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QUE ES EL AMOR?

"El amor es un enjambre tal de paradojas y existe tal variedad de formas y matices, que uno puede decir casi cualquier
cosa sobre él y casi siempre tendremos razón ". H. Finck, escritor

Hablar del amor nos interesa a todos! ¡Pero quizás nadie pueda definirlo y explicarlo con exactitud! Lo sentimos
cuando está allí, sabemos cuando no está, y nos desesperamos cuando nos hace falta. ¡Que problema es este el del
amor!

No debemos pensar que por ser este un tema tan interesante y por tratar de comprenderlo, será fácil escribir
sobre el amor, y encontrar el significado que pueda tener en nuestras vidas. Al contrario, es difícil poder escribir y
mostrar en forma exacta lo que es el amor Aún así, creemos importante aceptar este reto.

Primeramente, todo ser humano necesita ser amado. El amor es algo íntimamente entretejido en nuestra
existencia. Todos queremos que nos I tomen en cuenta por medio de alguna clase de reconocimiento.
Significa mucho para nosotros contar con la atención de otros. Cuando éramos pequeños llorábamos para conseguir la
atención de nuestras madres. Siendo niños, nuestras travesuras muchas veces eran gritos de "Ámame, te necesito!".
Como adultos, nuestro juego es más sofisticado, expresándose en las formas de vestirnos, de hablar, el manejo de los
gestos y movimientos corporales. Anhelamos que otros nos tomen en cuenta y reconozcan que existimos.

También necesitamos ser aceptados y saber cuan importante podemos ser para otros. Hacemos cualquier cosa por
evitar el rechazo. Cuando nos aprecian, sentimos aún más profundamente la relación que nos brindan. Detrás de la
ansiedad que nos obliga a buscar el reconocimiento, la aceptación y el aprecio de otros, se esconde una profunda
necesidad por ser amados.

Cuando no hay amor, se produce un espantoso vacío que no puede ser satisfecho con nada, a menos que sea con el
calor amoroso de otra persona. Por eso, el amor no es solamente una hermosa palabra sino una parte indispensable
en nuestro trato y relación con los otros. No es un simple sentimiento, sino una germina entrega para establecer el
bienestar de otra persona, aún a expensa propia. Es obvio que, sin amor, nuestras vidas perderían el buen sentido de
tener un propósito.

Con razón estamos saturados de "canciones románticas" que expresan profundas frustraciones, increíbles
fantasías, rencores incurables, sutiles engaños, pasiones torcidas y dolorosos vacíos, producto de la falta de un amor
auténtico.

Confundimos el amor con sentimientos puramente románticos, sinónimo de sexo y como ideal inalcanzable que
puede llegar a sanar nuestros males.

Vayamos al grano. Aunque el amor sea el sentimiento más importante en todas las relaciones humanas, no
sabemos cómo podemos amar. No bastan palabras ni detalladas descripciones. Hay que ir más allá de nosotros
mismos, volver a Dios, Autor de nuestro amor.

Pero, en vez de responder con agradecimiento por lo que El había hecho, nuestros primeros antepasados, Adán
y Eva, quisieron ceder a la tentación de vivir como a ellos mejor les pareciera. Se rebelaron en contra de Dios y Su
amor, queriendo ser dueños y señores de sus propias vidas. Como consecuencia de esta negativa ante la voluntad de
Dios perdieron la capacidad de amar verdaderamente. Ahora el egoísmo entraría en competencia con el amor a todos
los niveles.

Dios no hizo desaparecer Su amor ni privó a Sus criaturas el don de amarse. Sólo que ahora el ser humano no sabría
aprovechar, ni emplear este amor correctamente. Desde Adán y Eva, y por herencia hemos torcido lo bueno que Dios
nos dio. Aún hoy, no somos capaces de entender porque estamos atrapados en una contradicción, preferimos
encerrarnos en nosotros mismos.

Lamentablemente hay muchas personas que viven bajo esta situación,, sin amor. Un ejemplo de ello es la vida
del joven cuando lamenta: "mi padre nunca me dijo que me amaba". También la pareja que no quiere admitir por qué "el
bonito amor que sentíamos, se ha muerto". Y también la familia que sufre las tensiones y discordias que genera el no
poder tratarse con cariño y no saber como aprender a aceptarse y expresarse con amor. Igualmente, todas aquellas
personas que viendo sus mutuas necesidades no sienten el deseo ni conocen la forma para poder ayudarse a sí
mismos. Esto no nos excusa de nuestra responsabilidad de amar. Este egoísmo creó el deseo de seguir buscando
nuestro propio interés personal convirtiéndose en un círculo vicioso que no nos permite amar. Creemos sentirnos más
seguros con nosotros mismos que dándonos libremente.

