T1012017 Motivación
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VENTUR
V
EDUCACIÓN
ESTRATEGIAS Y ACTIVIDADES
PARA ESTIMULAR LA MOTIVACIÓN
EN EL ALUMNADO
V
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0. ÍNDICE DE CONTENIDOS
1. Introducción: la falta de motivación en el alumnado
4. Conclusiones
5. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN:
LA FALTA DE MOTIVACIÓN EN EL ALUMNADO
Muchas veces no hace falta recurrir a las pruebas empíricas ni a datos concretos para
conocer la realidad: una simple mirada basta. Parecen existir una serie de “verdades
verdaderas” que nadie cuestiona. Y no por ello dejan de ser ciertas. Una de estas
verdades que todo el mundo parece saber es que a los alumnos no les gusta ir a clase.
Afirmar esto sin haber realizado un estudio representativo no debería tener ningún valor,
pero ciertamente tanto padres, como profesores y alumnos coinciden en asegurar que,
por lo general, los estudiantes no tienen el aula como su lugar preferido. Esto ocurre
principalmente por un factor: la falta de motivación ante los procesos de enseñanza y
aprendizaje por parte de los alumnos. Puede parecer una respuesta sencilla, pero
esconde un problema complejo que sólo se puede abordar comenzando por el
entendimiento de qué es exactamente la motivación.
La RAE define motivar como el acto de influir en el ánimo de alguien para que proceda de
un determinado modo. Una segunda acepción establece que motivar es estimular a
alguien o despertar su interés. Ambas nos sirven para enfocar el problema del que vamos
a hablar. ¿Consiguen los profesores que los alumnos procedan tal y como les piden? ¿se
despierta el interés de los estudiantes? En el ámbito de la docencia podemos definir la
“motivación” como “el interés que tiene el alumno por su propio aprendizaje o por las
actividades que le conducen a él”. El objetivo de nuestro ensayo será pues plantear
estrategias y medidas para aumentar el interés de los alumnos por el proceso de
aprendizaje.
Es importante que el profesor consiga suscitar el interés de sus estudiantes sin dejar de
cumplir otros objetivos, como que los alumnos se esfuercen o que consigan los objetivos
de aprendizaje establecidos. Hacer más amenas las clases y más motivadoras no debe
apartar al grupo de su finalidad: aprender y trabajar.
En ese sentido es importante que el estudiante encuentre sentido a lo que hace más allá
del hecho de aprobar. Que busque por qué aprenderá, para qué, cómo, con qué
herramientas; que se pregunte mucho y encuentre respuestas2. De lo contrario, el proceso
de aprendizaje no tendrá valor para él, y no le motivará.
Desde una perspectiva más psicológica, es cierto que cada alumno se motiva por razones
diferentes, y que la realidad interna y la experiencia vital de cada estudiante, de cada
persona, dan forma a la personalidad. Existen personalidades más proclives a encontrar
elementos motivadores y otras más reticentes. El profesor, pues, es un agente externo
que intenta moldear estas características psicológicas de cada estudiante. Pero no es
fácil: la misma actividad incentivadora produce distintas respuestas en distintos individuos,
o incluso en el mismo alumno en diversos momentos. Es por ello que, en las estrategias
de motivación, es muy importante la individualización y la adecuación a las peculiaridades
de cada estudiante. Para ello se precisa también de una buena dosis de motivación en el
docente, que tendrá que dedicar más esfuerzo y tiempo a sus alumnos.
Entre los factores que inciden en los estudiantes a la hora de afrontar con más o menos
motivación el proceso de aprendizaje se pueden destacar precisamente el entusiasmo del
profesor, el clima que hay en el aula, las relaciones entre los alumnos, la variación de
estímulos, la multiplicidad de actividades, las posibilidades de éxito… etc. Hablaremos de
todos ellos a lo largo de nuestro análisis.
Siguiendo con las teorías de la Educación emocional, hay que añadir que la motivación
está muy relacionada con el control de los impulsos (por ejemplo, la capacidad de
resistencia a la frustración), la autoestima, la inhibición de pensamientos negativos… etc.
