Pastos y Forrajes
Pastos y Forrajes
Pastos y Forrajes
FACULTAD O CENTRO:
MATAGALPA
PROGRAMA DE
PASTOS Y FORRAJES
INFORMACIÓN GENERAL
PLAN DE ESTUDIOS: 1999
SEMESTRE: IX
FRECUENCIA SEMANAL: 4
MODALIDAD DE
REGULAR
ESTUDIOS:
CRÉDITOS: 4
REQUISITO: NINGUNO
CORREQUISTO: NINGUNO
A. INTRODUCCIÓN
Los países en vías de desarrollo, que en su mayoría son países del trópico, poseen más del
50% del parea mundial de pastos, ganado vacuno, ovino y caprino. Además estos países
cuentan con un alto potencial de energía lumínica solar. Sin embargo, tienen una
producción de solamente el 21% de leche, 34% de la carne de vacunos, la mitad de la carne
de ovinos y caprinos y un cuarto de la producción de lana de los países industrializados.
Mientras nuestros países solo producen 11 kg de carne y 23 kg de leche por habitante por
año, los países desarrollados alcanzan niveles de 55 kg y 322 kg respectivamente.
Los diferentes contenidos disponen de información elemental que de alguna manera pueda
responder en forma parcial a consideraciones que lleven a reflexionar sobre algunos
elementos que inciden en la baja productividad bovina en nuestras condiciones.
B. OBJETIVOS GENERALES
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS PSICOSOCIALES.
3. Conocer los distintos modelos que se utilizan para estimar la producción de materia
verde disponible en un área determinada.
C. PLAN TEMÁTICO
N° Unidades CP C L S Total
1 El Ecosistema de pasturas, componentes e
2 4 - - 6
interacciones
2 Bases fisiológicas para el manejo de praderas
2 4 - - 6
tropicales
3 Ciclo de nutrientes en pasturas - 2 - 4 6
4 Aspectos del manejo de praderas 4 6 4 4 18
5 Sistemas de producción animal basado en
8 8 - - 16
recursos forrajeros tropicales
6 Generalidades sobre productividad y desarrollo
- 4 - 4 8
tecnológico agropecuario
Total 16 28 4 12 60
TEMAS Y SUBTEMAS 5
Básicamente la unidad introductoria nos muestra una visión de la importancia que tienen
las pasturas (alimento de primer orden en animales rumiantes y no rumiantes) en el ciclo de
nutrientes presente en un ecosistema ya sea natural o manejado por el hombre.
Aspectos generales sobre la influencia que ejercen algunos factores físicos y ambientales
sobre la producción de pasturas, también se detallan en esta unidad.
TEMAS
Desde sus albores, el hombre fue recolector de alimentos. Luego entro a la etapa de
cazador; su subsistencia y sobre vivencia posteriores dependieron fundamentalmente de los
animales herbívoros de ramoneo y pastoreo.
Conforme las familias y los poblados crecían y las sociedades evolucionaban, se acrecentó
la dependencia del hombre con los animales que ya había domesticado y con los productos
de sus cultivos. De esta manera, los pastores nómadas identificaron (en las zonas semi-
desérticas) las áreas con mayor aptitud para sus siembras y las épocas del año con
suficiente humedad para establecer sus cultivos. Finalizada la siembra, se retiraban a otras
regiones y regresaban en la época de la cosecha. Esta práctica aún se conserva en países de
África y Asia.
Es probable que las pasturas naturales más productivas, como las de los valles semi – áridos
del Eufrates, del Tigris y del Nilo, se hayan trabajado (como se hace actualmente) para
destinarlas al cultivo de los cereales. Muchas de las regiones que en un principio
correspondieron a bosques, empobrecieron por las cosechas y fueron abandonadas temporal
o definitivamente, convirtiéndose en tierras de pastos en sucesiones secundarias. Un
proceso similar ocurrió en el desarrollo agrícola de Nicaragua, en la zona Central Norte,
Sur Este, Pacifico y en el Caribe o Atlántica.
El termino pasto denota cualquier hierba que pace el ganado. Básicamente y en primer
lugar por su cobertura a nivel mundial puede encontrar a las gramíneas y en seguida a las
leguminosas, ya sea directamente aprovechadas en el campo u ofrecidas al animal en otra
forma: corte, heno, ensilaje, etc.
Estas dos familias de plantas y otras que aprovecha el ganado en condiciones difíciles
(comúnmente de habito arbustivo, de las familias Quenopodiaceae, Cactaceae, Compositae,
Cruciferaceae y Zigofilaceae, principalmente); los residuos de cosecha (pajas, rastrojos),
semillas y frutas (algodón, guácimo, jícaro, guanacaste, marañon, hule, banano), follaje
arbóreo (madero negro, helequeme, marango, entre otros) y subproductos agroindustriales
(bagazos, pulpa de cítricos), son utilizados frecuentemente en la suplementación del
ganado. Estas son nutricionalmente reconocidas y consideradas como forrajes, por tener un
contenido de fibra cruda mayor del 18 %, sin importar su contenido de proteína cruda. Los
alimentos con contenidos inferiores de fibra cruda son considerados y denominados
concentrados (Cuadro 2).
Snydon 1981 distribuyo los tipos de vegetación en dos grandes grupos: tierras naturales de
pastoreo y tierras de pastoreo hechas por los hombres (artificiales o mejorados).
Cuadro 2. Contenido de fibra cruda, proteína y energía en concentrados comunes y forrajes
en Nicaragua.
Energéticos
Melaza 73 10 5 4.23
Salvado de trigo 89 11 18 3.09
Yuca, tubérculos 65 3 6 3.26
Banano, frutos 21 3 4 3.17
Forrajes
Napier (45 días) 22 30 7 2.22
Caña azúcar entera 25 32 4 2.65
Cascarilla de algodón 87 46 4 ---
Leucaena (60 días) 30 28 24 3.00
Paja de trigo 85 48 3 ---
Gallinaza 90 30 16 ---
Alfalfa (50 días) 21 23 21 2.75
Ruiz, 2007.
Esta formada por los departamentos de Chinandega, León, Managua, Masaya, Carazo y
Rivas, tipificada por tener una precipitación pluvial de 300 a 1,800 mm anuales,
distribuidos en seis meses al año. La banda de mayor precipitación (1,200 – 1,800 mm) se
localiza en el norte de Chinandega, pero el 90% del área total, tiene una precipitación
menor a 1,000 mm anual.
Del total de lluvia anual, solo el 8% aproximadamente cae en el verano. No obstante esta
limitación pluvial, el 47% de la superficie total de esta zona, se dedica a la explotación de
la ganadería. Para el año 1975, en la zona del Pacífico había aproximadamente 840,500
hectáreas empastadas, de las cuales 685,00 hectáreas eran de pastos mejorados y
naturalizados, el restante era de pasto natural.
Los suelos son de origen volcánico, con fisiografía que va de ondulada a quebradas en el
Pacífico Norte. En el Pacífico Central varia de llanuras a sierras, mientras que en el
Pacífico Sur varia de llanuras a valles ondulados.
Los suelos se consideran profundos, con limitaciones por una capa de talpetate (hardpan) en
el Pacífico Central. La textura es franca a excepción del Pacífico Sur y Central, que son
arcillosos y con mal drenaje.
En esta zona la precipitación es mayor que en la del Pacífico, aunque el rango dentro de
esta zona es sumamente amplio, desde 500 a 4,500 mm anuales, los departamentos de
Nueva Segovia, Madriz, Estelí son los de menor precipitación, luego se incrementa en
Boaco, Chontales, Matagalpa y Jinotega, hasta llegar a la banda de 3,500 a 6,000 mm en
Río San Juan.
Más del 50% del área de la zona Interior tiene una precipitación entre 1,000 y 1,200 mm
anuales, las lluvias se distribuyen en 6 a 10 meses del año pero del total de esa precipitación
anual, solo cerca del 16% se distribuye en la época seca.
Los suelos en esta zona son variados, desde arcillosos profundos y bien drenados, hasta
francos arenosos y mal drenados. El pH es neutro a ligeramente ácido, en la mayoría de los
suelos, aunque también hay extensiones con pH ácido.
La temperatura es ligeramente más baja que la del pacífico, con media anual de 23 a 28 °C,
registrándose en Matagalpa y Jinotega las temperaturas más bajas de la zona Interior (entre
15 y 20 °C).
La zona atlántica es la de mayor precipitación, con una estación seca muy reducida. Más
del 25% del agua, se distribuye en la época supuestamente seca. La precipitación anual en
esta zona varía de 2,000 a 5,000 mm distribuidos en 9 a 12 meses al año.
Aproximadamente ¾ partes del área total, está comprendida entre los límites de
precipitación de 2,000 a 3,500 mm, considerándose apta para el desarrollo de la ganadería a
pesar de ese potencial tan basto, en la actualidad menos del 10% de su superficie se explota
con ganado. Mientras que otros países Centroamericanos como Honduras, Guatemala y
Costa Rica aprovechan esos suelos para este y otros propósitos.
