Cantares Populares
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POPULARES
Federico García Lorca
LAS TRES HOJAS
Debajo de la hoja
de la verbena
tengo a mi amante malo:
¡Jesús, que pena!
Debajo de la hoja
de la lechuga
tengo a mi amante malo
con calentura.
Debajo de la hoja
del perejil
tengo a mi amante malo
y no puedo ir.
LOS CUATRO MULEROS
En el café de Chinitas
dijo a Paquiro un hermano:
"Soy más valiente que tú
más torero y mas gitano."
En el café de Chinitas
dijo a Paquiro un Frascuelo:
"Soy más valiente que tú
más gitano y mas torero."
Sombrerito de hule
lleva el mozuelo,
y la pelegrinita,
de terciopelo.
Le ha preguntado el Papa
como se llaman.
Él le dice que Pedro
y ella que Ana.
Le ha preguntado el Papa
que qué edad tienen.
Ella dice que quince
y él diecisiete.
Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra
y él de Antequera.
Le ha preguntado el Papa
que si han pecado.
Él le dice que un beso,
que le había dado.
Y la pelegrinita
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara
como una rosa.
Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera pelegrino
para otro tanto!
¡Viva Sevilla!
Llevan las sevillanas
en la mantilla
un letrero que dice:
¡Viva Sevilla!
¡Viva Triana!
¡Vivan los trianeros,
los de Triana!
¡Vivan los sevillanos
y sevillanas!
Lo traigo andado.
La Macarena y todo
lo traigo andado.
Lo traigo andado;
cara como la tuya
no la he encontrado.
La Macarena y todo
lo traigo andado.
Y hallábanlas cogidas
y tornaban desmaídas
y las colores perdídas
en Jaén:
Aixa, Fátima y Marién.
Se presentan en la plaza
cuatro mozos muy gallardos,
Manuel Sánchez llamó al toro;
nunca lo hubiera llamado,
por el pico de una albarca
toda la plaza arrastrando;
Cuando el toro lo dejó,
ya lo ha dejado sangrando,
—Compañeros, yo me muero;
amigos, yo estoy muy malo;
tres pañuelos tengo dentro
y este que meto son cuatro.
—Que llamen al confesor,
para que venga a auxiliarlo.
No se pudo confesar,
porque estaba ya expirando.
Al rico de Moleón
le piden los bueis y el carro,
pa llevar a Manuel Sánchez,
que el torito le ha matado.
A la puerta de la viuda
arrecularon el carro,
—Aquí tenéis, vuestro hijo
como lo habéis demandado.
NANA DE SEVILLA
Este galagaguito
no tiene mare.
lo parió una serrana,
lo echó a la calle.
No tiene mare, sí;
no tiene mare, no;
no tiene mare,
lo echó a la calle.
Del olivo
me retiro,
del esparto
yo me aparto,
del sarmiento
me arrepiento
de haberte querido tanto
LA TARARA
La Tarara sí;
la Tarara, no;
La Tarara, niña,
que la he visto yo.
Lleva mi Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.
La Tarara sí;
la Tarara, no;
La Tarara niña,
que la he visto yo.
Luce mi Tarara
su color de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.
Montóla a caballo
por ver que decía;
en las siete leguas
no hablará la niña.
Al pasar un campo
de verdes olivas
por aquellos prados
qué llantos hacía.
—¡Ay prados! ¡Ay prados!
prados de mi vida.
Cuando el rey mi padre
plantó aquí esta oliva,
él se la plantara,
yo se la tenía,
la reina mi madre
la seda torcía,
mi hermano don Boyso
los toros corría.
—¿Y cómo te llamas?
—Yo soy Rosalinda,
que así me pusieron
porque al ser nacida
una linda rosa
n´el pecho tenía.
—Pués tú, por las señas
mi hermana serías.
Ábra la mi madre
puertas de alegría,
por traerla nuera
le traigo a su hija.