Nos frustramos cuando llegamos al punto de reconocer que vivimos entre personas que asumen esta actitud
egocéntrica. ¿Quién dará el primer paso por amar antes de esperar ser amados? A todos nos gusta pensar en un amor
condicional. "Si tú me amas, entonces yo te amaré". Sólo que la otra persona esta diciendo lo mismo.

Cuando tenemos una infección de garganta, la cura está en el tratamiento correcto y en el tiempo necesario que éste
tarde en sanarnos. No es tan fácil en cuanto a nuestra naturaleza humana. Muchas veces no queremos reconocer
nuestras fallas, y por lo tanto, desconocemos cómo remediarlas. No sabemos amar, preferimos ser egoístas. Nos
resulta imposible combatirlo. Nuestro egoísmo se convierte en un cómodo refugio en donde esperamos encontrar la
satisfacción al deseo de ser amados. En el proceso, se empobrecen nuestros sentimientos y deseos. Nos confundimos
y no entendemos por qué no somos amados.

¿Qué es el amor, entonces? Y ¿Por qué tiene tanta importancia para nosotros?
En medio de todas nuestras desgracias y fracasos, Dios no ha dejado de amarnos. El conoce nuestras ansiedades y
frustraciones y actúa en nuestro favor. El nos creó a Su imagen, como El, con capacidad para pensar para
comunicarnos, amar, crear, apreciar, conservar y soñar. Aunque hoy esta imagen de Dios está empañada por nuestro
pecado, Dios reconoce nuestro infinito valor. El desea reconciliamos con Sí mismo para que nos alejemos de nuestro
egoísmo. Jesucristo fue crucificado por nosotros, porque vio nuestro valor esencial, lo que podíamos llegar a ser
eliminando de nuestras vidas el pecado y la culpa.

El vislumbró lo libre que podríamos ser una vez que nos fuera perdonado el complicado enredo de nuestros
problemas con otras personas. Hoy, Dios te invita a comprometer tu vida a El y a recibir Su eterno amor. Esto lo
hacemos por medio de la fe, creyendo con lodo nuestro corazón, que Dios nos ama y nos perdona porque Jesucristo ha
sacrificado Su vida por nosotros.

Muchas veces queremos vivir sin el amor y la dirección de Dios, aunque nos sintamos solos y nuestra vida
parezca vacía. Para amar a Dios debemos admitir humildemente que sin El somos seres incompletos e insatisfechos.
Para amar a Dios debemos admitir con sinceridad que Su amor y Su compasión nos pueden capacitar para amar a
otros. Para amar a Dios debemos reconocer que sí es posible disfrutar Su fidelidad porque Sus promesas siempre se
cumplen. Nuestra única esperanza es la de recibir este amor de Dios y dejar que El nos anime y nos dé el poder para
amar.
Tenemos que recordar, que nuestro Creador sabe cuales son nuestras fallas, y nos propone remedio exacto, ¿no es
hora que lo aprovechemos'?

La honestidad es una de las cualidades que nos gustaría encontrar en las personas o mejor aún, que nos
gustaría poseer.

Si alguna vez debemos hacer un listado de las cualidades que nos gustaría encontrar en las personas o mejor
aún, que nos gustaría poseer, seguramente enunciaremos la Honestidad, porque garantiza confianza, seguridad,
respaldo, confidencia, en una palabra integridad.

La Honestidad es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el
prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada cual lo que le es debido.

Podemos ver como actitudesdeshonestas la hipocresía, aparentando una personalidad que no se tiene para
ganarse la estimación de los demás; el mentir continuamente; el simular trabajar o estudiar para no recibir una llamada
de atención de los padres o del jefe inmediato; el no guardar en confidencia algún asunto del que hemos hecho la
promesa de no revelarlo; no cumpliendo con la palabra dada, los compromisos hechos y la infidelidad.

