Análisis La Vorágine de Rivera
Análisis La Vorágine de Rivera
Análisis La Vorágine de Rivera
“ÁNGEL CÁRCANO”
Literatura Latinoamericana
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Al mismo tiempo, el partido conservador se hallaba dividido en dos corrientes: los Nacionalistas, que
conformaban un gobierno. Por otro lado el grupo de los Históricos aceptaba la necesidad de entenderse
con los liberales, que para la época era una fuerza política importante, estaban en contra de la censura
de prensa y la restricción de los derechos individuales para acallar la oposición.
El Partido liberal se encontraba de la misma manera fraccionado, entre los que deseaban agotar las
instancias políticas para acceder al poder, y quienes estaban dispuestos a conquistar los espacios que el
Gobierno les cerraba mediante la confrontación armada. Finalmente la segunda opción predominó y es
el 17 de Octubre de 1899 que se declara oficialmente la insurrección liberal por Paulo Emilio Villar, uno
de los jefes de este partido en Santander. Ésta sería hasta nuestros días la gran guerra civil que durante
cerca de tres años azotó a Colombia, y en la cual cerca de cien mil colombianos entregaron sus vidas, es
decir el 2.5% de la población de aquella época.
La voluntad del liberalismo de cesar las hostilidades, para que por la vía del Congreso evitara la
intervención de los Estados Unidos en el caso de Panamá, no surtió el efecto esperado, pues fue tardía y
gracias a la inexplicable lentitud de nuestros dirigentes, el 3 de noviembre de 1903, se dio la
irremediable pérdida del Departamento, 75.000 kilómetros cuadrados de territorio Patrio.
Otro de los sucesos que hicieron parte del desenlace del conflicto, fue el interés de la sociedad civil por
la finalización de la guerra, motivando a la Iglesia, en cabeza de Monseñor Herrera, a realizar un Voto o
Promesa Nacional por la Paz.
Luego de esta guerra civil, el país empobrecido, había destruido sus industrias, las vías de comunicación,
la deuda externa e interna eran considerables, la libra esterlina, tipo de cambio de la época, había
pasado en 1898 de 15.85 pesos papel hasta llegar a cotizarse en 1903 a 505 pesos. La nueva
administración del General y empresario Rafael Reyes, con su lema: mucha administración y poca
política, hace un llamado a todos los colombianos a la Unión y la Concordia, comenzando un ajuste en
todos los campos y un proceso sostenido de reconstrucción nacional.
obstáculos está dispuesto a pasar el hombre que lucha por la justicia y la dignidad de los
oprimidos.
Uno de los tantos comentarios afortunados que se hacen de esta obra, está citado
en el prólogo: el de Horacio Quiroga, que al igual que Rivera conoce y publica sobre la
selva.
“La Vorágine significó para su tiempo la máxima tensión de un americanismo
violento, desgarbado a veces, denunciatorio, documental.” (Rivera, 1989)
El Epílogo:
Contexto:
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Siringales son plantaciones de siringueira, (Hevea brasilensis), una especie de caucho en Sur America,
que es el árbol protagonista en la novela "La vorágine", de José Eustaquio Rivera.
inflación y se acrecentó el comercio ilegal de bienes y materias primas, que incluso era
favorecido por el presidente y sus amigos
Las expectativas que uno puede hacerse al momento de leer La Vorágine son de
intentar visualizar de otra manera, más artística o atractiva, las vivencias del interior, ya
que se intenta por lo general a través de este tipo de obra, llegar a conocer el contexto de
una forma ficcional pero muy cercana a la realidad por la fidelidad y crudeza de los
relatos.
LECTURA
COMPRENSIÓN
Temas secundarios:
Porque funciona como un registro y denuncia social de cada país o región en una
tierra que no deja de ser colonial. El hecho de que se produzcan las acciones en la selva
amazónica, hace que las descripciones sean de la imponente naturaleza que forman al
llano y selvas colombianas, siempre se producen en un escenario no civilizado. La lucha
del hombre con este escenario es permanente a lo largo de toda la obra.
Era una joven de clase media alta que cumplía con sus obligaciones, si bien la de
casarse con un hombre mayor no la cumplió, siendo Arturo su “salvador”, compañero
de lo prófugo.
Personajes secundarios
Don Rafo: es el diminutivo de Don Rafael. Hay una descripción física que
describe al personaje. Es un hombre de 60 años, de estatura promedio, es calvo con una
barba canosa y ojos tranquilos. Rafo fue un amigo del padre de Arturo. De buen
carácter, se distingue por su dignidad y simpatía. Aparece como una figura paterna, es
una especie de guía y mediador en la naturaleza.