A continuación pasamos a analizar distintas estrategias que pueden servir para mejorar
esta competencia emocional que es la motivación, al menos en lo que compete a la
docencia y a la vida en el aula. Conseguir motivarse ante el proceso de enseñanza-
aprendizaje es una buena manera de motivarse para el día a día y para el futuro.
2 XLSEMANAL (Enero 2017) “La educación del futuro”, Revista XL Semanal, núm 1.525, pp.12
3 COLLELL, J.; ESCUDÉ, C. (2003) L’educació emocional, Revista dels mestres de la Garrotxa, núm. 37,
pp.8-10
2. ESTRATEGIAS PARA MOTIVAR EN EL AULA
Es clave el momento inicial del año académico, los primeros días de trabajo en clase con
los alumnos, para diseñar y determinar cómo se desarrollará emocionalmente el curso. De
la habilidad del profesor para mantener viva la atención de los alumnos dependerá el éxito
o fracaso del proceso de enseñanza-aprendizaje. Si los estudiantes y el docente no se
conocen de cursos anteriores, es importante que el profesor trate de borrar posibles
estereotipos negativos que puedan tener sus alumnos, o que fabrique en esos primeros
días nuevas expectativas entre los jóvenes. Por ello la actitud del profesor es
determinante para la respuesta del conjunto de la clase. Así pues una primera estrategia
podría ser afrontar la clase con los mismos ánimos que queremos potenciar en los
alumnos: el profesor debe estar animado, activo, inquieto, motivado, inquieto y dispuesto.
Se ha demostrado que la motivación también se contagia, por ello es bastante eficaz que
el profesor traslade su propio interés por la asignatura a los alumnos. Los jóvenes saben
detectar la pasión en un profesor, así como su falta de interés y desgana. Aunque es
cierto que la motivación nace del interior de la persona, existen formas de potenciarla.
Los alumnos parten con un prejuicio: las clases van a ser aburridas. Pese a ser ésta una
sensación generalizada, los estudiantes están deseando equivocarse. Despertar la
curiosidad apelando al factor sorpresa puede ser muy efectivo. La sorpresa se puede
conseguir a través del uso de un material poco común, de una actividad que protagonicen
los alumnos, de un debate, una reflexión que no esperaban escuchar, una noticia…
Además de enseñar los contenidos que prevé el currículo, el profesor debe también lanzar
preguntas y cuestionar la información con los alumnos. Abrir debates siempre es positivo,
pero tampoco es necesaria mucha complejidad: a veces sirve una simple pregunta que
hace cuestionarse lo estudiado a los alumnos. Así se consigue hacer partícipes del
proceso de aprendizaje y enseñanza a los estudiantes.
Es más fácil abordar un trabajo cuando se sabe que tiene sentido hacerlo. Conseguir que
los estudiantes conozcan la importancia de las tareas es un objetivo que debe plantearse
el profesor. Sus alumnos trabajarán mejor y entenderán mejor el trabajo que hacen.
Relacionado con la Estrategia 3, es muy importante que los jóvenes encuentren un valor
en el aprendizaje, un valor trasladable a su vida cotidiana. Buscar el pragmatismo puede
ser positivo para interesar a los estudiantes, a los que se puede convencer de la
importancia de los conocimientos y competencias que van a adquirir en la clase de cara al
mundo real, exterior y futuro que les espera. Cuando los estudiantes perciben que lo que
están estudiando les ayudará realmente o se puede aplicar en su vida afrontan la
asignatura con mucha más motivación e interés.
El curso es muy largo y el profesor debe ir variando las tareas y actividades que los
alumnos realizan en clase o en casa. Podemos perder el interés y la motivación de los
alumnos si siempre les pedimos lo mismo. Para ello el profesor debe ser activo y estar
motivado para plantear esa necesaria diversificación.
Todos los estudiantes saben algo. Todos son personas con años de experiencia, y en los
que sus vivencias les han hecho conocer distintas realidades. Poner en valor eso que
saben no sólo aumenta el autoestima, sino que también puede ser un recurso muy
interesante que explotar en clase para el conjunto del grupo y para completar la
enseñanza. Para ello es imprescindible la constante comunicación e integración de los
alumnos en la clase.
