Programacion Curricular Inicial
Programacion Curricular Inicial
Programacion Curricular Inicial
Es el primer nivel de la Educación Básica Regular. Se hace cargo de la atención educativa de niños y
niñas menores de 6 años. La atención educativa en el nivel Inicial se organiza en dos ciclos que
responden a las características madurativas y de desarrollo del infante. El primer ciclo atiende a niños
y niñas de 0 a 2 años; el segundo ciclo, a niños y niñas de 3 a 5 años de edad, aproximadamente.
La Educación Inicial es una etapa de gran relevancia, pues en ella se establecen las bases para el
desarrollo del potencial biológico, afectivo, cognitivo y social de niños y niñas. Está orientada al
desarrollo de competencias, reconociendo en niños y niñas sus propias particularidades, ritmos de
desarrollo e intereses. El nivel Inicial enfatiza la capacidad de estos para actuar e interactuar por
propia iniciativa con su ambiente, generando las condiciones físicas y afectivas que les brinden la
oportunidad de construir una base sólida para sus vidas. De igual manera, el nivel subraya la capacidad
de los adultos para acompañar y atender respetuosamente al niño, favoreciendo su desarrollo.
Esta atención se realiza en estrecha relación y complemento con la labor educativa de la familia, por
ser este el primer espacio de socialización y principal institución de cuidado y educación del niño
durante los primeros años de vida. Así también, en el marco de la atención integral, se promueven
acciones intersectoriales para incluir el componente educativo en la vida cotidiana de los niños que
son atendidos por otros sectores, como los de salud, inclusión social o protección. De este modo, se
pretende atender pertinente y oportunamente las necesidades de salud, nutrición, protección, acceso
al registro legal de identidad y cuidado, garantizando las condiciones básicas para su desarrollo.
La Educación Inicial contribuye a un adecuado proceso de transición del hogar al sistema educativo y
constituye el primer espacio público en el cual los niños se inician en la formación como ciudadanos.
Asimismo, el nivel de Educación Inicial se articula con el nivel de Educación Primaria en concepciones
sobre la infancia y en enfoques pedagógicos que responden a las características de desarrollo de los
niños, y a las diferencias individuales y socioculturales de los estudiantes. El nivel de Educación Inicial
abarca los ciclos I y II de la EBR:
CICLO II
Comprende a los niños de tres a cinco años. En su organización, contempla la atención a niños que
cumplen 3, 4 o 5 años al 31 de marzo del año lectivo. Al igual que en ciclo I de la Educación Inicial, en
estas edades, se propicia de forma gradual la atención a cada una de las condiciones que favorecen el
proceso de desarrollo y aprendizaje de nuestros niños y niñas, teniendo en cuenta que la organización
de espacios, el tiempo y los objetos respondan a sus características, necesidades e intereses, así como
a sus procesos madurativos.
A partir del proceso de individuación iniciado en los primeros años de vida, los niños de estas edades
han logrado diferenciarse de los demás, por lo que se fortalece en este ciclo la construcción de su
identidad desde el conocimiento y valoración de sí mismos. Aprenden a expresar mejor y con mayor
seguridad sus emociones, y a regularlas por sí solos o en compañía de un adulto cuando es necesario.
A medida que fortalecen todos estos aspectos de su desarrollo, niños y niñas son capaces de abrirse al
mundo social, ampliando su grupo de juego y participación, aprendiendo a convivir con los demás, a
cuidar los espacios y recursos comunes que utilizan dentro y fuera de la escuela, y a construir normas
de convivencia.
Logran una mayor conciencia acerca de las características y posibilidades de su cuerpo, así como un
mayor dominio, control y coordinación de sus posturas y movimientos, evidenciando una mayor
autonomía en el cuidado de sí mismos. Se expresan naturalmente a través de la vía corporal y motriz,
ampliando sus capacidades creativas.
Su curiosidad natural los motiva a explorar el ambiente que los rodea y a preguntar sobre aquello que
es de su interés. Una flor marchita o una fruta podrida son hechos de la vida cotidiana sobre los cuales
formulan preguntas y posibles explicaciones. Estas situaciones ponen a prueba sus ideas y aprenden a
observar, describir y a obtener información de diversas fuentes, construyendo así sus primeras
representaciones sobre los objetos, seres vivos y fenómenos de la naturaleza.
