Mediaciones Teoricas y Practicas Ennel Filosofar
Mediaciones Teoricas y Practicas Ennel Filosofar
Mediaciones Teoricas y Practicas Ennel Filosofar
MEDIACIONES TEORICAS Y
PRACTICAS DE UN FILOSOFAR
INCULTURADO
- Reflexión Epistemológica -
RESUMEN
*
Universidad del Salvador (San Miguel, Argentina)
J. C. Scannone: Meditaciones teóricas y prácticas
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¿Cuáles son los niveles de conocimiento que pueden servir de mediación a una tal
reflexión filosófica? 1). En primer lugar, la sabiduría misma de nuestro pueblo -
expresada sobre todo en sus símbolos-, sabiduría que el filósofo, aun en cuanto tal,
ha de reconocer y compartir. 2). En el segundo lugar, enraizándose en esa sabiduría
popular y al mismo tiempo distanciándose epistemológicamente de ella, usará
también la mediación del análisis metódico y crítico de nuestra realidad histórica,
social y cultural proporcionado por las ciencias sociales , sin olvidar la crítica de las
ideologías. Esta ayudará a purificar lo ideológico que pueda enmascararse como
sabiduría popular o como ciencia social, sin serlo. Para ello será así mismo una
instancia crítica la filosofía, aunque dentro de una circularidad crítica mutua. 3). En
tercer lugar la filosofía inculturada empleará la mediación de las ciencias humanas
hermenéuticas , como son la historia y la antropología cultural. Ellas ocupan un
lugsar epistemológico intermedio, no sólo porque tienen un grado mayor de reflexión
sintética y concreta que ciencias sociales más analíticas (como son la sociología y la
economía) -y por ello se acercan más a la filosofía que propugnamos-, sino también
porque, sin dejar de ser empíricas y explicativas, sin embargo se mueven más
profundamente en el círculo hermenéutico que las ciencias sociales más analíticas,
aunque no tanto como la filosofía. Las ciencias humanas hermenéuticas pueden
ocupar un lugar intermedio porque no sólo la filosofía, sino también las ciencias
socioanalíticas implican comprensión e interpretación -es decir, hermenéutica-, ya que
todas ellas presuponen siempre, aunque en grados distintos, la autocomprensión
humana del científico4 . Claro está que incluyen también -en grados y modos
diversos- la instancia de explicación analítica y de distanciamiento crítico, el cual, sin
embargo, nunca llega a ser absoluto. El lugar intermedio ocupado por las ciencias
4 Cfr. Mi trabajo "La cientificidad de las ciencias sociales", en Cias. Revista del Centro de
Investigación y Acción Social , Buenos Aires, Nov 1988, (Num 378) pp. 555-556. A
cerca de una filosofía a partir de la sabiduría popular cfr. los trabajos reunidos en
Sabiduría popular, símbolo y filosofía, Buenos Aires, Ed. Guadalupe, 1984; así como la
obra de Cullen C. Reflexiones desde América , 3 tomos, Rosario, 1986 y 1987, y mi
nuevo libro Nuevo punto de partida en la Filosofía Latinoamericana, Buenos Aires, (en
prensa)
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Como se ve, tal tipo de filosofar concreto supone la pertenencia a la propia historia y
cultura, así como la interpretación de sus relatos y símbolos y el aporte
interdisciplinario de las distintas ciencias humanas, aunque no se reduce a ellos.
Además, en la práctica efectiva de ese método debe darse un continuo ir y venir
interpretativo y crítico, es decir, una especie de espiral dialéctica hermenéutica. Hablo
de dialéctica, pero no en sentido hegeliano. A ella la denomino en el artículo
mencionado más arriba con el nombre de "analéctica"5 . Esta respeta las diferencias
históricas, la irreductibilidad mutua de los niveles de conocimiento, una pluralidad de
interpretaciones válidas y la apertura a la trascendencia de los otros, los otros pueblos
y el totalmente Otro.
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Claro está que también el "logos" práctico que busca así revertirse sobre la realidad
social para transformarla según humanidad y según razón, es un "logos" ético-
histórico, es decir, universal pero inculturado, que ha llevado a un nivel de reflexión
universal, crítica y, en cierto sentido, trascendental, el ethos de la cultura popular en
la que se enraiza, asumiéndola y respetándola en su legítima diferencia.