Aunque se apueste por metodologías poco ortodoxas o alternativas, lo cierto es que los
alumnos perciben la cohesión de la narrativa en un profesor. Aunque las clases sean
divertidas e inclusivas no se tiene que improvisar, hay que mantener a lo largo del curso
una lógica clara y constante. No hay que olvidar que el currículo es muy claro a la hora de
determinar los contenidos que se deben impartir. Todo eso hay que planificarlo bien.
Acompañar las explicaciones con material gráfico siempre llama la atención, así como
apoyarse en ejemplos que faciliten la comprensión de los contenidos. Toda estrategia que
esté encaminada a facilitar la tarea a los alumnos (sin dejar de exigir esfuerzo) será bien
recibida por parte de la clase y mejorará el ambiente y el interés. Lo que no se entiende
no motiva ni anima.
Relacionada con la Estrategia 7, es importante que el profesor tenga todo el curso bien
planificado, y en este sentido es más que recomendable tener todas las actividades
pensadas y programadas. Así se prevendrán posibles desajustes o fallos de calendario y
se asegurará la realización de las mismas. Los alumnos acusan la falta de planificación
del profesor, ya que no es ejemplarizante.
Estrategia 11. Ceder el protagonismo a los estudiantes y permitir que los alumnos
intervengan espontáneamente
La hora de clase no puede ser un monólogo o una exposición del profesor. Y si lo es, al
menos los alumnos deben saber que están más que invitados a intervenir cuando lo
consideren. Hay que superar los miedos y la cohibición, y de eso ha de encargarse el
docente. Además de las intervenciones de los alumnos se pueden extraer ideas nuevas,
conocimientos y hacer la clase más amena.
Al relacionar los contenidos estudiados con ejemplos del mundo real los estudiantes los
entienden mejor. Referenciar lo que se enseña con la experiencia del alumno es muy útil
para que el conocimiento se filtre en la cabeza y memoria. Respondemos mejor ante lo
que conocemos, y mucho de lo estudiado en el libro de texto se puede relacionar con el
mundo real en el que viven los alumnos.
Es obligación del profesor atender a sus alumnos, más aun cuando éstos se lo piden.
Ayuda a mejorar la relación interpersonal, lo cual revierte positivamente en la motivación
del estudiante de cara a superar la asignatura y a seguir las indicaciones del docente.
Estrategia 16. Variación de estímulos
Para alcanzar la verdadera motivación de los alumnos hay que desviar el foco de atención
en los puros resultados académicos, y centrarse en el proceso de aprendizaje. Transmitir
esta idea relaja a los alumnos y les puede hacer trabajar mejor. Es muy interesante
recordar que el estudio realizado para conseguir resultados no es tan duradero como el
aprendizaje adquirido durante el proceso. Los procesos permanecen siempre en la
memoria.
Encontrar el equilibrio entre la atención y guía a los alumnos y dejarles un espacio para
trabajar autónomamente es un reto para el profesor. Cuando los alumnos sienten que
tienen independencia pueden motivarse para superar los objetivos planteados por sí
mismos.
El éxito anima, el fracaso desanima. Hay alumnos que saben de antemano de su fracaso,
y no ponen ningún interés en su aprendizaje. Es necesario que tengan claro que pueden
aprobar la asignatura y, además, disfrutar aprendiendo. El profesor debe intentar que sus
alumnos sepan que en su clase todos tienen posibilidades de éxito.
Estrategia 22. Utilizar recompensas si el interés inicial es muy bajo
Si el profesor observa que hay alumnos que no muestran interés ni motivación ante el
proceso de aprendizaje, puede utilizar un sistema de premios y recompensas que intenten
activar al alumnado. Hay que recordar que la motivación es algo que nace del interior de
cada estudiante, y que varia tanto en intensidad como en continuidad. No siempre se está
igual de motivado. Para ello las recompensas pueden ser interesantes.
