INFORME
INFORME
INFORME
“Artículo 86. Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio público
de carácter no lucrativo, que garantice la salud y asegure protección en contingencias
de maternidad, paternidad, enfermedad, invalidez, enfermedades catastróficas,
discapacidad, necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo,
desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la vida familiar y
cualquier otra circunstancia de previsión social. El Estado tiene la obligación de
asegurar la efectividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social
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universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente y participativo, de
contribuciones directas o indirectas. La ausencia de capacidad contributiva no será
motivo para excluir a las personas de su protección. Los recursos financieros de la
seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las cotizaciones
obligatorias que realicen los trabajadores y las trabajadoras para cubrir los
servicios médicos y asistenciales y demás beneficios de la seguridad social podrán
ser administrados sólo con fines sociales bajo la rectoría del Estado. Los remanentes
netos del capital destinado a la salud, la educación y la seguridad social se acumularán
a los fines de su distribución y contribución en esos servicios. El sistema de seguridad
social será regulado por una ley orgánica especial.” (destacados añadidos).
El beneficio por Jubilación, entendido como un derecho social, laboral, es una figura
administrativa mediante la cual, al cumplir un trabajador al servicio del Estado venezolano
los requisitos establecidos en ley: por la prestación de sus servicios, antigüedad en ellos y/o
una edad mínima, se le reconoce el beneficio o prestación económica consistente en el
derecho adquirido de percibir durante el resto de su vida, una pensión mensual equivalente a
su salario o a una proporción del mismo; pasando a la situación pasiva que lo exime de
continuar prestando sus servicios.
La jubilación de los educadores al servicio del Estado en sus tres niveles, incluyendo
el universitario, estuvo prevista en la Ley de Educación desde agosto de 1955, y se mantuvo
vigente y consolidó en la Ley Orgánica de Educación de julio de 1980, como derecho de los
docentes, en régimen no contributivo, con el cual se honró la garantía constitucional de
ofrecer a los educadores estabilidad y un nivel de vida y régimen de trabajo acordes con la
elevada misión que cumplen
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diferentes, podía retirarse con la mitad de la renta. Si hubiese servido veinticinco años con
las dos terceras partes de la dotación, y si treinta, con toda la renta, expidiéndosele el título de
jubilado. (artículos 196 a 203)
El Libertador, con la asesoría del Sabio Dr. José María Vargas, no sólo dictó la
constitución universitaria con la normativa de la organización, administración, estudios,
cátedras, cursantes y catedráticos; sino que se preocupó por dotar a la Universidad con las
rentas suficientes para su funcionamiento, con ingresos crecientes para garantizar su
autonomía económica y cumplir sus detallados gastos que enumeró comenzando por los
egresos ordinarios para abonar los sueldos de los catedráticos y terminó con previsión de
dotar tres nuevos catedráticos y la suma sobrante mínima para formar gradualmente una
biblioteca de la universidad.
LEY DE UNIVERSIDADES
“Artículo 102.- Los miembros del personal docente y de investigación que hayan
cumplido veinte años de servicio y tengan 60 o más años de edad, o aquellos de
cualquier edad que hayan cumplido 25 años de servicio, tendrán derecho a jubilación.
Si después del décimo año de servicio llegaren a inhabilitarse en forma permanente,
tendrán derecho a una pensión de tantos veinticincoavos de sueldo como años de
servicio tengan. El Reglamento Especial de Jubilaciones y Pensiones establecerá las
condiciones y límites para la ejecución de esta disposición” (resaltado añadido)
Durante la vigencia de la Ley los órganos colegiados directivos han dictado los
respectivos reglamentos internos que establecen las condiciones y límites de esa figura de
seguridad social.
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Los fondos de jubilaciones y pensiones de universidades nacionales han sido creados
en la mayoría de las instituciones, -no en todas-, por Consejos Universitarios o Superiores o
sus equivalentes, previo acuerdo concertado con los gremios respectivos.
