Traducción de Interjeciones

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volumen 4 año 2009

CONSIDERACIONES PRAGMÁTICAS EN LA TRADUCCIÓN DE


LAS INTERJECCIONES DEL INGLÉS AL ESPAÑOL:
EL CASO DE LA NOVELA BRITÁNICA JEMIMA B.

María Jesús Rodríguez Medina


Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Resumen: El objetivo de este artículo es analizar un ámbito muy particular de la pragmática de los diálogos
de la novela británica contemporánea y su traducción al español: el uso de las interjecciones. Consideramos
que estos aspectos del plano pragmático, a pesar de su evidente importancia, no han recibido tanta atención
como cabría esperar en los estudios de Traducción, a excepción de algunos trabajos centrados en el sector
audiovisual de autores como Castro (1997) o Gómez Capuz (1993, 1998, 2001).
Por ello, proponemos una serie de pautas de traducción al español, a partir del análisis de un corpus, con-
tribuyendo así a fijar las bases de futuros trabajos de investigación orientados a la mejora de la docencia y
la práctica de esta especialidad.

Palabras clave: pragmática, interjecciones, traducción literaria, lenguaje coloquial.

Abstract: Pragmatics undoubtedly plays a fundamental role in the translation process. However, it has not
been as extensively studied as other areas in Translation Studies, excepting some works focused on the
audiovisual market by authors such as Castro (1997) and Gómez Capuz (1993, 1998, 2001). The aim of this
paper is to analyze one particular aspect of pragmatics in the translation of dialogues of the contemporary
British novel: the use of interjections. Since this study is seen as a preliminary stage or introduction to further
research into the topic, it indicates some general patterns found after the analysis of a corpus intended to be
applied to Translation Teaching Methodology and the professional practice itself.

Key words: pragmatics, interjections, literary translation, colloquial speech.

1. MARCO TEÓRICO
1.1. El plano pragmático en el proceso de traducción
Debido a la naturaleza compleja y a menudo controvertida del plano pragmático, no resulta
fácil de definir ni sus fronteras están claramente delimitadas. Escandell (1996: 9) se refiere a
la disciplina de la pragmática como “aquella que se ocupa de dar cuenta de los principios que
regulan la comunicación humana” y llama información pragmática al “conjunto de conocimien-
tos, creencias, supuestos, opiniones y sentimientos de un individuo en un momento cualquiera
de la interacción verbal” (1996: 31). Opina, además, que solo a través de la teoría pragmática
se pueden establecer todas las variables situacionales que determinan la adecuación de los
enunciados, es decir, es la pragmática la que marca el grado de adecuación de un enunciado a
las circunstancias en que se emite (Escandell, 1996: 46). A la luz de estas observaciones, salta
a la vista que, en un tipo de proceso comunicativo como la traducción, resulta fundamental el
análisis o, cuando menos, la consideración de los factores pragmáticos que intervienen en él.
Sin embargo, no abundan las monografías que estudien con detalle los factores pragmáticos que
condicionan el proceso traductológico del inglés al español, en especial en los diálogos literarios.
Quizá este hecho se deba a la dificultad que entraña el análisis de este plano lingüístico, que no
transmite información de tipo factual (Reyes, 1990: 94), y a la complejidad de la sistematización
de patrones o pautas para su traducción de una cultura a otra, pues, como bien señala Escandell
(1996: 222), “los fenómenos que estudia la pragmática se manifiestan en la actuación, pero son,

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en gran medida, reflejo de una cierta clase de conocimiento […] que no puede reducirse a reglas
convencionales”.

En nuestra lengua, los pocos trabajos dedicados a esta cuestión se centran casi exclusiva-
mente en los problemas detectados en la traducción de los guiones cinematográficos y de series
televisivas. En este sentido, cabe destacar la labor pionera de autores como Lorenzo (1966),
Estrany (1970), Pratt (1980) y Montes Giraldo (1985), en cuyas obras, aunque se centraban más
bien en aspectos léxicos, se advertía ya hace años de la presencia de construcciones morfosin-
tácticas y fraseológicas calcadas del inglés debido a la deficiente calidad del doblaje llegado a
España, procedente de países como México y Puerto Rico, de los largometrajes y las series de
televisión de origen estadounidense.

