Conquista de México
Conquista de México
Conquista de México
La Conquista de México se refiere principalmente al sometimiento del estado mexica o azteca, logrado
por Hernán Cortés en el nombre del rey Carlos I de España y a favor del Imperio
español entre 1519 y 1521. El 13 de agosto de este último año, la ciudad de México-Tenochtitlan cayó
en poder de los conquistadores españoles, después de dos años de enconados intentos bélicos,
políticos y conspirativos, en los que participaron junto con los españoles invasores, los pueblos
previamente avasallados por los mexicas, en un afán por rebelarse —aprovechando la alianza
circunstancial de los recién llegados— de las condiciones de sojuzgamiento en que vivían.
Hubo posteriormente otras expediciones y campañas militares, tanto de Hernán Cortés como de sus
capitanes, entre 1521 y 1525, en la zona central, norte y sur del territorio del actual México, las cuales
fueron sentando los primeros límites del Virreinato de Nueva España. Desde esta base inicial, la
conquista fue continuada con la incorporación de otros territorios por diversos conquistadores
y Adelantados: California, la península de Yucatán, la zona occidental conocida como Nueva Galicia, la
zona noreste conocida como Nuevo Reino de León, la zona norte en donde se encontraba la Nueva
Vizcaya y otros territorios de América del Norte y Central. A partir de estos acontecimientos, que
modificaron drásticamente la geopolítica mundial en los albores del siglo XVI, discurrirían
aproximadamente tres siglos de dominación colonial española.
Las fuentes principales de información de las campañas de Cortés y sus capitanes son las crónicas de
Indias redactadas en el siglo XVI, de las que destacan la Historia verdadera de la conquista de la Nueva
España de Bernal Díaz del Castillo, quien participó en las campañas bélicas, las cartas de relación de
Hernán Cortés al rey Carlos I de España, y la obra de Francisco López de Gómara, conocida
como Historia general de las Indias, quien nunca pisó el continente americano pero conoció a Cortés y
se documentó con los relatos de los soldados que participaron en la conquista.
Índice
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1 Antecedentes de la conquista
2 La conquista
3 La Nueva España
o 4.3 Yucatán
5 Véase también
6 Referencias
o 6.1 Notas
o 6.2 Bibliografía
7 Enlaces externos
En enero de 1516 murió Fernando el Católico y para entonces había transcurrido casi un cuarto de siglo
desde los descubrimientos colombinos. Debido a la imposibilidad para gobernar de su hija Juana I,
había nombrado en su testamento a su nieto Carlos I como su sucesor,1 pero antes de que éste
asumiera el trono, el cardenal primado Francisco Jiménez de Cisneros ejerció brevemente la regencia
de Castilla.2 En Nueva España ya se tenían noticias de que en el territorio ignoto había pueblos "muy
ricos en oro y otros metales preciosos".3 Como medio para hacerse de esas riquezas, se proclamó una
ley que autorizaba el rescate de oro4 con la cual se promovía que los españoles viajaran aAmérica para
comerciar con los nativos, dando de sus ganancias el 20% o «quinto del rey»5 y a fin de lograr ese
propósito y regular el comercio de las Indias Occidentales, se creó la Casa de Contratación en 1503.
Esta fue controlada por el obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, quien a su vez designó como
tesorero a Sancho de Matienzo y como contador a Juan López de Recalde. A la muerte del gran
cardenal Cisneros en octubre de 1517, recayeron los asuntos ultramarinos del rampante Imperio
español en el obispo de Burgos.1
Años antes, en 1514, el almirante y gobernador de las islas del mar Caribe Diego Colón y Moniz
Perestrello había sido llamado a comparecer ante el rey Fernando el Católico por su mala
administración. Por ello el cardenal Cisneros envió como sustitutos a los frailes jerónimos Luis de
Figueroa, Bernardino de Manzanedo, Alonso de Santo Domingo, y Juan de Salvatierra a la isla La
Española.1 Diego Velázquez de Cuéllar era el teniente de gobernador de la isla Fernandina (Cuba),
residía en Baracoa y estaba supeditado a las órdenes, más de nombre que en realidad, de Diego
Colón.6
En Cuba, los españoles basaban su riqueza en las encomiendas y en la explotación de los nativos a
quienes se les permitía esclavizar, pero debido a que la población nativa había sido diezmada por las
campañas de conquista y las enfermedades, los colonos estaban ansiosos de conseguir nuevas
oportunidades de medro. Fue así que tres amigos de Velázquez: Francisco Hernández de Córdoba,
Lope Ochoa de Caicedo y Cristóbal de Morante se organizaron para comprar dos naos con la intención
de viajar hacia occidente.7 El gobernador Diego Velázquez pagó un bergantín, consiguiendo también los
permisos necesarios ante los frailes jerónimos para realizar la expedición, pues era requisito contar con
su visto bueno.7 El objetivo del viaje fue encontrar esclavos,8 sobre todo en el caso del gobernador
Velázquez,7 pero los que encabezaron las naves pretendían descubrir nuevas tierras para poblar y
gobernar.9 Contrataron como piloto mayor a Antón de Alaminos, los pilotos auxiliares fueron Pedro
Camacho de Triana y Juan Álvarez «el Manquillo» de Huelva; como capellán viajó fray Alonso González
y como veedor Bernardo Iñíguez.7
El 8 de febrero de 1517 zarparon del puerto de Santiago tres embarcaciones con ciento diez
hombres10 y navegaron por la banda norte de la isla de Cuba realizando diversas escalas. Al llegar a la
punta de San Antón pretendieron poner rumbo hacia las Islas de la Bahía7pero fueron sorprendidos por
una tormenta en el canal de Yucatán, habiendo llegado los primeros días de marzo a la deshabitada Isla
Mujeres. En dicho lugar encontraron diversas figurillas de mujeres desnudas dedicadas a la diosa
maya de la fertilidad Ixchel. Posteriormente cruzaron hacia la costa norte de la península de
Yucatán avistando Ekab, lugar que bautizaron como el «Gran Cairo». Fondearon las naves y los
pobladores del lugar, con cara alegre y muestras de paz, se acercaron en canoas invitando a los recién
llegados a tierra firme, diciendo «cones cotoch», «cones cotoch»; que significa: «andad acá a mis
casas», motivo por el cual lo llamaronpunta Catoche.11 Al día siguiente, 5 de marzo, los expedicionarios
españoles aceptaron la invitación y al desembarco el capitán Hernández de Córdoba tomó posesión
formal en nombre del rey de lo que él creía una isla a la que bautizó con el efímero nombre deSanta
María de los Remedios. Terminado el protocolo, los expedicionarios siguieron a los mayas tierra adentro
donde fueron emboscados. En la escaramuza que siguió, murieron dos españoles y quince nativos.
Hernández dio la orden de regresar a las embarcaciones, no sin antes haber capturando a dos
indígenas, a quienes más tarde apodaron Julianilloy Melchorejo. Estos nativos fueron a la postre los
primeros traductores maya-español.7
La expedición siguió navegando la costa norte de la península. El 22 de marzo llegaron a Can Pech,
bautizando el lugar como puerto de Lázaro y desembarcaron para aprovisionarse de agua. Mientras se
abastecían, los expedicionarios fueron rodeados por un grupo de mayas quienes cuestionaron su
presencia, asombrándose cuando los nativos señalaron al oriente diciendo: «castilán», «castilán». Los
españoles fueron guiados a la población cercana en donde fueron bien recibidos y ahí pudieron
constatar que en un templo se encontraban paredes manchadas de sangre de algún sacrificio
recientemente efectuado.12 Entonces el halach uinik advirtió a los visitantes que deberían marcharse o
de lo contrario comenzarían las hostilidades, ante lo cual Hernández de Córdoba ordenó a sus hombres
zarpar de inmediato.12 En el mar fueron sorprendidos por un viento de norteque provocó el derrame del
agua recién abastecida, por lo que volvieron a desembarcar un poco más al sur en Chakán Putum. En
esta ocasión otro grupo de mayas, cuyo líder eraMoch Couoh, atacó a los expedicionarios sin previo
aviso provocándoles más de veinte bajas e hiriendo al propio Hernández de Córdoba. En ese punto
hubieron de huir los expedicionarios, dejando atrás una de las embarcaciones pues ya no tenían
suficientes hombres para navegarla.12 Los españoles sedientos se dirigieron a la Florida donde
finalmente pudieron abastecerse de agua dulce, pero nuevamente fueron atacados por los nativos de
esta región.7
La accidentada expedición regresó al puerto de Carenas en la isla de Cuba, donde se dio parte de lo
acontecido a Diego Velázquez. El gobernador dejó en claro que enviaría una nueva expedición pero
bajo un nuevo mando. Al enterarse de esta decisión, Hernández de Córdoba juró viajar a España para
quejarse ante el rey13 pero murió diez días más tarde a consecuencia de las heridas recibidas en
Chakán Putum.7 A causa de los indígenas que habían sido recogidos se creyó que existía oro en la
región, se confirmó la existencia de algunos supervivientes al naufragio ocurrido en 1511 en el Golfo del
Darién y por una mala interpretación se pensó que el lugar recientemente descubierto era llamado en
idioma maya Yucatán, nombre con el que desde entonces, se llamó al territorio. Viendo Velázquez la
importancia de estos hallazgos, solicitó dos permisos para continuar las exploraciones: el primero fue
dirigido a los frailes jerónimos en Santo Domingo y el segundo directamente al rey Carlos I de España,
solicitando el nombramiento de unadelantado.14
Al año siguiente el gobernador organizó una segunda expedición recuperando las naos del primer viaje,
y añadió una carabela y un bergantín.15 Nuevamente fueron como pilotos Alaminos, Camacho y Álvarez,
a los que se sumó Pedro Arnés de Sopuerta como cuarto navegante.14 Velázquez designó a su
sobrino Juan de Grijalva como capitán general y como capitanes de los otros navíos a Francisco de
Montejo, Pedro de Alvarado y Alonso de Ávila, quienes se responsabilizaron de suministrar pertrechos y
bastimentos a las embarcaciones.16 En el viaje participó Juan Díaz, quien además de desempeñarse
como capellán, escribió el Itinerario de la armada. El veedor fue Peñalosa y el alférez generalBernardino
Vázquez de Tapia.17 Hacia finales de enero de 1518 las embarcaciones zarparon de Santiago,
navegaron por la banda norte haciendo escala en Matanzas, en donde completaron sus
abastecimientos. El 8 de abril dejaron este puerto y llegaron a la isla de Cozumel el 3 de mayo. Por la
fecha, Grijalva bautizó el lugar como Santa Cruz de la Puerta Latina.
Cuando desembarcaron en la isla los nativos huyeron al interior de la misma, solamente contactaron a
dos ancianos y a una mujer que resultó ser jamaiquina. La mujer había llegado dos años antes de forma
accidental pues su canoa fue arrastrada por la corriente del canal de Yucatán y sus diez compañeros
habían sido sacrificados a los dioses mayas. Esta mujer actuó como intérprete ya que algunos
españoles conocían su idioma.16 En un pequeño templo, Vázquez de Tapia izó la bandera Tanto
Monta y el notario Diego de Godoy de forma protocolaria leyó el requerimiento.14 Al poco rato se
acercaron los mayas e ignorando inicialmente la presencia de los españoles, el halach uinik realizó una
ceremonia a sus dioses quemando copal. Acto seguido, Grijalva ordenó a Juan Díaz oficiar una misa.
De esta forma se entabló una comunicación amistosa por ambas partes. Los españoles no pudieron
rescatar oro, pero recibieron pavos, miel y maíz. Prolongaron su estancia en este lugar durante cuatro
días.14
Entrevista entre Juan de Grijalva y el cacique maya Tabscoob, ocurrida enPotonchán el 8 de junio de 1518.
Después de abandonar Cozumel navegaron brevemente hacia el sur, exploraron Zamá (Tulúm),15 y
la Bahía de la Ascensión, la cual creyeron que era el límite de la «isla de Yucatán». Grijalva ordenó
cambiar de rumbo hacia el norte para rodear la península y dirigirse a las cercanías de Chakán Putum.
Tal como lo hiciera la primera expedición, se abastecieron de agua en el lugar. Aunque en esta ocasión
pudieron obtener de los nativos un par de máscaras adornadas con oro, fueron nuevamente advertidos
de abandonar el sitio.17 Haciendo caso omiso, pasaron la noche escuchando los tambores de guerra15 y
al día siguiente se confrontó una fuerte batalla. Esta vez el resultado favoreció a los españoles, quienes
infligieron severas bajas a los mayas que terminaron por retirarse. A pesar de que los expedicionarios
tuvieron sesenta heridos —entre ellos el capitán Grijalva que recibió tres flechazos y perdió dos
dientes— la acción fue considerada una victoria contundente. Durante la batalla sólo murieron siete
españoles, incluyendo a Juan de Guetaria. Más tarde la cifra aumentó, pues durante el viaje murieron
trece soldados a consecuencia de las heridas.14
Las embarcaciones se dirigieron hacia el oeste, llegaron a la Isla del Carmen en la Laguna de Términos,
punto al que bautizaron como Puerto Deseado.15 El piloto Alaminos pensó que ahí era el otro límite de
«la isla de Yucatán». Prosiguieron su viaje llegando a la región deTabasco, en donde habitaban los
mayas chontales. Se apoderaron de cuatro nativos, a uno de ellos lo llamaron Francisco, quien les sirvió
como intérprete del idioma chontal.14 El 8 de junio descubrieron el afluente al que nombraron río
Grijalva18 y desembarcaron en Potonchán, donde Juan de Grijalva se entrevistó con el cacique
maya Tabscoob, quien le obsequia unas piezas de oro.6 Animados por ello, pasaron el río Tonalá y un
poco más al oeste Pedro de Alvarado tomó la iniciativa de navegar el río Papaloapan.19 Este incidente
molestó a Grijalva y a partir de entonces hubo un distanciamiento entre ellos. 14
A lo largo de la costa fueron encontrando diversos asentamientos humanos. Llegaron a mediados de
junio a una isla donde encontraron un templo y cuatro indígenas muertos, los cuales aparentemente
habían sido sacrificados al dios Tezcatlipoca, por lo que el lugar fue nombrado Isla de
Sacrificios.14 Desembarcaron en Chalchicueyecan. Ahí Grijalva preguntó a por el motivo de aquellos
sacrificios. El intérprete maya chontal Francisco respondió que habían sido ordenados por los colhuas,
pero la respuesta fue malinterpretada y se creyó que el lugar se llamaba Ulúa. Por la fecha que era 24
de junio, el lugar fue bautizado como San Juan de Ulúa. En el lugar rescataron oro con los totonacas.
Éste era uno de los pueblos sometidos por los mexicas.20
Días más tarde llegaron los calpixques Pínotl, Yaotzin, y Teozinzócatl, quienes acompañados de
Cuitlapítoc y Téntlil, se presentaron como embajadores del huey tlatoaniMoctezuma Xocoyotzin.21 En
forma pacífica se realizaron intercambios de regalos. Grijalva pudo de esta forma percatarse que
los aztecas —o mexicas— dominaban la región y que eran temidos y odiados por los pueblos
sometidos. Pedro de Alvarado fue enviado de regreso a la isla de Cuba para notificar y entregar los
tesoros obtenidos a Diego Velázquez.14
Las embarcaciones fueron atacadas por los nativos huastecos en el río Pánuco, grabado de Van Beecq.
Mientras tanto en Santiago, Diego Velázquez no tenía noticias de los expedicionarios y se encontraba
preocupado por la tardanza. Por tal motivo, decidió enviar una carabela de rescate al mando
de Cristóbal de Olid, quien logró llegar a Cozumel, pero al continuar su trayectoria, la nave se averió.
Olid abortó la misión y regresó a Cuba.23
Cuando el gobernador recibió a Pedro de Alvarado en la isla, quedó impresionado por el reporte del
viaje. De inmediato mandó a fray Benito Martín a España, para que éste notificara al obispo Juan
Rodríguez de Fonseca y al rey Carlos I las noticias de los territorios descubiertos. Como soporte fue
enviado el Itinerario de la armada y algunos objetos de oro.14 A pesar de los logros de la
expedición,24Velázquez estaba a disgusto con su sobrino ya que no había desobedecido sus
órdenes.14 De acuerdo a las órdenes oficiales, Grijalva no debería haber establecido ninguna colonia
durante el viaje, pero extraoficialmente el gobernador esperaba lo contrario.25
Hernán Cortés.
Sin haber recibido respuesta del nombramiento de adelantado, Diego de Velázquez organizó una
tercera expedición. El gobernador consideró que su sobrino había fracasado en su misión 26 y por tanto
requería de un nuevo capitán. Después de ponderar sus opciones y a instancias de su
secretario,27 Andrés de Duero, y el contador Amador Lares, optó por Hernán Cortés,28 quién entonces
era alcalde deSantiago.26
Ambos firmaron unas capitulaciones e instrucciones el día 23 de octubre de 1519.29 En los documentos
que fueron redactados por Andrés de Duero, el preámbulo se contrapone a las 24 instrucciones.26 Tales
contradicciones fueron, y han sido a través de los siglos, el motivo principal de la controversia que surgió
como resultado de la insurrección de Hernan Cortés.Diego de Velázquez firmó como adjunto del
almirante y comandante en jefe Diego Colón y Moniz Perestrello, pues todavía no había recibido
nombramiento por parte del rey de España. El gobernador de Cuba temía que desde La
Española o Jamaica alguien más se adelantara en una empresa similar.26
Se lograron reunir en total once embarcaciones. Tres aportadas por Diego de Velázquez, tres por
Hernan Cortés y el resto por los capitanes que participaron en la expedición. Pero a última hora el
gobernador cambió de opinión y decidió destituir a Cortés, enviando a Amador de Lares a la entrevista y
por otra parte bloqueando el suministro de insumos. Cortés decidió marcharse de Santiago evadiendo
las órdenes y avisando al contador Lares, quien transmitió las noticias al gobernador Velázquez. El día
de los hechos éste se apersonó en el muelle para inquirir sobre la situación y Cortés, rodeado de sus
hombres armados, lo interpeló «Perdonadme, pero todas estas cosas se pensaron antes de ordenarlas.
¿Cuáles son vuestras órdenes ahora?».30 Ante la evidente insubordinación Velázquez no respondió y
los barcos zarparon de Santiago el 18 de noviembre de 1518 con dirección al occidente de la misma
isla.26 Pararon en la banda sur del puerto de la Trinidad, durante casi tres meses se reclutaron
soldados,31 asimismo se abastecieron de alimentos y de pertrechos.32
Los capitanes designados por Cortés fueron: Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila, Alonso Hernández
Portocarrero, Diego de Ordás,Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Juan
de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid yGonzalo de Sandoval. Como piloto mayor
nombró a Antón de Alaminos quién conocía la zona por haber participado en las expediciones
de Hernández de Córdoba en 1517, de Juan de Grijalva en 1518 y de Juan Ponce de León a la Florida
en 1513.33
Cortés pudo reunir quinientos cincuenta españoles (de los cuáles cincuenta eran marineros) y a
dieciséis caballos. Además, desobedeciendo las instrucciones de Velázquez, llevó doscientos auxiliares,
algunos eran nativos de la isla y otros eran esclavos de raza negra. Mientras tanto en España, el rey
Carlos I había firmado el 13 de noviembre de 1518, el documento que autorizaba a Velázquez a realizar
la expedición.34
El gobernador de Cuba realizó un segundo intento por detenerlo. Había enviado diversas cartas, una de
ellas dirigida al propio Cortés, en la que se le ordenaba esperar.30 Las otras estaban dirigidas a Juan
Velázquez de León, Diego de Ordás, y al alcalde de la Trinidad Francisco Verdugo y en ellas pedía
entretener la salida de la expedición e incluso ordenaba la aprehensión del caudillo. 35 Como último
intento, el gobernador envió a Gaspar de Garnica para aprehender a Cortés en La Habana, no obstante
lo cual los barcos de Cortés abandonaron las costas de Cuba el 18 de febrero de 1519.36 Nueve barcos
zarparon por la banda sur y dos barcos por la banda norte. La bandera de insignia era de fuegos
blancos y azules con una cruz colorada en medio, y alrededor un letrero en latín que decía Amici
sequamur crucem, & si nos habuerimus fidem in hoc signo vincemus, que significa: «Hermanos y
compañeros: sigamos la señal de la Santa Cruz con fe verdadera, que con ella venceremos».37
Desde mediados del siglo XV el estado mexica se venía extendiendo por un gran territorio, sometiendo
a diversos pueblos y volviéndolos tributarios, de ahí el calificativo de imperio. Hacia 1517 el huey
tlatoani, o gobernante en turno, llamado Moctezuma Xocoyotzin continuaba las campañas militares de
expansión.38 Los tlaxcaltecas, vecinos cercanos de los mexicas, eran una comunidad que había resistido
tenazmente al dominio y la expansión de estos, encontrándose por ese entonces al límite de su
resistencia, pues por todos los puntos cardinales a su alrededor las poblaciones que los rodeaban
habían sido conquistadas, quedando ellos virtualmente sitiados.39
Por otro lado, tras la caída de Tula, corría la leyenda de que el dios Quetzalcóatl que había partido del
panteón mexica y que volvería algún día llegando por el mar del oriente, de donde nace el sol y en
donde supuestamente vivían los dioses. Esta leyenda de Quetzalcóatl era bien conocida por los
mexicas.21 Algunos profetas y fanáticos religiosos vaticinaban el retorno de Quetzalcóatl y lo planteaban
como el fin del señorío vigente. El huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin creía firmemente en estas
profecías debido a ciertos presagios y acontecimientos,40 como la aparición de un cometa, un «fuego
espontáneo» en la casa del diosHuitzilopochtli,41 un rayo en el templo de Xiuhtecuhtli y otros sucesos.42
Para los mexicas era el año 13-conejo,43 cuando comenzaron a llegar noticias de las embarcaciones
españolas que fueron descritas como «montañas que se movían sobre el agua y con hombres barbados
de piel blanca sobre ellas», inmediatamente se relacionó este hecho con el regreso del dios
Quetzalcóatl.43 Moctezuma ordenó al calpixque de Cuextlan, llamado Pínotl, construiratalayas y montar
guardias en la costa en los emplazamientos de Nautla, Toztlan y Mitlanquactla, para vigilar el posible
regreso de las embarcaciones.44
Dado que los primeros encuentros con los españoles terminaban en intercambios comerciales por el
«rescate de oro», en muchos pueblos corrió la idea de que la manera de deshacerse de ellos, sin
pelear, era sencillamente entregarles oro o mujeres y aceptar lo que trajeran para intercambiar.45 De
esta manera, los europeos retornarían a sus naves y se marcharían. Debido a esto, los intercambios se
multiplicaron desde las primeras expediciones españolas pero el efecto fue el contrario al esperado por
los aborígenes, pues se creó en los europeos la idea de que había tesoros inagotables en la zona,
despertándose de esta manera su ambición.46
Tres días después se presentó ante Cortés una persona que se dijo señor de toda la isla. Tras una larga
charla, Cortés le habló sobre el rey de España y la fe católica, además de recalcar sus intenciones
pacíficas si toda la gente de la isla se subordinaba ante España. Aquel halach uinik aceptó las
condiciones y mandó llamar a otros batabob de la isla.49 Unos días después todos los pueblos volvían a
su vida habitual, abandonando aparentemente el culto a sus dioses y adorando a la cruz cristiana y a
una imagen de la Virgen que Cortés les instaló.50
En este lugar, Cortés confirmó la presencia de otros dos españoles que hacia ocho años habían
naufragado en el golfo de Darién y tras sobrevivir en un bote habían sido arrastrados por la corriente
hasta las costas de la península donde fueron hechos prisioneros por los mayas. De estos náufragos ya
había escuchado hablar Cortés en Cuba y quería contactarlos para rescatarlos. Por recomendación
del halach uinik, Cortés envió «cuentas verdes» como pago de rescate a los captores y escribió una
carta dirigida a los náufragos, la cual confió a dos habitantes de la isla para que la entregaran en secreto
y pagaran el rescate. Además mandó dos barcos para que se acercaran lo más posible a aquellas
costas, y esperaran como apoyo, el escape de los náufragos.51
Seis días les estuvieron esperando en esa costa sin tener noticia de los náufragos ni de los mensajeros
enviados. Al ver que esta situación no cambiaba, ambas naves decidieron regresar a Cozumel a
encontrarse con Cortés para notificarle la situación. Dos días después Cortés decidió continuar su
trayectoria hacia Veracruz, sin embargo, el mal tiempo les obligó a detenerse en la costa de la península
de Yucatán y regresar a la isla para reparar la embarcación capitaneada por Juan de Escalante que se
había dañado. Al día siguiente, llegó a la isla una canoa con nativos y con el náufrago Jerónimo de
Aguilar, a quién por su aspecto confundieron con uno de los mayas. Tras entrevistarse con Andrés de
Tapia fue llevado ante Cortés, se unió a la expedición y actuó en adelante como intérprete maya-
castellano.52
Aguilar declaró haberse entrevistado con otro compañero náufrago sobreviviente llamado Gonzalo
Guerrero, pero éste se había adaptado a la vida de la cultura maya y prefirió quedarse en Yucatán, pues
en la población donde vivía había sido nombrado capitán de guerreros o nacom, era casado y tenía tres
hijos. Antes de partir y por consejo de Jerónimo de Aguilar, el halach uinik de Cozumel pidió a Cortés
una carta o salvoconducto que describiera que la población no fuese agredida por futuras expediciones
españolas a la isla, la cual fue otorgada.53 El 4 de marzo de 1519 los conquistadores españoles
zarparon de Cozumel despidiéndose amigablemente de los mayas de la isla.54
Doña Marina o Malintzin, traduce paraHernán Cortés Lienzo de Tlaxcala.
