Feminismo Islamico PDF
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Grado de Periodismo
Información y Conflicto II: el Papel de las Religiones
LAS
MUJERES Feminismo
islámico
EN LA
RELIGIÓN
1.1 Introducción…............................................................................. 5
5. Bibliografía............................................................................................... 21
6. Anexos………………………………………………………………….. 24
6.1 Cuestionario…………………………………………………… 24
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1. Teología feminista. Origen y características
1.1 Introducción
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de la teología feminista en el Islam, una de las religiones que más controversia producen en
la actualidad, especialmente en su relación con el universo femenino. Resulta paradigmático
el caso de la TF en África, donde existe una gran presencia del Islam, pues a las estructuras
patriarcales se añade el colonialismo. Así la mujeres no solo dependen del varón sino
también de la potencia imperialista. De esta manera se produce una doble sumisión que unida
a la pobreza cronica dificulta la independencia de la mujer.
Tras analizar los puntos esenciales de la TF nos ha parecido pertinente afirmar que es
posible aplicar muchas de la reflexiones de los movimientos feministas católicos al
feminismo islámico. El teólogo Juan José Tamayo Acosta recuerda las palabras de Catherine
Halkes, que define la Teología Feminista como “una teología crítica de la liberación que no
se basa en las especificidad de la mujer como tal, sino en sus experiencias históricas de
sufrimiento, de opresión príquica y sexual, de intantilización e insignificancia estructural
derivadas del sexismo imperante en las Iglesias y en la sociedad”. La TF surge por tanto
como una forma de rebelarse ante el sufrimiento y romper con la invisibilidad que habían
padecido históricamente las mujeres. El acceso a los estudios teológicos por parte de la
mujer, uno de los factores esenciales del nacimiento de la TF, les ha permitido establecer una
interpretación de los textos religiosos alejada de la posición paternalista tradicional. Esto
resulta esencial en las zonas menos desarrolladas, donde las mujeres tienen que luchar contra
el silencio impuesto, contra el imperialismo cultural y también contra el sexismo.
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masculina. Según Ndeye Andújar, la directora del
Centro de Formación Educaislam y de Red
Musulmanas, “La interpretación que se ha hecho
del Corán y de los textos religiosos a lo largo de
los siglos ha reflejado la mentalidad patriarcal de
los propios exégetas. Actualmente las mujeres han
empezado a interpretarlos desde una perspectiva
igualitaria. Destacan Amina Wadud, Asma Barlas
y Fatima Mernissi, entre otras”.
Moghadam reconoce que para muchas personas “los términos feminismo y musulmán
son contradictorios y se refieren a dos fenómenos incompatibles”. Principalmente porque los
movimientos feministas ponen en duda muchas tradiciones, mientras que el Islam se basa en
unas normas estrictas que abarcan todos los ámbitos de la vida. “Para numerosos
musulmanes, el islam proporciona todas las respuestas mientras que el feminismo es un
fenómeno marginal o una ideología occidental extranjera”, afirma. Sin embargo, numerosos
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grupos de creyentes consideran posible establecer un diálogo que fomente el progreso y
suponga una alternativa a los discursos más fundamentalistas.
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2. 1 Feminismo laico desde la cultura musulmana
Una de las cuestiones que más trata a lo largo de la obra es el hecho de que las
mujeres sigan llevando el velo. Para Tamzali la cuestión del velo no es únicamente religiosa,
sino que es un vestigio de un sistema patriarcal. Los musulmanes islámicos creen que
mostrar el pelo es una especie de provocación sexual, y no llevarlo se ve mal por parte tanto
de hombres como de mujeres. El velo se ha convertido en el símbolo de la cultura
musulmana utilizada , según la autora, como un elemento representativo de la comunidad
musulmana y de los islamistas más extremistas. Que las mujeres sigan llevándolo
representaría un signo de debilidad, sumisión y acatamiento. Por consiguiente, Tamzali cree
que los intelectuales europeos que apoyan el velo como un símbolo cultural estarían haciendo
una apreciación simplista, que no contempla el entorno ,social y moral, que se crea en torno a
él.
La religión, en este caso el Islam, sería una forma de control de las vidas y, sobre
todo, de la conducta sexual de los hombres y las mujeres. Las ideas más radicales y opresoras
de los grupos fundamentalistas, amparadas en el Islam, son muy fáciles de difundir en
comunidades donde está preestablecido el miedo, la violencia y la desigualdad, esto es, en los
entornos más pobres y apartados. Pero como se ha visto antes no es solo propio de los países
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con presencia musulmana, sino que el problema se extrapola a la población inmigrante en
Europa. Wassyla Tamzali se declara en contra de los movimientos feministas islámicos
porque considera que se siguen basando en ese sistema patriarcal, que discrimina a las
mujeres y que permite ciertas prácticas en contra de lo establecido en los derechos humanos.