Estrategia 24. Plantear los errores y fallos como algo de lo que se puede aprender
Aunque llevan años entre nosotros, todavía no se ha explotado todo el potencial de los
recursos tecnológicos y las TICs en el ámbito académico. En muchas ocasiones los
alumnos están ya más avanzados en el conocimiento tecnológico, y los profesores deben
aprovechar esta situación para utilizar estos materiales para el proceso de enseñanza y
aprendizaje: material audiovisual, interactivo…
Estrategia 27. Asociar las actividades de la clase con los intereses del estudiante
No hay que ignorar que la mayoría de los jóvenes estudiantes del instituto tienen
preocupaciones ajenas a la enseñanza que les mantienen muy ocupados: deportes,
música, actualidad, cultura… etc. Se pueden utilizar estos intereses para mejorar la
atención dentro del aula, incorporándolos al proceso de enseñanza y a las actividades de
clase. Es una buena estrategia para mantener activos y motivados a los alumnos.
Estrategia 28. Utilizar juegos y actividades (on-line y físicas) para hacer las clases
más divertidas, amables y cercanas a los alumnos
En el mudo actual y con los alumnos del S.XXI es muy sencillo plantear métodos de
enseñanza apoyados en el mundo virtual, donde aparecen gran cantidad de posibilidades
y recursos sobre los que apoyarse para trasladar información e incluso realizar
evaluaciones. Esta estrategia se ve desarrollada en uno de los estudios de caso
analizados en el siguiente apartado.
Es importante que, sea cual sea el modelo o método de enseñanza que hayamos elegido
(que puede ser más o menos ameno), a lo largo del curso vayamos cambiando la forma
de dar la clase. La continuidad y la monotonía no son buenas en el proceso de
enseñanza.
Los alumnos que sólo estudian con el objetivo de sacar buenas notas pueden incurrir en
las siguientes prácticas negativas: no disfrutan del proceso de aprendizaje, se cargan de
ansiedad, viven en constante y excesiva competencia, y llegado el momento la pérdida de
motivación puede ser letal. Por ello hay que derivar el objetivo principal de la evaluación al
conocimiento y diversión.
3. METODOLOGÍAS Y ESTUDIO DE CASOS
En varios estudios se proponen proyectos con los que diseñar la programación de una
asignatura6, que pueden ser útiles en materias como historia (preparar un documental),
inglés (escribir un documento en inglés), matemáticas (hacer un experimento), geografía
(hacer un estudio), dibujo (pintar algo), tecnología (construir algo)… etc. En el caso que
vamos a ver el proyecto fue transversal a varias asignaturas.
6 GÓMEZ CHACÓN, I.M. (2005) Motivar a los alumnos de secundaria para hacer matemáticas, Instituto
Superior de Formación del Profesorado [disponible en http://www.mat.ucm.es/~imgomezc/almacen/pisa-
motivar]
Los profesores de las asignaturas involucradas en el proyecto imparten los contenidos
curriculares de sus materias con normalidad, y examinan a sus alumnos con exámenes y
trabajos como hacen en Biología, Matemáticas o Química. Lo que les diferencia es que,
además, durante todo el curso dedican varias horas a la realización del proyecto teatral en
el que están inmersos.
Con este método los alumnos se motivan por varias razones: para conseguir completar el
proyecto con éxito y poder presentarlo ante todos sus compañeros orgullosamente, para
mejorar la calificación en las asignaturas involucradas (se usa la estrategia del premio con
aquellos alumnos que participan en el proyecto), para aprender de manera alternativa y
activa… incluso para ser reconocidos con premios, como les ha ocurrido recientemente a
los alumnos del IES Pedro de Luna.
Anuncio del Premio Nacional Buero de Teatro Joven para el IES Pedro de Luna
Algunos ejemplos de casos donde se haya puesto en práctica esta metodología son:
Junto con estos ejemplos podríamos pensar otros muchos que se están llevando a cabo
en centenares de centros educativos del país, como campañas de recogida de alimentos,
huertos urbanos, restauraciones de espacios verdes, talleres sobre informática, carreras
solidarias, reconstrucción de albergues, programas de radio… todo iniciativas
protagonizadas por alumnos.