La flota prosiguió el viaje costeando hasta Tabasco. En Potonchán decidieron aprovisionarse de agua y
comida. Los mayas chontales, habitantes del lugar, permitieron el aprovisionamiento y les pidieron irse,
pues no tenían suficiente comida para entregar a los expedicionarios. Cortés se negó y ordenó el
desembarco.55 Infructuosamente intentó por medio de Melchorejo y de Jerónimo de Aguilar más
suministros de comida y oro. El intérprete maya aprovechó la oportunidad para escapar y aconsejó a los
mayas chontales realizar el ataque; ante la negativa y amenazas de los nativos que se preparaban para
la guerra, Diego de Godoy leyó el requerimiento siendo esta la primera actuación notarial en México,
posteriormente y ante la negativa de los nativos de someterse a los españoles, se inició labatalla de
Centla el 14 de marzo de 1519.56 que fue la primera gran batalla de los españoles en tierras de la Nueva
España.
Los españoles lograron la victoria gracias a la superioridad de armas y en especial al temor que los
nativos tenían a los caballos.57 ya que era la primera ocasión que se usaba el caballo en una batalla en
la Nueva España. En el lugar, el capellán Juan Díaz ofició la que sería la primera misa católica en tierra
firme de la Nueva España y Hernán Cortés fundó el 25 de marzo de 1519, el poblado al que bautizado
con el nombre de Santa María de la Victoria.56 que más tarde sería la capital de la provincia de Tabasco
Entrada de Hernan Cortes a la ciudad de¨Potonchan o Tabasco y Batalla de Centla
Una vez vencidos, los mayas chontales entregaron como prenda de paz veinte mujeres, entre las que se
encontraba una esclava de nombre Mallinalli o Malinche Tenépatl, llamada así —Tenépatl— por su
facilidad de palabra,58 la cual fue bautizada y conocida por los españoles como doña Marina —
o Malintzin por los indígenas—, quien se convirtió en intérprete a partir de entonces ya que conocía
elidioma maya y el náhuatl. De esta forma, Jerónimo de Aguilar tradujo del español al maya, y doña
Marina del maya al náhuatl para comunicarse con los mexicas.59
Malintzin, quien más tarde tuvo un hijo de Cortés que se llamó Martín (apodado «el Mestizo») —igual
que Martín Cortés, el otro hijo que tuvo el propio Cortés con su esposa española Juana de Zúñiga—,
habría de convertirse en figura medular de la conquista, no sólo por ser intérprete invaluable, sino
porque con su presencia y actuación fue personaje clave en el surgimiento de una nueva raza. De aquí
que ella sea considerada como la madre y el símbolo del mestizaje que, casi medio milenio después, es
representativo de la nacionalidad mexicana.58
Y con relación a Cortés, sus propios colegas habrían de referirse a él como Malintzine que significa amo
de Malintzin.60 Así se expresa Bernal Díaz del Castillo, refiriéndose a Cortés como Malinche. Años más
tarde el apelativo fue confundido y usado para referir a doña Marina, como <la Malinche>.61
Los españoles continuaron hacia el norte y llegaron el 22 de abril de 1519 a Chalchicueyecan, lugar
previamente bautizado por Grijalva como San Juan de Ulúa. Para los mexicas era el año 1-caña y
el calpixque en turno del emplazamiento de Cuextlan era Teudile,62 quien asistido por el sacerdote de
Yohualichan, formó una pequeña comitiva de bienvenida. Siguiendo las órdenes previas de Moctezuma
Xocoyotzin, se acercaron a los recién llegados en una canoa para preguntar por el señor al mando de
las embarcaciones.63 Moctezuma estaba convencido que se trataba de Quetzalcóatl, había enviado
previamente diversos regalos, objetos de oro y máscaras con turquesas. Cortés les entregó cuentas de
vidrio verdes y amarillas, una silla y un casco, éste último, a los ojos de los mexicas, evocaba al dios de
la guerra Huitzilopochtli. Habiendo desembarcado, y con el objeto de hacer alarde de su poderío militar
e impresionar a los embajadores, Cortés organizó en la playa una carrera de caballos con disparos de
artillería. Casi de inmediato salieron mensajeros hacia Tenochtitlan con los informes para el tlatoani.64
Tan pronto recibió las noticias de lo que sucedía en la costa, Moctezuma Xocoyotzin quedó
impresionado, ya no estaba convencido del regreso de Quetzalcóatl, pensó que podría tratarse
de Tezcatlipoca o incluso Huitzilopochtli.64 Asustado, el huey tlatoani envió mensajes con evasivas,
diciendo a los españoles que le resultaría imposible recibirles en México-Tenochtitlan. Les sugirió
marcharse lo antes posible y envió nuevamente ricos presentes. La respuesta del tlatoani sólo excitó la
codicia de los soldados: Cortés y sus hombres se dieron cuenta que la riqueza del imperio era grande y
que los pueblos sometidos resentían la dominación mexica, por lo que decidió avanzar hacia el interior. 65
Conforme a la ley española, si se fundaba una ciudad con cabildo, ésta era autónoma, así que entre el 5
y 10 de julio de 1519 se creó la Villa Rica de la Vera Cruz que eligió cabildo inmediatamente.66 Era un
plan elaborado meticulosamente por Cortés, quien había analizado y comentado entre sus colegas la
posibilidad de dar este paso mucho antes a la salida de Cuba; sabía por supuesto, que los seguidores
de Velázquez se opondrían, por tal motivo, envió a Francisco de Montejo y Juan Velázquez de León en
una misión de reconocimiento que tuvo el objetivo oficial de buscar un mejor emplazamiento para el
campamento.67
Durante la ausencia de dichos capitanes, Cortés fingió estar decidido a regresar a Cuba, pues de
acuerdo a las instrucciones de Velázquez, los objetivos ya se habían conseguido. Las «protestas» de
sus amigos en favor de continuar la estancia en los territorios y poblar el lugar, cubrieron apariencias
ante los ojos de los velazquistas. Sólo un engaño para hacerles creer el fingimiento del caudillo. 68 Cortés
convocó una asamblea, se hizo de rogar para dimitir al cargo de capitán general del gobernador de
Cuba que le había conferido Diego Velázquez junto a sus instrucciones,29 e hizo que las nuevas
autoridades lo «eligieran» capitán general de una nueva expedición que sólo debería obediencia al rey
de España y de esta manera se desvinculó de la autoridad de las islas. Desde luego los regidores y
funcionarios de la nueva villa fueron sus allegados.69 Fueron nombrados alcaldesAlonso Hernández
Portocarrero y Francisco de Montejo, quien más tarde sería nombrado adelantado en la Conquista de
Yucatán, para que de esta manera éste último quedara implicado en la conspiración. Como regidores
fueron nombrados Alonso de Ávila, Pedro de Alvarado, Alonso de Alvarado y Gonzalo de Sandoval,
como alguacil mayor Juan de Escalante y como procurador general Francisco Álvarez Chico. Fue así
como surgió el primer ayuntamiento en México.68
Se redactó la Carta del Cabildo, fechada el 10 de julio, en la cual «el concejo» comunicó a Carlos I la
fundación de la villa, la designación como capitán general y justicia mayor de Hernán Cortés y se suplicó
reiteradamente no otorgar el nombramiento de adelantado a Diego Velázquez, pues se le acusó de no
haber administrado correctamente los asuntos de Cuba. Incluso se pidió un juicio de residencia para el
gobernador; en el texto se describieron las tierras descubiertas y se anexó el V del rey.70 Para el envío
se designó como procuradores y representantes ante el rey a los alcaldes Francisco de Montejo y
Alonso Hernández Portocarrero, quienes debían viajar directamente a España con el piloto Antón de
Alaminos, pero desobedecieron las órdenes haciendo escala en Cuba, donde rápidamente las noticias y
rumores llegaron hasta Santiago.71 Velázquez envió a Gonzalo de Guzmán y Manuel Rojas en
persecución de los emisarios de Cortés, junto con una carta dirigida al obispo Fonseca a quien solicitaba
ayuda.72
El gobernador de Cuba denunció el acto de rebeldía ante el licenciado Rodrigo de Figueroa, quien
fungía como el nuevo juez de residencia y alcalde mayor de la isla La Española,28 y comenzó a
organizar un ejército para capturar a Cortés. Por otra parte, en España, cuando el almirante Diego Colón
y Moniz Perestrello se enteró de los acontecimientos, escribió una carta al rey solicitando que no fallase
ni a favor de Velázquez, ni a favor de Cortés, pues reclamaba para sí, los derechos de
las capitulaciones de Santa Fe que incluían estos territorios.73
Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas.
Los gobernantes o teuctlishabían conocido a Juan de Grijalva, logrando una buena relación con los
españoles. El teuctli de Cempoala, Chicomácatl,74 fue descrito como un hombre gordo con poca
movilidad para desplazarse pero que, al igual que el teuctli de Quiahuiztlán, recibió amistosamente al
contingente español. En la entrevista, Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a
cambio de sellar una alianza militar de españoles y totonacas. Ahí empezó la insidia política genial de
Cortés que habría de permitirle capitanear una rebelión de pueblos sometidos que sería determinante en
la conquista de los territorios del Imperio mexica.75
Durante esos días llegaron, de forma regular, cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos
pero Cortés aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto. Con temor, los totonacas siguieron el
consejo. El caudillo español jugaba un doble papel: se entrevistó con los recaudadores y puso a dos de
ellos en libertad fingiendo no conocer la actitud de los totonacas, además envió un falso mensaje de paz
al tlatoani de Tenochtitlan, prometiendo ayudarlo para someter a los «alzados».76 A la mañana siguiente,
Cortés reclamó a losteuctlis totonacas el «escape» de los dos recaudadores, y fingiendo enojo, hizo
conducir a los tres restantes a las embarcaciones. La estratagema del caudillo era obtener el apoyo
incondicional del pueblo totonaca y engañar a Moctezuma.77 Días más tarde, llegó una segunda
embajada de Moctezuma, esta vez a cargo de Motelchiuh y dos sobrinos de Cacamatzin, que llegaron
con regalos y agradeciendo el apoyo que ofrecía Cortés para someter a los «alzados». Éste habló de
forma secreta con el teuctli de Quiahuiztlán, a quien dijo que ya podía considerarse libre de su yugo y le
recomendó «liberar» a los otros tres recaudadores. Motelchiuh regresó feliz a Tenochtitlan con los
recién liberados.71
En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos totonacas que
dejaron de pagar tributo. Cortés asistió con la caballería y pudo vencerlos rápidamente, lo que
convenció a los teuctlis de Quiahuiztlán y Cempoala de la efectividad de las fuerzas españolas y no
dudaron en refrendar la alianza.78 Treinta pueblos totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la
alianza y marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan, ofreciendo un gran número de tamemes para
transportar la artillería de los europeos.
Los totonacas aportaron mil trescientos guerreros a la empresa de Cortés.79 Sus comandantes
principales fueron Mamexi, Teuch y Tamalli. El acuerdo se realizó sobre la base de que, una vez
derrotados los mexicas, la nación totonaca sería libre.80 Las ciudades de Cempoala y Quiahuiztlán
fueron bautizadas respectivamente como Nueva Sevilla y Archidona, pero dichos nombres no
subsistieron.71
Hernán Cortés mandó hundir sus naves («Cortés dio con los navíos al través») grabado de Van Beecq.
Después de la partida de los emisarios, Alonso de Grado y Alonso de Ávila fueron nombrados alcaldes
sustitutos de la Villa Rica de la Vera Cruz. Poco después de dicho nombramiento, un grupo inconforme
de amigos de Diego Velázquez decidió regresar a Cuba, entre los que estaban fray Juan Díaz, Juan
Velázquez de León, Diego de Ordás, Alonso de Escobar, Juan Escudero, el piloto Diego Cermeño, y los
marineros Gonzalo de Umbría y Alfonso Peñate.81 Ante la situación se celebró un consejo de guerra
presidido por Cortés y organizado por el regimiento de la villa con el respaldo de los nuevos alcaldes.
Como resultado Juan Escudero y Diego Cermeño fueron sentenciados a morir en la horca, a Gonzalo de
Umbría se le cortó parte de un pie, y a los demás se le puso bajo arresto. Cuando los amotinados fueron
puestos en libertad, se convirtieron en incondicionales del caudillo.71 Adicionalmente, como medida
preventiva para futuras conspiraciones, Cortés mandó barrenar y hundir la mayor parte de los
barcos.82 A manera de excusa se dijo que las embarcaciones eran «innavegables» y dicha declaración
fue respaldada por los seguidores de Cortés.71 De acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, quienes
pretendían desertar se vieron obligados a continuar en la empresa. Los que estaban a favor de la
aventura, no necesitaban artificios para decidirse: Pues, ¿de qué condición somos los españoles para
no ir adelante, y estarnos en partes que no tengamos provecho de guerra?
El alguacil mayor de la Villa Rica, Juan de Escalante, quedó al cuidado de la guarnición con un pequeño
grupo de soldados, en su mayoría viejos y heridos; las órdenes de Escalante incluían brindar el apoyo
necesario al pueblo totonaca, ante eventuales hostilidades que perpetrasen los mexicas y vigilar la
costa.83
Mientras tanto, el gobernador de la isla de Jamaica, Francisco de Garay, envió una expedición de
exploración con tres navíos y doscientos setenta hombres al mando de Alonso Álvarez de
Pineda al Golfo de México. Después de haber navegado desde la Florida hasta el río Pánuco fueron
avistados por Escalante, quien de inmediato avisó a su capitán. Cortés creyó que eran embarcaciones
enviadas por Velázquez y decidió poner una trampa en la playa para capturar a los nuevos
expedicionarios, pero la argucia sólo funcionó con siete hombres que desembarcaron en un bajel y el
resto de la expedición pudo regresar a Jamaica.84 El 16 de agosto de 1519 Cortés con el resto de los
españoles y un gran contingente de aliados totonacas comenzó la marcha hacia la ciudad de México-
Tenochtitlan.85
Al inicio, la trayectoria de los conquistadores no fue fácil. Pasaron por Ixcalpan (Rinconada) y
después Xalapa, donde fueron bien recibidos, así como Xicochimalco. Continuaron a Monte Grande,
que tomo el nombre de Puerto de Dios, y siguieron a Teoizhuacán y Ayahualulco; cruzaron la Sierra de
Puebla por el Cofre de Perote con abastecimiento muy limitado de agua; se dirigieron hacia el norte
pasando por los poblados de Altotonga, Xalacingo y Teziutlán hasta llegar a Zautla, donde fueron
recibidos por el gobernante localOlintetl. Cuando éste fue cuestionado para saber si era tributario de los
mexicas, su respuesta fue: «¿Acaso existe alguien que no sea vasallo de Moctezuma?».86 Durante la
entrevista Cortés intentó convencerlo para dejar de tributar y aceptar la corona española, pero Olintetl se
rehusó pues en el lugar se encontraba apostado un grupo de guerreros mexicas; no obstante, los
españoles fueron bienvenidos y hospedados. El tecuhtli de Ixtacamaxtitlán, quien también era vasallo de
Moctezuma, envió una invitación a los españoles y trató de convencerlos de seguir su ruta hacia Cholula
para evitar el cruce por territorios tlaxcaltecas, pero Mamexi advirtió a Cortés de una posible celada y le
propuso enviar mensajeros de paz a los dirigentes tlaxcaltecas para conformar una alianza en contra de
los mexicas. Cortés, convencido de la fidelidad de los totonacas, siguió el consejo y prosiguió el
itinerario preestablecido.87
Tlaxcala era una confederación de ciudades-estados unidas en una república gobernada por los
integrantes de un senado.88 Tenochtitlan, estaba organizada de forma similar a unimperio; desde 1455 el
poderío azteca estaba conformado sobre la base de una triple alianza cuyos integrantes eran los
señoríos de Texcoco, Tlacopan, y Tenochtitlan, sin embargo éste último ejercía la hegemonía del
poder.89 En esos años ambas confederaciones rivalizaron y comenzaron las guerras floridas en contra
de Huejotzingo, Cholula yTlaxcala. El objetivo principal del ejercicio bélico era la captura de prisioneros.
Bajo estas circunstancias de animadversión llegó Cortés al territorio de Tlaxcala al mando del ejército
totonaca-español, el cual era numéricamente muy inferior con respecto a la densa población de Tlaxcala
que se conformaba por los pinomes, los otomíes y los tlaxcaltecas, quienes vivían asentados en cientos
de pequeñas localidades.86 El senado de Tlaxcala ya estaba enterado de los españoles y cuando
recibieron a los mensajeros se reunieron para deliberar la propuesta de Cortés. Los principales
representantes eranXicohténcatl Huehue «el Viejo», Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Hueyolotzin.87 Al
igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como semidioses pues las noticias
al respecto de sus caballos y sus armas los habían impresionado. Maxixcatzin se inclinó por sellar la
alianza y luchar contra sus acérrimos rivales, pero Xicohténcatl Axayacatzin argumentó la posibilidad de
que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían mostrado por el oro, los
pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales
evidenciaba más un comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién llegados:
de lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en caso de derrota se culparía a los
otomíes de haber actuado en desobediencia a las órdenes del senado y se firmaría la alianza. 90
El 2 de septiembre de 1519 un grupo de quince indígenas sirvió de anzuelo, se dejó perseguir por los
extranjeros hasta el desfiladero de Tecóac, donde Xicohténcatl Axayacatzin había preparado una
emboscada con un gran número de guerreros otomíes. Ante la situación el propio Cortés leyó
el requerimiento pero no fue atendido.87 Al grito de «¡Santiago y cierra España!» se entabló la primera
batalla,91cuyo resultado fue favorable para los españoles a pesar de encontrarse en desventaja
numérica. Durante la noche que siguió, Cortés y sus hombres consideraron por primera vez la
posibilidad de que su reducido ejército fuese aniquilado, estableciendo su campamento en el cerro de
Tzompachtepetl.91
Buscando siempre la alianza, Cortés envió mensajeros de paz recibiendo una respuesta de Xicohténcatl
irónica: «¿Paces?, ciertamente, las celebraremos, venid a Tlaxcala en donde esta mi padre. Allí
haremos los paces, hartándonos de vuestras carnes y honrando a nuestros dioses con vuestros
corazones».87 A pesar del anuncio de exterminio los caballos, las armas y las tácticas militares
españolas se impusieron a los tlaxcaltecas, quienes atacaban de forma inarticulada, sin cooperar entre
sí, tratando siempre de capturar enemigos en lugar de liquidarlos.87
De cualquier forma, las subsecuentes batallas no fueron victorias fáciles para el ejército conformado por
españoles y totonacas. Por su parte, Xicohténcatl envió espías con comida y regalos a la guarnición
española, pero éstos fueron descubiertos rápidamente. Cortés ordenó amputarles manos y pulgares a
manera de escarmiento. El espionaje tlaxcalteca resultó un fracaso pues los espías delataron la posición
y planes de su ejército.91 Durante un nuevo enfrentamiento en los llanos, el cual volvió a ser
desfavorable para Tlaxcala, Xicohténcatl tachó de incapaz a su lugarteniente Chichimecatecle dando
como resultado la deserción de las tropas de Ocotelulco y Tepetícpac.87
Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó a
Xicohténcatl Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de paz.87 Xicohténcatl Huehue,
Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Hueyolotzin y algunos otros señores importantes recibieron a los
españoles el 18 de septiembre de 1519. En la reunión se estableció la crucial alianza para hacer frente a
los mexicas. Como muestra de paz los tlaxcaltecas regalaron mujeres a los españoles, entre las que se
encontraba una hija de Xicohténcatl el viejo, quién se casó con Pedro de Alvarado y fue bautizada como
María Luisa Tecuelhuatzin. Los guerreros tlaxcaltecas que combatieron como aliados a partir de ese
momento, fueron Piltecuhtli, Aexoxécatl, Tecpanécatl Cahuecahua, Cocomitecuhtli, Quauhtotohua,
Textlípitl y Xicohténcatl Axayacatzin. Éste último, sin embargo, nunca estuvo convencido de la alianza.92
Antes de dirigirse hacia Tenochtitlan, Cortés llegó a Cholula,93 ciudad tributaria y aliada de los mexicas
con una población de treinta mil habitantes, que tenía un arraigado culto a Quetzalcóatl.94 Los
tlaxcaltecas no eran amigos de los cholultecas y advirtieron a los españoles no confiar en ellos. 95 Una
comitiva de cholultecas dirigida por los capitanes Tlaquiach y Ttalchiac, salió al encuentro del ejército de
Cortés siendo recibidos y hospedados cuatrocientos españoles y cuatrocientos totonacas dentro de la
ciudad, pero los dos mil tlaxcaltecas a quienes consideraban enemigos, debieron acampar en la
periferia.94 Durante dos días el trato para los recién llegados fue hospitalario; poco después, las
autoridades cholultecas comenzaron a evadir a Cortés y sus capitanes,95 ya que habían recibido en
forma secreta instrucciones de Moctezuma para realizar una emboscada y aniquilar a los
españoles.96 Una anciana que pretendía convertirse en la suegra de Malintzin confió a ésta lo que se
tramaba y poco después la intérprete por su parte alertó a Cortés.94
A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas. Con una señal
prevista mandó a su ejército a realizar un ataque preventivo,97 provocando la llamada matanza de
Cholula.98 Más de cinco mil hombres murieron en menos de cinco horas bajo el acero de las espadas
españolas y la furia incontrolable de sus aliados tlaxcaltecas y totonacas. 99 También se dio la orden de
incendiar casas y templos.97 A pesar de haber sido una acción preventiva, muchas de las víctimas
fueron civiles cholultecas que se encontraban desarmados.99 Pocos guerreros ofrecieron resistencia
reaccionando hasta después de las dos primeras horas del sorpresivo ataque. Se sospechaba de veinte
mil guerreros mexicas acampados en las inmediaciones de la ciudad para reforzar la emboscada; sin
embargo, estos nunca aparecieron.97 Tras la victoria, los españoles se apoderaron del oro y las joyas,
mientras que los aliados indígenas tomaron la sal y algodón.99 El contingente español, tlaxcalteca y
totonaca permaneció en Cholula durante catorce días.97 Los cholultecas que habían sido tributarios de
los mexicas, fueron sometidos y en la derrota, terminaron aliándose a las fuerzas de Cortés. 99
Los conquistadores continuaron su expedición hacia Huejotzingo; atravesaron entre los dos volcanes
vigías del valle, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl por un paraje boscoso que hoy lleva el nombre de Paso
de Cortés. Del otro lado, avistaron por primera vez el lago de Texcoco y la isla de la ciudad de México-
Tenochtitlan. Cruzaron por Amaquemecan yChalco-Atenco, donde embajadores de Moctezuma
intentaron convencerlos para detener su marcha. Tras una breve estancia en Ayotzingo continuaron la
marcha hacia Mixquic,Cuitláhuac (Tláhuac), Culhuacán e Iztapalapa. Al llegar a la ciudad, la población
veía con asombro a los europeos y sus caballos.100
Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlan.
