032-FA-la Doctrina de Los Muchos Yoes
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032-FA-la Doctrina de Los Muchos Yoes
LOS MUCHOS
YOES
Te m a r i o F a s e A
A U M TAT S AT TA N PA N PA Z
h t t p : / / w w w. g n o s i s . g a
EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO
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He ahí una pequeña riña, un pequeño disgusto; es obvio que necesitamos comprender qué
fue lo que pasó...
Si llegamos a casa, debemos de inmediato concentrarnos, profundamente, en el hecho
sucedido, y si ahondamos en los motivos profundos que nos hicieron actuar de esa forma
y de esa manera, y regañar al empleado, o al mozo, porque no nos trajo lo que habíamos
pedido, venimos a descubrir nuestra propia autoimportancia, es decir, nos hemos venido a
creer muy importantes.
Obviamente, ha habido en nosotros, eso que se llama “engreimiento”, “orgullo”,
“irritabilidad”...
He ahí la impaciencia, he ahí varios Defectos: La impaciencia es un Defecto, el engreimiento
es otro Defecto; la autoimportancia, sentirnos muy importantes, he ahí otro Defecto; el orgullo,
sentirnos muy grandes y ver con desprecio al mozo que nos estaba sirviendo, todos estos
motivos nos hicieron comportarnos en forma inarmónica.
De paso hemos DESCUBIERTO VARIOS YOES que deben ser trabajados, comprendidos;
habrá de estudiarse a fondo lo que es el Yo del engreimiento, habrá que comprendérsele
totalmente, habrá de analizársele; habrá de estudiarse a fondo lo que es el Yo del orgullo;
habrá de estudiarse a fondo lo que es el Yo de la autoimportancia; habrá de estudiarse a
fondo lo que es el Yo de la falta de paciencia, lo que es el Yo de la ira, etc.
Es un grupo de Yoes; cada uno debe ser comprendido, por separado, estudiado, analizado.
Tenemos que aceptar que detrás de ese pequeño e insignificante suceso, se esconden un
grupo de Yoes, y que esos, naturalmente, pues, están activos.
Hay que ESTUDIARLOS A CADA UNO POR SEPARADO; dentro de cada uno de ellos
está embotellada la Esencia, es decir la Conciencia; entonces hay que DESINTEGRARLOS,
aniquilarlos, reducirlos a polvareda cósmica.
Para desintegrarlos, tendremos que concentrarnos en la DIVINA MADRE KUNDALINI,
suplicarle, rogarle que los reduzca a polvo; pero primero hay que comprender el Defecto
(supongamos la ira), y luego, después de haberlo comprendido, entonces, rogarle a la Divina
Madre Kundalini la elimine; después de comprender la impaciencia, suplicarle a ella elimine
tal error. Después de comprender la autoimportancia.
¿Por qué nos creemos importantes? Si nosotros no somos más que míseros gusanos del
lodo de la tierra. ¿En qué basamos nuestra autoimportancia? ¿En qué la fundamentamos?
Realmente no hay un basamento para nuestra autoimportancia, porque nada somos; cada
uno de nosotros no es más que un vil gusano del lodo de la tierra...
¿Qué somos ante el Infinito, ante la Galaxia en que vivimos, ante esos millones de mundos
que pueblan el espacio sin fin? ¿Para qué sentirnos autoimportantes? Así, analizando cada
uno de nuestros defectos, los vamos comprendiendo, y defecto que vayamos
comprendiendo, debe ser eliminado con la ayuda de la Divina Madre Kundalini. Es obvio,
que habrá que suplicarle a ella, habrá que rogarle elimine el Defecto que uno vaya
comprendiendo...
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diversos que se repiten una y otra vez en cada existencia humana, no cambiaríamos nunca,
porque los acontecimientos que ustedes están viviendo actualmente, ya los vivieron en la
pasada existencia.
Esto significa que, por ejemplo, si ahora están ustedes sentados escuchándome, en la
pasada existencia también estuvieron sentados escuchándome (no estaban aquí mismo, en
esta casa, pero sí en cualquier lugar de la ciudad). Así también, en la antepasada estuvieron
sentados escuchándome, en la trasantepasada estuvieron también sentados escuchándome
y yo estuve hablándoles a ustedes; es decir, siempre esta Rueda de la Vida está girando y
los acontecimientos van pasando, siempre son los mismos.