Los suelos de esta zona están sometidos a un lavado continuo, como consecuencia de las
altas tasas de precipitaciones, por lo que el pH es ácido y su fertilidad baja. La textura es
arcillosa y franco arenosa, en la parte norte, mientras en la región sur, es franca arenosa o
franca limosa. Los suelos son profundos o muy profundos, con buen drenaje en el atlántico
norte y mal drenados en el sur.
La temperatura de la zona atlántica es típica de las regiones tropicales húmedas, con media
anual de 25 a 26 grados centígrados y variaciones durante el año de 23 a 27 °C y alta
humedad relativa.
5ta. Categoría Manejo de la pastura Prácticas que utiliza el hombre y efecto del
animal
Fuente: Whiteman, 1974.
Radiación
La cantidad de radiación que llega a la superficie de la tierra depende del grado de filtración
atmosférica por latitud, nubosidad y turbidez de la atmósfera. La radiación total tiende a
declinar conforme se incrementa la latitud, aunque la radiación recibida en el cinturón
tropical es menor que en las latitudes intermedias, según se aprecia en el Cuadro 9.
Región Kcal/cm2/año
Sahara – Sudan 200 – 220
Australia, Norte y Centra 180 – 200
Australia Sur 140 – 180
Indonesia 140 – 150
Europa Occidental 80 – 100
Inglaterra 70 – 80
Fuente: Whiteman, 1975.
Algunos factores climáticos que afectan el crecimiento y la calidad de los pastos son
temperatura, radiación solar y precipitaciones.
La radiación solar es un elemento climático que se encuentra estrechamente relacionado
con procesos fisiológicos fundamentales, vinculados con el crecimiento y los cambios
morfológicos que experimentan los pastos y forrajes a través de su desarrollo.
La conversión de energía solar en biomasa en los pastos es variable y depende de las vías
metabólicas a través de las cuales efectúa la fotosíntesis, por lo que la tasa fotosintética de
los pastos es una función de la energía disponible. Las plantas C3 sometidas a altas
intensidades de radiación afectan la tasa de asimilación neta y alcanzan el estado de
saturación lumínica en sus hojas a valores de 300-400 J/m 2 /seg bajo condiciones
controladas.
Las plantas C4, por las razones bioquímicas y anatómicas antes explicadas, fotosintetizan
más por unidad de radiación absorbida y alcanzan la saturación lumínica a niveles
superiores, con eficiencias de hasta un 6% (Cooper, 1970, citado por Nelson y Moser,
1994). Sin embargo, en condiciones normales de explotación las hojas superiores reducen
los niveles de radiación al resto del follaje y sólo una parte de ellas alcanza su potencial
fotosintético, lo que hace que bajo estas condiciones se logre la saturación lumínica a
intensidades superiores.
Por otra parte, bajo condiciones de campo las hojas están orientadas en diferentes
direcciones y la intensidad de radiación a la que la mayoría de ellas están expuestas es
mucho más baja que cuando se disponen en un plano horizontal y parte de la energía que
llega es dispersada por la misma vegetación, a través de la reflexión y transmisión. Esta
situación hace que entre especies que posean vías bioquímicas similares para la fotosíntesis
presenten diferencias en la actividad fotosintética en su crecimiento y desarrollo,
atribuyéndose esto a las disímiles características anatómicas y propiedades ópticas que
presentan los follajes en las plantas forrajeras (Sinoquet y Caldwell, 1995).
La duración del período luminoso es otro factor muy relacionado con la intensidad y
calidad de la radiación, que puede afectar directamente el crecimiento. Los días cortos del
período invernal, unido a la baja intensidad de radiación, es una de las causas
fundamentales de la disminución de la productividad de los pastizales, cuyo
comportamiento es variable en dependencia de la especie de pasto. Se ha argumentado por
diferentes autores que las especies más afectadas por la duración del día son las
pertenecientes al género Digitaria, las que reducen, de forma muy marcada, su tasa absoluta
de crecimiento en los meses donde la duración del día es entre las 10-13 horas (Cruz y
Moreno, 1992). En otras especies como B. humidicola, C. dactylon, C. plectostachyus y P.
maximum, cv Makueni, Tergar, et al (1988) informaron una disminución significativa en su
productividad durante los días cortos en los meses de diciembre y enero en las regiones
montañosas de Puerto Rico.
La radiación solar también ejerce su influencia en otros procesos metabólicos de la planta
que determinan en su composición química, ya sea por cambios en la intensidad como en la
calidad de la luz. El aumento en la intensidad de la luz, favorece los procesos de síntesis y
acumulación de carbohidratos solubles en la planta, mostrando un comportamiento inverso
con el resto de los constituyentes solubles y estructurales, siempre que otros factores no
sean limitantes.
La temperatura
Las temperaturas por encima del óptimo también reducen sustancialmente el crecimiento,
debido a una disminución de la actividad fotosintética por inactivación enzimática y a un
incremento de la demanda respiratoria (respiración y fotorespiración), (Pollock, 1990). Por
otra parte, bajo estas condiciones aumenta la tasa transpiratoria y se crea un balance hídrico
negativo que reduce la expansión celular y, por consiguiente, el crecimiento.
Uno de los mecanismos estructurales utilizados por los pastos para reducir los efectos de
estrés por altas temperaturas, es el aumento del contenido de la pared celular,
fundamentalmente en lignina, la cual reduce de forma muy marcada la digestibilidad y la
calidad de éstos. Wilson, et al (1991), al estudiar el efecto del aumento de la temperatura en
el contenido de componentes estructurales y la digestibilidad en las hojas y tallos de C.
dactylon, P. máximum var trichoglume, P. laxaum, L. perenne y M. sativa, encontraron que
la reducción en la digestibilidad de la materia orgánica y de la pared celular estaba asociada
a un aumento en la lignificación de sus tejidos.
Temperatura (Ruiz 2007).
La temperatura ambiental es un factor primario que afecta a todos los procesos fisiológicos
de las plantas. Sobre las bases de la tolerancia a la temperatura se hace la división entre
cultivos y pastos tropicales y de otras latitudes. El factor que determina la temperatura en
condiciones tropicales es la altura sobre el nivel del mar. La humedad, los vientos y la
distribución de la precipitación pluvial inciden en mayor o menor grado sobre la
temperatura.
En general, las especies tropicales no son tolerantes a las bajas temperaturas, siendo la
mayoría altamente susceptible a las heladas. Aparte del efecto de las heladas y el
congelamiento, éstas especies son severamente limitadas en su crecimiento por las bajas
temperaturas en el rango de 5 a 15 °C.
El efecto de las temperaturas bajas sobre la planta está relacionado con la formación de
cristales de hielo dentro de los tejidos. Esta formación ocurre en los espacios intercelulares,
que aumentan en tamaño y número a medida que el agua sale de la célula. Mientras más
baja es la temperatura, mayor es la expulsión de agua de la misma y mayor es la
cristalización.
Tanto el exceso como el déficit de precipitaciones puede provocar estrés en los cultivos
forrajeros. En el caso del primero, generalmente ocurre en los suelos mal drenados durante
la estación lluviosa o en las regiones donde las precipitaciones son altas durante todo el
año. Su efecto fundamental radica en que causa anoxia en las raíces, afectando su
respiración aeróbica, absorción de minerales y agua. Si este se prolonga en especies no
tolerantes, disminuye la asimilación y traslocación del carbono, produciéndose cambios
metabólicos que activan la respiración anaeróbica, lo cual implica una menor eficiencia
energética y bioproductividad en las plantas (Baruch, 1994a). Por otra parte, modifica la
distribución y producción de la biomasa, la tasa de crecimiento y concentración de
minerales en las plantas, aspecto que fue demostrado por Baruch (1994b) en H. rufa, A.
gayanus cv CIAT 621, B. mutica y E. polystachya, en condiciones de inundación durante
20 a 25 días.
Sin embargo, el estrés por sequía es más común en las regiones tropicales, el cual afecta el
comportamiento fisiológico y morfológico de las plantas. El efecto depende de su
intensidad y el estado de crecimiento y desarrollo de la planta. Entre los efectos más
sensibles se destacan: la reducción de la expansión celular motivada por una disminución
en la presión de turgencia, cierre estomático, la transpiración y, por ende, la fotosíntesis,
aunque en este último con efectos directos en los procesos enzimáticos y transporte
electrónico (Antolín y Sánchez-Díaz, 1993), contenido de clorofila y la estructura de las
membranas, las cuales afectan la respiración. El déficit hídrico modifica la partición de la
biomasa entre la parte aérea y radicular en las plantas (Baruch, 1994b), disminuye el área
foliar y su duración, al tiempo que un incremento en la senescencia y, como resultado, la
abscisión de las hojas.
Por otra parte, bajo estas condiciones de estrés se producen importantes cambios
metabólicos que en muchas especies se consideran como adaptativos, los cuales se
caracterizan por una disminución de la síntesis de proteínas, aumento en la concentración
de aminoácidos libres, especialmente prolina, glicina, betaína, dipoliaminas y una
disminución en la velocidad de síntesis del RNA (Lösch, 1995).
