Origen Del Monacato Cristiano

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Orígenes del monacato cristiano

1. Introducción
El monacato aparece como una forma de vida dentro del cristianismo solo a fines del
siglo III. Antes era solo un grupo de hombres dedicados a la vida solitaria, elección hecha
por voluntad propia. El monje (palabra del griego monos, que quiere decir solo o solitario)
era el hombre que vivía apartado de los demás.
El surgimiento del Monacato Cristiano es sin duda alguna una cuestión disputada, ya
que el motivo que originó su aparición no está claramente establecido. Ante esto es
preferible dar a conocer todas las hipótesis para así tener una visión de conjunto sobre el
posible móvil que dio origen al surgimiento del monacato cristiano:
Fundamentación Bíblica: Mateo 19:29 " Y todo aquel que haya dejado casas,
hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por
uno y heredara vida eterna".
El movimiento monástico surge como una incompatibilidad entre el cristianismo y el
mundo, como protesta ante el relajamiento de la vida cristiana.
Se atribuye el inicio del movimiento monástico a los cristianos que se refugiaron en
los montes y desiertos durante las persecuciones.
La vida monástica surge como sucedáneo del martirio. Se cambia el martirio físico
por un martirio general contenido en la forma de vida monástica, practicando la abstinencia
y el ayuno.
Otras razones más bien alejadas de lo cristiano serian: liberarse de la servidumbre,
de las deudas etc.
Ante esto lo más razonable es no dar una sola causa todo el peso que implica el
origen del monacato cristiano ya que lo más probable es que sea producto de muchas
razones. Sin embargo, si hubiese que atribuir el origen del monacato a una razón más
específica e imperecedera, esta razón seria el ansia de seguir a Cristo.

2. Antecedentes y orígenes del monacato cristiano


2.1 Orígenes del monacato cristiano
El monacato surge principalmente en las dos últimas décadas del siglo III y lo hace a
raíz de que algunos cristianos se desligan de su vida cotidiana, es decir de su familia, de
sus pertenencias, etc. Y se retiran a la soledad para llevar una vida de austeridad voluntaria.
Austeridad que se refiere a lo económico, alimentario, vestimenta, castidad, etc. En fin,
normas impuestas por ellos mismos con el objetivo de seguir el ejemplo de Cristo.
Por lo tanto el monacato cristiano representa un paso en la evolución de la vida
perfecta.
La vida monástica (en su forma inicial) aparece en varias de las mas importantes
religiones del mundo civilizado, lo que nos demuestra que es una reacción humana y
normal ante las aspiraciones morales y espirituales, ya que fue la enseñanza de Jesús la que
dio forma a esas aspiraciones, engendrando así la existencia del monacato.
«Históricamente, la vida monástica y las actividades próximas y dependientes de ella en la Iglesia
cristiana, se presenta desde principios del siglo IV hasta nuestros días como un impulso vocacional de
aquellos que desean dedicarse enteramente a una comprensión más profunda y una observación más
completa de los mandamientos y consejos de Cristo de las que se exigen a los que profesan
simplemente la religión cristiana. Este concepto de la vida cristiana vivida en diferentes intensidades,
es decir, por grupos o clases reconocidos, aunque nacida de la experiencia en otros aspectos de la vida
humana, ha sido y es aún materia de discusión.»
Es por tanto necesario hacer hincapié en que los orígenes del monacato cristiano no
obedecen a una sola causa, sin embargo el primitivo monacato identifica en gran medida la
imitación de Cristo encarnada en la idea del martirio.
El antiguo monje cree que con la imitación de Cristo puede cumplir de mejor manera
algunos de los imperativos del Evangelio como son la genuina aspiración a la perfección y
el verdadero amor a Dios. Siendo así resulta claro ver que el monaquismo cristiano en sus
orígenes se entendía a sí mismo como la realización de ideales cristianos de perfección y
representa un paso importante en la evolución de la vida perfecta que se practicaba en la
iglesia.
Cuando en las dos décadas finales del siglo III algunos cristianos de Egipto y de
Siria Oriental se desligaron de sus anteriores formas de vida en común en la familia y en la
comunidad cristiana y se retiraron a la soledad, lejos del contacto con los hombres, para
llevar una vida de voluntaria pobreza y de continencia sexual, quedo dado el primer paso
que, desbordando el temprano ascetismo cristiano, había de conducir al monacato
propiamente dicho.
Por otra parte hay que comprender que desde el principio de la vida cristiana, las
comunidades mostraban su respeto por los que elegían la virginidad y la castidad. Esta
opción se basaba en el ejemplo y en la enseñanza de Jesús:
Mateo 19: 21-30.
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en
el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de
los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un
rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién,
pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios
todo es posible. Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te
hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración,
cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que habéis seguido también os
sentareis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado
casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.»
Jesús exhorta a sus seguidores a dejarlo todo, a llevar una vida pura.
Para el siglo II y III, los testimonios son cada vez más numerosos sobre hombres y
mujeres que escogen el camino del ascetismo y de la castidad. A la motivación cristiana de
dejarlo todo por el reino de los cielos habría que añadir a los que escogen la castidad por
disgusto ante la inmoralidad del ambiente; para las mujeres, la virginidad podía ser una
manera de liberarse de la sujeción social que era el matrimonio.
Hay que tener presente que el monacato no se puede separar de la vida social, lo
esencial es tener noción de las reales razones que movieron a gran número de personas a
practicar algunas formas de ascetismo para satisfacer sus aspiraciones religiosas a partir del
año 270 aproximadamente.
Con la paz de la Iglesia, desaparece el martirio. El ser cristiano no conlleva ningún
riesgo y muchos empiezan a relajarse. Es así como algunos hombres desean llevar una vida
cristiana más fervorosa y alejada de las preocupaciones del mundo. Y se van al desierto, es
el origen del monaquismo.
2.1.1 Egipto: cuna del monacato cristiano
Casi no hay duda acerca del momento y el lugar de aparición del monacato en
Oriente. El lugar fue el bajo Egipto y el momento a finales del siglo III; específicamente la
Iglesia egipcia del año 271.
«En Egipto aparecieron las primeras grandes de figuras de monjes, universalmente admitidas y
propuestas como modelo. En Egipto se especificaron relativamente pronto las principales formas de
vida monástica –el anacoretismo y, sobre todo, el cenobitismo-, con perfiles nítidos, perfectamente
determinados. Por su número, sus proezas ascéticas, su discreción, su doctrina y sus virtudes, los
monjes de Egipto alcanzaron pronto gran celebridad: se escribe sobre ellos; se emprenden largas y
penosas peregrinaciones para visitarlos; se recogen avaramente sus dichos y hechos. A fines del siglo
IV es Egipto el país clásico del monacato, el paraíso de los monjes.»
Por consiguiente, se podría decir que el monacato es una auténtica creación del
Egipto cristiano. Ahí mantuvo con mayor rigor su total separación del mundo y casi no
intervino en el curso de la historia, salvo en controversias doctrinales, pero en lo que se
refiere a la vida política o económica el monacato no tuvo influencia.
Pero ¿por qué surgió el monacato precisamente en Egipto?
El clima y el terreno, en el sentido del desierto y la soledad son favorables. Por otra
parte, hay que tener presente que en Egipto permanecía una cultura milenaria, esto hace
que los cristianos aburridos de esa cultura huyan del mundo.
Pero si queremos dar una razón más positiva ésta tendría que estar enmarcada en el
ámbito de la creencia o expectativa del más allá, esta actitud espiritual y religiosa básica,
de la que tantas generaciones se habría nutrido, era altamente apropiada para albergar y
hacer fructificar las vocaciones cristianas.
En pocos decenios, regiones del alto Egipto muy alejadas de los grandes
asentamientos humanos (llamadas más tarde la Tebaida por referencia a su centro
geográfico, Tebas) y la zona del desierto de Nitria al sudoeste de Alejandría, se vieron
pobladas por numerosos hombres que construían chozas o alojaban en cuevas,
demostrando así que el desierto de Egipto era el ambiente propicio para el inicial desarrollo
del monacato cristiano.
Por otra parte, la situación económica y política contribuyó de cierta manera al éxito
del monacato en Egipto. Pero la vida monástica en el desierto es demasiado dura para que
resulte soportable a hombres sin fe. Lo que realmente explica este éxito es el misticismo
ardiente y el modo heroico de soportar el sufrimiento. «Resulta natural que en un pueblo
cristiano de tales características floreciera exuberante la vida religiosa. El monacato fue en
Egipto no sólo un fruto de la sabia y helenista Alejandría, sino del sencillo y ardiente
pueblo copto. Fueron estas gentes rústicas, sin educación, las creadoras de las formas
monásticas más probadas, los que proporcionaron a la Iglesia el paraíso de los monjes que
fue Egipto a lo largo de los siglos IV y V.»
Es así como Egipto a partir del siglo III se va transformando en la cuna del monacato
no, las condiciones naturales son propicias, los hombres buscan la soledad.
Egipto y su desierto logran entregar lo que los hombres anhelan.
2.2 Variedad de formas del monacato
Sería imposible representar la vida monástica en Egipto como un todo homogéneo.
Surge sin duda alguna como una manera de seguir a Cristo, pero esa manera no es
uniforme.
El monacato cristiano en Oriente se dará de diversas formas:
2.2.1 El ascetismo primitivo
Este ascetismo está caracterizado por la exagerada austeridad que se imponían los
cristianos, tanto hombres como mujeres. Estos ascetas no se alejaban de su comunidad,
sino por el contrario, permanecían en medio del mundo, con sus familias y participaban en
la vida común de la sociedad. Solo a fines del siglo III los ascetas empezaron a retirarse al
desierto.
Es importante tener en cuenta que la espiritualidad de este grupo está enmarcada en
el valor que ocupa la persona de Cristo. Jesús no es para estos hombres un ideal abstracto,
ya que la estrecha unión con El y su presencia entre ellos las permitirá perseverar en la
humildad, en la perfecta pureza; con la ayuda de Jesús rechazarán todo el mal que se
encuentre en este mundo.
Los ascetas practicaron austeridades que conducían a la más alta mortificación, el
ayuno estaba establecido para los días miércoles y viernes, pero muchos ascetas
aumentaron dichos ayunos y agregaron otros tipos de abstinencias. La oración tenía una
especial preponderancia en las Vigilias; estas tenían lugar cada semana en la noche del
sábado al domingo. Estas vigilias estaban compuestas de lecturas bíblicas, homilías,
salmos y oraciones. Ascetas y vírgenes, siguiendo la costumbre Judía se hacían el deber de
orar en la mañana, al mediodía y por la tarde. Habitualmente oraban de rodillas, salvo en
Pascua que lo hacían de pie como signo de gozo por la resurrección del Señor.
Hay que recordar que durante los tres primeros siglos las persecuciones fueron casi
permanentes y esto hacia que la vida cristiana fuera dura y penosa, por lo cual debían
fortalecer la "paciencia". Paciencia en el sentido etimológico de la palabra es la capacidad
de padecer, patior , los males y sufrimientos de esta vida, con constancia y resignación, ya
que la recompensa será una gloria incomparable. Mediante la paciencia se prueba la fe, el
hombre se desprende de los bienes del mundo y se es capaz de soportar las injurias; la
paciencia mitiga el dolor de las penas y apaga el deseo de venganza, a la vez que da fuerza
y coraje.