Así pues, es imposible impedir que los acontecimientos dejen de repetirse; lo único que
podemos hacer es CAMBIAR NUESTRA ACTITUD hacia los acontecimientos de la vida.
Si nosotros aprendemos a NO REACCIONAR ante ningún impacto proveniente del mundo
exterior; si aprendemos a ser serenos, impasibles, entonces sucederá que podremos evadir,
o podremos evitar que los acontecimientos produzcan en nosotros los mismos resultados.
Supongamos: Vamos a ver, por ejemplo, en una pasada existencia estuve platicando aquí,
con nuestro hermano gnóstico, con el Dr, H. D., sobre un acontecimiento que cité en mi
libro titulado “El Misterio del Áureo Florecer”. Hablábamos de aquella existencia en la cual
me llamé yo Juan Conrado (Tercer Gran Señor de la Provincia de Granada), en la antigua
España, en la época de la Inquisición, cuando el Inquisidor Torquemada hacía desastres en
toda Europa: Quemaba viva a la gente en la hoguera...
Ciertamente, había yo llegado a él con el propósito de pedir una amonestación cristiana para
alguien; tratábase de un Conde que me zahería constantemente con sus palabras, que hacía
mofa de mí, etc.
En aquella época andaba yo de “Bodhisattva caído” y por cierto que no era una mansa oveja;
el Ego estaba bien revivo, pero quería evitar un nuevo duelo, no por temor, sino porque ya
estaba cansado de tantos duelos, pues tenía fama de ser un gran espadachín, claro...
Me llegué muy temprano ante las puertas del Palacio de la Inquisición; un fraile ahí, un “monje
azul” que contestaba a la puerta, me dice:
– ¡Qué milagro de verle a usted, Señor Marqués, por aquí.
– Muchas gracias, su Reverencia, vengo a solicitar una audiencia con el Señor Inquisidor,
Monseñor Tomas de Torquemada...
– ¡Imposible! –dijo–, hoy hay muchas visitas; sin embargo, voy a tratar de conseguir para
usted, la audiencia...
– Muchas gracias, su Reverencia –le dije por adaptarme, naturalmente, a todos los convenios
de aquella época–.
En realidad de verdad tenía que adaptarse uno, o de lo contrario se le ponía la cosa grave...
En todo caso, el monje aquel desapareció como por encanto; y aguardé pacientemente que
regresara.
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Esto no significa cobardía, sino sencillamente, habría permanecido sereno, impasible; luego
habría dado la espalda y me habría retirado sin problemas.
Sólo quedaría un punto en discusión: El condesito aquél habría sido aprehendido y quemado
vivo en la hoguera y se me podría echar la culpa a mí, ¿no?...
Pues, habría tenido el valor de ir e informarle eso al Conde, aunque aquel Conde se hubiera
llenado de tremenda ira contra mí y le habría salvado su existencia, tal vez hasta el hombre
hubiera quedado agradecido, es decir, circunstancias tan fatales no habrían sucedido si el
Ego hubiera sido desintegrado.
Desgraciadamente, tenía un Ego muy desarrollado y esos son los problemas que se forma el
Ego. Cuando uno no tiene Ego, esos problemas no se suceden; puede que las circunstancia
se repitan, pero ya no suceden, ya no vienen esos problemas.
La cruda realidad es que los eventos pueden estarse repitiendo, pero lo que nosotros
tenemos es que modificar nuestra actitud hacia los eventos; si nuestra actitud es negativa,
pues, nos crearemos gravísimos problemas, eso es obvio...
Necesitamos pues cambiar nuestra actitud hacia la existencia, pero uno no puede cambiar
su actitud hacia la vida si no elimina aquellos “elementos perjudiciales” que lleva en su
psiquis.
La ira, por ejemplo, ¿cuántos problemas le trae a uno la ira? La lujuria, ¿cuántos problemas
le trae a uno la lujuria? Los celos, ¿cuán nefastos son? La envidia, ¿cuántos inconvenientes
le proporciona a uno?
Uno tiene que cambiar su actitud ante las distintas circunstancias de la vida; éstas se repiten
con uno o sin uno, pero se repiten, pueden repetirse sin uno o con uno, pero se repiten; lo
que importa es que uno cambie su actitud hacia las distintas circunstancias de la vida; es
decir, necesitamos nosotros AUTOCONOCERNOS PROFUNDAMENTE.
