Metalurgia Del Oro Au PDF
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METALURGIA DEL
ORO
El propósito de esta información, es dar a conocer las opciones de
procesamiento de más uso en la industria aurifica basándose en las
características mineralógicas del material a tratar.
2. MINERALES AURÍFEROS
3. PROCESO METALÚRGICO
6. REFERENCIAS
1. EL ORO
La importancia del oro es casi paralela a la historia del hombre, ya que es un metal conocido
desde tiempos tan remotos como el Paleolítico (40.000 años antes de J.C.), y donde ya tenía
una determinada utilidad.
Los romanos lo llamaron metal amarillo ‘aurum’. Es por otra parte el primer elemento
mencionado en la Biblia, en donde aparece en más de 400 ocasiones.
El interés suscitado por este elemento esta basado, en principio, en sus propiedades como son:
el color amarillo dorado, es el metal más dúctil y maleable, posee alta conductividad eléctrica y
térmica, es el más inerte de todos los elementos metálicos y presenta gran estabilidad y
resistencia a la corrosión.
Con todo ello se quiere señalar la importancia que ha tenido el oro desde tiempos muy
remotos, sin embargo, la extracción de este metal empezó a ser importante cuando adquirió
cierto valor en la industria como consecuencia de sus propiedades tanto físicas como químicas
que lo convierten en un elemento único, así como por su apariencia y su escasez.
El oro, de símbolo Au, cristaliza en el sistema cúbico centrado en las caras con un dimensión de
célula de 4.0701 Å. Posee una dureza de 2.5 a 3 en la escala de Mohs y densidad de 19.32
g/cm3. Su punto de fusión es a 1064.18 °C y el de ebullición a 2856.85 °C.
Resiste completamente a los ácidos clorhídrico, nítrico y sulfúrico a las temperaturas ordinarias
y a 100 ºC, también resiste el ataque de los ácidos bromhídrico, yodhídrico y fluorhídrico.
El acido selénico ataca al oro por encima de 230 ºC. Una mezcla de acido clorhídrico y nítrico
(agua regia) lo disuelve fácilmente. El oro es atacado por el acido telúrico cuando está presente
el acido sulfúrico.
Todos los halógenos atacan al oro. El bromo es el más activo, disuelve algo de metal incluso a
temperatura ordinaria. El cloro es algo menos activo cuando está seco; pero cuando esta húmedo,
o a temperatura elevada ataca fácilmente al metal.
El mercurio reacciona rápidamente con el oro para formar amalgama. Esta propiedad se utiliza
para recoger el metal finamente dividido de arena, gravas y minerales pulverizados.
Como es un metal blando, son frecuentes las aleaciones con plata, cobre, paladio y otros
metales con el fin de proporcionarle dureza. La triple aleación de oro, cobre y plata es muy
maleable y su color es muy semejante al del oro fino, las aleaciones que contienen platino o
paladio forman el oro blanco, a menudo usado con piedras preciosas, el oro blanco es
usualmente más duro y más durable que otras aleaciones de oro, el zinc y el níquel son otros
dos metales comúnmente aleados con el oro para crear nuevas características. La cantidad de
oro en estas aleaciones se expresa generalmente en quilates. El oro puro es de 24 quilates.
El oro y sus aleaciones se emplean en joyería y orfebrería por su excelente apariencia y mínimo
deterioro. Además, por su buena conductividad térmica y eléctrica, y alta resistencia a la
corrosión encuentra su uso en la industria electrónica, médica y mecánica; debido a que ejerce
funciones críticas en ordenadores, comunicaciones, naves espaciales, motores de aviones a
reacción, también se emplea como pintura dorada en cerámica. El oro coloidal (nanopartículas
de oro) se ha desarrollado con fines médicos y biológicos, así como su aplicación en empastes
dentales. También es usado como activo financiero.
2. MINERALES AURÍFEROS
También se ha propuesto una clasificación de las menas de oro orientada a la extracción del
metal (M.S, Prasad et al., 1991):
1. Menas de oro nativo, en las cuales el metal precioso puede recogerse mediante
separación por gravedad, amalgamación y/o cianuración.
2. Oro asociado con sulfuros, donde el oro se puede encontrar en forma de partículas
libres o diseminadas en los sulfuros.
3. Teluros de oro, generalmente aparecen junto con oro nativo y sulfuros.
4. Oro en otros minerales, con arsénico y/o antimonio, minerales de plomo y zinc y con
materiales carbonáceos.
Aunque éstas son algunas de las clasificaciones que se pueden encontrar, desde el punto de
vista de la extracción de oro se pueden considerar dos grandes grupos de minerales de oro, los
no refractarios y los refractarios.
En los minerales auríferos no refractarios, el oro se puede recuperar mediante un proceso de
cianuración, sin dificultad aparente; mientras que los minerales refractarios incluyen todos
aquellos en los que el oro no puede ser recuperado, más de un 80 %, mediante un proceso de
cianuración convencional.
Los minerales de oro refractarios son menas no oxidadas o parcialmente oxidadas que
contienen principalmente materiales carbonáceos, sulfuros y/o teluros (C. Casparini, 1983). Se
puede distinguir entre una refractariedad química y física.
La refractariedad química es relativamente rara y se resume en tres condiciones:
1. Los que contienen oro unido o encapsulado a la matriz, siendo ésta de carbón, pirita,
arsenopirita o silicatos.
2. Los que contienen aleaciones de oro con antimonio o plomo.
3. Los que tienen oro revestido de mineral; estas capas de mineral pueden ser óxidos de
hierro, cloruro de plata, compuestos de manganeso, antimonio y plomo. Dichas capas
o películas se forman en el tratamiento de la mena.
4. Los que contienen materiales absorbentes, carbonatos y/o arcillas, los cuales retienen
al oro y no dejan que pase a la disolución de lixiviación.
3. PROCESO METALÚRGICO
El oro que se encuentra en combinación química o disperso en un grano más fino en la mena,
no puede recuperarse con facilidad.
Las características mineralógicas de los depósitos minerales en que se encuentra el oro y la
forma de su asociación con otros minerales, determinan los requerimientos específicos de los
procesos de extracción metalúrgica del mismo. De manera general, el mineral pasa por los
procesos de trituración y molienda, lixiviación con cianuro, adsorción en carbón activado,
precipitación del oro mediante electrólisis o cementación con zinc, fusión del precitado para la
obtención del doré y purificación final hasta la obtención de un lingote de oro de pureza mayor
o igual que 99,9 % de oro.
Muchos de los métodos usados en la actualidad para la extracción de oro están basados en
técnicas que han sido conocidas o se han establecido durante siglos. Entre estas técnicas se
puede citar la concentración gravimétrica, la amalgamación, la lixiviación cianurada, la
clorinación o cloruración, la cementación con zinc y la adsorción con carbón activo, siendo la
combinación de estas la base de los diagramas de los procesos de recuperación del oro.
El oro y el cobre fueron unos de los primeros metales usados por el hombre debido a su
existencia en estado nativo y a sus propiedades de maleabilidad y ductibilidad, que permitieron
que pudieran ser fácilmente trabajados con las herramientas primitivas.
Hasta la primera mitad del siglo XIX, los métodos utilizados para la obtención del oro fueron
principalmente la concentración gravimétrica y la amalgamación, sin embargo estos métodos
eran inapropiados para la recuperación del oro asociado con minerales sulfurados, lo que dio
lugar a la búsqueda de un proceso hidrometalúrgico efectivo para el tratamiento de estos
materiales.
En la actualidad, entre las áreas que están recibiendo una atención especial se encuentran:
En contraste con estas ventajas, sabemos que el cianuro es tóxico para el ambiente, no es
selectivo, forma complejos con una gran variedad de iones metálicos, su cinética es
relativamente lenta y no puede ser aplicado en medios ácidos.
En definitiva, los esfuerzos durante los últimos años se han concentrado en mejorar las
recuperaciones de oro, disminuir los costos y lograr procesos más amenos con el medio
ambiente. De este modo se han estudiado nuevos agentes lixiviantes, pero al momento
ninguno ha podido mejorar el consumo, costo y selectividad por oro sobre otros metales que
presenta el cianuro (Flatman et al., 2006).
El primer paso en la obtención de un metal es descubrir el lugar donde exista uno de sus
minerales en cantidad adecuada, es decir un yacimiento.
La tecnología actual nos provee de diversas herramientas para ubicar estos posibles depósitos
minerales mediante fotos aéreas, interpretación de datos de satélites y la prospección
geoquímica y geofísica.
Una vez ubicado el yacimiento donde exista el mineral o mena metalífera se hace las
consideraciones necesarias para determinar su explotación económica.
La etapa del arranque se sitúa al comienzo de las operaciones, y tiene por objeto el obtener,
por medio de los explosivos y/o medios mecánicos, bloques generalmente voluminosos.
ii).- Componente no valioso o estéril con muy poco o nada de compuestos de interés
económico y al cual se denomina comúnmente ganga.
La siguiente etapa son procesos químicos que se efectúan a altas temperaturas o bien se
utilizan soluciones acuosas o corriente eléctrica, esto con la finalidad de eliminar la mayor
cantidad de impurezas.
Después que los metales son refinados, se les somete a diferentes tratamientos físicos y
químicos para obtener de ellos determinadas cualidades, adaptándolas a las aplicaciones que
se les va a dar.
El presente apartado esta descrito en términos técnicos bastante sencillos, de tal modo que
puede constituirse como una referencia inicial muy práctica para cualquier persona que tenga
interés en conocer esta actividad industrial para la obtención de oro.
La operación industrial comprende diversas etapas que permiten cada vez la eliminación de
elementos cuyo grado de reducción es suficiente:
a.- La etapa del machaqueo constituye una gama de acción muy extensa: a partir de los bloques
obtenidos en la fase precedente, el machaqueo primario proporciona unos elementos de tamaño
inferior a los 100 mm. El machaqueo secundario vuelve a tomar estos elementos para reducirlos
en otros nuevos de tamaño inferior a los 25 mm. Por fin, el machaqueo o trituración terciaria
tiene por objeto, en la secuencia de las operaciones, de proporcionar fragmentos de tamaño
inferior a los 10 mm.
b.- La etapa de la molienda consiste en reducir los productos suministrados por la trituración
terciaria a granos de tamaño comprendido entre 0.4-7 mm. Esta etapa, generalmente,
completada o forzada, sobre todo, en materias de minerales metálicos, hasta una medida inferior
a 0.4 mm, de manera que esta nueva etapa de reducción, llamada a veces de pulverización, se
confunde con la etapa precedente.
