8 El Problema de La Nación en Facundo de Zuviría
8 El Problema de La Nación en Facundo de Zuviría
8 El Problema de La Nación en Facundo de Zuviría
(1842-1862)
Introducción
“La sociedad es el estado natural del hombre porque sin ella no podría
reproducirse ni conservarse(...) La familia es la primera institución social
que se conoce, y las instituciones domesticas basadas sobre el
matrimonio, el poder paternal, la obediencia filial y la sucesión de la
propiedad, son las que han servido de base a todo derecho en la
antigüedad(...) De la familia nació la propiedad, fruto del trabajo y
esfuerzos del hombre sobre la naturaleza y los animales (...) de la familia
nació la idea de autoridad en guarda de su seguridad y garantía de
esta(...) La familia es la primera institución social que se conoce, y las
instituciones domesticas basadas sobre el matrimonio, el poder paternal,
la obediencia filial y la sucesión de la propiedad, son las que han servido
de base a todo derecho en la antigüedad(...) De la familia nació la
propiedad, fruto del trabajo y esfuerzos del hombre sobre la naturaleza y
los animales (...) de la familia nació la idea de autoridad en guarda de su
seguridad y garantía de esta...” (Zuviría, 1860:92)
En éste punto nos parece importante acotar que los escritos religiosos,
políticos y morales de Zuviria componen un entramado de discursos
reconfigurados, resinificados e innovados a partir de una gama de nociones
que proceden de su formación escolástica/ retórica en el Colegio de Monserrat
1y los que hacia 1830 configuraban el clima cultural de la época, que iban
1
Formado en el Colegio de Monserrat y luego en la Universidad de Córdoba, fue uno de los estudiantes
que “gozó de la estima” del Deán Gregorio Funes, quien fuera caracterizado como intelectual que supo
combinar un moderado liberalismo con ideas religiosas y escolásticas. El Dean Funes participa en
muchos aspectos del optimismo y la renovación ilustrada que es visualizada como un avance moral y
como una profundización en el mensaje cristiano.
sociales, como única fuente de las costumbres políticas y privadas, como
único freno a los tiranos y verdugos de la patria…” (1863:406)
“La Religión y la Iglesia siempre han tenido que sufrir la misma suerte,
el mismo destino que la libertad. Iglesia y Estado siempre han caído o
se han levantado juntos: la desorganización de uno, siempre ha traído
la desorganización del otro (…) Desorganizada pues la República
Argentina, dividida, despedazada, anarquizada (…) sin un centro de
poder(…) no era extraño que la Iglesia y el clero (…) tuviesen que
lamentar la mismos males(…)Tal fue nuestra historia con pocas
excepciones. Si pues la memorable victoria de Caseros cerrando épocas
de anarquía y despotismos de estragos y desolación, de guerra y
exterminio, habría otra nueva de paz y orden, de unión y
confraternidad, de leyes y de instituciones que reorganicen la república
en el orden civil, político y administrativo, nada más justo ni más
conducente al fácil logro de tan patriótico objeto que empezar
vivificando el primer elemento constitutivo de toda sociedad
regularizada, la Religión , La Iglesia, el clero, entidades inseparables por
más que se estudie en separarlas” ( Zuviría, 1863:104-106).
En Norteamérica la religión percibe en la libertad civil un noble ejercicio
de las facultades del hombre, en el mundo político encuentra un campo
entregado por el creador a los esfuerzos de la inteligencia. Tocqueville sostiene
que
“Nosotros hemos tenido y tenemos que luchar con una existencia vieja
de preocupaciones, de vicios de ignorancia, para empezar otra nueva
de verdades, de virtudes y de costumbres republicanas y
democráticas(…) A su vez confesaremos que a ese a quien llamamos
pueblo soberano para ejercer contra el mismo la soberanía que le
usurpamos, agravando la usurpación por la sátira, ha sido y es el que
nos alimenta con su trabajo en la clase de pastor, agricultor, artesano,
menestral o jornalero y el mismo que organizado en batallones y
escuadrones derramó la sangre en nuestra independencia(…)cuyos
beneficios hasta hoy poco o nada le han alcanzado(...)Esa clase
privilegiada que apedillamos decente, dejando a las demás por
indecentes es a la única a la que en los colegios y universidades se le
ha costeado la enseñanza(…)mientras que el pueblo soberano de
nuestras campañas ignora el abecedario de la moral y la religión, de la
libertad y hasta las leyes que se les manda observar”(
Zuviría,1863:128- 129)
Conclusión
FUENTES
Zuviría, Facundo (1863) Discursos Morales y Filosóficos. Paris, Besanzon.
Cole C.D. (1980) Historia del pensamiento socialista Tomo I. México. Fondo de
Cultura Económica.
Halperin Donghi, Tulio (1995) “Estudio preliminar .Una Nación para el desierto
argentino” .En Proyecto y construcción de una Nación (1845-1880). Buenos
Aires. Ed. Ariel
Herrero Alejandro (2009) Ideas para un Republica. Una mirada sobre la Nueva
Generación Argentina y las doctrinas políticas francesas. Buenos Aires.
Ediciones UNLa.