Marshall

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ALFRED MARSHALL

EL PRECIO Y EL ANÁLISIS DE LOS COSTES

conceder un papel relevante a la oferta y dejó en un plano subordinado a la utilidad, La

utilidad determina la cantidad que ha de ser ofrecida, la cantidad que ha de ser ofrecida

determina el costo de producción, el costo de producción determina el valor, porque

determina el precio de oferta que se requiere para que los productores sigan produciendo

Concepto de elasticidad:

la elasticidad de la demanda explicara el grado de respuesta de la cantidad demandada ante

una variación infinitesimal del precio

Excedente del consumidor

En los mercados el intercambio sólo es posible si resulta ventajoso para ambas partes. El

excedente de satisfacción o excedente del consumidor, es la diferencia de valor entre lo que

estaría dispuesto a pagar el consumidor por una mercancía antes de quedarse sin ella y el

valor realmente pagado.

LA EMPRESA REPRESENTATIVA

Al igual que los clásicos, pretendió estudiar un mundo económico de competencia perfecta.

La existencia de grandes corporaciones en régimen de monopolio u oligopolio eran cada

vez más frecuentes, a pesar de esta realidad económica, Marshall insistió en el equilibrio

competitivo introduciendo en el análisis el concepto abstracto de la empresa representativa,

o prototipo de las diversas empresas reales de un sector, que iba transformándose y


evolucionando en el tiempo como si se tratase de un proceso biológico de adaptación al

medio (Blaug, 1978, pp. 487 a 489).

Aunque Marshall (1920, p. 265) se refiere a una especie de “empresa media”, no se trata

realmente de una empresa promedio, sino de una empresa que representa a la industria y

que se desenvuelve en las condiciones de economías internas y externas que afectan a su

sector industrial.

¿Qué papel juega el empresario?

Marshall lo ve como un buscador de información dentro y fuera de la empresa, no es un

elemento pasivo, esperando que la dinámica del mercado ajuste los puntos óptimos de

equilibrio. Se esfuerza por separar conceptualmente las tareas propiamente empresariales

de las del tipo gerencial, la función del empresario se mueve por incentivos económicos,

pero son solo una señal de su éxito y medio a través de los cuales se puede alcanzar otros

fines

DISTRIBUCION DE LA RENTA SOCIAL

El valor de la venta de todos los bienes finales producidos en un año formaba una masa o

“renta social” (ibídem, pp. 68 a 69) que también llamó “dividendo nacional” (ib, pp. 68,

421 y 430). Éste se repartía entre todos los factores partícipes en la producción (tierra,

trabajo y capital) en pago por la prestación de servicios productivos, además de estos añade

un cuarto factor: la organización empresarial.

Correspondía a cada uno de ellos el pago de una retribución: renta de la tierra, salario,

interés y beneficio empresarial (ibídem, p. 441). Distribuida en función de la necesidad que


se tuviera en la producción de los servicios que ellos prestan, pero según la necesidad

marginal que de ellos se tiene y no de su necesidad total.

para Marshall la teoría de la productividad marginal no constituía una teoría de la

distribución porque no explicaba las participaciones relativas de los factores de la

producción en el “dividendo nacional”. La teoría de la productividad marginal sólo era una

teoría de los precios de los factores en el corto plazo (Blaug, 1978, p. 532). Pero además era

una teoría incompleta puesto que con ella únicamente se contemplaba la demanda del

factor, mas no la oferta (Marshall, 1920, pp. 426 y 427).

Consideremos que la oferta del factor a corto o muy corto plazo es fija, en cuyo caso el

precio se determinará fundamentalmente por la demanda y, en este supuesto, es la

productividad marginal la que tiene más influencia; pero si la oferta del factor es

absolutamente variable (o infinitamente elástica), lo cual puede ocurrir en el largo o muy

largo plazo), entonces la productividad marginal no es tan influyente en la fijación del

precio como la propia oferta del factor.

El beneficio del empresario.

Constituido por las ganancias excedentes que las empresas obtienen sobre las retribuciones

imputables al capital por los varios conceptos que antes se señalaron. El beneficio es “la

remuneración de todo empresario [... por] los servicios directos que presta a la comunidad”

(ibídem, p. 491-492)

El interés del capital

En lo referente al tipo de interés, Marshall recogió la distinción que había hecho Fisher

entre tipos de interés real y monetario. El tipo de interés real se refiere a un dinero que
conserva su poder adquisitivo, tanto en el momento del préstamo como en el de la

devolución (Marshall, 1920, p. 487).

Por el lado de la oferta, los ahorradores suelen tener un estímulo para ahorrar más cuanto

más alto sea el tipo de interés (Marshall, 1920, p. 439). El ahorrador tiene que compensar

con la remuneración del interés el sacrificio que le supone la espera del disfrute

proporcionado por el consumo de la renta.