Estos cambios metabólicos, generalmente, tienen pocos efectos sobre la calidad de las
plantas y los efectos beneficiosos que se señalan están relacionados con el proceso de
crecimiento. En este sentido, podemos plantear que el aumento en la calidad de los pastos
debido al estrés hídrico está asociado a cambios morfológicos en las plantas, tales como:
reducción en el crecimiento de los tallos y aumento en la proporción de hojas, elementos
característicos en el retraso de la madurez de las plantas.
Por su parte, el estrés hídrico disminuye la concentración de la pared celular en las hojas y
tallos de los forrajes, aunque de forma variable en sus componentes estructurales (celulosa,
hemicelulosa y lignina), atribuible esto último a la necesidad de la planta de mantener altos
valores de carbohidratos en formas solubles durante los ajustes osmóticos.
El efecto de las precipitaciones en el comportamiento de estos procesos morfológicos,
bioquímicos y fisiológicos relacionados con el crecimiento y la calidad de los pastos,
depende de múltiples factores que están asociados al ambiente, al suelo y la especie de
planta. En este sentido, se ha señalado en la literatura que el crecimiento de los pastos es
una función de la humedad disponible en el suelo y que éste, a su vez, varía en dependencia
de la cantidad y distribución de las precipitaciones, de la estructura y pendiente de los
suelos, de los valores de radiación y temperatura, así como del área cubierta por la
vegetación.
Estos resultados nos indican que en los períodos donde existe un déficit hídrico en el
balance entre las precipitaciones y la evapotranspiración se puede presentar una notable
reducción en el crecimiento y calidad de los pastos, situación que frecuentemente ocurre en
el período poco lluvioso en las regiones tropicales. No obstante, este comportamiento es
variable de acuerdo con la región, tanto en cantidad como en su distribución a través del
año.
La capacidad de las plantas para mantenerse y obtener agua del suelo, cuando la
disponibilidad de la misma es escasa o excesiva, está relacionada con la profundidad y la
extensión de su sistema radicular y la presencia de ciertas características físico –
anatómicas. De esta manera, por su sistema radicular profundo, las leguminosas resisten
períodos de sequía. Dentro de éstas y de las gramíneas, hay especies que se mantienen en
condiciones de chaguite o inundación semi o continua: la Sesbania grandiflora y el Kudzu
(Pueraria phasecoloides) en el primer caso y los pastos Alemán (Echinochloa polystachya),
Para (Brachiaria mutica) y Janeiro (Eriochloa polystachya) en el segundo.
Fotosíntesis.
En algunas regiones tropicales, la presencia continua de nubes espesas (particularmente
durante el período de lluvias) disminuye la radiación total que puede aprovecharse.
Además, el alto nivel de humedad en la atmósfera también reduce los niveles de radiación.
Así, aun en la situación tropical de Indonesia (con condiciones óptimas de temperatura,
humedad y disponibilidad de nutrimentos para el crecimiento vegetal), el rendimiento está
limitado por la cantidad de radiación recibida, especialmente durante la época de lluvias.
Fotosíntesis
La energía solar en forma de luz es la fuente energética para la fotosíntesis de las plantas
verdes y la producción del primer carbohidrato, del cual se desarrollan todas las substancias
orgánicas de la planta. Solamente una pequeña proporción de la energía solar que llega a la
tierra es utilizada comúnmente en el proceso de fotosíntesis (1 a 5 % y 3 a 10%) durante el
periodo de crecimiento máximo.
Para dar inicio al proceso fotosintético, se requiere de cierto grado de intensidad lumínica.
El incremento de la intensidad lumínica hasta 15-20 mil lux estimula la síntesis de materia
orgánica en las plantas de los climas templados (especies forrajeras y otras). Sin embargo,
la productividad fotosintética de las especies tropicales se incrementa a niveles lumínicos
superiores y llega al máximo (50 - 60 mil lux o más, Figura 7).
Figura 7. Intensidad lumínica
En las plantas con respuesta a altas intensidades lumínicas, estas células de la vaina de haz
presentan paredes gruesas y contienen cloroplastos grandes, de forma lineal, con
abundantes granos de almidón. Estas células son conocidas como células Kranz y juegan
un papel importante en el rápido transporte de precursores y productos finales de la
fotosíntesis.
En el ciclo Calvin, una proporción del CO2 absorbida por las hojas pero no utilizada, es
devuelta a la atmósfera. En el ciclo C4, el CO2 penetra en las células de los haces vasculares
y vuelve a servir como fuente gaseosa para la fotosíntesis. Así contribuye a la eficiencia del
uso del CO2.
Las gramíneas tropicales que responden a altas intensidades lumínicas son las de los
grupos Panicoideae y Eragrostiae
El mesófilo es el conjunto de tejidos que se hallan entre epidermis de la hoja y entre sus
nervios.
La combinación de la alta tasa de fotosíntesis y la habilidad para producir área foliar, hace
de las gramíneas tropicales las unidades vegetales más productivas de la tierra. La
eficiencia de la utilización de la energía solar es mayor que cualquier otro cultivo agrícola,
según se muestra en el Cuadro 11.
Fotoperiodismo
La longitud del día (horas sol o fotoperiodismo) tiene un efecto marcado sobre el desarrollo
vegetativo y la floración de las plantas. Las especies de día corto florecen en condiciones de
noches largas, mientras que aquellas de día largo (más horas luz), florecen en condiciones
de noches cortas.
En condiciones tropicales, donde la duración de las horas sol es casi constante y los días y
las noches son bastante similares en duración, la mayoría de las gramíneas y leguminosas
forrajeras son plantas neutrales que no responden al fotoperiodismo en forma significativa.
Los cationes son los elementos, moléculas o compuestos que tienen carga positiva.
b. Nitrógeno aprovechable. El 97 % de nitrógeno aprovechado por las plantas,
proviene de la materia orgánica. Esta tiene que ser descompuesta por
microorganismos para producir amonio y nitratos, que son las formas más utilizadas
por las plantas. A pH bajo, la actividad de estos microorganismos se restringe
considerablemente.
c. Efectos tóxicos. A pH bajo, el aluminio y el manganeso pueden ser tóxicos para las
plantas. A pH alto, en suelos saturados con sodio, este elemento puede ser tóxico.
d. Fijación de nitrógeno por las bacterias en los nódulos de las raíces de las
leguminosas. Cuando el pH es bajo, la fijación del nitrógeno atmosférico se reduce
y aún se puede inhibir.
Las características físicas y químicas del suelo tienen un efecto marcado sobre el valor
nutricional de las forrajeras. A continuación se presenta el efecto de la fertilidad del suelo
en la composición química del pasto local y en el porcentaje de nacimientos. En ambas
localidades, la forrajera estaba en la misma fase de crecimiento activo. Sin embargo, la
diferencia en valor nutritivo (mostrada a través de su composición química y en el
porcentaje de la natalidad) es altamente significativa y debe considerarse como un efecto
directo de la fertilidad del suelo.
Las propiedades biológicas del suelo están estrechamente relacionadas con la cantidad de
materia orgánica presente.
En igual forma, las propiedades biológicas del suelo-materia orgánica están en relación con
la presencia y cantidad de organismos vegetales y animales; entre estos se destacan
bacterias, protozoos, actinomicetos, hongos, algas, lombrices, etc
Bibliografía
Ruiz Fonseca, C.J. 2007. Agrostología. Managua, NI. 65pag.
Lösch, R. 1995. Plant water relations. En: Physiology. Progress in Botany. V 56 Springer
Forlag Berlin 56: 55- 96.
Del Pozo Rodríguez, P.P. 2004. Bases Ecofisiológicas para el manejo de los pastos
tropicales. 9 pág. La Habana, Cuba.
1.3 Ecosistema.
El suelo, el animal y la pastura son parte de los componentes más importante en los
sistemas de producción de carne y leche en nuestro país.
Mediante el manejo de pasturas, el productor puede manipular tanto a los animales como a
las pasturas para obtener así una mayor productividad por animal y por unidad de
superficie.
El manejo de pasturas, puede ser definido como el arte de obtener la mayor disponibilidad
de forraje con el fin de lograr la mayor productividad animal, mayor ganancia de peso por
animal por día, por hectárea, por año y mayor producción de leche por vaca.
El manejo de pasturas no es independiente del manejo animal ni del manejo general de la
finca. Existe una serie de factores que influyen sobre el manejo de pasturas, pero solo se
puede actuar sobre algunos, tales como: carga animal, presión de pastoreo, intensidad de
pastoreo, frecuencia de pastoreo, oportunidad de pastoreo, sistema de pastoreo y
fertilización.
1. Carga animal
Se refiere al número de animales por unidad de área que predomine sobre una pastura y se
expresa normalmente en unidades animales por hectárea (UA/ha), donde una unidad animal
equivale a 400 kg de peso vivo. Es una de los factores más determinantes en la
productividad de una pastura, debido a la relación de la productividad por animal y por
hectárea.