2.2.2 Las colonias de solitarios


Contrario a lo que podría creerse, lo normal era que los solitarios vivieran cerca unos
de otros ya que la vida en el desierto era penosa y difícil, algo tan elemental como los
alimentos no es fácil procurárselos, por lo cual permanecían estos hombres relativamente
cerca para así poderse ayudar.
Lo habitual entre este grupo de hombres era reunirse en torno a un hombre que
estuviese más preparado en lo espiritual y así era como se convertían en una hermandad de
solitarios, en la que celebraban juntos la Eucaristía. Tal es el origen de las colonias de
ermitaños, de las que hubo muchas en Egipto.
«Las más celebres se encontraban en el norte, no muy lejos de Alejandría. Eran las de Nitria, Escete y
las Celdas. En buena parte, eran famosas por ser las más fáciles de visitar y, de hecho, las más
visitadas. Es muy posible e incluso probable que en otras partes del inmenso país hubiera otras
colonias eremíticas tan virtuosas y edificantes, de las que nada o casi nada sabemos. Pero es muy
cierto también que en las tres colonias mencionadas vivieron anacoretas dignos de todos los elogios,
como Ammón, los dos Macarios, Pambo, Pablo el simple, Poimén, Sisoes, Arsenio, Evagrio.»
Es interesante ver como la vida de Macario, conocido también como San Macario de
Egipto o Macario el viejo fue ejemplo para muchos otros solitarios.
Al poco tiempo de retirarse e iniciar su vida de solitario, sus virtudes le atrajeron
imitadores y fue así como se formó la primera agrupación monástica de Escete, bajo la
dirección de Macario. Macario se distinguía por su discreción, sus sermones e
instrucciones. Él era sacerdote, lo cual no era imprescindible para llevar una vida de
solitario, pero esto le valió para tener gran llegada con sus seguidores. Macario organizo la
primera colonia de Escete y luego se marchó a unos veinte kilómetros de distancia, en
donde murió al poco tiempo. Lo que no impidió que en ese lugar se juntaran muchos
solitarios y formaran otra colonia.
Esta forma de monacato estaba basada en la concepción anacorética y constituía una
comunidad cooperativa de solitarios.
En el centro de las colonias generalmente se levantaba una iglesia, cuyo sacerdote,
anacoreta como los demás, gozaba de cierta autoridad.
Lo más conveniente para los solitarios era agregarse a una de tantas colonias
anacoréticas que existían en Egipto, ya que les solucionaba muchos problemas tanto de
orden material como espiritual.
2.2.3 Las ermitañas
Las mujeres no estuvieron ajenas a este tipo de vida. Ellas dejaban la ciudad y su
familia para encerrarse en algún sepulcro, recibiendo por una ranura los alimentos
necesarios para su subsistencia.
Otras mujeres, asustadas por los peligros del desierto permanecían encerradas en sus
casas. De más resta decir que su ideal era la virginidad, mediante esta y la oración
permanente pretendían seguir a Jesús.

