Escuela de Florencia

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ESCUELA DE FLORENCIA

Florencia es la ciudad que mejor muestra cómo y porqué el Renacimiento va unido a su


propia historia. A pesar de los perpetuos conflictos sociales que la sacudieron a partir de
finales del siglo XIII, Florencia se convirtió en la ciudad occidental más admirada, el
modelo a imitar por sus invenciones en el ámbito urbanístico. En un momento donde la
economía prosperaba (gracias a la producción textil y a las finanzas), donde la población
aumentaba y donde la construcción estaba en su apogeo, la ciudad jugó un papel muy
importante en la actividad artística de la península. Giovanni Villani describía así Florencia
al finalizar el siglo XIII: «Era una ciudad que, bien resguardada dentro de sus muros,
abrigaba numerosas y bellas casas, iglesias y magníficos monasterios y catedrales; en
aquella época no se paraba de construir y mejorar edificios para volverlos más
acogedores y suntuosos”. Las nuevas construcciones fueron numerosas: las iglesias de
las órdenes mendicantes, Santa Croce, Santa Maria Novella y Santo Spirito, la iglesia de
Orsanmichele; palacios como el Palazzo del Capitano del Popolo y el Palazzo dei Priori,
sin olvidar la nueva catedral que tomó el nombre de Santa Maria del Fiore (el monumento
actual es el resultado de varias fases de construcción, que acabaron en el siglo XV con la
edificación de la cúpula de Brunelleschi), y también de palacios privados. En Florencia
durante todo ese periodo trabajaron grandes artistas: escultores como Arnolfo di Cambio,
Tino di Camaino, Andrea Pisano, orfebres, iluminadores y pintores. El mas importante de
todos ellos fue sin duda Giotto. La crisis consecutiva a la peste de 1348 acarreó una
disminución del potencial creativo, pero la pintura alcanzó no obstante un elevado nivel
con Giottino y Giovanni da Milano.
ESCUELA DE UMBRIA
La llamada Escuela de Umbría es la denominación que recibe la escuela pictórica formada en
el renacimiento en la región italiana de Umbría. Esta escuela es problemática, seguramente
porque no es una escuela de iniciación o de plenitud, sino de transición. Ni siquiera están de
acuerdo los historiadores del arte en sus límites cronológicos (para unos se inicia con Piero
della Francesca, para otros es la escuela de Perugino), ni aun geográficos estrictos; basta
pensar que sus maestros son viajeros y reparten su producción, y aun la centran, en otros
lugares; por ejemplo, Perugino tenía al mismo tiempo taller en Perugia y Florencia.
Ese momento de transición a que nos referimos acusa, y ésta es la personalidad de la Escuela
de Umbría, un menor rigor del dibujo y la línea, y una preferencia cada vez más creciente por
la luz y la atmósfera, traduciéndolas en la belleza y delicadeza del color, considerado en
primer plano. Frente a la intelectualización y rebúsqueda de lo antiguo, de lo florentino, lo
umbro sigue el camino tradicional de lo religioso cristiano, llegando incluso a lo piadoso y
devocional; a severidad se opone ternura, a monumentalidad, gracia y, con frecuencia, un arte
más superficial que el florentino, más limitado y, a veces, tocando con lo decorativo. Pero
constituye el paso decidido, el camino a la pintura romana del pleno Renacimiento y el
arranque de Rafael.
Se considera frecuentemente a Piero della Francesca como fundador de esta Escuela. Podría
serlo en el sentido del color y la luz, pero a este excepcional y personalísimo maestro no
podemos verle completamente lejos de la nobleza, severidad y monumentalidad florentinas;
en todo caso, su producción queda al margen de todo lo posterior umbro. Los que son
reputados como sus dos mejores discípulos se orientan de modo diferente al maestro. Uno de
ellos es Melozzo da Forli (1438-94), así llamado por el lugar de nacimiento (Marco degli
Ambrosio, en realidad); se pone en relación con Giovanni Santi, el padre de Rafael, que le
introduce en la Corte papal, para la que trabaja abundantemente, decorando con grandes
murales iglesias romanas y la de Loreto, siendo el precedente de Correggio en la
representación de figuras planeando en el espacio; entre ellas, los bellísimos ángeles
músicos, parte de un gran fresco desmontado, ahora en S. Pedro. El otro discípulo de Piero
es Luca Signorelli, fuerte y dramático, incluso violento, gran dibujante y ajeno en general a las
blanduras umbras; sus frescos en la catedral de Orvieto cuentan entre las obras
fundamentales del quatrocento. En definitiva, es un heredero del arte florentina.
En sentido estricto y más justo, la Escuela umbra es Perugino y su influencia, su estilo
concreto y amanerado es importante como nuevo concepto del espacio pictórico; su taller
hubo de tener fama indudable; allí envía Giovanni Santi de Urbino -pintor modesto- a su hijo
Rafael. En cierto modo, la originalidad de Perugino es el resumen de las experiencias del xv y
allí estaba la base de la forma pictórica del XVI. Aquí se apoya sin duda Rafael, que también
mantiene contactos con el boloñés Francesco Raibolini, llamado el Francia- muy nutrido
también de Perugino-, y con Timoteo Viti, que ya no es peruginesco, pero que puede ofrecer
algún contacto con Bernardino Betti, el Pinturicchio, alumno -como Perugino- de Fiorenzo di
Lorenzo y que es un delicioso narrador, banal en ocasiones, entusiasta de las bellas
imágenes, de lo lujoso y elegante, colorista fastuoso para el que el oro es un color también. Su
obra es con frecuencia esencialmente decoración, pero desde luego de primer orden, como lo
testimonia en las estancias Borgia del Vaticano, donde bordea un sentido preciosista de
orfebre, que aparece también en sus cuadros, tales corno El regreso de Ulises (Londres), que
ocupa en la pintura umbra el mismo puesto que en la veneciana puede ocupar la Historia de
S. Úrsula de Carpaccio.
El arte umbro, especialmente el peruginesco, aparece después, sobre todo en el paisaje y su
modo de interpretarlo, como estilización de vegetales y espacio. Esto ocurre principalmente en
Roma, también en Florencia e incluso en la Venecia anterior a lo tizianesco. Los límites y las
clasificaciones se hacen difíciles frecuentemente al tratar de separar las escuelas italianas de
los s. XV y XVI.
CINQUECENTRO
El Cinquecento (abreviadamente, años [mil] quinientos en italiano) es un período dentro
del arte europeo, especialmente el italiano, correspondiente al siglo XVI. Se caracteriza
intelectualmente por el paso del teocentrismo medieval al antropocentrismo humanista de
la Edad Moderna; y estilísticamente por la búsqueda de las formas artísticas de la antigüedad
clásica y la imitación (mímesis) de la naturaleza, lo que se ha denominado Renacimiento.
Comprende dos fases: comienza con el denominado Alto Renacimiento (últimos años del siglo
XV y primeras décadas del siglo XVI), y termina con el denominado Bajo
Renacimiento o Manierismo.
El siglo que le precede (el XV) recibe el nombre de Quattrocento (años [mil] cuatrocientos),
periodo en el que se va adoptando el vocabulario clásico y construyendo las formas propias
del renacimiento. El siglo que le sigue (el XVII) recibe el nombre de Seicento (años [mil]
seiscientos), y estilísticamente se caracteriza por la tensión entre las transformaciones
violentas del Barroco y el equilibrio y proporción del Clasicismo.

