Los Atacameños (Licenciado en Historia y Geografía)

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ATACAMEÑOS
EN LA SOLEDAD DEL DESIERTO
Introducción

Los atacameños (Chile), atacamas


(Argentina), también llamados, alpatamas,
kunzas y likanantaí (en su idioma, llamado
kunza: se traduce como 'los habitantes del
territorio').

Esta etnia indígena de Sudamérica que habitó


en el interior del desierto de Atacama (norte
de Chile y Argentina y sur de Bolivia), en
torno al curso del río Loa hasta Copiapó,
ocupando también las quebradas y valles de
este desierto y los faldeos de la cordillera de
los Andes incluyendo toda la Puna meridional
o Puna de Atacama.

El hábitat de los atacamas en Argentina


abarcó los departamentos que constituían la
extinta gobernación de Los Andes y regiones
vecinas de Jujuy, Salta y Catamarca.

Sus descendientes actuales en gran parte


viven en las tierras ancestrales aunque muy
mixogenizados formando parte de la
población criolla o confundida con los kolla.

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Historia

Los pueblos que habitaron la Puna y las


quebradas comprendidas entre el río Loa y
el Copiapó, se conocen con el nombre de
Atacameños. Los españoles que llegaron a
Chile, se encontraron con este grupo de
habitantes aborígenes en un estadio de
desarrollo aldeano con actividades agro-
alfareras. De la cultura atacameña destacó
el llamado Complejo de San Pedro de
Atacama, ubicado en el Salar de Atacama, en
el curso medio y alto del río Loa.

Los orígenes de estos pueblos se remontan al período del poblamiento del continente americano, entre 30.000 y
10.000 A.C, cuando bandas cazadoras y recolectoras provenientes del norte, se instalan en la puna en busca de
alimento. Hay evidencias de ellas al noreste del Salar de Atacama, en la sierra de Gatchi, en la que mediante
excavaciones arqueológicas se han encontrado instrumentos como cuchillos, puntas de proyectiles y percutores
de piedra.

Es alrededor del año 2000 A.C cuando se pueden considerar como pueblos atacameños propiamente tal. Esto
coincide con los primeros intentos de cultivos agrícolas en algunos valles de quebradas fértiles. Junto con estos
primeros ensayos agrícolas, que se dan mientras subsistían básicamente de la caza y recolección, comenzaban
los primeros intentos de domesticación de los camélidos: llama y alpaca.

Gradualmente, con la domesticación de plantas y animales, las bandas evolucionaron de la vida nómade a la
sedentaria, con la consecuente formación de los primeros poblados de tipo semialdeano (hacia el año 1000 A.C).
Se levantaron viviendas con los recursos que ofrecía el medio ambiente y, con la ganadería, desarrollaron un
tráfico con caravanas de llamas por el altiplano.

La vida aldeana y el contacto con otros pueblos (principalmente del altiplano) dieron origen al trabajo de tejidos,
metalurgia del cobre, alfarería (cerámica), cestería y ganadería de tráfico. El control definitivo de la agricultura
se inserta en los comienzos de la era cristiana.

Hacia el año 600 D.C, los pueblos del Norte Grande comienzan a recibir la influencia de la cultura de Tiwanaku, del
altiplano, hasta aproximadamente el año 900 D.C.

Alrededor del año 1250 D.C, los pueblos atacameños comienzan a recibir la influencia cultural de la civilización
incaica, que es impulsada por los señoríos Incas (véase Inca) de la zona de la puna; posteriormente, a mediados
del siglo XV, son invadidos y conquistados por los Incas.

En el siglo XVI, con la llegada de los españoles, Atacama pasa a formar parte de la Corona Española. Actualmente
los atacameños constituyen una de las etnias originarias vigentes en el Estado de Chile.

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Organización Social

La vida social de los atacameños se basaba en el Ayllú, que


era una comunidad compuesta por varias familias que
descendían de un antepasado en común, con quienes
manejaban un sentido de territorialidad comunitaria. La
autoridad estaba depositada en un jefe local.

De la composición de la familia y la instrucción de los hijos,


es poco lo que se conoce. Se sabe que el hombre se
encargaba de la ganadería y que las tareas de la agricultura
estaban reservadas principalmente para la mujer.

Vivienda

La familia habitaba en una vivienda hecha de adobe, con una


estructura de vigas de madera de algarrobo, muy firme. El
techo era de barro. Sobre éste había una construcción
pequeña, también de adobe, redonda como un horno, donde
guardaban los productos agrícolas, papa, maíz, frijoles etc.

La vivienda estaba dividida en dos partes, una para la habitación de sus moradores y otra donde tenían
enterrados a sus antepasados cercanos (padres, abuelos, bisabuelos), llamados "gentiles", nombre con el cual
identifican a sus antepasados. En la parte habitada de la casa dormían y guardaban los utensilios que consistían
en tinajas donde preparaban brebaje de algarrobo,
ollas y cántaros, así como también sus armas
(flechas y hondas).