Muchos factores que hacen de este tipo de enseñanza una de las más motivadoras para
los alumnos. Satisface muchas de las estrategias planteadas en el Apartado 2, y además
se ha probado muy efectiva para que los alumnos completen satisfactoriamente el
proceso de aprendizaje.
7 Batlle, R. (2014) “Aprendizaje-Servicio: éxito educativo y servicio social emprenden juntos”, [disponible
en https://innovacioneducativa.fundaciontelefonica.com/blog/2014/04/15/aprendizaje-servicio-exito-
educativo-y-servicio-social-emprenden-juntos/]
3.3 MOTIVACIÓN A TRAVÉS DE NUEVAS TECNOLOGÍAS: UN VIDEOJUEGO
PARA JUGAR EN CLASE
En varios institutos canadienses se ha puesto en marcha una curiosa forma de evaluar los
conocimientos de los alumnos y de llevar el curso académico: jugando a un videojuego. El
juego se llama ‘Classcraft’ y se basa en la metodología de la gamificación o ludificación.
‘Classcraft’ y la gamificación en general supone una herramienta muy útil para incentivar a
los alumnos (¡todos quieren subir de nivel y tener más poderes!), establecer los objetivos
de aprendizaje y promover la cooperación en el aula.8
Los alumnos pueden elegir la vestimenta y los rasgos físicos de sus personajes, así como
el escenario donde se desarrollará el juego. Los Action Points (AP) permiten utilizar
poderes de manera limitada. Un alumno, por muy Mago que sea, no puede utilizar
Invisibilidad siempre que quiera. Esta magia cuesta 10 AP, así que se tendrá que usar
sabiamente.
8 PÉREZ VENTURA, J. (2017) “El videojuego para jugar en clase que está revolucionando las aulas”
[disponible en http://muhimu.es/educacion/videojuego-jugar-clase/]
En la anterior imagen se observan los datos de un estudiante de la clase de Física. El
alumno, Xavier Bouchtard, es un Curandero de Nivel 11, y forma parte del equipo ‘The
Grey Eagle Clan’. Vemos los puntos de vida (HP), los puntos de experiencia (XP)… y
también los poderes que ha conseguido reunir, entre otros: Protección, Emboscada,
Asalto, Equipo Médico… etc. Haber estudiado ha permitido a Xavier superar los tests y las
pruebas, consiguiendo de esta manera más puntos de experiencia, y ahora tiene una
serie de poderes que le permitirán avanzar en el juego y disfrutar de ventajas en clase.
Además de poderes, los alumnos también van recibiendo recompensas, como tener
menos deberes, poder acudir a una excursión, coger un libro de la biblioteca… etc. Los
puntos de experiencia (que permiten subir de nivel y ganar este tipo de premios) se
consiguen cumpliendo las tareas que manda el profesor, con buen comportamiento,
cooperando y trabajando en equipo… y también superando misiones y batallas.
En este tipo de eventos se enfrentan alumnos a través de sus personajes, y se compite
viendo quién acierta más preguntas. También existen los combates contra enemigos
poderosos a los que se puede derrotar si se contestan correctamente varias cuestiones
seguidas. La anterior captura de pantalla muestra un momento de estas batallas, donde el
alumno Silas Ewert tiene que hacer frente a un monstruo. ¿Sabrá cuál es el número de
Avogadro o perderá 10 puntos de vida?
En la siguiente imagen podemos ver el cuadro de clasificaciones para una clase de Latín.
Los nombres de los alumnos, en la columna de la izquierda, están borrados por
cuestiones de privacidad, pero se observa quiénes han conseguido más o menos puntos
a lo largo del curso. Hay algunos que han abusado de los Action Points, y otros que han
conseguido muchos puntos de experiencia ganando batallas, contestando bien a las
preguntas del profesor y realizando tareas en clase.
Toda esta información puede ser consultada por los padres y madres, que también
pueden participar en ‘Classcraft’. ¡Un motivo más para que los alumnos estudien!
