El Paraíso Perdido - Una Obra Moderna en El Barroco PDF

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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Humanidades y Educación


Escuela de Letras
Barroco Europeo
María Laura Pernalete R.

El paraíso perdido: ¿Una obra moderna en el barroco?

Lucifer significa “Lucero del alba” “portador de luz” y viene del latín
“lux” (luz) y “fero” (llevar), ese era el nombre del ángel más bello y querido
por Dios y que luego de su caída pasó a llamarse Satanás (que en hebreo,
quiere decir adversario). En la biblia católica hay referencias al mito de la
caída, la primera vez que se le menciona es en un discurso del profeta
Isaías (Is 14.12-14) al Rey de Babilonia en la Vulgata de San Jerónimo
“¿Cómo caíste del cielo, lucero brillante, hijo de la aurora?[...]Tú, que decías
en tu corazón: Subiré a los cielos; en lo alto, sobre las estrellas de Él,
elevaré mi trono; me instalaré en el monte santo, en las profundidades del
aquilón. Subiré sobre la cumbre de las nubes y seré igual al Altísimo.”
También pude encontrar otras referencias en Ezequiel (28:12-19 12)
“Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta
que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones
fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de
Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.” y
en Apocalipsis: 12:7-12 “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente
antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero;
fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” Sin embargo,
en ninguna parte se narra el mito de la caída de forma clara y directa.

John Milton escribe la historia que no fue claramente contada sobre


la caída de Lucifer o Luzbel (dependiendo de la traducción) y la titula El
paraíso perdido, en ella nos da un panorama de cómo surge el infierno y
nos rellena los espacios vacíos en la historia del origen del hombre. Como
Milton no estuvo ahí al momento de la creación, se “inspiró” en aquello que
ya conocía, tomó características del Infierno que describe Dante en su
Divina Comedia, extrajo elementos de mitos griegos, romanos y egipcios y
también tomó de Shakespeare la plasticidad de las imágenes, el manejo del
lenguaje y la idea del sacrificio por amor. Pero esas son solo algunas de las
referencias que pude rastrear dentro del texto, sin embargo, sé que
probablemente existen muchas más que he pasado por alto sin darme
cuenta.

Resulta un poco difícil mantener un punto de vista objetivo al leer esta


obra, o me desviaba por lo teológico o me resultaban demasiado chocante
las actitudes machistas que allí se reflejan, a cada momento mi lector
contemporáneo trataba de dominar mi perspectiva, pero he hecho mi mayor
esfuerzo por mantenerme firme y concentrarme en ver este texto como una
obra literaria, porque es necesario tener una mente abierta para
comprender toda la complejidad que ella posee.

La divina comedia, Macbeth y El paraíso perdido, son obras escritas


en tiempos de fe y realizan una “exploración realista de lo sobrenatural”
porque no se duda de que exista el inframundo. En términos de fe existe,
por eso no son obras fantásticas. Milton hace una representación de la
maldad pura y también una humanización de simpatía hacia el mal, dos
elementos presentes en los románticos y la literatura gótica, como en los
cuentos de Edgar Alan Poe.

Escrita en tiempos del barroco en 1674 se publican los doce libros que
componen El paraíso perdido, un poema épico escrito en verso blanco que
narra la caída de Satanás y la caída del hombre. Ya había leído El paraíso
perdido cuando me encontré con la pintura El sacrificio de Isaac, un cuadro
que pintó el italiano Caravaggio alrededor del año 1603, en ella es claro el
tema de lo religioso y entre mas la veía e investigaba sobre toda esa obra
podía ver el temor a Dios que sentía Abraham por tener que llevar a cabo

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su mandato y probar su fe a costa de su hijo Isaac; el Altísimo se presenta,
tal como en El paraíso perdido, como un Dios severo y cruel, con ciertos
rasgos titánicos y es el mismo que se encuentra en el antiguo testamento
de la biblia cristiana. Sin embargo, es misericordioso, envía a uno de sus
ángeles a detener el sacrificio de Isaac en el último momento y también en
su infinita misericordia deja libres y con vida a los ángeles que se alzaron
en su contra en el mito arriba mencionado sobre la caída.