El feminismo laico lucha por exigir la igualdad, y no basarse en una interpretación de la
religión que sacralizaría la dominación masculina.
Según Candela, estas ideas machistas habrían sido utilizadas para desacreditar a los
propios musulmanes en Occidente. La estigmatización de los musulmanes provendría de esas
propias corrientes conservadoras que contribuyen a la creación de un mensaje negativo. Esta
feminista musulmana pertenece al grupo de creyentes que además tienen una formación más
allá de la religión, cuya aproximación al Corán, la elaboran desde el iyitahd o interpretación
intelectual personal.
El feminismo islámico en España se inspira en dos fuentes: la reinterpretación
progresista del Corán como la que hace Candela, y la tradición intelectual ilustrada de su
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pasado islámico, cuando al-Ándalus era el centro del pensamiento en Europa. En los textos
de la época de apogeo islámico en España se apoya Abdennur Prado, impulsor del primer
Congreso Internacional de Feminismo Islámico (Barcelona, 2005). Prado escribió un artículo
contundente apoyando el imamato femenino, esta idea se fundamenta en una cita de Averroes
(Ibn Rusd) señalando una opinión del imam oriental al-Tabarí, que parece revolucionaria en
una sociedad islámica medieval: consiste en que no ve inconveniente en que la mujer pueda
ejercer el cargo de imán. Ibn Rusd parece dar su aprobación a este criterio.
Hay que destacar que en el caso de España el feminismo islámico se tiene que
enfrentar a unas instituciones musulmanas politizadas. Un ejemplo de esto es la Comisión
Islámica, que se componía de dos federaciones, la Federación Española de Entidades
Religiosas Islámicas (FEERI), fundada y presidida hasta enero del 2005 por Mansur
Escudero y actualmente bajo influencia saudí, y la Unión de Comunidades Islámicas de
España (UCIDE), liderada por Ryad Tatary, de origen sirio y vinculado a los Hermanos
Musulmanes.
Ante este panorama en 2011 el anterior Gobierno creó un Real Decreto, que modifica
el artículo 1 del Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España,
para permitir que todas las entidades musulmanas legales puedan formar parte de la misma.
Así, se pone freno a la Comisión Islámica, que se negaba a admitir dentro de sus órganos de
gobierno a otras entidades más aperturistas o liberales , con la creación de un Consejo
Islámico Español, que agrupa a casi la totalidad de los grupos islámicos. Esto parará la
influencia de los sectores más conservadores, y las posibles presiones que los gobiernos de
Arabia Saudí o Marruecos ejercían. Parece una buena noticia para los grupos feministas, que
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habrían ganado una batalla contra los grupos más ortodoxos. Abdennur Prado, impulsor del
primer Congreso Internacional de Feminismo Islámico (Barcelona, 2005) considera que el
feminismo islámico proporciona a los musulmanes inmigrantes, tanto hombres como
mujeres, una vía para la integración en la sociedad.
Ante esta nueva realidad, la idea de igualdad, que ya se incluye dentro del Corán, es
la que se quiere promover desde instituciones como la Junta Islámica Catalana entre los
musulmanes y musulmanas que llegan a España. Algo que no es fácil debido a los orígenes
pobres y de zonas rurales de Marruecos (el país árabe del que procede las mayoría de
emigrantes), y que conservan prácticas culturales muy vinculadas a la religión. Ante esto, las
mujeres siguen conservando las ideas de moralidad y honor, y respeto de sus nociones
culturales bajo la influencia y autoridad de los hombres de sus familias. Pero para Andújar,
“tanto el feminicidio, los matrimonios forzosos, como tantas otras injusticias cometidas
contra las mujeres tienen que ver con cuestiones complejas que no responden únicamente a
una supuesta tradición misógina, ya sea cultural o religiosa. Entran en juego factores
económicos, políticos, sociales y comportamentales, que no podemos obviar. Al tenerlos en
cuenta, evitamos dar una respuesta esencialista”
Además la situación de las mujeres inmigrantes puede ser aún más dramática ya que
ante la llegada a otra sociedad y cultura basadas en la igualdad, los mecanismos de control
por parte de los varones pueden ser aún mayores, generando más aislamiento. Pero esta
circunstancia no solo se da entre las mujeres que emigran con su familia sino entre las que
tienen que venir solas. Su nueva vida es muy confusa, se mueven en un ambiente distinto y
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moderno, lleno de cambios, y se aferran a su identidad cultural porque es algo que ya
conocen. Por ello, llevan el modelo de vida que sus padres querrían para ellas, y crean
vínculos con los emigrantes de su mismo país.