2.2.4 San Antonio y el Anacoretismo


La forma temprana y más concreta del monacato cristiano en Oriente fue realizada
por los anacoretas, aquellos cristianos que a partir de la segunda mitad del siglo III, en
número rápidamente creciente, añadieron al ascetismo practicado hasta entonces dentro de
la comunidad cristiana la separación permanente de la familia y la comunidad.
También se debe mencionar la existencia de un grado intermedio entren ascetismo y
anacoretismo, es decir, el caso de ascetas que se retiran pasajeramente a la soledad, es así
como el ascetismo cristiano primitivo condujo a la anacoresis en las cercanías del pueblo
natal, pero en el fondo se luchaba por una forma todavía más rigurosa de eremitismo en el
desierto egipcio.
Una vez que en algunas zonas se fueron acumulando residencias de ermitaños,
fueron surgiendo agrupaciones de anacoretas, uniones algo débiles en la que los solitarios
se reunían en torno a un monje de prestigio que fuera su consejero y padre espiritual,
aunque sin que le correspondiera tal cargo, este monje asumía el papel de superior o Abad.
Estas agrupaciones de anacoretas, que generalmente eran un número considerable, vivían
cada uno en su propia casa o habitación.
— No se puede hablar del anacoretismo sin hablar de Antonio:
Antonio nace al sur de Menfis el año 251 aproximadamente. Perteneciente a una
familia cristiana, a los 20 años siente el llamado de Dios: vende todo y su fortuna la reparte
entre los pobres. Se pone bajo la dirección de un anciano asceta quien le entrega las
"armas" necesarias para llevar una vida según el ejemplo de Jesús.
Antonio en la primera fase de su existencia anacorética, en la que moraba todavía en
las cámaras sepulcrales del cementerio próximo a su pueblo natal podemos encontrar
rasgos esenciales del monaquismo egipcio: oración, trabajo manual y lectura de las
Sagradas Escrituras.
Esto era como lo básico, pero a los monjes de mayor experiencia se les planteaba
una cuestión difícil de eludir: la lucha con el demonio. Que era en definitiva una lucha
contra los poderes hostiles a Dios, que debe superarse mediante la fe.
Ya que en la terrible soledad del desierto está el hombre expuesto con mayor rigor al
asecho del diablo y es ahí donde se enfrenta a él y da la mejor prueba de su monaquismo.
Luego Antonio se internó en el desierto y vivió durante veinte años en un fuerte
abandonado.
«Cuando se decide a salir del largo retiro, la vida eremítica se desarrolla en torno a él. Un gran
número de "monasterios" (o sea, de celdas, habitada cada una por un solitario) se fundan y él es como
su "padre". Realiza curaciones físicas y morales. Y da a sus monjes una enseñanza que consiste sobre
todo en saberse guardar del demonio, su táctica y engaños.» (5)
Como vemos la lucha contra el demonio es algo permanente en el desierto y pone a
prueba la preparación y fe del monje, ya que es un asunto de fe combatir las tentaciones
demoníacas.
Antonio murió a los ciento cinco años, el 17 de enero del 356. Antonio es el padre y
modelo de los anacoretas del desierto.
Hay que tener en cuenta que en Egipto el desierto está al alcance de todos y es lógico
que se retiren a él los que quieran separarse de la sociedad, ya que el desierto es la dura
realidad que sirve de teatro al ideal monástico, el desierto es el lugar en donde no solo
físicamente se junta el cielo con la tierra, es el lugar donde el ser humano se hace ángel o
demonio, y además ofrece la "infraestructura" necesaria, como son las sepulturas de la
época faraónica, es ahí donde se van los hombres que quieren llevar una vida alejada del
mundo.
Estos hombres pertenecían mayoritariamente a las clases bajas de la sociedad
egipcia, pocos eran los procedentes de la clase media, y todavía menos los salidos de las
capas superiores.
Estos monjes pertenecían a un mundo rudo, ingenuo, talvez un poco inculto. La
mayoría no conocía el griego, hablaban, leían y escribían en copto, claro que muchos ni
siquiera sabían leer y escribir, por lo tanto no es extraño que estos monjes sintieran
desconfianza ante discursos intelectuales, aunque tuvieran una base teológica.
Para ellos su religión, su forma de vida era simple, practica. Ellos daban mayor
importancia a la vida cotidiana que a las especulaciones sobre esta, deseaban avanzar en el
camino de la perfección más que analizar estas etapas. Esta era la manera en que pensaban
y actuaban la mayoría de los anacoretas egipcios.
Otro aspecto que hay que dejar bien claro al tratar sobre la identidad de los
anacoretas es su condición de laicos, el sacerdocio entre ellos era algo poco común ya que
significaba abandonar la soledad, su estado monástico. Por lo tanto el sacerdocio no era
masivo entre los monjes, por las razones anteriores y porque solo se dedicaban al
sacerdocio los monjes más instruidos.
2.2.5 La vida del monje en el desierto
No es una vida de completo reposo, es una lucha, una vigilancia continua contra las
agresiones del demonio. Los espíritus del mal están esparcidos por todas partes y son como
los seres humanos en el sentido que cada uno tiene su propio carácter y sus intenciones.
Además como todo hombre tiene su ángel bueno, debe cuidarse de su ángel malo, el cual
está esperando el momento propicio para hacerlo caer.
Por lo tanto el monje, el cual está en el camino de la perfección debe luchar contra
los ataques del demonio, el cual se manifiesta en forma de tentaciones.
En la bibliografía se hace mención al llamado "demonio del mediodía", quien
representa a la tentación que surge precisamente a esa hora del día, es en el fondo la
tentación más fuerte para los monjes, representada por una ansiedad terrible que hace que
el monje reniegue contra su forma de vida.
«Cuando este demonio se apodera del alma infortunada, le inspira horror por su vida,
disgusto por su celda, desprecio y desestima de los hermanos que habitan con él o cerca de
él, teniéndolos por negligentes y poco espirituales. Lo vuelve flojo y perezoso para todos
los trabajos que debe hacer en su celda. No le permite ni permanecer en la celda ni
aplicarse a la lectura. El monje se lamenta frecuentemente del poco progreso realizado
después de tanto tiempo que habita en ella, de los magros frutos espirituales que puede
esperar mientras esté en compañía de tan mediocres hermanos… podría dirigir, servir a
otras almas ¡y no forma a nadie, no consigue beneficiar a nadie con su dirección y su
ciencia!
Alaba a los monasterios que están lejos del suyo. Habla de ellos como de lugares
donde el progreso y la salvación son mucho más fáciles de obtener; describe el encanto el
provecho espiritual que se siente viviendo con los que los habitan. Por el contrario, todo lo
que tiene a mano está lleno de amargura.»
En esta cita se ve en forma clara lo que representa el demonio del mediodía, y hace
que el monje pierda toda esperanza incluso puede hacer surgir pensamientos pecaminosos
en él.
Para estas manifestaciones demoníacas o tentaciones el monje debía estar preparado.
Conocer las Sagradas Escrituras y practicar fervorosamente la oración eran formas de
combatir estos embates del mal. Pero eso no es tan fácil ya que el camino que ha de
recorrer para lograr la perfección, la similitud a Jesús, es muy largo y duro.
Está en las manos del monje procurarse la defensa contra las agresiones demoníacas,
el monje con la pureza de corazón que ha ido adquiriendo, con la tranquilidad de espíritu
puede ir aplacando las tentaciones.
Otra forma de mantener las tentaciones alejadas son mortificando el cuerpo, la vía
más común eran los ayunos excesivos, con los cuales pretendían una prudencia en todo
sentido, aunque fuera atentando contra su propia salud.
Así se daba la vida del monje en el desierto durante los primeros siglos del monacato
cristiano. Diversas formas de alcanzar la perfección, pero todas encaminadas hacia un
único objetivo, que era lograr una vida parecida a la de Jesús.