El tlahtoani envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no
visitar la ciudad pero todo fue inútil.101 Después de haber llegado al valle de México, el ejército
compuesto por cuatrocientos españoles, cuatro mil tlaxcaltecas y dieciséis caballos entró el 8 de
noviembre de1519 a la ciudad de México-Tenochtitlan, construida en una isla del lago de Texcoco y
unida a tierra por tres calzadas principales.
Cortés y sus hombres fueron recibidos por el huey tlahtoani Moctezuma Xocoyotzin y un amplio séquito,
en el que se encontraban el tlahtoani de Tlacopan Totoquihuatzin,
el tlatoani deTetzcuco Cacamatzin, Cuitláhuac, Tetlepanquetzaltzin, Itzcuauhtzin, Topantemoctzin, y
algunos otros servidores.102 Tras una breve presentación, hubo un intercambio de regalos. Cortés
entregó a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio que se llamaban margaritas y el gobernante entregó
al caudillo un collar con ocho camarones de oro. Posteriormente los españoles fueron alojados en el
palacio de Axayácatl, cercano al recinto sagrado de la ciudad. Moctezuma era un guerrero
experimentado, pero como hombre supersticioso, continuaba con la idea de que posiblemente los
extraños visitantes eran semidioses.102 Se entrevistó de forma privada con Cortés y dio a entender, de
acuerdo a diversas crónicas, la sumisión como vasallo del rey Carlos I de España.103
El oro del quinto del rey fue fundido por los orfebres de Azcapotzalco para ser enviado a España, mural de Diego
Rivera.
Durante la breve estancia, los españoles habían descubierto accidentalmente tesoros escondidos en
una de las recámaras principales del suntuoso palacio de Axayácatl; pero también habían valorado el
posible riesgo de una emboscada por parte de los mexicas y por tales motivos decidieron someter a
Moctezuma.106 El 14 de noviembre Cortés tomó como pretexto los acontecimientos de Nautla para
arrestar al tlahtoani, exigiendo también castigo para los responsables. Sorprendido, Moctezuma negó
haber ordenado el ataque y mandó llamar a Cuauhpopoca, los emisarios mexicas fueron acompañados
por Francisco de Aguilar, Andrés de Tapia y Gutiérrez de Valdelomar. A partir de ese momento
el tlatoani fue vigilado por una escolta española. Cuando regresaron los emisarios, el tlahtoaniotorgó el
privilegio de juicio a Cortés; el proceso fue breve y se sentenciaron a morir en la hoguera a
Cuauhpopoca, a su hijo y quince principales de Nautla. Para prevenir una sublevación, Moctezuma fue
entonces sometido con grilletes y se le obligó a presenciar la ejecución. El pueblo mexica, en silencio y
expectante, comenzó a dudar de su máximo dirigente por la sumisión mostrada.107
Permanentemente custodiado, Moctezuma continuó sus actividades cotidianas. Convivió con Cortés y
sus capitanes, les mostró la ciudad y los alrededores. Durante los siguientes días el conquistador pidió
al tlahtoani que abandonase a sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. También averiguó
los lugares de donde procedía el oro. Ante el asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se
derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes cristianas y se celebró una misa en la
cúspide del Templo Mayor.108
Una pequeña comitiva de españoles fue enviada en búsqueda de oro a Tetzcuco. Los guías eran
Netzahualquentzin y Tetlahuehuezquititzin, ambos hermanos de Cacama. Debido a un malentendido, se
sospechó de una posible traición de Netzahualquentzin, motivo por el cual fue sentenciado a morir en la
horca. Cacama, exacerbado, intentó sublevarse con los señores de Coyoacán, Tlacopan, Iztapalapa,
Toluca y Matalcingo,108 pero Ixtlilxóchitl, también hermano y a la vez enemigo de Cacama, lo traicionó.
Los rebeldes fueron arrestados y Cortés decidió nombrar a Coanácoch como nuevo tlahtoani de
Tetzcuco.109 Días más tarde, Pedro de Alvarado torturó a Cacama para que éste entregara una mayor
cantidad de oro, acción que fue denunciada por Bernardino Vázquez de Tapia durante el juicio de
residencia de Alvarado.111
Moctezuma le insistió a Cortés que se retirase de la ciudad, pero la respuesta fue negativa. La estancia
se prolongó bajo la excusa de no contar con embarcaciones, pues estas habían sido destruidas. A pesar
del malestar social de los mexicas por las acciones de los conquistadores españoles y el abyecto
comportamiento del huey tlahtoani, éste intentó por todos los medios evitar un levantamiento. A petición
de Cortés, dirigió un discurso solemne frente a su pueblo, en el cual, llorando, se reconoció como
vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los españoles. Creía en las profecías y supersticiones,
pero también temía que en caso de un enfrentamiento armado su pueblo fuese masacrado. 109
Considerando tener un relativo control sobre Tenochtitlan, Cortés envió a la región de Coatzacoalcos
a Juan Velázquez de León con cien hombres con el objetivo de fundar una colonia, para de esta
manera, extraer oro y vigilar la costa.109 Rodrigo Rangel fue enviado a Chinantla, y para tranquilizar a
Moctezuma, Cortés envió a la Villa Rica de la Vera Cruz a Gonzalo de Sandoval, Martín López, Andrés
Núñez, y Alfonso Yañez con órdenes oficiales de construir nuevas embarcaciones a la vista de los
mexicas, pero con instrucciones secretas de realizar los trabajos de la manera más lenta posible. 112
Rodríguez de Fonseca aún tenía el control del Consejo de Castilla, el cual atendía los asuntos de las
Indias, pero el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota y el secretario del rey Francisco de los Cobos y
Molina quedaron impresionados por el oro traído de México. El obispo de Badajoz abogó por Cortés
ante el rey Carlos I. Por otra parte los procuradores acudieron a Martín Cortés, padre del caudillo, para
tratar de conseguir mediante cartas una entrevista con el rey, quien al escuchar esta solicitud se mostró
interesado en recibirlos y en conocer a los totonacas que habían traído en el viaje. Los emisarios de
Cortés llegaron tarde a Barcelona en donde encontrarían al rey, pero éste, en constante movimiento, se
había trasladado a Burgos. No obstante, pudieron contactar al abogado Francisco Núñez y al consejero
del rey Lorenzo Galíndez de Carvajal, quien decidió apoyarlos.72
Carlos I había sido elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, además de atender los
asuntos de la Guerra de las comunidades de Castilla, debería hacer frente al conflicto de la reforma
luterana y viajar hacia Aquisgrán donde sería coronado. Sin embargo, mostró gran interés en los
asuntos de Indias.114 Cuando los emisarios de Cortés llegaron a Burgos la corte se había desplazado
a Valladolid. En Tordesillas el monarca sostuvo una reunión informal con los procuradores, pero fue
hasta el 30 de abril de 1520, enSantiago de Compostela, donde el comité del Consejo de
Castilla escuchó finalmente a los procuradores.72
El comité estaba conformado por el cardenal Adriano de Utrecht, el canciller imperial Mercurino Arborio
Gattinara, el obispo de Badajoz Pedro Ruiz de la Mota, el arzobispo de Palermo Jean Carondelete,
el arzobispo de Granada Antonio de Rojas Manrique, el comendador mayor de Castilla Hernando de la
Vega, y el obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca. Además estuvieron presentes en la reunión el
doctor Diego Beltrán, Luis Zapata, Francisco de Aguirre, Lorenzo Galíndez de Carvajal, Pedro Mártir de
Anglería, Bartolomé de las Casas, Juan de Sámano, y Francisco de los Cobos y Molina.72 Se realizó una
larga sesión en la que fueron cuestionados los procuradores Francisco de Montejo, Alonso Hernández
Portocarrero y el emisario del gobernador de Cuba, Gonzalo de Guzmán. A pesar de que el obispo de
Burgos acusó a Cortés y sus hombres como desertores y traidores, el 17 de mayo de 1520 el comité
decidió aplazar la resolución hasta escuchar nuevas pruebas tanto de Velázquez como de Cortés.114
Pánfilo de Narváez.
Diego Velázquez, desconociendo aún los últimos sucesos en España, confiscó en la isla de Cuba los
bienes de Cortés y de algunos de sus hombres. Organizó un ejército que constaba de diecinueve
embarcaciones, mil cuatrocientos hombres, ochenta caballos, veinte piezas de artillería y mil auxiliares
cubanos. Designó a Pánfilo de Narváez como capitán con órdenes secretas para arrestar o matar a
Cortés. Cuando Rodrigo de Figueroa, juez de residencia de La Española, se enteró de los planes de
Velázquez, consideró que la pugna no era beneficiosa para la corona y por tal motivo envió
al oidor Lucas Vázquez de Ayllón junto con el alguacil de Santo Domingo Luis de Sotelo y el escribano
Pedro de Ledesma para detener la expedición.115 Vázquez de Ayllón encontró a Narváez en Xaraguas y
le ordenó abortar la expedición. Adicionalmente, el 18 de febrero de 1520 notificó directamente a
Velázquez las órdenes de Figueroa pero el gobernador de Cuba prosiguió con sus planes,
desatendiendo la petición oficial y desafiando la autoridad de Figueroa. En esa circunstancia, Vázquez
de Ayllón decidió viajar simultáneamente a la Villa Rica de la Vera Cruz para tratar de negociar un
acuerdo. Las embarcaciones zarparon de Cuba el 5 de marzo de 1520.116 Poco antes de salir de Cuba
se había extendido una epidemia de viruela en la isla, el virus fue transportado en la excursión.116
Participaron en la excursión de Narváez Juan Bono de Quejo, Leonel de Cervantes, el veedor del
gobernador de Cuba Gerónimo Martínez de Salvatierra, un sobrino homónimo de Velázquez conocido
como «el Mozo», el alcalde de Trinidad Francisco Verdugo, Gaspar de Garnica, Baltasar Bermúdez y
otros experimentados conquistadores. También viajó Andrés de Duero, secretario de Velázquez pero
amigo de Cortés, ya que Amador de Lares había muerto a principios de 1520. Los barcos hicieron
escala en Cozumel, en donde rescataron a los sobrevivientes del naufragio de Alonso de Parada y
fundaron una pequeña guarnición. Se dirigieron hacia Tabasco llegando a Potonchan donde se
encontraba la Villa de Santa María de la Victoriapara reabastecerse de agua y en la etapa final del viaje
fueron sorprendidos por una tormenta, perdiendo un barco y cincuenta hombres, entre ellos Cristóbal de
Morante, quien había sido socio y capitán en la primera excursión a la península de Yucatán. Llegaron
a San Juan de Ulúa el 19 de abril pero los barcos de Vázquez de Ayllón habían llegado un par de días
antes, por lo que el oidor pudo contactar a los hombres de la Villa Rica de la Vera Cruz, enterándose
antes de los logros de Cortés.116
Al desembarcar, Pánfilo de Narváez decidió fundar la ciudad de San Salvador. Hicieron contacto con
los totonacas, a quienes informaron que pretendían arrestar a Cortés y liberar a Moctezuma.
El tecutli gordo de Cempoala quedó impresionado ante las noticias, pero prefirió dar la bienvenida a los
recién llegados, suministrándoles víveres durante tres semanas. Los totonacas enviaron los
acostumbrados regalos pero Pánfilo los guardó para sí, provocando la antipatía de sus
seguidores.116 Debido a que la zona se encontraba en paz, Ayllón habló bien de Cortés y los hombres al
desconocer los planes de la expedición comenzaron a inquietarse. Narváez culpó al oidor de la situación
y decidió arrestarlo. Vázquez de Ayllón, Pedro de Ledesma y algunos simpatizantes de Cortés fueron
hechos prisioneros y enviados en un barco con dirección a Cuba. El oidor no pudo hacer nada frente a
los hombres de Narváez, pero cuando zarparon, amenazó al capitán del barco, en el sentido de que si
éste obedecía las órdenes de ir a Cuba lo condenaría a la horca; por tal motivo, la embarcación se
dirigió hacia La Española. Ahí, Vázquez de Ayllón denunció los hechos y envió cartas a España
detallando la afrenta y el proceder violento de Narváez. Finalmente, lo sucedido fue contraproducente a
los intereses de Diego Velázquez.116
Una comitiva de Moctezuma, quien estaba sometido, se puso en contacto con Narváez, y pronto fueron
enviados mensajes al huey tlatoani. Éste albergó nuevas esperanzas de ser liberado y mantuvo en
secreto esta comunicación, pero no pudo ocultar las noticias de la llegada de las embarcaciones. Cortés
designó a fray Bartolomé de Olmedo y cinco emisarios para indagar las noticias de lo que ocurría.117 En
la costa, Narváez comisionó a fray Antonio Ruiz de Guevara y al escribano Alfonso de Vergara para que
notificasen aGonzalo de Sandoval las nuevas provisiones de Diego Velázquez: se consideraba a Cortés
un traidor y Narváez debía recibir el apoyo de todos los españoles. Sandoval, lejos de atender la
petición, decidió apresar a los comisionados y enviarlos de inmediato a Tenochtitlan. Narváez también
envió cartas a Juan Velázquez de León pensando, equivocadamente, que el pariente del gobernador de
Cuba sería un aliado.115
Cortés recibió con halagos a Vergara y Guevara, les pidió disculpas por el trato de Sandoval. El caudillo
118
organizó un banquete y les regaló oro, ante lo que los comisionados quedaron pasmados. Muy
pronto se hicieron amigos del anfitrión e informaron a éste todos los detalles de la expedición, olvidaron
leer las provisiones de Velázquez e incluso sugirieron enviar regalos a los hombres de Narváez. Cortés
los envió de regreso a la costa con una escolta y una carta de respuesta para Narváez. 117 En contraste,
los emisarios de Cortés habían sido arrestados a excepción del clérigo Olmedo, quien se dedicó a
describir las riquezas de la tierra. Cuando Vergara y Guevara llegaron a San Salvador, comenzaron a
repartir oro de forma secreta a los hombres de Narváez. La misiva de Cortés contenía palabras de
bienvenida e invitación a los miembros de la expedición, pero de sorpresa por la nueva designación de
Narváez.116
Ante la expectativa, Cortés salió de Tenochtitlan marchando con parte de su ejército hacia la costa,
dejando una guarnición de ochenta hombres al mando de Pedro de Alvarado, envió instrucciones a
Velázquez de León y Rangel para que se reunieran con él en Cholula para ir de manera conjunta hacia
Cempoala.119 Fueron diversas idas y venidas de mensajeros, Narváez hacía proposiciones no
aceptadas por Cortés pues trataba de desposeerlo en favor de Velázquez, y Cortés hacía
contraposiciones inaceptables por parte de Narváez, pues justificaba su obediencia de forma directa al
rey sin reconocer la autoridad del gobernador de Cuba. Las entrevistas con mensajeros sirvieron de
espionaje, Andrés de Duero ayudó nuevamente a su amigo para sobornar a diferentes oficiales de
Narváez.120 Los hombres de Cortés avanzaron hacia Mictlancuauhtla y acamparon el 28 de mayoen la
ribera del río Chachalacas. Pocas horas antes de realizar el ataque sus espías informaron los
pormenores de las posiciones de los contrincantes. Narváez se encontraba en Cempoala, confiado en
que no atacarían por las condiciones del tiempo.117
A pesar de que el ejército de Cortés era menos numeroso que el de Narváez, el ataque sorpresa fue
veloz y certero. Diego Pizarro con sesenta hombres tenía órdenes de apoderarse de la artillería;
Gonzalo de Sandoval con ochenta hombres debía capturar o matar a Narváez; Juan Velázquez de León
enfrentaría a las fuerzas de su primo Diego Velázquez «el Mozo», sobrino del gobernador; Diego de
Ordás tendría que capturar a las fuerzas comandadas por Salvatierra; finalmente, Andrés de Tapia y
Cortés reforzarían con ayuda a cualquiera de los otros capitanes.120
Cuando Narváez se dio cuenta del ataque trató de reaccionar, pero era tarde. Los sobornos funcionaron,
el jefe de artillería Bartolomé de Usagre había colocado cera en loa cañones, la pólvora se había
mojado, los hombres de Bermúdez no se encontraban en sus puestos y los espías de Cortés habían
cortado las cinchas de las sillas de los caballos.117 Tras una breve refriega en lo alto del teocalli,
el piquero Pedro Gutiérrez de Valdomar dejó tuerto a Narváez. Pedro Sánchez Farfán llevó al prisionero
herido ante los capitanes Gonzalo de Sándoval, Alonso de Ávila, y Diego de Ordás, quienes le quitaron
las supuestas provisiones del rey, que resultaron ser tan sólo las instrucciones de Velázquez. 120 Cuando
Pánfilo fue llevado ante Cortés, le dijo «Señor capitán, tened en mucho esta victoria y el haberme
preso», a lo que éste contestó: «Doy gracias a Dios y a mis esforzados caballeros, mas una de las
menores cosas que he hecho en esta tierra es desbarataros y prenderos».117 Hubo pocas bajas, no más
de veinte, entre ellas el tecutligordo de Cempoala Chicomácatl, Diego Velázquez «el Mozo» y Alonso
Carretero. La mayor parte de los hombres se rindieron convencidos de la riqueza de las tierras
descubiertas y reconocieron a Cortés como nuevo jefe, incrementando así la fuerza militar del
conquistador. Entre los auxiliares viajaba un esclavo de raza negra enfermo deviruela.121 Al terminar la
campaña se desmanteló San Salvador, Juan Velázquez de León partió hacia Pánuco para poblar la
zona con cien hombres y vigilar posibles incursiones de Francisco de Garay. Un mensajero proveniente
de Tenochtitlan informó a Cortés sobre una rebelión en la ciudad, mediante la cual tenían emboscados a
todos los hombres que habían quedado al resguardo de la misma; así mismo, se enteró la comunicación
secreta que había sostenido Moctezuma con Narváez.117
Fue una gran pérdida porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el Calmécac,
los veteranos de guerra, los calpixques, los intérpretes de códices. La presencia de los extranjeros
ofendía al pueblo de Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del huey tlatoani,
que nadie se había atrevido a contradecirlo.123La matanza del Templo Mayor provocó una enorme
indignación y los mexicas se lanzaron contra el palacio de Axayácatl. Moctezuma pidió
al tlacochcálcatl (jefe de armas) de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la población enardecida con un
discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles. La rebelión ya no
pudo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani, gritaba «¡Ya no somos tus vasallos!».
Además se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes. Sitiaron el palacio durante más
de veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes. 124
De regreso en la ciudad y tras un enfrentamiento en Iztapalapa, Cortés pudo reunirse con sus
compañeros en el palacio de Axayácatl desde el que se defendían de constantes ataques. De acuerdo a
Díaz del Castillo, Cortés había llegado con más de mil trescientos soldados, noventa y siete caballos,
ochenta ballesteros, ochenta escopeteros, artillería y más de dos mil tlaxcaltecas. Pedro de Alvarado
había mantenido cautivo a Moctezuma, junto con algunos de sus hijos y varios sacerdotes. 125
El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan (concejo) eligió como nuevo tlatoani a
un hermano de Moctezuma,Cuitláhuac. En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la
ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible. Para impedir la huida de
los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó
las vigas del palacio de Axaycácatl para improvisar puentes portátiles.
..«Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo arrebataron como suyo, todo se apropiaron como si fuera
su suerte. Y después que le fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo demás lo
juntaron, lo acumularon en la medianía del patio, a medio patio; todo era pluma fina»..
El 30 de junio de 1520 durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan. Ochenta tamemes tlaxcaltecas
fueron previstos para transportar el oro y las joyas. Adelante marcharon Gonzalo de Sandoval, Antonio
de Quiñones, Francisco de Acevedo, Francisco Lugo, Diego de Ordás, Andrés de Tapia, doscientos
peones, veinte jinetes y cuatrocientos tlaxcaltecas. En el centro transportando el tesoro, Hernán Cortés,
Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Bernardino Vázquez de Tapia, la artillería, Malintzin y otras mujeres
indígenas, Chimalpopoca con sus hermanas, los prisioneros mexicas y el grueso de las fuerzas
españolas y aliadas. En la retaguardia Pedro de Alvarado, Juan Velázquez de León, la caballería y la
mayor parte de los soldados de Narváez.123
Sólo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados
desde canoas, muriendo unos ochocientos españoles y gran número de aliados, además de perder
cuarenta caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas dehierro, así como la mayor parte del
oro. Entre las bajas se encontraron el capitán Juan Velázquez de León, quién había sido fiel a Cortés a
pesar de ser pariente de Diego Velázquez de Cuéllar, Francisco de Morla, Francisco de
Saucedo,132 Cacama, dos hijas de Moctezuma y Chimalpopoca. El propio Cortés fue herido en una
mano. Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan, episodio en el que el cronista López de
Gómara describió el salto de Pedro de Alvarado en el puente de Toltacacalopan, mismo que fue
desmentido por Díaz del Castillo. Todos los cronistas coinciden con el llanto de Cortés en la Noche
Triste:
.. «Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos
quedaban, y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando,
tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente, más temía la venidera, por estar
todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no
llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían?
Mientras tanto en la ciudad se desató una epidemia de viruela, enfermedad desconocida en América y a
consecuencia de la cual mucha gente murió en un lapso corto. Como daño colateral se presentó
una hambruna, en razón del desquiciamiento de los sistemas de abastecimiento. Cuitláhuac mandó
reconstruir el templo mayor, reorganizó el ejército y lo envió al valle de Tepeaca. Intentó realizar alianza
con los purépechas, pero el cazonci Zuanga después de considerar la oferta, se negó a aceptarla.
