Sistemas Energeticos
Sistemas Energeticos
Sistemas Energeticos
MESA 6
Se tiene por objetivo presentar una radiografía del cambio tecnológico
experimentado por los sistemas energéticos empleados por la sociedad, desde la
Revolución Industrial hasta nuestros días. Así como identificar las posibilidades
tecnológicas que se dispondrán en relación a los sistemas energéticos en las
próximas décadas.
1. Antecedentes
Así, Alponte (2003) nos hace saber como hace un millón de años la producción de
energía, gravitaba sobre la potencia de los músculos. Se estima que sólo los
músculos generaban, entonces, aproximadamente 2,000 kilocalorías. Hace 9000
años, en el seno de una revolución que establecería el primer piso inteligente para
crear las condiciones de una sociedad sedentaria y no nómada (Mesopotamia, hoy
Irak) el producto de la energía humana se estimó entre 4,000 y 5,000 kilocalorías.
Quinientos años después de Cristo el ingenio humano hizo posible que el hombre
generara 12,000 kilocalorías por persona. Se alcanzaron las 26,000 kilocalorías hacia
el año 1400. En 1870, 150 años después del inicio de la Revolución Industrial la
producción humana se calculó en 70,000 kilocalorías per cápita y en los años
setenta-ochenta del siglo XX, en el seno de la Revolución Tecnológica, se ascendía,
a 230,000 kilocalorías.
Como lo señala García (1998), en una era caracterizada por enormes desigualdades
en la distribución de la riqueza y por una acelerada e intensiva industrialización,
basada en la irracional explotación de combustibles fósiles, el Hombre tecnológico-
cibernético de países altamente industrializados, para satisfacer todas sus
necesidades energéticas, consume en promedio más de un millón de Joules por
persona al día (aproximadamente 239,000 Kcal.). Esto significa que el consumo de
energía se ha incrementado exponencialmente hasta alcanzar valores 120 veces
mayores que los utilizados durante las primeras manifestaciones del Hombre en el
planeta.
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Gráfica 1. Consumo histórico de energía por día
300,000
250,000
239,000
200,000
kCal / persona
150,000
100,000
60,000
50,000
20,000
12,000
2,000 5,000
0
Hombre primitivo Cazador recolector Agricultor Agricultor Hombre industrial Hombre
sedentario avanzado tecnológico
cibernético
2. Bosquejo histórico
Desde el Hombre primitivo y hasta antes del Hombre industrial, las fuentes de
energía empleadas por las sociedades eran meramente fuente renovables como las
corrientes de agua para desplazarse en embarcaciones a cortas distancias, la
madera para cocción de alimentos principalmente, el viento utilizado en los molinos
de granos, y la fuerza de los animales para la siembra, el cultivo y el transporte.
Para la última mitad del siglo XVIII se comenzó con el uso masivo del carbón para
alimentar a la insipiente maquinaria que hizo posible la Revolución Industrial. El
carbón fue el energético por excelencia que se utilizaba en la Europa que recién
estrenaba las maquinas de vapor que permitieron un gran cambio a nivel social,
productivo y organizacional.
Sin embargo, para fines del siglo XIX se comienza a dar uso a un energético que
por sus características presenta mucho más ventajas que el carbón, puesto que es
más fácil de almacenar y transportar, el petróleo.
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El descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo permitió la
introducción de este energético en el mercado y rápidamente se hizo popular entre
la sociedad industrializada. Uno de los detonantes que propician el uso intensivo del
petróleo es sin duda la industria automotriz que permitió el desplazamiento de las
personas y las mercancías en menores tiempos.
Ramirez (2000) argumenta que a partir de 1882, año en que Tomás Alba Edison
pone en marcha el “Peral Street”, primer sistema eléctrico en el mundo, se han
desarrollado un sinfín de tecnologías y desarrollos científicos en los cuales la energía
eléctrica tiene un papel importante. Desde las bombillas incandescentes que
permitieron revolucionar todo un comportamiento y forma de hacer las cosas de una
sociedad, haciendo uso de la iluminación artificial y ganándole horas de actividad a
la oscuridad de la noche; pasando por los motores de corriente directa que
permitieron movilizar a una mayor velocidad las incipiente maquinarias de las
nacientes industrias; sin olvidarse de la capacidad de movilizar gente y mercancías
más rápidamente de lo que lo podía hacer la fuerza de los animales de tiro o el
propio ser humano; hasta llegar actualmente a permitirnos mandar y recibir
información y datos mediante una computadora; todo esto es posible gracias a la
evolución de la tecnología relacionada con la energía eléctrica.
Dada la demanda de energía eléctrica que existía ya hacia mediados del siglo XX
y con los conocimientos y bases científicas requeridas, fue posible poner en
operación el primer reactor nuclear de fisión que permitía producir energía eléctrica
a costos competitivos con las tecnologías convencionalmente empleadas.