3. El Cenobitismo
3.1 Pacomio, el hombre y el monje
Hombre de origen pagano, Pacomio, cuyo nacimiento se sitúa en la Tebaida superior
hacia el año 292, es sin duda alguna el fundador del monaquismo cristiano, al ser el
inaugurador de la vida cenobítica, de la vida común.
Pacomio como es lógico no nace con la idea de crear una institución innovadora, ni
con un espíritu cristiano, por el contrario, Pacomio era un egipcio común, reclutado por el
ejército Romano, a quien gracias a este hecho la vida en adelante le sería muy distinta.
«Tenía unos veintitrés años cuando fue alistado a la fuerza en el ejército imperial. En la ciudad de
Tebas, primera etapa del convoy en el que iba, conoció a unos hombres que acudieron a avituallar y
consolar a los reclutas que tan de mala gana se veían obligados a servir bajo estandartes extranjeros.
Profundamente conmovido por tanta caridad, Pacomio indaga que sus bienhechores son cristianos.
Este hermoso ejemplo le inspira una decisión muy generosa: hace voto de consagrarse al servicio de
sus semejantes si logra librarse de la milicia. Poco después y contra toda esperanza fue licenciado. No
olvido Pacomio su promesa. En Shenesit o Chenoskobion (Kar-es-Sayad en la actualidad), población
profundamente cristiana, se hizo instruir y bautizar.» (7)
El bautizo e instrucción de Pacomio, como es de suponer no eran suficientes para
transformarlo en el Padre del cenobitismo, el camino se había iniciado, pero era un largo y
no menos difícil camino.
Años más tarde, tal vez dos o tres, Pacomio se pone bajo la guía de Palemón, quien
dirigía espiritualmente a un grupo de anacoretas, de él recibe las primeras enseñanzas:
oración, lectura de las santas Escrituras, trabajo etc.
Pacomio y Palemón llevaron una vida muy austera, solo comían pan y sal, y otros
alimentos ligeros. Su tiempo estaba dedicado a la oración en forma casi exclusiva, llegando
a no dormir.
Luego de permanecer siete años con Palemón, Pacomio decide abandonarlo.
«Dotado de una gran intuición y sentido práctico, se dio cuenta muy pronto de los peligros y
arbitrariedades a que se encontraban expuestos los eremitas. Sintió en su alma una clara inspiración
que le arrastraba a dedicarse a ayudar a esos buenos monjes, llenos casi siempre de la mejor voluntad,
pero con una inexperiencia y carecía de medios superlativa. Había que trabajar las almas humanas
para presentarlas puras a Dios. Esa era su vocación.» (8)
Su vocación era servir, ayudar a los demás, y durante los años de estadía con
Palemón se dio cuenta que su misión no iba a ser posible en su totalidad.
Así fue como inicio su caminata, la cual finalizaría en Tabennisi, una aldea
abandonada, en donde decide construirse una celda para vivir. Aquí iniciaría su primera
comunidad.
Aunque él ánimo de Pacomio fuera elevadísimo, hay que entender que los
comienzos de esta vida no le serían tan fáciles, hay que imaginar que el solo hecho de la
construcción de una celda era tarea complicada para un solo hombre.
¿Cómo iniciaría su comunidad Pacomio? Sería fácil pensar en Pacomio reclutando
gente, tal vez sirviéndose de un discurso cristiano sobre salvación, bondad, los beneficios
espirituales de una vida comunitaria u ofreciendo su ayuda para la salvación de las almas.
Pero realmente no fue así.
El primero en unirse a Pacomio fue su hermano Juan, con el cual inició la
ampliación general del local.
Poco a poco comenzaron a llegar hombres de poblados cercanos para unirse a esta
incipiente comunidad. Los primeros en llegar no eran los candidatos adecuados, eran
soberbios, insolentes, no acataban las normas de la vida común y Pacomio se vio
enfrentado a la decisión de expulsarlos.
Luego del primer intento Pacomio no desiste, recibe nuevos discípulos, pero a estos
les exige aparte del bautismo la renuncia total de todos sus bienes, para evitar así cualquier
conflicto.
La idea es que todos estén en igualdad de condiciones y los bienes que pudiesen
poseer no fueran motivo para problemas dentro de la comunidad. Todo debe ser de todos.
Así Pacomio inicia a tientas su organización. De ahora en adelante se verá
enfrentado a todos los problemas que implica una organización, ya que en la vida
comunitaria todo deberá ser reglamentado para evitar conflictos y arbitrariedades.
El primer problema fue la mantención de la comunidad. En los inicios fue necesario
que los monjes salieran a trabajar fuera del recinto en que vivían para lograr su sustento,
Pacomio se limitaba a administrar los salarios para que nada faltara en la comunidad y
hacer las tareas propias de aquella vida, de la vida doméstica que él debía manejar.
«Pero este sistema – Pacomio no tarda en verlo- es incompatible con el recogimiento y la disciplina.
Cuando la afluencia de los monjes aumenta en proporciones insospechadas, la organización resulta
prácticamente insostenible, impracticable. Hay que pensar en un nuevo régimen. El Apa comenta las
dificultades con los ancianos de la colonia, y se decide a implantar en su organización un sistema
autárquico. Tres monjes se comprometen a observar las Reglas que redacte. Y comienza la segunda
etapa. Esta nueva estructura es más lograda, mucho más perfecta.» (9)
Debido a los problemas e inconvenientes que producía el trabajo de los monjes fuera
de la comunidad, Pacomio opta por cambiar el sistema de trabajo y es así como instaura los
gremios de trabajo dentro del monasterio o cenobio, equilibrando el trabajo con las horas
de oración y lectura divina.
Así por fin Pacomio inicia la reforma del Anacoretismo, tratando de establecer una
verdadera comunidad monástica, en que todo está dividido equitativamente apoyándose en
la Regla, la cual ira redactándose poco a poco, según las necesidades que él vea.
En todo esto Pacomio no podía estar solo, la dirección y manutención de este tipo de
vida era imposible que estuviese a cargo de un solo hombre, es por tanto que Pacomio se
hace asesorar por los hombres más ancianos de la comunidad, el no pretendía ser un
dictador, sino un buen guía para todos sus hermanos.
La experiencia le había enseñado que un grupo de gente llevando una vida común no
lo era todo, se necesitaba más y es por eso por lo que Pacomio comienza a escribir su
Regla, con el objeto de ordenar y reglamentar esa vida común.
Pacomio condujo a los hombres que se reunieron en torno a él a una alta perfección,
sobre todo dándoles un ejemplo de fervor.
Hacia el año 320 Pacomio dio comienzo al primer gran cenobio o monasterio de vida
común.
«Dos rasgos del pacomianismo que fácilmente podían representar un peligro para el propio ideal,
llaman ya aquí la atención. En primer lugar lo numeroso de la comunidad, que seguramente
comprendía algunos centenares de monjes. Esto no podía menos que dificultar o poner en contingencia
a la larga el quehacer del abad, que debía ser padre y director espiritual de todos sus monjes. En
segundo lugar, la planificación económica de la gran explotación conventual conducía como por su
propio peso a la adquisición de importantes posesiones y finalmente a la riqueza y al poder económico,
que acabaría por poner en peligro el ideal de la pobreza.» (10)
Pacomio vino a ser el fundador del cenobitismo, no exento de problemas en su
organización y dirección no ha dejado dejar de existir desde entonces y seria precisamente
el que habría de proporcionar al monaquismo cristiano su profunda influencia religiosa y
cultural.
3.2 El monasterio pacomiano y la vida dentro de el
Tabennisi fue el primero, pero no el único monasterio Pacomiano, el grupo de
hombres inicial con el tiempo fue creciendo de una manera insospechada, motivo por el
cual se vio la necesidad de crear otros monasterios.
«Este tipo de monasterio estaba formado por un vasto recinto, rodeado por un alto muro de clausura.
En él estaban diseminadas una serie de casas y cada una de ellas comprendía una veintena de
