El Golpeador Como Padre. Lundy Bancroft
El Golpeador Como Padre. Lundy Bancroft
El Golpeador Como Padre. Lundy Bancroft
Copyright 2002
Bancroft, L. (Invierno 2002). The batterer as a parent. Synergy, 6(1), 6-8. (Newsletter of
the National Council of Juvenile and Family Court Judges)
Este artículo examina las características de los hombres que golpean e identifica las
formas en que estas características influyen sobre su habilidad para paternar
apropiadamente. Además, el artículo abordará las implicaciones que tiene dicho
paternaje para las decisiones sobre custodia y protección infantil.
La mayor parte de las características que son típicas de los hombres golpeadores tienen
ramificaciones potenciales para los niños/hijos en el hogar. Por lo común, los
golpeadores tienden a una crianza autoritaria, negligente, y verbalmente abusiva. Los
efectos de estas y otras debilidades de paternaje pueden verse intensificadas por la
experiencia traumática previa de estos niños de presenciar la violencia. Consideremos la
siguiente selección de ejemplos de características de los hombres que golpean:
Sentirse con derecho a: Un hombre que golpea se considera con derecho a un estatus
especial dentro de la familia, con el derecho a usar la violencia cuando lo estima
necesario. Esta perspectiva de sentir que tiene derecho a, puede conducirlo a
comportarse en forma egoísta y centrada en sí mismo. Por ejemplo, puede tener un
acceso de ira o de violencia cuando siente que su pareja le presta más atención a los
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Traducción: Susana Tesone
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niños que a él. En ese clima, es difícil para los niños satisfacer sus necesidades y se
tornan vulnerables a la reversión de los roles, cuando se les hace sentir responsables de
tener que cuidar al padre golpeador.
Otras características que pueden tener un impacto importante en los niños incluyen
manipulación, negación y minimización del abuso, golpes en relaciones múltiples, y
resistencia al cambio.
Las características discutidas influyen el paternaje de los hombres que golpean y tienen
un impacto negativo en los niños por:
Crear modelos de rol que perpetúan la violencia: Los niños varones expuestos a
violencia doméstica exhiben índices dramáticamente elevados de violencia con sus
propias parejas como adolescentes o adultos. La investigación sugiere que esta conexión
tiene más que ver con el resultado de los valores y actitudes que los varones aprenden
por presenciar la conducta violenta, que del trauma emocional de ser expuestos a tal
abuso. Las hijas de las mujeres golpeadas muestran una creciente dificultad de escapar
al abuso de una pareja en sus relaciones adultas. Se ha observado que tanto los niños
como las niñas aceptan varios aspectos del sistema de creencias del goleador,
incluyendo la visión de que las víctimas de violencia son culpables, que las mujeres
exageran histéricamente cuando denuncian abuso, y que los varones son superiores a las
mujeres.
Tomar represalias contra la madre por sus esfuerzos para proteger a los hijos: Una
madre puede ser golpeada o intimidada por sus intentos de impedir que el golpeador
maltrate a los niños, o ver que él los lastima más seriamente para castigarla por haberlos
defendido. Por lo tanto, puede ser forzada con el tiempo a dejar de intervenir en defensa
de sus hijos. Esta dinámica puede llevar a los hijos a percibirla como despreocupada por
el maltrato del golpeador hacia ellos, y puede contribuir a ser etiquetada por los
servicios de protección infantil como “incapaz de proteger”.
Usar a los hijos como armas: Muchos hombres golpeadores usan a los hijos como un
medio para herir o controlar a la madre a través de tácticas, como destruir las
pertenencias de los niños para castigar a la madre, pedirles que monitoreen e informen
sobre las actividades de su madre, o amenazar con secuestrarlos o pedir su custodia si la
madre intenta poner fin a la relación. Estas conductas de paternaje ponen a los niños en
el medio del patrón de conducta del abusador. Después de la separación, muchos
golpeadores utilizan las visitas no supervisadas como una oportunidad para abusar más
de la madre a través de los hijos.
Anticipar relaciones padre-hijo seguras: Excepto en los casos en que los niños estén
aterrorizados ante el padre golpeador o hayan sido directamente abusados por él, los
hijos tienden a desear algún grado de contacto con sus padres. Ese contacto puede ser
beneficioso siempre que se provean medidas de seguridad para la madre y los hijos y no
se le dé al abusador la oportunidad de producir retrocesos en la recuperación emocional
de los niños. Estos objetivos pueden anticiparse a través de arreglos de custodia que
tomen muy en cuenta la violencia en el hogar causada por el padre golpeador y a través
de las visitas supervisadas profesionalmente, llevadas a cabo idealmente en un centro de
visitas. Cuando se llega a la conclusión de que las visitas no supervisadas son seguras,
la utilización de visitas relativamente cortas que no incluyan pasar la noche puede
reducir la posibilidad de que el golpeador dañe la relación madre-hijo, limite su
influencia negativa sobre la conducta y el sistema de valores de los niños, y asegure que
éstos se sientan a salvo y seguros –al tiempo que se les permite continuar sintiendo una
conexión con su padre.