Ambas obras, aunque con un intervalo de tiempo entre ellas con


respecto a su creación, son pertenecientes al barroco y en ellas recogen
muchas de sus características, lo que las hace grandes representantes de
este período, y me interesa mucho el saber bajo que perspectiva leyó el
hombre de ese tiempo este poema épico, qué significó para ellos, qué
pensaron al leer una obra muy diferente y mucho más intensa que cualquier
cosa (a excepción de la biblia) que hubiesen leído antes, pero debo ser
sincera y la verdad es que al principio tuve mis dudas y me preguntaba
¡¿por qué rayos debo leer unas obras tan viejas?! Qué fastidio, sentía que
me quedaba dormida en cada página hasta que en una de las clases obtuve
la respuesta a esa pregunta y cambió totalmente mi perspectiva y mi
aproximación a los textos de lectura obligatoria.

Lo que estamos haciendo al leer estas obras (Marlow, Milton,


Shakespeare, etc) es ir al origen de ese imaginario colectivo que llega a
nosotros por medios no literarios como el cine, la televisión o el comic.
Como por ejemplo, sinceramente, nunca me puse a pensar porque la
mayoría de las personas tenemos una misma idea sobre el amor y que
ahora, gracias a las novelas de caballería y al profesor Agustín Silva-Díaz,
sé que ese concepto que tenemos sobre el amor es otra herencia de nuestra
cultura occidental más específicamente de las novelas de caballería y su
amor cortés, que es un amor apasionado, arrebatador y lleno de seducción;
tal como lo concebimos actualmente los herederos de esa cultura
occidental, entre más imposible y conflictivo mejor; esa concepción varía

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en ciertas sociedades debido a las diferencias culturales, y es muy diferente
por ejemplo, a la definición que le dan en Asia Oriental la religión budista.

En pali, la lengua que hablaba Buda, una de las formas con las
que se refiere al amor es "metta", una palabra que ha sido traducida
como amor pero también como amabilidad, benevolencia y buena
voluntad; "metta" es amor pero sin el sufrimiento que
necesariamente conlleva el apego y el aferramiento a una persona.
(Martínez, 2016)

A lo que quiero llegar es que en este caso, Milton es aquel que nos da
la idea de maldad y funda las bases del pensamiento moderno, nuestro
pensamiento es Luciferino, y aplicamos ése razonamiento de Satanás de
que todos somos iguales y tenemos que estar al mismo nivel, cuando la
verdad es que no todos somos iguales o por lo menos no en términos
laborales o profesionales, pero tenemos esa necesidad de reafirmar esa
igualdad que es entendida como igualdad hacia abajo, sí tú reinas, yo
también y si yo caigo, tú también deberías caer. La tradición anglosajona
está muy influenciada por Milton, los héroes modernos, como Deadpool, son
una versión pop de Satán, la humanidad es aquello que los mantiene a raya
-a los héroes modernos- y no son naturalmente buenos.

En este poema épico, Milton también instaura un nuevo tópico en la


literatura y crea una conexión entre lo bello y lo maligno, “Los cielos no han
perdido criatura más hermosa” dice el poeta refiriéndose a Belial, uno de
los ángeles caídos en desgracia y que al caer al igual que sus compañeros,
perdió su nombre divino y fue borrado del libro de la Vida. La humanidad
los conoce por otros nombres, ahora de demonios. Ni en Dante ni en Marlow
existe esa conexión entre lo bello y lo maligno. Allí lo demoníaco es
horroroso. Es en la modernidad que hay esa concepción de lo bello como
algo maligno y ahí es cuando comenzamos a calificar lo bello con adjetivos,
como por ejemplo: tenía una belleza angelical. Nace también lo monstruoso

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como bello. Si, El paraíso perdido es una obra del barroco, pero le abre las
puertas a la modernidad.

Por eso me resulta muy interesante saber que pasaba por la mente
del lector de aquella época para quién la religión tenía tanto significado y
relevancia, me preguntó si en su mente habrán resonado las mismas cosas
que llamaron mi atención a lo largo de la obra y que a mí también me
hicieron pensar. El primer planteamiento que nos hace Milton es que Dios
es estricto y severo y a la vez misericordioso y capaz de amar pero “a su
manera” (al parecer el amor tiene muchas formas y no me atrevo a
definirlo), y siendo así ¿cómo te vas a revelar ante quién más te ama? Pero
a Satanás no le importa que Dios lo ame, él quiere poder, quiere estar en
lo más alto de la jerarquía del cielo, y este es su razonamiento: “¿Cuál fue
el tiempo, quiénes los testigos de esta creación? ¿Recuerdas tú haber sido
creado y cuándo te dio el ser el Creador? En cuanto a nosotros, no
conocemos el tiempo en que no éramos lo que somos ahora; a nadie
conocemos anterior a nosotros” (Milton, 1674, p.74). Satanás no reconoce
a Dios como su creador y eso también es algo significativo en la búsqueda
del porqué de sus acciones.

