Alberti Leonne, de La Escultura
Alberti Leonne, de La Escultura
Alberti Leonne, de La Escultura
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A Giovanni Anclrea, obispo de Aleria'
u27l
1. Creo que las artes de los que intentan producir efigies y simu-
lacros' en su obra a partir de los cuerpos creados por la nafuraleza,
tienen su origen en esto. Posiblemente en alguna ocasión advirtieron
en algunas líneas, en troncos, en la tierra y en otros cuerpos inanima-
dos que, con ligeras alteraciones, reproducían algo muy semejante a
los rostros verdaderos de la naturalezat. ComenzaÍon entonces a ob-
servar y a examinar tales cosas con toda diligencia, para intentar ver
si podían añadir, quitar o suplir, y terminarlo perfectamente, de mane-
ra que no faltara nada y pareciera casi un verdadero simulacro. Así,
en cuanto la misrna cosa le advertía, enmendando ora las líneas, ora
las superficies, y puliéndolas y repuliéndolas, lograron su deseo, y
esto ciertamente no sin deleite. Ni es asombroso que los estudios del
hombre para hacer semejanzas con el tiempo hayan llegado a tanto
que incluso si no encuentran la ayuda de semej anzas esbozadas en la
materia al alcance de la mano, sin embargo son capaces de represen-
tar la efigie que deseant.
' Etr cl original lafino <<e./ligies et simulü(ra>>. Sobrc cl significado de estos tér-
minos, vid. Ch. Scyrnour, Sc'ulpture in Italy 1100-1500, op. t:i:., p.4: simulac:runt, al
igual que./iguru y .signurtt, cs un término usado habitualmentc dcsde linalcs del Tre-
(enÍo y t'lurante el Quoftrocenl() paÍa referirsc a la estatuaria: .sitnttlut-rum o ql/igie.
para rct'erirse a urla irnágen vcrosírnil. E,n cuanto al propio térnlino <<.\tLtlttd>> scgura-
lnente la noción sc rcfería a un monumcnto conmemorativo de los idcales humanos.
así como de hombres y hcchos dignos de ser rccordados por la posteridad; dc forma
cjcrnplar. lastutua t'irile. que, dc hccho. es el objcto de cstc tratado.
' Tarnbién crt De rc ttetli/it'utot'ia,YlI, XVII, Albcrti alirrna quc madcra. ticrra y
picdra fircron los matcrialcs para las primcras cstatuas: <Al principio Plutar-
co- hacían las imágcnes de madcra, como la clc Apolo en Dclos, y como -dicc
la de Júpi-
ter, dc m¿rclcra de vid, cn Populonia, que cucntan quc permancció iucormpta muchos
años. o conro la Diana de El'cso. quc- algunos dicen qllc cra de marfil. mientras cluc
Muciano afirrna quc era dc nl¿rdera dc vicl. Peras, quc fundó un tcmplo en hclnor dc
.luno Argólica y consagró a su ltija conro primcra sacerdotisa, hizo una cstatu¿r dc .lú-
pitcr clel tronco dc urr peral.> Por otra partc. cu estc mismo libro VII apunta sus prc-
fcrcncias cn cuanto a matcriales ¡rara la escultura: broncc y mármol.
' A. Parronchi. <Sul De stutuu albcrtiano>, scñala como posiblc lucntc pura cl
argumcnto sobre la scmejanza cntrc el mclclo dc procedcr dcl arte y la naturalcza a
Aristótcles (Nut. uust'., II. r,'iii; De purt. uttint., I, I). Sobrc las irnplicacioncs rlc csta
conccpción innovadora dcl origen dc las artcs plásticas. rid. Il. W..lanson, <Thc Inla-
gc Maclc by Chancc in Rcnaiss¿tncc Thought>, cn f.r'.r'¿¿.r'.i' in llottt¡ur of lit'witt [h-
u2e)
130 LIroN tsArrts'rA ALBT,RTI
2. Pero no todos aprendieron a hacer esto por una misma vía. Pues
algunos comenzaron a perfeccionar sus primeros trabajos, añadiendo
y quitando*, como los quc trabajan con cera y tierra, que los griegos
llaman plasticou,r, y nosotros .fictores (modeladorcs)t. Otros corlen-
zarofl a hacer esto sólo quitando, como los que apartando lo superfluo
sacan a la luz la figura del hombre que quieren. que antes estaba es-
condida en el bloque de rnármol. A estos lcs llamarnos escultores, que
quizá están emparentados con los que en los sellos extraen las líneas
de un rostro escondido mediante incisión. La tercera clase es la de los
que trabajan sólo añadiendo, como los orfebres que, golpeando el
metal con el martillo, extienden y alargan su forma continuamente,
hasta que producen la efigie que quieren. Quizá habrá algunos que
juzguen que en este grupo debieran incluirse los pintores. porque tra-
bajan aplicando colores. Pero, si lo piensas, entenderás que se esfuer-
zan en imitar las líneas y luces en los cuerpos que ven ante ellos. y no
tanto añadicndo o quitando, sino mediante un artificio suyo propio y
peculiar. Pero no es lugar aquí para hablar de pintores. De los que yo
trato, todos se empeñan, aunque por diversas vías al emprender sus
obras, en que parczcan a los que las contemplan tan naturales y seme-
jantes a los verdaderos cuerpos de la naturaleza cuanto sea posible.