Faltar a la honestidad nos lleva a romper los lazos de amistad establecidos, en el trabajo, la familiay en el
ambiente social en el que nos desenvolvemos, pensemos que de esta manera la convivencia se hace prácticamente
imposible, pues ésta no se da, si las personas somos incapaces de confiar unos en otros.

Para ser Honesto hace falta ser sinceros en todo lo que decimos; fieles a las promesas hechas en el matrimonio,
en la empresa o negocio en el que trabajamos y con las personas que participan de la misma labor; actuando
justamente en el comercioy en las opiniones que damos respecto a los demás. Todos esperan de nosotros un
comportamientoserio, correcto, justo, desinteresado, con espíritu de servicio, pues saben que siempre damos un poco
más de lo esperado.

En la convivencia diaria podemos vivir la honestidad con los demás, no causando dañoa la opinión que en
general se tiene de ellas, lo cual se puede dar cuando les atribuimos defectos que no tienen o juzgando con ligereza su
actuar; si evitamos sacar provecho u obtener un beneficio a costa de sus debilidades o de su ignorancia; guardando
como propio el secreto profesional de aquella información que es particularmente importante para la empresaen la que
prestamos nuestros servicios, o de aquel asunto importante o delicado que nos ha confiado el paciente o clienteque ha
pedido nuestra ayuda; evitando provocar discordia y malos entendidos entre las personas que conocemos; señalando
con firmeza el grave error que se comete al hacer calumnias y difamaciones de quienes que no están presentes;
devolviendo con oportunidad las cosas que no nos pertenecen y restituyendo todo aquello que de manera involuntaria o
por descuido hayamos dañado..

Si queremos ser Honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscando la manera
más eficaz de superarlos, con acciones que nos lleven a mejorar todo aquello que afecta a nuestra persona y como
consecuencia a nuestros semejantes, rectificando cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en
las labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.

Las relaciones en un ambiente de confianza conducen a la mejora personal y ajena, pues si en todo momento se
obra con rectitud, se aprende a vivir

Respeto

Vivir en sociedad nos hace reflexionar sobre el valor del respeto, pero con éste viene la diferencia de ideas y la
tolerancia. En pocas palabras ¿Qué hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad y la Tolerancia?

Hablar de respeto es hablar de los demás. Es establecer hasta donde llegan mis posibilidades de hacer o no
hacer, y dónde comienzan las posibilidades de los demás. El respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Las
leyesy reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos respetar.

Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la actuación de las personas. También tiene que ver con la
autoridad como sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto también es una forma de
reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o
valor como personas.

El respeto también tiene que ver con las creencias religiosas. Ya sea porque en nuestro hogar tuvimos una
determinada formación, o porque a lo largo de la vida nos hemos ido formando una convicción, todos tenemos una
posición respecto de la religión y de la espiritualidad. Es tan íntima la convicción religiosa, que es una de las fuentes de
problemas más comunes en la historiade la humanidad.

Aquí viene, entonces, también el conceptode Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas respecto
de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad enriquece en la medida en la que hay más elementos para formar una
cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar costumbres y tradiciones de otros pueblos, y hacerlos nuestros. Sin
embargo cuando la pluralidad entra en el terreno de las convicciones políticas, sociales y religiosas las cosas se ponen
difíciles.

Así es como llegamos al concepto de intolerancia, es decir el no tolerar. Fácilmente, ante alguien que no piensa,
no actúa, no vive o no cree como nosotros podemos adoptar una actitud agresiva. Esta actitud, cuando es tomada en
contra de nuestras ideas se percibe como un atropello a uno de nuestros valores fundamentales: la libertad. La
intolerancia puede ser tan opresiva, que haga prácticamente imposible la convivencia humana. ¿Y nuestra propia
tolerancia? ¿Debemos convencer a alguien que no es católico de que no está en la verdad? ¿No es acaso eso ser
"intolerante"?

Para dar respuesta a estas interrogantes, y tocar el tema del respeto, la pluralidad y la tolerancia con más
profundidad, hemos hecho una selección del mejor material sobre el tema desde los puntos de vista pedagógicos, éticos
y religiosos. Los artículos que presentamos en este segmento de valores nos hace reflexionar en qué es el respeto,
cómo se enseña y por qué es importante enseñarlo a los hijos, el por qué de la intolerancia y de particular interés es la
sección " Iglesia y Valores", que nos habla de nuestra propia tolerancia respecto de otras religiones y creencias y de la
importancia de la pluralidad y el respeto

Educación del Respeto

Enseñar a los hijos el respeto es indispensable para una vida familiar armónica, y para su desenvolvimiento en
sociedad, pero ¿Cómo se enseña?