Si nos autoconocemos, descubrimos nuestros errores, y si los descubrimos, los eliminamos,
y si los eliminamos, “despertamos”, y si “despertamos”, venimos a conocer los Misterios de
la Vida y de la Muerte, venimos a experimentar “ESO” que no es del tiempo, Eso que es la
Verdad.
Pero mientras nosotros continuemos con la Consciencia embotellada entre el Ego, entre el Yo
o entre los Yoes, obviamente no sabremos nada de los Misterios de la Vida y de la Muerte, no
podremos así, experimentar lo Real, viviremos en la ignorancia.
Se hace, pues, urgente e inaplazable cumplir con la máxima de Tales de Mileto: “NOSCE TE
IPSUM”: “Hombre, conócete a tí mismo y conocerás al Universo y a los Dioses””.
Todas las LEYES DE NATURALEZA están DENTRO DE UNO MISMO; y si uno no las descubre
de uno mismo, tampoco las puede descubrir fuera de sí mismo.
Así pues, dentro de uno está el Universo “el hombre está contenido en el Universo, y el
Universo está contenido en el hombre”; si descubrimos al Universo dentro de nosotros
mismos, pues lo descubrimos realmente; pero si dentro de sí mismo no lo descubrimos
tampoco lo podremos descubrir fuera de sí mismo, eso es obvio.
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Existen en nosotros posibilidades extraordinarias, pero ante todo debemos partir del principio
“NOSCE TE IPSUM”... Hombre conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.
La FALSA PERSONALIDAD, por ejemplo, es óbice para la verdadera Felicidad; todo ser
humano tiene una Falsa Personalidad que está formada por el engreimiento, por la vanidad,
por el orgullo, por el temor, por el egoísmo, por la ira, por la autoimportancia, por el
autosentimentalismo, etc...
La Falsa Personalidad es verdaderamente problemática, porque está dominada por ese tipo
de Yoes que he enumerado; mientras uno posea la Falsa Personalidad, en modo alguno
habrá de conocer la Real Felicidad, ¿cómo la conocería?
Si uno quiere ser feliz, y todos tenemos derecho a la Felicidad, tiene que empezar por
eliminar la Falsa Personalidad; pero para poder eliminar la Falsa Personalidad, Tiene uno que
eliminar los Yoes que la caracterizan (los que he enumerado).
Eliminados esos Yoes, entonces todo cambia: Se crea en nuestra Conciencia un CENTRO DE
GRAVEDAD continuo, y deviene un estado de Felicidad extraordinaria.
Pero mientras exista la Falsa Personalidad, la Felicidad no es posible. Debemos tener en
cuenta todo eso, si es que realmente nosotros anhelamos, algún día, ser felices.
Incuestionablemente, lo más importante en la vida práctica, viene a ser, precisamente,
fabricar, o digo yo, cristalizar, en la humana Personalidad, eso que se denomina “ALMA”.
¿Qué es lo que se entiende por “Alma”? Todo ese conjunto de PODERES, FUERZAS,
VIRTUDES, FACULTADES, etc., del Ser.
Si uno elimina, por ejemplo, el defecto o el Yo de la ira, en su reemplazo cristalizará,
en nuestra humana persona, la Virtud de la SERENIDAD; si uno elimina el Defecto del
egoísmo, en su reemplazo cristalizará en nuestra humana persona la Virtud maravillosa del
ALTRUISMO; si uno elimina el Defecto de la lujuria, en su reemplazo cristalizará en nuestra
Alma la Virtud extraordinaria de la CASTIDAD; si uno elimina de su naturaleza el odio, en su
reemplazo cristalizará en nuestra Personalidad el AMOR; si uno elimina de la Personalidad el
defecto, por ejemplo, de la envidia, en su reemplazo cristalizará, en la humana persona, la
alegría por el bien ajeno, la FILANTROPÍA, etc.
Así que es necesario comprender la necesidad de eliminar los elementos indeseables de
nuestra psiquis, para cristalizar en nuestra humana persona eso que se llama “Alma” (un
conjunto de fuerzas, de atributos, de virtudes, de poderes cósmicos, etc.).
Sin embargo, he de decir que no todo es intelecto; el intelecto es útil cuando está al servicio
del Espíritu, pero no todo es intelecto. Incuestionablemente, debemos pasar por grandes
“crisis emocionales”, si es que queremos nosotros cristalizar Alma en sí mismos.