Lo que, ciertamente, si intentan alcanzarlo a través del rnétodo co-
rrecto conocido por nosotros, les aseguro que sin duda errarán rnucho
menos y ganarán cornpleta aprobación por sus trabajos.
cd. M. Meiss. NuevaYork. 1961. pp. 254-266. Cfi. Albcrti. [)e re uedific'uto-
rutf)sk.t',
ria,Yl,ll: <no comparto la opinión dc que haya tluc cscnltar bastantc pormettoriza-
damente dc quó orí-eencs sur-eicron las artcs. dc quó principios fucron cxtraídas, con
quó proccdimicntos fucron cobranckr auge. Quizri no esté de rnás aque llo que diccn dc
quc sus padrcs fueron la casualidad y la obserración. su alimento la práctica y la ex-
pcricncia. qr-rc llcgaron a la madurcz rnccliantc cl conocinric-nto v la rcllcxión.> En
todo caso, el recorrido cs nruy scnrejantc al propucsto cn el desarrollo clel f)e stuluu.
' A. Parronchi, art. cit.. tambión indica a Aristritclcs. lvi¿¿t. uu,tt'..l. X. corno posi-
blc lucntc para la distrnción cntre varios tipos de artistas plásticos. que influvó cn la
tradición postcrior. incluycndo cl conocido dit'tttm dc Mi-eucl Angcl.
' E,n tosc¿rno cn cl original. <nlaestros clc estuco>.
" Según adviertc .1. A. Aiken. (L. B. Alberti's Systcm ol- Human Proportions>.
art. cit.. p 13.Ia idca dc quc las hcrramicntas corrcctas son síntoma dc principios y
rnótodos ccrrrcctos sc firc cxtcndicndo cn cl siglo xr,. Tuccio Manctti, cn ltt L'idu de
DL LA PINTURA Y OTITOS IISCRITOS SOllltlr Al{l'lr l3l
cido por esto: que todo arte o disciplina contiene por naturaleza cier-
tos principios, procedimientos y reglas, con los que quien los asurra y
advierta con aplicada diligencia llegará a hacer perfectamentc lo quc
se había propuesto. Pues, dcl mismo modo que la naturalcza nos prc-
senta impresiones a partir de un tronco o, colno dijimos, de un tro'zo
de tierra o cualquier otra cosa que te hacen sentir que puedes hacer
algo similar a sus obras, así también la misma naturaleza nos pone al
alcance de la mano lo apropiado para que tengas un método y medios
seguros e invariables, con los que fácil y cómodamente puedes alcan-
zar el supremo grado de este arte'. Ahora expondremos qué conve-
nientes y necesarios son esos medios que la naturaleza proporciona a
los escultores para realizar su obra perfectamente.
Bntnelleschi (c. 1480), dice que al ir óstc a Ronra para estudiar las csculturas dc los
antiguos. <vicndo lo que comportaban, cosas grandes y dificiles que sin cmbargo se
vcían rcalizadas. no le abandonó la obsesión de entender tanto los sistcmas como los
instrumentos quc habían utilizado>>; despuós, cnumcra como aquí Alberti- <plo-
mada. nivcl. escuadra... para llegar a dcscubrir la rutio --proporción adccuada>
(trad. cast. de J. Garriga. cn Fuentes t, docuntenfos para la Hi.storiu del Arte, IV: Re-
naciniento en L.uropa, G. Gili. Barcelona, 1983, pp. 179 ss.).
