El Paraíso Perdido - Una Obra Moderna en El Barroco PDF
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Lucifer significa “Lucero del alba” “portador de luz” y viene del latín
“lux” (luz) y “fero” (llevar), ese era el nombre del ángel más bello y querido
por Dios y que luego de su caída pasó a llamarse Satanás (que en hebreo,
quiere decir adversario). En la biblia católica hay referencias al mito de la
caída, la primera vez que se le menciona es en un discurso del profeta
Isaías (Is 14.12-14) al Rey de Babilonia en la Vulgata de San Jerónimo
“¿Cómo caíste del cielo, lucero brillante, hijo de la aurora?[...]Tú, que decías
en tu corazón: Subiré a los cielos; en lo alto, sobre las estrellas de Él,
elevaré mi trono; me instalaré en el monte santo, en las profundidades del
aquilón. Subiré sobre la cumbre de las nubes y seré igual al Altísimo.”
También pude encontrar otras referencias en Ezequiel (28:12-19 12)
“Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta
que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones
fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de
Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.” y
en Apocalipsis: 12:7-12 “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente
antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero;
fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” Sin embargo,
en ninguna parte se narra el mito de la caída de forma clara y directa.
Escrita en tiempos del barroco en 1674 se publican los doce libros que
componen El paraíso perdido, un poema épico escrito en verso blanco que
narra la caída de Satanás y la caída del hombre. Ya había leído El paraíso
perdido cuando me encontré con la pintura El sacrificio de Isaac, un cuadro
que pintó el italiano Caravaggio alrededor del año 1603, en ella es claro el
tema de lo religioso y entre mas la veía e investigaba sobre toda esa obra
podía ver el temor a Dios que sentía Abraham por tener que llevar a cabo
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su mandato y probar su fe a costa de su hijo Isaac; el Altísimo se presenta,
tal como en El paraíso perdido, como un Dios severo y cruel, con ciertos
rasgos titánicos y es el mismo que se encuentra en el antiguo testamento
de la biblia cristiana. Sin embargo, es misericordioso, envía a uno de sus
ángeles a detener el sacrificio de Isaac en el último momento y también en
su infinita misericordia deja libres y con vida a los ángeles que se alzaron
en su contra en el mito arriba mencionado sobre la caída.
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en ciertas sociedades debido a las diferencias culturales, y es muy diferente
por ejemplo, a la definición que le dan en Asia Oriental la religión budista.
En pali, la lengua que hablaba Buda, una de las formas con las
que se refiere al amor es "metta", una palabra que ha sido traducida
como amor pero también como amabilidad, benevolencia y buena
voluntad; "metta" es amor pero sin el sufrimiento que
necesariamente conlleva el apego y el aferramiento a una persona.
(Martínez, 2016)
A lo que quiero llegar es que en este caso, Milton es aquel que nos da
la idea de maldad y funda las bases del pensamiento moderno, nuestro
pensamiento es Luciferino, y aplicamos ése razonamiento de Satanás de
que todos somos iguales y tenemos que estar al mismo nivel, cuando la
verdad es que no todos somos iguales o por lo menos no en términos
laborales o profesionales, pero tenemos esa necesidad de reafirmar esa
igualdad que es entendida como igualdad hacia abajo, sí tú reinas, yo
también y si yo caigo, tú también deberías caer. La tradición anglosajona
está muy influenciada por Milton, los héroes modernos, como Deadpool, son
una versión pop de Satán, la humanidad es aquello que los mantiene a raya
-a los héroes modernos- y no son naturalmente buenos.
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como bello. Si, El paraíso perdido es una obra del barroco, pero le abre las
puertas a la modernidad.