SI EL AGUA NO HIERVE A CIEN GRADOS, no cristaliza lo que hay que cristalizar y no se
elimina lo que se debe eliminar; así también, si no pasamos previamente, por graves crisis
emocionales, no cristalizará en nosotros eso que se llama “Alma”, no se eliminará en nosotros
eso que se debe eliminar.
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Entonces, así es, así ha sido siempre; cuando el Alma cristaliza completamente en uno, hasta
el mismo cuerpo físico se convierte en Alma.
Jesús de Nazareth, el Gran Kabir, habló claro sobre eso, dijo: “EN PACIENCIA POSEERÉIS
VUESTRAS ALMAS”. Las gentes no poseen su Alma, el Alma les posee; el Alma de cada
persona sufre, cargado con un fardo abrumador: “La Persona”...
Poseer Alma es algo muy difícil, escrito está “en paciencia poseeréis vuestras Almas”... Hay
Yoes muy difíciles de eliminar, defectos terribles, Yoes que están en relación con la LEY DEL
KARMA; cuando se llega a eso, parece como si nos detuviéramos en el avance, obviamente
que sí. Mas con infinita paciencia, al fin se consigue la eliminación de esos Yoes.
La PACIENCIA y la SERENIDAD son Facultades extraordinarias o Virtudes magníficas,
necesarias para avanzar por este camino de la Transformación Radical. En mi libro “Las Tres
Montañas”, hablo precisamente sobre la cuestión de la Paciencia y de la Serenidad...
Un día, estando en un Monasterio, aguardábamos un grupo de hermanos, impacientemente,
al Abad, al Hierofante; mas éste tardaba, y pasaban las horas y éste tardaba, todos estaban
preocupados...
Habían allí algunos Maestros muy respetabilísimos, pero llenos de impaciencia. Se
paseaban, pues, dentro del salón, iban y venían, se halaban el cabello, se rascaban la
cabeza, halaban las barbas, impacientes; yo permanecía sereno, pacientemente aguardaba;
únicamente me causaban curiosidad estos hermanitos impacientes; permanecía tranquilo...
Al fin, después de varias horas se presento el Maestro y dirigiéndose a todos les dijo:
– A ustedes les faltan dos Virtudes que este hermano tiene –y me señaló a mí–. Luego
dirigiéndose a mí me dijo: Dígales usted, hermano, cuáles son esas dos Virtudes. Entonces
yo me puse de pie y dije:
– HAY QUE SABER SER PACIENTES, HAY QUE SABER SER SERENOS...
Todos quedaron perplejos; enseguida el Maestro trajo una naranja (que es símbolo de
Esperanza) y me la entregó, aprobándome; quedé aprobado para entrar en la Segunda
Montaña, que es la de la Resurrección; los otros, los impacientes, quedaron aplazados.
Se me citó después en otro Monasterio para firmar algunos papeles que tenía que firmar, y
así lo hice; más tarde concurrí a ese Monasterio, firmé los papeles y se me entregaron ciertas
instrucciones esotéricas, y se me admitió pues en los estudios de la Segunda Montaña; y
aquellos compañeros, a estas horas, todavía están luchando por lograr la Paciencia y la
Serenidad, pues no la tienen...
Vean ustedes lo importante que es ser paciente, ser sereno. Así, cuando uno está trabajando
en la disolución de un Yo, y por nada de la vida consigue disolverlo porque se ha vuelto muy
difícil (pues hay Yoes así, que se relacionan con el karma), no le queda a uno más remedio
que multiplicar la Paciencia y la Serenidad, hasta triunfar.
Pero muchos son impacientes, quieren eliminar tal o cual Yo, ya, de inmediato, sin PAGAR EL
“PRECIO” correspondiente, y eso es absurdo.
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Habíamos quedado nosotros con el “jefe” de la familia y se nos prohibía visitar, pues, a la
“jefa”, o sea, a nuestra madre terrenal; sin embargo, nosotros no éramos así, tan ingratos,
como para poder olvidar la “jefa”.