- La iclca dc quc la observación y rcflcxión sobre los principios y proccsos clc la
naturalcza cs cl medio seguro para alcanzar la excelencia en cl artc, sc cncucntra pre-
sente reiteradamcntc cn De pic'tura: lII,55; II,30; 11,35; 11.42; II,43;11,47.
' Sc habla aquí de la distinción cntrc género y especie, el caráctcr cscncial y sus
variacioncs específicas. Aunquc la distinción es básica en la Fis¡c¿r aristotélica. como
recuerda Aikcn, o¡t. t'it., p.71. n. 15, cra tanrbión un lugar comúrn dc la invenlio rc-
tórica, quc incluyc dcfinición, división, góncro, especie, contrarios, ctc.: Aristótcles,
Topit'u. l, 2-5, y Ref oricu. I .2; Ciccrón . Topit'u. xviii, 7l . Adernás, la distinción cntre
góncro y especie fuc aplicada cn la crítica antigua (Ciccrón, Quintiliano...) para dif-e-
rcnciar en concrcto cl estilo personal de una cscultura y cl arte dc la cscLrltura cn gc-
neral. Cfr. De picturu,lll,55.
132 LIroN BATTISTA ALBERTT
Escuudro,s o normae
'' Esta pregunta inicial podría ser Lura alusión al tratado dcl lrropio Albcrti sobrc
la constrtrcción clc barcos, I'luv,is. Al final clcl proemio dcl De rc aali.f ic:uto¡'i¿r, Albcrti
lo anuncia conro uno de los apéndiccs dc la obra. Conocido en cl siglo tt't, postcrior-
mcntc se perdió.
Aikcn, o¡t. c'it.. p. tl6, n. -5ó. propone una intcrprctación más sugcrcntc: Albcrti
haría rcf'crcncia a los constructorcs clc barcos cn cl conterto clc la nccesidad dc pro-
porcionar un urden corrccto siguicndo a Platón, Gorgius,503c: <Si tc fifas, por c.jcm-
plo, cn los pintorcs, arquitectos, constrtrctores de navcs y cn toc'los los dcmás artcsa-
nos. cualcsquicra que sean, obscrvarás cómo cada uno coloca todo lo quc coloca cn
un orden determinado y obliga a cada partc a qur- se a-justc y adapte a las otras. hasta
quc la obra entcra rcsulta bien ordcnacla y proporcionada> (trad. cast. dc .1. Calongc,
Dirilogos. ll, Crc'clos. Maclricl 1992).
DE LA PINTURA Y OTROS ESCRITOS SOBRE ARTE, 13]
Finitoriunt
' C. Gravson ha cotcjado las levcs dil-ercncias clc los divcrsos manuscritos. Nin-
guno dc ellos presentan todas las nlcdidas cluc se cncucntran cn esta tabla. Hay diflc-
rencias significativas entre ósta y Ia tabla que aparcce en la falsa cdición toscana pu-
blicada por Bonucci en 1897. Yid. supra, <Nota sobre la traducción>.
Por otra parte, conto señala Aikcn. tryt. cil., p. 78, Albcrti cligc para su tabla un
tipo dc notación sculr'i¿rntc a la cic las tablas astronórnicas: conro en cllas Llsa grzr(/¿r.r',
en lugar de unt:eolu (vid. supru, n. 9) y la base nunlérica es e I seis, desarrollada con
sexagcsimalcs. quc son los equivalcntes matemáticos de los decimales en un sistcma
dc basc dicz. Prccisamcnte así cs como leyó Panofsky. o¡t. t:it., p. 106, la tabla alber-
tiana: <las cantidadcs podían incluso sumarsc y substraersc conro fraccioncs decima-
les, como por otra parte son). Más arriba, Panof.sky señala quc cl sistema inventado
por Albcrti sc basa <vagamcnte cu la afirmación Vitruvio dc que cl pic es igual a Lrna
scrta partc de la longitud total clcl cucrpo>>: Vitruvio, Diez lihro.s de urc¡uilt:r'fura, l,
17. Pero hay rnuchas rnás divisiones scñaladas en /)e stotua quc en cl sistema de Vi-
truvio. Ademhs, como notó Ch. Scymour Jr., <Somc Aspects of Donatello's Methods
of Figurc and Space Construction: Relationships with Alberti\ De stuttta and, Della
PitÍura>>, en Donatellt¡ e il slto tctttpo, Atti dcll'VIII Convegno interuazionalc di studi
sul Rinascinrento,Florcncia, 1966,pp. 197-198: <LadivisiónaVitruvioenscispartcs
delcanon enDestetua deAlberti cscldoble deladivisióncnbrucciadela figuracn
Dello pitturz> (aunque Scymour crce que cl De staluu cs anterior a| Dellu pitÍuru). La
rcf'erencia concrcta: De picturu,l. 19. El sistcma dc ltrucciu era comúntncnte usado en
la actividad artesanal y plástica. Para la compatibilidad entre los dos sistemas explica-
da a través de las corrcspondcncias de las subdivisiones dc ambos (exenpedu'. pede.s.