Los equipos de fragmentación que se utilizan en la preparación mecánica del mineral pueden
clasificarse en diferentes categorías en función de la naturaleza de las fuerzas que actúan:
Impacto, compresión, fricción o mixtos.
Lo que los caracteriza es el tipo de fragmentos que generan. Un aparato que actúa por
compresión produce una menor cantidad de finos que otro que actúa por impacto y éste, a su
vez, menor cantidad de material fino que los que actúa por fricción.
La mena, otras veces, es suficientemente porosa, lo que permite obtener una excelente
recuperación mediante una molienda hasta un tamaño de grano de 35 o 48 mallas. Con otras
menas, donde la ganga es densa e impermeable, o donde el oro está presente en partículas muy
finas, es necesario moler la mena hasta un tamaño de grano menor de 200 mallas, para lograr una
liberación satisfactoria del oro de la mena.
En general, el mineral está constituido en su mayor parte (en ocasiones hasta en un 99%) por
estéril, por lo que resulta imprescindible que el tratamiento metalúrgico posterior, así como el
transporte hasta dicha industria metalúrgica, se efectúe únicamente a los componentes que
posean interés económico.
Las técnicas que se utilizan para la presente etapa de separación del material con interés
económico de su estéril se relacionan directamente con las propiedades fisicoquímicas y
naturaleza de los minerales. Dejando al margen métodos ya en desuso como el estrío a mano
(selección de los componentes manualmente) u otros cuya aplicación en el ámbito industrial está
en fase de desarrollo (p.e. los tratamientos microbiológicos), los métodos de enriquecimiento más
utilizadas en la industria son: procedimientos gravimétricos, separación magnética, separación
electrostática, flotación y sedimentación.
Para una separación efectiva es indispensable que exista una marcada diferencia de densidad
entre el mineral y la ganga. El oro puede extraerse de los placeres, como ya se ha mencionado
anteriormente, recurriendo a la concentración gravimétrica, debido a la diferencia del peso
específico del oro de 19.3 g/cm 3 y de la ganga que fluctúa alrededor de 2.6 g/cm 3.
Estos métodos fueron perdiendo importancia debido al desarrollo del proceso de flotación, así
como el desarrollo de otros procesos alternativos. Sin embargo; en los últimos años muchas
compañías han revaluado los sistemas gravimétricos debido al incremento en los costos de los
reactivos de flotación, la relativa simplicidad de los procesos gravimétricos y al hecho de que
producen relativamente poca contaminación ambiental. Cada vez se usan más las técnicas
gravimétricas que recuperan los minerales pesados valiosos residuales de las colas de flotación.
Las técnicas de separación magnética consisten en someter las partículas de mineral a las fuerzas
magnéticas y mecánicas desarrolladas por un separador. Según sus propiedades magnéticas las
diferentes categorías mineralógicas poseen unas trayectorias características de su naturaleza. Se
obtiene, de esta forma, unas fracciones separables de composición química y bien particular. Las
trayectorias de los granos resultan ante todo de la interacción de las fuerzas mecánicas y de las
fuerzas magnéticas. De una forma general, es necesario que, para una fracción mineralógica del
mineral, las fuerzas magnéticas sean netamente superiores a las fuerzas mecánicas que se ejercen
sobre los granos que pertenecen a esta fracción para esperar su separación.
a).- Es necesario que exista un campo eléctrico de intensidad suficiente para que sea posible
desviar una partícula cargada eléctricamente.
b).- Las partículas deben de poseer una carga de electricidad o presentar una polarización
inducida que las permita el sufrir la influencia del campo electrostático. En fin, las fuerzas
electrostáticas pueden ser mucho más importantes y mucho más controlables cuando una
partícula ha adquirido una carga electrostática que cuando interviene una polarización inducida.
En definitiva, una partícula puede adquirir carga por fricción, por piro y piezo-electricidad.
La facilidad con la cual los electrones ganan o dejan un sólido polarizado, depende de la
resistencia ofrecida por la superficie de integración del cuerpo y conductor. Esta resistencia,
llamada resistencia interfacial, es función a la vez de la diferencia de potencial de los cuerpos y de
los conductores en el punto de contacto, y de la naturaleza físico-química de las materias en
contacto. Esta resistencia varía para las materias cristalizadas según los ejes cristalográficos.
Hay sin embargo que considerar, que se pueden realizar, por métodos electrostáticos, no
solamente las separaciones sólido-sólido, sino también las separaciones sólido-líquido, sólido-gas,
líquido-líquido y líquido-gas (K. Sittel, 1960).
Se aplica como proceso de concentración sólo a un pequeño número de minerales; sin embargo,
cuando es aplicable, ha demostrado tener gran éxito. Con frecuencia se le combina con los
dispositivos de separación por gravedad y de separación magnética para separar los minerales no
sulfurosos entre sí. La separación gravimétrica se emplea para separar la sílice y producir un
concentrado global, y luego se aplica una combinación de separación electrostática y magnética
para separar los minerales de valor remanentes.
4.- Flotación
El estudio de las interfases o intersuperficies constituye la base misma del estudio del proceso
de flotación. En efecto, éste consiste en hacer hidrófobas las superficies de ciertas especies
minerales, mientras que a las superficies de otras especies se les hace hidrófilas. Los minerales
que presentan las superficies hidrófobas se fijan en la interfase aire-líquido. Esta interfase se
encuentra materializada, bien por la superficie libre de un líquido (agua) o bien sea por la
superficie de una burbuja de aire en el seno de la pulpa. Por el contrario, los minerales que
presentan caras o superficies hidrófilas, permanecen dentro de la pulpa. Resulta de ello un
transporte selectivo debido, por ejemplo, al desplazamiento de una película líquida (flotación
pelicular) o más comúnmente al rebose de una espuma creada por la aglomeración de
burbujas mineralizadas, transportando, a la superficie de la pulpa, los minerales que estas
burbujas retienen fijadas (flotación por espuma). El proceso se aplica únicamente a partículas
relativamente finas (0.5 mm) ya que si son demasiado grandes, la adhesión entre la partícula y
la burbuja será menor que el peso de la partícula, por lo tanto la burbuja deja caer su carga
(B.A. Wills, 1981).
La mayor parte de los minerales en estado natural no son repelentes al agua y por tanto
conviene agregar reactivos de flotación a la pulpa. Los reactivos más importantes son los
colectores, los cuales son adsorbidos sobre las superficies de los minerales y los convierte en
hidrofobitos (aerofílicos) facilitando su adhesión a la burbuja. Los espumantes ayudan a
mantener una espuma razonablemente estable. Los reguladores se usan para controlar el
proceso de flotación, activando o deprimiendo la adherencia de las partículas minerales a las
burbujas de aire y también se utilizan para controlar el pH del sistema.
La flotación del oro puede hacerse en el metal nativo, teluro o previamente al tratamiento de
un mineral refractario de oro, en los casos en que la refractariedad sea debida a que el oro en
forma de polvo muy fino esté encapsulado en la pirita, arsenopirita u otro sulfuro, es decir,
forme una solución sólida con el mineral sulfurado.
La flotación del oro libre requiere la extracción preliminar de las fracciones de tamaños
mayores por concentración gravimétrica (el oro mayor de 0.2 mm. debe extraerse antes de la
flotación). El tamaño límite de las partículas a flotar depende de las formas de las partículas y
de sus superficies (B.A. Wills, 1981).
Generalmente se requiere una molienda muy fina para liberar al oro. Cuando la mena está
parcialmente oxidada se requieren agentes acondicionadores.
El pH de la pulpa se regula con NaOH en polvo, ya que el CaO actúa como depresor del oro
libre e inhibe la flotación de la pirita y de la arsenopirita. Para menas parcialmente oxidadas se
utiliza sulfuro sódico, pero con precaución, ya que también actúa como depresor del oro libre.
Mediante este proceso se consigue una recuperación de un 90-95 % del oro (R.S.
Pizarro et al., 1991).
Existen unos procedimientos de clasificación indirecta basados sobre los fenómenos regidos
por las leyes del movimiento de los sólidos en los fluidos. En efecto, cuando un cuerpo cae en
el vacío, su velocidad es en todo instante proporcional al tiempo. En un medio viscoso, por el
contrario, la resistencia debida a la fricción se opone a las fuerzas de la pesadez o gravedad, de
forma que muy rápidamente el cuerpo alcanza una velocidad límite uniforme. La resistencia
ofrecida por un fluido al desplazamiento de un sólido se utiliza para la clasificación por
sedimentación. Esta clasificación puede ser realizada:
Hay que tener en cuenta que sobre la velocidad absoluta de caída influyen diversos factores,
que no pueden ser suficientemente explicados por la diferencia de granulometría de los
sólidos, ya que se deben en parte a fenómenos de agregación de partículas, que además son
variables según la procedencia del mineral.
Los procedimientos que consideraremos son: copelación, fusión directa en un baño de plomo,
fundición directa con fundentes ricos en plomo y fundición con fundentes para producir una
pasta seguida por refundición con fundentes ricos en plomo.
1.- Copelación
El plomo se funde a 327 ºC, el óxido de plomo a 888 ºC, la plata a 960 ºC y el oro a 1064 ºC.
Para separar el oro y la plata, la mena o aleación se funde a alta temperatura, de 960 ºC a 1000
ºC, en un ambiente oxidante. El plomo se oxida para dar lugar al monóxido de plomo, entonces
conocido como litargirio, que es líquido a la temperatura a la que se forma. El óxido de plomo
líquido se elimina o se absorbe por la acción capilar en los revestimientos del hogar. Esta
reacción química (P. T. Craddock et al.,1995-1998-2008) puede considerarse como:
La copelación también elimina los metales comunes presentes en el metal; sus óxidos se
disuelven en el óxido de plomo.
Es preciso notar que es la gran diferencia de tensión superficial entre el plomo fundido y los
metales preciosos fundidos la que evita a aquellos que sean absorbidos por los revestimientos
del hogar.
En definitiva, la copelación tiene como meta la eliminación al estado de óxidos, por medio del
plomo, de los metales comunes tales como el cobre, el hierro o el níquel, del oro y de la plata
ya que no son oxidables y se quedan al estado metálico.
Los productos se fundían para eliminar el plomo, dejando una aleación de metales preciosos.