De ahí que los principios de humanidad, justicia y solidaridad, y las normas éticas y
jurídicas universales que orientan la acción histórica no son unívocos y ahistóricos,
sino analógicos y universales situados. Por consiguiente estarán positivamente
abiertos a las idiosincracias culturales, la novedad histórica y la alteridad de personas
y pueblos. Pero como tampoco son equívocos o relativísticamente históricos, sirven
asimismo de criterio formal negativo para rechazar todo lo que niega la dignidad
humana (universalmente válida) y los derechos y contenidos éticos que ella implica.
Por ambas razones dichos principios y valores éticos y ético-jurídicos deben mediarse
históricamente a través de un diligente discernimiento prudencial ético-histórico y,
muchas veces, ético-político, el cual ya se ha enraizado en la sapiencialidad del
"ethos" humano y cultural del propio pueblo, desde el cual la filosofía reflexionó.
Mas al servicio de dicha mediación de la razón práctica y al del mencionado
discernimiento -bien informado, inteligente, racional y responsable- podrá estar,
también aquí, la doble mediación de la racionalidad hermenéutica y la analítica. Se
trata, en primer lugar, de la racionalidad hermenéutica práctica, es decir, de la razón
comunicativa ; y, en segundo lugar y a través de ella, de la mediación de la
racionalidad analítica práctica, es decir, la estratégico-técnica (racionalidad medio-fin:
Zweckrationalitat) . Así la racionalidad ética podrá ser eficaz, pero no con una eficacia
meramente política o técnica, sino humana.
Pues por más analógica e históricamente situada que sea la racionalidad ética en sus
principios y valores (dignidad del hombre, derechos humanos personales, sociales y
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Los procesos de realización histórica eficaz de los fines y valores éticos (justicia,
derecho, liberación, solidaridad, etc.) pasan por la interacción mutua de personas y
grupos, por el diálogo y la difusión crítica -aun pública e institucionalizada- para
hallar consenso, por la educación recíproca, por la autorreflexión a partir de la
confrontación intcrpersonal de opiniones y valores y por la posibilidad de cambio
autorreflexivo, no sólo en relación con la elección de los medios, sino también con
respecto a la opción por los valores y los fines. A todo ello se extiende el ámbito
propio de la racionalidad hermenéutica práctica , a saber, la comunicativa . Sólo
6 Cfr. HÓFFE, O.: Estrategias de lo humano , Buenos Aires, 1977. Ver también del mismo
autor: "Orden económico y justicia", en: Estudios sobre teoría del derecho y la justicia ,
Barcelona-Caracas, 1988, pp. 41-62.
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pasando por ella podrán asumir las estrategias y técnicas instrumentales en forma tal
que su eficacia esté al servicio de fines éticos , transformándolos en objetivos no
sólo estratégico-políticos o técnicos, sino integralmente humanos y ético--políticos,
sobre todo en el mediano y lago plazo.
Sin embargo, así como en el nivel teórico la hermenéutica histórica y cultural tiene
que tener en cuenta las eventuales desfiguraciones ideológicas, y por ello debe asumir
el aporte de la crítica de las ideologías, también en el orden práctico la razón
comunicativa no puede ser ingenua, como si todos los grupos sociales y todas las
personas estuvieran abiertas a la libre comunicación y al libre consenso. Así es como
deberá tener en cuenta los conflictos de intereses, y la posible ilusión ideológica o
mala fe de sus oponentes, empleando en su lucha por la justicia la racionalidad
estratégica medio-fin? . Pero ésta, para que su eficacia política sea una eficacia
humana , deberá estar informada por la razón comunicativa y orientada por los fines
éticos, que de ese modo ya se irán anticipando en los medios, objetivos y estrategias.
Por lo tanto las "estrategias de lo humano" que sean tanto ética como políticamente
justificables deben estar guiadas al mismo tiempo por la "ética de la responsabilidad"
y por la "ética de la convicción" (Max Weber), es decir, por la responsabilidad
política con respecto a sí mismo, al propio grupo, al propio pueblo y aun a la
comunidad humana total, y -al mismo tiempo y en tensión vivificante- por el
imperativo ético del bien común universal.
7 Sobre este punto y, en general, sobre la interrelación entre los distintos tipos de
racionalidad cfr. APEL, K. O.: "Types of Rationality Today: The continuum of
reason between Science and Ethics", en: Rationality Today -La rationalité
aujourd'hui , Ottawa, Th. Geraets (Ed), 1979, pp. 307-340.
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