Me escapaba siempre de casa con un hermanito menor que me seguía; íbamos a visitarla
y luego regresábamos a casa, a donde el “jefe”, mas mi hermanito sufría mucho, pues al
regreso se cansaba porque era muy pequeño, y yo tenía que llevarlo entonces sobre mis
espaldas (¡qué tan pequeño estaría!), y lloraba aquél amargamente y decía:
– Ahora, al regresar a casa, el “jefe” nos va a dar de azotes y de palos. Yo le respondía
diciéndole:
– Pequeño, ¿por qué lloras? TODO PASA, acuérdate que todo pasa...
Cuando llegábamos a casa, ciertamente nos aguardaba el “jefe”, lleno de grande ira, y nos
daba de latigazos. Posteriormente, por cierto, que nos internábamos en nuestra recámara a
dormir; pero ya al acostarnos, le decía yo a mi hermano:
– ¿Te fijas? Ya pasó; ¿Te convenciste de que todo pasa? Eso ya pasó; todo pasa...
Un día de esos tantos, nuestro “jefe” alcanzó a oír cuando yo le decía a mi hermano: “Todo
pasa, eso ya pasó”, y claro mi “jefe”, dijéramos, que era bastante iracundo, empuñó de nuevo
el látigo terrible que traía, y penetró en la recámara ante de nosotros diciendo:
– ¿Con que todo pasa? ¡Sinvergüenzas!...
Y luego otra azotaina más terrible nos dio, retirándose después (al parecer muy tranquilo por
habernos azotado). Ya que él se retiró, un poquito más quedito le dije a mi hermano:
– ¿Te fijas?, eso también ya pasó...
Es decir, nunca me identificaba con esas escenas; y tomé como lema en la vida jamás
identificarme con las circunstancias, con los eventos, con los acontecimientos, pues, se que
esas escenas van pasando.
¡Tanto que uno se preocupa porque tiene un problemazo, que no halla como resolver,
y después ya pasa y viene otra escena completamente distinta; entonces, ¿para qué se
preocupó si tenía que pasar?, ¿con qué objeto se preocupó?
Cuando uno se identifica con los distintos eventos de la vida, comete muchos errores. Si uno
se identifica con una copa de licor que le están ofreciendo un grupo de amigos “briagos”,
pues resulta borracho; y si uno se identifica con una persona del sexo opuesto en un
momento dado, resulta fornicando, y si uno se identifica con un insultador que lo está hiriendo
a uno con la palabra, resulta uno también insultado...
¿A ustedes les parece cuerdo que nosotros, que somos gentes (bueno), aparentemente
serias, resultemos insultando? ¿Ustedes creen que eso estaría bien?
Si uno se identifica con una escena, por ejemplo, de aquello del sentimentalismo llorón,
donde todos están llorando amargamente, pues, uno también resulta con su buen montón
lágrimas.
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¿Ustedes creen que eso está correcto, que otros nos pongan a llorar así, porque “les dio su
gana”?
Esto que estoy diciéndoles a ustedes es indispensable, si es que ustedes quieren
Autodescubrirse; es indispensable porque si uno se identifica completamente con una
escena, quiere decir que SE HA OLVIDADO DE SÍ MISMO, se ha olvidado del trabajo que
está haciendo, entonces está perdiendo el tiempo totalmente...
Las gentes se olvidan de sí mismas completamente, se olvidan de su propio Ser Interior
Profundo, porque se identifican con las circunstancias.
Normalmente las gentes andan dormidas por eso: Porque están identificadas con las
circunstancias que les rodean, y cada cual tiene su “CANCIONCITA PSICOLÓGICA”, como
decía por allí, en mi libro “Psicología Revolucionaria”...
De pronto encuentra uno a alguien que le dice: “Yo, en la vida, tuve que hacer esto, y esto,
y esto; me robaron, fui un hombre rico, tuve dinero, me estafaron; un fulano de tal fue el
malvado que me estafó”, total: su Canción Psicológica...
Diez años, se encuentra uno a ese mismo sujeto, y vuelve a contar su misma “canción”; veinte
años, se lo encuentra y vuelve a narrarle su misma Canción Psicológica, ésa es su Canción
Psicológica. Quedó identificado con ese evento para el resto de su vida.
En esas circunstancias, ¿cómo va uno a disolver el Ego, De qué manera? Si lo está
fortificando.
Al identificarse así, lo fortifica, fortifica a los Yoes. Si uno se identifica con una trifulca, resulta
uno también dando puñetazos.