Desde entonces, a excepción de comentarios esporádicos y anecdóticos que llaman la aten-


ción sobre el alcance del fenómeno en los medios audiovisuales de la España actual (Castro,
1997; Ron, 2007), apenas se encuentran obras dedicadas a esta cuestión, a excepción de las
valiosas aportaciones de Gómez Capuz (1993, 1998, 2001a, 2001b, 2001c, 2001d), uno de los
pocos investigadores que ha tratado, de forma rigurosa y científica, diversos aspectos de la prag-
mática intercultural en relación con las interferencias en la traducción del inglés al español. No
obstante, en ninguna de estas publicaciones se alude al caso de los diálogos literarios1, donde
el plano pragmático adquiere una dimensión especial con unas características muy particulares
(Domínguez, 1987: 91; Reyes, 1990: 572), que, de no tenerse en cuenta en el proceso traducto-
lógico, como sucede a menudo, llevan inexorablemente al llamado fracaso pragmalingüístico de
la comunicación (Thomas, 1983, citado por Gómez Capuz, 2001d: 11).

Por todo ello, dadas las evidentes lagunas existentes en este campo, el presente artículo
tiene como objetivo analizar un ámbito muy particular de la pragmática de los diálogos de la
novela británica contemporánea: el uso de las interjecciones. Dado que, como hemos seña-
lado, los pocos trabajos que existen sobre la pragmática en Traducción se centran en el sector
audiovisual, con dominio casi absoluto del inglés estadounidense, consideramos que la varian-
te británica está menos estudiada y, por ello, nos hemos decantado por la literatura británica
contemporánea, cuyos diálogos presentan diferencias significativas con respecto a los que se
suelen traducir en el caso de las películas y series de Estados Unidos. Proponemos una serie de
pautas de traducción al español, a partir del análisis de un corpus, contribuyendo así a fijar las
bases de futuros trabajos de investigación orientados a la mejora de la docencia y de la práctica
de esta especialidad.

1.2. Las interjecciones: caracterización y clasificación


Comenta acertadamente Gómez Capuz (2001a: 79) que “siempre han sido conflictivos el es-
tatuto y la ubicación de las interjecciones”, aunque su inclusión en el nivel pragmático no ofrece
actualmente dudas. Wierzbicka (1991: 243) destaca la fuerza elocutiva de estas partículas, pues,
dado que expresan un sentimiento, una emoción o una necesidad del hablante, constituyen un
referente fundamental para comprender la fuerza elocutiva del enunciado que suelen encabezar,
información valiosísima en procesos como el de la traducción. Esta experta en comunicación y
semántica divide las interjecciones en emotivas, volitivas y cognitivas y las define de la siguiente
manera:

1
Briz (1998: 27) denomina esta modalidad de realización discursiva “coloquial escrito”. Una de las diferencias más significativas entre este
tipo de discurso (diálogos literarios) y los diálogos de películas y programas televisivos, con respecto a la traducción, es el hecho de que esta,
en literatura, no está subordinada, como ocurre en el sector audiovisual, a la sincronización labial del doblaje, que determina y restringe las
estrategias del traductor.
2
En palabras de esta autora (1990: 57), “esas cualidades y capacidades extraordinarias han permitido siempre a los que reflexionan sobre el
lenguaje buscar ejemplos de uso del lenguaje en el lenguaje literario: en literatura se ve con letra grande, en exposición deliberada, lo que en
los usos ‘ordinarios’, corrientes, queda embebido en contextos e intenciones generalmente más complejas y más efímeras”.