Dichos metales preciosos se separaban por cuatro métodos (C. Schnabel, 1921):
En este campo, se propone un método para producir plomo a partir de la pasta de plomo
(PbSO4-PbO-Pb) de las baterías "inservibles", y recuperar metales preciosos de concentrados
piríticos (H.P. Pietsch et al., 1983). En este procedimiento, la pasta de plomo descargada de las
baterías se mezcla con el concentrado, carbonato de sodio y
hierro metálico, y se funde a 950-1100 °C, para producir un bullión de plomo y una escoria rica
en hierro y sulfato de sodio. El oro y la plata se recogen en el bullión y se recuperan más tarde
en procesos de refinación, tales como el proceso Parkes. En este método se añade zinc al
bullión para separar los metales preciosos como una costra rica en oro y plata. La costra se
funde para producir una aleación Au-Ag-Zn que pasa a un proceso de descincado (en un
destilador) en el que, finalmente, se obtiene metal doré o aleación Au-Ag.
Además, puede reaccionar con el sulfuro de plomo (del concentrado pirítico) de acuerdo con
las reacciones siguientes:
A menudo, para ciertos minerales o concentrados, es necesario efectuar una tostación antes de
la disolución – llamada lixiviación.
La tostación o tueste tiene por objeto el producir un sulfato, un óxido, un producto reducido, o
un cloruro.
Como la tostación es una operación relativamente costosa, solo puede aplicarse a materiales
de alta ley que puedan justificar los altos costos de este tratamiento. Sin embargo, puede
obtenerse el efecto de una tostación oxidante o sulfatizante de minerales sulfurosos de baja
ley, mediante su intemperización natural experimentada durante un periodo prolongado de
tiempo.
Este proceso tiene como objeto liberar las partículas de oro ocluidas o unidas a los sulfuros,
arsenopiritas o carbón y destruir el material carbonáceo y cualquier cianícida potencial,
obteniéndose un calcinado oxidado y poroso, en el cual el oro está más liberado y por lo tanto
más fácilmente accesible para el agente de lixiviación. Es uno de los tratamientos más
utilizados, pues consigue eliminar As, S, Sb y otras sustancias volátiles una vez oxidadas,
también oxida teluros y metales bases.
Cuando el proceso se realiza en dos etapas, el primer paso, operando bajo condiciones de
reducción, crea un producto intermedio poroso, a continuación la segunda etapa de tostación
se realiza en atmósfera oxidante para completar la oxidación.
La tostación puede realizarse con aditivos, siendo los más utilizados el cloruro sódico, el
carbonato sódico en ausencia de aire o bien una mezcla de Na 2CO3/NaHCO3 también en
ausencia de aire.
Las condiciones que se aplica en la tostación son generalmente las más eficientes para
convertir los metales a óxidos, la reacción es usualmente limitada por el transporte de masa
del oxígeno a toda la superficie, por eso un suministro adecuado de aire es necesario y la capa
de precipitado debe ser no mayor de 40 a 80 mm.
El color del calcinado es un buen indicador de la calidad del producto, el grado de conversión
de metales bases a óxidos, esto por supuesto dependerá de la composición inicial del material,
pero idealmente debería mantener un color rojizo, comparando con el negro o gris oscuro del
no oxidado o pobremente oxidado. La calcinación puede ser un proceso continuo,
dependiendo del tipo de equipo usado y la escala de operación.
A pesar de esto, la tostación no se considera una tecnología obsoleta, pues es preferida cuando
se trabaja con minerales carbonáceos. Debido a ello, este método se ha estado actualizando
para disminuir sus desventajas. Ejemplos de ello son la tostación clorurante, reductora y la
tostación sulfurante, además de una serie de nuevas técnicas aplicadas a la tostación oxidante,
que tienden a hornos de lecho fluidizado con alimentación de mineral molido seco o pulpas
muy densas de concentrados de flotación (J.R. Parga, F.R. Carrillo et al., 1991-1995).
La elección final que realiza la industria para el agente clorurante a emplear, depende
enteramente de consideraciones económicas, por ello en la tostación clorurante industrial se
utiliza la sal común. Para realizar esta tostación es preciso que la mena se mezcle con sal
común y la operación se realice en presencia de aire.
Si existe demasiado azufre en la mena, el exceso debe ser desprendido por una tostación
oxidante preliminar; si la mena está completamente oxidada, se le añade azufre en forma de
pirita o de azufre nativo, en cantidad para completar la reacción.
Esta misma ecuación es la que se utiliza para los carbonatos siempre que exista un
calentamiento previo que descomponga al carbonato en óxido.
También los sulfatos y los silicatos se descomponen por la sal, por existir un intercambio
directo de los elementos metálicos y de los radicales, sin la adición de azufre.
La tostación clorurante es utilizada en el tratamiento de las sales del ácido telurhídrico del oro.
Este proceso puede ser realizado en presencia de aire u oxígeno, a una temperatura de
aproximadamente 500 a 600 ºC. La cantidad de agente clorurante que se debe adicionar es
alrededor de 10 % en peso de la mena para un contenido de azufre de 2.5 - 3 %.
4.5 Amalgamación
La amalgamación era en principio el tratamiento del oro, plata y aleaciones de oro y plata, de
superficies limpias con mercurio líquido, para formar una aleación que por tener propiedades
similares a la de este metal, se denomina amalgama. El mercurio reviste superficialmente al
oro y a la plata cuando forma la aleación.
El proceso de amalgamación, conocido desde el siglo XV, es en cierto modo una lixiviación en la
que los valores de oro y plata se disuelven en mercurio metálico, pero con la variable de que la
amalgama no queda en fase líquida sino sólida.
La amalgama se forma por el contacto entre mercurio y oro en una pulpa con agua. El mercurio
puede estar presente en forma de "perlas" dispersas en la pulpa o extendido sobre una
superficie (planchas amalgamadoras). De esta forma, las partículas amalgamadas se reúnen
unas con otras para dar una masa mayor, con el resultado de que se absorben en una masa
plástica que es la amalgama.
Si la superficie no está limpia, o recubierta de grasa, o con óxidos de hierro, teluros o sulfuros,
es preciso eliminarlos bien `por raspado, desengrase o ataque con ácido para que sea posible la
amalgamación.
En el caso de las amalgamas, la reacción es cuantitativa y transcurre a gran velocidad, por ello
puede ser de gran utilidad en el beneficio de soluciones metálicas complejas ya que permiten
una separación rápida y selectiva de cada uno de los metales que las forman.
La recuperación del metal de la amalgama puede realizarse siguiendo dos caminos distintos:
b) Por electrólisis de ánodos, formando ánodos con la amalgama del metal más noble que
por electrólisis se produce la disolución anódica del metal noble de la amalgama y su
deposición en el cátodo.
La utilización bruta del procedimiento sobre el material todo uno es ya hoy día prácticamente
inexistente; principalmente consecuencia de las pérdidas de amalgama inherente a la
tecnología empleada (fijación de amalgama sobre las paredes del molino o mortero), riesgo de
envenenamiento del personal por el mercurio y dado que el mineral bruto puede contener
ciertos minerales acompañantes y/o impurezas con efectos negativos para el proceso de
amalgamación. Algunos de tales problemas se describen a continuación:
Existen varios métodos de oxidación química o hidroquímica. Uno de los principales para los
minerales refractarios es la cloración, empleada más para minerales carbonáceos que para
minerales piríticos, ya que estos requieren condiciones de oxidación fuertes o severas (V.G.
Papangelakis et al., 1989).
Este proceso puede emplear cloro gas directamente o hipoclorito sódico generado in situ
mediante electrólisis de la salmuera contenida en la pulpa.
Se puede lograr una mejora del proceso mediante una preoxidación. Este proceso incluye una
“doble oxidación” de la pirita antes de la clorinación, para disminuir el consumo de cloro, es
decir, se realiza una etapa de aireación seguida de otra de clorinación (W.J. Guay et al., 1973-
1991).
Primero se hace pasar aire en tanques agitados que contienen la pulpa (40-45 % de sólido), con
un tamaño de grano fino en una solución de Na 2CO3 a un pH aproximado de 6, a 80-86 ºC,
reaccionando el oxígeno y el sodio con la pirita y algunos materiales carbonáceos; reacción que
produce la oxidación de éstos. Posteriormente, y después de enfriar a unos 50 ºC, se alimenta
la pulpa a unos tanques donde se realiza la clorinación,
añadiéndose cloro gas, el cual reacciona con el CaO formando hipoclorito cálcico, El CaO se
añade para mantener el pH = 11.
La reacción entre el cloro y la pirita es muy rápida y está controlada por la velocidad de
disolución del cloro gas en la disolución. Un exceso de hipoclorito sódico es perjudicial en el
circuito de cianuración, ya que reacciona en éste; por ello se controla la adición de cloro en
función de la concentración de hipoclorito sódico. También se puede controlar el exceso del
mismo, añadiendo bisulfato sódico.
Los requisitos más importantes para que la oxidación sea efectiva, en materiales con matriz
sulfurada, son:
- Que haya la suficiente acidez en el medio como para lograr unos niveles de hierro que
ayuden a la oxidación.
- Tener unas condiciones de operación que minimicen la formación de azufre elemental.
Esta técnica de pretratamiento ha tenido un elevado grado de desarrollo en los últimos años y
se ha implantado en numerosas plantas de recuperación de oro.
El proceso de oxidación a presión en medio alcalino ha tenido, hasta la fecha, una menor
implantación en los procesos de recuperación de oro; en este medio, el sulfato formado en el
proceso de oxidación de los sulfuros se neutraliza mediante adición de agentes cáusticos o de
componentes de la ganga, como calcita o dolomita.
Esta técnica resulta ser una alternativa atractiva comparada con la tostación y la oxidación a
presión, debido a los bajos costes y al bajo impacto medioambiental, para el tratamiento de
algunas menas refractarias (J.C. Yannopoulos, 1991).
Hay muchos tipos de bacterias capaces de catalizar las reacciones de oxidación del mineral, sin
embargo la más utilizada es la Thiobacillus ferroxidans que se puede desarrollar fácilmente en
menas piríticas y arsenopiríticas a temperaturas moderadas, menores de 40 ºC (A. Ballester et
al., 1988).
Esta bacteria obtiene la energía que necesita por la oxidación del sulfuro y también da lugar a
la oxidación del hierro (II) a hierro (III).