religiosos. Cada religioso tenía su celda. Más tarde, tres monjes compartirían de ordinario la misma
celda. Una iglesia, un refectorio, una cocina, una despensa, un patio o un jardín, una hospedería para
los forasteros, completaban la disposición del monasterio.» (11)
Esto nos demuestra que el monasterio era un lugar sencillo, con las dependencias
necesarias para vivir y atender a los que lo requiriesen en forma cómoda.
Todo el recinto estaba rodeado por un muro de clausura, lo cual no era nada
extraordinario para la época ya que la bibliografía hace mención a que todos los poblados
estaban rodeados por una valla con una sola puerta, por lo tanto los monasterios (en el
contexto del paisaje) no se veían tan distintos de los pueblos, lo que los tornaba un lugar
accesible para forasteros y hombres que deseaban iniciar una vida retirada.
Todos los monasterios Pacomianos estaban supeditados a un superior, el cual tenía
por misión organizar la vida dentro del monasterio, cada casa de monjes tenía una labor
especifica que cumplir dentro del monasterio, por lo cual ninguna actividad quedaba al
azar y así se aseguraba el integro funcionamiento de la comunidad.
3.3 Ejemplo de la jerarquía dentro del monasterio
• Superior local
• Vicario o Segundo
• Ecónomo local (a cargo de la economía doméstica)
• Prepósito o Prefecto (en cada casa y luego un Segundo)
• Nebdomarios (semaneros elegidos por turnos)
Bajo esta jerarquía el monasterio no tendría ningún problema de administración y
además desaparecía "la polémica" por la necesidad del trabajo para el monje. Ya que antes
de la institución Pacomiana algunos guías espirituales afirmaban que la vida del monje era
como la de los ángeles, basada en la oración permanente y el ayuno, alejándose de los
problemas terrenales (como lo sería el trabajo).
La función de cada uno de los superiores era definida, su labor esencial era servir,
ser servidores de sus hermanos, no imponer disciplina sin amor, ya que la idea del
monasterio Pacomiano era la comunión fraterna de todos sus integrantes.
El ingreso al monasterio no significaba grandes pruebas a los postulantes,
generalmente eran pocos los hombres rechazados, solo se les pedía la renuncia total al
mundo y desear fuertemente la vida comunitaria, no se requería un largo noviciado ni nada
parecido, ya que Pacomio tenía por objetivo acercar a los hombres a Dios.
Con esto se demuestra que el ingreso y la vida en la comunidad no presentaba
grandes dificultades debido a que Pacomio con su experiencia había planificado y
posteriormente reglamentado la vida en la comunidad.
Como se ha expuesto anteriormente, la planificación de la comunidad y sus
edificaciones eran sencillas pero funcionales, ya que así se aseguraba el adecuado
funcionamiento del monasterio.
(12) «En líneas generales, Pacomio había organizado así su congregación:
Instalaciones: Cada monasterio estaba cercado de una empalizada. Dentro de ella
se levantaba la colonia monástica, "el poblado". En el centro se construían las grandes
dependencias comunes: iglesia, sala de reuniones, cocina, refectorio, hospedería. Entorno a
ellas se veían otras muchas construcciones más pequeñas. Eran las "casas", las
habitaciones de los cenobitas.
Comunidad: Estos se encontraban repartidos en equipos de trabajo. Cada casa
correspondía a un gremio diferente: casa de los agricultores, de los tejedores, de los
zapateros… En cada una vivían de 10 a 20 monjes. Cada uno ocupaba su celda. (Cuando la
comunidad aumento insospechadamente, cada celda era habitada por tres religiosos). Al
frente de cada "casa" había un jefe de equipo –el prepósito- y un "segundo". Cada tres o
cuatro "casas" formaban una tribu.
Administración: En cada "poblado" había un ecónomo que sobre visaba el
material y el rendimiento del trabajo. La "casa" de los barqueros – individuos
seleccionados por su fidelidad y virtud - aseguraba las relaciones comerciales, las ventas y
compras. Las compras consistían, sobre todo, en sustancias y hierbas medicinales, y en
materias primas para el trabajo. Como elemento de producción tuvo gran éxito el trenzado
de cestas y esteras con juncos del Nilo.
Régimen interno: Los servicios domésticos- cocina, limpieza, portería, dar las
señales para el rezo, transmitir órdenes…- se hacían por turnos. Cada tres semanas una
"casa".
Vestido: El vestido de los monjes consistía en una túnica blanca –el rathou- un
cinturón, una piel curtida de cabra y un mantelete con capuchón.
Gobierno: Al frente de cada "poblado" había un superior, el apa. Y el archimandrita
gobernaba toda la congregación. La koinonia. La residencia generalicia estuvo primero en
Tabennisi, pero más tarde fue trasladada a Pbow, aunque siguió llamándose: "Koinonía de
Tabennisi".
Es así como Pacomio organiza su comunidad, luego de su primer intento ya posee la
experiencia necesaria, por eso va creando las dependencias requeridas para vivir y trabajar
en forma adecuada, el monje debe ser un verdadero guía y educador para los otros monjes
y para los hombres en general.
Debido a esto el primer paso del monje recién ingresado a la comunidad era el
bautismo, considerado la puerta de ingreso a la vida monástica, luego vendría la educación,
aspecto de suma importancia para la trayectoria del monje en la comunidad. El saber leer
era fundamental, ya que el monje se formaba con la meditación de la Biblia. El hombre
analfabeto que sé hacia monje era sometido a un largo proceso de aprendizaje, además
cada monasterio tenía una biblioteca, donde los monjes más ancianos se encargaban de
instruir a los analfabetos.
La vida diaria del monje Pacomiano se dividía entre la oración, meditación, trabajo y
descanso. El sistema instaurado por Pacomio era totalmente factible de efectuar, ya que
dejaba de lado todas las mortificaciones innecesarias, comúnmente practicadas por los
anacoretas de la época.
En su sistema estaba todo previsto, incluso las comidas, las que según la bibliografía
eran por lo menos una al mediodía que consistía en verduras crudas, queso, pescado, higos,
dátiles, y otra más escasa en la noche. La comida del mediodía era en el edificio principal y
era compartida por todos.
Todos ayunaban dos veces a la semana, los miércoles y los viernes, salvo los más
austeros que hacían ayuno voluntario otros días de la semana.
En el monasterio sé tenía especial consideración con los enfermos y con los
huéspedes. Para ellos disponían de dependencias especiales para atenderlos, enfermería y
hospedería contaba con monjes para atender a quien lo necesitara.
Una característica del monasterio Pacomiano era que los trabajos no eran asignados
de manera obligatoria a los monjes recién ingresados, por lo general se les respetaba el
oficio que tenían y en eso trabajaban dentro del monasterio.
Luego de conocer las características del monasterio es fácil comprender el porqué
del gran número de adeptos.
«Los miembros de la koinonia llegaron a ser una multitud que pesaba enormemente sobre los hombros
del Santo. Cierto que las cifras que nos dan los diferentes autores no concuerdan, ni la mayor parte
corresponde a los años en que vivía Pacomio. En vida de éste se llegaron a fundar nueve monasterios,
uno de los cuales, Pbow, contaba con unos seiscientos monjes hacia 352, es decir, seis años después de
la muerte del santo. El mismo documento que nos ofrece la cifra anterior asegura que, para la
celebración de la Pascua se reunieron más de dos mil Pacomianos. El imaginativo Paladio afirma que
San Pacomio fue archimandrita de tres mil monjes; en otro lugar de la misma obra, calcula era unos
siete mil; Casiano nos habla de cinco mil; Sozomeno también de cinco mil, y San Jerónimo nada menos
que de cincuenta mil… Ante tal variedad de cifras, parece que la única conclusión que se pueda sacar
es que la Koinonia llego a ser muy numerosa y que ya lo fue en la vida del fundador.» (13)
Estos antecedentes, aunque no concuerdan quizás con la realidad numérica de la