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An interjection can be defined as a linguistic sign (1) which can be used on its own, (2) which expresses
a specifiable meaning, (3) which does not include other signs (with a specifiable meaning), (4) which is
not homophonous with another lexical item that would be perceived as semantically related to it, and (5)
which refers to the speaker’s current mental state or mental act (for example I feel…, I want…, I think…,
I know…). (Wierzbicka, 1991: 290-291)

Por su parte, Martínez Álvarez (1990: 4-5) las describe así:

Son sintagmas autónomos inanalizables en unidades significativas menores […]; en consecuencia,


funcionan como enunciados independientes, nunca contraen funciones intraoracionales y se realizan
asociadas al contorno de entonación exclamativo. Ello concuerda con la intención comunicativa de los
enunciados interjectivos, esto es, la manifestación de las actitudes, los sentimientos y las sensaciones
del hablante, y asimismo la apelación al oyente […].

Las clasifica en tres tipos (1990: 6-8): (a) onomatopéyicas (adaptaciones fonemáticas de
ruidos o acciones); (b) apelativas (destinadas a atraer la atención del interlocutor o imponerle
alguna actitud); (c) las que manifiestan el estado de ánimo del hablante ante lo que expone, ante
lo que experimenta interiormente o ante la situación.

Estamos de acuerdo con Martínez Álvarez (1990: 8) cuando afirma que “cada interjección
puede aludir a realidades muy diversas, solo deducibles gracias al contexto […]. Las referencias
de las interjecciones son múltiples y variables de situación a situación, con lo cual los límites
de su aplicabilidad son siempre difusos”. Por este motivo, resulta aún más complicado, si cabe,
desentrañar la finalidad comunicativa de una interjección3 en una situación muy concreta de un
diálogo de una lengua determinada para su traslado a otro idioma, cuyas convenciones pragmá-
ticas, que rigen el empleo de estas partículas, serán con toda seguridad diferentes, como ocurre
en el caso del inglés y el español. La traducción de las interjecciones es, por tanto, terreno abo-
nado para el calco pragmático si no se tienen en cuenta estas consideraciones.

2. EL CORPUS: DESCRIPCIÓN, TAXONOMÍA Y PROPUESTAS DE TRADUCCIÓN


Como fuente del corpus, hemos elegido la novela Jemima J. (1998), de Jane Green, autora
británica afincada en Estados Unidos. La selección de esta obra se debe a que el contenido se
adecuaba plenamente a nuestros objetivos:

- Contiene una considerable abundancia de diálogos que, además de caracterizarse por una
notable riqueza expresiva, reflejan con gran autenticidad el habla coloquial real.

- Presenta una extensión adecuada (450 páginas), que permite obtener un corpus amplio y
representativo.

- Los personajes son treintañeros en su mayoría (este grupo generacional se ubica en una
etapa intermedia posterior a la adolescencia y anterior a la madurez y, por ello, su habla no
es tan fácil de identificar como la de los hablantes adolescentes o de mediana edad. Resulta,
en consecuencia, una variedad diastrática compleja a la hora de lograr que los diálogos sean
creíbles, dificultad que constituye un reto para el traductor).

3
En este sentido, al referirse a las diferentes emociones que se pueden transmitir a través de estos elementos oracionales, Wierzbicka (1991:
243) destaca que “the nature of this emotion is never very specific”; de ahí la complejidad de su caracterización semántica y las consecuentes
dificultades en el proceso traductológico.

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- La historia se centra en Gran Bretaña, pero los protagonistas visitan también durante un
tiempo Estados Unidos, por lo que parte del corpus proviene de personajes de este país que
intervienen también en la novela, hecho que da pie a que aparezcan también ciertos casos
más propios del inglés estadounidense y que se puedan contrastar las dos variantes.

En total, hemos recopilado 163 interjecciones, que clasificamos4 y describimos a continua-


ción.

2.1. Interjecciones apelativas


Esta primera modalidad no presenta demasiadas dificultades de traducción, pues se trata
de partículas que responden a usos pragmáticos —si no equivalentes— bastante cercanos en
inglés y en español. En nuestro corpus, hemos observado solo 4 interjecciones de tipo apelativo,
es decir, aquellas con las que se persigue atraer la atención del interlocutor o imponerle alguna
actitud:

2.1.1. Hey (2)5: eh, oye.

- Hey, that’s not fair (p.54)

- Eh, eso no justo.