El proceso de oxidación bacterial consiste en aplicar bacterias sobre la pulpa mineral, esta
bacteria oxida el sulfuro presente liberando al oro que era inicialmente refractario, debido a
esto se puede recuperar luego hasta un 85 % del oro por cianuración del producto bioxidado.
Los requerimientos básicos para los microorganismos incluyen: sustrato, aire/oxígeno, agua,
acidez, nutrientes; siendo factores claves a la hora de controlar el proceso biológico.
El proceso de bio-oxidación original utilizaba reactores de lecho fijo, como montones y eras;
pero trabajos más recientes (A. Bruymesteyn, 1984), indican que los reactores agitados dan
mejores resultados. El empleo de estos reactores ha estado restringido, no obstante, debido a
la necesidad de tiempos de residencia largos, baja densidad de pulpa , altos costes de energía
para la agitación y sistemas de eliminación de calor del sistema. Más recientemente algunas de
estas restricciones han sido eliminadas (R. Mensah-Biney et al., 1991).
Otras bacterias empleadas son las Thiooxidans y las Sulfolobus acidocaldarius que actúan a
mayores temperaturas que la citada anteriormente, 50-80 ºC. Estas bacterias se encuentran en
las minas y manantiales de aguas termales.
Los problemas de la lixiviación son las condiciones mecánicas, químicas y económicas que
permitan obtener una disolución con el componente deseado de la mena y con un buen
rendimiento. La separación de la disolución no es más que la eliminación del estéril por
recuperación del metal útil en la disolución. Esta separación puede ser desde lavar y secar
hasta técnicas como la decantación o la filtración.
Para que un mineral metálico sea económico obtenido por el proceso de lixiviación, es
necesario que haya un solvente económico que tenga la característica de que sea selectivo, es
decir que disuelva de una manera particular al metal o metales que se pretende recuperar y no
se combine químicamente con la ganga o parte no valiosa de la roca mineral.
La mena puede ser una mezcla heterogénea u homogénea de varios constituyentes que se
presentan en una diversidad de formas físicas y químicas que a menudo precisan una
desintegración a fin de conseguir una gran superficie de contacto con el disolvente, para que se
pueda originar una reacción química con el constituyente del mineral.
Existen otros agentes para disolver oro, como el cloruro, el bromuro o el tiosulfato, pero los
complejos que se obtienen resultan menos estables, por ello se necesitan condiciones y
oxidantes más fuertes que estos. Además estos reactivos son costosos, peligrosos para la salud
y el medio ambiente.
necesario realizar un pretratamiento, en la mayoría de los casos oxidativo, de dichas menas con
el fin de oxidar, entre otros, los sulfuros, teluros y los materiales carbonáceos presentes en
dichas menas antes de proceder a la lixiviación.
- In situ - Pilas
- In place - Bateas
La clorinación también se aplicó a procesos de electroplatinado desde principios del siglo XIX, y
fue utilizada para el tratamiento de menas refractarias o semi-refractarias como una alternativa
a la cianuración (proceso Plattner 1848).
En general, el proceso de cloruración que está basado sobre la solubilidad del oro en agua de
cloro, ofrece un medio disponible para la extracción de oro de algunas clases de menas
auríferas que no son aptas para la amalgamación o tratamiento económico por cianuración,
lixiviación o fundición. Con algunas menas el proceso de cloruración puede dar mejores
resultados que el tratamiento por cianuración. Como una norma, es mejor el proceso de
cianuración para tratamiento de menas de baja ley, mientras que para el tratamiento de
muchas menas refractarias de alta ley, la cloruración da mejores resultados.
calcinación; las sales solubles, tales como el sulfato ferroso o el cloruro, no deberían dejarse en
la mena calcinada, porque precipitarían el oro de la solución de su cloruro.
La mena calcinada se clorura para obtener el cloruro áurico (AuCl 3) soluble en agua.
La velocidad de disolución del oro en las disoluciones acuosas de cloruro es mucho mayor que
la que se alcanza en las disoluciones acuosas de cianuro (G.L. Putman, 1944). La razón de esta
mayor velocidad es la alta solubilidad del cloro en agua comparada con la del oxigeno, que es
el oxidante usado en la cianuración.
El cobre, el zinc y la mayoría de metales de transición forman complejos con el cloruro que son
relativamente inestables. De particular importancia son las grandes diferencias que existen
entre las constantes de estabilidad de los complejos de cobre en cianuro o cloruro y los
complejos de oro en ambos medios; así para una mena en particular, el cobre se disolverá
mucho menos en medio cloruro que en medio cianuro lo que será una ventaja en el
tratamiento de estas menas oro-cobre. De esta forma se puede conseguir la separación del oro
de algunos de los metales mediante lixiviación con cloro en vez de con cianuro, lo cual facilita
tratamientos posteriores para la recuperación del metal precioso.
A pesar de todo ello la clorinación presenta una serie de inconvenientes frente a la cianuración:
La cianuración es el proceso más usado para la recuperación de oro, en especial del oro
procedente de las menas no refractarias, pudiendo aplicarse también a minerales de plata.
Como ya se ha indicado, el cianuro sódico es el agente de lixiviación más utilizado para el oro
debido a su gran capacidad para extraer a dicho metal de una gran variedad de menas y a sus
costes bajos. Además el oxidante más comúnmente utilizado en la lixiviación cianurada es el
oxígeno, que es suministrado por el propio aire lo que hace a este proceso más atractivo.
En un sistema relativamente simple de este tipo, el oro se disuelve con facilidad y las únicas
condiciones que se requieren son: que el oro esté libre y limpio; que la solución de cianuro, no
contenga impurezas que puedan inhibir la reacción y que se mantenga un adecuado
abastecimiento de oxígeno a la solución durante todo el proceso de la reacción. Muchos
minerales de oro, en la práctica, se comportan adecuadamente a este proceso y los problemas
que presenta la extracción del oro son más mecánicas que químicas. Muchos otros, sin
embargo, presentan un variado conjunto de problemas químicos, que dependen de los
numerosos constituyentes que tiene la mena, tales como el cuarzo, minerales silíceos
carbonatos de metales alcalinos que son relativamente inertes a las soluciones de cianuro.
Para explicar la disolución de oro en la disolución cianurada existen varias teorías (J.C.
Yannopoulos, 1991), pudiéndose escribir la reacción global como:
Asimismo, el empleo de altas presiones durante la cianuración hace que se consigan altas
extracciones de oro en menas complejas que contienen sulfuros, teluro, selenio, arsénico,
antimonio y bismuto. El bajo consumo de oxigeno indica una oxidación limitada de los sulfuros
y otros contaminantes, y puede decirse que la cianuración se favorece por el aumento de la
solubilidad del oxígeno en la disolución.
El tiempo de operación del proceso a altas presiones es de 3-4 horas para cantidades de
mineral de 2.0-2.5 Tm, e incluye tiempos de autoclave de 1.5 horas, siendo, por tanto, un
proceso muy costoso (J.C. Yannopoulos, 1991).
Con todo, como ya se ha indicado anteriormente, el método más común para la extracción de
menas no refractarias sigue siendo la disolución del oro mediante cianuración alcalina, aunque
algunas menas, especialmente las refractarias, no se comporten bien frente al proceso de
cianuración convencional, caracterizándose por recuperaciones de oro bajas y un alto consumo
de cianuro, por lo cual es necesario realizar un tipo de pretratamiento oxidativo,
proponiéndose diversos, como pueden ser: la tostación, oxidación química, oxidación a
presión, oxidación biológica, todos ellos procesos previos a la cianuración, y que pretenden
hacer que la mena aurífera sea fácilmente atacada mediante una lixiviación cianurante.
Mediante la lixiviación cianurada se consigue recuperar un 75-90 % de oro de las menas
tostadas y un 85-95 % de los concentrados.
Además, hay que considerar que la lixiviación de oro por agentes ácidos no cianurados puede
ser ventajosa en el tratamiento de menas y concentrados de sulfuros oxidados o parcialmente
oxidados, los cuales son ácidos ellos mismos (R, Mensah-Biney et al., 1991).
Aún así, la lixiviación con cianuro seguirá ocupando e1 puesto número uno por muchos años,
entre otros procesos hidrometalúrgicos orientados a la explotación de metales preciosos.
3.- Tiourea
La tiourea es un reactivo orgánico de formula (NH 2CSNH2). El proceso con tiourea fue
patentado por dos investigadores rusos I.N. Palskin y M.A. Kozukhova en los años 40 del
pasado siglo, quienes posteriormente en la década de los 60, avanzaron en el uso de la tiourea
en la disolución del oro (L. Fabregas et al., 1991).
Au + 2CS(NH2)2 → Au[CS(NH2)]2+ + e-
Algunos autores han estudiado el empleo de disoluciones de tiourea como lixiviante del oro y
la plata (J.B. Hiskey et al., 1984), indicando que el alto consumo de tiourea y la baja velocidad
de disolución observadas se atribuyen a un efecto inhibidor producido por el azufre, en la
superficie de las partículas de oro formadas, debido a la degradación de la tiourea.
Se ha indicado (R.G. Schulze, 1985), como puede reducirse el consumo de tiourea mediante
agentes estabilizantes, el procedimiento implica la adición de SO 2 a la solución de lixiviación,
controlando así el par redox entre la tiourea y su primer producto de descomposición, el
sulfuro de formamidina, y conservando la formación de azufre en un mínimo.
Algunos de los parámetros críticos de la lixiviación con tiourea son pH = 1.4, ajustado mediante
ácido sulfúrico; potencial redox, entre 150 mV y 250 mV; concentración de tiourea, 1 %.
Se ha observado que por encima de 250 mV el consumo de tiourea aumenta mucho, y por
debajo de 150 mV el oro no se lixivia. La fuerza electromotriz de la disolución se contraía
dosificando MnO2 con peróxido de manganeso.
4.- Tiosulfato
Sin embargo, uno de los problemas asociados al uso del tiosulfato es la recuperación del oro
desde las disoluciones obtenidas, ya sea por falta de conocimiento al respecto o por la
dificultad del proceso mismo (P. Navarro et al., 2006).
5.- Bromo
Desde hace muchos años se conoce que el bromo es un poderoso extractante del oro, pero
sólo recientemente se ha aplicado para su recuperación. La lixiviación del oro con bromo se
realiza utilizando un producto comercial, el DMH, que suministra el bromo (R.G. Sergent et al.,
1988-1989).
