Ku Klux Klan
Ku Klux Klan
Ku Klux Klan
Eso indujo a Slim a soltar una tarjeta de visita del Klan: ‹¡Aquí ayer, hoy,
siempre! ¡El Ku Klux Klan cabalga! ¡Que Dios nos de hombres!› Slim le dijo a
‹Perkins› que estaba de suerte, porque había en marcha una campaña para
captar nuevos miembros. La cuota de inscripción de diez dólares –el lema
de capacitación del Klan consistía en preguntar: ‹¿Odias a los negros?
¿Odias a los judíos? ¿Tienes diez dólares?› – se había reducido a ocho. La
cuota anual ascendía a otros diez dólares, y además había que poner quince
por una túnica con capucha.
Kennedy se mostró reacio a desembolsar esas sumas, fingió ser difícil de
convencer, pero finalmente accedió a entrar en la organización. Poco
después, pronunció el juramento del Klan en una ceremonia de iniciación
que tuvo lugar a medianoche en la cima de Stone Mountain. Kennedy
comenzó a asistir a las reuniones semanales del Klan, de las cuales
regresaba a casa a toda prisa para escribir notas en una jerga enigmática
que él mismo inventó. Descubrió la identidad de los líderes locales y
regionales del Klan y descifró la jerarquía, rituales y lenguaje de éste. Una
de las costumbres del Klan consistía en añadir ‹Kl› a numerosas palabras;
de este modo, dos hombres del Klan mantenían una ‹klonversación› en la
‹klaberna› local. Kennedy encontraba muchas de estas costumbres de un
infantilismo casi risible. El apretón de manos secreto del Klan, por ejemplo,
consistía en una sacudida poco enérgica de la mano izquierda. Cuando un
integrante del Klan se hallaba de viaje y quería localizar hermanos en una
ciudad extraña, preguntaría por un tal Mr. Ayak –Ayak como clave de Are
you a Klansman? y esperaría oír: Sí, y también conozco a Mr. Akai, clave
para A Klansman Am I.
En poco tiempo, Kennedy fue invitado a formar parte de los Klavaliers, la
policía secreta del Klan y brigada del azote. Por este privilegio, se le efectuó
un corte en la muñeca con un cuchillo para que pudiera hacer el juramento
de sangre:
-- Hombre del Klan, ¿Prometes solemnemente por Dios y el Demonio no
traicionar jamás los secretos que se te confían como klavalier del Klan?
-- Lo prometo, respondió Kennedy.
-- ¿Prometes procurarte una buena pistola y abundante munición, para estar
preparado cuando el negro cause problemas y darle su merecido?
-- Lo prometo.
-- ¿Prometes hacer todo lo que esté en tu mano para incrementar la tasa de
natalidad blanca?
-- Lo prometo.