Poemas Daniel Montoya
Poemas Daniel Montoya
Poemas Daniel Montoya
Daniel Montoya
Amargord, 2019
“Les presenté algunos poemas que les gustaron, pero aún tenía muy pocos.
Estuve trabajando un año y les entregué el manuscrito completo. Les gustó y de
ahí en adelante ponernos de acuerdo no fue difícil”, cuenta el escritor.
en la madrugada, cuando la luz del sol es tan débil que su forma redonda se
dibuje entre el filo de la sierra, has de salir. llevarás dos bultos de fique para que
te cuelguen de las espaldas y un canasto de plástico negro que se tercie entre tu
hombro y tus costillas. lleva el sombrero puesto por costumbre aunque sepas
que la luz todavía no existe y que su forma, aunque distingue la apariencia de un
naranjo, no deja de ser una promesa en el cielo. camina hasta recreo y saca de tu
bolsillo la foto de tu nieto, que nacerá cinco ciclos de cabañuela más tarde. con
una mano levántala para que mire de cerca la textura de las mandarinas. con la
otra muéstrale tu palma arquearse bajo su peso, dejando que tus dedos la rodeen
y por un momento, sienta él que el fruto y tú son uno. déjala girar lento, como
impulsada por la tierra, me explicas, hasta que ella caiga sola. y yo veré la man-
darina suelta sobre tu mano y el limpio de la rama esperar otra cosecha.
cabañuela X
extraño niño
debes haber conocido ahora los años
debes haber visto al Mandarino y su bosque
espero que descubras
ya en la muerte
la acidez de sus raíces
extraño niño
habrás visto hoy
el Mandarino asomar
sus pétalos brazos sobre la tierra
hasta desafiar el alto de la cabañuela
para detenerse con la quietud
con que sosiega el barbecho
extraño niño
imagino que subiste a sus ramas y caíste
imagino que cantaste en sus ramas y callaste
ahora necesitas de zurriaga
para ponerte en pie
y la tapia se te hace cellisca
y las nubes como hortensias
levantan huesos desencajados
extraño niño
el hambre esconde
el recorrido de la borboleta
y toda ausencia se sepulta
y se abona
como quien dice bultos
y en su espacio entierra la lumbre
y las llamas
los barrancos imaginan desde tu ventana que guardan un bello en el verdor.
barranco mirabel es el recuerdo. aseguras que existe un cañón en el fondo de su
hondura. en su forma lo bullente y el calor. dos hortensias bajo tierra, un trinita-
rio sobre el cielo y una borboleta que se arrastra entre ellas. embriagada está por
deslizarse en el trapiche, la regañas y le lanzas la zurriaga. está así de tanto llevar-
le flores a los árboles.