Por otra parte, en el artículo 9º de esas Pautas del CNU se establece a manera de
excepción la no aplicación de las pautas a las situaciones de derechos adquiridos anteriores,
en los siguientes términos:
“Artículo 9º.- Quedan a salvo los derechos adquiridos por reglamentos dictados con
anterioridad a la vigencia de estas pautas”
COLISIÓN DE NORMAS
Al analizar el dispositivo del artículo 9º de las Pautas, se hace evidente la colisión
existente del contenido del artículo 8º, con la previsión expresa de respetar derechos
adquiridos.
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Es el caso que debía tenerse en cuenta la existencia de condiciones, términos y
requisitos establecidos en reglamentos universitarios sobre pensiones y jubilaciones,
consideradas como derecho social, en régimen no contributivo ya existente desde 1827 con
los Estatutos Republicanos y consolidado en 1955 con la Ley de Educación y en 1958 con la
entrada en vigencia de la Ley de Universidades, que desde entonces se fue desarrollando en
reglamentos internos en la universidades, que no contemplaban la contribución obligatoria de
los docentes, a manera de parafiscal con un porcentaje de sus sueldos, para cubrir las
jubilaciones y pensiones.
Es decir, las pautas del CNU desconocieron el derecho adquirido a la jubilación sin
necesidad de haber contribuido con retenciones salariales, y de ese desconocimiento deviene
el haber creado una carga impositiva nueva no prevista en reglamentos anteriores y mucho
menos en alguna Ley, que es requisito constitucional para su validez.
Se debe tener en cuenta que la materia de seguridad social es materia de reserva legal,
así como también es materia de reserva legal la materia fiscal, de impuestos, tasas y demás
contribuciones parafiscales.
Después de dictadas las Pautas por el CNU en 1976, algunas universidades crearon
fondos de pensiones y jubilaciones, mediante Resoluciones de sus Consejos Universitarios,
fundamentadas jurídicamente o nó, en las Pautas dictadas por el CNU, con supuesto ejercicio
de sus atribuciones autonómicas, y basamento, aunque no lo señalaran expresamente en las
Resoluciones al efecto, en lo dispuesto en los artículos 26 numeral 18 y en el 102 de la Ley
de Universidades, ya transcrito.
LEY DE UNIVERSIDADES
“Artículo 26.- Son atribuciones del Consejo Universitario:
18 Dictar, conforme a las pautas señaladas por el Consejo Nacional de
Universidades, el régimen de seguros, escalafón, jubilaciones, pensiones,
despidos, así como todo lo relacionado con la asistencia y previsión social de los
miembros del personal universitario” (resaltado añadido)
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frutos, dividendos o intereses con los cuales atender los pagos de las pensiones y jubilaciones
del personal universitario.
Esa figura bautizada como “fondo” en las universidades presenta más bien las
características propias de una fundación (persona jurídica de Derecho Privado, prevista en el
Código Civil), que se crea con un caudal económico específico (fondo) para cumplir un FIN
ESPECÍFICO, en un determinado tiempo o indeterminado período, dependiendo del tipo de
fin del cual se trate o de que se agote su cumplimiento. Las fundaciones de naturaleza
privada se rigen por el Código Civil y están bajo el control de Tribunal de Primera Instancia
en lo Civil, ante el cual deben presentar cuentas de gestión.
A los fondos universitarios se les dio naturaleza jurídica privada, como asociaciones
civiles o mercantiles; con el registro formal, en algunos casos, de sus Actas Constitutivas
ante las oficinas correspondientes.
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Con el mismo criterio de que los fondos son parte de la Administración Pública se
concluye en su carácter pasivo ante la Ley Orgánica de la Administración Financiera del
Sector Público (LOAFSP), aplicable a los entes descentralizados sin fines empresariales. Y
así debe ser tenido en cuenta a los efectos de participación de la Contraloría General de la
República y del Ministerio Público en las acciones pertinentes de control, previstas en ley.
En todos los casos fue una integración compleja, mixta, con mayoría de la
representación gremial; pudiendo las Autoridades Universitarias designar otras personas para
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que lo representen y actúen en su nombre en las funciones directivas, con poder de decisión
sin obligación de consulta previa, con facultades hasta para comprometer a la institución
educativa.