- Hey, quick work. (p. 46)

- Oye, qué rápida eres.

2.1.2. Sssh (2). Se emplea, sobre todo, para mandar a callar: chisst.

- Sssh. You’re spoiling the atmosphere. (p.57)

¡Chisst! Estás estropeando el ambiente.

- […] said one of the boys, loudly enough for an older woman sitting in front of us to turn
around, a look of anger on her face, and say, ‘Ssshhh!’. (p. 25)

- […] dijo uno de los chicos en un tono tan alto que una señora mayor que estaba sentada
frente a nosotros se giró, furiosa, y exclamó: “¡chisst!”

4
Seguimos la taxonomía de Martínez Álvarez (1990: 6-8). No se recogen interjecciones onomatopéyicas, por no haberse detectado ningún
elemento claro en el corpus. Algunos casos como el de sssh resultan difíciles de clasificar: se trata de una adaptación fonemática de un ruido o
acción, pero posee una clara función apelativa, en tanto que se emplea para atraer la atención del interlocutor o imponerle una actitud (callarse
o bajar la voz), por lo que la hemos incluido en el grupo de las apelativas, aunque aclaramos que, en ocasiones, puede funcionar también con
propósitos emotivos y no apelativos (v. 2.2.3.1).
5
El número entre paréntesis indica el total de casos detectados. Todas las propuestas de traducción que iremos señalando a lo largo del trabajo
son nuestras.

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2.2. Interjecciones emotivas


Como hemos indicado, Martínez Álvarez incluye esta modalidad de interjecciones en su cla-
sificación, pero no les adjudica ningún nombre, por lo que hemos decidido, inspirándonos en el
modelo de Wierzbicka, denominarlas “emotivas” (v. 1.2.). Recordemos que son aquellas que
manifiestan el estado de ánimo del hablante ante lo que expone, ante lo que experimenta inte-
riormente o ante la situación en que se encuentra. Responden a estas características 159 casos
que detallamos, a continuación, según el tipo de emoción expresado:

2.2.1. Sorpresa, extrañeza, admiración, decepción, compasión, temor (entre otras emociones
y estados de ánimo que se deducen según la situación comunicativa y el contexto)

2.2.1.1. Ooh (3); phwooargh (5); blimey (1); gosh (1); wow (2); uh oh! (3); tah dah (1). En los
contextos de expresión de admiración o sorpresa típicos de estas partículas, los hablantes
españoles, sobre todo los jóvenes, más que interjecciones, tienden a utilizar fórmulas pon-
derativas como ¡ahí va!, ¡anda!, ¡hombre!, ¡vaya! o expresiones malsonantes del tipo ¡joder!,
¡hostias! Por otro lado, hay que resaltar que es extraño en español el empleo de ¡guau!,
aunque se ha extendido en los últimos años por influjo de los doblajes de series y películas
estadounidenses (Gómez Capuz 2001a: 80). Ejemplos:

- Oooh! You’re! I recognize your voice. (p. 291)

- ¡Ahí va! ¡Eres tú! Reconozco tu voz.

- Gosh! Really? That’s fantastic! (p. 231)

- ¡Venga ya! ¿De verdad? ¡Estupendo!

- He’s gorgeous, isn’t he?

- Phwooargh, is he ever. (p. 313)

- Qué guapo es, ¿verdad?

- ¡Uf, y que lo digas!

- Blimey, that’s a bit quick. (p. 103)

- ¡Pero bueno! Eso es pasarse de rápido.

- Wow, you’re here. (p. 269)

- ¡Anda! Estás aquí.

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- Uh oh. A no-hoper then? (p. 248)

- ¿Cómo? ¿No hay por donde cogerlo, entonces?

- What you need is a serious makeover and tah dah! (p. 189)

- Lo que te hace falta es un cambio radical y ¡tachán!