También fueron enviados emisarios con intenciones de sellar la paz con los tlaxcaltecas, pero éstos se
negaron rotundamente. En noviembre de ese mismo año, Cuitláhuac murió de viruela al igual que
el tlatoanide Tlacopan Totoquihuatzin.134 Considerando que Cacama había muerto durante los hechos
ocurridos el 30 de junio, la Triple Alianza tuvo nuevos
sucesores, Coanácoch en Tetzcuco, Tetlepanquetzaltzin en Tlacopan y Cuauhtémoc (Águila que
desciende), sobrino de Moctezuma Xocoyotzin, en Tenochtitlan.133
Cuauhtémoc había participado en el episodio de la noche triste como tlacochcálcatl (jefe de armas) y se
había pronunciado en contra de la actitud pasiva de Moctezuma. Debido a que su madre era
Tiacapantzin, heredera al trono de Tlatelolco, pudo reunir el apoyo de toda la ciudad. Cuando fue
elegido nuevo tlatoani continuó con los trabajos de reconstrucción y fortificación la ciudad, pues suponía
el regreso de los españoles, envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados por medio de la
disminución o eliminación de tributos. Buscó por segunda ocasión la alianza con el
nuevo cazonci purépecha Tangáxoan Tzíntzicha, cuyo padre Zuanga también había muerto por la
viruela; la negativa del heredero fue más violenta, los emisarios de Cuauhtémoc fueron asesinados
en Tzintzuntzan.135
Poco antes a la última incursión a Tenochtitlan habían sido atacadas dos comitivas españolas. El primer
ataque causó poco más de veinte bajas, algunos hombres de Narváez habían sido arrestados por las
fuerzas de Cortés y eran conducidos al valle de México. Los prisioneros nunca llegaron a su destino
pues fueron sorprendidos por guerreros mexicas en Quecholac. El segundo ataque causó cuarenta y
cinco bajas españolas y doscientas bajas tlaxcaltecas cuando una excursión al mando de Juan de
Alcántara fue aniquilada enCalpulalpan.136
Cortés decidió entonces emprender una campaña militar para castigar a la región, no sólo para
recuperar el honor y el ánimo de sus hombres, sino también para cortar la vía de suministros que recibía
la ciudad de Tenochtitlan desde la costa oriental. En base al discurso de Moctezuma, el caudillo español
consideró que todos los mexicas y tributarios eran oficialmente vasallos de Carlos I y que cualquier
acción adversa, por tal motivo, debía ser considerada como acto de rebeldía. La lectura
del requerimiento fue un procedimiento habitual para justificar legalmente los actos punitivos de la nueva
campaña.137
Los tlaxcaltecas aportaron dos mil guerreros al mando de Tianquizlatoatzin, quien guio a Cortés a las
zonas de Zacatepec, Acatzingo y Tepeaca. El teuctli local se rindió el 4 de septiembre de 1520. Los
prisioneros fueron esclavizados y se les marcó con hierro candente en la mejilla una «G» de
«guerra».138 Muchos guerreros tepeacas fueron sacrificados por los tlaxcaltecas sin ninguna
reclamación por parte de Cortés, quien toleró en repetidas ocasiones las acciones que sus aliados
llevaban a cabo a pesar de que éstas eran las mismas que tanto criticó de sus enemigos.137
El caudillo español fundó la villa de Segura de la Frontera y desde el nuevo emplazamiento dirigió
ataques a las localidades
de Quecholac, Huaquechula, Itzocan, Tecamachalco,Zapotitlán, Izúcar y Chiautla.139 Varios pueblos de
la zona, entre ellos Huejotzingo y Cuetlaxtlan, prefirieron no oponer resistencia y aceptaron la alianza
con las fuerzas españolas, pero otros como Tecamachalco y Acaptelahuacan fueron casi exterminados.
El 30 de octubre, en Segura de la Frontera, Cortés redactó la segunda carta de relación, en la cual
describió los últimos acontecimientos sin dar gran importancia al revés de Tenochtitlan. Alonso de
Mendoza y Diego de Ordás fueron los responsables de llevar la misiva, pero zarparon con destino a la
península ibérica hasta marzo de 1521:
«...y por no dar cuenta de todas las particularidades que nos acaecieron en esta guerra, que sería prolijidad,
no diré sino que, después de hechos los requerimientospara que viniesen a obedecer los mandamientos que
de parte de vuestra majestad se les hacían acerca de la paz, no los quisieron cumplir y les hicimos la guerra y
pelearon muchas veces con nosotros y con la ayuda de Dios y de la real ventura de vuestra alteza siempre les
desbaratamos y matamos muchos, sin que en toda la dicha guerra me matasen ni hiriesen ni un español..en
obra de veinte días hube pacíficas muchas villas y poblaciones a ella sujetas y los señores y principales de
El jefe de carpinteros, Martín López, fue enviado por Cortés a Tlaxcala. Su misión era cortar y preparar
madera para construir trece bergantines, los cuales serían utilizados en el asalto anfibio a Tenochtitlan.
Cuando López llegó a Tlaxcala, se enteró que Maxixcatzin había muerto víctima de la viruela pero pudo
obtener sin problema la ayuda de Xicohténcatl Huehue.137
En esos días llegaron diferentes embarcaciones: una de ellas procedente de Cuba comandada por
Pedro Barba, quien llevaba una carta de Velázquez dirigida a Narváez. El capitán de la nave y la
tripulación decidieron unirse a Cortés. Lo mismo sucedió con una embarcación capitaneada por Rodrigo
Morejón. Desde Castilla, Juan de Burgos llegó al mando de una embarcación que hizo escala en
las islas Canarias; paralelamente, desde Sevilla llegó Juan de Salamanca, quien hizo escala en Santo
Domingo.141
En la zona del río Pánuco una expedición dirigida por Diego de Camargo bajo órdenes del gobernador
de Jamaica, Francisco de Garay, había sido derrotada por los nativoshuastecos. Para colmo, durante el
escape una de las embarcaciones naufragó. Los sesenta sobrevivientes y Camargo se unieron a Cortés.
El gobernador de Jamaica envió embarcaciones de apoyo, cincuenta hombres al mando de Miguel Díez
de Aux y cuarenta hombres al mando de Francisco Ramírez «el Viejo». Estos capitanes, al evaluar la
situación, también decidieron unirse a las fuerzas de Cortés.137
Con el objetivo de controlar la totalidad de la ruta hacia la costa oriental, Gonzalo de Sandoval fue
designado para efectuar una nueva campaña en Zautla y Xalacingo. Con tan sólo ocho bajas españolas,
los pueblos fueron sometidos y al igual que en Tepeaca, los prisioneros fueron esclavizados y
herrados.137
Lago de Texcoco, al sur el lago de Xochimilco y sureste lago de Chalco con la «isla de Cuitláhuac» (Tláhuac).
Debido a que los tesoros fueron utilizados para conseguir los aprovisionamientos y se respetó además
el quinto del rey, no hubo reparto de oro para los soldados. Algunos se inconformaron, entre ellos se
encontraba Andrés de Duero, lo cual provocó el rompimiento de la larga amistad con Cortés. Éste
decidió dejar partir a los inconformes de regreso a Cuba para evitar posibles sublevaciones y redactó
ordenanzas militares y civiles para controlar a los que se quedaron.142
Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran contingente
de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimecatecle. El objetivo de
Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de Tenochtitlan. Los pueblos de
Huexotla, Coatlinchan, Chalco, Amecameca, Tlalmanalco, Ozumba, y Mixquic, decidieron apoyar a los
españoles proveyéndoles también de alimentos.
Por su lado, Cuauhtémoc había ordenado cortar las líneas de suministro españolas en Chalco y
Huexotla, pues el maíz de la zona era de vital importancia, pero las fuerzas mexicas fueron derrotadas
por Gonzalo de Sandoval.143
Cuando las fuerzas españolas llegaron a Tetzcuco, el tlatoani Coanácoch huyó hacia Tenochtitlan para
reunirse con Cuauhtémoc. Ixtlilxóchitl, enemigo y hermano del tlatoani, se convirtió en aliado
incondicional de los españoles. Los tlaxcaltecas por su parte incendiaron el palacio de Nezahualpilli, en
el cual se encontraban los códices texcocanos.144
El 15 de febrero de 1521 Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse
cerca del lago. Un gran número detamemes y aliados tlaxcaltecas transportaron las tablas desde
Tlaxcala hasta las orillas del lago de Texcoco y se excavaron zanjas para poner las embarcaciones en el
agua. En ese punto, Cortés ordenó un nuevo avance para someter a Iztapalapa. En el lugar hubo
fuertes enfrentamientos con los mexicas, quienes defendieron el sitio por tierra y por agua cruzando el
lago de Texcoco en pequeñas embarcaciones. Ixtlilxóchitl apoyó a los españoles con un número
indeterminado de texcocanos, forzando el retiro de los mexicas y favoreciendo la victoria de los
conquistadores.145
Los nuevos aliados no sólo incrementaron la fortaleza bélica del conquistador a lo largo de esa etapa,
sino que además cumplieron la tarea estratégica de espionaje e información al alto mando acerca de las
concentraciones y movimientos de las fuerzas enemigas. Cuauhtémoc ordenó atacar las poblaciones de
Chalco y Tlalmanalco, pero cuando los españoles se enteraron, contraatacaron y vencieron a las
fuerzas mexicas.145
En respuesta a las gestiones de Francisco Álvarez Chico y Alonso de Ávila, en febrero de 1521 una
nueva embarcación, procedente de Santo Domingo, ancló frente a la Villa Rica de la Vera Cruz. En ella
se transportaba armamento, pólvora, sesenta caballos y doscientos hombres. Entre estos se
encontraban el tesorero Julián de Alderete, fray Pedro Melgarejo de Urrea y el licenciado Alonso Pérez,
quienes habrían de incorporarse a la campañas militares.145
Estando en Tetzcuco, durante los últimos días de marzo de ese año, Gonzalo de Sandoval reunió
doscientos soldados españoles, veinte jinetes y un gran contingente de aliadoschalcas y tlaxcaltecas.
Partió en dirección a Cuauhnáhuac (Cuernavaca) para confrontar a un ejército mexica que se
encontraba defendiendo esa posición. El lugar era importante para Tenochtitlan debido a que era la ruta
de comunicación hacia Xochicalco. Sandoval y sus hombres descansaron en Tlalmanalco y al continuar
su avance tuvieron enfrentamientos en Huaxtépec (Oaxtepec) y Chimalhuacán. Un segundo ejército
mexica había reforzado la zona y se había posicionado en Yecapixtla. Sandoval decidió regresar a
Texcoco.147
Cortés aumentó el contingente con texcocanos y huejotzingas; Olid, Tapia y Pedro de Alvarado
relevaron a Sandoval. El siguiente encuentro fue en el peñón de Tlayacapan. Los capitanes Pedro de
Ircio, Andrés de Monjaraz, Rodríguez de Villafuerte y Francisco Verdugo encabezaron el asalto. Ahí los
mexicas repelieron el primer intento, pero días más tarde fueron derrotados cuando las fuerzas
españolas los rodearon y dejaron sin agua.148
Conquistadores españoles y sus aliadostlaxcaltecas en Metztitlan, Lienzo de Tlaxcala.
El avance de los conquistadores continuó hacia Yautepec. El segundo ejército mexica que se
encontraba en la localidad huyó aJuchitepec, donde fue alcanzado y sometido. El 13 de abril desde
Tetzcuco, Cortés partió con refuerzos, incursionó por Tepoztlán yCuauhtlan (Cuautla). Una vez
dominadas las localidades, se reunió con la primera expedición para realizar el ataque final y definitivo a
Cuauhnáhuac.149
Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde
el teuctli Coapopocatizin prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas de Cortés. Desde este
lugar, las fuerzas de ataque se dividieron con los objetivos de tomar Churubusco, controlar la
retaguardia en Tláhuac y Mixquic, y rodear el lago por occidente hasta Tlacopan. De esta forma, se
cerró totalmente el cerco a Tenochtitlan.145
Algunas fuerzas mexicas atacaron en escaramuzas aisladas, logrando capturar a algunos soldados
más. Cortés subió a la cúspide de un teocalli para mostrar al tesorero Julián de Alderete, la ciudad de
Tenochtitlan que se encontraba a trece kilómetros de distancia. El licenciado Alonso Pérez, notó cierta
melancolía en la expresión del conquistador y le dijo:
«que ya veía cuántas veces había enviado a México a rogarles paz, y la tristeza no la tenía por una sola
causa, sino en pensar en los grandes trabajos en que habíamos de ver hasta tornarla a señorear, y que con la
En repetidas ocasiones Cortés había pedido a los mexicas la rendición y ellos siempre se negaron. Era
la víspera del ataque final.151
Controlado el oriente, nororiente y sur, Cortés no dudo en reafirmar las posiciones en Tlacopan
(Tacuba), Azcapotzalco, Tenayuca y Cuautitlán. El objetivo de aislar la ciudad se había logrado y ahora
faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos, al igual que el asalto
apoyado en los bergantines que había venido construyendo.
Poco antes de iniciar el sitio de la ciudad, Antonio de Villafaña, aún fiel a Diego Velázquez de Cuéllar,
elaboró un plan para asesinar a Cortés y a los capitanes Sandoval, Alvarado y Tapia. Pronto Villafaña
fue descubierto y sentenciado a la horca, por lo que el hecho no tuvo mayor repercusión. 152
Tras el incidente, Cortés comenzó a reagrupar fuerzas; los bergantines estaban listos en Texcoco;
solicitó hombres de Chalco, Tlalmanalco; envió mensajeros a Xicohténcatl Huehue y pidió refuerzos
de Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo. Entre los capitanes tlaxcaltecas viajabaXīcohténcatl Āxāyacatzin (el
hijo), quién nunca había querido ser aliado de Cortés.
Pedro de Alvarado fue asignado al frente de Tlacopan. Cristóbal de Olid con el apoyo de Andrés de
Tapia, Francisco Verdugo y Francisco Lugo por Coyoacán. Gonzalo de Sandoval, apoyado por Luis
Marín y Pedro de Ircio, por Iztapalapa. Hernán Cortés quedó al mando de los bergantines desde
Texcoco.153
Antes de iniciar el ataque se supo que Xicohténcatl no se encontraba en su posición, probablemente por
estar coordinando sus fuerzas o realizando tareas de acopio. Cortés aprovechó la ocasión para acusarlo
de traición y lo sentenció a morir en la horca el 12 de mayo de 1521.154
Cortés siempre desconfió del capitán tlaxcalteca, quién había opuesto fuerte resistencia en las guerras
confrontadas antes de ser aliados y con esta acción preventiva quiso eliminar la posibilidad de que sus
más fuertes aliados se volvieran en su contra.155
13 bergantines, 325 hombres, cada bergantín con 25 españoles y una fusta, incluyendo
capitán, veedor, 6 ballesteros y escopeteros.
Se dio la orden de cortar los suministros de agua dulce que llegaban a México-Tenochtitlan
desde Chapultepec, los mexicas trataron de impedirlo en un férreo combate que perdieron. Comenzaron
las batallas, por las aguas del lago de Texcoco, por las calzadas y los puentes en una forma coordinada.
Sandoval cubrió también el área de Tepeyac. Al principio las bajas por ambos bandos eran semejantes,
tanto atacantes como defensores tenían organizadas sus acciones. La estrategia de los conquistadores
era destruir los puentes y albarradas de comunicación a la isla de México-Tenochtitlan y con los
bergantines provocar incendios en las poblaciones, de tal suerte que no hubiera forma de abastecer
comida y agua a los sitiados. La estrategia de los mexicas fue reconstruir y defender el paso de los
puentes y albarradas, de vez en cuando enviaron escuadrones para contraatacar a los cuarteles de los
conquistadores. Contrario a las costumbres de los mexicas, quienes usualmente no combatían durante
la noche, las confrontaciones se llevaron a cabo a toda hora.155
Díaz del Castillo relató en su crónica que «cada día existían tantos combates (no siempre victorias) que
si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o de Caballerías. Fueron noventa y tres días
de sitio...» La falta de agua y alimento surtió efecto...«digo que en tres días con sus noches, en todas
tres calzadas, llenas de hombres y mujeres y criaturas, no dejaron de salir y tan flacos y amarillos y
sucios y hediondos, que era lástima de verlos...».157
Por otra parte López de Gómara relató en su crónica que al final del sitio «los mexicas solo se
alimentaban de raíces, bebían agua salobre de la laguna, dormían entre los muertos y estaban en
perpetua hedentina, jamás quisieron la paz».158
La última ofensiva externa de las fuerzas leales a los mexicas provenía de los malinalcas, matlatzincas y
cohuixcas. Cortés envió fuerzas a cargo de Andrés de Tapia y Gonzalo de Sandoval para detener su
avance.159
Los conquistadores españoles pensaron que los mexicas estaban totalmente debilitados y realizaron
una incursión general a la ciudad. En una escaramuza Cortés fue capturado, pero fue valientemente
rescatado por Cristóbal de Guzmán, quien por salvar la vida de Cortés cayó prisionero en manos de los
mexicas. En franca retirada, algunos otros españoles fueron hechos prisioneros.160
De acuerdo con las costumbres de guerra de los mexicas, los prisioneros fueron sacrificados a sus
dioses en lo alto de sus templos. Impotentes, sus conmilitones pudieron observar los hechos a lo lejos,
reconociéndolos por la blancura de su piel. Sin embargo el hecho dio ánimo a Pedro de Alvarado, quien,
en su afán de venganza, se colocó a la vanguardia para el asalto final.
«Digamos ahora lo que los mexicanos hacían de noche en sus grandes y altos cués, y es que tañían el
maldito tambor, que digo otra vez que era el maldito sonido y más triste que se podía inventar, y sonaba en
lejanas tierras, y tañían otros peores instrumentos y cosas diabólicas, y tenían grandes lumbres y daban
grandísimos gritos y silbos; y en aquel instante estaban sacrificando a nuestros compañeros de los que
habían tomado a Cortés, que supimos que diez días arreo acabaron de sacrificar a todos nuestros soldados y
Los prisioneros españoles y tlaxcaltecas fueron sacrificados de acuerdo a losrituales religiosos, Códice Florentino.
Al final del sitio, que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza de Tlatelolco. Los tenochcas que
aún quedaban confrontaron las últimas batallas y fue entonces cuando los conquistadores pudieron
observar, horrorizados, que los mexicas no solo habían sacrificado a los prisioneros: además de
extirparles el corazón, habían arrancado la piel de los españoles caídos para adornar sus templos u
ofrendarla a su dios Xipe Tótec.
En la refriega murieron algunos de los últimos señores y jefes mexicas. Los capitanes más destacados
en la defensa del sitio por parte de los tlatelolcas fueron Coyohuehuetzin y Temilotzin, y por parte de
los tenochcas Tlacutzin y Motelchiuhtzin. Cuauhtémoc se reunió en Tolmayecan con sus capitanes,
intendentes y principales para deliberar la inminente rendición.162
«llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para
defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la
De acuerdo a las estimaciones de Hernán Cortés, los conquistadores españoles, junto con sus aliados
tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados mataron a más de
cuarenta mil mexicas durante las últimas jornadas. López de Gómara describió en su obra que «el cerco
duró tres meses, tuvo en él doscientos mil hombres, novecientos españoles, ochenta caballos, diecisiete
tiros de artillería, trece bergantines y seis mil barcas. Murieron cincuenta españoles y seis caballos y no
muchos indios. Murieron de los enemigos cien mil, sin contar los que mató el hambre y la pestilencia». 165
Para celebrar el acontecimiento, los castellanos se reunieron en el palacio del señor de Coyoacán
Coapopocatizin, pues en Tenochtitlan el hedor era insoportable. Organizaron un banquete con vino,
carne de cerdo, carne de pavo y tortillas de maíz en abundancia. Al día siguiente celebraron misa y se
cantó un tedeum.166
A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc. Prefirió utilizar ante los mexicas
su reconocimiento como tlatoani, aunque en realidad ya era súbdito del emperador Carlos V y del propio
Cortés. Así lo hizo con éxito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauhtémoc a quién le restituyó el
status de noble mexica, respetado y bien tratado pero cautivo, para usar su prestigio y autoridad a fin de
gobernar a los vencidos, asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y
restauración de la ciudad. Lo primero que ordenó fue restablecer el suministro de agua potable a la
ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlan se realizó al estilorenacentista europeo para convertirla más
tarde con el nombre de México, en la capital de la Nueva España, que fue el primer virreinato de las
Indias.167
La codicia por el oro no se hizo esperar y no conforme con trescientos ochenta mil pesos oro ya fundido
en barras de acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, o ciento treinta mil castellanos según la crónica
de López de Gómara; el tesorero Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste
confesase donde se escondía el resto del tesoro de Moctezuma Xocoyotzin. Fue entonces cuando
a Tetlepanquetzaltzin y Cuauhtémoc les untaron los pies de aceite acercándoselos al fuego. Aquél se
quejó con Cuauhtémoc del martirio y éste le respondió: «¿Acaso estoy yo en algún deleite o baño?».
Años más tarde en España, recayó en Hernán Cortés la culpabilidad de permitir el martirio. 168
Se hizo entonces el recuento de los tesoros y se separó el quinto real, el cual incluía oro, perlas, plata,
tarros, platos, ídolos de oro así como figuras de peces y pájaros, ropas lujosas de sacerdotes, plumas
exóticas, animales vivos como aves, jaguares, y esclavos. Alonso de Ávila y Antonio de Quiñónez fueron
los que llevaron este cargamento en tres carabelas, pero fueron asaltados por corsarios franceses
comandados por Jean Fleury cerca de las islas Azores.169 Todo el quinto del rey fue robado y los
españoles fueron hechos prisioneros. Ávila fue puesto en libertad dos años más tarde.170
Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro. Descontando el pago a la corona, el porcentaje
de Cortés, los gastos de expedición y los altos pagos de algunos capitanes, la suma a repartir entre la
tropa sólo alcanzó los setenta pesos. La cantidad era ridícula, pues en ese tiempo una espada tenía un
costo de cincuenta pesos.171 Para conseguir nuevos tesoros y subir el ánimo de los hombres, Cortés
organizó de inmediato nuevas expediciones. De esta forma evitó una rebelión.172
El caudillo español solicitó el envío de frailes o sacerdotes evangelizadores. Mientras tanto se estableció
en Coyoacán a donde llegó su mujer, Catalina Juárez «la Marcaida», quien falleció al poco
tiempo.173 Cuando en 1522 se recibió en la Nueva España la autorización correspondiente por parte del
rey, Hernán Cortés comenzó la asignación de tierras a los soldados y capitanes participantes de las
campañas, usando el régimen de encomiendas.174
Poco tiempo después la noticia de la caída de Tenochtitlan a manos de los españoles llegó
a Tzintzuntzan, capital del pueblo purépecha. Tangáxoan Tzíntzicha evaluó la situación y envió
embajadores de paz a Coyoacán, quienes fueron bien recibidos por los conquistadores españoles.
Cortés hizo alarde de sus fuerzas militares, caballos, artillería y bergantines, los embajadores quedaron
impresionados y regresaron con las noticias a la meseta purépecha.176
El nuevo cazonci y sus asesores, a pesar de las dudas que tuvieron, finalmente prefirieron recibir
pacíficamente el 25 de junio de 1522 aCristóbal de Olid, quien lideraba una fuerza de cuarenta caballos,
cien soldados de infantería e indios aliados. Tangáxoan Tzíntzicha entregó un gran tributo en oro y
plata, jurando obediencia a la corona española. Esta paz fue quebrantada más tarde a finales de 1529 y
principios de 1530 por Nuño de Guzmán, cuando en un acto cruel y codicioso asesinó a Tangáxoan
Tzíntzicha, provocando el levantamiento del pueblo purépecha.177
En la zona de Tuxtepec (Oaxaca) se había instalado una guarnición con soldados de la expedición de
Narváez y algunas mujeres. En el lugar habitaban chinantecas y mazatecos, quienes habían atacado la
guarnición matando poco más de sesenta soldados y a las mujeres. Cortés envió a Gonzalo de
Sandoval a la zona y en una breve campaña militar capturó al líder de los nativos, a quién enjuició y
sentenció a morir en la hoguera.178
Cortés convocó por medio del capitán Brionesa a los pueblos zapotecas a someterse sin lograrlo en esa
primera instancia. Sería necesaria una campaña más reforzada para lograr el dominio de la zona
mixteco-zapoteca.