El ganadero, a través de la carga animal, puede manipular la disponibilidad de forraje por
animal. Toda pastura, dependiendo de su capacidad de producción de forraje, posee una
capacidad de carga determinada, la cual es similar a la carga animal óptima de la pastura.
Si se maneja una carga animal baja, se obtiene la máxima producción por animal, debido a
la alta disponibilidad de forraje. En este caso se estaría subutilizando la pastura. Lo
contrario ocurre si se maneja una carga animal alta: se disminuye la producción por animal
debido a una baja disponibilidad de forraje. Sin embargo, la producción por hectárea
aumenta hasta llegar a un punto óptimo, el cual coincide con la capacidad de carga de dicha
pastura.
La productividad y la persistencia, así como el valor nutritivo de cada una de las pasturas
utilizadas en la alimentación del ganado.
TEMAS
2.1 Introducción.
2.2 Valor nutritivo y fisiología de las praderas.
Cada uno de estos elementos del valor nutritivo esta marcadamente influenciado por
factores ambientales y por las peculiares características morfológicas de las especies
pratenses.
En términos generarles, el valor nutritivo de las gramíneas tropicales es menor que el de las
gramíneas de clima templado (Ludlow, 1976.)
Los forrajes, término muy genérico, comprenden todos aquellos materiales vegetales -
incluyendo tallo, hojas, semillas, flores que pueden ser consumidos por el animal. Este
material puede ser verde o seco, cosechado por el animal o por el hombre (Church, 1984).
Bajo esta terminología quedan comprendidos todas las pasturas naturales o artificiales, los
verdeos, las distintas formas de conservación (henos, ensilajes y ensilajes) y los rastrojos o
residuos vegetales que quedan en el campo luego de realizada la cosecha de los granos.
La característica particular de los forrajes es que son alimentos voluminosos, es decir con
baja densidad física y que presentan alta proporción de pared celular en su materia seca.
Existen diversas clasificaciones de los alimentos según los criterios considerados para su
agrupación. La clasificación publicada en las Tablas Latinoamericanas de
Clasificación y Composición de Alimentos agrupa a los forrajes en las tres primeras
clases denominadas:
Clase 1: Forrajes secos y alimentos toscos
Clase 2: Forrajes frescos
Clase 3: Forrajes ensilados
Las pasturas y otros tipos de forrajes, muestran gran variación en su valor nutritivo en sus
distintas etapas de crecimiento y en las diferentes fracciones de la planta.
Estas diferencias se deben, además, a las variaciones en las condiciones ambientales (suelo,
clima, fertilizaciones), al material genético y al manejo.
La composición de la materia seca de todas las pasturas es muy variable y el contenido de
humedad es alto y variable (60-85%). A los efectos de comprender los principales
nutrientes que aportan las pasturas, se presenta en el cuadro 1 los rangos de valores de los
principales componentes hallados en la bibliografía.
El tenor en proteína cruda es uno de los componentes más variable en las pasturas, los
factores que inciden sobre el valor nutritivo modificarán notoriamente el contenido de
proteína. Las proteínas foliares se concentran principalmente en los cloroplastos, a su vez el
40 % de estas proteínas cloroplásticas son solubles en soluciones tampón y están
constituídas en su mayoría por la fracción 1 ó ribulosa 1-5 difosfato carboxilasa que
cataliza la fijación del CO2 (Jarrige et al., 1995). Los constituyentes no proteicos
representan de un 20 a un 35 % del nitrógeno total (Church, 1984)
Los lípidos de las pasturas constituyen cuantitativamente una pequeña fracción que tiene
poca variación. En este grupo se incluyen una variedad de compuestos diferentes, pero los
principales son los galactolípidos y los fosfolípidos. El ácido linolénico constituye más del
50% del total de ácidos grasos y le siguen en orden el linoleico y el palmítico. En esta
fracción también se incluyen los pigmentos, que en el caso de las plantas verdes, desde el
punto de vista nutricional el más importante es el β-caroteno que es el precursor de la
vitamina A.
El valor de cenizas totales estima solamente la pro porción de compuestos inorgánicos que
presenta la planta y es muy común la contaminación con tierra en las muestras de pastura.
El contenido de los distintos minerales de las pasturas, al igual que las fracciones orgánicas,
es muy variable, ya que es muy afectado por la fertilidad del suelo, la fertilización, los
factores genéticos y los climáticos. Las pasturas naturales, dependiendo del tipo de suelo y
sobre todo de la época del año pueden ser deficientes en uno o más minerales.
El valor nutritivo de las pasturas, como se dijo anteriormente, se puede medir como la
capacidad para aportar los nutrientes requeridos por el animal. En condiciones de pastoreo
(y considerando animales de producción media) las pasturas aportan todos los nutrientes
que el animal necesita, aunque debido a su producción estacional marcada, existen
momentos durante el año en que los animales no ven cubiertos sus requerimientos. Pero si
las demandas son mayores (animales de alta producción), algunos componentes de las
pasturas se tornan limitantes, ya sea en cantidad como en el balance de los nutrientes
aportados (proteínas, carbohidratos solubles, minerales) (Cangiano, 1997)
El contenido de proteína cruda de las gramíneas puede variar entre 3% en una gramínea
tropical y muy madura hasta más de 30% en una pastura muy tierna y fertilizada. En
términos generales, el contenido de pared celular está inversamente relacionado con el
contenido de proteína, el contenido de celulosa suele ser de 20 a 30% de la materia seca, en
tanto que las hemicelulosas pueden variar entre 10 y 30 %. Los carbohidratos solubles de
las gramíneas incluyen fructanos y azúcares (glucosa,fructosa, sacarosa, rafinosa y
estaquiosa), su contenido es muy variable y puede oscilar entre 2.5 y 30 % de la materia
seca (Church, 1984).
También es importante señalar que las especies C3 en términos generales han sufrido una
mayor presión de selección que las C4. Un ejemplo es el maíz, planta C4 que ha sido
alterada genéticamente, y si bien deriva de ancestros tropicales presenta alto valor nutritivo.
La mayoría de las gramíneas tropicales domésticas son plantas C4, mientras que la mayoría
de las gramíneas perennes templadas, así como todas las leguminosas (incluyendo las
tropicales) son plantas C3.
En los territorios dominados por la actividad ganadera existen varias especies leñosas que
tienen potencial para proveer de alimento al ganado; en el caso de frutos el guácimo, el
guanacaste, el genízaro, el coyol y el jícaro y en el caso de hojas o follaje el guácimo, el
tigüilote, el madero negro y la leucaena.
.
2.3 Productividad y fisiología de las praderas.
Efectos de la defoliación.
En general, al incrementar la frecuencia e intensidad de la defoliación la producción de
materia seca en la pradera se reduce por las siguientes causas: a) disminución en la
intercepción de luz por parte de los tejidos fotosintéticamente activos; b) agotamiento de
los nutrientes de reserva; c) reducción en la absorción de nutrientes y de agua por la planta;
y d) remoción o daño de los meristemos apicales. La importancia relativa de estos factores
se relaciona con factores del medio ambiente y de la pradera (Harris, 1978). Se ha
demostrado que las defoliaciones intensas y frecuentes reducen la cantidad de raíces de las
plantas forrajeras en las praderas (Buwai y Trlica, L977), Además, como consecuencia de
la defoliación, también disminuye la absorción de agua y de nutrientes al reducirse la
elongación de las raíces (Buwai y Trlica, 1977 y Harris, 1978).
Las reservas orgánicas son el mecanismo que poseen las plantas forrajeras para activar el
rebrote, asegurar su persistencia y mantener su producción. Estas reservas est¡ín
constituidas principalmente por carbohidratos y compuestos nitrogenados orgánicos y son
usadas por la planta como sustratos para su mantenimiento y para la formación de biomasa
aérea y subterránea en los períodos de estrés. La mayor proporción de reservas de la planta
está constituida por carbohidratos no estructurales, lo que incluye azúcares reductores
(glucosa, fructosa), azúcares no reductores (sucrosa), fructosanos y almidones (Smith,
1973). Los compuestos nitrogenados incluyen proteínas, aminas y amino ácidos (Davidson
y Milthorpe, 1966; Ourry et al.1988; Ourry et al
En este sentido, un buen manejo del pastoreo debe controlar la intensidad de la defoliación
y definir el método de pastoreo (días de ocupación y descanso) más apropiado a la especie
de pasto y al tipo de animal, a fin de incrementar la producción de la pradera y mantener su
composición botánica (Fisher y Thomas, 1987
Efectos del
pastoreo en la
pradera.
El pastoreo tiene
efectos directos e
indirectos sobre la pradera, los cuales suelen ser más drásticos durante la época de lluvias.
Los efectos directos incluyen daños físicos a las plantas por la defoliación y el "desflecado"
de sus tejidos al igual que por el efecto del pisoteo en tallos, hojas y coronas de las plantas.
Los efectos indirectos del pastoreo tienen que ver con la compactación del suelo y la
formación de charcos, lo que ocasiona cambios en las propiedades físicas del suelo y
consecuentemente en el crecimiento de las plantas. El pisoteo también facilita la entrada de
patógenos en los sitios de la planta con lesiones mecánicas
Existen muchos factores de manejo que inciden en el valor nutritivo de las pasturas.