Las ventajas de la utilización del bromo son la rápida extracción, la no toxicidad y adaptabilidad
en un amplio margen de valores de pH.
Los resultados obtenidos por este método son similares a los obtenidos con la cianuración
convencional en menas refractarias (A. Dadgar et al., 1989). Por tanto, la
alta velocidad de disolución y los bajos costes de recuperación del proceso hacen esperar una
definitiva ventaja económica sobre la cianuración.
Las desventajas que presenta el empleo de bromo son el alto consumo de reactivo y la
interferencia en las técnicas de absorción atómica y cromatográficas (ICP).
6.- Iodo
El iodo forma con el oro el complejo más estable de todos los halógenos, es capaz de lixiviarlo
de su mena en bajas concentraciones y puede penetrar las rocas. Se ha indicado que el iodo no
se absorbe en gangas minerales, lo que permite la buena recuperación del agente, reduciendo
el coste del proceso (R. Jacobson et al., 1987).
La aplicación de la lixiviación de oro con iodo es un proceso patentado (K.J. McGraw et al.,
1979), en la que se describen algunos aspectos del empleo de iodo en la lixiviación in situ,
usando un complejo triiodado para oxidar al oro. También han demostrado que el iodo puede
ser regenerado electrolíticamente en una celda diafragma.
Las principales razones de que este proceso no compita con el cianuro son el excesivo consumo
de reactivo y el alto coste del mismo.
7.- Sulfocianuro
Una vez realizada la lixiviación el oro puede ser recuperado de la disolución acuosa en la que se
encuentra junto con otros metales que también hayan sido disueltos por el agente de
lixiviación.
La precipitación del oro en estado de cloruro, se puede hacer empleando diversos reactivos,
tales como el carbón vegetal, el sulfato ferroso (FeSO 4), el hidrógeno sulfurado (H 2S), el sulfuro
de cobre (CuS) recientemente precipitado, el sulfuro de hierro fundido o precipitado y otros
sulfuros metálicos. Otros precipitantes que no han tenido aplicación en gran escala son: el
plomo, zinc, estaño, arsénico, bismuto, antimonio, aluminio, níquel, cadmio, mercurio, plata,
hidrógeno, cloruro estañoso, ácido oxálico, solución alcalina de sacarina, azúcar y éter.
También se pueden considerar los procesos de resinas de cambio iónico y extracción con
disolventes.
1.- Precipitación del oro con sulfato ferroso ó con ácido sulfhídrico
El sulfato ferroso reacciona con el cloruro áurico según la fórmula siguiente:
El sulfato de hierro es uno de los más antiguos precipitantes del oro. Se prepara disolviendo el
hierro en ácido sulfúrico.
La precipitación del oro con ácido sulfhídrico se efectúa de acuerdo a la siguiente reacción:
La precipitación es rápida y el precipitado (Au 2S3) se separa de la solución por medio de filtros
prensa y, finalmente, se somete a fusión. La recuperación por este método es del 95 %.
2.- Cementación
nMm+ + mN = nM + mNn+
Esta reacción está gobernada por las leyes de las reacciones monomoleculares y está
controlada electroquímicamente.
El zinc ha sido utilizado desde el inicio del proceso de cianuración para la recuperación de oro
en solución, debido a su reactividad con el cianuro junto con su capacidad de llevar a cabo
reacciones de sustitución, puede ser utilizado para recuperar oro tras un proceso de adsorción
con carbón activado, o directamente tras la filtración de la
solución cargada con oro, llamada solución lixiviada, dependiendo de las condiciones del
material y de la escala de la industria, actualmente entre el 25 y 30% del oro del mundo sigue
siendo recuperado mediante tratamiento directo con zinc.
La cementación con zinc fue inicialmente realizado en cajas llenas con virutas atadas de zinc. La
solución con oro fue filtrada a través de filtros de arena para remover los sólidos suspendidos.
Luego las virutas de zinc fueron recubiertas, esencialmente pasivadas con hidróxidos insolubles
de zinc, por lo cual el consumo de zinc era alto. Para aliviar este efecto, se realizaron tres
mejoras importantes:
• La primera, fue el uso de una sal de plomo; esto fue mejorado por sumergir los grupos de
virutas en acetato de plomo.
• La segunda, fue la sustitución por el polvo de zinc en lugar del uso de virutas de zinc
(C.W. Merrill).
• La tercera, fue la introducción de la de-aeración de la solución a través del uso de una torre
de vacío (T.B. Crowe).
Estos tres cambios se iniciaron en los años 20 del pasado siglo, desde entonces los principales
avances para el proceso Merrill-Crowe han sido relacionados a los equipos. Con el inicio de un
pequeño cambio con la introducción de Filtros Stellar, han simplificado la operación,
reduciendo los costos de operación e incremento en el tamaño de las plantas.
El uso del proceso básico ha sido expandido para incluir la recuperación del oro proveniente de
la elución del carbón y soluciones originadas de una lixiviación intensiva.
La recuperación de oro mediante un proceso de cementación con zinc se aplica de forma muy
extensa cuando dicho metal se encuentra en disoluciones cianuradas, sin embargo, es
imposible la utilización del zinc para la cementación cuando el oro se encuentra en
disoluciones en medio cloro-clorhídrico ya que el zinc es altamente soluble en medio ácido,
produciéndose grandes cantidades de hidrógeno y dando lugar a un gran consumo de metal.
Entre los metales que pueden ser utilizados para la precipitación del oro en medio cloruro en el
lugar del zinc se encuentra el aluminio, sin embargo los productos obtenidos son generalmente
pobres en el metal y necesitan procesos de refinado que resultan altamente costosos.
Es importante mencionar que la cementación con zinc sigue siendo la mejor opción bajo
ciertas condiciones de operación, como minerales con alto contenido de plata, materiales muy
arcillosos, o una escala de producción no muy alta que justifique la inversión en
implementación de procesos con carbón activado.
El empleo del carbón activo para la adsorción de oro y plata de disoluciones acuosas ha tenido
en los últimos tiempos una mayor aceptación que el procedimiento convencional de
precipitación con zinc, debido a una mayor eficacia y tener un menor coste de capital y
operación (G.J. MacDougall et al., 1981-1985-1988-1990-1995).
El carbón activo posee la capacidad de adsorber metales preciosos, debido a su gran área
superficial de 500 - 1500 m2/gr y por su gran porosidad debido a su estructura carbonosa que
pone a disposición del sistema una superficie enorme para adsorber diversas especies. El oro
unido a dos cianuros en el complejo en presencia de carbón, forma otra unión química. Un
electrón del carbón es compartido por el oro que lo acomoda en un nivel bajo de energía, lo
que requiere que el carbón disponga de un electrón con alto nivel energético. Los átomos de
carbón están situados en los bordes de los planos basales, tipo grafito, que deben ser grandes
para tener electrones de alta energía. El tamaño de los planos basales depende de la materia
prima utilizada para obtener el carbón. En el carbón activo los bordes con electrones
apropiados se encuentran en las paredes de los mesoporos (2 - 50 nm). Al estar los iones
aurocianuro cargados negativamente, se precisan cationes, como el Ca +, que son coadsorbidos
asegurando así la neutralidad. La presencia de calcio tiene un efecto adverso, ya que el cianuro
se oxida a carbonato sobre la superficie del carbón, con lo que se produce la precipitación del
carbonato cálcico que bloquea al carbón activo al tapizarlo. Para evitar esto, de vez en cuando,
se lava el carbón con ácido (HCl), que no afecta al oro.
Las diversas técnicas de la adsorción en carbón están en uso en la industria de los metales
preciosos en la mayoría de las nuevas plantas.
a.- Carbón en Pulpa (Carbon-in-Pulp, CIP): El carbón activado se mezcla directamente con la
pulpa lixiviada y se adsorbe el oro de la solución.
Se usa generalmente para tratar menas de baja ley, alimentadas con carbón granular (6-28
mallas) en contracorriente con la pulpa cianurada (R.J. Davidson, 1974).
El carbón cargado se eluye, y el oro y la plata en el eluido se recuperan por precipitación con
zinc o por electrólisis, con cátodos de acero, utilizando 2,5-3,5 voltios por celda y una eficacia
de corriente de 30-40 Amperios.
Davy Mckee Corporation desarrolló una nueva técnica del proceso de carbón en pulpa, basado
en un nuevo diseño de los aparatos para poner en contacto la pulpa y el carbón (D. Naden et
al., 1986). Consiste en un nuevo intercambiador, que permite manejar concentraciones altas de
carbón activo. El aumento de la concentración de carbón, desde un 5 % para el método
convencional hasta un 25 % para el método Davy Mckee, reduce
Una vez terminado el ciclo de cianuración la pulpa es descartada. El carbón cargado con oro y
plata se extrae desde los primeros estanques, se lava de restos de pulpa y se envía al proceso
de elusión.
La principal ventaja de este proceso es la reducción del tiempo de retención; de este modo,
tanto la lixiviación como la adsorción de oro se puede llevar a cabo en el mismo número y
tamaño de los tanques que en el proceso con aire, y puede ser utilizado para reducir el capital
y costes de operación, o para aumentar la producción o mejorar la recuperación de oro en las
plantas existentes.
La facilidad que posee el carbón activado para adsorber el complejo aurocianuro ([Au(CN)2]-)
no se ve tan seriamente afectada por la presencia de algunos elementos en disolución, como
complejos de cobre y níquel, los cuales desfavorecen la precipitación de oro con zinc. Las
partículas de carbón se agregan directamente a la pulpa de lixiviación, lo que evita los procesos
de filtración y clarificación que se requieren con la cementación.
Las pérdidas de oro son significativamente menores que en una planta tradicional de
cementación, por lo que el proceso CIL ofrece ventajas económicas, tanto por lograr
Como desventaja se puede indicar que una alta concentración de plata en el relave o mineral a
tratar por CIL tendrá efectos negativos en la adsorción de oro, es decir, se necesitarían muchas
etapas de adsorción para alcanzar la conversión deseada, lo que lo hace muchas veces
económicamente inviable. Otro inconveniente del proceso CIL es el elevado grado de molienda
que se requiere para que la reacción de disolución de oro se logre rápidamente.
c.- Carbón en columnas (Carbon-In-Column, CIC): Las columnas se rellenan con carbón activado
granular y se adsorbe oro desde soluciones clarificadas a medida que esta percola a través de
la columna. Se emplea para adsorber oro desde soluciones efluentes de pilas de lixiviación.