Además, debe señalarse que sobre los trabajadores pesan las cargas impositivas
legales sobre los salarios, correspondientes para Seguro Social Obligatorio, Política
Habitacional, INCES y primas adicionales para previsión social complementaria con los
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Institutos de Previsión Social universitarios que contratan pólizas de vida y HCM con
empresas de seguros.
Debe tenerse en cuenta que parte de la doctrina en materia laboral define a la jubilación
como: “salario retenido”, y hasta se llega a explicar con ello una especie de justificación de
los bajos sueldos en la administración pública comparada con el sector privado, en el que no
aplica la jubilación como beneficio de contraprestación para sus trabajadores.
Sin embargo, debe señalarse que dentro del ámbito de aplicación de la Ley del Estatuto
de Pensiones y Jubilaciones no se contempla a las Universidades como órgano de la
administración descentralizada al que se le aplica su normativa y por ello están exentos los
miembros del personal universitario. Así como también se excluyen, por tener un régimen
particular, de la aplicación de la Ley Orgánica de Seguridad Social, de conformidad con lo
previsto en el artículo 119, continuando bajo la responsabilidad del Estado el pago de las
jubilaciones y pensiones, por considerarse como derechos adquiridos previos a la Ley, que en
respeto de los principios de progresividad de los beneficios sociales y de la no retroactividad
de la Ley reconoce vigentes en los mismos términos, condiciones y modalidades en que viene
siendo atendidos.
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LEY ORGÁNICA DEL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL
“Artículo 119.- El Estado garantiza la vigencia y el respeto a los derechos adquiridos
a través del pago oportuno y completo de las pensiones y jubilaciones a los
pensionados y pensionadas por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y, por
otros regímenes de jubilaciones y pensiones de los trabajadores y trabajadoras al
servicio del Estado, que hayan cumplido con los requisitos establecidos para obtener
la jubilación o pensión antes de la entrada en vigencia de la presente Ley, en los
términos y condiciones que fueron adquiridos, hasta la extinción de los derechos del
último sobreviviente, a cargo del organismo que otorgó el beneficio y de los fondos,
si los hubiere, y estén en capacidad financiera total o parcialmente, en caso contrario a
cargo del Fisco Nacional a través del organismo otorgante.
Las personas beneficiarias de jubilaciones y pensiones, cualquiera sea su régimen,
quedan exceptuadas de contribución o cotización alguna, salvo que continúen
desempeñando actividades remuneradas” (destacados añadidos)
Asimismo debe tenerse en cuenta que para respetar los derechos adquiridos en
regímenes preexistentes a la Ley Orgánica de Seguridad Social, se dictó en el artículo 145
una prohibición de nuevos ingresos de trabajadores al servicio del Estado a los regímenes
especiales, preexistentes, de jubilaciones y pensiones del sector público financiados total o
parcialmente por el Fisco Nacional distintos al Régimen Prestacional de Pensiones y Otras
Asignaciones Económicas, como es el caso de los Fondos Universitarios.
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seguridad social, así como de las cotizaciones y su administración estrictamente bajo la
rectoría del Estado.
“Artículo 86. Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio público
de carácter no lucrativo, que garantice la salud y asegure protección en contingencias
de maternidad, paternidad, enfermedad, invalidez, enfermedades catastróficas,
discapacidad, necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo,
desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la vida familiar y
cualquier otra circunstancia de previsión social. El Estado tiene la obligación de
asegurar la efectividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social
universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente y participativo, de
contribuciones directas o indirectas. La ausencia de capacidad contributiva no será
motivo para excluir a las personas de su protección. Los recursos financieros de la
seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las cotizaciones
obligatorias que realicen los trabajadores y las trabajadoras para cubrir los
servicios médicos y asistenciales y demás beneficios de la seguridad social podrán
ser administrados sólo con fines sociales bajo la rectoría del Estado. Los remanentes
netos del capital destinado a la salud, la educación y la seguridad social se acumularán
a los fines de su distribución y contribución en esos servicios. El sistema de
seguridad social será regulado por una ley orgánica especial.” (destacados
añadidos).