Considerando la interfase planta-animal, podemos considerar:
•Factores del animal y consumo. Existen diferencias entre razas vacunas y ovinas en la
cantidad y selectividad del forraje ingerido.
•Carga animal. La dotación o número de animales por há es uno de los factores más
importantes en determinar el rendimiento de las pasturas y la productividad animal. Las
altas cargas animales pueden llevar a la desaparición de las mejores especies forrajeras y a
la aparición de alto número de malezas en pasturas naturales (Carámbula 1996).
•Manejo del pastoreo. A través de distintos tipos de manejo (continuo, controlado, rotativo,
en franjas), se ejerce un control sobre el área de pastura que condiciona la calidad y el
aprovechamiento de la misma.
Otro factor de manejo que afecta las características de la pastura es el corte para reserva
(pasturas sembradas) y la quema (pasturas naturales).
Hodgson, J., 1990. Grazing management. Science into Practice. Longman Handbooks in
Agriculture. Longman Group Limited, Hong Kong.
McDowell. L., Conrad, J and Harris. L., 1974. Tablas de Composición de alimentos de
América Latina. Universidad de Florida. Gainesville, Florida.
Los nutrientes de las plantas que se encuentran en forma natural en el suelo, provienen
tanto del aire como del agua, o son el resultado de la fijación del nitrógeno y la edafización
de las partículas minerales en el suelo. La vegetación absorbe una parte de estos nutrientes,
mientras que otra se redistribuye geográficamente a través de las escorrentías y otra porción
se pierde a través de la volatización, fijación y lixiviación.
Los agricultores utilizan el suministro natural de estos nutrientes para sus cultivos y lo
redistribuyen en el espacio y tiempo a través del uso y organización de sus sistemas de
producción.
En una vegetación natural, la materia orgánica que se acumula en el suelo libera nutrientes
a través de su descomposición o cuando se quema. Los nutrientes que yacen en las capas
más profundas son tomados por las plantas, convirtiéndolos de esta manera en nutrientes
disponibles en las capas superficiales del suelo. Los sistemas de tala y quema explotan estas
técnicas de manejo de nutrientes. Cada vez que se cosecha, el suministro local de nutrientes
se va agotando progresivamente, por lo que surge la necesidad de dejar de cultivar la tierra
a través de barbechos prolongados o de reponer los nutrientes por medio de fuentes
externas.
La práctica de hacer descansar la tierra arable durante barbechos cortos es otro método de
acumular el suministro natural de nutrientes para el período posterior de cultivos. Sin
embargo, la cantidad de nutrientes que se acumula durante un barbecho corto es muy
pequeña en comparación a la acumulada por 10 años o más en un terreno con vegetación
permanente.
Los residuos forestales se colectan y se usan como mulch en áreas cultivadas; el estiércol
de animales en los corrales y establos es esparcido en las áreas cultivadas; los alimentos son
importados a la finca, el ganado es alimentado y su estiércol es entonces distribuido en las
áreas bajo cultivo; los residuos de cultivos son colectados y procesados (por compostaje o
en plantas de biogás) y después distribuidos en el área cultivada; y los cultivos de
leguminosas permiten suministrar los nutrientes producidos a través de la fijación de
nitrógeno.
Adición de nutrientes.
Ocurre cuando los vacunos obtienen de la pastura una cantidad reducida de nutrientes,
limitada por: baja digestibilidad, baja oferta forrajera, o reducido tiempo de pastoreo. No
habiendo completado su capacidad de ingestión, si se le suministra una pequeña cantidad de
suplemento, los nutrientes de éste se suman a los provistos por el forraje. En este caso la
adición de nutrientes permite incrementar las ganancias de peso individual, sin modificar la
capacidad de carga de la pastura. Por ejemplo, la restricción en la oferta forrajera en los
verdeos invernales, ya sea por pastoreo horario o por disponibilidad, ocasiona que la
suplementación con grano produzca un efecto aditivo en la respuesta animal, al aumentar la
ganancia de peso.
La mayor proporción de los nutrientes consumidos por el ganado son devueltos al suelo
principalmente a través de las heces y la orina, como se puede apreciar en el Gráfico N° 1
(Haynes y Williams, 1993), donde se detalla el ciclado de seis nutrientes en un sistema de
producción de leche. Del análisis se desprende que con un manejo eficiente de los
efluentes, la mayor proporción de los nutrimentos ingeridos por los animales podría ser
devuelto al suelo y así ser aprovechado por los cultivos.
En una pastura, las plantas bajo pastoreo son consumidas por los animales antes de alcanzar
su madurez, cuando aún contienen una elevada concentración de nutrientes en sus tejidos.
Si bien existe un retorno de nutrientes, desde el forraje maduro no consumido, ésta es una
baja proporción de la cantidad total de nutrimentos capturada por las pasturas.
Nitrógeno
Es indudable la importancia de este nutriente en el establecimiento y productividad de
pasturas de gramíneas puras de corta duración (verdeos anuales invernales y estivales),
como de larga duración (gramíneas puras perennes) y campo natural, debido a que no
existen leguminosas que puedan fijar nitrógeno del aire y aumentar la disponibilidad de este
nutriente en el sistema suelo-planta.
También es importante realizar algunas consideraciones y analizar datos nacionales
disponibles respecto a: fijación de N por leguminosas en mezclas gramínea-leguminosas,
posibilidad de uso de fertilizante N como “starter” o de arranque cuando se siembran
pasturas en chacras viejas o con poco suministro de nitrógeno, uso de fertilizantes N
cuando se siembran praderas asociadas a un cultivo anual (generalmente siembras
asociadas de praderas con cultivo de trigo para grano), y la posibilidad de uso de
fertilizantes nitrogenados para balancear mezclas gramínea-leguminosa o forzar la
producción de estas mezclas en períodos críticos de oferta de forraje, como en invierno.
Potasio
Si bien los suelos del país presentan buena disponibilidad de K para la producción de
pasturas y cultivos extensivos, hay situaciones donde debe, al menos, vigilarse la evolución
de la disponibilidad de este nutriente en el suelo. La situación más clara donde es
conveniente vigilar la evolución de K intercambiable en el suelo es cuando se establecen
rotaciones de alta productividad y alta extracción de este nutriente. Esto ocurre en
producción lechera donde buena parte de la estructura productiva se basa en rotaciones de
3-4 años de alfalfa para heno, maíz para silo aprovechando la residualidad de nitrógeno
luego de la alfalfa y un verdeo o cereal de invierno, para volver a la alfalfa. Este sistema
extrae cantidades muy importantes de K que no vuelven al suelo, ya que el 90% del potasio
que absorben los cultivos queda en los tallos y hojas. En cultivos de heno y silo todo el
potasio absorbido que se encuentra en la parte aérea es retirado del sistema. En Brunosoles
eútricos de la unidad Tala-Rodríguez se han observado disminuciones del K intercambiable
de los valores originales de 0.7-0.8 meq/100 g de suelo a valores de 0.5-0.6 meq/100 g
luego de dos ciclos de la rotación alfalfa-maíz para silo mencionada, lo que amerita vigilar
la evolución de este nutriente de seguir con este esquema de rotación.
Azufre:
Existe abundante información extranjera (fundamentalmente de N. Zelandia) sobre
respuesta a azufre en pasturas.
Esta misma información coincide en que los requerimientos de azufre son cubiertos, aún en
los casos de muy pobre aporte por el suelo, en la medida de que la fertilización fosfatada de
las pasturas se realice con superfosfato común ya que posee 21-23% de P205 y 10% de
azufre. El uso cada vez más extendido de supertriple (0-46-0) en la fertilización de pasturas
(que es fosfato monocálcico y no presenta sulfato de calcio como el super común), como el
uso de mezclas físicas de supertriple y urea, y de fosfatos de amonio que no aportan azufre,
ha aumentado la preocupación sobre la disponibilidad y respuesta a este nutriente en
nuestro país. Relevamientos nutricionales exploratorios (Zamalvide, 1995) y algunos
ensayos de fertilización realizados por la Cátedra de Fertilidad de Suelos (Cerveñasky,
1997) no muestran resultados concluyentes, pero si demuestran que es un tema a seguir
estudiando.
Por la dinámica del azufre en los suelos, fundamentalmente orgánica (similar a la del N),
son esperables mayores problemas de deficiencia de este nutriente en chacras viejas que
entran en una fase de pasturas y donde ocurren ganancias netas de M.O. en el suelo, como
en praderas viejas donde la mineralización de M.O. es muy reducida, y quizás también en
sistemas que cambian de laboreos convencionales a cero laboreo, donde también ocurren
ganancias netas de M.O
Fósforo.
El P es el nutriente más importante debido a que todos los suelos del país presentan niveles
naturales muy bajos de P disponible, lo cual limita el crecimiento de pasturas,
especialmente de leguminosas.