Por su desobediencia fue expulsado del cielo y condenado al infierno,


pero este no como un lugar sino como el estado del alma luego de perder
la gracia divina de Dios porque “El espíritu lleva en sí mismo su propia
morada y puede en sí mismo hacer un cielo del infierno o un infierno del
cielo” (Milton, 1674, p.6). El infierno comienza desde que se es expulsado
del paraíso y se pierde la gracia. Sin embargo, a Satán no parece importarle
donde se encuentre, más adelante nos dice que para él “vale más reinar en
el infierno que servir en el cielo”, por lo que se puede deducir que no se
arrepiente de sus acciones.

Dios aquí es un tirano que se supone es el bueno de la historia, tiene


rasgos titánicos pero esta obra sigue siendo sobre el cristianismo, Él desde

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un principio sabe sobre la rebelión de Satanás y también sabe que hará caer
al hombre pero, decide no intervenir, dice: “de este modo los he creado
libres, y en libertad deben continuar hasta que ellos mismos se encadenen.”
(Milton, 1674, p.34). El autor podría estar planteando que somos
responsables de nuestra propia destrucción y condena. Esa pudo ser la
perspectiva que tenía el hombre del barroco, apegado a las leyes de Dios y
temeroso de su ira, sin embargo, creo que el hombre moderno no comparte
esa “visión”, con frecuencia lo que escucho en todos lados son personas que
culpan a Dios de todo, hasta de las consecuencias de sus propias acciones,
otra prueba de que poseemos un razonamiento más similar al Satán que
aparece en esta obra.

Entonces me surge una nueva duda, ¿En qué consiste precisamente


la libertad? Suena un poco ambiguo y muy filosófico para mi gusto, mejor
sería ¿Cómo se representa la libertad en El paraíso perdido de Jhon Milton?
El autor en primera instancia nos plantea la incógnita de qué es lo que
realmente nos hace libres y desde una perspectiva contemporánea, Satanás
es aquel que le mostró la libertad al hombre, pero desde una visión teológica
cristiana él perdió la verdadera libertad.

“En sus miradas divinas brillaba la imagen de su glorioso autor, con


la razón, la sabiduría, la santidad severa y pura, severa, pero colocada en
esa verdadera libertad filial que constituye la verdadera autoridad entre los
hombres.” (Milton, 1674, p.48) En esa cita se hace referencia a Adán y Eva
que gozan de la “verdadera libertad”, y si ellos tienen los dones de la razón,
la sabiduría y son dueños y señores de todo el jardín del Edén, entonces,
¿qué les daría más libertad? ¿La sabiduría o la felicidad? Por medio de
Satán se nos plantea la teoría de que aquel que es inferior no puede ser
libre y tampoco puede serlo aquel que se mantiene inocente, por otro lado,
está Abdiel, el que permaneció fiel entre un grupo de infieles, él primero
que todo nos plantea o mejor dicho, le plantea a Satanás en su discusión,

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que “está mal” revelarse ante el Padre, aquel que te ha creado y dado todo,
y también, que su libertad recae en elegir a quién servir y ser leal.

Dios, en su creación del hombre y el jardín del Edén no podía dejar


por fuera la maldad porque debe haber libertad de elección, por eso está
allí el árbol del conocimiento, no para brindar una gran inteligencia o como
una metáfora de todo la maldad reunida en una manzana y que convertirá
en demonio al que la coma. El árbol del conocimiento permite quitar el velo
de los ojos y darse cuenta de que el mal existe, pero el árbol también está
allí para representar una jerarquía, es un recordatorio de que Dios manda
sobre todas las cosas y sus reglas deben ser obedecidas o estarás
condenado a la desgracia. A Satán le parece injusto que haya cosas
prohibidas cuando Dios nos ha creado “libres” y a “su imagen y semejanza”,
sin embargo, esto no significa iguales sino parecidos a Dios. En un principio
se siente engañado porque pensó que era igual a Dios y al enfrentarlo se
dio cuenta de que no era así, luego el personaje sufre cierta transformación
y a partir del Libro III comienza a moldear la realidad a su conveniencia y
pone en uso su más poderosa arma: la palabra. “La elocuencia es del diablo”
o eso es lo que dice el dicho, y parte del hecho de que Satanás utiliza
engaños y artimañas para lograr lo que quiere, así es como convenció a una
legión de ángeles para enfrentarse a las fuerzas del altísimo y también con
esas artimañas logra convencer a Eva para que coma del fruto prohibido y
luego de eso ocurre un sacrificio de amor, porque contrario a lo que
comúnmente nos enseñan, de que la mujer es la culpable de todo, Adán
come del fruto al estar vencido por el encanto de su mujer, ya sea feliz o
miserable no quiere separarse de Eva, a quién tampoco podemos echarle
toda la culpa porque ella fue engañada.

