Historia de Bulgaria
Historia de Bulgaria
Historia de Bulgaria
Por otro lado, desde el siglo VII a. C., comenzó a producirse la colonización griega de la
costa del mar Negro, fundándose numerosas ciudades, muchas de las cuales continúan
existiendo en la actualidad, como Odessos (Varna), Mesembria (Nesebar), Anchialon
(Pomorie), Apolonia (Sozopol) o Agathopolis (Akhtopol). A mediados del siglo V a. C. se
fundó el primer Estado tracio que se conoce, el reino odrisio, que se desintegraría en el
siglo siguiente en varios estados más pequeños.
Poco después, Filipo II, rey de Macedonia (359-336 a. C.), tras vencer al rey Cersobleptes,
se anexionó los territorios de los tracios, y conquistó la ciudad más grande de esta región,
Filipópolis (actual Plovdiv). En el siglo siguiente, el territorio de Bulgaria fue invadido por
los celtas, quienes mantuvieron un estado por espacio de unos setenta años, y fundaron
asentamientos como Bononia (actual Vidin). Durante el siglo I, el territorio de Bulgaria fue
incorporado al Imperio romano, quedando dividido en las provincias de Tracia y Moesia.
Los romanos fundaron numerosas ciudades, entre las que destacan Serdica (la actual
capital, Sofía), Nicopolis (Nikopol) y Durostorum (Silistra). Cuando el Imperio romano se
dividió, a la muerte de Teodosio, las provincias de Mesia y de Tracia pasaron a formar
parte del Imperio romano de Oriente. Desde el siglo III, estos territorios sufrieron
invasiones de pueblos bárbaros: primero fueron los godos, hunos; más adelante, los ávaros,
eslavos, que atravesaron el Danubio a principios del siglo VII, cuando se abandonaron las
guarniciones de las fronteras bizantinas, y de los búlgaros. Estos últimos formarían, junto
con los eslavos, el primer Estado búlgaro, a finales del siglo VII. El nombre de Bulgaria
procede de este pueblo.
Una de las teorías es que los búlgaros eran un pueblo nómada y belicoso procedente de
Asia Central, emparentado con los hunos. De hecho, los primeros janes búlgaros hacían
remontar sus orígenes al huno Atila. Ya en la primera mitad del siglo VII, bajo su rey kan
Kubrat, habían formado un reino al norte del mar Negro, que los bizantinos denominaban
Magna Bulgaria. Después de la muerte de Kan Kubrat el imperio se dividió entre sus tres
mayores hijos a consecuencia de lo cual una parte de los búlgaros se desplazó hacia el este,
a la confluencia de los ríos Volga y Kama, que llegarían a formar el estado de la Bulgaria
del Volga, en tanto que otro grupo se establecía en el delta del Danubio, al mando de jan
Asparukh, tercer hijo de Kubrat y una tercera parte de la población búlgara se quedó.
Desde allí, los búlgaros hostigaban a las guarniciones bizantinas. Sus frecuentes
expediciones de saqueo condujeron a la realización de una expedición punitiva contra ellos,
mandada por el emperador bizantino Constantino IV. Al fracasar esta expedición, el
Imperio bizantino se vio obligado a aceptar la existencia del Imperio búlgaro, y a pagarle
un tributo anual para evitar incursiones. El año 681, en que Bizancio reconoció por primera
vez al estado búlgaro, es considerado la fecha de nacimiento de la moderna Bulgaria.
A comienzos del siglo IX, durante el reinado del jan Krum, el Imperio búlgaro llegó a
extenderse por parte de Panonia y Transilvania. Los búlgaros abrazaron el cristianismo de
rito bizantino tras la conversión de Boris I (852-889). La adopción de la nueva fe implicó
también la utilización del eslavo como lengua de la liturgia y de la administración. La
cristianización y la eslavización proporcionaron al Imperio Búlgaro un área de influencia
mayor. El estado alcanzaría su apogeo tanto político como cultural con el reinado de
Simeón I (893-927), cuyo plan, que estuvo cerca de ver realizado, era unificar bajo su poder
las monarquías búlgara y bizantina. Simeón fue el primer monarca búlgaro en adoptar el
título de zar (derivado del título romano caesar, césar).