Por el lado de la demanda, el capital se retribuye según sea su contribución a la producción

en función de la productividad del mismo (Marshall, 1920, p. 426). La demanda de capital

es decreciente porque un alza del tipo de interés elimina el empleo de la maquinaria cuyo

rendimiento neto no llegue al nivel de ese nuevo tipo de interés. Y una baja del tipo de

interés induciría a emplear más capital y maquinaria hasta que, al cabo de sucesivas

adiciones, el capital marginal rindiera un excedente neto equivalente a ese nuevo tipo de

interés (Marshall, 1920, p. 428).

Salario

En la oferta de trabajo, Marshall (1920, pp. 121 y 122) se acogió esencialmente al concepto

jevoniano dela desutilidad del trabajo, pero formuló objeciones al estudio de Jevons debido

a que éste no podía aplicarse con carácter de generalidad (Blaug, 1978, p. 398).

Respecto a la oferta de trabajo, como ya se ha dicho, el sacrificio que supone trabajar

constituye un coste real que debe compensarse con el salario. Según Marshall (1920, p.

435), por regla general, el trabajo suele responder de forma creciente ante el estímulo de un

mayor salario. Sin embargo, pueden darse situaciones en las que, con salarios bajos, las

personas tengan que esforzarse y trabajar más, y en otras, por el contrario, ante incrementos
sucesivos del salario, la oferta de mano de obra disminuya porque la mayor utilidad del

salario se compensa con la desutilidad del trabajo a unos niveles inferiores de la cantidad de

trabajo antes ofrecida (ibídem, p. 435n).

Para Marshall (1920, pp. 418 y 419), la ley del salario mínimo de subsistencia no era

aplicable en el mundo occidental moderno, ya que los deseos a satisfacer correspondían a

un mayor nivel de vida.

Respecto a la demanda de trabajo, Marshall también recogió la concepción de Jevons

basada en la productividad marginal del trabajo. Así, un empresario representativo, el que

efectúa una gestión normal, estaría interesado en contratar más mano de obra mientras el

valor del producto neto que obtuviera mediante la contratación de un nuevo trabajador de

eficiencia normal fuera superior al salario que se le pagara.

La renta de la tierra

Es considerada por Marshall (1920, p. 133) como el exceso de rendimiento que proporciona

un recurso natural por encima de la remuneración correspondiente a la totalidad del trabajo

y del capital empleados en la explotación de ese recurso natural unas veces

empobreciéndolo y en otras enriqueciéndolo.

El origen de este tipo de renta se encuentra (como decía Ricardo) en “las energías

originarias e indestructibles del suelo” (Marshall, 1920, p. 124). Ahora bien, Marshall

(1920, p. 124) nos indica que los economistas han ampliado el término tierra a todas “las

fuentes permanentes de las cosas útiles, ya se encuentren en la tierra, ya en los mares y ríos,

en la atmósfera o en las cataratas”.


Marshall explica la formación de la renta como Jevons, según los rendimientos

decrecientes. El agricultor estará interesado en aplicar trabajo y capital hasta que la

cantidad total del trabajo y capital sea suficiente para remunerar la totalidad del trabajo y

del capital empleados. para elaborar una teoría completa de la renta: “primero, el valor del

suelo, tal como fue ofrecido por la naturaleza; segundo, las mejoras introducidas por el

hombre; y, tercero, [...] el crecimiento de una población densa y rica y a las facilidades de

comunicación proporcionadas por caminos, ferrocarriles, etc.” (Ibídem, p. 134).

EL EQUILIBRIO MARSHALIANO

Consciente de la gran dificultad y complejidad que supone abordar el estudio simultáneo de

las fuerzas y los hechos económicos en constante cambio, hace uso de la cláusula ceteris

paribus, centrando el análisis en la estática, y, aislando los fenómenos económicos de su

interrelación con otros, adoptando un sistema de equilibrio parcial en el ámbito

microeconómico.

Las empresas nacen, crecen, se consolidan, decaen y mueren. Esta es, para Marshall, una

ley casi biológica, aunque reconoce que las sociedades anónimas pueden ponerla en duda.

La comparación que hace Marshall entre la vida de las empresas y el ciclo vital de los

árboles en el bosque es esclarecedora al respecto (Principios de Economía Política, p.263):

en un momento dado, las economías de escala de las empresas en pleno crecimiento pueden

estar compensadas por los rendimientos decrecientes de las empresas en declive.

Precisamente por ello, es crucial el concepto de empresa representativa: concebida como:

"aquella que tiene la existencia normal y el éxito medio. La hipótesis del ciclo vital y su
corolario, la empresa representativa, permiten, para Marshall, reconciliar la existencia

simultánea de economías internas y externas y del equilibrio competitivo en el largo plazo.

POLITICA MONETARIA

propuso una renovación institucional decisiva dentro del sistema monetario: defendió un

sistema de banca central con argumentos más racionales que los de sus predecesores -

especialmente Walter Bagehot y concedió un papel mucho más importante a la autoridad

monetaria en el control de la política monetaria (especialmente en la lucha anti cíclica).

Marshall no contempló el sistema de banco central como "mal menor", sino como uno

superior a cualquier plan basado en la convertibilidad para luchar contra los males de la

moneda: fluctuaciones de su valor y ciclos del crédito. Sus ideas en política monetaria

fueron semilla para las de John Maynard Keynes.

Bibliografía
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