Me viene a la memoria el caso por ahí de un boxeo, de un campeón peleando contra otro (en
los Estados Unidos), y al final todos los espectadores terminaron dándose golpes unos contra
otros, perfectamente locos; todos dándose de puñetazos, unos contra otros, todos resultaron
boxeadores...
Observen ustedes lo que es la identificación.
He visto de pronto a una dama, viendo una película donde los actores lloran (bueno, lloran
fingiendo, claro está), pero aquella dama que está contemplando la película, resulta llorando
también, terriblemente, con un estado de angustia espantosa.
Vean ustedes lo que es la identificación: ¿Qué ha hecho esa pobre mujer que se ha
identificado con esa película? Se ha creado al héroe de la película o a la heroína. Un nuevo
Yo que ha creado dentro de sí misma; y ese nuevo Yo le ha robado parte de su Conciencia.
De manera que ahora esa persona, si estaba dormida, ahora sigue más dormida. ¿Por qué?
Por la identificación, eso es obvio.
En cierta ocasión se me ocurrió ir a un cine, hace muchísimos años. La película pues estaba
muy romántica; allí aparecía un par de enamorados que se querían y se adoraban y no se
qué...
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Bueno, y yo muy interesado en ver al par de enamorados: Esas poses, esas palabras; qué
miradas, qué cosas, y yo encantado mirándolos, mirándolos... Al fin terminó la tal película
esa, y muy tranquilo me fui para la casa.
Ya estando en casa sentí sueño y me acosté y entonces esa noche fui a dar al Mundo de
la Mente; allí me encontré una mujer como aquella que yo había admirado en la película;
¡estaba hasta guapita! Estaba frente a mí tal mujer.
Me senté con ella en una mesa para tomar algunas refrescos, y entonces vinieron las dulces
palabras, muy semejantes a las de la película por cierto. Conclusión: no llegué hasta la
Cópula Química ni nada por el estilo, pero no faltaron los besos, los abrazos, las caricias, las
ternuras, y cincuenta mil cosas por el estilo...
Les estoy narrando esta historia sucedida hace veinte años; no es de ahora, porque ahora no
voy a los cines, pero en aquella época sí iba a algún cine; me parecía que era una diversión
muy sana (así creía yo).
Ya al llegar al Mundo Astral, me encontré dentro de un gran Templo, y pude verificar que un
Maestro me había estado analizando; claro, en mi interior me dije: “¡Metí la pata!”.
Me retiré unos cuantos pasos, para aguardar o ver que sucedía, y de pronto el Maestro
aquel me envía un papel con el Guardián del Templo. El Guardián me lo entregó; leí el
papel que decía: “Retírese usted inmediatamente de este Templo, pero con INRI” (con “INRI”
es conservando el Fuego, puesto que no había propiamente fornicado, no pasaba de las
ternuras). Total que entonces dije yo: “Ni modo, esto está muy grave”...
Muy despacio salí, avancé por el corredor de la nave central, y antes de salir fuera del
Templo, en un reclinatorio me arrodillé humildemente, pidiendo compasión, pidiendo que
tuvieran un poquito de piedad con mi insignificante persona, que sí había estado “metiendo
la pata”...
Así estaba yo, en mis plegarias y oraciones, cuando de pronto viene el Guardián nuevamente
hacia mí, y me dice, ya en forma más terrible:
– ¡Se le ha ordenado a usted que se retire! Cuando le dije que quería yo hablar con el Maestro
para exponerle mis razones, entonces me respondió:
– El Maestro ahora está ocupado; está examinando otras EFIGIES del Mundo Mental...
Allí fue cuando vine a darme cuenta que con lo que yo había estado, era una EFIGIE MENTAL
creada por mí mismo; la había creado en pleno cine; esa Efigie había tomado vida propia en
el Mundo Mental, era una mujer exactamente igual a la actriz que había visto en la película.
Total, en mi pobre Mente la había reproducido, y ahora en el Mundo de la Mente, me había
encontrado cara a cara con tal Efigie creada por mí mismo...
El Maestro continuaba examinando otras Efigies de otros Iniciados; no me quedó más
remedio que salir del Templo. Volví a mi cuerpo físico; durante todo el día siguiente estuve
muy triste, lamentando haber ido al cine. “¡Qué metida de pata! –dije–, no he debido haber
ido; vean a lo que fui yo: ¡a crear una Efigie Mental!”.