2.2.1.2. Oh (73). Requiere comentario aparte la interjección oh, pues es la que ha presentado
tradicionalmente mayores problemas de traducción, quizá porque su empleo en todo tipo de
situaciones de muy variada índole la convierte en una partícula de difícil sistematización a
la hora de fijar sus correspondencias en español. A diferencia del inglés, en nuestra lengua
apenas se usa la interjección oh; casi nunca está presente en la conversación coloquial y, por
consiguiente, las numerosas veces en que aparece en los diálogos en inglés, hay que recurrir
a diversas estrategias para su traducción:

2.2.1.2.1. Se utiliza, con gran frecuencia, para expresar emociones de todo tipo (sorpresa,
temor, decepción, etc.), para las que el español dispone de mayor variedad de interjecciones
que el inglés, por lo que el calco de oh, además de poco natural, resulta estilísticamente
empobrecedor y repetitivo:

- Oh poor you. (p. 26)

- Huy/ay, pobrecita. (Pena, compasión)

- Oh. I didn’t realize you were here. (p. 271)

- Ay/Ah, no me había dado cuenta de que estabas aquí. (Sorpresa)

- We just have these little games to play.

- Oh? (p. 200)

- Nos dedicamos a jueguecitos como estos.

- ¿Ah, sí? (Extrañeza)

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- Exactly. Oh. (p. 134).

- Eso digo yo. Uf. (Alivio)

- I remember reading a book by that guy, oh, what’s his name. (p. 277)

-Recuerdo que leí un libro de ese hombre, eeh, cómo se llama. (Titubeo, duda)

-Oh Geraldine, if only you know about Ben’s background. (p. 42)

-¡Ay, Geraldine, si conocieras el pasado de Ben! (Temor)

2.2.1.2.2. Oh se usa también a menudo como mecanismo intensificador o enfatizador del


enunciado que acompaña, función de la que carece esta interjección en español. Por tanto,
en estos contextos, en vez de calcar el oh, es preferible recurrir a otras fórmulas más propias
de la intensificación en nuestra lengua:

-Oh shut up you two. (p. 32)

-Callaos ya/ ¿os queréis callar ya?/ ¿por qué no os calláis?

-Oh Jemima, stop being such a wimp. (p. 351)

-Venga ya, Jemima, deja de actuar como una niña pequeña.

-Oh forget that. (p. 53)

-No te preocupes más por eso.

-Oh that’s tough. (p. 154)

-Pues sí que es duro.

-Oh wonderful things. (p. 200)

-Pero qué maravilla.

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-Oh, I give up. (p. 371)

-Mira, lo dejo.

-Oh my God6, that’s George Clooney. (p. 325)

-¡Anda, si es George Clooney!

2.2.1.2.3. En otras ocasiones, aparece en el discurso como una especie de coletilla vaga e
imprecisa de la conversación que ni siquiera expresa ningún tipo de emoción en particular,
sobre todo cuando va junto a fórmulas rutinarias y expresiones coloquiales muy usuales
como thank you, well, right, don’t worry, de modo que la omisión se convierte, en estos casos,
en el mejor procedimiento en la traducción al español:

-Oh hi, Ben! (p. 164)

-¡Hola, Ben!

-Oh well, at least we’re not paying for it. (p. 53)

-Bueno, al menos no tenemos que pagar.

-Oh. Right. (p. 263)

-Vale.

-Oh thanks, Sophie (p. 107)

-Gracias, Sophie.

2.2.2. Acuerdo, asentimiento o aprobación

2.2.2.1. Oh, yes (5). Uno de los anglicismos pragmáticos más extendidos y criticados es la
traducción de oh, yes! por ¡oh, sí, inexistente en nuestra lengua. Se trata de una de las fór-
mulas más frecuentes, en los países anglófonos, para expresar acuerdo, aprobación o asen-
timiento en la conversación y, por ello, el calco resulta muy cansino y artificial en el discurso
español, donde lo habitual, en estos contextos, es la interjección ah:

6
Aclaramos que, en oh God!/oh my God!, tan frecuentes sobre todo en el inglés estadounidense, el oh forma ya parte de esta fórmula enfática
de gran fuerza expresiva y su traducción casi nunca equivale a ¡oh, Dios mío!, puesto que los hablantes españoles, sobre todo los jóvenes,
recurrirían, en estas situaciones de sorpresa, indignación, etc., a otras variantes pragmáticas (v. 2.2.1.1).

