Corte Penal Internacional

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MAESTRANTE:

RAUL RICHAR ANQUISE LAYME

CORTE PENAL INTERNACIONAL AD HOC

Los tribunales internacionales existen desde los comienzos del sistema internacional moderno. Su
propósito es dirimir diferencias entre Estados o, a veces, entre otras entidades internacionales. Sin
embargo, no fue sino hasta los juicios de Nuremberg que siguieron a la Segunda Guerra Mundial
que se crearon tribunales ad hoc destinados a resolver causas penales entabladas contra
particulares para encarar los crímenes internacionales más graves, como el genocidio, los crímenes
de guerra y los crímenes de lesa humanidad.

Tras los juicios de Nuremberg y Tokio, los primeros tribunales penales internacionales se
establecieron en la década de 1990 a fin de responder a las atrocidades cometidas durante el
conflicto en ex Yugoslavia y los asesinatos en masa en Ruanda. El Tribunal Penal Internacional para
ex Yugoslavia (TPIY) y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) fueron creados por el
Consejo de Seguridad de la ONU.

A partir de entonces, se han constituido otros tribunales especiales para juzgar delitos nacionales e
internacionales. Algunos ejemplos de estos tribunales mixtos son los constituidos en Kosovo,
Bosnia-Herzegovina, Timor Leste, Sierra Leona, Camboya y, más recientemente, en el Líbano.

El desarrollo de estos mecanismos jurídicos es un componente muy importante de algunos


contextos post-conflicto, puesto que promueve el debate acerca de la necesidad de trabajar en favor
de la paz y la reconciliación en un país o comunidad, frente a los reclamos de justicia para las
víctimas de violaciones de los derechos humanos.

Los argumentos a favor de los juicios posteriores a un conflicto armado en los países donde hubo
denuncias de genocidio, crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad giran en torno a la
necesidad de prevenir nuevos crímenes, al reclamo de justicia para las víctimas y la comunidad, y a
la necesidad de conocer la verdad acerca de lo ocurrido, como punto de partida para un futuro de
convivencia pacífica.

Hoy en día, es imposible evaluar el efecto disuasorio de los tribunales ad hoc respecto de futuros
crímenes. No hay aún evidencia suficiente. Tampoco es posible evaluar la medida en que
efectivamente establecen la verdad de los hechos. Si bien la administración de justicia queda más
clara ante los ojos del público, aún queda sin resolver el problema de la identificación y el
enjuiciamiento de los sospechosos

Los abogados del CICR consideran que los tribunales como el que se creó para ex Yugoslavia
constituyen un gran avance en la aplicación del DIH, pues han ratificado el carácter consuetudinario
de ciertos principios, reducido la brecha entre las normas aplicables a los conflictos internacionales y
las que se aplican a los conflictos no internacionales, y adaptado las disposiciones más tradicionales
del DIH a la realidad actual mediante interpretaciones más flexibles.

El CICR acoge con beneplácito las acciones realizadas en ese sentido y celebra la creación de la
Corte Penal Internacional como complemento de los tribunales ad hoc.

Como guardián del DIH, el CICR respalda las gestiones emprendidas con el fin de acabar con la
impunidad mediante el fortalecimiento de la justicia penal internacional, para lo cual alienta a los
Estados a promulgar las leyes necesarias para que la lucha contra la impunidad de quienes cometen
delitos internacionales pueda librarse en el ámbito nacional y apoya la tendencia a la
internacionalización de la responsabilidad individual por el delito de genocidio, los crímenes de
guerra y los crímenes de lesa humanidad.

Sea como fuere, estos tribunales merecen una valoración positiva en diferentes aspectos, tal y como
señalan autores como David (1999:675) y otros:

a) Han cumplido una función represiva, con la identificación y castigo de parte de los culpables; así
como otra preventiva, por cuanto la posibilidad de verse juzgados pudo disuadirles, aunque
parcialmente, de cometer nuevos crímenes.

b) Igualmente, su creación ha cumplido una función simbólica, al reflejar un avance decisivo en el


compromiso de la comunidad internacional para hacer respetar el Derecho Internacional
Humanitario, y en su reconocimiento de que determinados crímenes monstruosos atentan contra
toda la humanidad y no deben quedar impunes. De este modo, han servido como paso previo y
laboratorio de ensayo para la posterior aprobación, en 1998, del Estatuto para una corte penal
internacional permanente.

c) Al responder cada tribunal a unas necesidades específicas, las reglas de procedimiento y el


derecho aplicable pueden ser definidas con más claridad y precisión que si se tratara de un tribunal
penal internacional permanente.

d) La impartición de justicia por una institución independiente ha contribuido, siquiera parcialmente,


además de a la identificación y castigo de los culpables, al esclarecimiento de la verdad histórica,
dejando constancia de los crímenes cometidos. El conocimiento de lo sucedido y la superación del
sentimiento de impunidad son bases necesarias para el proceso de rehabilitación posbélica y para
una posible reconciliación.

e) La exclusión de la pena de muerte, si bien esto puede dar lugar a un doble estándar de castigo,
por cuanto cabe la posibilidad de que a los juzgados por las justicias nacionales sí se les llegue a
aplicar.

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