Después, viajando a través del Istmo de Tehuantepec, Gonzalo de Sandoval avanzó
hacia Coatzacoalcos (Veracruz) y fundó en junio de1522 la villa de Espíritu Santo (Coatzacoalcos) y la
de Medellín cerca del actual Huatusco, comenzando a colonizar el litoral sur de lo que es hoy el estado
de Veracruz.179
Fue Juan Álvarez Chico el encargado de tomar Zacatula (Guerrero), sin embargo después de establecer
una villa, tuvo lugar una sublevación y los españoles fueron vencidos.180
A su vez, Juan Rodríguez de Villafuerte intentó conquistar el Reino de Colliman, ubicado en la zona del
actual estado mexicano deColima y se dirigió a Caxitlán, la antigua capital ubicada en Tecomán pero fue
repelido por Colímotl, jefe de los colimas.181
Cortés envió a Cristóbal de Olid para ayudar a Villafuerte, pero este segundo intento también fue
repelido. Cambió de estrategia y en1523 envió a Gonzalo de Sandoval con un mayor número
combatientes para lograr someter a Colímotl. Finalmente las fuerzas españolas lograron la victoria.
El día 25 de julio de 1523, el conquistador español Gonzalo de Sandoval funda en Caxitlán (Municipio
de Tecomán) la primitiva Villa de Colima y el primer Ayuntamiento de occidente de la Nueva
España.182 183
Por otra parte, Olid y Villafuerte fueron enviados para apoyar la posición de Zacatula, logrando someter
la región, y fundar una villa en la actual región de Acapulco. Años más tarde el lugar se convirtió en el
principal puerto de comunicación hacia el continente asiático y fue un punto estratégico para el
comercio.184
En 1524 Hernán Cortés nombró a Francisco Cortés de San Buenaventura como lugarteniente y alcalde
de la villa de Colima.185 Se realizaron campañas hacia Cihuatlán(Jalisco),186 Autlán y Etzatlán arrasando
a los pueblos que no se sometían y asignandoencomiendas entre sus acompañantes. La zona era
habitada por caxcanes. Las incursiones llegaron hasta el río Santiago en abril de1525 pero al descubrir
que no era una zona explotable, Francisco Cortés emprendió el regreso sin dejar establecimientos
españoles.187
Sierra Mixteca.
Francisco de Garay, gobernador de Jamaica, había enviado a la región del río Pánuco dos expediciones
al mando de Alonso Álvarez de Pineda y Diego de Camargo, las cuales habían fracasado en su intento
de colonizar la zona pues fueron atacadas y repelidas por loshuastecos. Los sobrevivientes se unieron a
las fuerzas de Cortés, a quién también reportaron la derrota en la zona. Cortés realizó una campaña en
la zona de la huasteca entrando por Coxcatlán, Chila, Tamuín, Tancuayalab, Tampamolón, derrotando
finalmente a los huastecos. Una vez sometido el pueblo de Oxitipa, fundó la villa de Santiesteban del
puerto (Pánuco). Cortés nombró a Pedro Vallejo como teniente general de la guarnición.190
Mientras, Garay obtuvo el título de adelantado otorgado por la corona española para colonizar la región
y partió nuevamente en una tercera expedición. Ante la sorpresa de no encontrar rastro de Camargo y
encontrar a los soldados de Cortés, su expedición se estableció en Santiesteban del Puerto
(Pánuco) con Vallejo. Gonzalo de Sandoval y Pedro de Alvarado llevaron a Garay a la ciudad de México
donde se entrevistó con Cortés, estableciendo una buena relación y el acuerdo de que el hijo de Garay
se casaría con una hija de Cortés. Sin embargo, poco después de la navidad de 1523 Garay murió
súbitamente de dolor de costado (neumonía).191
Muerto Garay, los capitanes Juan de Grijalva, Gonzalo de Figueroa, Alonso de Mendoza, Lorenzo de
Ulloa, Juan de Medina, Antonio de la Cerda, y Taborda no quisieron obedecer al hijo de Garay y los
soldados se amotinaron robando mujeres, gallinas y comida a los nativos de la zona. Los nativos
furiosos atacaron a la guarnición y provocaron muchas bajas a los conquistadores españoles. De
acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, al menos seiscientos españoles murieron, entre ellos Pedro
Vallejo. Cortés, que tenía un brazo herido, envió a Gonzalo de Sandoval con caballería, arcabuceros,
aliados tlaxcaltecas y mexicas para controlar la sublevación.192Las represalias contra los nativos fueron
contundentes y a los españoles amotinados se les amonestó enviándoseles de regreso aCuba.193
Iximché.
Cortés, siempre en busca de oro, envió en diciembre de 1523 a Pedro de Alvarado al mando de un
destacamento de soldados españoles, aliados cholultecas, tlaxcaltecas y mexicas hacia la región
de Quauhtlemallan (Guatemala). Su expedición pasó porTehuantepec y la región del Soconusco de
forma pacífica, pero tuvo enfrentamientos con los quichés en
Zapotitlán, Quetzaltenango yUtatlán.194 Pronto se dio cuenta que la zona estaba dividida en diferentes
pueblos, los quichés, los cakchiqueles, mames, pocomames, y zutuhiles. En su afán de conquistar la
zona se alió con los gobernantes cakchiqueles Cahi Imox y Beleheb Qat y pudo vencer finalmente a
los quichés, que eran liderados por Tecún Umán. Se estableció en Iximché, de donde salió para
enfrentar a los zutuhiles en la lago de Atitlán, a quienes también derrotó. De esta manera fundó la villa
de Santiago de Guatemala, en las cercanías de Iximché el 25 de julio de 1524. Gonzalo de
Alvarado confrontó a los mames en Malacatán, Huehuetenango y Zaculeu sin someterlos del todo pero
logrando una cierta estabilidad en la región.195
En 1523 el rey Carlos I de España ordenó a Cortés buscar la ruta, estrecho, pasaje o puerto para viajar
hacia oriente a las islas Molucasen busca de las especias que le permitiera competir con el Reino de
Portugal.196 Por esta razón o por la afanosa búsqueda de oro, Cortés designó a Cristóbal de Olid y lo
envió al puerto de la Villa Rica de la Vera Cruz con orden de zarpar con cinco navíos y un bergantín
hacia el sur. Olid, influenciado por soldados inconformes con Cortés o bien cegado por la ambición, se
entrevistó con Diego Velázquez de Cuéllar en Cuba, llegando a un acuerdo para traicionar a su
capitán.197 En Hibueras, Olid fundó el Puerto de Caballos y la Villa de Triunfo de la Cruz. Olid capturó
a Gil González Dávila y a Francisco de las Casas, sin embargo las condiciones se tornaron
desfavorables cuando ambos prisioneros hirieron a Olid. Los soldados fieles a Cortés trastocaron la
situación y en 1524 Olid fue sentenciado a muerte. La traición fue conocida por Cortés ocho meses más
tarde.198
También en 1523 Cortés envió a los capitanes Luis Marín y Diego de Godoy hacia las regiones
de Centla, Chamula, Coatzacoalcos yChontalpa debido a que los tributarios de las encomiendas se
encontraban en franca rebeldía.199 Fueron los zoques, y toztziles quienes ofrecieron la mayor resistencia
a los españoles, pero poco a poco se fueron tomando las plazas de Chamula, realizándose un gran
avance en la región y reafirmando posiciones
en Coatzacoalcos, Chontalpa, Acayucan, Huimanguillo, Cupilco y Xicalango. Cinco años más tarde,
en 1528, Diego de Mazariegos fundó Ciudad Real de Chiapa en la cercanía de Chiapa de Corzo.200
Cortés había asignado a Rodrigo Rangel y a Pedro de Ircio como responsables en la guarnición de
la Villa Rica de la Vera Cruz. Rangel pidió a Cortés la asignación de alguna campaña y poder ganar
para sí algún título personal. Fue entonces que le asignó ir a Cimatlán y Talatupán.201 Rangel no era
considerado un buen capitán por Cortés, por lo que le apoyó con los mejores soldados para realizar esta
campaña. Tras fracasar en el primer intento, el 5 de febrero de 1524 Rangel inició la segunda campaña
en la que el resultado le fue favorable.202 Hernán Cortés reportó a Carlos I de España en su cuarta carta
de relación que los mixtecas y zapotecas tenían lanzas de 25 a 30 palmos muy gruesas y bien hechas
con las cuales habían muerto algunos españoles y que la labor de conquista no era fácil por ser tierras
muy ásperas.203
El 25 de marzo de 1519, Hernán Cortés fundó la villa de Santa María de la Victoria. Al continuar su
expedición hacia Veracruz, dejó pocos soldados con escasos bastimentos en defensa de la guarnición y
pronto fueron derrotados por los mayas chontales quienes incendian la población. En 1523, sale desde
la villa del Espíritu Santo, Luis Marín quien entabló combates con los indígenas tabasqueños en la
región de la Chontalpa y Cimatlán, pero no pudo pacificar la zona ni reconquistar la villa de Santa María
de la Victoria.200En un segundo intento el capitán Rodrigo Rangel con cien soldados, veintiséis
ballesteros, escopeteros e indios aliados sostuvo diversos combates en Copilco, Zacualco y Cimatlán,
sin lograr restablecerel control en la villa de Santa María. Durante esta campaña militar, en la zona de
Cimatán, el cronista Bernal Díaz del Castillo fue herido de gravedad por una flecha en la garganta.
Finalmente en 1525, el capitán Juan de Vallecillo cumplió la orden de Cortés, restaurando la guarnición
de Santa María de la Victoria, pero Vallecillo enfermó y murió sin lograr el control total de la zona. Cortés
nombró entonces Baltazar de Osorio, quien llegó en 1527, pero fracasó en su intento de pacificar la
provincia.
En 1528 Francisco de Montejo llegó a Santa María de la Victoria con el título de Alcalde Mayor de
Tabasco para establecer su real y ejercer su cargo, iniciando una intensa campaña para someter a los
indígenas de la provincia de Tabasco, logrando pacificar la zona del Grijalva y abrir un camino seguro
hacia las Chiapas. En 1530, Montejo envió aAlonso de Ávila hacia la zona del Usumacinta, quien cruzó
la Selva y logró fundar la villa de Salamanca de Acalán, pero debido a que era una zona hostil y de difícil
acceso, a los pocos meses abandonó la guarnición para continuar su campaña en la península de
Yucatán.204 Fue hasta 1535 cuando Francisco de Montejo y León «el Mozo» pudo finalmente conseguir
el control parcial de la zona de Santa María de la Victoria, siendo nombrado por su padre teniente de
gobernador de Tabasco. En 1536 Franciso Gil, lugarteniente dePedro de Alvarado incursionó
desde Guatemala hacia el oriente de Tabasco rumbo a Pochutla, siguiendo el cauce del río
Usumacinta y fundó la villa de San Pedro Tanoche. Cuando «el Mozo» se enteró de este evento avanzó
hacia la zona para defender los derechos de su padre.205 Debido a que la población se encontraba en
medio de la selva, incomunicada, y muy apartada de los centros de abasteciminto, «el Mozo» dio
instrucciones a Lorenzo de Godoy para que la guarnición fuese trasladada a Salamanca de
Champotón y así proseguir con la Conquista de Yucatán. La pacificación total del territorio de Tabasco,
se lograría después de numerosas campañas militares, hasta 1564 al derrotar a los indígenas
cimatecos, quienes fueron los últimos tabasqueños en rendirse a los españoles.
Monumento a Cuauhtémoc.
Enterado Cortés de la rebelión de Cristóbal de Olid, decidió viajar hacia las Hibueras a pesar de tener
pocos españoles en Tenochtitlan. Decidió llevar con él en el viaje, como medida preventiva ante una
posible sublevación, a Cuauhtémoc y otros nobles mexicas.206
Al cruzar el río Candelaria (afluente del río Grijalva) las huestes de Cortés tuvieron que construir una
serie de puentes para lograr atravesar la zona del actual municipio de Candelaria, en el actual estado
de Campeche. De acuerdo a las crónicas de Indias la tarea no fue nada fácil. En el lugar fue recibido por
el batab o halach uinik de Acalán, llamado Apoxpalón, quién comerciaba cacao, algodón, saly esclavos.
La reunión fue pacífica y el gobernante local ayudó a la expedición a continuar su camino. Por su parte
Cortés le entregó una carta o salvoconducto para mostrar a posibles futuras expediciones españolas, en
la cual se hacía constar el acuerdo de paz logrado.
Poco después Cortés sospechó de una posible sublevación simultánea por parte de los mexicas tanto
en el viaje como en la ciudad. Por tal motivo, al sureste de Xicalango, aún dentro de la jurisdicción de
Acalán de los mayas chontales, en un punto llamado “Itzamkanac”207 se realizó la sentencia y ejecución
por ahorcamiento del último huey tlatoani Cuauhtémoc. También fueron ejecutados el señor
de Tlacopan Tetlepanquetzal y muy probablemente el señor de Tetzcuco Coanácoch.208 Este hecho
ocurrió el día 28 de febrerode 1525.209
..estando para ahorcar al Quauhtemoc, dijo estas palabras: «O capitan Malinche, dias ha que yo tenia
entendido, é habia conocido tus falsas palabras: que esta muerte me habias de dar, pues yo no me la dí,
Esta acción preventiva fue utilizada en España como un argumento en contra de Hernán Cortés, por los
seguidores de Diego Velázquez de Cuéllar y ha sido criticada a través de los siglos por los historiadores.
El viaje continuó y la expedición tuvo contacto con los mayas itzáes en las inmediaciones de Tayasal.
Fueron bien recibidos y Cortés se entrevistó con el Halach Uinik Ah Can Ek (Canek). Cortés explicó lo
acontecido con el poderío mexica, y el halach uinik no tenía aún las noticias de Tenochtitlan pero le
contó acerca de noticias de guerras acontecidas con los mayas chontales de Centla con los dzules
(hombres blancos). Cortés explicó que él era el capitán de esas guerras y trato de convencerlos para su
conversión al cristianismo.211Ante el resguardo de la ciudad y el número de habitantes mayas, Cortés
prefirió no llevar a cabo ninguna acción militar y se despidió de los itzáes, dejando un caballo lastimado
y moribundo que Ah Can Ek prometió cuidar.212 En 1618 los misioneros franciscanos encontraron a los
descendientes mayas adorando a un caballo fabricado de madera.213
La expedición continuó el camino durante más de treinta días en un trayecto accidentado y sinuoso
hasta Nito (Guatemala), donde no fueron bien recibidos por los nativos. Después de una pequeña
escaramuza se establecieron en el sitio durante algunos días. Cortés envió un pequeño grupo para
solicitar una embarcación y poder continuar su trayectoria por mar hacia Naco (las Hibueras). Al llegar la
embarcación a Nito le informaron que Cristóbal de Olid ya había sido ejecutado.
Llegando a Naco, Cortés se reunió con sus capitanes y evaluó las noticias que llegaban de México-
Tenochtitlan, donde se habían amotinado los españoles. Envió inmediatamente a Gonzalo de
Sandoval de regreso.
En la zona, los pueblos vecinos de Papayca y Chiapaxina habían recibido amistosamente a los
españoles, pero poco tiempo después las condiciones cambiaron y comenzaron los enfrentamientos.
Cortés logró capturar a los señores principales llamados Chicuéytl, Póchotl y Mendexeto para de esta
manera negociar la paz a cambio de la vida y libertad de los prisioneros. Los de Chiapaxina se rindieron,
pero los nativos de Papayca continuaron las hostilidades. Fue capturado y ahorcado el líder llamado
Mátzal. También fue capturado otro líder de nombre Pizacura, a quién Cortés mantuvo en cautiverio,
pero las hostilidades continuaron. En las cercanías Cortés fundó la villa de Trujillo el 18 de
mayo de1525 y nombró a Juan de Medina como alcalde.214 No obstante, en las inmediaciones de la
zona los lencas, aliados con los cares y dirigidos por el caudillo lenca Lempira, resistieron la conquista
durante doce años. En 1537 durante las campañas de conquista de Francisco de Montejo, el
capitán Alonso de Cáceres concertó una reunión para negociar la paz, sin embargo la reunión fue una
trampa y un arcabucero asesinó al dirigente indígena.215
Llegaron a la villa de Trujillo fuerzas españolas dirigidas por Francisco Hernández de Córdoba, fundador
de Nicaragua, homónimo del descubridor de Yucatán, que estaba bajo las órdenes de Pedro Arias
Dávila (Pedrarias). Al escuchar que la zona era rica en metales preciosos, Cortés se interesó en las
minas y acciones de conquista. Se encontraba preparando su expedición a Nicaragua cuando llegó fray
Diego de Altamirano con noticias acerca de la situación en la ciudad de México, por lo que prefirió
cancelar su expedición y regresar por vía marítima a San Juan de Ulúa. Envió a sus soldados a
Guatemala para poblar la zona y dar apoyo a Pedro de Alvarado, y partió de la villa de Trujillo, el día 25
de abril de 1526.216
Fray Benito Martín siguió transmitiendo quejas de Cortés al obispo Juan Rodríguez de Fonseca para
que éste apoyara a Velázquez, pero la Guerra de las Comunidades de Castilla había atraído la atención
de todo el reino. Fue hasta abril de 1521 cuando Fonseca arrestó al procurador Alonso Hernández
Portocarrero bajo la excusa amañada de haber seducido ocho años antes a una mujer llamada María
Rodríguez. Portocarrero nunca fue puesto en libertad y murió en prisión.217 El siguiente paso del obispo
de Burgos fue nombrar al veedor de Santo Domingo, Cristóbal de Tapia, como gobernador, sustituyendo
la capitanía de Cortés. A pesar de que el cardenalAdriano de Utrecht desconfiaba de Fonseca, autorizó
el nombramiento, pues se encontraba preocupado ante los acontecimientos relativos al discurso de
la Dieta de Worms que había pronunciado Martín Lutero.218
En mayo de 1521 llegaron a Sevilla Diego de Ordás y Alonso de Mendoza con un cargamento de oro y
portando la segunda carta de relación de Cortés. El oro fue confiscado por la Casa de Contratación,
pero los emisarios lograron huir y se pusieron en contacto conFrancisco de Montejo. Juntos lograron
entrevistarse con el cardenal Utrecht y le mostraron la carta dirigida a Carlos I. En el documento, Cortés
utilizaba por primera vez el nombre de Nueva España. Había creído conveniente la denominación para
bautizar al territorio recién conquistado, debido entre otros argumentos, a la similitud de climas
con España.219
Además de notificar los avances de la conquista, los emisarios informaron al cardenal la confiscación del
tesoro que se había efectuado en Sevilla y de las órdenes que Fonseca había girado para cerrar el paso
a Ordás y Mendoza. La desconfianza de Utrecht aumentó, debido a que también había escuchado
rumores de la pretensión del obispo de Burgos de casar a su sobrina con Velázquez. Tras las
acusaciones, el cardenal investigó los hechos y ordenó a Fonseca abstenerse de intervenir en los
asuntos de Cortés y Velázquez. Se revocaron las órdenes que había emitido el obispo, liberándose
también los embargos de Sevilla.220
De cualquier forma, las instrucciones enviadas a Cristóbal de Tapia llegaron a Santo Domingo a finales
del verano de 1521. Se ordenaba a Tapia tomar la gobernación del territorio, sustituyendo del cargo a
Cortés. A pesar de que la Audiencia de la Española no estaba conforme con la determinación, Tapia
viajó a la Villa Rica de la Vera Cruz y fue recibido por el alcalde Rodrigo Rangel y por el regidor
Bernardino Vázquez de Tapia en diciembre de 1521. Se enviaron mensajeros con las nuevas noticias a
Coyoacán, en donde ya residía Cortés.221
Con su acostumbrada diplomacia ante estas situaciones, Cortés envió una carta de bienvenida al
veedor. La misiva fue llevada por fray Melgarejo y en ella se explicaba que los trabajos de conquista no
habían sido concluidos, y por tanto, se excusaba de no poder asistir a la entrevista personalmente. Los
procuradores de las villas de Vera Cruz y Segura de la Frontera, coludidos con el plan, hicieron eco a
las aseveraciones de su capitán. De manera atenta reconocieron la autoridad de Tapia, así como las
instrucciones reales pero le solicitaron retirarse por el bien de los trabajos de la conquista. Tapia no tuvo
más opción que acceder, y zarpó de regreso a La Española.222 Casi de inmediato arribó procedente de
Cuba Juan Bono de Quejo. Velázquez lo había enviado con cartas en las cuales el nombre del
destinatario era un espacio en blanco para ser llenado. Los documentos estaban firmados por el obispo
Fonseca y en ellos se ofrecían beneficios a quienes aceptaran reconocer a Cristóbal de Tapia como
nuevo gobernador. Para mala suerte de Velázquez, el veedor se había marchado a La Española, en
donde había determinado no interferir más, por el bien de la conquista.221
En enero de 1522, el cardenal Utrecht fue nombrado sucesor del papa León X. A partir de entonces los
asuntos de Indias fueron atendidos por el tesorero de Castilla, Francisco Pérez de Vargas. El nuevo
papa, Adriano VI, ratificó al emperador Carlos V, la bula Exponi nobis fecisti y la intención de enviar
frailes de la orden mendicante y frailes menores de orden regular a los territorios recién conquistados
por Hernán Cortés.174
A fin de llegar a conclusiones, el comité analizó las cartas de Diego Velázquez, las quejas de Vázquez
de Ayllón, el informe de Cristóbal de Tapia, las cartas de Hernán Cortés y las cartas firmadas por los
procuradores de la Villa Rica de la Vera Cruz. Así mismo, se entrevistaron a diversos testigos, entre los
más importantes Andrés de Duero, Benito Martin, Diego de Ordás, Alonso de Mendoza y Francisco de
Montejo.
Se determinó que no había razón para que Diego Velázquez tratara como suya la conquista, pues
solamente había gastado parte de dinero para financiar la empresa y eso podría ser reembolsado por
Cortés, siempre y cuando el gobernador demostrase que era su propio dinero y no de la corona.
Además se concluyó que el documento con el que había nombrado a Cortés como capitán no tenía
validez pues carecía de autoridad.224
El 11 de octubre de 1522 se nombró oficialmente a Hernán Cortés como «adelantado, repartidor de
indios, capitán general y gobernador de la Nueva España». Cortés quedó obligado a reembolsar los
gastos erogados por Diego Velázquez. A este último se le indicó que no volviera a inmiscuirse en los
asuntos de Cortés y se le ordenó presentar una probanza por su conducta.225 Cuatro días más tarde,
el 15 de octubre de 1522, se firmó un decreto real en el cual fue nombrado Alonso de Estrada como
tesorero real de la Nueva España, Gonzalo de Salazar como factor, Rodrigo de Albornoz como contador
y Pedro Almíndez Chirino como veedor para ayudar a Hernán Cortés en su gobierno.174
Los primeros frailes que viajaron a Nueva España en 1523 fueron Juan de Aora, Juan de Tecto, y Pedro
de Gante. En mayo de 1524 llegaron a San Juan de Ulúa los franciscanosMartín de Valencia, Toribio de
Benavente «Motolinía», Francisco de Soto, Martín de Jesús, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo,
García de Cisneros, Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Ximénez, Andrés de Córdoba y Juan
de Palos, conocidos como los doce apóstoles. En 1528 Juan de Zumárraga fue nombrado primer obispo
de la Nueva España.