Koinonia Pacomiana, dan una muestra de lo numerosa que llego a ser esta institución, el
original Tabennisi tuvo que crecer y expandirse a otros lugares, ya que eran muchos los
interesados en pertenecer a esta comunidad.
Pacomio tal vez no dimensionó cuando decidió convertirse al cristianismo y
dedicarse a la vida solitaria la magnitud de las repercusiones de su decisión en la vida de
muchos hombres y mujeres.
Así Pacomio sin tener la idea original de crear una institución de tal envergadura, fue
el iniciador de una comunidad que quizás se convertiría en la institución madre de muchas
otras.
La comunidad de los Pacomianos no consistía solo en la separación del mundo y en
la renuncia a los bienes, implicaba máximas más elevadas: "Todo deben ser una ayuda para
ti, tú debes ser de provecho para todos", ahí radicaba la esencia de la Koinonia, una
verdadera comunidad de hermanos, por lo cual eran severamente castigadas las faltas
contra otros miembros de la comunidad.
La propiedad del monasterio, asunto importante para la mantención de la
comunidad, venía a ser "propiedad de Cristo", por lo cual los monjes no disponían
libremente del terreno, sino conforme a la obediencia, a las leyes emanadas de un superior,
las cuales iban en beneficio de todos.
3.4 La Regla Pacomiana
La Regla es una compilación de normas, preceptos o leyes que tiene por finalidad
reglamentar la vida de la comunidad. La Regla escrita por Pacomio tiene netamente ese
objetivo, regular mediante ciertas normas la vida dentro del monasterio, esta idea en
Pacomio no surge inmediatamente, sino que poco a poco, ante la visible necesidad de
mantener el orden y la buena convivencia.
«Es una regla bien curiosa la de San Pacomio. Su comparación con cualquiera de las reglas
monásticas siguientes, el mismo desorden en que se suceden sus preceptos, prueba que nació de la
práctica, de la vida. Lejos de haber sido dictado por un ángel, como pretende cierta tradición,
representa la acumulación de preceptos emanados de un superior en el decurso de una larga
experiencia, y es claro que diferentes secciones representan añadiduras al cuerpo primitivo, como lo
prueban, entre otras cosas, las frecuentes repeticiones. Esto hace pensar que tales reglas son una
compilación de ordenaciones dadas por varios superiores, esto es, no sólo por San Pacomio, sino
también por sus sucesores inmediatos» (14):
Esta regla tiene muchos objetivos, aparte de los ya mencionados también está el
terminar con las atrocidades que cometían los anacoretas y cenobitas para lograr una mejor
vida o una consagración.
Estos hombres llevaban vidas rigurosas, donde el frecuente y casi permanente ayuno
era cotidiano.
Pacomio con su regla pone fin a todo esto, es en cierta manera una renovación de las
antiguas costumbres de los monjes. Pacomio en su regla dicta normas para todo, desde la
vida cotidiana dentro del monasterio hasta el castigo para los monjes desobedientes.
La regla no era tan austera ya que Pacomio debía evitar todo tipo de exageraciones
dentro de su comunidad, pero, aunque mantuviera una cierta austeridad, dejaba un margen
de libertad a los monjes, por ejemplo, en el caso de las comidas, a los más ancianos se les
permitía ayunar en forma más frecuente. Así la regla va cumpliendo dentro del monasterio
una función ordenadora, reguladora y legisladora, para así poder lograr el objetivo de
Pacomio, ser una verdadera comunidad de hermanos.
Según Paladio en su obra Historia Lausiaca, la regla fue dictada a Pacomio por un
ángel, el cual instruye a Pacomio para que dejara la vida solitaria y se convirtiera en padre
de otros monjes.
Esto como es de suponer es parte de la tradición y no de la realidad, ya que la regla
debió ser escrita durante el transcurso de los años y a medida que se veían nuevas
necesidades de normar y regular la vida común.
La regla fue escrita en copto, en su versión original. Posteriormente, en la segunda
mitad del siglo IV San Jerónimo realizó una traducción al latín, la que sirvió para que la
regla de Pacomio perdurara y pudiese servir de guía a reglas posteriores.
Es así como Basilio hace uso de ella para elaborar su propia regla.
Este código se fue componiendo de a poco, los preceptos ahí establecidos se fueron
acumulando a lo largo de la experiencia práctica de Pacomio.
La importancia de la regla de Pacomio consiste en haber colocado una base
económica y espiritual para la vida común, la cual es sustentada por la obediencia, castidad
y pobreza.
3.5 Basilio y la reforma del cenobitismo
La vida religiosa comunitaria en la soledad pasa de Egipto a Palestina y Siria y fue
sobre todo Basilio el Grande quien mediante su actividad y sus reglas aseguró su victoria
definitiva en Oriente frente al ascetismo libre y personal.
Basilio nació en Cesaréa de Capadocia en el año 329 aproximadamente, recibió una
educación profundamente cristiana.
En el año 357 inició un viaje a través de Oriente con la intención de visitar a los más
famosos solitarios y estudiar la vida monástica donde quiera que surgiese.
Al regresar a su patria se instala cerca de Neocesarea frente a Annesi, donde en
compañía de algunos ascetas agrupados al redor de él llevo una vida de mortificación.
Durante esos años comprobó y perfecciono las ideas que se había formado a lo largo
de sus viajes de investigación sobre la vida monástica.
Basilio luego de su viaje por Oriente logra un conocimiento sino total, parcial de la
situación que viven los monjes o mejor dicho los diversos grupos de monjes.
Al no ser Basilio monje de una determinada agrupación mantiene una cierta
imparcialidad ante lo que conoce y estudia, por lo tanto sus reformas tienen el peso natural
que implica un estudio serio sobre la forma de vida que están llevando los monjes de
Oriente.
«Por otra parte, las organizaciones pacomianas exigían, según él, profundas enmiendas. Cada
monasterio contenía un número excesivo de monjes. Excesiva era también la libertad otorgada a las
mortificaciones particulares, lo cual favorecía las proezas vanidosas y complicaba terriblemente el
común régimen alimenticio. Los praepositi, colocados entre el superior y los monjes acaparaban una
porción muy grande de autoridad. Por último, las sanciones que amenazaban a los monjes culpables -
el látigo, régimen a pan y agua...- le parecían demasiado brutales.» (15)
Así Basilio, al conocer el funcionamiento de los monasterios pacomianos decide
hacer cambios para evitar excesos. Por lo tanto se podría decir que Basilio hace lo mismo
que Pacomio en el sentido de reorganizar las instituciones existentes. Para Basilio el monje
es un cristiano integro, es el cristiano autentico, el monje según Basilio debe practicar la
observancia total del Evangelio y cumplir íntegramente los mandamientos, si no es así, ese
hombre no puede considerarse un monje.
«Para Basilio la vida monástica era comunal, pues era el marco adecuado para seguir fielmente la
vida cristiana perfecta de amor fraterno, junto con el ascetismo propio del servicio y la humildad, y la
penitencia por los pecados. Las jornadas se dedicaban al trabajo y a la meditación y estaban
enmarcadas por plegarias litúrgicas similares a las ordenadas por Pacomio. Los monjes se dedicaban
a la agricultura y a otros oficios, pero también había anexo al monasterio un orfelinato, un hospital y
talleres para los pobres sin empleo. Basilio no escribió ninguna regla ni fundó ninguna orden
comparable a la de Pacomio. Sus llamadas reglas no son más que consejos espirituales y comentarios
a las Escrituras. Sin embargo, su influencia fue muy grande y duradera. Al separarse de la vida
eremítica y de los aspectos individuales del ascetismo, Basilio dio lugar a una vida monástica que
encaja perfectamente con el temperamento de las tierras griegas, y todos los monasterios del Imperio
