El documento discute la terminología relacionada con la brujería y la magia. Explica que históricamente, las artes adivinatorias y la magia eran practicadas principalmente por hombres, pero con la llegada del cristianismo, estas prácticas pasaron a asociarse con las mujeres. También describe brevemente el origen de la palabra "bruja" en diferentes idiomas.
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El documento discute la terminología relacionada con la brujería y la magia. Explica que históricamente, las artes adivinatorias y la magia eran practicadas principalmente por hombres, pero con la llegada del cristianismo, estas prácticas pasaron a asociarse con las mujeres. También describe brevemente el origen de la palabra "bruja" en diferentes idiomas.
El documento discute la terminología relacionada con la brujería y la magia. Explica que históricamente, las artes adivinatorias y la magia eran practicadas principalmente por hombres, pero con la llegada del cristianismo, estas prácticas pasaron a asociarse con las mujeres. También describe brevemente el origen de la palabra "bruja" en diferentes idiomas.
El documento discute la terminología relacionada con la brujería y la magia. Explica que históricamente, las artes adivinatorias y la magia eran practicadas principalmente por hombres, pero con la llegada del cristianismo, estas prácticas pasaron a asociarse con las mujeres. También describe brevemente el origen de la palabra "bruja" en diferentes idiomas.
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Terminolog�a: brujer�a, hechicer�a, magia Editar
Aunque en castellano o idioma espa�ol se utiliza en ocasiones la palabra �brujo�,
en masculino, como sin�nimo de mago, con independencia del tipo de magia que practique, el uso m�s frecuente del t�rmino en la actualidad y casi siempre en femenino hace referencia a las personas que practican la magia negra, pero no siempre fue as�. Esto se debe a que hist�ricamente tanto en Europa como en �frica y Oriente, las artes adivinatorias, la magia y la hechicer�a fueron siempre practicadas por varones, excepto en la �poca en que la �brujer�a demon�aca� fue perseguida en Europa durante la Edad Media, momento en el cual las brujas fueron consideradas en su mayor�a del sexo femenino. Es con el cristianismo, que la manipulaci�n de las fuerzas ocultas, tradicionalmente en manos masculinas ?las �nicas con el poder suficiente como para realizar hechizos ben�ficos?, pasan a ser consagradas a las manos femeninas, las �nicas capaces de realizar maleficios malignos para los padres de la Iglesia.[1] Seg�n Guy Bechtel, en todos los tiempos ha habido varones y mujeres que dec�an tener poderes y practicar la magia. Desde sacerdotes hasta emperadores se arrogaban el t�tulo de mago. Hab�a funcionarios estatales que trabajaban de adivinos o augures y se dedicaban a augurar quien ser�a el vencedor en la batalla. Eran los magos. La brujer�a, en cambio, ejercida por gente de menor nivel cultural y econ�mico, era vista como un subproducto de la magia. La gente recurr�a a los brujos y brujas para ahuyentar la mala suerte o mejorar las cosechas. En los principios se trataba de una brujer�a ben�fica. Las brujas o brujos practicaban la llamada magia blanca. Esto se ve�a en Occidente tanto como en Oriente: en la Antigua Roma, en la Antigua Atenas, en el Antiguo Egipto e incluso en �frica exist�an talismanes contra el mal de ojo, amuletos, hierbas m�gicas y pociones. Reci�n con el cristianismo aparece el concepto de brujer�a como herej�a religiosa ligado principalmente a las mujeres, y el mago (magus) va dejando lugar al brujo (maleficus), con lo que el combate contra la magia se convierte en sin�nimo de lucha contra el paganismo.[1] Mientras que la magia fue una ceremonia practicada en la corte papal o real por los llamados nigromantes que utilizaban el conjuro para el control de los demonios, los poderosos magos eran del sexo masculino. Pero cuando los te�logos escol�sticos condenaron estas pr�cticas al sostener que si los demonios proporcionaban servicios al mago era porque esperaban algo a cambio, fue cuando el mago-se�or se transform� en bruja- servil, el sexo del malhechor cambi� y los brujos se convirtieron en su gran mayor�a en mujeres.[2] La �bruja� Editar La palabra espa�ola �bruja� es de etimolog�a dudosa, posiblemente prerromana, del mismo origen que el portugu�s y gallego bruxa y el catal�n bruixa. La primera aparici�n documentada de la palabra, en su forma bruxa, data de finales del siglo xiii.[3] En 1396 se encuentra la palabra broxa, en aragon�s, en las Ordinaciones y paramientos de Barbastro. Carmelo Lis�n Tolosana considera que el origen de la palabra puede encontrarse en el �rea pirenaica. En Gascu�a y B�arn era tambi�n corriente el uso de una palabra etimol�gicamente relacionada, brouche. Debe tenerse en cuenta que en esta �poca el Languedoc y la Corona de Arag�n eran �reas culturalmente muy relacionadas.[4] En el Pa�s Vasco y en Navarra se utiliz� tambi�n el t�rmino sorgin (/sorgu�n/ en su pronunciaci�n en espa�ol), y en Galicia, la voz meiga. En lat�n, las brujas eran denominadas mal�ficae (singular mal�fica), t�rmino que se utiliz� para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna. T�rminos aproximadamente equivalentes en otras lenguas, aunque con diferentes connotaciones, son el ingl�s witch, el italiano strega, el alem�n Hexe y el franc�s sorci�re.