Detalle de la costa americana en el mapa del cartógrafo portugués Diego Ribeiro de1529.
Debido en parte a ausencias frecuentes de Cortés y también a permanentes intrigas, Alfonso de Aragón
y de Estrada, Rodrigo de Albornoz y Alonso de Zuazo sustituyeron a Cortés en varias ocasiones
entre 1526 y 1528. Debido a las mismas intrigas y con el objeto de restar poder a Hernán Cortés, el 13
de diciembre de 1527 se confió el gobierno a la primera Real Audiencia de México, presidida porBeltrán
Nuño de Guzmán y cuatro oidores, la cual entró en funciones los primeros días de 1528. Ese mismo
año, Carlos I de Españatambién nombró a Nuño de Guzmán como gobernador de la provincia de
Pánuco y como capitán general de la Nueva España en 1529. El nuevo gobernador se comportó como
un acérrimo enemigo de Cortés, llegando al punto de arrestar a Pedro de Alvarado sólo porque éste
hablaba bien del conquistador.
En 1529 Carlos I ordenó a Cortés regresar a España recibiéndole en Toledo. El rey ya no le devolvió el
cargo de gobernador de Nueva España, pero le nombró «marqués del Valle de Oaxaca», con veintidós
villas y veintitrés mil vasallos.226 Después de esto Cortés volvió a casarse, esta vez con Juana de
Zúñiga, hija del conde de Aguilar y sobrina del duque de Béjar y en 1530 regresó a México con el
encargo de organizar expediciones al Pacífico sur.227
Nuño de Guzmán comenzó una campaña cruenta, sitiando poblados, arrasando cultivos, torturando y
ejecutando a los jefes de las poblaciones. Quebrantó la paz con el cazonci purépecha Tangáxoan
Tzíntzicha a quién asesinó. Su pueblo se sublevó y fue sometido. Nuño de Guzmán continuó su
campaña por los actuales territorios de los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y partes
de Sinaloa, Zacatecas y San Luis Potosí, fundando el reino de Nueva Galicia. Fueron siete años hasta
que las quejas hicieron que laCorona española lo enjuiciara y mandara regresar preso y con grilletes a
España.
Fue así, con lo que ha denominado la Conquista de México, como se forjó a partir de la expedición
de Francisco Hernández de Córdoba, descubridor de Yucatán en 1517, la expedición de Juan de
Grijalva en 1518 y hasta las campañas militares de Hernán Cortés y sus capitanes de 1519 a 1525 el
territorio de lo que sería la Nueva España. Faltaban algunos territorios por agregarse al creciente
dominio español en América del Norte y lo que se conoce hoy como México:
Entre 1532 y 1539 se iniciaron los viajes al Golfo de California en expediciones organizadas por Hernán
Cortés sin lograr éxito alguno en la colonización de la península de Baja California.228 Pasaron alrededor
de 150 años hasta que hacia finales del siglo XVII, las Misiones jesuíticas en la península de Baja
California comenzaron a establecerse y a realizar tareas de evangelización de
los pericúes, guaycurasy cochimíes. Sin embargo, aun a principios del siglo XVIII, las misiones fueron el
blanco de ataque de los nativos que habían sido hostigados por los soldados y colonizadores en el
episodio conocido como «rebelión de los Pericúes».
La Conquista de Yucatán llevada a cabo por parte de Francisco de Montejo con ayuda de Alonso de
Ávila, ambos experimentados ex capitanes de Cortés, comenzó en 1527. Fue ésta también una tarea
harto difícil. La primera campaña realizada por el oriente de la península entre 1527 y 1529, así como la
segunda campaña, realizada por el occidente de la península entre 1530 y 1535, fueron repelidas por
las tribus mayas, quienes en forma organizada atacaron las posiciones españolas en la ciudad real
de Chichén Itzá.
Francisco de Montejo, quién había logrado el título de «adelantado» para la península de Yucatán,
también tenía interés en las gobernaciones de Guatemala, Chiapas y Tabasco, lo cual distrajo su
atención durante cinco años, por lo que suspendió las actividades de conquista entre 1535 y 1540.
Fueron Francisco de Montejo y León «el Mozo» y Francisco de Montejo, «el Sobrino» quienes lograron
someter poco a poco a cada una de las tribus mayas en cada jurisdicción (Kuchkabal) de los ah
Canul, tutul xiúes, cocomes, cheles, cupules, y otras en una tercer campaña que inició en 1540 y
terminó en 1546.
Francisco de Montejo se reunió con su hijo y sobrino en San Francisco de Campeche en 1546 para
ejercer su gobernación, pero una nueva rebelión de las tribus mayas estalló coordinadamente en la
región, por lo que los Montejo tuvieron que realizar una labor de reconquista en toda la zona oriental de
la península durante un año más, logrando su objetivo en 1547.
No fue sino hasta 1697, cuando Martín de Ursúa pudo someter a las tribus mayas de los itzáes y
los ko´woj (couohes) en el lago Petén Itzá a donde se habían retraído.230
Las excursiones de Hernando de Soto y de Francisco Vázquez de Coronado hacia el norte del río
Bravo entre 1539 y 1542 fueron un gran avance en la exploración del actual territorio sur de los Estados
Unidos, pero no obtuvieron el éxito deseado para colonizarlo.231
Fue hasta la realización de las expediciones de Francisco de Ibarra, entre 1562 y 1565, cuando se
sometió a los cáhitas, acaxees,totorames, pacaxes y xiximes, que eran los habitantes del actual estado
de Sinaloa. Con ello se logró fundar las villas de San Juan Bautista de Carapoa y San Sebastián
(Concordia) para explotar las minas de plata de Copala, Pánuco, Maloya y San Marcial, estableciéndose
los primeros límites territoriales de Nueva Vizcaya.232
En 1595 el rey Felipe II autorizó la colonización de los territorios ubicados al norte del río Bravo.
En 1598, Juan de Oñate cruzó el paso del norte, donde hoy se encuentran las ciudades de El
Paso y Ciudad Juárez, para dirigirse a los territorios de los actuales estados deNuevo
México y Texas comenzando de esta manera la colonización y sometimiento de algunos pueblos
originarios como los zuñi, hopi,wichita y los acoma.
Hacia la zona noreste de los territorios actuales de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, diferentes
tribus nómadas de cazadores-recolectores habitaban la región. Entre ellos los
azalapas, guachichiles, coahuiltecas y borrados, pero los colonizadores los identificaron de acuerdo a
diferentes características físicas, tatuajes y modo de comportamiento hasta en 250 tribus. Algunos de
los nombres asignados fueron: los amapoalas, ayancuaras, bozalos o negritos, cuanaales, catujanes o
catujanos, gualagüises, gualeguas y gualiches.
Alberto del Canto exploró la región y fundó la Villa de Santiago de Saltillo en 1577. Poco después
encontró un valle en donde estableció la villa de Santa Lucía, la cual fue considerada como la primera
fundación de la actual ciudad de Monterrey. En 1579 el rey Felipe II autorizó a Luis de Carvajal y de la
Cuevarealizar la conquista, pacificación y colonización de lo que se llamaría el Nuevo Reino de León.
En 1582, en las inmediaciones de Santa Lucía, fundó la villa de San Luis Rey de Francia hecho que se
consideró como la segunda fundación de Monterrey. Sus tenientes fueron Felipe Núñez para la zona de
Pánuco, Gaspar Castaño de Sosa para el noreste, y Diego de Montemayor en el centro.
Carvajal fundó la villa de León, la villa de San Luis y la villa de la Cueva, pero en 1588 las localidades
fueron atacadas por los nativos. En 1588 Diego de Montemayor fue nombrado lugarteniente y
gobernador de Coahuila y en 1596 fundó la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey. A finales del siglo
XVII un grupo de tlaxcaltecas fue llevado para pacificar a los nativos de la región así como para
enseñarles la agricultura; no obstante, los ataques a las ciudades eran constantes y causaron
problemas a los colonizadores hasta principios del siglo XVIII, al grado que la producción minera y
algunas de las ciudades fueron abandonadas.234
Más avanzado el período colonial de la Nueva España, el Nuevo Reino de León se dividió en tres
regiones: la colonia de Nuevo Santander, que corresponde en gran medida al actual estado
de Tamaulipas; el propio Nuevo Reino de León, que corresponde prácticamente al actual estado
de Nuevo León y Nueva Extremadura, que es el actual estado deCoahuila.235
La Invasión al Perú (1532-1533) es el proceso histórico de anexión del Imperio incaico al Imperio
español. Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista del país, señala el primer contacto entre un español
llamado Pedro de Candía y Huayna Cápac.1 Sin embargo, fue a principios de 1532 que un ejército
incaico se topó con los Conquistadores españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al
trono cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador Inca, Huayna Cápac. En este
encuentro,Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado. Sin
embargo, tras el inicio de la conquista española el imperio incaico sobreviviría hasta 1572 en que
el virrey Francisco de Toledo ejecutaría al último Sapa Inca: Túpac Amaru I.
Índice
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1 Antecedentes
2.3.1 El rescate
3 Postrimerías
4 Véase también
5 Notas y referencias
6 Fuentes
7 Enlaces externos
Guaman Poma dijo en sus crónicas que el Inca Huayna Cápac tuvo un encuentro con Pedro de
Candía en el Cuzco, aunque dicha crónica se considera errónea.2
Se dice que la entrevista fue utilizando señas, según la cual el Inca interpretó que Candía comía oro, por
lo que el gobernador le brindó oro en polvo y luego le permitió marcharse.3Pedro de Candía se llevó
consigo a uno de los chasquis a España y lo presentó al rey, luego fue traído de vuelta
al Tahuantinsuyo para que hiciera de traductor. Este inca sería conocido luego como Felipillo.1
Poco tiempo después del primer contacto entre Huayna Cápac y Pedro de Candía, el Sapa Inca y su
sucesor, Nina Cuyuchi, murieron a causa de una rara enfermedad,4 que algunos autores atribuyen a
la viruela traída con los europeos.
Tras la anarquía posterior al deceso del Inca, Huáscar asumió el gobierno por orden de
los orejones (nobles) de Cuzco, quienes creían que su experiencia como vice-gobernante era suficiente
para asumir el mando.3 Después de un golpe de estado fallido; Huáscar, preocupado por la excesiva
confianza que tenía su hermano Atahualpa en los generales del imperio -los denominados ikas-, ordena
a su hermano que se aleje de ellos. Pero él reacciona organizando un ejército y declarándole la guerra.
El enfrentamiento, que habría de durar tres años, finalizó con la victoria de Atahualpa y la captura y
posterior ejecución de Huáscar.5 6
En 1524 Pizarro se asoció con Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque para invadir "El Birú"
(palabra que después se convertiría en Perú), repartiéndose las responsabilidades de la expedición.
Pizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento militar y de alimentos y Luque se
encargaría de las finanzas y de la provisión de ayuda. A finales de septiembre de 1526, cuando habían
transcurrido dos años de viajes hacia el sur afrontando toda clase de peligros y calamidades, llegaron a
la isla del Gallo cansados y extasiados. El descontento entre los soldados era muy grande, llevaban
varios años pasando calamidades sin conseguir ningún resultado. Pizarro intenta convencer a sus
hombres para que sigan adelante, sin embargo la mayoría de sus huestes quieren desertar y regresar.
En la isla del Gallo se produce la acción épica de Pizarro, de trazar con su espada una raya en las
arenas de la isla exhortando a sus hombres a decidir entre seguir o no en la expedición descubridora.
Tan solo cruzaron la línea trece hombres. Los "Trece de la Fama", o los "Trece de la isla del Gallo",
fueron: Bartolomé Ruiz, Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro de Candía, Antonio Carrión, Francisco de
Cuéllar, García Jerén, Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de Peralta, Elias Ascoy Angulo, Domingo de
Soraluce y Juan de la Torre.
Sobre la escena que se vivió en la Isla del Gallo, luego que Juan Tafur le trasmitiera la orden del
gobernador Pedro de los Ríos, cuenta el historiador José Antonio del Busto:
"El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada, avanzó con ella desnuda hasta sus
hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose una arenga larga se limitó a decir, al tiempo
que, según posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la arena: Por este lado se va a
Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que
más bien le estuviere. Un silencio de muerte rubricó las palabras del héroe, pero pasados los primeros
instantes de la duda, se sintió crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que
en número de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, "no poco se alegró, dando gracias
a Dios por ello, pues había sido servido de ponelles en corazón la quedada". Sus nombres han quedado en la
Historia".
Pizarro y los Trece de la Fama esperaron en la isla del Gallo cinco meses por los refuerzos, los cuales
llegaron de Panamá enviados por Diego de Almagro y Hernando de Luque, al mando de Bartolomé
Ruiz. El navío encontró a Pizarro y los suyos en la Isla de la Gorgona, hambrientos y acosados por los
indios. Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur.
Pizarro no fue ni el primero ni el único que intentó la invasión del Perú. Dos años antes,
en 1522, Pascual de Andagoya fue el primero en tratar de efectuar esa aventura: su expedición terminó
en un estrepitoso fracaso. Las noticias de la existencia de "Birú" y de sus enormes riquezas
en oro y plata, debió influir en el ánimo de tales aventureros y podría haber aportado el ingrediente
decisivo para preparar la expedición no sólo de Pizarro sino de Andagoya. Por tal razón, Pizarro,
Almagro y Luque se lanzaron a la aventura.
Los punaneños tuvieron que enfrentarse no sólo a españoles sino también a tumbesinos, aliados de los
españoles por viejos resentimientos de guerra hacia los isleños de Puná. Más tarde los españoles
fueron víctimas de traiciones y conspiraciones por parte de sus aliados tumbesinos; En una ocasión los
tumbesinos abandonaron en una de sus balsas en medio del mar a tres españoles.8
Otra conversación importante fue la que sostuvo Pizarro con un principal venido del interior. Al
respecto Pedro Pizarro, dice: "...pues preguntando al indio qué era el dijo que era un pueblo grande
donde residía el Señor de todos ellos, y que había mucha tierra poblada y muchos cántaros de oro y
plata, y casas chapeadas con planchas de oro; y cierto el indio dijo verdad, y menos de lo que había...";
les informó también sobre valles más fértiles. Además de lo anterior, informó a Pizarro sobre la situación
Inca. Todos estos informes entusiasmaron a Pizarro, quien decidió continuar con la conquista.
En vista que no encontraron a los indios que perseguían y que los poblados tumbesinos habían sido
arrasados por los Punás, Pizarro decide continuar dejando en ella a suteniente y abandonarla en dos
grupos. La vanguardia a su mando, acompañada por Hernando de Soto, partió hacia Poechos. La
retaguardia, al mando de Hernando Pizarro, salió de Túmbez tiempo después, porque en sus filas había
enfermos: se les ordenó que siguieran a la vanguardia.
En Poechos, Pizarro tiene noticias de Atahualpa, que se estaba desplazando de Quito a Cajamarca.
Además, tuvo detalles de la guerra que sostenía con Huáscar Inca Yupanqui. Decide enviar a Hernando
de Soto a Caxas, con la finalidad de recopilar información sobre Atahualpa. Hernando de Soto se tomó
un tiempo en esto, lo que causó la preocupación de Francisco Pizarro. En tanto se une la retaguardia de
conquistadores que venían con Hernando Pizarro. En este tiempo se habían levantado los indios de
Chira y Tangarala (Tangarará), obligando a los españoles de Hernando de Soto, a atrincherarse en la
huaca Chira, enviando por ayuda a una parte de españoles donde Pizarro.
Francisco Pizarro deja a Hernando Pizarro en Poechos, y se dirige a la huaca Chira para auxiliar a sus
compañeros de armas. Allí castigó severamente a los curacas: "Trece curacas fueron muertos a garrote
y quemados sus cuerpos".9 Luego de apaciguar a Chira, se dirige a Tangarala (Tangarará), en donde
funda la Villa de San Miguel, el 15 de agostode 1532. Fue la primera ciudad española fundada en el
Perú. Luego pasó a Piura, territorio de los tallanes. En esta ciudad, Francisco Pizarro hace el primer
reparto de tierras ysiervos indios entre los españoles que quisieron afincarse en ella. Este primer reparto
incluyó además de Piura, Túmbez (Tumbes). Pedro Pizarro, que había quedado con Hernando Pizarro
en Poechos, describe la presencia de un espía de Atahualpa entre los curacas de Poechos, quien luego
dio noticias al Inca del arribo de los conquistadores. Así Pizarro tiene por primera vez noticia
de Atahualpa, de la guerra civil que enfrentaba a los hermanos y del derrotado Huáscar, que había sido
capturado.
1. Que su hermano Juan Pizarro, con cincuenta de a caballo, se instalase en Piura, alerta ante las huestes de
Atahualpa, haciendo gran actividad de espionaje;
2. Y que, con las demás gente su hermano Hernando Pizarro se instalara en Tangarala;
3. El repartimiento de Túmbez, que era el más ambicionado, lo entregó a Hernando de Soto, cumpliendo la
promesa que le hiciera a Hernando Ponce de León cuando le fletó dos navíos en Panamá;
4. En Tangarala puso como su teniente gobernador a Antonio Navarro, contador del rey de España;
5. Además, dejó en Tangarala a cincuenta y cinco vecinos españoles, que se quedaron a poblarla
Luego de dictar las disposiciones anteriores y de reforzar su retaguardia, se dirige a Cajamarca por
el Caminos del Inca (Cápac Ñam:camino Inca de la sierra), en donde sabía se encontraba Atahualpa.
Jerez dice que Pizarro salió de San Miguel de Piura el 24 de septiembre de 1532 con "sesenta y dos de
caballo y ciento dos de pie". Camino a Cajamarca, un noble orejón se entrevista con Pizarro para
hacerle saber que el Inca "tiene la voluntad de ser su amigo, y esperalle en paz en Caxamarca". Luego
de esto el indio retornó a Cajamarca a informar a Atahualpa y a entregarle los regalos que envió con él
Francisco Pizarro y para decirle "que se apresuraría en llegar a Caxamarca y ser amigo del Inca"". Para
no ser hostigado por ambos bandos de la confrontación intestina, Pizarro pregonaba que era partidario
de Huáscar Inca Yupanqui y al Apoo, le decía que venía a apoyar a Atahualpa.
Las tropas de Atahualpa acababan de derrotar a las de su hermano Huáscar en Huanacopampa, el cual
había sido hecho prisionero. Según María Rostworowski, "El consenso de cronistas de acuerdo en
señalar las crueldades ordenadas por Atahualpa contra los deudos, mujeres e hijos de Huáscar. Todos
fueron ahorcados y se persiguió en las casas de los difuntos Incas a los que habían pertenecido al linaje
de Huáscar. El mayor ensañamiento se cumplió con los miembros de la panaca de Tupac Yupanqui,
matando a todos los miembros que se pudieron hallar" ("Historia del Tahuantinsuyu"). Mientras esta
represión tenía lugar, Atahualpa permanecía en Huamachuco festejando los triunfos de sus generales y
se preparaba para dirigirse a Cajamarca. En esto llegaron mensajeros enviados por los curacas
de Payta y de Tumbes avisando de la llegada de unos extraños personajes que habitaban unas casas
flotantes y montaban unos enormes animales. Atahualpa retrasó su marcha a Cajamarca para ver a los
recién llegados y dio a sus generales la orden de ir a Cajamarca con Huáscar, lugar donde se reuniría
con ellos.
En la llacta de Cinto, el curaca informó a Pizarro de que Atahualpa había estado en Huamachuco y de
que se dirigía a Cajamarca con cincuenta mil hombres de guerra. Continuando su camino hacia
Cajamarca, los españoles llegaron a una bifurcación del camino. Uno de ellos llevaba a Chincha y el
otro a Cajamarca. Algunos españoles opinaban que sería mejor ir a Chincha y postergar el
enfrentamiento con Atahualpa. Sin embargo, Pizarro decide ir a Cajamarca, por varias razones que
explica Villanueva Sotomayor:
"1. Recuerda las recomendaciones de Hernán Cortés: "lo primero que hay que hacer es apoderarse del jefe,
lo consideran como su dios y tienen poder absoluto. Con ello, los demás no saben qué hacer".
2. Por su propia experiencia, en Coaque, la Puná y Túmbez, sabe que apresando un curaca y teniéndolo
como rehén se gana mucho. En cambio, suelto, el curaca se convierte en enemigo peligroso.
3. Los huascaristas lo ayudan porque él se ha declarado "su partidario". Tomar una ruta distinta a donde están
los protagonistas de la guerra civil sería perder ese valioso apoyo.
4. A Atahualpa le ha mandado decir que va a su encuentro porque "quiere ser su amigo" y "apoyarlo" en su
lucha contra Huáscar Inca Yupanqui. No cumplir con esa promesa debilitaría las posibilidades de la sorpresa y
el engaño que le tenía preparado al Inca.
5. Cambiar la ruta hacia Chincha sería la perdición para Pizarro, porque quedarían al descubierto sus planes
secretos...".
En un poblado de sierra, Pizarro decide dividir su ejército en dos grupos: la vanguardia con él y cuarenta
de a caballo y sesenta de a pie. El resto, al mando de Hernando Pizarro, formaría la retaguardia y se
uniría a Pizarro cuando él lo indicase. Luego de unos días de marcha, Pizarro mandó decir a su
hermano Hernando que se le uniese para continuar el viaje a Cajamarca juntos. Los informes que le
daban eran tranquilizadores. Pizarro hace acampar a su fracción. En ese campamento, es que Pizarro
recibe una embajada de Atahualpa, con diez llamas que el Inca había enviado como regalo y para
conocer el día que llegarían a Cajamarca, a fin de enviarles comida por el camino. En otra poblado del
camino (Llacta), Pizarro recibió otro obsequio de diez llamas, más informes que lo tranquilizaron, y con
ellos se quedó uno de ellos que los acompañó todo el camino hasta Cajamarca. En otro poblado, según
Villanueva, hubo un incidente entre dos indios (entre el venido de Cajamarca y el que dio el alcance a
Pizarro, de San Miguel de Piura, que había sido enviado a Cajamarca). La razón del pleito la explicó el
indio de San Miguel así:
"1. El enviado del Inca mentía. Atahualpa no estaba en Cajamarca sino en el campo (Baños del Inca) y tenía
mucha gente.
2. A él lo habían querido matar, pero se había salvado porque amenazó con que los embajadores de
Atahualpa serían ajusticiados por el Gobernador.
4. Se entrevistó por fin, con un tío de Atahualpa, quien le requirió por los cristianos. Su respuesta resumida
por Jerez, fue: "Y yo les dije que son valientes hombres y muy guerreros; que traen caballos que corren como
viento y los que van en ellos, llevan unas lanzas largas, y con ellas matan a cuantos hallan, porque luego en
dos saltos los alcanzan, y los caballos con los pies y bocas matan muchos. Los cristianos que andan a pie dije
son muy sueltos, y traen en el brazo una rodela de madera con que se defienden y jubones fuertes colchados
de algodón y unas espadas muy agudas que cortan por ambas partes, de cada golpe, un hombre por medio, y
a una oveja (nota: llama) llevan la cabeza, y con ella cortan todas las armas que los indios tienen; y otras
traen ballestas que tiran de lejos, que de cada saeteada matan un hombre y tiros de pólvora que tiran pelotas
de fuego, que matan mucha gente".