En el nivel de Educación Inicial consideramos que las condiciones que se brindan a los niños y niñas
son de vital importancia para su desarrollo y aprendizaje. Por ello, en el currículo se brindan algunas
ideas sobre aquellas condiciones que se requieren asegurar en los diferentes servicios educativos de
atención a niños o niñas, para el logro de sus aprendizajes.
En el nivel inicial, el espacio y los materiales son recursos fundamentales en el proceso de desarrollo y
aprendizaje de los niños. Por tanto, requieren de una atención especial y una mirada sensible para que
respondan a sus características madurativas, intereses y necesidades. La organización del espacio, así
como los materiales a utilizar, responden a un propósito pedagógico; por ello, deben ser planificados
guardando una intencionalidad clara.
Al planificar la disposición espacial y de los materiales de nuestra institución educativa o aula debemos
garantizar las siguientes condiciones:
En relación al espacio
Debe ser amplio, de modo que permita a cada niño desplazarse, actuar con comodidad y realizar
actividades que no interfieran con las de los demás. Esta condición es importante para generar
relaciones de respeto y tranquilidad entre los niños.
Debe ser seguro, evitando elementos u objetos que puedan generar peligro (enchufes, escaleras,
armarios u otros elementos que no estén bien asegurados).
Debe ser ecológico, que sean un ambiente respetuoso del medio natural y que garantice la debida
utilización de los recursos naturales (luz natural, madera, plantas, etc.).
Debe ser ventilado, iluminado y limpio, que propicie un ambiente adecuado para el desarrollo de las
actividades.
Debe ser funcional, que facilite el desplazamiento de niños y niñas con seguridad y autonomía de
acuerdo a su edad y a sus posibilidades de movimiento. Para los niños de Ciclo I, el espacio debe ser
adecuado de acuerdo a la edad. En el caso de los bebés de más de 3 meses que aún no se desplazan,
se puede colocar una manta o tela gruesa resistente y saludable sobre una base firme y plana. Y, para
los bebés que se desplazan, el espacio debe estar libre de materiales fijos (como mesas y sillas) a fin de
favorecer el transito libre y seguro.
El aula debe generar un clima acogedor, evitando sobrecargar las paredes con carteles, afiches o
imágenes que no contribuyen a mantener la armonía y el orden en el aula. Para ello se sugiere
relacionar materiales y objetos, en cuanto al número, pertinencia y lugar donde se ubican.
La ambientación debe ser producto de un proceso de apropiación de los niños. Cada elemento que es
colocado por los niños en su espacio tiene un significado y un uso para ellos.
En la organización del espacio se considera espacios internos, delimitados por paredes, elementos
separadores movibles o plegables; los intermedios, los de tránsito entre el espacio externo e interno; y
los espacios externos referidos a espacio libres como los patios.
A continuación se presenta la tabla de organización de las áreas curriculares consideradas para los
programas curriculares del ciclo I y del ciclo II del nivel de Educación Inicial.
CICLO I CICLO II
Áreas Competencias Áreas Competencias
Enfoques transversales: Interculturalidad, Atención a la diversidad, Ambiental, de Derechos, Orientación al bien común y Búsqueda de la ex
Competencias transversales a las áreas: Se desenvuelve en los entornos virtu
TIC y Gestiona su aprendizaje
Construye su identidad Construye su identidad
Personal Social Personal Social
Convive y participa Convive y participa democráticamente
Deben estar en buen estado (limpios, no tóxicos y conservados) ya que así se invita a niños y niñas a
usarlos e incentivar su cuidado. Los materiales sucios o rotos generan riesgo y no reflejan el respeto
que se merecen los niños.
Deben ser variados y pertenecer a dos clases: materiales estructurados (rompecabezas, muñecas,
pelotas, etc.) y no estructurados (cajas, telas, arena, embudos, etc.), de manera que ofrezcan muchas
posibilidades de uso, transformación y exploración.
Deben estar organizados en canastas o estantes y permanecer al alcance de los niños para que los
puedan usar, manipular, transportar, sacar y guardar con facilidad de acuerdo a sus intereses,
favoreciendo así su autonomía.