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Pedí perdón cincuenta millones de veces al Cristo, al Cristo Íntimo; porque dije: “Él es el único
que podrá perdonarme este metidón de pata”...
A la noche siguiente pedí de todo corazón que ME REPITIERAN LA PRUEBA, que me sentía
capaz de salir victorioso; no más ternuras ni más caricias para esa Efigie Mental, etc.
Y ciertamente, me concedieron la repetición de la prueba; me llevaron en CUERPO MENTAL
al mismo lugar, a la misma mesa; volví a encontrarme otra vez con la “dama de los sueños”,
la actriz que había visto en la pantalla. Ya iban a empezar las ternuras nuevamente, y me
acordé de la cuestión. Inmediatamente desenvaine la ESPADA FLAMÍGERA y dije:
– ¡Conmigo tú no puedes; tú no eres más que una forma mental creada por mi propia Mente!
Y allí mismo hice uso de la Espada Flamígera y volví pedazos esa Efigie Mental, la volví
polvo...
Pasado eso, entonces fui nuevamente llamado al Templo Astral, y entré al Templo Astral,
esta vez victorioso, triunfante; me recibieron con mucha música, mucha fiesta; nuevamente,
después, vinieron las instrucciones, diciéndome:
– Que no volviera a los cines, porque podía PERDER LA ESPADA...
Me llevaron, en Astral, a mostrarme lo que son los cines, que están llenos de Efigies Mentales,
las Efigies que dejan los espectadores. Todo lo que uno está viendo allí, en pantalla, sobre
todo cuando es morboso, se reproduce en la Mente de las gentes: Las mismas figuras, las
mismas formas; los que salen, dejan multitud de formas mentales en esos ANTROS DE LA
MAGIA NEGRA.
Conclusión: Se me dijo que “en vez de estar yendo a los cines, repasara mis existencias
anteriores, que es más útil que estar yendo a los cines”...
Yo cumplí la orden, y es claro que dejé de ir a los cines. Pero, ¿qué fue lo que me perjudicó?
Pues, haberme identificado con aquella película que estaban dando; me pareció tan hermosa
la dama aquella, en aquella época, que yo mismo llegué a sentirme un galán, no el de la
pantalla, sino yo. Resultado: FRACASO... Esto sucedió hace 20 años, o pongan 22, pero no
se me ha olvidado...
Uno nunca debe identificarse con nada de lo que vea en la vida; las circunstancias, los
eventos desagradables, pasan, todo pasa...
Deben aprovecharse las circunstancias para estudiarse, para observarse uno a sí mismo;
en vez de estar identificados con las circunstancias desagradables, debe estar uno
estudiándose a sí mismo: ¿Tengo ira, tengo celos, tengo odio?, ¿qué estoy sintiendo en este
momento, frente a esto que me está sucediendo?
Así es como se aprovecha el Yo, sabiendo uno NO IDENTIFICARSE, sabiendo sacar partido
de todo; no olviden ustedes que las peores adversidades le ofrecen a uno las mejores
oportunidades para el Autodescubrimiento.
Cuando uno se identifica con las circunstancias desagradables, comete errores, se complica
la vida y se forman problemas.
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Todas las gentes están llenas de problemas porque se identifican con lo que les sucede, con
lo que les está pasando, con lo que están viviendo; por eso es que están, todos, llenos de
problemas.
Pero si uno no se identifica con nada de lo que le esté sucediendo, si dice: “Todo pasa, todo
pasa; ésta es una escena que pasa”, y no se identifica con ella, pues tampoco se complica
la vida.
Pero a la gente le encanta complicarse la vida; si alguien les hiere con una palabra dura,
reaccionan con violencia.
A todos les gusta complicarse la existencia, y mientras se reacciona con violencia, pues peor,
porque más dura se pone la cuestión, más trabajoso se vuelve todo.
Aprovechemos las circunstancias desagradables de la vida para el Autodescubrimiento;
así sabremos que clase de defectos psicológicos poseemos. Tomemos LA VIDA como
un GIMNASIO PSICOLÓGICO; si así procedemos, entonces podremos Autodescubrirnos...
Hasta aquí mis palabras de esta noche.
Conferencia: El Conocimiento de sí mismo
Quinto Evangelio: El ejercicio del auto-conocimiento
V. M. Samael Aun Weor
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