Tal y como señala Fadhila Mammar, directora del Servicio de Mediación Social
Intercultural del Ayuntamiento de Madrid, la cuestión de género pesa mucho más en la
cuestión de la migración. Hay una clara diferenciación entre los hombres, que cuando
emigran pueden deshacerse de los lazos en el país de origen, y las mujeres, sin embargo,
siguen siendo cuidadoras, aquí y allá. Para Mammar es necesario que ante esta situación se
dé un diálogo y no un discurso impuesto por parte de la sociedad que acoge. Se trata de
averiguar si las mujeres que llegan están preparadas para iniciar un cambio y a revisar lo que
han aprendido desde la infancia. La clave sería el diálogo entre civilizaciones. Abdennur
Prado, impulsor del primer Congreso Internacional de Feminismo Islámico (Barcelona, 2005)
expresa la idea de que este feminismo islámico proporciona a los musulmanes inmigrantes,
tanto hombres como mujeres, una vía para integrarse en la sociedad.
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4. Consecuencias sociales, políticas y religiosas. Evolución de
los derechos de las mujeres.
En la actualidad, las leyes iraníes permiten que los varones musulmanes tengan hasta
cuatro esposas, pero sólo después de obtener la orden de un tribunal que demuestre que
cuenta con el permiso de la primera y que puede tratar a todas por igual, uno de los principios
de la religión islámica. Esta situación de poligamia puede ser negativa para las mujeres que
dependan de los ingresos de su marido y tengan que compartirlos para mantener al resto de la
familia. Pero ésta no es la ley más discriminatoria. Los maridos pueden impedir a sus esposas
que trabajen, salgan del país o realicen estudios superiores. Además en el caso de la mujer, es
difícil obtener el divorcio y tener la custodia de los hijos si se ha vuelto a casa después de
éste.
En Egipto se siguen otras técnicas de dominación. La imagen de la mujer es usada por
los partidos más fundamentalistas, ya que son ellas mismas las que los representan. Según
Bahira Abdulatif, en primera instancia se usó a las mujeres como signo de modernización,
pero éstas empezaron a defender una versión arcáica del islam reivindicando el poder del
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hombre, y realmente, representan el antifeminismo islámico. Respecto a los nuevos partidos
creados tras el final de Mubarak, se observa que los partidos Salafistas tienne una visión
conservadora del papel de la mujeres, a veces no son admitidas en el propio partido. Por otro
lado, los Hermanos Musulmanes sí estarían hablando en sus discursos de tener en cuenta a la
mujer en la esfera pública.
En el caso de Irak, el fanatismo sigue siendo una terrible amenaza para las mujeres.
Se pensaba que tras la Guerra de Irak su situación cambiaría, pero lo que provocó ,en ciertos
sectores fundamentalistas, fue que actuaran poniendo amenazas a las mujeres con castigos
como verterles ácido u obligarlas a vestir con el velo. En su propio código penal, se dispone
que el hombre declarado culpable de asesinato podrá atenuar su catigo si dice que lo ha
hecho por “motivos de honor” (crímenes cometidos contra los miembros de la familia por
castigar una conducta sexual considerada inadecuada), en el caso de crímenes contra las
mujeres. Además no está penalizada la violencia de género, incluso si se ha realizado un
asesinato. Aunque parece que el Gobierno Regional de Kurdistán ha tomado algunas medidas
contra los casos de crímenes por “motivos de honor”, y se han creado unidades especiales
contra la violencia de género. La existencia de leyes que discriminan a la mujer y que a su
vez exculpan a los hombres en materia de delitos sexuales o de agresiones hace que se
produzcan auténticas historias dramáticas.
El pasado mes de marzo Amina Filali, una joven marroquí de 16 años, ingirió unas
cucharadas de matarratas. Cuando empezaró a sentir dolores, su marido de 25 años la llevó
en un taxi al hospital que estaba a 20 kilómetros, pero cuando llegaron ya era tarde, antes de
morir les confesó a los médicos lo que había hecho. La vida de Amina cambió hacía unos
meses cuando Mustafa la agredió sexualmente. Entonces su padre lo denunció ante la
fiscalía. Según el artículo 475 del Código Penal marroquí el agresor o violador de una menor
puede casarse con su víctima y evitar así el juicio y la probable pena de cárcel. Al hacerlo
reconoce su culpabilidad. Y esta fue la solución que se tomó, Amina fue obligada a casarse,
se desplazó a la casa de sus suegros y ante sus ojos era vista como la causante de su agresión,
víctima no solo por su marido sino también por la familia de éste que la vejaba y maltrataba.