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-Oh yes, sorry, I forgot. (p. 50)

-Ah, sí [es verdad]; lo siento, se me olvidó.

2.2.2.2. Uh huh (2); ah ha (2). Aclaramos que estas dos interjecciones no poseen idéntico
valor, puesto que ah ha presenta un matiz más irónico y de mayor fuerza expresiva que uh
huh, que suele indicar solamente acuerdo o asentimiento. No obstante, los dos sentidos los
recoge la partícula española ajá. En ambos casos, la traducción no presenta dificultades,
puesto que contamos con el equivalente ajá:

-You’re from England?

-Uh huh. (p. 269)

-¿Eres de Inglaterra?

-Ajá.

-You haven’t got a moustache!

-Ah ha! It works then? (p. 373)

-¡Pero si tú no tienes bigote!

-¡Ajá! ¿A que funciona?

2.2.3. Desaprobación, rechazo, desdén o asco

2.2.3.1. Ugh (1); nah (2); sssh (1); yeuch (2); eurgh (1). Se trata de interjecciones que imitan
sonidos despectivos antepuestos o pospuestos a comentarios de desaprobación, rechazo,
desdén o asco. En español, también es rico el inventario de esta modalidad: puaf, bah, buak,
pss, pche, entre otras. Ejemplos:

-Can you imagine what their flat is like? Ugh. (p. 28)

-¿Se imaginan cómo tendrán el piso? Puaf.

-I thought Charlie was a good kisser.

-Yeuch, eurgh, yeuch. (p. 371)

-Creía que Charlie besaba bien.

-Buak, puaf, buak.

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-Sssh! What a difference? (p. 58)

¡Pss! ¿Y qué cambia eso?

-Nah, must be just me. (p. 101)

-Bah, serán tonterías mías.

2.2.4. Sobresalto, susto o dolor

2.2.4.1. Ouch (2); ooops (1). Disponen de equivalentes claros en español (ay, huy):

-A pile of stuff comes out, just missing me. Ouch! (p. 373)

-Por poco me cae encima una pila de trastos que se va al suelo. ¡Ay!

-Ooops. Sorry. (p. 88)

-Huy, lo siento.

2.2.5. Alivio

2.2.5.1. Phew (3). Este caso tampoco reviste mayor complicación, pues casi siempre se
traduce por uf, aunque, en español, esta última se emplea también a veces para denotar
admiración (¡uf, vaya casa!) o preocupación (¡uf, no va a aprobar!), por lo que tanto el tono y
como el contexto de empleo son muy variables. Ejemplo:

-Phew. You gave me a right fucking scare. (p. 179)

-Uf. Me diste un buen susto, joder.

2.2.6. Duda, reserva, indecisión, desconfianza, placer

2.2.6.1. Er (9), um (9), hmm (13), mmmm (10). Cuando el hablante se muestra dubitativo,
inseguro o necesita tiempo para pensar la respuesta o continuar su discurso, también se
suele recurrir, en especial, a los sonidos nasales en español7 (hum, em, mmm), aunque estas
mismas formas, tanto en inglés como en nuestra lengua, sirven, además, para transmitir pla-
cer (¡hum, qué rico!) o desconfianza (¡mmm, me huele a gato encerrado!):

7
Existen, además, para este fin, partículas que no tienen sonido nasal de uso muy extendido entre los hispanohablantes como eeh (lo que quiero
decir es, eeeh, esto, eeeh, que no voy a ir), equivalente al er detectado en nuestro corpus.

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-Mmm. I think they’re called bleachers or something. (p. 373)

-Em/eeh, creo que se llaman gradas o algo así.