"1. Que si Atahualpa no estaba en Cajamarca era porque esa llacta había sido reservada para aposentar a los
cristianos.
2. Que Atahualpa acostumbraba acampar desde que estaba en guerra con Huáscar Inca Yupanqui.
3. Que cuando el Inca ayunaba no dejaban que hablara con nadie más sino con su padre el Inti.
4. Muy diplomáticamente, Pizarro, zanjó la discusión "...teniendo en lo secreto por cierto que era verdad" la
versión del huascarista, su aliado".
Luego del incidente, los españoles continuaron su camino hacia Cajamarca. Muy cerca de esa poblado
(llacta), Francisco Pizarro recibió otra embajada de Atahualpa con comida. Después se situó a una
legua de Cajamarca, "y toda la gente y caballos se armaron, y el Gobernador los puso en concierto para
la entrada del pueblo, e hizo tres haces de los españoles de pie y de caballo". "Llegado a la entrada de
Caxamalca vieron estar el real de Atahualpa una legua de Caxamalca, en la falda de una sierra". Los
españoles habían llegado a Cajamarca por las alturas de Shicuana, al noreste del valle. Era el
viernes 15 de noviembre de 1532. Habían caminado 53 días desde San Miguel de Piura.
Grabado que personifica el retrato del Marqués Pizarro como Gobernador de la Nueva Castilla
posteriormente llamada Perúo Pirú
El Inca Garcilaso de la Vega y Miguel de Estete aseguran que los españoles encontraron en Cajamarca
"gente popular y algunos de la gente de guerra" de Atahualpa. Además, que fueron bien recibidos. Otros
cronistas, como Jerez, aseguran que los españoles no encontraron gente en el poblado. Herrera dice
que "sólo se veían en un extremo de la plaza unas mujeres que lloraban la suerte que el destino
reservaba a los españoles que habían provocado la cólera del emperador indio" ("Hechos de los
castellanos, Década V").
Cuando Pizarro entró en Cajamarca, Atahualpa se encontraba a media legua del asiento, en los Baños
del Inca, donde había asentado su real, "con cuarenta mil indios de guerra" como cuenta Pedro Pizarro.
Entrados en Cajamarca y antes de apearse, Francisco Pizarro envió a Hernando de Soto con cinco o
seis y un intérprete como embajada para decirle a Atahualpa "que él venía de parte de Diosy del Rey a
los predicar y tenerlos por amigos, y otras cosas de paz y amistad, y que se viniese a ver con él. ". El
Inca respondió a la embajada comunicando que "podían quedarse en la llacta de Cajamarca, que él no
podía ir porque estaba terminando su ayuno". El Inca, una vez que se fueron los españoles, ordenó que
veinte mil soldados imperiales se apostasen en las afueras de Cajamarca, para capturar a los
españoles: estaba seguro que al ver tanta gente, los españoles se rendirían.
Sólo eran soldados de profesión además de Pizarro, únicamente de Soto y Gandía. Pedro Pizarro dice
"Pues estando así los españoles, fue la noticia a Atahualpa, de indios que tenía espiando, que los
españoles estaban metidos en un galpón, llenos de miedo, y que ninguno aparecía por la plaza. Y a la
verdad el indio la decía porque yo oí a muchos españoles que sin sentirlo se orinaban de puro temor".
Los conquistadores a las órdenes de Pizarro velaron armas durante la noche, Francisco Pizarro en base
a los largos relatos que le hacía Hernán Cortés sobre la conquista de los aztecas, tenía en mente
capturar al Inca imitando a Cortés en México.
Pizarro dispuso que Pedro de Candía se colocase en lo más alto del tambo real, en el centro de la
plaza, con tres trompeteros y un falconete pequeño. Tenían la orden de disparar cuando ya el Inca, se
encontrara en la plaza. Luego del estruendo del falconete, harían sonar las trompetas. A los de caballo
los dividió en dos fracciones al mando de Hernando de Soto, uno y de Hernando Pizarro, el otro. La
orden era que cuando escuchasen el estruendo deberían salir de sus escondites. La infantería también
estaría dividida en dos fracciones, una al mando de Francisco Pizarro y la otra al mando de Juan
Pizarro. La orden, avanzar a capturar al Inca. Todos debían estar escondidos en los edificios que
rodeaban la plaza hasta escuchar la voz de ataque: ¡Santiago!, que sería dada por el cura Valverde, en
su momento.
Los cronistas fijan las cuatro de la tarde como la hora en que Atahualpa ingresa a la plaza de
Cajamarca. Este dice: "A la hora de las cuatro comienzan a caminar por su calzada delante, derecho a
donde nosotros estábamos; y a las cinco o poco más, llegó a la puerta de la ciudad". El inca comenzó su
entrada en Cajamarca, antecedida por su vanguardia de cuatrocientos hombres con "grandes cantares",
ingresó a la plaza con toda su gente, que cubría toda ella, en una "litera muy rica, los cabos de los
maderos cubiertos de plata...; la cual traían ochenta señores en hombros; todos vestidos de una librea
azul muy rica; y él vestido su persona muy ricamente con su corona en la cabeza y al cuello un collar de
esmeraldas grandes; y sentado en la litera en una silla muy pequeña con un cojín muy rico". Jerez,
escribía. "Entre estos venía Atahualpa en una litera aforrada de plumas de papagayos de muchos
colores, guarnecida de chapas de oro y plata".
Francisco Pizarro envió al cura dominico, fray Vicente de Valverde, al soldado Hernando de Aldama y al
intérprete Martinillo. Ante el Inca, el cura Valverde hace el requerimiento formal a Atahualpa de abrazar
la fe católica y someterse al dominio del rey de España, al mismo tiempo que le entregaba un evangelio.
El diálogo que siguió es narrado de forma diferente por todos los testigos. Según algunos cronistas, la
reacción del Inca fue de sorpresa, curiosidad, indignación y desdén. Atahualpa abrió y revisó el
evangelio minuciosamente. Al no encontrarle significado alguno a lo escrito en él, lo tiró al suelo.
Villanueva, dice que "luego le pidió (el Inca) su espada a Aldama. El español se la enseñó, pero no la
entregó". La reacción posterior de Atahualpa fue decirle a Valverde que los españoles devolviesen todo
lo que habían tomado de sus tierras sin su consentimiento; que nadie tenía autoridad para decirle al Hijo
del Sol lo que tenía que hacer y que él haría su voluntad; y finalmente, que los extranjeros "se fuesen
por bellacos y ladrones"; en caso contrario los mataría.
A una señal de Francisco Pizarro se puso en marcha lo planificado por él. Disparó el falconete de la
artillería de Pedro de Candía y las trompetas y salieron los caballos. Algunos cronistas dicen que los
millares de indígenas apiñados dentro la plaza no estaban con armados para defenderse de los
españoles y que la mortandad se debió a su propia estampida humana que derribó muros.
...sonaban los cascabeles atados a los caballos, disparaban ensordecedores los arcabuces; los gritos,
alaridos y quejidos eran generales. En esta confusión los aterrorizados indígenas, en un esfuerzo por escapar,
derribaron una pirca de la plaza y lograron huir. Tras ellos se lanzaron los jinetes, dándoles alcance mataron a
todos los que pudieron, otros murieron aplastados por la avalancha humana".
Mientras tanto, en la plaza de Cajamarca Pizarro buscaba el anda del Inca y Juan Pizarro la del Señor
de Chincha. El Señor de Chincha y el Señor de Cajamarca fueron muertos por los españoles que los
capturaron. También mataron a mucha gente del entorno de ambos señores. "Otros capitanes murieron,
que por ser gran número no se hace caso de ellos, porque todos los que venían en guarda de Atahualpa
eran grandes señores" (Jerez).
Igual suerte hubiera corrido Atahualpa de no ser por Francisco Pizarro, que ya se encontraba cerca de
él, debido a que no podían derribar la litera del Inca, a pesar de que mataron a los portadores de la
litera, ya que otros de refresco se metían a cargarla. Así estuvieron forcejeando gran tiempo; un español
quiso herir al Inca, cuando Francisco Pizarro, gritó que "nadie hiera al indio so pena de la vida...", hasta
que hicieron caer el anda y capturan al Inca, al que ponen bajo arresto en un ambiente del Templo del
Sol.
Al caer la noche de aquel 16 de noviembre de 1532, habían terminado para siempre el Tahuantinsuyo,
el Inca estaba cautivo y con su prisión llegaba a su fin la independencia del estado inca.
Estando en prisión Atahualpa, venían los curacas a visitarle trayéndole obsequios, en oro y plata. El Inca
se dio cuenta entonces de que el oro y la plata tenía para los españoles otro valor, diferente, al que él y
su pueblo le daban. También se dio cuenta y se convenció que la única forma de salvarse era
ofreciéndoles gran cantidad de oro y plata. Y así lo hizo. Le propuso a Francisco Pizarro: "te daría de oro
una sala" que tiene 22 pies de largo y diecisiete de ancho, llena hasta una raya blanca que está en la
mitad del alto de la sala; y dijo que hasta allí henchiría la sala con diversas piezas de oro, cántaros, ollas
y tejuelos, y otras piezas, y que de plata daría todo aquél bohío dos veces lleno, y lo cumplirè dentro de
dos meses" (El Perú en los tiempos modernos). Pizarro se apresuró a confirmar la promesa por escrito
en un acta ante escribano. Atahualpa le informó además del Templo de Pachacámac y de sus riquezas,
que se encontraba a "diez jornadas al sur".
Pizarro comenzó a tomar una serie de providencias; reforzó la seguridad de Cajamarca, con obras
civiles, en las cuales trabajaron "muchos indios huascaristas". El primer cargamento de oro ofrecido por
Atahualpa llegó del sur y lo trajo un hermano del Inca, "trájole unas hermanas y mujeres de Atahualpa, y
trajo muchas vasillas de oro; cántaros y ollas y otras piezas y mucha plata, y dijo que por el camino
venía más; que como es tan larga la jornada, cansan los indios que lo traen y no pueden llegar tan aína;
que cada día entrará más oro y plata de los que quedan más atrás". "Y así, entran algunos días veinte
mil, y otras veces treinta mil, y otras cincuenta, y otras sesenta mil pesos de oro en cántaros y ollas
grandes de tres arrobas y de a dos, y cántaros y ollas grandes de plata y otras muchas vasijas". Pizarro
iba acumulando esas piezas en uno de los aposentos donde estaba Atahualpa, "hasta que cumpla su
promesa".
Esta tercera etapa de la conquista fue más de consolidación del triunfo que habían tenido en la plaza de
Cajamarca y de reparto del primer botín de guerra. A Francisco Pizarro debió preocuparle no sólo la
presión de sus hombres para el reparto del oro y la plata, sino la presión que debían estar recibiendo
sus socios en Panamá y Nicaragua para el pago de los fletes y demás pertrechos. Para demostrar el
éxito de su empresa y poder así reclutar más gente para la empresa, gente que por otro lado debía
necesitar con suma urgencia, dada la escasez de hombres con que contaban.
El 21 de enero de 1533, ingresó a Cajamarca otro cargamento de oro y plata, traídos por otro hermano
de Atahualpa. Fueron “trescientas cargas de oro y plata en cántaros y ollas grandes y otras diversas
piezas”. Este hermano del Inca, informó también de la existencia de otro cargamento que se encontraba
en Xauxa, al mando del general Challcuchimac. Entre tanto, en Cajamarca, Pizarro a comisionó a un
hermano de Atahualpa, a los españoles Pedro Martín de Moguer y a Martín Bueno, negros esclavos y
cientos de indios aliados, para que viajen al Cuzco, por el Cápac Ñam, y apresuren el envío del oro y
plata de Xauxa y se informen de la situación en la capital del Imperio. Esta tropa salió de Cajamarca
el 15 de febrero de 1533.
El 25 de marzo de 1533, llega a Cajamarca el grupo enviado al mando de Hernando Pizarro; habían
recorrido Huamachuco, el Callejón de Huaylas, Pachacámac, Xauxa, las pampas de Junín y el Callejón
de Conchucos. De Pachacámac, traían “veintisiete cargas de oro y dos mil de plata” y un rehén
importante: el general Challcuchimac, apresado enJauja.
El 14 de abril de 1533, llega Diego de Almagro a Cajamarca y el 28 del mismo mes, entró otro
cargamento de oro y plata a esa ciudad, procedente de Xauxa; traían “ciento siete cargas de oro y siete
de plata”.
El 13 de mayo de 1533, se procede a la fundición de las piezas de oro y plata que había en Cajamarca
para su reparto; además, existía el convencimiento de Francisco Pizarro, que ya se había recolectado la
mayor parte del oro y plata de este reino.
Uno de los españoles, que había ido al Cuzco, informó a Pizarro que “se había tomado posesión en
nombre de su majestad en aquella ciudad del Cuzco”, entre otras cosas, como el número y descripción
de las ciudades existentes entre Cajamarca y el Cuzco, de la cantidad de oro y plata recogidas, entre
otras cosas. Quizá un dato importante que informan a Pizarro es la presencia en el Cuzco del general
Quízquiz con “treinta mil hombres de guarnición”.
El 13 de junio llega a Cajamarca el oro y plata procedentes del Cuzco y de Jauja, eran “doscientas
cargas de oro y veinticinco de plata”. Días después llegaron “otras sesenta cargas de oro bajo”.
Villanueva Sotomayor, nos dice sobre Francisco Pizarro, para cuidar sus “dos tesoros” (el Inca y las
riquezas de oro y plata): “El Gobernador hacía resguardar la plaza fuerte de Cajamarca con una
vigilancia permanente, por rondas, de 50 soldados de a caballo, durante el día y gran parte de la noche.
Durante las madrugadas, era de 150 de a caballo, amén de los espías, informantes y vigías de pie;
indios y españoles”.
Se sabe que no existía moneda en el Imperio Inca, en donde se presume se usaba trueque. El Oro y la
Plata poseían un valor ritual, pero no tenían ni mercado ni comercio en las culturas prehispánicas, no
tenían valor comercial.10 El valor monetario se lo añadió el transporte español al mercado de Europa.
Los de a caballo recibieron en total: 610.131 pesos de oro y 25.798,60 marcos de plata. Promedio
individual: 9.386,60 pesos de oro y 396,90 marcos de plata. Los de infantería recibieron en total:
360.994 pesos de oro y 15.061,70 marcos de plata. Promedio individual: 3.438 pesos de oro y 143,4
marcos de plata.
El Gobernador, según su criterio, premió a unos con más y a otros les quitó algo. También entregó unos
15.000 pesos de oro a los vecinos que quedaron en San Miguel. A Diego de Almagro y sus huestes les
repartió de acuerdo con su criterio. Les dio 20.000 pesos de oro para que se repartan entre todos ellos.
Pos supuesto, recibieron mucho menos que los caballeros e infantes que intervinieron directamente en
la captura de Atahualpa.
Almagro había pedido que a él y a sus compañeros les tocase la mitad que a los de Cajamarca. Como
no se pusieron de acuerdo, fue otro motivo para que ambos socios se distanciasen más, arrastrando en
sus diferencias a los soldados que estaban bajo el mando de cada uno de ellos. Los que en Cajamarca
se beneficiaron del repartimiento fueron el cura Valverde, 65 de a caballo y 105 de infantería. Según
Pablo Macera:
“El Rescate de Atahualpa consistió en 6,087 kilogramos de oro y 11,793 kilogramos de plata. A cada soldado
a caballo le tocaba 40 kilogramos de oro y 80 kilogramos de plata. A los peones, la mitad. A los soldados con
perros más que a los peones. A Pizarro 7 veces lo que a un jinete de caballo, además del trono de Atahualpa
Pablo Macera#GGC11C
Prescott dice del valor monetario que en el mercado de Europa alcanzó el tesoro transportado:
“teniendo presente el mayor valor de la moneda en el siglo XVI, vendría a equivaler en el actual (siglo XIX) a
cerca de tres millones y medio de libras esterlinas o poco menos de quince millones y medio de duros… La
historia no ofrece ejemplos de semejante botín, todo en metal precioso y reducible como era a dinero
constante”.
Prescott#GGC11C
En el marco del comercio de España, esta fortuna, que consiguió cada español, generó la “primera
inflación de la historia del Perú” considerando al país ya incluído en el mercado español donde todo
subió de precio. Villanueva dice que:
"...el precio del caballo antes del repartimiento 2.500 pesos; después del repartimiento 3.300. Inflación: 32%.
Su precio en el mercado subió una cuarta más que el día anterior. Una botija de vino de tres azumbres (un
poco más de 6 litros), que costaba 40 pesos, se empezó a vender a 60 pesos. Inflación: 50%. Un par de
borceguíes (nota: botas hasta más arriba de la rodilla que usaban los conquistadores) pasó de 30 a 40 pesos.
Inflación: 33%. Un par de calzas (ropa interior; calzoncillo largo, bien ceñido a muslos y piernas), de 30 a 40
pesos. Inflación: 33%. La capa subió de de 100 a 120 pesos. Inflación: 20%. Una espada de 40 a 50 pesos.
Inflación: 25%.
Villanueva Sotomayor#GGC11C
Sacando la media de lo expuesto por Villanueva Sotomayor, tenemos que al día siguiente del reparto,
hubo una inflación promedio del 32,17%.
Grabado de Felipe Guamán Poma de Ayala enPrimer Nueva coronica y buen gobierno.
Nunca estuvo en la mente del Gobernador Francisco Pizarro, respetar la vida del Inca. Para continuar
con su estrategia, inventó rebeliones de los leales a Atahualpa, responsabilizándolo de actos de traición.
Luego el Gobernador, con acuerdo de los oficiales de su majestad y de los capitanes y personas de
experiencia, sentenció a muerte a Atahualpa, y mandó por su sentencia, por la traición por él cometida, que
muriese quemado si no se tornase cristiano…, Atahualpa dijo que quería ser cristiano…, y bautizóle el muy
Le pusieron de nombre Francisco y no de Juan, como muchos han asegurado. Juan de Santa Cruz
Pachacuti, sostiene en tiempos de Vaca de Castro, que el Inca fue muerto por garrote; “… se le dio una
vuelta al cuello con un cordel y de ese modo fue ahogado”, nos dice Sancho de la Hoz. Por su parte
Jerez, dice: “…a la hora que fue preso y desbaratado”.
La sentencia a muerte, fue dada el viernes 25 de julio de 1533 y al día siguiente sábado 26 de julio de
1533, fue muerto en la plaza de Cajamarca. Hay cierta discusión sobre las fechas. Franklin Peace, de
un documento del Archivo de Indias, encontrado en Sevilla, por él, dice:
Y en dicho pueblo de Caxamalca en treinta y un días del dicho mes de julio en presencia de los dichos
oficiales de S.M. manifestó Francisco Pizarro mil ciento ochenta y cinco pesos en piezas labradas de indios
que dijo que se le había dado el cacique Atahualpa y manifestóles después de la muerte de dicho Atahualpa
cinco días”.
Franklin Peace
Es lógico suponer que la muerte del Inca ocurrió después del 8 de junio y antes del 29 de julio de 1533. La
partida de Cajamarca se inició a mediados de agosto por grupos, el 26 de ese mismo mes, estaban en
María Rostworowski
Muerto Atahualpa, termina la dinastía de los Incas, que gobernaron el Imperio (aunque Atahualpa, no
fue reconocido por las panacas reales cusqueñas, los españoles lo consideraron Sapa Inca). Para
guardar las apariencias, y tener un seguro hasta la toma del Cuzco, Francisco Pizarro, nombra otro
Sapa Inca, que recae en un hijo de Huayna Cápac, duodécimo Sapa Inca del Imperio: Túpac Huallpa, y
que los cronistas españoles nombran como Toparpa, quien reconoce vasallaje al rey de España.
Se dice mucho sobre la amistad de Hernando Pizarro con el Inca Atahualpa, cuando éste último estuvo
en prisión. Curiosamente, antes del juicio al, su hermano Francisco Pizarro, lo comisiona para que lleve
a España el primer botín. A su retorno al Perú, fue nombrado Gobernador del Cuzco. Villanueva
Sotomayor, dice:
“La ausencia temporal de Hernando Pizarro no descarta una maniobra maliciosa de los conquistadores, ya
sea por culpa de él o por imposición de su hermano. ¿Hernando Pizarro ya sabía que iban a matar al Inca?
¿Fue ese viaje una salida airosa del capitán español, único amigo de Atahualpa Inca? ¿O fue una
premeditada maniobra de su hermano Francisco para alejarlo y que no interfiriera en las decisiones drásticas
Villanueva Sotomayor#GGC11C
Lo cierto es que Hernando Pizarro salió de esta plaza con el botín, que representaba el “quinto real”, es
decir, la quinta parte del botín de Cajamarca, con rumbo a San Miguel de Piura; ahí embarcaron rumbo
a Panamá, cruzando el istmo, se embarcaron nuevamente hacia Sevilla, España. La primera de las
cuatro naos, llegó a Sevilla, el 5 de diciembre de 1533, con los españoles Cristóbal de Mena y Fray Juan
de Sosa (misionero de la Orden de La Merced); el oro y la plata que se desmbarcó de dicha nao,
ascendía a 38.946 pesos. El 4 de enero de 1534, arribó y ancló en Sevilla la nao “Santa María del
Campo”, en donde estaba embarcado Hernando Pizarro. Desembarcó con 153.000 pesos de oro y
5.048 marcos de plata. Todo lo traído de Perú, fue depositado en la Casa de Contratación de Sevilla; de
ahí fue trasladado al aposento del rey de España. Finalmente, el 3 de juniode 1534, llegaron las otras
dos naos, en donde estaban embarcados Francisco de Jerez, primer secretario del Gobernador
Francisco Pizarro y Francisco Rodríguez, en una y otra nao; se desembarcó de estas naos, 146.518
pesos de oro y 30.511 marcos de plata. Villanueva dice que el total desembarcado por las cuatro naos,
“… fue valorizado en 708.580 pesos. El peso y el castellano eran monedas equivalentes; pero cada uno era
igual a 450 maravedíes. Sólo el oro fundido (convertido en barras y otros pedazos) se valorizó en 318.861.000
Villanueva Sotomayor#GGC11C
Los españoles salieron de Cajamarca “un lunes por la mañana”. En el camino, se enteran del asesinato
de Guaritico, que era hermano de Atahualpa y de Túpac Huallpa (Toparpa), éste era colaboracionista de
los españoles y había salido antes que Pizarro de Cajamarca y formaba su vanguardia en el viaje al
Cusco. Lo anterior prueba lo que se viene diciendo, que los españoles, a su desembarco en el Perú, ya
tenían ganado a parte del Imperio, que los ayudó; ello se debió, no a las simpatías que pudieron haber
generado ellos, sino, simplemente, a que muchos en el Imperio, ya estaban descontentos de la pesada
opresión Inca. Llegaron a Huamachuco y luego de reponer fuerzas por dos días, Pizarro envía una
avanzada al mando de Diego de Almagro, luego se encuentran en Huaylas, donde quedan por ocho
días.
Continúan su viaje al sur por Andamarca, Corongo, Yungay, Huaraz, Recuay, Chiquián y llegan a
Cajatambo. Ahí, Pizarro refuerza su vanguardia y retaguardia, ante el temor de levantamientos y
ataques de los naturales, leales a Challcuchimac, que venía con él y porque las llactas por donde
pasaban, siempre estaban abandonadas. En este camino, Francisco Pizarro se entera por informantes,
que los generales atahualpistas Yncorabaliba, Yguaparro y Mortay, venían reclutando gente de guerra
en Pumpu (Bombón). A partir de entonces quedaron incomunicados, el remedo de Sapa Inca, Túpac
Huallpa y Challcuchimac. El cronista Sancho de la Hoz, dice que el motivo de esa rebelión era porque
ellos “querían guerra con los cristianos, porque veían la tierra ganada por los españoles y querían
gobernarla ellos”.
