Narcisismo Primario Amor Primario
Narcisismo Primario Amor Primario
Narcisismo Primario Amor Primario
PSICOANÁLISIS
RESUMEN
1) Freud propuso tres teorías de la relación más primitiva del individuo con su
medio: relación objetal primaria, autoerotismo primario y narcisismo primario.
2) Intentó una síntesis de estas tres teorías en favor de la del narcisismo primario.
Se describió al autoerotismo como la satisfacción característica de la fase de
narcisismo primario, en tanto que todo otro tipo de relación objetal se consideró se-
cundaria. Esta construcción teórica tiene varias contradicciones inherentes; Freud no
reconoció ninguna de ellas. En años recientes, Hartmann, Kris y Loewenstein en
particular, destacaron estas contradicciones y propusieron una nueva terminología que,
si bien resuelve alguno de los antiguos problemas, parece crear otros nuevos.
4) Puesto que las observaciones clínicas no parecen poder darnos una base sana
para aceptar la teoría del narcisismo primario, la teoría analítica recurrió a la posibilidad
de antedatarla al período de la vida fetal. Un análisis detenido de los datos disponibles,
sugiere que la teoría del narcisismo primario, aunque compatible con estas
observaciones, no se deduce necesariamente de ellas. Se propone una teoría de amor
primario que parece concordar mejor con los hechos observados.
“Psich. Quart.”, Vol. XXIX, 1960, Nº 17, p. 6.
Presenté varias partes de esto ensayo en la sesión inaugural de la Sociedad Psicoanalítica de Pittsburgh y en las
Sociedades Psicoanalíticas de Londres, Montreal, Nueva York y Washington, en 1959-60.
Deseo hacer público mi agradecimiento por el Sr. James Strachey, quien me permitió hacer uso de sus inigualados
conocimientos sobre los escritos de Freud, cada vez que se presentó una duda.
Hartmann propone a continuación distinguir entre dos significados del Yo, ―el que
se refiere a las funciones y catexias del Yo como sistema (en contraste con las catexias
de otras partes de la personalidad), y el otro que se refiere a las catexias de la persona
misma en oposición con las de otras personas (objetos). Pero el término narcisismo fue
usado para abarcar las catexias libidinosas tanto del Yo como de uno mismo (self).
Este uso originó también esa frecuente formulación de que al comienzo de la vida toda
la libido está en el Yo, y una parte de ésta se envía luego para cargar el objeto. En este
Tras haber revisado los hechos clínicos que usara Freud por apoyar la introducción
al concepto, narcisismo, nos quedamos frente a la conclusión de que salvo dos, todos
los restantes eran casos definidos de narcisismo secundario. Encontramos sólo dos
fenómenos que no podían explicarse puramente con la base del narcisismo secundario:
los estadios regresivos en la esquizofrenia y el sueño profundo y sin imágenes. Sin
embargo, aun en estas circunstancias sucedía que el punto de fijación hacia el que
tendía la regresión no era necesariamente el narcisismo primario, sino una forma muy
primitiva de relación en la que era intensamente cargado un medio probablemente
indiferenciado.
No debemos olvidar, sin embargo, que Freud, el clínico, predijo correctamente esta
dificultad estableciendo en 1914 que el narcisismo primario de los niños que nosotros
hemos supuesto y que forma uno de los postulados de nuestras teorías de la libido, es
más difícil de asir por observación directa que de confirmar por inferencias de otros
Cree —y muchos analistas concuerdan con ella— que afirmaciones de este tipo
son extrapolaciones justificables de diversas observaciones clínicas y biológicas,
aunque estaría indudablemente de acuerdo con que sólo tenemos impresiones e ideas
vagas, pero no hechos sólidos acerca de la distribución de la libido en la vida
intrauterina, en ―el componente libidinoso del crecimiento‖ o en ―el narcisismo carente
de contenido psíquico‖. Sé que es bastante injusto para un autor que se usen frases
aisladas y fuera de un contexto, pero agrego que usar frases de este tipo sin establecer
inequívocamente que no pretenden describir descubrimientos clínicos sino que son
meras especulaciones, es injusto para el lector.
En su libro, Greenacre nos da una excelente descripción de las fantasías que usa
la gente para expresar sus sentimientos acerca, o posiblemente ―recuerdos‖, del
nacimiento, que puede sentirse como, por ejemplo, ―un puente entre un modo de exis-
tencia y otro. … un quiasma… un hiato… una especie de apagón muy parecido a la
muerte‖, etc.
Greenacre concluye que las experiencias del nacimiento comprenden
posiblemente todas estas fantasías como factores sobre-determinantes, pero tal vez su
característica fundamental es el cambio precipitado, pero logrado de un modo de vida a
otra. Escribe: ―Puedo sólo pensar que las perturbaciones de la tosca economía de la
libido narcisista fetal que ocurre en el nacimiento, es simplemente esto: cierta transición
de la más completa dependencia en la vida intrauterina a los mismos comienzos de la
individualidad, al menos a la casi dependencia fuera del cuerpo materno en vez de la
completa dependencia adentro‖.