Tras la muerte de Simeón, la decadencia de la autoridad real, las luchas dinásticas y los
ataques exteriores de pueblos como los magiares y pechenegos fueron minando al estado
búlgaro, que fue conquistado por el emperador Basilio II, llamado Bulgaróctonos
(«matador de búlgaros») e incorporado al Imperio bizantino. Bulgaria permanecería bajo la
autoridad de Constantinopla durante casi dos siglos, entre 1018 y 1185.
Con Ivan Asen II como zar, el Imperio ocupó Albania y Belgrado. Bulgaria rompió con la
Iglesia de Constantinopla, creando el Patriarcado Ortodoxo de Bulgaria, al que se
adhirieron los distintos patriarcados de los Balcanes. Fue un monarca honesto y humano,
que pese a la ruptura con Roma abrió cauces de colaboración, sobre todo comercial, con
Venecia y Génova.
Dominación otomana
Véase también: Imperio otomano
Desde finales del siglo XIV hasta finales del siglo XVIII, Bulgaria no existió como estado
soberano. En 1393, por voluntad del sultán de los turcos, el patriarcado de la Iglesia de
Bulgaria fue suprimido y sometido directamente al Patriarca de Constantinopla, lo que
provocó que la Iglesia búlgara se helenizara y abandonara el eslavón en sus ritos. La
aristocracia búlgara que sobrevivió a la conquista fue deportada a Anatolia o se convirtió al
Islam. Sin embargo, la mayor parte de los campesinos búlgaros mantuvieron su religión
cristiana-ortodoxa, salvo en el suroeste del país, donde se concentró una minoría de
conversos musulmanes –los pomacos. Los turcos se instalaron con la administración en las
principales ciudades por todo el país. Los otomanos convirtieron a Bulgaria en el beyerlik
de Rumili, que era regido por un beylerbey que residía en Sofía. Este territorio, que incluía
Moesia, Tracia y Macedonia, fue dividido en varios sanjaks, cada uno de los cuales era
gobernado por un sanjakbey, dependiente del beylerbey. Una parte importante de la tierra
conquistada fue repartida a los seguidores del sultán, quienes fundaron feudos directamente
dependientes del sultán.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII Rusia intervino activamente en los Balcanes,
presionando al Imperio otomano en sus fronteras, rompiendo el aislamiento de los búlgaros.
Durante la guerra de 1768 los rusos atravesaron Moldavia y Valaquia e irrumpieron en
Bulgaria, donde consiguieron la victoria militar de Chumla, obligando a los turcos a firmar
la paz. El tratado de Küçük-Kaynarca concedió a Rusia la protección de los cristianos
ortodoxos del Imperio otomano, lo que terminó convirtiéndose en una excusa para
posteriores intervenciones rusas en los Balcanes. En 1829, la rebelión de los griegos llevó a
los rusos a ocupar gran parte de Bulgaria y conquistar Adrianópolis. El tratado de paz
permitió a los rusos establecer un protectorado sobre Moldavia y Valaquia. Sin embargo,
los búlgaros permanecieron bajo dominio otomano, aunque la invasión rusa fomentó el
despertar nacionalista en los Balcanes.