Se debe contar con materiales suficientes para todos los niños del grupo.
Deben ser seguros y resistentes, asegurando la calidad y evitando cualquier riesgo de accidentes.
El adulto acompaña el desarrollo y aprendizaje de cada niño con una actitud de respeto, valorando sus
características y promoviendo un clima de comunicación y atención pertinente. Su rol es establecer un
vínculo afectivo con los niños a través de los cuidados y atenciones cotidianas pertinentes que les
posibiliten sentirse cada vez más seguros. Comprender las etapas del desarrollo de los niños es
necesario para acompañarlos en el proceso de construcción de su identidad y socialización,
identificando y respetando sus intereses, deseos e iniciativas.
Acompañar a los niños durante el desarrollo de las actividades, de manera atenta, afectuosa, estando
disponibles a sus requerimientos.
Dirigirse al niño por su nombre de manera cálida durante las interacciones. Evitar el uso de
diminutivos o palabras que sustituyen su nombre (gordito, papachito, etc.).
Anticipar las actividades que van a realizar los niños o que se van a realizar con los niños. Por ejemplo:
“voy a acomodarte el pantalón para que sigas jugando”, “Después del refrigerio
iremos a jugar”.
Reconocer y valorar las actividades y proyectos de acción que los niños emprenden.
Observar y escuchar de manera permanente a los niños para conocerlos, comprender su desarrollo e
intervenir de forma oportuna.
Desarrollar una actitud relajada para interactuar con niñas y niños (desde nuestra disposición corporal
y nuestra voz). Al tener esta actitud nos daremos cuenta de que cada vez serán más los momentos de
comunicación con nuestros niños.
Evitar la angustia por seguir la programación tal cual se había previsto.
Intervenir de forma adecuada con preguntas que los ayuden a reflexionar y elaborar sus respuestas.
Intervenir para problematizar, para responder sus preguntas, para ayudar a resolver un conflicto, para
ser espectador de alguna actividad (por ejemplo, una obra de títeres).
Generar interacciones positivas con los niños a través de gestos, expresiones y tonos de voz. Las
palabras y silencios del docente, así como sus posturas y formas reflejan cómo piensan y sienten sobre
los niños con los que trabajan.
Reflexionar con los niños sobre lo que han aprendido y cómo lo han aprendido.
A partir de la presentación de estas condiciones generales consideradas para el nivel de Educación Inicial, se han
descrito condiciones mucho más específicas tanto para el primer como para el segundo ciclo, vinculadas a cada uno
de los aspectos anteriormente mencionados (rol del adulto, ambientación, espacios y materiales). Estas condiciones
aparecen a continuación de cada uno de los desempeños descritos por ciclo para las áreas curriculares. Se espera
que con ellas exista mayor claridad en aquellas condiciones que, como adultos, debemos asegurar para el logro de
las competencias establecidas en cada una de las áreas curriculares, para nuestros niños y niñas
En el nivel Inicial, la competencia Construye su identidad parte de la comprensión de los niños sobre
el conocimiento de su propio cuerpo, sus gustos, preferencias y habilidades. En esta etapa, la familia
es el principal espacio en el que se reciben los cuidados y la atención, en un marco de cariño, lo que
permite la construcción de vínculos seguros. En la medida que estos vínculos estén bien establecidos,
el niño será capaz de relacionarse con otros niños, maestra y otros adultos con mayor seguridad e
iniciativa. En estas interacciones el niño va construyendo su propia identidad, la visión de sí mismo,
de los demás y del mundo afirmándose como sujeto activo, con iniciativa, derechos y con
competencias. Asimismo va reconociendo sus emociones y aprendiendo a expresarlas de manera
adecuada con la compañía del adulto.
Nivel Construye su identidad al tomar conciencia de los aspectos que lo hacen único. Se identifica con algunas de sus características físicas, sus
esperado gustos, disgustos e intereses, su nombre y a los miembros de su familia. Participa en sus cuidados personales y en diversas actividades desde
su iniciativa y posibilidades. Busca y acepta el consuelo y compañía de su adulto significativo cuando se siente vulnerado e inseguro, así como
fin ciclo I
cuando algunas de sus acciones afectan a otro.