La formación de los pueblos atacameños se


remonta al año 2000 antes de Cristo, con los
comienzos del cultivo agrícola. El desarrollo de
éste último trajo consigo paulatinamente el
poblamiento semialdeano, que se da en los
comienzos del primer milenio antes de Cristo.

El poblamiento semialdeano evolucionó hasta


lograr su máxima expresión hacia el año 1200 D.C
con la formación de aldeas fortificadas (Pucara). La escasez de oasis en medio del desierto daba un gran valor a
los alimentos y al ganado de los atacameños. Esto hacía que se vieran en constante amenaza de ser asaltados
por pueblos lejanos, tales como los pueblos de los conchales y los Incas. Por esta razón comenzaron a alzar sus
aldeas sobre lugares altos y escarpados, rodeadas de muros defensivos. Estas verdaderas fortalezas tenían en
su interior viviendas, dispuestas en forma muy densa y con estrechas callejuelas. Actualmente quedan restos de
Pucara en Turi, Quitor, Lasana y Chiuchiu.

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Vestuario

El vestuario de los atacameños consistía en prendas


de lana de llama, alpaca y vicuña hilada, tejida y teñida
por las mujeres. Las prendas de vestir eran camisas y
ponchos (acsos) multicolores, para los hombres, y un
sayo (hábito) ancho, para las mujeres, que les cubría
el cuerpo hasta debajo de las rodillas y los brazos
hasta el codo y se amarraba con una faja. Sobre estas
prendas hacían bordados de figuras estilizadas de
hombres, animales y elementos geométricos. Las
imágenes representadas en su vestuario contenían un lenguaje simbólico ritual y de valor totémico para el grupo
que las usaba. Complementaban esta vestimenta con unos vistosos gorros de lana y otros adornos para la
cabeza hechos de plumas, y unas sandalias que hacían las veces de calzado.

Utensilios

Entre los utensilios de lo atacameños se puede citar la cerámica de uso doméstico (cántaros, jarros, platos),
herramientas y otros artefactos (hechos de madera: palas, cuchillones, vasos, tubos para aspirar, máscaras) y
las armas, con las que se defendían de los pueblos agresores.

Gracias a las investigaciones arqueológicas, se ha podido conocer la alfarería, metalurgia, música y actividad
textil de los atacameños.

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Creencias y Religión

De las crónicas de la época de la conquista española, se desprende


que los atacameños daban gran importancia al culto de los
antepasados por el hecho que los enterraban en un sector
importante de la vivienda. Veneraban ríos, lagunas, volcanes,
montañas y fauna local. Adoraban al "malku", señor de la montaña
que los protegía, a quien también denominaban el "tata malku". Así
mismo los implementos que les ponían en sus tumbas acredita que
creían en la existencia de otra vida. El ajuar mortuorio, o
implementos con que los enterraban, consistían en armas, vestidos,
joyas, otros objetos de uso personal y alimentos.

Muy adentrado en la cultura Atacameña estaba la inhalación de


alucinógenos (cebil) constituido en todo un ceremonial andino, era el
acercamiento mediante la exaltación y estimulación a sus dioses, era
la apropiación de quién inhalaba del poder de aves, felinos y
serpientes. Acompañaba este ceremonial un conjunto de tablillas finamente labradas en las cuales se depositaba
el alucinógeno o “rapé” para luego mediante una bombilla de madera o hueso era inhalado. Por otro lado y con
una influencia notoria de
los Incas, los Atacameños
adoptaron el culto Solar o
Inti para lo cual
fabricaron altares en los
lugares de mayor altura,
de preferencia en el
Volcán Licancabur el cual
era considerado una
“Montaña Sagrada”.
Creían en varios dioses,
según sus creencias,
estos dioses vivían en lo
alto del volcán Lincacabur. También en una vida después de la muerte, por este motivo sepultaban a sus muertos
con todo lo necesario para el largo viaje que les esperaba.

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El kunza
También llamado atacameño, es un
idioma extinto que, hasta el siglo XIX, era
hablado por el pueblo atacameño en
el Altiplano de Chile, Argentina y Bolivia.
Por los datos disponibles, se cree que
era una lengua polisintética. Sin embargo,
no se dispone de información suficiente
para establecer con qué lenguas estaba
relacionado.
Se conserva en topónimos y en cantos ceremoniales relacionados con la limpieza de los canales de regadío, de
los que ya no se recuerda el significado. Los topónimos de origen kunza se encuentran principalmente en el norte
de Chile (Región de Antofagasta), pero también en el norte de Argentina (Salta y Jujuy) y el sur de Bolivia. Los
cantos se recitan de memoria, sin conocer su significado.

Alimentación

Fue un pueblo ganadero (ganadería


de auquénidos) que tuvo la
capacidad de aprovechar la escasa
agua existente y obtener cosechas
abundantes. Debido al escaso
terreno agrícola, los alimentos de
este origen no eran suficientes por
lo cual se criaban las llamas y
alpacas como animales de carga y
también se alimentaban con su carne
y se vestían con sus pieles y la lana
que obtenían de ellas.