Despertar nacional
Bajo la influencia de ideas como el liberalismo y el nacionalismo, a comienzos del siglo
XIX comenzó a despertarse el nacionalismo búlgaro. Tuvo una gran influencia en la
difusión de estas nuevas ideas entre los medios cultivados de Bulgaria la rebelión griega
contra los otomanos, en 1821. Sin embargo, existía también un fuerte resentimiento por el
control griego de la Iglesia Búlgara; de hecho, los primeros sentimientos nacionalistas
búlgaros estuvieron orientados a la creación de una iglesia búlgara independiente. Esta
lucha se vio finalmente coronada por el éxito en 1870, cuando, por un edicto del sultán
otomano, se instituyó el exarcado ortodoxo búlgaro. Antim I, el primer exarca, fue el líder
natural de la incipiente nación. El Patriarca de Constantinopla respondió a la creación del
exarcado con un decreto de excomunión, lo cual reforzó aún más el sentimiento
nacionalista búlgaro.
De la autonomía a la independencia
La Bulgaria autónoma dentro del Imperio otomano tras la unión de Rumelia Oriental con el
Principado autónomo de Bulgaria en 1885.
La rebelión contra el Imperio otomano que estalló en Bosnia en 1875 se extendió hasta
Bulgaria al año siguiente. Los turcos desataron una brutal represión, en la que participaron
los bashibozuks, que realizaron numerosas matanzas y devastaron el país. Otros países
europeos se indignaron y denunciaron la brutalidad y los “horrores búlgaros”. Al negarse el
sultán a conceder la autonomía a Bulgaria, Rusia declaró la guerra en 1877 e invadió el país
con el apoyo de los rumanos y de una legión búlgara. En enero de 1878, los ejércitos rusos
llegaron a las puertas de Constantinopla.
El Tratado de San Stefano (3 de marzo de 1878) estipuló la creación de un extenso
principado autónomo de Bulgaria y el desmantelamiento de los territorios europeos del
Imperio otomano. Austria y Gran Bretaña temían que se rompiera el equilibrio en los
Balcanes y en el Congreso de Berlín (julio de 1878) impusieron a Rusia un tratado por el
que el equilibrio se mantuvo a costa de las aspiraciones nacionales búlgaras: el principado
autónomo de Bulgaria se mantuvo, pero muy reducido.
Aunque el Tratado de San Stefano nunca se materializó más allá del papel, se convirtió en
una referencia para los nacionalistas búlgaros, porque remitía al antiguo reino de Simeón I.
En las décadas siguientes Bulgaria consiguió nombrar obispos búlgaros en Macedonia (en
poder otomano durante esta época).
Bulgaria se alió con Serbia en febrero de 1912 y con Grecia en marzo, declarando la guerra
al Imperio otomano en octubre. La ciudad de Adrianópolis cayó en marzo de 1913 y el
Imperio otomano se rindió: por el Tratado de Londres (30 de mayo de 1913), los turcos
abandonaron casi todos los territorios europeos al oeste de Adrianópolis. El reparto de los
despojos entre las tres naciones vencedoras terminó en un desacuerdo que provocó el
estallido de una nueva guerra: los búlgaros, que se habían extendido hacia el este,
reclamaron el territorio de Macedonia, que había sido conquistada por los serbios durante la
guerra. El 23 de junio de 1913, Fernando I atacó a serbios y griegos sin una declaración de
guerra. Sin embargo, la segunda Guerra de los Balcanes constituyó un desastre para
Bulgaria porque Rumania y el Imperio otomano también participaron contra los búlgaros.
Por el Tratado de Bucarest (10 de agosto de 1913), Bulgaria obtuvo una parte de Tracia al
sur que le permitió un acceso al mar Egeo, pero debía ceder Dobrudja del sur a Rumania,
mientras que Serbia retenía el disputado territorio de Macedonia. Por el Tratado de
Constantinopla, Bulgaria también debía devolver Adrianópolis y Tracia Oriental al Imperio
otomano.