Según los datos que facilitan los creadores de ‘Classcraft’, hasta un 88% de los
profesores observó mejoras en el rendimiento de sus alumnos, y un 98% aseguró que tras
utilizar la técnica de la gamificación el compromiso de los estudiantes había aumentado.
La clave está en la motivación a través de los logros en un videojuego que enganche a los
alumnos en términos de competición, cooperación y diversión. Está claro que el alumno al
que no le interesen los juegos de rol ni derrotar a magos o a elfos no encontrará en
‘Classcraft’ una herramienta estimulante, pero lo cierto es que se trata de una metodología
innovadora y curiosa que puede atraer a muchos estudiantes desencantados con los
métodos tradicionales de la docencia.
A través de las estrategias y metodologías que hemos visto en nuestro ensayo podemos
comprender que una de las claves para que los alumnos se motiven es hacer de los
contenidos curriculares algo atractivo. El papel del profesor es primordial en este sentido,
ya que es el encargado de diseñar qué y cómo se enseñará durante el curso. Para
conseguir un buen feedback del alumnado, el docente no debe limitarse a transmitir
conocimientos
Para motivar a los alumnos es importante también darles autonomía10, que conlleva a un
aumento de la confianza en sí mismos, de la independencia y de la experiencia. La
motivación está muy relacionada como hemos dicho durante el trabajo con la confianza y
la autoestima interiores de cada persona.
Hay que tener en cuenta también que las personas nunca actúan por un sólo motivo, así
que la motivación tiene un componente multifactual. En este sentido todos los autores que
hemos leído para este ensayo coinciden en que es mucho mejor superar la monotonía en
las formas de enseñar, y poner en práctica la variedad y la creatividad a la hora de
proponer tareas. Así se tienen más posibilidades de motivar a los alumnos, ya que no
todos se sentirán incentivados por las mismas actividades. Las que no motiven a unos
motivarán a otros, por ello hay que ir cambiando durante el curso. Esto requiere de una
gran implicación por parte del profesor.
En todo caso se ha demostrado que el aprendizaje significativo motiva más que el de tipo
memorístico o repetitivo, y es otra de las claves para mantener atentos y motivados a
nuestros alumnos. Hay que darle significado al aprendizaje.
Si los estudiantes interiorizan este tipo de ideas se conseguirá que entiendan el motivo
por el que necesitan aprender los conocimientos que el profesor les enseña. Aunque
pueda parecer una aproximación demasiado pragmática lo cierto es que es una buena
estrategia para mantener motivados a los estudiantes, lo cual supone el objetivo principal
del docente (por delante incluso del hecho de aprobar o adquirir los conocimientos
requeridos). La máxima prioridad es que el estudiante afronte el proceso de aprendizaje
con interés y motivación. Los resultados académicos vendrán a continuación de esa
predisposición del alumno.
Al fin y al cabo la motivación, como hemos dicho, es una de las muchas emociones que
experimentamos los seres humanos. Y como emoción ha de ser entendida y cuidada. Los
alumnos son personas que se están formando emocionalmente, en un momento de sus
vidas crucial. El profesor debe estar ahí como la figura de un guía, no como un problema
más que sumar a la larga lista de preocupaciones de los adolescentes. Trabajar las
emociones requiere trabajar en el plano más personal, y sólo así se consigue un
verdadero ambiente de trabajo en el aula. Toda mejora general comienza con una mejora
de nosotros mismos.
GÓMEZ CHACÓN, I.M. (2005) Motivar a los alumnos de secundaria para hacer
matemáticas, Instituto Superior de Formación del Profesorado [disponible en
http://www.mat.ucm.es/~imgomezc/almacen/pisa-motivar]
VIÑAS, M. (2011) “La sorprendente verdad de lo que motiva a los alumnos” [disponible en
http://www.totemguard.com/aulatotem/2011/12/la-sorprendente-verdad-sobre-lo-que-
motiva-a-tus-alumnos/, consultado el 5 de enero de 2017]
XLSEMANAL (Enero 2017) “La educación del futuro”, Revista XL Semanal, núm 1.525,
pp.12