En un bosque desolado bajo la luz de la luna, la narradora camina asustada y desesperada, sintiendo el viento en su piel y escuchando solo sus pasos y respiración agitada, hasta que una mano caliente la toca y un susurro incomprensible la hace sentir un dolor desgarrador, despertando luego en su habitación con una frase amenazante tatuada en su piel.
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En un bosque desolado bajo la luz de la luna, la narradora camina asustada y desesperada, sintiendo el viento en su piel y escuchando solo sus pasos y respiración agitada, hasta que una mano caliente la toca y un susurro incomprensible la hace sentir un dolor desgarrador, despertando luego en su habitación con una frase amenazante tatuada en su piel.
En un bosque desolado bajo la luz de la luna, la narradora camina asustada y desesperada, sintiendo el viento en su piel y escuchando solo sus pasos y respiración agitada, hasta que una mano caliente la toca y un susurro incomprensible la hace sentir un dolor desgarrador, despertando luego en su habitación con una frase amenazante tatuada en su piel.
En un bosque desolado bajo la luz de la luna, la narradora camina asustada y desesperada, sintiendo el viento en su piel y escuchando solo sus pasos y respiración agitada, hasta que una mano caliente la toca y un susurro incomprensible la hace sentir un dolor desgarrador, despertando luego en su habitación con una frase amenazante tatuada en su piel.
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«DESPERTAR DE UN SUEÑO Y VIVIR UNA PESADILLA»
por Melina Bavasso
«Estaba en un bosque desolado, era de noche y solo me
alumbraba la luz de la luna. La única melodía que se escuchaba era la de mis pasos descalzos y la agitación de mi respiración luego de tanto andar. La desesperación penetraba en mi alma y hacía bombear mi corazón a la velocidad del viento que erizaba mi piel. Una mano que quemaba toco mi espalda y escuche un susurro tan lejano que no logré comprender. Sentí un dolor desgarrador y de pronto vi mi habitación. Desperté con una frase tatuada en mi piel: ‘No despertarás jamás’.»