gnttlus, minufu: bruct'it¡: soldi. dcnuri, Etullrino). vid. Aiken, o¡t. r'it., p. 79,n.40 y
43. La conclusión de Aikcn es quc Alberti armonizó el método fiaccional clásico con
cl sistema modular mcdieval tal como todavía podía cncontrarse en Il libro dell'arte
de C'cnnino Ccnnini (cap. XXX¡, sin desprcciar las investigaciones sobre las propor-
cioncs del cuerpo humano que cscultorcs como Ghiberti o Donatcllo podian estar lle-
vando a la priictica desdc los años veintc.
142 LrroN BArlrsrA ALIrr-.RTr
1
Hasta el ombligo J 6 0
1
Hasta donde nos ceñimos J 1 5
las tetillas y la horquilla dcl estórnago
1
Hasta 4 J 5
Hasta la nuez de la garganta 5 0 0
Hasta la articulación del cuello 5 I 0
Hasta el mentón 5 2 0
Hasta la prominencia dc los omóplatos
por debajo clc los hombros 4 2 5
Hasta el orificio de la oreja 5 5 0
()
Hasta las raices del cabello en la fiente 5 0
Hasta la parte más alta de la cabeza desde
el rncntón 0 8 0
llasta el orificio de la oreja dcsde el mentón 0 J 0
1
Hasta el dedo n-rás largo de la malro colgando 2 -) 0
1
f.iasta la articulación dc la mano colgando -) 0 0
Hasta la articulación del codo del brazo
a
colgando -l 8 5
Hasta el ángulo nrás alto de los hombros 5 I I
Sentado, dcsde el suelo hasta lo n-rás alto
de la roclilla
Íclem, descte el ángulo de la rodilla hasta
el cxtrcnro de las nalgas
Flasta la articulación de la mano, desde
el codo. en un brazo flexionado
13. Mediante éstas verás qué relación hay entre cada uno de los
miembros con toda la longitud del cuerpo, y qué proporciones hay, en
qué convienen y en que difieren cada una con las demás; lo que juzgo
que, una vez adquirido, será de gran ayuda. Luego se pueden revisar
muchas cosas, que van cambiando en un hombre si está sentado o in-
clinado hacia un lado, pero las dejamos a la diligencia y criterio del
artistar'. Pero será imprescindible no ignorar el número de huesos y el
volumen de músculos y tendones. Y también será enormemente útil
que se dé cuenta de con qué regla anotamos los miembros del cuerpo
por secciones. Pues, si se cortara justo por el medio un cilindro recto,
de manera que la parte que pudieras ver estuviese separada de la par-
te que no puedes ver desde la misma posición, una vez dividido, ten-
dríamos dos cuerpos de este cilindro, de los cuales la base de uno se-
ria en todo semejante a la base del otro, con una misma forma,
contenida en cuatro líneas y círculos; semejante a esto es la anotación
en las secciones del cuerpo de las que hemos hablado. Pues el dibujo
de esa línea, en la que termina la superficie, y en la que se divide lo
que no podemos ver desde un punto de vista en virtud de la parte que
queda interpuesta entre las dos, se debe hacer del modo antes dicho;
el dibujo de esas líneas, si se hace en un muro, representará una figu-
ra muy semejante a una sombra producida por la interposición de una
luz, que la iluminase desde ese mismo punto en el espacio en que se
encontraba antes el ojo del espectador. Pero este método de anotar
secciones y miembros pertenece más bien al pintor que al escultor.
Pero de eso se trata en otro lugar. Es también de máxima importancia
para quien profesa este arte que anote en primer lugar cuánto dista de
una posición fijada de las perpendiculares el relieve máximo y míni-
mo de cada miembro.
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