Tomando el camino de Oyón, se enteran que a cinco leguas de Xauxa había gente de guerra para
destruirla y para que los españoles no encontraran nada. Llegaron a Tarma, sin encontrar resistencia.
En esta llacta, pasaron la noche. Al amanecer reemprendieron la marcha hacia Xauxa. A dos leguas de
Xauxa, Pizarro divide su ejército. Cerca, se da cuenta que la llacta está íntegra y no sólo eso, sino que
tuvieron un recibimiento cordial, “celebrando su venida, porque con ella pensaban que saldrían de la
esclavitud en que les tenía gente extranjera”. Entrando a Xauxa, encuentran levantado al general Yukra
Huallpa, dejado ahí por Challcuchimac, antes de su captura, El enfrentamiento fue una atróz matanza de
indios; los españoles con sus armas, perros dogos e indios auxiliares, emboscaron a las tropas de Yukra
Huallpa, haciendo una matanza; como dicha tropa fuera dejada por Challcuchimac, eran partidarios de
Atahualpa. Esta tropa inca, había sido enviada por los generales Yncorabaliba, Yguaparro y Mortay, que
se encontraban con el grueso de su ejército a 6 leguas de Xauxa y en permanente contacto con el
ejército de Quízquiz, que se hallaba en el Cusco. Enterado Francisco Pizarro, envía una tropa a
hacerles frente, más los incas los hacen retroceder. Pizarro ante esto pretende atacar por sorpresa a la
tropa inca; pero es engañado y cuando quiere continuar hacia el Cusco, se da cuenta que los puentes
estratégicos, habían sido cortados.
Francisco Pizarro, funda la ciudad de Jauja, muy cerca de la Xauxa inca, deja en ella a 80 españoles, al
tesorero de Su Majestad y a un lugarteniente como su representante. En esta ciudad muere
misteriosamente Túpac Huallpa.
Muerto Túpac Huallpa, Pizarro convoca a Challcuchimac y otros nobles colaboracionistas que viajaban
con él, para que propongan al nuevo Sapa Inca “títere”. En esta reunión y frente al enemigo común,
nuevamente se notan las diferencias entre huascaristas y atahualpistas, lo que es explotado hábilmente
por Francisco Pizarro. Challcuchimac, propone a Aticoc, hijo quiteño de Atahualpa, mientras que los
nobles colaboracionistas cusqueños proponen a un hermano del Sapa Inca muerto, pero de origen
cusqueño. Como estaban cerca del Cusco, Pizarro hábilmente, se decide por el Inca de origen
cusqueño.
Mientras los colaboracionistas nobles, buscaban a este hermano cuzqueño del Sapa Inca asesinado,
Pizarro envió expediciones a la costa, con la finalidad de encontrar lugares idóneos para
instalar puertos marítimos, y esperando los resultados, se quedó en Xauxa. Entre tanto, envió otra
tropilla con rumbo al Cusco, a fin de que fueran reponiendo los puentes que estuvieran cortados. Los
españoles, en su viaje por todo el valle del Mantaro, fueron constantemente ayudados por los huancas.
Entraron a Tarcos, una llacta entre Xauxa y Vilcas, el 31 de octubre de 1533. En Vilcas se enfrentan a
los incas, en una feroz batalla, que a pesar de la superioridad numérica, los incas pierden, por la
superioridad de las armas españolas, con gran matanza entre los indios.
Continuó Pizarro su viaje hacia el Cusco, cuando recibe la noticia de Hernando de Soto, que el general
inca Narabaliba, se encontraba con una tropa de 2.000 soldados, enviados por Quízquiz en Andabailla
(Andahuaylas). Algo que contribuyó a debilitar los ataques de los incas, en este tramo del viaje hacia el
Cusco, fue el hecho que tuvieran como rehén al general Challcuchimac, hombre muy querido por sus
tropas. Temían la represalia de Pizarro y la muerte del valiente general atahualpista.
Pizarro entró en Andahuaylas (Anadabailla, para los españoles), sin ser molestado, pasó la noche y al
día siguiente continuaron hasta Curamba o Airamba, en donde encontraron dos caballos muertos. Esto
preocupó al Gobernador sobre la suerte de Hernando de Soto y su tropa. Luego de la entrada a
Andahuaylas y del hallazgo de los caballos, Pizarro recibe la noticia que Hernando de Soto, se
encontraba en el camino al Cusco, que estaba bloqueado, pero que no había tropas incas y que los
caballos habían muerto de “tanto calentarse y enfriarse”. Luego de Andahuaylas, Pizarro continuó su
viaje hacia el Cusco y encontrándose en un río, recibe la noticia de un enfrentamiento de su vanguardia
con los rebeldes incas.
Lo que había pasado era que Hernando de Soto, en su avance con la vanguardia hacia el Cusco, luego
de vadear un río, al que habían cortado los puentes, se encontró con tropa imperial, que le hizo frente.
Esta tropa pertenecía al ejército imperial de Quízquiz. Los incas, se habían dado cuenta, que ya los
españoles, estaban cansados, de igual manera sus caballos y perros, por lo que de “mutu propio”, a
veces sin órdenes de Quizquiz, atacaban a los españoles. Eso fue lo que pasó luego del vadeo del río,
al subir la cuesta, fueron atacados por los indios, que presionaron con tanta fuerza que mataron a cinco
jinetes españoles. “A cinco cristianos cuyos caballos no pudieron subir a lo alto, cargó tanto la
muchedumbre, que a dos de ellos les fue imposible apearse y los mataron encima de sus caballos…”;
“les abrieron a todos la cabeza por medio, con sus hachas y porras”; “…hirieron diez y ocho caballos y
seis cristianos; pero no de heridas peligrosas, que sólo un caballo de éstos murió”.
Luego de este ataque, los incas se fueron a una colina cercana, esperando el enfrentamiento franco,
“casi concertado, esperando siempre un arreglo amistoso”, costumbre de la guerra andina; mientras que
Hernando de Soto, recurría al engaño, al fingir que se refugiaba en un llano, aparentando huir, mientras
que una parte de la tropa imperial, los perseguía a hondazos, hasta que una vez que los hubieron
alejado lo suficiente del grueso de las tropas incas, sobreparó la caballería y arremetió contra ellos,
aniquilándolos. Cuando el grueso del ejército inca vio esto, se retiró, pero acamparon muy cerca los dos
ejércitos, que se oían las voces. La llegada inesperada de Diego de Almagro, con 40 a caballo, hizo que
los indios se retiraran, sin presentar batalla. Juntos, Hernando de Soto y Diego de Almagro continuaron
viaje hacia el Cuzco, cuando fueron informados de la presencia de una tropa inca, que había enviado el
general Quízquiz, por lo que optaron por atrincherarse en una llacta, en donde esperaron a Francisco
Pizarro.
Noticiado de estos hechos, Francisco Pizarro, sospechó que todos sus movimientos eran espiados y
que el general Challcuchimac, era el que enviaba dichos informes a las tropas incas. Continuando el
camino y estando ya cerca del Cusco, Diego de Almagro, se presentó en el campamento del
Gobernador y continuaron hasta donde se encontraba Hernando de Soto. Unidos así, siguieron ese
mismo día, a “Sachisagagna (Xaquixaguana), Sacsahuana o Jaquijahuana), donde acamparon”.
Diego de Almagro y Hernando de Soto, estuvieron de acuerdo con Francisco Pizarro, que todas las
cosas que les estaban pasando, eran producto de la “infidencia de Challcuchimac”, y lo condenaron a
muerte quemado vivo. “El religioso trataba de persuadirlo a que se hiciera cristiano diciéndole que los
que se bautizaban y creían en fe verdadera en nuestro redentor Jesucristo iban a la gloria del paraíso, y
los que no creían en él iban al infierno y a sus penas, haciéndole entender todo por un intérprete. Mas él
no quiso ser cristiano diciendo que no sabía que cosa fuese esa ley y comenzó a invocar a Paccamaca
(Pachacámac) y al capitán Quízquiz que vinieran a socorrerlo". Murió en la plaza de Sachisagagna,
quemado vivo.
Llegó a ayudarlo en la guerra contra las tropas rebeldes del general Quízquiz, hasta alejarlo
de Huánuco y situarlo a merced de los españoles y huscaristas en las tierras norteñas. Pero la armonía
entre Francisco Pizarro y Manco Inca Yupanqui duró muy poco. No por culpa de él sino de los
españoles, hasta que llegó Hernando Pizarro de España y lo puso en libertad en febrero de 1536; pero
sin que pueda salir del Cusco. Harto de la situación en que se encontraba, se subleva a Pizarro y a los
españoles.
Villanueva Sotomayor, opina que los incas, habían observado las costumbres de los españoles, y que
fatalmente, los incas no pudieron aprovechar las debilidades de los mismos, por las rivalidades,
producto de la guerra civil que aún continuaba, a pesar de la presencia del verdadero invasor. Y lo
grafica muy bien, diciendo que Manco Inca Yupanqui, sabía muy bien que los españoles en día
domingo, no comían carne roja y habiendo ido a pescar con unos indios la “comida de los españoles del
día de guardar”, recibió a un chasquique le avisaba noticias del Cusco. Regresó Manco Inca Yupanqui al
campamento donde Francisco Pizarro para decirle: “… dice que Quízquiz con su gente de guerra va a
quemar el Cusco y que está ya cerca, y he querido avisártelo para que pongas remedio”. Nos parece
excelente el ejemplo del historiador Julio R. Villanueva Sotomayor, sobre cómo los responsables del
Imperio, no se daban cuenta, que el verdadero enemigo no eran las legiones de Huáscar Inca
Yupanqui ni de Atahualpa, sino, a los que ayudaban. Es entendible la ayuda por parte de huancas,
chankas, aymaras y otras etnias que estaban sometidas al Imperio, pero, la ayuda de quechuas, que
sostenían el Imperio…
La adhesión de Manco Inca Yupanqui o Manco II, a los españoles, adicionó más tropas incas al lado de
Francisco Pizarro; este inesperado apoyo, influyó en el ánimo del conquistador para entrar al Cusco,
presentando batalla a las huestes de Quízquiz.
Sin obstáculos, entró al Cusco el conquistador Francisco Pizarro, con Manco Inca y las huestes
españolas e incas huascaristas. “De este modo entró el Gobernador con su gente en aquella gran
ciudad del Cusco sin otra resistencia ni batalla, el viernes a la hora de misa mayor, a quince días del
mes de noviembre del año del Nacimiento de Nuestro Salvador y Redentor Jesucristo MDXXXIII” (nota:
año 1533).
Pizarro, entre tanto, al no ser hostilizado cuando tomó el Cusco, organizó otro ejército con gente de
Manco Inca Yupanqui que logró reunir “cinco mil guerreros”. Pizarro ordenó a Hernando de Soto, que
apoye a dicha tropa india con 50 de a caballo, saliendo del Cusco para presentar batalla a Quízquiz a 5
leguas de la ciudad, en donde estaba su campamento. En la localidad de Sapi, se enfrentaron ambos
ejércitos, de donde salió victoriosa la tropa combinada de Manco Inca Yupanqui, pero sin poder
derrotarlo. Luego de esta batalla, regresaron al Cusco. El general Paullu Inca, que comandaba las
tropas de Manco Inca, persiguió al ejército de Quízquiz, siendo derrotados en esa persecución; en el
Cusco se recibió la noticia “que les habían muerto mil indios”. Entre tanto Manco Inca Yupanqui solicitó
a los curacas “gente de guerra”, y en menos de diez días, tenía en el Cusco un ejército de 10 mil
guerreros.
El astuto Francisco Pizarro hizo legalizar el vasallaje un día domingo saliendo de misa a la que había
asistido con Manco Inca Yupanqui. Los hizo salir a la plaza al Inca, y le ordenó a su secretario Sancho
de la Hoz que leyera la “demanda y requerimiento”. Pizarro siguió el protocolo español tradicional para
estos casos; al final Pizarro abrazó a Manco Inca Yupanqui y éste retribuyó el gesto, ofreciéndole chicha
en un vaso de oro.
Llegado el verano y las copiosas lluvias estivales, no se organizó ninguna campaña contra las tropas de
Quízquiz. En febrero de 1534, el ejército de Manco Inca Yupanqui, que a la sazón contaba con 25 mil
soldados y los 50 de a caballo de Hernando de Soto, se puso en movimiento, persiguiendo a Quízquiz,
por la ruta de Vilcas. Llegando a Vilcas, el ejército de Manco Inca, descansó; allí fueron noticiados de
que el ejército de Quízquiz, se encontraba en Xauxa. Esto preocupó sobremanera a la tropa española
de Manco Inca Yupanqui, porque en Xauxa, se encontraba la guarnición que había dejado Francisco
Pizarro, en su avance sobre el Cusco. Toda la caballería española al mando de Hernando de Soto más
4.000 guerreros del ejército de Paullu Inca, comandados por él, se apresuraron a ir en auxilio de los
españoles dejados en Xauxa. Manco Inca Yupanqui y el resto del ejército, regresó al Cusco. Parece que
la tropa de Hernando de Soto y de Paullu Inca, llegó a tiempo, porque el ejército de Quízquiz, había
puesto sito a la plaza sin atacarla.
En uno de los reconocimientos a la plaza de Xauxa, por parte del ejército de Quízquiz, llegaron a una
legua de dicha llacta; Hernando de Soto y Paullu Inca, tomaron 20 de a caballo y 3.000 guerreros incas
y fueron en su búsqueda. Los de Quízquiz, fueron alcanzados en Maracaylla, en donde se produjo el
enfrentamiento. Villanueva, dice que el enfrentamiento fue duro, aunque no de “cuerpo a cuerpo”, ya
que un ejército se encontraba en una orilla del río Mantaro y el otro, en la otra orilla; las armas que más
se usaron en esta batalla, fueron la ballesta, flechas y “arcos como de piedra”. Los españoles,
decidieron cruzar el río, mientras las tropas de Quízquiz inician la retirada del lugar, siendo perseguidas
por las tropas de Paullu Inca “hasta hacerlas ocultar en un monte”. Como no salían de él, las tropas de
Paullu Inca, las atacaron en ese monte, muriendo varios curacas comarcanos y miles de la tropa de
Quízquiz, retirándose y siendo perseguidos por Paullu Inca, “tres leguas”. El ejército de Quízquiz, se
retiró a Tarma. Ahí, el curaca impidió la entrada de Quízquiz a la llacta, presentándole batalla. Las
tropas de Francisco Pizarro y de Paullu Inca, se habían enfrentado a las de Quízquiz en Vilcaconga,
Anta y Sapi, en el Cuzco; Jauja y Maracaylla, en Junín y en Vilcashuamán, en Ayacucho.
Francisco Pizarro se apresuró en nombrar "Sapa Inca" a Manco Inca Yupanqui, por las razones que nos
explica Villanueva Sotomayor:
Manco Inca en Sapa Inca. … e hízolo tan presto para que los señores y caciques no se fueran a sus tierras,
que eran de diversas provincias y muy lejos unas de otras, y para que los naturales, no se juntaran con los
de Quito sino que tuvieran un señor separado al que habían de reverenciar y obedecer y no se abanderizaran,
y así mandó a todos los caciques que lo obedecieran por señor e hicieran todo lo que les mandara".
Era costumbre inca que cada curaca tuviera en el Cusco su alojamiento, porque tenía que venir a la
ciudad imperial para entregar sus tributos al Sapa Inca, a las fiestas (principalmente, al Inti Raymi) y a
toda convocatoria que se le hiciera desde el “Ombligo del mundo”. Pero, además, el auqui del curaca
(su hermano o uno de sus hijos) siempre estaba en el Cusco, disfrutando de los favores de la corte del
Sapa Inca. Su permanencia era la garantía del vínculo entre el Estado cuzqueño y los dominios del
curaca. Era una especie de rehén.
"Si Pizarro no optaba por darle el mando imperial a Manco Inca, los auquis y los curacas que estaban en esos
momentos en el Cusco, podían romper ese vínculo y actuar a su manera. Tal vez, podrían haberse unido a las
Los nobles del Cusco, no se daban cuenta aún de que Francisco Pizarro, estaba manipulando el
gobierno del Imperio, al nombrar como Sapa Inca, primero a Túpac Huallpa y luego a Manco Inca
Yupanqui, manteniéndolos como rehenes, incluso. Bien pudieron haber nombrado los curacas del
Cusco al nuevo Sapa Inca de entre las panacas reales, y manejar el gobierno con más independencia,
para organizar mejor la resistencia inca; pero, la guerra civil, ya había llegado a la capital del imperio
también. Pero lo cierto es que ni huascaristas ni atahualpistas, lo hicieron, con lo que se perdió la
oportunidad de unir nuevamente al Imperio y ofrecer a los españoles, una resistencia más organizada y
efectiva. Quizá, mientras estuvo vivo Challcuchimac, los ataques incas fueran débiles, por el temor a las
represalias de los españoles en la persona de dicho general inca; pero asesinado el general inca, no
creemos que a Quízquiz, le importara mucho la vida de Manco Inca Yupanqui, por ser huascarista.
El otro concepto que podría explicar la aislada resistencia, sería el modo de combatir de ambos
ejércitos: mientras los incas ofrecían batalla en campo abierto de manera franca; los españoles
apelaban a argucias para derrotarlos incluso antes de presentar batalla. No hay duda y esto está
sumamente claro, que las armas jugaron un papel determinante en esta fase de la historia del Perú, por
las razones que se explicó anteriormente.
No hay duda que en el Cuzco era la ciudad principal de todo el Tahuantinsuyo. Al tomarla los españoles,
mermó significativamente la resistencia inca, no sólo porque allí se encontraba toda la organización del
imperio, sino por el significado que tenía para los ejércitos incas ver su capital tomada y dominada por
los españoles.
Hay en dicha ciudad otros muchos aposentos y grandezas; pasan por ambos lados dos ríos que nacen una
legua (5,5 kilómetros) más arriba del y desde allí hasta que llegan a la ciudad y dos leguas (11 kilómetros)
más abajo, todos van enlosados para que el agua corra limpia y clara y aunque crezca no se desborde; tienen
sus puentes por lo que se entra a la ciudad...
Los españoles también dieron suelta a su codicia de metales preciosos en él, saqueándolo,
especialmente el Coricancha, los palacios imperiales y otros aposentos señoriales.
Este oro y plata fueron fundidos, obteniéndose 580.200 pesos de "buen oro". El quinto real representó
116.460 pesos de oro; además la plata representó 215.000 marcos: 170.000 "eran de plata buena en
vajilla y planchas limpias y buena, y el resto no porque estaba en planchas y piezas mezcladas con
otros metales conforme se sacaba de la mina.
El 23 de marzo de 1534, Francisco Pizarro realiza la fundación española de la ciudad del Cuzco con el
título de La Muy Noble y Gran Ciudad de Cuzco. Se hizo el acta de fundación y se repartió entre los
españoles solares, tierras e indios. Como en toda ciudad española, se escogió la Plaza Mayor, el sitio
de la iglesia y se instalaron los primeros vecinos españoles del Cusco. Bajo el pretexto de "los
enseñaran y doctrinarán en las cosas de nuestra santa fe católica", se entregó a los españoles una
cantidad de indios para su uso en trabajo e impuestos. Pizarro favoreció a sus amigos; en el Cusco el
reparto de solares, tierras y nativos. Ello disminuyó la ya frágil cohesión española, aumentó las
diferencias y ahondó los resentimientos entre ellos.
Francisco Pizarro, en compañía siempre del inca Manco Inca Yupanqui y de su ejército, sale del Cusco
en busca de Quízquiz, hacia Xauxa, en la zona central norte del Imperio. En Vilcas, el Gobernador se
entera de que Quízquiz con su ejército se encontraba 40 leguas (225 kilómetros) al norte de Xauxa,
camino a Cajamarca. Pizarro solicita envío de refuerzos y pasa a Xauxa. Allí se entera que Diego de
Almagro, que había sido enviado a socorrer al general Paullu y a Hernando de Soto, luego de ahuyentar
a las tropas de Quízquiz, pasó a Chincha y Pachacámac.
Llegado a Xauxa, el 25 de abril de 1534, Pizarro funda la nueva ciudad española de Jauja, con reparto
de solares y demás protocolo español de la ocasión. En este interín llegan los refuerzos del Cusco,
consistente en 4.000 indígenas a los que se unen los 30 españoles de a caballo y 30 de a pie. Paralelo
a lo anterior, Pedro de Alvarado había organizado otra expedición de conquista al Perú y ya se
encontraba en las costas del imperio con cuatro navíos, desembarcando en Puerto
Viejo (actual Ecuador) cuatrocientos soldados, "de los cuales 150 eran de a caballo", mientras que
Sebastían de Banalcázar, con 70 de a caballo.
Preocupado Francisco Pizarro por la presencia de Pedro de Alvarado en el Perú, instruye a Diego de
Almagro para que celebre negociaciones con él. Almagro, con el apoyo de Sebastián de Benalcázar,
salió el encuentro de Pedro de Alvarado, el cual se encontraba camino a Quito. Alvarado había salido
con destino al Perú desde Guatemala, con la intención de conquistar la zona norte del imperio inca.
Para ello, desembarcó en Bahía de Caráquez (actual Ecuador), dirigiéndose inmediatamente hacia
Quito. En Riobamba se encuentran Pedro de Alvarado con Diego de Almagro y Sebastián de
Benalcázar y celebran conversaciones. En ellas se acuerda que Pedro de Alvarado debía retornar a
Guatemala, dejando en el Perú a su tropa, buques y todo el parque, recibiendo a cambio una cantidad
en oro y plata como compensación.
El pago efectuado por Francisco Pizarro a Pedro de Alvarado fue una fortuna: se le entregaron 100.000
pesos de oro. Esa compensación significaba el doble del oro que recibió Francisco Pizarro en la
repartición de Cajamarca. Era de cuatro veces más que la que recibió Hernando Pizarro y cinco veces
más que la que recibió Hernando de Soto. Por sólo llegar hasta el Perú, Alvarado recibió más oro que la
que obtuvo por todas sus conquistas de Mesoamérica y "sin disparar un solo tiro de arcabuz". Todo lo
anterior, hizo una zanja aún más profunda entre los socios de la conquista.
Para Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Sebastián de Benalcázar, fue un negocio haber recibido las
tropas, los navíos y los pertrechos traídos por Pedro de Alvarado, para poder consolidar la invasión. Se
tiene que tener en cuenta la participación de los cañaris (actual Ecuador), Chachapoyas, Huacas,
Chancas y demás poblaciones que no estaban de acuerdo con lo que mandaba el Inca y vieron en
aquellos ladrones una forma de escapar, cosa que no fue posible ya que los europeos sólo pensaban en
su bienestar y los trataban como animales cuando ellos tuvieron que ser tratados así, claro ejemplo
Francisco Pizarro que traicionó a los que le dieron de comer para poder ganar o mejor dicho ROBAR oro
y demás riquezas. Así como el virrey Toledo que fue castigado por el rey y llevado a la cárcel por
ordenar el asesinato de Túpac Amaru. De esta invasión no deben dejar de ser nombrados importantes
personajes como Cahuide , Manco Inca , Sayri Túpac, Túpac Amaru 1, José Gabriel Condorcanqui, Titu
Cusi Yupanqui y Atahualpa que hasta su muerte defendieron el Gran Tawantinsuyu.