Bizantino y todos los monasterios rusos posteriores le consideraron su patriarca, igual que los monjes
occidentales consideraron a San Benito.» (16)
De esta manera podemos captar la importancia que ha tenido Basilio en el desarrollo
de la historia del monacato cristiano.
Sus críticas y aportes perduraron y fueron un sólido ejemplo para las siguientes
generaciones de monjes.
3.5.1 El Aporte de Basilio
La reforma basiliana se llevó a cabo en el sentido de dar un claro norte a la
obediencia, la cual se convirtió en la virtud primordial del monje, virtud en que se
sustentaban las otras. Obediencia, pobreza y castidad eran las bases de la vida monástica
que Basilio se había preocupado de poner en estrecha relación con los preceptos bíblicos,
era por medio de estas virtudes que según Basilio se lograba la más estrecha unión con
Dios.
Basilio no deja nada al azar, al estudiar la estructura del monasterio pacomiano ve,
que lo realizado por Pacomio en términos generales constituye un gran aporte ya que el
cenobitismo, en el sentido que se deja de lado la vida solitaria y el interés personal,
llegando a una vida común. Así mismo Basilio ve lo que es necesario reformar para llegar
a constituir una ordenada familia monástica. Sus conclusiones podrían ordenarse de la
siguiente manera:
El número de monjes que habita dentro de los monasterios Pacomianos Basilio lo
encuentra excesivo, ya que es de la opinión de que difícilmente se puede infundir el
espíritu de familia en un grupo de 300 ó 400 personas.
El sistema de gobierno a grados o en orden jerárquico dentro de la Koinonia para
Basilio tiende a suscitar conflictos entre los monjes.
El hecho de que los monjes habiten en viviendas separadas debido a la clanización
del trabajo, para Basilio representa una falta de cohesión dentro de la comunidad.
Para Basilio el APA de la Koinonia representa un administrador más que un padre, lo
cual no es lo correcto.
Hay demasiada libertad dentro de la comunidad para las penitencias privadas, lo cual
favorece a la vanidad de cada monje.
Con estas claras observaciones Basilio pretende organizar la vida dentro de los
monasterios, manteniendo lo bueno y extrayendo o modificando lo planteado antes por
Pacomio.
3.6 Principios fundamentales de la reforma del cenobitismo
El monje no es un solitario, se debe apartar del mundo, de sus parientes y amigos
para encontrar nuevos hermanos en el monasterio.
El monasterio es una familia cristiana, gobernada por la caridad. Por lo tanto: El
abad es el padre de los monjes y por consiguiente todo el poder de la familia está
concentrado en él y su única limitación es la ley de la caridad.
El número de monjes debe ser pequeño con el fin de que se pueda mantener el
espíritu de familia: viviendo bajo el mismo techo y comiendo en la misma mesa.
Ningún castigo debe ser excesivo. El abad y la Regla están para regular la vida
monacal. No deben existir iniciativas privadas de carácter penitencial.
La virtud más necesaria en el monacato es la humildad porque de ella se derivan
todas las demás, ante todo la obediencia ya que el monje debe renunciar a su propia
voluntad.
3.6.1 La obediencia ha de ser franca, generosa
Para Basilio el trabajo sirve para conservar el equilibrio moral del cenobita. El
trabajo manual debe ser reglamentado por el abad y los trabajos que se realicen deben ser
útiles para el monasterio como la agricultura, carpintería etc.
El trabajo intelectual está compuesto por la lectio divina que es el estudio de la
Biblia y por otros estudios dirigidos a la formación de la persona del monje.
El trabajo y la vida del cenobita ha de desarrollarse en un ambiente de oración.
La oración monástica está distribuida a lo largo de la jornada del monje para que no
pierda su contacto con Dios. La oración matutina es para que el primer pensamiento del día
sea para el Señor.
Durante cuatro veces interrumpe su tarea cotidiana para santificar sus actividades: a
las horas de tercia, sexta, nona y al fin del día. La noche tiene también su tiempo para
Dios: al comienzo del descanso nocturno y a la media noche los monjes se reúnen para
orar.
Estos principios no se encuentran codificados sino esparcidos a lo largo de
sus Regulae . Las Reglas de Basilio son un conjunto de normas prácticas en que se expone
el ideal de monasterio, así él redacta dos tipos:
Regulae Fusius Tractae: que son reglas de mayor extensión, en las que expone los
principios de la vida monástica.
Regulae Brevis Tractae: son reglas más precisas, con mayores especificaciones.
Finalmente, luego de conocer lo expuesto por Basilio, se puede concluir que en
comparación con la legislación Pacomiana Basilio muestra un marcado carácter de
moderación y prudencia, no pretendiendo convertirse en un legislador monástico, logra con
sus reformas informar e influir en todo el monacato.
Transcendencia del Cenobitismo Sin lugar a dudas la creación del Cenobitismo
como nueva forma de vida monacal es una obra iniciada por Pacomio y acabada por
Basilio, obra que perdura hasta nuestros días debido a sus sólidos planteamientos, los
cuales se han mantenido a pesar de los avatares de la historia.
El cenobitismo entendido como una unidad religiosa logra su forma ultima con
Basilio ya que él logró sacar a los monjes de la soledad de las montañas y los destinó a
hacer obras de asistencia social, consiguiendo así una integración entre la ciudad y el
monje, y estos por su parte convirtieron al cristianismo en una religión de masas.
«Así pues, en algo más de un siglo, Egipto y los países ribereños del Mediterráneo oriental dieron a la
Iglesia la vida monástica en sus rasgos esenciales y en todas sus diversas formas desde la vida solitaria
y ascética, a través de los lavra y de las casas shenouiticas "reformadas", hasta la laboriosa y
moderada institución de Pacomio y las obras caritativas de Basilio. Durante este breve período de
tiempo se construyó el armazón interior de la vida monástica, el esquema detallado de las plegarias
públicas, la guía práctica y ascética y el mecanismo de cualquier orden, y en los dichos de los padres y
los escritos de Evagrio y Casiano quedaban trazadas las líneas fundamentales de una teología mística
que iba a convertirse en tradicional.» (17)
El monacato se fue extendiendo por toda la mitad oriental del Imperio Romano, y no
fue llevado a occidente por nadie en particular, sino que se fue extendiendo poco a poco.
Quizás uno de sus agentes podría ser San Atanasio que luego de haber estado exiliado, ya
de vuelta en su tierra se dedicó a hablar sobre los monjes egipcios. Luego Jerónimo en
Roma dio a conocer la vida monástica.
De esta manera la vida monástica de oriente se fue introduciendo en occidente y de
ahí la trascendencia esencial del cenobitismo. Ya que surgieron muchos seguidores de este
tipo de vida por toda Europa, los cuales pretendían crear una comunidad perfecta, fueron
realizando cambios estructurales al cenobitismo oriental de manera de adaptarlo al lugar y
a la realidad en que Vivian.
La trascendencia del cenobitismo radica en su forma material en la creación de
monasterios o cenobios, tanto femeninos como masculinos lo que fomento sin duda la
masificación de esta forma de vida. Ya que los monasterios, aparte de su misión
eclesiástica representaron una alternativa de educación y trabajo para hombres y mujeres,
que dedicando su vida a Dios y a los demás, realizaron grandes obras en beneficio de sus
comunidades.
Los monasterios dejaron de estar apartados de las ciudades y pasaron a formar parte
de ella. Los monjes ya no Vivian en completa soledad, sino que interactuaban con sus
comunidades ya fuera mediante relaciones comerciales (las que evidentemente tenían por
objetivo fundamental la manutención económica del monasterio), educacionales o de
beneficencia. Así los monjes dejaron de ser ajenos al mundo y con su forma de vida
dirigida a Cristo lograron aportar al mundo con su ejemplo y sus enseñanzas.