La Ley de Educación del 22 de julio de 1955, que estuvo vigente hasta el mes de julio
de 1980; establecía en su Artículo 75, que:
LEY DE EDUCACIÓN
“Artículo 75.- Las jubilaciones y pensiones de los maestros y profesores al servicio de
la educación oficial, estarán a cargo de la Institución Nacional de Seguridad Social,
cuya constitución, organización, modalidades y demás condiciones, serán establecidas
por el Ejecutivo Nacional.
Mientras se establece la Institución Nacional de Seguridad Social a que se
refiere este artículo, el Estado asumirá el pago de las jubilaciones y pensiones de
los maestros y profesores en las condiciones siguientes:
a) Los maestros y profesores adquirirán el derecho a la jubilación a los veinticinco
años de servicios en la educación oficial, con excepción de quienes hayan servido con
el mismo carácter en el medio rural, que lo obtendrán después de veinte años de
servicio…” (resaltado añadido)
Desde marzo de 1955 el Estado venezolano ratificó su compromiso del pago de las
jubilaciones y pensiones de los maestros y profesores al servicio de la educación oficial.
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El régimen establecido en la Ley de Educación estableció como requisito para la
jubilación de los docentes, sólo la prestación del servicio por 25 años, sin que para obtener
ese beneficio hiciera falta el haber cumplido con ningún tipo de “contribución parafiscal”, es
decir, sin descuentos salariales por ese concepto de “contribución para la jubilación”
LEY DE EDUCACIÓN
“Artículo 67.- La Educación Universitaria se cursa en las Universidades y se rige por
las disposiciones de la Ley respectiva, sin perjuicio del cumplimiento de los preceptos que
de la presente le sean aplicables”.
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disposición de la Ley; que de conformidad con la Constitución es el único instrumento
jurídico que puede establecerlo.
Puede parecer legal que el CNU haya pautado, a manera de guía u orientación para
los Consejos Universitarios, que si tienen el atributo legal de la Autonomía económica y
financiera para organizar y administrar su patrimonio que: “Cada Universidad “debe crear un
fondo” para atender las pensiones y jubilaciones” y con ello no se vulnera ni viola lo
dispuesto en ninguna norma legal; pero SI ES EVIDENTE LA ILEGALIDAD de la Pauta
contenida en el Artículo 8º, cuando establece y define la constitución del fondo en los
siguientes términos:
Artículo 8º.- Cada Universidad debe crear un fondo para atender las pensiones y
jubilaciones. Este fondo estará constituido por un aporte que harán las Universidades
de los fondos que reciban del Estado y una contribución mensual obligatoria de
todos los miembros del personal docente y de investigación, jubilados o por
jubilarse, así como también por los beneficiarios de una pensión” (resaltados
añadidos)
ANÁLISIS Y COMENTARIOS
1.- El CNU al señalarle pautas a los Consejos Universitarios, para que éstos dicten el régimen
de jubilaciones y pensiones, les ordena (“debe”) la creación de un fondo para atender las
pensiones y jubilaciones, sin especificar a qué clase de fondo se refiere, por cuanto puede
tratarse simplemente del uso del término “fondo” como denominación de una “cuenta” o
“apartado” o “partida” o “monto económico acumulado”.
La imprecisión de la frase “debe crear un fondo” fue entendida como la acción de
crear una persona jurídica con personalidad y patrimonio propio, con el nombre de Fondo,
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organizada estructural y funcionalmente para administrar aportes y contribuciones, separada
de la universidad y con autonomía de acción.
2.- El CNU con su pauta comprometió a las universidades para que hagan un aporte
financiero obligatorio mensual al fondo, y al mismo tiempo comprometió al Ejecutivo
Nacional y al Congreso Nacional (ahora Asamblea Nacional), para que incluyan en los
Presupuestos anuales las partidas correspondientes para atender ese compromiso pautado por
el CNU.