El consumo del P por las especies componentes de las pasturas está mayormente regulado
por las condiciones de crecimiento de las mismas las que varían entre especies y
estacionalmente en respuesta a factores tales como temperaturas y disponibilidad de agua y
otros nutrientes, en especial nitrógeno. En condiciones de producción animal sobre la base
de forrajes la mayor proporción de los requerimientos de P para la nutrición de los animales
es provista por las plantas, siendo complementada en condiciones específicas por el uso de
suplementos minerales. Las plantas forrajeras jóvenes, además de ser más palatables
proveen de una mayor concentración de P que las viejas. Por lo tanto la selección del
consumo hacia plantas con mayor palatabilidad, fundamentalmente en condiciones de baja
carga animal, intensifica la extracción de P del sistema.
Además de la aplicación de fertilizantes con P, este elemento retorna al suelo por las heces
y los materiales vegetales muertos. La concentración de P normal en la orina es
despreciable desde el punto de vista de su retorno al sistema. La cantidad de P ciclada a
través de las heces varía según el nivel de alimentos consumidos y su contenido de P. El
patrón de distribución de las heces es de significativa importancia para la economía del
ciclo del P. La mayor deposición de heces es nocturna conduciendo a importantes
transferencias de elementos en condiciones de manejos pastoriles durante el día y
estabulados nocturnos.
La restitución del P de residuos vegetales muertos (mantillo, raíces, etc.) es variable
dependiendo de su composición en otros elementos y el tipo de material vegetal depositado
en el suelo. En general, residuos de plantas jóvenes inducen a una mayor actividad
microbiana, rápida desaparición del residuo y muerte de la población microbiana con
liberación de formas inorgánicas de P. Por el contrario, el desarrollo microbiano sobre
materiales maduros es más lento y una escasa proporción del P es reciclado en el
subsistema descomponedor con poca liberación de P inorgánico. La liberación neta de P
por mineralización es mayor en condiciones de alta concentración de N y P en los residuos
vegetales, si los contenidos de P en el suelo son altos y con temperaturas moderadas a altas.
El P orgánico de los residuos vegetales y las heces contribuye primariamente a las formas
orgánicas de P en el suelo, aunque algo del P está inmediatamente disponible para las
plantas. Cuando los alimentos son ricos en P (concentración mayor a 0.06% de P) una alta
proporción del P de las heces se encuentra en forma inorgánica. Por ejemplo, consumos de
alimentos con 0.24% de P inducen al ciclado del 75% del P en forma inorgánica en las
heces pasando mayormente a la solución del suelo.
El objetivo principal es lograr la máxima cantidad de biomasa aérea total por unidad de
superficie.
•Las leguminosas de la pastura pueden efectuar un aporte significativo de nitrógeno al
sistema.
•Las pasturas suelen ser sistemas poliespecíficos en los que la fertilización puede ser una
herramienta para modificar la composición botánica.
•Las pasturas son cultivos plurianuales, lo que permite la utilización de distintos tipos de
fertilizantes y momentos de aplicación dentro del sistema.
. El área afectada por cada deposición de orina varía entre 0.5 y 1.0 m2 por lo que en
promedio, un animal puede afectar entre 4 y 8 m2 de superficie.
La restitución de nutrientes a través de las heces no se realiza de forma uniforme en toda la
pastura, sino que se detectan sectores de concentración (proximidades de aguadas,
comederos, alambrados, callejones, etc.) y normalmente la transferencia fuera del sitio de
pastoreo (corrales de encierre, salas de ordeñe, camiones, etc.). Por otra parte, es normal
que las reservas de forraje, aún producidas en un mismo establecimiento, sean
suministradas en
3.12 Las plantas y la absorción de nutrimentos
Muchas plantas tienen raíces esparcidas de forma densa a través del suelo para obtener
tanta agua y nutrientes como sea posible. Algunas plantas no tienen raíces pero sólo viven
en agua o en zonas muy húmedas. Aunque las plantas pueden obtener agua directamente
por ósmosis, la mayoría viene de las raíces. Una gran cantidad si no todos los nutrientes de
las plantas también llegan a través de las raíces. Los nutrientes no minerales como el
hidrógeno, el oxígeno y el carbono se obtienen a través de la fotosíntesis.
La absorción de agua y de sales minerales se realiza por las raíces, a través de los pelos
radicales o absorbentes.
Bibliografía
Díaz, M.2002. Ciclado de Nutrientes en Sistemas Pastoriles. 1-11pag. Argentina.
Zamalvide, J.P., A.P. Mallarino, O.N. Casanova, y H. Genta. Evaluación del
comportamiento de cinco métodos para estimar fósforo disponible en suelos del
Uruguay.!era. Reunión Técnica Facultad de Agronomía, Montevideo. 1978.
Hart, A.L., and D. Jessop. Concentration of total, inorganic, and lipid phosphorus in leaves
of white clover and Stylosanthes. New Zealand J. of A. R. 25 (1) 69-76. 1982
UNIDAD NO. 4 ASPECTOS DEL MANEJO DE PRADERAS
La productividad y persistencia de las praderas depende en gran medida del efecto que
ejerza el manejo de las mismas.
Las diferentes prácticas de manejo utilizadas en la explotación ganadera se detallan en esa
unidad así como el aseguramiento de la obtención del germoplasma que va a ser utilizada
en posterior explotación.
TEMAS Y SUBTEMAS
Se considera a toda pradera como una asociación vegetal en competencia por la luz, agua,
temperatura, minerales y otros nutrientes del suelo (Duthil, 1976).
Todas las tareas de campo que se realizan para controlar las condiciones en que crecen los
forrajes, entran en la definición de “manejo”. Cuando este objetivo se cumple permite
obtener una producción animal alta y continua, sin afectar las plantas deseables y sin dañar
las condiciones del suelo, que son los principales medios de producción. Todas las
estrategias elegidas para la mejor utilización de la pradera representan decisiones
importantes, como son la especie más idónea a usarse, la fertilización, el tipo de animales
que se explotaran, el control de las malezas, los movimientos de los animales de los
potreros, por último, pero no de menor importancia, el número de rumiantes que deben
pastorear por unidad de superficie (CM, 1997).
La defoliación que ejercen los animales en pastoreo necesita ser caracterizada en términos
de sus atributos relevantes: intensidad, frecuencia y heterogeneidad, pues de la magnitud de
éstos dependerá la capacidad de rebrote de la pastura e incluso su persistencia (Pezo et al.,
1992). La intensidad de defoliación está definida como la cantidad de forraje residual
después del pastoreo. Otra forma de definirla son: el nivel de asignación (generalmente
expresado como kg. de MS x IOOkg de peso vivo), la presión de pastoreo (inversa a la
asignación), o través de una expresión de uso más práctico, como es la carga animal (Pez0
et al., 1992).
La heterogeneidad de defoliación es otro atributo que caracteriza a las praderas usadas bajo
pastoreo. Esta es resultante de la naturaleza selectiva del comportamiento ingestivo de los
animales; la cual encuentra su máxima expresión bajo el sistema de pastoreo continuo con
una carga animal baja (Pezo et al., 1992).
VS.2 PISOTEO:
El pisoteo de los forrajes y del suelo es una consecuencia inevitable del pastoreo. El
conocimiento de sus efectos es de gran importancia como elemento de juicio en las
decisiones de manejo a imponerle a una pradera. El pisoteo influye de modo directo sobre
el rendimiento, composición botánica y persistencia de las praderas (Mares, 1984).
El pisoteo que ejercen los animales durante el pastoreo puede tener efectos negativos sobre
la pastura. Su efecto directo se da a través de las laceraciones o cortes que puede provocar
sobre los tejidos vegetales (puntos de crecimiento, hojas, tallos y raíces). La magnitud de
estos daños se ve influenciada principalmente por la carga animal, el grado de humedad y
tipo de suelo, así como las características de la cobertura vegetal ( Mares, 1984; Pearson e
Ison, 1987).
Así, el efecto de la carga animal, sobre la composición botánica de las praderas tropicales,
no se manifiesta rápidamente, como sucede con la ganancia diaria de peso o incrementos de
peso por hectárea, debido a que una pradera con carga animal alta, trae como consecuencia
el cambio paulatino de las especies deseables en la pradera y esto va depender de las
características de resistencia a la defoliación, al pisoteo y de la aceptabilidad del ganado de
dichas especies ( Hernández, 1995).
El manejo racional de una pradera tiene como finalidad primordial, alcanzar un alta
productividad animal y no necesariamente un alto rendimiento de materia seca o de
nutrimentos. Esto significa que la utilización de una pradera eficiente debe estar orientado a
la producción vegetal de alta calidad, que sea luego utilizado eficientemente por el animal
en pastoreo. Se entiende por utilización eficiente, un alto grado de consumo del forraje
producido (Mares, 1984).
El consumo voluntario de materia seca constituye el factor de mayor importancia que se
controla por el valor nutritivo de un forraje (Iturbide, 1984). En muchas ocasiones las
praderas presentan baja productividad porque una alta proporción de la materia seca no
llega a ser consumida por el animal, desperdiciándose durante el proceso de pastoreo
(Mares, 1984).