Repite lo dicho por Freud, de que las experiencias durante el nacimiento parecen
organizar un modelo de ansiedad del individuo, y agrega: ―En tanto el establecimiento
de modelos de ansiedad sea una protección contra el peligro, la organización de
La suposición del narcisismo primario, aunque nos ofrece una teoría límpida, prolija
y lógica, nos llevó a contradicciones e incertidumbres insolubles. En nuestras
consideraciones teóricas, podemos señalar como fuente de la libido al Ello, pero resultó
imposible ubicar topográficamente tanto ―el gran depósito de la libido‖ como el punto de
anclaje del narcisismo primario. Las diversas descripciones de Freud son
inconsistentes y contradictorias, y las nuevas proposiciones de Hartmann, Kris y Loe-
wenstein, y las de James Strachey, en tanto resuelven algunos problemas crean otros
nuevos. La otra contradicción insoluble es la ubicación en el tiempo; la relación objetal
primaria, el autoerotismo primario, el narcisismo primario, todos por turno fueron
descritos en forma igualmente categórica (Freud fue el primero), como la forma más
primitiva de la relación del individuo con su medio.
Ante este rompecabezas, la teoría analítica recurrió a ubicar las funciones
primarias más lejos en el tiempo. En tanto que Freud hablaba del narcisismo primario
en los niños, la teoría moderna encontró que era necesario atribuir el narcisismo pri-
mario al feto. Yo intenté demostrar que lo que se obtiene con este intento es una ―teoría
de la valija‖; se saca de ella sólo lo que se ha puesto.
En todos los cuarenta y cinco años que pasaron desde que se introdujera el
narcisismo, no se han descrito observaciones clínicas que prueben la existencia o
aceptabilidad del narcisismo primario, lo que es un hecho histórico sumamente
sugestivo. En tanto la literatura acerca del narcisismo primario es escasa y difícilmente
va más allá de repetir los diversos planteos y sugerencias que hiciera Freud, la
literatura acerca del narcisismo secundario es muy rica y se basa en excelentes
observaciones clínicas.
Vale la pena recordar que nuestra relación con el aire que nos rodea, tiene
exactamente el mismo molde. Este elemento ambiental debe estar allí, y en tanto
alcanza para satisfacer nuestras necesidades, descontamos su existencia y no la
consideramos como un objeto separado de nosotros. Si por ejemplo, en la vida adulta
la provisión de aire se interrumpe, el medio aparentemente no cargado adquiere una
tremenda importancia y su catexia verdadera latente, se hace evidente.
Durante los últimos diez años descubrí un segundo tipo de relación primitiva con
los objetos o, tal vez más correctamente, con el medio. Propuse para ésta el término
―filobatismo‖. Aquí los objetos se consideran como indiferentes, o como obstáculos
engañosos e indignos de confianza que más vale evitar. Para poder hacerlo, el
individuo debe desarrollar algunas habilidades personales (del yo) para poder retener,
o recuperar, la libertad de movimiento y la armonía en los espacios sin objetos, como
las montañas, los desiertos, el mar, el aire, que pertenecen todos a la clase de los
objetos potencialmente primarios, pero pan passu sus relaciones objetales pueden
frustrarse.
Si esta teoría es correcta, debemos esperar encontrarnos con los siguientes tres
tipos de relación objetal —el tipo más primitivo de ―mezcla‖ interpenetrante armoniosa,
el aferramiento ―ocnofílico‖ de los objetos y la preferencia ―filobática‖ por espacios sin
objetos— en todo tratamiento analítico esto significa lograr una regresión más allá de
cierto punto. De hecho, yo alcancé mi teoría por el camino inverso, observando en mi
práctica analítica estos tres tipos de relaciones para conmigo y con el medio en
general, luego construyendo mi teoría a partir de las observaciones.
En mi opinión, tojo narcisismo es secundario con respecto a la más primitiva de
estas relaciones, la de la ―mezcla‖ interpenetrante armoniosa, y su causa inmediata es
siempre una perturbación entre el individuo y su medio; esto conduce a la frustración,
cuya consecuencia es que el individuo llega a diferenciar lo que hasta entonces fuera
una fusión armoniosa del self y del medio y retira de éste parte de su catexis,
volcándola en su yo en desarrollo.
NOTAS
2. Ver el análisis de Slireber, más abajo Leonardo da Vinci (1910) , Ed. Stand., XI,
p. 106; y Toten y Tabu (1913). Ed. Stand., XIII, pág. 88-90.
3. JONES, Ernest. ―La vida y obra de Sigmund Freud‘‘, Vol. II, Nueva
York: Basic Books Inc., 1955, p. 304.
12. FERENCZI, Sandor.— Thalassa. Uno teoría de la genitalidad. Nueva York: ―Psic.
Quart.‖, Inc., 1938, p. 73.
13. KANZE7R, Mark,— La Función Comunicativa del Sueño.‖Int. .J. Psa.‖, XXXVI,
1955, pág. 261-265.
18. SPITZ, René A.— Depresión Anaclítica. En: ―El Estudio Psicoanalítico
del Niño‖. Vol. II. Nueva York: International University Press, Inc. 1946.
19. RANK, Otto— ―Die don Juan – Gestalt‖ Viena: Int. Psa. Verlag. 1924.
20. DEUTSCH, Helene.— Don Quijote y Don Quijotismo. ―Psic. Quart.‖, VI. 1937,
pág. 215-222.
26. BALINT, Michael.— Acerca del Amor Genital. ―Int. J. Psa.‖, XXIX, 1948.
Reimpreso en ―Amor Primario‖. Londres: Hogarth Press, Nueva York: Liveright
publishing Co.. 1952.