Crítica A "El Matadero" de Echeverría.
Crítica A "El Matadero" de Echeverría.
Crítica A "El Matadero" de Echeverría.
Si bien la obra de Echeverría goza de muchas ramas de análisis, este breve ensayo está enfocado
lado, desde el recurso metafórico desde la delimitación física del matadero y por el otro, desde
un dualismo religioso que permea el relato, lo enmarca y mucho tiene que ver con el
pensamiento romanticista. Cabe recordar que El Matadero se escribió entre 1838 y 1840 y
En primer lugar, hablaré sobre el matadero como una metáfora, en el sentido del lugar
material donde la historia se desarrolla. Es importante detenerse a pensar porqué el autor eligió
este escenario principal en específico. Después, habría que pensar porqué elegir la época de
cuaresma si el negocio de la carne, al igual que muchos otros oficios que se trabajan desde el
que se puso en funcionamiento debido a que los dueños de los estómagos acostumbrados a la
carne corrían el riesgo de caer en síncope por falta de su plato fuerte. En el matadero se matan
reces brutalmente, se pintan las paredes de sangre y se tiñe el suelo de rojo; un escenario
bastante grotesco y frío, donde claramente el destino mortuorio de los animales está pactado
podredumbre, repugnancia, malos olores y sin duda grotesco, donde iban a parar los ganados.
De este modo, el título del relato y su espacio de acción en la historia son una alusión directa
identificamos por “el juez” en la historia. Pero, ¿por qué usar un matadero para referirse al
1
gobierno de Rosas? Quizás, porque Echeverría quiso conceptualizar la violencia latente de
Buenos Aires a través de estas cuantas hectáreas. Las ideas detrás del concepto “el matadero”
son una alegoría al estado de la cuestión con el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas en
1829.
Sin más, los detalles del relato en forma de violencia simbólica, encarnan
probablemente en la sociedad porteña del siglo XIX. ¿Para qué necesitó Echeverría ser tan
detallado en la descripción del lugar, además de estar influenciado por el romanticismo literario
europeo? ¿de qué servía contar las hazañas para matar a los animales? “Cuarenta y nueve reces
estaban tendidas sobre sus cueros”1 en el suelo, mujeres africanas peleando por las entrañas de
Me parece excusa por parte de Echeverría -que bien podría llamar “estrategia”- el hecho de
conservadora del siglo XIX y aún más, respaldaría las acciones cuestionables del buen juez;
por ejemplo, no abstenerse de carne “siendo tan buen observador de las leyes, tan buen católico
y tan acérrimo protector de la religión”3 y ¡cómo no! Incluso el narrador, refiere al Restaurador
De este modo, el dualismo moral al que refiero en El Matadero está ligado con la idea
anterior sobre el espacio donde se efectuaba la matanza de animales por los carniceros
degolladores, por orden del Restaurador, un “hombre decente y de corazón bien puesto”4 para
1
p. 8.
2
Se llama dualismo a la doctrina que afirma la existencia de dos principios supremos, increados, coeternos,
independientes, irreductibles y antagónicos, uno del bien y otro del mal, por cuya acción se explica el origen y
evolución del mundo; y también, en un sentido más amplio, a las doctrinas que afirman dos órdenes de ser
esencialmente distintos, con más o menos radicalismo.
3
p. 7.
4
p. 19.
1
referir a lo que el gobierno de Rosas hacía con el pueblo: mucha represión que se tradujo en
una cacería de ideologías opuestas. Buenos Aires estaba convertido en un sanguinario campo
de batalla y Echeverría encontró en un matadero, una metáfora ideal para hablar de lo que no
la sociedad porteña. Siendo así, el dualismo moral se personifica en el rostro de los personajes.
Aunque el narrador lo retrata irónicamente, el Restaurador de las leyes parece ser el mejor
amigo de la iglesia católica y sus leyes. Es el todopoderoso de la sociedad porteña que puede
Bajo la premisa del dualismo moral, existe igualmente una óptica religiosa bastante dual
los libres de pecado, los buenos y los malos, virtuosos y los defectuosos, ricos y pobres de
espíritu; el hombre y la mujer, el hombre y el animal, los seguidores fieles y los traicioneros.
De este modo, en El matadero, Echeverría lo hace bastante bien e incluso aunque el relato no
lo explicite, encuentro una clara atmósfera dualista –propia del dualismo moral- que permea a
la narración, por la manera irónica que tiene el narrador y su estratégica narrativa que no hace
más que crear el dualismo entre los dos bandos: los unitarios y los federales. Un ejemplo de
ello son los letreros rojos colgantes de los corrales, los cuales anuncian “Viva la Federación”,
unitarios.”5
5
p. 7-8.
1
El texto nos revela, entre muchas cosas, el juego de poder entre los unitarios y los
en frases tales como: “libertinos, incrédulos, es decir, los unitarios”6 que “se mofaban de la
iglesia y de los santos.”7 el zeitgeist de la Argentina en aquel momento. Por otro lado, se
encuentra una inevitable relación entre el toro restante del corral a quien dictaron sentencia y
el joven unitario que murió por sí solo. Los parelelismos entre ambos se explicitan en el relato.
En el intento del toro para salir del barro, las voces no se limitaban a pronunciar cosas como
“es emperrado y arisco como un unitario –y al oír esta mágica palabra todos a una voz
propias del toro y el joven unitario. Esta facultad, propia de cualquier ser vivo, difícilmente se
ve afectada en el relato, donde a pesar de ser tratados como si perteneciesen a la misma especie
–animales, ellos buscan sobrevivir. Este instinto traspasa ideologías, conciencias, facultades,
estatutos. En el relato se forma una conciencia y lucha por la vida que, indiscutiblemente, tanto
el toro como el joven unitario poseían. De este modo, vemos cómo la voluntad inerte de los
como uno de tantos aspectos esenciales que configuran El matadero como un relato que dice
insertarse en el Romanticismo literario; pues quizá, al enunciar que pertenece a dicha corriente,
es posible encontrar más de un sentido y lecturas de las que pudieran leerse en una capa
6
p. 4
7
Op. Cit.
8
p. 11.
1
literario desbordante a lo largo del texto: de la descripción a detalle de la atmósfera criminal
de animales y los órganos vitales del unitario muerto, el furor de los espectadores del
por parte de la iglesia y el juez, el inevitable destino fatal de los personajes antagonistas o la
pasión del joven unitario que prefirió morir por él mismo antes de ser muerto por los enemigos.
A pesar de que en los distintos aspectos románticos que acabo de mencionar se puede
leer con mayor recurrencia el dualismo moral, el relato en sí debería ser interpretado sin mayor
problema como una alegoría a la sociedad de la época de Echeverría, la época de riñas entre
unitarios y conservadores. Puede leerse que las vidas estaban en juego, la ideología de los
unitarios era inaceptable y se vivía en una riña por el poder que sólo generaba más poder por
parte de la iglesia.