-Hmm. Why does this piece of knowledge make me feel uncomfortable? (p. 282)

-Hum. ¿Por qué enterarme de esto me hace sentir mal?

-I’m starving, mmm, this looks delicious. (p. 255)

-Qué hambre tengo. Hum, esto tiene pinta de estar muy rico.

-You’re the new bloke on London Nights aren’t you?

-Um, yes. (p. 291)

-¿Eres el nuevo presentador de London Nights, verdad?

-Em/eeeh, sí.

-I think you’re forgetting that, er, I’m not a celeb. (p. 226)

-Creo que olvidas que yo, eeh, no soy famoso.

2.2.7. Sarcasmo, incredulidad, ironía

2.2.7.1. Ha (5), whoa (2). En este apartado, funcionan en el discurso coloquial español las
interjecciones ja, jaja, jiji, jeje:

-I’m addicted to exercise. Ha! Me! (p. 180)

-Estoy enganchada al ejercicio. ¡Ja! ¡Yo!

-Ha! Serves them right.

-¡Ja! Ellos se lo han buscado.

-Not that it was ha, ha, funny, just intimate I suppose. (p. 262)

-No que fuera, jiji, jaja, gracioso, sino íntimo, supongo.

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-Whoa. Better put your chastity belt on. (p. 296)

-¡Ja! Más vale que te pongas el cinturón de castidad.

3. CONCLUSIONES
Aunque somos plenamente conscientes de la necesidad de estudiar, en investigaciones fu-
turas, un corpus más amplio de fuentes para llegar a conclusiones más definitivas que permitan
fijar pautas de traducción de acuerdo con las equivalencias y divergencias en el uso de las inter-
jecciones en inglés y en español, este primer análisis nos ha permitido observar ciertas tenden-
cias y establecer una serie de rasgos generales:

-La práctica ausencia de interjecciones onomatopéyicas, quizá por ser más propias de otras
tipologías textuales como los cómics o la literatura infantil y juvenil.

-El predominio de las interjecciones emotivas (159) frente a las apelativas (4), circunstancia
lógica si tenemos en cuenta la alta frecuencia de enunciados emotivos en la conversación
coloquial.

-El elevado grado de equivalencia pragmática de las interjecciones apelativas en inglés y


en español, lo que minimiza o elimina las dificultades en el proceso de traducción de esta
modalidad.

-La existencia de equivalentes claros en las dos lenguas en el uso pragmático de los si-
guientes tipos de interjecciones emotivas: (a) desaprobación, rechazo, desdén o asco (con
rico inventario de partículas tanto en inglés como en español); (b) duda, reserva, indecisión,
desconfianza, placer (con preferencia por los sonidos nasales en ambos idiomas); (c) alivio;
(d) sobresalto, susto o dolor; (e) sarcasmo, incredulidad, ironía.

-En el caso de las interjecciones emotivas de sorpresa, extrañeza, admiración, decepción,


compasión y temor, no se aprecia correspondencia en las dos lenguas, ya que, en español,
en estos contextos son mucho más frecuentes las fórmulas poderativas (¡ahí va!, ¡anda!) o,
incluso, ciertas expresiones malsonantes. Por lo tanto, se deben evitar calcos pragmáticos
como ¡uuuuh! o ¡guau!, tan frecuentes en la traducción de material audiovisual estadouni-
dense.

-La interjección oh dispone de funciones y usos pragmáticos muy distintos en los dos idio-
mas, por lo que su traducción es compleja. En inglés, aparece, con gran frecuencia, en todo
tipo de situaciones, mientras que, en el español actual, apenas se utiliza (carece tanto de la
función enfatizadora como la de simple latiguillo inexpresivo). Por todo ello y para evitar el
calco pragmático, su traducción requiere diversas estrategias como la sustitución por otras
partículas más propias del español (ah, ay, huy) o la omisión. Destaca el caso de oh, yes,
pues uno de los anglicismos pragmáticos más extendidos y criticados es su traducción por
¡oh, sí!, en vez del habitual ah, sí.

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4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Revista de Lingüística y Lenguas Aplicadas | 187

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