El Teatro
El Teatro
El Teatro
El teatro fue evolucionando a lo largo del tiempo dejando atrás lo espiritual para dar paso
a representaciones más detalladas de la vida cotidiana, estas presentaciones
anteriormente solo las podía ver las personas con un nivel alto en la sociedad. El teatro
nació desde la antigüedad empezando con rituales para los dioses en los cuales se
presentaba la danza y el canto, los que presentaban estos rituales portaban ropas
elegantes y típicas de la región.
El teatro fue diferente en cada país, y región, ya que cada lugar tenía su cultura y
tradiciones, lo que hacía que el teatro fuera diferente y único de cada parte donde se
representaba. Este se modernizo al paso del tiempo ya que surgieron nuevas etapas que
lo afectaron e hicieron que evolucionara, dando paso al teatro moderno, donde las
representaciones eran más detalladas y se incluía una ambientación que daba más
entretenimiento al público, ya que se hacían representaciones de la vida cotidiana y ya no
solo cantos y rituales a los dioses. Hay muchos géneros dentro del teatro, y muchas cosas
que hacen que este siga dando de qué hablar a través del tiempo.
INTRODUCCIÓN
El origen del teatro se remonta al hombre primitivo y a todas las formas de sus rituales
(asociados a la caza, a la cosecha, a la muerte, al nacimiento, etc.), bailes, imitaciones de
animales, cultos a los dioses y prácticas más ociosas, para entretenerse.
El teatro ha ido evolucionando con las diferentes épocas y culturas, y existen muchos
géneros de teatro, entre las que podemos destacar: monólogo, comedia, drama, teatro
de títeres o marionetas, ópera, ópera china, musicales, ballet, revistas, tragedia,
tragicomedia, pantomima.
El Teatro del Siglo de Oro Español
El siglo de oro es un periodo de esplendor comprendido entre el siglo XVI y XVII por el
entonces Imperio Español. El siglo de oro está compuesto por cambios en lo social,
político y económico; razón, contexto histórico por cuál las letras adquieren cambios
evolutivos que influenciarían a todo el territorio hispánico, surgiendo así una gran
cantidad de obras dramáticas de autores como: Lope de Vega, Tirso de Molina, Juan Ruiz
de Alarcón y Pedro Calderón de la Barca, que otorgaron importancia a la cultura de las
letras.
El teatro español del Siglo de Oro fue compartido por todos los territorios del mundo
hispánico al tiempo que logró una enorme expansión hacia otras literaturas y culturas.
Supone, sin duda, uno de los grandes capítulos de la dramaturgia universal y del pasado
cultural de Occidente. No existe una definición generalizada del “siglo de oro español”,
sin embargo Bartolomé Bennassar lo definió como “La memoria selectiva que
conservamos de una época en la que España ha mantenido un papel dominante en el
mundo, ya se trate de la política, de las armas, de la diplomacia, de la moneda, de la
religión, de las artes o de las letras”.
Los personajes de nuestra comedia nacional son arquetipos humanos y literarios que se
repiten constantemente:
El villano: frecuentemente un labrador rico que sufre los abusos del poderoso hasta que
restaura, a veces con sangre y legítimamente, su honor.
El galán: que se mueve motivado por el amor o los celos y que suele ser valiente e
idealista.
La dama: Bella, decidida y siempre virtuosa, como depósito del honor familiar.
LOS TEMAS
El amor, que es el motor que mueve la mayoría de las comedias.
El honor (honra, opinión), entendida como la estimativa ajena, patrimonio de
todos –único patrimonio del pueblo llano- y absolutamente intocable. Reside en la
pureza de la sangre y en la honorabilidad de las mujeres de la familia.
La monarquía, institución venerada de la que se hace una apología –sobre todo en
el teatro de Calderón-. El rey es una figura intocable, a salvo de toda crítica y se
presenta como el administrador máximo de la justicia para el pueblo.
EL CORRAL DE COMEDIAS
El marco físico donde se representaban las comedias de España era más sencillo que el de
otros países europeos. Era el llamado corral de comedias, que, como indica su nombre,
era un corral, es decir, el patio interior de un mesón o una comunidad de vecinos, con
forma rectangular y galerías a los lados. Uno de sus lados menores presentaba una tarima
con telón donde se representaba la obra. En el corral se mezclaban de pie, o sentados en
las lunetas, los mosqueteros (llamados así por el ruido que producían y que podían hacer
de una obra un triunfo o un fracaso con su comportamiento) junto con personas de toda
clase y procedencia social. Detrás estaba la cazuela, donde se sentaban las mujeres, que
eran acomodadas por el apretador. La división fundamental en el público de los corrales
era por géneros, no tanto por clases sociales, aunque en algunos existía un reservado
guardado por una celosía al que podía ir el mismísimo rey a ver la obra. En cuanto a las
otras tres paredes del corral, se correspondían con las galerías del mesón o casa comunal,
llamadas aposentos, y también albergaban público, pero no todo el teatro barroco se
representaba en los corrales. También había representaciones palaciegas que no eran, ni
en el tablero de juego escénico ni en la tramoya, tan sobrias como las de los corrales. Por
el contrario, hacían gala de un gran aparato escénico y efectos sorprendentes, más en
consonancia con lo que era el gusto por lo efectista y espectacular propio del barroco.