El método de lixiviación en pila y adsorción en carbón activado CIC, es más apropiado para
minerales que sólo tienen oro y bajo contenido de plata; esto se debe al eventual aumento de
la concentración de iones de plata y con ello aumento el tamaño de planta para adsorber
eficientemente los complejos de Au y Ag.
Finalmente, la desorción del oro del carbón activado, se ha realizado generalmente utilizando
los procesos de elución ‘ZADRA” o “AARL” (P.R. Bailey, 1987). Ambas técnicas utilizan un
eluyente acuoso de baja fuerza iónica, que produce eluidos pobres que requieren técnicas de
electrodeposición para recuperar al oro.
4.- Electrólisis
Las reacciones electroquímicas son reacciones químicas heterogéneas que ocurren mediante la
transferencia de carga entre un electrodo y un electrolito. Los componentes mínimos que se
requieren para una reacción electroquímica son: un ánodo, un cátodo, y
El circuito eléctrico en una celda electroquímica que se divide en dos partes. En la parte
externa del circuito eléctrico, la corriente fluye en una dirección, del ánodo al cátodo como un
flujo de electrones. Dentro de la celda, la corriente fluye electrónicamente en el interior de la
estructura del electrodo y iónicamente en el electrolito, entre ellos. En el electrolito, la
corriente de flujo es mediante la migración de iones, aniones hacia el ánodo y cationes hacia el
cátodo.
Para efectuar el balance de carga que existe a través de una celda electroquímica es
importante tener en cuenta que la corriente total para la reducción en el cátodo es igual que
para la oxidación en el ánodo, y la transferencia de carga ocurre debido a la reacción
electroquímica.
Como una forma de recuperar los metales en soluciones lixiviadas se encuentra el método
electroquímico, está refinación electrolítica en el proceso, representa la etapa final.
En esta etapa el material es depositado en substrato inerte o del mismo tipo de metal que se
va a recuperar, mediante bloque metálicos que permiten la transferencia de los iones de la
solución.
El cloro se produce en el ánodo, esto es una ventaja, ya que puede ser reutilizado para la
lixiviación, sin embargo es necesario tener cuidado ya que el cloro liberado no puede ser
almacenado en un sistema cerrado por el peligro que ello conlleva y debido a la corrosión del
equipo.
En la década de los 80 del pasado siglo, se investigó la electrólisis directa del oro a partir de
disoluciones cianuradas de oro diluidas, entre 1 y 10 ppm, procedentes de procesos de
lixiviación en montones (R.L. Paul et al., 1982).
En general, la reextracción del oro y la plata cargados en la resina es algo difícil. Las resinas
base-débiles pueden ser eluidas por disoluciones diluidas de hidróxido sódico a temperatura
ambiente. Las resinas base-fuerte requieren disoluciones concentradas de NH 4SCN ó Zn(CN)42-
(A.D. Filmer et al., 1982), en este último caso la resina debe ser regenerada usando ácido para
romper el complejo cianurado de zinc produciendo HCN gas, el cual debe ser recolectado y
readsorbido en sosa cáustica para reciclarlo.
Después de realizarse la lixiviación se puede utilizar el método de extracción por solventes para
purificar y concentrar los iones metálicos.
Básicamente, el proceso de extracción por solventes se usa para purificar y concentrar metales.
Solo se requiere que el metal específico sea transferido selectivamente desde una fase acuosa
a una orgánica. Puede definirse por la ecuación:
donde:
Este fenómeno se conoce como extracción, y el objetivo es separar el metal, en este caso M, de
otros metales o componentes que están presentes en el sistema acuoso. En
procesos metalúrgicos, se requiere un segundo proceso con el fin de transferir el metal de la
fase orgánica a una nueva fase acuosa. Esto, que se llama el proceso de reextracción, es lo
contrario del proceso de extracción, y requiere que el equilibrio en la ecuación se desplace a la
izquierda.
Cuando una fase acuosa que contiene metales se mezcla con una fase orgánica, constituido por
un extractante selectivo, el metal se distribuirá entre las dos fases. Esta distribución es, en el
caso de iones metales, de acuerdo con su naturaleza química y la afinidad. El proceso básico de
extracción depende esencialmente de un cambio de posición del equilibrio químico del sistema
de dos fases.
Las reacciones químicas ocurren entre las especies metálicas presentes en la fase acuosa con
uno o más componentes de la fase orgánica, llamado solvente. Cuando existe un ion metálico
en una solución acuosa como ion hidratado, la tendencia a transferirse a la fase orgánica es
muy pequeña
Para lograr la transferencia requerida se debe modificar de alguna manera al ion. Para convertir
el ion metálico a una especie extractable es necesario neutralizar su carga y reemplazar una
parte o toda su agua de hidratación por alguna otra molécula o ion. Para lograr esto se puede:
- Forma una especie neutra (complejando el metal iónico con un ion de carga opuesta) y
al mismo tiempo remplazando una parte o toda el agua del metal.
- Obtener complejos que provienen de la formación de especies neutras con un
extractante.
- Reemplaza el agua de hidratación del metal ion con moléculas del solvente.
Algunos extractantes pueden pertenecer a más de una clase, dependiendo en gran medida de
las condiciones del proceso.
Una vez que se obtiene los iones metálicos deseados purificados y concentrados en la solución
ácida de reextracción, se puede recuperar los metales en forma sólida por electrodepositación
o precipitación reductiva.
Por otra parte, las cinéticas de la extracción con disolventes son más rápidas, normalmente,
que las de los procesos de adsorción con carbón y de cambio iónico y pueden alcanzarse altos
valores de extracción en pocos minutos. Esto se atribuye a las mejores propiedades de
transporte de materia del sistema líquido-líquido. Sin embargo las cinéticas de reextracción
suelen ser algo más lentas.
Es decir, los agentes de extracción líquidos ofrecen algunas ventajas, frente al carbón activo y a
las resinas de cambio iónico, como son: rápidas cinéticas de extracción y altas cargas de oro en
la fase orgánica. Estos factores reducen los requerimientos de los equipos del proceso y
simplifican los requerimientos de refinado del producto.
Entre los distintos tipos de agentes de extracción que pueden ser empleados para la
recuperación de oro se pueden citar:
Aunque se ha estudiado la aplicación de estos agentes en casi todos los medios acuosos, los
medios cloruro y cianuro son los que mayor interés tienen en la recuperación del oro.
En los últimos años se han introducido en el mercado nuevos agentes de extracción, que abren
nuevas posibilidades en la aplicación de esta técnica en la recuperación de los metales, pero de
los que en muchos casos se desconocen todavía los mecanismos químicos responsables de la
extracción de los metales.
Es sabido que el oro obtenido por cualquiera de los procedimientos conocidos puede contener
varios metales que lo impurifican. Entre estos figuran el cobre, arsénico, antimonio, bismuto,
plomo, zinc, selenio, teluro, mercurio, etc., sin contar la plata que siempre está aleada con oro.
Los primeros métodos que refinaban este metal eran procedimientos pirometalúrgicos, como
la copelación, que aunque podían eliminar los metales menos valiosos, por ejemplo los
metales base, no eran capaces de recuperar o eliminar a los otros metales preciosos, en
particular la plata, por lo que el oro que se obtenía no presentaba una elevada pureza, valor
que podía variar entre 65 a 90 % de oro
Pese a todo, estos procesos considerados como clásicos se han venido utilizando con
frecuencia por los principales países productores de este metal, y no es hasta este último
cuarto del siglo XX cuando se ha desarrollado nuevos procesos, estos han pretendido cambiar
completamente la tecnología y los procedimientos para la recuperación de este metal precioso
y estimado.
Generalmente, se asume que los procesos de refino de este metal empiezan cuando ya se tiene
un material en el que el contenido de oro empieza a ser importante, normalmente, y antes del
proceso de refino, no existe un control muy estricto respecto a las impurezas que acompañan
al oro, y estas restricciones solo conciernen al cobre y a los materiales carbonáceos, que
consumen al agente de lixiviación, cianuración, y contribuyen a la propia destrucción del
agente de lixiviación en exceso.
Por lo tanto, las restricciones en cuanto al control y eliminación de las impurezas solo se
empiezan a considerar cuando comienza el proceso de refino del metal.
La refinación del oro consiste en hacer dos operaciones para obtener el oro fino: La primera,
llamada también “Purificación del oro bruto” tiene por objeto la eliminación de todos los
metales menos la plata, y la segunda, el refino propiamente dicho, que consiste en la
separación de estos dos metales para obtener el oro en su máxima ley de pureza (99.9% de
oro).
Consecuentemente, las materias primas que alimentan estas plantas de refino pueden
proceden entonces de:
Por su alta presión de vapor relativa (1.3 x 10 -3 mmHg a 20 °C) comparada con otros metales
(Au = 10-10, Ag = 10-22 y Pt < 10-22 mmHg), el mercurio puede ser separado eficientemente de
otros metales preciosos o bases por una simple destilación. El mercurio es removido por
Retortas, hornos especialmente diseñados para este fin. El punto de ebullición de Hg es de 357
°C, las temperaturas típicas aplicadas son de 600 - 700 °C para vaporizar todo el contenido de
mercurio. Estas temperaturas son similares a las aplicadas para la tostación o calcinación y
otras reacciones que ocurren bajo estas condiciones también son aplicadas durante la Retorta.
Las retortas son operadas bajo una ligera presión negativa y el vapor del mercurio es
usualmente recuperado dentro de un sistema de condensación por agua. El vapor es
rápidamente enfriado a menos del punto de ebullición (357 ºC) y el mercurio líquido es
colectado bajo agua para evitar la reevaporación.
El Proceso de fundición consiste en obtener el metal doré a partir del precipitado proveniente
del proceso de eliminación del mercurio. El propósito de la fundición es retirar metales y otras
impurezas del alto grado que se concentran, para producir un lingote de oro-plata que contiene
típicamente los metales preciosos del 95%. El producto fundido, llamado lingote de doré, es
conveniente para la venta directa y/o para la refinación adicional.
En cuanto a los procesos empleados para el refino propiamente dicho, consideraremos los
siguientes:
El ácido nítrico es un eficiente reactivo para abordar la disolución de los metales base y la plata
que puedan acompañar al oro; sin embargo, el oro contenido en el material de partida no debe
exceder el 30 % para no perder eficiencia del proceso (R.M. Nadkarni et al., 1990).