Tras algunos titubeos diplomáticos, Bulgaria se alió en septiembre de 1915 con el Imperio
de Austria-Hungría y declaró la guerra a Serbia el 14 de octubre. Atenazado por austriacos,
húngaros y búlgaros, el Ejército serbio se retiró hacia el mar a través de Albania. Los
ejércitos de Bulgaria ocuparon el territorio de Macedonia e hicieron frente a los ejércitos
Aliados que habían desembarcado en Salónica el 5 de octubre: así se formó el frente de
oriente, establecido en la frontera septentrional de Grecia. Cuando Rumania entró en guerra
a favor de la Triple Entente en agosto de 1916, Bulgaria y los Imperios Centrales tomaron
la contraofensiva y ocuparon el reino rumano en unos meses. Bulgaria se apoderó del
territorio de Dobruja meridional, cedido en 1913.
Sin embargo, poco a poco, y sobre todo a partir de la intervención de Estados Unidos, la
Primera Guerra Mundial se decantó a favor de los Aliados occidentales. La ruptura del
frente de oriente el 18 de septiembre de 1918 obligó a Bulgaria a firmar un armisticio el 29.
El 3 de octubre el rey Fernando I abdicó en su hijo Boris III.
El período de entreguerras
Artículo principal: Bulgaria durante el periodo de entreguerras
Por el Tratado de Neuilly (27 de noviembre de 1919) Bulgaria debía devolver el territorio
de la Dobrudja del sur a Rumania; Serbia recuperó Macedonia y se anexionó varios
territorios búlgaros en la frontera occidental del país; Grecia conquistó la Tracia Occidental
y dejó a Bulgaria sin acceso al mar Egeo. En 1923, Grecia expulsó de los territorios
conquistados a unos 250 000 búlgaros y los sustituyó por refugiados griegos llegados de
Asia Menor tras el desmembramiento del Imperio Otomano.
El período socialista
Artículo principal: República Popular de Bulgaria
A medida que la guerra se volvía en contra de Alemania y sus partidarios, los dirigentes
búlgaros en 1944 buscaron acuerdos con los Aliados occidentales ante el avance de los
ejércitos soviéticos. Sin embargo, era demasiado tarde; el 5 de septiembre la Unión
Soviética, cuyas tropas habían alcanzado ya Rumania, declaró la guerra a Bulgaria y la
acabó anexando a su territorio, ya que el gobierno búlgaro capituló a los pocos días, y el
nuevo gobierno apoyado por los soviéticos declaró la guerra a Alemania y evacuó sus
tropas de Grecia y Yugoslavia. El 16 de septiembre los ejércitos soviéticos entraron en
Sofía (y permanecerían en el país hasta finales de 1947). El 28 de octubre se firmó la paz
con Moscú. El 9 de septiembre una Revolución situó en el gobierno al Frente de la Patria.
Tras la abolición por referéndum de la monarquía (en el cual el 93 % de los votantes se
expresó en contra de esta), se proclamó la República Popular de Bulgaria el 15 de
septiembre de 1946.1 Mediante el apoyo soviético y por el Tratado de París de 1947,
Bulgaria debió devolver Macedonia y los territorios serbios a Yugoslavia y Tracia a Grecia,
aunque consiguió retener Dobrudja del Sur.
A partir de 1947 los comunistas iniciaron varios procesos judiciales para eliminar a los
dirigentes políticos no comunistas, entre ellos Nikolái Petkov, líder del partido campesino.
En 1949 se produjo una purga interna en el partido comunista, lo que permitió a los agentes
de la URSS apartar a sus rivales, a los que acusaron de desviación política de los ideales del
partido. Valko Chervenkov, líder de la facción estalinista, tomó el poder y el liderazgo, y en
los años siguientes terminaría delegando sus responsabilidades en su sucesor Todor
Zhivkov.
Años recientes
Con el comienzo de la política reformista (perestroika) de Mijaíl Gorbachov en la Unión
Soviética, los Gobiernos de Europa del Este fueron debilitándose y cayendo uno tras otro, y
Bulgaria no fue una excepción. Pronto comenzaron las primeras manifestaciones contra el
Gobierno de Sofía.