«Actúa o deja actuar, procurando no perjudicar ni dejar de beneficiarse a sí mismo ni a los demás, de acuerdo
con sus derechos, con su condición y con sus circunstancias. »

Al hablar del respeto es importante, en primer lugar, distinguir entre el respeto que debemos a todos los demás
como hijos de Dios y el respeto que debemos a cada uno, de acuerdo con su condición y con las circunstancias. La
primera nos lleva. A una actitud abierta de comprensión y de aceptación. La segunda nos dirige a unas actuaciones
concretas, de acuerdo con los factores implícitos en cada una de las relaciones humanas. Lo veremos con claridad si
consideramos la relación entre hijos y padres. En esta relación las, cualidades personales de los padres «sólo poseen
un valor secundario en la motivación del respeto que se les debe». Principalmente, los padres merecen el respeto de
sus hijos como «autores de la vida y educadores y superiores por voluntad de Dios». Vamos a considerar el desarrollo
de esta virtud en distintos tipos de relación: la relación con los amigos, los compañeros y los demás en general y la
relación padres-hijos.
Pero, antes de comenzar, convendría aclarar qué implicaciones tiene el respeto para las cosas que, en principio,
no tiene cabida en nuestra descripción inicial. No tiene sentido respetar una cosa porque no puede tener «derechos», ni
es posible perjudicar o favorecer su proceso de mejora, por lo menos si se entiende mejora en el sentido de una mayor
plenitud humana y espiritual. Sin embargo, hablamos de respetar la Naturaleza, respetar los libros, las posesiones
ajenas, respetar las reglas del juego, etc. Indudablemente, estamos utilizando la palabra con otro matiz. Al decir
«respetar la Naturaleza», por ejemplo, realmente estamos expresando la necesidad de cuidar la Naturaleza, de usar la
Naturaleza de acuerdo con el fin por la cual ha sido creada. Al hablar de «respetar las reglas del juego» estamos
diciendo que hay que obedecerlas para que puedan cumplir con su función. El respeto para las cosas sólo tiene sentido
si nos damos cuenta de que las cosas están al servicio del hombre, y que el hombreno hace más que administrar
bienes que son de Dios. Por eso «respetar la Naturaleza» tiene sentido si entendemos que los motivos para hacerlo
son, en primer lugar, que la Naturaleza es de Dios; en segundo lugar, que los hombres pueden disfrutar de ella, y en
tercer lugar, que usando de ella pueden acercarse a Dios. Nunca podemos considerar el respeto para las cosas como
una finalidad en sí. No respetamos los bienes ajenos sin más, actuando a su favor y agradeciendo los bienes que nos
proporcionen. Por otra parte, intentamos no perjudicarles evitando el uso indebido de sus bienes tanto espirituales como
materiales.

Se verá, por tanto, que cada persona tiene el derecho de ser tratado y querido por los demás por lo que es. Es
decir, por ser hijo de Dios. Y así radicalmente todos somos iguales. Por otra parte, cada uno cuenta con una condición y
con unas circunstancias peculiares y esto hará a los demás respetarles de un modo diferente.

Los amigos, los compañeros y los demás en general

Las primeras palabras de la descripción de esta virtud son «actúa o deja de actuar, procurando no perjudicar ni
dejar de beneficiar». ¿Cómo coinciden estas posibilidades con el concepto, tan de moda, que tienen los adolescentes
del respeto? Para los adolescentes, el respeto consiste principalmente en «dejar de actuar». Consideran que no hay
que imponer, coaccionar ni provocar intencionalmente ningún cambio en otra persona. Sin embargo, en la realidad
aceptan influencias que ofrecen un placer superficial, pero atractivo, y rechazan las influencias que pueden estimular un
esfuerzo por parte del interesado hacia una mejora. Un ejemplo de este mismo es: en una Universidadalgunos alumnos
provocaron entre sus compañeros la necesidad de demostrar de algún modo su disconformidad respecto a una
cuestión. Algunos profesores empezaron a hablar individualmente con los alumnos para conocer sus puntos de vista y
para aclararles respecto al problema. Los alumnos que estaban provocando la discordia se enfadaban mucho,
acusando a los profesores de coaccionar a sus compañeros, etc. Es decir, de faltarles al respeto, aunque de hecho eran
ellos mismos quienes estaban faltándoles al respeto por no dejarles actuar de acuerdo con una decisión propia.

