el proceso
Generalmente, no se puede planificar una moderación en todos los detalles. El
facilitador siempre tiene que pensar el próximo paso paralelamente a la situación
actual. Hay situaciones en las cuales el mismo facilitador no sabe muy bien cómo
seguir y entonces, un flash ayuda a tener más claridad en cuanto al
procedimiento más conveniente.
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4 Apoyarse en la visualización
Ya hemos visto que de todos los canales sensoriales, la vista es el más
importante para los seres humanos. Ver reflejados los conceptos que se
presentan o analizan, ayuda a centrar la atención y los debates. Por eso, los
papelógrafos y tarjetas son una herramienta fundamental de facilitación, tanto
para presentar contenidos si se llevan preparados de antemano, como para
ayudar a la conducción de una sesión.
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l Escribir una sola idea en cada tarjeta, de forma que luego pueden organizarse
de forma independiente
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1. Introducción
2. Recolectar temas
3. Priorizar temas
4. Profundizar temas
5. Determinar acciones
6. Evaluar la sesión
Paso 1: Introducción
Se trata de inaugurar la reunión,
crear un ambiente positivo y ofrecer
algo de orientación para el trabajo
en conjunto. Básicamente en este
paso abordaremos:
El facilitador presenta la pregunta inicial y después anota los puntos que los
participantes mencionan, creando de esta forma un listado. Otra posibilidad es
que los participantes escriban sus temas en tarjetas y luego se organicen por
temas afines.
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Durante la presentación del trabajo de los grupos, es posible que algún tema
cree controversia, surjan temas colaterales o preguntas interesantes. Sin cortar
el debate pero evitando discusiones interminables, el facilitador puede anotar
esos temas para retomarlos mas tarde. Así es posible concretar y reformular
aspectos problemáticos y quizá facilitar su resolución posterior.
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Se puede hacer de forma visual y rápida, pidiendo a los participantes que peguen
un punto en una cuadricula similare a estas (aunque con grupos de base es
mejor hacerlo oralmente):
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Existen algunos comportamientos que son señales para el facilitador de que algo
anda mal: Un participante se retira del trabajo, se argumenta con mucho énfasis,
alguien pierde la paciencia con los demás o hay ataques personales. En
ocasiones se manifiestan dudas en cuanto al sentido de la reunión o el grupo
parece estar frustrado. Estas señales no pueden ignorarse y debemos saber
como abordarlas desde la facilitación. Vamos a analizar algunos ejemplos típicos
y las posibles formas de manejar estas situaciones:
u Malentendidos
u Frustraciones personales
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En una reunión se supone que estarán presentes las personas adecuadas para
trabajar la temática o tomar las decisiones necesarias. Si los responsables no
han acudido o si envían representantes sin legitimidad o autorización para opinar,
se debe verbalizar el problema al principio de la sesión. Continuar con el plan de
trabajo como si no se hubiera detectado el problema es la peor opción y solo
desembocará en la frustración de no llegar a las conclusiones necesarias. Lo
indicado es buscar con el grupo una solución que puede suponer un
replanteamiento de los objetivos, posponer ciertos temas o buscar algún
mecanismo de consulta rápida.
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u Conflictos culturales
Capacitación creativa