Hacia 1965 se emplea el gas natural como un recurso alterno al petróleo debido
a que la producción de crudo en Estados Unidos estaba por tocar techo1, lo cual
obligó a dar un giro hacia el uso del gas natural. Sin embargo la adopción del gas
natural como una alternativa para remplazar al petróleo es únicamente una solución
temporal ya que los estudios indican que las reservas de gas natural no son lo
suficientemente grandes para prolongar su uso más allá de unas cuantas décadas.
Para el último cuarto del siglo XX se logró realizar una serie de avances y
desarrollos tecnológicos que permitieron implementar a la energía solar como una
alternativa tecnológicamente viable para la generación de energía eléctrica en
pequeña escala y para el calentamiento a partir de la energía del sol. Sin embargo,
este tipo de tecnologías aun se encuentra en desventaja económica comparada con
las tecnologías convencionales.
1
El término “tocar techo” se refiere al hecho de llegara a la explotación de la mitad de las reservas
recuperables estimadas de petróleo.
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Estrada y Álvarez (1998) pronosticaban que para el 2006 el hidrógeno llegaría a
ser de uso comercial. Cano (2003) nos indica que las propiedades del hidrógeno han
sido exploradas y empleadas desde hace muchos años, pero que la llegada del
petróleo hizo a un lado por varias razones que hoy lamentamos.
Desafortunadamente, el hidrógeno posee la desventaja de no existir en forma
natural, sino que tiene que ser separado de las fuentes que lo contienen (por
ejemplo del agua o del gas natural), procedimiento que requiere del uso de energía
primaria.
Gráfica 2. Fecha de Inicio del Uso Masivo de las Diversas Fuentes de Energía
1700 1750 1800 1850 1900 1950 2000
Carbón (1776)
Pertroleo (1884)
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3. Fuentes de energía y cambio tecnológico
Derry y Williams (1977) afirman que durante el siglo XVII aumentó la demanda de
carbón de leña por parte de las industrias de jabón, vidrio y cerveza, así como para
las metalúrgicas a tal grado que resultó alarmante la deforestación de los bosques
ingleses por lo que existió una constante presión a sustituir el carbón de leña por
coque (carbón mineral) siempre que ello fuese posible.
Sin embargo, la situación no era tan sencilla como aparenta ser. En primera
instancia, la obtención de coque es un proceso mucho más laborioso que la
obtención del carbón de leña, mientras que para este último basta con cortar
árboles y quemar parcialmente la leña, para el segundo se requiere un proceso de
extracción del subsuelo a profundidades cada vez mayores y ambientes altamente
tóxicos para los mineros.
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El problema de la atmósfera altamente explosiva no permitía la introducción de
velas para iluminar la mina ya que resultaba sumamente peligroso, por lo que los
mineros tenían que trabajar prácticamente a oscuras hasta que en las minas de
Cumberland y Tyneside se realizó un invento denominado el molino de hierro que
Ashton (1950) lo describe como una rueda dentada que se hacía girar contra un
pedernal produciendo una chispa que producía una iluminación primitiva pero muy
útil. Sin embargo esto no era garantía de librar los accidentes con este tipo de
atmósferas. A pesar de que esta inventiva no pudo ser trasladada a otro tipo de
industria, al propio sector del carbón desarrolló un logro importante al poder tener
iluminada la mina y eliminar la atmósfera tóxica, permitiendo tener un mayor
rendimiento en la producción de carbón.
Derry y Williams (1977) describen como en 1698 Thomas Savery retoma los
conocimientos básicos de termodinámica y realiza la maquina atmosférica de vapor
para el desagüe de las minas, esto marca la pauta para que posteriormente se
presenten grandes mejoras y adaptaciones en la máquina de Savery. Hacia 1708
Thomas Newcomen hace modificaciones al diseño de Savery dichas modificaciones
fueron bien vistas durante varias décadas, hasta que en 1763 James Watt hace
algunas adecuaciones significativas a la máquina de Newcomen que permiten
ahorrar hasta el 50% del vapor que utiliza dicha máquina.
En la industria del hierro, el vapor tuvo una gran importancia para el desarrollo
de diversas tareas en el proceso de producción. La máquina de vapor servía para
elevar el agua requerida para mover la rueda de los fuelles, martillos de agua y
laminadoras teniendo importantes efectos sobre la producción.
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Derry y Williams (1977) mencionan como la máquina rotatoria de Watt
revolucionó a la industria pesada ya que era capaz de levantar martillos de gran
peso a alturas necesarias (300 kilogramos de peso y 60 centímetros de altura) para
poder laminar el hierro. En 1783 se crea la primera máquina rotatoria de vapor que
impulsaba un martillo en la industria del hierro y a partir de aquí, la máquina de
vapor vino a sustituir la fuerza de los músculos de varios trabajadores a la vez
realizando las actividades pesadas en mucho menos tiempo y con mayor precisión.