Es el caso que para el momento en que se dictaron las pautas estaba vigente la Ley
Orgánica de Hacienda Pública Nacional, publicada en Gaceta Oficial 678 Ext, del 17.3.1961,
que en el Artículo 185 establecía que “Para el pago de comisiones, asignaciones eventuales y
otros gastos semejantes se presupondrá siempre una cantidad determinada conforme a los
gastos probables de estos ramos. // Para las pensiones civiles, jubilaciones, retiros y montepíos
militares, se procederá conforme a lo previsto en la Constitución Nacional, y las leyes sobre
la materia.// Fuera de estos casos, no serán válidas las órdenes permanentes de pagos
periódicos, que no estén expresamente autorizados por la Ley.”
3.- El CNU con su pauta creó una contribución mensual obligatoria de todos los miembros del
personal docente y de investigación, y administrativo y obrero de las Universidades, jubilados
o activos, así como pensionados.
Es decir, que para entonces el CNU creó una contribución obligatoria que no estaba
permitida por la Constitución de la República de 1961, en su artículo 224, que establecía que:
“No podrá cobrarse ningún impuesto o contribución que no estén establecidos por ley, ni
concederse exenciones o exoneraciones de los mismos sino en los casos por ella previstos”
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“Artículo 13.- Están sometidos al imperio de este Código, los impuestos, las tasas,
las contribuciones de mejoras, de seguridad social y las demás contribuciones especiales,
salvo lo dispuesto en el artículo 1º.”
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Es decir, el Consejo Universitario de una Universidad Nacional, aún cuando goza de
los atributos de Autonomía que le otorga la Ley de Universidades, NO PUEDE DICTAR
VÁLIDAMENTE normas sobre materia fiscal, impositiva, de contribuciones obligatorias,
aún cuando el fin sea tan noble como el de asegurar la previsión social de trabajadores al
servicio de la universidad. Así lo prohíbe expresamente la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos:
Son Nulos por incompetencia de los órganos que dictaron las pautas reglamentarias y
crearon los fondos como personas jurídicas, y nulos por haber dispuesto sobre dos materia
(seguridad social y fiscal), que constituyen “reserva legal” de conformidad con lo establecido
en la Constitución de la República.
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nacionales, aunque no así respecto al personal administrativo y obrero, quizás por el hecho de
que la Ley de Carrera Administrativa en el artículo 5º excluía de su aplicación a: “los
miembros del personal directivo, académico, docente y de investigación de las Universidades
Nacionales y a los obreros al servicio de la Administración Pública Nacional, contratados por
ésta en tal carácter de acuerdo a la Ley del Trabajo”, aunque esa exclusión de los empleados
administrativos concluyó el 6 de septiembre de 2002, cuando al entrar en vigencia la Ley del
Estatuto de la Función Pública que derogó la Ley de Carrera Administrativa del 3 de
septiembre de 1970, también los excluyó bajo el siguiente dispositivo: Artículo 1, parágrafo
único: quedarán excluidos de la aplicación de esta ley, numeral 9: “los miembros del personal
directivo, académico, docente, administrativo y de investigación de las universidades
nacionales” (destacado añadido).
Debe observarse que el numeral 3º (sic) del artículo 20 sólo establece textualmente:
“Coordinar las labores universitarias en el país y armonizar las diferencias individuales y
regionales de cada Institución con los objetivos comunes del sistema”, de lo cual puede
evidenciarse el uso de “un falso supuesto en la aplicación de ley” para fundamentar una
disposición sobre una materia que no tiene absolutamente nada que ver con el contenido de la
norma invocada.
En las pautas del personal administrativo, dictadas para su aplicación general en las
universidades, a manera de reglamento de la Ley de Universidades, sin tener competencia
legal ni administrativa el CNU para ello, y aún cuando la Ley de Carrera Administrativa era
la norma que regía para ese personal en 1976, se ordenó en el artículo 20 lo siguiente:
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“Artículo 20.- Las Universidades Nacionales harán las previsiones presupuestarias
anuales pertinentes y los aportes destinados a la formación de un fondo de
jubilaciones y pensiones”
En las pautas comentadas el CNU no ordenó en forma alguna, ni dispuso que los
miembros del personal administrativo debían hacer ninguna colaboración para constituir
ningún fondo de jubilaciones y pensiones; como sí lo había hecho cinco meses antes, el
18.11.1977, en las pautas para el personal docente de las universidades. Sin embargo, en
algunas universidades se creó ese fondo por reglamentos internos y se retiene
obligatoriamente un porcentaje del sueldo del personal administrativo para atribuirlo a
“contribución” que se le transfiere a una persona jurídica de derecho privado ajena a la
universidad, su libre administración y sin ninguna clase de control.