A partir de entonces los seres humanos tenemos una parte divina y


otra luciferesca, luego de comer del fruto prohibido toda la humanidad es
condenada y el arcángel Miguel se lleva a Adán a un recorrido por una visión
del futuro, para que pueda ver la magnitud de la consecuencia de sus

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acciones, le muestra lo que pasará más adelante, las guerras a causa de la
corrupción de los hombres, como todo se convierte en caos y Dios “en su
infinita misericordia” decide salvar a los “buenos” en un arca y ahogar al
resto, pero que aún eso no es suficiente y la raza humana sigue condenada
hasta la llegada de un hombre excepcional e incorruptible que viene a
salvarnos a todos y es la representación del hijo de Dios en la tierra,

Su muerte salvará al hombre, siempre que no descuide una vida


ofrecida de tal modo y aprecie todo su mérito con una fe no
desprovista de obras. Este acto divino anula tu sentencia, esa muerte
que deberías sufrir envuelto en el pecado, borrado para siempre del
libro de la vida, este acto quebrantará la cabeza de Satanás,[…]
porque esta muerte es como un sueño, un dulce tránsito hacia la vida
inmortal.
(Milton, 1674, p.170)

Ahora bien, detengámonos aquí un momento para dejar clara una


cosa, puede que el Dios que se nos presente en esta obra sea como dije
anteriormente severo y cruel, pero su hijo es totalmente distinto, es aquel
que se ofrece voluntariamente para salvar al hombre para que pueda tener
la oportunidad de alcanzar la gracia de Dios pero, esta vez de forma
individual. El concepto de la caída es bastante barroco, se daba de manera
colectiva ese proceso de conversión, como cuando el grupo de demonios
cayó del cielo; en la modernidad existe este tipo de conversión pero de
forma individual, como al final de la obra en donde se plantea que serán
salvados aquellos que tengan temor de Dios y más por amor hagan Su
voluntad. Al no ser una persona demasiado apegada a la religión, esto no
me termine de “cuadrar” pero imagino que para el lector del siglo XVIII, un
muy devoto creyente para quién la religión lo es prácticamente todo, esta
obra debe haber creado un gran impacto y tal vez hasta provoco algún
sentimiento de intimidación, el final es casi una sentencia:

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Por esto deduzco que lo mejor es obedecer, amar a Dios, sólo
con temor y caminar como si presenciara todos nuestros pasos,
reconocer sin cesar su providencia, no depender de nadie más que de
Él, que es misericordioso en todas sus obras, haciendo que el bien
triunfe del mal, llevando a cabo con las cosas más pequeñas las más
grandes, derribando la fuerza del mundo con los medios que se tienen
por más débiles y al sabio del mundo, con la sencillez del humilde.
(Milton, 1674, p.172)

Palabras que deben haber afianzado aún más las doctrinas que se le
impusieron –al lector del barroco- desde la infancia, la cita es tajante y
directa, pero no resume toda la obra ni mucho menos sus planteamientos.
El paraíso perdido de Jhon Milton expone diversos puntos de vista,
constantes predicamentos y nos hace pensar y reflexionar sobre cosas en
las que probablemente no habíamos pensado antes, como los sacrificios por
amor, los límites de lo que está bien o está mal y sobre lo que realmente
nos hace libre; y todo eso la acerca aún más a la modernidad, porque, tal
como plantea Milán Kundera en su texto El arte de la novela, la edad
moderna nace luego de que la única Verdad divina se descompone en
cientos de verdades relativas que luego los hombres se reparten.

Referencias Bibliográficas:

Kundera, Milán. El arte de la novela

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Martínez Gallardo, Alejandro. Una fascinante definición de lo que es el amor
según el budismo. Fecha de publicación: 2016-05-10. Fecha de consulta:
26/06/2018. https://www.harmonia.la
Milton, Jhon. El paraíso perdido. Biblioteca Virtual Universal

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