El ataque se realiza hasta conseguir la total disolución del cobre y la plata; esta reacción
produce desprendimiento de vapores nitrosos, cuyo cese indica la culminación de la reacción
por agotamiento del ácido nítrico o por saturación de la solución con iones metálicos. El
residuo marrón oscuro que permanece en el fondo del recipiente es el precipitado de oro o
cemento de oro. Este cemento de oro, dependiendo de su pureza, directamente puede ser
lavado, secado y fundido, o de lo contrario es disuelto con agua regia para lograr la completa
purificación. Cabe anotar que el ácido nítrico, además del oro, no logra disolver el platino, el
rodio, ni el iridio.
La ventaja de este sistema reside en que el oro no abandona nunca su estado sólido y por lo
tanto cualquier error podrá dar lugar a que la eliminación de las impurezas o de los metales no
deseables no sea completa y que, el resultado final, sea un oro con el titulo más bajo de lo
deseable pero lo que no puede suceder, es que se tengan perdidas por no hacer lo correcto y
que precipite un metal disuelto con anterioridad. Con este procedimiento, en caso de error,
basta con volver a comenzar y las únicas pérdidas posibles son las debidas a un descuido en los
lavados y que se vaya el oro junto con las aguas procedentes de los mismos, lo cual se puede
evitar fácilmente por medio de un filtrado.
Insistiendo sobre lo dicho con anterioridad, antes de proceder al afinaje, si se desea evitar
problemas, será necesario un análisis para determinar el titulo del metal que se pretende
afinar, tanto para estar seguro de lo que va a salir como para saber qué es lo que habrá de
añadir para estar dentro de unos límites óptimos de trabajo. El lingote resultante será oro fino
de 99.0 a 99.8 % de pureza. Tanto más puro cuanto más cuidado se haya dedicado a cada una
de las operaciones.
49
Recopilación sobre la Metalurgia del Oro
Este reactivo no ataca al oro aunque esté concentrado y caliente, razón por la cual se usa
también para la separación del oro y de la plata (A. Leigh et al., 1981-1986).
Como en el caso del ácido nítrico, este procedimiento necesita de la aleación con plata del
material aurífero para rebajar el contenido neto de este metal precioso y permitir la lixiviación
con ácido sulfúrico, que en el caso de la plata, la relación óptima está comprendida entre 2-5
Ag /1 Au.
La operación dura varias horas, por tanto es imprescindible remover los granos valiéndose de
una varilla de hierro, con objeto de que se desprendan los sulfatos que hayan podido formarse,
dejando libre a la aleación para que pueda someterse a la acción del ácido sin dificultad.
La plata puede ser precipitada de la solución de sulfato con cobre, hierro o sulfato de hierro. El
precipitado de plata es lavado con agua hirviendo, prensado, secado y fundido, siendo la
pureza de 99.8 a 99.9 %.
El residuo insoluble que queda cuando la aleación se trató por el ácido sulfúrico, contiene oro y
algún remanente de plata, motivo por el cual tiene que tratarse varias veces por este reactivo;
separando los sulfatos que se forman por medio de lavados.
Para completar la refinación, pues siempre queda alguna plata, a pesar de repetirse estas
operaciones, se calcina el oro añadiéndole su mitad en peso de bisulfato de potasio, con lo cual
parte de la plata adicional se convierte en sulfato. La masa fundida es hervida con ácido
sulfúrico y lavada otra vez, y después se funde con salitre y cenizas de huesos. La ley de oro por
este método de refinación alcanza 99.9 % de pureza.
En los tiempos de definición del proceso, una de las principales ventajas del mismo era la
producción de sulfato de cobre, que por entonces era un valor económico para la industria. En
cambio, la desventaja del proceso era que producía SO 2 y que el material
de partida que contuviera plomo no se podía tratar debido a la formación del sulfato de plomo
que acompañaba al oro en el resto del proceso.
Esta solución altamente corrosiva y de color amarillo, está compuesta por la mezcla de ácido
nítrico concentrado y ácido clorhídrico concentrado, generalmente en la proporción de uno a
tres. El agua regia no es muy estable, por lo que debe ser preparada antes de ser utilizada.
Aunque el agua regia disuelve el oro, ninguno de sus ácidos constituyentes puede hacerlo por
sí solo. El ácido nítrico es un potente oxidante, que puede disolver una cantidad minúscula
(prácticamente indetectable) de oro, formando iones de oro. El ácido clorhídrico, por su parte,
proporciona iones cloruro, que reaccionan con los iones de oro, sacándolo de la disolución.
Esto permite que el oro siga oxidándose, hasta que acaba disolviéndose.
Hasta hoy el agua regia es usada para la refinación del oro, aprovechando su alta capacidad
disolvente basada en el cloro libre producido. La ecuación química que representa la disolución
de oro en agua regia es la siguiente:
El uso de agua regia está estrictamente limitado al bullión de muy alto grado, donde la plata no
ascienda a más de 5 % ó cuando el bullión contenga suficiente cobre para exponerlo al ataque
a pesar del exceso de plata. La presencia de este metal no es recomendable debido a la
tendencia del AgCl a formar, sobre el material, capas densas que no permitieran el posterior
ataque.
El proceso difiere de los dos anteriores porque el oro pasa junto a los metales base a la
disolución acuosa, mientras que la plata permanece en el residuo, del que se recupera
mediante cementación.
La disolución acuosa que contiene el oro se evapora a sequedad con el fin de eliminar los
nitratos que interfieran en las etapas posteriores y el residuo se disuelve otra vez en ácido
clorhídrico.
El oro se puede recuperar por varios procedimientos en los que se utilizan medios como SO 2,
FeCl2, FeSO4, ácido oxálico, bisulfito de sodio y peróxido de hidrogeno (E. Stern et al., 1980-
1983-1986). Se obtiene un metal de 99.90 % de pureza.
Las mayores desventajas del procedimiento son el elevado coste de los ácidos, el alto costo del
equipo que se necesita, la producción de vapores de NO x y que sólo se pueden tratar
materiales de partida muy determinados. La mayor ventaja, y por eso es un proceso que se
utiliza hoy en día, es que pueden tratarse materiales con un contenido importante de metales
del grupo del platino.
Es decir, este proceso utiliza la electrólisis para el refino del oro (E.M. Wise, 1964). El metal
impuro se moldea en ánodos mientras que los cátodos se preparan de titanio o de oro muy
fino. El electrolito es una disolución acuosa de ácido tetracloroaúrico (J.C. Yannopoulos, 1991).
La impureza del cátodo se reduce mediante agitación con aire y utilizando sistemas que recojan
al cloruro de plata que se forma en el proceso. Algunas de las impurezas como el cobre, el zinc,
el platino y el paladio, tienden a disolverse, por lo que se acumulan en el electrolito, siendo
necesario realizar periódicamente un tratamiento del mismo. En el caso de impurezas
insolubles (otros metales del grupo del platino y de la plata) que se forman en el fondo de la
celda electrolítica, se hace necesario eliminaras periódicamente, junto al oro también
precipitado, para un reciclado o eventual tratamiento. Pese a todo, es difícil, mediante este
procedimiento obtener de forma continua un oro con una pureza superior al 99.99 %.
52
Recopilación sobre la Metalurgia del Oro
La cara inversión de oro en la solución y en el cátodo y ánodo hace a este un proceso algo
indeseable.
Una variación de la celda de Wohlwill llamada generalmente celda de “Fizzer” se puede usar
para producir este cloruro de oro. Es semejante a la celda de Wohlwill en su mayoría. Sin
embargo, el cátodo se separa del ánodo por un contenedor cerámico semiporoso o una barrera
semejante que mantiene el cloruro de oro en la sección del ánodo y lejos del cátodo.
El proceso del cloruro de Miller ideado por F. B. Miller en 1867 es usado extensamente. En
términos generales las barras fundidas de oro o plata son inyectadas con gas de cloro y es
formado cloruro de plata que es removido como escoria. La escoria se trata para la
recuperación de plata y alguna cantidad pequeña de oro atrapado y trazas de cloruro de oro
(J.G. Clark et al., 1990-1992).
Desde principios de este siglo, el proceso Miller se ha usado, junto a la electrólisis, para el
tratamiento de materiales que contienen oro.
El proceso se basa en el hecho de que el oro no forma rápidamente ningún cloruro volátil,
mientras que la mayoría de las impurezas que le acompañan si lo hacen, por lo que se pueden
eliminar mediante burbujeo de cloro gas en el oro fundido. El punto final de la operación
depende en gran medida del operario, ya que está marcado por la aparición de un color
marrón al final de la punta del tubo de burbujeo; este color indica que se está empezando a
formar el correspondiente compuesto clorurado de oro.
El cobre y la plata se recogerán en la escoria y los otros metales se volatilizaran. Tal como
indican las energías libres, se volatilizan primero el zinc, hierro, plomo y luego el cobre y la
plata. En el proceso de cloración, la presencia de hierro, plomo y zinc tienen una influencia en
la velocidad y eficiencia de la eliminación de las impurezas. Aunque termodinámicamente no
esta favorecida, se observa en la práctica que se elimina el hierro en primer lugar antes que el
zinc y el plomo se volatilicen. Además, si no hay hierro, estos dos metales no forman fácilmente
los correspondientes compuestos clorurados, lo que no deja de ser un comportamiento
anómalo y restaría eficiencia al proceso.
Como el exceso de cloro es pequeño, se forman los cloruros cuproso y ferroso y poco de los de
mayor nivel de oxidación.
La temperatura del proceso de cloración del oro también ha sido objeto de estudio.
Generalmente, dicha temperatura de trabajo es de 1150 °C.
Un problema es que no se separan los metales del grupo de platino los cuales se recogen con
el oro.
53
Recopilación sobre la Metalurgia del Oro
Se puede decir, de forma general, que con este método se obtiene un oro de 99.5 % de pureza
que necesita una posterior operación de purificación.
La electrólisis en el proceso Miller, que no es sino una aplicación del proceso Wohlwill, aunque
da lugar a la obtención de un producto puro, también presenta problemas, siendo el proceso
electrolítico más complejo de lo que pudiera parecer. Se observa que la disolución anódica del
oro es en la forma de Au(III), pero en la práctica una parte de este metal pasa a la disolución
como Au(I), lo que da lugar a la obtención de malos depósitos catódicos y a la formación de
finos de oro en la celda electrolítica. Los finos se pueden eliminar si se emplea una densidad de
corriente alta y un cátodo proporcionalmente más pequeño que el ánodo. Para que se forme
un oro de la más larga pureza es mejor que el cátodo sea rugoso.