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DECISIÓN DEL CONSEJO NACIONAL DE UNIVERSIDADES RESPECTO A LA
PROHIBICIÓN DE RETENCIONES DE SUELDOS A PROFESORES JUBILADOS
COMO CONTRIBUCIONES PARA EL FONDO DE PENSIONES Y JUBILACIONES.
2. Que las Universidades Nacionales cesen en el descuento por aporte a los Fondos
de Jubilaciones y Pensiones del Personal Docente y de Investigación Jubilados.
Esta decisión se adoptó por aplicación del artículo 119 de la Ley Orgánica del
Sistema de Seguridad Social, específicamente en lo que tiene que ver con el régimen de
cotizaciones del personal pensionado y jubilado de las universidades nacionales y cuyos
antecedentes datan de noviembre de 2004 cuando se recibieron denuncias de docentes
jubilados, después de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad
Social el 30 de diciembre de 2002, ante la incidencia que dicha ley tiene sobre los regímenes
especiales preexistentes del sector público, especialmente en las universidades nacionales.
RECOMENDACIONES
De conformidad con lo establecido en el Título IV de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, es aconsejable que la Administración, actuando de Oficio,
por la máxima Autoridad o superior jerárquico, que la constituye el Ministerio del Poder
Popular para la Educación Universitaria revise los actos administrativos de las Pautas
Reglamentarias dictadas por el Consejo Nacional de Universidades en 1976 y 1977,
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reconozca los errores de Derecho que las hacen nulas de toda nulidad, y como medida de
autotutela y en razón de la interpretación de la normativa Constitucional y Legal en la
materia que se ha producido desde entonces y que a la luz del nuevo Derecho vigente ha
dejado completamente desfasadas y derogadas expresa y tácitamente esas Pautas
Reglamentarias y los Actos Administrativos de creación de Fondos de Jubilaciones y
Pensiones por parte de los Autónomos Consejos Universitarios que deben actuar con apego y
cumplimiento de la legalidad, actúe dentro del marco de su competencia y tome las medidas
aconsejables, para que sin que se genere ningún daño a las instituciones universitarias, ni a
los profesores, empleados y obreros que han contribuido forzadamente con aportes para los
Fondos, se logre la concertación para la inmediata rendición de cuentas con la devolución de
los patrimonios correspondientes, bajo la supervisión y control de las Auditorías Internas de
cada universidad con fondos; de la Contraloría General de la República y de la Defensoría
del Pueblo y del Ministerio Público, si fuera necesario.
El Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la Ley Orgánica
del Sistema de Seguridad Social, dictado en fecha en su artículo 119 estableció en su párrafo
final que:
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LEY ORGÁNICA DEL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL
“Artículo 119.- Las personas beneficiarias de jubilaciones y pensiones, cualquiera sea
su régimen, quedan exceptuadas de contribución o cotización alguna, salvo que
continúen desempeñando actividades remuneradas”
Sin embargo, en su parte final esa disposición exime de la excepción a los jubilados
que permanecen en los cargos, debiendo considerarse que se trata de funcionarios que
“suspenden su jubilación y regresan al servicio activo” obteniendo el derecho al egresar
definitivamente del cargo, a un ajuste de su pensión de jubilación y al pago de las
prestaciones sociales correspondientes a ese lapso en el cual prestó servicios bajo la
suspensión de su jubilación; lo cual no es el caso, por ejemplo, de quienes se mantienen
jubilados exceptuados de seguir cotizando y realizan bajo contrato especial muy sui generis,
alguna tarea remunerada, pero sin suspender la jubilación como derecho vitalicio y continuo.
Así se estipula en la Ley del Estatuto sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones
en los artículos 11º y 12º.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta lo establecido en el Reglamento de Ley del
Estatuto sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones, sobre la validez de que un jubilado
pueda reingresar al servicio de una universidad en cargos de libre nombramiento y remoción,
de confianza o académicos, asistenciales o docentes, sin que proceda la suspensión del pago
de su pensión de jubilación.