Por eso me resulta muy interesante saber que pasaba por la mente
del lector de aquella época para quién la religión tenía tanto significado y
relevancia, me preguntó si en su mente habrán resonado las mismas cosas
que llamaron mi atención a lo largo de la obra y que a mí también me
hicieron pensar. El primer planteamiento que nos hace Milton es que Dios
es estricto y severo y a la vez misericordioso y capaz de amar pero “a su
manera” (al parecer el amor tiene muchas formas y no me atrevo a
definirlo), y siendo así ¿cómo te vas a revelar ante quién más te ama? Pero
a Satanás no le importa que Dios lo ame, él quiere poder, quiere estar en
lo más alto de la jerarquía del cielo, y este es su razonamiento: “¿Cuál fue
el tiempo, quiénes los testigos de esta creación? ¿Recuerdas tú haber sido
creado y cuándo te dio el ser el Creador? En cuanto a nosotros, no
conocemos el tiempo en que no éramos lo que somos ahora; a nadie
conocemos anterior a nosotros” (Milton, 1674, p.74). Satanás no reconoce
a Dios como su creador y eso también es algo significativo en la búsqueda
del porqué de sus acciones.
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un principio sabe sobre la rebelión de Satanás y también sabe que hará caer
al hombre pero, decide no intervenir, dice: “de este modo los he creado
libres, y en libertad deben continuar hasta que ellos mismos se encadenen.”
(Milton, 1674, p.34). El autor podría estar planteando que somos
responsables de nuestra propia destrucción y condena. Esa pudo ser la
perspectiva que tenía el hombre del barroco, apegado a las leyes de Dios y
temeroso de su ira, sin embargo, creo que el hombre moderno no comparte
esa “visión”, con frecuencia lo que escucho en todos lados son personas que
culpan a Dios de todo, hasta de las consecuencias de sus propias acciones,
otra prueba de que poseemos un razonamiento más similar al Satán que
aparece en esta obra.
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que “está mal” revelarse ante el Padre, aquel que te ha creado y dado todo,
y también, que su libertad recae en elegir a quién servir y ser leal.
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acciones, le muestra lo que pasará más adelante, las guerras a causa de la
corrupción de los hombres, como todo se convierte en caos y Dios “en su
infinita misericordia” decide salvar a los “buenos” en un arca y ahogar al
resto, pero que aún eso no es suficiente y la raza humana sigue condenada
hasta la llegada de un hombre excepcional e incorruptible que viene a
salvarnos a todos y es la representación del hijo de Dios en la tierra,
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Por esto deduzco que lo mejor es obedecer, amar a Dios, sólo
con temor y caminar como si presenciara todos nuestros pasos,
reconocer sin cesar su providencia, no depender de nadie más que de
Él, que es misericordioso en todas sus obras, haciendo que el bien
triunfe del mal, llevando a cabo con las cosas más pequeñas las más
grandes, derribando la fuerza del mundo con los medios que se tienen
por más débiles y al sabio del mundo, con la sencillez del humilde.
(Milton, 1674, p.172)
Palabras que deben haber afianzado aún más las doctrinas que se le
impusieron –al lector del barroco- desde la infancia, la cita es tajante y
directa, pero no resume toda la obra ni mucho menos sus planteamientos.
El paraíso perdido de Jhon Milton expone diversos puntos de vista,
constantes predicamentos y nos hace pensar y reflexionar sobre cosas en
las que probablemente no habíamos pensado antes, como los sacrificios por
amor, los límites de lo que está bien o está mal y sobre lo que realmente
nos hace libre; y todo eso la acerca aún más a la modernidad, porque, tal
como plantea Milán Kundera en su texto El arte de la novela, la edad
moderna nace luego de que la única Verdad divina se descompone en
cientos de verdades relativas que luego los hombres se reparten.
Referencias Bibliográficas:
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Martínez Gallardo, Alejandro. Una fascinante definición de lo que es el amor
según el budismo. Fecha de publicación: 2016-05-10. Fecha de consulta:
26/06/2018. https://www.harmonia.la
Milton, Jhon. El paraíso perdido. Biblioteca Virtual Universal
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