Clemente Silva: es descrito como un viejo, de un tamaño alto, con ojos tímidos
e incrédulos y canillas llenas de gusanos. Era un hombre casado. Tuvo un hijo llamado
Lucianito que, por una cuestión de honor abandonó la escuela y el hogar familiar para
una aventura en la búsqueda de un porvenir mejor pero encontró la muerte.
Zoraida Ayram: era descrita como una hembra adiposa y agigantada, redonda
de pechos y de caderas, ojos claros, piel láctea, gesto vulgar Se aprovecha de los
trabajadores para sus negocios.
Acciones principales:
Tiempo y espacio:
Los lugares en que ocurren los hechos son en Bogotá, la capital colombiana, de
donde huyen los protagonistas, dirigiéndose al llano de Villavicencio. Uno de los
escenarios principales del relato es la selva, que mediante alucinaciones, enfermedades
y plagas ataca hasta la muerte al hombre que la explota, en un ciclo de destrucción
mutua. Esta selva sofocante, húmeda y malsana, contrasta con el escenario inicial en la
llanura que representa la libertad y esperanza perdidas.
INTERPRETACIÓN
Ya en la segunda parte, con los relatos de Halí Mesa, los hechos son de violencia más
brutal:
Los derechos humanos eran violados, y lejos de ser condenados, eran causa de risas,
pero sin dudas es porque los afectados eran las personas esclavizadas, quienes eran
invisibles, condenados a un panorama terrorífico.
Tal era el sufrimiento vivido cotidianamente, que se llega a envidiar la muerte que no
sea sangrienta:
Es por ello que son capaces de colgar más de 20 cuerpos en los árboles, para asustar a
los próximos enemigos que se presenten, una forma de defensa que no es racional. Que
tiene como primer motor el dinero, a cambio de miles de vidas malgastadas. La avaricia
sin límites, es cruel para el que trabajador exprimido y sin derechos.
Clemente Silva, sufre y paga las consecuencias de una falsa acusación, como si hubiese
sido cómplice de un intento de fuga, cuenta: “me decretaron una novena de veinte
azotes por día y sobre las heridas y desgarrones me rociaban sal. A la quinta flagelación
no podía levantarme; pero me arrastraban a una estera sobre un hormiguero de “congas”
y tenía que salir corriendo. Esto divirtió a lo lindo a mis victimarios.” El sufrimiento de
los caucheros, era el pasatiempo de los que estaban a cargo de vigilarlos, el
sometimiento hegemónico atentaba fuerte y de la manera más injusta.
La venganza: es otro eje del cual se puede partir para un análisis troncal.
Cova es un vengativo que reacciona ante la pérdida de Alicia
Más al decirme que Griselda y Alicia eran dos vagabundas y que
con otras mejores las reemplazaríamos, estalló mi despecho como
un volcán, y saltando al potro, partí enloquecido para darles
alcance y muerte. Y en el vértigo del escape me parecía ver a
Barrera, descabezado como Millán, prendido por los talones a la
cola de mi corcel. (Rivera, p.53).
Es la primera vez que le surge el deseo de matarlo realmente a Barrera, por haberles
sacado lo más preciado, e intentando dar a entender que se las puede reemplazar, como
si se tratase de mercancías. Emprende la búsqueda y la vengativa, sin importarle el
precio de las peripecias que debían atravesar, junto con Franco.
Le pide Cova, a la selva esclavizante, volver a Bogotá,
¡Déjame tornar a la tierra de donde vine, para desandar esa ruta de
lágrimas y de sangre que recorrí en nefado día, cuando tras la
huella de una mujer, me arrastré por montes y desiertos, en busca
de la Venganza, diosa implacable que sólo sonríe sobre las
tumbas! (Rivera, p.55).
Así personifica a la venganza, que solo es capaz de concretarse y encontrar satisfacción,
cuando ve a su enemigo muerto. No había otra forma de vengarse que escapara a la
muerte.
Mientras tanto se iniciaba en mi voluntad una reacción casi
dolorosa, en que colaboraron el rencor, y el escepticismo y la
impenitencia, y los propósitos de venganza. Y me burlé del amor
y de la virtud, de las noches bellas y de los días hermosos. No
obstante, alguna ráfaga del pasado volvía a refrescar mi ardido
pecho, nostálgico de ilusiones, de ternura y de serenidad. (Rivera,
p.58)
La esclavitud: otro de los ejes isotópicos, que se desarrolla y atrapa a todas las
personas prisioneras de la “selva verde”.