Por tanto, no sólo se trata de dejar de actuar sino también de actuar. Pero este actuar necesita basarse en la
verdad para no faltar al respeto. En términos concretos, los demás tienen el derecho de recibir una información clara y,
en la posible, objetiva. Por eso, ser sincero es parte- fundamental del respeto. Y sabemos que la sinceridad debería ser
gobernada por la caridad y por la prudencia. Esto quiere decir que habrá momentos para decir las cosas tal como son,
con valentía, y otros en que será más respetuoso callarse. El baremo que habrá que utilizar será el grado de mejora que
se busca.

El desarrollo de la virtud del respeto en cuanto se refiere a la relación de los hijos con los amigos y con los
demás, en general, dependerá en gran parte, de su edad. Es evidente que, antes de descubrir su intimidad, el hijo
respetará a los amigos de un modo diferente de, cuando ya en la adolescencia, reconoce otros aspectos de su
personalidad.

Los niñospequeños tendrán que aprender a respetar a sus hermanos, a sus amigos, etc., principalmente en lo
que se refiere a sus posesiones tangibles y a su afectividad. Vamos a considerarlo por partes. Los demás tienen el
derecho de hacer uso de sus propias posesiones y de ceder este derecho, cuando ellos quieran, aunque se trata de que
desarrollen la virtud de la generosidad a la vez. Lo que un niño no puede hacer es robar ni hacer uso de cosas que
pertenecen a los demás sin su autorización. Sin embargo, hace falta reconocer el disgusto que se puede causar a otra
persona para que el niño se dé cuenta del porqué de estas cosas. Es lógico que esté atraído por las posesiones ajenas
y, además, con su sentido de justicia poco desarrollado puede pensar que es injusto que otra persona tenga algo que él
quiere poseer. No aprovechar de los bienes ajenos supone desarrollar la virtud de la fortaleza; saber superar los
impulsos egoístas que puedan tener. Por eso, parece sensato establecer un equilibrio en la familia entre posesiones
compartidas entre todos y posesiones personales. A veces, los padres pretenden que todo lo que poseen los niños esté
disponible para el uso de todos. En este caso, por lo menos, están desaprovechando una ocasión para desarrollar el
respeto en sus hijos.
Los hijos no sólo tienen que aprender a reconocer lo que significa ser dueño de algo, sino también apreciar las
consecuencias que puede tener afectivamente en esa persona si no le reconocen como dueño. Según el niño será
conveniente insistir más en el concepto de propiedad o en el de la reacción afectiva que puede provocar en la otra
persona. La finalidad que estarnos buscando en la educación de los hijos pequeños es que piensan en las
consecuencias de sus actos antes de realizarlos porque se dan cuenta de que otras personas van a ser afectadas.

Los hijos tendrán que aprender a respetar a los demás en relación con sus sentimientos. No se trata de hacer
rabiar a un hermano, ni de provocar la venganza de otro. Sin embargo, muchas veces parece que los hijos lo entienden
como un juego divertido. Además, no entenderán seguramente un razonamiento del tipo: «¿A ti te gustaría que te
hicieran eso?» Quizá de momento dejen de provocar al hermano, pero rápidamente vuelven a lo mismo.

Es decir, la capacidad de ponerse en lugar de la otra persona para reconocer los efectos de lo que está pasando
es muy poco desarrollado en los niños pequeños. Más bien se comportarán adecuadamente porque existen unas reglas
del juego. Quizá una recomendación que se podría hacer sería no preocuparse demasiado para desarrollar el respeto
en este sentido con los niños pequeños, pero sí ayudarles a desarrollar la virtud de la obediencia, y a desarrollar su
voluntad para que, al llegar a reconocer la posibilidad de respetar a otras personas, cuenten con la fuerza interior
suficiente para hacerlo.