En otras palabras, la pensión percibida por jubilación no puede tener carga tributaria
alguna, como sería el caso de contribución o cotización para lograr un derecho a la jubilación
que ya se obtuvo.
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tuviera vigencia a partir del 1º de enero de 2003, no tomó en consideración que esa norma de
excepción no era nueva, con aplicación desde enero de 2003, porque esa misma norma que
exceptúa a los jubilados de seguir cotizando, ya estaba establecida, desde el 2 de julio de
1986, en el artículo 30º de la Ley del Estatuto sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones
de los Funcionarios o Empleados de la Administración Pública, que se transcribe a
continuación:
“Artículo 30.- A los efectos de esta Ley se reconoce todo el tiempo de servicios
prestados a los organismos mencionados en el artículo 2º. Los funcionarios o
empleados en servicio activo para el momento de su entrada en vigor, sólo estarán
obligados a cotizar hasta el momento en que ejerzan su derecho a la jubilación”
Este dispositivo debió ser tomado en cuenta por parte del Consejo Nacional de
Universidades en el sentido de ordenar a los Consejos Universitarios se aplicara esa norma a
quienes correspondiera o fuera correspondiendo progresivamente, con efectos desde julio de
1986, reintegrando a los jubilados todos los montos correspondientes a contribuciones que le
hubieren sido retenidos de su pensión de jubilación desde julio de 1986 y no desde el 1º de
enero de 2003.
CONCLUSIÓN FINAL
Es criterio concluyente nuestro, después del desarrollo del tema sobre la legalidad y
vigencia de los fondos de pensiones y jubilaciones del personal docente, administrativo y
obrero de las universidades nacionales y de las contribuciones del personal universitario y
aportes del ejecutivo nacional para esos fondos, y en atención a los cambios revolucionarios
habidos en la Constitución de la República de Venezuela, la legislación educativa y
universitaria, de la Administración Pública, del Control Fiscal y de la materia de seguridad
social en Venezuela; que las personas jurídicas creadas como de derecho privado con el fin
de acumular un patrimonio para cubrir las pensiones y jubilaciones del personal universitario,
con personalidad jurídica propia distinta a la de las universidades que los crearon, con la
conformación compleja de sus directivas con predominio de personas no autoridades de la
universidad y con libertad de acción propia del sector privado, sin la sujeción a la supervisión
y control de ningún órgano del Estado o de la Universidad, han perdido su vigencia en el
Derecho y, en consecuencia, deben ser transformadas con adaptación al régimen social de
derecho y de justicia; o liquidadas, por la inutilidad de ellas para cumplir con el fin para el
cual fueron creadas; y que está siendo satisfecho por el Estado venezolano.
En cuanto a la pertinencia legal de las retenciones obligatorias de sueldos del personal
de las universidades como contribuciones parafiscales para ser aplicadas a fondos de
jubilaciones y pensiones, está suficientemente demostrado que pecan por
inconstitucionalidad e ilegalidad absoluta y manifiesta, desde su origen en que fueron
previstas por pautas del CNU y resoluciones de los consejos universitarios o equivalentes, sin
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tener competencia legal para crear esa especie de tributo o contribución parafiscal y para
comprometer partidas de los presupuestos universitarios futuros como aportes del empleador
en la misma proporción que los de los trabajadores. En consecuencia, siendo que el Estado
debe proteger, a través de sus órganos e instituciones las condiciones de empleo público y el
salario de sus servidores, procede que se recupere de los fondos el monto total de los haberes
consignados para ser devueltos a sus legítimos dueños, que son los trabajadores universitarios
que colaboraron y el Tesoro Nacional que a través de las universidades hizo aportes, a pesar
de que continuó honrando las jubilaciones y pensiones producidas.
Para el logro de ese cometido de recepción y reintegro se requiere la participación
coordinada de los órganos competentes de Contraloría General, Defensoría de los Derechos
del Pueblo y Ministerio Público.
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