Existe una gran diversidad de factores que afectan el consumo, mismos que se pueden
subdividir en directos e indirectos. Los primeros son aquellos que se relacionan con el
animal y las plantas forrajeras. Los segundos están integrados por elementos externos a
ambos y se refieren al clima, topografía, suelo, etc., (Avendaño, 1996a; FIRA, 1996a
Desde el punto de vista de las plantas o praderas, los factores que más limitan son:
cantidad .de hojas disponibles, calidad de la misma, estructura de la pastura, relación hoja
viva/tallo y relación vivo/muerto (Avendaño, 1996a; FIRA 1996a). Cada uno de estos
factores no actúan independientemente sino que están intimamente relacionados entre sí.
Hablando de cantidad de forraje no es este lo que determina el consumo del animal, sino la
cantidad de hoja fácilmente disponible, de tal manera que una alta relación entre la cantidad
de hoja con las otras partes de la planta, así como su ubicación a través de la altura de la
planta son las que determinan en gran medida su consumo (Avendaño et al, 1986).
La cantidad de alimento que ingiere un animal en pastoreo, depende de la disponibilidad
del forraje apropiado para el consumo para ello es necesario determinar el consumo
aparente en las distintas fases de la producción (Galina y Palma, 1992; Aranda y Osorio,
1996). La ineficiencia de la alimentación del ganado en el trópico, ha sido producto en gran
parte a los sistemas de manejo y utilización de las praderas existentes (Carrizales, 1996)
Análisis de Semilla:
Los análisis de calidad de semilla se pueden dividir en grandes grupos como muestra la
Los mismos se describirán a continuación.
Pureza:
En general, además de las semillas del cultivar que deseamos sembrar, tenemos otras
semillas de otros cultivares o especies, malezas, e incluso, una proporción de materiales que
no son semillas, denominado “materiales inertes”, como tierra, paja, glumas, insectos, ....
Esos materiales inertes debemos tenerlos en cuenta, ya que suman al peso total de la
muestra, y en consecuencia, habrá menor proporción de la semilla deseada
Los podemos determinar a través de:
- Pureza física (%P): es el porcentaje en peso, de la semilla de la especie deseada
respecto al total de la muestra. Además se evalúan los restantes componentes de la muestra
teniendo en cuenta su peso.
La muestra se subdivide en las fracciones: * Semilla pura: es la semilla de la especie
deseada. * Semillas extrañas: que involucra semillas de otras plantas cultivadas y de
malezas; éstas últimas se subdividen en malezas comunes, malezas invasoras y plagas de la
agricultura.
Se puede hacer un análisis particular de “determinación de semillas extrañas en
número” que deberá ser pedido en forma específica. * Material inerte: paja, glumas, tierra,
restos vegetales, animales (ej: gorgojo), piedras, etc.
Para ello, se realizan los test de germinación que nos dan una idea de la cantidad de
semillas que podrían producir una planta en el campo.
Poder Germinativo (% PG): es el porcentaje de semillas que germinó y desarrolla una
plántula normal cuando se coloca en condiciones ambientales óptimas para su crecimiento.
En cada especie se ha determinado el tiempo y las condiciones ambientales óptimas
para llevar a cabo los análisis (INASE, ISTA). En algunas especies se utiliza como sustrato
papel, mientras que en otras se hace sobre arena.
La energía germinativa es un parámetro muy útil porque nos da una idea de la cantidad de
la semilla que rápidamente emergerá en el campo minimizando las pérdidas de semillas por
depredadores.
Viabilidad: Se utiliza para algunas semillas que presentan períodos de dormancia o latencia,
o sea que a pesar de estar vivas, poseen un período de letargo que les impide germinar hasta
que condiciones medio ambientales (horas de frío, luz, oscuridad, ...) determinen la
finalización de ese estado.
La Viabilidad por Tetrazolio consiste en poner las semillas en determinadas
condiciones con ese compuesto químico, que colorea de rosado los tejidos que respiran por
lo cual, se puede evaluar si la semilla posee funcionalidad para germinar.
Viabilidad: Expresa en porcentajes la calidad de semillas que está viva respecto al total de
semilla de la muestra.
Pasos para calcular los kg /ha a sembrar: Ejemplo según Calidad de la Semilla de
Setaria sphacelata
Consideraciones generales: Es importante realizar el análisis de calidad de la semilla previo
a la siembra, con el fin de sembrar una adecuada densidad (kg/ha) y lograr una buena
implantación y una rápida emergencia en pasturas y cultivos. Por medio de estos análisis
podemos evitar los problemas ocasionados por las semillas de baja germinación y/o con malezas,
que traen aparejado la necesidad de resiembras y/o aplicaciones de herbicidas para controlar el enmalezamiento.
Bibliografía
Ciborrajo. C.I.2006. Curso Internacional en Ganadería Bovina Subtropical. 8 p. Argentina.
.
UNIDAD NO. 5 SISTEMAS DE PRODUCCIÓN ANIMAL BASADOS EN
RECURSOS FORRAJEROS TROPICALES.
El uso de prácticas que mejoren los recursos disponibles en la finca son prácticas que
fácilmente pueden ser retomadas por cualquier productor, tales como cercas vivas, cortinas
rompevientos, bancos de proteínas, utilización de subproductos, etc.
TEMAS Y SUBTEMAS
La carga animal se define como el número de animales que puede sostener una pradera por
unidad de área y es el factor que más afecta la estabilidad de los componentes de las
praderas y su productividad. Por otra parte, la carga animal de las praderas depende de
varios factores, tales como: la especie forrajera y su producción de forraje, las condiciones
climáticas de la región, el estado fisiológico y tamaño de los animales y el manejo de los
animales dentro del sistema productivo.
Usualmente, una carga animal alta está asociada con sobrepastoreo y bajas tasas de
producción animal, aunque en algunas ocasiones, los rendimientos por unidad de área
pueden ser mayores; pero normalmente, las ganancias por animal son bajas, y puede
conducir a un agotamiento de las reservas del pasto, por lo que su producción de forraje y el
vigor disminuye y eventualmente pueden presentarse calvas, con degradación progresiva de
las praderas.
La carga animal se puede manejar de acuerdo con la experiencia de campo, sistema usado
por el ganadero que ajusta la carga con base en la disponibilidad de forraje evaluada al ojo.
Esta práctica no siempre es acertada y debe trabajarse más con criterios técnicos como el
análisis de la fertilidad del suelo, adaptación, producción de materia seca, calidad de
especies forrajeras, preferencia de los animales y la información local en cuanto a
precipitación, altitud, temperatura, para que el ajuste sea más preciso.
El forraje disponible por día, se halla al dividir: el forraje disponible al año, en 365 que son
los días del año. Ejemplo: 131.040 kg pasto/año ÷ 365 días = 359 kg pasto/día.
- Consumo diario: tomamos como parámetro la unidad gran ganado, esta equivale a 450
kg de peso vivo, o sea, 450 kg de peso = 1 U.G.G. Se estima que el consumo diario de un
bovino en forraje es el 12% de su peso vivo, entonces 450 kg x 0.12 (%) = 54 kilos.
Consumo de forraje U.G.G día 54 kilos.
Agrosilvícolas.
Silvopastoriles.
Agrosilvopastoriles.
Que se definen de la siguiente manera:
Son los que generalmente incluyen árboles y cultivos temporales, es decir combinan los
bosques con la agricultura. Dentro de esta clasificación se incluyen:
El modelo Taungya.
En este arreglo se usa un aporte de sombra al cultivo y obtención de beneficio adicional con
la comercialización de frutos o, en otros casos, busca el aprovechamiento de callejones
entre frutales mediante el establecimiento de cultivos.
La aplicación más característica de este tipo está relacionada con árboles leguminosos
integrados al cultivo para mejorar utilización de nutrientes y paralelamente como
reguladores de sombra.
Cercas vivas y cortinas rompevientos.
En esta modalidad se permite el crecimiento de los árboles hasta que alcancen un desarrollo
suficiente como para no ser dañados cuando se introduzca el ganado.
Por lo general se realiza un raleo del bosque secundario o rastrojo alto permitiendo la
aparición de plantas rastreras y gramíneas que permiten el pastoreo de ganado menor, el
cual además de consumir el forraje, ramonea algunas de las especies.
Árboles en pastizales.
Son los que combinan la agricultura, los bosques y el pastoreo, permitiendo la siembra, la
labranza, la recolección de la cosecha por largos periodos vegetativos y el pastoreo dentro
de los cultivos y el bosque sin dejar el suelo desprovisto de vegetación. Se han dividido en:
Una vez establecida la plantación forestal, se aprovecha el suelo con pastoreo o con el
establecimiento de algunos cultivos que toleran parcialmente sombra.
Estos modelos se suceden al desmontar el bosque para cultivar y dejar residuos o cortinas
con algunos árboles, con los que se logre garantizar algún valor comercial.
Huertos caseros mixtos.
Conservación de forrajes
Pérdida de peso
Mermas en la producción de leche
Enflaquecimiento y predisposición a
Enfermedades, aumento en la mortalidad
Disminución de la fertilidad
Retardo en la edad de las novillas para su primera cria.