De todos modos, los niños pueden ir preparándose para respetar afectivamente a los demás, viviendo en un
ambiente de respeto y de cariño. Necesitan tener criterios para saber dónde comienza y dónde termina el respeto.
Consideramos algunos ejemplos. El niño tendrá que reconocer que existe un trato diferente de acuerdo con la condición
de la persona, pero no necesariamente de acuerdo con sus circunstancias, Si en la familia trabaja algún empleado, una
interina, por ejemplo, verán que sus padres le tratan de un -modo diferente que a ellos, precisamente por existir unas
características diferentes en la misma relación. Sin embargo, los padres pueden tratar a esa interina con consideración
o sin ella. Si no respetan a esa persona, si no reconocen su derecho de ser tratada dignamente, con consideración, es
probable que los hijos tampoco lo hagan. Así aprenden los hijos a mandar sin respetar.

Si los hijos oyen a sus padres criticar indiscriminadamente a cierto tipo de persona, sea por raza, por origen, por
profesión, por características personales, es probable que esta intransigencia y falta de respeto condicionen al niño
también de tal modo que empiece a decir las mismas cosas, a encasillar a los demás.

Con los niños pequeños estamos intentando preparar las bases para que lleguen a reconocer y a apreciar la
posibilidad radical que tiene cualquier persona para mejorar. Si en cualquier momento, desconfiáramos de que esa
persona no utilizase ni su voluntad ni su inteligenciapara mejorar, la estaríamos equiparando a un animal.

Creatividad: Definición de Verdad

La verdad es algo que se vive en el momento y que


expresa nuestra vinculación individual con el todo. No
es algo relativo, pero tampoco es una idea que pueda
adquirirse y ser medida con las palabras, como si
fuera un punto fijo y estático. A la verdad no se
llega mediante la técnica o la lógica, no podemos
estar de acuerdo o en desacuerdo con la verdad. La
verdad es lo que nos mantiene unidos y cada uno debe
hallarla individualmente a partir de las condiciones
únicas de su propia vida.

La verdad puede ser captada en cualquier lugar y


momento, en lo pequeño o en lo grande. Sin embargo
nuestra mente llena de convicciones, gustos, opiniones
y emociones no siempre nos permite dedicarnos a
observar, simplemente observar. Nuestros prejuicios,
muchos de los cuales innatos, limitan nuestros grados
de libertad para la creatividad.

La creatividad puede aparecer, y de hecho aparece, en


cualquer momento de nuestras vidas. Si, por ejemplo,
al contemplar un árbol, hacemos una abstracción de
nuestro conocimiento de los árboles y vemos un árbol
absolutamente nuevo, las desviaciones únicas de sus
ramas, sus nudos y retorcimientos, los juegos de aire
y de la luz entre sus hojas. En ese momento estamos
contemplando la verdad del árbol. "La existencia está
más allá del poder de las palabras para definirla.
Pueden usarse términos, pero ninguno de ellos es
absoluto" (Lao Tsé).

A veces un momento de clara intuición nos hace


exclamar: "¡Ya lo tengo!". Puede ser un momento en que
vemos algo que puede ser trivial para cualquier otro,
pero en nosotros ha originado un punto de bifurcación
en el sistema caótico que forma nuestra mente, que
cambia nuestras perspectivas para apoderarnos de la
autenticidad de nuestra experiencia de la vida.

Una vez alcanzado dicho punto de bifurcación, se abre


el flujo a la creatividad en el cual la autoconcinecia
desaparece, el tiempo se desvanece o se llena por
completo, la actividad nos absorbe completamente. Se
es perfectamente consciente del momento y de lo que
ocurre y no existe en la mente ni la menor
preocupación por la posibilidad de equivocarse. Se ha
llegado a un punto de autoorganización del caos.

En estos momentos de creatividad nuestro "yo" ya no es


el que nos ha creado la sociedad, ese yo cargado de
categorías, nombres, máscaras, experiencias, sino que
es un yo caótico, que también es el no yo, porque está
conectado con el mundo. De hecho los trastornos
mentales no son una realidad caótica, como parece,
sino todo lo contrario: son un yo rígido y cerrado al
mundo.

En la creatividad caótica es muy importante la


diversidad. Cuando se agrupan distintos individuos
(distintos (sub)sistemas caóticos) se forma un
tremendo potencial creativo: se unen, cada uno con su
propia creatividad autoorganizada, para perder algunos
grados de libertad, pero descubrir otros muchos
nuevos. Es interesante que si se juntan varios
sistemas caóticos los grados de libertad aumentan,
mientras que si se tienen que juntar varios sistemas
hechos artificialmente, con orden artificial, los
grados de libertad disminuyen mucho, si es que queda
alguno.

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