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Ante esta situación decidió irse de allí y volver a casa de su padre, pero éste se negó a
que volviera y la mandó de vuelta hasta a ese impuesto destino. Este caso provocó muchas
protestas por parte de las feministas marroquíes y de la mayor parte de la población civil. Se
realizó una denuncia a través de Internet para dar a conocer el problema a nivel mundial.
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Donde la situación de la mujer es mejor, como en Japón, Noruega y los Países Bajos,
la mayoría de las parejas usa algún tipo de método anticonceptivo. Sin embargo, donde la
desigualdad de género es alta, como en Yemen, Níger o Malí (países con mayoría
musulmana) , su uso es inferior al 10%. En estas regiones se produce poca demanda de
métodos anticonceptivos a pesar de que el promedio de natalidad es muy alto. Esto puede
darse por objeciones culturales o religiosas de las mujeres, sus maridos u otros miembros de
la familia; una falta de conocimiento de métodos anticonceptivos o el temor a sus efectos
secundarios; o el deseo de tener familias más grandes.
A partir de estos datos se puede observar cómo la imposición de una moral y unos
principios discriminadores basados en una religión puede frenar la salud y el desarrollo
personal de las mujeres.
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4.2 La mujer musulmana en la política y en materia de derechos
Líbano fue el primer país islámico en reconocer el derecho a voto femenino y a ser
elegidas en 1952. Por su parte, Túnez ha sido uno de los países pioneros en políticas de
igualdad desde 1956. Más tarde, Kuwait reconoció estos derechos y en 2005 llegó a tener a
Masuma Al Mubarak como ministra de Planificación y Desarrollo Administrativo.
Con la globalización cultural se han comenzado a extender una mayor conciencia y
participación de las mujeres, creándose una demanda cada vez mayor de la implantación de
esos derechos.
Uno de los mayores ejemplos por la lucha feminista se encuentra en Túnez. Sus
reivindicaciones tuvieron lugar a partir de su implicación en el proceso para conseguir la
independencia del país. Después de la creación de la ley electoral de 1956 por la cual solo se
permitía el voto masculino, las representantes de la Unión de Mujeres Tunecinas enviaron
una carta pidiendo que la nueva constitución reconociera los derechos de las mujeres para
poder considerarse un país plenamente democrático. La lucha por conseguir estos fines se
hizo posible gracias al apoyo de hombres que reconocieron esta necesidad. Así, es
significativo el libro de Tahir Haddar “Nuestras mujeres en la Shariaa y en la sociedad“, en el
que se denunciaba la situación de las mujeres negando que esto estuviera justificado en la
Shariaa. Este documento y la lucha feminista hicieron que el 13 de agosto de 1953 Habib
Burguiba,el primer presidente de Túnez ya independiente, promulgara el Código del Status
Personal en el que se reconocía que la mujer:
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Esta normativa concedió a las mujeres libertad para poder recibir educación, decidir
sobre su vida, su matrimonio, etc. Con el paso del tiempo se han creado otras iniciativas
como un Ministerio de la Mujer o una Comisión de Mujer y Desarrollo.
Sin embargo, hay todavía unos desafíos que se tienen que superar como la concienciación de
las mujeres influenciadas por los valores tradicionales o la escasa ocupación de éstas en
cargos de responsabilidad. Retos que deberían extrapolarse a otros países islámicos que
comienzan a reconocer los derechos de la mujer.
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5. Bibliografía:
● CEMBRERO, Ignacio (2012). “Una menor marroquí se suicida tras ser obligada a
casarse con su violador”, en El País, 13 marzo.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/13/actualidad/1331643054_114371.html
● Investigación de Human Rights Watch (2012). “Afghanistan: Hundreds of Women, Girls Jailed
for „Moral Crimes‟”. http://www.hrw.org/node/106082
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● “La emergencia del feminismo islámico: selección de ponencias del Primer y
Segundo Congreso Internacional de Feminismo Islámico”. Congreso Internacional de
Feminismo Islámico (Barcelona2005). Traducción de Ana Márquez García.
Barcelona, 2008. - 302 p.
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● Teología crítica y feminista de la liberación, Concilium 191, 1984, 71.73
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6. Anexos
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