Con el uso del hierro en lugar del cobre como elemento principal para fabricar
las calderas de las máquinas de vapor, se pudo hacer que el vapor generado dentro
de la caldera, se produjera a una presión mayor de la que normalmente se podía
obtener. Al elevar la presión del vapor generado a 3.5 kg/cm2 por encima de la
presión atmosférica, se pudo hacer un mejor uso de la energía y en conjunto con la
doble acción de la máquina de Watt, es posible coadyuvar a la movilización de
maquinaria más pesada.
La sociedad de fines del siglo XVII y principios del XVIII se enfrentó a un proceso
de transición tecnológica donde la coexistencia y dependencia de tecnologías para
el desarrollo de industrias específicas, condujo de manera fehaciente a un nuevo
régimen donde el paradigma tecno-económico dominante se basaba en el uso
intensivo del carbón.
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3.2. Del Carbón al Petróleo
Huacuz (2000) hace notar que para inicios del siglo XX la máquina de vapor fue
sustituida pro la máquina de combustión interna; mientras que el carbón mineral fue
desplazado por el petróleo y sus derivados, que actualmente constituyen el eje
central del suministro energético en el mundo.
Mohedano (2003) nos dice como al cabo de unos años de haberse inventado el
ferrocarril, algunas personas se percataron de las ventajas que podría proporcionar
la incorporación de una caldera de combustión a los vetustos coches de caballos.
Pero, claro, cargar con kilos de carbón sólo estaba al alcance de vehículos de gran
envergadura como es el caso de una locomotora, así que fue necesario recurrir al
petróleo para mover los vehículos utilitarios.
El empleo del petróleo como fuente de energía primaria se vuelve muy popular
debido a las convenientes características que presenta éste sobre su antecesor, el
carbón. El petróleo es más fácil de transportar y no genera residuos sólidos. En 1859
Edwin Drake perforó el primer pozo de petróleo en Pensilvania, quedándose ésta
como la fecha des “descubrimiento” del petróleo.
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La energía eléctrica permitió una mayor proliferación de las industrias,
mayores rendimientos al poder aprovechar más horas del día en las labores fabriles
gracias a la iluminación artificial, se generó una oleada de innovaciones radicales
(surgimiento de artefactos tales como la bombilla eléctrica) e incrementales (como
mejoras y adaptaciones en herramientas eléctricas utilizadas en la industria)
alrededor del uso de la energía eléctrica que hacía mucho más cómoda la vida, se
desarrolló la industria gracias al surgimiento de especies tecnológicas que
empleaban la energía eléctrica como fuente motriz y con ello se incrementa la
demanda de generadores de energía eléctrica que requerían de una fuente primaria
de energía para poder transformarla en la energía eléctrica que ahora demandaba la
sociedad industrializada y concentrada en grandes urbes.
4. A modo de conclusión
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Refiriéndonos al concepto de trayectoria tecnológica a partir de un cambio tecno-económico como lo
concibe Carlota Pérez quien hace notar que el cambio de paradigma tecno-económico es una
transformación del patrón tecnológico y organizativo, más aún, es un cambio de sentido común en lo
que respecta a las prácticas más eficientes tanto en la producción como en las demás actividades
sociales.
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La respuesta no es sencilla ya que actualmente existe todo un debate en cual
será la tecnología que cumpla con los requisitos antes mencionados. Por un lado se
cuenta con las tecnologías relacionadas con las Fuentes Renovables de Energía
(FRE) que son un conjunto de tecnologías probadas y técnicamente viables para
suplir al petróleo, pero aun con la desventaja económica.
Con todas las reservas que la prudencia nos impone, la percepción es que la
mayoría de las economías del mundo le apostarán a las tecnologías de las FRE ya que
presentan la ventaja de la generación distribuida (generar cerca del sitio de
consumo), la diversidad de fuentes disponibles y la sutentabilidad que tanto se ha
discutido en las últimas fechas.
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Bibliografía
Arnason, B. and Sigfusson, T.; “New perspectives for renewable energy in Iceland”;
Science Institute; University of Iceland Reykjavik, Iceland; p. 9.
Bauen, A.; Hart, D. and Chase, A.; “Fuel cells for distributed generation in
developing countries an analysis”; International journal of hydrogen energy; No. 28;
2003; p. 695-701.
Cano C, Ulises; “El hidrógeno como combustible”; Sociedad Mexicana del Hidrógeno;
2003.
Mohedano, J.; “Energía e historia: pocos recursos y muchos residuos”; Revista Red
Científica; Madrid, España; 2003.
Pérez, C.; “Las nuevas tecnologías: una visión de conjunto, El Sistema Internacional
y América Latina, La tercera revolución industrial, Impactos internacionales del
actual viraje tecnológico”; Grupo Editor Latinoamericano; 1986.
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