El Padre José Kentenich

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El Padre José Kentenich

El fundador del Movimiento de Schoenstatt nació en 1885 en Gymnich (Alemania) y falleció en


Schönstatt en 1968. Todas las comunidades de la Familia de Schoenstatt reconocen en
él un padre y un profeta, que se convirtió en instrumento predilecto del Señor.

“Bajo la protección de María,


queremos aprender a educarnos a
nosotros mismos para llegar a ser
personalidades firmes, libres y
sacerdotales”

Tras una infancia difícil, por las carencias afectivas y materiales, su madre Katharina
Kentenich se vio obligada a dejarle en un orfanato y ese mismo día le consagra a la Virgen
María el cuidado de su hijo, lo que dejará en el niño una profunda impronta y el
reconocimiento de María como verdadera Madre y Educadora.

Dos años después a su ordenación sacerdotal


es nombrado director espiritual de los jóvenes
seminaristas del nuevo seminario menor de los
Palotinos en Schönstatt-Vallendar. Dos días
después ofrece a los jóvenes su primera
conferencia, que se conoce como Acta de
Prefundación de Schoenstatt.

Con ellos funda una Congregación Mariana, para


lo que se les cede una pequeña y antigua capillita
que fue posteriormente el primer Santuario. El 18
de Octubre de 1914, en pleno estallido de la
Primera Guerra Mundial, el P. Kentenich convoca a
los jóvenes a la capilla y les expresa su audaz
pensamiento: pedirle a la Santísima Virgen que se
establezca allí y, con su presencia maternal,
transforme la capilla en un lugar de gracias y de
peregrinación.

La Guerra proporciona a los jóvenes congregantes,


que son llamados a filas, un medio para fomentar
esa Alianza de Amor con María, como modo de luchar por su santidad, sabiamente dirigidos
por el P. Kentenich. Son años de desafío, de desolación, pero el Padre fija los fundamentos
del Movimiento de Schoenstatt

A medida que su figura y el propio Movimiento se va conociendo en Alemania, sacerdotes,


pedagogos, intelectuales y gente sencilla concurren a Schönstatt, participan de retiros y se
nutren de las enseñanzas del P. Kentenich.

En 1941 es detenido por la Gestapo y el 20 de enero de 1942, el P.


Kentenich, pudiendo evitar, por su resentida salud, la decisión de
ser confinado en un campo de concentración, decidió dejar todo
en manos de la Divina Providencia para por la fecundidad de la Obra
y Familia de Schoenstatt. Finalmente es conducido preso al campo
de concentración de Dachau.

Años después del fin de la guerra inicia sus viajes apostólicos por
Sudamérica, Sudáfrica y Estados Unidos. En 1949 llega la Visita
Canónica Episcopal a las Hermanas de María en Schoenstatt, por el
Obispo Auxiliar de Tréveris, quién realiza un informe positivo del
Movimiento con algunas observaciones, relativas al rol del Fundador
en la Familia y su influencia excesiva.

El P. Kentenich respondió ampliamente en una carta a los obispos alemanes y dicha


respuesta trajo consigo, al cabo del tiempo, la Orden para que suspendiera su actividad en
Schönstatt. Permaneció exiliado en Milwaukee. Allí vivió haciendo fecundo su apostolado
entre las familias.

Catorce años después del inicio de su exilio, el Papa


Pablo VI suprime todos los decretos que existían en su
contra y es rehabilitado.

El domingo 15 de septiembre de 1968, después de


celebrar la Santa Misa en la recién consagrada Iglesia
del de la Santísima Trinidad de Schönstatt fallece en la
sacristía, al detenerse su corazón repentinamente.
Padre, educador y profeta, regresa así a la Casa del
Padre. En la piedra de su sepultura, en el mismo lugar
de su muerte, está escrito el epitafio que expresamente
había pedido para esta hora: Dilexit Ecclesiam (Amó a
la Iglesia).

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