4. Fundadores del monaquismo cristiano


4.1 San Antonio (251-356)
Nació en Quenam, al sur de Menfis el año 251. Es el fundador de la vida monástica.
Tras de sus padres vendió sus y renunció al mundo, lo distribuyo entre los pobres y
comenzó a practicar la vida ascética no lejos de su casa.
Formó la primera agrupación de hombres que habían decidido renunciar al mundo y
seguir a cristo en la soledad. Con Antonio se inició lo que se podría llamar la "edad de oro"
de la vida eremítica, que va desde el año 330 al 440. Es la época de los llamados "padres
del desierto".
4.2 Ammonas
Después de la de Antonio, la colonia de ermitaños de Pispir se hallaba bajo la de
Ammonas, uno de sus más antiguos discípulos, el cual era alabado por su inmensa bondad
de A Ammonas se le conoce por sus, las cuales demuestran un misticismo genuino en el
que no se observan indicios de un o una por la cual se guiase. En él destaca la antigua idea
del largo viaje del alma al cielo, pero no después de, sino aplicada a una ascensión mística
ya en este mundo.
4.3 San Pacomio (292-346)
Es el primer maestro de la vida común o cenobítica. Pacomio sintió el llamado de
poner al alcance de todos la vida monástica, para lo cual tenía grandes dotes de
organizador. Llegó a tener cientos de adeptos, los cuales pertenecían principalmente al
campo y a pequeñas ciudades.
Pacomio elaboró una regla en la que dando por supuesta la castidad y , añadió la
obediencia como forma específica para la vida común.
4.4 San Basilio (329-379)
Basilio estudio en Atenas y luego viajó visitando a los monjes de, Siria y Palestina.
Fue que llevó la vida monástica a las tierras griegas.
Nombrado obispo, continuó siendo monje y fundo un monasterio en los terrenos de
su. El monasterio Basiliano era de forma cenobítica, logrando equilibrar el ascetismo
individual con fraterno. En sus reglas exige a los monjes que vivan en una verdadera;
animándolos en intelectual y en el cuidado hacia los pobres.
La obediencia hacia el abad es la principal virtud monástica. El superior no debe
hacer más que interpretar y aplicar en la vida de cada día la regla suprema que es el
evangelio. Todos los monasterios del de Oriente (Bizantino) , lo consideraron su patriarca y
adoptaron la forma de vida del monasterio que fundó en sus tierras.
4.5 Orsieso
Antes de morir Pacomio nombro como su sucesor a Petronio. Pero este le sobrevivió
solo dos meses, por lo tanto la asumió Orsieso. El continúo con la obra sin mayores
dificultades, pero en el año 350 aproximadamente surgieron dentro de la Koinonia, Orsieso
nombró como su ayudante en la dirección a Teodoro.
A Orsieso se le atribuyen los escritos denominados Doctrina de institutione
monachorum en la que se demuestran los elevados ideales religiosos y monásticos que lo
inspiraban.
4.6 Teodoro
Como asistente de Orsieso fue una de notables , a la vez que logró poner fin a la
rebelión que amenazaba con destruir en parte a pacomiana. Fundó varios monasterios
nuevos y murió luego de haber cogobernado durante dieciocho años.
4.7 Macario
Macario el Egipcio, también conocido como el Viejo o el Grande, ocupo un gran
lugar dentro de la del monaquismo Egipcio. Nació en el año 300 aproximadamente en una
aldea de superior, a los treinta años se retiró al desierto donde vivió sesenta años como
ermitaño. Pronto se vio rodeado de discípulos y estos lo llamaban "el joven viejo" debido a
su forma de pensar y actuar. Con su ejemplo se ganó la confianza de mucha gente. Fue
invitado muchas veces a hablar a los anacoretas de las montañas de Nitria.
4.8 Macario el alejandrino
Fue contemporáneo de Macario el egipcio, y era conocido también con el nombre
del de la ciudad, por el lugar de su nacimiento. Nació el Egipto superior y posteriormente
se estableció en el desierto de celia y destaco por su heroico ascetismo.
4.9 Evagrio Pontico
Fue discípulo de los dos Macarios, y se le llama Pontico porque nació en Ibora, en el
Ponto.
Se destacó por ser hábil en las discusiones contra las herejías y al marcharse al
desierto de Celia entró en contacto con los dos Macarios y ahí decidió imitar el modo de
vida de estos. Fue el primer monje en escribir extensas obras que ejercieron notable
influencia en la de la piedad cristiana. De hecho es el fundador del misticismo monástico y
el autor espiritual más interesante del desierto Egipcio. Los monjes de Oriente y Occidente
estudiaron sus escritos como clásicos y como de incalculable.
4.10 Paladio (363-¿?)
Nace probablemente en Galacia y se dirigió siendo mayor a Alejandría con el deseo
de conocer a los virtuosos ascetas. A los treinta y seis años fue elegido obispo en Bitinia,
pero extraño demasiado la vida en soledad y decidió partir nuevamente.
Permaneció tres años en el monte de los Olivos y luego cuatro años con los monjes
Antinoe en la Tebaida.
Entre los años 419 - 420 escribió sus recuerdos es una serie de relatos dedicados a
Lauso, chambelán de Teodosio II: la Historia Lausiaca. En ella describe el monástico de
Egipto, Palestina, Siria y Menor. Aquí combina sus recuerdos con la que recibiera de otros
en una serie de. No pretende escribir una defensa del monaquismo ni vacila en dar a
conocer las debilidades de los monjes.
Fue el historiador más eminente del monaquismo Egipcio y discípulo de Evagrio
Póntico.

5. Cronología del monacato primitivo


FECHA ACONTECIMIENTO LUGAR
251 Nacimiento de San Antonio Egipto, en Quam.
250-270 Ascetas cristianos se retiran a Egipto vivir en cabañas
no lejos de las ciudades
270-275 San Antonio se instala en soledad Egipto
292 Nacimiento de Pacomio Egipto
305-306 San Antonio organiza la vida monástica, gran número Egipto
de ermitaños se agrupan alrededor de él, pero
permaneciendo aislados.
314 Pacomio es monje en Schenesit Egipto
323 Pacomio funda un monasterio en Egipto Tabennisi, en el
alto Egipto
340 María, hermana de Pacomio, funda el primer convento Egipto
femenino.
346 Muere Pacomio Egipto
346 Petronio y Orsieso suceden a Pacomio Egipto
356-357 San Basilio visita a los ascetas Menor Egipto, Palestina y
el Ponto.
360 San Basilio funda un monasterio Asia Menor En Neo Cesarea del
Ponto.
370 San Basilio publica sus reglas Capadocia, en
Cesarea.
399-400 Carta de Ammón al patriarca Egipto

419-420 Teófilo sobre Pacomio y Teodoro

Paladio publica la Historia Bitinia. Lausiaca

529-530 Benito de Nursia funda el monasterio de Montecassino. Italia

6. Referencias (Revisión bibliográfica)


(1) El Monacato Cristiano. David Knowles.pp. 9-10
(2) El Monacato Primitivo I. Hombres, Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B.
pp. 45
(3) El Monacato Primitivo I. Hombres, Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B.
p. 50.
(4) El Monacato Primitivo I. Hombres, Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B.
pp.70.
(5) Historia de La Iglesia. Fliche-Martin. Volumen III. Pp. 354.
(6) Historia de La Iglesia. Fliche- Martín. Volumen III. Pp. 355.
(7) El Monacato Primitivo I. Hombres, Hechos, Costumbres, Instituciones. García M. Colombas, O.S.B.
pp.92-93
(8) El Hombre que Creo Europa. Carlos María López. pp.97.
(9) El Hombre que Creo Europa. Carlos María López. Pp.98.
(10) Manual de la Historia De La Iglesia. Hubert Jedin. Tomo II. pp.473.
(11) Historia de la Iglesia. Vol. III. Fliche-Martin.Pp.362
(12) El Hombre Que Creo Europa. Carlos Maria López. pp.99-100.
(13) El Monacato Primitivo I. Hombres, Hechos, Costumbres, Instituciones.García M, Colombas. O.S.B.
pp.97.
(14) El Monacato Primitivo I.Hombres, Hechos, Costumbres, Instituciones. García M, Colombas. O.S.B.
pp.95-96.
(15) Historia de la Iglesia. Fliche-Martin. Volumen III. pp.365.
(16) El Monacato Cristiano. David Knowles. pp.22.
(17) El Monacato Cristiano. David Knowles. pp.22.

7. Conclusión
Hemos visto como los Orígenes del Monacato Cristiano en Oriente son sin duda
alguna la más hermosa y duradera creación del cristianismo, ya que se trata de una obra
realizada por hombres para el servicio de Dios. Hombres como Pacomio que huyen de la
vida común para dedicarse en la soledad y contemplación a imitar la vida de Cristo.
Sus primeras manifestaciones son sin duda a lo largo de la historia tentativas de un
proyecto final, el cual irá logrando su forma última con las reformas de Basilio, ya que el
insta a los monjes a realizar una labor social y no solo contemplativa.
Fueron muchos los hombres que siguieron este tipo de vida y realizaron según sus
convicciones, modificaciones a la forma monástica original, todos sin excepción aportaron
algo a esta gran creación cristiana, que llegó a su forma última con Benito de Nursia, el
cual es considerado el Padre del Monacato Occidental debido a que es precisamente el
quien realiza los cambios dentro de el monacato para adaptarlos al lugar y a las
necesidades.
En el prólogo de su Regula Benito de Nursia dice:
«Escucha, hijo, los preceptos de un maestro e inclina el oído de tu corazón, acoge con gusto la
exhortación de un padre bondadoso y ponla en práctica, a fin de que por el trabajo de la obediencia
retornes a Aquel de quien te habías apartado por la desidia de la desobediencia. A ti, pues, se dirige
ahora mi palabra, quien quiera que seas, que renunciando a satisfacer tus propios deseos, para militar
para el señor, Cristo, el verdadero rey, tomas las potentísimas y espléndidas armas de la obediencia.»
Son estas palabras dichas por Benito, que quizás fueron dichas por otros hombres y
en otros tiempos anteriores las que escucharon tal vez estos hombres en su interior y
decidieron dejar todo e imitar el ejemplo de Cristo, ejemplo que logró crear una enorme y
notable institución que perdure hasta el día de hoy.

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