Albacea o Ejecutor Testamentario (Cuestionario Final)
Albacea o Ejecutor Testamentario (Cuestionario Final)
Albacea o Ejecutor Testamentario (Cuestionario Final)
Por otro lado, puede suceder que el testador –por un motivo u otro– no tenga la suficiente
seguridad o confianza en que su o sus herederos habrán de cumplir y de acatar debida y
oportunamente su voluntad; o que estime –por las circunstancias del caso que afecten al o a los
herederos– que él o ellos, necesitan cierta protección o asistencia, a los efectos del
cumplimiento de los legados, cargas y obligaciones establecidos en el testamento.
Por eso, la ley autoriza al de cujus a encargar a una o más personas, que designa en su
testamento, para que cumplan o para que velen por el cumplimiento de su última voluntad:
ellas se denominan, indiferentemente, albaceas, testamentarios o ejecutores testamentarios.
Según Pothier, “albacea es un mandatario impuesto por el testador a sus herederos o
legatarios universales, con el objeto de obtener una más segura, más exacta y más diligente
ejecución de sus últimas voluntades.”
A nuestro pensar la raíz más remota de la institución del albaceazgo, es la del fideicomiso
romano: la disposición de última voluntad mediante la cual el causante rogaba al heredero que
cumpliera determinada manda u orden, en beneficio de un tercero. Sin embargo, la generalidad
de la doctrina se inclina por considerar que se originó más bien en la figura del Saltman, que
intervenía en las adopciones in hereditatem (affatomia) del antiguo Derecho Germánico.
Sea lo que fuere, existe consenso respecto de que, cuando en realidad floreció y se desarrolló
el albaceazgo –en forma más o menos parecida a la que se tiene en las legislaciones
modernas– fue en la alta Edad Media y bajo el patrocinio del Derecho Canónico.
El ejecutor testamentario, en aquellas épocas, tenía por misión ejecutar y cumplir las
mandas dispuestas por el testador y sostener la validez del acto de última voluntad, ya
que de ello dependía la eficacia de dichas liberalidades. Y a los efectos de poder llevar a cabo
sus funciones de manera cabal, la ley lo autorizaba para apoderarse o tomar posesión de los
bienes muebles e inmuebles que figuraban en el patrimonio hereditario.
Por lo que concierne al Derecho contemporáneo comparado, cabe señalar que «el albaceazgo
presenta dos modalidades modernas: a) En las legislaciones latinas y germánicas es función
secundaria y subordinada a la voluntad del testador. b) En las legislaciones anglosajonas es
institución esencial, pues no se permite a los sucesores liquidar la herencia, siendo ésta la
función propia del ejecutor testamentario o judicial».
Otros autores se pronuncian en el sentido de que los mandantes del albacea son los
legatarios, sin embargo, al respecto cabe argumentar que los sucesores particulares no
han nombrado al albacea de ahí que parezca muy cuesta arriba considerar que éste los
representa,además, el testador puede designar albacea aunque no haya nombrado
legatario alguno, por lo cual resulta absurdo sostener que el ejecutor representa a
alguien que no siempre existe.
Un último grupo afirma que el albacea simplemente representa la herencia, pero tal
criterio se basa en la suposición de que el patrimonio hereditario tiene de por sí
personalidad jurídica lo cual carece de toda base y fundamento, en sistemas legales
como el venezolano.
Otro sector más moderno de la doctrina estima que el albaceazgo no tiene que ver con el
mandato, sino que se trata de un cargo o de una función de índole privada, que se gobierna
exclusivamente por las disposiciones del testador y por las de la ley.
A primera vista pareciera que el albacea es una especie de mandatario póstumo del causante,
encargado por él; se trataría entonces de un mandato con características y rasgos muy
peculiares y diferentes de los de un mandato ordinario. Diferencias:
Todo esto nos lleva a pensar que la naturaleza del albaceazgo es compleja: tiene ciertos
rasgos de un mandato; lo cual obliga a aplicarle por analogía las reglas legales
concernientes a ese contrato, aunque también es, incuestionablemente, un cargo o función
de índole privada.
CARACTERISTICAS DEL ALBACEAZGO
Temporal: El albacea tiene que cumplir su encargo dentro del término que al efecto
haya establecido el testador y que, si no existe tal fijación, debe hacerlo en el curso de
un año, contado desde la fecha de la apertura de la sucesión. (En la actualidad este
plazo es absolutamente irreal, casi siempre se va a hacer necesario solicitar al juez de
una prórroga razonable del plazo del que dispone para cumplir su misión.) La misma
norma autoriza al juez a prorrogar el plazo, según las circunstancias, a solicitud del
albacea o de cualquiera de los herederos; pero no así cuando el término lo ha fijado el
causante.
Ahora bien, la autoridad no puede prorrogar el plazo de un año cuando:
o Existan legados o sustituciones fideicomisarias, cuyo término inicial o
condición suspensiva esté aún pendiente de vencimiento o cumplimiento.
o Existan deudas cuyo pago se ha encomendado al albacea, respecto de las cuales
estuviere pendiente el plazo de su cumplimiento, la condición suspensiva a que
estuvieren sujetas, o su liquidación.