Al igual que muchos otros pueblos


andinos, crearon un sistema de
siembras en terrazas, con el fin de que el agua no escurriese y evitar el arrastre de la capa del suelo orgánico y
fértil. Sus cultivos fueron variados, se alimentaban principalmente de verduras que ellos mismos sembraban y
cosechaban: calabazas, zapallo, ají, porotos, tabaco (usado principalmente con fines rituales), tunas, maíz y sobre
todo papas y quinoa. Abonaban sus cultivos con el guano de las aves de la costa, el que transportaban a lomo de
llamas. También se alimentaban de carne ya que criaban animales y de pescados y mariscos que intercambiaban
con los changos que se asentaban en la costa, por medio de trueques, principalmente les intercambiaban su
carne hecha charqui (carne con sal resecada por el sol).

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Desarrollo agroalfarero

El inicio, conocido como "primer período", se sitúa


entre 400 a 900; se caracteriza por una alfarería roja pulida,
por cántaros antropomorfos (con formas de hombre) y el
uso de adornos y vasos de oro.
El "segundo periodo" es entre 900 y 1200, muestra el
empleo de una alfarería negra pulida, la influencia de la
cultura del Tiahuanaco o Tiwanaku -horizonte cultural
Tiahuanaco-, el empleo de las tabletas para aspirar
alucinógenos, principalmente el cebil y el cacto " san
pedro " o huanto, con figuras esculpidas de hombres,
cóndores y de consumir en muy específicas situaciones, por
ejemplo cuando un chamán debía intentar hacer una
adivinación poniéndose en contacto -según creían- con los
dioses.
El "tercer período", comprendido entre 1200 y 1500, recibe la influencia de la civilización incaica y deja como
exponente la construcción de fortalezas o púkara de piedra rodeadas de murallas con angostas calles y
apretadas habitaciones.

Enlaces Altiplánico

Los lipe habitaban la región puneña y altiplánica y al este del cordón de las más elevadas cumbres andinas
llegando hasta los valles occidentales de Tarija y zonas septentrionales de las provincias argentinas de y Jujuy en
donde entraban en contacto con los "omaguacas" o humahuacas y diaguitas, por sus linajes e idioma primero es
evidente que los lípe y parte de los chichas, integraban el conjunto
lickan-antay, una parcialidad importante de éste, pero por su
ubicación geográfica en el corredor que va desde el Altiplano
andino a la Región Pampeana, sufrieron dos fuertes influjos
culturales desde el norte: el tiawanacota u Horizonte Tiawanaku y
luego el influjo del Tawantisuyu o imperio Inca. De este modo los
lípe y los chicha están más transculturados por los quechuas , el
uso del idioma runa simi y la celebración de los Andes Centrales
(tantanakui, fiesta de la pacha-mama, tinkunaku, corpachadas etc.).
De este modo es que los lípe suelen pasar desapercibidos bajo la
denominación de ""koyas" denominación que engloba a muy

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diversas etnias de la región altiplánicopuneña y las proximidades de ésta.

El Arte Atacameño
Cerámica: La alfarería atacameña se divide en dos tipos,
correspondientes a las dos primeras etapas del período
agro-alfarero. El primero se caracteriza por la elaboración
de cántaros antropomorfos en cerámica roja pulida. El
segundo, por el uso de cerámica negra pulida.

Metalurgia y artesanía en madera: A través de los objetos que se han


encontrado, se sabe que los atacameños desarrollaron la metalurgia y la
artesanía en madera. Trabajaron el cobre, el bronce, en menor medida, la
plata y, ocasionalmente, el oro. Escasa era también la madera en la región,
pero se sabe que con ella elaboraron palas, cuchillones, máscaras, vasos
altos, tabletas y tubos para absorber

Música: La música, ligada a la actividad religiosa y militar, se manifestaba por medio del uso de: trompetas de
huesos ensamblados o de trozos de madera ahuecada; flautas traversas de madera o caña; ocarinas (flauta
globular) de cerámica; tambores de madera cubiertos con membranas de pellejo de llamas; y campanas,
confeccionadas en madera y metal

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Actividad Textil: Los atacameños desarrollaron una intensa
actividad textil. Tejían frazadas, camisas y ponchos
multicolores con lana de llama y alpaca, en los que bordaban
figuras estilizadas de hombres, animales y figuras
geométricas. Además de su importancia económica y
religiosa, los tejidos se relacionaban con el linaje del grupo.
Este arte del tejido es el que da origen a la textilería actual en
los pueblos del norte

Arte Rupestre: Se destaca la existencia de


pinturas rupestres en las paredes de aldeas de la
puna, hechas por antecesores de los atacameños,
entre los años 4000 y 2000 A.C. Los registros
corresponden a imágenes de gua nacos o vicuñas
en movimiento.

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