Mayor intervalo entre parto.
Ensilaje:
Es el almacenamiento de forrajes frescos o parcialmente secos, mediante cuidadosa
compactación de la masa. En este método la planta se pica finamente y almacena
rápidamente en estructuras de almacenamiento llamadas silos. Su eficiencia depende, entre
otros aspectos, de que se evite la entrada de aire para interrumpir la respiración de las
plantas y evitar que se produzcan cambios químicos en las plantas indeseables. El ensilaje
es básicamente un método para preservar los nutrientes y no un método para mejorar el
forraje.
Forrajes para ensilaje. En principio cualquier especie forrajera, anual o perenne, puede
ser ensilada. La más utilizadas son maíz, sorgo, trigo cebada, avena y diferentes pastos.
Elección del silo. Para escoger el tipo más adecuado se deben tener en cuenta los siguientes
aspectos:
Selección y demarcación del área: el lugar debe ser plano, seco y debe estar libre de
desechos; es necesario, además, que sea de fácil drenaje. La dimensión del área demarcada
dependerá de la cantidad de ensilaje que se requiera.
Manualmente, estas operaciones se pueden realizar con hoz o machete y con una picadora
de pasto. El picado es importante porque facilita el transporte del forraje y los silos y
además favorece la fermentación.
Colocación del forraje: se ubica el forraje picado sobre paja, un plástico o directamente
sobre el suelo. Luego se esparce, se compacta y se nivela. Esto último debe hacerse
inmediatamente con cada carga, pues de lo contrario resulta más difícil la compactación y
la expulsión del aire.
Compactación: se realiza pasando el tractor por encima de la capa de forraje con el fin de
extraerle el aire. Esta compactación también se puede efectuar con animales de tracción,
conrodillos o con los pies. Esta operación es necesario hacerla capa por capa, pues si se
dejan acumular varias será mayor la exposición del forraje al aire, aumentara el
riesgo de descomposición y además resultara más difícil la compactación. Después de
formar cada capa, se echan los aditivos que se requieran, los cuales les aportan las bacterias
benéficas que ayudan a la formación del ácido láctico.
Tapado: una vez finalizada la compactación de las capas, se tapa el silo con un plástico sin
huecos, preferiblemente negro para que el material no quede expuesto a la luz solar.
Para sujetarlo, se abre una zanja alrededor del silo, se ponen los bordes de plástico en ella y
se cubren con tierra. A unos 50 cm de esta zanja se excava otra con el fin de que sirva de
desagüe en caso de lluvia.
Encima del plástico se ponen llantas viejas, ladrillos, tierra o cualquier otro peso para que
no se levante con el viento. Por último, se rodea el silo con una cerca para protegerlo de los
animales.
HENO
Henificación: esta práctica tiene como principio la deshidratación del forraje por medios
artificiales o naturales, hasta alcanzar niveles de humedad que no alteren las características
nutritivas. La henificación en el país tiene una escasa tradición y son pocos los trabajos de
investigación que se han realizado al respecto. Se cree que es una práctica difícil y
costosa por que el mayor crecimiento de las plantas forrajeras coincide con le época de
lluvias, lo que dificulta su secado rápido, y por su mecanización. Sin embargo, es buena
opción para aprovechar el exceso de forraje en la época de lluvias y para evitar le
estacionalidad de la producción.
Qué henificar? Se deben elegir especies que tengan las siguientes características:
Buena adaptación a las condiciones ambientales de la región.
Buena cantidad de hojas.
Tallos finos y pequeños.
Aptitud para el corte mecánico. Resistencias a cortes frecuentes. Gran capacidad de
producción.
Deshidratación rápida después del corte.
Buena palatabilidad. Alto valor nutritivo.
Valor nutritivo del heno. El valor nutritivo del heno por lo general se determina en
términos de su composición química, Se tienen en cuenta los contenidos de proteína bruta
(PB) y minerales y la capacidad de su materia seca (MS) de ser digerida por el animal. Para
efectos practicos, todo lo anterior equivale al valor de los nutrientes digestibles totales
(NTD), a la palatabilidad y a la digestibilidad.
Factores nutricionales.
Especie de la planta: se elige según necesidades específicas. Hay que tener en cuentas que
las leguminosas son ricas en proteínas y calcio, mientras que las gramíneas son más
ricas en carbohidratos.
Cantidad de hojas: las hojas son mucho más palatables, digestibles y ricas en nutrientes
que los tallos, por lo que hay que evitar que se pierdan al manejar el forraje. Color: el color
verde intenso en la planta joven y en el heno bien preparado es altamente deseable. Es un
indicio de que el alimento es rico en caroteno, un compuesto químico que produce las
vitaminas del complejo B.
Henificación:
Es un proceso de deshidratación del forraje a través del cual la humedad natural se reduce a
menos del 15% facilitando la conservación por menos del 15% facilitando la conservación
por menos del 15%, facilitando la conservación por menos del 15%, facilitando la
conservación por largos períodos.
Los pastos de corte, si no son cosechados entre 45 a 60 días de rebrote, pierden rápidamente
su calidad nutricional y su gustocidad, puesto que se sobremaduran. Durante la época de
lluvias se produce abundante pasto de corte y las praderas se pueden llegar a mejorar tanto,
que los rumiantes en pastoreo consumen normalmente una baja cantidad de pasto de corte
picado. Este es el momento más apropiado para amonificar dichos excesos, que nunca se
obtienen durante la sequía, aún bajo riego.
Algunos árboles leguminosos forrajeros pierden normalmente sus hojas durante la floración
que coincide con la época seca (Cachimbo (Erythrina poeppigiana), Mataratón (Gliricidia
sepium), etc.). Por ello, sus hojas y tallos tiernos, pueden ser almacenados en los mismos
árboles, hasta el final de la época de lluvias, momento en el que pueden ser cosechados,
picados, amonificados y conservados, para utilizarlos como suplemento de alta calidad,
durante la época seca.
Las frutas y verduras excedentes de exportación que por algún motivo no son
comercializadas en el mercado nacional o bien de desecho con sus pulpas y cáscaras (piña,
papaya, mango, guanábana, tomate, repollo, zanahoria, remolacha, pulpas de cítricos o de
guayabas, cáscaras frescas de maracuyá, cacao y café, etc.), son fuentes ricas en azúcares y
en celulosa, que pueden ser picadas, amonificadas y almacenadas, evitando así:
Raíces y tubérculos como yuca, camote, ñame, papa, etc., sus cáscaras, afrechos y manchas
después de la industrialización, los frutos de banano y plátano verdes con sus tallos, vástago
y follaje, las semillas y granos de cereales, como excedentes del mercado o de desecho, son
fuentes ricas en almidón, del que se debe impedir su fermentación puesto que los rumiantes
no pueden aprovechar los alcoholes como nutrimento.
Los tallos, espigas y hojas sobrantes después de la cosecha y de la trilla de todos los
cereales y semillas de pastos (tamos), los residuos de flores ornamentales, las leguminosas
u otros cultivos de cobertura, el follaje producido por el rebrote de algunos cereales (socas)
y la siembra directa de algunos cereales para forraje, pueden ser pastoreados, ser
cosechados y picados para su suministro frescos o ser secados para elaborar heno de
residuos de cultivos como el arroz, sorgo, maíz, trigo, cebada o avena. Estos henos pueden
ser luego amonificados para mejorar su calidad nutritiva.
La tuza (olote) y el capacho de maíz molidos y las tortas y cascarillas de oleaginosas como
algodón, soya, girasol, maní, ajonjolí y palma africana, pueden utilizarse solos o ser
mezclados con las otras fuentes, para reducir el contenido de humedad y/o la densidad de
los materiales a ser amonificados, como suplementos.
Bibliografía
P D (NP -1) x P P
Ejemplos: Si se tienen 7 potreros y un solo grupo de animales, siempre habrá 6 potreros en
descanso (N-1). Si el período de permanencia es de 6 días el período de descanso será igual
a:6 x (7-1)= 6 x 6 = 36 días.
Bibliografía:
TEMAS
E. ORIENTACIONES METODOLÓGICAS
F. SISTEMA DE EVALUACIÓN
La realización de dos exámenes parciales con un valor de 40% del total de la nota, estos al
finalizar la tercera y sexta unidad respectivamente.
Para cada parcial habrá un trabajo de curso con un valor del 30% del total de la nota
parcial, los cuales consistirán en: el primero en establecer experimentalmente un banco de
gramíneas y uno de proteínas de especies o variedades adaptadas a la zona de estudio y el
segundo la estimación de la productividad de materia verde de estas especies y la
recopilación de resultados obtenidos a través del desarrollo y crecimiento de las plantas
entregado al docente en un informe técnico detallado.
La realización de pruebas sistemáticas al finalizar las unidades para un valor del 20% del
total de la nota parcial.
Entrega de informes y reportes de los días de campo programados a lo largo de las unidades
del programa en curso, con un valor del 10%.
G. BIBLIOGRAFÍA
RELACIÓN DE AUTORES