Metafóricamente, Cova, ve a la curiara, como
(…)un ataúd flotante, que siguió aguas abajo, a la hora en que la tarde
alarga las sombras. Desde el dorso de la corriente columbrándose las
márgenes paralelas, de la sombría vegetación y de plagas hostiles. Aquel
río, sin ondulaciones, sin espumas, era mudo, tétricamente mudo como el
presagio, y daba la impresión de un camino oscuro que se moviera hacia
el vórtice de la nada.(Rivera, p.56)
También eran los esclavos los indios, de ellos se aprovechaban, no solo explotándolos,
sino que también sacaban ventaja de que ellos no sepan el precio de las cosas que
intercambiaban
Los indios encargados de procurarnos las mercancías fueron
estafados por los tenderos de Orocué. En cambio de los artículos
que llevaron: “seje” chinchorros, “pendare” y plumas, recibieron
baratijas que valían mil veces menos. Aunque el Pipa les enseñó
cuidadosamente los precios razonables, sucumbieron a su
ignorancia y la avilantez de los explotadores volvió a enriquecerse
con el engaño (Rivera, p.62)
El comercio incluía la trata de personas
“Allí abundaban los compradores de hombres y mujeres. “El
Palomo” y “El Matacano” eran socios de Barrera en este
comercio.
-¿Y tú crees que Griselda y Alicia vivan esclavas?
-Lo que sí garantizo es que valen algo, y que cualquier pudiente
dará por una de ellas hasta diez mil quintales de goma. En eso las
avaluaban los centinelas.” (Rivera, p.68)
Los hombres al estar esclavizados por las empresas caucheros, están también presos de
esa naturaleza donde se desenvuelven, trayéndoles consecuencias insoportables:
“Picaduras de sanguijuelas. Por vivir en las ciénagas picando
goma, esa maldita plaga nos atosiga, y mientras el cauchero
sangra los árboles, las sanguijuelas lo sangran a él. La selva se
defiende de sus verdugos, y al fin el hombre resulta vencido.”
(Rivera, p.79)
La naturaleza también hace su propia venganza, llegando a producir una muerte lenta.
Clemente Silva es el que mejor cuenta la esclavitud sometida en esas tierras, tupidas por
la imponente naturaleza. Ya que sufre en carne propia y hasta logra fotografiar su
espalda, llena de latigazos, por una cámara Kodak de su nuevo amigo Mosiú Francés,
que ignoraba la situación.
En la novela Canaima, la selva del Orinoco es el gran personaje y el motivo que impulsa
todas las acciones de sus personajes. La lucha despiadada contra la naturaleza, el terror
del caciquismo y el ansia de riquezas, dominio y poder constituyen el tema principal de
esta novela.
Al igual que en la obra de Rivera, se derrama sangre, para cumplir con los objetivos de
venta, imposibles de cumplir con la manufactura, que naturalmente es de bajo
rendimiento, y la pagan con sangre, con dolor y pérdida de salud de los más pobres.
En Canaima, como en La Vorágine, las personas son vendidas, otra forma de hacer
comercio, de la cual no son conscientes de la vida que están condenados a vivir, una vez
que los compran. O peor, saben que si intentan escapar de ello, las consecuencias son
más graves, por ser atacados por la naturaleza o por ser castigados por los explotadores,
sin piedad.
¡Lo que pueden los papeles, Marcos Vargas! ¡Ah, invento bueno!
Yo que me imaginaba que la india no sabría firmar. ¡Pobrecita!
Muy clara puso su firma, con rúbrica y todo. ¡Cuaj, cuaj, cuaj!
Pero estas risotadas, más que el poder del acta matrimonial,
celebraban el del documento de venta de las ciento quince reses
que pacían por la vega y que él se había hecho firmar –por Rosa
de Ardavín– mientras andaba Marcos en busca de los testigos. La
india o no se dio cuenta de lo que hacía o ya nada le importaba
perder las reses –pues tanto a esto como a la macabra farsa se
prestó pasivamente–, pero el recibo decía que había percibido el
precio en dinero contante y sonante. (Gallegos, p.142).
Podemos ver entonces que los ejes isotópicos pueden ser comunes, entre estas dos
obras, relacionadas con ejemplos concretos y uniéndose más en lo intangible de las
lecturas personales que podemos llegar a hacer, sobre todo al llegar al plano de la
interpretación, en el que la imaginación es activada por la lectura.
Bibliografía:
https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/5074/tesis309.pdf?sequence
=1&isAllowed=y