Cinquecento italiano[editar]
Artículo principal: Renacimiento italiano

Véanse también: Arquitectura del Renacimiento, Escultura del Renacimiento y Pintura del
Renacimiento.
El cinquecento tuvo su centro en la Roma de los papas, a diferencia del quattrocento cuyo
centro fue la Florencia de los Medici.
Los artistas más destacados del periodo inicial del Cinquecento italiano fueron Leonardo Da
Vinci, Rafael Sanzio y Miguel Ángel. Junto a ellos hay una nómina interminable, tanto en el
foco romano (Bramante, Sangallo, Giulio Romano) como en otros focos, de entre los que
destaca la escuela veneciana de pintura (Giorgioney Tiziano).
En el periodo manierista destacaron Jacopo Vignola, Palladio, Antonio Allegri da
Correggio, Veronés, Benvenuto Cellini, Giambologna, etc.
En la literatura italiana del siglo XVI se encuentran los poetas Pietro Aretino, Baldassare
Castiglione y Torcuato Tasso, tratadistas políticos como Nicolás Maquiavelo, y científicos
como Giordano Bruno

Cinquecento en el resto de Europa[editar]


Los focos artísticos principales en el resto de Europa Occidental experimentaron a lo largo del
siglo XVI (como ya venían haciendo en mayor o menor medida desde finales del XV) la
influencia y transmisión de las formas renacentistas y de la nueva teoría del
arte (Alberti, Serlio, Vasari, Vignola, Palladio, etc.). Aun así, mantuvieron una fuerte
personalidad. En la zona conocida como Flandes o Países Bajos destacaron El
Bosco, Joaquín Patinir, Mabuse, los Brueghel, en la pintura y la influyente figura del
filósofo Erasmo de Róterdam. En Alemania destacaron Grünewald, Altdorfer, Durero,
la escuela del Danubio, los Cranach, los Holbein en la pintura y sobre todo el movimiento
intelectual, religioso y político ligado a la Reforma protestante (Lutero, Melanchton). En Prusia,
destaca el astrónomo Nicolás Copérnico, antecedente de la Revolución Científica que tendrá
lugar en el siglo XVII. En Francia desacataron la escuela de Fontainebleau, literatos
como Rabelais o Ronsard, pensadores como Montaigne y los politiques de la época de
las guerras de religión, y reformistas religiosos como Calvino). En Inglaterra, el estilo Tudor y
la arquitectura isabelina, además de la figura intelectual de Tomás Moro y el inicio de la edad
de oro de la literatura inglesa con Christopher Marlowe y Shakespeare.
En cuanto al renacimiento español, inició los denominados Siglos de Oro, que en el siglo XVI
destacó en artes plásticas (Juan de Juni, Fernando Yáñez de la Almedina, Juan de
Juanes, Alonso Berruguete, Pedro Machuca, Bartolomé Ordónez, Diego de Siloé, Juan
Bautista de Toledo, Juan de Herrera, Gaspar Becerra o los Vandelvira; culminando con El
Greco -proveniente de Creta-) tanto como en literatura (Luis Vives, Fray Luis de León, Santa
Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Lope de Rueda, el primer Lope de Vega y el
primer Cervantes) y en toda clase de disciplinas intelectuales (véase mercantilismo, escuela
de Salamanca, historia de la ciencia y la tecnología en España e historia del cristianismo en
España).

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