En noviembre de 1989, Todor Zhivkov fue depuesto en todas sus funciones e inculpado de
corrupción (tres años más tarde sería condenado a siete años de prisión). Ante el
desmantelamiento de la URSS y la crisis del socialismo real en todo su ámbito de
influencia, su sucesor, Petar Mladenov, transformó el Partido Comunista de Bulgaria en un
Partido Socialista, que con la colaboración y el consenso de otras facciones políticas
reformó el país para volverlo multipartidista. En las elecciones de junio de 1990, los
socialistas obtuvieron 211 escaños de los 400 de la nueva asamblea nacional. Sin embargo,
dada la presión popular, los antiguos comunistas compartieron el poder con la oposición,
liderada por la Unión de las Fuerzas Democráticas (UFD). En julio de 1991, el Parlamento
electo adoptó una nueva Constitución. Las elecciones legislativas de 1991 dieron 110
escaños a la UFD, 106 al Partido Socialista y 24 al Movimiento de los derechos y libertades
de turcos y pomacos (búlgaros musulmanes). Jeliou Gelev, líder de la UFD, fue elegido
presidente de la República de Bulgaria por sufragio universal en enero de 1992.
Como otros antiguos países socialistas de Europa Oriental, Bulgaria encontró la transición
al capitalismo más costosa de lo esperado. El gobierno de la UFD privatizó la tierra y las
empresas estatales, pero las medidas económicas provocaron un ascenso del desempleo y
falta de competitividad. Los socialistas aprovecharon el descontento y en 1995 el socialista
Zhan Videnov ganaba las elecciones, pero el nuevo gobierno no pudo frenar la crisis
económica y la inflación se disparó, y la incompetencia gubernamental provocó la
bancarrota de la mayoría de los bancos búlgaros.
En 1996 fue elegido presidente Pétar Stoyanov, de la UFD, aunque el gobierno siguió en
manos de los socialistas durante un tiempo, hasta que terminó por colapsar en 1997. Se
formó un nuevo gobierno de la UFD dirigido por Ivan Kostov, que contaba con un fuerte
apoyo de la población que se desvaneció ante los sucesivos escándalos de corrupción y su
incapacidad para hacer frente a los problemas del país. Los búlgaros estaban insatisfechos
ante la ineficacia de sus políticos.
Esta crisis económica y política fue aprovechada por el último zar, Simeón II, que había
regresado en 1996 al país, tras haberlo abandonado en 1946 con tan solo nueve años. Con
59 años era un próspero empresario que adoptó el nombre civil de Simeón Saxkoburggotski
(la pronunciación búlgara de su apellido real Sajonia-Coburgo-Gotha) y formó su propio
partido el Movimiento Nacional Simeón II (MNS), que ganaría las elecciones de 2001.
En las elecciones celebradas en junio de 2005, se impuso Sergei Stanishev, del Partido
Socialista, al obtener el 31% de los sufragios. Su principal opositor Simeón
Saxkoburggotski (anterior Primer Ministro), debió contentarse con el 20% de los sufragios,
mientras que el Movimiento de la Minoría Turca, un brazo separatista del actual gobierno,
obtuvo el 12%. No obstante estas tres fuerzas políticas han constituido un gobierno de
coalición.
Referencias
1.
1. Nadra, Rodolfo (1974). ¿Conoce usted Bulgaria? (1ª edición). Buenos Aires:
Ediciones Mundo Contemporáneo. pp. 12-13.
Enlaces externos
Mapas históricos de la Bulgaria medieval (en búlgaro).
Mapas históricos de Bulgaria bajo dominación otomana(1396-1878)
Mapas históricos de la Bulgaria moderna (en búlgaro).
Encontrado en Bulgaria el pendiente de oro más antiguo del mundo
Bulgaria. Pictograma de hace 7.000 años, prototipo de la escritura lineal
El útero de piedra de Nenkovo (Bulgaria)
Historia de Bulgaria en siete páginas (en inglés) (la versión búlgara).