En este proceso, originalmente se trataban, mediante una lixiviación con agua regia, los
concentrados que contenían a los metales preciosos. La disolución resultante contenía de 4 a 5
g/l Au, 25 g/l Pd, 25 g/l Pt y otros 20 g/l de elementos considerados como contaminantes (J.E.
Barnes et al., 1982-1989).
Estos primeros resultados hicieron que el método de lixiviación se cambiara por un sistema de
HCl/Cl2, de forma que todos los metales nobles permanecieran en la disolución y se pudiera
emplear un circuito de extracción con disolventes para la recuperación de todos ellos. En el
caso del oro, el cambio de sistema de lixiviación no influye en el proceso de extracción con
disolventes, siempre que la acidez de la disolución final de lixiviación se mantenga entre 105 y
145 g/l HCl.
54
Recopilación sobre la Metalurgia del Oro
En el caso de la plata, las mezclas de este metal con amoníaco también tienen estas
características, pero puesto que la plata no se extrae con estos sulfuros de alquilo, no existe la
misma necesidad de eliminar este metal de las disoluciones acuosas.
Este proceso trata lodos anódicos de modo que se facilite el procesado posterior de los metales
del grupo del platino y a la vez que disminuya el contenido de oro en los circuitos electrolíticos,
tal y como ocurre en el proceso Wohlwill (L. Lindroos et al., 1984).
Este proceso todavía emplea la lixiviación del residuo aurífero que se forma en las celdas de
procesado de plata. El agente de lixiviación que se utiliza es ácido sulfúrico concentrado. Sin
embargo, el oro fino que se obtiene no se funde en ánodos, sino que se vuelve a tratar, esta
vez con agua regia, de forma que se disuelve el oro, metal que se precipita de forma selectiva
con sulfito sódico, bajo condiciones de estricto control del potencial redox. El platino y el
paladio contenidos en la disolución de lixiviación se recuperan mediante cementación con
hierro.
Los lodos anódicos de las refinerías de cobre se tratan, en primer lugar, para eliminar el cobre y
el selenio por copelación, después el producto resultante se digiere con ácido sulfúrico con el
fin de eliminar la plata. Los sólidos que resultan de esta operación se lixivian con cloro gaseoso,
disolviéndose el oro, el platino y el paladio (T. Iio et al., 1984).
En este proceso se pretende el tratamiento global de los lodos que se producen en las plantas
de electrorrefino de cobre. En primer lugar, se separan el cobre, el plomo, la plata y el selenio
mediante una lixiviación selectiva; a continuación, y también en forma selectiva, el oro se
recupera de la disolución de lixiviación mediante extracción con disolventes. Como agente de
extracción se emplea el dibutilcarbitol. La fase orgánica cargada con el metal se lava dos veces
con ácido clorhídrico diluido, recuperándose el oro, como una arena fina, mediante una
disolución de ácido oxálico a 85 °C (Y. Hoh et al., 1983).
Durante cerca de cincuenta años ha sido empleado, para el refino de metales preciosos, un
proceso Noranda que presentaba una serie de deficiencias que se podían resumir en que:
- Se trataban lodos anódicos de los procesos de refino de plata. Era necesario un buen
lavado de los lodos para eliminar totalmente el nitrato de los mismos.
- En el proceso de electrorrefino del oro, tanto el paladio como el platino tenían una
tendencia a disolverse. La concentración de estos en el electrolito aumentaba a la vez
que disminuía el oro.
- El mal funcionamiento del proceso electrolítico conllevaba a un aumento del oro en el
circuito con el consiguiente incremento en el coste de producción. Además,
en algunas refinerías, la concentración de oro que se recirculaba podía ser muy
considerable teniendo en cuenta que el oro en el electrolito debe presentar una
concentración.
Todas estas consideraciones hicieron que Noranda desarrollara un nuevo proceso (G.B.
Harris et al., 1986). En resumen, las etapas del, mismo son:
Como ya hemos indicado, el oro puede presenta la característica que ocurrir de variadas
formas y con distintos minerales en la naturaleza. Esto ha impedido definir la mejor ruta de
procesamiento para minerales con oro, contrariamente a lo que pasa con otros metales como
cobre o zinc, donde la mineralización de estos metales es bien conocida y ha permitido que sus
procesos productivos sean relativamente estándares. Debido a esto, la definición de un buen
programa de pruebas metalúrgicas permitirá reducir el riesgo y la incertidumbre intrínseca de
los proyectos de procesamiento de oro.
Es decir, la caracterización mineralógica de un depósito mineral determina entre otras cosas los
métodos mineros, el método de procesamiento y en particular, el rendimiento de todos los
procesos químicos involucrados en la extracción de oro. Es primordial entender que cada
mineralogía es única, y será consecuencia de (Marsden & House, 2006):
Sin embargo, la mineralogía no es el único agente que influye en la definición del proceso. A
continuación se presentan otros factores importantes a considerar en el desarrollo de un
proyecto:
Geológicos
Mineralógicos
Metalúrgicos
Medioambientales
Geográficos
Económicos y Políticos
Una gran cantidad de diagramas de flujo (flowsheets) para la recuperación de oro se han
desarrollado alrededor del mundo. No existe un único proceso de tratamiento para el oro, cada
flowsheet debe ser específico según las diferentes clasificaciones mineralógicas revisadas en el
capítulo 2.
Para los efectos de este informe, los factores considerados para la selección del proceso son un
conjunto de particularidades provenientes de los factores principales. En la siguiente lista, se
presentan los factores que están dentro del alcance de esta exposición para la definición de
procesos:
- Mineralogía
- Ley de Au, Ag y Cu
- Contenidos de otros elementos o compuestos de interés
- Tamaño y distribución de oro por malla
- Forma en la que está el oro (asociación)
2. Oro combinado
* Flotación-cianuración concentrados-tostación
residuos cianuración.
59
3. Oro Asociado
* Concentración gravimétrica (del oro y/o
- Pirita y marcasita sulfuros
si están liberados).
* Cianuración-flotación residuos-recianuración
concentrado con o sin tostación.
* Cianuración-flotación residuos-recianuración
concentrado con o sin tostación.
* Flotación-tostación concentrados-
- Arsenopirita cianuración.
Cianuración residuos flotación.
* Flotación-concentración auríferos (para
venta).
Cianuración. Cianuración residuos Flotación.
* Tostación-cianuración.
* Cianuración directa.
60
Recopilación sobre la Metalurgia del
Oro
Fuente: Procesos hidrometalúrgicos en la minería de oro, plata. Cobre y uranio. Pg. 49-51.
Disponible en:
http://tesis.uson.mx/digital/tesis/docs/20422/Capitulo7.pdf
Resumiendo, la gran mayoría de las rutas utilizadas actualmente en la industria para procesar
oro se pueden presentar simplificadamente en los siguientes grupos (D.A. Hernández, 2012):
6. REFERENCIAS
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(Colombia).
A. E. Palomino et al., 2008: "Evaluación en la Recuperación del Oro y Plata a partir de
Minerales Sulfurados en una Matriz de Cuarzo", UNMSM (Perú).
A. Rovira, 1982: "Metalurgia General", Ed. Dossat (España).
Bray, 1959: "Nonferrous Production Metallurgy", Ed. J. Wiley and Sons (USA).
C. Caravaca, 1993: "Extracción de Au(CN) 2 mediante la Amina Primene 81R y Mezclas
Sinérgicas de esta con los Derivados Organofosforatos Neutros Cyanex 923 y Cyanex
921", UCM (España).
C. Viraca, 2010: "Recuperación de Oro y Plata por el Proceso Electrolítico ZADRA", Rev.
RMM (Bolivia).
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Oro", UCH (Chile).
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partir de Minerales Concentrados, utilizando el Proceso de Lixiviación-Extracción por
Solventes", UAMI (México).
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F.J. Alguacil, 1994: "El Refino del Oro", Rev. CSIC (España).
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H.D. Gorvenia, 2006: "Proyecto del Circuito de Flotación Flash de la Recuperación de
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J. Vargas, 1990: "Metalurgia del Oro y la Plata", Ed. San Marcos (Perú).
J.A. Barr, 1910: "Testing for Metallurgical Processes", Publishing Co. (USA).
J.A. Estrada, 2012: "Diseño de Procesos para Recuperar Oro y Plata desde el Depósito
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J.A. García et al., 1992: "Desarrollo de un sistema de electrorecuperación de oro y plata
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Institute of Mining and Metallurgy (Sudáfrica).
M. Troya, 1993: "Procesos Alternativos de Cianuración", ESPL (Ecuador).
EXPERIENCIA EN MANTENIMIENTO Y PROGRAMACIÓN DE PARADAS:
Procedimiento integrado para la recuperación de zinc y otros metales a partir de polvo de acería
o similares (ES-201231557): Se trata de un proceso novedoso para la valoración y recuperación de
productos a partir de óxidos secundarios, consiguiendo de esta manera una gran flexibilidad en
cuanto a la calidad de la materia prima, un ahorro importante de costes económicos, mejoras
medioambientales destacables y la unificación de procedimientos hasta ahora conocidos.
PROYECTOS:
iii
Ulexita Boliviana: Presupuesto: 5 MM €. Localización: Salar de Uyuni (Bolivia).
Concentración y purificación de mineral de ulexita para aumentar su valor agregado.
Purificación en múltiples etapas: Presupuesto: 300.000 €. Localización;
Cartagena (Murcia). Desarrollo de la purificación en múltiples etapas del electrolito de
zinc para obtención de un cemento rico en cobre y otros cementos de cadmio, cobalto
y níquel.
Tratamiento de aguas residuales de una planta mineralúrgica de sulfuros complejos:
Presupuesto: 500.000 €. Localización: Sur de España. Definición y diseño de
tratamiento de aguas residuales con el menor coste, de inversión y operación, y plenas
garantías en su funcionamiento.
LAF: Presupuesto: 500.000 €. Localización: Cartagena (Murcia). Modificación del
proceso jarosita para la recuperación de cementos ricos en plomo-plata de los residuos
de la lixiviación neutra de blenda.
EXCINRES: Presupuesto: 10 MM €. Localización: Cartagena (Murcia). Puesta en marcha
de la planta de lavado y extracción de zinc a partir de residuos de jarosita.
iv
2019