Los Límites Históricos Del Microrrelato

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Centro de Cultura Casa Lamm – Licenciatura en Arte Cinematográfico

Taller de Creación Cinematográfica


Profesor: Dr. Rolando Vilasuso
Alumno: Jesús René Flores Castellanos
31/03/2019

Los límites históricos del microrrelato

Esta lectura, complemento de otra que ya habíamos realizado anteriormente


acerca de los límites genéricos del microrrelato, pretende trazar los orígenes
históricos de dicho género a partir del estudio de tres autores y sus repercusiones:
Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire y Rubén Darío.
Edgar Allan Poe es uno de los autores que más han influenciado la creación y la
crítica literarias. Su obra parece concentrarse en un aspecto concreto estudiado en
la lectura: la concisión a la hora de escribir, a fin de conseguir un efecto emocional
determinado en el lector. Para alcanzar este propósito, los mejores géneros serían
los breves. Si bien en los tiempos de Poe no existía la categoría de microrrelato
como tal, el autor norteamericano cultivó los cuentos, algunos de extensión muy
breve: “[En los cuentos] no debería haber una sola palabra en toda la composición
cuya tendencia, directa o indirecta, no se aplicara al designio preestablecido”.
Este principio fue lo que permitió que Poe se adelantará al surgimiento del
microrrelato como tal, favoreciendo cada vez más la brevedad en pos de la
intensidad. El autor de nuestra lectura llega incluso a afirmar que, de haber podido
continuar su trabajo sin que la muerte se le atravesara prematuramente,
seguramente Poe hubiera terminado por desarrollar el microrrelato como tal.
A pesar de que algunos autores más, como Chéjov, se acercaron mucho a la
narrativa brevísima, sin lugar a dudas fue Poe el que más influencia ejerció para
que la historia del microrrelato continuara su curso, en especial gracias a la
influencia que tuvo en el poeta y escritor francés Charles Baudelaire.
Baudelaire, como ya habíamos visto en la otra lectura, publicó una obra llamada
Pequeños poemas en prosa, también conocida como El Spleen de París, que
estaba conformada por una serie de pequeños textos de diferentes tipos, siendo
algunos más líricos y otros más narrativos. De acuerdo con nuestro autor, quien cita
incluso algunos de ellos de manera completa, y después de una interesante
disquisición acerca de los componentes líricos y narrativos de la obra del francés,
dentro de esta serie de textos podemos encontrar ya algunos que podrían ser
clasificados como microrrelatos, debido a su fuerte componente narrativo.
Continuando con su relato histórico, el último autor analizado es Ruben Darío,
debido a que es el autor que se encuentra considerado como el originador del
modernismo en la lengua hispana, y con ello del microrrelato. En esta ocasión, la
obra de referencia será Azul…, publicada en 1888, y que consiste en una serie de
textos entrelazados a la manera de un collage, dentro de los cuales podemos
encontrar algunos con un fuerte componente narrativo, si bien no se abandona del
todo el aspecto lírico. Así, el famoso texto Naturaleza muerta se muestra como el
inicio del microrrelato en nuestra lengua.
Esta lectura me dejó reflexionando muchas cosas. En primer lugar, se confirma
una vez más lo ya estudiado acerca de que lo que diferencia una narración, un
relato, de un poema o un género más lírico, es el componente de acción que lo
constituye: un relato narra, y lo que se narra es una acción. Sin embargo, también
me adhiero a la opinión de Elena Barraso Vila, citada por nuestro autor casi al final
de la lectura:

Así como el género lírico del poema en prosa tiene una vertiente compositiva cercana a
lo narrativo, también el género narrativo del microrrelato puede a veces aproximarse
formalmente a lo lírico.

De este modo, resulta difícil distinguir qué es narrativo y qué lírico, ya que muchas
veces una acción puede ser lírica o una descripción narrativa (lo que esta misma
autora denominará “Descripción dinámica” y “Narración estética”). Quizá sea por
esto que el microrrelato surgió en primer lugar en los poetas, acostumbrados a
generar un único efecto emocional a partir de una composición breve, como lo
puede ser un poema.
En segundo lugar, y tras haber leído también la Filosofía de la composición de
Edgar Allan Poe, me parece que queda ahora más claro el poder que tiene la
brevedad de la composición en pos de la intensidad que se pretende generar. En
efecto, tal como muestran los textos de Poe, Baudelaire y Darío, generar una única
impresión fuerte es mucho más realizable a partir de un texto breve que de una
novela, aunque pienso que no debería nunca dejar de lado la creación de novelas,
ya que muchas veces el artista no sólo intenta generar una única emoción, sino todo
un conjunto de ellas a partir de un texto extenso.
Por último, y quizá lo más importante para nosotros, me parece que lo que hemos
estudiado en esta lectura puede ser llevado al cine de una manera única. Como ya
hemos visto en la materia de Lenguaje Cinematográfico, existen elementos
plásticos de la imagen que pueden ser modificados a la hora de filmar (luz,
maquillaje, vestimenta, etc.). Desde mi punto de visto, estos elementos nos
permitirían establecer los elementos líricos de la obra cinematográfica al mismo
tiempo que narramos la acción. Así, en un mismo plano que conjugara
adecuadamente el uso de la luz, los colores, etc. podríamos describir estéticamente
a un personaje o un espacio mientras se desarrolla la acción, sin que tengamos que
gastar espacio como lo hace un autor de textos. Con ello, el cine se manifiesta como
un arte con una capacidad excepcional de síntesis de los elementos líricos y
narrativos, lo que lo convierte en un medio excelente para la creación de
microrrelatos.

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