El Acto Humano
El Acto Humano
El Acto Humano
Definición: Dado que el hombre emplea sus actos humanos como medio para alcanzar el
último fin (la visión beatífica de Dios), se impone considerarlos por lo menudo.
El acto humano se estudia en tres vertientes: la del acto natural (o humano en sí mismo,
también llamado psicológico o puramente filosófico), la del acto moral (en relación con las
costumbres humanas, es tanto filosófico como teológico) y la del acto sobrenatural y
meritorio (estrictamente teológico).
En primer lugar conviene tener presente que no todos los actos llevados a cabo por el
hombre son actos humanos propiamente dichos. Así, los actos del hombre pueden ser de
cuatro tipos:
- el no deliberado, efectuado sin voluntariedad alguna, bien por estar privado el sujeto de
razón de forma intrínseca (niños sin juicio o deficientes mentales) o en ese momento
(pacientes en brote esquizofrénico, narcotizados, plenamente distraídos, etc); son de suyo
inimputables al sujeto, pero no en todos los casos.
- el violento, que se realiza por coerción de un agente externo contra la propia voluntad.
- Que sea imputable, por cuanto el sujeto asume la responsabilidad del mismo.
Existen diversos parámetros por los que clasificamos a los actos humanos:
a) según el impulso de la facultad: puede ser elícito, es decir, propio de ella (por ejemplo,
el acto elícito del entendimiento es entender); o imperado, cuando la facultad es impelida a
actuar por orden de la voluntad (como permanecer atento sin distraerse). Las facultades
internas (como el propio entendimiento) pueden resistirse al imperio de la voluntad.
b) según la clase de facultad: puede ser interno, cuando se realiza en nuestras facultades
internas (imaginación, entendimiento, etc) sin manifestación exterior; o puede ser externo,
con manifestación externa (independientemente de que sea privada o pública). El acto
externo añade un matiz moral que puede ser punible, del que carece el acto interno.
c) según la necesidad de la Gracia: puede ser natural, si el acto no la precisa (leer, hablar,
pensar); o sobrenatural si la requiere (amar, arrepentirse, creer, confiar).
d) según sus condiciones: puede ser válido, si reúne todas las necesarias según la ley, o
inválido, si carece de alguna.
e) según el modo en que se ajusta a la recta razón y las normas de la moral: puede ser
bueno, si lo hace (por ejemplo, defender al desvalido); indiferente, si no se relaciona
directamente con dichas condiciones (por ejemplo, pasear); malo, si se aparta (por ejemplo,
fornicar).
f) según esté autorizado por la ley natural o la ley positiva legítima: puede ser lícito,
cuando está expresamente autorizado; permitido, si no está prohibido; o ilícito, si
explícitamente no está autorizado.
g) según el conocimiento del acto por el entendimiento: puede ser perfecto, si el sujeto es
plenamente dueño de sí mismo al realizarlo; o imperfecto, si el sujeto obra con
consentimiento alterado, aunque no completamente (en cuyo caso sería un acto no
deliberado).
Elemento cognoscitivo
Es el primer elemento del acto, sin el cual los demás no tienen lugar. El principal
componente del elemento cognoscitivo es la advertencia. Se define la advertencia como la
percepción por el conocimiento del acto futuro o presente.
La atención puede ser plena si el conocimiento advierte completamente la acción, o
semiplena si lo hace sólo parcialmente (por ejemplo, por somnolencia o distracción); puede
ser perfecta si advierte todos los matices morales de un acto (por ejemplo, si advierte que el
robo de lo sagrado ofende a Dios y no sólo a la parroquia propietaria) o imperfecta si
únicamente advierte que algo es bueno o malo; puede ser distinta si el conocimiento percibe
con claridad la bondad o maldad del acto, y confusa si no está seguro; y puede ser
antecedente o consecuente según la percepción se produzca antes o después del acto.
Por último, el imperio de la razón, que intima a la voluntad el acto, y el uso pasivo, que
simplemente ejecuta el acto cuando no es necesaria la voluntad, bien por el mismo
entendimiento (leer un cartel que tenemos frente a nosotros, por ejemplo), o por las
potencias ejecutivas (pasear, comer, etc).
El elemento voluntario del acto humano.
El influjo de la voluntad procede del propio sujeto agente sin violencia extrínseca y con
conocimiento e intención en el fin.
Esta definición clásica de Santo Tomás de Aquino nos permite descartar diversas nociones
con las que podría existir confusión: la de los impulsos animales, la del desconocimiento
del fin, la procedente de una coacción física externa, la de lo deseado sin que la voluntad
pueda influir en ello, la de lo permitido aunque no querido, y la de lo realizado por
ignorancia.
Condicionantes de la voluntad:
Puede ser elícito (si es un acto de la propia voluntad, como elegir) o imperado (si es de
otra potencia bajo el mandato de la voluntad, como mirar).
Puede ser perfecto (si se realiza con advertencia y consentimiento plenos) o imperfecto (si
alguna de las condiciones no es plena).
También según la voluntad pueda (libre) o no (necesario) abstenerse del acto. Por ejemplo,
la voluntad no puede abstenerse de las funciones fisiológicas, aunque sean dirigidas por
ella.
Puede ser puro (si la voluntad desea todos sus aspectos, como amar a Dios), o mixto de
involuntario (si la voluntad desea uno de ellos, pero no todos, como por ejemplo tomar una
medicina amarga para sanar).
Puede ser directo, o voluntario en sí mismo (si se busca el efecto que provoca el acto,
como hidratarse al beber agua), o indirecto, o voluntario en su causa (si simplemente se
permite aunque no se busque, como en el caso anterior que se vacíe una botella).
Puede ser positivo, si se trata de acto realizado (hacer un regalo), o negativo, si se trata de
un acto omitido (no devolver un saludo).
Puede ser explícito, si el objeto es concreto (mostrar desagrado por una pintura), o
implícito, si se incluye en un acto indeterminado (que a uno le gusten los niños).
Puede ser expreso, si se manifiesta la voluntad externamente (con una palabra o un gesto),
o presunto, si esta se supone razonablemente (por ejemplo un niño que compra golosinas
sin que su madre lo sepa, pero en ocasiones anteriores se lo ha permitido).
La voluntad puede ser actual si la intención está presente en el momento del acto. Puede
ser virtual, si sigue influyendo en el acto por su presencia previa (pongamos por caso la
intención inicial de viajar a un destino, aunque durante el trayecto tal voluntad no se halle
presente en cada momento). Puede ser habitual si la voluntad se tuvo antes, aunque ya no
influya en el acto, y no se retractó (por ejemplo, una persona manifestó una vez querer ser
enterrada en sagrado, pero en su agonía no manifiesta ese deseo ni otro sobre el mismo
tema). La de más difícil valoración es la voluntad interpretativa, por la cual la voluntad no
se tuvo en ningún momento, pero se puede suponer que, de haber tenido la oportunidad de
reflexionar sobre ello, la hubiese tenido. Un ejemplo es el de una persona inconsciente que
precisa amputar un miembro tras un accidente para salvar su vida. Los galenos que le
atienden presupondrán que preferirá salvar su vida a perder el miembro, pero no pueden
tener constancia de ello. Otro ejemplo clásico es el de los misioneros que bautizaban
paganos inconscientes en sus últimos momentos de vida, suponiendo que de haber
conocido el cristianismo, habrían deseado serlo.
http://www.infocatolica.com/blog/matermagistra.php/1605250708-el-acto-humano-definicion-y-c