En todo caso, el albacea tiene derecho de cobrar a la herencia el reintegro de todos los
gastos en que hubiere incurrido en el desempeño de sus funciones; tales como los de
inventario, los de rendición de cuentas y los otros de carácter indispensable, que haya
tenido que sufragar con motivo de su gestión.
Ejemplos:
RESTRICCIONES AMPLIACIONES
Que el albacea designado sólo deba vigilar la Que se encargue al albacea cumplir él
ejecución de ciertos y determinados legados directamente las mandas, cargas y
o cargas. obligaciones. (Y no sólo ser vigilante)
Que la vigilancia del ejecutor, en relación al Que se ordene al testamentario la formación
cumplimiento de los legados por parte del del inventario del patrimonio hereditario.
heredero, se limite a la notificación por él a
cada legatario de la institución que lo Que se le de la facultad de actuar como
favorece. partidor de la herencia.
Que simplemente fije como atribuciones Que el albacea lleve a cabo la preparación y
algunas de las que figuran en el artículo 973, la presentación de la correspondiente
aclarando que no podrá ejercer las restantes declaración de la herencia a los fines de la
que aparecen en dicha norma. liquidación y pago del impuesto sucesoral.
Entre las atribuciones que el testador no puede dar a su albacea, porque contradicen
preceptos de orden público, conviene destacar:
Por otro lado, puede verse esto como una justificación ilógica, puesto que la misma
finalidad del albaceazgo, que consiste en proteger a los legatarios de las irregularidades
que puedan cometer los herederos y velar por el cumplimiento de las cargas
establecidas. En efecto, para alcanzar esto, lo normal sería que el albacea iniciara su
gestión con la formación del inventario de la herencia, independientemente de que el
testador lo hubiese o no autorizado a ello de manera expresa.
Dominici afirma que los herederos sólo pueden oponerse a la formación del inventario
ordenada por el testador al albacea, si al propio tiempo consignan dinero suficiente
para el pago de las deudas de la herencia, de los legados y de las demás cargas
impuestas por el de cujus, o si efectúan todos los pagos correspondientes, o si los
aseguran debidamente.
1. Disponer y pagar los funerales del testador: El albacea debe atenerse a lo que al
efecto haya ordenado el propio causante; y, a falta de previsiones sobre el particular,
debe proceder de acuerdo con las costumbres del sitio donde deban efectuarse y
tomando además en cuenta la cuantía del patrimonio hereditario. Cuando en la
herencia no hubiere dinero suficiente y los herederos no lo suplen, el ejecutor puede
solicitar autorización judicial para proceder a la venta de bienes hereditarios, previa
notificación a los herederos, a los fines de obtener el efectivo necesario.
Por otro lado, aunque el causante lo no haya hecho expreso, el albacea podría proceder
al pago de los legados en dinero en efectivo, utilizando al efecto su propio peculio y
habiendo recibido autorización por parte de los herederos; de hacerlo, las cantidades
que haya sufragado deben serle reintegradas por el sucesor universal.
4. Sostener la validez del testamento, en juicio o fuera de él, si así lo considera justo:
Tiene también la atribución de defender la validez del testamento, puesto que de la
eficacia de éste depende la posibilidad de su ejecución, cuando ello sea justo (la
apreciación de dicha justicia y legitimidad, queda a criterio del propio albacea). Abarca
el caso de que éste en juego la validez del testamento en sí, como acto o negocio
jurídico, pero también la eficacia o nulidad de determinada institución particular o
universal del mismo, o de cualquier otra disposición allí contenida.
Por último, la ley dispone que el inventario debe llevarse a cabo con las mismas
formalidades exigidas para el inventario de la aceptación a beneficio de inventario.
Algunos autores consideran que esta facultad debe ser expresa, otros que puede ser tácita; a
nuestra manera de ver, lo que importa es que no queda duda alguna de que el causante haya
querido otorgarla a su albacea, independientemente de la manera como se haya expresado al
efecto.
Aun cuando no existan herederos legitimarios y el testador a otorgado al ejecutor tal toma de
posesión material, esta tampoco puede llevarse a cabo sin la intervención o citación de los
herederos; se trata de una medida prevista por el legislador, para que igualmente quede
constancia indiscutible de los bienes que han quedado en posesión del albacea.
Cabe mencionar que, sin el apoderamiento el albacea sólo vigila el cumplimiento por el
heredero de las disposiciones; mientras que con la posesión material cumple o hace cumplir él
mismo, tales previsiones de última voluntad.
- Consignando al ejecutor el dinero o las otras especies para el pago de las deudas y de
los legados.
Excusa del ejecutor, por causa justificada y aceptada por la autoridad judicial.
Remoción del albacea por autoridad judicial: Solicitado por cualquier interesado
mediante demanda en forma, que sigue los trámites del juicio ordinario.Procede por el
incompetente desempeño de la misma, como también por la infidelidad de quien la
ejerce.